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Charles Darwin y el darvinismo

Enviado por mtamayo


Partes: 1, 2

    1. Sus ancestros familiares 2. Infancia y juventud, primeros estudios 3. Su vida en edimburgo (1825-1827 4. Su vida en cambridge (1828-1831) 5. El viaje del "beagle" (1831-1836) 6. En londres (1836-1842) 7. La vida en down 8. El círculo de amigos 9. Sus libros sobre evolución 10. Su obra botánica 11. Sus últimos años 12. Perfil humano de darwin 13. Impacto de la obra de darwin 14. Criticas a darwin y al darvinismo 15. Extrapolaciones abusivas del darvinismo 16. Estado actual de las ideas de darwin 17. Bibliografía

    1. Sus ancestros familiares

    Su padre, Robert Waring Darwin, era un famoso médico rural, hombre sencillo, miembro de la Sociedad Real de Londres. Robert Darwin era un padre dominante, por quién Charles sentía gran afecto, admiración y sobre todo respeto. Cuando Charles Darwin hablaba de su padre, le gustaba comenzar con la frase: "Mi padre, que fue el hombre más sabio que he conocido". Robert Waring Darwin era hijo del célebre médico, botánico y poeta Erasmus Darwin, eminente por sus conocimientos de ciencia, literatura y filosofía. Erasmus Darwin había expuesto en 1794 en su obra "Zoonomia, or the Laws of Organic Life", ideas acerca de la evolución biológica, las cuales eran vagas e inciertas, dado el nivel alcanzado por la biología de entonces. Erasmus Darwin era un furibundo antiesclavista, al igual que su amigo Josiah Wedgwood. Este último era un célebre artesano y ceramista, que fabricaba una cerámica fina tan solicitada que su familia alcanzó preeminencia social y seguridad financiera. Fue el creador del gres y el inventor del pirómetro que llevan su nombre. Construyó un pueblo modelo para los obreros de su fábrica, que llamó Etruria. El Doctor Erasmus Darwin se casó dos veces y tuvo 14 hijos. Del primer matrimonio, con Mary Howard, tuvo cinco hijos, de los cuales el tercero, Robert Waring Darwin, padre de Charles, se casó con Susannah Wedgewood, hija de Josiah Wedgewood. La madre de Charles Darwin, Susannah Wedgewood, poseía habilidad artística, inventiva y sentido práctico, así como una gran firmeza de carácter. Era miembro de la Comunidad Unitaria de Shrewsbury.

    2. Infancia y juventud, primeros estudios.

    Charles Robert Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Shrewsbury, una villa ubicada en Shropshire, en el oeste de Inglaterra. En ese entonces, Shrewsbury era una ciudad de unos 20.000 habitantes situada en el campo. Charles Darwin fue el quinto de seis hermanos, el segundo varón, todos nacidos muy seguidos: Marianne, 1798; Caroline, 1800; Susan, 1803; Erasmus, 1804; Charles, 1809, y Catherine, 1810. La casa de los Darwin, "The Mount", estaba en Shrewsbury, a 35 km. de Maer, donde vivían los Wedgewood. Su madre falleció cuando Charles tenía 8 años, el 15 de julio de 1817. En consideración al luto de sus hermanas se evitaba hablar de ella. En años posteriores solamente recordará de su madre su lecho de muerte, su traje negro de terciopelo y su original mesa de trabajo.

    Charles Darwin realizó sus estudios elementales durante un año en la pequeña Escuela unitaria del reverendo G. Case (1817) y luego en el gran internado del Dr. Butler (Schrewsbury School), desde los nueve hasta los 16 años. Según la costumbre de entonces, en la escuela le enseñaron solamente latín, griego y algunas nociones de historia antigua. Charles cumplía con sus deberes y se aprendía diariamente 40 ó 50 líneas de Homero y Virgilio, aunque las olvidaba pronto. Darwin escribe: "Yo vivía íntegramente en el colegio, de manera que disfrutaba de la gran ventaja de poder llevar la vida de un verdadero estudiante; pero como la distancia hasta la casa de mi padre era poco más de una milla, a menudo iba corriendo cuando los recreos eran más largos entre la hora de pasar lista y la de cierre por la noche. Yo creo que en muchos aspectos esto me fue provechoso, porque mantuvo vivo en mí el apego a la casa y mi interés por ella".

    En la escuela, Charles sentía aversión por las materias, por las preguntas rutinarias y las contestaciones de receta. Sin embargo, tan pronto como le interesaba un tema, intentaba dominarlo. Se interesó por la geometría euclidiana, que conoció por un profesor particular, por problemas de ciencias naturales, de los cuales no se le enseñaba nada en el colegio, y por la pintura, la música, Shakespeare, Milton, Wordsworth, Coleridge, Shelley, Scott y Byron. En el último año de colegio le gustaban las odas de Horacio, a quien admiraba.

    Charles Darwin parece haber sido más bien un soñador que un niño prodigio. Le gustaba realizar largos paseos solitario. Desde su más temprana juventud, fue un apasionado amante de la naturaleza. Como él dijo, "nació naturalista". Cualquier aspecto de la naturaleza suscitaba su curiosidad. Se le consideraba un niño corriente, o más bien algo bajo el promedio. Se le dijo que era mucho más lento para aprender que su hermana menor, Catherine, y en una ocasión su padre le reprendió: "Nunca serás nada, lo único que te preocupa es cazar, los perros y matar ratas, te convertirás en una vergüenza para ti mismo y para tu familia".

    Prefería coleccionar animales, conchas, huevos, minerales y vegetales y leer libros sobre la naturaleza. Durante el último año del colegio, su hermano Erasmus le inició en los fundamentos de la química. En una caseta en el jardín instalaron un pequeño laboratorio químico, donde trabajaban hasta altas horas de la noche. Charles recibió entonces el apodo de "Gas" por parte de sus compañeros de curso. El Dr. Butler se burlaba de su interés por la química, considerando que el humo y los malos olores eran más apropiados para quienes estaban destinados a trabajar en fábricas y lo reprendió en cierta ocasión en público, por perder así el tiempo inútilmente.

    3. Su vida en Edimburgo (1825-1827)

    Su padre creyó ver en Charles un futuro médico, como él. Cuando se presentaba la ocasión lo llevaba a las visitas médicas. Un aprendizaje semejante de la medicina era aún posible en aquella época. A los 16 años, en octubre de 1825, su padre lo sacó del colegio y lo envió a estudiar medicina, como su hermano mayor, a la Universidad de Edimburgo. Sin embargo, no logró adaptarse. Todas las asignaturas le parecían aburridas, excepto la química. Las conferencias sobre medicina le parecieron particularmente "terribles de recordar". Respecto al Dr. Duncan, quién dictaba tales conferencias, Darwin dice que "las lecciones de materia médica del Dr. Duncan a las 8 de la mañana, en invierno, me han dejado terribles recuerdos", "era tan erudito que su sabiduría no dejaba espacio a su sentido común". No podía soportar la vista de la sangre y no pudo resistir el espectáculo de dos operaciones de niños sujetos con correas, sin utilizar anestesia, de las que salió corriendo antes de que terminaran. Su recuerdo lo obsesionó durante años. Siendo estudiante de medicina, Charles practicaba por su cuenta y llegó a tener una docena de pacientes. En aquel tiempo se dio cuenta que su padre le dejaría una herencia que le permitiría vivir bien sin necesidad de trabajar, lo cual fue "suficiente para poner freno a todo gran esfuerzo por aprender medicina". Charles pensó que tenía la libertad de dedicarse a sus colecciones. En Edimburgo, el profesor de Historia Natural y geología Robert Jamenson había fundado para los estudiantes la Sociedad Pliniana local, que se reunía en el sótano de la Universidad. A ella perteneció Darwin, tomó parte en sus excursiones de Historia Natural y a los 18 años, a comienzos de 1826, leyó ante ella sus primeras conferencias científicas, el descubrimiento que los llamados "huevos de flustra" son larvas ciliadas, y que ciertos cuerpos pequeños considerados entonces como algas son los óvulos de una sanguijuela (Pontobdella muricata).

    En esa época pagaba a un negro para que le enseñara a disecar pájaros. Gracias a William MacGillivray, ornitólogo y conservador del Museo de Historia Natural, su interés se dirigió con mayor fuerza hacia la zoología, especialmente por los moluscos y otros animales marinos. Con él ensayó la taxidermia y realizó algunos pequeños trabajos de investigación. Darwin conoció al Dr. Robert Edmund Grant, cuyo entusiasmo por el lamarquismo no lo logró contagiar. Aunque Darwin conocía ideas similares, expuestas por su abuelo en Zoonomía, que entonces releyó, aparentemente no se preocupaba por el origen de las especies. Durante los años que estudió en Edimburgo, Darwin se entusiasmó con el famoso libro "Natural Theology or Evidences of the Existence and Attributes of the Deity collected from the Appearances of Nature", publicado en 1802 por el teólogo William Paley. Darwin lo leyó con deleite y encontró su lógica tan poderosa como la de Euclides y aprendió algunos de sus pasajes de memoria. William Paley defendía el punto de vista ortodoxo de la Creación mediante un acto único, y su libro estaba dirigido contra las ideas de Jean Lamarck y de Erasmus Darwin.

    En Edimburgo, Charles Darwin asistía frecuentemente a las sesiones de diversas sociedades científicas, como la Warnerian Society y la Royal Medical Society. En una sesión de la Royal Society de Edimburgo conoció a Sir Walter Scott, cuya humildad le impresionó fuertemente. En el verano de 1826 hizo una excursión con dos amigos a través del norte del país de Gales, recogiendo muestras de rocas, insectos y plantas. Charles Darwin visitaba frecuentemente la casa de su tío Josiah Wedgwood, en Maer. El tío Jos no solamente era aficionado, al igual que él, a las cacerías y paseos a caballo, sino además le tenía un enorme cariño, le comprendía e incluso fomentaba con sus consejos sus aficiones naturalísticas. Josiah Wedgwood fue fundador de la Real Sociedad de Horticultura. La vida en Maer era completamente libre, los alrededores eran muy agradables, tanto para pasear como para montar a caballo, y por las noches había a menudo una conversación amena y se tocaba música. Era menos feliz en su hogar, bajo la vigilancia de un padre aprensivo, de una hermana dominante y de su celoso hermano mayor. En la primavera y verano de 1827 emprendió dos viajes con su tío Jos, primero a Irlanda y luego a París. Su "tío Jos" se convirtió para él en su ideal, y en él buscaba consejos. En esa casa conoció en el otoño de 1827 al político e historiador Sir James Mackintosh, quién comentó: "en este joven hay algo que me interesa".

    4. Su vida en Cambridge (1828-1831)

    Cuando su padre se convenció que Charles no sería médico, resolvió que debía ser teólogo. En octubre de 1827 se admitió su solicitud y en 1828 ingresó al Colegio de Cristo (Christ’s College), de la Universidad de Cambridge, con el propósito de estudiar teología y ser pastor de la iglesia anglicana. Esto parecía una decisión razonable, porque prácticamente todos los naturalistas de la época en Inglaterra eran sacerdotes. Charles pensaba que su padre prefería tener por hijo a un clérigo rural y no a un deportista ocioso. Pidió a su padre que le concediese un tiempo para pensarlo, para comprobar si su fe en los dogmas de la Iglesia Anglicana era suficiente. Leyó obras teológicas, por ejemplo "On the Creed", de John Pearson, y dado que estaba convencido de que creía en la verdad estricta y literal de cada palabra de la Biblia, pronto superó sus propias objeciones y se convirtió en estudiante de teología cristiana. Su nueva carrera implicaba estudiar latín, griego, historia, álgebra y geometría, entre otras materias, especialmente teológicas. Tampoco aquí se sentiría cómodo con los planes de estudio, especialmente por su poca habilidad por las matemáticas y los idiomas. A los 22 años Charles Darwin es un estudiante típico, alegre y sociable, muy popular y estimado por sus compañeros. En Cambridge, pasó a integrar el Glutton Club, un "grupo deportivo", que incluía a algunos muchachos de bajo nivel moral, que en ocasiones bebían demasiado y después cantaban alegres canciones y jugaban cartas.

    Por influencia de su amigo John Maurice Herbert, Darwin desarrolló interés por la música, le agradaban especialmente Mozart y Beethoven y llegó a contratar a los niños del King´s College para que le cantasen en su cuarto. Gracias a otro amigo, Charles Whitley, aprendió a valorar las pinturas y los grabados en cobre. A menudo iba a la Galería Fitzwilliam, y a la Galería Nacional de Arte en Londres. En Cambridge, donde se mantuvo tres años, siguió desarrollando una gran pasión por el deporte, la caza y montar a caballo, así como su afición por recolectar plantas, insectos y muestras geológicas. En la misma Universidad estudiaba su primo William Darwin Fox, quién lo introdujo seriamente al estudio de la entomología. Las cartas a sus amigos están llenas de comentarios entomológicos y de peticiones de orugas y escarabajos. Allí comenzó en serio sus estudios biológicos, desarrollando el hábito de la investigación. Contrató a un obrero para que raspara el musgo de los árboles viejos durante el invierno y lo conservara en un saco y para que juntara la basura del fondo de las barcazas que transportaban junco desde los pantanos. De esta forma consiguió ejemplares muy raros de escarabajos.

    Por intermedio de su primo Fox conoció al botánico John Stevens Henslow, sacerdote de la iglesia anglicana, quién lo alentó a estudiar botánica y zoología, y pronto Darwin llegó a ser conocido como "el hombre que pasea con Henslow". Los días viernes en casa del reverendo Henslow se reunían alumnos y profesores interesados en las ciencias naturales y se organizaban excursiones. Allí Charles Darwin conoció las obras de Lyell, cuyo primer volumen de los Principles of Geology acababa de salir al público. Henslow le aconsejaba que estudiara la carrera de Biología y le presentó al notable geólogo reverendo Adam Sedgwick, cuya amistad también cultivó. Darwin invitó al reverendo Adam Sedwick a pasar unos días en su casa, y juntos realizaron en agosto de 1831 una salida de tres semanas por el norte del país de Gales, observando las formaciones rocosas y trabajando sobre un mapa geológico de la región. Entonces, su principal afición era la investigación geológica. Darwin recordaba los tres años que estuvo en Cambridge como los más felices de su vida. Obtuvo buenos resultados en sus estudios y el 26 de abril de 1831, a los 22 años, recibió el grado de Bachiller en Artes (magister artium), equivalente a la licenciatura en filosofía y letras, obteniendo el décimo lugar en la lista de estudiantes.

    Durante su último año en Cambridge, Darwin leía con profundo interés las "Memorias" de Alexander von Humboldt, quién en cinco años de viajes por Sudamérica contribuyó al progreso de la geología, la física, geografía y mineralogía. La lectura del libro de Humboldt le incitó a planear una expedición a las Islas Canarias. Otro libro que tuvo influencia sobre Darwin en esa época fue "Introduction to the Study of Natural Philosophy", de John Herschel. Según cuenta Darwin, la lectura de estos libros "me incitó a aportar cualquier contribución, aún la más humilde, a la noble estructura de la Ciencia Natural".

    5. El viaje del "beagle" (1831-1836)

    Cuando en agosto de 1831 Darwin regresó de su excursión con Sedgwick, encontró una carta de Henslow, en la que lo invitaba a dar la vuelta al mundo como naturalista no retribuido de la expedición del H. M. S. Beagle, bergantín de tres palos, de 242 toneladas, 28 metros de eslora, armado con diez cañones. En él debían convivir varios años 74 personas, al mando del capitán de la Real Armada (más tarde almirante) Robert Fitzroy, cartógrafo y meteorólogo. Henslow escribía: "Se me ha pedido… que recomiende… a un naturalista como compañero del capitán Fitzroy, empleado por el gobierno para que inspeccione el extremo sur de América. He manifestado que considero que Usted es la persona más cualificada que conozco para desempeñar tal trabajo. He afirmado esto, no porque suponga que sea usted un naturalista experto, sino por considerar que está suficientemente cualificado para recolectar, observar y tomar nota de todo aquello que pueda valer la pena en lo que a Historia Natural se refiere. …El capitán Fitzroy desea un hombre (por lo que tengo entendido) que le sirva más como compañero que como simple recolector, y no está dispuesto a llevar consigo a cualquiera, por buen naturalista que sea, que no le sea recomendado también por ser un caballero". Henslow decidió que la oportunidad era tan buena que estuvo a punto de aceptarla él mismo. Sin duda Henslow no consideraba que en ese entonces el joven Darwin fuese un naturalista experto, como lo aclara en la carta, pero estimaba mucho su cualidad de observador, su curiosidad, su inteligencia y su afán de coleccionista metódico, características importantes para el trabajo que se debía realizar. La carta de Henslow incluía y explicaba otra carta, de George Peacock, astrónomo y matemático de la misma Universidad, responsable de reclutar naturalistas que pudieran integrar los equipos de estudio de los barcos que en diferentes misiones enviaba la Corona Inglesa a diversas áreas del mundo. La carta de Peacock le proponía, por recomendación de Henslow, aceptar el puesto de naturalista a bordo del H. M. S. Beagle.

    Al principio su padre se negó a consentir que Charles viajase en el Beagle, porque a su juicio aquel viaje errabundo no era la mejor preparación para el púlpito y declaró que se trataba de un plan peligroso y descabellado, que no aprobaría ninguna persona sensata. Sus temores tenían cierto fundamento: los marineros daban entonces el apodo de "ataúdes flotantes" a los barcos del tipo del Beagle y a los trópicos el nombre de "cementerio del hombre blanco". Charles debió rechazar la oferta a regañadientes. Intentando olvidar lo ocurrido, se fue a pasar el final de las vacaciones en la casa del tío Jos. Su tío se enteró pronto del problema e intervino directamente. Robert Darwin le había advertido que si encontraba a "un hombre cualquiera con sentido común dispuesto a recomendar la experiencia", daría su consentimiento. La tenaz oposición paterna fue vencida por los ruegos de su tío Josiah Wedgewood, a quién su padre consideraba con sentido común. Conseguido el permiso, Charles señaló que tendría que ser muy inteligente para conseguir gastar más de lo habitual a bordo del Beagle, a lo que su padre respondió "pero todo el mundo dice que tu eres muy inteligente". Charles escribió apresuradamente a Henslow, cancelando su anterior negativa. El 2 de septiembre viajó a Cambridge, pero Henslow le tenía malas noticias: otro naturalista estaba siendo considerado para el puesto. Una recomendación de un amigo de Charles a Fitzroy había mencionado que Darwin era simpatizante de los whigs, una corriente política liberal que entre otras cosas buscaba cambios y reformas electorales, educativas y de formas de gobierno. Robert Fitzroy era un tory convencido, y contesta que el puesto ya había sido asignado a un naturalista bastante reconocido, un tal mister Chester. Charles decide ir de todas maneras a entrevistarse con Fitzroy. El 5 de septiembre de 1831 se entrevistaron ambos en Londres. La entrevista fue cordial y franca, Charles lo consideraba "mi ideal perfecto de un capitán". El primer comentario que le hace Fitzroy al recibirlo en la oficina es "Tiene Usted suerte, Darwin; acabo de recibir una carta de mi amigo Chester, quien me comunica que le resulta imposible integrarse a la expedición". Darwin fue aceptado luego de sutiles exploraciones acerca de la firmeza de sus convicciones políticas y de su disposición a tolerar las incomodidades del barco. Además de no percibir remuneración alguna, debía pagar 500 libras por lo que durara el viaje, más 30 libras anuales por mantenimiento. Robert Darwin canceló los gastos de su hijo, compró su equipo y hasta le proporcionó un criado, Syms Cavington, para los cuatro años de viaje. Charles estuvo a punto de quedarse en tierra porque Fitzroy estaba convencido que podía leer el carácter de las personas por el rostro, y la nariz de Darwin le sugería un carácter falto de decisión. Más tarde, no obstante, Darwin y Fitzroy llegarían a ser grandes amigos.

    Definitivamente, Fitzroy necesitaba como compañero de viaje un caballero de su misma clase social, con el que congeniase razonablemente y que no fuese parte formal de la tripulación. La disciplina impuesta por el almirantazgo inglés impedían a los capitanes confraternizar con otros oficiales y la tripulación, de aquí provenía la necesidad de Fitzroy de un compañero de su clase social que no fuera un empleado, de modo que la función de Darwin consistiría fundamentalmente en evitar que el Capitán se volviera loco de soledad. El anterior capitán del Beagle, Pringle Stokes, se había suicidado en un viaje anterior, después de permanecer tres años en el Pacífico sur, mientras se hacía un levantamiento del Estrecho de Magallanes. Fitzroy sufría de depresiones y había antecedentes de suicidas en su familia, por lo tanto temía hacer un viaje largo en esas condiciones. En la tripulación del Beagle existía el puesto de naturalista, que desempeñaba Robert MacCormick. Pero el pretexto más honorable para que el Almirantazgo Inglés aceptara otro compañero de viaje sería el de contratar a otro naturalista. En un comienzo Darwin y MacCormick trabajaron juntos en la colecta de ejemplares, pero pronto dejaron de entenderse y Darwin comenzó a colectar por su cuenta, con todo el apoyo del capitán. Apenas cuatro meses después de zarpar, MacCormick se separó de la expedición en Río de Janeiro. Por otra parte, había interés en el Almirantazgo por las riquezas minerales de esta zona de Sudamérica, lo cual podría haber ayudado a la contratación de un naturalista con interés en la geología, como era el caso de Darwin. El Gobierno chileno sospechó que los resultados de las exploraciones geológicas del Beagle decidiera una ocupación inglesa del extremo austral de Sudamérica, como ya había ocurrido con las islas Malvinas. Las islas Malvinas fueron ocupadas por los ingleses el 2 de enero de 1833, dos meses antes que estuviese allí el Beagle. La Constitución chilena de 1833 fijó el límite austral en el Cabo de Hornos y en 1843 se ocupó el Estrecho de Magallanes con la fundación del Fuerte Bulnes.

    El H. M. S. Beagle era un barco hidrográfico y de investigación fletado por el Gobierno británico. Había sido comisionado para continuar el estudio de las costas de Patagonia y Tierra del Fuego, iniciado en un viaje anterior, y examinar las costas de Chile, Perú y algunas islas del Pacífico, con el objeto de obtener información para elaborar nuevos mapas y cartas marinas, obtener una serie de medidas cronométricas, estudiar las condiciones climáticas y recoger colecciones geológicas, botánicas y zoológicas. Otra razón del viaje era devolver a su tierra a tres fueguinos llevados por Fitzroy a Inglaterra durante un viaje previo. La Corona Inglesa, a través del Almirantazgo, se interesaba enormemente por estas regiones, desde el punto de vista político y económico.

    Darwin embarcó en el Beagle en el puerto de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 (día que Charles consideró "mi auténtico nacimiento") y regresó a Inglaterra el 2 de octubre de 1836. Durante su largo viaje visitó Tenerife, las islas del Cabo Verde, la costa brasileña, Montevideo, Tierra del Fuego, Buenos Aires, Chile, Perú, Galápagos, Tahiti, Nueva Zelanda, Australia, Tasmania, isla de los Cocos, Mauricio, Santa Elena, Ascensión, Brasil, las Azores e Inglaterra. El crucero debía durar dos años según el plan inicial, pero en realidad duró cuatro años, nueve meses y seis días, realizando un recorrido de 40.000 millas. A bordo del navío, Charles escribió cuadernos de notas, diarios de navegación y personales y realizó lecturas. En su equipaje personal, llevó una Biblia, el "Paraíso Perdido" de John Milton, y obras de ciencias naturales, como las de Georges Cuvier, Geoffroy de Saint Hilaire, Jean Lamarck y el primer volumen de los "Principios de Geología" de Charles Lyell, recién publicado, y que había recibido como regalo de Henslow. Su instrumental consistía en un microscopio, martillo de geólogo, una carabina, una pistola, instrumentos de disección y taxidermia, y una gran cantidad de recipientes y reactivos.

    Durante el viaje Darwin estuvo constantemente mareado. Su alojamiento era estrecho, la alimentación mala, el barco no ofrecía ninguna comodidad. Compartía con dos oficiales un camarote de 15 pies por diez. Para conseguir sitio para colgar su hamaca debió quitar uno de los cajones del armario junto a la pared. Debió desarrollar el ingenio para encontrar sitio para sus objetos personales y el material científico colectado. A pesar de ello, aprovechó esos cinco años al máximo. El propio Darwin expresa que los años que pasó en el Beagle fueron el acontecimiento más importante de su vida. Las relaciones entre Darwin y Fitzroy se mantuvieron en términos amistosos, salvo unos pocos altercados. En Sudamérica comprobó Darwin con horror los efectos del sistema esclavista, y como Fitzroy defendiera la esclavitud, pelearon de manera tan apasionada que los miembros de la expedición temieron que llegara a producirse una ruptura definitiva. Ambos supieron contenerse y aprendieron a respetarse mutuamente. Su convivencia era estrecha, compartían la cabina y el comedor. Darwin era querido por todo el mundo, debido a su carácter tolerante y respetuoso, y su disposición a ayudar en lo que se necesitara. Los marineros le llamaban "papamoscas" o "filósofo", apodo abreviado en "Filos" por el capitán. Sus actividades científicas le ocupaban mucho tiempo, entre lecturas, estudio, colección de ejemplares marinos, ordenación, clasificación, apuntes detallados de todo lo que observaba y la redacción de su minucioso Diario personal de viaje. Con frecuencia escribía a su familia y a Henslow, a quién también hacía envíos periódicos de materiales colectados desde distintos puertos.

    Charles Darwin no se limitó a explorar los sitios cercanos a los puntos de escala, sino que efectuó una serie de largas excursiones al interior, especialmente en Sudamérica, donde el Beagle bordeó las costas durante tres años. A pesar de marearse constantemente, Darwin logró leer gran cantidad de bibliografía científica que había llevado consigo. Ninguna obra fue tan importante como los "Principios de Geología" de Charles Lyell, que no sólo le proporcionaron un curso avanzado de geología sino que además lo introdujeron en los argumentos de Jean Baptiste Lamarck a favor, y los argumentos de Charles Lyell en contra, del pensamiento evolucionista. Los volúmenes segundo y tercero de los "Principios de Geología" de Lyell se los envió Henslow a Sudamérica, y llegaron a sus manos en Montevideo y Valparaíso, respectivamente. Lyell era el principal exponente de la geología evolucionista científica, que afirmaba que los procesos geológicos determinables y activos en el presente son suficientes para explicar la evolución de la corteza terrestre. Henslow no era de modo alguno partidario de las ideas de Lyell, "la obra – escribió Henslow a Darwin – era sin duda muy interesante, pero no debía creer en la exactitud de las teorías de Mr. Lyell". Darwin los consideró un material inapreciable para la metodología que ponía en práctica en sus observaciones geológicas.

    Durante el viaje, observó y recolectó toneladas de muestras de rocas y miles ejemplares de vegetales y animales, que mantuvieron ocupados a los naturalistas del Museo Británico durante varios años. Extrajo numerosos restos fósiles de los acantilados y estudió los secretos de los arrecifes de coral. Cabalgó con los gauchos argentinos, navegó por mares tempestuosos, sobrevivió a un terremoto y caminó por selvas densas, cubiertas por lianas. Fue una combinación de aventuras, dificultades, descubrimientos, trabajo duro y constante, que duró cinco años. Las cosas que aprendió, el material que coleccionó y las oportunidades de observación que tuvo durante el viaje fueron de incalculable valor. Recolectó especímenes de muy diferentes grupos de organismos, desenterró importantes fósiles, dedicó mucho tiempo a la geología, pero sobre todo observó la naturaleza y se hizo innumerables preguntas sobre el cómo y el porqué de los procesos naturales. Darwin recogió gran cantidad de interesantísimas observaciones que le llevaron a meditar sobre temas importantes, como las adaptación de los seres vivos, la diversidad de las especies y sus relaciones mutuas, la lucha por la existencia y la formación de los atolones de coral.

    Aunque Charles Lyell rechazaba la evolución biológica, tuvo una importante influencia en el resultado científico del viaje del Beagle. Cuando Darwin se embarcó creía en la fijeza de las especies, al igual que Lyell y todos sus profesores de Cambridge. Pero durante el viaje Darwin realizó varias observaciones que le convencieron que Lyell se equivocaba respecto a la evolución biológica. El descubrimiento en Sudamérica de restos que griptodontes y otros edentados, parecidos a los actuales armadillos y perezosos de la misma zona, dedujo que no podía deberse al azar, sino que testimoniaba un parentesco, una filiación entre los animales vivientes y los desaparecidos. Darwin escribe: "Esta relación se aprecia claramente – tan claramente como la que existe entre los fósiles de los marsupiales extinguidos de Australia y los que actualmente existen allí – en la gran colección trasladada hace poco a Europa procedentes de las cavernas del Brasil. En esta colección se encuentran 28, exceptuando 4, de las 32 especies extinguidas de cuadrúpedos terrestres que habitan hoy las regiones en las que se encuentran las cavernas; y estas especies extinguidas son más numerosas que las actualmente vivas. Hay fósiles de mamíferos hormigueros, armadillos, pecaríes, tapires, guanacos, osos lavadores, numerosos monos y roedores sudamericanos y otros animales. Esta maravillosa relación en un mismo continente entre las especies desaparecidas y las vivientes podría sin duda alguna, arrojar más luz que cualquier otra clase de datos sobre la aparición y distribución de los seres orgánicos en nuestro planeta".

    Otro hecho importante fue la observación en Islas Galápagos de especies animales y vegetales únicas, como grandes tortugas y pinzones pertenecientes a diferentes especies en distintas islas, pero que se parecen lo suficientemente entre sí como para suponer un origen común y su diferenciación específica debido al aislamiento. Darwin observó la semejanza de la flora y fauna de éstas y otras islas con el continente más cercano a ellas, y la existencia de especies diferentes aunque afines en las distintas islas de un mismo archipiélago. Ambos hechos le hicieron pensar en la realidad de la evolución. En Galápagos no había mamíferos nativos, excepto una especie de ratón confinada en la isla más oriental del Archipiélago. Las 15 especies de peces que encontró eran todas desconocidas, lo mismo que casi todos los insectos y gran parte de los vegetales. Aunque las islas están cercanas entre sí, Darwin pensó que las fuertes corrientes oceánicas que las circundan dificultan el intercambio de especies a través del agua y la falta de vientos huracanados hace improbable el traslado frecuente de aves, insectos o semillas de una isla a otra. En su diario de viaje y en sus obras posteriores, Darwin señala que su conversión en teórico de la evolución se debe ante todo a sus observaciones realizadas en Islas Galápagos. Fue el capitán Fitzroy el que opinó que los pinzones eran especies diferentes y quién hizo que los recolectaran ya que en su opinión las diferencias en sus picos "ilustraban la admirable provisión de infinita sabiduría por la cual cada ser creado queda adaptado al lugar en que se destina". En marzo de 1837 el ornitólogo John Gould le informó a Darwin que los ejemplares de pinzones que había capturado en tres de las islas Galápagos eran tres especies diferentes.

    También Darwin observa que especies distintas, aunque parecidas, se reemplazan ocupando el mismo hábitat desde una región a otra. Por ejemplo, al estudiar las aves de la Patagonia observa que el ñandú Rhea americana habitaba el territorio de La Plata hasta un poco al sur del Río Negro, y en la Patagonia meridional es substituido por otra especie distinta aunque parecida, a la que se le dio el nombre de Rhea darwini. En el Viaje de un Naturalista escribe: "Flanco oriental de los Andes (23 de marzo de 1835): La diferencia considerable que existe entre la vegetación de estos valles orientales y la de Chile no deja de extrañar, ya que el clima y la naturaleza del suelo son casi idénticos, y la diferencia de longitud geográfica es insignificante. La misma observación puede aplicarse a los cuadrúpedos, y en grado algo menor a las aves e insectos. Puedo citar como ejemplo los roedores; en efecto, encontré 13 especies en las costas del Atlántico y tan sólo 5 en las del Pacífico; y ni una sola de éstas se parecen. Este hecho concuerda perfectamente con la historia geológica de los Andes; estas montañas, en efecto, siempre han constituido una infranqueable barrera desde la aparición de las razas actuales de animales".

    Su trato con los fueguinos, en especial Vulaya ("Jimmy Button") hizo a Darwin observar el abismo entre los hombres primitivos y los civilizados, lo cual completó su imagen de un mundo en evolución. Escribe: "No habría creído que la diferencia entre un hombre salvaje y uno civilizado fuera tan grande. Es mucho mayor que la diferencia entre un animal salvaje y uno domesticado, por cuanto el hombre es mucho más capaz de desarrollar sus capacidades". Las observaciones que realizó de los fueguinos, en especial las comparaciones entre las comunidades nativas y su congénere Jeremy Button, nacido en Tierra del Fuego y criado en Inglaterra, le hicieron percibir el influjo cultural que ha desempeñado un papel importante en la evolución de las sociedades humanas.

    En la isla de Chiloé Darwin encontró tres grandes volcanes en erupción y poco después, el 20 de febrero de 1835, un terremoto devastó gran parte de la costa chilena. Darwin, que hizo al respecto numerosas observaciones, se encontraba en el campo de Valdivia. El epicentro fue en Concepción, hacia donde se dirigió el Beagle el 4 de marzo. Darwin escribe: "El efecto más notable de este terremoto fue una elevación permanente de la tierra. La tierra alrededor de la Bahía de Concepción se levantó dos o tres pies. En la Isla Santa María la elevación fue todavía mayor: se hallaron lechos de moluscos pútridos aún adheridos a las rocas a una altura de diez pies sobre el nivel del mar. La elevación de estas regiones es especialmente interesante por haber sido el escenario de otros violentos terremotos y por el gran número de moluscos esparcidos por la tierra hasta una altura de 600 e incluso de 1000 pies. En Valparaíso, moluscos semejantes se encontraron a una altura de 1.300 pies: es difícil dudar que estas grandes elevaciones se deban a pequeños levantamientos sucesivos".

    6. La vida en Londres (1836-1842)

    A partir de su vuelta a Inglaterra, el 2 de octubre de 1836, Darwin ordenó sus colecciones, y emprendió la tarea de preparar el material que había traído consigo, coordinar los resultados obtenidos durante su viaje, escribir sobre el material recolectado, frecuentar reuniones científicas y tomar contacto con numerosos científicos con el fin de que el material reunido fuese descrito en la relación oficial de la expedición. Al parecer, su padre ya no insistió en los estudios eclesiásticos, convencido por el entusiasmo de su hijo y por los excelentes comentarios que había recibido su trabajo como naturalista. Cuando Charles se encontraba todavía a bordo del Beagle, el geólogo Adam Sedgwick había comentado que Charles debía figurar entre los más importantes hombres de ciencia.

    En diciembre de 1836 se encuentra en Cambridge dedicado a clasificar, con la ayuda de Henslow, la enorme colección de material geológico y mineralógico, y dicta varias conferencias en la Sociedad de Geología sobre la elevación de las costas de Chile. Al año siguiente vuelve a hablar en la misma sociedad, sobre los mamíferos fósiles del Río de la Plata y sobre los atolones de coral. Dos importantes descubrimientos, su brillante teoría sobre el origen y la distribución de los arrecifes coralinos y la explicación de la rápida elevación del terreno de la cadena andina, le depararon el respeto del principal geólogo de entonces, Charles Lyell. Fue el comienzo de una amistad que duró toda la vida.

    Al año pertenecía a la Real Sociedad de Londres. Sir Richard Owen, en el Museo Británico, estudió y describió los fósiles. En un principio, Darwin y Owen trabajaron en estrecha y amigable colaboración, aunque posteriormente se convirtieron en antagonistas. Terminada la ordenación y clasificación de sus colecciones, Darwin se dedicó a partir de 1837 a escribir. Por un lado comenzó a redactar su Diario de Viaje, agregando una cantidad de comentarios y datos científicos. Por otro lado, comenzó a redactar un estudio sobre la formación de las islas de coral y la obra completa de la Geología del Viaje. En marzo de 1837 el célebre ornitólogo John Gould le comunicó que los pinzones que había recolectado en tres islas del archipiélago de Galápagos eran tres especies distintas, y no sólo variedades como había pensado Darwin. Meditando sobre este hecho, Darwin comprendió por primera vez el proceso de la especiación geográfica: que una nueva especie puede formarse cuando queda una población aislada geográficamente de la especie parental. Si los colonizadores provenientes de un solo antepasado sudamericano podían originar tres especies en las islas Galápagos, entonces todos los pinzones continentales pudieron haber surgido a partir de una especie ancestral, y también podían anteriormente haberlo hecho las especies de géneros próximos, y así sucesivamente.

    Durante la primavera de 1837, Charles Darwin se traslada a Londres, arrendando habitaciones en la calle Great Malborough número 36, cerca de donde ejercía la medicina su hermano Erasmus. En esa época su trabajo era intenso y se mostraba infatigable, aunque con cierta inseguridad puesto que se consideraba mediocre en redacción. En julio de 1837 empezó a componer un "preludio", primer libro de notas sobre la "transmutación de las especies", en el que desarrolla la idea del origen gradual de nuevas especies mediante especiación geográfica y la teoría de la evolución a partir de un origen común. Pero recién en 1838 encontró el mecanismo principal de la evolución, la selección natural. Esto ocurrió el 28 de septiembre de 1838, cuando leyó el Ensayo sobre el principio de la población de Malthus. Como muchos otros de su tiempo, Darwin quedó profundamente impresionado por el argumento malthusiano, a pesar que Malthus no era evolucionista. De hecho, Malthus creía que las limitaciones al crecimiento de la población impedían el cambio evolutivo, debido a que los organismos que se separaban de la norma poblacional serían los más susceptibles de desaparecer.

    Entre julio de 1837 y octubre de 1839 Darwin elaboró completamente la teoría de la evolución en unas 900 páginas de notas privadas, para lo cual todos los días dejaba tiempo entre sus otros trabajos. Durante 1838 su capacidad de trabajo está saturada y toma posesión de su cargo de secretario de la Sociedad Geológica de Londres, cargo para el que fue recomendado por John S. Henslow y Charles Lyell. Ambos científicos le consiguen, además, una asignación de mil libras esterlinas para dirigir como editor, supervisor y coautor, la edición en cinco volúmenes de la "Zoología del Viaje", primera versión del "Journal of Researches" (Diario de Investigación), a un volumen por año, de 1839 a 1843, que describió los descubrimientos del viaje del Beagle para el público no especializado. Este texto se convirtió en uno los libros de viajes más leídos del siglo XIX. Los principales temas que le ocuparon el resto de su vida fueron tratados en un torrente de creatividad intensa.

    A los 30 años, el 29 de Enero de 1839, se casó con su prima Emma Wedgwood, nieta de Josiah Wedgwood y la hija menor de su tío Jos. A juzgar por los escritos dejados por ambos, el matrimonio fue feliz, muy bien avenido. Emma nunca interfirió con el trabajo científico de su marido, y quizás el único punto sobre el que tuvieron desacuerdos fue el religioso. Las creencias religiosas tradicionales de Emma se oponían a las indagaciones científicas de Charles sobre el origen natural de las especies. Poco después de su boda, Emma le escribió una carta en la que le pedía reconsiderar su punto de vista sobre el relato bíblico de la creación, temiendo que si no fuese así se separarían eternamente en el más allá. Darwin recordó siempre con afecto esa carta y escribió: "Muchas veces la he besado y he llorado sobre ella", aunque continuó entregado a sus estudios científicos.

    El matrimonio se instaló en una casa ubicada en Upper Gower Street número 12, en Londres, donde Charles continuó su trabajo. En el mismo año, 1839, se publicó su primera obra importante, su diario de viaje, que con el título de "Journal and Remarks, 1832-1836" (Diario y Observaciones, 1832-1836) aparece como el tercer volumen del informe completo del viaje del Beagle, publicado por P. P. King, R. Fitzroy y Charles Darwin. El libro fue muy bien acogido por la opinión en general y alcanzó un éxito inmediato. John Murray, editor londinense, leyó la obra y la consideró como uno de los mejores libros sobre viajes y aventuras, aparte de su valor científico. Compró los derechos de edición y en 1845 lanzó una segunda edición, con el título de "Journal of Researches into the Geology and Natural History of the various countries visited by H. M. S. Beagle round the world, under the command of Capt. Fitz-Roy" (Diario de las investigaciones sobre la historia natural y la geología de las regiones visitadas durante el viaje del buque real "Beagle", alrededor del mundo bajo el mando del capitán FitzRoy). Esta segunda edición apareció notablemente corregida y aumentada por Darwin. En adelante su éxito fue completo y las ventas aumentaron en sucesivas ediciones, traducido a diversos idiomas y distribuido por todo el mundo con el título más sencillo de "A naturalist´s Voyage" (Viaje de un naturalista alrededor del mundo). En este Diario realiza una representación precisa de sus observaciones, exponiendo siempre lo esencial de los fenómenos. Describe también la situación política, aspectos sociales, paisajes y todo cuanto considerara de interés.

    Entre 1839 y 1842 se publicaron los cinco volúmenes de "Zoology of the Voyage of the Beagle" (Zoología del Viaje del Beagle), bajo los auspicios del gobierno, a cuya obra, compilada por los principales especialistas de la época, contribuyó redactando la introducción y numerosas notas, actuando como editor y asesor. En el tomo de Mamíferos de esta obra, escrito en su mayor parte por George Waterhouse, Darwin agregó un apéndice sobre los hábitos de los mamíferos. Este aspecto de sus investigaciones es importante, porque en este campo también fue pionero, y más tarde escribió un bien documentado libro sobre el mismo tema. Al tomo de Mamíferos fósiles, escrito por Richard Owen, Darwin le hizo una introducción geológica.

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