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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 7)


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En el seno del PCUS con el paso del tiempo en lo que hace a la implantación en la URSS de la perestroika y de la glasnost se manifestaron diferentes tendencias o líneas de acción y pensamiento como ser los renovadores, los ultra-renovadores y los ortodoxos. En otras palabras, entre aquellos que querían que la perestroika y la glasnost generaran más democracia y socialismo en la URSS, como aquellos que entendían que las reformas eran demasiado tibias y habría que radicalizarlas. Como también los que pensaban que las políticas reformistas de Gorbachov generaban la destrucción del PCUS y de la URSS. En otras palabras, conducían a la URSS hacía el sistema capitalista.

La perestroika y la glasnost de Gorbachov genero inmediatamente un gran y fuerte impacto en el resto de los países que conformaban el llamada socialismo real. Los partidos comunistas en el poder y sus elites dirigentes se dividían en aquellos que aprobaban esas políticas renovadoras impulsadas en la URSS por Gorbachov y aquellos que se oponían rotundamente a las mismas. En todos los pueblos que conformaban el socialismo real apoyaban abiertamente la perestroika y la glasnost de Gorbachov. Este se había ganado un cariño y una alta popularidad entre las masas que conformaban el llamado bloque socialista.

Dentro de la URSS y en el PCUS los conflictos entre renovadores, ultra-renovadores y ortodoxos se iba acentuando cada vez más. El primer conflicto, que enfrento Gorbachov dentro del Partido lo tubo con un ultra-renovador, Boris Yeltsin. El conflicto se centro sobre el ritmo de las reformas impulsadas desde el gobierno. Esto generó que Yeltsin fuera expulsado del PCUS por Gorbachov. En el horizonte más cercano el conflicto más grande lo tendría con los llamados ortodoxos que eran neostalinianos. Que pensaban que la perestroika y la glasnost conducían hacia la autodestrucción del PCUS y la URSS introduciendo el capitalismo dejando de lado el socialismo.

Ahora, para enriquecer el análisis sobre las diferencias de los grupos o fracciones en pugna en el seno del PCUS y de la URSS pasaré a citar la opinión de Leonid A. Gordon que es doctor en historia, miembro de la Academia de Ciencias de Moscú e integrante del Instituto para el Movimiento Internacional del Trabajo y que dice lo siguiente: "El panorama es verdaderamente muy complicado y debemos ser cuidadosos para no simplificar el significado de los acontecimientos en la URSS. Es muy común en el oeste y aún en mi propio país simplificar la perestroika como una especie de lucha entre quienes quieren reformas políticas y económicas y quienes se oponen porque quieren conservar el status quo. Esto no es así. En mi opinión en la actualidad, e incluso cinco años antes, no hay oponentes a la perestroika en la URSS."

Gordon sigue diciendo: "El problema es que hay muchos tipos diferentes de perestroika. La lucha es entre quienes tienen diferentes interpretaciones de las reformas políticas y económicas que hay que hacer. Las dificultades en una situación como la nuestra son probablemente mayores que en una simple y más normal situación revolucionaria. En ese caso una parte de la nación quiere preservar al ansíen régimen y otra parte quiere cambiarlo radicalmente. Pero aquí todos quieren cambiar la situación existente, pero cada uno de los grupos quiere moverse en dirección opuesta."

La opinión de Gordon en torno a los grupos o corrientes políticas e ideológicas que se manifiestan en el PCUS y en la URSS debatiendo sobre la perestroika y la glasnost se opone a la visión que yo sostengo en esta monografía. Pero, creo que su visión ayuda a comprender lo complejo y dialéctico del proceso de cambio que vivió la URSS en tiempos de Gorbachov. Por eso pienso que al citarlo por más que brinde otra opinión es muy positiva para desentrañar la problemática analizada. Para Gordon en su visión del futuro de la URSS de Gorbachov hay cuatro posibles combinaciones. Es decir, dos económicas (mercado versus plan) y dos políticas (democracia versus autoritarismo). En relación a estas cuatro posibles combinaciones el propio Gordon dice lo siguiente: "En la lucha que se desarrolla hoy en día en la URSS hay fuerzas políticas reales que pugnan por alguna de estas cuatro estrategias que se orientan hacia la organización política y económica. Si se mira hacía atrás, digamos hacía el año 1987 y comienzos de 1988, Gorbachov defendió una estrategia que bregaba por cambios políticos democráticos y reformas económicas orientadas al mercado. Eso apunta a la dirección representada en el diagrama por el cuadrante I. Sakharov estaba asociado con esta estrategia desde bastante antes (…). En la dirección opuesta a estas ideas se encuentran aquellos que pregonan el "orden" económico – cuya estrategia es la restauración de la planificación centralizada stalinista – junto con normas autoritarias en la vida política. En este momento esa estrategia no invoca el marxismo-leninismo o el estalinismo. El soporte popular ideológico para estas ideas proviene del nacionalismo y el chauvinismo rusos. Aunque es probable que este tipo de movimiento combine una ideología marxista vulgar con el chauvinismo ruso. En ese sentido, esta ideología nacionalista tiene algunas similitudes dramáticas con la ideología nazi."

En lo que se refiere a las otras dos combinaciones Gordon dice lo siguiente: "Una de ellas es un intento de combinar la democratización con la planificación centralizada, es decir democratización sin mercado. Quienes apoyan esta estrategia están contra el autoritarismo, contra los privilegios y contra la burocracia. Favorecen la democracia y el multipartidismo, como lo hicieron los bolcheviques antes de 1917. Pero temen los excesos de una economía de mercado tal como opera en un sistema capitalista puro (…) Su idea es recrear un socialismo genuino con aspecto democrático."

Todavía le queda a Gordon definir una de sus combinaciones, Es así que, él dice lo siguiente: "Sí, el mercado junto con el autoritarismo político, la llamada modernización autoritaria. Este, por ejemplo es el camino de China y, hasta cierto punto, el de Europa Occidental en el siglo XIX. A pesar de que la revolución francesa proclamó la libertad, la igualdad y la fraternidad, en verdad la democracia sólo se alcanzó en el siglo XX (…) Para cada una de estas cuatro estrategias hay fuerzas sociales bien definidas que se encuentran detrás."

Ahora se pasa analizar el cuarto escenario, es decir la modernización autoritaria, el mercado sin democracia. Es así que, Gordon dice al respecto: "El mercado sin democracia tiene sus principales partidarios entre los administradores de las plantas, granjas e institutos y también en los niveles bajos de la nomenclatura. La nomenclatura tiene tres niveles: el nivel más alto, formado por el núcleo político, donde se encuentran entre 100 y 1000 líderes. No se pueden generalizar acerca de la estrategia a la que se afilian. Creo que piensan y actúan como individuos. En contraste, en los niveles más bajos de la nomenclatura se encuentran muchos administradores de las economías locales y de las unidades políticas. Ellos viven y actúan entre los trabajadores, y tienen un contacto diario con ellos. Significan aproximadamente la mitad de la nomenclatura. La otra mitad integra un rango medio, como ya dije, y proporciona la base para la restauración del estalinismo. Pero la mitad de abajo de la nomenclatura, a la que me estoy refiriendo ahora, percibe cómo más atractiva la estrategia de mercado sin democracia porque les abre la posibilidad de convertirse en los administradores de las plantas y de las fabricas sin la presión desde arriba. Quieren ser realmente conductores en la economía. Quieren no sólo más ingreso sino también ser lideres con libertad en el juego económico para alcanzar el éxito."

Después de analizar Gordon los cuatro posibles combinaciones las económicas y las políticas. Pasa a señalar o identificar los actores de clase, grupo social e individuos que dan soporte a las diferentes alternativas. Es así que, él dice lo siguiente: "Una gama amplia de gente se encuentra detrás de la estrategia para una modernización democrática. Son intelectuales así como gente que se encuentra en la parte superior de la sociedad y que entienden que ese es el mejor camino para preservar el papel del país en la política internacional. Hay nuevos grupos empresarios en la sociedad, incluidos miembros de las cooperativas, nuevos granjeros, y también una parte importante de los trabajadores y de los empleados de cuello blanco. Tienden a ser los trabajadores más educados y capacitados; en su mayoría están conectados con industrias de alta tecnología y que miran al futuro desde una perspectiva productiva. En promedio, se trata de gente joven y con buena salud. No le temen a la economía de mercado y están prontos para competir por sus puestos en el mercado laboral. Es difícil hacer estimaciones con propiedad pero más o menos un tercio de la clase trabajadora está a favor de esta estrategia de reformas. Viven en las grandes ciudades y su percepción resultó evidente en las dos últimas elecciones – las primeras elecciones libres en nuestro país- en los grandes centros industriales como Leningrado, Moscú y Sverdlovsk. Los que se afilian a la estrategia opuesta son principalmente los grupos medios de la nomenclatura no la parte de la nomenclatura integrada por los más altos administradores de las principales plantas y fábricas. Tienen también un soporte importante entre los trabajadores de varios ministerios y en el aparato del partido. No ven, para ellos, ninguna otra opción que un socialismo de corte nacional para no perder sus trabajos y su posición privilegiada en la sociedad. Los cambios podrían simplemente eliminar sus profesiones. Muchos son preparados, incluso gente brillante, y muy respetada. Sin duda ellos juegan un papel importante en nuestra economía centralmente administrada, en sustitución del mercado. Durante los últimos cinco años han visto como un sistema de mercado los iría dejando sin trabajo. No sólo perderían su posición social sino incluso su sustento. El cambio provocaría la destrucción de su clase social. No es un grupo muy numeroso, quizás algunos millones si se incluyen a sus familiares. Pero son sumamente habilidosos en el uso del poder y en el uso de las herramientas de nuestra máquina estatal. Están después los que quieren democratizar sin mercado. Defienden la utópica idea de una real renovación socialista. Quienes defienden esta estrategia no creen que sea una utopia. Hasta ahora parece una utopia y yo creo que lo es. Pero sus defensores creen que se trata de una real posibilidad. Y estas ideas tienen un soporte muy amplio. En este contexto, cuando usa la palabra democratización no sólo se refieren a la democracia política sino también a la democracia económica con control obrero sobre la propiedad. También encaran una lucha especial contra los privilegios, y quieren romper la burocracia. Sus ideas son sumamente atractivas para amplias masas de trabajadores y campesinos, así como también entre ingenieros y maestros que no están muy bien calificados y cuya capacitación no se encuentra en los niveles más elevados y su educación no ha sido la mejor. No es gente muy joven, o muy fuerte o en su mejor estado de salud y viven en ciudades pequeñas con bajos niveles de ingreso. Para ellos el mercado es una verdadera amenaza y representa un serio peligro. Estimaría que la mitad o incluso dos tercios de los obreros y los campesinos gravitan en esta dirección. No están activamente organizados y su capacidad de expresión es reducida pero un líder ardiente como Lenin podría convertirlos en un movimiento de masas."

Sobre la opinión de los trabajadores soviéticos sobre las reformas Gordon dice lo siguiente: "No hay una posición uniforme de los trabajadores. Hay tres organizaciones independientes, además del sindicalismo oficial, lo que hace que haya cuatro posiciones diferentes sobre las reformas. Un grupo de viejos sindicalistas es ferviente partidario de la restauración del estalinismo. Quieren volver a los viejos buenos tiempos del socialismo con el liderazgo del partido, propiedad estatal, y normas autoritarias. Cuando Stalin conducía, dicen, todo estaba en las tiendas y los precios eran más bajos. Pero ellos no dicen, por supuesto, que todo estaba en las tiendas solo en cinco ciudades, y nadie podía comprarlo. Y no mencionan los millones en campos de concentración, o el terror estalinista contra los campesinos y los trabajadores pobres. En oposición a estos viejos sindicalistas se encuentran la Unión del Trabajo Colectivo. Son los sindicalistas que quieren democratización política, un sistema multipartidista y propiedad colectiva que continúe bajo la planificación estatal. En esencia es democratización sin mercado: socialismo utópico. Otra organización es el Frente Unido de los Trabajadores y su posición se encuentra entre la restauración stalinista y el socialismo genuino. Abogan por una renovación del socialismo que combina democracia y actitudes antiburocráticas con la preservación del plan central. Hablan de construir una sociedad donde el cordero puede convivir al lado del león. Dicen: "El socialismo stalinista fue un gran mal, pero el capitalismo no es mejor." En abierto contraste, hay otra organización llamada la Confederación del Trabajo – principalmente mineros y sus aliados que de manera abierta y muy agresiva empujan por la democratización combinada con la economía de mercado. La Confederación ha apoyado oficialmente un proyecto de nueva constitución para la república Rusa donde no se menciona la palabra socialismo y permite todas las variedades de relaciones de propiedad privada."

De todo lo dicho por Gordon queda claro que la perestroika y la glasnost de Gorbachov puso de una manera muy manifiesta la lucha de clases en la URSS. La existencia de diferentes proyectos de país sustentado por diversos bloques de clases sociales, grupos e individuos pone a las claras las divisiones que experimentaba en su seno el país soviético. A esto se le suma que el desastre de la central nuclear de Chernobil evidencio las limitaciones de la tecnología soviética en el uso nuclear y tiro abajo el prestigio tecnológico de la URSS. El pueblo soviético experimentaba y veía que su país no era tan potencia mundial en ciertas áreas como creían producto esto de la propaganda oficial. El grupo de Gorbachov en el PCUS estaba convencido de que era necesario que la URSS implementara una política económica basada en el mercado. Es decir, que la URSS pase de ser una economía esencialmente dirigida centralmente a través de la planificación quinquenal a una economía en donde el mercado tenga un status-rol fundamental en el área económica. Esta propuesta de Gorbachov era resistida por la burocracia del Partido-Estado.

Es así que, el economista español Luis Ángel Rojo dice lo siguiente: "El lanzamiento de la perestroika se expresó en la denuncia, desde el poder, de la ineficiencia del sistema, de su capacidad para derrochar recursos y de la abundante corrupción que generaba: y los ciudadanos soviéticos, al amparo del glasnost, pudieron corroborar esas denuncias y multiplicarlas a partir de sus experiencias diarias. En 1986, la catástrofe de Chernobil trajo al país graves dudas sobre su aptitud para utilizar las tecnologías avanzadas fuera del ámbito de la defensa y dio paso a la denuncia de los males ecológicos que padecía, desde el desastre del Mar de Aral, resultado de un plan de regadíos tan gigantesco como mal concebido, hasta la contaminación intensa que afectaba a numerosas áreas industriales. Tras tantos años de una propaganda encaminada a mantener la fe en el sistema y a alimentar el orgullo nacional, aquel brusco enfrentamiento con la realidad de que la Unión Soviética había perdido la carrera en que estaba empeñada con las economías capitalistas, y ni siquiera podía considerar superado el subdesarrollo en muchos aspectos, sumió a los ciudadanos en un clima de frustración y pesimismo. El Gobierno afirmaba que la solución a tantos problemas había que buscarla en el mercado, pero no podía esperar que el pueblo se convirtiera en fuerza impulsora de esa idea. La propaganda oficial había presentado al mercado, durante muchas décadas, como el origen de múltiples males; el sistema soviético había conseguido doblegar el estimulo y la iniciativa individuales, y los ciudadanos, aunque no comprendiesen adecuadamente el funcionamiento de una economía de mercado, intuían correctamente que su introducción requería transformaciones profundas que podían afectar negativamente, durante un periodo transitorio, pero quizá largo, a sus rentas reales y a sus puestos de trabajo. El paso al mercado había de ser por tanto, el resultado del impulso de las autoridades, pero ningún marxista podía creer que la burocracia panificadora, el aparato del PCUS o las autoridades locales fueran a colaborar de buen grado en un proyecto que iba en contra de sus intereses; y así, Gorbachov y su entorno pudieron comprobar cómo las medidas flexibilizadoras, introducidas a partir de 1987, eran debilitadas en sus efectos por las normas, interpretaciones y conductas con las que esa extensa burocracia condicionó su aplicación."

A la oposición de la burocracia del Partido-Estado hay que añadirle que Gorbachov y su equipo no tenían una idea clara y concreta de que proyecto de país había que instaurar en la URSS y como llegar a él. Todo era una gran nebulosa en donde la respuesta a la pregunta central "¿Qué hacer?" no estaba para nada clara en la mente de Gorbachov y su gente. En relación a esto, Rojo dice lo siguiente: "Sin embargo, tampoco el Gobierno central tenia las ideas claras. Gorbachov hablaba de una "reforma económica radical", paralela a la "voladura" que prometía del viejo sistema político, pero nunca estuvo claro el contenido de la reforma que contemplaba. Temía, sin duda, los costos sociales y políticos de los ajustes necesarios para dar entrada a los mecanismos de mercado y, además, no entendía bien lo que esa transformación entrañaba: continuaba hablando de un "socialismo de mercado planificado" y se resistía a aceptar el restablecimiento de la propiedad privada. Así que el fracaso de la Ley de Empresas Estatales y de las demás medidas introducidas desde 1987 no era imputable solamente al sabotaje de los burócratas; era también la consecuencia de su falta de dirección clara y articulada."

Las reformas en el área económica instaurada desde 1987 a 1989 se habían aplicado mal o muy mal generando una serie de problemas económicos muy grandes y profundos. La Perestroika había tirado abajo la planificación centralizada que había sido el modelo económico que había adoptado la URSS desde los tiempos de Stalin. Pero esa destrucción de ese modelo económico no había sido sustituído por otro modelo económico basado en el mercado más eficiente y eficaz. Las disfuncionalidades que generaban la aplicación de la reforma económica en la URSS se le sumaban los reclamos salariales de los obreros en las empresas y el cuestionamiento por parte de los ecologistas de que las mismas eran contaminantes del medio ambiente.

Es así que Rojo dice lo siguiente: "Las reformas introducidas desde 1987 a 1989 – reformas parciales, mal articuladas y peor instrumentadas – desmontaron en buena medida, el sistema de planificación central, pero no lo sustituyeron por los mecanismos reguladores del mercado. En consecuencia, la economía soviética vivía en un estado considerable de desorden al comenzar el año 1990: la producción descendía y las escaseces aumentaban; las empresas incumplían sus contratos de entrega y retenían una parte de su producción para trocarla por materias primas y bienes intermedios necesarios para su actividad; las repúblicas y las autoridades locales trataban de evitar la exportación de sus productos para asegurar también suministros mediante operaciones de trueque; el sistema oficial de distribución, siempre capaz de imponer mermas cuantiosas a las producciones agrícolas de cada año, era objeto de robos por parte de la delincuencia organizada, y el panorama de confusión se veía acentuado por la sucesión de huelgas en demandas de salarios más altos, el aumento del absentismo en las empresas y la proliferación de movimientos ecologistas que imponían el cierre de plantas y empresas."

Esto ocurría en el plano de la economía pero, en otros ámbitos de la sociedad se producían cambios en el que el pueblo soviético era el protagonista central de la acción. En lo referente a la glasnost, la transparencia informativa, el pueblo soviético la hizo suya tomando el control de la misma. La glasnost desbordaba y se salía de las manos del control político de la cúpula política encabezada por Gorbachov. En relación a esto Isabel Turrent dice lo siguiente: "El proyecto político original siendo insuficiente para explicar la revolución cultural. Gorbachov se propuso poner a la glasnost al servicio de la perestroika. A principios de 1986 era ya claro que, mientras la reforma económica se rezagaba, la "ola de la transparencia" – para usar las metáforas marinas del líder soviético – había cobrado vida propia. La cultura estaba al servicio de fines que tenían poco que ver con el programa del gobierno. Gorbachov, que sin duda posee un gran instinto político, mantuvo la ilusión de que era el gobierno el que dirigía la transparencia: era el único camino para evitar que la resaca barriera la legitimación, la popularidad y el apoyo de la inteligencia que había obtenido en 1885. Mijail Gorbachov, en efecto, es el iniciador de la glasnost y ha alimentado la apertura, pero no la encabeza ni la dirige. La transparencia es una revolución desde abajo, su agente es la literatura; su arquitecto es el pueblo ruso: millones de ejemplares de periódicos, revistas y libros. Es una revolución vieja y, a la vez, sin precedentes en la historia rusa. Proviene de épocas remotas porque sus preocupaciones son las mismas que desvelaron a distintos pensadores desde el siglo XVII, aun antes de que hiciera su aparición la intelliguentsia decimonónica. El corazón de la glasnost es repensar la historia, reescribirla, develar sobre todo lo que sucedió entre 1930 y 1953."

La glasnost como una revolución nueva en si permitió al pueblo soviético y a sus intelectuales tratar la cuestión de la figura de José Stalin y status-rol en la historia de la URSS. Además del estalinismo y sus vínculos con el bolcheviquismo. Las diferentes generaciones de soviéticos que vivieron y sobrevivieron a los tiempos de Stalin y experimentaron el auge y caída de esta figura política en su país. Como aquellos más jóvenes que experimentaron el breve periodo de deseestalinización en los tiempos de Kruschev y después el neoestalinismo de Brezhnev. La glasnost permitió que se discutiera críticamente sobre los diferentes tiempos políticos, económicos, sociales y culturales que vivió la URSS. Es así que, Turrent dice lo siguiente: "Sin embargo, la glasnost es, al mismo tiempo, una revolución nueva. El stalinismo modificó el contenido de las añejas preocupaciones históricas de Rusia y generó desde 1985 un debate ético que involucra tanto a los sobrevivientes de la era de Stalin como a los jóvenes. Como los alemanes en 1945, los rusos se encontraron en 1953 presas de una obsesión de culpa: un pueblo sin historia, hijos de la nada. Intelliguentsia y gobierno buscaron inútilmente disociarse del stalinismo. El breve período de Jruschov, que descorrió apenas el velo que ocultaba la magnitud de los crímenes de Stalin, dejó intacta la responsabilidad de millones de ciudadanos y funcionarios que participaron directamente en las purgas y se mimetizaron con el líder utilizando su parcela de poder para destruir "enemigos" inocentes en nombre del "bienestar de la patria". La caída de Kruschev restauró la mentira. Aunque Stalin no volvió a compartir el mausoleo de Lenin, durante la larga hibernación de la URSS bajo Brezhnev, su figura recobró un perfil heroico e irreal. Los artistas, conciencia moral de la sociedad, fueron amordazados, reducidos a publicar en los famosos samizdatl o, si tenían suerte, en Occidente. Así, en el deshielo o en la hibernación, el tiempo pasó echando tierra de silencio sobre la experiencia de todos aquellos que por temor o apatía habían sido cómplices de los crímenes de Stalin. Sin encarar su culpa colectiva, privada de memoria histórica, la URSS se hundió en una parálisis equidistante, a un tiempo, del escepticismo y del cinismo."

Volviendo a la situación económica que experimentaba la URSS al finalizar el año 1989. Cuando se decidió elaborar un programa que pautase el paso a una economía de mercado. La economía soviética tenía una serie de problemas y las acciones necesarias para abordarlas podían centrarse a tres áreas interrelacionadas. En primer lugar, era necesaria una estabilización monetaria y fiscal de la economía. En segundo lugar, el área fundamental de los precios, los problemas se referían tanto al nivel absoluto de mucho de ellos como a su distorsionada estructura relativa. En tercer lugar, se refería al tema más profundo y complejo, de la reforma de las empresas donde las dificultades planteadas por la privatización eran tantas que no cabía pensar en avances muy rápidos.

Es así que, el economista español Luis Ángel Rojo dice lo siguiente: "Al finalizar el año 1989 cuando se decidió elaborar un programa que pautase el paso a un sistema de mercado, los problemas que pesaban sobre la economía soviética y las acciones necesarias para abordarlos podían adscribirse a tres áreas interrelacionadas: En primer lugar, era precisa una estabilización monetaria y fiscal de la economía. Había que reducir el déficit público que se aproximaba al 10 por ciento del Producto Interno Bruto hasta niveles que permitiesen su financiación sin recurrir a fuertes expansiones monetarias; y ello requería, de un lado, un reforzamiento de los ingresos fiscales y, de otro, una reducción de los gastos públicos en especial de los gastos de defensa y de las subvenciones a los precios y a empresas con pérdidas. Al mismo tiempo, había que introducir reformas en el sistema financiero para ofrecer al público activos con una rentabilidad suficiente para proteger los ahorros frente a la inflación; ello permitiría absorber una gran parte de la capacidad de compra, mantenida por las familias en forma de billetes y depósitos, que presionaba sobre los mercados de consumo y, en la medida que se ofreciese un tipo de interés razonable sobre la deuda pública, haría posible la financiación no monetaria de una parte sustancial del déficit público. El proceso de privatización también podría contribuir absorber la liquidación del público, aunque esa contribución habría de ser modesta en una primera fase. Era preciso, además, frenar los aumentos salariales concedidos por las empresas. Y era necesario en fin, proceder a una unificación de tipo de cambio a nivel realista, que apoyase la liberalización del comercio exterior."

El economista español Rojo sigue diciendo: "En el área fundamental de los precios, los problemas se referían tanto al nivel absoluto de muchos de ellos como a su distorsionada estructura relativa. Abordar este tema resultaba básico para que los precios pudieran ofrecer una orientación a las inversiones, para disponer de criterios que permitieran decidir el grado de rentabilidad de actividades y empresas, para conexionar la economía soviética con el resto del mundo, mediante unos flujos comerciales relativamente libres -con una protección arancelaria razonable – y para normalizar los mercados interiores y reducir las subvenciones. La liberalización de los precios era el camino más propio para que éstos buscasen sus niveles absolutos y relativos adecuados, ya que la búsqueda de esos niveles a través de precios controlados estaría sometida a toda clase de errores, fricciones y obstáculos políticos. La elevación resultante del nivel de precios obligaría, en todo caso, a mantener transitoriamente los controles sobre un grupo de bienes y servicios básicos, y quizás a proporcionar transferencias de renta a los grupos sociales más modestos; para el ajuste de precios era necesario y también lo era el que no condujese a una espiral inflacionista a través de los salarios. Por otra parte, en una economía donde la planificación central ha determinado una concentración de la producción de cada sector en muy pocas empresas, la liberalización de los precios debería ir acompañada de una política de fragmentación de los monopolios y de fomento de la competencia."

En lo que se refiere al tercer ámbito Rojo dice lo siguiente: "El tercer ámbito de problemas se refería al tema, más profundo y complejo, de la reforma de las empresas donde las dificultades planteadas por la privatización eran tantas que no cabía pensar en avances muy rápidos. Tal vez hubiera que empezar por las empresas de dimensión media y pequeña, tanto en la industria como en la agricultura y los servicios, y dejar para más adelante el tema de las grandes empresas estatales. En cualquier caso, sin embargo, era preciso introducir una disciplina financiera estricta que las sometiese a los criterios de rentabilidad. Y las consecuencias normales de esa mayor disciplina obligaban a diseñar inmediatamente un sistema adecuado de seguro de desempleo. A todo ello hay que añadir la necesidad de desarrollar un cuerpo legal, civil y mercantil, capaz de regular las relaciones contractuales en una economía de mercado."

La estructura de problemas planteados y de las líneas básicas para abordarlos que responde al diagnostico y a las recomendaciones centrales del informe sobre economía soviética preparado por el Fondo Monetario, el Banco Mundial, la OCDE y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y recoge los temas principales que han sido objeto del debate económico en la URSS a lo largo de 1990 y que han sido referencia obligada de los sucesivos problemas de reforma elaborados y discutidos en ese país en ese tiempo. Es así que, en relación con esto Rojo dice lo siguiente: "Este bosquejo de los problemas planteados y de las líneas básicas para abordarlas que responde al diagnóstico y las recomendaciones centrales del informe sobre la economía soviética preparado por el Fondo Monetario, el Banco Mundial, la OCDE y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo en el otoño pasado recoge los temas principales que han sido objeto del debate económico en la Unión Soviética a lo largo de 1990 y que han sido referencia obligada de los sucesivos programas de reforma elaborados y discutidos en los últimos 15 meses; el programa relativamente radical preparado por el viceprimer ministro Abalkin en noviembre de 1989 y el programa más conservador presentado por el primer ministro Rizkhov, y adoptado por el Congreso de los Diputados del Pueblo en diciembre del mismo año; el programa de aceleración de la reforma sometido por el mismo Rizkhov al Soviet Supremo y rechazado por éste en mayo de 1990; el nuevo programa elaborado por el Gobierno, el programa radical de los 500 días, preparado bajo la dirección de Shatalin por acuerdo entre Gorbachov y Yeltsin, y la síntesis de los dos anteriores elaborada por Aganbeguián – programas, estos tres últimos, que no consiguieron la aprobación del Soviet Supremo en setiembre de 1990 -, en fin, las orientaciones básicas para la estabilización económica y la transición a una economía de mercado, presentadas por Gorbachov ante el Soviet Supremo y aprobadas por éste en octubre del pasado año."

 

 

Autor:

Licenciado Augusto Batista Stasiuk

 

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