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Clasificación de voces

Enviado por JORGE GAIAZZI


Partes: 1, 2

    1. Escuelas y clasificaciones históricas
    2. Criterios de clasificación
    3. Una propuesta didáctica para voces infantiles
    4. Conclusión
    5. Bibliografía

    Seminario de Foniatría

    Introducción

    A lo largo de esta exposición se pretenderá esclarecer y ahondar acerca del tema de la clasificación de voces.

    Se propone una investigación en su historia, observando la evolución de su criterio y las razones de esta evolución; se tratará también sobre las distintas escuelas de canto alemanas, italianas, francesas entre otras, marcando características y resultados en sus discípulos, como otra característica distintiva a la hora de clasificar una voz.

    No se dejarán de lado los criterios actuales más comunes para definir una voz, para finalmente terminar con una detallada descripción y enumeración de las diferentes clasificaciones y subclasificaciones de las mismas.

    Escuelas y clasificaciones históricas

    1.-Reseña histórica

    En el siglo primero ya se clasificó la voz, pero su clasificación se basaba por la calidad (dulce, áspera, sonora, clara, etc.) y por la cantidad (grande, mediana y pequeña), según escritos de Quintanillo (orador romano).

    Fue en el Renacimiento, con el inicio del canto coral, cuando se inicia una clasificación, tal como la entendemos actualmente, correspondiendo a tenor y bajo en el hombre y a un contralto y contratenor en la mujer.

    En el siglo XVI el canto eclesiástico fue diferenciado a composiciones polifónicas. El pionero de la composición eclesiástica a cuatro voces fue el francés Josquin Desprez (1457/58-1521). La nueva técnica de componer hizo necesario diferenciar tipos de voces que cumplían con diferentes funciones dentro de la música. Con la música de cuatro voces surgía la categorización por cuatro tipos básicos de voz: Soprano, Altus, Tenor y Bajo. Esas categorías se encuentran en partituras de oratorio y ópera hasta hoy.

    Además, y posteriormente de la mano de la ópera, con la diferenciación en ópera bufa y ópera seria, se diferenciaban también voces serias y bufas. Esa diferencia se fue convirtiendo en las categorías básicas de la voz lírica y dramática.

    Ya para mediados del siglo XVIII se inicia de un modo más serio la diferenciación, así pues, se escribe música para bajos, barítonos y tenores, respecto a las tesituras masculinas; y contraltos, mezzos y sopranos, para las tesituras femeninas.

    La escuela francesa en el siglo XIX nos describe la siguiente clasificación: para las voces de hombre, voz grave (bajo), voz media (barítono), y voz aguda (tenor). Para las voces de mujer: voz grave (contralto), voz media (mezzosoprano), y voz aguda (soprano)

    La escuela italiana efectúa unas diferencias que se centran en tenores graves, agudos y ligeros; y respecto a los bajos en, bajos cantantes y profundos; y en cuanto a las sopranos en sopranos dramáticas, líricas y ligeras. Estas subclasificaciones se pueden extender a los otros tipos de voces, que detallaremos más adelante. Esta escuela es la que inicia la clasificación sobre el timbre y el denominado color de la voz.

    Dentro de este apartado histórico, señalamos la divergencia existente sobre el punto de vista de los diversos autores, ya que respecto a los límites de cada voz confluyen muchos aspectos de difícil encasillamiento.

    2.-Escuelas (en el canto lírico)

    "Los diferentes estilos o formas de cantar marcan tanto a los intérpretes como a sus dotes innatas." Esta verdad de Perogrullo siempre hay que tenerla presente en la misma medida que el origen, la lengua materna, y, sobre todo, el país donde un cantante aprende a usar su voz. La primera escuela en importancia y también la más antigua es indudablemente la italiana, cuya historia se encuentra marcada por el "bel canto" y su repertorio. Contando con un idioma de sonidos claros, abiertos, como es el italiano, sus profesores siempre han dado la supremacía a la consecución de una línea vocal brillante y bien ligada, en la que la belleza del timbre y la potencia de la voz predominan sobre la comprensión de los textos, a los que, por otra parte, pocos cantantes educados en Italia han dado todo su valor expresivo. La voz italiana presenta todo el espectro de armónicos del grave al agudo; y es la que, en el siglo XIX, descubre la cobertura vocal permitiendo pasar de un registro a otro sin cambios tímbricos. La respiración y el apoyo son la base del canto lírico. Después del siglo XIX, se encuentran dos importantes escuelas: Milán y Venecia (la emisión clara proyectada) que se ocupa de tenores y sopranos, y Nápoles (emisión sombra cupa) de altos, graves y algunas voces de tenores. España sigue muy de cerca estas pautas. Se utiliza el golpe de glotis como la emisión bucal, es una voz orgánica y espontánea y demuestra prioridad por los acentos musicales. La fuerza y el volumen en ella dependen de la respiración apoyada en la parte toráxica superior; y se observa un trabajo en relación consciente entre la laringe y la lengua. La emisión de agudos tiende a ser poco clara, y frecuentemente gritados. Por otro lado, Francia, con una lengua eminentemente nasal, cuida al máximo la expresión de las letras, a veces incluso en detrimento de una buena emisión (la cual suele ser mayormente labial que bucal), relacionado esto, principalmente, con el manejo del aire espirado. Es la escuela de los matices, de las medias tintas casi acuarelísticas. Raro es el cantante galo al que no se le entiende lo que canta. En contrapartida, singular es también aquel cuyo timbre alcanza las alturas de belleza conseguidas con mucha mayor facilidad por un español o un italiano. Alemania, con un caso muy parecido al de Francia, tiene que hacerle frente a un idioma gutural y a él supedita casi todas las técnicas vocales. Hasta qué punto es básico el no olvidar nunca la lengua en que se canta, nos lo prueba uno de los defectos más criticados en un cantante meridional. Nos referimos al entubamiento. Entre los germanos es casi una característica natural de sus intérpretes, debido precisamente al idioma y al uso de las cavidades de la garganta y de la cabeza, al contrario de los italianos que, en su lugar, emplean las frontales del rostro o máscara, además de su luminosa lengua. Por razones de emisión, dominan más los graves que los agudos, el color de la voz es bastante faríngeo y hay poco vibrato. La escuela inglesa sigue a la alemana, aunque también ha incorporado diversos métodos galos o italianos.

     

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