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Credos


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Credos
  4. Análisis
  5. Conclusión
  6. Bibliografía

Resumen:

Dios es la máxima revelación para el hombre. Su omni- potencia, omnisciencia y omnipresencia infinitas presentadas en la expresión de amor salvífico del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero a su presentación de la Verdad, Dios espera nuestra respuesta. Nosotros, con su gracia, respondemos "creo". Y es así como los credos son nuestra respuesta a la revelación de Dios. En el pre- sente trabajo se exponen algunos aspectos importantes sobre los tres primeros credos.

Descriptores: Credo Apostólico / Credo Niceno Cons- tantinopolitano / Credo Quicunque Vult (Atanasiano)

Al realizar una breve revisión bibliográfica referente al significado de la palabra credo, se observa que todos concuerdan en que: Credo es un:

• "Símbolo de la fe cristiana, ordenado por los apósto- les, en el cual se contienen los prales, artículos de ella". También que, credo es un "conjunto de doctri- nas comunes a una colectividad"[1].

INTRODUCCIÓN

Y que "con el fin de obtener un esencialismo que sea flexible al cambio cultural, se hace necesario colocar fir- memente los baluartes de la ortodoxia cristiana", a saber: Las Sagradas Escrituras, los tres credos, los seis prime- ros concilios; "elementos que constituyen lo que hemos creído todos los cristianos en todo lugar y en todo tiem- po".[2]

Desde el inicio la Iglesia quiso recoger lo esencial de su fe en resúmenes orgánicos y articulados, destinados so- bre todo a los candidatos al bautismo. Se les llama Profesiones de Fe porque resumen la fe de los cristia- nos. También se les llama Credos porque comienzan con la afirmación "creo". También se les llama Símbolos de la Fe porque la palabra griega symbolon significaba la mi- tad de un objeto partido que se presentaba como señal de identidad: debía corresponder con la otra mitad. Los Símbolos de la Fe son signos de identificación y de comunión entre los creyentes.[5]

Los credos son inevitables. El hombre que dice, "Yo creo…" y luego termina la oración ha expresado un cre- do. "No creo en credos" es un credo. "No un credo sino Cristo" es un credo. El asunto nunca es credos vs. no credos; el asunto siempre es, ¿El credo de quién? Los Cristianos, para ser Cristianos, deben confesar a Cristo. Y aunque a veces ciertamente debemos hacer esa con- fesión en palabras que reflejen nuestras circunstancias corrientes, sin embargo, hay un gran valor en confesar a Cristo en palabras marcadas por la edad – palabras que son propiedad de la iglesia universal y que pertenecen no meramente a nuestro tiempo, sino a todos los tiem- pos.[6]

CREDOS

Son pocos los Credos que se formaron antes del tiempo de la Reforma y se refieren a los principios fundamenta- les del cristianismo, especialmente a la Trinidad y a la persona del Dios Hombre y son la herencia de toda la Iglesia.[7]

2.1 CREDO APOSTÓLICO

2.1.1 Historia

(c. 700, primeras formas desde c. 200 d.C.)

Este no fue escrito por los Apóstoles sino que se fue formando gradualmente por un consentimiento común, fundándose en las varias confesiones que separadamen- te habían adoptado las congregaciones particulares y que usaban en la recepción de sus miembros. Adquirió su forma actual y el uso entre todas las iglesias, a fines del siglo segundo. Fue puesto al fin del Catecismo Menor juntamente con la Oración del Señor y los Diez manda- mientos en la primera edición publicada por orden del parlamento, "no porque se creyera que había sido com- puesto por los Apóstoles, o porque debiera considerarse como escritura canónica… sino por ser un breve resumen de la fe cristiana, de acuerdo con la Palabra de Dios, y recibido antiguamente en las iglesias de Cristo."[7]

2.1.2 Credo

Dicho credo es como sigue:

«Creo en Dios Padre, Creador del Cielo y de la tierra.

Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra del Espíritu Santo; nació de la Virgen María; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucifi- cado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, Al tercer día resucitó entre los muertos; subió al cielo; y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muer- tos.

Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Cristiana; la comunión de los santos; la remisión de los pecados; la resurrección de la carne; y la vida perdurable. Amén.»

2.2 CREDO NICENO – CONSTANTINO-POLITANO

2.2.1 Historia

(325, 381 d.C.)

Este fue formado sobre las bases de los Apóstoles, y la cláusula relativa a la divinidad sustancial de Cristo, fue agregada por el Gran Concilio celebrado en Nicea, Biti- nia, 325 a.C., y las que se refieren a la divinidad y personalidad del Espíritu Santo, las añadió el segundo Concilio Ecuménico reunido en Constantinopla, 381 a.C., y la cláusula «filioque» (quiere decir: y del Hijo) la añadió el Concilio de la Iglesia Occidental verificado en Toledo,

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