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Razón y Visiones del Nacionalismo

Enviado por Augusto N. Lapp M.


Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Resumen
    2. Introducción
    3. Origen de las naciones y el nacionalismo
    4. Las visiones académicas: sus teorías y enfoques del nacionalismo
    5. Las visiones geopolíticas: sus tesis y doctrinas del nacionalismo
    6. A manera de síntesis: el análisis del nacionalismo desde una visión de la totalidad
    7. Anexo: una nota imprescindible
    8. Bibliografía básica

    Resumen

    En este artículo, que es parte de investigación mayor, se pretende realizar un análisis desprejuiciado y objetivo del nacionalismo y las diferentes visiones que han sido utilizadas para explicar este fenómeno. En este sentido, primero se comienza por hacer una revisión de los diferentes abordajes realizados por algunas disciplinas de las ciencias sociales en torno a los problemas de definir el concepto, tipos, tareas y el contexto histórico del nacionalismo. De igual forma, se intenta revisar algunas de las principales doctrinas geopolíticas desarrolladas sobre este tema. Tales doctrinas son las que han sido elaboradas por: 1) el eurocentrismo, 2) el marxismo, 3) el imperialismo, 4) el reformismo liberal y, 5) el proyecto popular revolucionario. Luego, se ofrece una síntesis de las proposiciones teóricas más destacadas y pertinentes, pero esta vez procurando interpretarlas desde una visión de la totalidad. Pero el propósito de la investigación no es sólo buscar una explicación objetiva del nacionalismo, sino también contribuir a aclarar sus reales dimensiones e importancia para el momento presente, al mismo tiempo que se desmantelan equivocadas o tal vez mal intencionadas propuestas en este terreno. Un estudio serio de esta materia podría facilitar la formación de una conciencia social y nacional, tan necesarias en este momento de evidentes tendencias globalizadotes en las relaciones internacionales, pero también de peligrosas pretensiones imperialistas.

    Introducción

    Con cierta frecuencia oímos o leemos a algunos teóricos afirmar que cuando se habla de los conceptos de nación, nacionalismo o soberanía nacional, "ahora que nos encontramos en la Era de la globalización", se está incurriendo en un anacronismo y una pérdida de tiempo. En verdad, estos conceptos significan realidades que tienen un tiempo histórico, por lo tanto, no son eternos. En el caso del nacionalismo, éste ha funcionado además como una idea multipropósitos. Así, si bien ya existían con anterioridad expresiones más sentimentales que ideológicas de patriotismo (de "protonacionalismo" según Hobsbawm, o "nacionalitarias" en Vilar), se afirma que las naciones y el nacionalismo surgieron en Europa a mediados del siglo XVIII como efecto del desarrollo capitalista y el deseo de la burguesía en ascenso por apropiarse y unificar el Estado, para que éste a su vez permitiera la unificación de territorios y pueblos dispersos del régimen feudal en una sola nación y un mercado propio. A continuación, vino la expansión de ese mercado y entonces sirvió para justificar las guerras de conquista de naciones (que es como decir de otros mercados), el colonialismo y más tarde el imperialismo, todo en nombre de un supuesto destino histórico de las naciones desarrolladas. Posteriormente, al terminar la Segunda Guerra Mundial, se constituyó en el fundamento teórico para los movimientos de liberación de los países colonizados del Tercer Mundo. Más reciente, y en especial en América Latina, también fue utilizado como excusa por los partidos demagógicos y clientelares para concentrar todas las riquezas en el Estado y luego poder meter sus manos en las arcas nacionales. Finalmente, hoy el nacionalismo representa, por una parte, la natural aspiración de independencia y reafirmación nacional de los pueblos que luchan por salir del neocolonialismo, la dependencia y el subdesarrollo, y por la otra el objetivo a aniquilar por parte del neoliberalismo y las políticas hegemónicas de los grandes centros de poder mundial.

    Así podemos observar que el nacionalismo es atacado en diversos frentes. En primer lugar, por algunos importantes "intelectuales de acción", es decir, funcionarios y asesores del "establishment" gubernamental y de ciertas organizaciones privadas en los países centrales. Entre sus más elaboradas teorías está la que presenta a la democracia neoliberal como la expresión más acabada de un pretendido fin de la historia, de las fronteras nacionales, de las ideologías y, por supuesto, de la lucha de clases (ejem: Fukuyama, 1992). Por otra parte, el ataque viene desde un antropologismo absoluto que deifica el concepto de cultura, en especial la de una civilización occidental, moderna y que supuestamente todo el mundo quiere imitar (ejem: Huntington, 1996). Según este antropologismo, el impacto de esa "cultura-mundo", y junto a ella el multiculturalismo regional, "hacen estallar los conceptos equivalentes de identidad y nación" (Barbero, 2001). Otro frente se ubica en las posiciones de los teóricos gerencialistas que conciben a la globalización como un proceso "irresistible e irreversible" ante el cual los estados nacionales deben doblegarse. También, acompañando estas posiciones, vemos a ciertos intelectuales de "izquierda" (no podían faltar a la cita) quienes asumen como propias las definiciones convencionales de aquellos mandarines de la globalización (véase al respecto: Boron, 2004). Por ultimo, se encuentran las posiciones de los escépticos y anarquistas quienes partiendo de experiencias singulares (algunas ciertamente negativas) siempre terminan por dudar o negarlo todo: el Estado, la Nación, el nacionalismo, etc.

    ¿Por qué esta "cayapa" ideológica en contra del nacionalismo, especialmente el del Tercer Mundo? ¿A qué intereses responde ese deseo de desmantelar los estados nacionales y desintegrar la identidad y la cultura de sus habitantes? ¿Será de verdad que se pretende que todos los pueblos del mundo acepten la existencia de un estado transnacional, único regente de todas las leyes y poseedor de la más absoluta soberanía global? Y si esto es así, entonces, ¿a qué viene ese gesto de los proponentes de andar cantando himnos patrios y arropándose con el pabellón nacional?

    No obstante, esas descalificaciones y ataques contrastan con la experiencia histórica de los dos últimos siglos donde siempre el nacionalismo ha jugado, para bien o para mal, un papel estelar. También contrastan con el reconocimiento que hacen otros investigadores a la vigencia de este fenómeno: Por ejemplo, para los filósofos R. McKim y J. McMahan (2003, p. 17): "Resulta incontestable que el resurgir del sentimiento nacionalista en muchas zonas del mundo es uno de los más importantes y menos previstos fenómenos de la política internacional contemporánea". Asimismo, el conocido filósofo Charles Taylor afirma que el "Nacionalismo no puede comprenderse como una reacción atávica" [sino que] "Es un fenómeno que representa la quintaesencia de la modernidad" (Ibíd., p. 69). Por su parte Anthony Smith, catedrático de sociología en la Universidad de Londres y autor de una de las más amplias investigaciones sobre el tema, concluye que: "A estas alturas debería resultar evidente que las probabilidades de superar la nación y reemplazar al nacionalismo en la actualidad son escasas"; dado que "un cosmopolitismo creciente no entraña por sí solo la decadencia del nacionalismo" así como "el nacimiento de áreas de cultura regionales no merma la influencia de las identidades nacionales" (A. D. Smith, 1997, p. 159). Y estas no son expresiones de algunos intelectuales "tercermundistas".

    Entonces, frente a esta discusión surgen las siguientes preguntas: ¿Qué es realmente el nacionalismo? ¿Existen al mismo tiempo diversas fuentes y tipos de nacionalismos o el término se refiere a un único fenómeno social? Y, por supuesto, ¿tienen sus tesis alguna justificación histórica? Estas interrogantes han ocupado la atención de diferentes pensadores en el campo de las ciencias sociales y humanas a lo largo de los dos últimos siglos. Veamos, para comenzar, lo que dicen algunos autores acerca del origen del problema que aquí nos ocupa.

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