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El legado de Salvador Allende

Enviado por Héctor Valle

Partes: 1, 2

    1. Una Promesa de Honor
    2. Asesinatos, conspiraciones y traiciones
    3. Arlequines y polichinelas
    4. La vía chilena al socialismo
    5. El papel del totalitarismo mediático
    6. La muerte y la restauración de Salvador Allende

    La tragedia de Allende, que es tanto la del propio Chile como la del resto de nuestra región, al ingresar en la hora más oscura del siglo XX, trae consigo la simiente de una esperanza que permanece y es aun posible divisar en el horizonte cercano de una persona, de un ser responsable que busca ser solidario en el día a día, junto al diferente.

    Una Promesa de Honor

    El joven Salvador Allende, ya líder del movimiento estudiantil chileno, a la muerte de su padre, y ante su tumba, lanza una promesa de honor, trascendente como pocas lo serán, en lo privado como en lo público, a lo largo de su intensa vida. En esta promesa, proferida en circunstancias existenciales tan removedoras, Allende se consagra a la lucha social, en un acto que antes que ideológico, responde, al estar de lo expresado por el chileno Tomás Moulian , a la fuerza de los afectos, que tiene asiento a su vez, en el mensaje ético que fue la vida de su propio padre. La tragedia de Allende, que es tanto la del propio Chile como la del resto de nuestra región, al ingresar en la hora más oscura del siglo XX, trae consigo la simiente de una esperanza que permanece y es aun posible divisar en el horizonte cercano de una persona, de un ser responsable que busca ser solidario en el día a día, junto al diferente. Excede y hasta conspira con la intención que anima estas palabras, el pretender desarrollar aquí y ahora, una visión crítica de la llamada "vía chilena al socialismo". Antes bien, pretendo dar testimonio de un legado moral y político plenamente vigente y cargado de posibilidades de darse lugar en nuestros pueblos.

    Asesinatos, conspiraciones y traiciones

    Las sucesivas conspiraciones norteamericanas y criollas, los asesinatos de los generales Schneider, Prats, un año después que Allende, y la del edecán naval de éste, el comandante Arturo Araya, bien como los actos de sedición perpetrados por grupos fascistas chilenos, la permanente y consabida intervención de empresas norteamericanas que buscaron junto a su gobierno, hasta que lo consiguieron, derrocar al Presidente Allende y así sembrar el terror en la hermana nación trasandina, todo esto, siendo brutal, despiadado y casi enajenante, no ha logrado acallar el grito que viene de lejos y aun es dable escuchar: ¡Jamás dejaremos de luchar porque la libertad plena y la autodeterminación de nuestros pueblos, expresada por ejemplo en el libre desarrollo de nuestras potencialidades económicas, comerciales y culturales, se de lugar y posibilidades reales! Este imperialismo de luz azul; sin costo y que logra atraer a todos los mosquitos, esos funcionarios serviles que, las más de las veces, encaramados en niveles de alta decisión de las economías de sus países, se postran ante el coloso y rinden pleitesía. Tras lo cual, llevan a sus respectivos pueblos el mensaje de libertad y desarrollo para aquellas empresas que antes como hoy, buscan el mero rédito para sus propias arcas, con la consiguiente dádiva para estos mensajeros de lo oscuro. Algún personaje de tercer orden, incluso, del gobierno del Presidente Allende, ha salido en misión a otros países de la región, mostrando su pasado pero dejando en segundo plano su presente de funcionario de otra de aquellas trasnacionales.

     

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