La era de la desigualdad (¿Consecuencia directa del imperialismo monetario?) Parte II (página 5)
Enviado por Ricardo Lomoro
De acuerdo con ese medio, entre seis y ocho millones de personas con trabajo ganan unos 11 euros por hora en el oeste de Alemania, o 8,11 euros en el este o antiguo territorio germano-oriental. Estas cifras contrastan con la buena imagen del mercado laboral alemán, entre los más saneados de la UE, especialmente en lo que concierne al desempleo juvenil, que afecta a menos del 8 % de esa franja de la población activa, frente a los porcentajes superiores al 50 % en los países más castigados por la crisis. "Der Spiegel" remite sus informaciones a un estudio del Instituto de Macroeconomía e Investigaciones Económicas Hans Böckler, que destaca la buena situación, en términos globales, del mercado laboral alemán, pero también los desequilibrios salariales.
La gran brecha salarial europea
"¿Durante cuánto tiempo debe trabajar el empleado medio de una empresa para conseguir el mismo salario que su CEO adquiere en tan sólo una hora? Según los cálculos realizados por "The Economist", mucho, muchísimo tiempo más. Tras consultar diversos informes, entre ellos, el de la Federación de Empleadores de Europa, Eurostat, o el del OECD, las conclusiones del semanario británico son las siguientes: En Italia, por ejemplo, un empleado medio ha de trabajar cerca de diez días para alcanzar el salario que su jefe obtiene en una hora (unos 767 euros). Y un trabajador que gana el salario mínimo interprofesional, necesitará hasta 14 días para lograrlo, es decir aproximadamente 112 horas"… Trabaja 60 horas…y cobrarás lo que el CEO de tu empresa gana en una sola (El Confidencial – 13/6/13)
Los cálculos del rotativo británico muestran sin lugar a dudas que la brecha salarial entre los altos mandos y los trabajadores de países como, como España e Italia; y otros como Rusia y Ucrania, es mucho mayor que la de las naciones nórdicas. Y es que, a pesar de la crítica situación que atraviesan las economías de los países del sur, los ejecutivos de sus grandes empresas tienen salarios más altos que en muchos países del norte de Europa.
El futuro robado (ahorrando con la alimentación y la salud infantil)
"Emergen casos de niños con alimentación deficiente. Un 16% de los menores vive en hogares con pobreza severa. Los pediatras avisan de los riesgos sanitarios y escolares de la malnutrición"… El hambre se cuela en el colegio (El País – 15/6/13)
El comisario para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, visitó España en la primera semana de junio de 2013 y se volvió a casa contrariado. Tras una estancia de cinco días y múltiples reuniones con autoridades y responsables políticos, ofreció una rueda de prensa antes de marchar, el viernes 6 de junio, en la que dijo: "He escuchado con preocupación historias de niños que se desmayan en clase porque no han comido, que acuden dos y tres semanas con la misma ropa al colegio o que están en una situación de vulnerabilidad tras un desahucio". Ese mismo día se daba a conocer el dato de que 2.865 escolares de Barcelona reciben una alimentación deficiente. Tres días antes, la Junta de Andalucía había dado el pistoletazo de salida al reparto de bolsas con desayuno y merienda entre 11.000 menores. Se empezaba a hablar del problema en más ciudades. Canarias anunciaba acciones de abasto. La crisis empezaba a mostrar una de sus caras más feas. El 44% de los pediatras consideran que la disminución de ingresos de las familias está afectando a la correcta alimentación de los niños. El último informe sobre la infancia de Unicef señala que el 16,7% de los pequeños viven en hogares que sufren pobreza severa. La crisis, el desempleo galopante y los desahucios generan un panorama en que las situaciones desesperadas emergen. Y entre sus múltiples víctimas, están los niños…
Números de salud y pobreza
El 55% de los pediatras estima que la disminución de ingresos de las familias está afectando a la salud de los niños. Casi uno de cada cuatro encuestados considera que está afectando "bastante" o "mucho".
El 44% cree que la crisis implica que se están incumpliendo los consejos sobre alimentación infantil.
En las conclusiones de la encuesta, la Asociación Española de Pediatría ya advertía de que los recortes pueden generar un repunte de enfermedades infecciosas y deficiencias nutricionales a corto y largo plazo.
El 84% de los pediatras constata un aumento de los problemas de salud mental en las familias derivados de la crisis, como ansiedad, depresión o adicciones. Y el 80% cree que esta circunstancia está influyendo en los niños.
En España, 2,2 millones de niños viven en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza. Es el 29,8% de la población menor de 18 años.
El último Eurostat (2013) amplía el porcentaje de menores en riesgo de pobreza al 30,6%. La cifra es superior a la media europea (27%) y similar a la de Grecia, Italia o Lituania.
El 16,7% de los niños vive en hogares que sufre pobreza severa.
En el hogar, la falta de ingresos o su reducción se puede constatar en un empeoramiento de la calidad de la alimentación (relacionada con el menor consumo de productos frescos) y de las condiciones del hogar (hacinamiento, frío en la vivienda, etcétera). También afecta a la calidad de la convivencia y a las relaciones entre padres hijos.
Muertos laborales a los 45 años… ¿Y ahora qué? (siete de cada diez desempleados de mayor edad llevan más de un año sin trabajo)
"La edad siempre ha constituido un factor clave para acceder al mercado laboral. Cuanto mayor es ésta, mayor freno supone. La crisis económica ha sobrevalorado este principio y si antes la mayoría de las empresas optaban por contrataciones de personas jóvenes, ahora este hecho es mucho más extensivo"… Mayores de 45 años, el mal crónico del paro de larga duración (Negocios.com – 16/6/13)
El desfase entre su formación y las exigencias que plantea el mercado laboral, el prejuicio de que pedirán contratos de trabajo más estables y mejor remunerados junto que serán menos versátiles y flexibles, son algunas de las explicaciones que los empresarios dan para optar por personas que se encuentran por debajo de los 45 años. Estas premisas se han llevado hasta tal extremo que la larga lista de parados de larga duración la engrosan el colectivo de mayor edad. Según un estudio de la Fundación Adecco, siete de cada diez parados que rebasan la barrera de los 45 llevan más de un año en el desempleo. De hecho, casi la mitad de los parados mayores de esa edad lleva más de dos años en el desempleo y el 23% busca trabajo desde hace más de 12 meses. De esta forma, la tasa de paro de larga duración de los mayores de 45 años se sitúa en el 70%, casi catorce puntos por encima de la del resto de la población española (56,3%). La cruda realidad ha llevado a que la cifra de parados de más de 45 años se ha disparado un 138% desde el inicio de la crisis, hasta sumar ya casi dos millones de desempleados. De esta manera, los parados de mayor edad suponen cuatro de cada diez desempleados de España…
La "receta" Merkel se hace realidad (devaluación salarial, por necesidad y urgencia)
"El 62,3% de los trabajadores españoles intercambiarían una parte de su salario para asegurarse su puesto de trabajo, según un estudio de Randstad, que revela que este porcentaje es el más alto de Europa y el segundo más elevado del mundo, sólo por detrás de la India (68,8%), y muy superior a la media de los 32 países encuestados (38,7%)"… Los españoles, los más dispuestos a bajarse el sueldo para mantener el trabajo (El Economista – 17/6/13)
El 91% de los españoles asegura que en su país no existe, como tal, estabilidad en el empleo, porcentaje que supera en más de 21 puntos el promedio internacional (69,4%) y que sólo sobrepasan los griegos (93,4%) y los húngaros (93,1%). Asimismo, el informe constata que el 94% de los españoles preferiría tener un trabajo temporal a no tener empleo, cifra que sitúa a España a la cabeza de todos los países encuestados. Con porcentajes también superiores al 90% pero por debajo de España se sitúan Chequia, Nueva Zelanda y Reino Unido. La razón es que seis de cada diez españoles consideran que el trabajo temporal podría ser su trampolín para conseguir un empleo estable, si bien esta proporción se encuentra por debajo de la media internacional, situada en el 73%. El informe, para el que se ha entrevistado a 14.000 personas, refleja además que la experiencia pesa más que la formación en la búsqueda de un empleo adecuado. Pese a que muchos están altamente cualificados, no todos pueden optar a empleos acordes a su formación…
Suecia y el "apartheid" laboral (la conflictividad social llega al "estanque dorado")
"El auge electoral de los partidos anti-inmigración o los disturbios y protestas en los suburbios suecos son manifestaciones recientes del reto que tiene pendiente el Reino escandinavo en materia de integración social. Sería un error analizar lo que está ocurriendo sin prestar atención al pasado, por lo que nos remontaremos a los años 70 para entender mejor esta cuestión"… La exclusión laboral de los inmigrantes, causa de los disturbios en Suecia (Libertad Digital – 29/6/13)
Hace ahora cuarenta años, Suecia se convirtió en el destino predilecto de miles de hombres y mujeres que buscaban una vida mejor. La inmigración que llegaba al Reino escandinavo procedía de todo el mundo, especialmente de Medio Oriente. La promesa del "Estado del Bienestar" atrajo a todas estas personas, pero aquella seducción se basaba en una falsa ilusión de prosperidad que, en gran medida, podría ser comparada con un cheque sin fondos. Así, entre 1970 y 1990, el sector privado no creó ningún empleo en términos netos, pero los gobiernos socialdemócratas "maquillaron" este histórico fracaso a base de aumentar el empleo público, devaluar la moneda y subir los impuestos… ¿Qué tal le fue a los inmigrantes que llegaron a Suecia durante estos años? No muy bien. Algunos consiguieron integrarse con éxito en la vida económica, pero muchos acabaron condenados a depender del Estado o a trabajar en el sector informal. Este último punto suele ser ignorado cuando se habla de la economía sueca, pero conviene recordar que el tamaño de la economía sumergida del país escandinavo supera el 15% del PIB. Analistas como Johan Norberg, Andreas Bergh, Nima Sanandaji o Fredrik Segerfeldt coinciden en destacar que los inmigrantes viven en una especie de "apartheid" laboral. Los cuatro expertos destacan que la economía oficial permanece cerrada para este colectivo, por lo que la única alternativa para sobrevivir son los subsidios y los trabajos informales…
Paris periférico (ayer, hoy y… ¿mañana?): la Francia de los "Mohamed"
(El distrito parisiense de Seine-Saint-Denis, hizo célebre por los disturbios de 2005, continúa al límite entre el paro, fracaso escolar, rap, identidad, pobreza y la droga que rodean el cinturón de la capital francesa)
"Francia tiene miedo de ese mundo sin reglas ni derechos que gira a mil por hora. Pero también se asusta de sí misma. Cada poco tiempo se produce un sobresalto, aparecen las fobias, la desconfianza y la rabia acumulada en los pliegues producidos por el paro, la recesión y un sistema social partido en tres pedazos: las élites, la gran clase media y los olvidados. Hace tres años, Nicolas Sarkozy declaró la guerra a los gitanos rumanos -los últimos del escalafón- e hizo suyas las tesis xenófobas del Frente Nacional. En 2012, Mohamed Merah, hijo de argelinos criado en la periferia de Toulouse, asesinó a siete personas en nombre de la yihad. En mayo de 2012, la victoria de François Hollande pareció serenar los ánimos, pero fue un espejismo. La derecha católica y la ultraderecha tomaron las calles contra el matrimonio gay. Tras meses de tensión, Esteban Morillo, un neonazi de 20 años nacido en Cádiz y criado en un pueblo que vota al Frente Nacional, mataba a puñetazos a un militante antifascista de 18 años. En París, y a plena luz del día"… Viaje al corazón de la "Banlieue" (El País – 30/6/13)
Los expertos señalan que la deriva de la quinta potencia mundial, el país de la Enciclopedia y los derechos humanos, no es nueva, y recuerdan que las pulsiones xenófobas y populistas llevan más de tres décadas dando dolores de cabeza a la República. Pero las señales de alarma no dejan de repetirse. Una de las pocas certidumbres que tienen los sociólogos y los politólogos -dos de los oficios más populares del país- es que la base de los problemas actuales está en la brecha que separa a las periferias de las grandes ciudades del resto de la sociedad. Y cuando se habla de periferia, de la banlieue, la palabra se hace número: el 93. El 93 está en la Isla de Francia, la gran región formada por la aglomeración urbana de París y el cinturón que rodea a la capital. Aquí viven más de 12 millones de personas bastante mal repartidas. Los 20 distritos del centro son la zona más densamente poblada de Francia: ocupa solo el 24% del territorio regional y alberga a un 88% de los habitantes de una comarca que es la segunda más rica de Europa en términos de PIB comparado -tras Renania-Westfalia- y la sexta en renta por habitante…
El 27 de octubre de 2005, Seine-Saint-Denis se hizo célebre en todo el mundo. La cólera estalló en la "aglomeración comunitaria" de Clichy-sous-Bois-Montfermeil, una ciudad partida en dos donde viven 60.000 personas, situada en tierra de nadie, pero solo a 15 kilómetros de París, y unida al mundo exterior por una única línea de autobús: la 347. Aquella noche, el viejo cinturón rojo de París fue incendiado por docenas de jóvenes -franceses de origen magrebí y subsahariano en su mayoría- después de que tres adolescentes se electrocutaran -dos murieron y uno resultó herido muy grave- al esconderse en un transformador cuando trataban de huir de la policía. Las revueltas se extendieron a otras ciudades, y durante semanas ardieron coches y edificios mientras los políticos ejercían la autocrítica o la hipocresía y los analistas glosaban dos realidades: el ascenso del islam y el fracaso del modelo laicista en los guetos franceses. Cuando se apagaron las brasas, los problemas seguían allí.
Ocho años después, las cifras indican que el Estado francés ha invertido cientos de millones de euros en Clichy y Montfermeil. Las torres donde los vecinos sufrían hacinamiento y miseria han sido derribadas y sustituidas por edificios menos inhumanos; hay más parques y jardines, canales, empresas y muchas mezquitas nuevas. Y a la línea 347 se ha sumado otra: la 61. "La situación ha cambiado poco. París sigue estando a 15 kilómetros, pero todavía tardamos hora y media en llegar. Media hora de autobús, media de cercanías y media de metro", explica Mariam Cissé, teniente de alcalde de Educación en Clichy desde 2008. "Es verdad que ha habido más inversiones, y que las asociaciones están más cerca de los ciudadanos, pero no se han resuelto los problemas. La crisis golpeó muy fuerte, y el paro, el trato de la policía a los jóvenes, la educación y los transportes han mejorado muy poco. Si ir a París es complicado, moverse por el 93 es una pesadilla. Todos esperamos el tranvía regional, pero solo llegará en 2023"…
La evolución de la banlieue es "dinámica, paradójica y nada monolítica", concluye el politólogo. Energía, talento, participación, lucha, pasión, humor, hachís, hip-hop, sentido colectivo, multiculturalidad, boom inmobiliario… La visita al 93 deja una pregunta en el aire: ¿no será esta República de los suburbios la verdadera Francia, la Francia moderna, la Francia del futuro?…
Cobrando en negro por interés o necesidad
"Marco es uno de tantos jóvenes que se han visto obligados a aceptar un empleo sin contrato. La oportunidad de ejercer su profesión -fisioterapia-, le vino de la mano del dueño de un spa hace dos meses. ¿Condiciones? Horario flexible a cambio de seis euros en mano por 60 minutos tratando a pacientes. "Me da para vivir en casa de mis padres", afirma. El precio de mercado de este tipo de sesiones es de unos 35 euros"… Los "sobres" de la gente de a pie (El Confidencial – 27/7/13)
"La práctica se pierde muy rápido cuando no estás trabajando. Lo acepté porque me aporta experiencia y necesito el dinero". Su caso entra dentro del fraude no empresarial, responsable del 3% del dinero que el Estado no ingresa a causa de la economía sumergida. Así lo afirma Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), quien cifra el total de pérdidas por economía sumergida en unos 88.000 millones de euros anuales…
Alcanzando la ¿"flexiseguridad"? pretendida: antes lo llamaban esclavitud
El miedo a que no vuelvan a llamar hace aceptar cualquier oferta, por mala que sea (la UE denuncia el Contrato Social y de paso se carga la Doctrina Social de la Iglesia. ¡Bravo! ¡Bravísimo!)
"Llevan existiendo décadas, pero nunca antes se había hablado tanto de ellos. Los llamados contratos "sin horas" (o zero-hours contracts) se han convertido en los protagonistas del verano después de que el gobierno británico anunciase el pasado junio la formación de una comisión para investigar si estaban sirviendo de herramientas de explotación laboral. Al mismo tiempo, medios como "The Guardian" o "The Daily Mail" han expuesto a la luz pública algunas de las vergüenzas de las grandes compañías relacionadas con este tipo de contratos que se cree puede haber firmado un millón de británicos"… El contrato "sin horas" de las empresas británicas: ¿flexibilidad o esclavitud? (El Confidencia – 7/8/13)
¿En qué consisten los contratos de "cero horas"? Si bien se asemejan a grandes rasgos a los contratos por horas existentes en otros países, puesto que el trabajo se realiza sólo durante breves períodos de tiempo y sin una jornada laboral fija, su funcionamiento es bastante peculiar. Con este tipo de documento, la empresa obliga al trabajador a estar siempre disponible ante una eventual llamada de la misma pero, al mismo tiempo, la compañía no tiene ninguna obligación de garantizar al empleado que le proporcionará trabajo con una frecuencia determinada. El trabajador tampoco se encuentra en la obligación de aceptar la propuesta de sus contratantes si así lo desean… Bueno para la empresa, ¿bueno para el trabajador? Los problemas de este tipo contrato son evidentes: la inestabilidad económica y personal son altas, y los sueldos percibidos, más bajos. Según señalaba un estudio llevado a cabo por la Resolution Foundation, los empleados con este tipo de contrato cobran de media a la semana 236 libras (unos 273 euros), frente a los 557 que perciben los trabajadores contratados en términos habituales. Una sensible diferencia que se basa en reducir la redundancia, es decir, las horas pagadas en las que el trabajador no tiene nada que hacer y, por lo tanto, no son productivas…
¿Contrato laboral o esclavismo? El trabajador tiene que estar listo para incorporarse en cuanto le avise el empresario
"Alrededor de un millón de británicos tienen contratos laborales que no aseguran un mínimo de horas de trabajo. Los datos los aporta una encuesta del Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD), que ha corregido la estimación oficial de la Oficina Nacional de Estadística, para la que la cifra era de solo 250.000 empleados"… ¿Son abusivos los contratos de cero horas? (Cinco Días – 7/8/13)
Este tipo de contrato consiste en que el trabajador tiene que estar listo para trabajar cualquier día de la semana si el empresario se lo pide, pero no le asegura un mínimo de horas, por lo tanto, solo el salario mínimo está garantizado. Según la legislación británica, mientras el trabajador espera la llamada del empresario, no tiene derecho a baja médica ni a vacaciones pagadas. La existencia de esta modalidad contractual no era un secreto, sin embargo, el revuelo se ha generado por lo abultado de las cifras y las entidades en las que es bastante común. Por ejemplo, McDonald"s, Buckingham Palace o la Cámara de los Comunes aplican contratos de cero horas a parte de sus plantillas…
Más y más: empresarios españoles solicitan que les dejen contratar becarios "eternos"
"Una vez que ha conseguido menos obstáculos para despedir, indemnizaciones más baratas y más facilidades para rebajar salarios, la patronal da una nueva vuelta de tuerca a sus peticiones en el ámbito laboral. Y entre las propuestas que la confederación empresarial recoge en su informe "Las reformas necesarias para salir de la crisis" se entrevé el mismo espíritu que ya definió el antecesor de Rosell al frente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, cuando dijo que para salir de la crisis habrá que trabajar más y ganar menos"… La CEOE pide que se pueda contratar como becario a un albañil de 40 años (Vozpópuli – 8/8/13)
La representación de los empresarios pide, por ejemplo, que el contrato de formación se pueda convertir en uno de inserción y valga para cualquier trabajador que precise reciclarse con independencia de su edad. ¿Y qué significa eso? Pues que una empresa pueda contratar como becario a un albañil de 40 o 50 años con un año entero de prueba durante el que se pueda despedir sin costes. La CEOE incluso exige que el coste de la formación corra a cargo del Estado y no de la empresa. Ésta es la solución que vislumbra la patronal para el terrible legado de una burbuja en el ladrillo y un sistema educativo cojo. Recordemos que aproximadamente un 15 por ciento de los parados proceden de la construcción y que el 60 por ciento de los desempleados menores de 25 años no ha completado la secundaria obligatoria, esencial para acceder a numerosos puestos de trabajo. La agrupación empresarial también propone que la remuneración de este formato contractual para becarios se ajuste al salario mínimo y poco a poco mejore acomodándose al convenio, una fórmula similar a la que se ha adoptado en países como Alemania…
Finale (a modo de conclusión): La "utopía" de la Europa social
Lo que algunos llaman mito…
Cuando no se puede negar lo obvio, torcer la realidad, ocultar la evidencia, demostrar lo… indemostrable, no puede hablarse del "fantasma" de los mitos perturbadores que han retornado.
Los "pragmáticos" (?) sostienen que la economía europea está en la encrucijada, que sólo puede salir del actual atolladero "articulando un cuerpo de políticas macroeconómicas coherentes (?) con la promoción del crecimiento, al tiempo que se mantienen las políticas macroeconómicas de estabilidad y se modernizan las políticas de cohesión -esto es lo que se suele llamar "las políticas sociales"- para adaptarlas al entorno actual más exigente de globalización y fuerte competencia exterior"… Y agregan: Sólo así, "Europa estará labrándose un futuro más próspero y ganando peso en el concierto internacional.
Pero eso es, cabalmente, lo contrario, de los cinco criterios que predica la "Europa social" : que la tasa de paro esté por debajo del 5%; que la tasa de pobreza -los que viven por debajo del 60% de la media nacional- sea inferior al 5%; que la tasa de analfabetos de más de 10 años sea inferior al 3%; que la tasa de los mal alojados no supere el 3%; finalmente que la ayuda pública a los países en vías de desarrollo sea mayor del 1% del PIB.
Los "pragmáticos" (?), como sucede siempre, sostienen que creer en un "mito" como éste lleva a la ruina. La Europa social hundiría a la Europa próspera, y no habría Europa social.
Los "utópicos" (entre los que me incluyo) sostienen que "no se trata de desear lo imposible, sino -tal vez- sólo de continuar lo posible".
A menos, que los "pragmáticos" se atrevan a "confesar" y "convencer" de las virtudes competitivas y redistributivas de la "carrera de la pobreza" (pobres contra pobres)…
Un consuelo para "idiotas": entre los ganadores estarán también los consumidores, ya que la mayor competencia llevará probablemente a una caída en los precios. Según estimaciones citadas por OXFAM, una familia en Europa paga US$ 350 adicionales en ropa de lo que debería, debido a las actuales barreras.
Nos quedamos sin trabajo, pero podemos comprar más barato lo que antes producíamos (más caro) en el empleo que hemos perdido. Esto es la "competitividad"; esto es el "librecambio"; esto es lo que se hace pero no se dice; este es el "catecismo" de los pragmáticos. Esta es la flexibilización buscada. Esta es la desregularización pretendida. Este es el cambio de estructuras propugnado. Estas son las "municiones" con las que cargan las armas para "fusilar" al Estado del Bienestar.
(El gasto de los consumidores supone aproximadamente dos tercios de la economía americana. Por tanto, una mejora en el sentimiento tiene un considerable impacto tanto en el crecimiento económico como en los ingresos de las compañías. El Economista – 15/8/13)
Se ha invertido la estrategia de Henry Ford de pagar lo suficiente a sus trabajadores para que compren coches Ford. Las mezquinas políticas salariales -que van imponiéndose en EEUU y Europa- son parte de una economía en la que los trabajadores sólo pueden permitirse el "lujo" de comprar productos chinos.
Así y todo .una vez más- debemos soportar la misma hipocresía en el Foro Económico Mundial, en Davos, cuyo tema estrella es: "Seguridad y prosperidad, la misma moneda". Para finalizar diciendo (ofendiendo a la inteligencia y tomándonos por idiotas): "Lo que se está escribiendo aquí es un nuevo pacto adaptado a los nuevos tiempos del viejo entre el capital y el trabajo".
Por favor, señores pragmáticos (?), no sigan tratándonos como a imbéciles. Y menos, después de impuestos
Permítanme continuar citando a dos grandes Maestros.
Dijo Camus: "Indudablemente cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es, quizá, mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrupta en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y la opresión"…
Dijo Sábato: "Tenemos que absolutamente saber que hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.
Veinte o treinta empresas, como un salvaje animal totalitario, tienen el dominio del planeta en sus garras. Déspotas invisibles, controlan con sus órdenes la dictadura del hambre, la que ya no respeta ideologías ni banderas. Continentes enteros en la miseria junto a altos niveles tecnológicos, posibilidades de vida asombrosa a la par de millones de hombres desocupados, sin hogar, sin asistencia médica. Diariamente es amputada la vida de miles de hombres y mujeres; de innumerable cantidad de adolescentes que no tendrán ocasión de comenzar siquiera a entrever el contenido de sus sueños. Ya la gente tiene temor que por tomar decisiones que hagan más humana su vida, pierdan el trabajo, sean expulsados y pasen a pertenecer a esas multitudes que corren acongojadas en busca de un empleo que les impida caer en la miseria. Son los excluidos, una categoría nueva que habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía en cuyos balances no cuentan la vida de millones de hombres y mujeres que así viven y mueren en la peor miseria. Son los excluidos de las necesidades mínimas de la comida, la salud, la educación y la justicia; de las ciudades como de sus tierras"…
Ruegos y preguntas
Es muy probable que a los "ideólogos" del mercado les convenga más una sociedad "religiosamente" controlada como la india o una sociedad "políticamente" controlada como la china para desarrollar nuevos consumidores que sustituyan a las clases medias de los países desarrollados. Es la creación de una sociedad de consumidores "sin pasado" (sin las conquistas del pasado).
Ha llegado el fin del matrimonio perfecto: el consumidor de "última necesidad" y la "estructura industrial" (antigua forma de producción). La "eutanasia" (más o menos lenta) del consumidor burgués. El desmantelamiento de la clase media, columna vertebral de la revolución industrial, custodio de la defensa de los derechos de propiedad, consumidores pasivos y… estúpidos perfectos. Ya no se los necesita más.
¿De quién van a defender los derechos de propiedad?
¿Habrá llegado la hora final de la ambigüedad pequeño-burguesa?
¿Se convencerá la clase media (o lo que queda de ella) que debe dejar de ser la clase "contrarrevolucionaria"?
¿Será capaz de exigir la firma de un nuevo Contrato Social?
¿Tendrá voluntad y fuerzas para oponerse a la "voladura" del Estado del Bienestar?
¿Podrá alcanzarse la alianza de la clase media (o lo que queda de ella) con la clase obrera?
De la traición a la promoción del cambio…
Del servilismo a la revolución…
El "fin" de la historia y el último hombre (de clase media, en los países ricos)
Los que me "siguen de antes" (gracias y… perdón) saben, también, lo mucho que me gusta hacer una lectura "conspirativa" de la Historia.
¿Será por qué ya tengo más historia que futuro? ¿Será por el "Cambalache" que nos da la vida? ¿Será por qué siempre ha habido "chorros, maquiavelos y estafaos"? ¿Será por qué vivimos "revolcaos" en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos? ¿Será por qué hoy es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador? ¿Será por qué ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazados ni escalafón? ¿Será por qué si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón?… (partes de la letra del tango "Cambalache", escrito por Enrique Santos Discépolo en 1935).
En esa lectura "conspirativa" de la Historia, me animo a compartir con ustedes mi versión sobre la "Pasión y muerte de la clase media en los países desarrollados".
En la economía global se ha multiplicado por cuatro la oferta global de mano de obra efectiva.
La ONU proyecta que la población en edad laboral aumente en el mundo un 40% de aquí a 2050.
En las economías de los países desarrollados se ha producido una precarización del empleo, especialmente entre los más jóvenes y también entre los hijos de las clases medias con situaciones más fijas.
Actualmente asistimos a una proletarización económica de las clases medias. Mientras la conciencia mayoritaria es burguesa, conformista, consumista e individualista; la situación socio-económica es cada vez peor, un futuro nada halagüeño -más bien paupérrimo en todos los sentidos– que conformará, modulará y establecerá las nuevas clases económicas.
Parece que la modernización basada en las exportaciones es inherentemente un juego de suma cero para la distribución de la renta en los países en desarrollo. Esto es, la mejora de las distribuciones en el empleo en un país conduce a una destrucción que no es especialmente creativa y a un empeoramiento de la desigualdad en el resto de los países, a través de la redistribución de los puestos de trabajo.
En una economía mundial liberalizada y globalizada, sólo una compresión en las estructuras de ingresos puede crear un contexto adecuado para que la igualación se imponga en la escena de desarrollo global.
La nueva pobreza no surge por cuenta de la explotación de la producción, sino por la exclusión de la producción. Quien todavía está empleado en la producción capitalista regular figura ya entre los relativamente privilegiados.
Se propaga el concepto del "Estado antisocial"; las asignaciones para formación y cultura, para el sistema de salud y numerosas otras instituciones públicas fueron cortadas. Se inicia la demolición del Estado social.
La privatización y la tercerización desvalorizan el "capital humano" de las calificaciones incluso en el interior de la parcela empleada y degradada en su estatus.
Jornaleros intelectuales, trabajadores baratos y empresarios de la miseria como los free-lance en los medios de comunicación, universidades privadas, despachos de abogados o clínicas privadas no son ya excepciones, sino la regla.
La pérdida del doble papel moderador que cumplía tanto del comunismo como del capitalismo más brutal y competitivo. Habría que añadir la incapacidad de la clase media para mantener un nivel óptimo de demanda adicional de bienes de consumo capaces de garantizar economías de escala.
Desaparecida la lucha de clases y globalizado el mercado, los productos se hacen infinitos e interclasistas. De este modo las empresas pueden recuperar en Brasil o China las ventas perdidas en Alemania o Italia.
En muchos países la difusión de productos y servicios de bajo coste, al aumentar el poder adquisitivo de los salarios, empieza a tener más peso que una reforma fiscal o que el "welfare" (bienestar).
Nos deslizamos, así, casi sin enterarnos, mucho más allá de la lógica -todavía clasista- del estado del bienestar, para dejar sitio a un universo humano flexible, descontractualizado, deseoso de ampliar al máximo las posibilidades de consumo. Un universo infraideologizado, decidido a procurarse bienes y servicios en el proveedor mundial que ofrece las condiciones más ventajosas, que pretende una menor mediación por parte de las instituciones tradicionales, religiosamente abierto, integrado en tiempo real con todos los canales de comunicación o de interacción y cada vez menos centrado en las tradicionales agencias de socialización, empezando precisamente por la familia.
Resulta muy difícil estar en sintonía con una sociedad que, acabada la historia y la economía de la materia, se libera de las limitaciones de la dimensión "contrarrevolucionaria" y de la elección delegada para hacerse preguntas sin límites, fluidas, apolíticas o geopolíticas, simplificadas y cínicas.
La clase media, aunque sin una razón de ser política -su papel de contención de los empujes revolucionarios de la clase obrera-, probablemente habría sobrevivido al transcurrir del tiempo si la razón que había favorecido su formación no se hubiera desintegrado como la nieve al sol. La sociedad intermedia representaba y representa el tipo ideal de consumidor de última necesidad, preparado para comprar cualquier producto que la oferta sea capaz de proponerle.
El matrimonio era perfecto: la industria concebía nuevos productos capaces de satisfacer necesidades a veces reales, a veces solamente latentes, y los presentaba a la voracidad de la clase media, preparada para representar el propio papel de consumidor obediente y poco selectivo. Así las empresas crecían y con ellas también la potencialidad de adquisición de la clase media. Una relación aparentemente indisoluble: por una parte, la clase media, al ahorrar, ponía gran parte del capital necesario a disposición de la industria material para poder ampliar la oferta; por otra parte, al consumir a manos llenas todo lo que podía, satisfacía sus deseos y se realizaba en el plano de la identidad de clase.
Un sistema con su equilibrio, capaz también de contener el empuje revolucionario de la minoría que estaba llamada a hacer funcionar esas máquinas: obreros que veían en cualquier caso crecer también su nivel de bienestar y que empezaban a tener la fundada esperanza de subir algún peldaño en la escala social, pasando de ser obreros a ser empleados.
Este sistema funciona mientras el escenario de acción e interacción permanece restringido al ámbito nacional o poco más. Cuando algunos aspectos de esta ecuación estallan o se ponen en entredicho en cuanto a su utilidad "superior", entonces también la clase media está obligada a encarar lo nuevo que avanza. Y en este caso lo nuevo ha avanzado con dos máscaras: la del triunfo de la economía de mercado y la del capitalismo sin fronteras.
La globalización ha provocado trastornos económicos y sociales que producirán "tres mil millones de nuevos capitalistas", como dice el eficaz eslogan convertido en el título del último libro de Clyde Prestowitz, gurú republicano del libre comercio (fue consejero del presidente Reagan y negociador de los acuerdos comerciales internacionales durante su mandato). Según Prestowitz (2005), las dinámicas actuales son hijas de la coincidencia de tres factores: la derrota del comunismo, que ha empujado a tres mil millones de chinos, rusos e indios al capitalismo (interpretado, además, de manera bastante "agresiva"); la revolución de Internet, que ha "anulado el tiempo"; y la difusión de la mensajería aérea de bajo coste -desde Federal Express a DHL-, que ha "anulado el espacio". El trabajo de estos enormes grupos de bajo coste se está utilizando en (casi) cualquier parte del mundo porque permite transferir rápidamente mercancías y prestaciones intelectuales con gravámenes insignificantes.
Es precisamente este progresivo desplazamiento de los equilibrios de la demanda mundial hacia los países llamados emergentes lo que mina en la base los cimientos económicos sobre los que la clase media ha encontrado en los últimos siglos su estabilidad. Si la disminución de la demanda del "milieu" social francés está más que compensada por la capacidad de consumo de los neoacomodados indios, entonces, para quien invierte en el sistema productivo, la necesidad de una clase de consumidores occidentales con la cartera llena se convierte en un aspecto menos vital.
Son precisamente estos grupos de nueva demanda, que se han ido formando a partir de finales de los años setenta y que con el inicio del nuevo siglo han acelerado el paso para ganar papel y peso internacional, los que quitan, cada vez más rápidamente, el oxígeno necesario para alimentar la energía motora de la clase media occidental. No sólo porque contribuyen considerablemente a rediseñar las características de consumo mundial en términos de tipología y costes de los bienes y de los servicios, sino también porque se hace difícil imaginar la supervivencia de una clase media occidental o europea con las características de las últimas décadas cuando asoman al mercado mundial mil quinientos millones de nuevos trabajadores a bajo coste. Sujetos cada vez más escolarizados e indiferentes a las lógicas de quien, en el mundo del bienestar, quiere defender las "conquistas del pasado".
Así, en los países industrializados, la necesidad económica que hay que satisfacer a través de una clase homogénea de consumidores reconocibles está sujeta a la lógica de los grandes números: para conseguir el mismo resultado es preferible extender lo más rápido posible a cientos de millones de consumidores el umbral del bienestar. La sociedad de masa nace naturalmente con el crecimiento y el desarrollo económico del nuevo mundo. La antigua forma de producción, y con ella las clases que la han alimentado, ha sido arrollada por el nuevo empuje del globo convertido en mercado competitivo y abierto.
Hay que reflexionar sobre la ironía de la historia: una clase que es hija de la revolución burguesa contra la aristocracia latifundista, pero que después, en su madurez, ha asumido un papel "contrarrevolucionario", es arrollada por una revolución invisible en sus acciones y nunca declarada, sin líderes ni banderas pero despiadada, como cualquier revolución, en conseguir sus propios objetivos.
Así, sucumbe el papel económico desarrollado con éxito por la clase media, mientras el consumidor burgués sufre una eutanasia más o menos lenta. El mismo destino le espera a la estructura industrial que ha caracterizado a la economía de mercado de la clase media…
Jodidos por jodidos… ¿por qué no patear el tablero?
(Un final abierto… casi un ruego)
Si la clase media está en un franco proceso de movilidad descendente; si se ha llegado al fin de la era de las expectativas crecientes; si ya no hay dudas que gran parte de la clase media (casi toda), en los países desarrollados, forma parte de los "perdedores" del orden global; si ha llegado el fin del "matrimonio perfecto" (el consumidor de "última necesidad" y la estructura industrial); si la pauperización de la clase media es quizás la desmentida más cruda de la promesa originaria de progreso colectivo; si se ha optado por la creación de una sociedad de consumidores "sin pasado";… por qué seguir tolerando medidas regresivas, por qué no patear el tablero, por qué no revolucionar en vez de contrarrevolucionar. A qué esperar.
Y si nada cambia, ¿quién se beneficia? Cui prodest is fecit: quien se beneficia es el culpable.
(Un final–optativo– de película –Elysium)
2154: El capitalismo no ha muerto
En el futuro todo el mundo será pobre de solemnidad y vivirá en slums de chabolas tan grandes como metrópolis. En el futuro las personas no tendrán más forma de vivir que malviviendo, siendo explotadas por sueldos miserables o practicando la mendicidad. En el futuro la educación dependerá de la caridad y el sistema de salud solo tratará con analgésicos cualquier cosa más grave que un esguince de tobillo. La justicia será poco más que una simulación teatral de sí misma y las fuerzas de seguridad públicas, mercenarios sin otra obediencia que su propia brutalidad. En el futuro, muerto el bienestar y fulminadas las oportunidades, la propiedad -toda la propiedad- está en las manos de gente que no conocemos, a la que no vemos y con la que jamás podremos hablar. En el futuro la única forma de prosperar que tendrán los pobres ya no será el trabajo, la educación o la propia capacidad, sino la delincuencia. En el futuro nadie tendrá futuro, no al menos mientras siga en la Tierra, un planeta superpoblado y ecológicamente desolado. En el futuro, en otras palabras, todo el mundo será el tercer mundo.
Es una especulación, claro, pero la distopía que conjura Neill Blomkamp en Elysium, la cinta de ciencia ficción, es tan plausible que aterra más que cualquier plaga de zombis, invasión alienígena o cataclismo natural con los que Hollywood acostumbra a pulsarnos la zozobra. Plausible porque la película, en realidad, es un postapocalipsis donde no ha tenido lugar un apocalipsis previo, sino que resulta de haber dejado que la humanidad persista, sin más, en el rumbo político, económico y ecológico que lleva hoy día. O de dejar, visto de otra manera, que el apocalipsis aconteciera, sí, pero poco a poco, sin que nadie se diese cuenta. Basta mirar a las favelas brasileñas o los slums que ya se extienden kilométricos en Bombay, Nueva Delhi o Yakarta: el apocalipsis del que habla Elysium, de hecho, ha comenzado ya.
En la película, que tiene lugar en el año 2154, el desequilibrio contemporáneo entre ricos y pobres se ha polarizado hasta formar una minoría de poderosos ridículamente pequeña y una legión de pobres monstruosamente grande. La desigualdad norte-sur se ha convertido en una igualmente vertical, pero vertebrada ahora en un eje arriba-abajo entre la Tierra y Elysium, una paradisíaca estación espacial en órbita a la que ha emigrado la minoría rica de la humanidad, que a la postre es la más sana, la que detenta el poder y, claro está, la que tiene la piel más clara.
Aunque la sinopsis de la película, breve por necesidad, invite a pensar que los ricos han abandonado la Tierra para fundar la colonia espacial y abandonar a los pobres a su suerte, en realidad no acaba de ser así. De hecho, las relaciones entre la pequeña colonia y el superpoblado planeta Tierra son fluidas, hasta el punto de que la minoría que vive en el espacio es propietaria de los medios de producción terrestres y, consecuentemente, de sus inmensos beneficios económicos. También lo es del ejército de robots que ha sustituido en la Tierra, tres en uno, a los políticos, al ejército y al sistema judicial.
Ciencia ficción socialista
Desde la aparición misma de la cinta el pasado 9 de agosto (2013) en Estados Unidos hay quien ha reseñado Elysium como una fantasía futurista "de izquierdas", en el mejor de los casos, e incluso quien ha criticado que ilustre con ficción el manual socialista, en particular entre medios conservadores.
En la revista estadounidense Newsmax, por ejemplo, se habla de la película como "socialismo de ciencia ficción" y Dan Gainor, del Media Research Center, dijo de ella que es "solo la última de las muchas películas de Hollywood que este año se apuntan a las tramas de Occuppy Wall Street". En Breitbart.com, por su parte, explicaron que "el director Neill Blomkamp tiene dos películas en su haber pero ya está en la vanguardia de la máquina de los mensajes de la izquierda" y la revista Variety fue aún más contundente: Elysium, dicen, contiene "una de las agendas políticas socialistas más marcadas de cuantas películas se recuerdan en Hollywood, haciendo sonar con fuerza los tambores no solo por un servicio de seguridad social universal, sino por la apertura de las fronteras, la amnistía incondicional y la abolición de las diferencias sociales".
Los que se rasgan las vestiduras, en todo caso, olvidan que Elysium no recurre a la ciencia ficción para jugar al cine político, sino al cine social. Igual que en Distrito 9, la primera película del sudafricano, el tema de fondo -en aquel caso, el racismo– se trataba a partir de un fenómeno histórico concreto -el apartheid en Sudáfrica-, en la segunda distopía de Blomkamp el tema de fondo -la desigualdad- se invoca con un referente: la inmigración en Estados Unidos.
De hecho la historia de su protagonista, Max, podría ser la de cualquier sin papeles latino que quisiera entrar a la fuerza en Estados Unidos. En la cinta el protagonista, interpretado por Matt Damon, recibe una dosis letal de radiación y la única posibilidad que tiene de curarse es llegar hasta Elysium, en donde la ciencia puede acabar fácilmente con el cáncer. En el año 2154, cuando Los Angeles es una ciudad de chabolas en la que el español es la lengua materna, la frontera entre ricos y pobres no es ya la que cose México a Estados Unidos o las millas de Caribe que separan Cuba de Miami: ahora es el espacio. Max, de esta manera, tendrá que granjearse un pase en alguna de las pequeñas naves -pateras o cayucos espaciales, huelga aclarar- que fletan las mafias de tráfico humano y que regularmente intentan escapar de la Tierra, burlar la seguridad de Elysium y aterrizar en su suelo. La nación espacial, por supuesto, derriba las que puede y cuando no, confina en campos a sus pasajeros y los deporta inmediatamente.
Según Entertainment Weekly, Blomkamp elaboró su historia -de la que es coguionista y responsable de la idea original, además de director- a partir de un incidente personal que sufrió en México, cuando tuvo que pasar varios días contra su voluntad en los suburbios de Tijuana. "Era como ciencia ficción en la Tierra", explicó después el propio realizador citando los potentes reflectores y las aeronaves que patrullan constantemente la frontera con Estados Unidos.
¿El futuro es el tercer mundo?
Antes de partir (ahora sí) les dejo una pregunta (para la reflexión y el debate):
De seguir "en línea con el mercado", ¿dónde se imaginan que estará vuestra descendencia (los hijos o nietos, de vuestros nietos) en el año 2154, en Elysium (la nación espacial) o en los slums de chabolas de la "puta" tierra (esperando "una patera llamada deseo")?
Como "terrícola" del Primer Mundo, al que tantos se empeñan en "arrastrar" al Tercer Mundo (y hasta donde alcanza mi vista e imaginación), tengo claro (muy claro) mi rol de "perro guardián" (y el testimonio que deseo dejar a mis hijas y nietos): no podemos competir con una actividad productiva basada en precios bajos, sino en valor añadido para que toda nuestra sociedad disfrute de bienestar. Nuestro objetivo no puede ser una economía low cost, o como ya califican algunos, una McEconomy. Me niego a vivir en el cinismo; hay que procurar la igualdad de oportunidades y poner en funcionamiento los ascensores sociales que permiten a un desheredado cumplir sus sueños…Y para que conste: no voy a reservar pasaje en Ryanair, para viajar a Elysium.
"As time goes by" (últimos sucesos que no hacen sino empeorar lo antes señalado)
(Un recorrido por la "hemeroteca de cabotaje", desde septiembre 2013 a marzo 2014)
"Un nuevo estudio publicado hoy en el British Medical Journal asegura que en 2009, un año después de iniciarse la crisis económica mundial, la tasa global de suicidios en hombres aumentó un 3,3%, con un incremento de aproximadamente 5.000 suicidios en todos los países analizados, respecto a la tendencia prevista. En España, tal como ha confirmado a El Confidencial uno de los autores del estudio, el profesor de epidemiología de la Universidad de Bristol David Gunnell, los suicidios crecieron un 7,2% más de lo esperado, aunque sólo entre los hombres"… Los suicidios aumentaron un 7,2% más de lo previsto en 2009 debido a la crisis (El Confidencial – 18/9/13)
Aumento de la tasa de suicidios desde 2007 en las distintas regiones europeas. (BMJ)
Ratio total de suicidios en los países participantes en el estudio en 2009. (BMJ)
"La idea que recoge el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe sobre Vigilancia Fiscal (Fiscal Monitor), publicado el pasado miércoles. Más allá de ampliar las bases fiscales y elevar la tributación indirecta para aumentar la recaudación con el objetivo de ir reduciendo progresivamente el déficit, el organismo reconoce que reducir los actuales niveles de deuda pública que presentan varios países, sobre todo europeos, será una tarea ardua y compleja que llevará tiempo y no estará exenta de sacrificios. Por ello, una de las propuestas que sugiere es imponer un tributo especial "sobre el capital". Es decir, una especie de quita "excepcional" sobre la riqueza de las familias que se tendría que aplicar de una sola vez, garantizando, además, que no se va a volver repetir para no desincentivar la inversión y provocar una intensa fuga de capitales. La medida consistiría en gravar la riqueza neta de las familias y destinar el dinero recaudado a amortizar deuda estatal. El FMI reconoce que el fuerte deterioro de las finanzas públicas que sufren muchos países "ha reavivado el interés" sobre la posible aplicación de este tipo de gravámenes especiales y, de hecho, admite que su aplicación podría tener "éxito" frente a otras alternativas indeseadas, como la suspensión de pagos. En concreto, el informe señala que el tipo impositivo necesario para reducir la deuda a los niveles previos a la crisis son "considerables": reducir la deuda pública de una muestra de 15 países de la zona euro a los niveles de finales de 2007 requeriría aplicar a las familias una quita del 10% sobre su patrimonio neto (activos menos pasivos), según el FMI. El organismo no hace distinciones de ningún tipo, tan sólo alude a la posibilidad de gravar la riqueza neta de las familias, aplicando así este particular impuesto a todo tipo de hogares, siempre y cuando el valor de sus activos (vivienda, acciones, ahorros, etc.) sea superior al de sus deudas. Además, el organismo hace referencia a otros casos similares acontecidos en el pasado, ya que este tipo de gravámenes fueron ampliamente adoptados en Europa después de la Primera Guerra Mundial, y en Alemania y Japón tras la Segunda Guerra Mundial"… El FMI sugiere expropiar el 10% de la riqueza de las familias para reducir deuda pública (Libertad Digital – 13/10/13)
"En casa de Marta, una madrileña de 33 años, nunca faltó de nada. Su padre era ingeniero de telecomunicaciones y su familia prosperaba sin mayores dificultades. Cuando empezó a estudiar arquitectura pensó que el esfuerzo merecería la pena. Quince años después, con sólo cinco años de vida laboral, la echaron del estudio donde trabajaba. Hoy, cuando hablamos con ella, está a punto de perder el paro. Montó una empresa junto a otra amiga arquitecta, en un campo que poco tiene que ver con lo suyo, pero se las ven y las desean para sacarla adelante. Sin cobrar un duro. Están pendientes de recibir un crédito que les permitiría cobrar un sueldo de 1.000 euros. "Sería una buenísima noticia, es como si fueras rica", asegura. En el espejo de Marta puede mirarse gran parte de la juventud española. El concepto de mileurista, como algo negativo, quedó atrás. Con la mitad de los jóvenes menores de 35 años en el paro, llegar a fin de mes con esa cifra suele considerarse un logro. Y es también algo cada vez más común, hasta el punto que los datos actuales y los últimos estudios al respecto apuntan a un cambio profundo: una nueva clase de parados y "trabajadores pobres", que no conoce de edades ni de niveles de formación, está creciendo en la base de la sociedad. "Todavía no soy plenamente consciente de que soy de clase baja", comenta Marta. Como todos sus amigos, estaba más acostumbrada a "sentirse" de clase media, algo que compartía el 63% de españoles en el año 2007, según los datos que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Se trata de un porcentaje que ha ido desinflándose a la par que la burbuja inmobiliaria, hasta que, en noviembre de 2011, volvió a un modesto 55%. Quienes se consideran de clase baja, a cambio, no han dejado de crecer en los últimos diez años: un 8,5% de la población. El fenómeno es tan evidente que los sociólogos han tenido tiempo, incluso, para darle nombre: la desmesocratización, el fin de la clase media tal como la conocíamos"… Todos somos pobres: por qué el 55% de España es ya proletaria (El Confidencial – 19/10/13)
Desigualdad
Valor: ratio de la población que gana más del 80% del resto de ciudadanos comparado con el 20% que gana menos.
"Hoy ha visto la luz un nuevo informe que es demoledor: sólo la mitad de los jóvenes trabaja en un ámbito relacionado con lo que ha estudiado. Sin embargo, a pesar de lo preocupante de este dato, la mayoría de los jóvenes españoles en términos generales están satisfechos con su vida, según se extrae de un estudio sociológico denominado "Estudio de opiniones, actitudes y expectativas vitales de la juventud española" y elaborado por la fundación Pfizer. A pesar de ello, esta investigación también revela que los jóvenes españoles piensan que cada vez se les exige más y se tienen menos en cuenta sus opiniones. Es sorprendente que la gran mayoría de los jóvenes españoles (el 72%) declara vivir todavía en casa de sus padres, y sólo un 20% se ha independizado, a pesar de que a partir de los 27 años a todos les gustaría haberse emancipado. En este mismo contexto, un alto porcentaje de los jóvenes (el 58%) vive de los ingresos ajenos, fundamentalmente de los proporcionados por sus padres, que en un 86% de los casos son los que financian a sus hijos. El análisis desarrollado por Pfizer ha comprendido un total de 1.412 entrevistas realizadas a jóvenes españoles de entre 15 y 32 años. Para el 67,5% de los encuestados el paro es el principal problema del conjunto de la juventud española. Le siguen los estudios y la educación (para el 28,1%), la calidad del empleo (el 10%), los problemas económicos (9%) y la falta de expectativas de futuro (7,7%)"… La crisis, cruda: tres de cada cuatro jóvenes españoles de hasta 32 años viven todavía con sus padres (Vozpópuli – 23/10/13)
¿Cómo es posible que un término antes degradado sea hoy la máxima aspiración de muchos jóvenes? La "becarización" del mercado de trabajo, el paro y la precariedad rebajan las expectativas de quienes se han formado toda su vida para encontrar un lugar en el mundo. Helena tiene 29 años, dos licenciaturas, un máster, varios idiomas y más de tres años de experiencia como periodista. Después de casi un año de prácticas mal remuneradas en una empresa, ha conseguido un contrato de media jornada y ahora recibe 400 euros al mes. "En mis primeras prácticas en tercero de carrera cobraba más. Apenas llego a fin de mes. Es humillante", lamenta en declaraciones a Efe. Con una tasa de paro juvenil que roza el 55 %, los sueldos de risa son un mal menor. "Paro y precariedad son las dos caras de la misma moneda. Los jóvenes aceptan casi cualquier cosa ante la amenaza del desempleo", argumenta Ángela Mora. La crisis económica ha quebrado el "proyecto de vida" de los más ansiosos por encontrar un trabajo acorde a su formación, algo que no siempre ocurre. Así lo afirma Alejandro Néstor García, investigador del Instituto de Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. La oportunidad que no llega "suscita una importante frustración y puede generar emociones como el desánimo y la tristeza si la situación se prolonga", señala el sociólogo. La espera resulta especialmente larga para los "eternos becarios precarios" como Carlos, de 25 años. Tras 12 meses trabajando gratis para una empresa, tuvo que prolongar su vida de estudiante para poder seguir allí. "Cuando terminé mi máster, me obligaron a pagar un curso de 300 euros para que pudieran hacerme un convenio. Sigo sin cobrar un duro y sin perspectiva de que me contraten", relata"… De mayor quiero ser… mileurista (Negocios.com – 10/11/13)
"Tomás recuerda todas las fechas. Cuándo le echaron de la empresa de reparto de publicidad en la que trabajaba, hace tres años. Los ocho meses de paro que cobró. Cuándo comenzó a vivir en la calle, en mayo de hace dos años. Cuánto lleva pidiendo: desde el 8 de agosto de 2012, cuándo empezó en el McDonald"s de la calle Atocha, en Madrid. Ya ha colocado su cartel en cinco sitios; el último, en la calle Carretas, donde pide ahora. Al principio ponía que era español; luego, no sabe por qué, le dio vergüenza, y en él se puede leer: "Pido una ayuda. Gracias". Así, a secas. Pero con mayúsculas. La sociedad tiene muchos nombres para Tomás. Tomás es un mendigo, un pobre, un excluido. Un "sin techo", una persona sin hogar. Sin embargo, Tomás es un parado. También un estudiante. También un hombre que imagina otro futuro y que da pasos para hacerlo realidad. Tomás es una de las 22.938 personas que, según los últimos datos del INE, hicieron uso de los servicios asistenciales de alojamiento o restauración en municipios españoles de más de 20.000 habitantes en 2012. Se trata de la Encuesta a las Personas Sin Hogar, que, publicada a mediados de este año, arroja luz sobre un problema social cada vez más intenso -mil personas más de las que figuraban en el anterior estudio, de 2005-, que afecta a 71,3 de cada 100.000 habitantes en España. En su mayoría están en Cataluña (21,3%), Madrid (15,4%) y Andalucía (13,1%). Tomás cuadra bien además con el perfil que arroja ese informe: mayoría de españoles en la calle (54,2%, frente al 51% en 2005), entre los 30 y 44 años de edad (38,4%), que perdió el empleo (un mayoritario 45% atribuye su situación a esa causa) y que lo busca (52,1%), mientras duerme en alojamientos colectivos (43,9%). El número medio de las personas que duermen en alguno de los centros de atención fue de 14.050 en 2012. En ellos (sumando los de alojamiento, restauración, información, etc.) trabajaron más de 16.000 personas (57% de voluntarios), con un gasto de 201,13 millones de euros. El 75,8% de estos centros se financia única o mayoritariamente por las administraciones públicas… "Cuando en España había trabajo, en la calle estaba el yonqui, el drogata. Ahora no. Ahora es gente que se queda sin curro y (cambia la persona del verbo) te ves tan mal, tan mal, que acabas aquí"… La crisis económica y el paro cambian el perfil de los "sin hogar" en España (El Confidencial – 10/11/13)
"Las mujeres que trabajan en empleos temporales tienden mucho menos a tener hijos antes de los 35 años que las que tienen un trabajo estable, según concluye un estudio que publica el último número de la revista científica Human Reproduction que emplaza a las autoridades a eliminar las barreras del mercado laboral que dificultan a las parejas formar una familia. Cuanto más tiempo se dedica a un trabajo temporal, más se reduce la posibilidad de tener un hijo. Así concluye una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Adelaide, en Australia, que demuestra que las mujeres que tienen empleos temporales tienden a retrasar el momento de la maternidad por encima de los 35 años. El estudio afirma que cuanto más años pasa una mujer trabajando en empleos ocasionales, más tarde empieza a tener hijos. Y lo que es más sorprendente, aunque la economía familiar puede influir en la decisión, no es el principal motivo. El empleo temporal se vincula al retraso de la maternidad independientemente del nivel socioeconómico. Los científicos australianos constatan que la motivación de las mujeres para tener independencia económica supera con creces a la de formar una familia, sea cual sea su nivel de estudios o de ingresos. "El hallazgo desbanca la idea generalizada de que el retraso de la tasa de natalidad se debe al hecho de que hay cada vez más mujeres con estudios superiores que retrasan voluntariamente su maternidad para centrarse en su carrera profesional", subrayan los autores del estudio"… El trabajo temporal impide tener hijos antes de los 35 años (Expansión – 20/11/13)
"Una de las tiendas que Walmart posee en el estado de Ohio, EEUU, ha pedido a sus clientes que donen alimentos para sus mal pagados empleados, acto que muestra que los sueldos de la compañía no son suficientes para que sus trabajadores puedan alimentarse. "Por favor, donen artículos de comida aquí, para que los asociados necesitados puedan disfrutar de la cena de Acción de Gracias", se leía en un cartel en la tienda. Kory Lundberg, un portavoz de Walmart, dice que la preocupación de la administración por sus empleados es una cosa positiva. "Esto es parte de la cultura de la empresa para reunirse alrededor de los asociados y cuidar de ellos cuando se enfrentan a dificultades extremas", dijo. Pero la necesidad de una colecta de alimentos ilustra lo difícil que es la vida de los trabajadores de Walmart con unos salarios notoriamente bajos. La empresa siempre ha estado plagada de acusaciones de que no paga a sus empleados un salario digno. De hecho el presidente y CEO de Walmart, Bill Simon, estimó recientemente que la mayor parte del millón de trabajadores que tiene la empresa gana menos de 25.000 dólares al año, justo por encima de la línea de pobreza federal de 23.500 dólares para una familia de cuatro personas… Los bajos salarios de Walmart tienen un "costo" público. Dado que los trabajadores con bajos ingresos no pueden costearse viviendas y asistencia médica, los impuestos de los contribuyentes terminan cubriendo esas necesidades, para reducir la brecha que enfrentan muchos de los trabajadores de la cadena"… Walmart pide a sus clientes que donen comida para sus mal pagados empleados (El Economista – 20/11/13)
"Con los problemas de la reforma sanitaria todavía coleando, el presidente Barack Obama quiere que se vuelva a hablar de economía. Y para eso, abrió un nuevo frente en el campo de la desigualdad económica que dijo pone en peligro "el sueño americano"… "Las tendencias combinadas de creciente desigualdad y decreciente movilidad social suponen una amenaza fundamental para el "sueño americano"", dijo el presidente en un discurso en Washington DC. El presidente lamentó que la movilidad social de EEUU es incluso menor que la de países como Alemania, Canadá o Francia. Además subrayó que los niveles de desigualdad de ingresos en la primera economía del mundo sean "comparables a los de Jamaica o Argentina". Según Obama, las estadísticas muestran "no solo que los niveles de desigualdad de ingreso en EEUU están cerca de la de países como Jamaica y Argentina, sino que es más difícil hoy para un niño estadounidense mejorar su posición en la vida de lo que es en la mayoría de nuestros aliados ricos, como Canadá o Francia". Para el mandatario, esta desigualdad en las oportunidades que ofrece la economía a los ciudadanos se explica por cuestiones "no tanto de raza como de clase". "Debemos avanzar más allá de la falsa noción de que esto es una cuestión exclusiva de las minorías", remarcó"… Obama: la desigualdad en EEUU, "comparable" a la de Jamaica o Argentina (BBCMundo – 5/12/13)
""Vine a Italia porque es el país de Europa occidental donde resulta más fácil trabajar sin contrato o alquilar una casa sin tener papeles. Una vez que conseguí el visado Schengen de tres meses, podía haber ido a Francia o Alemania, donde se gana más, pero aquí es más sencillo quedarse cuando te caduca el permiso. Cada cierto tiempo hay una regulación extraordinaria de inmigrantes y no resulta demasiado complicado entrar en una de ellas. También tiene su peso la presencia del Vaticano, de la Iglesia católica. Al poco de llegar a Roma, fui a registrarme a Caritas y con el documento que me dieron, años después conseguí probar el tiempo que llevaba en el país para obtener así un permiso de residencia". La historia de Stefania, una mujer moldava de 46 años que se gana la vida en Roma como asistenta doméstica, es paradigmática de la realidad de buena parte de los 5 millones y medio de inmigrantes que viven en Italia, ya sea en situación regular o irregular. Según el último informe de la fundación Iniciativas y Estudios sobre la Multietnicidad (ISMU, por sus siglas en italiano), nueve de cada diez ciudadanos de fuera de la Unión Europea que trabajan en el país tienen empleos para los que se les pide una baja cualificación. De hecho, alrededor de la mitad de los contratos laborales a los que tienen acceso no requiere de ninguna formación específica y sólo en el 4,5% de los casos se exige una licenciatura universitaria… El continuo flujo de inmigrantes ayuda a tapar en las estadísticas la salida de jóvenes italianos hacia otros países. Sólo desde el punto de vista demográfico el saldo para Italia es positivo. Bajo cualquier otra óptica, este movimiento poblacional es muy negativo para sus intereses: Italia importa en su mayoría mano de obra barata, sin competencias específicas, destinada en muchos casos a la clandestinidad y a trabajos precarios y sin contrato. Exporta por el contrario una generación de jóvenes con alta formación, dominio de idiomas y experiencia internacional. El cuadro recuerda mucho al que vive hoy España, pero en Italia el problema ya existía desde antes de la crisis. Ésta sólo lo ha agravado"… El suicido migratorio de Italia: importa asistentas y exporta jóvenes licenciados (El Confidencial – 16/12/13)
"Hasta 750.000 jóvenes en el Reino Unido sienten que "no tienen nada por lo que vivir", según un estudio de la organización no gubernamental Prince's Trust. El informe asegura que cerca de un tercio de los jóvenes que han estado desempleados durante un período prolongado han contemplado el suicidio. El documento pide medidas urgentes para que "los jóvenes desempleados de hoy no se transformen en jóvenes sin esperanza". El estudio se basó en entrevistas con 2.161 jóvenes de entre 16 y 25 años. De las personas contactadas, 281 fueron clasificadas como Ninis, que ni estudian ni trabajan, o Neet en inglés, (not in employment, education or training). De los jóvenes considerados Ninis, 166 estaban desempleados por más de seis meses. El 9% de los encuestados concordó con la afirmación: "No tengo nada por lo que vivir" y el informe señala que si se extrapolara ese porcentaje y el 9% de todos los jóvenes en el país sintiera lo mismo, eso equivaldría a unas 751.230 personas de esas edades. Entre los clasificados como Ninis, el porcentaje de quienes concordaron con la afirmación fue de 21%"… Miles de jóvenes británicos sienten que "no tienen un motivo por el cual vivir" (BBCMundo – 2/1/14)
"Un nuevo documento del Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve a poner a sobre el tapete la posibilidad de aplicar quitas soberanas y expropiar parte de los ahorros de las familias para reducir el ingente volumen de deuda que acumulan los gobiernos de los países desarrollados. En su último informe sobre Vigilancia Fiscal (Fiscal Monitor), publicado el pasado octubre, dicha entidad advertía de la posibilidad de confiscar hasta el 10% del patrimonio que acumulan los hogares para reducir la deuda pública a niveles de 2007, antes de que estallara la actual crisis financiera. Ahora, son los destacados economistas Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff -ex economista jefe del FMI- quienes insisten en un reciente estudio publicado por el Fondo que, muy posiblemente, numerosos estados se verán obligados, de una u otra forma, a aplicar distintas fórmulas para reducir su elevado endeudamiento público, desde la reestructuración (quitas y/o espera) y reconversión de deuda, hasta elevada inflación, represión financiera (impuestos, tasas de interés negativas, etc.) o bien una combinación de varias de estas medidas. La conclusión del informe es clara: la historia demuestra que los gobiernos suelen optar por este tipo de salidas en caso de elevado endeudamiento público, y la situación actual no será muy distinta. De este modo, Reinhart y Rogoff prevén la quiebra parcial (default) de diversos países, refiriéndose en particular a la periferia del euro, y la reducción de deuda pública mediante la transferencia de recursos desde los ahorradores privados hacia el Estado"… El FMI insiste en la posible confiscación de ahorro privado para reducir deuda pública (Libertad Digital – 8/1/14)
"El 48,6% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años afirma que aceptaría cualquier trabajo, en cualquier lugar y aunque tenga un sueldo bajo. De hecho, el 84,9% considera muy o bastante probable tener que trabajar en lo que sea, el 61,7% considera igual de probable tener que irse al extranjero; y el 79,2% tener que estudiar más. A pesar de esta disponibilidad expresada por los jóvenes una abrumadora mayoría (80%) se muestra convencido de que, al menos en un futuro próximo, tendrá que depender económicamente de su familia. Estas son algunas de las principales conclusiones extraídas del estudio Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del futuro, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado e independiente promovido por la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica. El estudio, basado en 1.000 entrevistas realizadas a jóvenes de 18 a 24 años y ocho grupos de discusión, analiza cómo viven los jóvenes españoles la aparente ruptura del "contrato social", compromiso implícito entre los jóvenes y la sociedad que estipula que a cambio de un esfuerzo inicial, normalmente de carácter formativo, se garantiza la integración futura (social, laboral, ciudadana) de esos jóvenes. Y, por otra parte, cómo repercute esta situación en diferentes ámbitos en la vida de los jóvenes: desempleo, dificultades para la emancipación, inseguridad y confusión, entre otros. Según el estudio, no hay duda de que la crisis actual, por su intensidad y duración, cuestiona severamente este "contrato social", repercutiendo en diferentes ámbitos en la vida de los jóvenes españoles. Por una parte, la falta de trabajo les genera serias dudas sobre su integración futura ya que han comprobado que el esfuerzo y la preparación no la garantizan. Ante esta realidad, entre los jóvenes parece haberse instalado una sensación generalizada de desconcierto donde el único punto que les genera seguridad y confianza es el apoyo familiar"… Casi la mitad de los jóvenes españoles están dispuestos a aceptar cualquier empleo (El Confidencial – 9/1/14)
"El rastro se extiende por catorce estados. Ella ha usado 127 nombres, ha simulado ser la madre de catorce hijos una vez, y de siete otra". Así describía Ronald Reagan a una enigmática mujer que el republicano utilizaría en su campaña electoral como epítome de los que se aprovechan de la "teta del Estado". Desde entonces, en Estados Unidos se llama de forma peyorativa "reina de los subsidios", o welfare queen, a todos aquellos que abusan de las ayudas. El término se asocia con madres solteras negras y de bajos recursos, y en los debates sobre la pobreza y cómo solucionarla se utiliza a menudo para proponer la responsabilidad en vez de favorecer los subsidios. Años más tarde se sabría que Linda Taylor era en realidad una estafadora blanca, pero en el lenguaje popular el término se quedó como representativo de los que cobran pero no trabajan, los "vagos y maleantes" de la versión española… Ahora, en pleno debate sobre la pobreza en Estados Unidos (incluso los republicanos han abrazado como caballo de batalla electoral la lucha contra la desigualdad de oportunidades), el término vuelve a estar de moda. Pero esta vez no se habla de particulares, sino de grandes corporaciones como Walmart y McDonald"s. "Cómo McDonald"s y Wal-Mart se convirtieron en welfare queens", se leía recientemente en Bloomberg; "Los salarios de los restaurantes de comida rápida vienen con una factura de 7.000 millones de subsidio público", publicaba Business Week; "Informe: las empresas de comida rápida transfieren 7.000 millones de costes laborales a los contribuyentes", revelaba Forbes. Esos 7.000 millones de dólares son una estimación de lo que anualmente se gasta el Estado en subsidios para los trabajadores de las grandes empresas de comida rápida, ayudas que les permiten comer y tener seguro médico. Estas compañías pagan tan poco a sus empleados que su alimentación y asistencia sanitaria corren a cuenta de Washington. La cifra proviene de dos informes diferentes, uno de la Universidad de Berkeley y otro de la de Illinois, pagados por FastFood Forward, una organización de activistas que persigue aumentos en los salarios de los trabajadores Ambos utilizaban datos disponibles para el gran público, y se refieren a las grandes cadenas de comida rápida como McDonald"s o Taco Bell. Mantener a los trabajadores de McDonald"s en particular cuesta cada año 1.200 millones al Estado, según el análisis de la organización activista National Employment Law Project. El 52% de los trabajadores de establecimientos de comida rápida están inscritos junto a sus familias a algún tipo de asistencia pública. La industria del fast food mueve 200.0000 millones anuales, pero sólo un 13% de las compañías proveen de seguro médico. El tema de los subsidios públicos ocultos a las empresas de empleo basura saltó a la arena pública cuando se publicó una conversación grabada entre una trabajadora de McDonald"s y una operaria del teléfono de ayuda a los empleados de la compañía"… McDonald"s y Walmart, las "reinas de los subsidios" estatales de EEUU (El Confidencial – 31/1/14)
La gran coalición de la canciller alemana, Angela Merkel, prepara la introducción de un salario mínimo interprofesional sobre la base de los 8,5 euros por hora trabajada, que excluirá, sin embargo, a los menores de 18 años. "Tenemos que evitar que los jóvenes prefieran aceptar trabajos remunerados, en lugar de completar su fase de formación", apunta la ministra de Trabajo, Andrea Nahles, en declaraciones al dominical "Bild am Sonntag". Nahles, del Partido Socialdemócrata (SPD), descarta en cambio que acepte la exclusión también del salario mínimo a jubilados o quienes trabajan en régimen de "minijob" -miniempleos para un máximo de 40 horas semanales-, como pretende el bloque conservador de Merkel. "¿Por qué tienen que estar peor pagados los que son más viejos o trabajan menos horas que otros?", apunta Nahles, quien presentará su esbozo de proyecto de ley al Consejo de Ministros, a principios de la semana entrante. La ministra rechaza que la implantación de un salario mínimo interprofesional pueda derivar en la destrucción de empleo -como han advertido expertos y representantes de la gran industria- y estima que la entrada en vigor de esa medida, prevista para enero de 2015, beneficiará a unos 3,7 millones de trabajadores"… La coalición de Merkel excluirá del salario mínimo a jóvenes de hasta 18 años (El Economista – 16/3/14)
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