Las manos se endurecieron, a veces se lastimaron y sangraron los dedos al caer en el esmeril, muchas veces los ojos enrojecieron, bajo el efecto del arco de la suelda que me cogió, pero la moral y la autoestima creció, al contemplar los terminados de las piezas, muchas veces hasta saltaron limallas ardientes o pedacitos de metal o chispas a la cara o al cuerpo y conforme más aprendía más recibía como pago semanal; posiblemente mi tío que me dio apertura y confianza, hasta para nombrarme bodeguero de una amplia y surtida cantidad de materiales y herramientas, veía en mi un futuro y prometedor obrero, que más tarde sería un maestro y base de su fábrica, pero el sino o destino estaba en otra dirección, mi vida se enrumbaría, a la milicia y luego al Derecho, a la cátedra universitaria, al objetivo inefable de ser maestro y formador intelectual de juventudes, y así en un mes de Junio, al moldear una gran masa de una maquinaría, en el torno, con sobretiempo pues la entrega de esa pieza era en domingo en la tarde, termine de tornear la pieza industrial, a satisfacción de mi tío y del cliente el sábado en la noche, me lave cara y brazos y pase a la oficina del tío, que me entregó una cantidad en billetes de pago semanal y sobretiempo, yo quede admirado de la cantidad de billetes que superaban los ochenta sucres, él comprendió mi actitud como de inconformidad y no de sorpresa y me extendió sonriendo un billete amarillo de veinte sucres más, le agradecí y al llegar a mi casa, le entregue todo el valor a mi madre, quien me comunicó que el overol lo lave y lo archive, que ese fue mi último día de trabajo, que papá ya tenía trabajo y que el lunes debía asistir al curso de nivelación y verano, en el Colegio "Mejía", para a continuación matricularme en el colegio "Juan Pío Montufar", desde luego mi mamacita, le agradeció mucho por el trabajo a mi tío Daniel, quien no estuvo de acuerdo con esta decisión y dijo tú tienes ocho hijos y posiblemente más tarde o temprano, Marcelo volverá a la fábrica, en todo caso, había dejado una buena impresión en mi desempeño, carácter y manera de comportarme y alternar con mis maestros, compañeros y amigos de taller, que me dieron sin egoísmo alguno sus sabias enseñanzas y destrezas. Cuando mi tío supo que ingresaba becado por el Excelentísimo Doctor José María Velasco Ibarra, al cuarto curso del Colegio Militar "Eloy Alfaro", le obsequió y entregó a mi madre Cinco mil sucres, para mi equipo completo, lo que en cierta forma determinó que ingresará a esa institución militar, era en ese entonces una verdadera fortuna; sin embargo que tenía asegurada mi beca de Quinientos sucres mensuales, beca que la mantuve durante cuatro años, hasta que egresé y me gradúe de Subteniente del Arma de Transmisiones en 1967; le agradezco a este benefactor mi tío y al Presidente de la República del Ecuador y en especial a mi recordado tío Daniel Figueroa Gómez, que en paz descanse; ellos que pusieron las bases para seguir mi educación secundaria y para obtener mi profesión de vocación, la militar, que más tarde ha sido lo fundamental para mi profesión de Abogado y catedrático de la Universidad Católica de Cuenca, donde sigo y seguiré laborando, identificado con la ayuda a la comunidad azuaya donde vivo.
En la Universidad Católica de Cuenca, hay eventos académicos, deportivos, sociales, que hacen que a fin de año nos reunamos todos los catedráticos para despedir el año viejo, dar la bienvenida al nuevo año y darnos un abrazo cordial, como compartir una cena con momentos agradables, así refiero un testamento, que tiene gracia, toma en cuenta a todos, en los más mínimos detalles y desde luego se le quema a un compañero cada año, así:
"TESTAMENTO DEL AÑO 1933" AUTOR DOCTOR VICTOR FERNANDEZ DE CÓRDOVA.
Señor Doctor Don Florencio REGALADO Polo, dignísimo, sapientísimo y primerísimo NOTARIO del Cantón Cuenca y de todos sus alrededores, muy comedidamente le ruego se sirva extender en sus libros éste mi testamento, de acuerdo a la siguiente MINUTA:
1.- En nombre del todopoderoso señor Eduardo Peña Triviño y de su no menos poderoso señor Dahik, YO, MAESTRO hambreado, insultado, vilipendiado y también matado, por consecuencia de mi huelga de hambre no puedo morir cuando mi hora justa sea llegada y para morir tranquilo adelanto mi testamento y me despido cariñosamente de mis hijitos, agnados y cognados que los tengo sirviendo en la Universidad Católica.
Quiero, señor Notario, repartir a lo menos mis buenos recuerdos entre mis hijos, en forma proporcional a sus méritos; recuerdos no más porque bienes mismos los maestros no tenemos, aunque si me queda aún sin poner en prenda una pequeña biblioteca, un relojito de bolsillo, otrito de pared que canta el CU-CU cada hora y un par de pistolas que las arriendo para hacer salvas en las manifestaciones de la UNE. Me remiendo así mi presupuesto.
Mi pequeña biblioteca la he conservado nuevesita, flamante, por los extremados cuidados de mi hijito mayor el doctor HUGO, quien, a pesar de sus fogosos aciertos contra las privatizaciones que intenta el Estado, tiene esta biblioteca completamente PRIVATIZADA, con la complicidad de su tío (TIITO) le dicen que es el único que tiene la segunda llave. Pensaba para mí que HUGUITO se había butiñalizado poniendo a su tío para su segunda llave, pese al nepotismo.
2.- A mi hijito menor el NELSONSITO, le dejo la estimación de todos los que le conocen. Quiero que a mi muerte lo mimen, lo alimenten con leche de tarro le preserven del licor y de los malos pensamientos para que pueda seguir creciendo, con cada nuevo cargo, mi pequeño ciudadano.
3.- ADIVINE ADIVINADOR: voy a la plaza, compro un negrito, llego a la casa y se hace coloradito ¿Quién será? ¿Quién será?… Inmediatamente dirán ustedes que es el Fernando Estrella宠Pues No: Voy a la costa y me hago cholito defendiendo a los de abajo; vuelvo a Cuenca, me cambio las oshotas y ya estoy hecho un doctorcito listo para defender a los de arriba. Por más señas no le gusta que le toquen en el brillo de sus zapatos porque son de marca, directamente importados de oriente medio, del Turquestán.
4.- A ARTURITO GONZALEZ, el mago de los horarios y de la canción le dejo mi bendición para que ella le siga amparando con la ayuda de ANIBALITO Y RAQUELITA, que entre copia y copia se pegan su conversadita y de rato en rato le arrulla con su silvadita.
ANIBAL es un hombre serio y de principios, de camisa impecable y de letra menudita, de mayúsculas casi visibles y minúsculas invisibles. Ha inaugurado la costumbre de no poner fechas en los libros de asistencia porque asegura que basta con que dejen firmado. Con todo, cuando se acuerda pone una fecha saltando un día y saltando un libro, para contentar a los descontentos. Así no corren los días y se mantiene jóvenes a los distinguidos catedráticos.
RAQUELITA: la voz deliciosamente femenina. Ya dio su grado lúcidamente. Ha seguido el mal ejemplo de otros hijitos que se posesionan en jugosos cargos y no invitan nada, dizque por vergüenza como así asegura JORGITO BERREZUETA hombre recomendable tanto que le confiaron el cargo de SAQUEO SUPLENTE.
5.- Distinguido jurisconsulto y conferencista fuerte, mi hijo GONZALITO, GONZALEZ DE LA GONZALERA. Le dejo todos los aplausos y buenos comentarios que hemos escuchado. Para que descanse de sus funciones abogadiles los colegas le aconsejaron que en el terrenito que le sobra en la avenida Roberto Crespo, funde un Nigh Club para que practique el meneíto, el perrito, el caballito, modos ya avanzados de la lambada que ya domina.
6.- Mi simpatiquísima hija CECILIA ¡Qué pena señor Notario¡ ya no viene a colaborar con los malcriados de los profesores y a hacerle la segunda a mis hijos Doctor MARCO, Doctor CLAUDIO, Doctor JUAN JOSÉ y otros distinguidísimos doctores en la sapiencia maligna.
7.- Mi hijo MIGUEL ERNESTO, señor Notario, el veterano de las lides periodísticas, hombre de corriente edad, corre peligro. No hay tarde en que no se le encuentre en los pasillos de abajo con ELLITAS. Lo sospechoso es que no con todas sino solamente con las PRINCIPALES. Su decisión y amor por el periodismo en sus años mozos le llevó a bajarse por los techos para auscultar y en castigo el Presidente Velasco le mando a auscultar tortugas en Galápagos. Hay que salvarle del peligro de que a la tarde de su vida quiera calladamente deslizarse quién sabe por otros techos.
8.- RAFIQUITO ¿Ya tiene completadas las listas de los alumnos? No todavía doctor. No es nuestra culpa sino de la Secretaría General厯 es chisme señor Notario: mientras RODRIGO produce hermosas piezas literarias, se sirve sabrosos almuerzos en la Tele, practica los besitos en sonrosadas mejillas (suerte del pendejo), no habrá listas. No es profecía RODRIGO, habría día en que sin motivo le zumben de la Tele y con motivo le boten de la cama.
9.- Al joven luchador, heredero de las cualidades del Libertador San Martín le ruego encarecidamente no deje desmayar sus cualidades que mucho el Ecuador las necesita: ¿Recuerdan?: ¡LA CATÓLICA LLEGÓ, LA LUCHA COMENZO ¡
10.- Un comercialito, SEÑOR Notario: mi hijo JUAN JOSÉ está rematando baratísimo su "piponazgo" para cambiar al piponazgo de arte y cultura del Ilustre Municipio Cuencano, en donde me dicen los colegas que habrá más bostezos y mejor sueldo. A propósito: a mí muy querido JUANITO JOSÉ le dejo mi Código de Trabajo y el Artículo 31 de la Constitución, para que se ponga al día en eso de COMERAS EL PAN CON EL SUDOR DE TU FRENTE.
11.- A mi adusto jurisconsulto EDUARDITO DOMINGUEZ, juez probo y castigador, le dejo la silla de la izquierda, para que le sirva de asiento, con su respectivo escritorio para que le sirva de apoyo y para que lo arriende a FERNADITO, a GONZALITO, a ANIBALITO, a VICTOR FERNANDEZ, siempre que le pidan de buen modo, pero con la consigna de que no les haga aplaudir a los libros porque se destruyen.
12.- A mi queridísimo PETRONIO le dejo mi reloj de bolsillo, para que ajuste bien su horario, porque es voz populi que llega tarde a clase y para comenzar se va pronto. No le dejo el reloj de Cu Cu, porque le tengo ofrecido a mi otro hijito al doctor SIGÜENZA Y BRAVO.
13.- A mi hijo el mayor, el más delicado de mis hijos, después de GONZALITO URGILEZ LEÓN, hombre culto y bien hablado funcionario eterno de la antigua CAJA DE PENSIONES que pasó a ser EL INSTITUTO DE PREVISIÓN SOCIAL, de Loja vino, se naturalizó en Azogues y hoy ascendió a Cuenca al oír el fogoso discurso de nuestro sin par Decano; ANIBAL se inflamó de amor propio y se le oyó proferir un denuesto SI DAHIK ME PRIVATIZA EL CHUCHO, YO LE SACO LA MADRE.
14.- RODRIGO HALLARÁS, pero como este RODRIGO jamás, jamás: con el auxilio de la política, de SAQUEO, ascendió a METEO y hoy desempeña un juzgado como trofeo. Hombre arrojado. Fue capaz de cambiarle la filiación a nuestro distinguido notario llamándole FLORESMILO, sabiendo que él orgullosamente luce su nombre de pila FLORENCIO.
15.- MARCELO, mi estimado MARCELO, el que dejó la espada con la que sirvió a la Patria, para empuñar la pluma con la que sirve a los clientes.
Dejó las charreteras para entenderse de hombre a hombre con los Códigos. Dice que el cambio de vida ha sido fuerte: antes le obedecían sin chistar, ahora es él el que tiene que obedecer los interminables artículos de la Ley, si quiere que no le sentencien en contra.
16.- RAFIQUITO, hombre bueno y servicial, cobrador de las cuotas, sacador de la Xerox, repartidor de horarios, antiguamente fechador de los libros, calentador de los tintos, cucharador de las puertas, mezquinador de las tizas, muy apenado me pregunta ¿Por qué será que el doctor MARQUITO SIGÜENZA y BRAVO ya no asoma a conversar ¿será que está resentido. Es un hombre tan alhajito? NO RAFIQUITO le comentan que no es que está BRAVO sino simplemente que hoy le gustan más las chicas de abajo. Para variar, ya cojera gusto por las chicas de arriba, aun cuando según el profeta, su destino seguirá ¿Qué dijo el profeta? habrá un día en que los hombres buenos huyan de las mujeres; y, un día no muy lejano huirá de las mujeres y se subirá a silbarles en los árboles su cu cu.
17.- El más bondadoso de mis hijos, el doctor CESITAR UGALDE, es martirio de los fotógrafos porque dicen que tiene la punta de la nariz muy lejos de la cara y usa los zapatos muy lejos del bigote. No se presta para el encuadre, si no es por mitades.
18.- SIMÓN, SIMÓN, la carita de bombón de chicas adoración. Las chiquillas le quieren con el corazón y no les falta la razón.
19.- A JORGITO le dejo mi complacencia porque haya dejado ese berenjenal que es la Dirección Provincial de Educación, en donde tuvo que poner en práctica todos sus conocimientos de esgrima, box y karate, ju jit su y con fu, destrezas adquiridas en el Colegio Ecuador, en donde hizo gala de su fuerza de voluntad y firmeza de carácter. Hoy cantan los estudiantes el merengue que tiene por título LA PORFIA DE JORGITO.
20.- Mi otro hijito EDUARDO PALACIOS Y MUÑOZ, señor notario padece de dos males: del olvido y del peinado. Del olvido dicen los colegas porque nunca más nos trajo al final del año esos hermosos regalos del Banco del Pichincha y del peinado porque mejor peinado no existe en la comarca: un día le aconsejaban que como gastar tanta plata en glostora, más bien nunca se agache para nada, a fin de que no se le dañe y caiga el peinado
21.- El único hijito de mala suerte, MANUELITO SALCEDO, partidario del gobierno, heredero de RODRIGO, saqueando a la población y tocándole al MARQUITO AVILA en plena herida. Tiene una quinta preciosa pero no invita, tiene una barba que le queda feo, y no se rasura. Quiéranle con compasión después de mis días.
22.- A mi hijo EDGUITAR R. PESANTEZ, el de los mexicanísimos bigotes, le dejo un par de pistolas para que complete su atuendo, y si quiere también el sombrero, le cuento que los profesores que viajan a México, los trajeron para el negocio y los alquilan baratitos.
23.- Para cerrar con broche de oro, señor Notario a mi CLAUDIO, le dejo un pito para que pueda servir de réferi en las mesas redondas; pero les confieso que voy resentido porque no ha mencionado el prestar la Escuela de Bomberos para nuestro paseo, argumentando que él no tiene ninguna Autoridad sobre el local, puesto que su nombramiento solo le faculta para arreglar los pitones y las mangueras a los bomberos.
24.- CLAUSULA FINAL: Por ser avanzada la hora y no habiendo otro asunto que tratar, me voy señor Notario, pidiendo perdón si es que en esta minuta se me alargó la lengua, toda similitud con casos reales es pura coincidencia, si encontraron algún chiste, lo aprendí a JUAN JOSÉ, si alguna mala palabra la aprendí de FERNANDITO, si los agradé a un impronta, lo copie de OLMEDITO. Muy agradecido de vuestra larga atención. FINIS CORONAT OPUS."
LA PROMOCIÓN 1.963 DEL COLEGIO MILITAR "ELOY ALFARO"
Me refiero de una manera general, a los compañeros de la Promoción 1963, pero siento la necesidad de ampliar los recuerdos, de este distinguido grupo de jóvenes adolescentes, menores adultos, y de compañeros mayores de edad bachilleres que ingresamos llenos de entusiasmo, de esperanzas, por vocación militar, sin pensar en la parte económica a futuro, al Colegio Militar "Eloy Alfaro", un día 12 del mes de Octubre de 1963, egresando 41 compañeros en un reducido número, el año de 1967, personalmente con el grado de Subteniente del Arma de Transmisiones del Ejército, durante esos cuatro años, sin vacaciones, tuve compañeros y amigos, entre los que se destacan, cadetes que fueron dados de baja y compañeros que se graduaron y llegamos al final, a esa meta soñada.
Así el caso del ambateño, Luís Francisco Quiroga Soria, que además de compañero de promoción, del arma de Transmisiones, Capitán, del cual me precio de ser su amigo personal, identificándonos con simpatía, un profundo respeto, amistad y consideración mutua; en la Tercera Zona Militar, en Cuenca militamos en el Cuartel General, por más de un año, donde bajo la dirección del Maestro Francisco Cisneros Abril, y de Nan Kiu Back, cinturones negros Segundo y cuarto Dan, practicamos diariamente artes marciales, obteniendo nuestros primeros cinturones amarillos y azules, también con la presencia del Capitán Francisco Donoso Game y Juan Méndez; y del Teniente Miguel Bautista, entre otros oficiales y un numeroso grupo de personal de las diferentes compañías de esa unidad militar y Cuartel general. Al ser destinados con el pase a otras unidades, no dejamos de comunicarnos y volvimos a reunirnos en el Curso Avanzado de oficiales, previo al grado de Mayor, al terminar el mismo, Paco se retiró del Ejército para dedicarse a diversas labores empresariales, de Seguridad y de Comercio, en Quevedo y en Ambato.
Al recordar en un 15 de Noviembre los pasajes de nuestra vida militar, en el Círculo Militar en Quito y en la fiesta de aniversario del Arma de Transmisiones hoy llamada de Comunicaciones, me refirió y le pedí a mi amigo, me proporcione dos pasajes reales de su vida militar de cadete y Oficial para enriquecer la prosa de estas memorias, me ha hecho llegar sus versiones, con fecha 03 de Noviembre de 2009 a Cuenca, desde Ambato donde él reside y trabaja, las cuales las transcribo, con todo detalle entre comillas y a las cuales daré mi versión, que es la verdadera, teniendo por testigos a nuestros compañeros de la promoción, en el curso de contraguerrillas en Panamá, con los americanos; así:
"MENSAJE ENVIADO POR EL CADETE DE SEXTO CURSO DEL COLEGIO MILITAR ELOY ALFARO LUEGO DE REALIZAR UNA PRUEBA DE TENDIDO TELEFÓNICOY PRACTICAS CON RADIOS EN PANAMÁ.
La carta de Francisco Quiroga dice: "Los cadetes del sexto curso del Colegio Militar "Eloy Alfaro" fuimos designados para realizar un curso de contra guerrillas en las selvas de Panamá, teniendo como instructores a oficiales y personal de tropa del Ejército Americano, e instructores Oficiales de países latinoamericanos.
En el programa de instrucción para comenzar el día teníamos que aprender el tráfico de mensajes por radio y tendido de líneas telefónicas, programa que se cumplió y luego debíamos rendir una práctica a manera de examen para comprobar si la instrucción había sido aprendida correctamente.
Para demostrar que las enseñanzas de los instructores del Ejército Americano habían sido captadas y comprendidas, fui designado para enviar el primer mensaje a todos los teléfonos que estaban conectados a la central, dando cumplimiento con el primer mensaje cuyo texto era el siguiente:
EL CHINO CHANG Y EL CHINO CHONG SE FUERON A HONG KONG CRUZANDO EL MEKONG Y SE PUSIERON A JUGAR PING PONG.
Luego de recibido el mensaje se comprobó que la instrucción fue aprendida y también se festejó con risotadas el humor desarrollado en el texto del mensaje enviado lanzando también algunas bromas como la que dijo un compañero contestando de la siguiente manera ¿Y NO SE FUERON CON TU ÑAÑA?
Terminada la práctica los oficiales instructores nos reunieron en una sala de clases para oír la grabación que habían realizado en secreto durante las pruebas del tráfico de mensajes y luego felicitar a los alumnos por haber aprendido sus enseñanzas y también el humor Ecuatoriano desarrollado en aquellas circunstancias"
A la versión textual de Paco Quiroga, le falta un ingrediente de orden y de interpretación, así el curso completo y al graduarnos de Bachilleres, a excepción del cadete Villavicencio, que le dieron de baja por mala conducta; nos concedieron ocho días de vacaciones, y partimos a Panamá al Fuerte Gulick, en la Zona del Canal, zona en posesión de los americanos, llamado Comando Sur; en general como parte del curso de Contra guerrillas, nos dieron clases teóricas, luego prácticas del material de Radio y de teléfonos y salimos a la jungla, por patrullas, simulando puestos de mando de comunicaciones, con la advertencia, de que debíamos conservar el silencio de radio y por horario establecido y tomando así mismo frecuencias, que en los equipos PRC-10, no eran muchas, así mismo por tiempo limitado y a horario debíamos transmitir mensajes; en cuanto a ubicarnos en la selva, a instalar los puestos de comunicaciones no nos fue difícil, pero si algo nuevo, la utilización por primera vez con horarios, frecuencias y "silencio de radio", estricto, pues de lo contrario el enemigo podría interceptar, captar nuestras transmisiones y podría supuestamente bombardearnos. Al terminar el ejercicio en forma satisfactoria, al siguiente día y para culminar ese entrenamiento y orientación de las comunicaciones en campaña, nos reunieron en un aula grande y lo primero que hicieron los instructores americanos, fue hacernos escuchar una violación del silencio de radio y el radio operador sorpresa era Paco, con su voz inconfundible, que al repetir algunas veces su mensaje del chinito, reía y decía cambio y no le contestaba la otra estación de radio precisamente porque a esa hora se daba el silencio absoluto de radio; estando presentes el Capitán Manuel María Albuja y el Teniente Montalvo "Mahoma", inclusive con ellos rompimos en una carcajada que no paraba, la risa era generalizada, todos, oficiales, instructores y cadetes reíamos sin control, ante la gracia sin igual de Paco, que nunca pensó que le estaban grabando su violación del silencio de Radio los instructores, y desde luego la crítica fue valiosa con tan ocurrido mensaje.
Dentro de las experiencias del paracaidismo con felicidad, pues de no entrar por un cuadrado exacto en el techo de ardex de una Escuela, hubiera ocurrido un terrible accidente y muerte, así mismo entre comillas redacto la experiencia vivida por mi compañero y amigo, el Mayor Luís Francisco Quiroga Soria en Quevedo, cuando militaba en el Destacamento de Fuerzas Especiales, así:
"SALTO EN PARACAIDAS DEL SR. TENIENTE LUÍS FRANCISCO QUIROGA SORIA POR LAS FIESTAS DEL CANTÓN QUEVEDO
Prestando mis servicios en el destacamento de Fuerzas Especiales de Quevedo que se encontraba en el sector de San Camilo y a orillas del río Quevedo, cumplíamos con las actividades de instrucción para el personal bajo el mando del Señor Mayor Enrique Acosta Briones y como pagador el Señor Subteniente Eduardo Salazar.
El Comandante del destacamento Señor Mayor Enrique Acosta Briones recibió un comunicado del Municipio solicitando la colaboración del personal de paracaidistas en las festividades del Cantón Quevedo.
A fin de cumplir con este pedido fui designado con un grupo de soldados paracaidistas y al mando del Señor teniente Eduardo Maldonado jefe de salto que se encontraba realizando un curso de selva en nuestras pistas de instrucción con cadetes de la FAE (Fuerza Aérea Ecuatoriana) y una avioneta con el piloto que colaboraban en las diferentes etapas de la instrucción.
El día de la demostración subimos a la avioneta con el suscrito, señor Teniente Francisco Quiroga Soria y el jefe de salto Teniente Eduardo Maldonado para realizar el primer lanzamiento en paracaídas sobre el estadio del Colegio Nicolás Infante Díaz.
Luego de realizar el salto de la avioneta y descender sesenta y cinco metros en caída libre se abrió el paracaídas de combate accionado por su banda estática la cual estaba sujeta a la estructura de la avioneta.
Cuando me encontraba con el paracaídas abierto había sobrepasado el estadio en donde debía aterrizar dándome cuenta que al frente tenía la ciudad con sus casas, edificios y vehículos que circulaban, al costado izquierdo se encontraba el río Quevedo y al otro lado una plantación de banano lugar que decidí para aterrizar, cuando me preparaba para aterrizar logré ver que estaba próximo a una escuela del sector ante lo cual puse en práctica todas las enseñanzas de mis instructores para casos de emergencia realizando lo siguiente: coloqué la quijada al pecho los brazos alrededor de la cara y cabeza pies y piernas bien unidas y sobre todo manteniendo en alto el espíritu militar para esta emergencia.
Llegado el momento del aterrizaje traspase el techo de la escuela que era de plancha ardex y pase por un agujero de dos metros cuadrados al piso de la sala de clases quedando las cuerdas sujetas en los pernos del techo con la suficiente distancia para sostener mi cuerpo parado ante la atónita sorpresa de los niños alumnos y de la profesora.
No sufrí ningún golpe en mi cuerpo y continuaba revisándome a ver si era cierto lo acontecido luego de esto la profesora reaccionó airadamente y me dijo en estas palabras: "TENIENTE ME PAGA LA PLANCHA DE ARDEX", ante esto lo que le contesté "BUENO" pero ayúdeme a bajar las cuerdas del techo, de esta manera los niños asombrados y con la alegría que los caracterizaba me ayudaron a bajar las cuerdas y a recoger el paracaídas.
Luego después hablé con el presidente del Municipio de Quevedo e indique que estaba colaborando con las fiestas de Quevedo y que no debía pagar la plancha de ardex ante lo cual dicha autoridad comprendió y accedió a mi gestión, recibiendo el agradecimiento por nuestra colaboración y pasando por alto el pago de la plancha.
Definitivamente también comprendió la profesora y esa plancha ardex que se destruyó con mi caída NO SE PAGO y continuamos manteniendo la amistad surgida con ese percance"
Mi punto de vista es desde el soldado paracaidista, que arriesga su vida, para dar espectáculo a la población civil, y a salir mínimo lesionado, por qué no decirlo con peligro de perder la vida; sin embargo se destaca dentro del espíritu del soldado ecuatoriano, esa inefable emoción de dominar el espacio, de hacer un deporte único, de experimentar nuevas emociones y de ser entre los miembros del Ejército, de una especialidad única, "de los hombres que al morir se reagrupan en el infierno", que a más del tricolor nacional, tienen por color y estandarte el gris y negro con una calavera con huesos cruzados; felicito el valor de mi compañero y amigo, que me ha confiado dos episodios de su vida militar, de Cadete y de Oficial, para que sean partes integrantes de estos recuerdos y de este libro.
Ya he referido que en el año 1963, por el mes de Junio, se anunció en la prensa y la radio a nivel nacional, la invitación a los jóvenes que habían aprobado el tercer curso de Bachillerato, para que ingresen al Colegio Militar "Eloy Alfaro", al cuarto curso, para que prosigan sus estudios y se gradúen de bachilleres en Humanidades Modernas y sigan los cursos militares en dos años, para graduarse de Subtenientes de Arma, así de Infantería, Caballería, Fuerzas Blindadas, Artillería, Ingeniería, Transmisiones; así mismo se invitaba a ingresar al Colegio Militar a los jóvenes Bachilleres, denominados "Bachiches", para que en dos años de formación militar salgan graduados de Oficiales, con el grado de Subtenientes de Servicios, como Transmisiones, Material Bélico, Pagaduría, Intendencia, Transportes.
Éramos 220 los que ingresamos a cuarto curso y unos 120 los bachilleres. Proveníamos de todas las provincias del país, de diferentes estratos sociales y económicos, algunos eran parientes de oficiales de las Fuerzas Armadas, y la selección procedió para estos grupos con un incentivo del Presidente constitucional de la República Doctor José María Velasco Ibarra, que siempre dio importancia y admiró a los soldados; estaban disponibles 25 becas y 25 medias becas de estudio para cada grupo, becas y medias becas que en efecto se hicieron efectivas, después de los exámenes de materias, exámenes físicos, médicos, psicológicos y de un estudio y entrevista personal con los Padres y el aspirante, respetando la palabra de honor; de donde procedía el aspirante a cadete, cuáles eran sus ascendientes, apellidos y de que la trayectoria de sus familiares sea completamente limpia; pues con el transcurso del tiempo con el respeto que se merecen las personas, los apellidos se degeneraron y la calidad de personas mermo, lo que han determinado con la moda extranjerizante y el hecho de quejarse por todo a los organismos civiles de los asuntos militares, que cada día sea de menor excelencia, involucrando en problemas a la Institución Armada y haciéndole quedar mal, ante la opinión nacional e internacional, se refleja una mala selección y reclutamiento del elemento humano, cuando hay ausencia de líderes y los militares en altos rangos, están lavados el cerebro y piensan que las bases sólidas de antaño, la férrea disciplina, el espíritu de cuerpo, el valor ya no funcionan, ante componendas e intereses creados, con la modernidad y la moda extranjera; no se piensa en un país con problemática propia, no se erige y desarrolla una política, social, económica y humana ecuatoriana, nacional; se habla de un socialismo del siglo XXI, cuando en realidad la base de un país es la democracia y una ideología propia, interna, soberana del Ecuador; se llenan la boca los ciudadanos, del Che Guevara, de Mao Tse Tung, Lenin, Stalin, de hombres y mujeres del área comunista, de canciones que las cantan y de himnos desconocidos, que nada tienen que ver con nuestra realidad nacional ecuatoriana, cuando tenemos desde antes de la conquista española a líderes indígenas como Atahualpa, a Rumiñahui; antes de la independencia a patriotas, líderes y próceres; en la República, a hombres y mujeres insignes como Eugenio de Santa Cruz y Espejo, al General Eloy Alfaro, a José María Velasco Ibarra, a héroes nacionales de la Cordillera del Cóndor, que combatieron y hasta dieron su vida por la Patria; porque, nuestros militares en servicio activo, olvidan ese paso obligado de su retiro o separación de las Fuerzas Armadas, sublimándose, creyéndose perennes como las Instituciones, olvidando la celeridad del tiempo y espacio, que no retornan; tienen una mentalidad totalmente opuesta a la de un verdadero soldado de la Patria, siendo su presencia efímera, del montón y del olvido; da pena ver las actuaciones de los altos mandos, que callan sumisamente y no hacen oír sus voces como debe ser, altivas y dignas, identificadas con el honor militar; este bastión, esta columna vertebral del Estado ecuatoriano, está en decadencia, duerme un sopor extraño y doliente, para los que verdaderamente seguimos hasta la muerte siendo militares de vocación; y, no estamos de acuerdo con un amargado y frustrado dictocrata, que en su propio terruño Guayaquil, no le pueden ver ni en pintura sus propios paisanos; no estamos de acuerdo con el socialismo, disfraz de comunismo, de totalitarismo, de concentración exagerada e impropia del poder; no estamos de acuerdo con la imitación de un mandatario totalitarista, fundamentalista, como es el Presidente venezolano; no estamos de acuerdo con dádivas de chatarra como son los seis aviones regalados al Ecuador por ese dictador venezolano y por su virulenta reacción en contra de los Estados Unidos de Norte América y su sumisa y peligrosa amistad con Cuba, Rusia, China , Irán, países extremistas, en donde no existe democracia, en donde predomina el comunismo, donde no existe libertades, dignidad, ni propiedad privada.
Mi objetivo al estudiar en el Colegio, fue algún día graduarme, ingresar a la Universidad Central de Quito a la Facultad de Arquitectura, cuando con el anuncio por radio me llamó la atención el ofrecimiento de becas y medias becas, por parte del señor Presidente de la República. Acudí con otros compañeros del Colegio "Juan Pío Montufar", donde había pasado el tercer curso y me aprestaba a matricularme en el siguiente año, con cuatro amigos ingresamos por la garita y cadena del colegio Militar y nos dirigimos al interior, admirando de paso las instalaciones y un tanque de guerra americano dispuesto al frente en la parte derecha; compramos en Tres sucres, el prospecto de admisión y nos quedamos mirando el anuncio de las becas; en las próximas tres semanas nos presentamos a rendir exámenes de Matemáticas, Historia, Geografía, Física, Inglés y Literatura, dentro de un grupo aproximado de unos quinientos jóvenes; las pruebas físicas vinieron a continuación con atletismo, salto alto, salto largo, resistencia con diferentes ejercicios y flexiones de brazos, piernas, trepada del cabo, natación, lanzamiento de la bala y otras como medidas antropométricas, peso y medida; siendo la estatura mínima de 1,65 metros, en la que muchos "enanos", hicieron trampa hasta poniéndose en puntillas cuando median sus estaturas, o pretextaban rogando que van a crecer, lo que no debía dejarse pasar; los exámenes médicos, visión, dentadura completa, exámenes exteriores, en el que se me detectó un forúnculo junto a mis amígdalas, posiblemente producto del esfuerzo obligado en las pruebas físicas, preocupado por este hecho, llegué a mi casa, tomé un imperdible, lo metí al fuego y procedí a extirparme esa infección delante de un espejo, sin que tenga consecuencias posteriores, ayudado de alcohol y mertiolato; las pruebas y test psicológicos, que terminaron un viernes por la mañana y nos anunciaron que la próximamente saldrían los resultados, para los que se les admitía como aspirantes a cadetes reclutas, con la posibilidad de beca o media beca, esa era mi única carta de ingreso, ya que los que no calificaban debían pagar una pensión mensual de Quinientos Sucres, que equivalía posiblemente a cinco salarios de un trabajador en general; desde luego los que estaban en lista aprobados, teníamos con los directivos del Colegio, una entrevista personal junto con nuestros Padres, y si la entrevista era satisfactoria para el Colegio, se hacía constar definitivamente al aspirante, el mismo que debía ingresar el 12 de Octubre de 1963, a las 14h00, con colchón, almohada y un equipo completo de ropa interior por doce unidades, calcetines, dos pijamas, uniformes gris y kaki, con sus respectivas cristinas, pañuelos, un candado con dos llaves para los canceles en un armario dividido para dos cadetes, juegos de sábanas, sobrecama, funda de almohada, toallas, útiles de aseo; de limpieza de armas con cepillo; y, útiles de limpieza de calzado, zapatos media bota para los uniformes de clases, botas de combate, ternos verdes de campaña, cinturones verde, kaki y azul con hebillas metálicas; materiales de costura, con hilo, tijeras, botones y agujas; jockeys de campaña, fundas verdes para ropa sucia y limpia, cobijas, equipo que incluía el uniforme de gala, con capa y gorra, guantes, cinturón, camisas blancas sin cuello, corbatines, capa y un capote verde estilo alemán y otro de lluvia que nos proveyó el Colegio con sus sastres, y demás aditamentos como el sable bayoneta, el fusil Máuser corto de dotación, la mochila, cananas, cinturón, municiones, bayoneta y otras prendas del Estado, que nos entregaron a determinado tiempo ese primer año y los siguientes; el equipo a adquirirse costaba Cinco mil sucres, este era otro obstáculo, y que de no haberme proveído mi padrino, el hermano de mi mamá, el tío Daniel Figueroa Gómez, y dueño de la fábrica en la que laboré en mi niñez y juventud, mi destino y rumbo habrían cambiado, no se ha que arte, profesión u oficio; papá Gilberto, jubilado en la Fuerza Aérea no sabía nada respecto de estos movimientos y exámenes, nada era seguro, hasta ver los resultados; así con la confidencia de mamá María Cecilia, quien me animaba a seguir adelante y conversaba cada día que regresaba del Colegio en el proceso de exámenes; llegó un día lunes en que con mucha curiosidad asistí con mis cuatro compañeros del Montufar, al Colegio Militar y con sorpresa vi mi nombre en el puesto número diez de las becas, mientras que mis amigos desilusionados no encontraron sus nombres, ellos siguieron estudiando en el Montufar y desde esa fecha perdimos contacto, pues yo ingresé al Militar en calidad de interno, y prácticamente en los tres últimos años, no tuve vacaciones, estuve haciendo los cursos de contrainsurgencia, de Selva, de paracaidismo, apenas a fin de año nos concedía el Colegio, hasta ocho días máximo de vacaciones, prácticamente desconectados del mundo exterior, concentrados en materias propias de secundaria hasta graduarnos de bachilleres y recibiendo todo el tiempo materias de orden militar y luego de mi especialidad de Transmisiones, con el agregado y funciones de servicio de guardia por turnos, de semana, más actividades deportivas, sociales, de presentaciones y desfiles como tambor de la banda de guerra, en días cívicos del calendario nacional, en especial en las ciudades más importantes del país, en presentaciones del coro del Colegio en la radio y en la incipiente televisión, así como en las presentaciones de aparatos en caballete, el llamado circo del Colegio y siempre atento a no perder una centésima de punto en las notas a fin de mantener la beca, con el promedio mínimo de 18 sobre 20, pues si decaía en ese promedio hubiera sido también una causa para mi retiro y terminación de mi carrera militar.
Con la buena noticia, prosiguió mamá a comunicarle a papá, al cual no le gustó la idea, pues él como militar sabía que esta profesión es idealista, exigente y por fin ingrata y peligrosa, nunca se equivocó en su apreciación y sobre todo los padres tienen un sentido común y desarrollado en defensa de sus hijos, ellos quieren lo mejor para sus descendientes; mi tío Daniel me felicito y proveyó a mi Madre Cinco mil sucres para adquirir mi equipo que cada año tenía que ser renovado y completado a docenas, equipo y prendas que cuidaba con esmero a fin de no hacer gastar a mis padres de su pobre economía, conservé durante mi vida de cadete varias prendas caras como los guantes blancos de gamuza, que los guardaba en un sobre y plástico y apenas pasaba revistas los ponía nuevamente en su estuche; era casi imposible que me proveyeran de dinero, pero siempre tuve lo mínimo, esto es dos sucres, el valor del importe del pasaje en colectivo, solo de sentados, para ir y venir de mi casa cuando salía franco los domingos, pues cuando estaba de guardia ese día, en uniforme de gala en el templete de los héroes o de campaña en otros puestos de guardia, ya ahorraba esos preciados dos sucres para el transporte; mamá muy amorosa y mi papá muy preocupado, me hacían llegar pequeñas remesas como galletas y algunas golosinas, e implementos de aseo, la ropa nos daban lavando y planchando mujeres lavanderas pagadas por el Colegio y muchas veces tuve que hacer costura, sellando orificios en calcetines cociendo o pegando botones, en la noche y frente a mi cancel armario; nunca compré en el bar o cantina, pero además nunca pedí que algún compañero me convide, tome los alimentos que me proveyó el Colegio y respeté a los cadetes de cursos inferiores; por el contrario recibí golpes, patadas, castigos de cadetes antiguos, reconocidos abusivos, hasta sin motivo alguno, aprendí a esquivar las metidas de pie al correr y los guaches o golpes desequilibrantes en el hombro, nuca o espalda mientras corría, cada día me hacía más fuerte y ágil e integré la banda de guerra, como tambor, el coro, el equipo de aparatos y finalmente el de paracaidistas cadetes; cada Oficial de guardia o cada oficial de semana o Jefe de Cuartel, exageraban en el control de los cadetes, ayudados por los cadetes del segundo año militar con el equipo de Brigadieres; cada uno era más exigente que otro, en especial en las formaciones, en los castigos o servicios especiales; nunca pasé de voluntario para estudiar después de las ocho de la noche, en que al toque del silencio de la trompeta nos retirábamos a descansar, con suerte para dormir hasta antes de las seis de la mañana al toque de la trompeta con la Diana; durante el primer año de recluta, los cadetes de Quinto año, llamados "Clímacos", nos despertaron con la canción "Ayúdame Dios mío "que sonaba en parlantes desde una perifónica ubicada junto a la prevención, pues ni terminaba esa canción y el oficial de semana, ya nos hacía pasar al baño por el "Infiernillo", corredor largo que despedía chorros de agua helada de las paredes y techo, y la columna de cadetes, salía a jabonarse, despidiendo humo del cuerpo y aliento, para luego pasar nuevamente y quitarnos la espuma del jabón, el vestirse y desvestirse hasta contar diez, las carreras para la formación, para el desayuno, lunch, almuerzo, café de la tarde y merienda, empolvando o salpicando el lodo, o agua a los lustrosos zapatos y hasta uniforme, no sé cómo digeríamos los alimentos y hacíamos tanto esfuerzo físico, saltos y flexiones de todo tipo y teníamos tiempos para ir a la enfermería, al dentista, al peluquero, a los talleres a hacer arreglar el calzado o al sastre; los sábados nos conducían después de la merienda a ver películas o a estrenar números improvisados, de teatro o de canciones o música, por cursos, nuestro cuarto curso y en general ausente de artistas, payasos, hipnotizadores, poetas o cantantes los que por su mayor edad y experiencia tenían muchas posibilidades los compañeros bachilleres; ante esta falencia, siempre fuimos castigados con servicio especial luego de la hora social, sin embargo con el tiempo algunos compañeros llegaron a presentarse en el proseño y a representar al curso por lo menos simbólicamente con gracia y alguna ocurrencia. Recuerdo a un cadete un año más que nuestro curso, que imitaba a Julio Jaramillo, era de Otavalo al que le dieron de baja una vez graduado de bachiller por su aspecto y presencia de hombre de pueblo; de un compañero nuestro, Méndez de Ibarra de raza morena, que le dieron de baja y le hicieron la vida imposible, pues no se admitía, que un negro llegue a ser oficial del Ejército, con el tiempo llegó a ser un excelente Arquitecto; los Bachilleres tenían a un dúo estrella de comediantes, con el Indio Mariano y el indio Lorenzo; así mismo había un hipnotizador Suasti, que a los colaboradores que utilizaba, al despertarlos y después de las funciones, en la fila seguían hipnotizados; había el cadete Jácome "Cauchidrilo", el que podía y por cierto batió todos los récords, de flexiones de pecho, abdominales, saltos en flexión y ejercicios en la barra fija, podía quedarse días y noches sin parar haciendo los ejercicios; pero una persona enigmática, respetuosa y serena, era el Brigadier Jorge Vergara, que con el tiempo dominó el hipnotismo, con regresión al pasado, con proyección al futuro, que comentaban, que cuando un oficial o profesor civil, estaba tomando exámenes, él les ordenaba telepáticamente que salga del aula, su potencialidad y habilidad eran increíbles, en los años superiores habían los payasos acróbatas, Aguirre y Cerda que hacían carpados y mortales desde la parte superior de las argollas, esto es a ocho metros de altura; había un cadete, que tenía los brazos sumamente largos, él era alto y su aspecto era de simio, hacia las delicias en las horas sociales; había un bachiller, tenor, que le bautizaron sus compañeros como "María la Ho". No había cadete inhábil, cada uno pertenecía a un equipo, de las diferentes disciplinas deportivas, atléticas, de natación y deportes, banda de guerra, coro del Colegio, equipo de paracaidistas, siendo el tercer curso de paracaidistas del colegio, mi curso; y que con orgullo nos graduamos en esta especialidad; y la clasificación muy sencilla, a todos los reclutas nos probaron y tomaron exámenes en las diferentes disciplinas, integrándonos a las disciplinas que respondíamos, se destacaba entre los bachilleres, el ex miembro de tropa Castelo, campeón de carreras nacionales y latinoamericanas, jugadores de básquet bol y figuras del atletismo; todos los días en el horario de 11h00 a 12h00, bajo la dirección de oficiales jefes de equipo, hacíamos la práctica de nuestra especialidad, mejorando los estilos, perfeccionando nuevos ejercicios y multiplicándonos los que teníamos participación activa en varios eventos, al ser integrante del equipo de gimnasia y aparatos, llegué a dominar el caballete, en saltos mortales, sobre cajonetas, seis caballos, sobre bayonetas, arco de fuego y hasta sobre vehículos marca Ford 1500 de metal y madera, en diferentes estilos; haciendo muy fácil los ejercicios y saltos desde el tablón de la piscina, por cierto esto nunca aprendí en el Colegio Montufar, lo aprendí por instinto, con iniciativa y con golpes y constancia.
Hay que mirar atrás a la Historia, rica en experiencias y pasado, sin descuidar de avizorar con ímpetu y esperanza hacia adelante, al futuro, a caminos por descubrir, estando consiente del presente, viviendo día a día la realidad, sin cruzarnos de brazos, haciendo el bien cada día, o por lo menor evitando el mal y con el propósito de mejorar como personas y de hacer buenas obras con nuestros prójimos, teniendo una amplia inteligencia y un gran espíritu, amando con todo el corazón, mejorando nuestras ideas y manera de ser, puliendo y embelleciendo nuestras actitudes siempre positivas; dando ejemplo a nuestros descendientes y juventudes que enseñamos e indicándoles el camino del deber ser y de los valores; consientes como seres racionales, como seres humanos de nuestras falencias y debilidades, superándonos siempre.
En la campaña contra el Perú, de Paquisha, Machinaza y Mayaycu; como en la siguiente años después, del Cóndor, fui asignado a los frentes de batalla, en la primera guerra con el Perú, a la Brigada de Infantería Guayas y junto con otros compañeros, nos dieron las asignaciones de combate en sobres cerrados, en la Escuela de Perfeccionamiento de Oficiales del Ejército, suspendiendo temporalmente el curso que realizábamos, apenas tuve tiempo para despedirme de Ruth y de mis cuatro pequeños hijos, que precisamente en esos días cayeron dos de ellos con viruela; mientras acomodaba mis uniformes y ropa indispensable, mi equipo mínimo de campaña, mi pistola y dotación de munición, mi inseparable puñal de los paracaidistas, con una irrealidad increíble, frialdad de mi parte, me despedí de mi familia muy angustiado y en el avión presidencial, en cuyo interior iba el Presidente Jaime Roldós Aguilera, nos embarcamos algunos oficiales, designados al Guayas; el avión de tecnología de punta, llegó a Guayaquil al aeropuerto militar, me presenté en la Brigada Guayas e inmediatamente me asignaron, a la Compañía de Transmisiones, junto al Batallón Quinto Guayas; según las informaciones de Inteligencia, la flota de la Marina de Guerra peruana, tenía por objetivo, los puertos de la Provincias de el Oro, Guayas y Manabí, a todo lo largo empezando por Machala en el Oro; el país estaba convulsionado, en pie de guerra y con el lema "Ni un paso atrás", como Presidente del Ecuador el Arquitecto Sixto Durán Ballén, daba orgullo ser ecuatoriano, civiles y militares, curas e instituciones estaban en pie de guerra y listos, siempre listos para enfrentar al feroz e irreconciliable enemigo del sur; al llegar a la Compañía de transmisiones, encontré como Comandante a mi compañero de arma y amigo, Miguel Argudo, experto en comunicaciones y responsable de dar el enlace a las unidades de la Brigada Guayas, hacia el Comando del Ejército y a las Brigadas, que hacían la defensa del frente de responsabilidad a lo largo del sector occidental costanero; yo en jerarquía superior, le indiqué que siga con el mando, que más bien le apoyaría en su actividad y sin condición alguna, este acto lo tomó de buen agrado y como no podía ser de otra manera, durante la campaña le ayude en todo lo que estuvo a mi alcance; inmediatamente nos movilizamos al sector de combate en la orilla derecha del sistema del río Guayas, en el sector de Lago de Capeira, e increíblemente en una gran extensión de terreno de una compañía Peruana, colindante con otra gran propiedad de Inca Cola, de capitales peruanos; reunidos los oficiales del Estado Mayor de la Brigada Guayas, ya en el sector de combate y defensa, proporcionamos con el personal, comunicaciones alambicas con teléfonos, además del sistema de radio; por mi experiencia en Fuerzas Especiales y por ejercicios simulados de combate, y del Curso de Jefes de Comunicaciones en Fort Gulick, en Panamá me pareció que el puesto de mando de la Brigada estaba en un sitio desventajoso, inseguro y debido al registro de los fenómenos meteorológicos, inclusive al localizarse al fondo de una vaguada y acogida de aguas como en efecto sucedió, a partir de la primera noche de campaña, todas las tropas estuvieron hasta el cuello de agua, lodo, calor y mosquitos; mientras nuestro puesto de mando y centro de las comunicaciones, se localizó con defensas naturales del terreno, en un sitio dominante, al que lo camuflamos en forma oportuna y preparamos muy estratégicamente carpas de campaña, para que por turnos el personal de transmisiones, que laboraba las 24 horas por turnos en las comunicaciones e interceptación de las transmisiones enemigas, descanse y esté vigente, para escuchar las comunicaciones peruanas, para realizar interceptaciones enemigas y en especial para desde allí servir de manera efectiva con las comunicaciones.
Durante más de 46 días, que permanecimos en campaña, casi no requerimos el abastecimiento y rancho de la Brigada, nos abastecimos solos, pues curiosamente descubrimos que esa gran extensión donde operábamos con las comunicaciones, pertenecía a una gran compañía peruana, el administrador se puso a las órdenes, indicándonos que él tenía las llaves de las bodegas donde se guardaban provisiones, que eran de una variedad increíble, en todos los alimentos, carnes, frutas, verduras, bebidas que se pueda imaginar; y desde esa misma noche y los días subsiguientes nos sirvió las comidas y hasta cenas en la noche y madrugada; no habíamos escatimado en llevar desde camas, colchones, mosquiteros, agua, combustible, transportes, camiones y jeeps con todo el material, desarrollando nuestras actividades y funciones con comodidad, con confort, mientras los infantes y demás soldados estaban con el lodo, la lluvia y los insectos hasta el cuello; la lluvia era incesante, propia de la época de invierno; al cambiar diversas veces de puesto de mando, los oficiales de nuestra unidad y la tropa, no sentimos los rigores del clima, físicos y hasta psicológicos de la campaña, más nos parecía un ejercicio de maniobras, normal y corriente al que estábamos acostumbrados; mientras el Estado Mayor de la Brigada y las tropas planificaban y ejecutaban estrategias, en especial, de mantener en movimiento, a lo largo de la costa a todas las unidades, en especial de mecanizados, vehículos, mientras coordinaban defensas con la población civil, que afilaba cuchillos, machetes, preparaban en grandes frentes y sectores trampas y contenciones para detener a un posible y potencial enemigo, que podría desembarcar a lo largo de la costa para tomarse puertos importantes, comenzando por Guayaquil; los indicios y labores de inteligencia no estuvieron equivocados, la flota peruana se dirigía al norte y tenía el propósito y objetivo de invadiendo nuestras aguas territoriales ocupar con tropas nuestro territorio continental, con un ataque de penetración por la costa; sin embargo, el movimiento de tropas y mecanizados día y noche, les hizo cambiar de idea, suponiendo una gran resistencia en la costa, mientras se establecían diálogos en la diplomacia con la presencia de garantes, de países, como Brasil, Chile, Argentina.
Dos caras de la medalla, que podría decir de mi vida militar y mi responsabilidad con mi Familia, cuando mis hijos quedaron en cuarentena, con viruela, que gracias a la bondad, de nuestros queridos e invalorables amigos de la familia Haro, que entre otros se destacan Carlos, Luchita, Héctor, Marthita, Ángel y Elvira, preocupados por la situación de mi Familia, acudieron hasta nuestro departamento, ubicado en San Marcos, llevando apoyo moral, económico y se pusieron a las órdenes de Ruthcita, viendo a mi cónyuge en esa situación, ella de Cuenca, con cuatro niños, dos enfermos; lo que nunca he dejado de reconocer y de agradecerles en forma imperecedera inclusive con mis letras dedicadas a esos amigos y amigas fieles y leales, que nos apoyaron en estos duros momentos; y resalto más este noble gesto de su parte, porque demostraron con su acción el verdadero sentido de la amistad sincera; no se presentaron en mi casa a brindar este apoyo ninguno de mis familiares; esto me ha hecho reflexionar, como hombre y soldado, que hubiera pasado si se desataba la guerra y yo hubiera fallecido en combate, cuál hubiera sido la situación y el futuro de mi mujer y de mis tiernos y entrañables hijos.
Mientras se calmaba la tensión bélica, intermediaban países latinoamericanos en el conflicto y los diplomáticos conversaban hubo un momento en que se produjeron permisos para oficiales y tropa, que estábamos en el frente de batalla, para que acudamos tres días a nuestros hogares; nos evacuaron a Quito a un grupo de militares en un avión C-130, todos de uniforme de fatiga, un tanto demacrados, llegamos al aeropuerto de Quito, yo tomé un taxi y me dirigí a mi departamento, a reunirme con mi Familia, que no estaba al tanto de mi llegada y de este permiso de descanso; mientras el taxi recorría la diez de agosto con dirección a mi casa en San Marcos, con un tráfico intenso, siendo las diez de la mañana, observé que de una casa salía un individuo, en su carro, bostezaba, se notaba su tremendo chuchaqui del día viernes, seguramente estuvo en una fiesta, se divirtió mucho, bebió como una cuba, y a esa hora seguramente iba a servirse un cebiche, a curar su borrachera con una cerveza; cruzamos las miradas y el hombre me observó con indiferencia, hizo una mueca de desprecio y desapareció delante del taxi, su visión debe haber sido de un soldado de uniforme camuflaje, un poco barbado, pálido, cansado, de un soldado cuya responsabilidad era la guerra y si era indispensable sacrificar la vida; la ciudad monótona, con su tráfico abundante, la gente apurada, nerviosa, alterada por llegar a sus actividades de sábado, nadie estaba preocupado por la potencial guerra, que se desarrolló con varias acciones en la región amazónica, en Santiago; estas observaciones me hicieron reflexionar, estaba sacrificando mi vida y arrastrando a una grave situación a mi cónyuge y a mis hijos, y en mi mente ya empezó a dilucidarse un proyecto de futuro de mejor vida, de raíces para los míos.
Llegué a mi departamento en San Marcos, el mismo que lo había obtenido por intermedio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, a encontrarme con un verdadero abrazo de cariño con Ruth y mis hijos, que ya estaban acostumbrados a verme uniformado, los dos más pequeños ya se habían recuperado de la viruela; que gran gratitud y demostración de mi mujer que durante este largo lapso de tiempo, asumió valientemente, el papel de padre y desde luego como una mujer completa e inteligente, siempre fue independiente y eficiente en sus labores del hogar, en el cuidado y educación de nuestros hijos, en prodigarles con afecto todas las atenciones, nuestro hogar gracias a su dedicación siempre ha estado brillando, sin descuidar detalle mínimo alguno; después de almorzar y en la tarde de merendar juntos, de dialogar, de contestar las muchas preguntas sobre la situación de guerra, siempre les dije la verdad, nunca les alarmé, siempre fui real; prosiguiendo el diálogo y las preguntas a nuestros hijos, hasta dejarles dormidos en sus camitas literas; cuanta paciencia y comprensión de parte de Ruth para mí y cuanto amor. En los próximos días tuve que retornar a mi unidad y frente de combate, para cumplir diversas órdenes del Comando de la Brigada y para ayudar a supervisar los trabajos y actividad de comunicaciones, por cierto, casi nunca se produjo una reunión en la que fuéramos invitados los oficiales de la Compañía de Transmisiones, posiblemente el mando estaba consciente de la efectividad y disciplina de esta Compañía, que atendía y atendió en esta emergencia y guerra, a todas las unidades con solvencia profesional y real efectividad.
De esta época resaltaré algunas actividades que se produjeron, así junto a nuestra Unidad se formó una Unidad suicida, con presidiarios de la Penitenciaria de Guayaquil, que voluntariamente y bajo perdón de su pena, se enrolaron, se adiestraron y se graduaron rápidamente de paracaidistas y en operaciones de comandos, recibieron instrucción de día y de noche, cumpliendo diversas misiones de patrullaje y entrenamiento, quedando listos para cumplir misiones con asalto vertical en territorio peruano; con misiones y objetivos estratégicos, posiblemente sin retorno; soldados ecuatorianos completamente convencidos de su papel en la guerra y con la esperanza de que sus penas queden condonadas y en el peor de los casos, sus penas sean rebajadas.
La sección de Inteligencia de la Brigada Guayas, como las otras del país, desplegaron acciones de inteligencia en territorio fronterizo y al interior del Perú, así también en toda la Provincia del Guayas en el sector urbano y rural; labores de contrainteligencia, deteniendo a miles de peruanos radicados en el Guayas, dueños de grandes propiedades y haciendas en el sector rural, sometiéndoles a interrogatorios, para determinar agentes encubiertos peruanos y deteniendo a una gran cantidad de hombres y mujeres infiltrados en el sector de responsabilidad de la Provincia.
Una labor especial de nuestra compañía era la de interceptar las comunicaciones peruanas y en especial sobre la guerra iniciada en Paquisha, y que involucraba a todo el territorio nacional, todo tipo de mensajes en clave, para que sean descifrados, en labor continua las 24 horas del día; muchas veces los radioperadores peruanos, nos sorprendían, al transmitirnos mensajes directos, amenazándonos con bombardearnos, determinando puntos exactos donde se ubicaban nuestras unidades, y nombrando con nombres y apellidos a los oficiales de Estado Mayor, más el típico "mono", propaganda psicológica incierta, y al finalizar decían cambio; recuerdo una grabación completa de una discusión de un operador de radio peruano con un ecuatoriano, que contestaba con voz clara y le decía, "no les tememos Gallinas, aquí te contesto desde el puesto de mando, si quieres de doy coordenadas exactas para que tus gallinas aéreas nos bombardeen pero si pueden, aquí les esperamos con artillería pesada" y se reía a gusto, diciendo cambio; el radioperador peruano contestaba en forma amenazante y decía cambio; el ecuatoriano le decía, "mira gallina los ecuatorianos estamos en pie de guerra, con la moral alta, estamos bien comidos, bien bebidos, bien vestidos y tenemos berga para darles hasta por las orejas" y a continuación reía a carcajadas y le daba el cambio, al furibundo y fuera de control radioperador peruano, que había violado las normas de comunicaciones, como es el silencio de radio.
En los días que tuvimos que retornar a la Unidad de Transmisiones, para diversas actividades de las operaciones, se hicieron los días ordinarios, sin sábados ni domingos, trabajábamos por turnos y casi no dormíamos, con mi compañero el Mayor Miguel Argudo, dialogábamos y solucionábamos todo, planificábamos nuestro trabajo y lo ejecutábamos con gusto; yo observe, que entre el Batallón Quinto Guayas y la Compañía de Transmisiones, se iban acumulando, motores de luz, pertrechos, carpas provisiones, vehículos, llantas y accesorios y mil artículos inimaginables, donados por la generosa y patriota población civil, por las empresas y compañías del Guayas, no sólo estuvo presente el patriotismo, apoyo y alta moral de los ciudadanos en todo el Ecuador, también se presentó nuestro pueblo civil patriota, con bienes para apoyar a las unidades militares; Miguel me comentó que la Unidad requería algunos de esos bienes; esa noche con una patrulla de comandos de transmisiones y conscriptos, traspasamos el vallado de alambres de púas y llevamos a la unidad en calidad de préstamo, desde llantas, pasando por motores de luz, herramientas y otros materiales y les incorporamos a la bodega de nuestra Unidad, todo lo tomado, de la unidad de infantes y en total beneficio de las actividades importantes de nuestra unidad, ante la admiración de Miguel, que no creía en la efectividad de una patrulla de comandos.
Esta campaña terminó, con el consiguiente ejercicio y experiencias adquiridas, bajo presión y amenaza de proseguir la guerra a otro nivel mayor, por parte del Perú; se arregló el conflicto iniciado por los peruanos en el Oriente ecuatoriano, con la diplomacia y la intermediación de países garantes, yo retorné a la Escuela de Perfeccionamiento del Ejército, graduándome en el curso avanzado y obteniendo el nuevo grado de Mayor, fui destinado por primera vez en mi vida militar hasta ese entonces, al Batallón de Transmisiones "Rumiñahui", los mandos de mi arma de origen y especialidad, por fin se acordaron de mi existencia los mandos de Transmisiones; y, en esa Unidad cumplí las funciones de P-4, u oficial de Logística, actividad que desarrollé por un año, siendo luego destinado como comandante de la Compañía de Transmisiones de la Brigada Pichincha, en la ciudad de Ibarra.
Referiré lo más destacado y que me llamó la atención en el Batallón de Transmisiones Rumiñahui: ubicado en el norte de Quito, sobre la ciudadela Kennedy, el Comandante era el Mayor Guerrero, "Papucho" de la primera promoción de Oficiales de Transmisiones del Colegio Militar, un caballero a carta cabal, un excelente jefe, comandaba además en la misma unidad la Escuela de Transmisiones, para personal de tropa; tenía la unidad unas cuatro hectáreas de terreno, con pocas edificaciones, construidas por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, con elementos ecuatorianos de Transmisiones, pero que inicialmente fue un núcleo de interceptación de comunicaciones de los Norte Americanos, y precisamente cuando fui cadete de primer año militar visite con la sección de mi arma de Transmisiones, estas instalaciones cuando estaban trabajando equipos del Ejército de los Estados Unidos de Norte América y de la NASA; militares y delegación americana, que posteriormente por causas políticas, fueron expulsados del Ecuador por el Presidente de esa época, el Doctor José María Velasco Ibarra.
La Unidad estaba en una pendiente, ausente de cerramiento y de vegetación, colindando con propietarios particulares y urbanizaciones que estaban en plena construcción y hacia un lindero la calle pública; hacia la parte superior, trabajaban un grupo de Oficiales y tropa, técnicos en comunicaciones y reparaciones de material y medios; estaban los Capitanes García, ascendidos de tropa, dependientes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas; con canchas deportivas, patio de formación, un edificio de dos plantas donde funcionaba la Escuela de Transmisiones, una garita de acceso a la Unidad, un comedor y cocina para la tropa, así como un limitado dormitorio para los conscriptos y voluntarios solteros; al llegar a la Unidad, sólo, hasta conseguir una casa para mi familia, me recibió el Oficial de guardia, llegaba con mis maletas y efectos de militar y ropa de civil, le pedí que me indique mi cuarto, el Oficial me indicó que no había más que un alojamiento que compartían el Oficial de guardia con el de semana, quede atónito ante tanta pobreza e incomodidad, pero como conocía las instalaciones de los técnicos, le pedí me lleve hasta ese edificio, y pregunté qué función tenía un sector, me indicó que era de los Capitanes García, que allí se cambiaban de ropa; hice romper el candado, el espacio era de un vestíbulo, un dormitorio y una extensión a manera de comedor, ordené que evacuen las pocas cosas allí existentes, a continuación se hizo una limpieza con unos conscriptos, me trajeron una cama individual, algunos enseres del edificio comando sacando de las oficinas, adapte el ligero comedor con una mesa y sillas del comedor de tropa, se instalaron focos y ocupé el local, lo cual nunca me reclamaron, más bien el Comandante me felicitó por la iniciativa.
No fue muy difícil en los próximos días, conseguir una casa la cual arrendé toda la planta o departamento bajo, donde nos instalamos la familia cómodamente, además que estaba a unas seis cuadras de mi cuartel. Destaco lo difícil de la situación económica del militar, ganaba sucres, y de mi escaso sueldo tenía que hacer gastos extraordinarios, como estos, propios del pase a otra destinación militar; y la orden de incorporarse en horas, para cumplir las funciones propias del arma y del grado, a la lectura de la Orden General.
Mi actividad de logística, la desarrollé, en forma eficiente, a pesar de ser una función que tiene que ver con la cuestión financiera y económica, pero en mi sección estaba a cargo de ingresos y egresos autorizados por el Comandante y por mí en forma conjunta, un Sargento pagador.
Los problemas administrativos los resolví con agilidad, así hacia el occidente de la Unidad, surgió el problema de linderos con propietarios particulares, que pretendieron invadir ese sector, con la autorización del Comandante, con las Escrituras de la propiedad militar y el plano correspondiente, en menos de una semana, con el concurso de Oficiales y tropa, en donde habían conscriptos que entendían de albañilería, culminamos con domingo incluido un recto y alto cerramiento con base de piedra y conclusión de ladrillo, ante la admiración de nuestros ambiciosos colindantes que no salían de su asombro.
A continuación y con el apoyo del Comandante del Batallón, se concluyó un edificio para vivienda y dormitorio, casino, cocina y comedor de oficiales.
Pedí cotizaciones para amoblar e implementar todas las construcciones nuevas y Arte Practico amobló con dormitorios completos, mesas, sillas, anaqueles, muebles de oficina, que ante mi pedido se realizó, y el alto mando felicitó la iniciativa a nuestro Comandante; precisamente un vendedor de Arte Práctico, se entrevistó conmigo en mi oficina y en reserva me ofreció el Diez por ciento si ellos resultaban ganadores; no tomé a mal lo que me proponía, pero le indique que de plano se había equivocado de persona, que no aceptaba la propuesta, que desde luego le comunique al Comandante, que tenía una profunda confianza en mí, pero le indique al mensajero, que lo que quería en vez del diez por ciento, era que nos provean de los muebles de la más alta calidad, y que nos garantice la adquisición. Sin embargo cuando ya estuvieron entregados todos los muebles y cancelada la cuenta con cheque certificado por el alto mando, al llegar a mi casa encontré un juego compuesto por una mesa y cuatro sillas, con una tarjeta que decía "Cortesía de Arte Practico, para el Mayor Marcelo Almeida"
De esta forma en los últimos meses de mi estadía en el Batallón de Transmisiones "Rumiñahui", de "Los cucos", así nos llamaban los soldados tradicionalistas de las otras armas, porque nuestra arma la más joven del Ejército, técnica y sobre todo con proyecciones inimaginables a futuro; tuvo como primeros oficiales a miembros de tropa, y con mi promoción éramos ya tres promociones de oficiales graduados en el Colegio Militar "Eloy Alfaro", arma a la que admiraban, envidiaban, por ser una de las más importantes, técnicas y que sobresalía por el aspecto del conocimiento y la ciencia y que en la actualidad ha logrado tecnificarse a la par de la ciencia de la computación y la cibernética, cuya actividad es de enorme importancia para apoyar las actividades de las demás armas y especialidades de Fuerzas Armadas. Los oficiales ya gozamos de confort, hasta de opulencia y elegancia, hasta en las oficinas administrativas.
Se mejoraron las instalaciones de tropa, en su comedor, cocina, talleres, y hasta se formó una sección automotriz, de enderezado y pintura de vehículos, con todas las herramientas y accesorios, garajes para el parque automotor.
Se sembró unos tres mil árboles de pino y de otras especies para delinear calles y accesos interiores, se construyeron canchas y se puso césped en el estadio de futbol, pavimentando calles interiores, se construyó una edificación para que funcione el Batallón de Honor "Víctor Hugo Valencia", se hicieron garitas y se concluyó posterior a mi estadía el cerramiento total; muchas veces y al pasar de los años, tuve la oportunidad de admirar los grandes pinos, pero nunca más e ingresado a esa querida unidad, donde trabajé a gusto, y en donde encontré respeto, dignidad, solidaridad de mis compañeros, afecto de las tropas y buen ejemplo y lealtad de mis superiores jerárquicos, que por el mismo hecho de ser del arma de Transmisiones, se trata de un personal y elemento especial.
En la Unidad practicamos diversos deportes, pero al proponer al Mayor Guerrero, que compremos una cometa para aprender a volar en alas delta, sugerencia que fue acogida con entusiasmo a la que se sumaron casi todos los oficiales, se adquirió la cometa y todos sus accesorios en Estados Unidos de Norte América y los fines de semana nos adiestramos y llegamos a volar algunos de los oficiales, inclusive yo con mi limitación, mi prótesis izquierda, también saltábamos en paracaídas en los reentrenamientos de la Brigada Pichincha y por mis contactos con los paracaidistas.
Al año de estas funciones, fui dado el pase en calidad de Comandante de la Compañía de Transmisiones a Ibarra, cuyo cuartel general, era el edificio antiguo, tipo castillo en plena plaza y frente a la Catedral de esa urbe, teniendo a mis espaldas a la Gobernación y la Alcaldía de Imbabura.
En esa época, dejamos nuestra casa de Cuenca en alquiler, para ocupar nuestro departamento en San Marcos, propiedad que la adquirimos en el IESS, y que la cerramos para trasladarnos a vivir a Ibarra, en una casa cerca de la ciudad.
Universidad Católica de Cuenca
Es en estos prestigiosos claustros, de la Universidad Católica de Cuenca, donde estudie desde segundo hasta sexto año Derecho, pues vine aprobando el primer año, en la Universidad estatal de Loja; después de tres años obtuve mi título intermedio de Licenciado en Ciencias Sociales y Políticas, para a continuación defender mi tesis "Las Fuerzas Armadas en el desarrollo Nacional", bajo la dirección del Licenciado Fernando Estrella; y, al terminar el sexto año, presente mi tesis doctoral, "Las Donaciones en vida y la sucesión por causa de muerte", siendo mi director de tesis, el Doctor Arturo Camacho Vélez, Vicerrector de la Universidad Católica y mi maestro de esa materia, obteniendo el título de Doctor en Jurisprudencia y Abogado de los Tribunales de Justicia de la República del Ecuador, dedicándome posteriormente a mi profesión y a la cátedra en la Unidad Académica de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas; en Derecho, Periodismo y Servicio Social; desde mi disponibilidad y retiro del Ejército, nunca he dejado de trabajar y de facilitar a los estudiantes materias como: Derecho laboral, Realidad Nacional, Practica Forense judicial, Derecho Civil.
Me siento orgulloso, agradezco a la Universidad Católica de Cuenca y a mis maestros, así como a mis compañeros de Cátedra y, a las autoridades en especial al Doctor César Augusto Cordero Moscoso, Rector fundador de esta prestigiosa casa de estudios; a cuya confianza y sabias enseñanzas, lealtad y disciplina, estudio consciente dirigido a la formación profesional, con objetivos definidos de ayuda a la comunidad; de formación científica seria, participativa, de constante investigación, vinculante con los problemas y realidad nacional, con un alto índice de servicio a la sociedad y el trabajo efectivo en las diferentes especialidades del Derecho. De constante superación académica en diferentes carreras profesionales, de perfeccionamiento y actualización de conocimientos con posgrados como Civil, Penal, Laboral, Especialistas en Docencia universitaria, capacitando y ubicando a los profesionales en Cuarto Nivel, acordes con el avance del conocimiento y reto del siglo de la Tecnología y Aldea Global en la que vivimos, del siglo Veinte y uno.
Es fundamental en este libro de mi vida, incluir a un personaje, al cual le tengo imperecedero agradecimiento, gratitud, quien sin conocerme envió y dio la orden a sus emisarios, de que se me recibieran y matricularan en la Unidad Académica de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Católica de Cuenca, en calidad de estudiante de segundo año de Derecho; quien más tarde me dispensará su confianza al ser elegido, Presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios Católicos, de la Universidad Católica de Cuenca, quien me confirió la condecoración y anillo universitario, siendo el Presidente del Consejo Universitario y el Rector de la Universidad Católica; al egresar de la Facultad, me invitó a ser catedrático y formador de juventudes; realizando posteriormente el Postgrado de Especialista en Docencia Universitaria y confiriéndome una beca para la Maestría de Derecho Civil y Procesal Civil; personaje y Doctor en letras, Doctor Honoris Causa en varios países, Filósofo, que ha realizado una obra de educación a favor del pueblo, de los más necesitados.
Yo llegué con el pase, leído con la orden general, al Cuartel General de la III Zona Militar, a Cuenca, en calidad de Comandante de la Compañía de Transmisiones Nro. 8, mutilado mi brazo izquierdo, con explosivos; acudí con visión de futuro a la Universidad Estatal de Cuenca, para continuar en segundo nivel en la Facultad de Derecho, pero me informaron que había llegado tarde a las matrículas, que me aceptaban por venir de la Universidad Nacional de Loja, pero el horario de clases, era de mañana, tarde y noche, un horario no compatible con la autorización de estudios, que podía darme el Ministerio de Defensa Nacional, por intermedio de la Comandancia General del Ejército, por ser un Oficial superior, miembro activo del Ejército.
Cabe mencionar que al producirse mi accidente con explosivos en el Putumayo, y al estar recuperándome del accidente y a mi regreso de México, fui llamado por el Jefe de Inteligencia del Ejército, sugiriéndome que estudie en cualquier Facultad de la universidad Central del Ecuador, encubierto, mientras completaba simultáneamente los cursos de Inteligencia correspondientes, convirtiéndome en un agente y parte de la Sección de Inteligencia, propuesta que por mis convicciones personales, la rechace de plano, lo que no fue favorable para mi actividad militar; pues tuve repercusiones negativas en mi función militar; nunca fueron de mi devoción los compañeros que desarrollaban labores de Inteligencia, pues estaba consciente que esa actividad debía ser dirigida hacia el enemigo potencial en esos años, el Perú.
Sin esperanzas y desalentado por los obstáculos para estudiar, en la Universidad Estatal de Cuenca, hice este comentario delante de una señorita Secretaria de apellido Lemari, empleada civil de la Zona Militar, pero que tenía nexos con la Universidad Católica de Cuenca, a la que en este libro agradezco su providencial intervención ante el señor Rector de la Universidad Católica, que le había comentado sobre mi deseo de seguir estudiando Derecho; quien repito sin conocerme dio la orden inmediata de que sea matriculado y que asista a clases.
Ese mismo día me matriculé ofreciendo revalidad la materia de Sociología que daba el Doctor, Teodoro Pozo Illinword, en esa misma tarde y noche me incorporé, llegué a mi curso, el segundo "B", me localice en la última fila de pupitres metálicos, en circunstancias de que los estudiantes del curso, mis futuros compañeros de aula, elegían la Directiva del Curso, las clases habían comenzado hace veinte días; se mocionaba en ese momento al representante de actividades deportivas, cuando Juan Alejandro Cueva Malo, mocionó mi nombre y me descubrió como Mayor del Ejército, todos regresaron a verme y en minutos era designado a esa función de deportes y a ser integrante de la Directiva; mi curso tenía dos tendencias, un grupo de cuencanos y otro grupo de alumnos de la Provincia del Cañar, hasta cierto punto antagónicos, por esa odiosa diferencia de límites, de idiosincrasia; con el tiempo unificamos un criterio plural y racional y llegamos a fusionarnos en un solo y maravilloso grupo.
Todos mis compañeros de curso universitario, a los que se merecen mi más alto grado de respeto y consideración, aparte de ese perjuicio de ser de Azuay o Cañar, me hizo estimarles a todos en conjunto, hasta con muchos de ellos llegamos al Sexto año y a egresar; de un grupo de estudios y que llegamos a congeniar e identificarnos en mayor grado, mencionaré a la cabeza a JUAN ALEJANDRO CUEVA MALO, DAYSY ESPINOZA, ENRIQUE MORA, MÓNICA MORENO, JUAN TORAL, MARTHA CASTILLO, quien en esa época desempeñaba las funciones de Cónsul de Colombia en Cuenca; pero en general todos mis compañeros y compañeras de curso, me acogieron, me brindaron su amistad; en medio de los Pensums de estudios que seguían avanzando, con nuestros distinguidos Catedráticos, los Doctores; HUGO DARQUEA LÓPEZ, TITO DOMINGUEZ IZQUIERDO, TEODORO POZO ILLINWORD, ARTURO CAMACHO VELEZ, JORGE BERREZUETA MARTINEZ, RODRIGO CISNEROS AGUIRRE, NELSON CÓRDOVA ALVAREZ, PEDRO CÓRDOVA, EDUARDO DOMINGUEZ OCHOA, Lcdo. FERNANDO ESTRELLA AGUILAR; JUAN DAVILA CARRIÓN, FLORENCIO REGALADO POLO, MARCO SIGUENZA BRAVO, MARCO VICUÑA DOMINGUEZ, ARTURO GONZALEZ MONTESINOS.
Entre mis compañeros de cursos de Derecho, en donde habían profesionales, empleados de la Banca, profesores, comerciantes y hasta hijos de familia, en los que se destacaba tres objetivos, los más jóvenes por lo social, la diversión y por buscar pareja; otros querían el título para mejorar su categoría en sus trabajos públicos y hasta por ego buscaban un título para exhibirlo en el lugar más destacado de sus hogares; en mi caso, era totalmente diferente, creo que era el único, que desesperadamente buscaba la profesión de Abogado, para mantener a mi familia, y tome las cosas en serio, se me fue el sueño, me dedique por entero al estudio, siempre tomaba nota de las cátedras y en la noche después de clases, pasaba a limpio a mano y con doble tinta las clases recibidas, en cuadernos, luego los transcribía a máquina manual y mi grupo de estudiantes amigos, se acostumbró a pedirme copias de las materias; al finalizar cada año, ya tenía localizados a los estudiantes más destacados del próximo año, a los que les pedía de favor, me proporcionen los textos de las materias del próximo año, al que tenía que cursar; y, en vacaciones, transcribía y mejoraba los textos, los pasaba a máquina manual y mis compañeros de mi grupo, ya no me pedían copias, me exigían las mismas; sin embargo de que en los cursos del Colegio Militar, había aprendido mecanografía, durante todo el tiempo de Oficial en las diferentes unidades militares, no escribí a máquina manual o eléctrica, siempre dicte las comunicaciones a los amanuenses, pero de estudiante me vi forzado a escribir a máquina, a mejorar mi ortografía y sobre todo a escribir valiéndome únicamente de mi mano derecha; que importante es para un Abogado y en general para toda persona, la escritura, la lectura, el razonamiento y la deducción, es a manera de una fuente de agua que nutre los campos de labor o que calma la sed al sediento; para mí escribir es una necesidad prioritaria, es sacar de mi psiquis, de mi espíritu, de mi alma, lo que está reservado, lo que debe ser conocido y compartido con los demás.
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