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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 5)


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La octava critica, se centra en que algunos teóricos de la dependencia confunden los conceptos marxistas de "proceso de circulación" con "proceso de producción". En relación a esto Muñoz dice lo siguiente: "Esta critica ha sido hecha por académicos tales como Theotonio Dos Santos, Ernesto Laclau, Agustín Cueva, Marta Harnecker, Marvin Stemberg, Kyle Steenland y otros, en respuesta a errores en el trabajo inicial de André Gunder Frank. Ernesto Laclau, por ejemplo, aunque ha aceptado la critica a la tesis de las sociedades dualistas, rechazó la categorización por parte de Frank de la economía latinoamericana en el sentido de que habría sido capitalista desde tiempos coloniales. Según Laclau, con quién concordamos, Frank confundió los conceptos de "modo capitalista de producción" y "participación en un sistema capitalista mundial": "La relación económica fundamental del capitalismo la constituye la venta de la fuerza trabajo del trabajador libre, cuya necesaria precondición es la pérdida, por parte del productor directo, de la propiedad de los modos de producción. Si ahora confrontamos la afirmación de Frank que los complejos socio-económicos de America Latina han sido capitalistas desde el período de la conquista con la evidencia empírica disponible, debemos concluir que la tesis "capitalista" es indefendible. En regiones con densa población indígena – México, Perú, Bolivia o Guatemala– los productores directos no fueron despojados de su propiedad de los medios de producción, mientras que la coerción no económica para maximizar varios sistemas de aprestamiento de servicios se intensificó progresivamente. En las plantaciones de las Indias Occidentales, la economía se basaba en un modo de producción esclavista, mientras que en las áreas mineras surgieron formas disfrazadas de esclavitud y otros tipos de trabajo forzado que no asemejan en nada a la formación de un proletariado capitalista"."

De esta larga cita se desprende que un variado grupo de académicos critica a Gunder Frank al confundir los conceptos marxistas de "proceso de circulación" con "proceso de producción". Entre estos académicos se encuentra Ernesto Laclau que entiende que Gunder Frank confundió los conceptos de "modo capitalista de producción" y "participación en un sistema capitalista mundial". Steenland manifestó su acuerdo con el análisis de Laclau al escribir en un estudio del caso Chile, que: "…aunque negamos que America Latina fuese predominantemente feudal y necesitase una etapa de desarrollo capitalista, es necesario realizar la aserción de Gunder Frank en el sentido que Chile (y América Latina) ha sido capitalista desde mediados de 1500. Un estudio de estas relaciones de producción revela que ciertamente no fueron capitalistas durante la mayor parte de la historia de Chile. En efecto, ellas se han caracterizado por una coerción extra-económica por parte de los latifundistas, la propiedad de algunos medios de producción por parte de la fuerza de trabajo agrícola, y una restricción del mercado interno que ha impedido el desarrollo del capitalismo."

Para Steenland aunque no admita que América Latina fuese predominantemente feudal y necesitase una etapa de desarrollo capitalista es necesario rechazar la aserción de Gunder Frank en el sentido que Chile (y América Latina) ha sido capitalista desde mediados de 1500. Es así que, el debate de que si en América Latina del principio de la colonización impero un modo de producción capitalista o por el contrario había feudalismo. Es decir, el modo de producción feudal o ninguno de los dos. En relación a esto Muñoz dice lo siguiente: "Dos Santos también opino que era erróneo concluir que porque la economía latinoamericana estuvo, durante el periodo colonial, dominada por el capital mercantil, que necesariamente se caracterizaba por un modo de producción capitalista. Según Dos Santos, esto último tampoco significa una justificación de lo que él considera la falsa tesis del carácter feudal de la economía latinoamericana ya que a pesar de la existencia de modos de producción cercanos al feudalismo, la totalidad de la economía apuntaba a la producción de mercancías y estaba dominada por el capital comercial financiero. Sugiriendo que quizás la economía latinoamericana era "precapitalista", Dos Santos concluyó que "para comprender la realidad latinoamericana es necesario, pues, partir de los modos de producción precapitalista de la fase colonial, bajo el dominio del capital mercantil financiero"."

Para Dos Santos es equivocado concluir que porque la economía latinoamericana estuvo, durante el periodo colonial, dominado por el capital mercantil, que necesariamente se caracterizaba por un modo de producción capitalista. Esto no quiere decir tampoco, según Dos Santos, que imperaba en la economía latinoamericana un sistema feudal. A pesar de la existencia de un modo de producción cercano al feudalismo. La totalidad de la economía apuntaba a la producción de mercancías y estaba dominada por el capital comercial financiero. Para el economista brasileño en definitiva para comprender la realidad latinoamericana es necesaria, pues, partir de los modos de producción precapitalista, bajo el dominio de capital mercantil financiero.

Por otra parte Sternberg declaro que el intento de Gunder Frank por probar que las relaciones de producción en América Latina han sido de naturaleza capitalista desde la conquista es innecesario e insuficiente: "Es innecesario porque la existencia de modos de producción precapitalista no excluye el desarrollo de la dependencia, y es insuficiente porque, si ello se probase, pondría la fecha del predominio capitalista en estos países del Tercer Mundo, en una fecha mucho anterior al logro de tal predominio –en la perspectiva de Marx y Dobb- dentro de las naciones de la metrópolis misma."

Para Sternberg es innecesario, porque la existencia de modos de producción precapitalista no excluye el desarrollo de la dependencia y es insuficiente porque si ello se probara, pondría la fecha del predominio capitalista en estos países del Tercer Mundo, en una fecha mucho anterior al logro de tal predominio –en la perspectiva de Marx y Dobb- dentro de las naciones de la metrópolis misma.

La última, critica se centra que la teoría de la dependencia carece de "objetividad" académica y es de naturaleza ideológica. Esta crítica es la más débil contra el enfoque de la dependencia y la más característica de críticos conservadores que han contribuido en nada al desarrollo positivo sobre la dependencia. Según Gunder Frank: "Estos críticos de derecha carecen ya sea de la perspectiva, aptitud, o interés, o de las tres, para examinar el argumento en su propio ámbito y menos aún, por supuesto, para perfeccionarlo. Su interés académico y político reside en descalificar el argumento, y a través de sus críticas advertir al no especialista en su contra, recurriendo a los "descalificadores" que el positivismo ha grabado en las mentes de sus víctimas "error" empírico y la falta de "objetividad"."

Un ejemplo de esta corriente es Klaus Knorr, quién criticó a la teoría de la dependencia por su "contenido acusatorio e inclinación ideológica" en los siguientes términos: "En ese caso no estamos realmente frente a una teoría, sino que a una literatura demonológica de protesta y movilización política, que se refiere dogmáticamente a un conjunto de demonios ricos y extranjeros."

En un tono parecido, aunque persiguiendo objetivos diferentes, Bath y James han declarado que "el análisis de la dependencia también se ha desvirtuado porque motiva respuestas emocionales, en pró y en contra, que oscurecen y disfrazan el valor real del enfoque." Lo que éstos y otros críticos ignoran, no es sólo que no existe tal cosa como la investigación académica totalmente no política y libre de valores, sino, además, que los orígenes históricos y el desarrollo de la teoría de la dependencia no pueden ser comprendidos aparte o separado de las luchas y realidades políticas de América Latina.

En este sentido, Cardoso resumió muy adecuadamente el desarrollo del enfoque de la dependencia cuando escribió que: "…la materia prima de la cual se comienza es la lucha política y económica, expresada en la superficie del proceso histórico como una lucha nacional y antiimperialista. Pero, el concepto al que se llega es diferente del punto de partida, ya que (después de especificar y reseñar las relaciones entre estados, entre estos y las clases y entre ambos y el proceso productivo) demuestra las limitaciones de la comprensión inicial, y muestra cómo una estructura dada de dominación se reproduce y cuales so los posibles limites de su funcionamiento."

En resumen, la perspectiva teórica de la dependencia no es más "ideológica" que cualquiera otra interpretación convencional del subdesarrollo, con la diferencia que la dependencia ofrece –al contrario de otras teorías– un entendimiento histórico y dinámico de la realidad de los países periféricos. Tras detallar las criticas hacía la teoría de la dependencia es interesante ver desde diferentes perspectivas las visiones de un historiador como Alberto Methol Ferré y de una socióloga Vania Bambirra . Con respecto a la teoría antes mencionada Methol Ferré macaría lo positivo de la misma que: "Pone en el tapete la cuestión nacional latinoamericana y que no reduce los problemas sociales a meras estadísticas abstractas sino que trata de comprender la historia de los pueblos de América. Lo peligroso de esta teoría es que se termine caricaturizando de una manera en la cual la mera mención de conceptos como dominación, imperialismo, sustituyen el análisis profundo de la realidad."

Bambirra señalaría que el gran aporte de la teoría de la dependencia: "Fue haber demostrado que éste no es meramente un fenómeno de relaciones internacionales, de intercambio comercial desfavorable a los países poco desarrollados; sino que son relaciones internas, que configuran una estructura económico-social cuyo carácter y dinámica están condicionados por la subyugación, explotación y dominación imperialistas. Las consecuencias de orden político que emergen de este análisis son muy claras: las burguesías dependientes no tienen condiciones de enfrentarse al imperialismo y de promover un desarrollo autónomo. Su margen relativo de maniobra puede ser más ancho o más angosto en función de la disponibilidad de algún producto estratégico –como en el caso del petróleo– o de coyunturas particulares nacionales o internacionales, pero es el más utópico sueño pequeñoburgués considerar que en función de un aumento circunstancial de este margen de maniobra las relaciones esenciales de dependencia pueden ser remplazadas por relaciones de interdependencia entre el imperialismo y las clases dominantes-dominadas criollas. La historia registra incontables situaciones en que éstas han tratado de imponer políticas que sin golpear definitivamente el dominio imperialista buscaban restringirlo de manera parcial, y la respuesta del imperialismo en tales condiciones ha sido por lo general una reacción violenta e inescrupulosa: cuando las presiones económicas, diplomáticas y políticas no fueron suficientes, el imperialismo recurrió a la intervención indirecta –las famosas formas de "desestabilización"-, o directa –la agresión militar a través del envío de mercenarios o de sus propias tropas."

Con respecto, a esto último el sociólogo mexicano Pablo Gonzáles Casanova dice lo siguiente: "Una categoría también famosa en la sociología mundial fue la de "dependencia", formulada por el brasileño F. H. Cardoso y el chileno Enzo Faletto. La aportación principal que hicieron con esa categoría (y que subsiste hasta hoy) consistió en revelar las falsas bases teóricas y estructurales de cualquier nacionalismo o lucha por la independencia que ignore el carácter mundial del desarrollo capitalista y los obstáculos estructurales necesarios a que se enfrenta el proyecto de construir Estados-nación cada vez más justos e industrializados. La categoría de la "dependencia" marco en el terreno intelectual la crisis del nacionalismo populista del Tercer Mundo."

De lo citado, se desprende la principal aportación de la categoría "dependencia", formulada entre otros por Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto consistió en revelar las falsas bases teóricas y estructurales de cualquier nacionalismo o lucha por la independencia que ignore el carácter mundial del desarrollo capitalista y los obstáculos estructurales necesarios a que se enfrenta el proyecto de construir Estados-nación cada vez más justos e industrializados. Además, de marcar en el terreno intelectual la crisis de los nacionalismos populistas del Tercer Mundo.

Ostracismo de la teoría de la dependencia y auge del pensamiento neoliberal en América del Sur y la caída del Muro de Berlín en el Este de Europa

Es claro que la teoría de la dependencia en sus diferentes corrientes tubo un freno cuando en América del Sur se producen los golpes de estado dados por las fuerzas armadas fundamentalmente en Chile en setiembre del año 1973. Con la caída del gobierno socialista de Salvador Allende y con él todo su proyecto socialista de cambios estructurales en el orden económico, social y cultural. Los teóricos (sociólogos, economistas) latinoamericanos de la teoría de la dependencia que asesoraban al gobierno de la Unidad Popular se tuvieron que marchar de Chile. Muchos fueron a las universidades mexicanas o europeas.

Con los golpes de Estado militares en América del Sur comienza una etapa de predominio de una orientación del pensamiento neoliberal en la esfera fundamentalmente económica. Son los llamados "Chicago boys" de la escuela monetarista del economista norteamericano Milton Friedman, además, del economista austriaco de cuño ultraliberal en lo económico llamado Friedrich Hayek. Estos economistas asesoran en la etapa inicial de la dictaduravico-militar del General Augusto Pinochet en sus líneas económico y social. En relación al modelo implantado en lo económico y social bajo la dictadura cívico-militar de Gral. Pinochet, Cecilia Revello, Rodolfo Porrini y Alexis Schol nos dicen lo siguiente: "El modelo económico aplicado por la Dictadura perseguía los siguientes objetivos: modernizar sustancialmente el aparato productivo, introducir nueva tecnología y, como condición necesaria para ello, ampliar la oferta de divisas. Intenta así atraer el ingreso masivo de capitales extranjeros, creando las condiciones para ello: saneamiento de la economía, disminución de la inflación, liberalización, privatización, y el Estado actuando como garantía. Como se ve, es un modelo basado en las concepciones neoliberales, de cuyos teóricos son discípulos los tecnócratas al servicio de la dictadura. El aspecto esencial que interesa destacar, y que favorece a la burguesía en su conjunto, es el control de salarios, que en los hechos se traduce en el brutal aumento de la superexplotación. Junto a estas medidas, se crea el "contexto jurídico" adecuado para alentar al capital extranjero a invertir: el Estatuto del Inversionista (que libera de controles a la inversión) extranjera y asegura la posibilidad de repatriación de sus ganancias totales."

Las ideas o el programa neoliberal también se instaura en la República Argentina con el golpe de Estado dado por las fuerzas armadas argentinas en marzo del año 1976. Lo mismo sucede en la Republica Oriental del Uruguay en el año 1973. En relación a los golpes de Estado dado por los militares en América del Sur Guillermo O" Donnell dice lo siguiente: "En otros trabajos he argumentado que esos episodios se vincularon estrechamente con un alto grado de actividad política del sector popular, que aparecía como portador de una serie de amenazas para la preservación del orden social dado. Por otro lado, en íntima relación con dicha amenaza, y con los consiguientes temores de la burguesía y no pocos sectores medios, se desencadenó una crisis económica que puede ser sintetizada mencionando que, en el momento de los golpes de Chile 1973 y la Argentina 1976 la inflación superaba tasas anuales de 500% parecía inminente la cesación internacional de pagos, la inversión externa había caído drásticamente y los flujos de capitales con el exterior, legales e ilegales, daban saldos masivamente negativos. Ante ello, si en los golpes de la década de los sesenta las fuerzas armadas intervinieron con una intención fundamentalmente preventiva y restauradora, los golpes de los setenta tuvieron una orientación bastante más radical: detener un proceso que parecía a un paso del colapso final de sociedad, economía y estado y que, por lo tanto, requería bastante más que la restauración del orden social prexistente."

La instauración del programa neoliberal en aquellos países nombrados de América del Sur levo a que las economías de estos países se viniese abajo la industria nacional completamente. Es decir, sus exportaciones al mercado mundial se limito a productos primarios. Como carne, granos, lanas sucias, cueros. Estas dictaduras cívicos-militares significaron la presencia en los elencos de gobierno principalmente en el ministerio de economía de civiles. Que eran economistas o contadores de ideología neoliberal. Es decir, tecnócratas neoliberales. Estos están vinculados a la derecha empresarial que es de nuevo cuño en relación a la vieja derecha liberal defensora de la economía agro-minera exportadora. En relación a esto O" Donnell dice lo siguiente: "Así los únicos que aparecieron incontaminados de toda responsabilidad con el pasado reciente fueron ciertos grupos de una derecha que había perdido, o nunca tubo, votos suficientes para asentarse en el gobierno. Se trataba, por un lado de voceros de las viejas clases dominantes agrarias y sus tentáculos en actividades industriales comerciales y financieras. Ellos expresaban su añoranza por el periodo en que fueron dominantes en un discurso donde los componentes tradicionales –oligarquías, nostálgicas de un mítico estilo señorial- se combinaban con la postulación de reactualizar el (idealizado) liberalismo económico vigente en la década del treinta. Por allí esta derecha (que llamaré "tradicional") confluía con otra corriente (que llamaré "tecnocrática") del liberalismo económico. Ésta, primero esbozada como versión local de visiones a lo Hayek y Erhardt, se revistió en la coyuntura internacional del setenta, en sus elementos más técnicamente orientados, del aparato teórico que le ofrecían Milton Friedman y sus discípulos."

En la implantación y desarrollo del modelo de sustitución de importaciones en los países más importantes de América del Sur la derecha tradicional estaban políticamente a la defensiva aunque manteniendo status-rol de clase social dominante en ciertas áreas de la economía nacional y teniendo un peso importante en los medios de comunicación. En tanto, la derecha tecnocrática aposto a la fundación en la sociedad civil de de centros de poder intelectual (centros de estudios de la realidad de la sociedad) que difundían sus ideas y mantenían vinculación con empresarios y empresas de nueva fundación. Cuando se produjo la crisis que condujo a los golpes de Estado estas dos derechas confluyeron sobre las fuerzas armadas para decirles no solo acerca de lo acertado de sus diagnósticos de la situación económica, social y política que vivía el país. Sino también para ofrecerles en bandeja de plata la receta económica para solucionar lo males que la sociedad estaba experimentando hace muchos años.

Con la llegada de la nueva "hora de la espada" estos civiles de ideología neoliberal entendieron que la había llegado la hora a ellos también de pasar a la ofensiva política e ideológica y ocupar cargos de gobiernos bajo las dictaduras cívico-militares. En relación a esto O" Donnell dice lo siguiente: "En los años pos-treinta, la derecha tradicional, aunque políticamente a la defensiva, conservó un importante peso ideológico, sobre todo a través de su prestigio social y de su control de los medios de comunicación. Por su parte, la derecha tecnocrática fue creciendo en institutos de investigación, lobbies y empresas. Cuando se desató la crisis que llevó a los golpes, ambas derechas confluyeron sobre las fuerzas armadas, no sólo para recordarles cuántas veces habían pronosticado esos males, sino también para argumentar que tenían en sus manos la receta para extirparlos. No fue a pesar de, sino gracias a que esa receta implicaba radicales cambios que ella se impuso en los gobiernos resultantes de la reacción de los más conservadores instintos de una sociedad. Luego de tantos años a la defensiva y de estar clamando al cielo (y a las fuerzas armadas, con las que por ésta y otras vías fueron estableciendo importantes vínculos), esos civiles económicamente liberales dejaron claro que, finalmente, su turno había llegado con el duro autoritarismo que esos golpes implantaron."

Los civiles que integran los gobiernos dictatoriales aportan sustancialmente una ideología política, matriz organizadora de la percepción de la realidad y de los proyectos de aquel gobierno. Esa ideología llega a ser dominante porque además de recuperar una visión verosímil del pasado, propone un futuro posible y deseable y se entronca con fundamentales ideas e intereses de las nuevas fracciones dominantes de la burguesía en estos países. La derecha tanto tradicional, como la tecnocrática, en su visión negativa del pasado precedente confluye con las visiones antisubversivas de las fuerzas armadas para señalar que todo marchaba mal en el país.

La cosa estaba podrida la salvación del país radica esencialmente en "retornar al camino de los antepasados", para la cual hay que eliminar las "distorsiones" que se han ido acumulando. La idea de retorno a todo costo a un pasado mitificado es crucial en esta ideología. Con ella otorga significado al presente, lo entronca con una visión del pasado y proporciona criterios para identificar al adversario actual. Lo reaccionario de esta ideología radica que su visión del presente cercano es tan negativa, a la vez que pinta místicamente un pasado más lejano. Pero por eso mismo no es conservadora. Radicalización de la derecha que no puede ser conservadora porque sus significaciones positivas se tienden como un arco entre el mito de un pasado ya lejano y la postulación del futuro como recuperación de aquél, saltando por sobre casi todo lo que constituye la actualidad dada. Es así que, remodelar la economía y la sociedad para acercarlas al espejo de la "eficiencia" neoclásica, postulada como vigencia pasada y como proyecto para el futuro.

En relación a este punto O" Donnell dice lo siguiente: "¿Qué es lo que esos civiles ofrecen a los gobernantes militares? Bajo la apariencia de una política económica, nada menos que una ideología política, matriz organizadora de la percepción de la realidad y de los proyectos de aquel gobierno. Esa ideología llega a ser dominante porque recupera una visión verosímil del pasado, propone un futuro posible y deseable y se entronca con fundamentales ideas e intereses de las nuevas fracciones dominantes de la burguesía en estos países. Pero vayamos paso a paso. Por lo pronto, esas corrientes, tanto las tradicionales como las tecnocráticas, en su condena del pasado precedente confluyen con las concepciones antisubversivas de las fuerzas armadas para señalar que todo, y desde hace tiempo, estuvo podrido en Dinamarca. Comienzan por una imagen simple: la salvación de estos países es "retornar a la senda de los antepasados", para lo cual hay que eliminar las "distorsiones" que se han ido acumulando. La idea de retorne a todo costo a un pasado mitificado es crucial en esta ideología: con ella otorga significado al presente, lo entronca con una visión del pasado y proporciona criterios para identificar al adversario actual. Como su visión del presente y del pasado cercano es tan negativa, a la vez que colorea místicamente un pasado más lejano, está ideología es profundamente reaccionaria. Pero por eso mismo no es conservadora. Radicalización de la derecha –poco sorprendente dada la hondura de la crisis en que se gestó- que no puede ser conservadora porque sus significaciones positivas se tienden como un arco entre el mito de un pasado ya lejano y la postulación del futuro como recuperación de aquél, saltando por sobre casi todo lo que constituye la actualidad dada. Esta actualidad, y su pertinaz tendencia a no evaporarse, en el blanco del instinto reaccionario: "restructurar" economía y sociedad para aproximarlas al espejo de la "eficiencia" neoclásica, postulada como vigencia pasada y como proyecto para el futuro –lo cual presupone una tarea no menos intransigente y prolongada que la que las fuerzas armadas entrevén para erradicar la subversión e implantar "la autoridad" en todos los niveles de la sociedad."

La derecha tecnocrática a diferencia de la derecha tradicional aporta a las dictaduras militares un discurso simplificado y que da seguridad a los actores de clase que apoyan a estos gobiernos. La idea de una economía eficiente, las llamadas ventajas comparativas, los mercados equilibrados y transparencia con precios verdaderos. Este pensamiento se presenta como racional y objetivo carente de toda deformación o desvío ideológico. Es decir, científico como sinónimo de apolítico. Este conocimiento es manejado por una elite intelectual que ha dedicado su vida a estudiarla y conocerla. Esta elite tecnocrática esta apta para ponerla en práctica. Esta mentalidad encaja perfectamente con la mentalidad autoritaria y verticalista de las fuerzas armadas en el gobierno.

En relación a este terma O" Donnell dice lo siguiente: "Esto no es poco no alcanza para diferenciar a la derecha tecnocrática de la tradicional. La primera tiene otras cruciales contribuciones que hacer. Una de ellas consiste en que, en tiempos de profunda desorientación, donde todo parece haber fracasado, esa corriente se coloca en el centro mismo de las grandes simplificaciones y de las regresivas seguridades que, en situaciones como esas, suelen buscar los actores sociales. La simplicidad de su discurso en la del libro de texto: en cuanto a las metas, una economía "eficiente", basada en ventajas comparativas, con mercados en equilibrio y sin precios "artificiales". Lo es también con respecto a los medios una política monetaria y cambiaria, dotada a priori (claro, en la práctica es otra cosa, pero eso puede ser imputado a las distorsiones que hay que eliminar), de una elegancia que contrasta con los vaivenes e incongruencias que se imputan al pasado cercano. Esa elegancia tiene el respaldo de la "ciencia": dada ciertas premisas –simples y transparentes en el teorema- se puede mostrar que lo propuesto es racional como, además lo atestiguan tantas autoridades internacionales. De esto resultan metas y medios fácilmente contrastables con la desprolijidad del pasado. También parece que hay caminos demostrablemente racionales para lograr dichas metas, aunque su conocimiento sólo pertenece a una élite que, como el sabio platónico, ha dedicado su vida a adquirir ese superior saber; lo cual tiene particular atractivo para una mentalidad militar acostumbrado a imaginarse en parecidos términos. Además, al entroncarse con una tradición visión del pasado, esta ideología típicamente tecnocrática posee la adicional ventaja de no parecer como producto de la imaginación teórica alienada, sino como la manera de "retornar al camino del verdadero destino nacional". Gracias a esa simbiosis (que la otra derecha no puede lograr) –entre, por un lado lo más técnico y moderno y, por el otro, su capacidad de invocar un pasado tradicional- es que la ideología liberal-tecnocrática se convierte en ideología dominante en el interior del pacto de dominación consagrado por esos estados autoritarios, subordinando incluso, como veremos, ideologías propias de las fuerzas armadas."

Otro aporte de la derecha tecnocrática radica que esos técnicos son simples instrumentos del sistema capitalista mundial más concretamente del capital financiero internacional. Este capital y dada la situación caótica en lo económico de los gobiernos le dan "alivio" a sus economías vía el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta solución los hace confiables ante la comunidad financiera internacional. El diagnóstico de la economía nacional y su solución que hacen estos técnicos es compartido plenamente por los economistas del FMI. Es decir, hablan en el mismo idioma económico. Es el de la ideología neoliberal.

En relación a esto O" Donnell dice lo siguiente: "Otro importante contribución que tanpoco podría ser aportada por la derecha tradicional, es que esos "técnicos" son los cónsules locales del sistema capitalista mundial –más específicamente, del capital financiero internacional. Este capital (frente a gobiernos que parten de una virtual cesación de pagos y que luego, ante agudas recesiones, dependen fundamentalmente del comercio y de créditos internacionales para sostenerse) destila lo que concibe como racional en los acuerdos con el Fondo monetario internacional, que dan un primer alivio a la balanza de pagos y, sobre todo, certifican ante "la comunidad financiera internacional" que el país en cuestión puede convertirse nuevamente en un buen riesgo. Los tecnócratas locales sólo discuten esos acuerdos en el margen, ya que tanto para ellos como para el FMI y los bancos transnacionales el diagnóstico de la situación y de los instrumentos para corregirla son los mismos: disminución drástica del déficit fiscal, "liberación" de precios (salvo el de los salarios) para que encuentren su "equilibrio" cercano a los precios internacionales de capitales, eliminación de subsidios y, en general toda la batería del ortodoxo monetarismo contemporáneo."

En el continente europeo occidental la sociedad del bienestar estaba en crisis. Es decir, los estados del bienestar construidos en países como la República Federal de Alemania, Francia e Inglaterra sufrían una crisis de legitimidad ante la opinión pública de cada uno de estos países producto de las contradicciones internas. En el ámbito estatal una de las contradicciones presentes radica entre los fines buscados (que todos los ciudadanos gocen de seguridad y bienestar social, manteniendo y respetando su libertad individual) y los medios utilizados (el recurrir a la intervención de organismos estatales especializados y de cuerpos profesionales que aplican disciplinas de normalización) por el Estado del Bienestar para establecer sus proyectos de políticas sociales. A efectos de contribuir a profundizar y a clasificar el análisis de la señalada contradicción se hace de pilar importancia que se haga mención a lo dicho por el sociólogo alemán Jurgen Habermas sobre este problema: "Los programas de Estado social precisaban una gran cantidad de poder a fin de conseguir fuerza de ley, la financiación con cargo a los presupuestos públicos y la eficacia real en el mundo vital de sus beneficiarios. De este modo se genera una red cada vez más tupida de normas jurídicas, de burocracias estatales y paraestatales que cubre la vida cotidiana de los clientes reales o potenciales."

Lo señalado por el sociólogo alemán importa en el sentido de que pone sobre el tapete la problemática del poder y la necesidad del mismo hacía la concreción de tales proyectos sociales por parte del Estado del Bienestar, Ese poder, no es algo abstracto sino que se manifiesta y se encarna a través de la existencia de un entramado de relaciones sociales entre actores estatales y paraestatales. Que sustentan intereses propios y encuentran en las normas jurídicas instrumentos validos para acrecentar o defender zonas de influencias que les permite manejar importantes recursos. Muchos de los cuales están hipotéticamente destinados a la financiación de los programas sociales. La existencia de estas intermediaciones hace que los supuestos destinatarios o beneficiarios de tales proyectos se encuentren atrapados en una lógica de guerra de trincheras y de posiciones.

Que condicionan su cotidianeidad y que les es ajena a sus reales intereses con aspiraciones. El problema, no queda ahí, dado, que para Habermas: "Los medios jurídicos administrativos de la ejecución de los programas del Estado social no suponen en modo alguno un medio pasivo neutral. Antes bien, con estos programas aparece unida una praxis de hechos singulares, normalización y vigilancia, que Foucault ha perseguido en su fuerza dosificadora y subjetivadora hasta las ramificaciones más remotas de la comunicación cotidiana. Las configuraciones de un mundo vital reglamentado, despedazado, controlado y tutelado son, sin duda, más sublimes que las formas palpables de la explotación material y la miseria; pero los conflictos sociales interiorizados y transferidos al terreno de la psíquico y lo corporal no son menos destructivos."

Dado que el sociólogo alemán tiene el merito de correr el velo de la supuesta "pureza" y "asepsia" que tiñe el accionar estatal en el área social. Además, de caracterizar la praxis misma de esta actor, Foucault, mediante. Es en este sentido que la instauración y la consolidación de ese accionar por parte del actor estatal como paraestatal se enmarca en una lógica estratégica de ineludible carácter político. Es decir, lo político de esta estrategia radica en que su lógica se sustenta en un cuerpo de saberes específicos (disciplinas normalizadoras) que tienen el cometido de incidir y modificar el tejido social compartimentándolo. Esto se lleva adelante mediante la utilización de una serie de dispositivos como son la vigilancia (individualización de una vigilancia jerarquizada sobre el cuerpo, que se ejerce al nivel de lo que el sujeto es o de lo que puede hacer), el control (los cuerpos se los controla a partir del uso productivo y secuencial que se hace de su temporalidad diaria cotidiana) y la corrección (método de formación y transformación de los cuerpos en función de incorporar como de reproducir pautas y valores socialmente instituidos). Con la clara finalidad de configurar aquello que el sociólogo francés Michel Foucault a denominado: "…una nueva "anatomía política" cuyo objetivo y fin no son las relaciones de soberanía sino las relaciones de disciplina."

En otras palabras, un tejido social compartimentado por mecanismos disciplinarios siendo esta la base del funcionamiento panóptico como anatomía política en la sociedad. Es indudable entonces el carácter político que tiene esta praxis del actor estatal en área social. En definitiva, los proyectos de políticas sociales del Estado de Bienestar padecen de la contradicción entre el objetivo y el método. El objetivo buscado es que el tejido social este estructurado en base al bienestar social colectivo de los ciudadanos permitiendo y respetando la autorrealización individual de los mismos con plena libertad. Pero, esta meta no se logra dado que se contradice con los medios utilizados que son: en primer lugar, el accionar en la orbita estatal y paraestatal de una gama de actores burocráticos que conforman un entramado de nudos como de focos de poder situados en lugares estratégicos. Que ofician de intermediarios para la financiación y la concreción de tales programas. En segundo lugar, mientras la estrategia estatal y paraestatal de instauración como de consolidación de los programas sociales en el tejido social se estructure panópticamente. Ahora, la segunda contradicción existente en el ámbito estatal radica entre los fines buscados (modernización de las relaciones de intercambio mercantil para lograr el crecimiento económico respetando los pilares básicos en que se sustenta la economía capitalista) y los medios utilizados (el recurrir a una serie de instrumentos que son manejados con criterios y en ámbitos ajenos a la lógica del mercado) por el Estado de Bienestar para establecer sus proyectos económicos. En relación a este problema el sociólogo alemán Claus Offe se refiere diciendo que: "La restauración de las relaciones mercantilizadas por medio del Estado y sus agencias administrativas se produce bajo acuerdos sociales que son en si mismos externos a las relaciones mercantilizadas."

Esto último, pone de manifiesto que la concreción de la política estatal hacía la economía capitalista se basa en la capacidad de negociación de una gama de actores sociales como económicos implicados entre si e interesados en que esas políticas los afecten positivamente y no en tomar en cuenta las leyes del mercado. El hecho, que el Estado del Bienestar construya ámbitos de regulación y de toma de decisiones de orden político-estatal que corren en paralelo a las leyes del mercado. Hace que estas últimas no sean las que diriman las controversias económicas entre los actores involucrados resintiéndose de ese modo sus rentabilidades. A su vez, en aquellas áreas de la economía que se encuentran estatizados se produce un mayor ahondamiento entre las metas buscadas y los medios utilizados para el logro de esas metas.

Es con respecto a esto que Offe se refiere diciendo: "La estrategia de mantener la forma mercantil presupone el crecimiento de formas de producción estatalmente organizadas, que se hallan exentas de la forma mercantil. Una vez más, esto solo es contradictorio en un sentido estructural, como posible fuente de conflictos y desarrollos desestabilizadores…" Lo citado, pone de manifiesto la contradicción de este emprendimiento llevado adelante por una estructura organizativa estatal que al estar regidas por un sistema normativo burocrático hace que la misma no se adapte activamente a criterios de funcionamiento basados en la eficiencia, en la efectividad y en la rentabilidad. Esto conduce a que el accionar de la organización estatal experimente conflictos con su entorno (mercado) que se rige por formas de relacionamiento mercantilizadas. Es entonces, que el accionar estatal en vez de universalizar, fortalecer y dinamizar el tejido de relaciones mercantiles. Las debilita constantemente dado que coartan su libre accionar.

En resumen, los proyectos económicos que establece el Estado del Bienestar manifiestan

una contradictorio vínculo entre los fines buscados y los medios utilizados para el logro de ese fin. La meta a lograr es modernizar (reorganizar, universalizar y fortalecer) las relaciones de intercambio mercantil. Pero, esta meta no se logra dado que se contradice a la hora en que ese mismo tipo de Estado capitalista recurre a la conformación de estructuras burocráticas especializadas, además, de utilizar instrumentos económicos que son manejados con criterios y en ámbitos ajenos a la lógica del mercado. Esto hace que en los hechos el tejido de relacionamiento mercantil se estanque y se debilite constantemente.

En los Estados Unidos de Norteamérica el llamado "New Deal "también entra en crisis producto de que el modo de producción capitalista en su fase monopolio-estatal experimenta una crisis estructural. Que afecta a las metrópolis capitalistas en su conjunto y también aquellos países llamados del Tercer Mundo particularmente América Latina salvo Cuba. La crisis del capitalismo monopólico-estatal esta vinculada principalmente a la existencia de contradicciones en el seno del propio Estado de Bienestar. Que radican en querer lograr por parte de este actor clave de este modelo capitalista un crecimiento económico constante y un bienestar en lo social manteniendo la libertad individual de los ciudadanos en el capitalismo.

A través, de una estrategia intervencionista que en los hechos tiene como denominadores comunes la coacción y el disciplinamiento tanto del tejido de relacionamiento de intercambio mercantil como el tejido social. Este accionar intervencionista por parte del actor estatal pone de manifiesto que tiene como único resultado el que se resienta su eficacia en el desempeño de su status-rol modernizador y a su vez en el no poder lograr mantener en un estado latente la básica contradicción del capitalismo. Esto convierte al propio Estado del Bienestar en un activo actor generador de crisis en el capitalismo siendo el que resulta más afectado por la misma crisis. Dado, que se encuentra rígidamente atrapado en su propia "tela-araña" intervencionista tanto en el tejido de relacionamiento de intercambio mercantil como en el tejido social.

Que hace que su estrategia "alternativa" se limite hacer más de lo mismo. A su vez, es el que más afecta al propio modelo capitalista dado el carácter coactivo y disciplinario de su estrategia intervencionista. Es entonces, que la crisis del Estado del Bienestar como activo actor modernizante esta vinculada a la crisis del capitalismo monopólico-estatal como modelo capitalista.

En los años ochenta del siglo pasado en el mundo capitalista tanto el de los países llamados desarrollados y en los subdesarrollados en algunos casos se instaura el programa neoliberal y en otros se consolida. El pensamiento neoliberal como escuela económica hegemoniza no solo las ciencias económicas sino se puede decir las ciencias sociales. Esto esta dado por el cambio de la realidad económica, social, política y cultural de aquellos países de América del Sur (Chile, Brasil, Argentina y Uruguay) en el cual la llamada sociología comprometida o crítica surgió. Como así su hija predilecta la teoría de la dependencia en sus diferentes variantes. A esto se le suma el agotamiento temático de dicha teoría. Es decir, sufrió de inanición.

En relación a esto Pedro Morande dice lo siguiente: "Tras la retirada de la "sociología comprometida", la sociología no ha hecho mayores esfuerzos por establecer un nuevo paradigma. Con todo, si miramos al conjunto de las ciencias sociales, no podríamos dejar de comentar el intento de las ciencias económicas en la última década de extender su concepto de mercado a todas las formas del comportamiento humano: a la ética, la política, la administración, las relaciones familiares, la vida religiosa. ¿Se trata realmente de un nuevo paradigma para las ciencias sociales? ¿Es una solución para la orfandad de la sociología?" Es claro que la ausencia de un nuevo paradigma en la sociología que se dedica a los procesos de modernización en este caso de América Latina. Es decir, una sociología de la modernización. La doctrina neoliberal que no solo analiza y da respuesta en el campo económico sino también en el área social como el área política y cultural. Es una doctrina que lo abarca todo los problemas de la sociedad capitalista. Este "imperialismo" de la escuela neoliberal en las ciencias sociales hace que el pensamiento sociológico latinoamericano este a la defensiva.

En Europa occidental y en los EE.UU. a inicios de la década de los ochenta del siglo pasado aparecen producto de la crisis de las sociedades industriales y sus estados del bienestar corrientes políticas neoconservadoras que proponen y quieren instaurar un programa neoliberal. Es decir, economías de libre mercado y estados mínimos en lo social y en lo económico para salir de la crisis económica capitalista. Estas fuerzas neoconservadoras están encarnadas en los EE.UU. en el Partido Republicano encabezado por su candidato presidencial Ronald Reagan y en Inglaterra por el Partido Conservador liderado por Margaret Thatcher.

La llegada al poder al gobierno nacional de sus respectivos países de estas fuerzas neoconservadoras no solo en lo económico y social sino también en lo político y en lo cultural tiene un alto impacto en el mundo capitalista. En relación a estas fuerzas neoconservadoras el sociólogo alemán Jurgen Habermas dice lo siguiente: "En ascenso se encuentra el neoconservadurismo, que también se orienta en el sentido de la sociedad industrial, pero que formula una critica decidida al Estado social. La administración de Reagan y el Gobierno de Margaret Thatcher son sus representantes; el Gobierno conservador de la Republica Federal también ha emprendido un curso análogo. En lo esencial, el neoconservadurismo se caracteriza por tres componentes. Primero: una política económica orientada hacía la oferta ha de mejorar las condiciones de capitalización y poner de nuevo en marcha el proceso de acumulación. Cuenta con una tasa de desempleo relativamente elevada, aunque formalmente sólo de modo transitorio. La redistribución de los ingresos perjudica a los grupos más pobres de la población, como muestran las estadísticas en los Estados Unidos, en tanto que sólo los propietarios de grandes capitales alcanzan claras mejoras en sus ingresos. Con ello corren paralelamente algunas limitaciones de los resultados del Estado social."

El neoconservadurismo inglés y norteamericano centran sus críticas en el Estado social dado que consideran que frenan la iniciativa individual de las personas en el mercado que tiene que funcionar libremente. Es ataque a este tipo de Estado capitalista por estas fuerzas políticas va en beneficio en los hechos de la burguesía. Es decir, de las clases dominantes a nivel económico y en desmedro de la clase obrera y trabajadores en general. El segundo componente según Habermas: "Segundo: los costes de legitimación del sistema político han de reducirse. La "inflación de las expectativas" y la "ingobernabilidad" son términos para una política que se orienta hacía una desvinculación mayor entre la administración y la formación pública de la voluntad. En este contexto se fomentan las acciones neocorporativas, esto es, una intensificación de los potenciales no estatales de dirección de las grandes asociaciones, principalmente las asociaciones empresariales y los sindicatos. La transferencia de competencias parlamentarias, normalmente reguladas a partir de sistemas de negociación que funcionen convierte al Estado en una parte negociadora como las demás. La dejación de funciones en las zonas grises del neoconservadurismo sustrae cada vez más materiales sociales a los órganos de decisión ordinarios que están constitucionalmente obligados a considerar por igual todos los intereses afectados en cada caso."

La aplicación de políticas antipopulares por los neoconservadores lleva a que el sistema político experimente costos políticos en lo que se refiere a su legitimidad dado que el ciudadano de a pie o el pueblo esperaba mucho más de estos gobiernos en lo que hace a satisfacer sus necesidades fundamentalmente sociales. La no posible satisfacción de estas necesidades por parte del sistema político hacía el pueblo conduce a que los neoconservadores busquen que los costos a pagar sean mínimos. Que la opinión publica no lo les la espalda políticamente por sus políticas de libre mercado y de ataque al Estado social.

En este escenario el conflicto entre empresarios y obreros se agudiza. Los sindicatos obreros se enfrentan a las cámaras empresariales en torno no solo al salario sino a la forma de organizar la producción industrial. Por último, el tercer componente según el sociólogo alemán "Tercero: por último, se exige que la política cultural opere en dos frentes. De un lado, tiene que desacreditar a los intelectuales, en cuanto que capa obsesionada con el poder e improductiva, portadora del modernismo, ya que los valores pos-materiales, especialmente las necesidades expresivas de autorrealización y de juicio crítico de una moral ilustrada universalista son una amenaza para los fundamentos motivacionales de una sociedad del trabajo que funcione y de la despolitización de la opinión publica. Por otro lado, es necesario seguir cultivando los poderes de la ética convencional, del patriotismo, de la religión burguesa y de la cultura popular. Estos existen con el fin de compensar al mundo vital privado por las cargas personales y para defenderlo de la presión de la sociedad competitiva y de la modernización acelerada."

La política cultural de los neoconservadores se centra en atacar no solo a los intelectuales izquierdistas sino a los intelectuales progresistas en general. Por el hecho que encarnan para la mirada neoconservadora además de una visión critica de la sociedad capitalista vigente y portadora de una modernidad socialista que ataca a la modernidad capitalista. Son improductivos y sostienen valores hedonistas que se dan de patadas con los valores puritanos capitalistas que quieren a volver a restaurar en la sociedad esta corriente política.

La política neoconservadora se puede impulsar exitosamente en la sociedad si cuenta con la ayuda no solo de la clase capitalista sino también en los sectores marginales de la sociedad industrial. Elementos estos funcionales política e ideológicamente a la aplicación del programa neoliberal. El ataque y el desmantelamiento por parte de las fuerzas neoconservadoras del Estado social genera que en el seno de la sociedad capitalista se manifiesten de manera clara un centro y una periferia social. Es decir, territorialidades duales que hacen que convivan en la sociedad la gran riqueza de los burgueses con la pobreza de los obreros y trabajadores manuales. Además, la represión y el abandono social por parte de los gobiernos neoconservadores hacía la clase obrera y los trabajadores manuales hacen que la sociedad del bienestar y del pleno empleo sean cosas del pasado.

En relación a esto último Habermas dice lo siguiente: "La política neoconservadora tiene cierta posibilidad de imponerse si encuentra una base en esa sociedad dividida en dos segmentos que, al mismo tiempo, propugna. Los grupos excluidos o marginados no tienen poder de veto ya que representan a una minoría ajena, separada del proceso productivo. El procedo que ha venido produciéndose cada vez más claramente entre las metrópolis y la periferia subdesarrollada parece repetirse en el interior de las sociedades capitalistas más desarrolladas: los poderes establecidos cada vez dependen menos del trabajo y de la voluntad de cooperación de los desposeídos y de los oprimidos para su propia reproducción. En todo caso, no basta con que una política se imponga; además, debe dar buen resultado. Un desmantelamiento decidido del compromiso del Estado social tiene que dejar tras de sí lagunas funcionales que sólo pueden rellenarse mediante la represión o el desamparo."

Como dije anteriormente la llegada de las fuerzas neoconservadoras al gobierno nacional en Inglaterra y en los EE.UU. repercute también en América Latina que en su zona sur los países que la conforman (Brasil, Argentina, Uruguay) salen de sus dictaduras cívico-militares. Es así que, comienzan su transición hacía la democracia política con traspiés institucionales. Pero, en el plano económico y social sin grandes cambios estructurales se sigue aplicando el programa de modernización neoliberal que venía de las dictaduras cívico-militares. Esto acentúa los problemas sociales de las sociedades de estos países sudamericanos. Es decir, la llamada deuda social o interna se hace cada vez más presente. A esto se le suma el problema del pago de los intereses a la banca internacional y los organismos internacionales (FMI, Banco Mundial) de la llamada deuda externa.

El problema monumental que fue generado por la política económica neoliberal de endeudamiento financiero de las dictaduras cívicos-militares de América del Sur y que las nuevas democracias primaverales de Uruguay, Brasil y Argentina heredan como todo un problema nacional. Un problema que condiciona la política económica y social de estos gobiernos que son neoliberales y aumentan más los problemas económicos y sociales de los pueblos. El programa neoliberal no soluciona las crisis económicas y sociales que azotan a estos países. En este contexto regional las ciencias sociales latinoamericanas más particularmente las llamadas ciencias políticas estudian o analizan lo que se denomino las transiciones de las dictaduras cívicos-militares hacia las nuevas democracias políticas y las contradicciones políticos-institucionales que se manifestaban. en estas transiciones políticas.

El hacer de este tema el objeto de estudio académico llevo a que la politología y también la sociología latinoamericana revalorizaran el tema de la democracia política en América del Sur y en América latina toda. Que en la década de los sesenta y setenta del siglo pasado había sido descalificada adjetivándola llamándola despectivamente burguesa. Dado que el tema central de debate académico y político era la revolución en América Latina y las vías para realizarla. Teniendo a Cuba con su revolución que había elegido un rumbo socialista un ejemplo a tener en cuenta en el continente. A esto se le suma la polémica en los ámbitos académicos que se dio entre sociólogos y polítólogos acerca si las terminadas dictaduras cívicos-militares habían sido fascistas o no. Otro tema que fue objeto de estudio por la sociología latinoamericana fueron los llamados nuevos movimientos sociales principalmente aquellos de carácter urbano salvo el Movimiento sin Tierra de Brasil.

La aparición de este nuevo actor social que manifestaba en su discurso y en la práctica una diversidad de demandas (racial, sexual, barrial, ecológica) que renovaba las sociedades sudamericanas y latinoamericanas. Que hasta ese momento tenia al movimiento obrero y campesino como únicos actores relevantes de estas sociedades y objeto de estudio de la sociología. Es entonces que la aparición de los nuevos movimientos sociales llevo a la sociología latinoamericana a estudiarlos y a considerarlos de una nueva forma. Es decir, no viéndolos como poleas de transmisión de los partidos de izquierda sino que resaltando y respetando las autonomías de los partidos políticos. Otro tema es la ausencia de un nuevo paradigma modernizante que sustituya a los anteriores ("sociología científica" y "sociología comprometida") en crisis en la sociología latinoamericana. El persistente silencio de esta sociología con respecto a este tema es total. En los ciencias políticas latinoamericanas hay un descubrimiento de los planteos teóricos y de las categorías (hegemonía, sociedad civil, sociedad política, bloque histórico, intelectuales orgánicos) utilizados por el intelectual comunista italiano Antonio Gramsci fallecido en la cárcel perteneciente a la dictadura del fascista Benito Mussolini.

A mediados de la década de los ochenta del siglo XX principalmente en los ámbitos académicos universitarios de Europa occidental (Alemania, Francia) y en los EE.UU. se dio un profundo áspero debate en torno a la modernidad occidental como proyecto (social, económico, cultural y político) y estilo de vida. Es así que, en el debate se manifestaron diferentes críticas y respuestas. Una se puede calificar de neoconservadora encarnada en el sociólogo norteamericano Daniel Bell. La otra, es la llamada posmoderna liderada por así decirlo por Gilles Cipovetsky y Jean Baudrillard. Y la última, pertenece a la crítica interna que quiere rescatar el proyecto de modernidad. Esa posición esta representada por el sociólogo alemán Jurgen Habermas. No pretendo desarrollar en este trabajo monográfico cada una de las corrientes o posturas sociológicas enfrentadas se me haría el trabajo muy extenso mi intención es ver desde el punto de vista de la realidad de las sociedades latinoamericanas que padecen diferentes grados de dependencia, subdesarrollo y balcanización entre los propios países. Es decir, dependencia de los imperialismos de los EE.UU., subdesarrollo capitalista que genera desarrollo deforme de la economía, falta de unidad regional real y efectiva (económica, política, cultural, social y militar) de los países sudamericanos y latinoamericanos. El aporte de este debate intelectual y académico de las metrópolis capitalistas desarrolladas para la sociología latinoamericana huérfana de un nuevo paradigma modernizante.

Es que pone en cuestionamiento al concepto de progreso y modernidad tan caro a las escuelas sociológicas latinoamericanas como la sociología científica y la sociología comprometida o critica en sus respectivas visiones del cambio social (capitalista o socialista) a darse en América Latina. Con respecto a la modernidad el sociólogo uruguayo Felipe Arocena dice lo siguiente:"Si la modernidad del siglo 18 fue un proyecto de sociedad fundado en un concepto de razón no reducido a la razón instrumental, sino dando la misma importancia a la razón moral y estética, durante todo el siglo 19 y hasta la segunda década del 20 se asistió a un proceso en el cual lo racional se convirtió en lo racional instrumental. La sociedad occidental moderna estuvo y está orientada, regida y realizada en función de la producción material: de bienes primero, de servicios después y esto es independiente de divisiones este/oeste o norte/sur. Producción orientada tecnológicamente, desarrollo, progreso, felicidad: el concepto de posmodernidad quiere romper con esta cadena de identificaciones que aún la gran mayoría de los dirigentes políticos e integrantes de los diferentes gobiernos nacionales mantienen como su credo. El tema tan mencionado de la tecnología sigue siendo tratado en nuestros países latinoamericanos como si el acceso a ella fuese nuestro único y principal medio de sobrevivencia; nuestro camino al primer mundo y a la modernidad, como el actual presidente del Brasil y casi todos sus colegas vecinos, repiten una y otra vez. La modernidad como proyecto de civilización nunca estuvo tan escuálida y nuestros gobiernos se empeñan en conquistar la modernidad. Parece ser que debemos consolidar la modernidad para recién pensar en los grandes problemas que con ella van aparejados. Más ciencia y tecnología para modernizar nuestra producción y nuestra organización social, transformar lo atrasado en lo moderno."

La modernidad de la sociedad sea capitalista o "socialista" soviética del siglo XX es una sociedad opresora y el hombre común de la calle es un ser unidimensional según el sociólogo alemán Hebert Marcuse. Una sociedad y un hombre en donde la racionalidad instrumental es la racionalidad hegemónica todo lo abarca y lo que se opone se lo cataloga por las instituciones sociales establecidas como "locura". Es decir, "irracionalidad". Ante este hacho social las corrientes posmodernistas critican denunciando su falsedad histórica. Por más que las elites políticas en América Latina sean de izquierda o de derecha sigan hablando que el acceso o la creación de tecnología propia es la vía a la cual llevara a las sociedades de nuestro continente a la pública felicidad de la modernidad sea capitalista o socialista.

Otro concepto cuestionado como dije más arriba es el de progreso. En relación a esto Arocena dice lo siguiente:"La idea de progreso nunca estuvo tan desacreditada, es precisamente por ello que la modernidad ya está moribunda. ¿Dónde esta la fe en la secularización? ¿Dónde está la fe en lo moderno? Si la fe en todos estos diferentes ámbitos ya esta agotada seguir hablando de modernidad es seguir hablando de un concepto vacío."

Al cuestionar el concepto de modernidad la idea en la secularización, en la técnica y en la ciencia y en el futuro luminoso que espera a la humanidad se evapora. Estos cuestionamientos de las ideas de modernidad y progreso tan caros a la sociología incluida la latinoamericana. Como ciencia social a replantearse como tal y exponer un nuevo paradigma de la modernización y de la modernidad. Pero eso todavía está en veremos. Es decir, como una tarea intelectual a realizar.

Por ahora existe el vació producto de la crisis del paradigma de la modernidad. En relación a esta crisis y su repercusión en la sociología Rigoberto Lanz dice lo siguiente: "La crisis de la modernidad ha supuesto un desvanecimiento del universalismo de la razón, la ciencia, la técnica o el sujeto. La deconstrucción de esas centralidades ha disuelto las pretensiones de ese discurso. Con ello se han desdibujado las legitimaciones de la burocracia científico-técnica. La caída del paradigma científico –en tanto modelo cognitivo exclusivo y hegemónico- significa una apertura de enormes repercusiones para la producción sociológica. Tiene un efecto de "autonomía epistemológica" que remite a un referente "negociado". Las relaciones de poder que atraviesan los saberes sobre lo social no se han esfumado. Pero al menos ha sido destronado el mecanismo automático que transformaba en "verdad" toda operación cognoscitiva basada en el método científico."

De lo citado, se desprende que la crisis de la modernidad a supuesto para la sociología en general un desplome del universalismo de la razón (instrumental), la ciencia, la técnica o el sujeto. Es decir, aquellas clases sociales vistas como sujetos (capitalistas, proletarios) portadores de una nueva sociedad o modernidad (capitalista, socialista). La sociología entendida como ciencia de lo social esta en crisis. Desde Saint Simon y Augusto Comte fundadores de la sociología como ciencia en adelante esta rama de las ciencias sociales esta sujeta a una crisis de identidad muy grande. En lo que hace a su status-rol a cumplir en la sociedad postindustrial en las metrópolis capitalistas. En otras palabras, en los países capitalistas desarrollados y por otro en aquellas sociedades dependientes y subdesarrolladas en términos capitalistas como lo son la latinoamericanas salvo Cuba.

En el continente latinoamericano más particularmente en América Central en un país Nicaragua se produce en el año 1979 una revolución que derroca la larguísima dictadura de los Somoza. Una familia que era dueña del país en los ámbitos económicos y políticos desde hace 42 años seguidos apoyados directamente por los gobiernos de los EE.UU. El 19 de Junio de 1979 entran triunfantes en Managua las columnas guerrilleras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). En relación a estos hechos históricos Mariela Amejeiras y María Cristina Siniscalco dicen lo siguiente: "El Frente Sandinista de Liberación Nacional se fundó en Tegucigalpa, Honduras, el 16 de julio de 1961. Fue Carlos Fonseca Amador, uno de los fundadores, ex militante del Partido Socialista Nicaragüense, quién insistió que se empleara la palabra "Sandinista" en el título. Cuenta Tomás Borge, único sobreviviente del grupo fundador: "Empezamos a juntar a los nicaragüenses que estaban en distinto lados, gente joven. Estaban en Venezuela, Costa Rica, etc., y nos juntamos en Honduras. El hecho de que Sandino estuviese presente en nuestra organización en el momento de la lucha, era por decirlo así necesario, inevitable, era inevitable arrancar de algo que ya era una realidad en nuestra historia." La base política inicial del FSLN se constituyó con dos corrientes: la Juventud Revolucionaria Nicaragüense, dirigida por Tomás Borge; y la Juventud Patriótica Nicaragüense, dirigida por Silvio Mallorga e integrada por estudiantes de Secundaria y universitarios del país. "Se juntan de este modo dos generaciones nicaragüenses selladas por la presencia histórica del pensamiento sandinista. El coronel Santos López fue integrante del "Coro de Ángeles", una unidad de combate en la guerra de Sandino. Los viejos sandinistas nos transmitieron sus experiencias, que cayeron en un terreno hambriento de semillas y nuevas perspectivas""

La aparición es escena del Frente Sandinista de Liberación Nacional es un hecho importante en la lucha de los patriotas nicaragüenses contra la dictadura de Somoza. Es el instrumento político que rescata la figura de Augusto Sandino y su lucha nacionalista y Antiimperialista contra la política de ocupación del territorio nicaragüense por tropas de los EE.UU. en la década del 30 del siglo pasado. Este hecho histórico lo pone al servicio de las nuevas generaciones de luchadores antisomocistas. Que están deseosos de darle una continuidad histórica a lucha iniciada por Sandino contra la potencia del norte.

El FSLN sostiene una serie de principios básicos que según Amejeiras y Siniscalco son los siguientes: "Los principios básicos del Frente Sandinista eran los siguientes: 1. Que la lucha en Nicaragua debía necesariamente tener un carácter antiimperialista. 2. Que el derrocamiento del régimen de Somoza sólo podía llevarse a cabo mediante la lucha armada. 3. Que el sendero hacía la victoria se construiría con una guerra de guerrillas."

Es claro que los tres pilares básicos en que se sostiene el FSLN es que en Nicaragua la lucha tiene un carácter antiimperialista, que el derrocamiento de la dictadura de Somoza solo puede realizarse a través de la lucha armada y practicando la guerra de guerrillas. En el desarrollo de esta estrategia política y en el aporte ideológico al FSLN se encuentra la gran figura de Carlos Fonseca. Como conductor político e ideólogo de esa organización política. En relación a la figura de Fonseca y su significado en la lucha contra la dictadura de Somoza contra el imperialismo yanqui el que fuera en su momento el comandante de la revolución Humberto Ortega Saavedra dice en el año 1981 lo siguiente: "Nuestra vanguardia histórica el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, al crearse en los años sesenta contará entre sus mejores hombres como un conductor: Carlos Fonseca. De 1950 a 1960, entre los inquietos rebeldes y patriotas nicaragüenses que se movían por distintos rumbos en la búsqueda de sacudirse para siempre de la dictadura del tirano Somoza García, Carlos Fonseca aparece –en especial en los años inmediatos posteriores al ajusticiamiento del tirano por el Héroe Nacional Rigoberto López Pérez- como el joven nicaragüense representante de una nueva generación patriótica y revolucionaria."

En lo que hace a trazar el camino hacía la victoria del FSLN Fonseca jugo un gran papel. El comandante Ortega dice lo siguiente: "Para 1969 ya nuestra vanguardia con Carlos Fonseca como jefe y secretario general, saca a luz su programa reivindicativo popular, los estatutos del FSLN, y se profundizan análisis sobre líneas generales y estratégicas para el desarrollo de la lucha. A esta altura está definitivamente clara la concepción revolucionaria para la toma del poder, la importancia del fortalecimiento de la vida militante y partidaria en la vanguardia, la política de unidad nacional para resolver la contradicción principal: Pueblo-dictadura somocista; Carlos impone definitivamente la tesis de la lucha armada popular como la única válida en nuestro proceso de lucha, y señala al mismo tiempo con creatividad, las distintas modalidades militares desde la lucha guerrillera a la insurrección armada de las masas."

Lo citado pone de manifiesto el status-rol que jugaba Fonseca como conductor del FSLN. Pero, también se encuentra el pensador político. Es decir, la ideología que guía el accionar político de Fonseca. En relación a esto el propio Carlos Fonseca dice lo siguiente: "Por consiguiente, es necesario que declaremos sin muchas vueltas que ansiamos poner fin a la sociedad dividida en opresores y oprimidos. Declaremos que nuestro magno propósito es devolver a obreros y campesinos, a todos los trabajadores, las riquezas que mediante la violencia les fueron arrebatados. La independencia nacional, la derrota del imperialismo extranjero, son requisitos para la edificación de un mundo nuevo, pletórico de felicidad. En la búsqueda de esta nueva vida, nos guían los nobles principios de Carlos Marx. La historia moderna demuestra que los principios marxistas son la brújula de lo más resueltos defensores de los humildes, de los humillados, de los seres humanos sojuzgados."

Otro elemento a tener presente en el pensamiento del fundador del FSLN es la relación que juega las masas populares con la estrategia de la lucha armada. Es decir, el vínculo del fusil con las masas populares. En relación a esto el propio Fonseca dice lo siguiente: "Y dentro de nuestra estrategia, las masas populares sin fusil son derrotadas, así como derrotado es el fusil sin masas. El camino de la victoria tiene que ser un fortalecimiento paralelo de lucha de masas y lucha de fusil. No se trata de organizar primeramente a las masas y postergar la lucha armada. Planteamos una aproximación en el tiempo, lo más breve posible de la lucha armada y lograr que lucha de masas y lucha armada sigan un curso dialéctico."

La crítica de Fonseca a toda practica política aventurera y militarista que lleva a que grupúsculos armados lleven adelante acciones militares sin el apoyo y participación de las masas populares es muy clara. Pero, también la oposición a toda visión ingenua o pacifista burguesa que ante una dictadura feroz como la de Somoza la movilización de las masas populares sin fusil lleva al suicidio político. Al autoaniquilamiento de pueblo movilizado contra la dictadura somocista.

El tema de la unidad del pueblo y de las fuerzas antisomocistas es clave en el pensamiento político de Fonseca. Es así que, dice lo siguiente: "La unidad juega un papel decisivo en el triunfo. En Nicaragua mucho se ha hablado de la unidad, tal vez hasta demasiado en relación con lo que se ha hecho. Con frecuencia los nicaragüenses hemos jugado a la unidad. Un punto tan fundamental debe ser abordado con la mayor seriedad y profundidad. En primer lugar debemos referirnos a la médula de la unidad y que nosotros la miramos en orientar la actividad de fuerzas diversas hacía el objetivo determinado. Por consiguiente no se trata de escoger un presidente o un secretario general, craso error en que abundantemente hemos caído. Si no se logra la unidad de acción no se esta logrando la unidad que se necesita. A menudo observamos que ciertos revolucionarios se oponen a algunos elementos como compañeros en la unidad, poniendo como argumento que se trata de elementos que en el futuro traicionarán y que no son completamente revolucionarios. Esto tiene una buena dosis de sectarismo. Porque sencillamente si en el presente no son traidores no hay razón para que nos adelantemos a romper o distanciarnos de ellos. Es necesario que al hacer la unidad nos preocupemos por garantizarle a la lucha sus objetivos revolucionarios. La garantía para que la lucha no pierda su orientación revolucionaria depende de que la dirección de las fuerzas antisomocistas esté en manos de revolucionarios. Señalaremos entonces el camino que conduce a la dirección de la lucha y comprendamos que no es el proclamarlo día y noche a los cuatro vientos."

Para Fonseca el tema de la unidad tiene un status-rol fundamental en el triunfo de las fuerzas antisomocistas. la unidad se encuentra en la acción y la primera se vincula a los objetivos revolucionarios que tiene que tener la lucha. Esa lucha que para que siga siendo revolucionaria tiene que ser dirigida por fuerzas políticas revolucionaras. Las fuerzas políticas revolucionarias tienen que dirigir la lucha popular antisomocista. Además, la unidad del pueblo y de sus fuerzas antidictatoriales se opone rotundamente al sectarismo como práctica política.

El sectarismo como práctica política es analizado por Fonseca de una manera clara. La crítica a esta práctica política por parte de los revolucionarios es muy meridiana. Es una enfermedad política que no permite la unidad de todas aquellas patriotas que luchan contra el somocismo. Es así que, Fonseca dice lo siguiente: "El sectarismo es el principal enemigo de la unidad. Debemos de tener el cuidado de saber distinguir entre las diversas fuerzas políticas del país, los elementos que coinciden con nuestras aspiraciones, aunque esa coincidencia sea mínima. El sectario se empeña en ver solamente lo que diferencia y lo que separa. Es muy importante comprender que en las filas del Partido Conservador hay representativos del pueblo que si son convencidos mediante una paciente explicación pueden acompañarnos en la lucha. Lo mismo ocurre dentro del gobierno, la Guardia y dentro de otras instituciones nacionales. Hay que estar claro que no se precisa sustentar determinada ideología, filosofía o creencia para ser partidario de la transformación radical del sistema económico y político que impera en Nicaragua. La transformación de Nicaragua no es cuestión de ideología sino cuestión de amar a nuestro pueblo y ansiar fervorosamente su mejoramiento. Debamos de creer en la calidad revolucionaria del conservador que rompe con la dirección de su partido para decidirse por enmontañarse para combatir en la guerra agraria, diferenciándola del charlatán que hablando hasta por los codos de la transformación del país no coopera con la acción en la lucha."

Para Fonseca lo primero que tiene claro que el sectarismo como práctica política es el principal enemigo de la unidad del pueblo nicaragüense y de las fuerzas políticas antisomocistas. En términos prácticos para el fundador del FSLN hay que tener presente entre las diversas fuerzas políticas del país aquello que une en la lucha política principalmente a nivel de pueblo. Fonseca distingue de una manera clara aquel que pertenece a filas conservadoras y rompe con la dirección de su partido y se lanza en los hechos a la lucha guerrillera de aquel que se autocalifica de revolucionario pero en los hechos se queda en el mero discurso. El primero aporta en los hechos a la lucha antidictatorial y el segundo no aporta nada.

En el año 1970 el FSLN alcanza su madurez política e ideológica, tras de si había una historia de lucha de militantes revolucionarios sandinistas muertos, presos, perseguidos y exiliados. Dado esta dramática situación las autoridades de la organización revolucionaria buscan nuevos combatientes entre los jóvenes estudiantes, los sacerdotes progresistas y en las mujeres. Es así que, durante el curso de la lucha contra la dictadura de Somoza en el FSLN surgen tres tendencias políticas que tienen entre si un diferente encare táctico como proseguir la lucha armada contra la dictadura. Es en relación a esto que Mariela Amejeiras y María Cristina Siniscalco dicen lo siguiente: "En sus comienzos, el FSLN mantuvo la lucha armada con bandas de guerrilleros que sirvieron de punta de lanza en las montañas, continuando la estrategia de Sandino. La "guerra popular prolongada" fue un artículo de fe para los lideres veteranos del Movimiento que ponían fuerte énfasis en la lucha armada. Pero hacía 1975 surge una segunda posición, llamada "tendencia proletaria" que si bien consideraba fundamental la lucha armada, entendía que era necesario darle impulso a la organización de los obreros, los jóvenes y pobladores de los barrios, dándoles participación en la insurrección en la medida del desarrollo de sus conciencias. Posteriormente surgió la denominada "tendencia tercerista", cuyo propósito principal fue unificar a las otras dos. Permaneció no obstante como tendencia separada, proyectando al sandinismo hacía el exterior. (En 1976, cae en acción Carlos Fonseca Amador, con lo que el sandinismo pierde un símbolo unificador de enorme importancia)."

Estas tres diversas tendencias que son la histórica, la proletaria y la tercerista no diferían en nada en el camino estratégico adoptado por el FSLN. Es decir, los ya mencionados principios básicos de esta organización política revolucionaria. Las diferencias radicaban en cuestiones meramente tácticas. Que actores de clase o de género había que acentuar la política de formación ideológica. En relación a este tema Francis Pisani dice lo siguiente:"En 1976 muere Carlos Fonseca Amador. El precio que ha de pagar el movimiento de masas y el FSLN es enorme, tanto en el campo como en la ciudad. Apenas sobreviven algunas decenas a menudo aislados y hasta perdidos en las montañas. Para colmo se dividen en tres "tendencias" por motivos que hoy todos coinciden en afirmar que eran más de índole "personal" y "táctica" que "estratégica". La GPP o "Guerra popular prolongada", se afirma como la legítima heredera de la organización creada en 1960-1961. Preconiza una nueva fase de acumulación de fuerzas en las montañas del norte alrededor del núcleo guerrillero y hasta que pueda transformarse en ejército popular y bajar de nuevo a las ciudades. Los "proletarios" o "proles" son los primeros en separarse para dedicarse a un trabajo de organización político-militar en el seno de las masas obreras de la ciudad y del campo pertenecientes a las regiones más pobladas del Pacifico. Los "terceristas" o "insurrectos" creen por su parte, que lo esencial consiste en reanudar la ofensiva para ganar fuerzas en todo el país, dentro de la perspectiva de una insurrección. Ellos serán quienes provoquen las acciones militares de octubre de 1977, al mismo tiempo que afirman una línea política más flexible, susceptible de reunir al mayor número de nicaragüenses contra la dictadura."

El FSLN a través de una serie de acciones militares contra objetivos somocistas adquiere un gran prestigio político y autoridad ante las masas populares nicaragüenses. El sandinismo esta en su apogeo político. En relación a esto Amejeiras y Siniscalco dicen lo siguiente: "Resulta imposible reseñar en tan corto espacio todas las alternativas de la lucha librada por el Frente Sandinista. Recordemos al menos que paralelamente a la guerra de guerrillas en las montañas, se realizó un par de acciones espectaculares en Managua, que sirvieron para llamar la atención sobre el FSLN y su proyección popular: la toma en 1974 de la residencia de una prominente figura somocista en medio de una fiesta en honor del embajador de Estados Unidos; y cuatro años después la ocupación del Palacio Nacional mientras sesionaba el Congreso, operativo dirigido exitosamente por el entonces legendario y después tristemente celebre Comandante Cero, Edén Pastora. El sandinismo emitió entonces un mensaje: "Los trescientos mil campesinos y los 150 mil obreros deben tener confianza en la organización revolucionaria, pues será ésta la garantía de que en un proceso democrático popular, su participación ocupará el lugar rector que le corresponde como fuerza determinante que es, en la producción de la riqueza del país. Son los pobres de nuestro país, los humildes los que han soportado todo el peso de la explotación económica y la represión político-militar de la tiranía somocista. Y sólo ese pueblo, apoyado fundamentalmente en sus obreros y campesinos, podrá ser el verdadero forjador de la sociedad de hombres libres por la que luchó Sandino." En esté momento, la autoridad del sandinismo ha crecido enormemente entre las masas, así como sui prestigio internacional; y del exterior se reciben crecientes muestras de apoyo y solidaridad. Se comprende que el sandinismo se vaya convirtiendo a esta altura en el verdadero guía de la lucha contra Somoza. Ello supuso un flexible e inteligente juego de alianzas con otros sectores de la sociedad nicaragüense."

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