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Desarrollo de la crisis socialista latinoamericana (página 2)


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"No puede existir una ciencia sociológica sin una teoría y sin una técnica de investigación. Sin una teoría, o sea sin un cuadro categorial depurado y un esquema unificador, lo que se llama sociología no solo será ciencia, sino que carecerá de significación para la investigación concreta y la resolución de los problemas sociales del día. Sin una técnica de investigación definida, o sea sometida a cánones rigurosos, la investigación social no solo es infecunda, sino que invita a la acción siempre dispuesta del charlatán y del audaz."

Es muy nítido en J.M. Echavarría en concebir a la sociología como ciencia empírica, concepción que también compartirán los dos restantes sociólogos nombrados. En lo que respecta a la metodología usada, se sostiene por sus críticos que esta corriente sociológica predominaba en forma hegemónica el método funcionalista, desechando a priori el método marxista. Esta afirmación peca de ser muy categórica dado que en el caso de F. Florestán Fernández a través de su libro, "Fundamentos empíricos de la explicación sociológica", deja en claro; A) problemas y el método dialéctico marxista, para otros. B) y que el primer método nombrado es tomado como uno de los métodos, pero no es el único al cual la sociología toma como recurso para el análisis de lo social, que es factible utilizar el método estructural – funcionalista, para analizar aciertos.

Recogiendo los aportes de Weber, Durkhein y Marx, pero de una manera que el sociólogo Aldo Solari sintetiza en forma clara diciendo que:

"Sería grave error, creer que Florestán Fernández se propone amalgamar la contribución de estos autores. En primer término de lo que se trata es de reconocer la legitimidad y la fecundidad de principio de las aportaciones de cada uno de ellos para la solución de ciertos problemas específicos de la sociedad. En segundo lugar, el autor explora si estas aportaciones tienen o no algún valor para otros campos. En tercer lugar, no se trata de aceptar, pura y simplemente la herencia intelectual recogida ni de asumirla sin critica, ni de mezclar las diferentes aportaciones indiscriminadamente."

En lo que respecta a Medina Echavarría y Gino Germani, en sus concepciones metodológicas, el primero para Aldo Solari… "va mucho más allá del funcionalismo y el segundo se identifica más a esta posición." Pero lo que queda claro, para el sociólogo uruguayo recién mencionado es que existe una influencia importante del método funcionalista en estos autores.

En lo que se refiere al tercer punto, que trataría de la relación de la sociología con la realidad. Los tres sociólogos citados coinciden en que la sociología científica, tiene que ser un instrumento esencial para el conocimiento de las sociedades latinoamericanas y de su desarrollo.

Esto se une a dos conceptos básicos, el primero es de la objetividad con que se la trata a esta ciencia empírica que es la sociología; el segundo es de la idea de la neutralidad valorativa de la ciencia, tema que es en si un aspecto de toda una concepción de la ciencia que no solo es para G. Germani (sociólogo más representativo de esta concepción) la verdadera y la que por esencia se necesita afirmar en la situación de America Latina. Dado los excesos de ideologismo que muchas veces empañan los análisis científicos en lo social.

Por último, el cuarto punto hace referencia a lo que sería una teoría del cambio social, enmarcando dentro de los parámetros teóricos y metodológicos de la sociología científica. Podemos como ejemplo más representativo de esta concepción de cambio de la nombrada corriente intelectual a Gino Germani. Que en su obra "Política y sociedad en una época de transición" hará referencia a la situación de America Latina que según el nombrado sociólogo se encuentra en una "era de transición." En la cual las sociedades latinoamericanas pasarían de una sociedad tradicional a la sociedad moderna. La transición es la lucha por la modernización de estas sociedades. En esta teoría del cambio social, esta concepción dicotómica, sociedad tradicional versus sociedad moderna, es un pilar fundamental en la cual se basará la sociología científica para sus análisis sociológicos.

La sociedad tradicional se caracterizaría por ser una sociedad de base rural, en la cual en sus estructuras económicas predominan el latifundio y el minifundio carente de toda tecnificación. Donde la vieja clase oligárquica hegemonizan económica, política e ideológicamente este tipo de sociedad y se resiste a toda forma de modernización económica. Por último completa el cuadro una masa campesina analfabeta con alto grado de religiosidad en su cosmovisión del mundo. Todo esto se contrapone a la sociedad moderna que tiene como características: 1) Ser una sociedad de base industrial, en lo económico. 2) Un alto grado de desarrollo científico. 3) Un alto proceso de racionalidad instrumental de la sociedad, que deja de lado planteos de carácter irracional o pseudo – metafísicos. 4) Un gran avance de secularización en lo cultural y educativo. 5) Un desarrollo de los sectores medios urbanos y el empresariado industrial, que son las fuerzas modernizadoras de la sociedad.

El cambio de una sociedad a otra se realiza en una etapa de transición que resumidamente, se caracteriza en: 1a) Un mayor desarrollo de la racionalidad científica en contradicción a la religiosidad de base rural. 2a) Una institucionalización del cambio en las diversas esferas sociales. 3a) Un alto grado de diferenciación y especialización de las profesiones e instituciones educativas.

Es así que, como dice Pedro Morande: "Con este paradigma queda predeterminado el temario de la sociología. Se tratará de una disciplina consagrada al estudio del cambio y la planificación social que sirve a la vez, de modo práctico, a los gobiernos e instituciones sociales empeñadas en promover el desarrollo y la modernización." Es claro que el status-rol de la sociología en America Latina de los años cincuenta y principios de los sesenta del siglo pasado. Es estar consagrado al estudio del cambio y la planificación social siendo funcionales en términos prácticos aquellos gobiernos nacionales e instituciones sociales empeñadas en llevar adelante el desarrollo y la modernización.

Hay otro punto, el Max Weber (como teórico de la modernidad y la modernización capitalista en occidente) que se enseña es la lectura que hace del mismo la sociología norteamericana a través de sus universidades que albergan a licenciados latinoamericanos. En relación a este tema Pedro Morande dice lo siguiente:

"En el ámbito de la sociología, como en todos los demás, se reproducen también estas tendencias y circunstancias. Desde Estados Unidos comienza a difundirse un paradigma de "sociología científica" y, al mismo tiempo, las universidades norteamericanas abren sus puertas para recibir a post- graduántes latinoamericanos. La problemática que se difunde y enseña es conceptualizada teniendo como punto teórico de referencia la obra de Max Weber. Ya no es, sin embargo, el Weber original, sino una traducción norteamericana. Es un Weber de espaldas a la historia, habiendo sido el de historiador uno de sus oficios más queridos. Esta mutación se impone por la pretensión de la sociología norteamericana de postguerra de convertirse en paradigma universal y de fundamentar justamente en esta universalidad su carácter científico.

De la obra de Weber se extraen los conceptos básicos acerca de la acción social, especialmente aquellos relativos a la acción social racionalmente orientada, y se los convierte en taxonomía para la clasificación de cualquier constelación de acciones observables. La intención original de Weber al formular sus conceptos parece haber sido otra. Su propósito es comprender la historia social y política de occidente a partir de dos hechos básicos constitutivos de la modernidad: el triunfo de la ciencia racional y su creciente aplicación al ámbito de la producción de la administración en términos de una organización funcional de las actividades sociales.

Por importantes que estos dos hechos fueran en si mismos, su comprensión sociológica no podía separarse de la referencia a una cultura especifica en un momento histórico especifico. Norteamérica, en cambio, concebida a si misma como arquetipo de la modernidad, transforma esta problemática histórica y cultural en una teoría sistemática para el cálculo de optimización entre medios dados y fines posibles. La racionalidad del mundo moderno es vista en adelante, como un problema meta-teórico por encima de su propia historicidad."

De esta larga cita se desprende que la sociología científica en su versión latinoamericana mantiene estrechos vínculos intelectuales con el paradigma de modernidad y modernización que sustenta la sociología científica norteamericana. Esto se hace mediante la versión que difunden las universidades de los EE.UU. a los alumnos latinoamericanos del marco conceptual del sociólogo alemán Max Weber. La versión o la interpretación que dan estas instituciones educativas yanquis de Weber, según P. Morande, se centra en darle la espalda a la historia, particularmente a la historia de occidente. Se cae en un reduccionismo total se lo circunscribe o se saca de su pensamiento sociológico los conceptos básicos acerca de la acción social. Como lo dije más arriba a M. Weber se lo deslinda del momento histórico y cultural específico. El problema de la modernidad y la modernización que M. Weber analizó se lo toma como un paradigma que está mas allá de la historia concreta del cual surgió.

En resumen, se pasará a citar a Roberto Briceño León y Heinz R. Sonntag que se refieren a la sociología latinoamericana de la posguerra en relación con el cambio social. Es así que, dicen lo siguiente:

"Por eso la sociología latinoamericana ha sido vivida como un instrumento del cambio social, en tanto que procuraba transformar la sociedad, ya sea la tradicional para llevarla hacia la modernidad o la impuesta para volverla a sus orígenes. Una parte de ella se inspiró en la concepciones de Max Weber en torno a la tendencia indetenible de la racionalidad instrumental en tanto que característica de Occidente; otra, en las teorías de Spencer y de la antropología norteamericana del continuo de la sociedad folk hacia la sociedad moderna, para mezclarlas e impregnarles su propia orientación (como señalaremos recientemente). De ahí surgieron, en las décadas de los cincuenta y los sesenta, los célebres textos de José Medina Echavarría y de Gino Germani sobre la sociología de la transición, que es la de la modernización, incorporada incluso en el cuerpo doctrinario de lo que fue la teoría más influyente del desarrollo económico del mundo subdesarrollado o "en vías de desarrollo": la de la Comisión Económica para America Latina y el Caribe (CEPAL)…"

De lo citado se desprende que la sociología latinoamericana de la posguerra a la hora de analizar el cambio social en America Latina en uno de los que se inspiro es en el marco teórico weberiano. En la década de los cincuenta y los sesenta los análisis de José Medina Echavarría y de Gino Germani sobre la sociología de la transición, que es la de la modernización (del continente latinoamericano) se incorporo incluso en el cuerpo doctrinario de la CEPAL.

Las críticas a la sociología científica y la sociología crítica o comprometida

A fines de la década de los cincuenta y a comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado. El mundo y el continente latinoamericano experimentaron una serie de cambios geopolíticos de gran influencia en las sociedades de las colonias o semicolonias pertenecientes a las metrópolis capitalistas. Al término de la segunda guerra mundial determino grandes cambios en el escenario político de Asia, donde las presiones anticolonialistas acumuladas desde comienzo del siglo XX estallaron entonces de modo irresistible. Los nacionalistas asiáticos, aprovechando la posición que habían adquirido y la debilidad de las potencias europeas, quebrantadas por la guerra, condujeron a sus países respectivos hacía la independencia.

La guerra involucro directamente a gran parte de los pueblos asiáticos, que habían luchado contra los japoneses o proporcionado a los países colonialistas tropas empleadas más tarde contra las fuerzas del este en África y en Europa. Los sikhs, los gurkhas y los malayos habían prestado a sus dominadores un servicio demasiado grande para no pretender a cambio la independencia nacional o la liberación del yugo colonialista. Naturalmente no todas las potencias imperialistas aceptaron la voluntad de independencia de sus colonias. En Vietnam los guerrilleros de Ho Chi Minh, aunque habían derrotado a los japoneses y fundado un Estado autónomo se vieron obligados a tomar las armas que acababan de dejar, para iniciar esta vez la larga lucha de liberación contra los franceses.

Indonesia, que había declarado desde 1945 su voluntad de independencia se vio sometida a una dura represión por parte de los holandeses. Pero la descolonización era una necesidad histórica. Gran Bretaña, dominadora secular del continente asiático, se rindió ante el nacionalismo indio. El 15 de Agosto de 1947 la antigua "perla" del imperio británico recibió los poderes que todavía ejercía sobre ella la corona inglesa. A la vez que la República India nacía el Pakistán, formado por los territorios situados al este y al oeste de la antigua colonia Británica y Birmania. La conquista de la independencia era solo el primer paso hacía la solución de los enormes problemas que pesaban sobre aquellos países, caracterizados por estructuras económicas y sociales muy atrasadas.

Jwaharlal Nehru llamado Pandit ("El sabio") hombre que recogiendo la herencia de Gandhi y colocado a la cabeza del congreso había conducido a los indios hacía la independencia. El país se había liberado del colonialismo británico, pero heredaba de éste los elementos que lo caracterizaban. Después de la independencia continuaban en los puestos de mando los representantes de las clases privilegiadas a quienes los ingleses habían ayudado a sobresalir con objeto de introducirles en su gobierno y su economía. La estructura social amenazaba perpetuar las funciones típicas del colonialismo: arrancar de los campesinos impuestos y productos de la tierra, en beneficio de los grandes latifundistas y de las arcas del Estado, sin tener en cuenta los intereses de esta parte de población, última en la escala jerárquica, y sin embargo la única que produce. En el sector industrial, el capitalismo indígena, nacido con el dinero sustraído de la tierra y con la ayuda de la financiación británica, continuaba con los métodos y los objetivos del colonialismo.

Pocos pero poderosos grupos monopolistas controlaban por completo el sector industrial y sobre todo el financiero, dando vida a un modelo de capitalismo notablemente concentrado y a una restringida clase alto-burguesa que detentaba gran parte de la renta nacional. Hacía 1950 apoyado en el ala izquierda del Congreso, Nehru parecía decidido a reaccionar contra aquella situación impulsando la vida económica y socializando la mayor parte de los recursos del país. El estadista hindú centraba el problema del desarrollo sobre la planificación económica y el control estatal de la política productiva y financiera, adoptando instrumentos típicos del socialismo.

La burguesía del país acepto de buen grado el primer plan quinquenal (1951-1956) considerando que era un medio idóneo para limitar la dependencia nacional del capital extranjero e iniciar su crecimiento industrial y agrícola, dejando al Estado la responsabilidad de las grandes inversiones. La energía de Nehru en afrontar los problemas de su país y la importancia de los objetivos que se fijó atrajeron sobre la India la atención de todo el mundo, y en especial la de los demás estados asiáticos; las dificultades debidas a las estructuras internas y a la dependencia financiera del exterior eran comunes a todos los países de Asia.

Consciente de esta realidad, Nehru fue quien primero intuyó la necesidad de crear entre todos los países subdesarrollados un frente único capaz de proteger su desarrollo. El 3 de Noviembre de 1948, hablando por primera vez ante las Naciones Unidas, el estadista hindú se presento como portavoz del Asía entera que, en el inicio de una vida nueva requería el término del colonialismo y emprendía la solución de sus problemas económicos. La teoría defendida por Nehru sobre la preeminencia del desarrollo económico respecto de los contrastes políticos constituyó el eje de su línea neutralista. Ésta tendía a colocar a la India en una posición de equidistancia entre los dos bloques surgidos, al comienzo de la "guerra fría" y a promover la creación, junto con los demás países subdesarrollados, de una "tercera fuerza" que desarrollase un papel autónomo para asegurar la paz mundial.

La posición de equidistancia entre los EE.UU. y la URSS permite también disfrutar de ayudas económicas de ambas partes, sin caer bajo el control de ninguna. La guerra de Corea, iniciada el 25 de junio de 1950, haciendo estallar las contradicciones de la "guerra fría" precisamente en Asía y comprometiendo de modo directo a la China comunista, pareció frustrar las esperanzas de la India. Pero en realidad fueron justamente las repercusiones internacionales de la crisis coreana las que hicieron posible la adhesión de los países del "tercer mundo" a los principios del neutralismo activo. De la renuencia india a condenar a la República Popular de China en cuanto agresor, se formó en la ONU el grupo de los 12 "países amantes de la paz" formado por las nuevas naciones asiáticas, como Birmania, Indonesia y Pakistán, y los países árabes, como Egipto.

Este grupo formuló proposiciones para resolver la crisis coreana y pidió, contra la voluntad de los EE.UU., que China comunista fuera aceptada en el supremo organismo mundial. Los frutos de la cohesión nacida en el seno de la ONU fueron recogidos en 1954, India, Ceilán, Indonesia, Birmania y Pakistán se reunieron entonces en Colombo el 28 de Abril al 2 de Mayo. La conferencia se desarrolló en un momento muy importante de la historia de Asia; los guerrilleros vietnamitas, que llevaban años luchando contra los franceses, estaban a punto de obtener su victoria más brillante. En Febrero habían cercado en Dién Bién Phu a las fuerzas francesas que el 7 de Mayo se vieron obligados a rendirse.

Esta victoria destruyó el mito de la invensibilidad militar del imperialismo occidental suscitando en Asia una oleada de admiración hacía las tropas de vietminth y reforzado el deseo de unir los esfuerzos de todos para una política anticolonialista común. En este sentido Nehru formuló en Colombo proposiciones para alto el fuego y el inicio de negociaciones entre franceses e indochinos. Pero no todos compartían el entusiasmo por los éxitos del vietminth ; el delegado pakistaní llamó la atención acerca del peligro que comportaban los matices comunistas de la lucha del pueblo vietnamita por una parte, países como la India habían elegido una vía autónoma, libre de cualquier instrumentalización o injerencia externa, viendo en el conflicto indochino sobre todo una lucha anticolonialista; por otra, países como Pakistán y las Filipinas enfrentados a los condicionamientos de la "guerra fría", habían optado por el bloque occidental.

Aunque en Colombo lograra evitarse la ruptura y Nehru fuese reconocido como guía de la nueva Asia, pocos meses después Pakistán se adhirió al Tratado de Defensa del Sudoeste Asiático (SEATO). Esta alianza, promovida por Washington para crear un cinturón armado en torno a China comunista, se firmó en Manila el 8 de Septiembre de 1954. Además de los EE.UU. y Pakistán formaban parte Francia, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelandia, Tailandia y Filipinas. La India supo reaccionar ante aquellas iniciativas peligrosas para el movimiento neutralista. A fin de impedir que la "guerra fría" cayese sobre Asía, Nehru considero oportuno insertar a China comunista en el contexto internacional, presentándola como potencia "amante de la paz", aunque estuviera vivo todavía el eco de las reacciones que había suscitado la ocupación del Tibet por el ejercito comunista chino (1950).

En este contexto en Abril de 1954 el primer ministro indio firmó en Pekín un tratado que reconocía la situación establecida en 1950 con el paso del Tibet a la soberanía china. La importancia de este acuerdo no residía tanto en la regulación del asunto tibetano como en la enunciación de una plataforma común para la solución de eventuales controversias futuras entre ambos estados, articulada en los llamados "cinco puntos", a saber: mutuo respeto a la integridad territoriales y las soberanía de otro país firmante; no agresión; abstención de interferencia en los asuntos internos de la otra parte; igualdad y ventajas recíprocas; coexistencia pacifica.

Los "cinco puntos," al margen del limitado ámbito de las relaciones entre Pekín y Nueva Delhi, fueron asumidos como principio universal de las relaciones de los estados asiáticos y de las internacionales en general. De esta manera se convirtieron en la base de la cohesión entre los países del "tercer mundo" reunidos en Bandung (Indonesia), por una iniciativa adoptada por los países participantes en el encuentro de Colombo, con objeto de consolidar y ampliar el movimiento neutralista. En la conferencia de Bandung, iniciada el 18 de Abril de 1955, participaron los delegados de 29 naciones asiáticas y africanas, en representación de 1.350 millones de personas.

La presencia de China comunista junto a los países que proclamaban el neutralismo reforzaba el significado antiimperialista y antioccidental de la reunión. Pero no implicaba que Pekín aceptase la tesis neutralistas: en efecto, la República Popular China estaba entonces integrada en el bloque oriental. La importancia de su participación en los trabajos de Bandung era más bien otra. Para los países que, como la India, habían abrazado la tesis neutralista, ello significa el rechazo de China a las divisiones ideológicas de la "guerra fría" en el seno de Asia. Para los demás constituía, o mejor, hubiera debido constituir, la prueba de que aquel país comunista no pretendía basar su política exterior en la expansión de su propio modelo revolucionario. El primer ministro y ministro de asuntos exteriores chino, Chu En – Lai, supo disipar los temores, mostrándose respetuoso, hacía el modo de vida y los sistemas políticos y económicos adoptados por los demás pueblos.

Sobre el derecho a adherirse a pactos militares con las grandes potencias, se mostró incluso más conciliador que Nehru, quien había rechazado con intransigencia aquella eventualidad. El mayor éxito del jefe de la delegación china consistió en haber conseguido presentar la revolución china como solución nacional, libremente brotada del pueblo, para los problemas que afligían en igual medida a los demás países presentes en la conferencia. Era un ejemplo que todos ellos hubieran podido seguir. Al término de la conferencia se tuvo incluso la impresión de que Chu En – Lai hubiera logrado desplazar a Nehru en su papel de guía del "tercer mundo". China había demostrado integrarse completamente en las instancias internacionales de los países afroasiáticos, pero además, los éxitos que su revolución interna podía exhibir colocaban su modelo de desarrollo como alternativa frente al que hasta entonces había propuesto la India. Hasta 1958 la India pareció satisfacer las condiciones que los comunistas chinos estimaban necesarias. Los métodos y los objetivos adoptados por Nueva Delhi para el desarrollo interno del país parecían asegurar una independencia relativa respecto de las fuentes exteriores de financiación, fortalecimiento por consiguiente la capacidad de rechazar un "chantaje" internacional de cualquier género.

Pero ya hacía 1955 los propósitos renovadores de Nehru comenzaban a estrellarse contra la voluntad conservadora de los restringidos puntales económicos y políticos de la sociedad india. La reforma de la agricultura había sido superficial y el ala izquierda del Congreso perdía progresivamente su influencia; además, el segundo plan quinquenal resultó totalmente incapaz de acelerar el ritmo de desarrollo del país. La burguesía india malgastó el excedente económico en inversiones a corto plazo en sectores especulativos, en vez de encaminar sus recursos, junto con los del Estado, hacía la realización de las estructuras productivas esenciales para un desarrollo orgánico.

El fracaso del plan acarreó un endeudamiento creciente respecto del exterior, ya que para compensar los fallos internos la India, se vio obligada a recurrir cada vez más a los préstamos extranjeros. La libertad ganada con la independencia corría peligro de verse comprometida de manera irreversible. En 1956 Nehru acudió a los EE.UU. para solicitar una serie de ayudas económicas, pero los norteamericanos le concedieron créditos inferiores a las necesidades y a las expectativas indias. Entonces Nueva Delhi recurrió a la URSS que en Noviembre de 1957 le otorgó un préstamo considerable a bajo interés. Ello señaló el comienzo de una masiva penetración soviética en Asía.

En el transcurso de su "viaje de la paz" por las principales capitales del continente asiático, (Noviembre de 1955), Kruschev visitó también la India. Tras haber confirmado su adhesión a los "cinco puntos" ante el parlamento de Nueva Delhi, afirmó que compartía por completo el anticolonialismo y el deseo de independencia política y económica de la India. Pero la aproximación a la URSS y el correspondiente enfriamiento de las relaciones con los EE.UU. acabo debilitando la posición internacional de la India en cuanto guía del neutralismo. En Julio de 1956, Nehru, Tito y Nasser se reunieron en Brioni (Yugoslavia) para discutir los problemas de los países no alineados. Con aquel encuentro el progreso iniciado en Bandung abandonaba los límites geográficos, pero al propio tiempo desplazo a segundo plano el papel de la India.

A finales del año siguiente se reunió en el Cairo las conferencias de solidaridad afroasiática, a la que también acudió la URSS, con mayor peso que otras veces. Los graves problemas suscitados por la lucha de los países del "tercer mundo" sujetos aún a régimen colonial hallaron en la India un defensor cada vez menos activo tal fue el caso de la guerra de liberación argelina. Mientras en 1958 la China popular reconocía inmediatamente al gobierno de los rebeldes argelinos, anticipándose incluso a la URSS, Nehru adoptó una actitud muy cauta. La India tomó también un compromiso de circunstancias ante la crisis de oriente medio en 1958 tras la intervención armada de Inglaterra en Jordania y de los EE.UU. en el Líbano. El gobierno de Pekín en cambio, amenazó con enviar voluntarios.

La posición de China popular se alejaba también notablemente de la asumida por la URSS, mucho más cauta. Fue uno de los primeros síntomas del naciente antagonismo entre los dos mayores países comunistas que se revelaba sobre todo en la sustancial ambigüedad establecidos en las relaciones entre Nueva Delhi, Moscú y Pekín tras el apoyo económico y político prestado por el Kremlin al gobierno de Nehru. Según Pekín la India no ofrecía sobre sus deseos de comprometerse en la lucha contra el imperialismo occidental. Las fuerzas más conservadoras de la burguesía india se habían impuesto, la reforma agraria estaba bloqueada y la economía se apoyaba únicamente en la aportación de capitales extranjeros.

La estrategia de China popular aconsejaba apoyar a la izquierda india, en vez del afianzamiento de las posiciones de Nehru; en cambio, la política de Moscú parecía confirmar la convicción de Pekín según la cual los soviéticos se presentaban en la escena política de Asia, no tanto para prestar una ayuda válida a la lucha contra el imperialismo occidental como por erigirse, también en aquella parte del mundo, como únicos interlocutores de los EE.UU. En 1958 los chinos provocaron una crisis en torno a Formosa, bombardeando las islas de Quemoy y Matsu, justamente para poner aprueba a los dirigentes del Kremlin. Las reacciones soviéticas, tardías y prudentes, demostraron que Kruschev no quería romper el diálogo recién iniciado con Washington para defender las posiciones de China popular. Finalmente, 1959 los soviéticos impugnaron unilateralmente un tratado secreto firmado pocos años antes con Pekín por el que se comprometían a ayudar a los chinos en la fabricación de la bomba atómica.

Aquel mismo año Kruschev viajo a Norteamérica para reunirse con Eisenhower en Camp David, sin haber informado de antemano a los dirigentes de Pekín. La distensión en la URSS y los EE.UU. agravaba la posición de China popular, que además de contar con la hostilidad estadounidense, debía combatir también en el seno del campo socialista para no quedar marginada por la política de Kruschev, encaminada aun entendimiento directo y exclusivo con Washington. Empeñado en el esfuerzo económico del "gran salto adelante", Pekín necesitaba rodearse de Estados que pudieran oponerse a las maniobras de ambos bloques. La India no podía sacar ventaja alguna de su amistad con China popular, pero sí podía obtenerla, tanto por parte norteamericana como soviética, practicando una política antichina.

Además actuando como contrapeso de China popular, Nueva Delhi conservaría la posición de privilegio entre los países del "tercer mundo" que amenazaba perder al distanciarse de los principios del movimiento neutralista. Las diferencias entre las dos potencias asiáticas salieron a la luz publica en 1959, al estallar una revuelta antichina y anticomunista en el Tibet, tras la que el Dalai Lama se refugio en la India. Tropas chinas intervinieron para sofocar la revuelta y Nehru condenó a China popular por la represión efectuada. La tensión entre ambos Estados culmino en 1962 con un enfrentamiento de grandes proporciones en las fronteras de la India; la URSS apoyó inmediatamente al gobierno indio, evidenciando cuán grave se había hecho su ruptura con Pekín.

Los modelos de desarrollo indio y chino, presentados en Bandung como alternativa pacifica en nombre de la lucha común contra el colonialismo y el subdesarrollo, acabaron resultando inconciliables. En contraposición a la coexistencia pacifica propuesta por la URSS China popular acentuó los aspectos más intransigentes de sus análisis políticos. Al propio tiempo, la India terminaba su trayectoria en la conferencia de países no alienados que se celebro en Belgrado en 1961. Nehru sello allí prácticamente aislado, hostil a la convocatoria de la conferencia, ni siquiera había participado en sus preparativos. Su intervención en la misma, genérica y superficial, fue criticada con dureza por los chinos, que se negaron a enviar delegados, al no estar de acuerdo en la elección de Belgrado, capital del "revisionismo" yugoslavo.

De todos modos, Pekín acogió con entusiasmo la confirmación del neutralismo inaugurado en Bandung, extendido ya gracias a la presencia de los delegados latinoamericanos. Pero las esperanzas suscitadas en el "tercer mundo" por el movimiento neutralista en cuánto posibilidad de llevar una política autónoma, se estrellaron contra la voluntad norteamericana y soviética de mantener incompleto control sobre la vida internacional. El primer indicio de esta tendencia fue la nueva política soviética hacía la India, anticipo de una iniciativa análoga por parte de los EE.UU. J. F. Kennedy, consciente de los riesgos que podía comportar la mayor sensibilidad soviética en los problemas del "tercer mundo" abandonó la condena del neutralismo y la actitud de intransigente anticomunismo del decenio anterior.

Proponiendo la concesión de ayudas económicas a los países del "tercer mundo", incluso a los regidos por los gobiernos más progresistas (sospechosos antaño de hacer el juego al comunismo), se colocaba en abierta competencia con la política de Moscú. Las consecuencias del interés de ambas superpotencias en asumir el control, de los países que hasta aquel momento habían conseguido sustraerse a su injerencia directa, condujo durante el decenio de 1960 a una cadena de crisis locales y a la fragmentación de la solidaridad asiática. Al conflicto chino – indio de 1962 siguió en 1965 la guerra entre India y Pakistán por el control del territorio de Kasismir. Aquel mismo año la crisis indonesia, durante lo que el partido comunista sufrió una durísima represión, demostró que Moscú prefería el apoyo del gobierno nacionalista filosoviético de Sukarno a la supervivencia del movimiento comunista indonesio de inspiración china.

Pero la crisis más grave se produjo en el sudoeste asiático. Ya inmediatamente después de la derrota francesa en Dién Bien Phu, los EE.UU. comenzaron a llenar el vacío que Francia dejaba en indochina. Vietnam salía de la guerra de liberación dividido en dos estados: el del norte, controlado por los comunistas de Ho Chi Minh; y el sur, apoyado en seguida por Washington. La escisión del país hubiera debido ser provisional: los acuerdos de Ginebra de 1954 establecían elecciones a celebrar al cabo de dos años para decidir la unificación pero esta cláusula no se aplico nunca. Como jefe del gobierno de Vietnam del sur actuaba el católico Ngó Dinh Diem, autoritario y corrompido, que acabó granjeándose la hostilidad de los budistas a quienes amenazaba en su libertad religiosa.

Estos, aunque en principio eran contrarios al comunismo comenzaron a relacionarse con los ambientes de la guerrilla partisana de inspiración comunista que continuaba viva en el sur tras las división del país, la lucha armada contra el régimen de Diem se intensifico a partir de 1959 hombres y armas afluían en cantidad creciente del Vietnam del Norte en ayuda a los rebeldes, llamados comúnmente por sus enemigos Vietcong ("vietnamitas rojos") y organizados en un movimiento al que se había dado el nombre de Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur. Comenzaba así a producirse una reacción en cadena. En el marco de su política de penetración en el "tercer mundo" J. F. Kennedy consideró que debía apoyar al gobierno de Saigón.

En 1961 los consejeros militares norteamericanos, presentes en Vietnam del Sur desde 1954, alcanzaron la cifra de 15.000; en años sucesivos los EE.UU. pasaron a la intervención directa cada vez más masiva. En 1964, el congreso autorizo al presidente norteamericano Lyndon B. Johnson a que tomase las medidas que considerarse oportuna "para manejar la paz y la seguridad" en Vietnam. Se iniciaron así los intensos bombardeos sobre Vietnam del Norte. La crisis indochina se estaba agravando hasta el punto de hacer peligrar la distensión internacional. El intenso compromiso militar de los EE.UU. no logro detener las acciones del Vietcong, organizados con la técnica de la guerrilla por el general norvietnamita Vo- Nguyen, llamado Giap artífice de la victoria de Dién Bien Phu en 1954 sobre los franceses.

En 1968 el Frente de Liberación Nacional, apoyado por fuerzas regulares norvietnamitas, desencadeno una gran ofensiva en todo Vietnam del Sur, llevando sus acciones de guerrilla hasta la misma capital, Saigón. El 31 de Octubre de 1969 el presidente norteamericano L. Johnson ordenó suspender los bombardeos sobre Vietnam del Norte, condición preliminar para la iniciación de negociaciones con vistas a una solución diplomática del conflicto. A comienzos de 1969, los informes de los servicios de inteligencia norteamericanos ya no ofrecían ningún optimismo "Estamos convencidos de que, a pesar de nuestro potencial militar, jamás podremos vencer en las junglas. Los bombardeos sobre Vietnam del Norte no tendrán efectos positivos ni militar ni políticamente."

Richard Nixon, que había vencido al candidato demócrata Humphrey por amplio margen de votos en las elecciones de Noviembre, convertiría la paz con honor de los últimos tiempos de Johnson en una salida con honor, a través de la llamada vietnamización de la guerra, consistente en la progresiva sustitución de los soldados norteamericanos por las fuerzas de Van Thieu, capaces ahora, al parecer, de defender "solas". El programa de vietnamización permitió entretener a la revuelta de la opinión pública norteamericana, mientras se negociaba en Paris. Tras la victoria de Nixon en las elecciones, las dos delegaciones sudvietnamitas se incorporaron a la conferencia, que sin resultados aparentes y con escasas esperanzas se reunió una vez por semana.

No fue en la avenida Kleber, sin embargo, donde los planes de paz del adversario se rechazaban sistemáticamente por cuestión de principios, es decir, donde se llevo a cabo la negociación decisiva. En Agosto de 1969, según se sabrá tres años después, dos negociadores secretos, de los EE.UU. y de Vietnam del Norte, Henry Kissinger y Le Duc Tho, establecieron los primeros contactos. Las conversaciones cuatripartitas, que sufrían continuadas interrupciones, eran la pantalla tras la que se ocultaba la diplomacia secreta, de la que Nixon se ha mostrado siempre partidario; ese tipo de diplomacia hará posible su viaje a China popular, en Febrero de 1972.

El ritmo de la guerra no se redujo con la progresiva retirada de los soldados. En Marzo de 1970, los norteamericanos vieron con simpatía un golpe derechista en Camboya, que apartaría del poder al príncipe Sihanuk, quien en su difícil equilibrio había accedido a la instalación de zonas de paso y avituallamiento norvietnamitas. Los norteamericanos apoyaron a su protegido, el general Lon Nol, que proclamó la República camboyana; ello les facilitaba la destrucción de los santuarios norvietnamitas, extendiendo así el conflicto. A las ofensivas comunistas en Vietnam del Sur siguieron los bombardeos de castigo contra Vietnam del Norte.

Ya en la última fase del conflicto los comunistas desencadenaron una gran ofensiva en la primavera de 1972, seguida de la consiguiente réplica mortífera, acompañada ahora del minado de los puertos norvietnamitas. Desde el mes de Mayo, Kissinger y Le Duc Tho habían reanudado sus regateos negociadores, de los que pronto el mundo tuvo noticia. Nixon, candidato a la reelección, pretendía aparecer como el hombre que ha cumplido su palabra. En los últimos días de Octubre, Kissinger anunciaba que "la paz se encuentra al alcance de la mano". Había ya fecha para la firma de los acuerdos. Fue Thieu, sin embargo, temeroso de verse sacrificado, escasamente consultado por su nula representatividad ante el pueblo de Vietnam (difícilmente puede engañar a nadie, pero menos a los norteamericanos), el que torpedeó la firma de los acuerdos en la fecha prevista.

El amplio margen de votos alcanzados sobre su rival demócrata Mc- Govern, permitirá a Nixon el nuevo empleo del recurso de la fuerza, entre los días 18 y 29 de Diciembre, cuando se registrarán sobre Hanoi y Haifong los bombardeos más devastadores de toda la guerra. Kissinger y Le Duc Tho volverán a encontrarse en Enero, y el día 27 las cuatro delegaciones firmarán los acuerdos. En un plazo de 60 días, Nixon podrá devolver los últimos soldados a casa y repatriar a todos los prisioneros que retienen Hanoi y el GRP de Vietnam del Sur. Durante los próximos meses, los sudvietnamitas se seguirán disputando posiciones, cara el momento en que tenga que decidirse el futuro de la zona, y las violaciones del alto al fuego se contarán por millares.

La ficha de dominó vietnamita ha caído y los EE.UU. no lo han podido impedir. En la nueva estrategia política y diplomática de Nixon, que admite incluso la colaboración con China comunista, los EE.UU. ya no parecen interesados en el sudeste asiático. Una nueva aventura ya no será posible, pues el Senado ha bloqueado los fondos de guerra. El 13 de Junio, las cuatro partes volverán a reunirse en París para firmar nuevos compromisos que aseguren el cumplimiento de los anteriores.

En el continente asiático se da un acontecimiento político e ideológico, social, cultural y económico de gran importancia como fue la revolución china. Este hecho de gran impacto mundial en su momento. Dado, la dimensión geográfica y el peso poblacional en el país en que se daba. Como China genero un cambio geopolítico total en el continente asiático. Lo primero es empezar por el principio del relato histórico.

Es así que, la ocupación japonesa de China y la II guerra mundial no fueron más que una pausa, no siempre desaprovechada, en la estrategia de la larga marcha, que Mao Tse- Tung, al frente de un movimiento de amplia base campesina, había iniciado en 1927 y que llevaría al establecimiento del socialismo en el antiguo imperio. Los comunistas de Mao y los nacionalistas de Chang Kai-chek habían establecido una tregua para hacer frente a la ocupación japonesa.

Terminada la guerra mundial con la rendición de Japón, cuando los chinos reanudaron su guerra civil. El general Marshall, que se encontraba como embajador norteamericano en Pekín, pudo ver la maquinaria y el armamento que llegaban de los EE.UU. oxidándose en los puertos nacionalistas. No ignoraba que el gobierno de Chang Kai-çhek estaba minado por la corrupción y que los viejos caciques vendían al pueblo los alimentos que los EE.UU. enviaban gratis. Durante la guerra, el dólar había alcanzado valores tres veces superiores en las provincias dominadas por los comunistas que en las que se encontraban bajo control del ejercito nacionalista.

Divisiones enteras de Chang Kai-chek se pasaban con su armamento al ejército rojo de Mao. Marshall sabía que sin los comunistas sería imposible gobernar China. El 10 de Enero de 1946, en Nankín, consiguió reunir a Chang Kai-chek con Mao Tse- tung y Chu En-lai. Pretendía conseguir de los tres el compromiso de un Gobierno de coalición. Pero las posturas eran irreconciliables. Tan sólo lograría una tregua que ninguno de los dos bandos respetó. Cada vez era mayor el territorio dominado por los comunistas, que contaban con el apoyo de la población rural.

Después de la batalla de Huau Hai, en la que durante tres meses (Octubre 1948- Enero 1949) se enfrentaron 600.000 hombres por cada bando, el avance comunista era ya incontenible. Pekín cayó el mismo mes de Enero, iniciándose entonces la gran ofensiva hacia la orilla del Yang Tse, cuyo cruce permitiría el dominio de los comunistas sobre todo el territorio. Chang Kai-sek, con los restos de sus ejercito se refugio en la isla de Taiwan., estableciendo en Taipeh la capital de la china nacionalista. La gran ficción de las dos Chinas tiene ahí su comienzo, una instalada en una isla que los japoneses ocuparon durante cuarenta años, con sólo tres millones de chinos que siguieron al ejercito derrotado, que figurará como miembro permanente del Consejo de Seguridad; otra, con casi setecientos millones de habitantes, proscripta de la comunidad de naciones e ignorada.

El 1 de Octubre de 1949, en la plaza Tien An Men de Pekín proclamó la República Popular china. Es decir, la asunción del poder por el Partido Comunista. Mao fue proclamado Presidente por una Asamblea Nacional. La República Popular china surgió de bases completamente diferentes a las de la India. Ya durante la lucha contra los japoneses por la independencia nacional se había iniciado una completa reestructuración del aparato económico y social. El primer objetivo del gobierno de Mao Tse-Tung consistió en la reforma agraria que en poco tiempo (1949- 1952) modificó por completo la faz de la China campesina. Se redistribuyo la tierra y los campesinos se organizaron en cooperativas.

Se establecieron así las premisas de unas nuevas condiciones sociales y culturales en las que el régimen anterior no podría ya reconstruirse. El Partido Comunista Chino tuvo la habilidad de presentar sus directivas políticas como imperativos morales que una vez aceptadas pasaban a ser un modelo para el comportamiento individual garantizando la estabilidad del sistema. En el sector industrial la China de Mao progresó también notablemente, explotando el apoyo casi incondicional de las grandes masas humanas. En política exterior, el régimen comunista de Mao se vincula a la URSS a través de un pacto de amistad, alianza y ayuda mutua (1950).

En 1954, la URSS ayuda a la República Popular China a fabricar su bomba atómica y los técnicos soviéticos son numerosos en Pekín. En política interior en el año 1958 se lleva adelante el llamado "gran salto adelante". Con ello se proponía Mao movilizar al pueblo para aumentar la producción y fomentar un desarrollo económico acelerado en la agricultura y en la industria; capaz de conducir al país a la autosuficiencia. El Partido Comunista Chino afrontó también los problemas de la política internacional considerando necesario para la defensa de los éxitos internos conquistar un lugar propio en el mundo.

En la realización de este propósito Pekín encontraba un obstáculo en la política de los EE.UU., que procuraban crear en torno a China comunista un "cordón sanitario" impidiendo el reconocimiento diplomático de su gobierno. Efectivamente, la diplomacia norteamericana consiguió que el puesto correspondiente a China comunista en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas quedase en poder de los representantes del gobierno nacional de Chang Kai-chek. La tensión se acentuó en el verano de 1958, cuando las tropas de la china popular sometieron a un intenso bombardeo de artillería las islas de Queroy y Matsu, situadas en el estrecho de Formosa y ocupadas por los nacionalistas; aquellas operaciones quedaron sin embargo abortadas por el apoyo militar que los EE.UU. prestaron al gobierno de Chang Kai-chek. En su afán de romper el cerco estadounidense, la República Popular de China se aproximó al movimiento neutralista capitaneado por la India. Los países que lo integraban crearían en torno a China popular una zona donde fuese más difícil la penetración política y militar de los EE. UU. Pekín renunciaba a apoyar los ímpetus revolucionarios de los partidos comunistas presentes en gran parte de los países asiáticos, prefiriendo mantener buenas relaciones con los gobiernos legítimos.

En la política interna el régimen maoísta en el año 1966 lleva adelante la llamada "revolución cultural". Este es un movimiento que analizaba la realidad política china de acuerdo con una interpretación radical del pensamiento marxista. Es decir, el marxismo-leninismo pensamiento de Mao Tse-tung. La "revolución cultural" es apoyada y extendida por los "guardias rojos" grupos de estudiantes organizados que actuaban como fuerza de choque en el terreno ideológico fundamentalmente en su primera etapa. En este proceso de cambio ideológico jugo un gran papel el ministro de defensa del régimen maoísta Lin Piao.

La "revolución cultural" se basaba en la tesis maoísta sobre la necesidad de continuar la lucha de clases incluso después de instaurada el régimen socialista, a fin de impedir el fenómeno de involución política y social que pudieran llevar al restablecimiento de la estructura de tipo capitalista. La permanente tensión revolucionaria a que de esta revuelta eran llamadas las masas chinas contrastaba con la política de coexistencia pacifica perseguida por la URSS respecto del mundo occidental, contribuyendo por lo tanto a profundizar las divergencias entre Moscu y Pekín, culminadas en 1969 con diversos choques armados en las fronteras entre ambos países.

Estas divergencias entre los gigantes comunistas habían empezado en el XX congreso del Partido Comunista de la URSS en el año 1956. En un primer informe, a cuya lectura asistieron los representantes de los partidos hermanos Nikita Kruschev acuso a José Stalin de megalómano y denuncio los errores del culto a la personalidad. En una sesión a puerta cerrada, después, ante los delegados soviéticos exclusivamente, Kruschev condena las concepciones dogmáticas de Stalin en la historia y en la economía, hace una denuncia de sus crímenes al tiempo que le responsabiliza de la deportación de pueblos enteros, así como la muerte de "varios millares de valientes y honrados comunistas como consecuencia de monstruosas falsificaciones."

Esta dura crítica a Stalin repercutió fuertemente en todos los partidos comunistas del mundo entero. Estando a favor o en contra del informe político de Kruschev. Es decir, con la política de crítica a la figura de Stalin. En el Partido Comunista de China dirigido por Mao hizo una valoración negativa de la política de crítica a Stalin por parte de Kruschev. Los comunistas chinos entendían que Stalin había cometido errores pero sus aciertos en la conducción política e ideológica de la URSS cuando él estaba al frente del país fue positivo. En otras palabras, las luces eran más fuertes que las sombras. En este sentido criticaban duramente a Kruschev por hacer una valoración muy negativa de Stalin. De ponerlo como un dios ahora pasaba hacer el diablo.

Además, veían en esta política soviética un comienzo de un revisionismo de derechas. Es decir, en nombre de la crítica al dogmatismo marxista-leninista de la era staliniana se apartaban de los principios del socialismo. Los comunistas chinos a diferencia de los soviéticos mantenían en alto el retrato y la figura de Stalin. A comienzo de la década de los sesenta del siglo pasado la polémica chino – soviética se hizo muy violenta. Es decir, aumento el voltaje los comunistas chinos atacaban el "revisionismo contemporáneo" personificado en el "falso comunismo" de Kruschev, mientras los soviéticos criticaban el "dogmatismo" de los comunistas chinos.

Los temas que abarco la polémica fueron variados. Uno de ellos consistió en la estrategia mundial del movimiento comunista. Desde la publicación en 1960 del folleto "Viva el leninismo", los chinos fueron distanciándose explícitamente de la política que había emprendido la dirección soviética. Mientras en Moscú se indicaban los peligros de una guerra atómica para la humanidad y se formulaba una línea general de coexistencia pacifica con EE.UU. (sintetizada en lo que se llamo "espíritu de Camp David"), en Pekín se ponía el acento en la necesidad de impulsar luchas revolucionarias contra el imperialismo yanqui. Hubo intercambio de cartas entre los comité centrales de ambos partidos y por fin, en 1965, los chinos dieron a conocer su propuesta acerca de la línea general del movimiento comunista, en la que condenaban en 25 puntos los pilares de la nueva estrategia que proponían al mundo en lugar de la soviética. Poco a poco fue abriéndose paso la figura de un comunismo más revolucionario cuyas filas integraban activamente los chinos, y un comunismo más dispuesto al compromiso, concentrado en consolidar su posición sin arriesgar demasiado, con epicentro en Moscú.

Resulto natural que, junto a la línea general, se entrara a discutir la política interna de cada Estado. Para los soviéticos resultaba ajeno al criterio marxista de dictadura del proletariado el sistema chino, prodigándole calificativos como el de pequeño burgués, campesino, gobierno personal de Mao-Tse-tung. En cambio desde el campo maoísta se consideraba que los soviéticos habían iniciado un camino peligroso que los conduciría a la restauración del capitalismo. Igualmente entró en el juego el plano teórico, La ortodoxia de Moscú no daba cabida a los experimentos inusitados que se hacían bajo la jefatura de Mao. En cambio los chinos conceptuaban las incursiones teóricas de Kruschev (y posteriormente de Brezhnev) como la más flagrante revisión del espíritu revolucionario del marxismo-leninismo.

El clímax se alcanzo cuando en la URSS se dijo que había concluido la dictadura del proletariado para sustituirla por el estado de todo el pueblo. Nada pudo irritar más los ánimos de los partidarios del "pensamiento de Mao Tse-tung", la disolución de la dictadura del proletariado era la prueba flagrante de la traición de los dirigentes moscovitas, de su disposición en abrir paso al capitalismo y transar con el odioso imperialismo yanqui. Este último tema ha sido la piedra angular de la propaganda china. El Estado soviético dicen los comunistas chinos, degenerado por el "revisionismo" o convertido en social imperialismo tiende a pactar, o ya a pactado con EE.UU. la división del mundo en esferas de influencia, lo que implica un acuerdo para frenar las luchas revolucionarias en todos los continentes como es lógico, se delinearon dos estrategias acerca de los movimientos revolucionarios en Asía, África y América Latina.

Para el comunismo chino convenía impulsar estos "centros de tormenta", con el afán de acosar la ciudadela norteamericana. Para la política soviética era prudente esperar que las respectivas burguesías orientasen a sus países por la vía del desarrollo industrial, en la espera de que surgiese en ellos una clase obrera numerosa, susceptible de admitir términos de comparación con las conquistas materiales en la URSS y buscar por la conveniencia económica el acercamiento con esta. Para los comunistas chinos en la URSS estaba consumada la restauración capitalista y el acuerdo entre las dos "superpotencias" (los soviéticos y los norteamericanos) para repartirse el mundo y refrenar los movimientos revolucionarios.

Es entonces que el debate político e ideológico entre los comunistas chinos y los comunistas soviéticos se enmarcan en lo que Vivian Trías califica de contradicción "que confronta a las potencias socialistas entre si. " Es decir, un fenómeno nuevo que vivía el "campo socialista" desde la revolución bolchevique de octubre del año 1917. Entrando en el continente latinoamericano más concretamente en la zona del caribe se da un acontecimiento de un gran impacto político en su momento. Como lo fue la revolución cubana liderada por Fidel Castro en la mayor de las islas del caribe en el año 1959. Esta revolución repercutió fuertemente en todo el continente latinoamericano.

Pero, comencemos por el principio de esta historia. El 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes cubanos con ideas liberales, aunque con ansias reformistas, intentaron tomar por asalto un cuartel de Santiago. Se agrupaban en torno al joven abogado Fidel Castro y aspiraban a derrocar al dictador Fulgencio Batista. La operación, que aspiraba sucesivamente a la toma de un cuartel, de una ciudad, de una provincia y del país entero, fracasó. Los supervivientes después de haber pasado por las cárceles de Batista, se reagruparon en México, donde en 1956 prepararon el desembarco en la isla. Con ellos se encontraba ya el médico argentino Ernesto Guevara más conocido con el apodo del "Che", que escapó de Guatemala en la caída del gobierno progresista de Arbenz.

El 2 de Diciembre de 1956, Fidel Castro se trasladó de nuevo a Cuba. Solo quedaron 12 supervivientes entre las 82 personas que salieron de México en el yate "Granma". En la vecina Sierra Maestra, Oriente, se reagruparon y desencadenaron la guerrilla contra el dictador. Los guerrilleros castristas de la Sierra Maestra mantuvieron con el tiempo un vinculo que no tubo ajeno a sufrir contradicciones con las fuerzas políticas y sociales que luchaban contra la dictadura en las ciudades particularmente en La Habana.

En Enero del año 1959, el ejército rebelde victorioso se instalaba ya en La Habana. Las primeras medidas del nuevo primer ministro, Fidel Castro, serían la rebaja de los alquileres y la abolición del juego. Definió su futura política como un nuevo humanismo: "Ni pan sin libertad ni libertad sin pan." Será a partir del 17 de Mayo cuando dicte la reforma agraria, y cuando los EE.UU. y los terratenientes cubanos empiecen a inquietarse. En Octubre, aviones sin identificar, provenientes de Florida, incendiaron con bombas las plantaciones. Castro empezaba a resultar un dirigente incómodo, que incluso firmaba un contrato para la adquisición de petróleo a la URSS, carburante que las refinerías de propiedad norteamericana se negaron a tratar.

Empezaban a reconocer su error los que habían visto en Fidel Castro a un golpista más. El 6 de Junio de 1960, los EE.UU. suspendía la cuota azucarera cubana. Las nacionalizaciones de empresas norteamericanas es el hecho fundamental de ese periodo en Cuba, que ya había proclamado su voluntad de estrechar sus relaciones con los llamados países socialistas, ve interrumpidas el 3 de Enero de 1961 sus relaciones con los EE.UU., que en el mes de Abril patrocinarían el desembarco en bahía de los Cochinos por parte de mercenarios cubanos anticastristas. El 1 de Mayo, la República de Cuba se proclamará socialista, y el 1 de Diciembre se rectificará el carácter marxista-leninista de la revolución.

El garrote norteamericano adoptará formas más sinuosas: el boqueo económico de la isla. El 31 de Enero de 1962, en el lujoso balneario uruguayo de Punta del Este, Cuba es expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA). Sólo cuatro países mantienen relaciones con la isla caribeña. Chile, Bolivia, Uruguay y México. En Octubre de 1964, la OEA acuerda en Washington sanciones colectivas. Sólo México resiste a las imposiciones norteamericanas. Los demás, sometidos al vasallaje y al compromiso, ceden a la política de represalias. El ejemplo de la revolución cubana según la visión geopolítica norteamericana constituía una amenaza permanente para la estabilidad continental. Es decir, la revolución castrista ejercía una gran influencia política e ideológica sobre gran parte de los grupos y partidos de izquierda latinoamericanos y especialmente en la juventud universitaria.

Como bien lo dijo el comandante Ernesto Che Guevara "Nunca en América se había producido un hecho de tan extraordinaria características, tan profundas raíces y tan trascendentales consecuencias para el destino de los movimientos progresistas del continente como nuestra guerra revolucionaria. A tal extremo, que ha sido calificada por algunos como el acontecimiento cardinal de América y el que sigue en importancia a la trilogía que constituyen la Revolución rusa, el triunfo sobre las armas hitlerianas con las transformaciones sociales siguientes, y la victoria de la Revolución china."

Al presidente norteamericano Kennedy no se le ocultaba que el descontento de las masas era el mejor caldo de cultivo de un nuevo proceso revolucionario castrista. Para evitar que surgiese y tener que acudir entonces con la comprometida presencia militar, Kennedy propondría la Alianza para el Progreso, por la que se destinarían 20.000 millones de dólares en los próximos diez años en obras de infraestructura y desarrollo en los veinte países firmantes de la Carta de Punta del Este en el año 1961. Seria el presidente norteamericano Nixon el que enterrase definitivamente la Alianza para el Progreso, después de haber comprobado su fracaso.

En 1970, el descontento en los países de Latinoamérica era todavía mayor, el dinero de Washington había sido mal administrado, la deuda exterior había aumentado y la tasa de crecimiento era reducidísima. Los países amigos de los EE.UU. reclamaban ahora una mejor redistribución de las materias primas y acusaban a la Alianza para el Progreso de ser un cataplasma para un tumor canceroso, cuando no un instrumento de penetración manejado por el departamento de Estado y por Wall Street. Ya desde sus primeras dificultades con EE.UU; la Cuba castrista alentó la insurrección armada en América Latina. Hasta el año 1968, La Habana no apoyó otra vía de liberación que la guerra de guerrillas rurales. Los cubanos castristas anatematizaron a los partidos comunistas latinoamericanos que dentro de cada país intentaban mantenerse en la legalidad "burguesa", dirigiendo sus dardos verbales contra la URSS por los créditos concedidos a los que La Habana calificaba de regímenes oligárquicos y represivos, y por el papel dirigente que intentaba desempeñar en el movimiento comunista mundial. Moscú veía en la guerra de guerrillas rurales una forma peligrosa e infantil de aventurerismo. Para encender un foco guerrillero en algún lugar de América Latina, abandono el comandante Ernesto Che Guevara, en 1965, todos los cargos que le otorgara el régimen castrista, recordando en un mensaje llegado a La Habana, que es necesario crear "dos, tres, varios Vietnam…"

En ese mismo mensaje Ernesto Che Guevara dice lo siguiente "En definitiva, hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo. La participación que nos toca a nosotros, los explotados y atrasados del mundo, es la de eliminar las bases de sustentación del imperialismo: nuestros pueblos oprimidos, de donde extraen capitales, materias primas, técnicos y obreros baratos y a donde exportan nuevos capitales – instrumentos de dominación – , armas y toda clase de artículos, sumiéndonos en una dependencia absoluta. El elemento fundamental de esa finalidad estratégica será, entonces, la liberación real de los pueblos; liberación que se producirá, a través de la lucha armada, en la mayoría de los casos, y que tendrá, en América, casi indefectiblemente, la propiedad de convertirse en una revolución socialista. Al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados Unidos de Norteamérica. "

Para el comandante Ernesto Che Guevara la lucha contra el imperialismo yanqui enemigo principal de los explotados y dominados del mundo particularmente de los latinoamericanos, se lleva adelante haciendo la revolución mediante la vía armada para instaurar el socialismo en el continente latinoamericano. La lucha antiguerrillera, sin embargo, evolucionaba hacía por las más perfectas. Los militares latinoamericanos pasan ahora varios meses en escuelas norteamericanas de lucha antisubversiva, en la que los agregados en las legaciones estadounidenses son verdaderos especialistas. Las guerrillas sufrieron repetidos reveses en toda América Latina y el día 8 de octubre de 1967 las autoridades bolivianas pudieron comunicar que habían capturado y dado muerte al propio comandante Ernesto Che Guevara.

La influencia que la muerte de Guevara pudo ejercer sobre La Habana para que allí adoptase una nueva estrategia, resulta difícil de saber. Lo evidente es que a partir de ahora, las solemnes declaraciones de apoyo al movimiento guerrillero se irán mitigando, y que los puntos de vista de los cubanos castristas se acercarán al realismo soviético. Cuba, a la postre, le costo a la URSS un millón de dólares diarios, que, como reconocerá Fidel Castro a partir de 1968, le permitieron sobrevivir, La Habana apoyaría ahora procesos como el de la Unidad Popular de Chile, salido de unas elecciones, descalificando a los que se encuentran a la izquierda del mismo, y el que ponen en marcha los militares reformistas peruanos.

En la década de los sesenta del siglo pasado los EE.UU. a través de la administración demócrata llevaron adelante planes intervencionistas en diferentes planos (político, económico, militar y cultural) para influir en la opinión publica, en las elites (culturales y económicas) y en los gobiernos de los diferentes países latinoamericanos. Este intervencionismo tenía como objetivo que Latinoamérica siga siendo en términos geopolíticos el "patio trasero" de los EE.UU. Es decir, que los gobiernos latinoamericanos y sus sociedades sean aliados políticos e ideológicos y militares al imperialismo yanqui.

Esto se acentuó cuando la revolución cubana y sus lideres más representativos Fidel Castro y Ernesto Che Guevara adquirieron un gran prestigio e influencia política ideológica principalmente en las juventudes universitarias de América Latina. El ejemplo cubano se lo veía como modelo a tener presente por la nueva izquierda Latinoamericana que criticaba las posiciones que adoptaban los partidos comunistas del continente ante el debate de las vías o caminos que debía adoptar la revolución en América Latina.

Esta efervescencia juvenil que tocaba todas las esferas de la sociedad llevo a que los gobiernos de los EE.UU. lanzaran una contraofensiva siendo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) el instrumento fundamental para realizar la gran tarea. Es por eso que la CIA en colaboración con las policías locales de los países de América Latina las entrenaba en el combate e infiltración de los gremios obreros y movimientos estudiantiles. Les enseñaban a torturar estudiantes y obreros izquierdistas. Como también en patrocinar fundaciones para atraer a los intelectuales latinoamericanos.

En plano militar se entrenaban a los militares de toda América Latina en la Escuela de las Américas. Estos entrenamientos se centraban en enseñar a los alumnos militares las estrategias y tácticas de la lucha antiguerrillera para enfrentar con eficacia y eficiencia a las guerrillas urbanas y rurales izquierdistas. Que actuaban en diferentes países latinoamericanos. Esto se hacía con la complicidad de gobiernos de derecha aliados a los EE.UU. en la lucha contra los movimientos y partidos izquierdistas. En resumen, los EE.UU. ante el avance de la revolución castrista en Cuba y de los movimientos y partidos de izquierda antiimperialista decide pasar a la contraofensiva y derrotar este avance tratando de intervenir en los asuntos internos de los países latinoamericanos. En los ámbitos político, cultural y militar.

Otro fenómeno que se da en el plano de la economía en el mundo capitalista es una norte-americanización de la economía mundial debido a que los EE.UU. se convierten en la potencia integradora y hegemónica del mundo capitalista. Esta norte-americanización de la economía capitalista mundial se instrumenta a través de la conformación de un nuevo sistema monetario (Gold Exchange Standard) sustentado en el "patrón dólar" pieza clave de este proceso hegemónico. A esto, se le añade el Plan Marshall concebido para ayudar financieramente a las economías europea y japonesa.

Dado, que tanto una como otra se encontraban deseosas de tener dólares y que las corporaciones norteamericanas invirtieran en sus mercados nacionales. En definitiva, es la aplicación de estas políticas por parte de los EE.UU. hacia Europa occidental y Japón. Que norte-américa se convierte en la potencia integradora y hegemónica de este nuevo modelo capitalista. Que es el capitalismo monopólico-estatal. Como bien dice Vivián Trías:

"La integración mundial del capitalismo se produjo después de la segunda guerra, pero no por acuerdos, o pactos, o convenios, sino merced a la vigencia del desarrollo desigual que rigió la expansión de esa potencia, los Estados Unidos, como eje integrador del capitalismo mundial. La ley del desarrollo desigual jamás había operado tan a favor de la Unión, como estos últimos años. Hemos seguido prolijamente, casi paso a paso, el procedimiento gestador del fenómeno. La integración mundial del capitalismo equivale a la "norte-americanización" de la economía internacional desde una cara y a la "internacionalización" de la economía norteamericana desde la otra."

Esta dialéctica como señala Trías de la "norte.americanización" de la economía internacional y la "internacionalización" de la economía norteamericana alcanza su auge en el llamado boom Kennedy- Johnson en la década de los sesenta del siglo pasado. Este boom económico tiene sus causas y Trías lo analiza de la siguiente manera:

"¿Cuáles son las causas de este excepcional boom que lleva el nombre de los presidentes de la época, Kennedy- Johnson? 1) Todos los factores antidepresivos que hemos analizado más arriba mantienen su vigencia y algunos que parecían agotarse en el lapso critico 1958- 1961, se revitalizan influidos por los resultados de otros factores nuevos. 2) Entre estos últimos, se destaca la política de desgravación de impuestos enérgicamente aplicada por las administraciones demócratas de 1960 a 1968. 3) A comienzos de los "60 se produce una nueva oleada armamentista, similar a la de principios de los "50. La guerra de Vietnam se agrava. Se hace más ostensible y necesario para el régimen, el rol de gendarme del capitalismo internacional que desempeñan los Estados Unidos. 4) La "explosión tecnológica" alcanza su cenit en esta década. Como lo veremos, ello se vincula a la "norte-americanización" de la economía internacional. 5) Lo decisivo, a nuestro entender, es el ritmo de vértigo de la expansión imperial norteamericana. Es justamente en los "60 que maduran las superestructuras político- jurídicas de la integración mundial de la economía, el proyecto del Gran Designio propuesto por Kennedy, los frutos del Mercado Común Europeo y de la Asociación de Libre Comercio y el desarrollo de los instrumentos integracionistas latinoamericanos."

Todas estas causas recién citadas están interrelacionadas entre si. Pero hay una que es decisiva como señala Trías. Es la maduración en la década de los sesenta del siglo XX las superestructuras político- jurídicas de la integración mundial de la economía, el proyecto del Gran Designio propuesto por Kennedy, los frutos del Mercado Común Europeo y de la Asociación de Libre Comercio y el desarrollo de los instrumentos integracionistas latinoamericanos.

Hay otro fenómeno económico que es la "norte-americanización" de la banca internacional. En relación a esto y a sus causas Trías dice lo siguiente:

"También la banca internacional se ha "norte-americanizado" así como la banca norteamericana se ha "internacionalizado". Varias causas se han conjugado en ese proceso. 1) La extensión del poder militar de Estados Unidos a todo el mundo capitalista, lo que requiere financiación. 2) La hegemonía industrial y tecnológica norteamericana a escala mundial. 3) La "dictadura del dólar" en el sistema monetario internacional. 4) El desarrollo de las corporaciones trasnacionales en la esfera bancaria. 5) La crisis del dólar, el desbalance en la cuenta de pagos americana, lo que impulsa a los banqueros yanquis a buscar, afanosamente recursos en los mercados de capitales de todo el mundo para financiar el funcionamiento y la expansión del imperio."

Es así que estas causas recién citadas que señalan el proceso de "norte-americanización" de la banca internacional y a su vez su "internacionalización". Es un rasgo más de que los EE.UU. es la potencia integradora y hegemónica del mundo capitalista. A esto no están ajenos los países dependientes y subdesarrollados del tercer mundo incluidos los latinoamericanos. Estos están sometidos en su gran mayoría según la correlación de fuerzas de la lucha de clases en cada sociedad a diferentes niveles de explotación económica y dominación política. Por parte del imperialismo yanqui asociado a las oligarquías nativas.

En relación a este proceso Trías dice lo siguiente:

"La tendencia integracionista del capitalismo monopólico-estatal también alcanza, por supuesto, a los países dependientes del Tercer Mundo. Se traduce, precisamente, en una implacable sistematización y perfeccionamiento de la explotación de aquellos. Cada vez son más frecuentes las asociaciones de las corporaciones transnacionales para explotar los recursos y el trabajo de tal o cual nación tercermundista. Vale decir, el fenómeno imperialista se "internacionaliza" y lo hace de acuerdo a la ley del desarrollo desigual, integrando a las potencias secundarias al eje de la potencia dominante."

De lo citado se desprende que para Trías el fenómeno imperialista se "internacionaliza" y lo hace de acuerdo a la ley del desarrollo desigual, integrando a las potencias secundarias al eje de la potencia dominante. Además, de la implacable sistematización y perfeccionamiento de la explotación de los países dependientes y subdesarrollados del tercer mundo debido a la tendencia integracionista del capitalismo monopólico-estatal. Que esta encabezado por los EE.UU.

En Latinoamérica el tema de la integración esta en el orden del día. Una integración de los países latinoamericanos que se plantea funcional a la política integracionista de los EE.UU. En este sentido Trías dice lo siguiente:

"El equilibrio de poderes como principio esencial de la política imperialista es abandonado, gradualmente, por el integracionismo, por la "norte-americanización" del poder internacional. Es el resultado natural del extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas. El equilibrio de poderes corresponde a un cierto grado de crecimiento de aquéllas, que se expresa en la vigencia irrestricta de los estados nacionales ricos; es un mundo pluripotencial, en que las contradicciones inter-imperialistas determinan el sentido de la historia. Pero la "norte-americanización" de la economía internacional y la "internacionalización" de la economía norteamericana, provocan la caducidad de aquella arquitectura política."

Es así que, en la década del sesenta del siglo XX además de la Alianza para el Progreso lanzada por la administración Kennedy se crea la Asociación Latino-americana de Libre Comercio (ALALC). Propuestas diferentes entre si pero tienen el denominador común de no cuestionar el poder imperial de los EE.UU. sobre el continente latinoamericano. Están enmarcadas dentro del sistema capitalista de producción. Sin poner en "jaque mate" a la dependencia y el subdesarrollo que azota a los países latinoamericanos.

Otro fenómeno que experimenta el continente latinoamericano en la década de los sesenta del siglo XX es la inestabilidad política en muchos de sus países. Que en algunos de estos desembocaron en dictaduras cívico-militares. El caso paradigmático de dictadura cívico-militar en Sudamérica es la República Federativa del Brasil. El 31 de Marzo de 1964 los militares dan un golpe de estado apoyado por el gobierno de turno de los EE.UU. encabezado por el presidente Johnson. Contra el presidente constitucional Jango Goulart. Que era un gobierno nacionalista y reformista.

El golpe de estado dado por los militares brasileños es de derecha de raíz anticomunista de neto corte oligárquico y aliado al imperialismo yanqui. El comandante Fidel Castro hace un brillante análisis del gobierno de Goulart y del golpe de estado. Es así que, dice lo siguiente:

"Y los hechos del Brasil lo demuestran: decir que Goulart era comunista es en realidad el colmo. El Presidente destituido de Brasil trataba de realizar una serie de reformas sociales, de esas mismas reformas que hipócritamente defendían los propugnadores de la Alianza para el Progreso. Brasil es un país enorme, cuya población crece extraordinariamente, y es un país saqueado por los monopolios yanquis. Goulart no hizo una Reforma Agraria como la nuestra, estableció ciertas medidas imprescindibles para evitar la salida de divisas del país. No es que prohibiera la salida de divisas, sino que limitaba las ganancias que podían extraer los monopolios norteamericanos; no es que hiciera una ley contra el latifundio, sino hizo una ley contra los latifundios que estaban a la orilla de las carreteras; no es que nacionalizara las empresas yanquis, nacionalizó algunas empresas de servicios públicos y algunas empresas petroleras. Sin embargo, el Presidente Goulart fue derrocado por un golpe de cariz reaccionario, uno de cuyos principales cerebros fue el hombre más reaccionario de este Continente; un señor que, incluso, como solución al problema de la mendicidad en Río Janeiro donde es gobernador, como solución, propugnaba la eliminación física de los pordioseros, que es lógico que allí abunden como todo país subdesarrollado y explotado; un señor de mentalidad fascista, el gobernador del Estado de Guanabara, Lacerda, o "el cerdo", como lo quieran llamar. Y esos elementos, aliados a los elementos reaccionarios de las Fuerzas Armadas, llevaron adelante el plan golpista fraguado por el Pentágono y el Departamento de Estado Yanqui. Y estas cosas hay que decirlas con toda claridad cuesten lo que cuesten. Si los imperialistas creen que nosotros vamos a callarnos nuestras opiniones sobre el Golpe de Estado están muy equivocados. Lo que tenemos es que venir a denunciar la naturaleza de ese movimiento, lo que tenemos que hacer es denunciar los propósitos de ese movimiento. Y ese Golpe de Estado no fue sólo un Golpe contra Brasil, fue un Golpe contra el Continente, fue un Golpe, desde luego, que forma parte de la estrategia a largo plazo del imperialismo contra Cuba, fue un Golpe no sólo contra Brasil sino también contra Cuba. Pero no fue un Golpe sólo contra Cuba Socialista y Revolucionaria, fue un Golpe contra el movimiento democrático, no ya el movimiento izquierdista, no ya el movimiento socialista, no ya el movimiento comunista. ¡No! ¡Fue un Golpe, incluso, contra las fuerzas progresistas, no socialistas y no comunistas!

Lo resaltable del largo análisis del comandante Castro es que el golpe de estado dado por los militares brasileños derechistas contra un gobierno constitucional en Brasil y por ser un país continente fue un golpe contra el continente latinoamericano. Los militares golpistas brasileños estaban dispuestos a que su país jugará el status-rol de sub- imperio privilegiado por los EE.UU. en Latinoamérica. Otro golpe de estado importante dado por los militares es el que se da en la República Argentina. El 28 de Junio de 1966 el Teniente General Juan Carlos Onganía accede al poder en la Argentina encabezando un golpe de estado cívico-militar de derecha contra el gobierno constitucional de origen radical liderado por Arturo Illia.

Las causas del golpe de estado dado por los militares argentinos son de índole económica (la anulación de los contratos petroleros con las compañías extranjeras) y de disputa por el liderazgo de Sudamérica con Brasil. Es decir, los militares derechistas argentinos le reprochaban al presidente Illia el dejar que Brasil adopte libremente el status-rol de país sub, imperialista de América del Sur. Para ellos la Argentina tenía que asumir ese status-rol.

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