A través de tal afirmación estamos indicando que la pregunta es el pretexto y el contexto para fundar lo humano, pues las dudas y orientaciones interrogadas hacia el otro- para que este mismo se involucre y al mismo tiempo estar involucrados con el y contra él, -constituyen la forma por la cual nos convertimos en sujetos necesitantes y objetos significantes, esta circunstancia nos pone en posición para saber-conocer más de la alteridad y de nosotros mismos, lo que permite la génesis de la socialidad y de los reglamentos que definen el juego de "poseernos" mutuamente.
A partir de esta afirmación podemos mencionar que lo humano se entiende desde la comunicación como la construcción del deseo por comprender qué le acontece, pasa o sucede a aquellos con quienes compartimos una misma o diferente especialidad-temporalidad, esto da iniciativa para la confianza, para legitimar las posibilidades de aprender con los demás, de solicitarnos y de cuestionar la sujeción que configura una realidad solipsista y monovalente. Por ello, la humanidad se remite a la acción de hacer cosas con palabras, sobre la interrogación de esos mismos lenguajes, de la apertura hacia otras experiencias y expectativas, de la elección para hacer, des-hacer, desgarrar o no hacer.
Todo lo anterior se convoca como ya dijimos más arriba en la unidad mínima de la comunicación que es el diálogo.
Los seres humanos se hacen en la palabra, en el trabajo, en la reflexión. Decir la palabra es derecho de todos e implica el encuentro de los sujetos de los sujetos para la transformación de este mundo. El diálogo es el encuentro de Seres-Sociedades-Naciones, mediatizadas por el mundo, para pronunciarlo sin agotarse en una relación yo-tu5.
El diálogo posibilita la construcción de sujetos aprendices y participantes en tanto cuestionan por medio de la pregunta el estatuto epistémico de la realidad. Aprenden en la medida en que asimilan, comprenden, reflexionan y critican, por medio de las expresiones, las condiciones materiales e ideales que están a su disposición en su entorno inmediato o mediato. Participan en cuanto a que los individuos llegan a "intervenir en las acciones que son necesarias para su desenvolvimiento individual, familiar, vecinal y nacional. Como fenómeno social es un proceso dinámico y en ese movimiento manifiesto, canaliza una serie de factores significativos en el proceso de desarrollo personal y social de los individuos"6.
Por lo anterior un fundamento de la comunicación educativa es el diálogo y la pregunta motor que desencadenan los eventos de construcción y formación en distintos ámbitos y competencias. En este supuesto si se quiere entender cómo y de que manera se constituye el acontecer educativo a partir de la acción dialógica, necesitamos entender y contextualizar las dimensiones de quienes a nivel relacional se vinculan para su constitución y su conocimiento, es decir, tomar en cuenta que los actores de la comunicación educativa están mediados por:
– Una estructura orgánica de procesos y actividades biológicas que se encuentran determinados por las relaciones metabólicas que sintetizan imágenes–información, una de ellas es el cerebro-mente (además de intercambios físico-químicos de energías y materias, un sistema perceptivo y cognitivo de orden "natural"). – Una forma de ver, mirar y acomodar nuestro pensamiento y sentimientos que no nace del régimen fisiológico y anatómico de los seres vivientes como el humano, sino que se construye, instruye y se entrena por los espacios de socialización, enculturización y emocionalización (incluye las instituciones que pautan reglas, saberes, normas y moldean los factores de aprendizaje de las personas). – Un espacio histórico configurado de coordenadas espaciales y temporales que rigen movimientos determinados e indeterminados en la red de devenires humanos (incluye discursos, prácticas y sentires globales de una época).
Con estos últimos señalamientos, estamos en posibilidad de expandir la idea de diálogo, y pregunta, pero sobretodo de la caracterización que se manifiesta de comunicación educativa de un campo filosófico como lo es el de la hermenéutica, a otro cuyas implicaciones en el terreno del saber humano trastocan las líneas fronterizas tradicionales dominantes en por lo menos cinco siglos, nos referimos a la noción de holismo.
La holística constituye la corriente de pensamiento que advierte, entre otras cosas, sobre la necesidad de apreciar los hechos, las situaciones, desde una comprensión amplia e integrativa; también, la holística insiste en que la realidad es una en cuanto a compleja (no una según el monismo); que los eventos son expresiones de hechos, circunstancias y evidencias más amplias, que pueden ser apreciados cada uno en su particularidad o en relación con su contexto, siempre teniendo en cuenta sus múltiples y variadas relaciones7.
Bajo esta explicación podríamos acercarnos a la comunicación educativa como fenómeno holístico bajo las consideraciones señaladas en la definición citada:
1. A nivel de sus particularidades, este saber viene delimitado por la formación y desarrollo de saberes que magnetizan la posibilidad de que el ser humano como especie biológica conjuntamente con sus capacidades de orden simbólico en las que se encuentran sus instituciones, valores e historia, puedan permanecer y cambiar.
Pero al mismo tiempo representa un mecanismo dinámico para la enculturización, es decir, las actividades expresivas forman y deforman al mundo presentando, para que a partir de ello se otorgue una definición de realidad que procure ser internalizada por los agentes de una comunidad y que tal incorporación se observe en sus prácticas cotidianas. Con esta situación se educa para legitimar o no modelos de mediación estructurada de las visiones y versiones que se muestran acerca de diferentes ámbitos. En otro ámbito, la comunicación educativa posibilita la capacidad crítica de constituir y orientar la participación en mejora del lugar en donde se habita.
2. En el nivel de su contexto, la comunicación educativa implica unido a lo anterior, un evento histórico, social, político, cultural, comunicativo y del sistema cognitivo.
Histórico, en tanto que el ser humano al desenvolverse en un aquí y ahora con sus coterráneos, emplea sus habilidades y conocimientos para aprehender y aprender de su marco de referencia, las formas de superación orgánica y social para fundar un tipo de estatuto epocal.
Social, en cuanto a que su aprendizaje en el plano de estancia y convivencia con los demás, implica considerarse a sí mismo y a los demás como sujetos con oportunidades y derechos, y por ello con la circunstancia de poder vivir en colectividad, gracias al acuerdo que fundamentó y solidificó a través de instituciones y reglamentos que guían la capacidad de estar juntos. Político, con respecto a que en el ejercicio de la formación cotidiana, los individuos aprendieron a comprender que los discursos están apegados al poder y al control mediante la fuerza de los argumentos y el convencimiento de ello. Cultural, en el sentido de que los símbolos que construyen su contexto, sirven a toda una comunidad como interpretaciones que posibilitan estabilizar la comprensión axiológica del mundo.
Comunicativa, con relación a que las actividades expresivas, son por sí mismas formas de aprender la posibilidad o no de acercamiento con la alteridad. Cognitiva, en al ámbito de que estructura pensamientos e ideas que conectan memorias, recuerdos, asociaciones y otros mecanismos de disposición mental.
Si analizamos con detenimiento las dos grandes categorías que configuran a la comunicación educativa como fenómeno holístico, nos daremos cuenta que los eventos singulares que tocan a cada uno de los conceptos puede evaluarse por separado o relacionarlo con los demás, a partir de ello, se indica que la comunicación educativa no sólo está observada por estos universos, sino que cada indicador se asocia complementaria y/o antagónicamente con otro para darle un sentido de globalidad y complejidad al aspecto que estamos tratando.
Por esta situación es que se propone mirar a la comunicación educativa como una estructura sintagmática en la que se movilizan, ordenada y desordenadamente, paradigmas que la construyen, asientan y también disipan.
Sintagma en su etimología alude a la resultante de un proceso o actividad en donde convergen distintos aspectos, los cuales dan origen a procesos o eventos caracterizados por expresar integrativamente distintos aspectos allí contenidos8.
Ubicamos por ello que el sentido de responsabilidad aquí propuesto para tratar a la comunicación educativa está descrito como un todo (a veces difuso, a veces claro), de elementos y aspectos referenciales que la caracterizan y no como una unidad siempre definible o visible a la luz de un omnicomprensivo saber. Este aspecto de borrosidad de la comunicación educativa le imprime a ella un sello de instantaneidad y devenir, el cual nos hace ver que no podemos ubicar definidamente en algún tiempo o lugar contenidos fijos de un saber cambiante, más bien edificamos cualidades a partir de las necesidades de una época. Con ello estamos en la posibilidad de indicar que la comunicación educativa es un Sistema Complejo Adaptativo9, en el sentido de que va encarnando y desencarnando estructuras de formación, aprendizaje, desarrollo (y de fugacidad), a partir de las sensibilidades sociales y culturales de un determinado estadio.
Otro punto importante del fundamento holista que circunscribe a la comunicación educativa, representa el hecho de que ante el marco de relaciones de la totalidad organizada, ésta no sólo representa un paradigma donde convergen factores que la singularizan y aspectos que la van determinando, pues incluso, la misma comunicación educativa se convierte como discusión teórico-práctica en un paradigma, es decir, "a una manera de ver, juzgar y actuar; también, que el paradigma tiene que ver con la actitud perspectivita referida a la ubicación de cualquier persona con respecto a la realidad, desde su manera de ver las cosas"10.
Lo anterior define, que al igual que la comunicación educativa, está constituida por ámbitos de competencia (por ejemplo el de la formación), existen simultánea, complementaria y contradictoriamente, otras formas de comunicación como lo son: interpersonal, política, organizacional, que manejan diferentes, pero compartidos propósitos y dimensiones en el discurso, y que todas en su conjunto- como fundamentos paradigmáticos -reconstruyen los espacios múltiples en la manera por la cual se presenta el saber comunicativo como fenómeno sintagmático en un determinado periodo.
Un aspecto importante, es que si bien cada dimensión particular de la comunicación tiene su objeto de trabajo, no por ello se encuentra desvinculado de los otros saberes. Por ejemplo la comunicación organizacional (sin pretender ser reduccionista en lo que se dijo de ella). tiene como objeto formal la construcción endógena (nivel interno) y exógena (imagen corporativa) de flujos de información y relaciones comunicacionales que permitan el contacto y el acercamiento de todos los agentes involucrados en grupos o departamentos de trabajo con diversos fines como, la comprensión, el conocimiento de procesos actividades y reglamentos, la enculturación de la filosofía de la institución, la eficacia y eficiencia de las actividades laborales, la producción del sentido de pertinencia y pertenencia de una organización.
En todo ello actúa este tipo de comunicación, pero esto significa que cada tarea que se proponga, requiere de la formación y desarrollo de quienes habitan cada campo institucional, de ahí que exista en esta forma de comunicar un fundamento de educación, así como también existen factores sociales, políticos y técnicos que también intervienen.
La generación de esto nos hace pensar que cada área de conocimiento de la interacción expresiva cumple con especificidades, pero al mismo tiempo comparte otros soportes simbólico-materiales que contribuyen a que el estudio de la comunicación sea ampliado a sectores interdisciplinarios, de esto se desprenden dos conclusiones importantes: La primera, todo saber- incluyendo el de la comunicación educativa- es autoheterónomo, por ello complejo, indeterminado y holista. La segunda, si la totalidad la podemos comprender como sistema, estamos obligados a ver a la educomunicación como un sistema constituido por sus componentes y diferenciada de sus entornos ya descritos. Igualmente, se puede indicar que ella misma es al mismo tiempo elemento de otras relaciones y entorno de otros sistemas, de ahí que su identidad sea una paradoja incierta y no resuelta que se profundiza aún más en los momentos actuales, discusión con la cual concluiremos el acercamiento al tema tratado.
Hemos comentado que la educomunicación está constituida por diferentes actividades específicas, quizá desde el punto de vista de este trabajo, es la formación de conocimientos, conciencias, habilidades, actitudes y aptitudes. Pero la discusión de estos principios fundamentales, no se agota en la descripción y explicación por separo, aislada, fragmentada y ahistórica de lo que entendemos por cada uno de los componentes de la comunicación educativa, requerimos por ello dar un "salto cuántico" para ubicarnos en un marco de distinción que nos aproxime a cómo entender el fenómeno educomunicativo en nuestros tiempos.
La realidad contemporánea se mueve a un ritmo vertiginoso, produciendo situaciones y eventos que resultan ser inexplicables para los saberes que hasta este momento se habían constituido como capaces de develar toda situación posible. Ante tal circunstancia aparecen la duda e indeterminación sobre cómo se está configurando el mundo. La ciencia tradicional que se había fincado en el modelo cartesiano-newtoniano, concebía al mundo de manera segmentaria y fragmentada en términos de que separaba alma y cuerpo, hoy en día se ve fuertemente cuestionada con respecto a la multiplicidad de fenómenos que no aceptan fronteras y limitaciones en sus interacciones y que se expresan a través de estar interconectados unos con otros.
Con esto podemos establecer que un nuevo orden sociohistórico se está gestando, el cual requiere de nuevas argumentaciones para lograr el estado de equifinalidad que requiere todo sistema de conocimiento. Un caso lo tenemos en el desarrollo de saberes y su utilidad en el campo de aplicación colectivo-profesional y por supuesto humana. Durante la modernidad imperó en la órbita de las dimensiones universitarias un solo tipo de discurso: el científico, su pretensión era la búsqueda del saber por el saber y de la verdad como fundamento de todo progreso, en tanto esto existía, se podía decir que el manejo de habilidades de conocimiento estaba sustentada por especialistas cuyo nivel de competencia se basaba en la aplicación práctico-concreta de enunciados y lenguajes denotativos y descriptivos.
Bajo esta situación era poco probable que existieran otros usos o que distintos lenguajes se mantuvieran como estructuras expresivas emergentes. Así el aprendizaje y la formación fueron dos caminos que se cimentaron a partir del enfoque técnico de la ciencia, cuyo eje fundamental era el de la neutralidad valorativa y objetividad pura. En nuestros ámbitos de turbulencia la noción clásica de oraciones enunciativas se ha des-fondado en el plano de las exigencias que está marcando la ruta posmoderna. El saber y las formas de intercambiarlo no son desde la noción conocida maneras de encontrar la verdad o simples aplicaciones prácticas. Esto quizá funcionaba para una sociedad obsesionada en la trascendencia del hombre derivada de la idea ilustrada del progreso y la razón.
Ahora, en tanto que se ha desvanecido el referente dado en la modernidad acerca de un proceso lineal que culminará con la edad adulta y el reino de la felicidad material y por ende el correlato de que todo conocimiento debía definirse por su criterio emancipatorio, nos encontramos ante escenarios locales, regionales y mundiales que ya no responden a ese ideal, y que ya no interactúan de acuerdo al orden lógico definido por la época moderna. Más bien sus interacciones en vez de situarse bajo una sola visión, se manifiestan en forma de trayectorias cruzadas que dan la idea de que el espacio humano es una suerte de hibridización que necesitamos enfrentar con distintas herramientas y habilidades, por ello nos vemos en la necesidad de entender que
Con el término saber no se comprende, solamente ni mucho menos, un conjunto de enunciados denotativos, se mezclan en él ideas de saber-hacer, de saber-vivir, de saber-oír, etc. Se trata entonces de unas competencias que exceden la determinación y la aplicación del único criterio de verdad, y que comprenden los criterios de eficacia (cualificación técnica), de justicia y/o de dicha (sabiduría ética), de belleza sonora, cromática (sensibilidad auditiva, visual), etcétera11.
Esto implica que la comunicación educativa, como ya lo vimos desde la visión holista, no sólo debe ampliar por sí misma su significado como portavoz de la interacciones para la formación de los individuos, sino también, aprovechar la emergencia de las competencias ya citadas para desplazar el discurso y el lugar tradicional de aprendizaje hacia otras instancias y esferas de acción, que no necesariamente se dan en la escuela y desde el punto de vista racional.
Entendamos que los conocimientos que se están gestando y reconociendo como válidos para su asimilación y uso devienen fundamentalmente de su capacidad de ser intercambiados y puestos a disposición de quien los requiera para nuevamente ser reutilizados y así en una serie de circuitos conectados que funcionan de manera circular, en ese sentido, es y será la comunicación en los próximos años, no sólo la cadena de enlace para el aprovechamiento de competencias, sino el dispositivo que reoriente y redefine tales competencias en función de las necesidades de la sociedad; en suma, será la educomunicación la que a través de la circulación y aprovechamiento de saberes determinará cuales son vigentes y cuales caen en desuso para la formación de quienes podrán ejecutarlos, vivirlos y sentirlos.
En este sentido vamos a comprender que la comunicación educativa se constituye para sí misma y para el entorno como un mecanismo autopoiético de estructuración y disipación de realidades. Para sí misma porque continuamente tendrá que reactualizarse en la manera en cómo va formando a los individuos, en función de los cambios del sistema, y para el entorno porque será quien notificará la validez y la pertinencia de esas competencias del saber.
Este caso por el cual la comunicación educativa será informada e informará, nos hace reflexionar acerca de que no existe en el plano de los intercambios y en los productos de las interacciones, una ruta que indique a donde van a parar con exactitud los conocimientos y las habilidades que aprendemos de ella, así como el tipo de competencias que se necesitan para comprometernos con el mundo actual, sólo se puede entender que en función de la realidad actual, todo aquello que llegue a nuestras manos y cumpla con la labor de formarnos y que nos de las aptitudes y las actitudes para enfrentar nuestro contexto será empleado para los fines de un determinado momento y dejado de usar en tanto en sí mismo, no pueda dar respuesta a nuestros aprendizajes y por tanto no nos permita ser competentes en la situación contextual. Pero eso que hayamos utilizado podrá ser reciclado por otros(s) para que pueda reconstituirse en nuevo uso para otra instancia diferente y así en una dialéctica de "vuelta de tornillo".
Esta forma de movilizar los saberes, las competencias y las capacidades de formación nos dicen que debemos estar preparados para construir una educación para la incertidumbre, la cual deje entrever que los conocimientos y habilidades asimiladas para un instante de realidad, no son un bien o servicio simbólico que resuelva para siempre mi sentido de formación, y por ende de respuesta a todas las interrogantes que se aparezcan, con ello se difuminan los fundamentos de los fines últimos, y nos vaciamos hacia una realidad que ordena-desordena-ordena y vuelve a girar en un tono de suavidad y de adelgazamiento complejo.
Frente a la producción y el consumo, el eterno retorno de la circulación de bienes, servicios, mensajes nos hace perder, a fuerza de movimiento, el sentido mismo de la dirección. Si bien en la producción (neguentropía) y en el consumo (entropía) el destino de los productos aparece marcado por el sentido de la acción, en la fase tardo capitalista acelerada de bienes y servicios no hay dirección ni sentido posible. Todo es autorreferente, y el mundo inhabitable porque no hay tiempo para trabar hábitos pues la condición de la lógica capitalista que garantiza la producción circulante es justamente cambiar constantemente de posición12.
Por esto nuestra formación mediante la interacción expresiva no puede ser única, debe proveernos y pertrecharnos de aquellas fuerzas centrífugas que nos ponen en la discusión sobre un fundamento integral de la condición humana en su contexto, y no sólo en el ámbito de una verdad racional-empírica-solipsista. Tales dimensiones nos obligan a preguntarnos cuál es el ropaje que podemos ponernos para estar a la "moda" de la circunstancia contemporánea, en este caso, encontramos cuatro dimensiones que servirían de bosquejos temporales para asumir una posición ante aquellas realidades alternas que se abren.
La primera de ellas es el aprender a conocer, el cual define que el conocimiento no es algo tenga un ciclo en alguna etapa de nuestra vida, sino que el saber es la condición hermenéutica de la existencia humana.
La segunda es aprender hacer, el cual, valora que los conocimientos aprendidos puedan ser aplicados adecuadamente al campo profesional.
La tercera aprender a convivir juntos? "actuar con competencia social y bajo juicio para edificar la utopía necesaria y a trabajar por la paz, reconociendo y subsanando las diferencias entre las personas y entre las culturales"13.
La cuarta es aprender a ser, reiterar el compromiso de ser humanos y no "cuerpos burocratizados que funcionan". En este último factor descansa a mi parecer el camino de continuidad de la especie humana en este devastado planeta, y es que "formar para ser" implica desestructurar la concepción de ente social para reconstruirlo como persona. "La persona se pone de manifiesto como un ser individual; un ser con interioridad; un ser racional; un ser en relación; un ser para la libertad; un ser con un sentido y un proyecto"14.
La apuesta por la educación y la comunicación en nuestros espacios de realización se resume en dos cuestiones básicas:
1. Aprender a formarnos en un contexto de totalidad, a ritmos y tonos de indeterminación. 2. Aprender a reconocernos en nuestras dimensiones múltiples como personas.
Quizá esto posibilite la motivación para poder hacer algo por nosotros y no sentirnos como alguien más en este globo aún azul.
Notas:
1 Galindo Cáceres, Luis Jesús, (1998), Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación, México, Addison Wesley Longman-CONACULTA.2 Ibáñez Jesús, (1991), El regreso del sujeto. La investigación social de segundo orden, Madrid, Siglo XXI.3 Aguilar Rivero, Mariflor, (1995), Diálogos sobre filosofía contemporánea, México, UNAM, p. 133.4 Martín Serrano, Manuel, (1990), Fuentes teóricas de la teoría de la comunicación, Madrid, Mimeo, Universidad Complutense de Madrid.5 Fernández Moreno, Juan Manuel (1999). Paulo Freire: una propuesta de comunicación para la educación en América Latina. Razón y palabra [Revista electrónica], 4 (13). Disponible en: <http.//www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/>. p. 5.6 Galindo Cáceres, Luis Jesús, (1994), Comunicación y organización social, México, Premia Editora, La Red de Jonás, p. 91.7 Barrera Morales, Marcos Fidel, (2003), Modelos epistémicos, Colombia, Cooperativa Editorial Magisterio Colección Holos Magisterio, Holística y Comunicación, p. 79.8 Marcos Fidel Barrera Morales, Op. cit., p. 85.9 Jorge Sierra, Elena, (2002), La investigación social y el dato complejo. Una primera aproximación, Murcia, Publicaciones de la Universidad de Alicante.10 Marcos Fidel Barrera Morales, Op. cit., p. 83.11 Lyotard, Jean Francois, (1990), p. 44, Op. cit., en: Orozco Fuentes, Bertha, (2000), "De lo profesional a la formación en competencias: giros conceptuales en la noción de formación universitaria" en Valle Flores, María de los Ángeles, coordinadora, Formación en competencias y certificación profesional, 2da edición, México, UNAM, CESU, p. 117, (las cursivas son de la autora).12 Sierra Caballero, Francisco (1999). El objeto-problema de la comunicación educativa. De la interdisciplinariedad a la apertura compleja del campo de investigación. Razón y palabra [Revista electrónica], 4 (13). Disponible en: <http.//www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/>. p. 3.13 Bertha Orozco Fuentes, Op. cit., p.129.14 Carena de Peláez, Susana, (Año XXXIX, No. 120, I, 1995), "La evaluación educativa y sus potencialidades formadoras", en: Revista interamericana de desarrollo educativo, Estados Unidos de América, Centro Editorial la Educación, Departamento de Asuntos Educativos de la OEA, p. 63.
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MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y VIOLENCIA
Tomado del artículo medios de comunicación y violencia del autor: Javier Esteinou Madrid, publicado en la revista Comunicación Educativa, Número 13, Año 4, Enero – Marzo 1999, disponible en el sitio internet:
http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n13/medyviol13.html
INDICE I.- TELEVISION Y POLITICAS CULTURALES.
II.- CAPACIDAD PERSUASIVA DE LA TELEVISION.
III.- TELEVISION, CULTURA Y VIOLENCIA.
IV.- ¿ QUE HACER ?
V.- NOTAS.
VI.-DOCUMENTACION CONSULTADA.
I.- TELEVISIÓN Y POLÍTICAS CULTURALES. Tradicionalmente, el diseño y la reflexión de sobre políticas culturales en México se han caracterizado por considerar las problemáticas de los campos educativo, museográfico, arqueológico, etnográfico, operístico, dancístico, musical, literario, etc., pero sistemáticamente no han incluido la de los medios de comunicación. Esta omisión, por una parte, ha dejado una laguna esencial en el terreno educativo del país que ha generado un alto costo espiritual, y por otra, ha provocado una enorme contradicción entre lo que se siembra en la escuela por la mañana y lo que se destruye cognitiva y afectivamente por la tarde y noche, a través de los medios de comunicación.
Así, en primer término, al construir las políticas culturales sin incorporar los modernos medios de comunicación, el sector intelectual del país sólo ha pintado la sombra del problema y no ha tocado la esencia de la realidad que vivimos en la sociedad mexicana contemporánea de finales del siglo XX. Es decir, se aborda la realidad cultural del México del siglo XIX, en el que no existía la comunicación de masas, y no la de finales de este milenio dónde constatamos que si algo ha cambiado tajantemente la realidad ideológica del país después de la Conquista Española, la acción de la Iglesia y de la intervención del aparato educativo en nuestra sociedad, es la presencia de los medios electrónicos de información y la generación de su correspondiente cultura de masas. Es más, se puede decir que en las generaciones actuales de niños y jóvenes existe una mentalidad, una sensibilidad y una imaginación nacionales diferentes, antes y después de la aparición de los canales de comunicación colectivos, particularmente de la radio y la televisión.
En segundo término, al pasar por alto esta realidad se ha permitido flagrantemente que la educación que el Estado mexicano imparte con muchísimos esfuerzos sea borrada por los medios de comunicación, en especial, la televisión.
Con ello, el sector intelectual "incluso crítico" dedicado al examen de los procesos de comunicación y cultura nacionales ha ignorado que el surgimiento de los medios colectivos de información no sólo han transformado radicalmente la estructura mental de nuestra sociedad civil, sino que han creado una nueva dimensión ideológica del Estado nacional, vía la moderna extensión cultural de éste a través de los aparatos de información. Esto significa que, con la presencia de los medios de comunicación, sobre todo con la actuación de la televisión, el Estado mexicano ha sufrido una gran mutación estructural, pues sus tareas de construcción, dirección y cohesión ideológica se han extendido y dado origen a una nueva faceta del poder nacional: el Estado Ampliado Mexicano.
Este flamante Estado Ampliado se ha caracterizado porque gracias a los apoyos tecnológicos que le brindan los canales de información, ha conquistado una gran capacidad orgánica para realizar de manera más competente sus funciones culturales como instancia rectora de la sociedad. Por esto, el nacimiento y la expansión de esta nueva zona del Estado Ampliado Mexicano se encuentran en íntima correspondencia con la evolución y organización que adopta cada nuevo sistema y proceso de comunicación aparecido en nuestro territorio.
Pero las implicaciones de la presencia de este moderno Estado Ampliado en nuestra sociedad, no sólo abarca la transformación de la estructura del Estado, sino que también ha producido, en los últimos setenta años, un silencioso cambio drástico en la correlación de fuerzas culturales y educativas que han delineado el proyecto ideológico del país, pues ha hecho posible la rápida y fuerte acción de nuevos grupos en la esfera cultural: el privado y el transnacional. Así, las fracciones monopólicas privadas supranacionales en poco tiempo han propiciado un cambio mental y han construido e internalizado en la población, especialmente infantil y juvenil del país, otro proyecto cultural de sociedad, diferente al que por decenios ha planteado el Estado tradicional.
De esta manera, la capacidad de educación y de dirección de la sociedad que el Estado mexicano ganó a través de las armas durante la Revolución de 1910, hoy se ha perdido aceleradamente por no aplicar un control cultural sobre los medios electrónicos de comunicación. En otras palabras: el espíritu, la utopía y la visión del hombre que creó el movimiento insurgente de principios de siglo rápidamente se perdió por la oficialización que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hizo de este movimiento y porque el proceso de industrialización surgido en el país desde 1920 creó, primero a través de la radio y después de la televisión, una esperanza denominada "consumo" que con el tiempo se ha convertido en la religión moderna, particularmente en las ciudades.
De esta forma, al permitir el Estado mexicano que los medios de comunicación fueran dirigidos desde su origen por los fenicios de las ondas hertzianas y al conceder que éstos se desarrollaran con una autonomía ideológica casi absoluta, autorizó al mismo tiempo que se perdiera nuestro proyecto cultural, que es el único respaldo que le sirve de base para gobernar como Estado nacional. Esto debido, a que la intencionalidad marcadamente mercantilista de los medios de comunicación ha corrido y anulado con gran rapidez la frontera ideológico-cultural del país, que es nuestro principal dique mental para sobrevivir como nación autónoma frente al mundo externo. Así, hoy hemos adquirido profundamente otra forma de ver al ser humano, al mundo, al universo y a la vida, sin ser éstas las bases culturales que requiere nuestra sociedad para avanzar y crecer. II.-CAPACIDAD PERSUASIVA DE LA TELEVISION. Dentro del contexto de evolución de las sociedades modernas es necesario considerar que la televisión se ha convertido en el principal medio de comunicación colectiva de nuestra civilización, ocupando un papel central en el desarrollo de las mentalidades y sensibilidades; y por lo tanto, en el desarrollo del país. Hoy día la televisión se ha convertido en el sistema nervioso fundamental del avance o retroceso de nuestra cotidiana cultura nacional (1).
Por ello, aunque estamos conscientes que la televisión no produce efectos automáticos sobre el auditorio. Que no es una aguja hipodérmica que inyecta mecánicamente sus contenidos en los cambios de la población. Que existen múltiples formas de interpretar por parte del auditorio los mensajes televisivos que recibe. Que por parte de los emisores no existen efectos acabados sobre los auditorios como hemos creído en años anteriores. Que no es omnipotente para producir procesos mágicos. Que normalmente refuerza tendencias previamente ya existentes en el seno de las comunidades. Que la conciencia humana no solamente se produce por la acción simbólica de la televisión, sino por un conjunto más amplio de relaciones sociales y de redes culturales que impactan sobre la inteligencia y la sensibilidad de los individuos. Que su efectividad de convencimiento no depende totalmente de las imágenes que se transmiten sino de otros procesos sociales complementarios, etc. También sabemos que, a través de las propiedades físicas que ha conquistado y de los hábitos educativo-culturales que ha formado, la televisión cuenta con un alto margen de eficacia persuasiva comprobada para crear y cambiar las formas de pensar y actuar en México.
En la actualidad debemos tener presente que en nuestro país, frente a la tradicional acción del sistema escolar y religioso, la televisión se ha convertido en la principal red educativa capaz de cambiar, con mayor rapidez y agilidad, las cosmovisiones, los valores, los sentimientos, las actitudes, los hábitos y las conductas de los receptores. En una idea, dirige la cultura cotidiana en cada sexenio de gobierno. Así, la televisión se ha convertido en el principal mediador cultural, a través del cual el Estado articula ideológicamente a nuestra sociedad, convirtiéndose en la principal organizadora colectiva de la historia moderna de México.
Sin embargo, esta mediación central que ejerce la televisión entre gobierno y sociedad, no significa, en ningún momento, que la capacidad de persuasión que realiza sea omnipotentemente eficaz para convertir en socialmente dominante cualquier mensaje transmitido por ésta y mecánicamente doblegar las conciencias y las acciones de todos los ciudadanos que son tocados por los mensajes que transmite ésta. La fuerza de convencimiento de la televisión tiene límites de competencia muy precisos, y los principales son los tres siguientes:
Primero, las informaciones televisivas que leen, decodifican e interiorizan los receptores nunca se asimilan homogéneamente en todos ellos con el mismo signo ideológico e intensidad personal con la que se emiten, sino que varían según son sus situaciones históricas, antropológicas, religiosas, económicas, familiares, políticas, culturales, materiales, regionales, étnicas, productivas, etc., que los determinan como seres humanos. No debemos olvidar que los públicos no son pasivos, ni neutros, ni socialmente vírgenes, sino que éstos practican sus propios procesamientos del universo de sentidos que la televisión les ofrece de acuerdo a sus propias experiencias de vida y sus inserciones sociales (2).
Segundo, la habilidad seductora de la televisión nunca puede rebasar el peso de la realidad que enfrentan los espectadores, pues siempre las circunstancias de sus vidas concretas son más fuertes que el poder que alcanza la información y las imágenes audiovisuales que se difunden. Es necesario subrayar que la televisión no sustituye a la dinámica económica, política y social, sino que la apoya o debilita con base en los proyectos globales que existen detrás de ésta. De lo contrario, sobrevaloraríamos el papel colectivo de la televisión al otorgarle fantasiosamente una absoluta propiedad transformadora, cuando en verdad sólo es una tecnología muy perfeccionada de promoción de intereses o políticas precisas.
Tercero, cuando la gama de discurso que transmite la televisión encuentra las condiciones psicológicas favorables en los campos de conciencia de los públicos, éstos son asimilados funcionalmente en un alto porcentaje y viceversa.
Sin embargo, no obstante la existencia de diversos límites reales en la tarea de mediación social que realiza la televisión entre pueblo y gobierno, su capacidad de persuasión y de movilización de la población en el país ha sido tan eficiente en diversos momentos, que ha generado fuertes fenómenos sociales de signos contrarios. Así, por ejemplo, en un sentido positivo constatamos cómo a través de las acciones promocionales de la televisión, se colaboró a educar a la población para reducir en la década de los ochentas la tasa de crecimiento demográfico del 4.3% al 2% construyendo un nuevo modelo cultural de familia basado en cuatro miembros: padre, madre y dos hijos. De igual forma, se ha contribuido a alfabetizar y a otorgar instrucción básica a través de la telesecundaria a miles de mexicanos, a tal grado, que de 1983 a 1987 se redujo el índice de analfabetismo en sujetos mayores de 15 años del 14 al 7.1 %, alfabetizando a más de 3 millones 300 mil mexicanos. Esto significa que hay 92 de cada 100 mexicanos adultos que ya saben leer y escribir en el país (3).
De la misma manera, ha promovido permanentemente la educación colectiva civil para lograr la donación altruista de sangre a hospitales y bancos de plasma (4). Asimismo, con apoyo de las campañas de prevención médica vía televisión, la acciones del sector salud, la participación de 600 mil voluntarios y la instalación de 80 mil puestos de vacunación, se pudo inmunizar en dos fines de semana de 1987 en todo el territorio nacional a más de 12 millones de niños contra la poliomielitis, a 10 millones de pequeños contra la difteria y la tosferina, y a 2 millones de niños contra el sarampión, que en conjunto han alcanzado reducir en más del 35 % las enfermedades infantiles en la República (5).
También, por la acción instructiva de la televisión y otros medios de comunicación, se ha formado en los últimos dos sexenios una nueva cultura financiera de masas que ha logrado crear una base de educación económica que permite que la clase media y algunos sectores de la clase popular sepan cómo invertir sus ahorros en diversos instrumentos de capitalización, como son los diversos plazos bancarios, en renta variable, cetes, dólares, UDIS, papel comercial, petrobonos, acciones de empresas, etc. En los mismos términos, en los spots televisivos transmitidos de 1984 a 1985 consiguieron abarrotar los Registros Civiles del país para regularizar las uniones libres de las parejas y registrar oficialmente a sus hijos. En idéntico sentido, la repetición publicitaria a través de la televisión ha creado en las ciudades desde hace 15 años a la fecha una cultura de uso de la toalla sanitaria que las mujeres urbanas, y se nota cada vez más con marcada claridad, que también ya empieza a surgir en el campo.
Igualmente, se logró que los ciudadanos hicieran valer más sus derechos como compradores mediante la educación televisiva que ha proporcionado el Instituto Nacional del Consumidor y la Procuraduría Federal del mismo en los últimos 12 años (6). De igual forma, se obtuvo que a través de la promoción televisiva más de 80 mil pedalistas participaran en 1987 en el Paseo Ciclista de la Constitución, 15 mil atletas asistieran a la Sexagésima Tercera Carrera de la Constitución en el D.F. y 4 mil deportistas estuvieran presentes en el IV Maratón Deportivo Guadalajara (7).
También a partir de la difusión de la propaganda audiovisual sobre la prevención de los accidentes de trabajo y la capacitación de aproximadamente un millón de funcionarios públicos por el Instituto Mexicano del Seguro Social, se obtuvo que los percances de trabajo en las empresas se redujeran el año pasado en 57 % (8). En idéntico sentido, a través del incremento de las campañas publicitarias, en 80% en prensa, 110 % en revistas, 85 % en radio y 200 % en televisión, la iniciativa privada pudo sostener la demanda de consumo de la población en ciertos renglones excepto el sector textil, la industria zapatera y la industria automotriz que fueron afectadas drásticamente por la crisis económica de 1987 (9). Asimismo, mediante la promoción televisiva y la preparación de 450 mil promotores del voto por parte de la Federación de Trabajadores al Servicio del Estado se logró que el 85 % de los ciudadanos en edad de votar se registraran voluntariamente en el Padrón Electoral para participar en las elecciones presidenciales de 1988 (10).
Igualmente, otro caso sumamente meritorio de persuasión y movilización de la sociedad mexicana ocurrió ante los terremotos de 1985, donde a través de la televisión y otros medios de comunicación, el conjunto social se sensibilizó de la magnitud de la tragedia y logró vincular las urgentes demandas de socorro con los ofrecimientos de ayuda voluntaria de los ciudadanos, creando un movimiento de solidaridad civil que no se había presenciado en las últimas cinco décadas (11).
Mediante otras acciones persuasivas la televisión nos ha reeducado cotidianamente para sustituir en nuestro registro de domicilio la colonia por el código postal. Para agregar otra cifra cabezal por zonas cuando el número telefónico rebasó los seis dígitos. Para aceptar las nuevas instalaciones en nuestro hogar que permitieron el cambio de voltaje de 120 a 110 volts. Para cambiar las placas al nuevo sistema de referencia permanente. Para pagar los impuestos de las personas físicas y morales en las fechas indicadas. Para obtener nuestras nuevas credenciales de elector, etc.
Sin embargo, por otro lado, en un sentido negativo presenciamos cómo la televisión y otros medios electrónicos no ha educado para propiciar a lo largo de los años un permanente ciclo consumista que provoca el desperdicio de gran parte de la energía de nuestra sociedad. A través de las imágenes que diariamente se difunden, constatamos cómo la televisión reconstruye en la pantalla otro país que no es México. De igual forma, mediante los valores televisivos que se proyectan, observamos como la televisión ha generado un fuerte corrimiento de la frontera ideológica nacional que ha propiciado la desmedida admiración por el estilo de vida y éxito norteamericanos y el rechazo a los netamente local, etc. III.-TELEVISIÓN, CULTURA Y VIOLENCIA. El gran desarrollo tecnológico que ha alcanzado la industria audiovisual en México comprueba la gran capacidad transformadora de concepciones y hábitos de los ciudadanos que posee la televisión en nuestro país. Esta capacidad persuasiva se amplifica mas cuando observamos, por una parte, que dicha institución audiovisual se ha convertido para las colectividades en una fuente muy importante de conocimiento y educación cotidiana de la realidad, especialmente en las comunidades humanas urbanas; y que por otra parte, el promedio de exposición de la familia mexicana a la televisión es superior a 49.5 horas por semana y esta práctica va en aumento con los nuevos sistemas de televisión por cable, la subscripción a domicilio, la presencia de la televisión directa y la expansión de las nuevas tecnologías de información en nuestro país (12). Este poder real que ha conquistado la televisión mexicana sobre los campos de conciencia de los diversos auditorios nacionales, a largo plazo, ha producido en el país múltiples fenómenos culturales de diverso signo, entre los cuales, destacan la generación de diversas clases de violencias sobre los telespectadores, como son la violencia por exposición y la violencia por omisión.
En primer término, en relación a la violencia por exposición constatamos que la televisión a través de la difusión de su enorme gama de programas agresivos ha contribuido a crear un clima favorable para la expansión de la violencia al interior de la sociedad. Por ejemplo, al terminar la enseñanza secundaria un joven normal ha pasado frente al televisor el doble del tiempo del que mantuvo como asistencia a la escuela, o sea nueve años. En dicho lapso su cerebro habrá registrado las imágenes de aproximadamente 150,000 episodios violentos y unas 25,000 muertes (13).
Incluso, dicha realidad se ha incrementado al grado que en los Estados Unidos se calcula que actualmente las imágenes violentas aparecen a razón de 25 veces por hora (14). Por ello, tenemos que preguntarnos e investigar, si nuestra televisión nacional importa en un alto porcentaje la programación norteamericana, especialmente en esta fase de globalización e internacionalización cultural en la que ha entrado el país, ¿ Cuántas escenas violentas se están recibiendo en nuestros hogares mexicanos que cuentan con una legislación y práctica normativa más abierta, liberal y corrupta que la anglosajona ?. ¿ Qué efectos esta causando ese caudal informativo sobre nuestras nuevas generaciones en etapa de formación psíquica y espiritual ?. ¿ Hasta dónde el clima de violencia e inseguridad, especialmente urbana, que crecientemente vivimos en las principales ciudades del país, ha sido aprendido o reforzado educativamente por el universo simbólico cada vez más violento que transmite la televisión mexicana ?.
Frente a este panorama debemos de tener presente que en los países altamente industrializados se ha comprobado que en la medida en que aumenta la exposición de suicidios en las imágenes televisivas, también se eleva el porcentaje de suicidios entre jóvenes y niños de las comunidades humanas; o en la medida en que se incrementan las exposiciones de contenidos con violaciones sexuales hacia el sector femenino, se expande en la sociedad las agresiones sexuales a las mujeres.
Por otra parte, hay que considerar que "el impacto mental que el crimen televisado provoca en cualquier espectador, constituye una simulación peligrosa. Los adultos se pueden defender más de estas fantasías, pero los niños y los jóvenes, dan por hecho que un fuerte garrotazo en la cabeza de un contrincante le hace caer de forma muy chistosa y además se repone fácilmente del dolor. Por ello, es necesario que la escuela y los padres eduquen a los hijos frente a este tipo de alteraciones de la realidad. Deben explicarles, por ejemplo, que un golpe en la cabeza de un ser humano puede provocarle un daño irreparable. Que el respeto a la integridad física de los demás es un deber fundamental y que la violencia es el estado más deplorable de la conducta humana" (15).
En segundo término, en relación a la violencia por omisión encontramos que la televisión ha producido otro tipo de agresión que ha sido la espiritual, pues ha impuesto gradualmente sobre la conciencia del país otro proyecto cultural distinto al que demandan nuestras bases psíquicas y culturales milenarias. En este sentido, podemos decir que el Estado mexicano está profundamente extraviado en su proyecto cultural, pues ha permitido la construcción de un programa mental, que por medio de la televisión y otros medios de información electrónicos, está formando generaciones de hombres enanos, ya que nos ha hecho creer profundamente que lo importante en la vida son los valores intranscendentes de la frivolidad y el consumo, y no los principios del reconocimiento, la autoestima, la aceptación del otro y el crecimiento personal. La televisión ha colocado el éxito del individuo en la capacidad que tiene para adquirir y acumular bienes, y no en la facultad para desarrollar su interior y aumentar su capacidad de amar.
Por todo lo anterior, no obstante que en la actualidad contamos con una mucho mayor cantidad de recursos tecnológico-comunicativos, sabemos cada vez menos de nosotros como país y como seres humanos, y estamos perdiendo nuestra identidad nacional. Hoy, la televisión reproduce a colores y en tercera dimensión una nueva versión de la conquista.
Esto significa, que en la actualidad la principal fuerza educativa que guía a nuestra sociedad ha sido desplazada del tradicional sistema educativo a la red de los medios de comunicación de masas. Por esto, hoy día la verdadera dirección ideológica de nuestra sociedad ya no se construye cotidianamente desde el aula u otras instituciones culturales, sino desde los canales colectivos de información, y en particular desde el aparato televisivo.
De esta forma, el modelo mental que los medios imponen, ha acelerado el rompimiento de la relación trigeneracional que se establecía entre hijos-padres-abuelos, principal sostén cultural de este país en los últimos 400 años. Así, amparada por la ideología de la modernidad y la globalización, en menos de una generación, en nuestras conciencias grupales se ha sembrado masivamente lo transnacional estadounidense, al grado de que hoy podemos decir como lo señala Carlos Monsivais, que en el territorio mexicano ya nació la primera generación de estadounidenses. Hoy, ya hemos perdido la memoria de nuestro proceso histórico y, en menos de cuatro decenios, hemos adquirido la memoria de lo multinacional.
Todo lo anterior se confirma cuando observamos que los niños mayores de seis años conocen más la información televisiva que la transmitida en la escuela primaria o otros órganos culturales. Por ejemplo, en el terreno de la realidad nacional el 77% de los pequeños retienen más frases como "La chispa de la vida" o "Recuérdame" y sólo el 49% conserva otras como "¡Viva la Independencia!", "La solución somos todos" o "El respeto al derecho ajeno es la paz". De igual manera, mientras que casi la totalidad de los niños (92%) retiene la imagen del Gansito Marinela, menos de dos terceras partes (64%) identifica la Columna de nuestra Independencia o al cura Hidalgo. El 63% de los niños asocia fácilmente el tema de la tarjeta de crédito "Carnet" y sólo el 43% reconoce la frase "El respeto al derecho ajeno es la paz". En resumen, observamos que de cada diez personajes que los niños identifican, sólo tres son de la historia de México.
En el campo de la historia, el 67% de los niños identifican los días y horarios en que se transmiten sus programas favoritos de televisión, mientras que sólo el 19% enuncia las fechas en que ocurrieron los acontecimientos más significativos de la historia nacional. Los super héroes de la televisión como "La mujer maravilla", son más conocidos por los pequeños (98%) que los héroes de la Revolución mexicana (33%). "El Chapulín Colorado" es más evocado por los infantes (96%) que los Niños Héroes de Chapultepec (82%). "Supermán" está más presente en la mente de los pequeños (97%) que Don Benito Juárez.
En materia religiosa, no obstante que nuestra sociedad es acentuadamente católica, más de la mitad de los niños (56%) conoce el día en que se transmitía "Hogar dulce hogar", mientras que sólo el (86%) recuerda el día en que se celebra la Navidad. Mientras el 55% de los niños puede decir qué día se difundía el programa "Mis huéspedes", sólo el 32% sabe la fecha en que se celebra la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Los pequeños identifican mejor el logotipo de "Sabritas" (86%) que una hostia (46%).
En el área cívica, el 87% de los infantes conoce los días en que se transmiten los programas cómicos y sólo el 13% sabe la fecha en que toma posesión el Presidente de la República. Sólo el 8% conoce la fecha en que el primer mandatario rinde su informe anual, mientras que el 61% sí puede decir el día y la hora en que aparecen las series fantásticas. El 83% de los niños identifica el logotipo de los pastelitos rellenos y sólo el 63% conoce el Calendario Azteca. Mientras que el 81% de los pequeños evoca el logotipo de los productos "Marinela", sólo el 66% identifica el escudo nacional. Las tres cuartas partes (77%) de los niños identifican la imagen de Chicles Adams y menos de una quinta parte (17%) reconoce el Monumento a la Revolución. Finalmente, el logotipo de los chocolates "Carlos V" es más reconocido (77%) que el Monumento del Angel o la columna de la Independencia (40%) (16).
Incluso, este panorama cultural está por agravarse aún más por la apertura de nuestra economía al comercio internacional, dado el ingreso de México al GATT, la firma del Tratado Norteamericano de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y el debilitamiento de la política educativo-cultural del Estado Mexicano.
Si éstos son sólo algunos de los rasgos del retroceso de la identidad nacional que se experimenta en nuestro país, especialmente, en los niños y jóvenes, nos preguntamos ¿ Por qué el Estado mexicano ha permitido que la televisión concentre diariamente de forma mayoritaria la energía mental de la nación a través de sus horarios "Triple A" (7 a 10 de la noche) en hacer propaganda de cigarros, brandyes, rones, "alimentos chatarra", perfumes, etcétera, y no en fortalecer nuestras bases de reconocimiento e integración cultural como nación y comunidades humanas ?.
Por otra parte, si sabemos que cada niño que nace en México trae un compromiso heredado de más de 750 millones de pesos por concepto de deuda externa. Si cada vez más son los pequeños que intentan cruzar el río Bravo para trabajar como braceros en Estados Unidos. Si existen más de dos millones de chicos que piden limosna en las calles del país. Si la crisis económica ha obligado a que padre y madre trabajen y nuestros niños cada vez son más amamantados por la televisión. Si el 78% de las criaturas menores de cuatro años no alcanza la estatura y el peso normales debido a la desnutrición. Si antes de cumplir los cinco años, muere el 10% de la población infantil. Si el síndrome del niño golpeado ha aumentado un 30% en los últimos dos años. Si éste es el cuadro de vida de una gran mayoría de la niñez mexicana, cabe preguntar ¿ Por qué el proyecto de televisión dirigido a los infantes concentra su atención prioritariamente en las "televacaciones", las caricaturas agresivas, los programas de concursos infantiles, los comerciales para favorecer el consumismo y otras fantasías extranjeras, y no en impulsar el desarrollo educativo y humano de los pequeños ? (17). IV.- ¿QUÉ HACER ? Dentro de este contexto cultural modernizador de la sociedad mexicana podemos decir que aunque el Estado nacional cada día se esfuerza por ser mejor instancia rectora en el terreno de las relaciones económicas, políticas, ecológicas, comerciales, internacionales, laborales, productivas, etc; en el área cultural ha perdido la capacidad de conducción moral de nuestra sociedad. En este sentido, podemos decir que en los últimos decenios, en términos culturales el sector privado del país controlador los medios de comunicación y las corporaciones multinacionales, han sido las verdaderas secretarías de Estado que han influido en el intelecto y la emoción colectiva que han cohesionado al país.
Por ello, para corregir la dirección de nuestro espíritu nacional es fundamental estudiar el papel que desempeñan los medios electrónicos de comunicación, y particularmente la televisión, para diseñar nuevas políticas culturales, pues son esos canales los que están construyendo con mayor fuerza el proyecto mental cotidiano de la República. Dada la pérdida de la rectoría cultural de la sociedad mexicana por parte del gobierno, actualmente es Razón de Estado el planificar el funcionamiento social de los medios de información masiva para el desarrollo del país. Siendo que el corazón de la democracia hoy cruza por los medios de comunicación, la reforma del Estado existirá sólo en la medida en se reforme el funcionamiento social de los medios de comunicación colectivos en nuestro país.
Tenemos que considerar que debido a la aceleradísima transformación global que vivimos, de nada servirá intentar corregir los pies económicos, los brazos tecnológicos, las manos laborales, el estómago agropecuario, los pulmones ecológicos del país, etc; si no se modifica el alma mental que da vida a nuestra sociedad, pues el cuerpo, tarde o temprano, se volverá a desmoronar y cada vez mas con mayor profundidad. V.-NOTAS. (1) Para comprender porqué la televisión se ha convertido en el principal medio de comunicación en la sociedad contemporánea, consultar nuestro trabajo: Los medios de comunicación y la construcción de la hegemonía, Editorial Trillas, México, D.F., 1992, 200 páginas.
(2) Por otra parte, es alarmante y aleccionador para la sociología crítica del estudio del receptor, que quienes con mayor exactitud, sutileza y eficacia conocen el perfil de comportamiento del auditorio es el sector dominante, que impulsado básicamente por el capital industrial y comercial, se dedica, a través de las técnicas de la mercadotecnia y publicidad, a radiografiar los diversos patrones de aspiraciones, gustos, comportamientos, debilidades, actitudes, preferencias, inclinaciones, etc., del receptor, con objeto de integrarlo al proyecto de desarrollo del capital nacional e internacional. Javier Esteinou Madrid, El estudio materialista de la comunicación de masas, Cuadernos del TICOM No. 1, Taller de Investigación para la Comunicación Masiva, Departamento de Educación y Comunicación, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, marzo de 1979, p. 9.
(3) Hoy 92 de cada 100 adultos mexicanos saben leer y escribir, Excelsior, 13 de diciembre de 1986; Reconocimiento de la UNESCO al gobierno mexicano por los resultados de programas de alfabetización, Uno Más Uno, 9 de septiembre de 1987; Descendió el analfabetismo a 7.6%, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1987.
(4) Respuesta al festival del donador altruista de sangre, Excelsior, 14 de octubre de 1987.
(5) Las campañas de vacunación han logrado reducir 35% las enfermedades infantiles, Excelsior, 12 de marzo de 1986; El próximo sábado la segunda jornada de vacunación antipolio, Excelsior, 22 de marzo de 1986; Serán inmunizados contra la polio más de doce millones de niños, Excelsior, 14 de enero de 1987; Millón y medio de niños serán vacunados contra la polio en el D.F., Excelsior, 21 de enero de 1987; Aplicarán hoy a 12 millones de infantes la vacuna antipolio, Excelsior, 24 de enero de 1987; Se inmunizó contra la polio a 12 millones de infantes, Excelsior, 25 de enero de 1987; Aplicó la armada 75 mil dosis de vacuna antipolio, Excelsior, 29 de enero de 1987; Vacunados más de 10 millones de niños contra difteria y tosferina, Excelsior, 23 de mayo de 1987; Del 26 al 30, vacunas contra el sarampión: SSA, Uno más Uno, 20 de octubre de 1987.
(6) Cada vez más consumidores hacen valer sus derechos: Pliego Montes, Excelsior, 11 de febrero de 1987.
(7) Al maratón de Guadalajara 4,000 corredores, Excelsior, 4 de febrero de 1987; 15,000 atletas en la carrera de la Constitución, Excelsior, 8 de febrero de 1987; El paseo ciclista, un freno a la contaminación, Excelsior, 5 de junio de 1987.
(8) Bajaron los accidentes laborales en 57%: IMSS, Excelsior, 10 de febrero de 1987.
(9) Reconoció MMH el apoyo publicitario a las campañas del sector público, Excelsior, 29 de septiembre de 1987.
(10) Está preparando al FSTSE a 450,000 promotores del voto, Excelsior, 2 de julio de 1987.
(11) Esteinou Madrid, Javier, La reconstrucción y los medios de comunicación, El Búho, No. 15, suplemento cultural de Excelsior, 22 de diciembre de 1985; Esteinou Madrid, Javier, Televisión y memoria social (dos partes), El Búho, Nos. 35 y 36, Excelsior, 11 y 18 de mayo de 1986.
(12) La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
(13) La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
(14) La televisión sin cerillos quemó una casa, Excelsior, 7 de noviembre de 1993.
(15) La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
(16) La televisión y los niños. Conocimiento de la realidad televisiva vs. conocimiento de la realidad nacional, Cuadernos del Consumidor, Instituto Nacional del Consumidor (INCO), México, D.F., noviembre de 1982.
(17) Usos comerciales de la televisión infantil, Uno Más Uno, 9 de enero de 1988; Diario 5 denuncias de maltrato de menores en Chihuahua: Miranda G., Excelsior, 29 de octubre de 1992; En 6 meses el DIF recibió 119 denuncias por maltrato infantil, El Financiero, 13 de septiembre de 1993; Es inexistente en México una política que contemple a los niños. Ni siquiera ha sido planteada, Uno Mas Uno, 27 de octubre de 1993.
Simplemente en la ciudad de León, Guanajuato, los casos de "violencia interfamiliar" -maltrato a los hijos, la mujer y el anciano- aumentó tanto que en 1993 se presentaron 30 denuncias mensuales como promedio y en 1992 el Ministerio Público registró 203 casos de denuncias por rapto, secuestro y tráfico de menores. Creciente violencia intrafamiliar se registra en León: Alcántara S, Excelsior, 22 de febrero de 1993. VI.-DOCUMENTACION CONSULTADA. – Al maratón de Guadalajara 4,000 corredores, Excelsior, 4 de febrero de 1987.
– Aplicarán hoy a 12 millones de infantes la vacuna antipolio, Excelsior, 24 de enero de 1987.
– Aplicó la armada 75 mil dosis de vacuna antipolio, Excelsior, 29 de enero de 1987.
– Bajaron los accidentes laborales en 57%: IMSS, Excelsior, 10 de febrero de 1987.
– Cada vez más consumidores hacen valer sus derechos: Pliego Montes, Excelsior, 11 de febrero de 1987.
– Creciente violencia intrafamiliar se registra en León: Alcántara S, Excelsior, 22 de febrero de 1993.
– Del 26 al 30, vacunas contra el sarampión: SSA, Uno más Uno, 20 de octubre de 1987.
– Descendió el analfabetismo a 7.6%, Uno Más Uno, 27 de marzo de 1987.
– Diario 5 denuncias de maltrato de menores en Chihuahua: Miranda G., Excelsior, 29 de octubre de 1992.
– El paseo ciclista, un freno a la contaminación, Excelsior, 5 de junio de 1987.
– El próximo sábado la segunda jornada de vacunación antipolio, Excelsior, 22 de marzo de 1986.
– En 6 meses el DIF recibió 119 denuncias por maltrato infantil, El Financiero, 13 de septiembre de 1993.
– Es inexistente en México una política que contemple a los niños. Ni siquiera ha sido planteada, Uno Mas Uno, 27 de octubre de 1993.
– Está preparando al FSTSE a 450,000 promotores del voto, Excelsior, 2 de julio de 1987.
– Esteinou Madrid, Javier, El estudio materialista de la comunicación de masas, Cuadernos del TICOM No. 1, Taller de Investigación para la Comunicación Masiva, Departamento de Educación y Comunicación, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, marzo de 1979, p. 9.
– Esteinou Madrid, Javier, La reconstrucción y los medios de comunicación, El Búho, No. 15, suplemento cultural de Excelsior, 22 de diciembre de 1985.
– Esteinou Madrid, Javier, Los medios de comunicación y la construcción de la hegemonía, Editorial Trillas, México, D.F., 1992, 200 páginas.
– Esteinou Madrid, Javier, Televisión y memoria social (dos partes), El Búho, Nos. 35 y 36, Excelsior, 11 y 18 de mayo de 1986.
– Hoy 92 de cada 100 adultos mexicanos saben leer y escribir, Excelsior, 13 de diciembre de 1986.
– La televisión sin cerillos quemó una casa, Excelsior, 7 de noviembre de 1993.
– La televisión y los niños. Conocimiento de la realidad televisiva vs. conocimiento de la realidad nacional, Cuadernos del Consumidor, Instituto Nacional del Consumidor (INCO), México, D.F., noviembre de 1982.
– La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
– La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
– La violencia televisada produce graves y prolongados daños síquicos en los niños, Excelsior, 8 de agosto de 1992.
– Las campañas de vacunación han logrado reducir 35% las enfermedades infantiles, Excelsior, 12 de marzo de 1986.
– Millón y medio de niños serán vacunados contra la polio en el D.F., Excelsior, 21 de enero de 1987.
– Reconocimiento de la UNESCO al gobierno mexicano por los resultados de programas de alfabetización, Uno Más Uno, 9 de septiembre de 1987.
– Reconoció MMH el apoyo publicitario a las campañas del sector público, Excelsior, 29 de septiembre de 1987.
– Respuesta al festival del donador altruista de sangre, Excelsior, 14 de octubre de 1987.
– Se inmunizó contra la polio a 12 millones de infantes, Excelsior, 25 de enero de 1987.
– Serán inmunizados contra la polio más de doce millones de niños, Excelsior, 14 de enero de 1987.
– Usos comerciales de la televisión infantil, Uno Más Uno, 9 de enero de 1988.
– Vacunados más de 10 millones de niños contra difteria y tosferina, Excelsior, 23 de mayo de 1987.
LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA (NO VERBAL)
Este artículo LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA (NO VERBAL): APUNTES PARA UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN del Autor: Hugo Arturo Cardoso Vargas, publicado en la Revista Razón y Palabra, Número 13, Año 4, Enero – Marzo 1999, y se encuentra disponible en el sitio internet:
http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n13/apuntes13.html
Introducción:
La investigación educativa que se ha desarrollado en México tiene que ver con múltiples dimensiones; como son las condiciones sociales en donde se sitúan las clases sociales; los procesos de selección, jerarquización y evaluación del currículum: las distintas relaciones que se establecen entre maestro y alumno; en fin, la lista puede seguir.
Por eso se trata en este caso de abordar la investigación educativa desde la comunicación; pero no desde la comunicación verbal o iconográfica. Se trata de estudiar las distintas modalidades de la comunicación, pero desde la comunicación no verbal. Esto porque sin duda en el salón de clase, las distintas actitudes, comportamientos y movimientos que desarrollan tanto el maestro como el alumno no han sido considerados como tema de investigación desde el campo de la comunicación no verbal.
OBJETIVO. En todo caso de lo que se trata en esta propuesta de investigación es reconocer, registrar y sistematizar tanto las expresiones faciales y corporales, los movimiento de los cuerpos, los efectos emocionales y hasta la construcción (no verbal) de conceptos abstractos que se presentan, en el salón de clases, en la relación maestro y alumnos.
Para esto se tratará de analizar tanto la construcción del lenguaje del cuerpo, como los distintos sistemas de símbolos que implican ese lenguaje hasta poder ubicar el significado -atribuido y real- que cada gesto, movimiento y expresión adquiere en el contexto de una relación enseñanza aprendizaje y en una vinculación cara a cara.
El interés en esta temática de investigación obedece a que la información que se transmite por medio de gestos, movimientos y ex presiones es la primera que se recibe por parte del alumno; a pesar del evidente dominio de la explicación hablada que el docente puede -y debe- desarrollar en el desarrollo de la clase.
La hipótesis que se tratará de probar mediante esta investigación, es que -como en otros casos- en el salón de clases sólo entendemos lo que vemos; y lo que vemos en él son las expresiones, gestos y movimientos tanto de maestros y alumnos. Así pues, se piensa que mediante la mímica se hace visible lo invisible; por eso adquiere mayor importancia hacer visible lo que los participantes manifiestan con todos y cada uno de los distintos gestos, movimientos y expresiones; pero también lo es el saber lo que estas comunicaciones no verbales significan tanto para el alumno como para el docente y desde luego para el observador.
HACIA UNA TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL. Para acercarse a esta temática de la vida cotidiana en el salón de clases, se requiere la elaboración de un marco conceptual mediante el cual abordar teóricamente la comunicación no verbal existente en el aula.
Para la construcción de esta teoría de la comunicación no verbal debe empezar por reconocerse que según autores como Frazer los sistemas de comunicación tiene las siguientes cualidades. Se inicia con el sistema verbal, pasa por el de la entonación, el paralingüístico y concluye con el sistema kinésico.
De estos tres últimos sistemas se considera su cualidad de no verbales; en cambio el primero es necesaria e ineludiblemente verbal.
Por otro lado, tanto el sistema verbal como el de la entonación son mensajes lingüísticos; en cambio, los otras dos son lenguajes no lingüísticos.
Así mismo, el sistema kinésico, en tanto mensaje, es no vocal; por lo que respecta a los otros tres sí son, sin duda, vocales sus mensajes.
Por todo lo anterior Frazer propone que el canal tanto para la emisión como para la recepción del mensaje sea un canal visivo, para el caso del sistema comunicativo kinésico; en tanto que para la comunicación verbal, de entonación y paralingüístico se requiere de un canal auditivo.
Desde luego que para la construcción de este marco conceptual en torno a las distintas modalidades de la comunicación, se debieron revisar muchas otras de las propuestas teóricas en torno a la comunicación.
Así por ejemplo no puede olvidarse la existencia del conjunto de postulados que conforman la llamada teoría de las competencias comunicativas. Competencia comunicativa entendida como "el conjunto de precondiciones, conocimiento y reglas que hacen posible y actuable para todo individuo el significar y el comunicar" (Zuanelli Sonino, 1981).
Ahora bien, la competencia comunicativa se pone en marcha cuando el hablante, al intentar establecer un diálogo con el oyente, pone en funcionamiento todos o algunos de los distintos componentes de la comunicación (según Berruto 1974); como serían los siguientes:
1.- La competencia lingüística, que es la producción e interpretación de signos verbales; para esto requiere a su vez el hablante de capacidad fonológica, sintáctica, semántica y "textual". 2.- La competencia paralingüística que es la capacidad de modular algunas cualidades del significante. 3.- La competencia kinésica, es decir la capacidad de efectuar comunicación mediante ademanes y gestos corporales. 4.- La competencia proxémica que es la capacidad de manejar y controlar tanto las actitudes espaciales como las distancias personales durante el acto del habla. 5.- La competencia ejecutiva que es la capacidad de actuar y usar los actos ya sean lingüísticos o no lingüísticos para lograr la intención de la comunicación. 6.- La competencia pragmática que hace uso de los signos verbales y no verbales según las circunstancias y las intenciones de los hablantes. 7.- La competencia sociocultural que permite reconocer tanto las situaciones como las relaciones sociales que aparecen durante el acto comunicativo; así mismo facilitar el aribuir significados y elementos distintivos de determinadas formas culturales, presentes durante la comunicación.
LA COMUNICACION NO VERBAL. Desde luego que la comunicación no verbal viene a ser una práctica desde tiempo inmemorial.
Por eso pueden encontrarse distintos trabajos de investigadores que -entre otras cosas- se refieren a la comunicación no verbal. Tal es el caso pionero de Charles Darwin, quien en su Expresión de las Emociones en el hombre y los animales, escrita en 1872, inició los estudios relativos a las expresiones faciales tanto en primates como en el propio ser humano.
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