Víctimas del futuro – Adiós al liberalismo: en busca de la confianza perdida (página 2)
Enviado por Ricardo Lomoro
Simplemente la experiencia de puntocom y la del crédito legitiman el debate de cuál será la siguiente explosión de euforia irracional, y, sobre todo, si la explosión de ésta última burbuja está abonando el terreno para otra. Y, de momento, muchos ojos se están centrando en la deuda pública. Esto es, la deuda que emiten los Estados para financiar sus gastos e inversiones, y cubrir los déficits presupuestarios en los que incurren año a año. La emisión de deuda se ha disparado en las últimas semanas, porque los Gobiernos tienen que financiar los rescates del sistema bancario y los planes de estímulo fiscal para impulsar la demanda. Los bancos Société Générale y Goldman Sachs prevén una emisión cercana al billón de euros durante 2009 en la eurozona, y de en torno a 2 billones de dólares en EEUU.
La turbulencia financiera estadounidense del año 2008 será memorable: la implosión de la burbuja hipotecaria, el desquiciado apalancamiento de activos y el delirante desfile de salvatajes, han llevado a la economía mundial a una crisis que conmueve las bases de la arquitectura económica internacional.
Estados Unidos se ha convertido en un país especializado más en hacer papel que cosas y eso ha hecho que Wall Street haya inventado cada vez más activos y obligado a Main Street a invertir en ellos, endeudándose cada vez más. De lo que no se dieron cuenta es que las atractivas rentabilidades necesitaban la inclusión de nuevos jugadores y de la producción de más papel. Para peor, otras grandes economías han seguido el mismo camino.
Lo que no se reconoció bien es que estas políticas eran huecas, autodestructivas y destinadas en último lugar a lo que siempre fueron: esquemas Ponzi (estafas piramidales). Existen varios ejemplos (el de Bernard Madoff, por pillarnos más cerca, aunque hay muchos otros tan culpables como él), pero hay uno que explica a la perfección el fraude piramidal de la economía: uno sólo tiene que ver que ha pasado en el mercado hipotecario para entender las similitudes.
La peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial ha otorgado a los Gobiernos de todo el mundo un papel clave en la supervivencia del sistema bancario internacional. La quiebra de Lehman Brothers fue la primera pieza en caer de un dominó construido sobre un terreno pantanoso. Desde entonces, la amenaza de un colapso total de la economía financiera impulsó a las autoridades gubernamentales, con independencia de su orientación política, a tomar medidas urgentes para evitarlo.
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania,… procedieron así al rescate de muchos bancos y asimilados, dedicando para ello una ingente cantidad de recursos económicos que muchos discuten si no estarían mejor empleados en apoyar la economía real. Inyecciones de liquidez, aportaciones de capital, avales, etcétera (incluyendo en el etc., ni más ni menos, algunas nacionalizaciones… que continúan).
Pocas fueron las entidades que quedaron fuera de la intervención directa de los Estados. Aparentemente las más saneadas. Sin embargo acontecimientos recientes (16/1/09) han cuestionado esa aparente fortaleza, que ahora cobra más fuerza tras el salvavidas lanzado, a Bank of America y deja una pregunta en el aire: ¿Puede la banca sobrevivir a la crisis sin el colchón de las ayudas públicas?
Al desmoronarse el círculo vicioso inflación de deuda-revalorización de activos, los estadistas del bienestar y sus banqueros centrales aceleran el proceso de inflación monetaria, tratando de compensar el desinflado de la(s) burbuja(s) que arrastran consigo la riqueza virtual creada artificialmente y cuyo destino último es convertirse en sumidero(s) financiero(s). Este esquema piramidal globalizado ha alcanzado tal surrealismo que estados y bancos centrales se reconvierten en prestamistas de última instancia. La pirámide no puede adelgazar, debe seguir ensanchando. "Rescates" aparte, la tasa de inflación de deuda norteamericana crece más del 9% anual desde 1980. Incluyendo compromisos socio-sanitarios, en endeudamiento total de EEUU ronda el 500% del PIB, creado en su mayoría en los últimos 30 años, más que doblado desde el año 2000.
The party is over
La fiesta ha terminado. Se apagan los ecos del "último tango"… en Wall Street. Grandes dosis de despreocupación, autosatisfacción y cinismo… han derivado en una economía "sin responsables". Una economía de "call centers" (nadie sabe dónde están, ni quién los atiende). Así y todo, algunos mitos económicos comienzan a caer. Posiblemente, uno de ellos (eso espero) sea el del librecambio.
Cuando la globalización nos la prometía tan felices, cuando la tierra era plana… con la "falacia" de la libre circulación de mercancía (que sólo fue parcial y sesgada), con la "promesa" (espejismo, timo) de la libre circulación de trabajadores, se impuso (único fin cierto, primigenio y constatable) la libre circulación de capitales. Eso era lo que verdaderamente interesaba a los "amos del mundo". Lo demás eran espejitos de colores para entretener a la "manada" (gilada). Peanuts.
Ahora, que se ha constatado que la globalización lo único que ha globalizado han sido las pérdidas (repartido la mierda, digamos), un efecto "esperable" del coito interruptus, tal vez sea (eso anhelo) el regreso del proteccionismo.
¿Estamos llegando al fin del capitalismo? Quizás no, pero es probable que estemos ante el fin de cierto tipo de capitalismo, el financiero y especulativo, que ha crecido demasiado en las dos últimas décadas, y la crisis actual sólo una elocuente expresión de ello, aunque no la única. Las causas de esta crisis tienen raíces muy profundas, tanto en el sistema financiero, como en los estilos de vida y consumo.
El capitalismo puramente financiero es amoral. Es hora de "volver a creer" en el capitalismo del esfuerzo y del trabajo. Se debe moralizar el capitalismo. Refundarlo. Eso no quiere decir destruirlo. Destruirlo es dar un paso atrás, renunciar a todo lo hecho. Pero, o lo refundamos o se destruirá.
El fin de la economía "low cost"
Cuando las empresas inventaron el "outsourcing" (deslocalización), hijo bastardo de la globalización, hicieron creer a los trabajadores que perdían sus empleos, que ayudados por el menor costo de los productos (ahora importados) y el auxilio del crédito (entonces ilimitado y barato) podrían seguir "enganchados" (adictos) al "consumismo feliz".
Ahora, frente a la crisis, los ex-trabajadores (desocupados), no tienen ni fábricas, ni créditos. La sociedad de consumo se ha esfumado, como lo hicieron los capitales de las "catedrales" bancarias de Manhattan.
Ahora, frente a la crisis, esas empresas "deslocalizadas" comienzan a abandonar el barco (países emergentes), dejando a los "nuevos" trabajadores en una situación tan cercana a la pobreza original que, más de uno de ellos, se estará preguntando si todo habrá sido, únicamente, una ilusión óptica (ahora, una pesadilla).
El "low cost" sólo ha enriquecido a las empresas deslocalizadas. Ni los "nuevos" trabajadores, ni los "viejos" trabajadores han participado del festín, ficticio, de una economía "sin barreras".
Detrás de esta crisis se esconde una patología del consumo en las familias, que se ha extendido desde el capitalismo norteamericano a todo el Occidente opulento. El endeudamiento excesivo de las familias americanas ha creado un terreno frágil, que se ha hundido bajo el peso de la crisis de las hipotecas de alto riesgo. La hipoteca sobre la casa ha venido a añadirse a una serie de endeudamientos en una cultura que privilegia el consumo aquí y ahora, y que ha olvidado el valor del ahorro, también el sentido ético.
En realidad, cada vez más el consumo se ve apremiado y drogado por un sistema económico y financiero, y los medios de comunicación son cómplices de ello, que induce a las familias a endeudarse por encima de sus reales posibilidades de restituir el crédito.
La crisis actual, pues, puede ser una buena ocasión para reflexionar en profundidad sobre el estilo de vida insostenible que el capitalismo financiero actual ha determinado. Y no se trata de imaginarse una economía sin bancos. No. La banca y las finanzas son demasiado importantes como para dejársela sólo a los especuladores. Una buena sociedad no se hace sin banca ni finanzas, sino con una buena banca y unas buenas finanzas.
De la economía "low cost" fuimos todos responsables (culpables). Las empresas por buscar la rentabilidad por encima de la responsabilidad, seguridad, transparencia y sostenibilidad. Los gobiernos por transitar frívolamente por la senda de un crecimiento económico electoralista, demagógico y corrupto. Los consumidores por atragantarse con cuanto producto o servicio le ofrecieran, al mínimo costo y con grandes facilidades, por encima de sus posibilidades y sin mirar el origen. En esa irresponsabilidad (inmadurez) atropellaron, inconscientemente, hasta sus propios empleos. Para ser consumidores "Todo a 100", aceptaron sustituir empleo por crédito.
La culpa la hemos tenido todos: los bancos por animarnos a consumir lo que no teníamos y nosotros por creerlo. Durante muchos años ha imperado la máxima del "todo vale" y ahora lo estamos pagando.
De modo que estamos ante un reto cultural y antropológico, y para afrontarlo se requiere un compromiso de todos, dentro y fuera de los mercados.
¿Del neoliberalismo al neoproteccionismo?
Salir de la crisis inyectando dinero debe hacerse con inteligencia. Y eso significa que los gastos deben ser inversiones. Deben ser sostenibles para que no se limiten a lanzar dinero a los problemas, sino utilizando, en cambio, esos fondos para poner los cimientos de un futuro más estable y próspero.
Ninguna nación se ha librado, pero las más pobres son las que sienten más intensamente esos golpes. Si no se aborda correctamente, la crisis financiera se convertirá en la crisis humana del futuro. Los disturbios sociales y la inestabilidad política aumentarán y exacerbarán todos los demás problemas. En última instancia, el peligro es una serie de crisis en cascada, cada una de las cuales nacerá de las otras, con consecuencias potencialmente devastadoras para todos,
La crisis es ya una realidad palpable para casi todos los países. Y echarle la culpa al mundo es tan falso como injusto. Hay culpables de primera (los acreedores / especuladores), de segunda (los deudores) y de tercera (los gobiernos cómplices).
Luego están las "víctimas del futuro" (los Santos Inocentes). Aquellos que sin saber nunca lo que era una hipoteca subprime, ni una titulización, ni los estructurados, ni los fondos de retorno absoluto, ni los CDS, SIV, conduits, OTC, u otras "sopas de letras", impresentables e incomprensibles, hasta para sus propios inventores, ha sido barridos por el tsunami financiero aunque vivieran a más de 10.000 kilómetros de la Gran Manzana.
Si en las "buenas" no vieron una y en las "malas" quedaron culo pa"arriba, ¿no será hora de cuestionar los "beneficios" del modelo neoliberal? El modelo del "todos ponen" y el "ganador se lleva todo", ha fracasado. La tierra no es plana (y nunca lo será). El "fin de la historia", es una falacia (y continúa). Las asimetrías económicas no se compensan. Los "súper" beneficios no se redistribuyen y la distancia entre pobres y ricos se agigantan.
Han fracasado la liberalización, la privatización y la desregulación. Y para más INRI el "pagano" de la quiebra vuelve a ser el Estado (o sea, todos los ciudadanos). La mayor "socialización" de las pérdidas de la historia. Un "final de la historia" (ahora, sí) francamente surrealista, grotesco, absurdo, sarcástico. No alcanzan los soberbios, ni los ignorantes, ni los mentirosos, para negar semejante evidencia.
La actual crisis financiera internacional exigirá un cambio estructural (ahora, sí) y un nuevo equilibrio en los papeles del Estado y del Mercado (ahora, sí).
En el siglo XXI no hay una sola nación que pueda decir qué hacer o pensar. No resulta aceptable el status quo, ni el regreso al pensamiento único. Una vez pasado el grueso de la crisis, no sería aceptable que los mismos que la provocaron reclamen a quienes han contribuido a superarla que se vayan.
Las principales consecuencias de esta crisis pueden resultar el regreso del Estado como actor económico y el fin de la ideología de la impotencia pública, contrapartida del todopoderoso Mercado. Resulta curioso ver ahora pedir socorro al Estado a quienes no querían oír hablar de él.
El cambio de modelo económico no implica nacionalizar la economía mundial, ni crear el capitalismo de estado, sino que se trata de reequilibrar los roles respectivos del Estado y del Mercado.
El librecambio no existe. Todo comercio es manejado. De no ser así, los desequilibrios demográficos y de riqueza no harían de la inmigración un fenómeno global imparable, pese a las restricciones. Más de 200 millones de personas trabajan fuera de su país, una cifra que no tiene en cuenta a los que trabajan sin documentos ni a los que emigran transitoriamente o a los que han regresado a sus países. En el mundo hay más de 50 millones de trabajadores indocumentados. La pobreza o las aspiraciones de una vida mejor fuerzan la movilidad global.
"Una nueva ola de proteccionismo cobra forma en todo el mundo… Varios sectores empiezan a hacer cola en Beijing, Bruselas y Washington, en busca de protección contra las importaciones. Esto ha ocurrido en otros períodos de desaceleración, pero esta vez las restricciones pueden ser más perjudiciales debido a la naturaleza global de la crisis económica… Las predilección actual por lanzar grandes paquetes de estímulo fiscal también puede ir asociada al proteccionismo, a medida que cada país busca asegurar el beneficio de sus industrias…" (The Wall Street Journal – 12/1/09).
Palabras que no existen
Los "amos del mundo" (Club Bilderberg, Council of Foreign Relations, Trilateral…) dieron -oportunamente- la instrucción (consigna) y los "profetas" (think tanks) salieron a difundir (predicar) por el mundo el dogma de la globalización.
Las "reformas estructurales" (control del déficit público), la "flexibilización laboral" (despido libre), el libre movimiento de mercancías (librecambio), el libre movimiento de capitales (financierización), la desregulación, la privatización… serían los motores de la creación de riqueza, el crecimiento y la distribución.
Todo se quedó en la "creación de riqueza", que luego se vio que era artificial, especulativa y fugaz. El "desarrollo" (crecimiento) fue parcial, sesgado, precario y leonino, y la "distribución", ni se la vio, ni se la espera.
Los trabajadores "flexibilizados" no han recuperado -jamás- los empleos perdidos. Los "agraciados", terminaron aceptando (¿voluntariamente?) el "opt-out" (65 horas semanales); como reponedores de Wal-Mart o como cajeros de McDonald"s.
Las fábricas cerradas no volvieron a abrirse. La revolución tecnológica no alcanzó para todos. La economía de servicios dio para empleos de "usar y tirar", trabajadores de "lunes a viernes" y un enorme "ejército en la reserva".
Una generación vio -con dolor- que nunca podrían igualar los ingresos de sus padres- Las mujeres -las mejor educadas de la historia- debieron optar (¿voluntariamente?) por el hijo o por el trabajo, cambiando maternidad por tarjeta de crédito y las tareas del hogar por ser "sirvientas" de lujo en despachos de empresas, aviones o buques. Dos empleos por el sueldo de uno. La gran conquista de los años 80/90 y subsiguientes.
La única forma de "completar" los ingresos, el plan de pensiones, pagar las deudas, era con dos trabajos (hombre y mujer), con créditos sobre créditos y… sin niños. Un suicidio universal.
Eso sí, siempre viviendo por encima de las posibilidades. Esclavos de las "chucherías". Endeudados hasta las cejas. Consumistas adictos. Anestesiados felices. Zombis. Una enorme masa de consumidores, sin ideología, sin dinero y sin objeto. Podría decirse, sin "sujeto". Inexistentes.
Así fueron "matando" a la clase media (donde la había). Así proletarizaron a los que podían cuestionar al sistema (al menos, dudar). Una lobotomía deliberada, planificada y ejecutada hasta el exterminio.
Hoy los zombis deben por su casa más de lo que vale la propiedad. Pierden sus empleos. Entran en el futuro caminando hacia atrás. No tiene explicación, ni consuelo. Tampoco perdón. Han sido víctimas de su propia mediocridad (gula). Se creyeron que con una tarjeta de crédito, un carrito de supermercado, la tele (de plasma, por favor) y el fútbol, habían alcanzado la felicidad. Al menos la que le ofrecían las "catedrales del consumo" (grandes almacenes) y las "catedrales del crédito" (entidades financieras).
Ahora descubren que por el paraíso ansiado tiene una hipoteca subprime, han perdido uno de los empleos (si no los dos) y no pueden bajarse de las "puntas del pie" porque se ahogan en las deudas. Han cambiado "embarazos" por "embargos".
Mentiras y mentirosos
Los "mentirosos" (una minoría) siguen bien, sus pérdidas han sido compensadas y subsidiadas. Todo perdonado. Todo bien. Las "mentiras" siguen ahí, en cualquier momento les cambian el "empaque" y vuelta a empezar.
Los "timados" (la gran mayoría), una sociedad borreguil, pastueña, adocenada, capaz de tragarse cualquier sable sin pestañear, todavía está mirando de dónde vino el "cachetazo": ¿cómo fue? ¿quién fue? ¿por qué a mí? No pueden comprender (ni quieren creer) que les han timado, robado la cartera, asaltado la ilusión, violado sin erección (y además, sin condón).
Los "socios del silencio" (organismos de control, agencias de calificación, bancos centrales, autoridades gubernamentales), invisibles, lacayos, serviles, cómplices, corruptos, opacos… (podría seguir). Bomberos pirómanos. Prestos en salir en ayuda del… ganador (los mentirosos). Al fin y al cabo: ¿a quién le "deben" el puesto? Lo único que han hecho (aunque falta conocer el final) ha sido "licuar" la mierda, "socializar" las pérdidas, "nacionalizar" los despojos y "auxiliar" a los delincuentes.
El dinero que no alcanzaba (recordar las reformas estructurales, el déficit cero…) para mantener el estado del bienestar, la educación, la salud, la vivienda, las pensiones, la seguridad… (y podría seguir), alcanza y se multiplica para subsidiar el "festín de los corruptos". Para mantener la economía de casino. Para continuar el espectáculo de la bolsa.
La globalización justa. Todos tan felices. Empujando el carrito de la compra. Esperando la próxima tarjeta de crédito. Soñando con el nuevo juguete electrónico importado de China. Indiferencia suicida.
¿El trabajo? ¿Qué trabajo? El silencio de los corderos tiene final de matadero…
¿Mejor inflación que producción?
¿Y si en vez de "darle" a la maquinita de imprimir billetes, se ponen en marcha las máquinas de producir bienes? De mantequilla o cañones a… de billetes o camiones. Del monetarismo al estructuralismo (¿les suena?). Keynes, vuelve, te han perdonado!
Tantos años "proscripto" y ahora de nuevo en las librerías. Best seller. Como Marx. ¿Quién los hubiera dicho? El regreso de los "apestados". ¿Volverán a estudiarlos en Columbia, Harvard, o el London School of Economics? Y si no, al tiempo…
¿Qué diferencia hay entre la propuesta de Keynes de cavar pozos y rellenarlos después, para dar trabajo (demanda agregada) y el lanzamiento de dinero desde un helicóptero (Bernanke) para restablecer la estabilidad de los mercados (oferta agregada)?
Por más que haya esperanzas en que esa situación se invierta, en que las medidas puestas en marcha por gobiernos e instituciones consigan detener ese deterioro, lo cierto es que nada apunta a que tal sea el objetivo prioritario. Incluso cuando actualmente se salude a Keynes y al "New Deal", en tanto ejemplo de políticas estatales que consiguieron sacar de la depresión a grandes estados, se hace con otro sentido. Aquel Keynes es distinto del presente: el modelo keynesiano se centraba en la economía real y era redistributivo a largo plazo. Lo que estamos viendo es un modelo de defensa de los intereses financieros. Este intervencionismo sólo pretende rescatar los márgenes de negocio de las entidades financieras.
Tal vez, Bernanke, Paulson y otros "cómplices" de Wall Street (antes Greenspan, no olvidar), no quieran reconocer (ni que les recuerden) que la impresionante "regadera" monetaria es presagio de una alta inflación que terminará propagándose por la economía norteamericana y mundial. Una forma premeditada y alevosa de licuar las deudas (pasivos) de las instituciones financieras, trasladando el impuesto inflacionario a la sociedad estadounidense y mundial (incluso a las siguientes generaciones).
El próximo escenario: una larga y dolorosa depresión mundial, aranceles y proteccionismo
Ha finalizado el falso amanecer. La crisis del capitalismo financiero anticipa una larga y dolorosa depresión mundial.
El dilema del empleo llevará -más pronto que tarde- a los países (o regiones) a restablecer (o incrementar) aranceles y practicar una política proteccionista que disminuirá -sustancialmente- el comercio mundial.
"Vivir con lo nuestro", será la divisa que enarbolarán los "suspicaces" políticos poniéndose al frente de la manifestación para que (al menos) la misma no se los lleve por delante. Y el primero, SuperObama.
Si éramos pocos (hace 10 años) los que nos oponíamos a la globalización (mis Ensayos y Papers son suficiente prueba), muchos menos, los que nos animábamos a "discutir" el librecambio (también tengo algunos escritos al respecto). Si se nos tildaba de "poco modernos", por no festejar la globalización, se nos trataba de "cavernícolas" si propugnábamos las ventajas del proteccionismo. Los mitos del librecambio amanecían en Occidente y se replicaban en Oriente. Llegaban más allá que el sol. Iluminaban todo el firmamento económico global.
Ni Smith (mal leído y falsificado), ni List (¿alguno lo recuerda?), ni Keynes (ridiculizado), tenían espacio en el "liberation management". La sociedad del riesgo global representaba la cultura de la victoria. La pantalla total facilitó la ilusión de la cual sólo ha quedado una nueva era de las desigualdades. De la "nueva" economía (ahora, huérfana) a los "nuevos" pobres.
¿Cómo salimos de esto? Sálvese quien pueda
Los japoneses están "volviendo" a la agricultura (mira tú, por dónde). Se están preparando para el paro prolongado, para la pobreza, para la escasez. Están intentando suplir a los ancianos agricultores por jóvenes (urbanos) que llevan una década con empleos precarios y temporales. Se están preparando para una economía defensiva y de subsistencia. Justamente ellos, que saben bastante de comercio exterior. Tal vez por eso.
Los alemanes (y espero que con ellos, los europeos) están "enterándose" en carne propia la levedad de la cuota exportadora a los EEUU. De "socios comerciales" a "durmiendo con el enemigo". Tanto sacrificio del empleo (flexibilización, le llamaron los hipócritas) para descubrir -tarde y mal- que ni siquiera ser el principal exportador mundial garantiza la supervivencia del más fuerte (¿o más débil?).
A los americanos, no les alcanzará el "shock" vitamínico de SuperObama y pronto "descubrirán" la belleza de los productos "Made in USA". Mejor el "obsoleto" Ford (o Chevrolet), con empleo, que el "sofisticado" Toyota, Lexus, Mercedes, BMW, Audi o Nissan, con crédito y desocupado.
Nada nuevo, volver a la agricultura, a la industria. Defender la producción nacional (o regional) y las fuentes de trabajo. Seguramente habrá algunos productos nacionales que resultarán más caros que sus similares importados (otros, no), pero la gente tendrá trabajo y salario con los que comprarlo (no crédito, sin trabajo). Cada cual tendrá que atender su juego. La prioridad debe ser el empleo y lo demás (inclusive el Cielo) puede esperar.
Las multinacionales tendrán que volver a acostumbrarse a que si les interesa algún mercado, tendrán que instalar una planta industrial en ese país (o región). La importación de los productos que puedan fabricarse en ese país (o región) deberán ser desalentados con altos aranceles y proteccionismo.
Los países (o regiones) acometerán negociaciones "bilaterales" para establecer convenios comerciales con otros países (o regiones) en función de las necesidades y conveniencias nacionales. Intercambios compensados, preferencias arancelarias, triangulaciones y cupos.
Habrá países (o regiones) en los que será más costoso (en términos relativos) producir mantequilla que acero. Habrá países (o regiones) donde se dará la situación inversa. Podría llegar el caso (sería deseable) que se establecieran convenios bilaterales para establecer intercambios que optimicen los términos. Siempre desde la óptica del empleo nacional (o regional).
Lo que no puede ser admisible (como hasta ahora) es que los países abran sus fronteras y supriman el proteccionismo a cambio de la pérdida de empleo.
Lo que interesa es el producto y no la productividad (aunque no resulte "políticamente correcto").
Lo que interesa es el consumidor (en tanto que trabajador) y no el consumismo (en tanto que mercado) (aunque no resulte "políticamente correcto").
Lo que interesa es lo cualitativo y no lo cuantitativo (aunque no resulte "políticamente correcto").
Aunque se "rasguen" las vestiduras no se trataría, ni más ni menos, que de "volver" al "sueño americano" (Yes, we can, SuperObama): en términos modernos el sueño americano significa "tener una casa propia, dinero en el banco, un gran automóvil, electrodomésticos a granel, todo logrado merced al ingreso de una sola persona en el hogar" (de "Where we staid", Michael Wolf – 1992).
Porque el "sueño americano" ya no existe. Las comodidades que los norteamericanos disfrutaron durante los años cincuenta y sesenta paulatinamente fueron quedando fuera del alcance de las generaciones de posguerra.
En la década del ochenta, a fin de satisfacer el sueño irrealizado, todos los norteamericanos -los consumidores, las compañías y el Estado- recurrieron a los préstamos.
Hoy las expectativas del "sueño americano" se han frustrado. Incluso se habla de que la nación se está hundiendo en un pozo parecido al del Tercer Mundo y entrando en un círculo vicioso de la pobreza.
Dice Ravi Batra ("El mito del librecambio" – Vergara – 1993):
"La liberación del comercio ha sido el "leit motiv" de la política comercial de los Estados Unidos desde la guerra, y finalmente han logrado su cometido la "agriculturización" de la industria, en especial la manufacturera"… (Pág. 84)
"No cabe duda de que Estados Unidos ha experimentado una "desindustrialización" en gran escala. Empero, la tesis no explica el permanente deterioro del nivel de vida de los norteamericanos. La desindustrialización no es una causa de la disminución de los ingresos medios. Es una sagaz descripción del proceso que llevó al deterioro, no del factor causante, la verdadera causa es el comercio libre"…
"¿Por qué se deterioró la base industrial del país? La hipótesis de la desindustrialización responsabiliza principalmente a las empresas multinacionales que reubicaron sus fábricas en las naciones de Asia con salarios más bajos. Esto es un hecho. Sin embargo las empresas multinacionales no se hubieran ido si no hubieran estado en condiciones de volver a importar sus productos a Estados Unidos. Fue la progresiva caída interna de los aranceles aduaneros lo que las alentó a invertir fuertemente en Asia. Por otro lado las compañías norteamericanas tuvieron que hacer frente a una intensa competencia internacional que las obligó a emigrar hacia países en los que había mano de obra más barata: si los Estados Unidos hubiera persistido en su política tradicional, propia de una economía cerrada, no hubiera habido deterioro de la industria"…
Y finalmente concluye: "A esto debe sumarse la restructuración de la industria y la pérdida de empleos resultantes, causada por el auge de las fusiones de la década del ochenta, y tendremos una explicación completa de la sistemática disminución en el nivel de vida norteamericano"… (Pág. 97)
La mayoría de los economistas admite que el comercio puede perjudicar temporalmente a algunos trabajadores, pero afirman que beneficia, sin lugar a duda, a los consumidores, ya que las importaciones hacen bajar los precios y ponen un límite a la inflación. Nada puede estar más alejado de la verdad. Es un concepto decididamente erróneo.
¿Acaso los consumidores son diferentes de los trabajadores? ¿No son la misma gente? Desde la apertura de la economía norteamericana al comercio libre en 1973, el 80 por ciento de la fuerza laboral ha soportado una brusca caída en los ingresos reales. ¿Acaso la gente y sus familias no son también consumidores?
En 1960, las importaciones industriales de EEUU representaban apenas el 5 por ciento de la producción nacional; en 1973, constituían el 14 por ciento; y en 1990, aumentaron hasta el 40 por ciento.
En 1980, trabajaban en la industria 21 millones de personas; en 1991 sólo quedaban 18 millones, mientras que la fuerza laboral aumentó 20 millones.
Miedos y represalias
¿Ustedes piensan que alguna empresa multinacional estaría dispuesta a perder el mercado estadounidense o europeo porque el modelo proteccionista la compromete a instalar una industria local para atender la demanda? Lo que le importa es la demanda y si para ello hay que producir en el país (o región), las industrias volverán -a cualquier costo- con tal de no perder el mercado interior.
La mayor autonomía posible mejorará los "términos del intercambio" y posicionará con mayor firmeza a los países (o regiones) a la hora de entablar negociaciones comerciales bilaterales.
Alguno puede preguntarse: ¿Por qué "bilaterales" y no "multilaterales"? Porque al multilateralismo (como a la OMC) "lo carga el Diablo" (o sea, las multinacionales). En el multilateralismo las grandes empresas "manipulan" (amañan) las reglas de juego y "provocan" (inducen) el resultado que más les favorece. Pasan a tener más fuerza las empresas (por interpósitos países / representantes / sectores) que los Gobiernos (colusión). En el bilateralismo (si bien no se pueden evitar presiones indirectas de las grandes empresas) los técnicos gubernamentales tienen "más espacio" (autonomía) de negociación. En vez de productos / sectores se pueden compensar partidas.
Por ejemplo: si España negocia con Arabia Saudita intentando compensar las cifras de importación de petróleo, es éste país productor el que tendría que seleccionar los productos a comprar (de una lista presentada por España) para compensar las cuentas comerciales. Esta sería la base del intercambio compensado y la estructura vertebral del Convenio Bilateral. Petróleo por alimentos. Petróleo por automóviles. Petróleo por medicamentos. Petróleo por servicios (o una mezcla de varios bienes y servicios).
Así se podría negociar país por país (o región por región), a partir de las necesidades de importación y de las disponibilidades de exportación. Y no más. Sólo exportar para compensar lo que se necesita importar. Podría darse el caso que algunos países (o regiones) vean necesario "triangular" algunas mercancías para compensar la oferta y demanda.
Siguiendo el ejemplo de España y Arabia Saudita, podría ser que el país petrolero necesitara madera (que España no produce). Dado el caso, para compensar las importaciones petroleras con madera, España tendría que buscar un país (o región) productor de madera a la cual enviar alguno de sus productos (en el ejemplo: alimentos, automóviles, medicamentos, servicios (o una mezcla de bienes y servicios) y recibir a cambio la madera que enviará (directamente) a Arabia Saudita a cambio del petróleo. Así en cada caso, país por país (o región a región) hasta cubrir las necesidades de importaciones compensadas con las exportaciones de productos (o servicios) propios o de terceros.
Al final, se trataría de movimientos de mercancías (mínimamente de divisas) tratando de utilizar los transportes de ida y vuelta (como hacen las compañías de vuelos charter en las zonas turísticas), ahorrando combustible y disminuyendo el impacto medioambiental.
El proteccionismo debe servir para preservar e incrementar el empleo. La economía al servicio del hombre y no al revés. El mercado no es la bolsa. El mercado son las personas que intercambian bienes y servicios.
¿Pueril? ¿Trivial? ¿Demasiado simple? Tal vez, pero seguramente menos especulativo, virtual y diletante.
La crisis debe (ojalá) hacernos más modestos, humildes, realistas, finitos. Habrá que "desglobalizar". Habrá que volver al campo y a las fábricas. Los "servicios" deberán disminuir su participación en el producto bruto y "ser reales", no imaginarios. Los "servicios" deberán servir y no ser humo, pirotecnia, timo, papel sobre papel.
Seguramente (lo estoy esperando) los "dogmáticos" del librecambio, se echaran al cuello clamando que un modelo proteccionista cercenará las posibilidades de desarrollo de los países (o regiones) más pobres. En nombre de los mercados, en ese mundo tan particular, el poder de la palabra quedará reducido a la palabra del poder.
Se les puede contestar (lo estoy deseando) que nunca se ayudó menos al crecimiento de los países en desarrollo que en los últimos 10 años. Los países emergentes (hoy "sumergentes") fueron "banderas de conveniencia" de las empresas multinacionales, que en nombre de la deslocalización, expoliaban la materias primas y explotaban el bajo costo de la mano de obra, hasta que en la "cola de los pobres" apareciera otro país dispuesto a realizar "mayores sacrificios" por la causa.
Así se pasó de China a Vietnam, de Vietnam a Camboya, de Camboya a Laos… (la lista continúa). Desafortunadamente para quienes sueñan con un mundo ideal, la única verdad es la realidad.
Por otra parte, esos países (o regiones), supuestamente exportadores quedan expuestos (mejor sería decir, sometidos) a los dictados del país comprador. La crisis económica actual es suficiente prueba del impacto que produce en los países que tienen un alto porcentaje de su producto bruto orientado hacia el mercado exterior. "La proporción de las exportaciones chinas con respecto al PIB aumentó desde el 38% a comienzos de 2002 hasta 67% en 2007" (Martin Wolf – Financial Times – 21/1/09).
La apertura comercial puede generar un alto grado de vulnerabilidad. La balanza externa puede representar un factor negativo para el crecimiento económico.
El comercio libre promueve el bienestar de los ricos, peo no necesariamente el bienestar social, que debería aplicarse a la gran mayoría de la población. No es de extrañar entonces que las compañías multinacionales y sus directores ejecutivos, con sus feudos industriales diseminados por todo el mundo, adhieran fervientemente al comercio libre.
El comercio internacional beneficia a unas pocas empresas transnacionales y a unas pocas familias propietarias, perjudicando o en el mejor de los casos dejando en igualdad de condiciones al resto de las empresas y familias, cualquiera sea su lugar de radicación o residencia. Para mayor agravante -si cabe- el libre comercio -profetizado, publicitado e impuesto- es sólo una pantalla para la financierización de la economía, que es el objetivo más buscado (y por lo que se constata, lamentablemente, alcanzado).
La idea del comercio libre se ha convertido en un mito. Abogar por la no intervención es estar con el progreso, la prosperidad y la paz. Lo contrario significa desafiar a Wall Street, provocar la ira de los economistas, de los analistas políticos y de gran parte de la prensa.
Cuando la liberación del comercio promueve la industria, eleva la productividad en su conjunto, así como el nivel de vida; pero cuando promueve los servicios a expensas de la industria, la productividad y los ingresos disminuyen. La industria y no el comercio, es la principal fuente de prosperidad; la historia presente y pasada lo confirma de manera determinante, es evidente que desde la década de los setenta, los servicios han superado a la industria dentro de los países desarrollados. Como consecuencia de ello, el panorama económico en su conjunto ha sufrido una profunda transformación. La liberación del comercio ha resultado ser la profunda causa de esta transformación.
La estrategia de liberación / competitividad / degradación -históricamente-, respondería a la siguiente secuencia:
1) El paso de la era industrial a la era de los servicios (luego del conocimiento, finalmente del entretenimiento). La economía del espectáculo supera a la economía industrial.
2) El paso de la economía productiva a la economía especulativa (financiera). La financierización y la virtualidad superan a la economía real. La economía se basa cada vez más sobre capital conceptual, en lugar de capital físico.
3) Las empresas multinacionales (que son las mismas), y que están en un lado y en otro obligan a la liberalización / flexibilización / privatización / desregulación / deflación competitiva / empobrecimiento y precariedad laboral (todo se reduce a señales e interpretaciones del mercado; que son ellos mismos).
Estados Unidos (sede de la mayoría de las empresas multinacionales) infecta la economía mundial internacionalizando las mercancías, los capitales y los conocimientos.
La trampa de la globalización
Al internacionalizarse los mercados, empieza la batalla de todos contra todos. Un comercio sin normas. Una competencia despiadada y sin final. Paradójicamente, se inicia la era de las desigualdades. El ganador se lleva todo. El mercado y sólo en mercado manda.
Una sociedad de trabajadores sin trabajo. El miedo al mañana, la angustia y la inseguridad, impulsan esta nueva era. Trabajador de usar y tirar, disponible en el momento justo y por el tiempo necesario, flexibilizado, excluido, padeciendo de los modernos procedimientos de reducción, desplazamiento y reorganización.
¿Qué pueden decir los cómplices de los sospechosos habituales?
¿Cómo pueden negar lo evidente?
¿Cómo ocultar -por más tiempo- que los ganadores de la globalización son recompensados mediante una prima adicional aportada por los perdedores?
¿Cómo seguir engañando con que todos seremos trabajadores del conocimiento cuando la única alternativa es ser trabajadores de Wal Mart o McDonald"s?
¿Cómo justificar el paso del "american dream" al "american downsizing"?
¿Cómo pretender continuar con el pensamiento único (el imperio del mercado) cuando los resultados no parecen justificar el sacrificio?
¿Cómo continuar silenciando el poder de unidades económicas en gran medida incontrolables?
¿Cómo negar que la idea de un mercado libre al margen de las leyes y decisiones políticas que el mismo genera es pura fantasía? ¿O que la renuncia del Gobierno a asumir responsabilidades en la creación del mercado puede tener costosas consecuencias?
El libre comercio, podrá resultar un tópico cuya vigencia es muy difícil de remover, pero cuya injusticia sigue siendo flagrante.
Los puristas del librecambio nos aplastan con el rodillo económico y nos imponen un darwinismo económico cainita y fatal.
La liberación, la desregulación y la privatización castigan a la sociedad, avasallan la dignidad humana, amenazan el hábitat, debilitan progresivamente la autoridad gubernamental, y provocan el crepúsculo de la piedad.
Hay que romper el ciclo de más comercio internacional que constituye una amenaza para el medio ambiente, la justicia social y el empleo sostenible.
Al "Don Pirulero" económico: cada cual, cada cual, atiende su juego…
Los grandes exportadores mundiales en recesión. Alemania, Japón y hasta la "emergente" China (tercera potencia mundial, según lo publicado el 14/1/09), padecen las consecuencias de la crisis económica norteamericana que los "vientos" de la globalización repartieron por el resto de los países.
Las grandes potencias mundiales en recesión. EEUU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia… (la lista continúa) toman medidas de urgencia para restablecer (?) la estabilidad financiera, para atenuar el impacto de la crisis económica, para paliar los efectos del paro masivo. Estados "socorristas": prestamistas, garantes o socios e inversionistas, de última instancia.
Los BRICs (¿alguien se acuerda?), otrora potencias emergentes; algunas llamadas a superar a EEUU en el 2050, o tal vez antes… tan, o más, afectadas que los países desarrollados. Sin demanda interna, o con insuficiente demanda interna, han descubierto que sólo eran la "orquesta" que tocaba alegres melodías en la cubierta del Titanic. Sus gobiernos también deben anunciar planes de rescate, inversiones y auxilio para sus respectivas economías. Para peor no pueden "sacar los pies del plato". Son financiadores de sus mayores clientes. Están "obligados" a seguir subsidiando el consumo -frívolo- de los norteamericanos (por encima de sus posibilidades) para que la "rueda" siga andando.
Lindo panorama, de mano de obra esclava a financista del irresponsable festín consumista. Ahora deben hacer respiración asistida, cuando no boca a boca, al adicto al consumo. Si el americano descubre que su "dream" sólo era una "pesadilla", chau, milagro económico, adiós BRICs. Bye, bye, globalización.
Aunque el G 20 intentó mantener la compostura en su reunión de noviembre de 2008 y simular algún tipo de unidad de análisis y propuestas (hasta se llego a hablar de "refundar" el capitalismo), la "única verdad" fue que cada país pasó a "atender su juego" (como el Don Pirulero). Posiblemente en la próxima reunión de abril de 2009, si SuperObama no "obra el milagro" de reunir la parroquia y multiplicar los panes, sea más de lo mismo.
Una crisis común (inicialmente financiera, devenida en económica, con escala técnica en recesión, y parada final en depresión) de alcance global, pero que impacta a los países de diferente manera y que cada Gobierno (en la medida de sus posibilidades y de la gravedad del caso) va intentando (aunque no logrando) abordar "a su manera". Parece que hay algunas medicinas comunes, pero los enfermos, médicos y boticarios son diferentes.
Ni siquiera la Unión Europea, tan "entrenada" en las decisiones por consenso ha logrado unificar criterios y procedimientos.
EEUU (como es tradicional) una vez que había "contagiado" el SIDA financiero por el mundo, se ha concentrado en intentar solucionar sus problemas internos.
El Reino Unido (siempre tan pragmático e insolidario, al menos con Europa) hizo lo mismo, e incluso (a veces) hasta "anticipó" ciertas soluciones a los americanos (¿una pequeña venganza?) y a los demás socios de la Unión Europea (¿qué Unión, qué socios?). Hoy por hoy, podría decirse que los planes de rescate, auxilio, inversión pública y nacionalización más "realistas" se originaron en el Reino Unido, aunque los mayores montos ("poder de fuego") y la mayor pirotecnia (efecto mediático) lo hayan puesto la Fed y el departamento del Tesoro estadounidense.
Alemania, primero se negó a reconocer la crisis y en 48 horas ("donde dije digo, digo Diego"), la canciller Merkel tuvo que salir en auxilio de la banca (¿no era que los bancos alemanes no habían sido afectados? ¿no eran problemas privados de negocios privados?), y lleva anunciados 2 planes de inversión pública (porque el primero se quedó corto) para "oxigenar" los pulmones tuberculosos de la economía ex-renana (¿alguien recuerda el modelo renano?).
Otro tanto han hecho (y siguen haciendo) Francia, Italia, España, Japón, China, India, Brasil, Rusia,… (la lista continúa).
Cada cual como puede. Mucho déficit público (¿recuerdan lo que decía, no hace mucho, el FMI, la OCDE, el BM, sobre las "maldades" del déficit público?, pues ya nadie se "corta un pelo" por el superávit primario… joder!). Mucha deuda pública (¿quién la tomará? ¿a qué costo?). Muchos planes de infraestructuras. Mucha obra pública.
Que fluya el dinero (¿verdad, Maestro Greenspan?). Ya veremos más adelante como se recoge (sic Greenspan). Y "helicóptero" Bernanke, pide "más madera"…
A esto es lo que denomino el "Don Pirulero económico": cada cual, cada cual,… atiende su juego… y el que no, y el que no,…
Si es cierto (y hasta el 14/1/09, fecha en que escribo este apartado, no hay nada que lo desmienta) que cada país (o región) debe asumir su "peste" y tratar de "curarse" como pueda, únicamente apelando a las medicinas, recursos y conocimientos propios, creo que estamos en un proceso de desglobalización fáctica por la vía de la incontestable realidad.
Una solución (espero que final) por el absurdo. Entre todos la mataron y ella "solita" se murió. El toro (y no sólo el de Wall Street) está para la "puntilla". La "plaza" ansiosa. ¿Quién será el torero? ¿Rabo, oreja o vuelta al ruedo?
Ante la larga y dolorosa depresión mundial y frente a la soledad de cada Gobierno, no habrá otro recurso (o mucho me equivoco, y seguro que sí) que cerrar la economía (a nivel nacional o regional). Aranceles y proteccionismo. Cada cual a vivir con lo suyo. Cada cual a vivir según sus posibilidades.
Algunos producirán neveras más caras y nectarinas más baratas. Otros tendrán cereales más baratos y tractores más caros. A muchos les resultará más barato (en términos relativos) producir mantequilla que acero y a otros al revés. Pero todos (repito, todos) estarán llevando al máximo posible la ocupación de mano de obra a nivel nacional o regional.
¿No existirá más el comercio internacional? No, de ningún modo. Pero se reducirá bastante. A lo estrictamente necesario, para satisfacer las necesidades reales (por producto y no por precio) de cada país o región, y no a las artificiales, superfluas, imaginarias, fantasiosas (y si me permiten, hasta ridículas), inventadas por los mercaderes multinacionales.
Las empresas transnacionales podrán seguir vendiendo, pero para ello deberán instalar sus industrias en el país (o región) cuya demanda les interese. Productos por empleo; no divisas por desempleo. De eso se trata. Ni más, ni menos. Así de simple. Así de diferente.
Aquello de lo que el país (o región) puede abastecerse internamente, no se importa; o si se importa es con aranceles lo suficientemente altos para compensar (y si es posible superar) los costos locales de un producto similar. Aquello que un país no produce debe importarse, intentando, en la mayor medida de lo posible, compensarlo con exportaciones por montos equivalentes de productos nacionales. Todo ello puede ser acompañado por acuerdos bilaterales ("comprar a quien nos compre") que orienten y apoyen a los empresarios nacionales en el comercio internacional.
Para disgusto de los adictos a la modernidad (entre los que no me incluyo) no hay nada que inventar. Ni TIC, ni tac; ni BRICs, ni brac; ni productividad, ni competitividad;… tal vez algo de memoria… tal vez recuperar algo de cordura. Hace falta una posguerra, no en el sentido literal, pero sí desde el punto de vista de que hay que utilizar más el sentido común y comprar lo que necesitamos.
Un mundo de recursos limitados / estratégicos / escasos, frente a ilimitada ficción fiduciaria y activos financieros abundantes, reproducible y aparentemente equivalentes. Términos del intercambio en creciente desequilibrio que, tarde o temprano, revientan en busca de un equilibrio real. En el camino, devaluaciones, burbujas y sumideros.
Ahora que vuelve a estar de moda recordar a Lincoln (Obama dixit), les dejo a modo de conclusión una frase, para ayudarles a hacer memoria (ya está todo inventado. O sea):
"Eliminad los aranceles y apoyad el libre comercio, y nuestros trabajadores serán reducidos en todos los ámbitos de la economía al nivel de siervos y pobres, como en Europa"
Abraham Lincoln, 16º Presidente de los Estados Unidos de América (1860 – 1865)
En los siguientes Apartados, les presento alguna documentación de referencia (optativa). En la hemeroteca hay ciertas alteraciones cronológicas (en su caso), para facilitar el relato.
Remember
De mi Ensayo: Los daños ocultos del librecambio – La doble vida de la economía global – Abril 2002
Parte Quinta
Simulaciones y…simuladores – (Para que no todo siga así)
Perspectivas,…diagnósticos,…y recetas comparadas…del FMI
(Descontructing trade)
Les invitamos a leer algunos párrafos del Informe: Perspectivas y desafíos de la política económica, del FMI, de Octubre 2001 y nuestra replica a los postulados sostenidos en él.
Más al Fondo
(Continuando con el Capitulo II del Informe: Vínculos internacionales: tres perspectivas)
El sistema de comercio mundial: de Seatlle a Doha
(Párrafos significativos y sugerentes)
…Lo que está en juego…es…: Mejorar las perspectivas del crecimiento mundial mediante una mayor liberación del mercado (campo en el que aún queda mucho por hacer pese a los avances ya conseguidos) y consolidar la función del libre comercio como elemento de la globalización para seguir elevando los niveles de vida de los países ricos y de los países pobres…
El extraordinario auge de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial es en cierta medida resultado de la liberación del comercio exterior. Las ocho rondas de negociaciones comerciales multilaterales, incluida la más reciente que culmino en 1994 -la Ronda Uruguay– fueron las piedras angulares de este proceso…
Una de las consecuencias de este proceso ha sido que la tasa de expansión del comercio mundial internacional, que en los últimos 20 años alcanzó niveles dos veces mayores que la tasa de crecimiento del PIB real mundial (6% frente a 3%) ha intensificado la integración económica…
La mayor expansión fue en los países en desarrollo… Actualmente realizan un tercio del comercio mundial, frente a aproximadamente un cuarto del comercio total a principios de los años setenta; además, el 40% de sus exportaciones se destinan a otros países en desarrollo. Así mismo, los países en desarrollo, sobre todo los de mercados emergentes que se unieron a la tendencia de redistribución geográfica del proceso productivo y de rápida expansión del comercio intrasectorial, han contribuido a la reorientación del comercio mundial hacia la producción de manufacturas y servicios comerciales…
Actualmente la tasa arancelaria consolidada (no ponderada) que los países industriales aplican a las manufacturas es bastante baja, alrededor de un 4% en promedio, en tanto que los países en desarrollo imponen una tasa de 20% aunque el arancel efectivamente aplicado es menor (en los países en desarrollo, la tasa arancelaria efectiva asciende, en promedio, a 13%, nivel significativamente más bajo que los aranceles consolidados)…
Los países están ampliando la liberación del comercio en el marco de acuerdos regionales… Así mismo, la liberación unilateral, que es uno de los principales mecanismos utilizados por las economías en desarrollo y en transición para liberalizar sus regímenes comerciales, se ha intensificado en los dos últimos años… En Asia… África, Caribe y, en el Oriente Medio, muchos países han seguido desmantelando en forma unilateral sus regímenes de comercio exterior y de inversión…
No obstante, la evolución no ha sido del todo positiva… Se ha observado una clara tendencia de intensificación de las actividades antidumping, tanto de los países industriales como de los países en desarrollo y creciente preocupación por la aparición de barreras no transparentes mediante la adopción de normas técnicas y sanitarias…
Con respecto al sector agropecuario, la arancelización de las restricciones cuantitativas en el marco de la Ronda Uruguay ha dado lugar a tasas arancelarias sumamente elevadas, y aun no se han establecido los niveles de acceso mínimo negociados durante la Ronda Uruguay;… si bien se han reducido las subvenciones directas a las exportaciones, el respaldo total a los productores del sector agropecuario de los países de la OCDE ha cambiado muy poco en relación con el periodo base (1986 – 88) correspondiente a la Ronda Uruguay. Además, algunos analistas consideran que la propagación de los acuerdos de comercio regionales podría perjudicar el sistema de comercio internacional, sobre todo, ante la falta de avances en el frente multilateral…
El comercio internacional en el periodo posterior a la Ronda Uruguay. La Ronda Uruguay fue una de las negociaciones multilaterales más importantes en cuanto a su alcance y los resultados obtenidos. Al eliminar prácticamente todas las barreras no arancelarias a más tardar en 2005 y reducir sustancialmente los aranceles, representa la culminación de todas las rondas anteriores. Se calcula que la mera reducción de los aranceles reportara ventajas por un valor de US$ 200.000 millones al año y, de esta cifra el beneficio para todos los países en desarrollo quedara comprendido entre US$ 50.000 y US$ 90.000 millones…
Pese a estos avances, el sistema de comercio multilateral enfrenta grandes desafíos… Los propios países en desarrollo imponen aranceles elevados sobre las importaciones; los aranceles medios sobre los bienes industriales son tres veces mayores que los que aplican los países industriales. Estas barreras imponen un costo sobre todos los países y, si se eliminan, podría obtenerse las ventajas sustanciales que ofrece la liberación comercial recíproca…
Tanto los países industriales como los países en desarrollo han solicitado que se adopten en el marco de la OMC normas más rigurosas sobre la política de la competencia, la inversión, la contratación pública, el antidumping y otras medidas de salvaguardia, las normas sobre salud y productos y el comercio electrónico. Así mismo, a medida que el comercio y el proceso de globalización de las economías de los países industriales se han vuelto más visibles, la sociedad civil ha exigido que en el sistema de comercio internacional se tengan en cuenta asuntos no comerciales como, por ejemplo, las normas laborales y ecológicas…
Muchos países en desarrollo consideran que se les ha impuesto la carga financiera de llevar a la práctica acuerdos en campos como los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio y la valoración aduanera, sin poder gozar de las ventajas que ofrece un mejor acceso a los mercados que les interesan…
Posibles ventajas de una nueva ronda de negociaciones comerciales para el bienestar
Cabe preguntarse cuales serian si se reducen las barreras comerciales existentes y como se distribuirían estos beneficios en los países.
Cuantificar los beneficios y las perdidas en una tarea compleja… las cifras que se presentan a continuación se basan en simulaciones de dos modelos de equilibrio general de uso común, y corresponden a estimaciones conservadoras y liberales de los beneficios de la liberación del comercio. El modelo GTAP (Global Trade Analisis Proyect) es estático y de competencia perfecta, y los únicos beneficios para el bienestar son los que genera la reasignación de los recursos existentes -en capital y mano de obra- según las ventajas comparativas de cada país. El modelo de Michigan, en cambio, presupone competencia imperfecta en los sectores de manufacturas y servicios. Ello tiende a traducirse en beneficios más elevados en estos sectores ya que la liberación comercial también reduce los precios por el efecto que tienen el aumento de la competencia y los rendimientos a escala…
Según estimaciones, el beneficio anual como consecuencia de la plena liberación del comercio de mercancías podría ubicarse, en el caso de los países industriales, entre US$ 146.000 millones y US$ 489.000 millones (entre ½% y ¾% del PIB) y entre US$ 108.000 millones y US$ 188.000 millones (entre 1 ¼% y 3% del PIB) para los países en desarrollo. Como porcentaje del PIB, los beneficios de los países en desarrollo son mayores que los de los países industriales porque sus barreras comerciales y las distorsiones que estas provocan son, en promedio, mucho más elevadas.
Así mismo, los resultados de estas simulaciones sustentan una de las conclusiones básicas de la teoría del comercio internacional: Los países se favorecen del comercio exterior en casi todas las condiciones y los países que liberan su comercio reciben más beneficios en términos de bienestar que sus socios comerciales. Según las simulaciones efectuadas con el modelo GTAP, si los países en desarrollo liberasen plenamente el régimen comercial que aplican a las mercancías en 2005 (periodo posterior a la Ronda Uruguay) obtendrían ganancias anuales en bienestar de US$ 65.000 millones, frente a US$ 108.000 millones con la plena liberación a escala mundial, es decir, casi el 60% del beneficio total…
En vista del peso importante que tienen los servicios en la mayoría de las economías y las elevadas barreras comerciales que aún persisten en este sector, la eliminación de estos obstáculos en el marco de una nueva ronda de negociaciones incrementaría considerablemente las ganancias en bienestar en todo el mundo. Los resultados que se obtienen de las simulaciones del modelo de Michigan, que incluyen los servicios, indican que los beneficios podrían ser de aproximadamente el doble que los que resultarían de la liberación del comercio de mercancías en el caso de los países industriales, y que serian aproximadamente iguales en el caso de los países en desarrollo.
Pese a que no tienen en cuenta las ventajas dinámicas del comercio, los resultados de las simulaciones indican que en términos generales todos los países obtendrán grandes ganancias en bienestar si se intensifica la liberación multilateral en el periodo posterior a la Ronda Uruguay.
Conclusión
El alcance de la nueva ronda deberá ser suficientemente amplio como para que se efectúen concesiones reciprocas entre los sectores y la resolución de los problemas. Los objetivos en cuanto al acceso a los mercados deberán ser ambiciosos y encaminarse a lograr reducciones sustanciales o a eliminar las barreras al comercio en los sectores donde las protecciones restantes son más fuertes: el sector agropecuario, las manufacturas de uso intensivo de mano de obra y los servicios. Tanto los países industriales como los países en desarrollo podrían beneficiarse de manera sustancial de la liberación de estos sectores. Para facilitar un comercio libre y no discriminatorio, deberán aclararse y fortalecerse las normas que rigen el comercio multilateral, sobre todo en lo que se refiere a los aspectos más susceptibles de ser el blanco de intereses proteccionistas (por ejemplo, las medidas antidumping y otras medidas de salvaguardia, y las normas sanitarias, de seguridad y normas ecológicas) y deberá perfeccionarse el mecanismo de solución de diferencias…
De no lograrse avances tangibles en la organización de una nueva ronda de negociaciones comerciales se reducirá la confianza en el sistema de comercio multilateral y se socavara el compromiso a seguir liberalizando el comercio exterior…
En este entorno, el recurso a acuerdos de comercio regionales podría, en última instancia, perjudicar a la economía mundial. El GATT (ahora OMC) se creó expresamente para evitar que surjan bloques económicos hostiles. De no celebrarse una nueva ronda de negociaciones, podría verse amenazada la primacía del multiculturalismo sobre el regionalismo. Ello sería especialmente nocivo para los países más pobres, porque podrían terminar siendo aun más marginados.
(Del Recuadro 2.4: Criticas a una nueva ronda de negociaciones comerciales)
(Párrafos significativos y sugerentes)
…Los que se oponen a una nueva ronda de negociaciones aducen dos inquietudes principales. La primera es que la globalización, sobre todo la liberación del comercio exterior, ha ampliado la brecha entre ricos y pobres, de modo que los beneficios de una nueva ronda no se distribuirían equitativamente. La segunda inquietud es que, al reducirse las protecciones fronterizas, las negociaciones comerciales se han centrado más en las políticas internas de los países, con lo cual se ha limitado el margen de maniobra de las autoridades nacionales para resolver problemas sociales.
Se ha ampliado la brecha entre ricos y pobres como resultado de la globalización?
Existe la percepción de que la apertura comercial y el proceso de globalización están ampliando la brecha entre ricos y pobres tanto a nivel interno como entre los países. En los países industriales, la globalización preocupa porque se sospecha que reduce los salarios relativos y las oportunidades de empleo de los trabajadores no calificados. En general, las numerosas investigaciones que se han realizado al respecto señalan que, por sí misma, la competencia de las importaciones ha tenido un efecto relativamente reducido en los salarios de los trabajadores no calificados de los países industriales. Los factores que más los han afectado son el cambio tecnológico y las migraciones. Aun así, los efectos negativos sobre los trabajadores no calificados de las tendencias del mercado laboral, cualquiera sea su fuente, subrayan la necesidad de seguir prestando atención a las redes de protección social y a la educación.
A escala internacional, las pruebas acumuladas respaldan firmemente la tesis de que la apertura comercial estimula el crecimiento económico. Aunque la brecha del ingreso de muchos países en desarrollo se ha ampliado con respecto a los países industriales, ciertos países que han logrado integrarse a la economía mundial están reduciendo esta brecha al conjugar la apertura comercial con condiciones macroeconómicas estables, una interferencia limitada del gobierno, y un aumento de la inversión institucional y en infraestructura…
Interfieren las reglas del comercio en la formulación de políticas internas?
A medida que se fueron reduciendo los obstáculos en la frontera, fueron cobrando mayor importancia otros obstáculos al comercio que se refieren a la política interna, como los subsidios a las industrias y los derechos de propiedad intelectual (temas tratados en las negociaciones anteriores) y, más recientemente, a la política de inversión y competencia. Si bien muchos analistas consideran que esta tendencia es necesaria para que las normas que regulan el comercio sigan siendo testimoniales, otros las consideran un tema polémico, sobre todo porque entraña aspectos sociales de alcance mayor y reduce el margen para formular medidas en campos que tradicionalmente han sido dominio de las autoridades nacionales.
En este contexto, algunos grupos de intereses de los países industriales sostienen que es necesaria una mayor coordinación internacional o una mayor convergencia de normas para atenuar las presiones a favor de un comercio totalmente libre y evitar una competencia destructiva. Sin protección, las empresas que buscan una ventaja competitiva reducirán entonces sus costos trasladándose a países de bajo ingreso donde las normas laborales y ecológicas son menos rigurosas… La información empírica de que se dispone actualmente no respalda la tesis de que la apertura comercial socava las instituciones internas. Además, no está claro si las normas que regulan el comercio son el mecanismo ideal para fortalecer las normas ecológicas y laborales, las cuales no forman directamente parte del ámbito del comercio exterior. Un enfoque mejor focalizado, que evitaría tener que aplicar sanciones comerciales que pudiesen perjudicar a los trabajadores de ciertos sectores, se basaría en un esfuerzo cooperativo instrumentado a través de mecanismos e instituciones especializados. Por último y más importante, la utilización del régimen comercial para establecer normas uniformes en estos campos puede imponer costos en los países en desarrollo que reducen su competitividad y ventajas comparativas, trayendo consigo una disminución global del bienestar y ejerciendo una función similar a una protección comercial.
En cambio, muchas organizaciones no gubernamentales (ONGs) y países en desarrollo sostienen que en una serie de campos las normas que actualmente regulan el comercio ya son, de hecho, demasiado estrictas y deberán modificarse para ofrecer mayor flexibilidad a los países en función de sus capacidades y etapa de desarrollo. Sostienen que los países ricos dominan las negociaciones comerciales y establecen reglas que responden a sus propios intereses; además, señalan el costo que significa adoptar una reglamentación y normas similares a las de los países industriales, así como el efecto de las normas sobre los derechos de propiedad intelectual en ámbitos como la producción nacional de medicinas de bajo costo para hacer frente a enfermedades devastadoras como el sida. Si bien son validas muchas de estas recomendaciones a favor de una mayor flexibilidad, a nivel fundamental deberá reconocerse que la protección de los derechos de propiedad intelectual estimula la innovación y que la adopción de un sistema de comercio basado en normas tiende a proteger a los más vulnerables de los más poderosos. Cabe mencionar que, en general, los países en desarrollo que recurrieron al mecanismo de solución de diferencias en el marco de la OMC obtuvieron resultados favorables…
Desmontando al FMI
Qué diferencia hay entre una verdad y una falsedad?
Qué diferencia hay entre una media verdad y una mentira a medias?
Cuándo se manipula? Cuándo se intoxica?
Veamos…
Intentaremos desmontar algunos de los argumentos utilizados. Luego ustedes califican…
A – El extraordinario auge de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial es en cierta medida resultado de la liberación del comercio exterior.
En el siguiente cuadro se presentan datos del propio FMI en los puede verse la evolución histórica, desde 1982 en adelante y las proyecciones hasta el 2005, y hasta el 2008, del Banco Mundial, de las economías avanzadas, países en desarrollo y países en transición.
Del cuadro anterior se puede comentar lo siguiente:
1) El PIB real mundial ha tenido un mejor comportamiento en el periodo 1982 – 89 (promedio de ocho años, variación porcentual) (3.0%), e incluso que en el periodo 1998 – 2001 (promedio de cuatro años, variación porcentual) (3.5%). Las proyecciones 2002 – 2005 planean un crecimiento del 4.2%; cifra modificada en las estimaciones del BM para el periodo 2002 – 2008 que lleva la cifra al 3.2%.
2) Las economías avanzadas mejoran en el periodo 1998 – 2001 (3%) con respecto al anterior, 1990 – 97 (2.6%), aunque no alcanzan a superar el promedio del tramo 1982 – 89 (3.4%). Las proyecciones -más conservadoras del BM- llevan el crecimiento del periodo 2002 – 2008 al 2.7%.
3) Los países en desarrollo disminuyen su ritmo en el periodo 1998 – 2001 (4.4%) con referencia al anterior 1990 – 97 (5.8%) y sólo logran igualar lo alcanzado en el tramo 1982 – 89 (4.3%). Las proyecciones del BM llevan el crecimiento del periodo 2002 – 2008 al 4.9%.
4) Los países en transición no llegan a recuperar en el periodo 1998 – 2001 (1.8%) el ritmo de crecimiento alcanzado para el correspondiente al de 1982 – 89 (3.1%) y sólo muestran un resultado aceptable si se comparan con el periodo 1990 – 97 (de involución absoluta) (-5.1%). Tampoco la proyección del BM 2002 – 2008 (3.7%) mejora mucho los resultados en el periodo 1982 – 89.
A la vista de estos resultados no pareciera que la globalización (y su hijo predilecto el comercio mundial) hubiera provocado un ritmo de crecimiento económico por sobre la tendencia anterior.
B – Una de las consecuencias de este proceso ha sido la tasa de expansión del comercio internacional que en los últimos 20 años… ha intensificado la integración económica… La mayor expansión fue en los países en desarrollo…
Por seguir con la misma fuente, aunque a lo largo del ensayo hay mucha más información de contraste, digamos:
5) Con referencia al volumen del comercio mundial, se destaca el mayor ritmo de crecimiento de las importaciones de los países en desarrollo que alcanza un 9.3% en el periodo 1990 – 97, cuando en el tramo 1982 – 89 lo había hecho al 1.1%. Mientras los países desarrollados disminuyen el ritmo de crecimiento del periodo 1990 – 97 (6.1%) con respecto al periodo 1982 – 89 (6.4%).
Estas cifras parecen desmentir la teoría -políticamente correcta, aunque no sostenible- con respecto a que la apertura comercial beneficia a los países menos desarrollados. Si bien en el periodo 1998 – 2001 la posición relativa mejora: economías avanzadas 6.9%, países en desarrollo 4.5%, en las proyecciones del FMI 2002 – 2005 la situación nuevamente se revierte: economías avanzadas 6.2%, países en desarrollo 9.1%.
6) Visto del lado de las exportaciones el volumen del comercio mundial tampoco permite una comparación del crecimiento que favorezca a los países en desarrollo, dado que al ritmo del periodo 1990 – 97 (9.4%) hay que compararlo con el periodo 1982 – 89 (3.8%) notablemente más elevado que su simétrico de importaciones (1.2% en el periodo 1982 – 89).
Tampoco las proyecciones favorecen las expectativas de un mayor beneficio exportador dado que a un crecimiento del 8.8% en el periodo 2002 – 2005 para las exportaciones se cruza un crecimiento del 9.1% en igual periodo para las importaciones.
7) Las relaciones de intercambio siempre van a menos, en 1982 – 89 (-3.5%), en 1998 – 2001 (-0.5%) y en 2002 – 2005 (-0.3%).
8) Tampoco la balanza en cuenta corriente muestra una mejoría destacable, pasando de representar un déficit equivalente al 2.2% del PIB como promedio de ocho años para el periodo 1982 – 89, a un déficit (proyectado) equivalente al 2.2% del PIB como promedio de cuatro años para el periodo 2002 – 2005 (una mejora del 32% en un periodo de 23 años?).
9) La consecuencia de todo ello se evidencia en la evolución de la deuda externa total que pasa de representar el 37.2% en el periodo 1982 – 89, al 36% en el periodo 1990 – 97, y al 36.7% del PIB en el periodo 1998 – 2001, para recién llegar -en el terreno de las promesas- al equivalente a un 32.2% del PIB para el periodo 2002 – 2005 (una mejora del 13% en un periodo de 23 años?).
10) Aún peor resulta el comportamiento del servicio de la deuda, que se mantiene casi inalterable a lo largo del periodo en análisis: 1982 – 89 (4.6% del PIB), 1990 – 97 (4.8% del PIB), 1998 – 2001 (5.8% del PIB) y proyectado 2002 – 2005 (4.9% del PIB).
A partir de esta lectura -cifras insospechables ofrecidas por el FMI y el BM- cabe preguntarles:
Han sido los países en desarrollo beneficiarios de la globalización, de la apertura comercial y del libre movimiento de capitales (financierización, la otra hija del proceso de mundialización)?
C – (Los países en desarrollo)… actualmente realizan un tercio del comercio mundial, frente a aproximadamente un cuarto del comercio total a principios de los setenta…
Decir falso suena muy fuerte. Por ello les aportamos los datos y ustedes ponen el calificativo.
El BM en su Informe: World Developments Indicators (2001), Cuadro 6.2: Dirección y crecimiento del comercio de mercancías (que ya utilizamos en otro apartado del presente ensayo) nos señala:
Para 1999: Total de importaciones de los países de altos ingresos desde los países de medios y bajos ingresos por un equivalente al 18.3%.
Para 1999: Total de importaciones de los países de medios y bajos ingresos desde los países de medios y bajos ingresos por un equivalente al 6.9%.
El mismo BM consolida los datos y asigna a los países de ingresos medios y bajos una participación en el comercio mundial para 1999 equivalente al 25.2% (18.3 + 6.9).
Exactamente la cifra que el FMI indicaba (peyorativamente) como la alcanzada por el comercio de los países en desarrollo en los años setenta.
Tampoco por el lado de los crecimientos del comercio parecen llevar razón (al menos tanta):
Para el periodo 1989 – 99, mientras las exportaciones de los países de altos ingresos alcanzaron un crecimiento del 5.7% en su comercio entre ellos, los países de ingresos medianos y bajos lograron aumentar sus exportaciones a los países de altos ingresos en 9.1%.
En el mismo periodo (1989 – 99) mientras las exportaciones de los países de altos ingresos alcanzaron un crecimiento del 6.1% con los países de ingresos medios y bajos, los países de ingresos medios y bajos lograron aumentar un 9.2% en su comercio entre ellos.
Si bien las estadísticas siempre se pueden interpretar según el cristal por el que se las mira, como dicen en mi tierra, más pronto se atrapa a un mentiroso, que a un cojo…
D – Lo que está en juego… es… mejorar las perspectivas del comercio mundial mediante la mayor liberación del comercio (campo en el que aún queda mucho por hacer pese a los avances conseguidos) y consolidar la función del libre comercio como elemento de la globalización para seguir elevando los niveles de vida de los países ricos y de los países pobres…
Para aquellos a los que pueda interesar una radiografía de la década (1990 – 1999) se presenta un conjunto de indicadores económicos para los países en desarrollo, excluidos los países pobres muy endeudados (PPME), a partir de los datos del FMI (mayo 2000)
El único indicador que ha tenido un cambio significativo en la década -globalizada y aperturista- para los países en desarrollo (excluidos PPME) ha sido el índice de inflación del IPC, consecuencia de los acuerdos con el FMI, léase: planes de reducción del gasto público, aumento de los impuestos, recesiones inducidas, privatizaciones, disminución del gasto social, etc.; y la presión de los amigos de la banca para asegurarse: la rentabilidad de las inversiones a corto plazo -especulativas- en los países emergentes. Las demás variaciones -insignificantes- las podríamos denominar diferencias de redondeo. O sea.
E – Actualmente la tasa arancelaria consolidada (no ponderada) que los países industriales aplican a las manufacturas es bastante baja, alrededor de un 4% en promedio…
Según el Cuadro 6.6 (Tariff barriers) publicado por el BM en su World Development Indicators (2001), que desarrollamos y comentamos en la Parte Segunda de este ensayo (TCEX 2.12), se puede observar lo siguiente:
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