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Escuela mercantilista (página 2)

Enviado por michell


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A partir de esa época, las cuestiones económicas dejan de pertenecer a los teólogos. La Edad Moderna marca un giro con la progresiva autonomía de la economía frente a la moral y la religión así como frente a la política. Esta enorme ruptura se realizará por medio de consejeros de los gobernantes y por los comerciantes.1 Esta nueva disciplina llegará a ser una verdadera ciencia económica con la fisiocracia. Entre los muchos autores mercantilistas, hay que destacar a Martín de Azpilicueta (1492-1586), Tomás de Mercado (1525-1575), Jean Bodin (1530–1596), Antoine de Montchrétien (1576–1621), o William Petty (1623–1687).

La confianza en el mercantilismo comenzó a decaer a finales del siglo XVIII, momento en el que las teorías de Adam Smith y de otros economistas clásicos fueron ganando favor en el Imperio Británico, y en menor grado en el resto de Europa (con la excepción de Alemania, en donde la Escuela Histórica de Economía fue la más importante durante todo el siglo XIX y comienzos del XX). Adam Smith, que lo critica con dureza en su obra titulada Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (conocida comúnmente como La riqueza de las naciones), califica el mercantilismo como una «economía al servicio del Príncipe».

Curiosamente, y si bien había sido una antigua colonia británica, los Estados Unidos de América no se adhirieron a la economía clásica, sino al régimen económico que fue llamado «sistema americano» (una forma de neo-mercantilismo) a través de las políticas de Alexander Hamilton, Henry Clay, Abraham Lincoln y por lo que más tarde serían las prácticas económicas del Partido Republicano, que a su vez se reflejaron en las políticas de los historicistas alemanes y economistas como Friedrich List. Esto duró hasta el surgimiento del New Deal tras la crisis de 1929.

Hoy en día la teoría del mercantilismo es rechazada por la mayoría de los economistas, si bien algunos de sus elementos en ocasiones son vistos de forma positiva por algunos, entre los cuales cabe citar a Ravi Batra, Pat Choate, Eammon Fingleton, o Michael Lind.

Doctrina Económica Mercantilista

El mercantilismo como conjunto de ideas económicas

Casi todos los economistas europeos de entre 1500 y 1750 se consideran hoy en día como mercantilistas. Sin embargo, estos autores no se veían a sí mismos como partícipes de una sola ideología económica, sino que el término fue acuñado por Víctor Riquetti, Marqués de Mirabeau en 1763, y fue popularizado por Adam Smith en 1776. De hecho, Adam Smith fue la primera persona en organizar formalmente muchas de las contribuciones de los mercantilistas en su libro La Riqueza de las Naciones. La palabra procede de la palabra latina mercari 'comprar, adquirir, comerciar'; de la que deriva, el término mercantil, en el sentido de llevar a cabo un negocio. Fue utilizada inicialmente sólo por los críticos a esta teoría, tales como Mirabeau y Smith, pero pronto fue adoptada por los historiadores.

El mercantilismo en sí no puede ser considerado como una teoría unificada de economía. En realidad no hubo escritores mercantilistas que presentasen un esquema general de lo que sería una economía ideal, tal y como Adam Smith haría más adelante para la economía clásica. En su lugar, el escritor mercantilista tendía a enfocar su atención en un área específica de la economía. Sería después del periodo mercantilista cuando los estudiosos que vinieron posteriormente integrasen las diversas ideas en lo que llamarían mercantilismo, como por ejemplo Eli F. Heckscher que ve en los escritos de la época a la vez un sistema de poder político, un sistema de reglamentación de la actividad económica, un sistema proteccionista y también un sistema monetario con la teoría de la balanza comercial. Sin embargo, algunos teóricos rechazan completamente la idea misma de una teoría mercantilista, argumentando que da «una falsa unidad a hechos dispares». El historiador del pensamiento económico Mark Blaug hace notar que el mercantilismo fue calificado con el paso del tiempo como «molesto equipaje», «diversión de historiografía», y de «gigantesco globo teórico».7

Hasta cierto punto, la doctrina mercantilista en sí misma hacía imposible que existiese una teoría general económica. Los mercantilistas veían el sistema económico como un juego de suma cero, en donde la ganancia de una de las partes suponía la pérdida de otra, o siguiendo la famosa máxima de Jean Bodin «no hay nada que alguien gane que otro no pierda» (Los Seis libros de la República). Por tanto, cualquier sistema de políticas que beneficiasen a un grupo por definición también harían daño a otro u otros, y no existía la posibilidad de que la economía fuese empleada para maximizar la riqueza común, o el bien común. Parece que los escritos de los mercantilistas se hubieran hecho para justificar a posteriori una serie de prácticas, más que para evaluar su impacto y determinar así el mejor modo de llevarlas a término.

El mercantilismo es, por tanto, una doctrina o política económica que aparece en un periodo intervencionista y describe un credo económico que prevaleció en la época de nacimiento del capitalismo, antes de la Revolución industrial.

Las primeras teorías mercantilistas desarrolladas a principios del Siglo XVI estuvieron marcadas por el bullionismo (del inglés bullion: oro en lingotes). A ese respecto, Adam Smith escribía:

La doble función que cumple el Dinero, como instrumento de comercio y como medida de los valores, ha hecho que se produzca de modo natural esa idea popular de que el Dinero hace la riqueza, o que la riqueza consiste en la abundancia de oro y plata. Se razona de la misma manera con respecto a un país. Un país rico es aquél en el que abunda el dinero, y el medio más sencillo de enriquecer el suyo, es amasar el oro y la plata. Debido al creciente éxito de estas ideas, las diferentes naciones de Europa se han dedicado, aunque sin demasiado éxito, a buscar y acumular oro y plata de todas las maneras posibles. España y Portugal, poseedores de las principales minas que proveen a Europa de esos metales, han prohibido su exportación amenazando con graves represalias, o la han sometido a enormes tasas. Esta misma prohibición ha formado parte de la política de la mayoría de las naciones de Europa. Uno la encuentra incluso donde menos lo esperaría, en algunas antiguas actas del parlamento de Escocia, que prohíben, bajo fuertes penas, transportar oro y plata fuera del reino. La misma política se puso en marcha en Francia y en Inglaterra.

Durante ese periodo, importantes cantidades de oro y plata fluían desde las colonias españolas del Nuevo Mundo hacia Europa. Para los escritores bullionistas, como Jean Bodin o Thomas Gresham, la riqueza y el poder del Estado se miden por la cantidad de oro que poseen. Cada nación debe pues acrecentar sus reservas de oro a expensas de las demás naciones para hacer crecer su poder. La prosperidad de un Estado se mide, según los bullionistas, por la riqueza acumulada por el gobierno, sin mencionar la Renta Nacional. Este interés hacia las reservas de oro y plata se explica en parte por la importancia de esas materias primas en tiempos de guerra. Los ejércitos, que contaban con muchos mercenarios, eran pagados con oro y quitando a los pocos países europeos que controlaban las minas de oro y plata, la principal manera de obtener esas materias primas era el comercio internacional. Si un Estado exportaba más de lo que importaba, su «balanza del comercio» (lo que corresponde en nuestros días a la balanza comercial) era excedentaria, lo que se traducía en una entrada neta de dinero.

Esto llevó a los mercantilistas a proponer como objetivo económico el tener un excedente comercial. Se prohibía estrictamente la exportación de oro. Los bullionistas también eran partidarios de poner en marcha altas tasas de interés para animar a los inversores a invertir su dinero en el país.

En el Siglo XVIII se desarrolló una versión más elaborada de las ideas mercantilistas, y que rechazaba la visión simplista del bullionismo. Esos escritores, como Thomas Mun, situaban como principal objetivo el crecimiento de la riqueza nacional, y aunque seguía considerando que el oro era la riqueza principal, admitían que existían otras fuentes de riqueza, como las mercancías.

« No es la gran cantidad de oro y plata lo que constituye la verdadera riqueza de un Estado, ya que en el mundo hay Países muy grandes que cuentan con abundancia de oro y plata, y que no se encuentran más cómodos, ni son más felices. La verdadera riqueza de un Reino consiste en la abundancia de las Mercancías, cuyo uso es tan necesario para el sostenimiento de la vida de los hombres, que no pueden pasarse de ellas». El objetivo de una balanza comercial excedentaria seguía persiguiéndose pero desde ese momento se veía interesante importar mercancías de Asia por medio de oro para revender luego esos bienes en el mercado europeo con importantes beneficios.

«Y para dejar la cosa aún más clara, cuando decimos que 100.000 libras exportadas en efectivo pueden servir para importar el equivalente aproximado de 500.000 libras esterlinas en mercancías de las Indias Orientales, hay que entender que la parte de esa suma que puede llamarse con propiedad nuestra importación, al ser consumida en el reino, tiene un valor de unas 120.000 libras esterlinas anuales. De manera que el resto, es decir 380.000 libras, es mercancía exportada al extranjero bajo la forma de nuestros tejidos, nuestro plomo, nuestro estaño, o de cualquier otro producto de nuestro país, con gran aumento del patrimonio del reino y eso en el tesoro, por lo que podemos concluir que el comercio de las Indias Orientales provee a ese fin.». Esta nueva visión rechazaba a partir de ese momento la exportación de materias primas, que una vez transformadas en bienes finales constituían una importante fuente de riqueza. Mientras el bullionismo había favorecido la exportación en masa de lana de Gran Bretaña, la nueva generación de mercantilistas apoyaba la prohibición total de exportar materias primas y propugnaba el desarrollo de industrias manufactureras domésticas. Al necesitar las industrias importantes capitales, en el Siglo XVIII se vio una reducción de las limitaciones contra la usura. Como muy bien demostró William Petty, la tasa de interés se ve como una compensación por las molestias ocasionadas al prestador al quedar sin liquidez. Un resultado de esas teorías fue la puesta en marcha de las Navigation Acts a partir de 1651, que dieron a los barcos ingleses la exclusiva en las relaciones entre Gran Bretaña y sus colonias, prohibiendo a los holandeses el acceso a ciertos puertos para restringir la expansión de los Países Bajos.

Las consecuencias en materia de política interior de las teorías mercantilistas estaban mucho más fragmentadas que sus aspectos de política comercial. Mientras Adam Smith decía que el mercantilismo apelaba a controles muy estrictos de la economía, los mercantilistas no estaban de acuerdo entre sí. Algunos propugnaban la creación de monopolios y otras cartas patentes. Pero otros criticaban el riesgo de corrupción y de ineficacia de tales sistemas. Muchos mercantilistas también reconocían que la instauración de cuotas y de control de precios propiciaba el mercado negro.

En cambio, la mayor parte de los teóricos mercantilistas estaban de acuerdo en la opresión económica de los trabajadores y agricultores que debían vivir con unos ingresos cercanos al nivel de supervivencia, para maximizar la producción. Unos mayores ingresos, tiempo libre suplementario o una mejor educación de esas poblaciones contribuirían a favorecer la holgazanería y perjudicarían la economía.14 Esos pensadores veían una doble ventaja en el hecho de disponer de abundante mano de obra: las industrias que se desarrollaban en esa época precisaban de mucha mano de obra y además eso reforzaba el potencial militar del país. Los salarios se mantienen pues a un bajo nivel para incitar a trabajar. Las leyes de pobres (Poor Laws) en Inglaterra persiguen a los vagabundos y hacen obligatorio el trabajo. El ministro Colbert hará trabajar a niños con seis años en las manufacturas de Estado.

La reflexión sobre la pobreza y su papel social en la Edad Moderna cobró importancia sobre todo tras la Reforma Protestante y los diferentes papeles que a la predestinación y el triunfo personal daban la teología de Lutero, Calvino o la Contrarreforma. La opinión católica tradicional se asociaba al mantenimiento del Antiguo Régimen, sancionando el ocio de los privilegiados y considerando la condena del trabajo como un castigo divino, mientras que las sociedades donde triunfó el protestantismo parecían adecuarse más a los nuevos valores burgueses.15 La valoración tradicional de los pobres los veía como más cercanos a Dios, y las instituciones de caridad no se veían como medios de erradicar la pobreza, sino de paliar sus efectos. No obstante, entre los católicos también se incluye la obra de Juan Luis Vives De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Los dos libros de la subvención a los pobres o de la necesidad humana. Brujas, 1525), que trata el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que sólo son vagos; para ello consideraba preciso una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario, de asilo. Siguiendo sus ideas se organizó la actuación contra la pobreza en la ciudad de Brujas.

Interpretación Histórica del Mercantilismo

En efecto, no se puede hablar de una escuela mercantilista, pues para poder hablar de una escuela debe existir un conjunto de características que englobe este término. Una de ellas es la presencia de un maestro que cree un pensamiento el cual sea seguido por los miembros de la escuela, además de homogeneidad en el pensamiento. Así, por ejemplo, podemos hablar de la Escuela Clásica con Adam Smith como epicentro del pensamiento, es decir, como maestro, y la afinidad entre los distintos autores de la misma. Sin embargo, en lo que se refiere al pensamiento llamado mercantilista no encontramos ninguno de los atributos necesarios para identificarlo con una escuela de pensamiento.

El mercantilismo ha tenido diversas interpretaciones a lo largo del tiempo. Desde Adam Smith hasta la actualidad se suceden explicaciones de lo que han sido y han significado todos estos autores llamados mercantilistas. John Maynard Keynes, Gustav Schmoller, William Cunningham y el ya mencionado Adam Smith, entre muchos otros, han aportado su perspectiva del mercantilismo. Señalaremos particularmente a Eli Heckscher que, influido por los tres últimos autores mencionados, aúna las interpretaciones de éstos para luego añadir la suya. Habla del mercantilismo desde el punto de vista de su política proteccionista y sus actitudes monetarias (como ya refiere Smith), como una doctrina en la construcción del Estado (recogido de Schmoller), como un sistema de poder (propugnado por Cunningham) y añade su tesis a estas cuatro: describe el mercantilismo como una concepción social que rompió con los moldes tanto morales como religiosos que determinaban el comportamiento de los agentes económicos.

A partir de los años cuarenta se disgrega las interpretaciones, desde una perspectiva general, en cuatro direcciones diferentes. Por una parte, historiadores que hablan de un período pre analítico del pensamiento económico. Por otra parte, los que argumentan la anticipación de la doctrina clásica en muchos aspectos ( mecanismos de los precios, etc.) Un tercer grupo de historiadores hacen hincapié en la política, ya no exterior y proteccionista, sino en la local y nacional. Por último, y como aportación argumentativa a la afirmación de la inexistencia de una escuela mercantilista, un cuarto grupo de historiadores aboga que el mercantilismo es una invención de los investigadores, pues, no hay homogeneidad ni coherencia en su doctrina sino disparidad en los asuntos tratados según que países, y que, por tanto, el debate que gradualmente se centra en una visión homogénea es erróneo.

Haciendo referencia aquellos autores que creen que el mercantilismo es la anticipación a la doctrina clásica, podemos destacar a Richard Cantillon. Este autor, que se percibe entre el pensamiento mercantilista y clásico, perfecciona el concepto de balanza de comercio en términos de trabajo. Desde esta óptica se tiene en cuenta el aumento del empleo como término positivo en las ganancias de la balanza comercial. Así, pues, Cantillon, aboga por medidas para la estabilidad de los precios e impedir su subida (por la acumulación del dinero) y en consecuencia la pervivencia de un nivel alto de empleo

La Época Mercantilista

El concepto de mercantilismo se define a partir de los grandes descubrimientos geográficos, consecuencia de la apertura de las rutas comerciales marítimas por los portugueses entre el siglo XV y 1500 (fecha del descubrimiento de Brasil) y la consolidada corriente inagotable del metal precioso (oro y plata principalmente) llevado desde los territorios nuevos a Europa, en particular después del establecimiento de los virreinatos de Nueva España y de Perú, por los castellanos.

Los españoles del siglo XVII, llegaron a considerar al mercantilismo como el sentido mismo de la riqueza mediante la teoría del enriquecimiento de las naciones a través de la acumulación de metal precioso. El oro y la plata constituyen el objetivo del comerciante y por lo tanto se pueden considerar como el impulso al intercambio de mercancías. El oro y la plata por sí mismos no generaron los acontecimientos económicos de la época, sino que conjuntamente con otras causas fueron moldeando la economía europea de esos tiempos. Algunas de estas causas fueron: los grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la Reforma religiosa, la aparición del Estado moderno y el régimen colonial, o sea la primera globalización o el «primer sistema-mundo», según la expresión de Fernand Braudel.

Íntimamente conectado a la emergencia del Estado-nación moderno y basado en la existencia del binomio «metrópoli – colonias», el mercantilismo asumió formas nacionales, de las cuales pueden citarse, en orden cronológico: Portugal, España, Inglaterra, Holanda, Francia, Dinamarca y Suecia durante los siglos XVI, XVII y XVIII. En esta época, el mercantilismo evoluciona de tal manera que genera un estudio apropiado y se traduce como una actividad económica, a tal grado que se habla de políticas económicas y normas económicas. Al mercantilismo se le empieza a conocer con otras denominaciones, las mismas que dan sentido a su concepto, estas son: sistema mercantil, sistema restrictivo, sistema comercial, Colbertismo en Francia y Cameralismo en Alemania.

Derivado de la expansión militar europea y del incipiente desarrollo manufacturero, como complemento de la producción clásica de la agricultura, el mercantilismo incrementó notablemente el comercio internacional. Los mercantilistas fueron los primeros en identificar la importancia monetaria y política de éste.

El mercantilismo se desarrolló en una época en la que la economía europea estaba en transición del feudalismo al capitalismo. Las monarquías feudales medievales estaban siendo reemplazados por las nuevas naciones estado centralizadas, en forma de monarquías absolutas o (en Inglaterra y Holanda) parlamentarias. Los cambios tecnológicos en la navegación y el crecimiento de los núcleos urbanos también contribuyeron decisivamente al rápido incremento del comercio internacional. El mercantilismo se enfocaba en cómo este comercio podía ayudar mejor a los estados.

Otro cambio importante fue la introducción de la contabilidad moderna y las técnicas de doble entrada. La nueva contabilidad permitía llevar un claro seguimiento del comercio, contribuyendo a la posibilidad de fiscalizar la balanza de comercio. Y por supuesto, tampoco se puede ignorar el impacto que supuso el descubrimiento de América. Los nuevos mercados y minas descubiertas impulsaron el comercio exterior hasta cifras que hasta entonces no se podían ni concebir. Esto último llevó a un gran incremento de los precios y a un incremento en la propia actividad comercial. Curiosamente, la relación entre la llegada de metales preciosos americanos y la inflación europea del siglo XVI (un fenómeno a una escala hasta entonces desconocida) no fue plenamente establecido hasta las investigaciones de Earl J. Hamilton en una fecha tan tardía como 1934 (El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650).

Antes del mercantilismo, los estudios económicos más importantes que se habían realizado en Europa fueron las teorías de la Escolástica medieval. El objetivo de estos pensadores era encontrar un sistema económico que fuese compatible con las doctrinas cristianas acerca de la piedad y la justicia. Se enfocaban principalmente en las cuestiones microeconómicas y a los intercambios locales entre individuos. El mercantilismo, por su parte, estaba alineado con las otras teorías e ideas que estaban reemplazando el punto de vista medieval.

En esta época se fueron adoptando también las teorías de la Real politica impulsadas por Nicolás Maquiavelo y la primacía del interés nacional en las relaciones internacionales. La idea mercantilista de que el comercio era una suma cero en las que las partes hacían lo posible para ganar al otro en una dura competencia, se integraba dentro de las teorías filosóficas de Thomas Hobbes. Los juegos de suma cero como el dilema del prisionero pueden ser consistentes con un punto de vista mercantilista. En el mencionado dilema los jugadores son premiados por traicionar a sus compañeros/oponentes, aunque todo el mundo estaría mejor si todos cooperasen.

Ese punto de vista pesimista sobre la naturaleza humana también encaja con la mentalidad del puritanismo en su concepción del mundo, que inspiró parte de la legislación mercantilista más dura, como las Actas de Navegación introducidas por el gobierno de Oliver Cromwell.

Las Ideas Mercantilistas

El pensamiento mercantilista se puede sintetizar a través de las nueve reglas de Von Hornick:

  • Que cada pulgada del suelo de un país se utilice para la agricultura, la minería o las manufacturas.

  • Que todas las materias primas que se encuentren en un país se utilicen en las manufacturas nacionales, porque los bienes acabados tienen un valor mayor que las materias primas

  • Que se fomente una población grande y trabajadora.

  • Que se prohíban todas las exportaciones de oro y plata y que todo el dinero nacional se mantenga en circulación.

  • Que se obstaculicen tanto cuanto sea posible todas las importaciones de bienes extranjeros

  • Que donde sean indispensables determinadas importaciones deban obtenerse de primera mano, a cambio de otros bienes nacionales, y no de oro y plata.

  • Que en la medida que sea posible las importaciones se limiten a las materias primas que puedan acabarse en el país.

  • Que se busquen constantemente las oportunidades para vender el excedente de manufacturas de un país a los extranjeros, en la medida necesaria, a cambio de oro y plata.

  • Que no se permita ninguna importación si los bienes que se importan existen de modo suficiente y adecuado en el país.

Sin embargo, la política económica interna que defiende el mercantilismo estaba todavía más fragmentada que la internacional. Mientras que Adam Smith describía al mercantilismo como un sistema de excesivo control de la economía, muchos mercantilistas no se identificaban con tales afirmaciones. Durante los comienzos de la era moderna estaba a la orden del día el uso de las patentes reales y la imposición gubernamental de monopolios. Algunos mercantilistas los apoyaban, pero otros veían la corrupción e ineficiencia de esos sistemas.

Uno de los elementos en los que los mercantilistas estaban de acuerdo era la opresión económica de los trabajadores. Los asalariados y los granjeros debían vivir en los «márgenes de subsistencia». El objetivo era maximizar la producción, sin ningún tipo de atención sobre el consumo. El hecho de que las clases más bajas tuvieran más dinero, tiempo libre, o educación se veía como un problema que degeneraría en pocas ganas de trabajar, dañando la economía del país.

Por otra parte, los estudiosos no se ponen de acuerdo en el motivo por el cual el mercantilismo fue la ideología o teoría económica dominante durante dos siglos y medio.22 Un grupo, representado por Jacob Viner, argumenta que el mercantilismo fue simplemente un sistema muy directo y que contaba con bastante sentido común. Sin embargo, se sustentaba sobre una serie de falacias lógicas que no podían ser descubiertas por la gente de la época, dado que no tenían las herramientas analíticas necesarias. Otra escuela, apoyada por economistas como Robert B. Ekelund, entiende que el mercantilismo no era un error, sino el mejor sistema posible para aquellos que lo desarrollaron. Esta escuela argumenta que las políticas mercantilistas fueron desarrolladas y puestas en práctica por comerciantes y gobiernos, cuyo objetivo era incrementar al máximo los beneficios empresariales. Los empresarios se beneficiaban enormemente, y sin que ello les supusiera un esfuerzo, por la imposición de monopolios, las prohibiciones a las importaciones y la pobreza de los trabajadores. Los gobiernos, por su parte, se beneficiaban del cobro de los aranceles y los pagos de los mercaderes. Si bien las ideas económicas más tardías fueron desarrolladas a menudo por académicos y filósofos, casi todos los escritores mercantilistas eran comerciantes o personas con cargos en el gobierno.

El Mercantilismo Como Proceso Económico.

Dentro de la doctrina económica mercantilista emergieron, de manera natural, tres cuestiones fundamentales que generaba esta lucrativa actividad comercial:

  • El monopolio de exportación.

  • El problema de los cambios y su derivación.

  • El problema de la balanza comercial.

En la obra The Circle of Commerce (El círculo del comercio, 1623), Edward Misselden desarrolló un concepto de balanza comercial expresado en términos de débitos y créditos, presentando el cálculo de la balanza comercial para Inglaterra desde el día de navidad del año 1621 hasta la de 1622.

La idea mercantilista de «balanza de comercio multilateral» corresponde a la actual noción de «balanza de pagos» y se compone de cinco cuentas:

Balanza de comercio multilateral

  • Cuenta corriente (=balanza comercial)

  • Mercancías (A)

  • Invisibles (fletes, seguros, etc.) (A)

  • A corto plazo (C)

  • A largo plazo (A)

  • Transferencias unilaterales (donaciones, ayuda militar, etc.) (A)

  • Oro (C)

  • Errores y omisiones

Fisiócratas: representantes de la economía política burguesa de Francia en el siglo XVIII. El fundador de la escuela fisiocrática fue F. Quesnay. La parte central de la doctrina económica de los fisiócratas corresponde al problema de la plusvalía o del producto neto''. Los fisiócratas rechazaron la idea mercantilista de la riqueza como acumulación de dinero en el país (ver Mercantilismo). Consideraban que la única fuente de riqueza es la naturaleza, con cuyo concurso -a juicio suyo- y sólo con él puede crearse el producto neto. Reducían la plusvalía a un don físico de la naturaleza, creían que la agricultura es la única rama en que se crea el producto neto. Los fisiócratas daban el nombre de clase productora a la formada por los individuos ocupados en la agricultura. Definían la industria como esfera "estéril", y de las personas ocupadas en la industria decían que constituían la clase estéril, pues a juicio de los fisiócratas en la industria no se crea nueva riqueza. Concebían la plusvalía como un incremento material de los valores de uso, y no como un incremento del valor. A los fisiócratas corresponde el mérito de haber situado el problema concerniente al origen de la riqueza social en la esfera de la producción material en lugar de situarlo, como hasta entonces se había hecho, en la esfera de la circulación. Con ello sentaron las bases del análisis de la producción capitalista en su conjunto. Los fisiócratas fueron partidarios del dominio ilimitado de la propiedad privada, de la libre competencia y de la libertad de comercio exterior. Lo valioso de su doctrina estriba en hacer depender de la estructura económica la situación de las clases de la sociedad. Es asimismo un mérito científico de los fisiócratas el examinar el capital en la forma que adopta en el proceso de producción, en vez de identificar -como hacían los mercantilistas- el capital con la forma monetaria en que aparece ésta en la esfera de la circulación. Los fisiócratas dieron comienzo al análisis científico del capital fijo y del capital circulante mediante su doctrina de los anticipos iniciales y anuales. Fueron los primeros, en la historia de las ideas económicas, que intentaron analizar las leyes de la reproducción y de la distribución del producto social global bajo el capitalismo. Los clásicos del marxismo estimaron en mucha esa tentativa y la consideraron de alto mérito para su tiempo. El "cuadro económico" de Quesnay, aunque contenía muchas tesis contradictorias y erróneas, fue el primer ensayo llevado a cabo para presentar el proceso de la reproducción capitalista en su conjunto.

Socialismo

El socialismo es un sistema social y económico caracterizado por el control por parte de la sociedad, organizada con todos sus integrantes, tanto de los medios de producción como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en los mismos. La RAE define el término socialismo así: Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes. El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica.4 Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una sociedad compleja, frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado, así como mediante el empleo de pequeñas unidades económicas socialistas aisladas y autosuficientes. Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones, frente a la posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.

Las formas históricas de organización social de tipo socialista pueden dividirse entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De éstas se destacan, respectivamente, el Imperio inca11 y la Unión Soviética.

Origen de la Palabra Socialismo.

Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando Facchinei en 1766 para referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el fundamento de la organización de las sociedades humanas. Veinte años más tarde, otro autor italiano, Appiano Buonafede, volvió a utilizarla. Sin embargo, la palabra socialismo, en el sentido moderno del término, no aparece hasta 1830 en Gran Bretaña y en Francia, casi simultáneamente, para designar las ideas de los seguidores de Robert Owen y de Henri de Saint-Simon. El primer uso preciso del neologismo se suele atribuir al sansimoniano francés Pierre Leroux quien en el número de octubre-diciembre de 1833 de la Revue encyclopédique publicó un artículo titulado Del individualismo y del socialismo, aunque en él criticaba ambas doctrinas por considerarlas el resultado de la exageración de la idea de libertad, la primera, y de la idea de asociación, la segunda. Sin embargo, en una nota añadida a la reimpresión del artículo años más tarde escribió:

Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a llamar socialistas a todos los pensadores que se ocupan de reformas sociales, a todos los que critican y reprueban el individualismo… y en este aspecto yo mismo, que siempre he combatido el socialismo absoluto, soy designado hoy como socialista. […] Soy socialista sin duda, si se quiere entender por socialista la doctrina que no sacrifica ninguno de los términos de la fórmula Libertad, Fraternidad, Igualdad, Unidad, sino que todos los aúna.

Entre agosto de 1836 y abril 1838 Louis Reybaud publicaba en la Revue des deux mondes tres estudios bajo el título de Socialistas modernos dedicados a Saint-Simon, a Charles Fourier y a Robert Owen, y en los que confirmaba que el término socialismo, en su sentido moderno, había surgido hacia 1830.

Como ha destacado Jean-Paul Thomas, toda «palabra nueva, responde a realidades nuevas. Las doctrinas sociales no surgen casualmente a principios del siglo XIX. Tienen como origen inmediato la revolución industrial y la miseria que le acompaña… Contraponen a la búsqueda egoísta del provecho la visión de una comunidad de productores ligados unos a otros por una solidaridad fraternal». Según este autor las raíces del socialismo hay que buscarlas en las propuestas igualitarias de los grupos «radicales» de la Revolución Francesa, como la del enragé Jacques Roux que escribió en 1793, denunciando los acaparamientos de los bienes de subsistencia: «los productos de la tierra, como los elementos, pertenecen a todos los hombres. El comercio y el derecho de propiedad no pueden consistir en hacer morir de miseria y de inacción a nuestros semejantes».

Comunismo.

El comunismo es una ideología social caracterizada por la planificación colectiva de la vida comunitaria, la abolición de la propiedad privada de los medios de producción sobre el trabajo y la eliminación de las clases sociales y el Estado.1 2 3 La doctrina comunista, cuya base es la colectivización de la propiedad de los medios de producción, fue fundada por los pensadores socialistas alemanes del siglo XIX Karl Marx y Friedrich Engels como una interpretación revolucionaria de la historia: un permanente conflicto por el excedente material, cuyo inicio se debe a la aparición de la propiedad que pone fin al comunismo primitivo y separa a la sociedad en clases de acuerdo a su forma de adquisición de recursos.

Según el marxismo, las diferentes relaciones de producción que vinculan a los hombres y mujeres requieren de la explotación, y estas relaciones generan con el tiempo las condiciones para ser reemplazadas por otras formas de explotación superiores, en una secuencia revolucionaria de modos de producción. Sin embargo, esta lucha de clases se extingue. La sociedad capitalista entra en una crisis interna que sólo puede resolverse a través de una revolución comunista.4 Para llegar a este fin debe organizarse un partido comunista que conquiste el poder político estableciendo un período de dictadura del proletariado hasta que desaparezcan las clases sociales y el Estado se extinga, debido a su naturaleza como herramienta de dominación de una clase sobre la otra,2 aunque esta interpretación sólo es compartida en la actualidad por los marxistas-leninistas.

El comunismo (de común),4 entendido como concepto sociológico, refiere a un orden socioeconómico basado en la posesión colectiva de los bienes, sea de producción o de consumo.

En la definición del sociólogo Émile Durkheim, el comunismo es descrito como aquel orden social (propiamente comunal) en el que el consumo se organiza colectivamente, mientras persiste una elección libre e individual del papel en la producción (aunque el producto del trabajo se dedique al servicio de la comunidad). El comunismo es así definido en oposición al socialismo en el cual se pauta colectivamente la producción y la forma del trabajo, mientras que el consumo se disfruta en privado y depende de un libremente elegido aporte laboral a la sociedad:

Solidarismo.

El solidarismo es la expresión francesa del liberalismo social. Surge entre finales del siglo XIX y principios del XX de manos de varios políticos entre los que destaca sobre todos León Bourgeois. Tuvo cierto influjo también en otros países como Alemania e Italia, y en España entre los krauso institucionalistas, como demuestran los fondos bibliográficos del Consejo Económico-Social y de la Universidad Complutense de Madrid.

Principios del Solidarismo.

Según León Bourgeois y otros autores del pensamiento, el solidarismo lo que quiere expresar es el hecho de la solidaridad social, de la mutua dependencia entre los individuos. Retomando la teoría del contrato social, el solidarismo habla de un cuasi-contrato que une a los individuos en sociedad y que conllevan unas expectativas y unas obligaciones comunes entre todos ellos regulados por la justicia. Y define la justicia como una relación de equivalencia entre lo que se aporta y lo que se recibe. No supone la desaparición de las desigualdades, sino que la justicia se encarga del cumplimiento de una deuda social que los individuos tienen con la sociedad.

La relación se establece de la sociedad hacia los individuos y viceversa, resumiéndose en el principio de mutualidad, que cubre los infortunios de sus miembros a través de unas cuotas que aportan.

Los temas políticos se sumergen en los asuntos sociales, concretamente en la cuestión obrera. Se trata de incorporar la clase obrera al Estado y al orden político-social con medidas de protección del trabajador y de laicización de la educación.

Otro tema tratado de manera importante por el solidarismo es el de la democracia, que significaba conseguir el sufragio universal como principal expresión de la acción política ciudadana.

Con todo ello no cambia tanto el diseño institucional del Estado como sus funciones, que pasa de ser vigilante a tener una misión más activa en la acción social. No se propone, por tanto, eliminar el capitalismo sino hacerlo más igualitario.

El solidarismo supone una corrección de las relaciones entre individuo y sociedad. Incorpora la sociología de Auguste Comte recuperando la importancia de lo social, acentuando el peso de lo social en todos los campos y superando el individualismo del liberalismo clásico. Sin embargo, no se sacrifica el individuo a la sociedad o al Estado, sino que supone un organicismo precisado en el sentido de que no elimina al individuo en favor de la sociedad, sino que son los individuos los que forman la sociedad, aunque la sociedad es algo más que la suma de individuos. Se trata de mantener un equilibrio entre sociedad e individuo intercalando la libertad individual con los derechos sociales.

El solidarismo encuentra a su gran referencia en Émile Durkheim, al incorporar el cientifismo con el positivismo que busca las leyes que expliquen el desarrollo social.

Movimiento Cooperativo

Los dos pinos, símbolo internacional del cooperativismo.

El movimiento cooperativo, cooperativismo o movimiento de cooperativas es el movimiento social o doctrina que define la cooperación de sus integrantes en el rango económico y social como medio para lograr que los productores y consumidores, integrados en asociaciones voluntarias denominadas cooperativas, obtengan un beneficio mayor para la satisfacción de sus necesidades. Está representado a una escala mundial a través de la Alianza Cooperativa Internacional.

Valores Cooperativos

Los principios organizativos del movimiento cooperativo a su vez se fundamentan en valores éticos universales de cooperación y responsabilidad, como son:

  • Apoyo mutuo: es el accionar de un grupo para la solución de problemas comunes.

  • Esfuerzo propio: es la motivación, la fuerza de voluntad de los miembros con el fin de alcanzar metas previstas.

  • Responsabilidad: nivel de desempeño en el cumplimiento de las actividades para el logro de metas, sintiendo un compromiso moral con los asociados.

  • Democracia directa: toma de decisiones colectivas por los asociados (mediante la participación y el protagonismo) en lo referente a la gestión de la cooperativa.

  • Igualdad: todos los asociados tienen iguales deberes y derechos.

  • Equidad: justa distribución de los excedentes entre los miembros de la cooperativa.

  • Solidaridad: apoyar, cooperar en la solución de problemas de los asociados, la familia y la comunidad.

También promueve los valores éticos de la honestidad, transparencia, responsabilidad social y compromiso con los demás. Es a partir de estos valores que se fundamentan los lineamientos organizacionales del cooperativismo que se detallan más adelante.

Historia del Cooperativismo.

Con varios precedentes a lo largo de la historia (en 1769, se había fundado la cooperativa de consumo de la Sociedad de las Hilanderas de Fenwick o "Fenwick Weavers' Society", en East Ayrshire, Escocia), y con la excepciones teóricas y prácticas recientes de los socialistas utópicos, el punto de partida efectivo del movimiento cooperativo se inicia el 24 de octubre de 1844 en Inglaterra cuando un grupo de 28 trabajadores 27 hombres y 1 mujer de la industria textil de la ciudad de Rochdale que se habían quedado sin empleo tras una huelga, constituyeron una empresa que se llamó Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, a la cual aportaron cada uno la cantidad de 28 peniques.

Estos primeros cooperativistas, conocidos como los Pioneros de Rochdale se dotaron de una serie de normas que presentadas ante la Cámara de los Comunes del Reino Unido fueron el germen de los Principios cooperativos. Estas normas eran las siguientes por ejemplo.

  • Libre adhesión y libre retiro

  • Control democrático

  • Libertad radical y religiosa

  • Ventas al contado

  • Devolución de excedentes

  • Interés limitado sobre el capital

  • Educación continua

  • Neutralización de Activos y pro activos

Marx fue quien concluyó que sería la forma de acabar con el capitalismo, y que el movimiento cooperativo debía realizarse por medios nacionales, en su Manifiesto Inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores. Fundada el 28 de septiembre de 1864, en una Asamblea Pública celebrada en Saint Martin's Hall de Long Acre, Londres.

"Pero estaba reservado a la Economía política del trabajo el alcanzar un triunfo más completo todavía sobre la Economía política de la propiedad. Nos referimos al movimiento cooperativo, y, sobre todo, a las fábricas cooperativas creadas, sin apoyo alguno, por la iniciativa de algunas «manos» («hands») [***] audaces. Es imposible exagerar la importancia de estos grandes experimentos sociales que han mostrado con hechos, no con simples argumentos, que la producción en gran escala y al nivel de las exigencias de la ciencia moderna, puede prescindir de la clase de los patronos, que utiliza el trabajo de la clase de las «manos»; han mostrado también que no es necesario a la producción que los instrumentos de trabajo estén monopolizados como instrumentos de dominación y de explotación contra el trabajador mismo; y han mostrado, por fin, que lo mismo que el trabajo esclavo, lo mismo que el trabajo siervo, el trabajo asalariado no es sino una forma transitoria inferior, destinada a desaparecer ante el trabajo asociado que cumple su tarea con gusto, entusiasmo y alegría. Roberto Owen fue quien sembró en Inglaterra las semillas del sistema cooperativo; los experimentos realizados por los obreros en el continente no fueron de hecho más que las consecuencias prácticas de las teorías, no descubiertas, sino proclamadas en voz alta en 1848". "Al mismo tiempo, la experiencia del período comprendido entre 1848 y 1864 ha probado hasta la evidencia que, por excelente que sea en principio, por útil que se muestre en la práctica, el trabajo cooperativo, limitado estrechamente a los esfuerzos accidentales y particulares de los obreros, no podrá detener jamás el crecimiento en progresión geométrica del monopolio, ni emancipar a las masas, ni aliviar siquiera un poco la carga de sus miserias. Este es, quizá, el verdadero motivo que ha decidido a algunos aristócratas bien intencionados, a filantrópicos charlatanes burgueses y hasta a economistas agudos, a colmar de repente de elogios nauseabundos al sistema cooperativo, que en vano habían tratado de sofocar en germen, ridiculizándolo como una utopía de soñadores o estigmatizándolo como un sacrilegio socialista. Para emancipar a las masas trabajadoras, la cooperación debe alcanzar un desarrollo nacional y, por consecuencia, ser fomentada por medios nacionales. Pero los señores de la tierra y los señores del capital se valdrán siempre de sus privilegios políticos para defender y perpetuar sus monopolios económicos. Muy lejos de contribuir a la emancipación del trabajo, continuarán oponiéndole todos los obstáculos posibles. Recuérdense las burlas con que lord Palmerston trató de silenciar en la última sesión del parlamento a los defensores del proyecto de ley sobre los derechos de los colonos irlandeses. «¡La Cámara de los Comunes —exclamó— es una Cámara de propietarios territoriales". (Marx, 1864)

Principios del Cooperativismo.

La Alianza Cooperativa Internacional (ACI), organización creada en el año 1895, revisó estos principios en 1966 y 1995, siendo su versión más actual la que sigue:

  • Libre adhesión: Significa que la cooperativa debe tener sus puertas abiertas para admitir socios y el interesado es libre para solicitar su admisión a ella cumpliendo ciertas condiciones ya previstas legalmente.

  • Control democrático: La administración de las cooperativas las hacen los propios socios, los cuales, reunidos democráticamente en asamblea general, eligen por votación a quienes van a formar la junta directiva.

  • Gestión de los administradores: Debe sujetarse a lo que manden los estatutos de la cooperativa. Los asociados pueden supervisar la actuación de los directivos a través de delegados que integran los distintos órganos de administración. Esto puede incluir un interés limitado al capital: para el funcionamiento de una cooperativa se necesita un capital porque si bien es una empresa sin fines de lucro ninguna empresa funciona sin capital. Se entiende por interés limitado al capital, un interés fijo que no depende de la cantidad mayor o menor de las utilidades.

  • Educación cooperativa: Las personas asociadas tienen el deber de prepararse social y profesionalmente para desarrollar eficazmente los compromisos asumidos como socios.

  • Reparto de excedentes: Los excedentes o sobrantes, provenientes de operaciones realizadas por la asociación cooperativa pertenecen a los asociados y deben distribuirse de tal manera que se evite ganancias de un asociado en detrimento a otro.

  • Integración cooperativa: Los participantes de una cooperativa deben estar integrados, lo que quiere decir, que deben componer un todo de sus partes.

  • Preocupación por la comunidad: Una cooperativa es una organización social vinculada directamente con la comunidad que la rodea y en la cual posee una participación activa dentro de la vida política de la misma. La solidaridad y el beneficio mutuo no radica solamente en mejoras sustanciales para los asociados de la cooperativa, sino también en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la comunidad. La participación activa de las cooperativas en la vida de la comunidad es plena aplicación de este principio sumado en el último congreso de la ACI, en 1995 en Mánchester.

Neoliberalismo

En el plano económico, se identifica a Milton Friedman (1ª imagen) y Friedrich von Hayek (2ª imagen) como los principales exponentes de lo que se ha venido a llamar neoliberalismo, mientras que en el plano político el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, junto a la antigua primera ministra británica Margaret Thatcher.

El neoliberalismo –también llamado nuevo liberalismo o liberalismo tecnocrático– es la corriente económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980.1 2 Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.3 4 5 Sin embargo, el uso y definición del término ha ido evolucionando en las últimas décadas6 y no hay un criterio unificado para determinar qué es «neoliberalismo».

Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica surgida entre los eruditos liberales europeos en la década de 1930 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino entre medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación económica.7 El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de evitar nuevos fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico. En las décadas siguientes la teoría neoliberal tendió a estar en contra de la doctrina laissez-faire del liberalismo, promoviendo una economía de mercado tutelada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la economía social de mercado.

En la década de 1960, el uso del término disminuyó en gran medida. El término se introdujo de nuevo en la década de 1980, debido a las reformas económicas realizadas en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet y que fueron impulsadas y supervisadas por economistas de la llamada Escuela de Chicago, los Chicago Boys. A partir de aquí, el término empezó a adoptar connotaciones peyorativas y a ser empleado por los críticos de estas reformas, al tiempo que el neoliberalismo pasó de defender una postura liberal moderada a una más radical que incluía la defensa a ultranza del laissez-faire y el capitalismo en general. El término es a menudo asociado a los trabajos de los economistas liberales Friedrich Hayek y Milton Friedman.6 También representa y se asocia al conjunto de políticas económicas introducidas por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en los Estados Unidos.1 Una vez que se estableció el nuevo significado del término entre los estudiosos de habla hispana, pronto empezó a ser habitual en los estudios económicos de autores anglosajones.6

En la actualidad el término mantiene sus connotaciones negativas y es utilizado por sus críticos como una condena general al liberalismo económico y sus políticas, esto es, la privatización de empresas estatales y la apertura y desregularización de los mercados.4 6 La adopción de las políticas neoliberales y la aceptación de su teoría económica desde la década de 1970 por la mayoría de los países desarrollados se ven como la causa del hundimiento del sistema financiero internacional del año 2007 y 2008 que más tarde se manifestó en la llamada Gran Recesión.8

Historia del término

Uso inicial

El término «neoliberalismo» fue acuñado por el académico alemán Alexander Rüstow en 1938, en un coloquio. Entonces se definió el concepto de neoliberalismo como «la prioridad del sistema de precios, el libre emprendimiento, la libre empresa y un Estado fuerte e imparcial». Para ser neoliberal es necesario requerir una política económica moderna con la intervención del Estado. El intervencionismo estatal neoliberal trajo consigo un enfrentamiento con los liberales clásicos laissez faire, como Ludwig von Mises o Friedrich Hayek. En los años 60 el término dejó de usarse regularmente, para referirse a políticas defendidas por economistas como Milton Friedman o Robert Lucas.

Consolidación del término

Durante el Régimen Militar de Augusto Pinochet en Chile, los estudiosos opositores usaron el término para describir un conjunto de reformas políticas y económicas efectuadas bajo este gobierno, usando el término de forma peyorativa. El gobierno de Pinochet contó con la asesoría directa de Milton Friedman y personas que habían estudiado con él en la Universidad de Chicago, razón por la que se les denominó los Chicago boys. El término «neoliberalismo» y la expresión Chicago boys acabaron difundiéndose entre los hispanohablantes. En las últimas dos décadas el término no se define sino que se utiliza para describir una ideología o una teoría económica y, además, es usado por los críticos de izquierda para condenar la liberalización económica.

Según Boas y Gans-Morse, el término neoliberalismo es utilizado por la izquierda peyorativamente para criticar las políticas de liberalización del sector privado tendentes a aumentar su rol en la economía. Hoy en día el uso del término se orienta a describir las políticas económicas que «eliminan los controles de precios, desregulan los mercados de capital y reducen las barreras al comercio», además de reducir la influencia del Estado en la economía, especialmente mediante la privatización y la austeridad fiscal.

Otros usos

El movimiento anterior no debe confundirse con otro movimiento surgido en 1981 en EE. UU. y que se denominó también neoliberal. Este otro movimiento nació como movimiento de izquierda y se usaba el término neoliberal para describir su ideología. Los "neoliberales" de este otro movimiento se unieron alrededor de dos publicaciones, The New Republic y el Washington Monthly. El vocero de este neoliberalismo era el periodista Charles Peters, que en 1983 publicaba el Manifiesto Neoliberal. Los dos políticos más influyentes de este movimiento fueron Bill Clinton, 42º presidente del gobierno, y el ex vicepresidente Al Gore.

Orígenes

Coloquio Walter Lippmann

En la década de los 30 el estado de ánimo general era antiliberal por la Gran Depresión. Para unir fuerzas un grupo de 25 liberales organizaron el coloquio Walter Lippman, un encuentro internacional que tuvo lugar en París en agosto de 1938. Entre estos liberales se encontraban Louis Rougier, Walter Lippmann, Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises, Wilhelm Röpke y Alexander Rüstow. Rüstow, Lipmann y Rougier concluyeron que el liberalismo laissez faire había fracasado y que el nuevo liberalismo debía tomar el relevo. No obstante, Mises y Hayek no estaban convencidos de ello. Aun así, todos los participantes del coloquio se unieron en su llamado para un nuevo proyecto liberal. Sobre la base de la recomendación de Rüstow llamaron a este proyecto neoliberalismo.

El planteamiento que emanó del coloquio estaba de acuerdo en alejarse de la idea de una libertad sin restricciones propia del liberalismo clásico y orientar la economía de mercado hacia una economía regentada por un estado fuerte. Fue, en definitiva, una forma de formular una «tercera vía».

Durante el coloquio las diferencias entre los verdaderos liberales y los "liberales clásicos" se hicieron patentes. Mientras que los verdaderos liberales exigían la intervención del estado para corregir las estructuras del mercado indeseables, Mises siempre había insistido en que el único papel legítimo del Estado era abolir las barreras para la entrada en el mercado libre. También existían diferencias de opinión similares en otras cuestiones, como la política social y las posibilidades de intervencionismo.

Posguerra

En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.9

Entre las cuestiones ampliamente promovidas por el neoliberalismo están la extensión de la iniciativa privada a todas las áreas de la actividad económica o la limitación del papel del Estado. Entre las ideas y los principios introducidos por el neoliberalismo y ausentes en el liberalismo clásico, están el principio de subsidiariedad del Estado (desarrollado por los ordo liberales alemanes, que habían puesto en marcha algunas de sus propuestas en el denominado Milagro alemán de posguerra), y en especial, el monetarismo de la Escuela de Chicago encabezada por Milton Friedman que, desde mediados de los años 50, se convirtió en crítico opositor de las políticas de intervención económica que se adoptaban en todo el mundo, junto con aportaciones del enfoque macroeconómico keynesiano.

A finales de los años 70, estas teorías ganaron amplia popularidad en el mundo académico y político como alternativa al fracaso del keynesianismo en la gestión de la crisis de 1973. Las ideas keynesianas sugerían una relación inversa entre inflación y desempleo, tal como sugiere la curva de Phillips. Sin embargo Milton Friedman había señalado que esa relación no era necesaria, como quedó demostrado por el fenómeno de la estanflación. El nuevo escenario están flacionario desafiaba los postulados keynesianos, en esas circunstancias, las ideas monetaristas revivieron audiencia y credibilidad, como consecuencia se implementaron nuevas medidas anti keynesianas como simultanear acciones antirrecesivas y antiinflacionarias. La crítica de los monetaristas tenía tres vertientes:

  • Discutían el uso del aumento de la masa monetaria como instrumento para crear demanda agregada, recomendando mantener fija dicha magnitud;

  • Desaconsejaban el uso de la política fiscal, especialmente el uso del constante déficit presupuestario, poniendo en duda el multiplicador keynesiano; y

  • Recomendaban una reducción en los gastos del Estado como única forma práctica de incrementar la demanda agregada.

Corrientes políticas en Latinoamérica (actualización: marzo 2016): Ideología comunista; Izquierda; Social democracia; Centro derecha; Derecha; Derecha neoliberal liberalismo tecnocrático, sin embargo como se verá en el contenido del artículo no hay un criterio unificado para determinar qué es "neoliberalismo".

La mayor parte de los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin a la predominancia que el keynesianismo tenía en la mayoría de las escuelas de pensamiento económico desde la década de 1930. Tanto Margaret Thatcher como la administración de Ronald Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales. En el Reino Unido, se realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público que, si bien tuvo consecuencias negativas en el corto plazo en el terreno social, reactivó la economía y dio un gran dinamismo al sector productivo. En los Estados Unidos, similares medidas chocaron con el aparato político y la vocación militarista del entorno de Reagan, por lo que solo se logró crear un gran déficit fiscal (las iniciativas de reducción de impuestos prosperaron pero no las de control del gasto social o del gasto militar, que eran las principales partidas del gasto público).

Se aprecia en el régimen militar de Augusto Pinochet en Chile, un modelo económico monetarista con algunos rasgos keynesianos, siendo estos manejados por su equipo de economistas, los "Chicago Boys". Estos serían vitales para la reestructuración económica de Chile marcada por las crisis mundiales y la nacionalización del cobre realizada durante el gobierno popular de Salvador Allende en el año 1971, siendo llamado este proceso el Milagro de Chile.

De estas experiencias y de las dificultades para aplicar esas políticas a países en desarrollo, surge una versión keynesiana con inclinación monetarista, que incorporaba la aversión al déficit presupuestario y a la fabricación de dinero, pero no al concepto de intervención pública en la economía (ejemplo Consenso de Washington, término acuñado en 1989 por el economista John Williamson, para referirse al tipo de políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países en desarrollo por los organismos con sede en Washington, léase Banco Mundial, FMI, y Tesoro estadounidense, entre otros).

Por ello se lo relaciona con la tecnocracia de los organismos públicos internacionales, debido a que sus políticas son principalmente impulsadas desde el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismos que no dependen de las Naciones Unidas y están por ello exentos del control directo de la comunidad internacional de países y a los que en ocasiones se acusa de ejercer presión política y extorsión. En la práctica, estas políticas toman como modelo de economía (salvo en lo referente al proteccionismo) a la estadounidense (véase: sistema americano, capitalismo democrático).

El neoliberalismo, como política tecnocrática y macroeconómica (y no propiamente filosófica), tiene una dimensión geopolítica mercantilista ajena en la práctica al liberalismo económico propiamente dicho, es decir el neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre –sin trabas burocráticas ni privilegios sectoriales–, razón que explicaría que sea asociado al corporativismo internacional.

Políticas neoliberales

El neoliberalismo propone que se deje en manos de los particulares o empresas privadas el mayor número de actividades económicas posible. Igualmente propone una limitación del papel del Estado en la economía; la privatización de empresas públicas y la reducción del tamaño del Estado, es decir, una reducción del porcentaje del PIB controlado o administrado directamente por el Estado. Respecto al derecho laboral, mercantil y las regulaciones económicas generales el neoliberalismo propone la "flexibilización" laboral, la eliminación de restricciones y regulaciones a la actividad económica, la apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros.

Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales (en principio recomendaciones a países tanto industrializados, como en desarrollo) incluyen:

  • Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero hasta lograr una inflación cercana a cero y evitar el riesgo de devaluaciones de la moneda. Los partidarios del neoliberalismo creen que estas medidas, evitan los llamados ciclos del mercado.

  • Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo y reducir los impuestos sobre la producción, la renta personal y los beneficios empresariales. También proponen eliminar regímenes especiales y disminuir el gasto público.

  • Liberalización/desregulación: Los partidarios de políticas neoliberales defienden la liberalización o desregulación para el comercio como para las inversiones por considerarlas positivas para el crecimiento económico. Igualmente se considera positiva la eliminación de muchas reglas y restricciones, reduciéndolas a un mínimo necesario (sobre todo la garantía del régimen de propiedad y de la seguridad). En particular abogan por aumentar la movilidad de capitales y la flexibilidad laboral.

  • Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe achicarse para ser más eficiente y permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.

En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad (la llamada trickle down policy política del derrame económico); como liberales promueven «mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad».

Uso liberal

Originalmente la teoría que limitaba el poder del Estado y entregaba la economía a los agentes privados era el liberalismo, y hasta bien entrado el siglo XX los partidarios de estas ideas siguieron siendo llamados liberales. Sin embargo, la crisis de 1929, el New Deal, el auge del keynesianismo, el incremento del gasto público y el rol del Estado en Occidente, condujeron a que el "liberalismo" modificado y adoptado por diversos gobiernos de los años 1980 recibiese otro nombre, siendo éste el de neoliberalismo.

Con neoliberalismo no se está haciendo alusión a una teoría política o económica en particular, sino más bien se está refiriendo a una generalización de escuelas y teorías económicas (muchas veces opuestas entre sí), por lo que resulta algo complejo compararlo con el liberalismo ortodoxo. Mientras el antiguo concepto de liberalismo resulta más claro de limitar.

Los defensores del liberalismo político y económico, especialmente el asociado al liberalismo clásico y el liberalismo libertario (ej. minarquismo) sostienen al menos dos opiniones en general al respecto del neoliberalismo:

  • Rechazan el uso anti mercado o intervencionista del término neoliberalismo como una etiqueta falaz usada por algunos sectores de izquierda y de centro (e incluso de derecha) para descalificar sumariamente a sus adversarios políticos.

Me considero liberal y conozco a muchas personas que lo son y a otras muchísimas más que no lo son. Pero, a lo largo de una trayectoria que comienza a ser larga, no he conocido todavía a un solo neo-liberal. Un "neo" es alguien que es algo sin serlo, alguien que está a la vez dentro y fuera de algo, un híbrido escurridizo, un comodín que se acomoda sin llegar a identificarse nunca con un valor, una idea, un régimen o una doctrina. Decir "neo-liberal" equivale a decir "semi" o "seudo" liberal, es decir, un puro contrasentido. O se está a favor o seudo a favor de la libertad, como no se puede estar "semi embarazada", "semi muerto", o "semi vivo". La fórmula no ha sido inventada para expresar una realidad conceptual, sino para devaluar semánticamente, con el arma corrosiva de la irrisión, la doctrina que simboliza, mejor que ninguna otra, los extraordinarios avances que al aproximarse este fin de milenio, ha hecho la libertad en el largo transcurso de la civilización humana. – Mario Vargas Llosa

  • Opinan que la reducción del Estado debe ser real hasta limitarlo a lo completamente imprescindible, siguiendo los principios liberales clásicos y no los neoliberales (aquí algunos liberales identificarían el término neoliberalismo con el fenómeno del corporativismo). Consideran que parte importante de la derecha política, a la cual se oponen, se reduce al mercantilismo empresarial y político, esto es la entrega de preferencias a grupos de presión, multinacionales, o a socios del sector privado del poder político.

De igual forma los liberales rechazan a los organismos internacionales o públicos supraestatales (FMI, OMC, BM, etc.) debido a que los consideran "monstruos burocráticos, intervencionistas e inútiles" que serían responsables del mantenimiento de regímenes corruptos e ineficientes que no podrían conseguir crédito en el mercado libre, y de establecer una liberalización del comercio internacional regulada, planificada por instancias tecnocráticas y no por agentes privados, lo cual conduciría al corporativismo en vez de al capitalismo.

Usos históricos del término

No se puede dar una definición estática de neoliberalismo debido a que su significado ha ido cambiando en el transcurso del tiempo y no es idéntico en todos los países del planeta. Las pesquisas realizadas sobre el tema revelan que la palabra fue usada por primera vez, de manera asistemática, por destacados economistas liberales, entre los que se cuentan:

  • Ludwig von Mises. La edición inglesa (1927) de su libro Liberalismus usa el término neoliberalism para traducir lo que en alemán Mises denominó neuen Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro, Mises usa el término para designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales (término que después reemplazó por seudoliberales), mientras que en su posterior libro, Socialismo, lo aplica a los liberales partidarios de la entonces nueva teoría subjetiva del valor, como Carl Menger.

  • Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio de destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938, cuando ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo fue diferenciarse del entonces desacreditado liberalismo político, al que se atribuía una importante responsabilidad por haber llegado a ese callejón sin salida. Participaron en el coloquio destacados líderes de opinión del movimiento liberal como Friedrich Hayek, Ludwig von Mises, Jacques Rueff, Alexander Rüstow, Wilhelm Röpke, Detauoff, John Bell Condliffe, Michael Polanyi y el propio Baudin.

  • Edgar Nawroth, en su libro Die Sozial-und Wirtschaftsphilosophie des Neoliberalismus (1961), califica como neoliberales a los partidarios de la Escuela de Friburgo y de Múnich, destacando las contribuciones de Wilhelm Röpke y de Alexander Rüstow, partidarios de la Economía Social de Mercado y de la coordinación del libre mercado, así como del Estado de Bienestar

  • Economistas del Centro de Investigación para la Comparación de Sistemas de Dirección Económica de la Universidad de Marburgo definieron al neoliberalismo como:

  • Un concepto global bajo en que se incluyen los programas de la renovación de la mentalidad liberal clásica, cuyas concepciones básicas del orden están marcadas por una inequívoca renuncia a las ideas genéricas del laissez faire y por un rechazo total a los sistemas totalitarios.Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de la libre competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras consideraciones sociales.

  • Alfred Müller-Armack, uno de los teóricos de la Economía social de mercado, acusa a los neoliberales (que no identifica con precisión) de "no haber prestado la debida atención a los problemas sociales y sociológicos".32 De su obra surgen como posturas extremas el liberalismo tradicional o paleo liberalismo, el neoliberalismo que se le opone, y la intermedia Economía Social de Mercado.

  • En Latinoamérica el término suele usarse por sus detractores para hacer referencia al conjunto de políticas recomendadas en la década de 1990 por el Consenso de Washington, a las que consideran responsables de los problemas sociales de años posteriores a su aplicación, poniendo como ejemplo la crisis financiera de Ecuador de 1999 o la crisis argentina del 2001.

  • En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha sido crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue, por ejemplo, afirma:

Ya no quedan dudas de que el modelo neoliberal es incapaz de dar respuesta a los principales problemas que siguen aquejando a la sociedad: altos índices de desempleo, trabajo en negro, pobreza y exclusión social. Su debacle fue el resultado de la aplicación de las políticas del "derrame", según las cuales bastaba con el crecimiento de los grandes grupos concentrados ya que estos últimos difundirían los beneficios hacia el resto de la sociedad productiva y laboral. Pues bien, ahora está claro que este "goteo" no llegó; que no hubo un correlato distributivo y de cohesión de la base social.

En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del término liberal, no se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes contextos.

Usos actuales del término

Diversos términos a los que hace referencia la palabra "neoliberalismo":

  • Neo mercantilismo: una vuelta a las ideas mercantilistas que combatió Adam Smith y los liberales clásicos. Estas ideas consistían en defender a determinadas empresas (sobre todo dedicadas a la exportación) de la competencia extranjera.

  • Corporativismo, lobbismo o amiguismo: que el estado defienda los intereses de algunos familiares, amigos, conocidos o aliados del gobernante o de grupos de poder especialmente poderosos para el chantaje.

  • Anarco capitalismo: es una postura política que pide la eliminación del estado pero no de la propiedad privada. Defiende que los tratos sean voluntarios. También reciben el nombre de "ultraliberales" por parte de sus detractores.

  • Monetarismo neoclásico: es una escuela económica, que tuvo su centro en Chicago y cuyo más famoso representante es Milton Friedman, que surgió en una época donde la economía capitalista era keynessiana mayoritariamente. Abogaban por volver al liberalismo clásico en algunas cosas. Ronald Reagan encarnó en la política de forma más o menos fiel esta idea económica. Algunos llamaron "revolución neoliberal" a esta vuelta parcial al liberalismo clásico. En esta acepción el neoliberalismo sería una mezcla de keynesianismo y liberalismo clásico.

  • Socio liberalismo: Una mezcla de la socialdemocracia y el liberalismo progresista. Frente al liberalismo clásico donde el estado se limitaba a garantizar seguridad y justicia, hay hoy corrientes liberales (las mayoritarias) que abogan por que el estado garantice igualdad, progreso y bienestar a través de la educación, la investigación y la sanidad pública sin dejar de defender la libertad individual y derechos civiles. Un ejemplo de libre mercado y estado del bienestar lo presentan los países nórdicos.

  • Minarquismo: Reducción del estado al mínimo. Esta es la definición de neoliberalismo en la RAE aunque no aclara cuál es ese mínimo o si se trata de algo subjetivo que decide cada uno.

    Tercera vía

    No debe confundirse con Tercera posición.

  • Tercera vía es el nombre que se ha dado a una variedad de aproximaciones teóricas y propuestas políticas que, en general, sugieren un sistema económico de economía mixta, y el centrismo o reformismo como ideología. En la práctica política, estas posiciones rechazan la validez absoluta de las filosofías tanto del laissez faire como del mercado totalmente controlado del marxismo-leninismo (consultar "Condición de Samuelson"); promueven la profundización de la democracia, y enfatizan el desarrollo tecnológico, la educación, y los mecanismos de competencia regulada, a fin de obtener progreso, desarrollo económico, desarrollo social, y otros objetivos socio-económico-políticos igualmente importantes.3 Las filosofías de la tercera vía han sido a menudo descritas como una síntesis del capitalismo y el socialismo por algunos de sus proponentes.

  • Dado que el término no se define específicamente, se puede hablar de "terceras vías" en el sentido amplio o en el más estricto de la palabra. La diferencia estaría en que el sentido amplio incorporaría cualquier proposición que buscara obtener o mantener una posición equidistante tanto del comunismo como del capitalismo, a través ya sea de una economía mixta o políticas que rechacen esas percepciones extremas. Sin embargo, no todas esas alternativas pueden ser catalogadas como progresistas sino también algunas deben ser definidas como fuerte o abiertamente reaccionarias.

  • Consecuentemente, el análisis político moderno hace notar que la tercera vía no debe confundirse con el concepto tercera posición o tercer posicionismo, que es como se autodefinen movimientos diversos que son considerados de orientación fascista neonazi o neofascista, opuestos tanto al liberalismo político (y no al económico como afirman ellos, no confundir con capitalista, pues haciendo un análisis profundo esta doctrina no es anticapitalista en realidad, solo es anti liberal) como al socialismo y que no admiten su posicionamiento en el espectro político izquierda-derecha. La tercera vía se suele calificar, por el contrario, de centrista. No obstante, algunos críticos de la tercera vía han utilizado ese paralelismo de terminología.

  • En la práctica política, los proponentes de la tercera vía en su sentido estricto van desde muchos que apoyan la socialdemocracia a aquellos que apoyan el liberalismo progresista; incluiría también aquellos que proponen la Economía social de mercado, proyecto que busca explícitamente ser un punto medio entre el liberalismo y el socialismo.

    Orígenes y evolución del término

    Los usos del concepto se encuentran en Marx y sus seguidores, generalmente para negar que tal posibilidad exista. Para Marx, el capitalismo será destruido por las mismas fuerzas que lo crean y mantienen, siendo reemplazado por el socialismo: no hay alternativa o tercera posibilidad. (ver por ejemplo 'Crítica al Programa de Gotha")

  • Más tarde, el uso continúa en la misma línea pero aplicado a situaciones diferentes: Para Rosa Luxemburgo la dicotomía es entre socialismo o fascismo. Para Lenin y otros, la tercera vía es el utopismo traicionero producto de "el reformismo burgués"7 Sin embargo, se hace evidente que, para aquella época, algo que podría ser llamado "propuesta de la tercera vía" ya existe: así por ejemplo, en el discurso citado, Lenin agrega: "La condena de la dictadura y un sentido democrático son particularmente fuertes entre esos argumentos. La falsedad e hipocresía de este argumento, repetido mil veces en la prensa capitalista y en la Conferencia Internacional Amarilla en Berne en febrero de 1919 son obvias a todos los que se niegan a traicionar los principios fundamentales del socialismo"

  • En una notable coincidencia de opinión, uno de los grandes teóricos del liberalismo económico, Ludwig von Mises, afirma: "Simplemente no hay otra opción que esta: ya sea se abstiene de interferir en el libre juego del mercado, o se delega el manejo completo de la producción y distribución al gobierno. Ya sea capitalismo o socialismo: no hay un camino intermedio""9

  • De acuerdo a John Browning el término como tal se origina en una propuesta del papa Pío XII abogando por una Tercera Vía entre el socialismo y el capitalismo hacia el fin del siglo XIX.

  • Se hace evidente que ya en las dos o tres primeras décadas del XX, con o sin el uso específico del término, algunos pensadores o filósofos políticos -representando una variedad de posiciones- habían ya empezado a sugerir posiciones que corresponden en general a la aspiración de encontrar un camino intermedio a la ley del mercado y a la dictadura del proletariado. Consecuentemente, todas esas posiciones han sido llamadas Tercera Vía en algún momento.

  • Después de la Segunda Guerra Mundial, el término se empieza a hacer común. Encontramos su primer uso documentado para describir un proyecto por el creador del mismo -o sus seguidores cercanos- en Alfred Müller-Armack. Sin embargo, el uso no es exactamente el que por lo general tiene: de acuerdo a Schuller, Alfred y Hans-Gunter Krusselberg:12 en su obra se insiste en que el marco de la economía, que comprende lo humano, "es infinitamente más importante que el mercado mismo, de ahí la necesidad de un tercer camino entre el paleo liberalismo y el camino del neoliberalismo".

  • Partes: 1, 2, 3
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