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Ideología e información: reflexiones acerca de las políticas de información en educación primaria en Uruguay (página 2)

Enviado por Fernando Montenegro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11

MERCOSUR: Mercado Común del Sur

NAFTA: Tratado de Libre Comercio de América del Norte

NTI: Nuevas Tecnologías de la Información

OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

ODA: Asistencia Oficial para el Desarrollo

OEA: Organización de Estados Americanos

OIT: Organización Internacional del Trabajo

ONG: Organizaciones No-Gubernamentales

ONU: Organización de las Naciones Unidas

PBI: Producto Bruto Interno

PGI: Plan General de Información de la UNESCO

PNI: Política Nacional de Información

PIT-CNT: Plenario Intersindical de Trabajadores – Convención Nacional de Trabajadores

PNUD: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

PPME: Países Pobres Muy Endeudados

SI: Sociedad de la Información

SIC: Sociedad de la Información y el Conocimiento

SRI: Sistema de Recuperación de Información

SUTEL: Sindicato Único de Telecomunicaciones

TIC: Tecnologías de la Información y la Comunicación

UE: Unión Europea

UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

UNICEF: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

UNIDO: Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial

UNISIST: Sistema Mundial de Información Científica y Tecnológica

URSS: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas

El trabajo aborda a modo de ensayo el valor de la información en el proceso de diseño e implementación de las Políticas Educativas del Sector Primaria en Uruguay. Este componente se analiza considerando la información como componente estratégico de los Aparatos Ideológicos de Estado -desde aquí AIE-, y en consecuencia portadora de la ideología dominante. Con este instrumento de dominación, los Estados aplican su ideología para asegurar la reproducción del orden socioeconómico vigente, sometiendo de esta manera, entre otras, a la clase trabajadora al régimen de explotación capitalista. Haciendo hincapié en el lugar que debería ocupar el Bibliotecólogo en el diseño de estas Políticas, y por lo tanto, en la reproducción de tal orden, se desmitifica el principio de "neutralidad" de la información pretendido desde los sectores serviles al stablishment. El trabajo aboga por el compromiso político y de clase que debe asumir el Profesional de la Información, en este caso Bibliotecólogo, para contribuir, desde los legados de Marx, Engels y sus continuadores a la construcción de sujetos críticos, capaces de articular nuevas formas de organización social.

BIBLIOTECOLOGÍA / MARXISMO / IDEOLOGÍA / APARATOS IDEOLÓGICOS DE ESTADO / POLÍTICAS DE INFORMACIÓN / EDUCACIÓN / SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN / ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL /

La preocupación principal de este trabajo es efectuar un análisis crítico del actual fenómeno de la "Sociedad de la Información" sustentado desde el materialismo histórico dialéctico. Desde aquí se cuestionan los fines políticos subyacentes en las Políticas Nacionales de Información en Educación Primaria implementadas en nuestro país.

Estas Políticas, fundamentales dentro de las Políticas Sociales, constituyen el vehículo a partir del cual los AIE -recogiendo el legado del filósofo estructuralista francés Louis Althusser- inculcan la ideología de la clase que posee el control del Estado. Reproducen de esta manera la división social y técnica del trabajo y la sociedad clasista, donde los más son explotados en favor de unos menos explotadores.

En este sentido, se asume a la Bibliotecología /Ciencias de la Información -en adelante Bibliotecología- como una Ciencia Social, alejada del paradigma positivista hegemónico que pretende enceldar las áreas del saber y compartimentar las diversas disciplinas, desconociendo el trabajo interdisciplinario.

Es así, que pretendemos analizar desde la Bibliotecología las teorías educativas que conduzcan a la emancipación social, intelectual, económica y política del ser humano.

Desde esta perspectiva, el trabajo es abordado desde un enfoque subjetivo -atravesado por la Dialéctica Materialista- ya que consideramos, antes que nada, que el interés por el método dialéctico es político, al igual que son políticas todas las decisiones que toma el Profesional de la Información -Bibliotecólogo- en cualquier área donde se desempeñe, por más que se pretenda ocultar la tendenciosidad de las mismas bajo el manto falaz de la "neutralidad" y la "objetividad".

Estas reflexiones están basadas en los aportes teórico-metodológicos de diferentes autores e influenciadas por el pensamiento de Marx, Engels y sus continuadores.

En este sentido, señalamos que el enfoque otorgado a la investigación puede considerarse un tanto innovador en nuestra disciplina y más en nuestra Escuela, aunque no debemos olvidar los antecedentes -escasos sí- que vinculan nuestra área de conocimiento con la teoría marxista, y que aplican, por ende, alguna o algunas de las categorías de análisis desarrolladas por Marx y Engels.

En cuanto a estos antecedentes, posicionémonos primariamente en los trabajos de egreso de la EUBCA. Allí nos encontramos con la investigación de Pioli y Román titulado "La Investigación Científica en la Universidad de la República y su relación con la Información: Proyecto de Servicio de Información del CEL", donde las autoras analizan la relación dialéctica existente entre las dos áreas de conocimiento visualizadas en su trabajo: la Investigación y la Información.

Pues bien, revisando ahora la impronta marxista en artículos de publicaciones seriadas y/o en libros vinculados a nuestra disciplina, asumimos que la teoría marxista no ha encontrado un terreno fértil dentro del saber bibliotecológico, producto tal vez de que ni Marx ni Engels hayan consagrado al campo de acción de la Bibliotecología las obras metódicas en que estaría desenvuelto nuestro quehacer profesional, pero que sí consideramos implícito en el socialismo científico.

No obstante, encontramos en diferentes trabajos publicados sobre todo a partir de 1970 -bajo la clara influencia del estructuralismo althusseriano- y 1980 -donde se tornan ostensibles los influjos de Habermas, Foucault y Gramsci- fehacientes vinculaciones entre la Bibliotecología y las diferentes vertientes en que derivó el pensamiento de los fundadores del marxismo.

Es así que podemos mencionar los trabajos de, J. M Budd "An epistemological foundation for library and information science."; G. P. Radford "Trapped in our own discursive formations: toward an archaelologyof library and information science."; A. L. Dick "Library and information science as a social science: neutral and normative conceptions."; D. Raber "Librarians as organic intellectuals: a gramscian approach to blind spots and tunnel vision."; M. Rosenzweig "The basis of a humanist librarianship in the ideal of human autonomy", donde los autores analizan la errónea filosofía que atraviesa hoy a la Bibliotecología: el positivismo.

Estos autores proponen una nueva filosofía basada en la fenomenología hermenéutica, realizando un híbrido entre las teorías de Husserl y Ricoeur -Budd-, los trabajos de M. Foucault -Radford-, o una combinación de enfoques alternativos unidos por su oposición al positivismo -Dick-, o el análisis del rol del bibliotecólogo -"intelectual orgánico" utilizando la terminología gramsciana- como legitimador del orden social vigente -Raber-; e incluso la visión humanista de Marx como base de las prácticas bibliotecológicas -Rosenzweig-.

No menos importante resultan los trabajos de B. Jonas "Revitalizing theory in library and information science: the contribution of process philosophy.", donde se propone el análisis filosófico de la Bibliotecología a partir de los trabajos de Ricoeur, en los cuales la dialéctica juega un papel preponderante; J. Buschman "Information technology, power structures and the fate of librarianship", en el que se ensamblan la Bibliotecología y la "teoría de la resistencia" de H. Giroux; G. Alves "Informação e Trabalho – Notas dialéticas" en el que el proceso social es analizado en su complejidad a partir de una determinada totalidad concreta: el capitalismo; M. das G. Targino "Praxis bibliotecária", donde la práxis bibliotecológica es analizada a partir de la filosofía de la práxis marxista; M. de Albuquerque Aquino "Educaçao e tecnologia: desenlaces/ (entre)laços na aventura de (in)formar o homem – uma discussao possivel?", en la que a partir de las reflexiones marxianas se busca el nexo entre educación y tecnología, donde se evidencia el papel del Bibliotecólogo en la (in)formación del hombre; J. Andersen "Information Criticism: Where is it?", donde aparece reflejada la "teoría de la acción comunicativa" de Habermas.

A estos trabajos podemos adicionar los sustanciosos aportes -no siempre bajo una perspectiva marxista aunque sí anti-hegemónica- de E. Civallero; M. C. Diniz Nogueira; I. A. Ferreira de Macedo; H. Llopera; F. Meneses-Tello; J. Licea de Arenas; S. P. M. Mueller; O. C. Peres Rabello; S. P. Mostafa; S. de Souza; M. A. Rendón Rojas y R. Urbizagátegui Alvarado, entre otros.

Consideramos, por tanto, que en esta línea de análisis de las Políticas de Información en el Área Educativa que llevamos adelante no constituye un esfuerzo aislado ni exento de valor, sino que por el contrario, se ubica dentro de una corriente de pensamiento que a pesar de querer ser silenciado, constituye, desde nuestra perspectiva, un acercamiento real y profundo hacia la necesaria reconceptualización y reconstrucción que debe atravesar nuestra disciplina.

Por tal motivo, consideramos fundamental la indagación epistemológica sobre el verdadero sujeto de acción de la misma -el usuario y no la transferencia de información- y la elaboración de políticas informacionales orientadas a responder a una filosofía emancipatoria.

Bajo estos lineamientos se articula el cuerpo teórico del presente trabajo. En el mismo se presenta el proceso de investigación realizado y sus resultados.

Se comienza contextualizando la información en el mundo actual, donde la influencia del neoliberalismo y el actual paradigma tecnoeconómico producen rupturas cada vez más incipientes e insoslayables dentro del tejido social.

Posteriormente, se presenta un análisis de la información, la ideología y la vinculación de las mismas en la reproducción del orden social vigente. Partiendo de la concepción marxista del término ideología, revisado por Louis Althusser, y adicionando aportes desde nuestra disciplina y disciplinas aledañas, se pretende una aproximación al estudio de la reproducción social a partir de la importancia de la información como componente estratégico de los AIE.

Desde este lugar se analiza la función del Bibliotecólogo en la reproducción de las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes y el vínculo entre el discurso de determinados teóricos de la disciplina con las fuentes de poder.

A continuación se propone la dialéctica como solución a la crisis del determinismo, incertidumbre y caos en la teoría social -producto de la crisis del paradigma positivista-, aplicándola concretamente a cuestiones actuales, consideradas imprescindibles en el terreno de la información, la disciplina en cuestión y a nuestro quehacer profesional. Se continua con una breve pero necesaria vinculación entre el término educación y los escritos de Marx y Engels para luego redescubrir -o descubrir- el legado de Paulo Freire y su Educación Problematizadora.

Finalmente, luego de haber sistematizado una visión crítica de nuestra disciplina, nuestro objeto de estudio y nuestro quehacer profesional, se propone un análisis en esta misma dirección de las denominadas Políticas Públicas de Estado en general, y de las Políticas Sociales en particular. Se enfatiza en las Políticas de Información en Educación Primaria, haciendo hincapié en el Debate Educativo que tiene lugar en nuestro país.

Desde aquí se impugnan los preceptos sobre los que se erige la "Sociedad de la Información", visualizada por los autores como una construcción política e ideológica. Se analiza el término "Alfabetización Informacional" y se promueve, desde la Bibliotecología, la formación y el compromiso del profesional como actor social involucrado profesional y políticamente en los procesos que contribuyan a la emancipación y el empoderamiento social. Se apuesta a la construcción de la "Bibliotecología de la Esperanza", propuesta a partir del híbrido entre el pensamiento de Hernando Llopera y José Luis Rebellato.

Al final se incluye como Anexo la declaración de Objetivos de Desarrollo del Mileno-ODM (2000-20015), estampada en la Agenda del Milenio, realizada por las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, con el fin de comparar el discurso proveniente de los organismos internacionales y la realidad que vive nuestro Tercer Mundo.

Conforme a lo expresado, arribamos a la conclusión de que a pesar de no existir Políticas de Información en Educación Primaria explícitas, las mismas se manifiestan de manera implícita en las decisiones y en el discurso del gobierno actual y de los gobiernos predecesores.

En cuanto a la función otorgada a la educación y a la información, el discurso ideológico imperante, suscrito a los intereses de la clase poseedora del control de los medios de producción, permite observar los mezquinos intereses que privilegian la acumulación de capital en detrimento de la vida y la esperanza.

Al ser este un trabajo ensayístico, y reconociendo los alcances y las limitaciones que el mismo representa, no pretendemos establecer verdades absolutas, sino por el contrario, abrir el abanico al surgimiento de nuevas formas de aproximación a la realidad desde una perspectiva crítica y desmitificadora.

Los autores del presente trabajo pretenden, por ende, contribuir desde la Bibliotecología a la construcción de una visión cuestionadora del status quo, y que al mismo tiempo constituya una alternativa real y positiva con respecto a la situación de hambre y exclusión que vivimos en el actual sistema de opresión.

2.1. OBJETIVOS GENERALES

  • Contribuir a la construcción de una visión crítica de los conceptos y nociones hegemónicos en la disciplina, dotando al lector de elementos teóricos que fortalezcan su capacidad crítica y toma de conciencia frente a su papel transformador.

  • Orientar procesos de confección de Políticas de Información en el Área Educativa con opciones teóricas, epistemológicas y metodológicas desde la Bibliotecología bajo una perspectiva dialéctica.

2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

  • Identificar los orígenes y contexto de los principales esquemas de pensamiento social, esbozando su connotación paradigmática dentro de la Bibliotecología.

  • Promover el debate en torno a los nuevos roles del Profesional de la Información frente a los desafíos de un mundo globalizado.

  • Reconocer los rasgos básicos de una emergente opción teórica, epistemológica, y metodológica en investigación.

  • Desarrollar competencias básicas para el diseño y gestión de Políticas de Información en el Área Educativa.

"Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo."

Marx, 2003, p. 279

3.1. CONSIDERACIONES GENERALES

Los autores del presente trabajo realizan un abordaje histórico-dialéctico del tema "Ideología e Información: Reflexiones acerca de las Políticas de Información en Educación Primaria en Uruguay". El mismo se ubica en el momento actual y se integra a temáticas relevantes desde la óptica marxista.

La realidad actual está signada por el orden capitalista -hoy en su fase neoliberal- que condiciona y transforma los modos de producción y transferencia de la información. La inculcación de la ideología dominante, se torna ostensible hacia el sujeto desde sus primeros acercamientos al conocimiento, ya que según la teoría reproductivista del filósofo postmarxista francés Louis Althusser (1984), familia y escuela son los dos primeros AIE a los que se enfrenta el sujeto.

A través de la inculcación de su ideología desde los AIE, el sistema hegemónico asegura su perpetuación a partir de la reproducción de las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes.

Es por ello que es necesario precisar algunos conceptos básicos de la teoría económico-social marxista y su aplicación al estudio del modo de producción capitalista.

Debemos convenir, en que para sobrevivir, los seres humanos necesitamos, por medio del trabajo, producir bienes materiales como alimentos, vestimenta, etc.

Dicha producción de bienes materiales es la base de la vida y del desarrollo de cualquier sociedad. En efecto, Marx (1982, I, p. 86) señala que "Los individuos están subordinados a la producción social, que pesa sobre ellos como una fatalidad; pero la producción social no está subordinada a los individuos y controlada por ellos como un patrimonio común. Por consiguiente, nada es más falso y absurdo que presuponer, sobre la base del valor de cambio y del dinero, el control de los individuos asociados a su producción global."

El trabajo es la actividad racional del hombre encaminada a la producción de bienes materiales. En él, el hombre ejerce su influjo sobre la naturaleza para adaptarla a sus necesidades.

El trabajo es patrimonio exclusivo del hombre, una eterna necesidad natural y la primera condición de toda la vida humana. "El proceso de trabajo es la actividad racional encaminada a la producción de valores de uso […] la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural y eterna de la vida humana […] y común a todas las formas sociales por igual." (Marx, 1973, I, p. 136)

Los medios de trabajo son todas las cosas de que se vale el hombre para actuar sobre los objetos que han de ser elaborados. Dentro de los medios de trabajo, corresponde el papel decisivo a los instrumentos de producción. Estos instrumentos de trabajo son los que deciden su poder sobre la naturaleza. Los hombres utilizan los instrumentos de producción para actuar sobre los objetos de trabajo, es decir aquello sobre lo cual recae el trabajo del hombre.

Por lo tanto, el objeto universal de trabajo es la propia naturaleza circundante –la tierra, las aguas, etc.-. De esta forma, los medios y los objetos de trabajo conforman los medios de producción.

La producción tiene siempre dos aspectos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Las fuerzas productivas son tanto los medios de producción -y ante todo, los instrumentos de trabajo creados por la sociedad-, como los hombres que producen los bienes materiales. "Es necesario añadir que los hombres no son libres de escoger sus fuerzas productivas -base de toda su historia-, pues toda fuerza productiva es una fuerza adquirida, producto de una actividad anterior. Por lo tanto, las fuerzas productivas son el resultado de la energía práctica de los hombres, pero esta misma energía se halla determinada por las condiciones en que los hombres se encuentran colocados, por las fuerzas productivas ya adquiridas, por la forma social anterior a ellos, que ellos no han creado y que es producto de las generaciones anteriores." (Marx, 1970, p. 171)

Continuando, las relaciones de producción o económicas son aquellas que surgen en el proceso de la producción: el cambio, la distribución y el consumo de bienes materiales. Las relaciones de producción están dadas esencialmente por las relaciones de propiedad de los medios de producción.

Las fuerzas productivas sumadas a las relaciones de producción forman conjuntamente el modo de producción, pero son dos aspectos distintos del mismo. Se hayan en interacción e influyen el uno sobre el otro. Es decir, lo que se produce y como se produce es lo que permite explicar la naturaleza de las relaciones sociales de producción.

Por relaciones sociales de producción entendemos el sistema de posiciones que son asignadas a los agentes de producción con respecto a los principales medios de producción. Dicho sistema asigna la posición de los productores directos y la de los no productores y, conforme a tales posiciones, es desde donde se ejercen las funciones de apropiación de la naturaleza, la coordinación de ese proceso y la distribución de la riqueza social.

En el proceso de perfeccionamiento de la producción se desarrollan tanto las fuerzas productivas como las relaciones de producción. "Cada etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí, en lo que respecta al material, al instrumento y al producto del trabajo." (Marx; Engels, 1985, p. 20-21)

Cada nuevo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas requiere un cambio en las correspondientes relaciones de producción. En ello se basa la ley económica de la correspondencia de las relaciones de producción con las fuerzas productivas, descubierta y analizada por Marx. Dicha ley muestra la base económica de las revoluciones sociales.

Cuando las relaciones de producción preexistentes se tornan incompatibles con los nuevos avances de las fuerzas productivas, frenando su progreso, forzosamente deben ceder su lugar a otras nuevas. "[…] las formas de la economía bajo las que los hombres producen, consumen e intercambian, son transitorias e históricas. Al adquirir nuevas formas productivas, los hombres cambian su modo de producción, y con el modo de producción cambian las relaciones económicas, que no eran más que las relaciones necesarias de aquel modo concreto de producción." (Marx, 1970, p. 172)

Ahora bien, debido al conflicto de intereses entre quienes idearan las viejas relaciones de producción y los que promulgan las nuevas, estos cambios se suceden en ciertas ocasiones en una forma hostil.

Dentro del modo de producción que es característico a una cierta sociedad, existen ciertas relaciones de producción preponderantes que son la base de dicha sociedad.

Se considera como base al conjunto de relaciones de producción dominantes en una sociedad dada, aquellas que se vinculan con un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. La base engendra la correspondiente superestructura y determina su desarrollo.

Se entiende por superestructura a los conceptos políticos, filosóficos, jurídicos, artísticos, religiosos, etc. de la sociedad y los institutos que les corresponden. Tanto la base como la superestructura sólo existen durante un período determinado. Al cambiar la base, cambia con ella la superestructura.

El modo de producción de los bienes materiales -como conjunción de las fuerzas productivas y las relaciones de producción-, junto con la superestructura, constituyen la formación económico-social.

Bajo el capitalismo todo se compra y se vende, incluso la fuerza de trabajo humano, y por lo tanto éste reviste la forma de mercancía. Las relaciones entre los hombres en la sociedad se traducen en relaciones entre mercancías.

La mercancía es la célula económica en la sociedad burguesa. Se entiende por producción mercantil a aquella cuyos productos no se destinan al consumo personal sino a la venta, al intercambio en el mercado. "Pero cuando se dice que tal cosa es una mercancía, no se trata ya del fin con que se compra, es decir, de la utilidad que se quiere sacar de ella, de la aplicación que de ella se quiere hacer. Es una mercancía como objeto de tráfico." (Marx, 1970, p. 39)

La producción mercantil simple es el punto desde el que parte Marx para analizar el modo de producción capitalista. El ejemplo más típico de producción mercantil simple es la producción que realizan los pequeños campesinos y los artesanos. La producción se basa en este caso en el trabajo personal, es decir que laboran ellos mismos, sin explotar el trabajo ajeno. Cada productor de mercancía simple es dueño de los medios de producción, y los frutos de ésta no están destinados al consumo propio sino a su venta en el mercado.

Es importante observar que, cuando un hombre fabrica un objeto para su uso personal, éste es un producto, pero no una mercancía. Para que un producto sea una mercancía debe satisfacer alguna necesidad social, es decir debe satisfacer la demanda de él por parte de la sociedad.

La satisfacción de cierta necesidad humana por parte de la mercancía es llamada valor de uso. Cada mercancía puede tener varios valores de uso, pudiendo, por ejemplo, el carbón ser utilizado tanto como combustible como para producir productos químicos. En la producción mercantil se opera un constante intercambio de unos valores de uso por otros, manteniendo determinada relación cuantitativa. Esta relación cuantitativa, sobre cuya base un valor de uso se cambia por otro, se llama valor de cambio.

"La producción, a diferencia de la distribución, como regida por leyes eternas de la naturaleza, independientes de la historia, ocasión esta que sirve para introducir subrepticiamente las relaciones burguesas como leyes naturales inmutables de la sociedad in abstracto. Esta es la finalidad más o menos consciente de todo el procedimiento." (Marx, 1982, I, p. 7)

Todas las mercancías son resultado del trabajo humano. Las mercancías pueden equipararse unas con las otras porque en cada una de ellas se ha invertido cierta cantidad de trabajo, y son consideradas valores debido a que son producto de ese trabajo.

Se debe distinguir el valor de uso del valor de cambio de una mercancía. A un productor de mercancías le interesará el valor de cambio -y no el de uso- de una mercancía dada, pero, para que la mercancía pueda realizarse como valor de cambio, debe tener además un valor de uso, es decir que debe encontrar demanda.

Ahora bien, la magnitud del valor de una mercancía no es fruto del trabajo humano invertido en la producción de la misma por cada productor aparte, sino que se determina por la cantidad de trabajo socialmente necesario para la elaboración de dicha mercancía.

Por trabajo socialmente necesario se entiende el que se requiere para elaborar una mercancía dada en las condiciones sociales medias de producción de la rama productiva correspondiente -el nivel técnico, el grado de habilidad de los productores, y la intensidad del trabajo-.

Por regla general, la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir cierta mercancía es determinada por las condiciones de producción en que se elabora la masa mayor de dicha mercancía. Este fenómeno se conoce como la ley del valor.

El valor de una mercancía se manifiesta a través de su valor de cambio en el comercio. El dinero es la mercancía de referencia que permite dar una unidad para la media del valor de una mercancía cualquiera. El precio es la expresión en dinero del valor de la mercancía.

Ahora bien, la producción mercantil simple es inestable. Entre los productores se opera constantemente un proceso de diferenciación: unos -la minoría- se enriquecen, otros -la mayoría- se arruinan.

En estas condiciones, este proceso conduce a la aparición de la burguesía -los primeros- y el proletariado -los segundos, que se ven obligados, para sobrevivir, a vender su fuerza de trabajo a los primeros-, es decir que conduce a la aparición del capitalismo.

La producción mercantil capitalista se basa, al igual que la simple, en la división social del trabajo y en la propiedad privada de los medios de producción, pero, a diferencia de ésta, no tiene por fundamento el trabajo personal del propietario de dichos medios, sino la explotación del trabajo asalariado.

Con la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía, la producción mercantil adquiere un carácter universal y se convierte en predominante. "La desvalorización continua del trabajo sólo es una aspecto, una de las consecuencias de la evaluación de las mercancías por el tiempo de trabajo." (Marx, 1970, p. 47)

No obstante, antes de la aparición del capitalismo ya existía la circulación mercantil, que podía expresarse como Mercancía-Dinero-Mercancía, es decir la compra de mercancía para venderla.

La fórmula Mercancía-Dinero-Mercancía es inherente a la producción mercantil simple, y no cumple otra función más que la del trueque.

Mientras tanto, la fórmula Dinero-Mercancía-Dinero es la que convierte el dinero en capital. Es decir, el capitalista utiliza el dinero como forma de obtener más dinero, invirtiendo en medios de producción -instrumentos de producción, materias primas y fuerza de trabajo-.

La diferencia obtenida por el mismo en este proceso se llama ganancia o plusvalía. Ahora bien, esa plusvalía se obtiene explotando el único medio de producción capaz de generar un valor: la fuerza de trabajo humana. El salario que el capitalista le paga al obrero es simplemente el dinero que éste necesita para sobrevivir, y no está en función de lo que éste produce.

De esta manera, todo lo que produce el trabajador por encima de su cuota de supervivencia se convierte en plusvalía para el capitalista. Cuanto mayor sea esta plusvalía con respecto al salario del obrero, tanto mayor es el grado de explotación.

Existe además un segundo tipo de plusvalía, la llamada plusvalía extraordinaria, la cual se genera cuando un cierto capitalista incorpora una cierta innovación en la producción, la cual le permite producir con menos trabajo que sus competidores cierta mercancía.

Esto provoca que, durante el período de tiempo en el que dicho productor se encuentre a la delantera de los demás, éste obtenga en el mercado por la mercancía el precio que corresponde al trabajo socialmente necesario para elaborarlo con la tecnología anterior, obteniendo ese sobreprecio como una ganancia adicional.

Este hecho, sumado a la competencia, es lo que impulsa al desarrollo tecnológico de la sociedad capitalista.

En la sociedad capitalista tradicional, la plusvalía extraordinaria, es de carácter transitorio, es decir, dura el tiempo que, dada una innovación introducida -que mejora la eficiencia– en la producción por un productor particular, tarda en generalizarse dicha innovación al resto de los productores -o por lo menos, la mayoría de ellos, de modo que se modifique el valor medio de la mercancía-.

Esta ventaja adicional que obtiene el primero al introducir una mejora en la eficiencia, como ya se ha mencionado, impulsa a los capitalistas a una carrera por desarrollar la producción -antes que sus competidores-, para obtener más ganancias.

Si bien este tipo de plusvalía, por ser ocasional, no tiene un carácter central en el capitalismo tradicional, actualmente, para el nuevo tipo de capital, surgido de esta revolución tecno-económica a la que asistimos, la plusvalía extraordinaria se vuelve permanente y pasa a ser primordial.

Marx (2002, I, p. 394) presta singular atención a la tecnología y las relaciones técnicas ya que ambas se encuentran en estrecha relación con su teoría del hombre: "La tecnología pone al descubierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y con esto, asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones intelectuales que surgen de ellas."

La historia y el desarrollo del capitalismo han pautado la existencia de diversas formas de capital. Así en una época podemos nombrar el capital agrario, el capital industrial, el capital financiero, etc.

Mientras en la etapa del capitalismo premonopolista el capital dominante era el industrial, en la época imperialista, con la formación de los monopolios el capital dominante pasó a ser el capital financiero.

La etapa del imperialismo implica para Lenin (19-?) la división del mundo en países dominantes -de producción desarrollada, principalmente industrial- y países dependientes -con una producción atrasada, principalmente en materias primas-.

Hoy, debido a la explosión de los medios de comunicación de masas, la cibernética, y demás elementos que constituyen el nuevo paradigma tecno-económico, ha surgido una nueva forma de capital: el capital de información, que rápidamente se ha convertido en el capital dominante. Su predominio pauta el origen de una nueva forma de capitalismo, con características propias, y que a nivel internacional se traduce en el proceso de globalización, el que será analizado más adelante.

Estos avances tecnológicos no solo revolucionan el proceso de producción material, sino la vida integral del hombre.

No se trata de una revolución tecnológica más, sino que es algo mucho más profundo. Según A. Toffler (1994, p. 19) "[…] nos hallamos ante un acontecimiento tan profundo como aquella primera ola de cambio desencadenada hace diez mil años por la invención de la agricultura, o la sísmica segunda ola de cambio disparada por la revolución industrial."

Es que, conforme a dicha afirmación, consideramos oportuno establecer un paralelismo con la concepción marxista del cambio.

Marx sostiene que aquello que permite diferenciar una época de otra es la forma en que el hombre trabaja, y eso depende a su vez de los instrumentos con los que trabaja.

En su obra "El Capital" sentencia que la misma importancia que posee la estructura de los huesos fósiles para conocer la organización de las especies animales extinguidas, las tienen los vestigios de "medios de trabajo" para formarse un juicio acerca de las formaciones. "Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino cómo, con qué medios de trabajo se hace. Los medios de trabajo no sólo son escalas graduadas que señalan el desarrollo alcanzado por la fuerza de trabajo humana, sino también indicadores de las relaciones sociales bajo las cuales se efectúa ese trabajo. Entre los medios de trabajo mismos, aquellos cuya índole es mecánica, y a cuyo conjunto se le puede denominar el sistema óseo y muscular de la producción, revelan características mucho más definitorias de una época de producción social que los medios de trabajo que sólo sirven como recipientes del objeto de trabajo por ejemplo, tubos, toneles, cestos, jarras, etc. y a los que podríamos llamar, en su conjunto y de manera harto genérica, sistema vascular de la producción." (Marx, 2002, I, p. 147-148)

Se trata entonces de un proceso sobredeterminado, que tiene su origen en la forma en que los hombres producen los bienes materiales.

Estos cambios en la producción afectan no solo a los países industrializados sino al grueso mundial, llevando las economías de los países tercermundistas a un grado de dependencia poco creíble, el cual afecta sus esferas político, social y económica.

En consecuencia, nuestros países se han convertido en ejércitos de mano de obra de reserva al servicio del capital, consecuencia directa de las condiciones de hambre, discriminación, exclusión y explotación a las que son sometidos diariamente millones de niños, mujeres y hombres.

Los Estados no constituyen ni más ni menos que el aparato que utiliza la clase burguesa para garantizar su dominación de clase, mientras que los gobiernos y los partidos políticos burgueses -más allá de sus matices- han perdido credibilidad entre sus electores debido a la corrupción e ineficacia reinante en ellos, a lo que hay que agregar la crisis del "Estado de Bienestar".

Socialmente, se tienden a buscar cada vez más las salidas individuales que las colectivas, desvaneciéndose los lazos comunitarios necesarios para toda nación al momento de enfrentar las crisis.

Las bancas nacionales han decepcionado a sus inversores con monedas débiles frente a las divisas extranjeras, sumado a las crecientes estafas por parte de sus directivos, muchos de ellos bajo el manto de Estados incapaces y, por sobre todo, corruptos.

Consideramos fundamental enfocarnos en la realidad general de Latinoamérica, y en particular en la de nuestro país, donde cada vez son más los cinturones de pobreza que rodean a los principales centros poblados.

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- dedicado a nuestro país (PNUD, 2005) demuestra que la evolución del desarrollo humano en Uruguay presenta un futuro incierto.

El informe identifica diferentes áreas problema para nuestro país, dentro de las cuales interesa resaltar la pobreza de ingresos; la emigración; alta deserción escolar en detrimento del aumento del trabajo infantil; la crisis económica reciente; la alta proporción de población en tercera edad; la tardía emancipación de los jóvenes de sus hogares; la delegación y carga en los sectores más pobres del peso fiscal para proteger a la tercera edad y sostener la tardía emancipación de jóvenes.

La situación mundial no es más alentadora. A partir del año "98 la diferencia de ingreso entre el quinto más rico de la población mundial y el quinto más pobre, medidos por ingreso nacional medio per cápita, aumentó de 30 a 1 en 1960 a 74 a 1 en 1997, es decir se duplicó en las últimas décadas. Y sigue aumentando. Menos de un 20% de la población mundial acumula más del 80% de la riqueza. Las tres personas más ricas del mundo tienen activos que superan el PBI combinado de los 48 países menos adelantados. Las quince personas más ricas tienen activos que superan el PBI total del África al Sur del Sahara. La riqueza de las 32 personas más ricas supera el PBI total de Asia Meridional.

La solución a estos problemas redundaría en un desarrollo sostenible que apunte a mejorar la calidad de vida, pretendiendo una mayor justicia social y una economía sustentable y equitativa.

Es decir, que cuando se adopta la perspectiva del ser humano y las dinámicas sociales aparecen la sostenibilidad y la calidad de vida como dos conceptos inseparables, y que remiten a su vez a una cuestión de equilibrio, solidaridad e identidad social como factores indispensables para hacer posible los propósitos señalados anteriormente.

3.1.1. EL PARADIGMA TECNOECONÓMICO

En las últimas décadas del siglo XX hemos concurrido a una serie de procesos y cambios de trascendencia histórica, los cuales son considerados como fundamentales al intentar dar una explicación a la crisis de paradigmas en que nos encontramos inmersos.

Por un lado "Una revolución tecnológica, centrada en las tecnologías de la información, empezó a reconfigurar la base material de la sociedad a un ritmo acelerado." (Castells, 2001, I, p. 27).

En este marco, las economías mundiales se han hecho interdependientes a escala global. Se establece una nueva relación entre economía, Estado y sociedad, con la afirmación del capitalismo tras la caída del estatismo soviético y el fin de la Guerra Fría.

Sin embargo, el mismo capitalismo está sufriendo un proceso de reestructuración profunda. Esta reestructuración se caracterizada por una mayor flexibilidad en la gestión, la descentralización e interconexión de las empresas, la nueva relación de poder del capital frente al trabajo, el nuevo papel del Estado provocando la integración global de los mercados capitalistas, donde aparece el Pacífico Asiático como el nuevo centro industrial global dominante.

Se produce la unificación europea y el surgimiento de una economía regional norteamericana, la significativa diversificación y posterior desintegración del Tercer Mundo, al igual que la transformación gradual de Rusia y su zona de influencia económica.

Se acentúa cada vez más el desarrollo desigual no solo entre norte y sur, sino que también abarca a los segmentos y territorios dinámicos de las sociedades que corren el riesgo de convertirse en irrelevantes para el sistema.

Es así que observamos por un lado la consolidación de las fuerzas productivas de la revolución informacional en nombre del capital, y por otro, la formación de "[…] agujeros negros de miseria humana en la economía global […]" (Castells, 2001, I, p. 28), consecuencia de ese mismo sistema de acumulación capitalista.

En lo que hace a la comunicación, se establece un nuevo sistema donde se habla cada vez más un lenguaje digital., integrado globalmente a la distribución de palabras, sonidos e imágenes.

Hasta hace poco, sonido, imagen y texto iban por separado, y en el caso del cine sonoro se había conseguido superponerlos. Hoy, con las tecnologías digitales, textos, datos, sonidos e imágenes viajan en un único producto, transmitiéndose casi instantáneamente a través de Multimedia.

La transmisión de datos a la velocidad de la luz; la digitalización de los datos, las imágenes y los sonidos; los satélites de las telecomunicaciones; la telefonía; la generalización de la informática y las computadoras conectadas a redes de escala planetaria han alterado poco a poco el orden mundial.

Las nuevas tecnologías facilitan la difusión de mayores números de datos. Según Ignacio Ramonet (1999, p. 105) en los últimos treinta años el mundo ha producido más información que en el curso de los cinco mil años precedentes. "Cada día, alrededor de veinte millones de palabras de información técnica se imprimen sobre diversos soportes (revistas, libros, informes, disquetes, CD-ROM). Un lector capaz de leer mil palabras por minuto, ocho horas por día, tardaría un mes y medio en leer la producción de una sola jornada; y al final de este período habría acumulado un retraso de cinco años y medio de lectura."

La explosión informacional pauta nuevos patrones a seguir en lo que refiere a la apropiación y transmisión del conocimiento. E. Rubio y M. Pereira (1994, p. 13) sostienen que el conocimiento avanza con un vértigo tal que las universidades deberán ser recicladas tres veces en los próximos años, ello debido a que deberán trabajar con un 75% de información que aún no existe.

Los increíbles avances de la biotécnia y de la ingeniería genética son un ejemplo de las innovaciones que se han producido en el mundo del conocimiento. "Los profetas de la tecnología predican una nueva era, extrapolando a las tendencias y organizaciones sociales la lógica apenas comprendida de la lógica y el ADN." (Castells, 2001, I, p. 30)

El modo de emplear la información genética a la hora de crear nuevos organismos tiene consecuencias inimaginables, que producen en el mundo científico posiciones dicotómicas en lo que hace a sus posibles beneficios en favor de la sociedad.

En este contexto, se evidencia la necesidad de de implementar marcos regularios que articulen, desde la ética, la planificación y ejecución de políticas que tiendan a asegurar en beneficio de todos y de todas los avances en el campo biomédico, e impedir que las mismas se constituyan en una nueva forma de desigualdad que acentue aún más las brechas sociales existentes.

Castells (2001, I, p. 30) sostiene que "[…] la tecnología no determina la sociedad. Tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos factores, incluidos la invención y las iniciativas personales, intervienen en el proceso del descubrimiento científico, la innovación tecnológica y las aplicaciones sociales, de modo que el resultado final depende de un complejo modelo de interacción."

Es, a nuestro entender, que en este modelo de interacción, la economía, y más precisamente, el desarrollo de las fuerzas productivas, son la base sobre la que descansa la historia de las sociedades ya que el cambio social se halla bajo la incidencia directa de ambos factores.

Tomando la revolución de las tecnologías de la información como uno de los elementos clave en la explosión informacional, es fundamental realizar un breve esbozo sobre el nuevo paradigma tecnoeconómico, con el fin de lograr una mejor comprensión de su influencia en la economía, la sociedad y el Estado.

"El nuevo paradigma tecnológico se caracteriza por dos rasgos fundamentales. Primero, las nuevas tecnologías centrales están conectadas en el procesamiento de la información. […] lo que distingue al actual proceso de cambio tecnológico es que la información constituye tanto la materia prima como el producto. […] La telecomunicación permite transmitir dicha información posibilitando que exista un flujo de intercambio y tratamiento de la información a cualquier distancia, a bajo costo y con períodos de transmisión cada vez menores. […] La segunda característica principal de las nuevas tecnologías es de hecho común a todas las grandes revoluciones tecnológicas. Los principales efectos de sus innovaciones recaen sobre los procesos más que sobre los productos." (Castells, 1995, p. 37-39)

Estas dos características del paradigma tecnológico impactan de manera fundamental en la sociedad, ya que transforman el modo en que producimos, consumimos y vivimos.

"El hecho de que las nuevas tecnologías se encuentren enfocadas hacia el procesamiento de la información, acarrea consecuencias de gran alcance para la relación entre la esfera de los símbolos socioculturales y la base productiva de la sociedad. La información está basada en la cultura, y el procesamiento de la información es de hecho una manipulación de los símbolos sobre la base del conocimiento existente. […] En este sentido, el nuevo paradigma tecnológico informacional enfatiza la importancia histórica de la propuesta marxista respecto a la interacción estrecha entre las fuerzas productivas y los sistemas sociales." (Castells, 1995, p. 40-41)

En tanto, la máquina-herramienta, que pauto el despegue y la consolidación de la civilización industrial, se ve ahora remplazada por máquinas herramienta de control numérico y robots, convirtiéndose la computadora en un instrumento fundamental de trabajo.

Las revoluciones tecnológicas son innovaciones de una magnitud tal que pueden transformar todo el aparato productivo, la forma de vida y la economía mundial.

La revolución tecnológica es una ruptura en el mundo tecno-económico. Se trata entonces de un conjunto de productos, procesos, industrias e infraestructuras que interconectados irrumpen en un período dado y producen un gran salto de productividad.

"La Revolución Científico-Técnica, también conocida por III Revolución Industrial, constituye uno de los instrumentos fundamentales que hace palpable y viable la globalización." (Esteves, 2004, p. 149)

El paradigma tecno-económico es el sentido común que emerge de la lógica de la revolución tecnológica, y es esa noción de paradigma más amplia que la de revolución tecnológica y la envuelve.

La idea de nuevo paradigma presupone la idea de un paradigma anterior, y el cambio contemporáneo puede contemplarse como el paso de una tecnología que se basaba fundamentalmente en insumos baratos de energía –petróleo barato-, a otra que se basa fundamentalmente en insumos baratos de información, derivados de los ya mencionados avances en la microelectrónica y la tecnología de las comunicaciones.

Continuando con Castells (2001, I, p. 93-94), sostenemos que este nuevo paradigma, organizado en torno a la tecnología de la información, tiene su origen hacia 1970 en Estados Unidos, más precisamente en California. Desde su aparición se ha ocupado de la búsqueda de nichos de mercado en productos y procesos.

Dicho paradigma tiene características que constituyen su núcleo, y en su conjunto la base material de la sociedad red. Dichas características podemos puntuarlas de la siguiente manera:

  • ? la información es su materia prima, son tecnologías para actuar sobre la información;

  • ? la capacidad de penetración de los efectos de las nuevas tecnologías, ya que la información es una parte integral de toda actividad humana;

  • ? la lógica de interconexión de todo sistema o conjunto de relaciones que utilizan estas nuevas tecnologías de la información;

  • ? la flexibilidad, que implica que no solo los procesos son reversibles, sino que también pueden modificarse las organizaciones y las instituciones, e incluso alterarse de forma fundamental mediante la reorganización de sus componentes;

  • ? la convergencia creciente de tecnologías específicas en un sistema altamente integrado, dentro del cual las antiguas trayectorias tecnológicas separadas se vuelven prácticamente indistinguibles. A su vez dicha convergencia se extiende hacia la interdependencia creciente de las revoluciones de la biología y la microelectrónica, tanto desde una perspectiva material como metodológica.

La revolución tecnoeconómica ha sido fundamental en la reestructuración del sistema capitalista a partir de la década de los "80, el cual se ha adecuado a su desarrollo y manifestaciones por la lógica propia de sus intereses.

El nuevo paradigma introduce cambios importantes en el aparato productivo donde aparece la búsqueda de la adaptabilidad o flexibilidad, que permite pasar de la fabricación en gran escala a una fabricación variada correspondiente a una demanda cada vez más diferenciada.

Se da el pasaje de un modelo de producción intensivo en energía y materia prima a otro con base en la información, los conocimientos y los servicios.

Por último, se pasa de una estructura jerárquica y vertical a una red flexible y descentralizada con gran autonomía, pero con una dirección estratégica.

3.1.2. LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CAPITAL

Aparecen así los conceptos de economía global y globalización -o mundialización-, construidos a partir de la internacionalización del capital, que como sostiene Marx (2002, I), debe tender a la conquista de toda la Tierra, y su mercado a movilizarse de un lugar a otro en un mínimo de tiempo.

El Estado capitalista moderno posee una de sus bases fundamentales en el mercado nacional, el cual se ve superado por la nueva era de la economía financiera global.

"El capitalismo internacional cobra algunas de sus víctimas caducando los capitalismos nacionales y adelgazando, hasta la inanición, los poderes públicos. El golpe ha sido tan brutal y definitivo que los Estados nacionales no disponen de la fuerza necesaria para oponerse a la acción de los mercados internacionales que transgrede los intereses de ciudadanos y gobiernos." (Subcomandante Marcos, 1997, p. 7) A modo de apoyo a la comprensión del desarrollo del capitalismo se incluyen una serie de figuras que ilustran el "triángulo institucional del capitalismo", donde aparecen tres instituciones centrales que son los Estados -Es-, las empresas -Em- y los mercados -M-, los cuales detentan el poder político, el poder empresarial y el poder de la competencia.

La comparabilidad se manifiesta entre las configuraciones que caracterizan a los cuatro modelos y no entre los tamaños de los elementos individuales.

Figura 1. Historia institucional del capitalismo.

1. Capitalismo competitivo clásico.

edu.red

2. Capitalismo organizado (o monopolista).

edu.red

3. Capitalismo de Bienestar.

edu.red

4. Nuevo capitalismo competitivo (actual).

edu.red

Tomado de: Therborn, 1999, p. 34-35.

Analizando la historia reciente del capitalismo mundial, es posible observar que hace cinco o seis décadas atrás las empresas eran relativamente fuertes y los Estados y mercados pequeños. El capitalismo organizado ha estado pautado entonces por la expansión de los carteles y las alianzas entre las grandes empresas monopólicas.

A partir de la Segunda Guerra Mundial se desarrollan dos tendencias importantes.

Por un lado, se produce la expansión de los mercados -especialmente el mercado mundial de mercancías-, tratándose de una nueva apertura del comercio mundial bajo la hegemonía y presión del modelo norteamericano. El mercado sufre una intensa expansión, generándose un aumento en la competencia. Se produce un fortalecimiento de los mercados en comparación con las empresas.

Por otro lado, el período posguerra coincidió también con el período de crecimiento del Estado. En Europa Occidental y en América del Norte esto se hizo manifiesto con la difusión de los "Estados de Bienestar" en los años "60.

Hacia los años "70, y especialmente en los "80, se produjo un giro radical en la historia del capitalismo. La llegada de la economía postindustrial -el proceso histórico de industrialización culminó en los países capitalistas avanzados hacia el segundo lustro de los años "60- significó una nueva relación entre los mercados y las empresas, constituyendo una transformación fundamental en la conformación de la sociedad moderna.

La introducción de nuevas modalidades de producción, gracias al desarrollo de tecnologías -manejo electrónico y computarizado del proceso de producción- más flexibles, representó una mayor adaptación a las demandas del mercado.

Por otra parte, la expansión de los mercados financieros internacionales, cuyo origen fue la financiación de la Guerra de Vietnam por parte de Estados Unidos, constituye el aspecto más dramático de la expansión del mercado. Con las innovaciones tecnológicas estos mercados han llegado a ser enormes en su riqueza y en sus recursos, generando incluso más capital que los propios Estados.

La globalización acompañó siempre al capitalismo como sistema-mundo. Los procesos globalizantes plasman una contradicción central: el capital y la vida.

El modelo de desarrollo impuesto desde el neoliberalismo supone tanto la destrucción y exclusión de la vida humana así como también de la naturaleza. Rebellato (2000, p. 22) plantea: "[…] al hablar de globalización entiendo referirme al carácter omnipresente de una ofensiva ideológica, social, económica y política del modelo neoliberal y de la hegemonía imperial."

La globalización penetra en los países tanto del Primer como del Tercer Mundo a través de campos tales como las telecomunicaciones, la informática, el mercadeo, las finanzas, la publicidad, el derecho y la cultura; traduciéndose en dominación económica, financiera, educativa, industrial, tecnológica, militar, cultural, ambiental y política.

La globalización plantea un lenguaje que ha pasado a ser una matriz de pensamiento, desde donde se consolidan hábitos y se disminuye nuestra capacidad crítica con respecto a lo que tiende a establecerse como natural y normal. "Terminamos aceptando que es una realidad inmodificable, parte constitutiva de nuestra visión del mundo." (Rebellato, 2000, p. 27)

Sin embargo, el concepto de globalización ha sido puesto en tela de juicio por muchos autores – por ejemplo P. Hirst y G. Thompson-, ya que incluso la llegan a considerar un mito.[1] La explicación a ello está dada por el uso interesado que hacen de él los grupos dominantes a nivel mundial y sus ideólogos.

Se pretende hacernos creer que estamos manipulados por "[…] fuerzas económicas globales incontrolables, paralizando así las iniciativas nacionales, que pasan a ser calificadas de ineficaces sin mayor discusión. Su mensaje central es que las políticas nacionales tienen que someterse a los imperativos de la nueva economía global. Cualquier desvío en relación a los supuestos consensos de la globalización es tachado inmediatamente como inviable frente a los criterios y sanciones de los mercados internacionales, vistos como todopoderosos." (Noguerira Batista, 1998 citado en Harnecker, 2001, p. 131)

Los grupos y naciones que se encuentran en la cúspide en lo que hace a la internacionalización del capital, han hecho de la globalización la explicación

-intimidatoria y simple- de las tendencias económicas internacionales.

El crecimiento del desempleo, el descenso de los salarios, las crisis de las naciones, son atribuidas también a éste fenómeno, utilizándolo como excusa a todo lo que ocurre de negativo.

La globalización es una consecuencia inevitable del desarrollo del capital de información, conjugándose diversos aspectos de este desarrollo de forma de convertir al proceso de globalización en una necesidad vital y urgente para el capital de información.

El grado de desarrollo de las fuerzas productivas determina un rango característico para el tamaño que debe tener la formación económico-social que contiene dichas fuerzas productivas.

Cuanto mayor es el desarrollo de las fuerzas productivas de una sociedad, tanto mayor será el tamaño necesario de la economía correspondiente.

Así por ejemplo, en los comienzos del capitalismo, el tamaño característico del modo feudal de producción resultó incompatible con la economía burguesa, lo que condujo a la unificación de los pequeños dominios feudales en naciones.

De la misma forma, los nuevos avances de la producción, ocurridas en esta revolución tecno-económica -o si se prefiere, Tercera Revolución Industrial-, son incompatibles con la división en países, los que resultan demasiado reducidos para la nueva escala de producción.

"[…] la globalización se expresa mediante el reacomodo de los países capitalistas hacia la conformación de bloques económicos y comerciales regionales y subregiones, con el doble propósito de, por una parte, consolidar una zona de integración económica y comercial que contribuya a la reactivación económica continental y, de la otra, consolidar el poder capitalista desde el punto de vista económico." (Esteves, 2004, p. 178)

Esto está conduciendo, en forma rápida e irreversible, a la unificación de la economía y el mercado, primero en regiones -UE, NAFTA, MERCOSUR, etc.- y luego a escala mundial.

El ritmo acelerado de crecimiento de la economía capitalista actual y la necesidad de mantener dicha economía en constante expansión -característica del capital de información- convierte este proceso de unificación económica a escala mundial, llamado globalización, en una necesidad inmediata e ineludible para los intereses del capital informacional.

Entonces, este último intentará por todos los medios posibles eliminar las trabas a su desarrollo, interpuestas por la división de países, en forma similar a como la burguesía naciente eliminó las trabas feudales en los albores del capitalismo.

Desde un punto de vista técnico, este proceso de globalización se ve favorecido por el enorme y continuo desarrollo de las comunicaciones, que al restar importancia a las distancias geográficas, posibilita una íntima interconexión económica entre las regiones más remotas a nivel mundial.

Si bien el fenómeno de las multinacionales ya existía previamente, el mencionado desarrollo de las telecomunicaciones produce un salto cualitativo en la internacionalización de las empresas.

Además, al permitir la realización a distancia del trabajo, el comercio, los negocios, etc., hace desaparecer, desde el punto de vista técnico, las fronteras, que pasan sólo a tener un significado político.

Es decir, hoy en día es técnicamente viable la integración económica a escala planetaria, que necesita el capital de información.

Mientras que en la época de dominio del capital financiero, lo típico -en el marco de las relaciones internacionales- era el imperialismo y el colonialismo, que conducía a la división del mundo en países desarrollados dominantes y países atrasados dependientes, en la época actual, bajo la preponderancia del capital de información, se ha hecho económicamente viable la división del mundo en regiones desarrolladas, produciendo industrialmente con alta tecnología, y regiones subdesarrolladas, concentrada en la producción primaria, realizada en forma primitiva.

En primer lugar, en las regiones en que la producción se realice en forma atrasada, no se consumirán -al menos no en una cantidad significativa- las mercancías de información, lo cual imposibilitaría la penetración en estas regiones del capital de información y la consecuente explotación, que este realiza de las formas tradicionales de capital.

Entonces, los intereses del capital de información lo conducen inevitablemente a enfrentarse a los capitales atrasados de los países subdesarrollados, para sojuzgarlos e integrarlos a la economía global.

En segundo lugar, el vertiginoso desarrollo científico-tecnológico, al revolucionar todas las ramas de la producción, incluso la primaria -como la agropecuaria, la extracción de minerales y petróleo, etc.-, tradicionalmente atrasada, vuelve económicamente ineficiente y cada vez menos competitiva la producción primaria, realizada en forma primitiva, típica de las regiones subdesarrolladas. Por ejemplo, el desarrollo de las biotecnologías y la automatización de la maquinaria agraria, están volviendo cada vez más competitiva la producción agropecuaria -realizada en forma atrasada- de los países del Tercer Mundo, a pesar de las ventajas naturales y de lo barato de la mano de obra.

En tercer lugar, en las nuevas condiciones, generadas por el avance de las comunicaciones antes mencionado y por la actual revolución científico-tecnológica, las inversiones extranjeras en los países del Tercer Mundo, lideradas ahora por el capital de información, cambian su naturaleza.

Por un lado, a los inversores ya no les es necesario asociarse al capital local, sino que, gracias a las comunicaciones, pueden dirigir sus empresas en forma directa, y en tiempo real.

Por otra parte, los nuevos inversores no buscan basar su ganancia en la contratación de mano de obra barata para tareas de baja calificación, ni en transacciones meramente financieras, sino que, por el contrario, están más bien interesados en establecer empresas de alta tecnología, similares a las existentes en el Primer Mundo.

En la nueva economía, que el capital de información intenta imponer en estos países, la tradicional oligarquía local se vería desplazada de su lugar de privilegio

-siendo sustituida directamente por el capital externo-, lo que hace a esta última oponerse con todas sus fuerzas a la modernización.

Así, mientras la oligarquía local solía ser un aliado natural para el capital financiero externo, es ahora el enemigo principal que se opone a la penetración del capital de información.

Esta oposición toma políticamente la forma de un nacionalismo de derecha y, en ocasiones, como en el caso del Medio Oriente, de un fundamentalismo religioso.

En la medida en que los países subdesarrollados -gobernados por sus respectivas oligarquías- se resisten a la modernización que intenta imponerles el capital de información internacional, éstos se sumergen en una crisis económica cada vez más grave, debido a la dificultad para colocar sus exportaciones en el mercado internacional, por ser éstas no competitivas, tanto desde el punto de vista del precio como de la calidad.

Cabe resaltar que la economía informacional global no es una economía planetaria, ya que no abarca todos los procesos económicos del planeta y tampoco incluye a todos los territorios, ni todas las personas trabajan para esta economía, ni compran sus productos. No obstante, ella sí afecta directa o indirectamente la subsistencia de toda la humanidad.

La internacionalización del proceso de producción ha llevado a la fabricación de diferentes partes del producto final en diversos lugares geográficos.

Este desplazamiento o relocalización del proceso productivo ha ocurrido también en el área de los servicios, lo que ha determinado que muchos procesos se desplacen hacia los países del sur, donde se encuentra la mano de obra más barata.

"[…] la globalización de la economía hizo que la industria se desplazase de sus antiguos centros, con elevados costes laborales, a países cuya principal ventaja -siendo las otras condiciones iguales- era que disponían de cabezas y manos a buen precio." (Hobsbawn, 1997, p. 564)

Llegamos así a la conclusión de lo que hoy se globaliza es la forma capitalista de explotación, y que ella varía en mayor o menor medida, según el grado de desarrollo de los países.

La actual globalización capitalista pretende un proyecto económico, social, político e ideológico que es posible a través del modelo neoliberal.

El fin de la Guerra Fría supuso un nuevo orden mundial que pronto desaparecerá ante la explosión neoliberal, con la asunción del capitalismo mundial a expensas de su predecesor, el capitalismo nacional. "El hijo (el neoliberalismo) devora al padre (el capitalismo nacional), y de paso destruye todas las falacias discursivas de la ideología capitalista: en el nuevo orden mundial no hay ni democracia, ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad." (Subcomandante Marcos, 1997, p. 7)

3.1.3. EL PROYECTO NEOLIBERAL

La actual globalización económica va acompañada de un modelo general de pensamiento.

El modelo ideológico que acompaña al neoliberalismo es el "american way of life", que no solo ataca y destruye las bases materiales de los Estados nacionales sino también su pasado histórico y cultural.

El neoliberalismo impone una guerra total, plantea la destrucción de las naciones y de los grupos de naciones para homologarlas con el modelo capitalista norteamericano.

El pensamiento neoliberal incluye un conjunto de posiciones teóricas, ideológicas, éticas y culturales. "[…] el neoliberalismo es una superestructura ideológica y política que acompañan una transformación histórica del capitalismo moderno." (Anderson, 1999, p. 33)

A pesar de la utilización indistinta de los términos liberal y neoliberal, se conviene esbozar una diferenciación entre ambos ya que el liberalismo clásico y aún el contemporáneo distan mucho del modelo neoliberal.

Teniendo en cuenta que ambos comparten la centralidad en el individuo y la importancia del mercado, el neoliberalismo toma distancia de ellos en lo que refiere a los posibles mecanismos reguladores del mercado, al desarrollo de una concepción de la ciencia -y por ende del conocimiento-, y por último en lo que hace al funcionamiento de las democracias actuales.

El neoliberalismo nace en Europa y América del Norte luego de la Segunda Guerra Mundial, y tiene su base en el libro del austriaco Fiedrich Hayek "Camino de Servidumbre", escrito en 1944. Para Perry Anderson, en el mismo se establece una clara oposición al Estado intervencionista y de bienestar, donde las limitaciones de los mecanismos de mercado por parte del Estado son considerados como un ataque a las libertades económica y política. "Se trata de un ataque apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza letal a la libertad, no solamente económica sino también política." (Anderson, 1999, p. 21)

Los escritos de Hayek tomaron cuerpo social cuando en 1947 convocó a un grupo de intelectuales -entre ellos Von Mises, Milton Friedman, Karl Popper, W. Lippman y Salvador de Maradiaga- cuyo interés común era luchar contra la economía centralizada, es decir el comunismo de la URSS y el populismo de América Latina. [2]

La forma de alcanzar tales propósitos consistía en la apertura económica y la privatización de las empresas públicas, limitando así la acción del Estado en la economía y disminuyendo su poder.

Estas ideas encontraron un campo fértil en la década del "70, cuando las tasas de ganancia en los países de capitalismo avanzado entran en una larga y marcada recesión. La crisis se atribuyó al rol de los sindicatos y el excesivo poder del movimiento obrero, que había provocado el aumento en los gastos sociales y el descenso en las bases de la acumulación privada.

La solución era la de mantener un Estado fuerte, a la hora de romper el poder de los sindicatos y controlar el dinero, y a su vez débil en las intervenciones económicas y en los gastos sociales. "La estabilidad monetaria debería ser la meta suprema de cualquier gobierno. Para eso sería necesaria una disciplina presupuestaria, con la contención de gasto social y la restauración de una tasa "natural de desempleo", o sea, la creación de un ejército industrial de reserva para quebrar los sindicatos." (Anderson, 1999, p. 22)

El proyecto económico neoliberal posee medidas para favorecer la libre circulación del capital. Entre ellas podemos encontrar:

  • la apertura incontrolada de los mercados;

  • la desregularización o eliminación de todo tipo de reglas para el capital extranjero;

  • la privatización de las empresas estatales y de las instituciones que prestaban servicios sociales: educación, salud, fondos de pensiones, construcción de viviendas, etc., con la consiguiente reducción del Estado y de los gastos sociales;

  • la lucha prioritaria contra la inflación, y la flexibilidad en el plano laboral.

El neoliberalismo, como forma de organización del capitalismo en lo que refiere a sus módulos y redes más poderosas, logra la hegemonía ideológica con una democracia donde lo social juega un papel irrelevante.

El celo ideológico de quienes promovían el individualismo se vio reforzado por la aparente impotencia y fracaso de las políticas económicas convencionales, sobre todo después de 1973.

Dicha hegemonía se reafirma al debilitarse el Estado-Nación y las redes y módulos que bajo su tutela controlan el territorio socioeconómico del ex mercado nacional, el cual protegía el trabajo y la seguridad social. "La hegemonía neoliberal se impone recomponiendo las relaciones del Estado, el mercado, las empresas, los obreros, los empleados y los excluidos, los marginados o los superexplotados." (González Casanova, 1999, p. 10)

El neoliberalismo se rehace con alternancias entre regímenes políticos y civiles que no afectan su preeminencia en la economía y el mercado, imponiendo las mismas políticas económicas tanto militares como civiles.

Es así que el primer país en donde se aplica sistemáticamente el neoliberalismo es el Chile de Pinochet, bajo la clara inspiración teórica norteamericana de Friedman.

Más tarde se producirá la ola neoliberal, en Europa iniciada por Margaret Tatcher en Inglaterra -1979-, y seguida en Estados Unidos -1980- por Ronald Reagan, Helmuth Kohl en Alemania -1982-, y extendida al resto de Europa posteriormente.

A finales de los "80 se implementará en México y Argentina, en los "90 en Perú, Venezuela y el resto de los países de América y el Caribe.

Cualquier balance actual sobre el neoliberalismo puede ser considerado provisorio, ya que se trata de un movimiento inconcluso.

Sin embargo, podemos decir que económicamente fracasó, no consiguiendo ninguna revitalización básica del capitalismo avanzado.

Desde el punto de vista social, ha conseguido alcanzar muchos de sus objetivos, creando sociedades profundamente desiguales, aunque no logrando su desestatización como se lo había propuesto.

En tanto, política e ideológicamente ha alcanzado un alto grado de éxito, diseminando la idea de que no hay alternativas para sus principios, y que el mundo en su totalidad, tiene que adaptarse a sus normas.

Para Borón (1999, p. 32), desde principios de siglo, ninguna sabiduría convencional consiguió un predominio tan abarcativo como lo ha logrado el neoliberalismo. "Este fenómeno se llama hegemonía, aunque, naturalmente, millones de personas no crean en sus promesas y resistan cotidianamente a sus terribles efectos."

3.1.4. EL INFORMACIONALISMO Y LA NUEVA ESTRUCTURA SOCIAL

Surge así una nueva estructura social relacionada con la aparición de un nuevo modo de desarrollo: el informacionalismo.

Para Castells (2001, I, p. 41) "[…] las sociedades están organizadas en torno a procesos humanos estructurados por relaciones de producción, experiencia y poder determinadas históricamente."

La producción es la acción que ejerce la humanidad sobre la materia -naturaleza- para apropiársela y transformarla en su beneficio mediante la obtención de un producto, el consumo de parte de él y la acumulación del excedente para la inversión, según las diversas metas que determina la sociedad.

La experiencia consiste en la acción de los sujetos humanos sobre sí mismos, determinada por la interacción de sus identidades biológicas y culturales, relacionadas con su entorno social y natural. Se construye en base a la búsqueda de la satisfacción de las necesidades y deseos humanos.

El poder es la relación entre los sujetos humanos, que basándose en la producción y la experiencia, a través del uso potencial o real de la violencia física o simbólica, impone el deseo de unos sobre otros.

Las instituciones de la sociedad -en nuestro trabajo estas instituciones se presentan como AIE y Aparatos Represivos de Estado- se han erigido para reforzar las relaciones de poder existentes en cada período histórico, donde se incluyen los controles límite y los controles sociales logrados en las luchas de poder.

Retomando lo expuesto por Castells, diremos que los países avanzados estarían entrando en lo que el denomina "Sociedad Informacional" -en oposición a "Sociedad de la Información"-, término que indica una forma específica de organización social, en donde la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de productividad y poder.

Se habla de una economía informacional y global para identificar los rasgos fundamentales y su entrelazamiento.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11
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