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Asia

Enviado por pablo9711


    1. Entorno natural
    2. Historia geológica
    3. Regiones fisiográficas
    4. Red fluvial
    5. Clima
    6. Flora
    7. Fauna
    8. Recursos minerales
    9. Población
    10. Religión
    11. Económico
    12. Agricultura
    13. Minería
    14. Energía

    INTRODUCCIÓN

    Asia, el más grande de los seis continentes que constituyen la Tierra. Incluidas las regiones insulares, abarca un área de unos 44.936.000 km2: aproximadamente, una tercera parte de la superficie terrestre. Sus habitantes representan tres quintas partes de la población total del mundo. A finales de la década de 1990, Asia tenía más de 3.400 millones de habitantes.

    Situada casi en su totalidad en el hemisferio norte, Asia limita al norte con el océano Glacial Ártico; al este, con el estrecho de Bering y el océano Pacífico; al sur, con el océano Índico, y al suroeste, con el mar Rojo y el mar Mediterráneo. Al oeste, la frontera convencional entre Europa y Asia, marcada por los Urales, se prolonga hacia el sur por el río Ural hasta el mar Caspio, continuando después hacia el oeste por el Cáucaso hasta el mar Negro. Muchos geógrafos prefieren considerar la masa continental formada por Europa y Asia un solo continente, denominado Eurasia.

    La tierra firme del continente asiático se extiende desde el extremo meridional de Malaca hasta el cabo Chelyuskin, en Siberia. Su punto más occidental es el cabo Baba, al noroeste de Turquía, y su punto más oriental es el cabo Dezhneva, al noroeste de Siberia. El mayor ensanchamiento del continente de este a oeste, su mayor amplitud longitudinal, alcanza los 8.500 km aproximadamente. En Asia se hallan el punto más bajo de la superficie terrestre, la costa del mar Muerto (395 m por debajo del nivel del mar) y el punto más alto, el monte Everest (a 8.848 m sobre el nivel del mar).

    Al sureste de la masa continental hay un conjunto impresionante de archipiélagos e islas, que se extiende, hacia el este, hasta Oceanía. Este conjunto está formado por las islas de Filipinas e Indonesia, que, a su vez, incluye las islas de Sumatra, Java, Célebes (Sulawesi), Borneo y Nueva Guinea. Al norte se extienden Taiwan, las islas que constituyen Japón y Sajalín. Por su parte, Sri Lanka y grupos de islas menores, como Maldivas y las islas Andamán y Nicobar están situadas en el océano Índico.

    A causa de sus enormes dimensiones y carácter diverso, Asia se divide por comodidad en cinco regiones principales. Éstas son: la región asiática de la antigua Unión Soviética (conocida como Asia central soviética), que incluye Siberia, Asia centro-occidental y la vertiente meridional del Cáucaso; Asia oriental, que comprende China, Tíbet, Mongolia, Corea del Norte y Corea del Sur y Japón; el Sureste asiático, que comprende Myanmar (antigua Birmania), Tailandia, Camboya, Laos, Vietnam, Malaysia, Singapur, Indonesia, Brunei y Filipinas; Asia meridional, que abarca India, Bangladesh, Pakistán, Sri Lanka, Nepal y Bután; y el Suroeste asiático, que comprende Afganistán y los países integrantes de la región que normalmente se denomina Oriente Próximo—Irán, Irak, Turquía, Siria, Líbano, Israel, Jordania, Kuwait, Arabia Saudí y el resto de los estados de la península Arábiga.

    El continente, no obstante, también se puede dividir en dos grandes áreas culturales, entendiendo por tal aspectos étnicos, lingüísticos y religiosos: una gran área que se podría denominar espacio cultural suroriental (el Este y el Sureste asiático), en el que primarían los pueblos mongoloides (xantodermos), las lenguas chinotibetanas y malayo-polinesias y las religiones budista y sintoísta; y otra llamada espacio cultural centro-suroccidental (la región asiática de la antigua Unión Soviética, el Suroeste asiático y Asia meridional), caracterizado por la presencia de pequeñas poblaciones mongoloides en la primera de ellas junto a grupos leucodermos (caucasoides), mayoritarios en las otras dos regiones, y en donde las lenguas más habladas son las semíticas, las indoeuropeas y las altaicas, y las religiones predominantes el islam, el hinduismo y, en menor medida, el cristianismo.

    ENTORNO NATURAL

    Al contrario que en otros continentes, el interior de Asia está formado por montañas, mesetas y depresiones estructurales intermedias. El núcleo montañoso, localizado al sur del centro geométrico del continente, está integrado por el Himalaya y sus cordilleras asociadas, y por la meseta del Tíbet. Alrededor de este núcleo central hay cuatro importantes regiones mesetarias (Siberia, China occidental, India meridional y la península Arábiga) y varias grandes depresiones estructurales y llanuras fluviales (como es el caso de Arabia).

    HISTORIA GEOLÓGICA

    De acuerdo con la teoría de la tectónica de placas, la superficie de la corteza terrestre consta de enormes placas continentales y oceánicas, que en su mayoría están en continuo movimiento. De ellas, la más grande es la placa continental euroasiática. Partes de esta placa están compuestas por algunas de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, las de la era precámbrica (desde hace 4.650 millones de años hasta hace 570 millones), que actualmente se hallan en el escudo de Angará, en Siberia oriental, en gran parte de la península Arábiga, y al sur de la India, en la placa indo-gangeática.

    Durante la mayor parte del paleozoico y el mesozoico (desde hace 570 millones de años hasta hace 65 millones de años), un extenso mar, conocido como el mar de Tetis, cubría una gran parte del interior de Eurasia y extendió espesos depósitos que con el tiempo se convirtieron en formaciones sedimentarias y metamórficas. Hace 30 millones de años aproximadamente, el subcontinente indogangeático, que se había desgajado del Sureste asiático y derivaba hacia el Noroeste, comenzó a presionar por debajo de la placa continental euroasiática y creó una enorme fosa que, más tarde, cubierta de sedimentos, formó la placa indogangeática. Al mismo tiempo, generó una tremenda presión que hizo que el margen meridional de la placa continental euroasiática se plegara en una serie de cadenas montañosas, de las cuales el Himalaya es la más notable.

    La teoría de la tectónica de placas también ayuda a explicar la formación arqueada de las cordilleras, penínsulas y archipiélagos de Asia, así como la inestabilidad volcánica y tectónica de Asia meridional y del Sureste asiático. Al este de Asia, la fuerza primigenia fue producida por la placa del océano Pacífico, que en su movimiento hacia el Oeste empujó por debajo la placa continental euroasiática. Japón, Taiwan, las islas Kuriles, el archipiélago Ryūkyū y las islas Filipinas son producto de estas fuerzas. En el Sureste asiįtico, la situación se complica con los movimientos relativos de las placas de los océanos Ķndico y Pacífico; este movimiento ayuda a explicar la formación de las zonas montañosas, en dirección norte-sur, de la tierra firme del Sureste asiático y la actividad volcánica que caracteriza a la mayor parte del archipiélago indonesio.

    REGIONES FISIOGRÁFICAS

    El sistema fisiográfico asiático se centra en el Pamir Knot, una elevada región mesetaria, conocida como ‘el techo del mundo’, situada en el área fronteriza de India, China, Tayikistán, Pakistán y Afganistán; aquí, varios picos superan los 6.100 m. Desde el Pamir hacia el oeste, avanzando en espiral, se encuentra el Hindu Kush y su prolongación a través del norte de Irán, los montes Elburz. Más allá de este último están las cordilleras del Cáucaso, entre el mar Caspio y el mar Negro, y los montes Septentrionales de Anatolia (Kuzey Anadolu Daglari), a lo largo del mar Negro, en Turquía. Al sureste se encuentra el Gran Himalaya, que se prolonga paralelo a las menores, pero aún grandes, cordilleras situadas al norte y sur. Juntas, estas cordilleras forman un impresionante arco de este a oeste, de unos 2.500 km de longitud, que alberga numerosos picos que superan los 6.100 m, incluido el monte Everest. La alta cordillera Karakorum, que se extiende desde el este y el noroeste del Pamir, conduce a una de las secciones de los montes Kunlun, conocida como montes Altun (o Altun Shan). Esta línea de montañas continúa hacia el este a menor altura, como en el Nan Ling (Nan Shan), que se convierte en la cordillera Qin Ling (Ch’in Ling) al norte de China, y marca la gran división climática entre China septentrional y meridional. Entre el Himalaya y las cordilleras Karakorum-Kunlun se halla la meseta Tibetana, que tiene una altitud media entre los 3.660 m y los 4.570 m aproximadamente. Desde el Pamir, extendiéndose hacia el noroeste, está situado el gran Tian Shan, también con cumbres que superan los 6.100 m, que disminuye en altitud al aproximarse a las fronteras de Mongolia. Al noreste, la cordillera de Altái se extiende hacia el interior de la República de Mongolia. Más allá se hallan las cordilleras Sayan, Yablonovi y Stanovói, en Siberia oriental; estas dos últimas, en cambio, no son parte del núcleo montañoso.

    Al norte del núcleo montañoso central existen varias depresiones estructurales importantes. Más al norte, entre el Tien Shan y los montes Altái, se halla la cuenca de Dzungaria, perteneciente a China. Al sur, entre el Tien Shan y las cordilleras Karakorum y Kunlun, se extiende la vasta cuenca de Tarim, en la que se encuentra uno de los desiertos más grandes de la latitud media, el Takla Makan. Finalmente, rodeada por el Kunlun y el Altun, está la profunda cuenca Qaidam (Tsaidam).

    Los tipos de suelo varían enormemente. Siberia está cubierta por los suelos de bosque ácido, típicos de la tundra y la taiga; además, el permafrost es frecuente, y el drenaje, por lo común, pobre. Estos suelos se funden con suelos de tierra oscura de pradera, estepa y desierto a lo largo de una enorme franja que se extiende desde China meridional hasta el mar Negro, por un lado, y hasta el Sureste asiático, por otro. Los suelos oscuros de estepa, los más fértiles de Asia, se hallan al norte de China central y al sur de Siberia occidental. En Asia oriental y meridional, los suelos más valiosos para la agricultura son los aluviales, situados en los valles inferiores de los grandes ríos, especialmente el Indo y el Ganges. Estos suelos constituyen la mayor parte del terreno agrícola de uso intensivo en Asia. En regiones situadas en latitudes más bajas hay suelos tropicales, que en general son poco fértiles. Estos suelos se transforman paulatinamente, hacia el norte, en suelos con mayor contenido de humus, algo más feraces.

    RED FLUVIAL

    El núcleo montañoso de Asia podría compararse con el eje de una rueda colosal, cuyos radios son grandes ríos que fluyen en todas las direcciones. Siete de estos ríos están entre los doce más largos del mundo. Los ríos Lena, Yeniséi y Obi fluyen hacia el norte, desde el margen septentrional y las estribaciones localizadas al noreste del núcleo montañoso hasta los límites del hielo del océano Ártico. Estos ríos fluyen a lo largo de vastas llanuras aluviales, con una capa de permafrost subyacente. Al este, desde las vertientes del Tien Shan y el Pamir, se hallan ríos como el Ili, el Sir Daria y el Amu Daria, que desembocan en mares interiores: el río Ili desagua en el lago Baljash, mientras que los otros dos lo hacen en el mar de Aral. Estos ríos, junto al río Zeravshan y otros menores del norte del Tíbet, China occidental y Mongolia meridional, constituyen la gran cuenca fluvial de Asia, con 10 millones de km2 de superficie.

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    Desecación del mar de Aral

    Al sur, sureste y este los grandes ríos fluyen a través de enormes llanuras. De suroeste a noreste, estos ríos son el Indo, el Ganges, el Brahmaputra, el Saluén, el Mekong, el Yangzi Jiang, el Huang He (o río Amarillo) y el Amur. Todos ellos, alimentados por glaciares o nieve, nacen en el interior o en los márgenes del núcleo montañoso.

    CLIMA

    El clima del continente es tan variado como la configuración de su superficie —abarca desde el bosque ecuatorial a la tundra ártica—. En su mayor parte, la zona septentrional de Asia está dominada por el movimiento de las masas de aire polar continentales, que se desplazan desde Siberia occidental hasta el norte del Pacífico. Los inviernos son largos y rigurosos, los veranos cortos y fríos y las precipitaciones anuales leves. Un clima similar es típico de la meseta del Tíbet y otras zonas altas. Las regiones interiores tienen clima desértico de latitud media o semiárido, con inviernos severos y veranos entre templados y cálidos; las precipitaciones medias anuales son inferiores a los 230 milímetros.

    Sin embargo, los extremos meridionales y orientales del continente se caracterizan por los vientos monzónicos (véase Monzón), que en invierno soplan desde el frío interior hacia el sur y el este, y en verano desde los océanos, en dirección norte, hacia las tierras más cálidas. La mayoría de los extremos de Asia tienen un invierno seco, que varía de helado a frío, y un verano caluroso y húmedo, con fuertes concentraciones de precipitaciones en los meses de verano. Aunque el término monzónico se aplica a todos los climas de Asia oriental y meridional, el verdadero monzón sólo es típico de una parte del subcontinente indio y Myanmar; en estas áreas, la media de precipitaciones anuales supera los 2.000 mm. En otras regiones de Asia meridional y oriental, las precipitaciones están, o bien menos concentradas en el verano, o bien distribuidas de manera uniforme a lo largo del año. Gran parte del Sureste asiático recibe corrientes de aire marítimo desde el océano Pacífico occidental en forma de efecto monzón. En los lugares donde intervienen los factores orográficos (es decir, la existencia de montañas), es probable que el invierno sea húmedo, como ocurre en las áreas costeras de Filipinas, Vietnam, Malaysia y parte de la India meridional. Las áreas costeras del Sureste asiático también soportan destructivos tifones, que se originan en el Pacífico occidental y la parte septentrional del mar de la China Meridional.

    El suroeste de Asia tiene un régimen climático diferente, característico de la zona mediterránea. Está dominado por una franja de altas presiones con masas de aire seco, relativamente estables, que se mueven lentamente de oeste a este llevando lluvias invernales y después se trasladan al norte de la India. El promedio de precipitaciones anuales es leve y prevalece el clima de estepa y desierto semiárido. Este régimen climático se extiende hasta el noroeste de la India.

    FLORA

    La flora en Asia es extraordinariamente variada y mantiene una íntima relación con los cambios en el suelo y el clima. En las lejanas extensiones septentrionales del continente, como Siberia, predomina la vegetación de tundra y taiga. La primera está compuesta por musgo y líquenes, principalmente; la segunda está formada en gran parte por bosques de alerce, pino, abeto y picea. Al sur de la taiga existen grandes zonas de praderas en dirección este-oeste. Al sur, éstas ceden su lugar a un desierto de matorral en el que la aridez se incrementa, al igual que en las cuencas situadas entre el núcleo montañoso y su periferia y en gran parte del suroeste de Asia.

    Al sur, sureste y este de Asia, en las latitudes más bajas, predomina el bosque tropical y ecuatorial, donde con frecuencia hay precipitaciones abundantes durante todo el año. La exuberante selva tropical de árboles de hoja perenne abunda en especies como la teca, el eucalipto, el roble y variedades de bambú y palmera. Al norte del ecuador existe un bosque tropical más abierto llamado monzónico. A su vez, éste se confunde al norte con un bosque subtropical perenne, como en China y el sur de Japón. En latitudes medias predominan los bosques en los que se mezclan árboles caducifolios y coníferas; éstos se funden con una región de bosques de coníferas al norte.

    FAUNA

    La fauna de Asia es tan diversa como los climas, suelos y vegetación del continente. Las regiones septentrionales son ricas en especies con pelaje espeso como el oso pardo, la nutria, la marta cibelina, el armiño y el lobo, además de una impresionante variedad de aves. Las estepas y las regiones semiáridas son el hogar del antílope y numerosos roedores, como la liebre y el ratón de campo. Hay peces de agua dulce en todo el continente; el lago Baikal es notable por su fauna característica, aunque la fuerte polución industrial amenaza la supervivencia de muchas especies. Hay ovejas y cabras salvajes en las montañas, en tanto que el yak salvaje habita en el Tíbet. La fauna está más dispersa en las regiones de desierto cálido del sureste y el sur de Asia, donde el animal nativo más famoso, el león asiático, casi se ha extinguido. Sin embargo, hienas y chacales son frecuentes en esta zona. La fauna nativa de las regiones más húmedas del este y sureste de Asia ha sido diezmada por los efectos de siglos de ocupación humana, sobre todo a causa de la pérdida de su hábitat y sus zonas de caza. Los monos, en cambio, son muy abundantes en las áreas meridionales, mientras que aún existen ejemplares de tigre indio, aunque en un número alarmantemente escaso, en partes del sur y sureste de Asia. Abundan las aves, serpientes y lagartos, y distintos tipos de cocodrilos están ampliamente distribuidos. Simios salvajes como el gibón y el orangután, muy disperso, son propios del Sureste asiático. Muchos tipos de ciervos y antílopes habitan también las áreas menos pobladas, como Borneo, donde abundan las ardillas voladoras y las ratas arborícolas. Entre los animales insólitos se hallan los poco comunes rinocerontes del Sureste asiático, el elefante asiático, el tapir, el pangolín y el búfalo salvaje de la India y del Sureste asiático.

    RECURSOS MINERALES

    Asia es enormemente rica en recursos minerales. Gran parte del continente —el Tíbet, por ejemplo— aún no ha sido explorada geológicamente. Existen enormes y abundantes yacimientos de carbón en China septentrional y el noreste de la India; en otras partes del continente hay depósitos de menor importancia. Los yacimientos de petróleo y gas natural están bien distribuidos, pero las mayores concentraciones se encuentran en el interior del golfo Pérsico, en partes de Indonesia, en el norte y el interior de China, en las costas del mar Caspio y en las llanuras de Siberia occidental. Existen grandes reservas cerca de las costas de China, Indonesia, Malaysia e India occidental. Los metales se hallan relativamente dispersos en el suroeste de Asia, con la excepción de Turquía, el principal productor de cromo. En todo el continente, los minerales metálicos de varios tipos se reparten regularmente. China y Siberia tienen importantes reservas. Malaysia, Tailandia e Indonesia son extremadamente ricas en estaño, India lo es en mineral de hierro y manganeso; otros importantes recursos minerales son el oro, la plata, el uranio, el cobre, el plomo y el cinc; las piedras preciosas, como el diamante, se encuentran en Siberia; en el sur y sureste de Asia existen diamantes, al igual que zafiros y rubíes.

    POBLACIÓN

    En Asia hay más diversidad de pueblos que en cualquier otro continente. Dichos pueblos se hallan muy concentrados en una pequeña porción del área continental, principalmente en el sur y el este de Asia. La densidad media de población en las zonas septentrionales e interiores, al igual que en la mayor parte del suroeste de Asia, es inferior respecto al resto de las regiones del continente asiático, sobre todo las zonas litorales. Mongolia tiene la menor densidad de población de todos los países del mundo (menos de 2 hab/km2). Los habitantes de estas áreas viven sobre todo en los oasis de río, como sucede en Tashkent, donde la densidad de población es bastante alta. En Siberia, los núcleos de población se localizan principalmente en las zonas situadas a lo largo de la línea férrea del Transiberiano y sus ramificaciones. En Asia oriental, el Sureste asiático y la mayor parte de Asia meridional, los habitantes se apiñan en zonas relativamente pequeñas de las llanuras ribereñas. La densidad de población puede sobrepasar los 4.000 hab/km2. Singapur es el país más poblado del mundo, con una media de más de 4.400 hab/km2. En China, el 90% de sus 1.185 millones de habitantes se concentran en el tercio oriental del país. Incluso en países muy industrializados, como Japón, la mayoría de los habitantes viven en las limitadas y escasas zonas llanas, donde se encuentran las ciudades más grandes.

    RELIGIÓN

    Asia acoge las principales religiones del mundo, y así como otras creencias menos difundidas. El judaísmo, el cristianismo y el islam nacieron en el suroeste de Asia; el budismo y el hinduismo, en India; y la llamada religión china, compuesta por elementos confucianistas y taoístas, al igual que el culto a los antepasados, en China. Aunque su impacto histórico, directo e indirecto, fue muy importante, en la actualidad el cristianismo sólo es practicado por un pequeño número de asiáticos (sobre todo en Filipinas y Corea del Sur). Actualmente, el budismo, aunque es una religión minoritaria en su país de origen, India, ha conseguido extenderse por Asia por dos áreas diferentes adoptando liturgias diferenciadas: a través del interior de Asia y hacia el Sureste asiático, donde es la principal religión el budismo Theravada, que tiene adeptos en Myanmar, Tailandia, Camboya y Laos; y el budismo Mahayana, importante en Japón, Vietnam y China. El islam domina el centro y el suroeste de Asia, y tiene gran importancia en Asia meridional, región en la que destacan Pakistán y Bangladesh como países predominantemente musulmanes. Indonesia, en el Sureste asiático, también tiene mayoría musulmana. Varias ciudades del suroeste de Asia son importantes centros de peregrinación religiosa; entre ellos destacan La Meca, Medina y Jerusalén.

    ECONÓMICO

    Muchas zonas de Asia están económicamente subdesarrolladas. Un elevado porcentaje de la población del continente se dedica a la agricultura, pese a lo cual gran parte de la actividad agrícola se caracteriza por cosechas y productividad laboral relativamente bajas. En conjunto, una minoría de los asiáticos está empleada en actividades de manufactura; en muchas ocasiones los centros urbanos y las industrias no se han integrado adecuadamente con el sector rural. Los sistemas de transporte locales e internacionales de los países asiáticos todavía están poco desarrollados en muchas zonas, pero han mejorado notablemente en los últimos años.

    Sin embargo, hay un creciente número de excepciones. Japón ha modernizado con éxito su economía, al igual que Israel, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y, en menor grado, Indonesia, Malaysia, Tailandia, Turquía y los estados petrolíferos de la península Arábiga. En general han conseguido tasas de crecimiento económico que superan el 5% anual, un porcentaje que se aleja de sus tasas de crecimiento demográfico. En cambio, aunque los países del suroeste de Asia han hecho progresos, la distribución de los ingresos ha quedado más concentrada que en otros países. Estimulada por las inversiones extranjeras a gran escala, la rápida privatización y la industrialización, la República Popular China consiguió el crecimiento más rápido de Asia a principios de la década de 1990. Se estima que la economía china creció un 12% en 1992, aunque los niveles de renta per cápita permanecieron relativamente bajos. Vietnam y Laos, dos de los países más pobres de Asia, están empezando a conseguir un significativo crecimiento económico y a captar un notable nivel de inversión extranjera.

    AGRICULTURA

    La mayor parte del suelo asiático resulta inadecuado para la agricultura: menos de la tercera parte es de uso productivo. En general, la unidad básica de producción es la aldea, no la granja. Al sur, sureste y este de Asia, la agricultura se caracteriza por tener pequeñas parcelas en llanuras aluviales, demasiados habitantes en muy poco terreno, producción dedicada en su mayor parte a la subsistencia, altas tasas de arrendamiento (excepto en los países comunistas), fuerte dependencia de los cereales y otros productos alimenticios y tecnologías anticuadas. El arroz es el alimento básico del sur, sureste y este de Asia. Normalmente crece en condiciones de humedad. En el sur y sureste de Asia las cosechas son relativamente bajas, las instalaciones de regadío controlado están desigualmente desarrolladas y se practica el doble cultivo. Sin embargo, en India y Pakistán los sistemas de regadío y la introducción de variedades de semillas de alto rendimiento desde la década de 1970 han ayudado a estabilizar las cosechas anuales y a incrementar significativamente la producción total. En la actualidad, Pakistán exporta arroz, mientras que Japón ha demostrado cómo se puede conseguir un gran incremento en las cosechas y la producción de arroz mediante la introducción de variedades de alto rendimiento, la cuidadosa administración del agua, la aplicación de fertilizantes y la eliminación del latifundio en un sistema agrícola todavía basado en las pequeñas granjas.

    Las nuevas variedades de arroz, altamente productivas, se han distribuido extensamente en muchas partes del Sureste asiático, así como en India y Pakistán, desde finales de la década de 1960 (la llamada ‘revolución verde’), y la producción se ha elevado, aunque no tanto como se esperaba. La media de las cosechas arroceras de India, Tailandia y Myanmar sólo alcanza la tercera parte de las cosechas de Japón. En el primero de estos países, la introducción de variedades de trigo de alto rendimiento, desarrolladas en México, ha tenido un impresionante impacto en las cosechas de ciertas áreas: el trigo es ahora el segundo cultivo más importante del país.

    Las plantaciones agrícolas a gran escala situadas en latitudes más bajas contrastan de manera muy acusada con la predominante producción de subsistencia que las rodea. En las plantaciones se produce caucho, aceite de palma, derivados del coco, té, piña, fibra de abacá y otros cultivos comerciales destinados a la exportación. La producción en plantaciones se inició durante el periodo colonial en el sur y sureste de Asia; muchas fincas permanecieron bajo control y propiedad extranjera. La mayoría de estos cultivos comerciales también se producen en los minifundios en cantidades considerables.

    La agricultura de Asia oriental está basada en los cultivos de arroz en las zonas situadas en torno a los 35° de latitud N en China y alrededor de los 40° de latitud N en el resto de la región. En comparación con el Sureste asiático, las cosechas son abundantes, el doble cultivo es frecuente, el regadío está muy controlado y la introducción de fertilizantes es extremadamente alta, especialmente en Japón. Al norte del río Huai, en China, el trigo sustituye al arroz y a los cereales de secano, en especial sorgo y maíz, todos cultivados en la forma intensiva característica de la agricultura china. Aunque la población rural de China estaba organizada hasta hace poco en grandes entidades administrativas conocidas como comunas, el cultivo de bajo rendimiento se ha realizado básicamente en las pequeñas aldeas dentro de éstas. Se crían cerdos, aves de corral y peces (en estanques) allí donde es posible, en el norte y el sur de la región; la industria lechera y de carne de vacuno sólo se desarrolla en Japón y Corea.

    En las regiones más áridas del interior de Asia se cultivan cereales de secano, pero predomina el pastoreo: vacas, ovejas y caballos son los animales más importantes. La agricultura de regadío, típica de los oasis, se halla en lugares favorecidos de Asia central. Los cultivos de cereales de secano, el pastoreo nómada y los cultivos de regadío en los oasis son también característicos del suroeste de Asia. En su inmensa mayoría, sin embargo, los niveles de producción son bajos.

    MINERÍA

    La minería es una actividad importante en la mayoría de los países asiáticos y un capítulo fundamental en las exportaciones de otros muchos: hay manganeso en India, estaño en Tailandia e Indonesia (ambos producen la mayor parte de las existencias mundiales de dicho metal) y mineral de cromo en Filipinas. El mineral de exportación más importante de Asia, sin embargo, es el petróleo; el Sureste asiático y, en especial, el Oriente Próximo contienen las mayores reservas petrolíferas del mundo, con la excepción de Rusia. Indonesia, y recientemente China y Malaysia, también son países exportadores. En Asia meridional (Bangladesh, Pakistán y cerca de la costa occidental de India) se explotan modestos yacimientos de petróleo y gas natural. La minería de carbón también es relevante en China, Siberia central y oriental, el noreste de India, Irán y Turquía. Otros minerales significativos son el hierro, el manganeso y el tungsteno en China; azufre, cinc y molibdeno en Japón y oro en Uzbekistán y Siberia.

    ENERGÍA

    Aunque la producción total de energía se ha incrementado mucho desde la década de 1960, su consumo per cápita sigue siendo muy bajo en la mayoría de los países asiáticos. Los países con mayor desarrollo económico, como por ejemplo las antiguas repúblicas soviéticas, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Malaysia, Kuwait, Turquía, Israel y Arabia Saudí tienen unos niveles de consumo entre moderados y altos. Las fuentes de energía en muchas regiones dependen de los recursos locales, en particular de la madera. En el suroeste de Asia la fuente de energía dominante es el petróleo. El potencial hidroeléctrico de la India es enorme: más de la mitad de la electricidad generada en el país procede de la energía hidráulica. No obstante, la mayor parte de la demanda de energía de la India rural aún se cubre con la combustión de estiércol, madera y carbón vegetal. En el Sureste asiático la producción de petróleo es considerable, como en Indonesia y Brunei, pero la energía hidroeléctrica y la madera siguen siendo las principales fuentes de energía domésticas. China y Japón han demostrado que las centrales hidroeléctricas a pequeña escala pueden proveer de energía de manera efectiva a pequeñas ciudades y áreas rurales. Al parecer, China posee unas 90.000 pequeñas centrales hidroeléctricas en funcionamiento accionadas únicamente por la corriente fluvial (sin presa), situadas en su mayor parte en China meridional, además de unas veinte centrales de mayor magnitud. No obstante, el carbón sigue siendo la principal fuente de energía en China. En Japón lo es el petróleo, si bien casi todos los productos petrolíferos son importados. La potencia hidroeléctrica de Siberia es inmensa, aunque sólo recientemente se ha empezado a explotar.

    Pablo