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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 3)


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Otro hecho a tener presente que ocurrió en la década del sesenta del siglo XX es la crisis de la teoría sustentada por la mayoría de los partidos comunistas latinoamericanos bajo la influencia del jruschovismo. Además, de otra crisis la de la teoría desarrollista sustentada por la Comisión Económica para America Latina (CEPAL). Con respecto al primer punto, algunos partidos comunistas latinoamericanos sustentaban la teoría que había que hacer la revolución en dos etapas. Dado que partían que las formaciones sociales en América Latina predominaba el feudalismo y que la revolucione burguesa (la primera etapa) hegemonizada por una burguesía nacional debían ser apoyadas por la clase trabajadora.

Para que el capitalismo pudiese ser instaurado pasándose de esta manera a la segunda etapa revolucionaria. Que es la revolución socialista hegemonizado por la clase trabajadora en alianza con el campesinado. En relación a este punto el economista brasileño Theotonio Dos Santos dice lo siguiente:

"En el ámbito de la izquierda, particularmente en el Partido Comunista, la misma cuestión se colocaba bajo el concepto de la necesaria "revolución democrático-burguesa". Se afirmaba la necesidad de una burguesía nacional que debería ser apoyada

por el movimiento proletario obrero, urbano y campesino, para realizar las trasformaciones democrático burguesas que viabilizarían el progreso de esas regiones. El movimiento obrero se afirmaba dentro de la sociedad democrática nacional. La visión de la revolución democrática se desdoblaba en enfoques más o menos radicales: desde aquellos que afirmaban que la revolución democrático-burguesa debería ser dirigida por la burguesía nacional a aquellos que decían que el movimiento obrero y el movimiento campesino debería asumir el liderazgo, ya fuera empujando a la burguesía, ya asumiendo directamente las tareas de la revolución. Esta problemática alcanzó su auge en las décadas de 1950 y 1960, cuando se agregaron a ella la cuestión del capital internacional y el papel del imperialismo."

De lo citado se desprende de que la cuestión de la "revolución democrático-burguesa". En ella esta incluida las diversas políticas de alianza que se establecen según las diferentes etapas de la revolución entre el proletariado urbano y su aliado el campesinado con la burguesía nacional. Es así que, se desprenden diferentes visiones sobre el status-rol a jugar por la clase trabajadora y burguesía nacional en la etapa "democrático-burguesa" de la revolución. La cosa se complejiza más cuando se agregan al debate la cuestión del capital internacional y el papel del imperialismo.

En relación a esto último Theotonio Dos Santos dice lo siguiente:

"El raciocinio era complejo. Esta revolución democrático-burguesa era nacional y democrática. Para afirmarse tenía que contener el papel del imperialismo como fuerza sustentadora de los sectores exportadores oligárquicos y anti- industrialistas. ¿Pero qué posición tomar con relación al imperialismo ligado al sector industrial, es decir, al capital internacional que pesaba a invertir en el sector industrial? En este caso, las posiciones eran todavía vacilantes y confusas. La tendencia era aceptar el capital internacional, pero someterlo a cierto control para contener la salida de lucros por éste obtenidos y obligarlo a tener un papel subsidiario al desarrollo industrial de la región."

En la revolución democrático-burguesa es claro que el imperialismo estaba en el campo del enemigo a combatir por las fuerzas populares. Dado que era claro que su aliado a nivel interno eran los sectores exportadores oligárquicos. De por si anti industrialistas. Pero, la cosa se hace más compleja y poco clara cuando el imperialismo mantiene un vínculo con el sector industrial. Es decir, como dice Dos Santos, el capital internacional que pasaba a invertir en el sector industrial. Es entonces ante esta realidad las posiciones eran diversas. La dominante, era aceptar el capital internacional pero jugando un status-rol subsidiario al desarrollo industrial.

Esto lleva a una reinterpretación de la revolución burguesa en el continente latinoamericano y de las economías llamadas "precapitalistas". En relación a esto último, Dos Santos dice lo siguiente: Fue necesario repensar el papel del desarrollo capitalista en la región y situar su evolución económica en el cuadro de expansión del capitalismo mercantil europeo, particularmente el portugués y español. Más adelante el capital mercantil se ve sustituido por el capital manufacturero y posteriormente por el capital industrial holandés, francés, inglés y estadounidense. Fue necesaria, inclusive, una profunda revisión en el enfoque de nuestra historia, procurando mostrar que las relaciones esclavistas y serviles fueron establecidas por el capital comercial, que más adelante se combinaron con los intereses del capital industrial moderno, que necesitaba de materias primas y productos agrícolas a precios bajos. Se generó entonces un tipo de servilismo y esclavismo modernos, muy diferentes del esclavismo clásico y del régimen servil feudal. Era necesaria una discusión profunda sobre el pasado supuestamente feudal de la región."

De lo citado se desprende, que en definitiva la revisión de las economías llamadas "precapitalistas" condujo a que se discutiera sobre el pasado supuestamente feudal del continente latinoamericano. Es decir, si el feudalismo como modo de producción había tenido un igual desarrollo en América Latina que en Europa. Si el proceso de instauración y consolidación del feudalismo había sido igual o en Latinoamérica el feudalismo en su instauración había tenido un desarrollo particular. Este tema y su debate no era meramente académico sino que en su resolución se vinculaba a como se iba a encarar la revolución socialista en América Latina.

Es decir, las fuerzas motrices, la política de alianzas, las diferentes etapas y sus metas o fines. Con el triunfo de la revolución cubana liderada por Fidel Castro en el año 1959 y su opción tiempo más tarde por el socialismo llevo a que la teoría de la revolución en América Latina sustentada por los partidos comunistas pro soviéticos fuera duramente criticada y puesta en debate por fuerzas de izquierda no comunistas. Estas fuerzas de izquierda no comunistas influidas política e ideológicamente por la revolución castrista que proponía en la mesa de debate una nueva experiencia revolucionaria en América Latina.

De la experiencia cubana se puso de manifiesto, la cuestión de la lucha armada para la toma del poder por los revolucionarios, el status-rol del caudillismo o del caudillo político en los procesos revolucionarios, el papel de la burguesía nacional y sus vínculos con el imperialismo yanqui, la situación del campesinado y su alianza con la clase obrera. El papel de las clases medias urbanas ante los procesos de cambio revolucionario. En el año 1962 el régimen castrista a través de su máximo líder publicita la llamada "Segunda Declaración de La Habana".

Es un texto extenso que una de sus partes hace un análisis de las llamadas fuerzas motrices o grupos sociales llamados hacer los actores fundamentales de la revolución en América Latina.

Es así que, en el mencionado texto dice lo siguiente:" Y si bien es cierto que en los países subdesarrollados de América la clase obrera es en general relativamente pequeña, hay una clase social que por las condiciones subhumanas en que vive constituye una fuerza potencial que, dirigida por los obreros y los intelectuales revolucionarios, tiene una importancia decisiva en la lucha por la liberación nacional: los campesinos. "De esto se desprende que los campesinos por las condiciones socio-económicas en las que vive es un actor fundamental para la liberación nacional. Los campesinos dirigidos por los obreros (que en América Latina subdesarrollada cuantitativamente son minoría) y los intelectuales revolucionarios.

La cuestión feudal en las formaciones sociales latinoamericanas se hace presente en el análisis de la "Segunda Declaración de La Habana" de la siguiente manera:

"En nuestros países se juntan las circunstancias de una industria subdesarrollada con un régimen agrario de carácter feudal. Es por eso que con todo lo duras que son las condiciones de vida de los obreros urbanos, la población rural vive aún en más horribles condiciones de opresión y explotación, pero es también, salvo excepciones, el sector absolutamente mayoritario en proporciones que a veces sobrepasa el 70 por 100 de las poblaciones latinoamericanas. Descontando los terratenientes que muchas veces residen en las ciudades, el resto de esa gran masa libra su sustento trabajando como peones en las haciendas por salarios misérrimos, o labran la tierra en condiciones de explotación que nada tienen que envidiar a la Edad Media. Estas circunstancias son las que determinan que en América Latina la población pobre del campo constituya una tremenda fuerza revolucionaria potencial."

Para la "Segunda Declaración de La Habana" el régimen agrario en las formaciones sociales latinoamericanas tienen un carácter feudal. La declaración no da más elementos de análisis sobre el tema. Es decir, ¿el feudalismo es el modo de producción predominante en las zonas rurales latinoamericanas? ¿hasta donde llega la presencia en las zonas rurales del continente el modo de producción capitalista? ¿Cómo se vinculan el uno con el otro? Estos son algunas de las interrogantes que nos deja el tema planteado.

En lo que hace al status-rol de las burguesías nacionales latinoamericanas en la lucha antifeudal y antiimperialista y sus vínculos con el imperialismo yanqui. La "Segunda Declaración de La Habana" dice lo siguiente: "En las actuales condiciones históricas de America Latina, la burguesía nacional no puede encabezar la lucha antifeudal y antiimperialista. La experiencia demuestra que en nuestras naciones esa clase, aun cuando sus intereses son contradictorios con los del imperialismo yanqui, ha sido incapaz de enfrentarse a éste, paralizada por el miedo a la revolución social y asustada por el clamor de las masas explotadas. Situadas ante el dilema imperialismo o revolución, sólo sus capas más progresistas estarán con el pueblo."

De lo citado, se desprende que la burguesía nacional en Latinoamérica no puede encabezar la lucha antifeudal y antiimperialista. Que los hechos desmienten que esta clase social a la hora de defender sus intereses entra en contradicción con el imperialismo yanqui. Esta ha sido incapaz de enfrentarse a este dado que les tiene más miedo a la revolución social llevada adelante por las masas explotadas. Es así que, ante la contradicción imperialismo revolución, según la Declaración, solo sus capas más progresistas estarán con el pueblo.

A su vez, la clase obrera y los intelectuales revolucionarios de América Latina son la vanguardia en la lucha contra el imperialismo y el feudalismo. Dado que la correlación de fuerzas a nivel mundial y la existencia de los movimientos de liberación nacional de los pueblos coloniales y dependientes así lo indican. En relación a esto la" Segunda Declaración de La Habana" dice lo siguiente: "La actual correlación mundial de fuerzas y el movimiento universal de liberación de los pueblos coloniales y dependientes señalan a la clase obrera y a los intelectuales revolucionarios de América Latina su verdadero papel, que es el de situarse resueltamente a la vanguardia de la lucha contra el imperialismo y el feudalismo."

En el año 1967 el Comandante Ernesto Che Guevara escribe "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tri-continental". En ese mensaje el Che Guevara se refiere a la situación de las burguesías nacionales latinoamericanas de la siguiente manera: "Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo – si alguna vez la tuvieron – y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución."

Para el Che Guevara a diferencias de los partidos comunistas latinoamericanos pro soviéticos y de la "Segunda Declaración de La Habana" las burguesías nacionales latinoamericanas son furgón de cola del imperialismo. No tienen capacidad de oposición al mismo. El dilema es claro es revolución socialista o caricatura de revolución.

Pasando, ahora, al tema de la crisis de la teoría desarrollista de la CEPAL. Es bueno comenzar en que consiste la nombrada teoría y contra que posturas económicas se reveló. Es así que, Heraldo Muñoz dice lo siguiente: "Los académicos conservadores que han analizado el problema del subdesarrollo en América Latina y el resto de las zonas subdesarrolladas, han tradicionalmente afirmado que el progreso en esas regiones sólo puede ocurrir a través de la penetración del "modernismo" a aquellas áreas que ellos consideran "atrasadas" y "arcaicas". Por otra parte, los teóricos ortodoxos del comercio internacional han recomendado que los países subdesarrollados no necesiten industrializarse en vista de las "ventajas comparativas" que se derivan de la especialización en producción de materias primas para la exportación. Los analistas del subdesarrollo en América Latina criticaron por mucho tiempo estos análisis ortodoxos. Sin embargo, los puntos de vista de los primeros fueron generalmente ignorados, excepto en pequeños círculos académicos, hasta que Raúl Prebisch y lo que André Gunder Frank denomina los teóricos de la "vieja dependencia" en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), comenzaron durante la década del "50 a cuestionar las hipótesis y conclusiones convencionales del comercio internacional."

Es así que, el economista argentino Raúl Prebisch a través de la CEPAL comenzó durante la década de los "50 a cuestionar las hipótesis y conclusiones de los académicos conservadores y de los teóricos ortodoxos del comercio internacional. Es en este sentido que André Gunder Frank denomina a Prebisch los teóricos de la "vieja dependencia". La concepción del economista argentino se centra en el siguiente punto: "Basado en argumentos empíricos, Prebisch argumentó que debilidades a largo plazo en los precios de las materias primas invalidaban los resultados positivos que se suponía derivaban de la tesis de las ventajas comparativas. Después de dividir analíticamente al mundo en un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada, Prebisch demostró no sólo que no había ocurrido una transferencia de progreso tecnológico hacia la periferia a través del comercio, como afirmaban los teóricos ortodoxos, sino que, por el contrario, aumentos en productividad en países subdesarrollados habían sido recanalizados hacía los centros. El académico argentino también demostró que la demanda por productos primarios varía radicalmente, lo que acarrea consecuencias negativas para los países monoproductores y que, generalmente, está demanda crece lentamente y mucho menos que el aumento del ingreso en los centros. Estas proposiciones constituyen la base del concepto de Prebisch sobre "el deterioro de los términos de intercambio", el mecanismo mediante el cual los centros retienen el beneficio del progreso tecnológico y expropian aumentos en productividad de los sectores exportadores de las naciones periféricas."

De lo citado, se desprende que Prebisch después de dividir analíticamente al mundo capitalista en un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada. El economista argentino demostró no solo que no había ocurrido una transferencia de progreso tecnológico hacía la periferia sino que por el contrario aumentos en productividad en países subdesarrollados habían sido recanalizados hacía los centros. También manejo el concepto "el deterioro de los términos de intercambio". El mecanismo mediante el cual los centros retienen el beneficio del progreso tecnológico y expropian aumentos en productividad de los sectores exportadores de las naciones periféricas.

Dado este diagnostico el propio Prebisch ofrecía soluciones al problema que vivían los países periféricos. Es así que Heraldo Muñoz dice sobre Prebisch lo siguiente: Los efectos negativos de esta relación de intercambio constituían según Prebisch, una dependencia externa que los países periféricos debían superar para poder desarrollarse. Parte de la solución Prebisch – CEPAL- al problema, implicaba la implementación de nuevos principios de organización económica internacional, programas compensatorios específicos basados no tanto en la supuesta igualdad de los estados, sino tomando especial cuenta de las necesidades de las naciones subdesarrolladas. Tanto como encargado de la CEPAL y como Secretario General de la "United Nations Commission on Trade and Development" (UNTAD), durante la década del sesenta, Prebisch fue instrumental en la articulación de demandas por trato aduanero preferencial para las exportaciones de países periféricos. Al mismo tiempo, pensadores "cepalianos" proponían políticas nacionales de "desarrollo hacía adentro" o industrialización por sustitución de importaciones, en que el comercio exterior jugaba un papel complementario: principalmente, el procurar divisas para financiar la industrialización interna."

Para superar la dependencia externa producto de las relaciones de intercambio. Los países periféricos deberían adoptar, según Prebisch, la implementación de nuevos principios de organización económica internacional y programas compensatorios específicos basados en tomar en cuenta las necesidades de las naciones subdesarrolladas. Además, en la articulación de demandas por trato aduanero preferencial para las exportaciones de países periféricos. A su vez, pensadores "cepalinos" proponían políticas nacionales de "desarrollo hacía adentro" o industrialización por sustitución de importaciones, en que el comercio exterior jugaba un papel complementario, principalmente, en procurar divisas para financiar la industrialización interna.

Ahora, siguiendo con el mismo tiempo Theotonio Dos Santos dice lo siguiente: "La afirmación de este punto de vista industrialista se hace aún más claro con la creación, en 1947, de la CEPAL, bajo el liderazgo de Raúl Prebisch. Él profundiza la crítica sobre el sector exportador como principal obstáculo al "desarrollo económico". Este enfoque sustituía en gran medida el concepto de revolución burguesa. La CEPAL era una organización emanada de los gobiernos latinoamericanos y un órgano encargado de la propuesta de políticas y asesoría de gobiernos. Sus estudios se concentraban en las políticas capaces de viabilizar el proceso de industrialización, buscando superar los obstáculos del desarrollo. Sus propuestas de políticas preservaban, sin embargo, las estructuras de poder existentes."

En el año 1947, se crea la CEPAL bajo el liderazgo de Raúl Prebisch que proponía la industrialización de los países periféricos de América Latina. El economista argentino profundiza la crítica sobre el sector exportador como principal obstáculo al "desarrollo económico". Las propuestas políticas de la CEPAL alientan la industrialización del continente latinoamericano pero mantienen las estructuras de poder existentes. El modelo económico de la CEPAL por llamarlo de alguna manera se instauro en un contexto histórico del mundo capitalista muy claro particularmente en el continente latinoamericano.

La crisis capitalista del año 1929 marca un antes y un después del proceso o la implementación de las políticas en América Latina de industrialización sustituyendo a las importaciones. Es así que, Dos Santos dice lo siguiente: "Ello porque el desarrollo industrial de la región se tornaría dependiente del sector exportador, a través del proceso de sustitución de importaciones. Este proceso fue resultado de una situación histórica y después fue sistematizado en el ámbito teórico y conceptual. Esto fue resultado de algo que André Gunder Frank señalo con mucho énfasis en sus estudios sobre América Latina: las dificultades generadas por las crisis globales del capitalismo mundial. En particular, la crisis de 1929 tuvo un efecto limitante sobre el comercio mundial, que en aquella época cayo en cerca de 50%, lo que provocó la disminución de las importaciones de la región."

El desarrollo industrial que proponía para América Latina era dependiente del sector exportador fundamentalmente de productos primarios (agro-mineros). Que mantenían las estructuras económicas funcionales a las oligarquías terratenientes y empresas monopólicas vinculadas al imperialismo de Inglaterra o de los EE.UU. Como dije anteriormente la crisis capitalista mundial del año 1929 obligo a los países latinoamericanos principalmente los más importantes (Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y México) a llevar adelante políticas que sustituían a las importaciones que habían venido principalmente del imperio ingles.

La política de implementar desde el Estado la sustitución de importaciones fue un proceso que vario a través de las diferentes décadas después de 1930. Es así que, Dos Santos dice lo siguiente: "En la década de 1950, la CEPAL estudio las particularidades del proceso de sustitución de importaciones: éste se inicia por la sustitución de importaciones de productos de consumo, sobre todo de élite, que pronto se ven saturados. Pero en la década de 1940, la sustitución de importaciones se orienta hacía los bienes de consumo durables, y solamente en una última etapa, ya en 1960, se da inicio a una sustitución en sector maquinarias. Esa característica del proceso de industrialización con base en la sustitución de importaciones, hizo que el crecimiento industrial dependiera enormemente de las divisas obtenidas con las exportaciones. Esas divisas fueron, en algunos casos, radicalmente expropiadas de los exportadores y apropiadas por el Estado para servir al proceso de industrialización."

Es claro que en sus diferentes etapas que pasa la política de sustitución de importaciones en algunos países de América Latina tiene un denominador común. El status-rol del Estado nacional interviniendo directamente en ciertas áreas de la economía nacional para sacar dinero y con eso sustentar la política industrializadora. Los planteos de la CEPAL en el plano socio económico eran funcionales a las burguesías nacionales industrialistas latinoamericanas. Que no se enfrentaban a las clases terratenientes dueñas de grandes latifundios en las zonas rurales de América Latina.

En este sentido los planteos industrializadores "cepalinos" dejaban intactas las caducas estructuras agrarias de las que dependían económicamente. La teoría desarrollista de la CEPAL tenía sus inconvenientes como tal o sus lados flacos por decirlo de alguna manera. En relación a esto último, Vania Bambirra dice lo siguiente: "Y echa por tierra también todos los supuestos básicos en los cuales se asentaba la teoría desarrollista de la CEPAL, que ya han sido por lo demás analizados y criticados exhaustamente pero que vale la pena resumir en someras líneas: el supuesto de un "modelo" de desarrollo calcado de los países desarrollados hacía el cual América Latina debería encaminarse; para eso era necesario –y se creía posible- eliminar los obstáculos sociopolíticos y culturales al desarrollo que estaban incrustados en las llamadas "sociedades tradicionales" a través de la utilización racional de los recursos nacionales por medio de un planeamiento racional; como condición de ello era necesaria la movilización y organización de la voluntad nacional para la política de desarrollo. El supuesto básico de que el desarrollo interesa a todos (sin preguntar por cierto qué tipo de desarrollo interesa a cada clase) daba la premisa clave para una ideología del desarrollo. Esa ideología ya venia siendo promovida en América Latina a través de las mejores expresiones del nacionalismo populista."

De lo citado se desprende que la teoría desarrollista de la CEPAL se sustenta en ciertos supuestos ideológicos que son, en primer lugar, que América Latina tiene que aplicar un modelo de desarrollo calcado de los países desarrollados capitalistas. Para poder avanzar en lo social y económico. Por eso contrapone dos tipos de sociedad, la "sociedad tradicional" y la "sociedad moderna". América Latina para acceder a la modernidad capitalista tiene que romper con los lazos que la atan a la "sociedad tradicional". Es en este sentido que los actores modernizadores privilegiados (obreros industriales, empresarios capitalistas, profesionales liberales o técnicos, estudiantes urbanos) tienen que movilizarse en nombre del progreso y la civilización industrial. En contra del atraso y el oscurantismo de la tradiciones particularmente rurales y católicas.

En segundo lugar, otro elemento a tener en cuenta es la fantasía o la ilusión que en América Latina es posible que se desarrolle de manera exitosa particularmente en lo social. Un capitalismo nacional autónomo. Es decir, que para superar la dependencia al imperialismo yanqui y el subdesarrollo económico el continente latinoamericano tiene que realizar a mediados del siglo XX una revolución capitalista nacional.

En resumen, el surgimiento del llamado "Tercer Mundo", la derrota tanto del colonialismo francés por parte de las fuerzas comunistas norvietnamitas lideras por Ho Chi Minh y del imperialismo yanqui en Vietnam del Sur. El triunfo de la revolución china en Asía, el conflicto político e ideológico, entre la URSS y la República Popular de China. El triunfo de la revolución cubana en América Latina, la intromisión política e ideológica, económica y militar de los EE.UU. en los países que conforman el continente latinoamericano. Los golpes de estado cívico-militares de derecha apoyados por los EE.UU. en Brasil y Argentina. Y por último, el fracaso de las teorías sustentadas por parte de los partidos comunistas pro-soviéticos de América Latina y por la CEPAL.

Es así que, todos estos hechos históricos generaron el marco histórico general en la cual se criticó a la llamada "sociología científica" por parte de la denominada nueva sociología critica o comprometida en América Latina a fines de la década de los cincuenta y en la década de lo sesenta del siglo XX. Es así, entonces que en este marco histórico se irán gestando y acentuando las críticas hacía la "sociología científica", que empezarán a tomar sistematicidad y cuerpo alrededor de los años 1964- 1966 y conformarán en lo que se dio en llamar sociología crítica o comprometida.

Entrando más específicamente a los cuestionamientos realizados a los sociólogos y a la sociología de la post-guerra, se pueden clasificar en políticos y teóricos. El sociólogo uruguayo Aldo Solari dirá al respecto que: "Pertenecen al primer rubro todas aquellas que muestran a unos u a otra como defensores del statu-quo e incluso como instrumento de la dominación imperialista. Las segundas, en cambio, recorren una gama mucho más amplia que va desde una concepción alternativa en la manera de hacer sociología que lleva a criticar el postulado de la neutralidad valorativa, a discutir las relaciones entre ciencia e ideología y a postular la necesidad de abandonar el neopositivismo en beneficio de orientaciones dialécticas, hasta el rechazo de las teorías basadas en tales supuestos, como el estructural-funcionalismo y más particularmente las teorías de la modernización. Se afirma que estas no son aplicables a la realidad latinoamericana, por lo que consecuentemente se sostuvo que los sociólogos "cientificistas" carecen de un conocimiento adecuado de la realidad de estos países."

Después de dejar en claro por el sociólogo uruguayo, los diferentes tipos de críticas se empezarán a profundizar en cada una de ellas, principalmente de carácter teórico. Recordando que se sigue tomando como eje temático los cuatro puntos básicos. Que son, primero, la manera de concebir la sociología, segundo, su metodología, tercero, sus relaciones con la realidad, cuarto, su transformación.

En lo que respecta, a la manera concebir la sociología, se puede definir que la sociología critica es más "cientificista", que la sociología de la post-guerra, lo que Aldo Solari percibe como: "…en dos dimensiones igualmente decisivas. En primer lugar, porque para ella el campo de la ciencia es mucho más amplio; en segundo lugar, porque atribuye a la aplicación del conocimiento sociológico un papel mucho más revolucionario, y por ende, mucho menos modesto que su antecesora. En ambos aspectos, está mucho más ligada a una tradición "iluminista e intelectualista" de lo que podría creerse a primera vista."

En lo que se refiere a la metodología utilizada por la sociología de la post-guerra. La sociología crítica en sus diversos autores cuestionará desde diversos ángulos la relación entre sociología científica y método estructural-funcionalista. El sociólogo Eliseo Verón, criticaría a la "sociología científica" en general y al sociólogo argentino Gino Germani en particular, desde un punto de vista interesante. Este cuestionamiento no estaba centrado en el método funcionalista en sí sino en el hecho de tomarlo por parte del sociólogo nombrado, como el único instrumento válido de estudiar los hechos sociales. Dejando de lado otros métodos de análisis que son muy válidos para el estudio de lo social. Esta postura para Verón es claramente ideológica dado que lleva a identificar en forma estrecha la sociología con el funcionalismo como un todo.

Desde otra perspectiva, el intelectual español Ignacio Sotelo, se refiere a este tema mencionando lo problemático de querer adaptar el modelo estructural-funcionalista a la realidad de las sociedades latinoamericanas. Diciendo que "…precisamente, en el modo de esta adaptación se revela su deformación ideológica." Por último, finaliza denunciando el papel que juega esta teoría social en el esclarecimiento de los mecanismos de equilibrio social, propio de sociedades desarrolladas. Para Aldo Solari se podría resumir en dos posturas, a que llegarían los integrantes de la sociología crítica, con respecto al método de análisis a utilizar.

La primera postura sería afirmar que existe como único método válido de análisis el marxismo, siendo el funcionalismo algo carente de total validez para analizar los conflictos de las sociedades latinoamericanas. La segunda, sería en tomar, tanto el método marxista como el estructural-funcionalista, como vías validas para la construcción sociológica, dejando de lado toda pretensión de exclusividad y de universalidad. En los hechos los sociólogos vinculados a la corriente crítica, ha ido conformando un enfoque sustitutivo teniendo como base, en lo que se ha dado en llamar análisis integrado, que consiste en utilizar todas aquellas ramas que conforman las ciencias sociales.

Un ejemplo claro de ello seria lo hecho por Fernando H. Cardozo y Enzo Faletto que en su ensayo, "Dependencia y desarrollo en América Latina", plantean y utilizan en forma concreta el análisis integrado, para comprender la situación de América Latina. Esta forma de análisis tiene un método de índole histórico-estructural o dialéctico, dejándose de lado el neopositivismo y el estructural-funcionalismo. Esta nueva metodología planteada por los sociólogos críticos, tendría como piedra fundamental el concepto de dependencia en lo económico. Que partiría de una reformulación de los textos clásicos de Carlos Marx, sumado al aporte de autores marxistas heterodoxos, que eran utilizados para tratar de explicar y dar respuesta, a las causas del atraso económico de los países latinoamericanos.

La llamada teoría de la dependencia manifiesta cuatro tesis básicas. La primera, la economía mundial funciona sobre la base de un desarrollo global de las fuerzas productivas desigual y combinada. Desigual porque el ritmo de crecimiento de las diferentes zonas del mundo, de los diferentes países y de las diferentes regiones está sustentado es una brecha creciente entre los países centrales o dominantes y los países dependientes o subordinados. Combinado porque el mayor desarrollo de unos se sustenta en el menor desarrollo de los otros y de esa articulación surge el marco necesario para sostener la acumulación mundial liderada por los países centrales.

La segunda, dicho desarrollo desigual supone una transferencia de excedentes (subordinación cuantitativa) por la vía del intercambio desigual o los intereses de la deuda y un condicionamiento de la estructura productiva (subordinación cualitativa) por la adecuación de la estructura productiva y laboral interna a la división internacional del trabajo y a los requisitos de los préstamos internacionales.

La tercera, la dependencia es una situación condicionante mediante la cual el desarrollo de los países dependientes está subordinado al de los países centrales que operan por sí mismos por las empresas transnacionales o por medio de los organismos internacionales que ellos mismos han creado. La cuarta, como es una situación condicionante no significa una imposición externa de tipo colonial sino que la subordinación existe, porque existen socios (clases sociales, grupos y personas) y operadores locales que vehiculizan la situación de dependencia sobre todo porque son los grandes beneficiarios de la inserción subordinada del país.

Después de señalar las cuatro tesis básicas de la llamada teoría de la dependencia mencionadas por el economista uruguayo Daniel Olesker. Es bueno indicar en que época surge dicha teoría y que represento. En relación a esto el economista brasileño Theotonio Dos Santos dice lo siguiente: "Si la teoría del desarrollo y del subdesarrollo era el resultado de la superación del dominio colonial y del surgimiento de burguesías locales deseosas de encontrar su camino de participación en la expansión del capitalismo mundial, la teoría de la dependencia, surgida durante la segunda mitad de la década de 1960, representó un esfuerzo crítico para comprender las limitaciones de un desarrollo iniciado en un periodo histórico en que la economía mundial estaba ya constituida bajo la hegemonía de enormes grupos económicos y poderosas fuerzas imperialistas, aun cuando una parte de ellas estaba en crisis y abría oportunidad para el proceso de descolonización."

De lo citado se desprende que la teoría de la dependencia surge durante la segunda mitad de la década de 1960 del siglo XX, represento un esfuerzo critico para comprender las limitaciones de un desarrollo iniciado en un periodo histórico en que la economía mundial estaba ya constituida bajo la hegemonía de enormes grupos económicos y poderosas fuerzas imperialistas, aún cuando una parte de ellas estaban en crisis y abría oportunidades para el proceso de descolonización.

Los economistas suecos Magnus Blomstron y Bjorn Hettne se convirtieron en competentes historiadores de la teoría de la dependencia. Ellos según Dos Santos distinguen tres o cuatro corrientes en la escuela de la dependencia. Las mismas son las siguientes: " a) La crítica o autocrítica estructuralista de los científicos sociales ligados a la CEPAL, que descubren los limites de un proyecto de desarrollo nacional autónomo. En este grupo se colocan incuestionablemente Oswaldo Sunkel y una gran parte de los trabajos maduros de Celso Furtado e inclusive la obre final de Raúl Prebisch reunida en su libro El Capitalismo Periférico. Fernando Henrique Cardoso aparece a veces se identifica con la siguiente (tesis que los miembros de esta corriente claramente rechazan y con justa razón). b) La corriente neomarxista que se basa fundamentalmente en los trabajos de Theotonio Dos Santos, Ruy Mauro Marini y Vania Bambirra, así como los demás investigadores del Centro de Estudios Socioeconómicos de la Universidad de Chile (CESO). André Gunder Frank aparece a veces como miembro del mismo grupo, pero su clara posición de negar su vínculo teórico estrecho con el marxismo y su proposición de un esquema de expropiación internacional más o menos estático lo separan del enfoque dialéctico de los otros neomarxista. c) Cardoso y Faletto se colocarían en una corriente marxista más ortodoxa por su aceptación del papel positivo del desarrollo capitalista y de la imposición o inutilidad del socialismo para alcanzar el desarrollo. d) En este caso, Frank representaría la cristalización de la teoría de la dependencia fuera de las tradiciones marxistas ortodoxas o neomarxista.

Por su parte insatisfecho con esta propuesta de los dos economistas suecos el economista André Gunder Frank realizó un análisis de las corrientes de la teoría de la dependencia contenida en cinco libros publicados ente 1989 y 1990. Es así que, según Dos Santos el economista Gunder Frank realizó la siguiente lista de clasificación: "La lista que él tuvo el cuidado de establecer sirve como un intento de presentación, de una manera más neutral, de los principales pensadores relacionados de acuerdo con sus orígenes teóricos. Dentro de los estructuralistas encontramos a Prebisch, Furtado, Sunkel, Paz, Pinto, Tavares, Jaguaribe, Ferrer, Cardoso y Faletto. En lo que respecta a la teoría de la dependencia, además de Cardoso y Faletto, que aparecen relacionados con ambas escuelas, los demás pensadores mencionados son Barran, Frank, Marini, Dos Santos, Quijano, Bambirra, Hinkelammert, Braun, Emmanuel, Amin y Warren. Frank diferencia aún, en el debate sobre la teoría de la dependencia, entre los reformistas no marxistas, los marxistas y los neomarxista."

En lo que respecta a la relación sociología y realidad. Los sociólogos críticos plantearían en el debate además del punto ya citado, el tema de los deberes intelectuales del sociólogo y por último la critica a la neutralidad valorativa de la ciencia. En referencia a estos temas, el sociólogo uruguayo Aldo Solari se expide: "Todas estas son cuestiones nítidamente separables. Desde el punto de vista teórico, el plano de la filosofía teórica y el de la ética profesional e individual no son los mismos. Sin embargo, las circunstancias en que se plantea la cuestión en América Latina tienden a confundir todos los planos y hacer que parezca natural contestar a una posición teórica con una declaración de ética política, y viceversa."

Un ejemplo claro sería lo planteado por un sociólogo critico como Orlando Fals Borda. Este sociólogo sostiene que es imposible ser neutral, dado que se tiene que tener una actitud comprometida, con el statu-quo o con el cambio social. Pero en sí la neutralidad, es una forma de compromiso solapado con la reacción. Por eso el tomar posición ante, macro planteos dicotómicos en lo social, Fals Borda lo toma como un deber moral que tiene que guiar al sociólogo, para encarar sus trabajos científicos. De ese planteo surge el postulado de una sociología comprometida.

Que según, palabras del propio Fals Borda: "Ello no implica una nueva escuela, lo que significaría negar la existencia misma de la sociología como ciencia con un cuerpo propio de conocimiento, sino que se postula la adopción por el sociólogo de un cierto engagement de tipo sartriano, vale decir, la acción o la actitud del intelectual que, al tomar conciencia de que su pertenencia a la sociedad y al mundo de su tiempo, renuncia a una posición de simple espectador y coloca su pensamiento o su arte al servicio de una causa."

En relación a este tema analizado por Roberto Briceño-León y Heinz R. Sonntag dicen lo siguiente: "La sociología comprometida era y es la construcción del saber con el propósito de utilidad. Ella no podía ni puede significar un saber en sí mismo, sino un conocimiento que tenía y tiene que estar identificado con las causas del pueblo, de la transformación social o de la revolución. Esto es, se negaba y se niega la posibilidad de un conocimiento sociológico con un valor en si mismo, porque dicho saber era y es importante si servía y sirve para la transformación reformista o revolucionaria, para la construcción de la modernidad propia, no para el status-quo."

Que para la llamada sociología comprometida la construcción del saber es relacionado con el cambio social, con el pueblo y la revolución. Niega que el conocimiento sociológico tenga solamente un valor en si mismo. Esto sería indeferencia o peor aún directamente que el sociólogo y su conocimiento sean funcionales al status-quo. En resumen, la ciencia no es neutral pero si objetiva. Este tipo de visión lleva decir, a Aldo Solari que "…en la mayoría de los casos se confunde objetividad con indiferencia moral, lo que es una forma de compromiso con el status-quo."

Resumiendo este tema, se puede decir que el cientista social tiene todo el derecho, de poner sus conocimientos al servicio de la causa política que elige. Pero esa elección partidaria, no es la consecuencia de sus conocimientos científicos y de su condición de cientista social, sino de ser un ciudadano. Por último, el trabajo hará mención a lo que sería la crítica de la teoría de cambio, postulada por los sociólogos de la post-guerra. La sociología comprometida cuestionaría, las teorías modernizadoras planteadas por los sociólogos científicos. Las criticas centrales serían, tratar de aplicar una teoría de la modernización (que está basada en la oposición "tradicional" versus "moderno"), que nada tiene que ver con la realidad latinoamericana. Una cosa a resaltar es el desconocimiento de la historia de los pueblos latinoamericanos, por parte de los sociólogos científicos.

El historiador uruguayo Alberto Methol Ferré criticaría esta teoría del cambio, y empezaría diciendo que: "La bipolaridad "sociedad tradicional versus sociedad moderna" se ha manipulado como un axioma, para reencontrar en lo empírico la mera generalidad previamente postulada. Toda la historia, tan compleja, de los pueblos de América Latina ha sido reducida a tan vacuos esquemas."

Dicho historiador uruguayo, refiriéndose a los sociólogos científicos dirá: "…estos sociólogos científicos no saben historia, menos aún historia latinoamericana, la más olímpicamente ignorada. Su cultura se alimenta primordialmente de "sociología", con la que se revuelven en la noria. Una sociología de América Latina ignorante de la historia, es verdaderamente la cuadratura del círculo y aún Max Weber, tan evocado, quedaría atónico. La sociología se hace para entender la historia. Se comprende que esta sociología científica no nos enseña nada sobre los pueblos latinoamericanos, sobre su cultura sus procesos religiosos, etc. Los pueblos latinoamericanos quedan así envueltos en el masivo sudario de "lo tradicional", "lo sagrado", etc. Lo que tiene de especifico, se pierde irremediablemente."

Luego de haber expuesto la visión crítica de la teoría mencionada se pasará a exponer los planteos de cambio de los sociólogos críticos. Es así que, en relación a este tema Roberto Briceño-León y Heinz Sonntag dicen lo siguiente: "El dependentismo cree que es necesario rescatar la singularidad de la sociedad latinoamericana, pero no desde una perspectiva folklórica o psicosocial sino política y económicamente, es decir, macrosocial. Muestra un dolor por el otro. Se plantea el cambio social, pero lo entiende de una manera global pues cree que hay que modificar las relaciones de dominación que provienen del exterior, que se han internalizado en los sistemas de dominación y someten a las sociedades latinoamericanas a un círculo vicioso que hace que los intereses foráneos, presentes en los actores nacionales y en los Estados, o hagan imposible el desarrollo capitalista (teoría de la dependencia) o no lo permitan sino como desarrollo asociado y subordinado (enfoque de la dependencia). En ambos casos, el desarrollo por la vía capitalista no resuelve los graves problemas de atraso y pobreza de las grandes mayorías."

El dependentismo como corriente sociológica latinoamericana entiende que el cambio social en el continente latinoamericano no es posible dentro de los marcos del sistema capitalista. Que generan dominación y explotación a los pueblos de América Latina. El dependentismo considera que el cambio en las sociedades latinoamericanas tiene que ser estructural y global. Esta corriente sociológica, plantearía como teoría de cambio, la necesidad imperiosa de los países de América Latina de pasar a estructuras de carácter socialista. A través de procesos revolucionarios (de carácter armado o vía electoral), como una forma de romper con la dependencia económica que ata a los países del Tercer Mundo a las metrópolis capitalistas.

Hay que nombrar también en este análisis de las corrientes sociológicas latinoamericanas. En lo que se refiere a su relación a la cuestión del cambio social a la llamada sociología marxista. En América Latina tiene su auge a principios de la década de los setenta del siglo XX. Más concretamente en Chile durante el triunfo electoral de la coalición de izquierdas llamada la Unidad Popular liderada por el socialista Doctor Salvador Allende. Esta sociología marxista tendrá en el continente latinoamericano a su mejor representante encarnado en la socióloga chilena Marta Harnecker discípula directa del pensador marxista francés Louis Althusser.

Es así que, su planteo de cambio social según Roberto Briceño-León y Heinz R. Sonntag se refiere: "Si el marxismo-leninismo ortodoxo de décadas anteriores pecaba por su euro-centrismo, la sociología marxista-estructuralista de ese decenio lo hacía por su carácter histórico y antihumanista. Se funda ciertamente en la "necesidad objetiva" del cambio social (v.g. la revolución). Dicha necesidad es científica, se cumplirá por las leyes de la historia y no tiene nada que ver con los sujetos-actores. La influencia de esta corriente es ejercida sobre todo a partir de los manuales sobre materialismo histórico, que se convierten en grandes best-sellers en las universidades de la región. Simplifica la complejidad del análisis sociológico, pues asume que tiene todas las respuestas y acaba con la fuerza de las preguntas. Se trata de una sociología que pierde la sociedad como objeto de estudio. Acaba con la búsqueda de la singularidad y no tiene como dolerse del dolor del otro, por que el otro es innecesario: son las estructuras, las fuerzas superiores a los actores, las que van a determinar teleológicamente el cambio social."

La sociología marxista-leninista entiende que el cambio social pasa por hacer la revolución. Esta necesidad de hacer la revolución tiene un carácter científico según las leyes de la historia. Esta corriente sociológica resalta en sus análisis, las estructuras, las formaciones sociales. Como elementos claves para el cambio social. Los actores sociales fuera de las clases sociales que produce el sistema capitalista no cuentan para nada en sus análisis sociológicos y mucho menos la historia en la cual se enmarcan y surgen los procesos económicos, sociales y políticos.

Críticas a la sociología crítica o comprometida

Antes de centrarme en las criticas realizadas a la sociología critica o comprometida. En primer lugar, empezaré por realizar un análisis del marco histórico de a fines de los sesenta y principios de los setenta en América Latina. Para ubicar y entender el contexto histórico en que se desarrolla la critica a la mencionada corriente sociológica. Es así que, mi relato histórico comienza analizando un hecho político de gran significación o impacto político ideológico que ocurrió en el Perú en el año 1968.

El 3 de octubre de 1968 un grupo de militares peruanos derrocaba al presidente constitucional y elegido democráticamente Fernando Belaúnde Terry, podía creerse que se trataba de un capítulo más en la larga tradición golpista latinoamericana, Las constantes, sin embargo, se alteraban en este caso. El general Juan Velasco Alvarado y los demás altos mandos del ejército que le secundaban no buscaban el enriquecimiento personal, ni trataban de salvar, tras la pantalla de una oratoria inflamada que habla siempre de revolución y de tradiciones patrias, el patrimonio de las clases dominantes.

Los militares peruanos hablaban ahora un lenguaje distinto: soberanía económica para el país, desarrollo sin dependencia, participación de los trabajadores, plena independencia diplomática de los EE.UU. El gobierno de los EE.UU. de la época no podía entender el lenguaje de unos militares que poco antes habían perseguido a los guerrilleros de izquierda. En relación a la situación política que vivía el Perú en ese momento Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "En 1968, el golpe conducido por el Gral. Velasco Alvarado en Perú, vino a cuestionar la tendencia general de las dictaduras militares en América Latina en el período. En efecto, los militares peruanos provocaron la ruptura del Estado burgués liberal, que atravesaba por una profunda crisis. Esto era producto, por un lado, de una estructura económica donde la perpetuación de la estructuras oligárquicas, caracterizada por el predominio del latifundio y de los enclaves agrarios y mineros extranjeros, condenaba a las grandes mayorías a una situación de extrema pobreza, y trababa el desarrollo de una posible industrialización; y por el otro, de la agudización de los conflictos sociales y políticos, consecuencia de la grave situación de desigualdad, que se expresó en revueltas campesinas, movimientos guerrilleros en el campo, avances del movimiento sindical y de la izquierda."

Es así que, que la irrupción de las fuerzas armadas peruanas en el escenario político peruano se da en un contexto de crisis de hegemonía política del sistema político burgués liberal que estaba representado por el gobierno del presidente Belaúnde Terry. A esto se añade una crisis económica y social producto de la dependencia al imperialismo yanqui y el subdesarrollo económico que padece el Perú. El líder cubano Fidel Castro analizando lo que caracteriza al proceso político peruano dice lo siguiente: "…lo que determina que un proceso sea revolucionario o no, no son los esquemas, no son las ficciones, no son las abstracciones, sino los hechos. Los hechos estaban determinando de manera objetiva la presencia de un proceso revolucionario en Perú. Naturalmente, cada proceso tiene sus características. En el proceso peruano los móviles de la lucha contra el subdesarrollo contra el dominio exterior de su economía, los sentimientos fuertemente patrióticos y nacionalistas prevalecen. No se puede hablar de una revolución marxista-leninista en Perú. Pero sí, desde el punto de vista de la teoría revolucionaria, se puede hablar objetivamente de un proceso revolucionario en Perú."

Para Castro lo que sucede en el Perú en el plano político no es una revolución de inspiración marxista-leninista. Pero, dado que en los hechos (que es lo más importante) marcan que los militares peruanos en el poder luchan contra el subdesarrollo y contra el dominio exterior de su economía. Esto prueba que lo que se está viviendo en el Perú sea un proceso revolucionario de tinte nacionalista. La primera obra del gobierno de los militares fue la nacionalización sin indemnizaciones de los bienes de la compañía petrolífera IPC, por los que en su momento el presidente constitucional Belaúnde se había comprometido a pagar 144 millones de dólares. El presidente de facto Velasco Alvarado, que no se proclamaba adscrito o adepto a ninguna ideología política concreta (comunista o capitalista), extendería la jurisdiccionalidad de las aguas peruanas hasta 200 millas, lo que sería motivo de frecuentes conflictos con los pesqueros norteamericanos.

El régimen de Velasco Alvarado también había puesto en marcha una reforma agraria, regulado las inversiones extranjeras sin hipotecar los intereses nacionales, extendida su política nacionalizadora, y sin consulta previa ni acatamiento de vetos, establecerían relaciones diplomáticas con el llamado campo socialista espacialmente la URSS y la República de Cuba.

En relación a las medidas de política interna (económica, social) y externa (relaciones con otros países del mundo) que adopto el régimen militar nacionalista de Velasco Alvarado Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: Las transformaciones modernizadoras fueron puestas en práctica a través de drásticas medidas que lograron desarticular a la vieja oligarquía y que atacaron a ciertos capitales norteamericanos, símbolos de la expoliación imperialista. Reseñaremos las medidas más significativas: – estatización de los principales recursos estratégicos (petróleo, la mayor parte de la minería, pesca, gran parte de la metalurgia); – nacionalización del comercio exterior; – reforma agraria (con indemnización a sus propietarios, y beneficiando a aquellos que reinvirtieran ese capital en la industria); – reivindicación de las 200 millas marinas para el patrimonio nacional; – ruptura de la dependencia militar de los EE.UU. (empieza a comprar armas a la URSS y a otros países); – nacionalización del sistema financiero."

La adopción de estas medidas recién citadas llevo que no faltaran voces en los EE.UU. que reclamaron severas medidas de castigo contra la digna actitud del régimen militar peruano. Pero, el buen sentido y los sucesivos fracasos de la política norteamericana de represalias hicieron que las sanciones no llegaran aplicarse nunca. Hay que tener claro que el objetivo buscado por el régimen militar liderado por el General Velasco Alvarado no era la construcción de una sociedad socialista y mucho menos comunista. El propio Velasco Alvarado lo dice en año 1970 : "Desde el primer instante proclamamos que el objetivo de esta Revolución era liquidar el subdesarrollo y la dependencia; es decir, la miseria, la ignorancia, la explotación, las desigualdades, la injusticia social y la subordinación de nuestro país al poder extranjero."

Es claro que el golpe de Estado dado por las fuerzas armadas peruanas lideras por el General Velasco Alvarado tenía como objetivo romper con la dependencia con el imperialismo yanqui y el subdesarrollo económico. Este era el único camino según el régimen militar nacionalista de que en el país hubiera justicia social, educación popular e independencia económica base de la soberanía política. Pero, en los hechos lo que el líder peruano llamaba revolución tenía sus frenos o sus limitaciones. Una de estas era en el como o en los medios elegidos por los militares peruanos para llevar adelante el proceso de cambios experimentado por el país incaico.

Se puede afirmar que lo que estaba sucediendo en el Perú en el plano político era una revolución desde arriba. En relación a este tema, Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "Este conjunto de medidas nacionalistas, fueron realizadas por un gobierno de las FF.AA. que se reservó para sí en exclusividad la responsabilidad de la conducción política. Estas reformas se realizaron "desde arriba", en forma técnica y burocrática, rechazando la participación autónoma de las organizaciones populares."

Los medios que utilizaron los militares peruanos en la cual la falta de participación popular a través de los partidos políticos y los sindicatos. En organismos o ámbitos formales democráticos llevo a que el régimen militar del General Velasco Alvarado tuviese una práctica política ante las masas peruanas guiada por una lógica tecnocrática y burocrática. Por que no verticalista. Por más que bajo la dictadura militar no se reprimiera a partidos políticos y a organizaciones sindicales.

En el año 1971 el historiador uruguayo Vivián Trías analizando lo que sucedía en el Perú en el plano de su proceso político dijo lo siguiente: "En suma Perú vive un proceso revolucionario nacional auténtico y muy positivo, pero incompleto, con luces y sombras. Culminará si se convierte en socialista a cierta altura de su desarrollo. Para que ello ocurra deberá incidir en el mismo un partido marxista-leninista nacional, que sólo los marxistas peruanos pueden constituir. Tienen a su alcance el fecundo ejemplo de José Carlos Mariátegui." Lo señalado por Trías en su análisis en el año 1971 pautaba una posible evolución política, económica y social de la llamada revolución peruana llevada adelante por los militares nacionalistas en el poder.

Otro brillante intelectual latinoamericano el historiador argentino Jorge Abelardo Ramos en una entrevista realizada en el año 1992 analizaba desde la perspectiva que da el tiempo y decía lo siguiente: "Yo tuve en Lima en el año 1974 una polémica escrita con uno de los inspiradores y asesores de Velasco Alvarado, Carlos Delgado, sobre los problemas del ejército en el poder. Por desgracia se cumplieron algunas de mis sospechas o temores respecto a la manera en que el ejército podría mantenerse allí, si seguía funcionando como tal. Si se hubiera transformado en un partido político armado, la cuestión hubiera sido diferente. Pero como ejército revestía características contradictorias, porque mientras estaban en el poder y hacían cosas importantes y correctas, los militares velasquistas iban rotando en los cargos, pasando a retiro o ascendiendo según el escalafón de oficiales. Mantenían el régimen de retiros y ascensos obligatorios en medio de un proceso revolucionario que no puede estar sujeto a escalafón. Esa especie de contradicción viva que fue la revolución peruana ya sabemos en que terminó."

De lo dicho por Abelardo Ramos se deduce que una posible salida que tenía el régimen político de Velasco Alvarado era que las fuerzas armadas peruanas se transformaran en partido político armado generando así una nueva situación política en la revolución. Además, el ejercito peruano en el poder vivía la contradicción, según el historiador argentino, de que la racionalidad que llevaba adelante un proceso revolucionario en plano no solo político sino en lo económico y social se diera de patadas con la racionalidad burocrática que reinaba en la estructura del ejercito peruano.

El ocaso del régimen militar nacionalista de Velasco Alvarado se dio el 29 de Agosto de 1975, el General de división Francisco Morales Bermúdez hizo otro golpe de Estado y depuso al General Juan Velasco Alvarado quién murió el 24 de Diciembre de 1977. En relación al final del proceso del régimen militar velasquista Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "El vuelco que se produce con el alejamiento de Velasco y de Mercado Jarrin (principales ideólogos del proceso), marco los límites de esta experiencia nacionalista atípica, y quizá también del progresismo de los militares entendido como institución. Con el ascenso del Gral. Morales Bermúdez a la Presidencia, y el retorno a las recetas del FMI, los militares peruanos volvieron a ser los "buenos alumnos del Pentágono" ".

Este era el final, el auge y caída de un proceso revolucionario nacionalista llevado adelante por las fuerzas armadas en el Perú liderados por el General Juan Velasco Alvarado. Un proceso revolucionario que tubo sus impulsos y sus frenos que los generaron las propias fuerzas armadas. Los verdaderos y únicos actores institucionales del proceso de cambio en el país incaico.

En Chile cualquier intento de reforma se planteó por la vía constitucional. Es decir, en el marco de la democracia burguesa chilena. A finales de octubre de 1970, el Congreso Nacional sancionaba como definitiva la victoria del candidato de la Unidad Popular el socialista Salvador Allende en los comicios generales del 4 de septiembre (36,4% del total) que lo llevaban al gobierno nacional de Chile. El camino de la coalición de izquierdas chilena el gobierno sin disponer de mayoría en la Cámaras (57 diputados de un total de 150 y 9 senadores de 50) sería largo y penoso: la oposición parlamentaria exigió del recién presidente electo Allende que llevase el proceso dentro de los marcos constitucionales formales; la extrema izquierda chilena impaciente reclamó la ruptura con la legalidad burguesa y rapidez en control del poder. El acceso de Allende al gobierno nacional de Chile intentaría ser frenado por algunos grupos, destacando la acción de la empresa norteamericana ITT, según denuncio en su momento la propia prensa yanqui. En los hechos estaba interviniendo de manera clara en los asuntos internos en el plano político de Chile el imperialismo yanqui. Que en la Casa Blanca estaba instalado un gobierno del partido republicano cuyo presidente era el anticomunista Richard Nixon.

Para el presidente norteamericano Nixon la propuesta política e ideológica de la Unidad Popular de Salvador Allende de construir en Chile una vía pacifica y electoral al socialismo. Es decir, un socialismo ajustado a las particularidades políticas democráticas chilenas. Le parecía tan peligroso como ejemplo a seguir por los demás pueblos de América Latina como la revolución castrista en Cuba. El presidente norteamericano no quería una nueva Cuba en el continente latinoamericano. Quería que América Latina siga siendo el "patio trasero" de los EE.UU. y que la situación geopolítica del continente latinoamericano no cambiase profundamente para nada.

Esto hacía que el imperialismo yanqui a través de la CIA utilizara todos los métodos ilegales para que la coalición de izquierda liderada por Allende no llegara al gobierno nacional de Chile y cuando llego el gobierno norteamericano no acepto el triunfo electoral del candidato socialista e hizo todo lo posible para desestabilizar el gobierno de la Unidad Popular. Como dije anteriormente la propuesta política e ideológica era instaurar en Chile (país dependiente del imperialismo yanqui y subdesarrollado económicamente) un socialismo democrático a través de la vía pacifica. Es así que, que en su primer mensaje al Congreso Nacional el recién electo presidente Allende decía lo siguiente: "Chile se encuentra ante la necesidad de iniciar una manera nueva de construir la sociedad socialista: la vía revolucionaria nuestra, la vía pluralista, anticipada por los clásicos del marxismo, pero jamás antes concretada. (…) Chile es hoy la primera nación de la tierra llamada a conformar el segundo modelo de transición a la sociedad socialista (…) Pisamos un camino nuevo; marchamos sin guía por un terreno desconocido; además teniendo como brújula nuestra fidelidad al humanismo de todas las épocas – particularmente el humanismo marxista- y teniendo como norte el proyecto de la sociedad que deseamos, inspirada en los anhelos más hondamente enraizados en el pueblo chileno (…) Nuestra tarea es difícil y poner en práctica, como la vía chilena al socialismo, un modelo nuevo de Estado, de economía y de sociedad, centrado en el hombre, sus necesidades y sus aspiraciones. Por eso es preciso el coraje de los que osaron repensar el mundo como un proyecto al servicio del hombre. No existen experiencias anteriores que podamos usar como modelo; tenemos que desarrollar la teoría y la práctica de nuevas formas de organización social, política y económica tanto para la ruptura con el subdesarrollo como para la creación socialista."

La llamada "vía chilena al socialismo" era sinónimo de socialismo democrático y pluralismo político. Además, de hacerlo en paz sin la utilización de la violencia estatal para acallar las diferencias o las opiniones políticas e ideológicas discordantes con el oficialismo dentro del marco del juego democrático. Teniendo como brújula a las corrientes humanistas de occidente particularmente el humanismo marxista.

Esta visión del socialismo que manifestaba el presidente Salvador Allende en su discurso ante el Congreso chileno está vinculada estrechamente a lo que dijo el 5 de setiembre de 1970 al conocerse los resultados electorales nacionales dándole ganador del mismo : "Hemos triunfado para derrotar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una serie y profunda reforma agraria, para controlar el comercio de importación y exportación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harían factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo." Es claro en el discurso de Allende de que la victoria electoral de la Unidad Popular sobre la derecha chilena tiene como objetivo programático hacer de Chile un país desarrollada económicamente y soberano políticamente. Para eso tiene como tareas históricas derrotar la explotación imperialista en la economía chilena. Es decir, acabar con los monopolios extranjeros particularmente yanquis, terminar con el latifundio agrario practicando una reforma agraria, controlar de parte del Estado el comercio de importación y exportación, para nacionalizar el crédito.

Las primeras acciones del gobierno de la Unidad Popular se centraran en la aprobación de una ley por la que se nacionalizaban las grandes compañías de la minería de cobre. Desde un comienzo se intentó una fuerte redistribución de los ingresos, lográndose que grandes sectores de la población accedieran al consumo; los bienes pronto escasearían y la inflación pondría fin a la anhelada redistribución. La socialización de las empresas privadas se llevó a cabo sin una legislación clara, aprovechando lo que el gobierno nacional denominó "resquicios legales". La inflación desatada, las medidas económicas que afectaron a las capas medias de la población y los frecuentes choques entre el Congreso y el poder Ejecutivo por acciones de dudosa constitucionalidad, produjeron el descontento de la Democracia Cristiana que, pese a su inicial reformismo, planteó una actitud de fuerte oposición al gobierno de Allende.

En relación al programa de la Unidad Popular y la política de alianzas de clases sociales que implicaba y sus enemigos internos y externos Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "Es bien sabido cuál era el programa del gobierno socialista del Presidente Salvador Allende. Su base social era obrera, campesina y pequeñoburguesa y su proyecto incluía reformas radicales, antiimperialistas, antimonopolistas y antilatifundistas. No obstante, su concepción del cambio por etapas lo llevó a buscar atraerse a la burguesía no monopólica. Fue así que emprendió una serie de reformas estructurales: – nacionalización de empresas extranjeras (fundamentalmente la gran minería del cobre); – nacionalización de la banca; – estatización de las empresas del gran capital monopólico; – constitución del área de propiedad social; – aceleración del proceso de reforma agraria. Esta política (que en el corto plazo tuvo éxito, traducido en triunfos electorales) agravó la crisis tradicional del capitalismo chileno, enfrentándose a los intereses del imperialismo, la oligarquía financiera y el gran capital agrario,"

De esta larga cita se deduce que la política de alianzas de clases sociales incluía a la clase obrera, la clase campesina y la clase pequeñoburguesa urbana. Esa era la base social que sustentaba el programa programático de la Unidad Popular. Que se caracterizaba por ser antioligárquico, antiimperialista y socialista. Tenía como enemigos internos a la burguesía industrial como financiera, la oligarquía terrateniente y a los sectores fascistas de las fuerzas armadas chilenas aliados todos del imperialismo yanqui. Que era el enemigo principal a nivel externo.

La aplicación del programa de la Unidad Popular bajo el liderazgo del presidente Allende generó en los hechos una serie de acciones por parte de las fuerzas de la derecha política y social chilenas y del imperialismo yanqui. Es ascenso y la radicalización o polarización de la lucha de clases (en el terreno político, ideológico y económico) en la sociedad chilena aumento notablemente. El gobierno socialista de Allende estaba en la encrucijada. En relación a este tema, Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol dicen lo siguiente: "El imperialismo utilizó contra Allende el bloqueo económico (embargo a las exportaciones de cobre y bloqueo de préstamos financieros) y conspiraciones organizadas por la CIA. La burguesía recurrió al bloqueo parlamentario – donde era mayoría -, así como al terrorismo y al sabotaje. La burguesía no monopólica, si bien se veía favorecida en lo económico, se oponía en lo político, al ver la radicalización del movimiento popular, expresado en tomas de fábricas y haciendas, lo que fue usada por la clase dominante para asustar y atraer a importantes sectores de las capas medias. El gobierno popular de Salvador Allende estaba en una encrucijada: debía atender al mismo tiempo a una fracción de la burguesía y a las clases populares. Para no perder la alianza de la burguesía no monopólica, debía garantizarle a ésta sus propiedades y una aceptable tasa de ganancia; pero para ello debía refrenar el ascenso y la radicalización del movimiento popular, que era su base social fundamental. El gobierno vacilaba. En cambio la burguesía reaccionaria cada vez más como un bloque único intentando derribar al gobierno a través de las acciones de grupos de neto corte fascista (como "Patria y Libertad") al no poder hacerlo constitucionalmente."

La encrucijada en que se encontraba el gobierno socialista de Salvador Allende radicaba en que debía atender al mismo tiempo a una fracción de la burguesía y a las clases populares. Es decir, a su base social que se radicalizaba política e ideológicamente cada vez más. A su vez, las clases dominantes chilenas reaccionaban ante esa radicalización del bloque de clases popular con mayor unidad en su oposición al gobierno de Allende. Además, surgieron en esa etapa de la lucha de clases en Chile organizaciones de corte ultraderechista o fascistas. Que estaban integradas por elementos salidos de las clases medias que oficiaban de clase de apoyo al bloque burgués u oligárquico de clases chilenos.

Es así que, la fascistización de la derecha política y social chilena se manifestaba en las calles con movilizaciones y otras acciones violentas contra el gobierno socialista de Allende. Es en esta coyuntura política que vive el proceso revolucionario chileno que el líder de la revolución cubana comandante Fidel Castro visitando Chile y en la última etapa de su gira en un discurso de despedida ante los militantes de la Unidad Popular en el año 1971 dice lo siguiente: "Ustedes viven un proceso muy especial, pero que no es nuevo en lo que se refiere a procesos de lucha de clases. La historia tiene incontables ejemplos. Están viviendo el momento del proceso en que los fascistas – para llamarlos como son- están tratando de ganarles la calle, están tratando de ganarles las capas medias de la población. En determinado momento de todo proceso revolucionario los fascistas y los revolucionarios luchan por ganar el apoyo de las capas medias de la población. Ahora, los revolucionarios son honrados, los revolucionarios son honestos, los revolucionarios no andan con mentiras, los revolucionarios no siembran el terror, no siembran la angustia ni inventan cosas truculentas y tenebrosas. ¡Ah!, pero los fascistas si que no se detienen ante nada. Tratan de tocar cualquier sensibilidad, inventar la calumnia más increíble; tratan de sembrar el miedo, el temor, la intranquilidad en amplias zonas de las capas medias de la población; tratan de hacerles creer las cosas más inverosímiles; tratan de despertar los mayores temores en todos los órdenes. Tiene un objetivo: ganarse las capas medias. Algo más: utilizan los sentimientos más ruines y más bajos. El chovinismo –ese nacionalismo estrecho-, esos egoísmos, los tratan de desatar por todos los medios. El chovinismo, los egoísmos, las pasiones más bajas, los temores más infundados. No se detienen ante nada."

El líder de la revolución cubana Fidel Castro dice en su discurso en Chile que la lucha que tienen entablada los revolucionarios (los partidarios del gobierno de Allende) y los fascistas es ganarse a las clases medias de la sociedad chilena. El objetivo es el mismo. En lo que difieren es en los métodos dados que los revolucionarios utilizan la verdad sobre todas las cosas. Por el otro lado, los fascistas utilizan la mentira, el terrorismo verbal y el chovinismo. El escenario es la calle. Es en la calle en donde estas dos fuerzas contrapuestas, antagónicas quieren ganarse política e ideológicamente a un actor de clase como los pequeños burgueses urbanos. Que son esenciales para la apoyatura tanto para las fuerzas revolucionarias de Allende como para los fascistas que quieren derrocarlo del gobierno.

En el mismo tono Fidel Castro en el mismo discurso sigue diciendo: "Si quieren saber una opinión: el éxito o el fracaso de este insólito proceso dependerá de la batalla ideológica y de la lucha de masas; y dependerá de la habilidad, del arte y de la ciencia de los revolucionarios para sumar, para crecer y para ganarse las capas medias de la población. Porque en nuestros países de relativo desarrollo esas capas medias son numerosas, y muchas veces son susceptibles de la mentira y del engaño. Ahora, en la lucha ideológica no se conquista a nadie sino con la verdad, con los argumentos, con la razón. Eso es una cosa incuestionable"

Para Fidel Castro el éxito o el fracaso del proceso revolucionario que estaba viviendo Chile bajo el gobierno socialista de Allende dependía de la batalla ideológica y de la lucha de masas. Con el fin de ganarse por parte de los revolucionarios allendistas a las llamadas capas medias de la sociedad. Que tienen un peso muy grande en aquellas sociedades como la chilena que tienen un relativo desarrollo. Para esto es necesario, según Castro, que los revolucionarios allendistas den la batalla ideológica con la verdad, con los argumentos y con la razón. Lo dicho anteriormente esta atado a la idea de que en un proceso revolucionario como el chileno quien aprenda más rápido en lo que hace a las clases sociales y sus luchas. Es decir, quien aprenda más rápido por parte de los explotadores o los explotados a conservar las estructuras económicas y sociales de la dependencia al imperialismo yanqui y el subdesarrollo capitalista o a cambiar radicalmente las mismas e ir al socialismo ganará la revolución o la contrarrevolución en Chile.

En relación a esto Fidel Castro en el mismo discurso de despedida dice lo siguiente: "Pero también se dice que no hay nada que enseñe a los pueblos tanto como un proceso revolucionario. Todo proceso revolucionario enseña a los pueblos en unos meses lo que a veces dura decena de años en aprender. Hay una cuestión: ¿quién aprenderá más y más pronto? ¿Quién tomará más conciencia y más pronto? ¿Los explotadores o los explotados? ¿Quiénes aprenderán más rápidamente en este proceso? ¿El pueblo o los enemigos del pueblo? (Exclamaciones de: "¡El pueblo!"). ¿Y están ustedes completamente seguros, ustedes que son protagonistas, que son actores de esta página que escribe su patria; están completamente seguros de que ustedes han aprendido más que sus explotadores? (Exclamaciones de: "¡Sí!") Permítame entonces discrepar en este caso de la masa (Aplausos). Mañana dirán en algún cintillo, en algún lugar del mundo las agencias: "Discrepa Castro de la masa". Discrepamos en una apreciación de la situación. Y en esta especie de dialogo sobre cuestiones científicas e históricas, nosotros podemos decir que no estamos completamente seguros de que en este singular proceso el pueblo, el pueblo humilde – que es la inmensa mayoría del pueblo- haya estando aprendiendo más rápidamente que los reaccionarios, que los antiguos explotadores. Pero hay, además, algo: los sistemas sociales que las revoluciones están cambiando llevan muchos años de experiencia, ¡muchos años de experiencia! Acumularon experiencia, acumularon cultura, acumularon técnicas, acumularon trucos de toda especie para actuar frente a los procesos revolucionarios. Y mientras se presenta, se presenta a la masa del pueblo, que no tiene esa experiencia, que no tiene esos conocimientos, que no tiene esas técnicas se enfrentan con toda la experiencia y las técnicas acumuladas de los otros. Y si ustedes desean que nosotros seamos francos … Y hemos dicho que nosotros no podemos expresar una mentira. Podemos equivocarnos, hacer una apreciación falsa, pero jamás decir algo que no creamos. Y nosotros creemos sinceramente que el aprendizaje de los reaccionarios ha ido más rápido que el aprendizaje de las masas."

Los hechos ocurridos en Chile en el año 1973 le dieron la razón a Fidel Castro en la dialéctica revolución y contrarrevolución y la resolución final de la misma demostraron que los reaccionarios, los explotadores aprendieron más rápidamente a frenar y conservar el sistema capitalista en el país transandino que el pueblo humilde y explotado a destruirlo y construir el socialismo. El sistema social capitalista chileno a través de sus defensores demostró en la práctica tener más recursos, más experiencia, más habilidad política que los revolucionarios allendistas que con sus errores y aciertos querían cambiarlo de raíz. El 11 de setiembre del año 1973 se da el golpe de Estado fascista e imperialista contra el gobierno de Allende llevado adelante por los sectores anticomunistas de las fuerzas armadas chilenas que las habían hegemonizado. Con el apoyo interno de las clases dominantes, la clase media urbana chilena. Los partidos políticos de la derecha chilena con el apoyo y asesoramiento del imperialismo yanqui. El golpe de Estado liderado por el militar Augusto Pinochet era un hecho político.

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