Con su obra, prolija y científicamente argumentada, ofrece un aporte de indiscutible valor al estudio del pensamiento cubano, en el estudio de uno de sus rasgos esenciales: el antiimperialismo militante. Aunque este es un componente esencial del ideario ético-político latinoamericano, en el caso particular de nuestra patria, alcanza una singular significación. Basta abordar el análisis del secular diferendo Cuba–Estados Unidos, o por decirlo con más especificidad, el diferendo del pueblo de Cuba, en busca de su real soberanía, con las pretensiones expansionistas y hegemónicas de los sucesivos gobiernos norteamericanos, a lo largo de más de 200 años, para poder calibrar en toda su magnitud la valía de la obra de este destacado investigador. En tal sentido no podemos obviar, en el contexto de la época, los relativamente exitosos intentos de enmascarar la realidad del heroico quehacer revolucionario de nuestro pueblo en su lucha por la independencia, que se intenta escamotear, con el antipatriótico apoyo de los gobiernos de turno, ya fundada la república dependiente, tanto en los textos escolares, como artículos e investigaciones de no escasos autores.
En nuestro libro Fidel Castro y la prensa escrita, ofrecemos un evidente ejemplo de cómo se desvirtúa la verdad histórica con tales propósitos y cómo se revela en los elogios que le prodigan en 1919, en ocasión de su muerte, al personaje más representativo del intervencionismo yanqui, Mr. Theodore Roosvelt, por parte incluso de destacadas personalidades del pensamiento progresista cubano de las que se hace eco la prensa.
Para Enrique José Varona este " .arriesgó su vida por defender la libertad de Cuba; abrevió como presidente el plazo de la completa emancipación de nuestra República, nos dio su consejo serio y desapasionado en momentos de prueba para la nueva nación" (148)
Para Manuel Sanguily es de destacar las diferencias entre el presidente Mac´Kinley y Roosvelt, dado que este último " desde el puesto casi oscuro de vicepresidente, donde pensaron aminorarlo sus rivales, comenzó a actuar con tanta resolución como rapidez para que surgiera a la vida internacional esta nueva República" (149
Ese tan apologetizado Teddy Roosvelt es el mismo, que siendo ya presidente de los Estados Unidos, en su "Mensaje Anual al Congreso" en 1902, valora que " Cuba en esencia ha entrado a formar parte de nuestro sistema político internacional" (150) y que reitera en igual ocasión, pero en 1904, al afirmar " que si todos los países bañados por el Mar Caribe revelaran su progreso en una justa y estable civilización como lo ha revelado Cuba con el auxilio de la Enmienda Platt, desde que nuestras tropas abandonaran la Isla .habrían terminado todas las cuestiones de injerencia de esta nación en sus asuntos" (151)
Hasta tal punto quedan en nuestro derrotero histórico las nefastas huellas del anexionismo, el sistemático injerencismo y la invasiva penetración foránea, , atentatorias a nuestras más genuinas raíces culturales.
Este nace en La Habana el 23 de agosto de 1889. Cursa los primeros estudios en el Colegio de Belén. En 1905 publica su primer artículo, «Impresiones de viaje», en el Diario de la Marina. Se gradúa de Bachiller en Letras y en Artes en el Instituto de la Habana (1908). En 1912, su trabajo ¿Se puede vivir en La Habana sin un centavo? gana el primer premio en el concurso de artículos humorísticos convocado por la revista El Fígaro. Colabora en la Revista Jurídica (1912-1913). Desde 1913 es redactor y jefe de redacción de Gráfico. Director de la Revista de Derecho (1913-1917). Jefe de despacho del Primer Congreso Jurídico Nacional (1916) y Redactor de la revista Social (1916-1920). Se graduó en la Universidad de La Habana de Doctor en Derecho Civil y Notarial (1917). En 1921 emprende un viaje por Alemania, Francia, España, América Latina y Estados Unidos. Colaboró en los Anuarios de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional (1921-1930). Miembro de la Comisión nacional codificadora (1922). Fundador y secretario de la Revista de Derecho Internacional desde 1922 y fundador de la revista Cuba Contemporánea, de cuya redacción forma parte desde 1923 Integrante del Grupo Minorista. Colabora en Archivos del Folklore Cubano (1924).Director literario de Social a partir de 1925. Subdirector de la revista Carteles (1925-1930). Comisionado intermunicipal de La Habana de 1927 a 1935, salvo durante el período de 1931 a 1933, en que la dictadura de Machado ocupa el Municipio. En 1935 se le designa Historiador de la Ciudad de La Habana. A iniciativa suya se crea la Oficina del Historiador de la Ciudad (1936), de cuya organización se hace cargo. Se ocupa además de sus ediciones, como los Cuadernos de historia habanera, las Actas capitulares del Ayuntamiento de La Habana y la Colección histórica cubana y americana. Dirige la Revista de Estudios Afrocubanos (1937). Con su trabajo Martí en España ingresa en 1938 en la Academia de la Historia. Miembro de la Liga Antifascista a favor de la República española (1939).Fundador en 1940 y presidente de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales. Periodista colegiado en 1943. Dirige el Archivo Histórico Municipal. Miembro de la Junta Nacional de Arqueología y Etnología, del Colegio Nacional de Periodistas, de la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional, del Colegio de Abogados de La Habana y de otras instituciones. Colabora además en El Mundo, Revista Bimestre Cubana, Alma Latina, El Teatro, Heraldo de Cuba, El País, Bohemia, Revista de la Universidad de La Habana, La Discusión y Vanidades. Sus trabajos divulgaron el pensamiento antiimperialista de Martí y la penetración imperialista en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Fallece en La Habana el 8 de agosto de 1964.
Este argumenta, con clarivencial perspectiva las peculiaridades del contexto en que se conforma nuestra identidad cultural y nacional, con respecto a otras naciones latinoamericanas dado que " en Cuba la revolución no conduce a la republica a diferencia de lo que ocurre en América Latina". (152)
Tal aserto lo fundamenta en que " la ocupación norteamericana interrumpe la línea hacia la república porque no son fuerzas cubanas, sino un poder extraño el que le da forma al gobierno. El concepto de personalidad política no se refuerza, la confianza en el propio esfuerzo tampoco ni el sentimiento de su soberanía, principios importantes para la vida de la nación poder extraño que expulsa a España y se coloca en su lugar poder supremo y último que Estados Unidos introduce en todos los órdenes afectando la conciencia nacional". (153
Asimismo constituye una preocupación constante en su actividad investigativa, el resaltar el papel que debe desempeñar la educación en la rectificación de erróneas apreciaciones en las nuevas generaciones y alerta acerca del empleo de métodos descriptivos, que se quedan en lo fenómenico de los hechos sin adentrarse en las esencias, respecto a lo cual propugna a que " en la enseñanza de la historia se considere mas importante la evolución integral de la sociedad, es decir, la historia de la civilización y del desarrollo cultural y económico social, con preferencia a los hechos militares y políticos escuetos y los detalles personales, o episódicos, limitando estos aspectos a lo estrictamente necesario para la comprensión total de cada época histórica". (154) Aun cuando no se declara marxista asume la concepción dialéctico materialista de la historia, al expresar en el prologo a su obra Historia de la Enmienda Platt: como " en nuestro estudio hemos aplicado el método materialista al análisis y explicación de los fenómenos históricos cubanos, porque lo juzgamos el propio y adecuado a la índole de esos fenómenos y el único que puede llevarnos, libre como estamos de intereses sectarios y oportunistas que defender, a encontrar remedios y soluciones para los males políticos, económicos y sociales que padece nuestro país, los caminos a seguir para la construcción del futuro cubano, que no puede ser nunca cimentado en el cambio simplista de hombres y leyes, aunque sean indispensables, desde luego, la eliminación de aquellos y la sustitución de estas, sino en la transformación total del régimen de explotación de colonia factoría que Cuba ha padecido y padece, en el rescate, para los elementos genuinamente populares y trabajadores, de la tierra y la economía nacionales". (155)
Para este " la nación cubana es el resultado del muy largo proceso evolutivo del pensamiento y de la acción de los hijos de esta tierra en busca de normas e instituciones políticas que resolvieran, ya de inmediato, ya apara el futuro y de modo permanente, los problemas de toda índole que en épocas diversas confronto nuestro pueblo durante tiempos coloniales; proceso de formación y plasmación de la conciencia cubana hacia la integración de la nacionalidad". (156)
En su empeño de rescatar la verdad histórica, tergiversada en los libros de texto escolares, entonces en uso, clarifica como " la guerra libertadora cubana de 1895-1898 fue obra de una mayoría popular, pues movilizó, en forma mayoritaria a la población cubana, sin que eso quiera decir, desde luego, que esa mayoría empuñó las armas y se lanzo a los campos de la lucha armada; pero si que además de las fuerzas combatientes del Ejercito Libertador, el pueblo de Cuba, mayoritariamente, hizo causa común con la Revolución y a ella se sumo, ya nutriendo las fuerzas libertadoras en calidad de soldados y oficiales, ya cooperando con estos en incontables y eficacísimos servicios auxiliares, ya también prestando la población civil, de uno y otro sexo, urbana y singularmente rural, no menos valiosísima ayuda y si que faltara siquiera el apoyo inapreciable de los cubanos emigrados en el extranjero, de modo principal los que se encontraban en los Estados Unidos, sosteniendo estas emigraciones, económicamente, la Revolución, durante todo el curso de la misma". (157)
Refiriéndose al inicio de nuestras gestas libertadoras señala como " la Revolución del 68 demuestra la capacidad cubana para el desempeño aún de aquellas tareas, como las militares, tan ajenas a las normales actividades de un pueblo criado en la esclavitud: de ellas saldrán guerreros tan extraordinarios como Gómez, Maceo, García, Agramonte y otros muchos, maestros graduados en el arte de la guerra, en la guerra misma, estrategas que se enfrentaron de igual a igual con los príncipes de la milicia española hasta que los superaron" (158) dado que en " en esa lucha liberadora cubana se pusieron a prueba, igualmente, virtudes ejemplares del cubano: desinterés, sacrificio, abnegación, heroísmo. Y se vio, como después en el 95, que la mujer, el anciano y el niño, hacían causa común con sus padres, esposos, hermanos e hijos, que peleaban y morían en la manigua insurrecta. Y esa población civil ofrendo también su bienestar y su vida por la causa de todos: por Cuba Libre". (159)
Respecto a los diversos factores que propician ese afán expansionista este valora como "…la situación geográfica fatalmente excepcional de Cuba en el continente; lo pequeño de su territorio y escaso y heterogéneo de su población; la riqueza y feracidad extraordinarias de su suelo, las circunstancias históricas, económicas y sociales en que nuestro pueblo se ha desenvuelto; y su vecindad al territorio de la Unión, han hecho que nuestra isla fuese, como ningún otro de los países de Hispanoamérica, presa codiciada y fácil, necesaria a la expansión comercial de los Estados unidos e imprescindible para la defensa de sus mares y de sus costas." (160)
A lo que agrega como " todos los gobiernos norteamericanos, sus políticos, negociantes y capitalistas, han de considerar a Cuba en todo tiempo como Adams la apreció, y han de ver también, igual que Adams, la necesidad que los Estados Unido tienen de poseer la isla. Solo varia el procedimiento para apoderarse de ella: anexión, compra, ocupación militar, republica sometida al control de Washington mediante la Enmienda Platt, adquisición para el capital yanqui de sus tierras, dominio de su economía .paciente espera a que la fruta madura caiga en sus manos". (161)
El contenido ético-político de sus reflexiones se revalida en su convicción de que " amemos la revolución en lo que esta tiene de elevado y útil, no revolución para derrocar un gobierno malo para poner otro tan malo o, peor, no revolución que busca el poder por el poder mismo, no la revolución material sin revolución moral". (162)
Con ello retoma el reclamo del ideario más progresista cubano de validar toda acción política bajo el prisma de una eticidad irreprochable.
2,9.- Fernando Ortiz (1881-1968)
"Los cubanos, por pocos que seamos, seremos muchos si estamos unidos; y por pequeños que fuésemos, por nuestras virtudes, seríamos grandes"
Los aportes de esta prestigiosa personalidad científica, en diversas aristas del conocimiento, lo convierten en fuente de imprescindible consulta para varias generaciones de investigadores que auscultan las raíces de nuestra identidad. Su erudición, sostenida en sólidos principios morales, tanto individuales como profesionales, le permite desentrañar problemáticas, hasta entonces poco conocidas, acerca de la conformación de la cubanidad, sus fuentes tributarias y su significación.
Don Fernando Ortiz nace en La Habana el 16 de julio de 1881. A los dos años pasa a vivir en Menorca, Islas Baleares, donde cursa la escuela primaria y se gradúa de bachiller en 1895. Regresa a Cuba e inicia estudios de Derecho en la Universidad de La Habana, los que continúa, a partir de 1899, en Barcelona, donde obtiene el título de Licenciado en Derecho en 1900. Completa sus estudios en la Universidad de Madrid, donde se gradúa como Doctor en Derecho en 1901.
Vuelve a Cuba en 1903 donde es nombrado en el servicio consular de la naciente República, que ejerce en La Coruña, Génova, Marsella y en París. En 1905 realiza estudios de Criminología en Italia, donde establece relaciones con César Lombroso y Enrique Ferri. Al regresar a Cuba en 1906 se inicia su trabajo como abogado fiscal de la Audiencia de La Habana y obtiene por oposición, en 1909, la plaza de Derecho Público, en la Universidad de La Habana.
Se vincula a la Sociedad Económica de Amigos del País y reinicia en 1910, la publicación de la Revista Bimestre Cubana. Entre 1917 a 1927 es electo representante a la Cámara. Funda con José María Chacón y Calvo la Sociedad del Folklore Cubano y dirige durante sus cinco años de existencia, la revista Archivo del Folklore Cubano. Forma parte del Grupo Minorista y desarrolla actividades contra la dictadura de Gerardo Machado. En 1931 pasa a residir en Washington, hasta la caída del tirano.
Funda en 1936 la Institución Hispanoamericana de Cultura y en 1937, la Sociedad de Estudios Afrocubanos. En las décadas del 40 y 50 participa en numerosas conferencias internacionales representando a nuestro país, como figura descollante en la investigación del folklore afrocubano.
En su larga y fructífera vida, que dedica no sólo a la etnología, sino que abarca también las ramas de la sociología, lingüística, musicología, jurisprudencia y crítica, publica más de cien títulos, entre los que podemos citar: "Apuntes para un estudio criminal": "Los negros brujos" (1906); "Los mambises italianos" (1909); "Entre cubanos" (1914); "Los negros esclavos" (1916), "Los cabildos afrocubanos" (1921); "Historia de la arqueología indocubana" (1922); "Glosario de afronegrismos" (1924); "Alejandro de Humboldt y Cuba" (1930); "Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar" (1940); "Martí y las razas" (1942); "Historia de la arqueología indocubana" (1942); "Las cuatro culturas indias de Cuba" (1943); "El engaño de las razas" (1946); "El huracán, su mitología y sus símbolos" (1947); "La música y los areitos de los indios en Cuba" (1948); "Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba" (1951); "Los instrumentos de la música afrocubana", en cinco volúmenes (1952), e "Historia de una pelea cubana contra los demonios" (1959).
Publicaciones póstumas de obras inéditas de Fernando Ortiz son: "Hampa afro-cubana, los negros curros" (1986) y "La santería y la brujería de los blancos" (2000). Hasta su muerte, ocurrida el 10 de abril de 1968, investiga y divulga los complejos procesos de transculturación que forjaron nuestra identidad cultural y nacional.
Hombre meticuloso y comprometido en el campo de la investigación científica es reconocido, con todo mérito, como el tercer descubridor de nuestra nación, parejamente con Cristóbal Colón y el sabio alemán Alejandro de Humboldt. No es posible abordar el estudio de las raíces de nuestra identidad cultural, premisa indispensable del origen de nuestra nacionalidad, soslayando la obra investigativa de don Fernando Ortiz.
A él se debe en ese campo el imprescindible concepto de transculturación (en sustitución del hasta entonces más utilizado de aculturación) unánimemente aceptado por los investigadores nacionales y no pocos de los extranjeros, pues explica más acertadamente las raíces multiétnicas y multiculturales de nuestra identidad.
Sus estudios acerca de la esencial importancia desempeñada por los negros y mulatos, particularmente, en nuestra cultura, tuvo que afrontar escollos aparentemente infranqueables, de un acendrado racismo, discriminador y amoral, forjado en siglos de prejuicios de colonialismo hispano, fortalecido por la influencia anglo sajona, que trasciende a la naciente república.
Pero en Ortiz no encontramos a un científico encerrado en su torre de marfil, sino que alienta, en su ética de acendrado patriotismo, la ocupación por todo lo que castrase los valores, sustentadores de nuestra genuina cubanía, sin límites geográficos o ideológicos, ajeno a esquemas y dogmatismos. Acerca del aún incierto destino de la naciente república y percatado del necesario papel del pueblo, apertrechado de la necesaria fortaleza moral para enrumbarlo, aunque con tintes de cierto pesimismo, escribe en su "Carta abierta al ilustre señor don Miguel de Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca", con fecha del primero de mayo de 1906, publicada en el periódico cubano "El Mundo", que no sabemos adónde vamos, hambrientos de ideales, infelices abúlicos, languidecemos al borde de la vida, esperando que algún piadoso caminante nos arroje migajas de civilización". (163)
En discurso pronunciado en 1912, en el Centro Gallego de La Habana, recogido en la obra "Órbita de Fernando Ortiz", La Habana, Cuba, 1973, se lamenta " de la crisis intensa que atraviesa la patria mía Una crisis de sumo cuidado: la consolidación de la soberanía nacional. Yo no sé por qué causa, pero ello es lo cierto, que Cuba en estos tiempos no tiene el vigor de Cuba heroica ". A la que da el remedio, dado que " los cubanos, por pocos que seamos, seremos muchos si estamos unidos; y por pequeños que fuésemos, por nuestras virtudes, seríamos grandes"
Para culminar, se dirige a los niños cubanos con estas palabras:
"Y vosotros, niños cubanos, cuando tengáis en vuestras manos el porvenir de esa nación libre, que crearon para vosotros las generaciones idas, sed cubanos, muy cubanos ¡siempre cubanos!". (164)
En 1921, en conferencia impartida en la Sociedad Económica de Amigos del País, titulada "La decadencia cubana", éste valora como " .el imperialismo ha dividido en el aún llamado Nuevo Mundo, dos regiones; una, como Superamérica, en el ápice continental y otra, como Sudamérica, en la base sustentadora. En la historia moderna la primera ha sido el impulso, la otra es el remolque. Aquella operó con la ciencia y los técnicos, ésta otra operó con la tradición y la rutina… Si el imperialismo emerge en el Norte, no es por climas, razas, ni colores de la piel ni del pelo, sino principalmente, y junto con otras causas menos decisivas, por una mejor orientación de las energías colectivas, por una más acertada estrategia social".
Para agregar más adelante:
"Pero los norteños tuvieron la Reforma, no solamente la religiosa, sino también la filosófica, la política y la económica, una Gran Reforma; y los sureños; , quedaron sin reformar. La vigilia por la transformación y la soñera de la conformidad. Unos y otros invadieron el Nuevo Mundo, con el espíritu reformista en el norte y con el conservador en el sur. Nuevas formas y viejas formas. Allá fue la implantación de novedades, aquí el reacomodamiento de vejeces. Allá un mundo de renacimiento en la modernidad, aquí otro de medievalidad obstinada. América Hispana producía los metales preciosos a raudales. España los hacía dineros para invertirlos en empresas que asegurarán una vida mejor en el otro mundo. Europa los convertía en capitales que trabajaran para el mejoramiento de la vida en este mundo mismo. Las naciones de ciencia y producción se hacen fuertes imperios, mientras las hispánicas, sin excluir la misma península, pasan a ser colonias económicas y a , según el histórico proverbio". (165) Acerca de la necesaria unidad continental, valora como " si alguna entidad geográfica parece creada para una íntima coordinación de sus intereses económicos, políticos e históricos, esa es el continente Americano. Todos los climas, todas las producciones, todas las en su verticalidad geográfica de polo a polo. Pero la privanza asfixiante de los oligopolios trabaja más para el distanciamiento y discordancia entre los factores nacionales de América, que para su integración continental. La fuerza, con expresión de garrote o de bomba, podrá encadenar los diversos elementos, como esclavos en un mismo cepo, pero no podrá lograr una organización visceralmente vital ..Hace falta para un panamericanismo leal y trascendente, que el que vaya por delante sea el del sustento seguro, material y espiritual, de toda la unidad Americana. Es necesario que la panamericanidad formularia y discursera, de banderas y música, se truque por una sustantiva y enérgica panamericanía, como habría dicho Unamuno. Hay que recomenzar otro New Deal interamericano, un Renew Deal que traiga a todos los pueblos de América, plenitud de cultivos, minas, máquinas, laboratorios, escuelas, universidades y decoros cívicos. ¡Ah! Y jarros de buena leche al alba de cada día". (166)
En su ya antológico escrito Factores hunazos de la cubanidad enfatiza en que " no basta para la cubanidad tener en Cuba la cuna, la nación, la vida y el porte; aún falta tener la conciencia. La cubanidad plena no consiste meramente en ser cubano por cualquiera de las contingencias ambientales que han rodeado la personalidad individual y le han forjado sus condiciones; son precisas también la conciencia de ser cubano y la voluntad de quererlo ser. Acaso convendría inventar o introducir en nuestro lenguaje una palabra original que sin precedentes roces impuros pudiera expresar esa plenitud de identificación consciente y ética con lo cubano (…). Pienso que para nosotros los cubanos nos habría de convenir la distinción de la cubanidad, condición genérica de cubano, y la cubanía, cubanidad plena, sentida, consciente y deseada; cubanidad responsable, cubanidad con las tres virtudes, dichas teologales, de fe, esperanza y amor". (167)
En otro de sus trascendentes aportes a la cultura cubana, o sea, sus estudios afrocubanos, fundamenta como " en la gran tragedia histórica de todas las razas subyugadas (…), uno de los sufrimientos más crueles ha tenido que ser el de tener con frecuencia que negarse a sí mismas para poder pasar y sobrevivir, el de esconder el alma en lo más recóndito de una caverna de conducta hecha de forzadas hipocresías, de defensivos mimetismos, de dolorosísimas renunciaciones. En Cuba, los negros tuvieron que abstenerse, aceptando, a la vez de grado y de fuerza, la posición distinta que el sojuzgamiento les señaló en la estratificación social que los explotaba. Pero el mestizo sufrió más, sufrió la presión centrífuga de dos mundos, del futuro que aún no lo aceptaba y del pasado que ya no lo reconocía. Y el alma mulata padeció la vida de lo inadaptado. O tenía que manifestarse ante el mundo como un negro, sin serlo; o como un blanco, sin serlo tampoco. En cualquiera de las dos posiciones, su expresión emocional hallaba obstáculos (…), uno de los obstáculos más resistentes (…) ha debido ser la resistencia despreciativa del blanco, debida en parte a los ancestrales prejuicios étnicos, reforzados por los privilegios económicos (…)". (168)
Otra problemática no menos acuciosa, develada por este prestigioso hombre de ciencia, está enrumbada a la conceptualización de términos tan definitorios, como aculturación y transculturación, hitos imprescindibles para la comprensión del aporte multiétnico y multicultural en la construcción de nuestra identidad. Al respecto analiza como " en todos los pueblos la evolución histórica significa siempre un tránsito vital de culturas a un ritmo más o menos reposado o veloz; pero en Cuba han sido tantas y tan diversas en posiciones de espacio y categorías estructurales las culturas que han influido en la formación de su pueblo, que ese inmenso amestizamiento de razas y culturas sobrepuja en trascendencia a todo otro fenómeno histórico" para agregar que " (…) en Cuba como en pueblo alguno de América, su historia es una intensísima, complejísima e incesante transculturación de varias masas humanas, todas ellas en pasos de transición. El concepto de transculturación es cardinal y elementalmente indispensable para comprender la historia de Cuba y, por análogas razones, la de toda la América en general". (…), Con la venia del lector —indica—, especialmente si es dado a los estudios sociológicos, nos permitiremos usar por primera vez el vocablo transculturación, a sabiendas de que es un neologismo. Y nos atrevemos a proponerlo para que en la terminología sociológica pueda sustituir, en gran parte al menos, al vocablo aculturación, cuyo uso se está extendiendo actualmente" (…), "Por aculturación se quiere significar el proceso de tránsito de una cultura a otra y sus repercusiones sociales de todo género, pero transculturación es vocablo más apropiado". (169)
Para ello ejemplifica como " en África, Eleggua es el dios erótico, pero en Cuba parece haber olvidado ese carácter. Acaso porque ya su ritualismo de fertilización ha perdido su función social, dado el régimen de vida económica a que tuvo que ajustarse el negro africano, tan distinta de la de allende (…) En Cuba hubo que prescindir de la pantomima copular, como de los ritos judiciarios, la circuncisión, el sacrificio humano y otros elementos de la ritualidad religiosa y social que no se podían amalgamar con el sistema de la sociedad cubana. Proceso necesario y simultáneo de desculturación o abandono de ciertos elementos de las culturas afrooccidentales o negras y de aculturación o acomodamiento a ciertas exigencias de las culturas eurooccidentales o blancas para lograr por síncresis la transculturación, o proceso de transición, readapatación o reajuste en otra cultura, la cubana o mulata, de nueva creación". (170)
Su vida, obra y pensamiento, puestas al servicio de su patria, permiten vislumbrar con segura certeza los estrechos vínculos entre ciencia y conciencia, ética y política, identidad y valores.
2,10.- Raúl Roa García (1907-1982)
"Las políticas hechas aún para el pueblo pero sin el pueblo sustraen a las clases revolucionarias de poder conferir el alcance, la extensión, la profundidad, a la Revolución".
De mente lúcida, de prosa elegante y plena de cubanía, siempre abierto a la polémica clarificadora, sacrílego cuestionador de dogmas, bajo el prisma de una reflexión creativa, este es sin duda, uno de nuestros pensadores que más aporta al modelo de marxismo que en nuestra patria se debe construir, a partir de un seguimiento lógico discursivo al ideario martiano, que incentiva a un estudio marxista-leninista de nuestra historia, sin estar aherrojado a discutibles teologizaciones sobre la verdad absoluta, ni a paradigmas ideológicos, supuestamente inamovibles en sus certezas, distante a toda reflexión servilmente condicionada a élites o figuras monopolizadoras del pensamiento. En su pensamiento ético-político pervive el constante reclamo a la sana discrepancia, en grupos persecutores de los mismos objetivos revolucionarios así la permanente apertura al pueblo, como máxima instancia de poder, con una representatividad, no meramente formal, en la toma de decisiones. Opuesto al maniqueísmo en el ejercicio de la política o a la traspolación de modelos extraños a nuestra cultura en la construcción socialista, es ferviente partidario de lo que se le denomina socialismo democrático o republicanismo socialista, sin la renuncia a un solo principio. Es de los lamentablemente escasos representantes de su generación, que mantiene la lealtad apasionada a los principios revolucionarios juveniles, hasta su muerte. Marxista y martiano de convicción, critica cuando es justo hacerlo a las desafortunadas decisiones de la dirigencia del primer Partido Comunista, en momentos coyunturales, posteriormente reconocidos por la práctica histórica como errores, o reconocer sus virtudes, siempre que lo amerite. De profunda convicción antiimperialista y latinoamericanista, manifiesta sistemáticamente su repudio a la política intervencionista de Estados Unidos, la nefasta Guerra Fría y el Macarthismo; crítico sistemático de las etapas de gobierno dictatorial de Fulgencio Batista y de la corrupción de los gobiernos auténticos reformistas. Incluso, presenta audaces objeciones, al discurso de Eduardo Chibás e incluso al propio programa del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo, cuando este gozaba del máximo consenso popular.
Raúl Roa nace en La Habana el 18 de abril de 1907 en el seno de una familia de tradición patriótica. Después de cursar en esta ciudad sus estudios primarios y de bachillerato ingresa en la Universidad de La Habana en 1925, en la Escuela de Derecho, vinculándose a la Liga Antiimperialista de Cuba y la Universidad Popular José Martí, fundados por Julio A. Mella. Profesor de la Universidad Popular José Martí, en 1927, dirigida entonces por Rubén Martínez Villena. Fundador del Directorio Estudiantil de 1930 y del Ala Izquierda Estudiantil. Sufre prisión de 1931 a 1933, por su enfrentamiento a la dictadura de Gerardo Machado. Se gradúa como Doctor en Derecho Público y Civil en 1934. Por su participación en la frustrada huelga de marzo de 1935, contra el gobierno de Batista, se ve forzado al exilio en Estados Unidos. En el exilio funda junto con Pablo de la Torriente Brau la Organización Revolucionaria Cubana Antiimperialista (ORCA) abogando por la unidad de las fuerzas revolucionarias. De regreso en su patria obtiene en 1939 la Cátedra Titular de Historia de las Doctrinas Sociales, en la Universidad de La Habana. Su intensa actividad por la promoción de la cultura y su capacidad como intelectuales le permiten obtener en 1947 el Premio Manuel Sanguily, el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez, en 1956 y el Premio Justo de Lara, en 1957. Al producirse el golpe de estado de Batista, el 10 de marzo de 1952, se ve forzado a marchar al exilio. En México es profesor de la Universidad de Nuevo León y director de la revista Humanismo. Al triunfo de la Revolución, regresa a Cuba. Es designado representante de Cuba ante la OEA y poco después, Ministro de Relaciones Exteriores, desde diciembre de 1959 hasta 1976. Su valiente y digna actitud de enfrentamiento, en ese cargo, a las continuas maniobras y agresiones del gobierno norteamericano contra Cuba, le ganó el honroso título de Canciller de la Dignidad. Miembro del CC del PCC desde su creación en 1965 y Vicepresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular desde 1976. Miembro del Consejo de Estado. Entre sus obras más significativas, aparte de sus numerosos artículos periodísticos y discursos, podemos citar: Retorno a la alborada, Bufas subversivas, 15 años después, Mis oposiciones, Vientos Sur, Aventuras, venturas y desventuras de un mambí, La semilla en un surco de fuego e Historia de las doctrinas sociales, Variaciones sobre el espíritu de nuestro tiempo, En pie, Escararamuza en las vísperas y su antológico La Revolución del 30 se fue a bolina. Fallece en La Habana, en 1982.
El marxismo de Roa, discrepante del dogmatismo del modelo soviético, que en definitiva lo llevo a su quiebra definitiva en 1991, priorizaba la participación real y no meramente formal del pueblo, en las decisiones fundamentales en la construcción del socialismo, repudiando la instauración de élites pensantes o instituciones, que le restasen espacio para su pleno ejercicio democrático. Su vasta cultura política y amplio conocimiento de las doctrinas sociales, demostrada desde su cátedra universitaria, le proporciona su indeclinable adhesión a la cultura del debate, su rechazo al maniqueísmo político, su tolerancia y flexibilidad a criterios ajenos, el respeto a la diversidad, sin renunciar por ello a sus firmes convicciones revolucionarias, demostradas a lo largo de su vida, sin titubeos ni claudicaciones.
Contrario a las posiciones del marxismo soviético, descalificador de toda reflexión que no respondiese a sus controvertidas posiciones políticas, económicas y éticas, bajo la acusación inquisitorial de reformismo burgués, promueve la construcción de un marxismo afín a nuestra cultura y tradiciones, valores e idiosincrasia, intereses y utopías.
Muestra siempre respeto a actitudes loables,,en la práctica revolucionaria, de tendencias y posiciones políticos, aunque incluso no comparta doctrinalmente. Valga de ejemplo su juicio, respecto a las posiciones del anarquismo español, de importante presencia en el movimiento obrero cubano, durante una larga, etapa, del que valora como…" en España, durante la guerra de invasión fascista, los anarquistas dejaron la impronta imperecedera de su espíritu de sacrificio, de su renunciación sin precedentes: Todo pasaron por alto en su lucha contra el fascismo: vida y afectos y, lo que es más importante para un anarquista, sus propios y sagrados principios. Llamados a colaborar por el gobierno español, los anarquistas no vacilaron en compartir el poder del Estado —el gran adversario— con los republicanos, socialistas, comunistas y nacionalistas vascos. Era una claudicación flagrante de sus más caros postulados, de sus más puros criterios. Y era, también, su muerte como movimiento obrero de contenido particular y orientación específica. Muerte voluntaria, suicidio generoso, oblación sin consonante" (171) dado que aunque " no es este [el anarquismo] mi credo; pero, aun disintiendo sustantivamente de su fundamentación teórica y su proyección facticia, lo respeto y admiro porque está legitimado, en la historia de la pugna por la integración plena del hombre, con sangre de mártires y aliento de héroes". (172)
Para Roa, opuesto a ficticias incondicionalidades, " la libertad de expresión es un imperativo biológico para las naciones subdesarrolladas o dependientes, compelidas a defender su ser y propulsar su devenir mediante el análisis crítico y la denuncia pública del origen y procedencia de sus males, vicios y deficiencias". (173)
Para Julio César Guanche en su obra La libertad como destino. El republicanismo socialista de Raúl Roa:
"Mientras Blas Roca explicaba las etapas de la formación de la nación cubana —y así la Isla tuvo en las páginas de Los fundamentos del socialismo en Cuba los períodos históricos de la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo— Roa comprendió de otro modo las características de la creación del capitalismo cubano y vislumbró que el nacionalismo revolucionario —de vocación socialista y antiimperialista— era la ideología de una revolución para el siglo XX en la Isla. A ello se debe también la reivindicación de José Martí por parte de Roa y, en general, del pensamiento liberal revolucionario cubano del siglo XIX. La forma en que incorporó el marxismo a ese saber contrariaba las lecturas propias del dogma: leer la historia cubana a través del marxismo, sin pensar que fue el marxismo el que prohijó la historia cubana". (174)
En discrepancia con el discurso de Chibás, mas por su forma que por su contenido, en vísperas de las elecciones presidenciales de 1948, nos revela su juicio acerca de lo que considera, atributos del líder político, al afirmar como " juzgo un deber indeclinable de la juventud revolucionaria combatir la nueva dominación carismática, que se está incubando so pretextos electorales. No es un nuevo mago, ni un jefe infalible, por muchos votos que arrastre, lo que el país necesita en 1948. Lo que el país necesita es un ciudadano capaz, responsable, conocedor a fondo de nuestros problemas y con verdadero sentido político, que es el menos común de los sentidos" (175) dado que para este " a través de tales actitudes, Roa hace la crítica de la política del hombre de excepción desde el paradigma de una praxis política socialista: los problemas del país no necesitan de Mesías sino de ciudadanos, la política revolucionaria se hace para el pueblo, pero no se hace a través de adalides erigidos en su nombre, sino a través de la entera politización de la ciudadanía, pues las políticas hechas aún para el pueblo pero sin el pueblo sustraen a las clases revolucionarias de poder conferir el alcance, la extensión, la profundidad, a la Revolución". (176)
"En su breve y gaseosa historia, la Ortodoxia ha demostrado, innúmeras veces, que no tolera el disentimiento ni en propio beneficio. Es, por naturaleza, un movimiento excluyente. Nació bajo el signo de las excomuniones y cree que solo bajo ese signo le será dable seguir siendo lo que quiso ser. El carácter dogmático de esa postura salta a la vista". (177)
Su rechazo a toda alianza política, no sustentada en principios morales, lo sustenta en que " lo que no se puede es estar con Batista. Lo que no se debe es pactar con el enemigo, ni con las fuerzas que antes lo apoyaron e intentan, por trasmano, imponerlo de nuevo. Eso no se puede ni se debe hacer, aunque esa alianza entrañara la conquista misma del poder por vía electoral". (178)
Si para Blas Roca, secretario general de este partido a partir de 1934 " la doctrina en que basa su programa y su acción Unión Revolucionaria Comunista [nombre del partido comunista entonces] es el marxismo, la teoría elaborada por Marx y Engels y genialmente aplicada y desarrollada en Rusia por Lenin y por Stalin". (179) por el contrario, para Roa, Carlos Marx había sido " expurgado, corregido, monopolizado, rusificado y contradicho por el propio Stalin a fin de justificar la política imperialista del zarismo y la invasión soviética de Polonia conjuntamente con las huestes de Hitler". (180)
Cuando el poder político " se exalta hasta juzgarse a sí mismo, sin relación de dependencia de otras fuerzas sociales, y solo responde a los imperativos de su soberanía y expansión, los títulos del poder se truecan en jueces de la razón de Estado, que es, por ese hecho, más que razón de Estado, razón de poder, o sea, utilización de medidas encaminadas a preservar a este a costa de todo y de todos" .de no existir un " régimen de protección jurídica y de seguridad política, la libertad se torna merced, ficción, caricatura o mero enunciado sin validez sustantiva". (181)
En su conocido trabajo "Tiene la palabra el camarada Máuser", dirigido a los estudiantes y publicado en Línea -órgano del AIE-, en julio de 1931, este enuncia su estrategia de insurrección armada para llevar a cabo la revolución de liberación nacional ante la percepción de que Cuba se hallaba entonces en los umbrales de una situación revolucionaria, este expresa como " estamos en presencia también de una revuelta de masas contra el imperialismo yanqui y su verdugo Machado. Ampliarla, darle un contenido agrario y antiimperialista, transformarla en revolución democrática bajo la dirección del proletariado en alianza con los campesinos y la pequeña burguesía radical, es obligación previa e ineludible de las organizaciones que luchan genuinamente por la liberación nacional y social de Cuba". (182)
En carta que enviara a Jorge Mañach, escrita a finales de 1931 —"Reacción versus revolución valora al marxismo " como una interpretación dialéctica de los procesos sociales, una verdadera sociología, y en su contenido filosófico, una visión peculiar de la vida y sus problemas, una explicación materialista del mundo, que aspira también a transformarlo". (183)
Roa accede por primera vez a la militancia en un partido cuando ingresa al Partido Comunista de Cuba en 1965, ejerciendo desde un lustro antes el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. Esa decisión en un hombre de tal talla política e intelectual reitera su lealtad a los principios que cumple sin claudicaciones a lo largo de su vida. Que es capaz de criticar públicamente lo que en su criterio debe ser corregido, pero que en esa etapa, muy distante de supuesto acomodo a los cargos, tan en boga hoy en día, tengo la certidumbre de que lo motiva su certidumbre de los efectos negativos que tendría en la necesaria unidad revolucionaria, lo que no descarta que si lo hiciera en el seno más restringido del Partido.
2,11.- Ernesto Che Guevara (1928-1967)
" Sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario"
Aún sorprende como en el relativamente breve espacio de tiempo en que el Che Guevara despliega su actividad revolucionaria vinculado de una u otra forma a Cuba, tanto en su territorio como en misiones internacionalistas, en la etapa que comprende de 1956 hasta su muerte, este se haya convertido en un inusual paradigma ético tanto para nuestro pueblo como para las fuerzas mundiales más progresistas, así como blanco del odio más visceral por los sectores más reaccionarios.
Sin obviar que determinadas circunstancias históricas favorecieron el hecho, como siempre ocurre en el decursar de la vida de los seres humanos, y más connotado en las personalidades relevantes, sin lugar a dudas sus conocidas virtudes, carisma, ejemplaridad y espíritu solidario desempeñaron el rol principal.
La vida, obra y pensamiento del Che causan aún admiración, incluso en aquellas nuevas generaciones, que nacen en fecha posterior a su repugnante asesinato por los militares bolivianos en la modesta escuelita de la Higuera. Su prestigio como dirigente revolucionario, lejos de decrecer con el paso del tiempo, se agiganta, dado la ciclópea talla moral en que este se erige y permite, como fiel medidor, diferenciar entre los que honestamente comparten la permanente aspiración a la perfectividad humana, y los oportunistas y farsantes, meros invocadores de su nombre en vano.
Al respecto Fidel Castro, siempre muy cercano a este y buen conocedor de su ejecutoria, puntualiza en el Prólogo al Diario del Che en Bolivia como " el proceso de formación de la guerrilla es un incesante llamado a la conciencia y al honor de cada hombre. El Che sabía tocar las fibras más sensibles de los revolucionarios. Cuando Marcos, reiteradamente amonestado por el Che, fue advertido de que podía ser expulsado deshonrosamente de la guerrilla, respondió: ¡Antes fusilado!. Más adelante dio su vida heroicamente. Similar fue el comportamiento de todos los hombres en los que puso su confianza y a los cuales se vio en la necesidad de amonestar por alguna u otra causa en el transcurso de la lucha. Jefe fraternal y humano sabía también ser exigente y en ocasiones severo; pero lo era en primer lugar y en mayor grado que con los demás, consigo mismo. Che basaba la disciplina en la conciencia moral del guerrillero y en la fuerza tremenda de su propio ejemplo". (184)
Para agregar posteriormente, en otro momento de su valoración:
"Los seudorrevolucionarios, oportunistas y charlatanes de toda laya, que autoconceptuándose marxistas, comunistas y otros títulos por el estilo, no han vacilado en calificar al Che de equivocado, aventurero, y cuando más begnignamente, idealista, cuya muerte es el canto de cisne de la lucha armada revolucionaria en América Latina. ¡Si el Che -exclaman-, máximo exponente de esas ideas y experimentado guerrillero, fue muerto en las guerrillas y su movimiento no liberó a Bolivia, eso demuestra cuán equivocado estaba !" ¡Cuántos de estos miserables se habrán alegrado de la muerte del Che, sin sonrojarse siquiera de pensar que sus posiciones y razonamientos coinciden por entero con los de los oligarcas más reaccionarios y el imperialismo! " (185)
Frente a hombres de tal catadura moral, se yerguen otros, que como gigantes revelan en sus actos y pensamiento, lo mejor del ser humano.
Como escribe el Apóstol en su antológico artículo Tres Héroes, en la revista La Edad de Oro, mientras que " hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata; Hidalgo, de México. Se les deben perdonar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas. Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz". (186)
Che es de esos hombres, que sin dejarse sacralizar, por los méritos que jalonaron su vida, expresa la única santidad permisible para un revolucionario: sacrificio personal, asumido como deber; actuar acorde a los principios que defiende, sin estériles petulancias; liderar hombres, a partir del respeto ganado ante esos mismos hombres; virtudes más que yerros; ofrendas de amor al prójimo más que retóricas dadivas persecutoras de privilegios.
Este excepcional combatiente revolucionario nace el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, La mayor parte de su niñez, adolescencia y primera juventud transcurren en Alta Gracia, a donde se traslada la familia en busca de un clima más propicio para contrarrestar el asma de Ernesto, y Córdoba, donde concluye sus estudios secundarios. En 1947, la familia se radica en Buenos Aires. Ese mismo año inicia sus estudios de medicina. Para 1950, decide realizar un viaje por el norte de su país en una bicicleta, a la que acopla un motor. Recorre más de cuatro mil kilómetros a través de doce provincias. Junto a sus amigos crea la revista deportiva "Tackle". Trabaja además como enfermero en barcos mercantes, en oficinas de la municipalidad de Buenos Aires y en la clínica del doctor Pisani, considerado por esa época, el mejor alergista de Argentina. A fines de 1951, en compañía de su amigo Alberto Granado emprenden en moto, un histórico viaje que los llevaría a recorrer Chile, Perú, Colombia y Venezuela. A su regreso a Buenos Aires, en julio de 1952, concluye sus estudios de medicina. En julio de 1953, inicia su segunda travesía por el continente, a través deBolivia, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y finalmente, Guatemala. En este último país conoce a cubanos exiliados que participaran en el asalto al cuartel Moncada. Entro ellos, sobresale Ñico López, joven revolucionario, con el que se produce una total afinidad. En junio de 1954, derrocada la revolución guatemalteca, se traslada a México, donde se encuentra nuevamente con Ñico López, quien le presentaría a Raúl Castro, a través del cual conoce a Fidel, exiliado en México, desde julio de 1955; encuentro determinante que lo vincularía definitivamente con la Revolución cubana y con el firme propósito de llevar una expedición a Cuba. En México Ernesto contrae matrimonio con la peruana Hilda Gadea y nace su primera hija, Hilda Beatriz Guevara Gadea.
El 2 de diciembre de 1956 llega a Cuba como miembro de la tripulación del Granma. Por su capacidad y arrojo combativo, es nombrado por Fidel, Comandante, jefe de la columna 4 y posteriormente, responsable de la escuela de reclutas Ciro Redondo en Minas de Frío. Ejemplo, e integralidad lo distinguen cuando, no obstante sus múltiples responsabilidades edita el periódico"El Cubano Libre" y el febrero de 1958, la emisora radial Radio Rebelde, que inicia sus transmisiones desde su campamento en Pata de la Mesa. Crea asimismo en el mismo pequeñas industrias de guerra, una panadería y un modesto hospital, con el fin de satisfacer necesidades primarias de la guerrilla. Fidel lo nombra, a fines de 1958 como jefe de la Columna Invasora No. 8 "Ciro Redondo", que tuvo como objetivo esencial cortar los suministros del ejército de la dictadura a las provincias orientales, agrupar las fuerzas revolucionarias del territorio de Las Villas y unificar bajo su mando, las tropas guerrilleras que allí combatían. La invasión se inicia el 31 de agosto de 1958 y le continúa la histórica Campaña de Las Villas, con la toma de sus principales ciudades hasta finalizar en la Batalla de Santa Clara y la claudicación de las tropas enemigas el 1 de enero de 1959. Al Triunfo de la Revolución Cubana, por órdenes de Fidel, parte hacia La Habana y asume el mando de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, el 3 de enero de 1959. A partir de esa fecha, se le asignan múltiples responsabilidades de Estado y de gobierno, como jefe militar de La Cabaña y de Capacitación del Ejército Rebelde, y posteriormente, jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de la Reforma Agraria; presidente del Banco Nacional de Cuba; jefe militar de la región de Occidente durante la invasión mercenaria de Girón y la Crisis de Octubre y Ministro de Industrias. Por sus méritos revolucionarios se le otorga la ciudadanía cubana; el título Doctor Honoris Causa en Pedagogía y es nombrado hijo adoptivo de Cabaiguán y Fomento. Publica los libros "Guerra de guerrillas" y "Pasajes de la guerra revolucionaria", además de documentos de trascendencia universal como "El socialismo y el hombre en Cuba". Después de su intervención en Naciones Unidas, el 11 de diciembre de 1964, inicia un extenso periplo por el continente africano, en el que se entrevista con un grupo de dirigentes revolucionarios de diversos países de esa región. Este es el preludio de su lucha internacionalista en el Congo.
A partir de abril de 1965 y por espacio de siete meses, lidera a un grupo de combatientes cubanos y asesora personalmente a los grupos guerrilleros que combaten en las selvas del Congo, contra el gobierno de Mobutu, promotor del asesinato de Patricio Lumumba y fiel vasallo de los intereses de las potencias colonialistas. Fracasado en tal empeño por diversos factores que valora críticamente en su Diario del Congo, en 1966 regresa secretamente a Cuba, para iniciar los preparativos de su nueva gesta internacionalista. Parte el 23 de octubre de ese mismo año hacia Bolivia para consagrarse a la causa de la liberación de América Latina. La esencia de sus ideales está plasmada en las cartas de despedida que escribe a Fidel, a sus padres e hijos. En Bolivia comanda el Ejército de Liberación Nacional, librando numerosos combates durante los once meses en que se extiende la contienda, contra un ejército entrenado y armando por asesores norteamericanos. El 8 de octubre de 1967 es herido en combate, apresado en la Quebrada del Yuro y asesinado al día siguiente en La Higuera, por órdenes de la CIA y del alto mando del ejército boliviano. Su cadáver es sepultado secretamente en una fosa común en Vallegrande. Durante treinta años sus restos permanecen en terrenos del aeropuerto asentado en esa localidad, hasta su hallazgo el 28 de junio de 1997, por un equipo de especialistas de varias nacionalidades, en su mayoría cubanos. El 12 de julio de ese mismo año, sus restos, junto con el de un grupo de integrantes de la guerrilla, son trasladados a La Habana y posteriormente depositados, en solemne ceremonia, el 17 de octubre, en el Mausoleo construido en su honor en la ciudad de Santa Clara, uno de los escenario de sus increíbles hazañas militares, que permitieron el derrocamiento de la dictadura batistiana.
Incursionar en la obra escrita de Ernesto Guevara nos permite calibrar en toda su dimensión la vastedad y hondura de su pensamiento ético-político. No era su empeño alcanzar laureles académicos, sino abordar críticamente la realidad, a partir de sus criterios personales, sin intento de sentar cátedra como monopolizador de la verdad ni en pose de oráculo revolucionario. En la misma medida que despojemos al Che de su esencia humana y lo convirtamos en ícono de oración, portador de virtudes inalcanzables, nos distanciaremos de su mayor mérito, como formador de hombres, a través de la más efectiva de las pedagogías, la del ejemplo personal.
En carta a sus padres fechada en marzo de 1965, ya en los preparativos de iniciar su nueva misión en el Congo, les expresa como " otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante vuelvo al camino con mi adarga al brazo. Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo. Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más consciente, mi marxismo está enraizado y d e p u r a d o. M u c h o s m e dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades". (187)
En su Mensaje a la Tricontinental, ya enfrascado en su misión guerrillera en Bolivia, reclama solidaridad con Vietnam, cuando el mismo, a excepción de Cuba, es prácticamente abandonado a su suerte, víctima de chovinismos y sectarismos absurdos por parte de los que deben apoyarle. Al respecto denuncia como " hay una penosa realidad: Vietnam, esa nación que representa las aspiraciones, las esperanzas de victoria de todo un mundo preterido, está trágicamente solo. Ese pueblo debe soportar los embates de la técnica norteamericana, casi a mansalva en el sur, con algunas posibilidades de defensa en el norte, pero siempre solo. La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Vietnam semeja a la amarga ironía que significaba para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe. No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte; acompañarlo a la muerte o la victoria". (188)
A su vez aprovecha para redactar breves líneas llenas de sentimiento a sus hijos Hildita, Aleidita, Celia, Camilo y Ernesto donde les conmina tiernamente a que " si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes. Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada. Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones". Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario". (189)
Para el Che una de las tareas esenciales del guerrilleros es convertirse en " un reformador social. El guerrillero empuña las armas como protesta airada del pueblo contra sus opresores, y lucha por cambiar el régimen social que mantiene a todos sus hermanos desarmados en el oprobio y la miseria. Se ejercita contra las condiciones especiales de la institucionalidad de un momento dado y se dedica a romper con todo el vigor que las circunstancias permitan, los moldes de esa institucionalidad". (190)
Al serle otorgado el título honorífico de Doctor Honoris Causa en Pedagogía por la Universidad Central de Las Villas, el 28 de diciembre de 1959, valora " cómo podría aceptar yo personalmente, a título de Ernesto Guevara, el grado de Doctor Honoris Causa de la Facultad de Pedagogía, si toda la pedagogía que he ejercido ha sido la pedagogía de los campamentos guerreros, de las malas palabras, del ejemplo feroz, y creo que eso no se puede convertir de ninguna manera en un toga; por eso sigo con mi uniforme del Ejército Rebelde aunque puedo venir a sentarme aquí, a nombre y representación de nuestro ejército, dentro del Claustro de Profesores. Pero al aceptar esta designación, que es un honor para todos nosotros, quería también venir a dar nuestro homenaje, nuestro mensaje de ejército del pueblo y de ejército victorioso". (191)
Para reflexionar posteriormente su concepto de universidad en la Cuba revolucionaria pues " ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba, y si este pueblo que hoy está aquí y cuyos representantes están en todos los puestos del Gobierno, se alzó en armas y rompió el dique de la reacción, no fue porque esos diques no fueron elásticos, no tuvieron la inteligencia primordial de ser elásticos para poder frenar con esta elasticidad el impulso del pueblo, y el pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca". (192)
En su discurso ante el Consejo Interamericano Económico y Social (CIES) de la Organización de Estados Americanos en Punta del Este, Uruguay, el 8 de agosto de 1961 reitera su espíritu latinoamericanista cuando expresa, al caracterizar la proceso revolucionario cubano como " una revolución con características humanistas. Es solidaria con todos los pueblos oprimidos del mundo; solidaria, señor Presidente, porque también decía Martí: «Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre.» Y cada vez que una potencia imperial avasalla a un territorio, les está dando una bofetada a todos los habitantes de ese territorio. Por eso nosotros luchamos por la independencia de los países, luchamos por la reivindicación de los territorios ocupados. Apoyamos a Panamá, que tiene un pedazo de su territorio ocupado por los Estados Unidos. Llamamos Islas Malvinas, y no Falkland, a las del sur de Argentina, y llamamos Isla del Cisne a la que Estados Unidos arrebató a Honduras y desde donde nos está agrediendo por medios telegráficos y radiales.
Para agregar posteriormente como " luchamos constantemente aquí, en América, por la independencia de las Guayanas y de las Antillas Británicas, donde aceptamos el hecho de Belice independiente, porque Guatemala ya ha renunciado a su soberanía sobre ese pedazo de su territorio; y luchamos también en el África, en el Asia, en cualquier lugar del mundo donde el poderoso oprime al débil para que el débil alcance su independencia, su autodeterminación y su derecho a dirigirse como estado soberano". (193)
Para el Che, las exigencias para un militante de la Unión de Jóvenes Comunistas son de tal carácter, que lo conviertan en ejemplo personal para todos los jóvenes, muy distantes de cualquier oportunismo como puerta de entrada a ningún privilegio.
En su intervención en el II aniversario de la integración de las organizaciones juveniles revolucionarias, el 20 de octubre de 1962, en La Habana, les exhorta a " plantearse ser siempre el primero en todo, luchar por ser el primero, sentirse molesto cuando en algo se ocupa otro lugar, y luchar por mejorar, por ser el primero. Claro que no todos pueden ser los primeros. Pero sí entre los primeros, en el grupo de vanguardia. Eso debe ser ejemplo vivo, de ser el espejo donde se miren los compañeros que no pertenezcan a las Juventudes Comunistas, de ser el ejemplo donde se puedan mirar los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto entusiasmo juvenil, que han perdido cierta fe en la vida y que frente al ejemplo reaccionan siempre bien. Esa es otra tarea de los Jóvenes Comunistas. Junto a eso un gran espíritu de sacrificio, no solamente para las jornadas heroicas sino para todo momento, sacrificarse para ayudar al compañeros en las pequeñas tareas, para que cumpla su trabajo, para que pueda hacer sus deberes en el colegio, en el estudio, que pueda mejorar de cualquier manera. Estar siempre atento a toda la masa humana que lo rodea " dado que para este " es ser esencialmente humano, y ser tan humano, que se acerque a lo mejor de lo humano. Que purifique lo mejor del hombre a través del trabajo, del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con todos los pueblos del mundo. Que se desarrolle al máximo la sensibilidad para sentirse angustiado cuando se asesine a un hombre en otro rincón del mundo y para sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una nueva bandera de libertad .Será así porque ustedes son Jóvenes Comunistas, creadores de la sociedad perfecta, seres humanos destinados a vivir en un mundo nuevo, donde todo lo caduco, todo lo viejo, todo lo que represente la sociedad cuyas bases acaban de destruirse habrá desaparecido definitivamente" (194)
En Carta a Fidel, en marzo de 1965, leída por el Comandante en Jefe en el acto de presentación del CC del PCC, en La Habana, este le expresa como " me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria. Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del partido, de mi puesto de ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos. Haciendo un recuerdo de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar al revolucionario .Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura. Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para tí. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el estado les dará lo suficiente para vivir y educarse. Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas. Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte! Te abraza con todo fervor revolucionario, Che (195)
Respecto al Che, Fidel Castro expresó sus valoraciones personales en más de una ocasión, pero posiblemente la más emotiva e impactante tiene lugar en la concentración popular efectuada en la Plaza de la Revolución José Martí, en La Habana, el 18 de octubre de 1967, apenas unos días después de conocerse de su infame asesinato en la escuelita de La Higuera, por los militares bolivianos, asesorados por la CIA cuando expresa como " fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che. Y en una noche —como él cuenta en sus narraciones— se convirtió en un futuro expedicionario del "Granma". Pero en aquel entonces aquella expedición no tenla ni barco, ni armas, ni tropas. Y fue así corno, junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista del "Granma". Han pasado desde entonces 12 años; han sido 12 años cargados de lucha y de historia. A lo largo de esos años la muerte segó muchas vidas valiosas e irreparables; pero, a la vez, a lo largo de esos años, surgieron personas extraordinarias en estos años de nuestra Revolución y se forjaron entre los hombres de la Revolución, y entre los hombres y el pueblo, lazos de afecto y lazos de amistad que van más allá de toda expresión posible. Y en esta noche nos reunimos, ustedes y nosotros, para tratar de expresar de algún modo esos sentimientos con relación a quien fue uno de los más familiares, uno de los más admirados, uno de los más queridos y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de revolución; expresar esos sentimientos a él y a los héroes que con él han combatido y a los héroes que con él han caído de ese, su ejército internacionalista, que ha estado escribiendo una página gloriosa e imborrable de la historia. Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aun cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron. En aquellos primeros momentos era el médico de nuestra tropa. Y así fueron surgiendo los lazos y así fueron surgiendo los sentimientos. Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo, no solo porque ya su formación política había adquirido un considerable grado de desarrollo, sino porque hacía muy poco tiempo había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que dieron al traste con la revolución de aquel país. Para un hombre como él no eran necesarios muchos argumentos. Le bastaba saber que Cuba vivía en una situación similar, le bastaba saber que había hombres decididos a combatir con las armas en la mano esa situación, le bastaba saber que aquellos hombres estaban inspirados en sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos. Y eso era más que suficiente " para enfatizar posteriormente que " como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres. Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana. Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió. Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina. Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tiene y tendrá un valor universal. Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción. Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente. Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido. Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir". (196)
Una nueva revelación de su acendrada honestidad la encontramos en sus diarios, tanto el escrito durante su permanencia guerrillera en la Sierra Maestra, así como en el Congo y posteriormente en Bolivia. En lo que este denomina advertencia preliminar en su diario Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, este valora críticamente como " esta es la historia de un fracaso. Desciende al detalle anecdótico, como corresponde a episodios de la guerra, pero está matizada de observaciones y de espíritu crítico ya que estimo que, si alguna importancia pudiera tener el relato, es la de permitir extraer experiencias que sirvan para otros movimientos revolucionarios. La victoria es una gran fuente de experiencias positivas pero también lo es la derrota, máxime considerando las circunstancias extraordinarias que rodean el episodio". (197)
Para posteriormente agregar como " la idea que nos guiaba era la de hacer luchar juntos hombres experimentados en batallas por la liberación, y luego contra la reacción en Cuba, con hombres sin experiencia y provocar, con esto, lo que nosotros llamábamos la «cubanización» de los congoleses. Se verá que el efecto fue diametralmente opuesto y cómo se produjo con el tiempo la «congolización» de los cubanos. Llamamos congolización a la serie de hábitos y actitudes frente a la Revolución que caracterizaron al soldado congolés en aquellos momentos de la lucha; esto no entraña una opinión despectiva hacia el pueblo congolés; lo entraña, sí, hacia el soldado de aquel entonces. Las causas de que esos combatientes tuvieran características tan negativas también tratarán de explicarse en el curso de la historia. Como una norma general, norma que siempre he seguido, aquí solo se dice la verdad, al menos mi interpretación de los hechos, aunque esta pueda ser enfrentada por otras apreciaciones subjetivas o corregidas, si se deslizan errores en el relato de acontecimientos". (198)
No es entonces de extrañar que una personalidad como la del Che, humanamente íntegra, de pristina eticidad, heroe popular por antonomasia, haya sido capaz de trascender con su vida, obra y pensamiento, la temporalidad finita de su existencia, para convertirse en bandera revolucionaria para millones de personas, en búsqueda de la utopía realizable de justicia social, tantas veces ansiada y no menos veces preterida.
(1) Tomado de la obra del autor. Significación del ideario educativo en la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación; 2010.
(2) Del autor. Reseñas biográficas de figuras significativas en la historia de Cuba (En 4 volúmenes). Soporte digital.
(3) Del autor. Presencia de la ética martiana en la política cubana. Soporte digital. Página 3.
(4) Fidel Castro. La historia me absolverá. (La Historia me absolverá. La Habana, Cuba: Editora Política; 1980).
(5) José Martí, discurso en Steck Hall, New York, el 24 enero de 1880. En Obras Completas, Editorial Ciencias Sociales. La Habana, Cuba; 1975. Tomo 4, página 193).
(6) Ibídem.
(7) Fidel Castro. Discurso en el antiguo Campamento de Columbia, 8 de enero de 1959. gobierno.cu. discursos
(8) Tomado de: Isabel Monal y Olivia Miranda Francisco. Pensamiento cubano. Siglo XIX. Tomo I. La Habana, Cuba: Editorial Ciencias Sociales; 2002. Página 109).
(9) José Martí OC t-5 p. 145
(10) Félix Varela: Miscelánea filosófica, editorial. Universidad de La Habana, 1944, página 217.
(11) Félix Varela: Observaciones sobre la Constitución política de la monarquía española, editorial. Universidad de La Habana, 1944, página 11.
(12) Ibídem. Observación segunda. Libertad e igualdad, Página 14.
(13) Félix Varela y Morales. Proyecto y memoria presentado en las Cortes para la extinción de la esclavitud en la Isla de Cuba. Biblioteca de Clásicos Cubanos. Obras. Volumen II. Fundación Fernando Ortiz-MES. Página 118. Soporte digital).
(14) (Ibídem. Página 119).
(15) Ibídem. Proyecto de decreto sobre la abolición de la esclavitud en la Isla de Cuba y sobre los medios de evitar los daños que pueden ocasionarse a la población blanca y la agricultura. Página 120)
(16) Félix Varela. El Habanero. Papel político, científico y literario. Obras II. Clásicos Cubanos. Máscaras políticas. Página 146. Soporte digital)
(17) Félix Varela. El Habanero. Consideraciones sobre el estado actual de la Isla de Cuba. Obras II. Página 153.
(18) Félix Varela. Página 4. Biblioteca de Clásicos Cubanos. Félix Varela y Morales. Obras. Volumen III. Fundación Fernando Ortiz-MES. Editorial Imagen Contemporánea. La Habana, Cuba. Soporte digital)
(19) Ibídem. Página 130.
(20) Ibídem. Página 134.
(21) Discurso de la agricultura en La Habana y medios de fomentarla. José de la Luz y Caballero. Obras. Aforismos. Volumen I. Biblioteca Clásicos Cubanos. Fundación Fernando Ortiz-Universidad de La Habana. La Habana, Cuba. Editorial Imagen Contemporánea.2001. Página 117. Soporte digital.
(22) Ibídem. Página 147.
(23) José Martí. Preámbulo a la publicación ese diario de las cartas de José de la Luz a José Podbielski. Periódico El Economista de Nueva York. 1888
(24) Manuel Sanguily. José de la Luz y Caballero. La Habana. Cuba: Consejo Nacional de Cultura; 1962. 45.
(25) Carlos Rafael Rodríguez en: Revista Cubana de Ciencias Sociales. 1984. Volumen 5. Página 9).
(26) José de la Luz y Caballero. Aforismos. Biblioteca de Clásicos Cubanos. Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz-Universidad de la Habana. Volumen I. Editorial Imagen Contemporánea. 2001-01-01. (Aforismo 23, página 74".
(27) Ibídem. Aforismo 40.Página. 80
(28) Ibídem. Aforismo 191. Página 138
(29) Ibídem. Aforismo 2000. Página 141.
(30) Ibídem. Aforismo 456. Página 223
(31) Ibídem. Aforismo 205. Página 142
(32) Ibídem. Aforismo. Página 149
(33) Ibídem. Aforismo 252. Página 152
(34) Ibídem. Aforismo 253. Página 152.
(35) Ibídem. Aforismo 524. Página 246.
(36) Ibídem. Aforismo 532.Página. 247
(37) Ibídem. Aforismo 557. Página. 256
(38) Ibídem. Aforismo 560. Página. 256.
(39) Biblioteca de Clásicos Cubanos. José Antonio Saco. Memoria sobre la vagancia en la Isla de Cuba. Obras. Volumen I. Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz-Universidad de la Habana. Editorial Imagen Contemporánea. 2001. Página 273.
(40) Colección de papeles científicos, históricos y políticos y de otros ramos sobre la Isla de Cuba ya publicados, ya inéditos, por Don José Antonio Saco. En Observaciones sobre un colegio de educación fundado en la ciudad de Puerto Príncipe en la Isla de Cuba. Publicadas en La Habana en el número 6 de la Revista Bimestre Cubana, en 1832) En: Biblioteca de Clásicos Cubanos. José Antonio Saco. Volumen I. Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz-Universidad de la Habana. Editorial Imagen Contemporánea. 2001. Página 5. Soporte digital.
(41) Biblioteca de Clásicos Cubanos. José Antonio Saco. Volumen I Análisis por Don José Antonio Saco de una obra sobre el Brasil intitulada: Noticias del Brasil en 1828 y 1829 por el presbítero R. Walsh.
(42) Ibídem. Página 70.
(43) Ibídem. Página 73.
(44) Ideas sobre la Incorporación de Cuba en los Estados Unidos. Documentos para la Historia de Cuba. Hortensia Pichardo. Tomo I. Pág.334. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1973)
(45) Ibídem. Página 334.
(46) Ibídem. Página 39.
(47) Ibídem. Página 339)
(48) José Antonio Saco: Historia de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo y en especial en los países américo-hispanos. Prólogo de Fernando Ortiz, Cultural S.A., La Habana, 1933, p. XXXIX).
(49) Eduardo Torres Cuevas. Ensayo introductorio. José Antonio Saco. La aventura intelectual de una época. En: Biblioteca de Clásicos Cubanos. José Antonio Saco. Memoria sobre la vagancia en la Isla de Cuba. Obras. Volumen I. Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz-Universidad de la Habana. Editorial Imagen
(50) Ernesto Álvarez Blanco. Historiador de la ciudad de Cárdenas. Cimientos de la nación cubana. Soporte digital
(51) Hortensia Picardo Viñals. Documentos para la historia de Cuba. Tomo I. La Habana, Cuba. Editorial Pueblo y Educación, 2000. Página 381
(52) Ibídem. Página 386.
(53) Carlos Manuel de Céspedes, encrucijada de signos. Rafael Acosta de Arriba, La Jiribilla. 2003. Soporte digital.
(54) Carlos Manuel de Céspedes, encrucijada de signos. Rafael Acosta de Arriba, La Jiribilla. 2003. Soporte digital.
(55) Ibídem
(56) Tomado de Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo: Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Tomo II, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, pp. 241, 242, 245 y 264.
(57) James J. O´Kelly. "La Tierra del Mambí". Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1968. Página 232.
(58) Antonio Maceo. En carta al Coronel Federico Pérez Carbó fechada el 14 de julio de 1896
(59) Antonio Maceo. En carta que dirige al General Polavieja", entonces Capitán General de Cuba, publicada en El Yara, de Cayo Hueso, en junio de 1881
(60) Antonio Maceo. En carta a su esposa, María Cabrales en marzo de 1895
(61) José Luciano Franco en "Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida" Tomo I. Editorial Ciencias Sociales, La Habana. Página 362.
(62) Ibídem. Página 319.
(63) Ibídem. Página 33.
(64) José Martí. Artículo "Persona, y patria". Periódico Patria, 1ro de abril de abril de 1893. OC T-2. Página 278.
(65) José Martí. En Nuestra América. Casa de las Américas. 1974. Página 27.
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