1. Rupturas y legado institucional del imperio español3. La Junta Grande4. El Primer Triunvirato5. El Segundo Triunvirato6. La Asamblea del Año XIII7. El congreso de Tucumán8. Directorio de Pueyrredón9. La Caída de Pueyrredón10. La Constitución de 1819
1. Rupturas y legado institucional del imperio español
La revolución de mayo puso fin al orden colonial e inició una amarga lucha por la independencia y unificación. Aunque el Autogobierno fue instaurado en un intento de ahondar y acelerar la prosperidad comercial, pero en cambio provocó una prolongada desorganización económica, décadas de guerra civil y una caída en la dictadura.
Los conductores de la revolución utilizaron, en un principio, la misma institución virreinal y su estructura política para imponer su autoridad y el orden inmediato. Así, la junta central de Buenos Aires sustituyó al Virrey y hasta el nombre de Fernando VII fue utilizado como elemento de unión y poder.
Los años inmediatos que le siguieron a la revolución se caracterizaron por presenciar el nacimiento de un torbellino de fuerzas políticas rivales.
Los rasgos generales de esta época son los siguientes: (1810-1820)
– la región consolidó gradualmente su autogobierno y finalmente su emancipación de jure.
– al precio de la fragmentación territorial, el derrumbe de una autoridad común efectiva y una profunda crisis económica.
Las actitudes con la que se tomó en cada región las noticias de la revolución fueron diferentes: en zonas donde el prestigio de la corona estaba desgastado, dicho acontecimiento fue recibido con gratitud y tuvo un apoyo incondicional (Santa Fe, Corrientes, la intendencia de Salta, etc.). En cambio la actitud fue opuesta en regiones que estaban dominadas por personas leales a los Borbones (Montevideo, Alto Perú, Asunción) a las cuales la junta no ahorró esfuerzos para tratar de subordinarlas.
El acto de ruptura del poder imperial, no significó la suplantación inmediata del estado colonial, por un estado nacional. Gradualmente, a medida que se consiguieron concitar apoyos, fueron pasando de ser levantamientos municipales a regionales y luego a nacionales.
A los débiles aparatos estatales del periodo independentista se le fueron superponiendo órganos políticos (juntas, triunviratos, directorios) con los que se intento sustituir el sistema de dominación colonial y establecer un polo de poder alrededor del cual constituir un ESTADO NACIONAL.
Estos intentos no siempre fueron exitosos, y en muchos casos desembocaron en largos periodos de enfrentamientos regionales y luchas entre fracciones políticas, en los que la existencia del Estado Nacional se fundaba en el reconocimiento externo de su soberanía política.
El fracaso se debió a la escasa integración territorial, derivada de la precariedad de los mercados y agravada por la interrupción de los vínculos con la vieja metrópoli.
La efectiva posibilidad de una economía mas integrada y compleja, sumada a la preservación de ciertas instituciones coloniales como instrumentos de control político, suministraron el cemento que amalgamarían a la sociedad territorialmente asentada y al incipiente sistema de dominación en un Estado Nacional en un ESTADO NACIONAL. Esto explicaría por que, en casos como Argentina, la precariedad de las economías regionales, la extensión territorial, las dificultades de comunicación y transporte, las prolongadas luchas civiles, etc, demoraron por muchos años el momento en que tal amalgama se produciría.
20 de mayo de 1810. Mediante una proclama, el 18 de mayo de 1810, el virrey Cisneros confirmó los rumores acerca de la caída en manos francesas de Sevilla y de la Junta Central que en ella funcionaba. Cisneros pidió lealtad a Fernando VII, pero ya era tarde: la agitación popular se volvió cada vez más intensa. Desde hacia días, los criollos venían discutiendo qué hacer ante la situación planteada.
En la mañana del 20, luego de sucesivas reuniones, se decidió pedir una autorización al virrey para llamar a un Cabildo Abierto, fórmula institucional para que se pronunciaran los vecinos de la ciudad.
El virrey Cisneros y sus partidarios consiguieron dilatar la cuestión. Sólo accedieron a convocar a un Cabildo Abierto después de reunirse con los jefes de las milicias. En esta consulta, representados por Saavedra, los militares expusieron su posición: el virrey debía admitir, pues su mandato había caducado tras la caída de la Junta Central española. La suerte del virrey estaba echada.
21 de mayo de 1810. Hombres armados ocuparon la Plaza de la Victoria y exigieron a los gritos que se convocase a un Cabildo Abierto y se destituyese al virrey Cisneros.
Tal fue el tumulto en la plaza que, alarmados, los cabildantes se apresuraron a solicitarle al virrey que autorizase la convocatoria a un Cabildo Abierto. Cisneros firmó la convocatoria y llamó a Saavedra, comandante del Regimiento de Patricios, para que tranquilice a los vecinos que estaban en la plaza.
22 de mayo de 1810. En la mañana se abrió el debate, cuya finalidad era tomar una decisión acerca de la permanencia o no de las autoridades españolas en el Río de La Plata. La votación del 22 se prolongó hasta la medianoche. Se resolvió que la asamblea continuaría al día siguiente.
23 de mayo de 1810. A las diez de la mañana se volvió a reunir el Cabildo ordinario. Pese a lo convenido, anunció que el Cabildo Abierto no se reanudaría y realizó el escrutinio de los votos de la jornada anterior.
Los 155 votos que resultaron por la cesación del virrey comprendían diversas posturas:
La fórmula propuesta por Saavedra –delegar en el Cabildo el mando interino hasta que se formase una junta de gobierno– se impuso con 87 votos.
24 de mayo de 1810. En horas de la mañana, sesionando a puertas cerradas, el Cabildo procedió a constituir la Junta, conforme se desprendía de la mayoría de los votos. En esas circunstancias, el síndico Julián Leyva creyó satisfacer a todos los bandos formando la siguiente Junta:
– Presidente: B. H. De Cisneros.
– Vocales: Cornelio Saavedra (militar), Juan N. De Solá (eclesiástico), Juan José Castelli (abogado), J. Santos de Incháurregui (comerciante).
El Cabildo cumplía aparentemente con el resultado del sufragio, pero imponía, de hecho, la posición legalista. El mismo virrey cuya destitución había sido votada por la mayoría, era el presidente de la Junta. Pocos cabildantes advirtieron con claridad que se trataba de una estratagema legal. En la Plaza de la victoria, en cambio, al difundirse la noticia de la composición de la Junta, la tensión creció. Esta situación desencadenó la renuncia de Saavedra y Castelli.
25 de mayo de 1810. Durante la mañana, los cabildantes reunidos estuvieron dispuestos a rechazar las renuncias, aduciendo que la Junta no tenía facultades para negarse a ejercer un poder que el pueblo le había conferido. Los cabildantes confiaban en el apoyo de las fuerzas militares para sostener esta posición.
De nuevo en la plaza, entraron en acción los "chisperos". Apenas se enteraron del rechazo de las renuncias, muchos de ellos penetraron en la sala capitular y allí, como representantes de la gente que estaba en la plaza, manifestaron el disgusto y la decepción generalizados.
En una reunión, los jefes de las milicias, anunciaron que volvían a retirar su apoyo al Cabildo. Mientras, la gente reunida en la Plaza exigía saber qué estaba ocurriendo. El Cabildo no tuvo otra alternativa que pedirle la renuncia a Cisneros y la disolución de la Junta que presidía. El bando patriota aprovechó para plantear que sólo el pueblo debía asumir toda la autoridad. Para ganar tiempo, los regidores plantearon que una petición así debía hacerse por escrito. El texto, que ya había sido redactado durante la noche anterior, fue presentado de inmediato. Así nació la Primera Junta de Gobierno.
Fue la expresión del primer gobierno constituido por criollos. El objetivo de esta junta era convocar a los representantes de cada provincia para considerar las actitudes a tomar ante la nueva situación de la región. Fue la que provocó la revolución. La junta esperaba lograr la alianza de las regiones con la rebelión metropolitana.
Dentro de esta se producen peleas internas, principalmente entre Moreno (sec.) y Saavedra (pte). El primero quería lograr una independencia inmediata y la proclamación de una república centralizada políticamente en Buenos Aires. Saavedra por su parte, apoyaba el "Autogobierno" bajo la "Máscara de Fernando", y era defensor del gobierno compartido con las regiones. Saavedra sale triunfador de este litigio y siguiendo con su línea moderada, crea la Junta Grande, para incluir a representantes del interior (2 diputados). Moreno renunció a su cargo y se embarcó para realizar una misión diplomática en Europa. El 4 de marzo de 1811, murió en alta mar.
El reglamento del 25 de mayo de 1810 establecía que las ciudades del Interior debían enviar diputados a Buenos Aires para formar un Congreso. Dos días después, una circular los invitaba a incorporarse a la Junta, pero Moreno retrasó todo hasta diciembre cuando renunció. Sin embargo, la victoria saavedrista fue muy frágil: la oposición, reunida en la Sociedad Patriótica y apoyada por el Cabildo, seguía activa y ganó posiciones. Debido a diferentes campañas militares fallidas el ex Virreinato del Río de La Plata pierde el dominio sobre el Alto Perú, Paraguay y Montevideo.
4. El Primer Triunvirato Como consecuencia del fracaso de Saavedra, principalmente militar, y a la "incomodidad" de la Junta, que no puede sesionar con tantos integrantes que nunca logran un acuerdo, esta es desplazada por un triunvirato, gobierno de tres personas (el Primer Triunvirato) y acompañado por una Junta Conservadora (en donde recaen el resto de los miembros de la Junta Grande), totalmento opuesto a Artigas, que es quien disuelve la Junta Grande y las provinciales. El trío integrante del gobierno queda conformado por: Paso, Chiclana y Sarratea. Con un estatuto provisional que creaba una asamblea general de poderes ilimitados. Instado por Rivadavia, el Triunvirato intento lograr el apoyo de Gran Bretaña, para imponer una Monarquía Constitucional (idea sostenida con anterioridad por Belgrano). Surge del interior un creciente rechazo a la política del Triunvirato y un acercamiento a Artigas.
En 1812, crece un movimiento político bajo el lema: "Independencia, Constitución y Democracia", la llamada Sociedad Patriótica, encabezada por San Martín, que provocó la caída del Triunvirato, exigiendo una lucha más vigorosa por la emancipación y para atraerse a Artigas y al Interior, la convocatoria del congreso propuesto.
Según el Estatuto Provisional, en octubre debía realizarse la elección del sucesor de Sarratea, cuyo mandato en el Triunvirato cesaba. El candidato propiciado por la Logia era Bernardo Monteagudo, un adversario acérrimo de Rivadavia. Monteagudo fue elegido y entonces lo inhabilitaron por casos infundados. Antes esta maniobra, el pueblo empezó a reclamar por un grupo más "digno" de personas en el Triunvirato. El Cabildo aceptó designar a un nuevo ejecutivo, o Segundo Triunvirato, "ligado a la indispensable convocación a una Asamblea General" – según consta en acta – integrado por Juan José Paso, Antonio Álvarez Jonte y Nicolás Rodríguez Peña (estos dos últimos miembros de la Logia Lautaro). Para esto, el primero había gobernado durante un año y quince días.
La influencia de la Logia
Luego de la Revolución del 8 de Octubre de 1812, el segundo Triunvirato era el mascarón de proa del verdadero poder: el ejercido por la Logia Lautaro, que se proponía radicalizar la política moderada seguida por los gobiernos revolucionarios desde 1810. La convocatoria a una Asamblea Constituyente, fechada el 24 de octubre, aclaraba que los "vecinos libres y patriotas" debían elegir diputados: cuatro por Buenos Aires, dos por cada capital de intendencia y Tucumán, y uno por el resto de las ciudades. La Logia echó mano a todos los recursos para asegurarse que los electos fuesen afines a su política. A comienzos de 1813, todo auguraba la organización de un nuevo Estado independiente.
El 31 de enero 1813, el congreso planeado se reunió, cuidando de dar la representación debida al interior, y con la intención de logarar una igualdad social. Se modeló según la Asamblea Constituyente Francesa de 1789 (libertad, igualdad, fraternidad). Aunque la principal función es redactar una constitución, se logran muchas resoluciones, las más importantes fueron:
– Abolió los servicios de los indios (mita, encomienda y yanaconazgo).
– Suprime el mayorazgo.
– Fueron anulados los títulos de nobleza y los patrimonios terratenientes.
– Se abandonó la trata de esclavos y se liberó a los hijos de esclavos nacidos después de su instalación (libertad de vientres) y de todos los esclavos que ingresaran en nuestro territorio. De la última disposición quedarían excluídos, posteriormente, los fugitivos de Brasil.
– Suprimió la inquisición y la tortura judicial.
– Se declaró soberano e impuso el nombre de "Provincias Unidas del Río de La Plata".
– Crea el Directorio Supremo (gobierno unipersonal).
– Creación de la primera moneda patria.
– Creación del escudo nacional
– Se declara canción nacional el Himno.
– Se falló en el intento de dictar la constitución, por la no aceptación de los requerimientos de los diputados de Artigas, sin embargo, las bases para una constitución quedan puestas.
– Tampoco se declara la independencia, pero ya se está buscando el camino para identificarnos como una nación.
Entonces, una de las decisiones de la Asamblea, es la designación de una nueva forma de gobierno, el Directorio, que irá acompañado y asesorado por un Consejo de estado de nueve miembros. Finalmente en el cargo de Director queda Antonio Gervasio de Posadas que asume el 31 de Enero de 1814 y debe enfrentar numerosos problemas entre ellos la decisión de Artigas de acabar el sitio en Montevideo, y más tarde, al designar a Rondeau de remplazo en el Ejército del Norte, que las tropas se sublevasen. Posadas, sintiéndose desautorizado, renunció, y la Asamblea designó al mismo Alvear "Director de Estado". Alvear no se mantuvo demasiado tiempo, y por problemas con Artigas, el Cabildo pidió su renuncia y la disolución de la Asamblea General. Entonces el Cabildo designó como nuevo director a Rondeau, que estabaen Jujuy al frente del Ejército y creó una Junta de Observación con el fin de convocar a las provincias a un Congreso General. Esta Junta, integrada por cinco miembros, redactó un Estatuto Provicional que autorizaba al Director a convocar a todas las ciudades para elegir y enviar diputados a un Congreso Constituyente que se reuniría en Tucumán. Fue la única cláusula que fue aceptada por casi todas las provincias, y posibilitó la reunión que declararía nuestra independencia.
Para remplazar interinamente a Rondeau mientras durara su ausencia, fue designado el coronel Ignacio Alvarez Thomas, quien asumió el 21 de abril. Su principal objetivo fue mejorar las relaciones con Artigas, quien encabezaba una Liga Federal integrada por la Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Córdoba. Pero no pudo cumplirlo. En agosto envió al general Viamonte al frente de fuerzas que ocuparan la ciudad de Snata Fe y nombraran un gobernador. En marzo de 1816, tropas santafesinas al mando del comandante Estanislao López, derrotaron nuevamente al ejército porteño.
Tras otro fracaso enviando a Belgrano, el Cabildo y la junta de observación aceptaron la renuncia del Director interino y el 17 de abril designaron en su remplazo a Antonio González Balcarce, quién sólo gobernó hasta julio, cuando llegó Juan Martín de Pueyrredón, elegido por el Congreso de Tucumán, para hacerse cargo del Poder Ejecutivo.
Buenos Aires designó a Juan José Paso, Tomás Manuel de Anchorena, Fray Cayetano Rodríguez, Pbro. Antonio Sáenz, José Darragueira, Agustín Gascón y Pedro Medrano. Sus instrucciones eran postular la adopción de una Constitución que estableciera un poder Ejecutivo unipersonal, sin aclarar si preferían el sistema monárquico o republicano.
Para inaugurar el período de sesiones no se esperó que estuvieran presentes todos los diputados, Cuando se reunieron dos tercios, se fijó el 24 de marzo. Ese día, los representantes se constituyeron y designaron presidente del Congreeso al doctor Pedro Medrano, estableciendo que el cargo se renovaría mensualmente, y como secretarios a Paso y Serrano.
A raíz de la renuncia de Álvarez Thomas, y su remplazo provisorio por Balcarce, dada la ausencia del titular José Rondeau, el Congreso resolvió elegir nuevo Director Supremo. La votación se realizó el 3 de mayo Juan Martín de Pueyrredón fue electo (como ya antes habíamos aclarado).
Durante los tres primeros meses, el Congreso consideró su organización, la aprobación de los diplomas de los diputados, la fórmula de juramento a su soberanía, y la elaboración de un plan de trabajo.
El temario presentado incluía 17 puntos. Los principales eran: manifiesto explicativo de los fines del Congreso, sus atribuciones y duración; discusión sobre la declaración de la Independencia; pactos interprovinciales previos a la Constitución; determinación de la forma de gobierno y elaboración de una Constitución. Los restantes se referían al sistema financiero, el funcionamiento de la Justicia, el régimen militar, la educación, los límites territoriales y el régimen agrario. La influencia de San Martín y Belgrano para la consideración del tercer punto del sumario fue decisiva.
San Martín decía: "¿hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra Independencia? Es ridículo acuñar moneda, tener pabellón y escarapela nacional, y por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos y permanecer a pupilo de los enemigos. ¿Qué más tenemos que decirle?"
Belgrano, por su parte, quien acababa de regresar de Europa, se trasladó a Tucumán a principios de julio y el día 6 expuso ante el Congreso la situación europea, después de la frustada misión diplomática cumplida por Rivadavia.
9 de julio de 1816. El día 8, los diputados deliberaron en sesión privada sobre la Independencia, y resolvieron proclamarla en la sesión siguiente. Reunidos bajo la presidencia de Narciso Laprida con la participación de numeroso público, el 9 de julio, luego de una votación, se labró el acta suscrita por los 29 congresales: "En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán, a los nueve días del mes de julio de 1816: Nos, los representantes de las Provincias Unidas de Sud América, reunidos en congreso General, invocando al Eterno que preside el Universo, en nombre y por autoridad de los pueblos que representamos, protestamos al Cielo, a las Naciones y a los hombres todos del globo, la Justicia que regla nuestros votos.
"declaramos solemnemente a la faz de la Tierra que es la voluntad unánime e indubitable de estas Provincia romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e investirse del alto carácter de una nación Libre e Independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, quedando en consecuencia, de hecho y de derecho, con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia e impere el cúmulo de las actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esa voluntad, bajo el seguro y garantía de nuestras vidas, haberes y fama".
El siguiente 19 de julio, y por iniciativa de Medrano se agregó a la independencia "de Fernando VII, sus sucesores y metrópoli", otra parte "y de toda otra dominación extranjera", tanto en el Acta como en la fórmula de juramento que se exigiría a los representantes, funcionarios y tropas.
El origen de tal modificación fue el rumor de que a espaldas del Congreso de estaba proyectando un protectorado de Portugal.
Una vez jurada la Independencia, el Congreso pasó a deliberar sobre el sistema de gobierno. Belgrano había expuesto en la sesión del día 6, la situación de Europa, donde existía un auge monárquico y las casas reinantes pretendían imponer a miembros de las familias reales en América. Por eso pensaba que el establecimiento de una dinastía propia en las Provincias Unidas de Sud América, podía constituir una garantía de estabilidad ante las ambiciones externas.
A fines de 1816, el Congreso remitió al Director Supremo un Estatuto Provisional de Gobierno para que lo promulgara. Pero Pueyrredón lo devolvió porque estimaba que las atribuciones del Poder Ejecutivo eran limitadas entendiendo que las fuerzas militares debían estar bajo el mando del Directorio.
El Congreso se trasladó a Buenos Aires a principios de 1817 para enfrentar juntamente con pueyrredón la grave situación existente: los portugueses habían invadido la banda Oriental; el ejército del Virreynato del Perú seguía amenazando las fronteras del Norte, defendidas por Güemes y no pocas provincias reaccionaban vehementemente ante el proyecto monárquico.
Al reiniciar las sesiones se decidió que: El titular del Poder Ejecutivo sería designado por el congreso, y los gobernadores serían elegidos por el director Supremo entre candidatos propuestos por los cabildos. Este último mecanismo confería al Reglamento una orientación centralista que siguió provocando conflictos con las provincias. La tendencia sería acentuada en la Constitución que sancionaría en 1819. El llamado "Congreso de Tucumán" seguiría sesionando hasta febrero de 1820.
Pueyrredón tuvo en general una fecunda gestión, más allá de los problemas graves que se estaban dando en la Banda Oriental y hacia el Norte. En el plano económico, fundó la Caja Nacional de Fondos del Sud, que fue base del sistema bancario argentino; adjudicó tierras a los pobladores para extender las fronteras con los indios y fomentó la producción agrícola y ganadera, la exportación de granos y las industrias, racionalizando la explotación de los saladeros.
Pueyrredón tuvo que enfrentar el pesado costo económico de la guerra revolucionaria. No era un problema nuevo, pero sí más acuciante: la contienda se prolongaba y afectaba, cuando no destruía, los circuitos comerciales y productivos. La guerra civil alentaba el saqueo sistemático de la producción ganadera del Litoral. A todo eso se agregó que la campaña de San Martín a Chile impuso un costo de una magnitud desconocida hasta ese momento. En 1817 pueyrredón ensayó varias medidas para obtener ingresos regulares, como la imposición de tasas aduaneras, pero, en 1819, el gobierno todavía seguía recurriendo a los impopulares gravámenes extraordinarios.
Los principales ingresos públicos provenían de los impuestos a la importación, que, indirectamente, afectaba a los consumidores. A cambio de los empréstitos solicitados a os comerciantes, el Gobierno daba órdenes de pago a largo plazo. Dichas órdenes sólo podían ser descontadas al momento por los grandes comerciantes, en su mayoría ingleses, que se convirtieron en fuertes acreedores del Estado. En 1819, el aumento de la deuda pública llevó al Gobierno a incrementar las contribuciones forzosas en un 11%.
A comienzos de 1819, Carlos de Alvear, junto con José Miguel Carrera y Manuel de Sarratea, planeó en Río de janeiro la destitución de Pueyrredón. Los caudillos López y Ramírez, disconformes con la Constitución de 1819, entraron en la conspiración. San Martín intentó apoyar a Puyrredón y envió a un batallón de Cazadores de los Andes al mando de Mariano Mendizábal, pero éste se sumó a la revuelta. El 9 de junio de 1819, Pueyrredón renunció a favor de José Rondeau.
Ya en Buenos Aires, el Congreso aprobó la Constitución del nuevo Estado, que fue jurada el 25 de mayo de 1819. La carta establecía un Ejecutivo unipersonal que, con pocos recortes, podían ser transformado en una monarquía constitucional, si las misiones diplomáticas que buscaban un monarca en Europa tenían éxito. El Legislativo estaba compuesto por dos cámaras: una de Representantes, elegidos en forma proporcional a la población, y un Senado con representantes de las corporaciones (los cabildos, la iglesia, el Ejército o las universidades). El rechazo a su marcado centralismo se inició en el Litoral. Poco después de su jura, fue cuando Pueyrredón se vio obligado a renunciar.
La Constitución de 1819 respondió al esquema establecido por el pensador francés Montesquieu: Ejecutivo, Legislativo, Judicial.
En cuanto a la representatividad, teníamos 1 diputados por cada 25.000 habitantes o fracción mayor de 17.000. Los diputados eran "de la nación" y no de las provincias.
El Poder ejecutivo recaía en una sola persona, el director. Éste podía ser reelecto una sola vez, si contaba con el voto de las dos terceras partes de las Cámaras.
La figura del Director Supremo, logró conservarse hasta el año1820, cuando con la Batalla de Cepeda, se inicia un período de autonomías provinciales (Disolución del gobierno centralizado).
Categoría: Historia
Autor:
Gisele Jaquenod De Giusti