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Deuda externa (Perú) (página 2)


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I.2 PERÍODOS ECONÓMICOS

a) La etapa oscura. (1914 a 1944): Si la época del patrón oro anterior a 1914 es considerada como la "era dorada" de las relaciones monetarias internacionales, el período entre las dos guerras mundiales, puede considerarse como la "era de la oscuridad". Con el estallido de la primera guerra mundial la era dorada llega a su fin, el patrón oro clásico había muerto, cuando las naciones en conflicto suspendieron la convertibilidad de sus monedas al oro y decretaron un embargo sobre las exportaciones de oro, con el fin de proteger sus reservas del metal. La época de la Gran Depresión fue un período de guerra económica abierta que perturbó adicionalmente a la economía mundial en una extensión considerable.

b) La reconstrucción (1945 a 1959): El colapso del comercio mundial que siguió a la conjunción de depresión + proteccionismo + devaluaciones competitivas (políticas de empobrecer al vecino), de los años 30, fue histórico. Esta experiencia marcó el debate sobre el orden económico internacional vigente a fines de la Segunda Guerra Mundial y el resultado fue la puesta en marcha del "Sistema de Bretón Woods" (En 1944 los delegados de 44 naciones no comunistas sostuvieron una conferencia en Bretón Woods, New Hampshire, cuyo principal objetivo era reformar el sistema monetario internacional, para cuyo propósito los delegados consideraron dos planes rivales: el plan inglés de lord Keynes y el plan y el plan norteamericano de Harry Dexter White, un acuerdo de coordinación relativa, centrado en las políticas externas, en que la balanza de pagos y la defensa del tipo de cambio, limitaban el margen de maniobra de un país, con tipos de cambio fijos pero ajustables, a fin de evitar los episodios de devaluaciones competitivas de los años 30; y la aplicación del Plan Marshall de ayuda estadounidense a Europa desde 1948 ya que la prioridad básica de aquella época fue la reconstrucción de los efectos de la guerra. El dólar se convierte en moneda internacional. En 1949, el gobierno chino, nacido de la revolución de Mao Tse Tung, en plena guerra fría, comienza a situar sus saldos en dólares en un banco soviético radicado en París al temer la confiscación de esos saldos por parte del gobierno norteamericano si los mantiene en bancos de ese país.

c) La década prodigiosa (1959 a 1973): Desde finales de la década de los cincuenta, la progresiva convertibilidad de las principales monedas, abre paso a la liberación internacional de los movimientos de capital, y los mercados de eurodivisas empiezan a crecer y avanza la internacionalización del sistema financiero. Este período es de rápido crecimiento de la producción mundial y del comercio internacional, y concluye con la ruptura del sistema monetario de Bretón Woods.

d) Las turbulencias (1973 a 1979): Cuando los principales países adoptan en marzo de 1973 tipos de cambio flexibles, se tenían grandes esperanzas de recuperar autonomía en las políticas nacionales para que cada país pudiera elegir su propia tasa de inflación, y lograra el reequilibrio automático de la balanza de pagos. Pero fue decepcionante ya que los tipos de cambio flexibles fracasaron, debido entre otras causas, al primer shock del petróleo que cuadruplicó sus precios y produjo una distorsión en el aparato productivo del mundo industrializado, preparado para trabajar con energía barata. El sistema financiero tuvo que reciclar los importantes fondos que se transfirieron a los países exportadores de petróleo (petrodólares). Los desequilibrios en las balanzas de pago no se redujeron y los principales países empiezan a sentir la necesidad de coordinación. En 1978 se produce la Cumbre de Bonn entre Estados Unidos, Japón y Alemania (Grupo de los Tres), cuyas recetas son la expansión de Alemania, liberalización comercial en Japón y precios realistas de la energía en los Estados Unidos.

e) Fulgor y caída del dólar (1979 a 1985): Se produce el segundo shock del petróleo en 1979 y un nuevo shock de oferta. Los cambios de poder y de gobierno en Europa, con excepción de la Francia de Mitterrand, llevan al liberalismo económico. La Reserva Federal de Estados Unidos, pone en marcha una política antiinflacionista a ultranza, que constituyó el experimento monetarista 1979-1982, mientras que el Bundesbank aumenta su influencia, dando como resultado una nueva ortodoxia. El alza del dólar entre 1980 y 1984 considerada al principio como una bendición de los mercados financieros por la administración Reagan por su contribución a la reducción de la inflación en Estados Unidos, produjo efectos francamente negativos, como la pérdida de competitividad de los productos norteamericanos, no sólo en el exterior, sino en su propio mercado interno cuando los productos japoneses y europeos entraban masivamente a precios menores que desplazaban a los norteamericanos. Se empieza entonces a levantar voces de proteccionismo para la industria estadounidense; y al darse cuenta la administración Reagan que su dólar está sobrevalorado con respecto al yen japonés y a las monedas europeas infravaloradas, empieza a preocupar la posibilidad de una caída brusca, que a nadie le convenía.

f) Coordinación, el orden mínimo en el desorden (1985 a 1993): Para evitar la posibilidad de un marasmo financiero con una caída en picada del dólar, los principales bancos centrales empiezan a intervenir concertadamente y consiguieron reconducir al dólar hacia unos valores más acordes al equilibrio (aterrizaje suave). El acuerdo del Plaza en setiembre de 1985 celebrada entre el Grupo de los Cinco, respaldó esta concertación que logró devolver el orden mínimo a la economía internacional. Se empieza a plantear la posibilidad de un sistema tripular que sería más simétrico, en el cual, el dólar compartiría su status central con el yen japonés y el marco alemán. Mientras tanto, en octubre de 1987 se produce la crisis de la bolsa de valores en Estados Unidos que se transmitió a los principales mercados financieros.

Desde 1990 las relaciones económicas internacionales han experimentado un notable impulso en lo que respecta a los procesos de integración económica y a la creación de bloques comerciales. Esta tendencia revela los deseos de conseguir un mayor grado de liberalización económica, o por lo menos comercial, entre los países miembros, acompañada del mantenimiento de proteccionismo frente a terceros (neoproteccionismo) que incluye controles de precios, autorizaciones administrativas, exigencias técnicas, controles sanitarios, etc.).

Cuando se planteó el orden económico internacional que debía regir tras la Segunda Guerra Mundial, se diseñaron tres ámbitos básicos, cada uno de los cuales debía generar una institución: 1) En el ámbito financiero: El Fondo Monetario Internacional. 2) En el campo del desarrollo: El Banco Mundial (Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo). 3) En el ámbito del comercio: La Organización de Comercio Internacional (ITO), que no llegó a ver la luz porque el Congreso de los Estados Unidos no ratificó el acuerdo, y en su lugar se firmó en 1947 como un acuerdo intergubernamental El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), mediante el que 23 países que inicialmente lo firmaron (actualmente son 117), se comprometieron a reducir de forma multilateral, la protección de sus mercados.

I.3 LOS SITEMAS ECONÓMICOS

Según Keegan, existen tres tipos de sistemas económicos: capitalista, socialista y mixto, basado cada uno de ellos en el modo de asignación de recursos del sistema, que pueden ser:

a) Asignación de mercado: Depende del cliente para asignar los recursos. Estados Unidos, Europa Occidental y Japón (la triada de países que cuentan con el 75% del producto mundial bruto) son ejemplos de sistema de asignación predominante de mercado.

b) Asignación dirigida o de dirección central: Las decisiones de asignación de recursos, es decir qué productos hacer y cómo hacerlos, están tomados por los planificadores del gobierno. La antigua Unión Soviética y China, fueron los ejemplos principales de países dependientes de una asignación dirigida, pero ellos ya se abrieron al sistema de asignación de mercado. Cuba es el último reducto de este sistema.

c) Asignación Mixta: Todos los mercados tienen un sector dirigido y los sistemas dirigidos tienen un sector de mercado. En Suecia, por ejemplo, el 64% de todos los gastos están controlados por el gobierno. Y el sistema económico es más dirigido que de mercado, al contrario de los Estados Unidos, donde el sistema es más mercado que dirigido. La privatización contagiante de los últimos años, marca una mayor dependencia hacia el sistema de asignación de mercado.

I.4 DESARROLLO DEL MERCADO MUNDIAL

Los mercados de los países globales se encuentran en diferentes etapas de desarrollo, motivo por el cual, utilizando como base de segmentación demográficas el PBI per cápita, dividiremos los mercados globales en cinco categorías:

a). Países de renta baja: También denominados "países del tercer mundo" o "países pre-industrializados", son los que tuvieron una renta per cápita inferior a 400 dólares en 1992. Su industrialización es limitada y un alto porcentaje de su población está involucrada en la agricultura de subsistencia. Altas tasas de nacimiento y bajos niveles de alfabetización, fuerte dependencia de la ayuda extranjera, inestabilidad política y desasosiego.

b). Países de renta media-baja: También denominados "países menos desarrollados", son los que tuvieron un PNB per cápita de más de 400 dólares y menos de 2000 dólares en 1992. Están en las primeras etapas de industrialización. Representan una amenaza competitiva creciente conforme movilizan su mano de obra relativamente barata hacia los mercados objetivos en el resto del mundo.

c). Países de renta medial-alta: También denominados "países en vías de industrialización", son los que tuvieron un PNB per cápita entre 2000 y 12000 dólares en 1992. Tienen salarios en alza y altas tasas de alfabetización con un sistema educativo avanzado. Están en las primeras etapas de industrialización. Representan una amenaza competitiva creciente conforme movilizan su mano de obra relativamente barata hacia los mercados objetivos en el resto del mundo.

d). Países de renta alta: También denominados "países industrializados" o "del primer mundo", son los que tuvieron un PNB per cápita por encima de 12000 dólares en 1992. Tienen salarios en alza y altas tasas de alfabetización con un sistema educativo avanzado. Están en las primeras etapas de industrialización. Representan una amenaza competitiva creciente conforme movilizan su mano de obra relativamente barata hacia los mercados objetivos en el resto del mundo.

e). Países Basket case: Es un país con problemas económicos, sociales y políticos, tan graves, que la hacen inatractivo par la inversión y las operaciones. Algunos de éstos, son países con renta baja y crecimiento cero, otros son países previamente en crecimiento pero divididos por luchas políticas que llevan a la disensión civil.

El PBI per cápita, como indicador para medir el nivel de desarrollo, presenta varios inconvenientes: 1) Los tipos de cambio utilizados para reflejar todos los datos en una misma moneda (dólar norteamericano), desdibujan la comparabilidad de las cifras, pese a que los organismos internacionales los corrigen mediante factores de conversión que buscan medir adecuadamente el nivel de precios relativos; 2) Los registros estadísticos de muchos países en desarrollo son rudimentarios y valoran inadecuadamente el producto total; 3) Los niveles de vida dependen de los precios internos, muy diferentes de unos a otros países: un norteamericanos o un europeo occidental morirían de inanición con la renta de un argentino o un etíope; 4) El PBI per cápita mide el valor de los bienes y servicios finales de que dispone el ciudadano medio, pero no explicita si esos bienes y servicios contribuyen o no al bienestar de la sociedad: cuentan lo mismo los alimentos y los servicios educativos que las armas; 5) El PBI per cápita no nos dice nada acerca de la distribución de la renta. Es por tanto, sólo una medida aproximada del nivel de desarrollo de los países, una medida que tiene que ser completada con otros varios indicadores –relativo por ejemplo a salud, nutrición y educación– pero que permite acercarnos a un concepto, el de nivel de desarrollo, enormemente esquivo.

CAPÍTULO II

LA ECONOMÍA LATINOAMERICANA

II.1 DEPENDENCIA DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

La onda expansiva de la economía mundial posterior a la guerra, impulsó el crecimiento del comercio y la extensión de las grandes corporaciones a los países periféricos a través de filiales, proceso que coincidió con los esfuerzos industrializadotes de los países dependientes, para compensar en las décadas siguientes a 1930, la caída de las exportaciones que impuso una brusca declinación en la capacidad de importación.

Hasta los años sesenta, el retrato de un país latinoamericano en vías de desarrollo era relativamente simple; por un lado, exportador de productos primarios (agricultura, minería) o intensivos en trabajo poco calificado; y por otro lado un mercado financiero poco desarrollado que generaba junto con un sector público importante una financiación inflacionista del gasto público.

Los déficits fiscales empiezan a instalarse en las finanzas públicas de casi todas las economías occidentales, dando lugar a una circularidad bien conocida: el déficit genera deuda y la deuda aumenta el déficit. El proceso de sustitución de importaciones en algunos países en desarrollo, como respuesta al proteccionismo de los países industrializados para afrontar la crisis de los años treinta, produjo una primera oleada de suspensión de pagos que se inició en Bolivia en 1931, ante la imposibilidad de obtener divisas suficientes para pagar las importaciones de productos industriales.

En los años setenta el sistema financiero internacional (especialmente fondos de los países exportadores de petróleo), al encontrar a los países industrializados en una profunda recesión, dedicaron amplios recursos a los países en desarrollo. En 1979 los países en desarrollo acumularon una deuda de 533 mil millones de dólares, que generaba un servicio de la deuda para Latinoamérica del 40% de las exportaciones. A principios de los años ochenta , tras la segunda elevación de los precios del petróleo, las recesiones provocadas por las políticas monetarias contractivas en los países industrializados, configuraron un dantesco escenario para los países en desarrollo, pues tuvieron que reducir sus exportaciones hacia aquellos países, lo que trajo consigo la reducción de los precios de las materias primas y productos básicos; asimismo, el incremento de la carga de la deuda externa que había sido contraída a interés flotante. Los países de Latinoamérica se convirtieron en exportadores de capital a los países industrializados, llegando al extremo de menguar significativamente sus inversiones para el desarrollo.

II.2 LA CRISIS ECONÓMICA LATINOAMERICANA

Pero, ¿cuáles son las razones de un dantesco escenario? Según el economista Jaime Requeijo, una primera razón es la pérdida de la estabilidad macroeconómica, una situación por la que, en alguna época, han pasado todos los países en desarrollo, pero que hasta fechas muy recientes ha caracterizado a buena parte de los países de América Latina. La hiperinflación ha sido la característica de Brasil, Argentina, Nicaragua y Perú desde principio de los años 80, y los demás países soportan también tasas de inflación anuales de dos dígitos.

Podemos hablar de un triple componente inflacionario: académico, político e inercial. El componente académico está en las ideas centrales de la escuela estructuralista de Latinoamérica, para la que la inflación es el resultado de una serie de rigideces de las economías de la región: de la rigidez de la oferta agrícola, debido a las formas inadecuadas de propiedad de la tierra; de la escasa capacidad para importar, derivada de los problemas continuos de balanza de pagos, lo que supone mayores precios para los bienes que compiten con los importados; de los efectos iniciales del proceso de sustitución de importaciones, cuando todavía no es posible alcanzar economías de escala; y de las necesidades de inversión pública que han de ser financiadas a través del déficit debido a la atrasada estructura impositiva de las economías de la región.

El componente político es el populismo, un movimiento que tiene sus raíces en los países del Cono Sur, pero que ha influido en casi toda la región. Consiste en ofrecer todo para todos, lo que supone al mismo tiempo, incrementos sustanciales de salarios, aumento continuado del gasto público y dilatación también continua de la cantidad de dinero.

El componente inercial es la "indicación" de sueldos y salarios para limitar el conflicto social que la inflación desencadena, la mayoría de las retribuciones salariales están ligadas a algún índice representativo de la inflación.

La segunda razón es el olvido de las funciones que cumplen los precios. Las variaciones de precios, en la medida en que modulan ofertas y demandas, facilitan el equilibrio de los mercados, tanto de los físicos como de los financieros.

Otra razón es el desequilibrio creciente de las finanzas públicas. Muchos países en desarrollo padecen una hipertrofia del sector público. Otra razón es la confianza en el modelo cerrado de crecimiento. No hay ejemplo alguno de un país que, con una estrategia continua de desarrollo hacia adentro (autarquía), haya logrado superar la condición de subdesarrollado, y menos aún en los tiempos presentes caracterizados por una extremada comunicación de las economías.

Sin embargo, el Premio Nóbel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, sostiene que las razones de tan dantesco escenario en las economías de los países en desarrollo, se deben a la aplicación de las recetas del FMI y Banco Mundial, que se resumen en los siguientes cuatro pasos:

Paso 1) La privatización, que Stiglitz llama con más precisión "la sobornización". En lugar de oponerse a la venta de industrias estatales, los líderes nacionales, liquidan alegremente sus empresas de electricidad y de agua. Se les abren los ojos ante la posibilidad de una "comisión" del 10%, pagada en cuentas suizas, por el simple hecho de haber bajado "unos cuantos miles de millones" del precio de venta de los bienes nacionales. Y el gobierno de los EEUU lo sabe, por lo menos en el caso de "sobornización" más grande de todas, a la "venta por liquidación" Rusa de 1995.

Paso 2) Liberalización del mercado de capitales. En teoría, la desregulación del mercado de capitales permite que la inversión de capital entre y salga. Desafortunadamente, como pasó en Indonesia y Brasil, el dinero simplemente salió y salió. Stiglitz llama a esto "el ciclo de dinero caliente". Dinero en efectivo entra especulando con bienes raíces y moneda local, y se escapa ante los primeros problemas (capitales golondrina). Las reservas de una nación pueden ser vaciadas en cuestión de días u horas. Y cuando esto pasa, el FMI insiste en que estas naciones suban sus tasas de interés a 30, 50 y 80% para seducir a los especuladores y que regresen con los fondos de la nación. El resultado es predecible con respecto a los maremotos de dinero caliente en Asia y América Latina. Las altas tasas de interés destruyeron el valor de la propiedad, despedazaron salvajemente la producción industrial y vaciaron las arcas del tesoro nacional.

Paso 3) Hasta la última gota. En esta etapa, el FMI empuja a la exhausta nación a "Precios regulados por el mercado", un término sofisticado para subir los precios de la comida, agua y gas de cocina. Predeciblemente esto da lugar a un paso 3 ½, lo que Stiglitz llama los "disturbios del FMI". Cuando una nación está caída y en desgracia, el FMI se aprovecha y le exprime hasta la última gota de sangre. Incrementa el calor hasta que finalmente la olla entera explota, como cuando el FMI eliminó los subsidios a la comida y combustibles para los pobres de Indonesia en 1998. Indonesia estalló en disturbios. Da la impresión de que los disturbios forman parte del plan. Y así es. El plan para hacer del dólar la moneda del Ecuador ha empujado al 51% de la población por debajo de la línea de pobreza.

Paso 4) Estrategia de reducción de la pobreza: el libre comercio. Eso quiere decir el libre comercio según las reglas de la Organización Mundial de Comercio y del Banco Mundial, que se compara con las guerras del opio que fueron para la apertura de mercados. En las guerras del opio, el occidente utilizó bloqueos militares para forzar la apertura de mercados para su comercio ventajista. Hoy en día el BM puede ordenar un bloqueo financiero igualmente eficaz y a veces igualmente mortal. A ellos no les importa si la gente vive o muere. El banco otorga préstamos para construir escuelas o carreteras con el que desagradablemente nos "engatillan", ya que de ese modo la nación debe aceptar todas las condiciones de las cuales hay aproximadamente 111 por nación.

II.3 LA CRISIS DE LA DEUDA EXTERNA

El problema de la deuda externa, no es novedoso para los países de Latinoamérica. En 1931 por efecto de la depresión económica mundial, y ante la baja de los precios de los productos de exportación y el desequilibrio de sus balanzas de pagos, países como Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile y Perú, decidieron suspender el pago de los servicios de sus empréstitos.

En agosto de 1982, (reinicio de la crisis de la deuda), México declara no poder atender los pagos derivados de su deuda externa, que ascendía a 48 mil millones de dólares, con lo cual marca el inicio de la "Crisis de la deuda", y de este modo, en setiembre de 1989 se le aplica el Plan Brady, a través de reestructuración de su deuda, el mismo que se aplicó en el caso de Venezuela, Uruguay, Perú, Jamaica y Costa Rica. A finales de 1986, Bolivia tenía una deuda externa de 670 millones de dólares. Según el Banco Mundial, la deuda de los países en desarrollo ascendía en 1990 a 1,3 billones de dólares. La expansión del gasto público por encima de los ingresos fiscales ha conducido a episodios de hiperinflación a muchos países en desarrollo, así como también la liberalización comercial exterior y las políticas de rentas heterodoxas (Plan Austral Argentino en 1985, o el del Cruzado Brasileño en 1986, o el Pacto de Solidaridad Económica Mexicana en 1987).

Es pues, durante la década del 80, que los países en desarrollo experimentaron una crisis económica sin precedentes, desde la gran depresión de los años 30. Por tal razón, los analistas llaman a la década de los 80 "la década perdida" para el desarrollo económico del tercer mundo.

La crisis de la deuda externa aplastó el poder adquisitivo de la región y forzó las exportaciones para cumplir con los pagos de intereses. Para 1987, Estados Unidos estaba manejando un déficit comercial de 15 mil millones de dólares con América Latina, y las empresas de ese país competían con las japonesas en este mercado, a los que tenías acceso gracias a las concesiones de sus dirigentes políticos a cambio de proporcionar empleos e incrementar las exportaciones.

La crisis de la deuda no sólo amenazaba con la ruina a los países deudores, sino también a las propias instituciones financieras acreedoras, que eran principalmente grandes bancos comerciales internacionales. Pero la secuela más severa de la crisis de deuda la constituyen sus efectos sobre los sectores más necesitados del mundo en desarrollo, los pobres en general y los niños en particular, lo cual trajo consigo un brusco ascenso de las tendencias en mortalidad y desnutrición infantil.

II.4 FACTORES DE LA CRISIS DE DEUDA

Según Sachs y Larrain la crisis de la deuda externa en Latinoamérica, se debe a la conjunción de dos factores:

a). Factores externos: Aumentos del precio del petróleo a escala mundial en 1973-1974. El shock del petróleo contribuyó al incremento en la disponibilidad de créditos internacionales para los países en desarrollo, inclusive con tasas de interés muy bajas, pero flotantes, de tal modo que cuando los países industrializados asumen actitudes proteccionistas frente al shock (programas antiinflacionarios), las tasas de interés se elevan enormemente y las exportaciones de materias primas se empequeñecen para los deudores.

b). Factores internos: Los préstamos no se utilizaron para financiar inversiones que generen recursos con los que pudiera pagarse la deuda, tan es así que se iniciaron vastos programas de obras públicas, booms de consumo y se estaban sacando fuera del país como fuga de capitales. En la Argentina se utilizaron para enfrentar el problema de la guerra de las Malvinas. Durante los años 70, el acceso a préstamos externos le permitió a los gobiernos deudores darse el lujo de operar con grandes déficits presupuestarios sin recurrir al impuesto inflación. Esto terminó a comienzos de los años 80, cuando se extinguió el crédito.

II.5 EL PANORAMA ACTUAL

Hoy, 120 millones de latinoamericanos sufren hambre, 200 millones sobreviven con menos de dos dólares diarios, 3 millones de trabajadores del sector público y 12 millones del sector privado se quedaron sin trabajo por efecto de la recesión, los capitales golondrina han extraído 29 mil millones de dólares por sobreintereses de depósitos, las tarifas de las empresas privatizadas se han incrementado brutalmente, el ingreso y la propiedad se han concentrado en el 5% de la población, y los servicios de salud y educación han sido destruidos como por efecto de una guerra.

En el campo de la salud, esto demuestra, que los sistemas de salud que se han venido aplicando en el proceso histórico descrito, con su inmensa carga de problemas acumulados, no han mantenido el ritmo que hubiera requerido la rápida transformación del contexto epidemiológico (condiciones emergentes), demográfico, económico, político, tecnológico y cultural; motivo por el cual se toma imperativo visualizar y poner a prueba nuevos modelos para reformar los sistemas de salud de los pueblos latinoamericanos. Felizmente, cada uno de estos países ha ido desarrollando su propio sistema de salud, tratando de integrar a cada uno de sus componentes esenciales, vale decir, poblaciones e instituciones Pero las instituciones deben ser fortalecidas como condición indispensable para lograr una efectiva división de funciones en el sistema de salud, y poder desempeñar ciertas funciones básicas que le permitan satisfacer las necesidades de salud de las poblaciones, las mismas que pueden ser personales (prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, que se aplican directamente a las personas, y que son los que absorben la gran mayoría de recursos); y públicas (educación masiva en salud, saneamiento básico, etc.) Sin embargo, no debemos olvidar que la salud pública rebasa el ámbito de acciones del sector salud, debiendo, como una función crucial, interactuar con todos los demás sectores que de una u otra forma influencian en la salud de las poblaciones.

Flores, de Costa Rica, plantea cinco puntos concretos para solucionar el problema del atraso de América Latina: 1) Abolición de las Fuerzas armadas, 2) Terminar con la impunidad, 3) Pagar los impuestos, 4) Educar a la población, 5) Ser soberanos.

Muchos errores se han cometido a lo largo de nuestra historia, sin que éstos hayan servido como punto de partida para planes y programas futuros. Los gobiernos de turno simplemente aniquilaban cualquier programa que no satisficiera sus intereses. Por ejemplo, nuestra experiencia en descentralización sería vasta y fructífera, si hubiéramos tomado la experiencia descentralista de 1828 cuando la Asamblea Constituyente de entonces creó las Juntas Departamentales tomadas de la experiencia española y francesa, que si bien eran cuerpos híbridos, mezcla de instrumentos fiscales y asambleas representativas, y cayeron en el burocratismo, con escasas rentas asignadas, hubiera sido más lógico, darles una nueva estructura de acuerdo a la experiencia recogida. Lo mismo sucedió con los Gobiernos Regionales creados en 1995, que fueron dilapidados por la barbarie de un golpe de estado en 1992, sin que pudiéramos recoger la vasta experiencia ganada.

CAPÍTULO III

LA ECONOMÍA NACIONAL

III.1 CONSECUENCIAS DEL MODELO NEOLIBERAL

La estructura económica del país se encuentra avasallada por el Modelo Neoliberal (oficialmente sancionado como el modelo natural, único posible e indiscutiblemente beneficioso) que en más de diez años de aplicación ha demostrado su ineficacia y su inconveniencia para nuestra realidad. La distancia del Perú con los países industrializados es cada vez mayor en todos los niveles, y las condiciones de vida, vemos que se deterioran cada vez más. Pero lo más grave es que la diferencia entre los más ricos y los más pobres se evidencia en el hecho de que el 20% de la población tiene acceso al 60% de la riqueza del país, el 60% más pobre, apenas accede al 20%. Destaca ostensiblemente como un contraste, el desarrollo privilegiado de la capital y la desintegración económica y social de las provincias, mientras que la dominación actúa tanto en el plano externo por un juego mundial de estrategias estructuradas; como en el plano interno que se mueve al ritmo del primero, ejerciendo el control de la sociedad global en función del orden establecido. La sociedad peruana no participa en la toma de decisiones de los destinos del país y no existe una verdadera identidad nacional.

La sucesión de golpes de Estado, de quiebras del orden constitucional hicieron mella en el desarrollo del país, pues por ésta razón nunca pudimos aprender a vivir en democracia (la suma de los períodos democráticos no han llegado a 23 años desde comienzos de la República, y éstos han sido siempre de acérrima confrontación política), y lo más grave de todo, es que al finalizar los gobiernos usurpadores, contaban con la venia de la clase política que con beneplácito se sentaban a concertar la transición a la democracia, relamiéndose ante la posibilidad de aspirar a una curul o algún puesto público, iniciando el borrón y cuenta nueva que lo único que logró fue la quiebra de nuestros valores morales. Y con el argumento de que nada se podía hacer para sancionar a los autócratas, nos olvidamos que en la Constitución de 1979 de Haya de la Torre, que nuestra clase política aún se niega a restituir, se expresa con excesiva claridad: Artículo 82:"Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos en violación de los procedimientos que la Constitución y las Leyes establecen. Son nulos los actos de toda autoridad usurpada. El pueblo tiene el derecho de insurgir en defensa del orden constitucional".

Artículo 307:"Esta constitución no pierde vigencia ni deja de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En estas eventualidades, todo ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia. Son juzgados, según esta misma Constitución y las Leyes expedidas de conformidad con ella, los que aparecen responsables de los hechos señalados en la primera parte del párrafo anterior. Asimismo, los principales funcionarios de los gobiernos que se organicen subsecuentemente, si no han contribuido a restablecer el imperio de esta Constitución.

En resumen, los lazos de dependencia y dominación condicionan la imposibilidad de disponer de nuestros propios recursos para superar la crisis; y hay quienes creen (convertidos en apóstoles del progreso en términos de capitalismo, aduciendo cada cifra favorable del crecimiento, cada estadística parcial de producción, como prueba de que la nación va hacia delante), en la posibilidad de una prosperidad nacional dentro de este contexto.

III.2 LA DÉCADA INFAUSTA

Hemos sido testigos y hasta protagonistas de la dolorosa década abominable (1990-2000) marcada por la vesania, perversidad, canibalización, iniquidad, sevicia y abyección, impuesta por una dictaduravico-militar, que con estrategia propia de una mafia, se apoderó del aparato gubernamental del Estado y dio rienda suelta a su insaciable hambre de poder, avaricia, y protervia; para lo cual creó una red de crimen organizado, institucionalizó la corrupción total y utilizó pérfidos operativos psico-sociales, sometiendo a la población a sus mezquinos intereses mediante la inducción del miedo, el chantaje, la manipulación y la prepotencia autocrática, bajo el manto protector de la total impunidad. Estado de derecho, orden constitucional, equilibrio de poderes, elecciones libres, justas y transparentes, institucionalidad, respeto a la opinión pública, derechos humanos, justicia social y gobierno democrático, fueron las grandes caretas de fachada del vladifujimorato, que en los hechos practicaba lo contrario de lo que pregonaba con solemnidad fariseo. De tal manera que resulta inadmisible reconocerle algún mérito al gobierno de Fujimori, más aún cuando la Constitución de 1983 elaborada a su medida, sin contenido social alguno, arrasó con la legislación laboral y convirtió en regla la inestabilidad e inseguridad laborales. En seguridad social, la salud fue cuesta abajo, y las pensiones peor. Se estatizó el sistema nacional de pensiones y se creó la ONP para destruir los derechos de los pensionistas. Se violó derechos adquiridos. Se nos impuso las AFP que cobran 35% por administrar nuestro dinero sin garantía alguna. Se promulgó la Ley de Descentralización, que constituye una burla legal, porque el proceso de regionalización se constituye sobre el ámbito regional de los departamentos y entonces la situación seguirá siendo la misma con el agravante de que los Consejos Transitorios de Administración regional son manejados directamente por el gobierno central y conmemores atribuciones que las que el gobierno militar de 1968-80 asignó alas corporaciones departamentales.

A la caída de la maquiavélica y mendaz dictadura, empieza el carnaval electoral, a sabiendas de la falta de cultura política de nuestro pueblo que no reconoce posiciones políticas sino únicamente rostros o mensajes etéreos sin sustento alguno. Y la polución de movimientos que compiten es horrorosamente grande, sin planes, sin mensajes, sin posibilidades de solución a los problemas.

Por tal motivo, considero que la solución a los grandes problemas del país debe empezar por definir el Modelo de Estado, en un ambiente de concentración, tratando de articular las dos dimensiones de la función gobierno: gobernancia y gobernabilidad democrática, entendida éstas, como la capacidad financiera y administrativa de un Estado para transformar en realidad las decisiones que toma y está relacionado a la noción de eficiencia y eficacia estatal, en el primer caso; y al apoyo político para gobernar, a la legitimidad del Estado y a la relación entre Estado y sociedad, en el segundo caso, tratando de vencer la propia heterogeneidad estructural prevalente, de una absurda y desigual distribución del ingreso, que dificulta un contrato social básico como el que existe en los países desarrollados. En este contexto, resulta necesario reconstruir auténticos mecanismos partidarios de representación e intermediación política, y esto podrá concretarse a través de la Ley de Partidos Políticos, que permite el funcionamiento democrático, transparente y representativo del país, para lo cual, los Partidos Políticos, deben proponer una visión del país y sociedad, debatir programas políticos, económicos y sociales que recojan las demandas de la sociedad; deben asimismo, desarrollar elecciones primarias en su interior, supervisadas por el organismo electoral del Estado; publicar sus estatutos, programas, balances, padrón de afiliados y registrarse en un organismo que sería el Registro Nacional de Partidos, así como difundir su corriente de pensamiento y el modelo de Estado que propicia.

Y entonces habremos de reconocer que la identificación partidaria y la confianza en las instituciones son condiciones para el buen funcionamiento de la democracia: Los partidos como forma eficaz de seleccionar a los gobernantes, de defender los intereses sociales y de garantizar la salud democrática, pero también para combatir ese sentimiento de que los partidos y la política son instrumentos ineficaces.

Finalmente, debemos señalar que los grandes temas del debate político nacional deberán girar en torno a los siguientes ejes: El de la definición del modelo de Estado, a partir del cual deberá propiciarse el debate sobre el modelo constitucional; y el del Proceso de descentralización.

Pero, ¿es posible que la definición del modelo de Estado implique la construcción de un Estado de bienestar en el Perú? ¿Un Estado de bienestar entendido no como la abundancia de bienes materiales, sino, como la sensación de protección que resulta de no sentirse abandonado por la propia sociedad en casos de necesidad o emergencia? ¿Es posible un sistema de protección que cubra las necesidades mínimas de todos los pobladores, sin distinción de etnia, cultura, edad, sexo, orientación sexual, creencias religiosas y políticas, durante toda su vida, desde la cuna hasta la tumba? Sí es posible, nos dice Béjar, sí, con una firme decisión política del gobierno, con el aporte de la conciencia colectiva de la sociedad y el control del equilibrio de fuerzas entre mayorías y minorías, ricos y pobres, empresarios y trabajadores, sociedad civil y Estado.

Un Estado democrático política y financieramente fuerte, con nuevos papeles y nuevas formas de responsabilización de sus gobernantes frente a la sociedad, con deuda pública bajo control y ahorro público positivo, dotados de élites políticas, empresariales y burocráticas, capaces de formular políticas, de crear y desarrollar empresas de mantener la estabilidad de los precios y promover el desarrollo económico y social, con un cuerpo de funcionarios competente y motivado y con instituciones administrativas cuya acción esté fundada en el interés público.

Mientras tanto, se forma el Grupo de los Cinco, integrado por los principales países industrializados del mundo (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón) que algunas veces se extiende al Grupo de los Siete (agregando a Italia y Canadá), y al Grupo de los Diez ( agregando a Suecia, Países Bajos y Bélgica). Se forma la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) integrada por 24 países (Europa Occidental, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda). Y la política exterior de los Estados Unidos, empieza a apuntar hacia Latinoamérica cuando estos países buscan el libre comercio como mecanismo de salvataje al estancamiento, la inflación y la deuda externa, y nos entregan el Plan para la Iniciativa de las Américas (EAI) que fue diseñado para fomentar la democracia en la región al proporcionar incentivos para el desarrollo capitalista y la liberalización comercial, y de este modo nace MERCOSUR (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), el Mercado Común Andino (MCOAN). Y se habla que el libre comercio por toda América, canalizará la inversión y la tecnología a los países latinos y dará a las empresas estadounidenses el liderazgo de esos mercados. Y entonces se estimó que Latinoamérica crecería a un promedio de 4% anual durante los 90 bajo la liberalización comercial.

Como respuesta, debemos propulsar el concepto de "crecimiento económico y social" que involucre no sólo expansión productiva, sino además, una adecuada distribución de los ingresos y atención de las necesidades básicas de la población, recurriendo no sólo a indicadores económicos propiamente dichos, sino también a indicadores sociales, políticos e inclusive culturales.

No caigamos en el fanatismo del libre mercado sin límites. Este fanatismo hizo que temamos usar la palabra "imperialismo" a pesar de la mayor gravitación de la economía mundial sobre nuestros países. Tampoco temamos usar la palabra "justicia social" porque aún se mantiene en plena vigencia, pues ha sido reemplazado por vocablos como "eficacia", "modernidad", etc., mientras que la desigualdad y la pobreza, qué duda cabe, son mayores que antes.

Al llevarse muchos más dólares de los que traen, las empresas contribuyen a agudizar la crónica hambre de divisas de la región; los países "beneficiados" se descapitalizan en vez de capitalizarse. Entra en acción, entonces, el mecanismo del empréstito. Los organismos internacionales de crédito desempeñan una función muy importante en el desmantelamiento de las débiles ciudadelas defensivas de la industria latinoamericana de capital nacional, y en la consolidación de las estructuras neocoloniales. La ayuda funciona como el filántropo del cuento, que le había puesto una pata de palo a su chanchito, pero era porque se lo estaba comiendo de a poco. El déficit de la balanza de pagos de los Estados Unidos, provocado por los gastos militares y la ayuda extranjera, crítica espada de Damocles sobre la prosperidad norteamericana, hace posible, al mismo tiempo, esa prosperidad: el Imperio envía al exterior sus marines para salvar los dólares de sus monopolios cuando corren peligro y, más eficazmente, difunde también sus tecnócratas y sus empréstitos para ampliar los negocios y asegurar las materias primas y los mercados.

El capitalismo de nuestros días exhibe, en su centro universal de poder, una identidad evidente de los monopolios privados y el aparato estatal. Las corporaciones multinacionales utilizan directamente al Estado para acumular, multiplicar y concentrar capitales, profundizar la revolución tecnológica, militarizar la economía y, mediante diversos mecanismos, asegurar el éxito de la norteamericanización del mundo capitalista. El Eximbank, Banco de Exportación e Importación, la AID, Agencia para el Desarrollo Internacional, y otros organismos menores cumplen sus funciones en este último sentido; también operan así algunos organismos presuntamente internacionales en los que los Estados Unidos ejercen su incontestable hegemonía: el Fondo Monetario Internacional y su hermano gemelo, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, y el BID, Banco Interamericano de Desarrollo, que se arrogan el derecho de decidir la política económica que han de seguir los países que solicitan los créditos. Lanzándose exitosamente al asalto de sus bancos centrales y de sus ministerios decisivos, se apoderan de todos los datos secretos de la economía y las finanzas, redactan e imponen leyes nacionales, y prohíben o autorizan las medidas de los gobiernos, cuyas orientaciones dibujan con pelos y señales.

CAPÍTULO IV

¿DE QUÉ SE TRATA EL PROBLEMA DE LA DEUDA EXTERNA?

Vivimos en un mundo que es cada vez más pequeño e interdependiente: las comunicaciones, la economía y hasta ciertos aspectos de la cultura se han globalizado. Aunque esto trae algunas consecuencias positivas para todo el mundo, también tiene serias desventajas para muchos. Aunque algunos pocos se han enriquecido por este fenómeno de los mercados globales, muchísimas personas son más pobres ahora que hace una década. Por ejemplo, las naciones pobres no pueden competir con los países ricos. Aún antes de entrar en esa economía global, los pobres sufren de una enorme desventaja: pesa sobre nosotros la inmensa carga de la DEUDA EXTERNA.

IV.1 Comparemos la "deuda externa" con la deuda de cualquier familia

¿A qué refiere esta deuda externa? Pensemos en el ejemplo de qué pasa a una familia que se ve forzada a pedir un préstamo del banco: Inicialmente el préstamo les ayuda a aliviar sus dificultades, pero pronto tienen que empezar a devolver el costo del préstamo y también los intereses que cobra el banco.

Pensemos en ejemplos concretos que conocemos: ¿Cuántas personas terminan pagando dos, tres y hasta cuatro veces más que el valor del préstamo original? ¿Cuántas familias pierden hasta sus casas porque no han podido pagar?

Luego pensamos que habría sido mejor no haber pedido el primer préstamo, pero ya es demasiado tarde.

La deuda externa que tenemos en el Perú es análoga a esa clase de deuda familiar, pero no es exactamente igual. Cuando un país pide un préstamo, no son los ciudadanos que deciden cómo se va a emplear el préstamo, pero sí, son ellos que tienen que pagar la deuda.

En el caso que una persona o una empresa no puedan pagar sus deudas, se declara en quiebra, y un tribunal decide lo que la persona debe pagar. Pero en el caso de un país pobre que tiene la deuda, el país es presionado por los acreedores y organismos financieros internacionales a pagar la deuda según el interés de estos últimos.

IV.2 ¿Cómo es que nos endeudamos en el Perú?

El Perú ha tenido deudas durante casi toda su historia republicana, pero el problema actual empezó hace unos veinte cinco años cuando los países productores de petróleo aumentaron el precio del combustible por cuatro veces en un lapso de tres años.

Como consecuencia, repentinamente ganaron mucho dinero, e invirtieron esa plata en los bancos del mundo occidental. Por su parte los bancos tenían que encontrar cómo invertir esa enorme cantidad de dinero, y concedieron muchos préstamos sin estudiar adecuadamente si eran inversiones serias. Más de la mitad de esa plata llegó a los países pobres.

Además los intereses en esa época eran relativamente bajos (5% al año en promedio). ¿En qué se gastó esa plata? En el mejor de los casos los préstamos se emplearon para mejorar la capacidad productiva del país: por ejemplo, para desarrollar los recursos naturales y agrícolas.

Se desarrollaban la industria y la agricultura nacionales, y con las ganancias, se devolvía el costo del préstamo. Si esta manera de actuar se hubiera mantenido se hubieran justificado los préstamos. Pero, trágicamente, éste no fue el caso. Muchos de los gastos no eran productivos.

Se empleaban en gasto social o en gasto militar, inclusive eran invertidos en empresas que generaban pérdidas. O peor aún, el dinero no paraba hasta que llegaba a los bolsillos de funcionarios corruptos.

IV.3 Es un fenómeno mundial

Unos años más tarde, a principios de los años 80, los países productores de petróleo volvieron a aumentar los precios de petróleo. Pero esta vez, para evitar otro ciclo de inflación por los precios altos, los acreedores y los bancos de los Estados Unidos y de los países de Europa Occidental elevaron en un 100 % los intereses que cobraban a sus préstamos. Este encarecimiento del crédito causó una recesión económica a nivel mundial. Bajó el comercio nacional e internacional.

A partir de entonces los países pobres tuvieron que devolver el préstamo a tasas mucho más altas de interés. Para esto los préstamos se habían hecho no a una tasa de interés «fija» sino «flotante»: es decir, podrían cambiar de acuerdo al mercado y así, en poco tiempo, la tasa de interés se multiplicó por más de tres veces. Más bien habría que decir con qué derecho los acreedores y los Bancos de Estados Unidos y de Europa elevaron los intereses puesto que esto trae consigo la recesión. Al elevar la tasa de interés, los préstamos para las empresas son más caros. Estas empresas se prestan menos y por ende se producen menos bienes y servicios. Como esta situación se prolongó, se generó la recesión de reducción sostenida de la producción. Además como nuestro país vendía menos, tenía menos recursos. Como tenía que pagar los préstamos en dólares US, y el dólar se había fortalecido frente a las otras monedas que tuvieron que devaluarse para enfrentar la recesión, también tuvimos que pagar más soles por cada dólar.

IV. 4 Volvamos a nuestro ejemplo

¿Qué pasa cuando una familia tiene un gasto excepcional pero urgente, como por ejemplo, el costo de hospitalización de un miembro enfermo? ¿No es cierto que la familia tenga que sacrificar otras cosas para poder cubrir la emergencia?

Lo mismo pasa con un país. Como un porcentaje cada vez más alto del presupuesto del gobierno tiene que ir para pagar la deuda, tienen que sacrificarse otras cosas.

Lo que en la práctica se sacrifica son los gastos sociales: es decir, lo que el Estado dedica a la educación, a la salud, a la construcción de viviendas, a la compensación para los que han perdido su empleo, al crédito agrícola, etc.

También hay menos dinero para invertir productivamente y por ello la economía crece menos de lo necesario para el desarrollo del país.

Es cierto el principio que una nación, como una familia, debe responsabilizarse por sus deudas. Pero lo que pasa en este caso es que los que tienen que pagar por el préstamo -es decir, las familias que ya no reciben el beneficio de los gastos sociales- no son los que adquirieron los préstamos ni los que se beneficiaron de esa plata.

IV.5 La Deuda en el momento actual

En nuestro mundo moderno hay tres clases de préstamos:

* comerciales:

(entre los bancos extranjeros y el Perú)

* bi-laterales:

(entre un país extranjero y el Perú)

* multilaterales:

(entre las instituciones financieras internacionales como el FMI, el BM y el BID)

A consecuencia de esta decisión económica en el norte, (¡de subir los intereses en un 100%!) se hizo patente que muchos países no iban a poder pagar sus deudas.

Muchos de los préstamos habían sido préstamos "bi-laterales" entre gobiernos de los países desarrollados y los países pobres. Pero la mayoría eran préstamos entre los bancos particulares del mundo rico y los gobiernos de nuestras naciones pobres.

Volvamos otra vez a nuestra imagen doméstica: Si una familia no puede pagar una deuda, a menudo no tiene otro remedio que conseguir un nuevo préstamo a tasas de interés más altos aún para poder financiar el pago del primer préstamo. Es evidente que muy pronto empieza un círculo vicioso de deudas cada vez más grandes.

Lo que pasó a nivel de los países es que ingresaron las organizaciones financieras internacionales multilaterales: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Son ellos que ofrecieron rescatar a los países subdesarrollados con nuevos préstamos también con intereses.

De hecho, en el Perú actualmente el 32.5% de la deuda externa del Estado es con esas organizaciones multilaterales; el 36.2% es con países particulares y el resto (31.3%) es con los bancos comerciales.

IV. 6 Los programas de ajuste estructural: en otras palabras, "el acreedor, decide"

Son estos organismos financieros multilaterales que forzaron a los gobiernos a empezar programas que se llaman de ajuste estructural: tenían que demostrar su capacidad de austeridad fiscal para merecer recibir nuevos préstamos. Lo que se cortaba del presupuesto eran los gastos sociales (salud, educación, etc.). La ejecución de esas medidas produjo un equilibrio de precios a nivel "macro": es decir, se controló la inflación.

Pero las mismas medidas también causaron más pobreza. Recordemos cómo fue el "shock" del mes de agosto de 1990.

Luego de varios años logró cortar la hiperinflación de los años anteriores, pero el costo ha sido que la mitad de la población peruana vive en la pobreza, y una familia peruana de cada seis vive en la miseria – ni siquiera tienen los recursos suficientes para comprar la comida necesaria.

IV.7 ¿Quién paga por quién?

A veces uno podría pensar que no le compete hablar sobre la deuda, porque al final de cuentas es el gobierno que paga la deuda del Estado. Es cierto que el gobierno tiene que calcular el pago de la deuda como una parte de su presupuesto nacional. Pero ¿de dónde viene la plata que el gobierno tiene que pagar?

En el caso del Perú, viene de los impuestos y de lo que el gobierno obtuvo en la privatización de las empresas estatales como la luz y el teléfono y de nuevos préstamos.

¿Qué significa esto? Si una empresa extranjera ha pagado al gobierno peruano para comprar una empresa eléctrica, luego cobra por sus servicios para recuperar su inversión y para ganar excedentes.

Entonces los que pagan al final son los usuarios.

En cuanto a los impuestos, lo paga cada uno a través de sus impuestos a la renta (lo que ganamos) y cada vez que compramos algo (por el impuesto general a las ventas).

Así que no es correcto decir simplemente que el pago de la deuda es sólo cuestión del gobierno. Al final financiamos al gobierno desde nuestros bolsillos.

IV.8 Pagamos por las deudas que otros contrajeron

No importa, dicen las agencias financieras internacionales, que los préstamos se concedieran a gobiernos que ya no estén en el poder, y no importa tampoco que tengan que pagar el préstamo la gente sencilla que nunca tuvo palabra en la decisión de adquirirlos.

La cantidad que América Latina y el Caribe actualmente deben a las naciones ricas y a las organizaciones multilaterales se calcula en los 662 mil millones de dólares.

Varía mucho entre país y país, pero en el Perú la situación de la amortización de la deuda es la siguiente: Actualmente la deuda externa pública (los préstamos bi-laterales, multilaterales y comerciales del Estado) alcanza 18,520 mil millones de dólares, y con la deuda privada a los bancos, llega a casi 30 mil millones.

Esto significa que cada hombre y mujer, niño y niña tendría que pagar más de 1,200 dólares (actualmente 3,600 soles) para amortizar la deuda.

Estos contrastes son una afrenta a la dignidad de la persona. ¿Siempre va a seguir así? Más recientemente algunas de esas organizaciones financieras mundiales han empezado a cuestionar si es legítimo cobrar la deuda externa cuando el costo social es tan alto. Pero hay que convertir estas buenas intenciones en hechos.

IV.9 ¿Qué podemos hacer frente a la Deuda Externa?

Las organizaciones internacionales pueden mostrar más flexibilidad hacia los países pobres, y los países ricos pueden apoyar estas iniciativas. Se puede «canjear» la deuda que se debe por inversiones sociales dentro del mismo país.

No es un sueño utópico. Sólo hace falta que la comunidad internacional tenga la determinación política necesaria y que desde nuestros países de América Latina hagamos un esfuerzo concertado de todos. De hecho, ya ha habido experiencias de estos canjes en América Latina y en el Perú.

En resumen, no es que los países pobres no paguen su deuda externa, sino que los países ricos no la cobren.

IV.10 Los "Canjes de Deuda": (conocidos en inglés como "Debt Swaps" o "Social Swaps")

En el Perú hasta la fecha se han hecho canjes por el equivalente de 454 millones de dólares USA a una tasa de compra promedio de 25%. Esto significa que en vez de devolver unos 100 millones de dólares a los bancos o a otros países, el gobierno peruano han podido invertir esta cantidad en proyectos de desarrollo ambiental y lucha contra la pobreza principalmente.

Esto sólo funciona cuando tanto el gobierno del Perú como los gobiernos de los países que permiten los canjes demuestran una responsabilidad ética como expresión de corresponsabilidad y de solidaridad con el desarrollo integral de los países.

Esto significa que todos nos interesemos en el tema ¡y no pensemos en evadir nuestra propia responsabilidad diciendo que es tarea sólo de los expertos!

A veces pensamos que se trata de un asunto tan complicado que no somos capaces de entenderlo, ni mucho menos de hacer algo para superar esta crisis.

Por eso hemos intentado explicar el problema en términos analógicos -comparando la deuda que tienen nuestros países con la banca internacional y las naciones ricas con los problemas de deuda que puede sufrir una familia pobre.

BIBLIOGRAFÍA

1.- Terrones Vásquez, Wagner Willy. "Propuestas De Reforma Sanitaria en la Amazonía Peruana, en el Ambiente de la Economía Mundial, Latinoamericana y Nacional", Iquitos, junio 2002. Maestría en Salud Pública.

2.- Galeano Eduardo. Las Venas Abiertas de América Latina. Tercer Mundo Editores, Colombia. 1996. Pág. 402

3.- García Alan. "La Década Infame", Deuda Externa 1990-1999-Ediciones Perspectiva 2000, Lima. Perú. Pág.142

4.- Conferencia Episcopal Peruana (CEP)- Comisión Episcopal de Acción Social –

Pedro Noe Lezama Hernando

Facultad de Ciencias Administrativas y RRII

VI Ciclo e Administración de Empresas

Curso de Macroeconomía

Universidad Particular San Martín de Porres

Profesor MBA Jorge Córdova Egocheaga

21 de abril de 2007 Lima Perú.

Partes: 1, 2
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