Ideología e información: reflexiones acerca de las políticas de información en educación primaria en Uruguay (página 3)
Enviado por Fernando Montenegro
Es informacional, porque la productividad y competitividad de empresas, regiones y naciones dependen fundamentalmente de "[…] su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficiencia la información basada en el conocimiento." (Castells, 2001, I, p. 93)
Es global, porque la producción, el consumo y la circulación "[…] están organizados a escala global, bien de forma directa, bien mediante una red de vínculos entre los agentes económicos." (Castells, 2001, I, p. 93)
Así, pues, la economía global surgida de la producción y la competencia basada en la información "[…] se caracteriza por su interdependencia, su asimetría, su regionalización, la creciente diversificación dentro de cada región, su inclusividad selectiva, su segmentación exclusoria y, como resultado de todos estos rasgos, una geometría extraordinariamente variable que tiende a disolver la geografía económica histórica." (Castells, 2001, I, p. 133)
La implementación neoliberal del proceso de globalización -basado en el actual paradigma tecnoeconómico- ha producido efectos devastadores sobre la mayor parte de los trabajadores y del movimiento popular, tanto en los países desarrollados así como también en nuestro Tercer Mundo.
La potencialidad transformadora que debería contemplar la actual ola de cambios, sólo ha implicado como único objetivo por parte de los ostentadores de los medios de producción el maximizar sus ganancias.
Transformaciones tales como la reducción de la jornada laboral, la elaboración de una nueva cultura del trabajo que deje de tener como paradigma el trabajo asalariado clásico, y que a su vez, considere como trabajo las más diversas actividades que desarrolla el hombre, no tienen cabida en el actual modelo de explotación.
Así, J. Rifkin (1996, p. 23) plantea que "En la actualidad, por primera vez, el trabajo humano está siendo paulatina y sistemáticamente eliminado del proceso de producción. […] Una nueva generación de sofisticadas tecnologías de las comunicaciones y de la información irrumpen en una amplia variedad de puestos de trabajo."
Nos encontramos entonces en un período histórico caracterizado por la sustitución de seres humanos por máquinas en lo referente a los procesos de fabricación, venta, creación y suministro de servicios.[3]
Empero, aunque la tecnología en sí no crea ni destruye empleo, sí opera en la transformación en profundidad de la naturaleza del trabajo y la organización de la producción. "La reestructuración de las empresas y organizaciones, permitida por la tecnología de la información y estimulada por la competencia global, está llevando a una transformación fundamental del trabajo: la individualización del trabajador en el proceso de trabajo." (Castells, 2001, I, p. 294)
Es así que estamos ante "[…] la inversión de la tendencia histórica de la salarización del trabajo y la socialización de la producción, que fueron los rasgos dominantes de la era industrial. La nueva organización social y económica basada en las tecnologías de la información, pretende descentralizar la gestión, individualizar el trabajo, personalizar los mercados, y por lo tanto segmentar el trabajo y fragmentar las sociedades." (Castells, 2001, I, p. 294-295)
Conforme a lo expresado, es posible identificar el rápido crecimiento de los contratos laborales de trabajo temporal y los de tiempo parcial, convirtiéndose en algunos países el empleo autónomo en un nuevo componente sustancial de la mano de obra.
En conclusión, "[…] la forma tradicional de trabajo, basada en un empleo de tiempo completo, tareas ocupacionales bien definidas y un modelo de carrera profesional a lo largo del ciclo vital, se está erosionando de manera lenta pero
segura." (Castells, 2001, I, p. 297)
3.1.5. LA REALIDAD LATINOAMERICANA
La realidad en América Latina difiere mucho de la de las potencias donde es aplicado el modelo neoliberal.
En palabras de A. Borón (1999, p. 55), "La hegemonía ideológica del neoliberalismo y su expresión política el neoconservadurismo, adquirió una desacostumbrada intensidad en América Latina. Uno de sus resultados ha sido el radical debilitamiento del Estado, cada vez más sometido a los intereses de las clases dominantes y resignando grados importantes de soberanía nacional ante la superpotencia imperial, la burguesía transnacionalizada y sus "instituciones" guardianas: el FMI, el Banco Mundial y el régimen económico que gira en torno a la supremacía del dólar."
Las crisis estructurales de los Estados, pautadas por la agresividad tributaria, el gasto irracional, la creciente deuda externa, la corrupción, el despilfarro y la ineficacia han sumido a nuestros países en una crisis casi irreversible.
Dicha crisis surge del fracaso de los modelos monetaristas neoliberales orientados desde el mercado para responder a las demandas básicas de sectores de la población que se encuentran en vertiginoso aumento.
Según Max-Neef (1993, p. 19) la crisis no es clara, ya que "No es sólo económica, ni es solo social, cultural o política. De alguna manera, es una convergencia de todas ellas pero que, en su agregación, resulta en una totalidad que es más que la suma de sus partes."
La raíz de los graves problemas que sufren nuestras naciones puede ser analizada desde la incapacidad histórica de los modelos de Estado que se han desarrollado desde los procesos de independencia y constitución de los Estados nacionales.
Ellos han sido impulsados y controlados por los grupos oligárquicos, dejando de lado los espacios de participación popular y promoviendo las democracias liberales, el desarrollo capitalista y la integración de los mercados externos.
El carácter restringido de los espacios de participación y de los beneficios sociales hacia las masas populares pautaron la crisis del "Estado Oligárquico".
A él sucedieron los regímenes populistas-nacionalistas, que procuraron proyectos más ágiles y sólidos de nación, al combinar la formulación de proyectos nacionales homogéneos y una mayor participación popular.
Con los sistemas populistas se abren canales de representación política y se crean mecanismos de representación sectorial. Como forma de gobierno, su principal aporte fue el reconocimiento de grupos sociales hasta el momento excluidos, y al hacerse cargo de la incorporación de los mismos, aumentó su función reguladora, además de la aplicación de políticas redistributivas.
Su fracaso se debió a las presiones imperialistas de países ricos y a los intereses de los grupos internos de poder económico, que llevaron a estos modelos al autoritarismo, la verticalidad y la concentración de poder.
La tensión entre proyectos nacionales homogéneos y diversidad de actores sociales que reclamaban un mayor protagonismo se reproduce en los gobiernos progresistas que se sucedieron en la región.
Los estados progresistas, a diferencia de los populistas, buscaron su legitimación a través del respaldo popular obtenido por las conquistas sociales y nacionales, y mediante el control sindical de tipo corporativo en muchas funciones del Estado.
Sin embargo, con la década del "70 se instalan, especialmente en el Cono Sur Latinoamericano -no siendo Uruguay una excepción-, los regímenes políticamente autoritarios y económicamente ultraliberales.
En ellos la participación social y el protagonismo popular son socavados al extremo, y aparece la represión física y psicológica como forma de controlar la presión generada por los costos sociales.
Los actuales regímenes pseudo-democráticos solo consiguen perpetuar la diferencias económicas, sociales y culturales entre los ethos dominantes y las clases populares, que ven de esta forma como son violentados diariamente los principios democráticos y los derechos humanos.
"La decadencia de los partidos de masas organizados, de clase ideológicos -o ambas cosas-, eliminó el principal mecanismo social para convertir a hombres y mujeres en ciudadanos políticamente activos." (Hobsbawn, 1997, p. 573)
Frente a estas situaciones de crisis es donde aparecen las revalorizaciones democráticas, apostando a fundar un nuevo orden basado en la igualdad y en la participación social.
Las posibles soluciones giran en torno a concertar procesos de desconcentración económica, descentralización política, fortalecimiento de las instituciones democráticas y autonomía creciente de los movimientos sociales existentes.
Compartimos con Max-Neef (1993, p. 29) que "El desafío va más allá del tipo de Estado y se extiende hacia la capacidad de la propia sociedad civil para movilizarse y adecuar un orden político representativo a los proyectos de los diversos y heterogéneos grupos sociales."
Lo esencial radica en como respetar y estimular la diversidad, y ello es posible a través de un tipo de desarrollo que fortalezca los espacios locales, las micro organizaciones y las múltiples matrices culturales dispersas en la sociedad civil. Este tipo de desarrollo no puede dejar de lado "[…] la tarea de consolidar prácticas y mecanismos que comuniquen, socialicen y rescaten las diversas identidades colectivas que conforman el cuerpo social." (Max-Neef , 1993, p. 29)
Hacemos nuestros los postulados de Max-Neef en lo que hace a la importancia de los actores sociales y de las comunidades en la reestructuración de las políticas del Estado.
La "democracia política" o "democracia de la cotidianeidad" a la que alude implica eliminar las exclusiones políticas, sociales y culturales, tornándose esta última como fundamental a nuestro entender, ya que es la base para que toda sociedad pueda desarrollarse plena e íntegramente.
El concepto de desarrollo nos conduce a A. Nanzer (1988 citado en Scialpi, 1992, p. 4), quien sostiene que "En lugar de configurarse como un proceso que permite a los individuos, a las comunidades y a las naciones confiar cada vez más en sí mismos, y dominar crecientemente su destino, hoy es concebido como un tipo de producto que puede conseguirse sólo a través del crecimiento económico o el aumento del consumo y la producción. En nada se refiere al real imperativo de auto-dominio y auto-suficiencia."
La realización plena de una sociedad se vería reflejada a través del "Desarrollo Integral", el cual implica el desarrollo desde seis dimensiones:
? social
? económica
? política
? comunicacional
? cultural
? informacional
A tal efecto, se plantea como desafío necesario que nos desarrollemos íntegramente en comunidad, es decir, que como seres históricos inacabados, capaces de modificar la realidad en que nos encontramos inmersos, intervengamos en ella desde dos áreas estratégicas profundamente interrelacionadas, como lo son la educación y la información, y que desde nuestra condición de profesionales políticamente involucrados, contribuyamos a erigir nuevas formas de organización social bajo dos postulados que a nuestro entender son fundamentales: socializar la información y democratizar radicalmente la cultura.
3.2. REPRODUCCIÓN DEL ORDEN SOCIAL
3.2.1 NOCIÓN DE IDEOLOGÍA
Si bien es conocida la dificultad existente para elaborar una noción de ideología que tenga el carácter de irrefutable, o cuyo sentido alcance una validez universal, pretendemos plantear, a través de un pequeño esbozo histórico que incluya el origen y su posterior interpretación desde la perspectiva marxista, un encuadre general -y a su vez particular- de la significación del término y su vinculación con el concepto información.
"É difícil encontrar na ciencia social un conceito tão complexo, tão cheio de significados, quanto o conceito de ideologia. Nele se dá uma acumilação fantástica de contradições, de paradoxos, de arbitrariedades, de ambigüedades, de equívocos e de mal-entendidos, o que torna extremamente difícil encontrar o seu caminho nesse laberinto." (Löwy, 1991, p. 11)
Diremos, pues, que analizando los antecedentes históricos del término, sólo existe alguna remota vinculación entre esos pretendidos antecedentes y su contenido actual.
Caño-Guiral (1986, p. 12-16) identifica dos únicos períodos:
1) El primero se constituye "[…] por regencias a algo que, lejanamente roza un aspecto cubierto por la noción moderna de ocultamiento o enmascaramiento de la realidad que presentan ciertas ideas recibidas." (Caño-Guiral, 1986, p. 12) Cronológicamente, podemos decir que el período abarca hasta el siglo XVIII. No obstante, es en el siglo XVI -Niccolò Machiavelli y su obra "Il Principe"; Francis Bacon en su "Novum Organum"- cuando se formula por primera vez, con directrices precisas, el falseamiento explícito de la realidad como método para gobernar.
2) En el segundo período el término como tal "[…] señala únicamente una concepción didáctica. Un método pedagógico para la enseñanza de la filosofía y la lógica, en especial. Instrucciones para "pensar bien", en síntesis." (Caño-Guiral, 1986, p. 15)
El término ideología fue acuñado por el francés Antoine Louis Destutt, Conde de Tracy, y discípulo de Condillac[4]hacia 1796. La obra de Destutt de Tracy -publicada en 1801 bajo el título "Eléments d"Idéologie"- se caracteriza por ser un apartado de la zoología en lo que se refiere al relacionamiento de los seres vivos con el medio ambiente, donde trata la cuestión de los sentidos, de la percepción sensorial a través de la cual se llegaría a las ideas.
No obstante, el sentido actual del término fue dado por el hombre a quien combatían Destutt de Tracy y sus seguidores: Napoleón, "[…] quién llamó ideólogos a aquellos que hacían planes de gobierno -criticando el suyo- sin tomar contacto con la realidad." (Santa Ana, 1963 citado en Barreiro, 1966, p. 19)
La escuela de los ideologistas -cuyo fundador fue Destutt de Tracy- constituía un grupo filosófico cuya particularidad consistía en el rechazo de la metafísica, y su intento de establecer las ciencias culturales sobre fundamentos antropológicos y psicológicos. "A ideologia, segundo Destutt de Tracy, é o estudo científico das idéias e as ideáis são o resultado da interaçao entre o organismo vivo e a naturaza, o meio ambiente." (Löwy, 1991, p. 11)
Esta línea de pensamiento, calificada despectivamente como ideología, era considerada inútil y apartada de la realidad. Asistimos así a un período histórico donde el desprecio por las ideologías es directamente proporcional al aprecio por lo real, lo cual implica además un desprecio por intentar racionalizar lo irracional.
El doble sentido semántico del término ideología -otorgados por Napoleón y de Tracy- atraviesa los trabajos de Marx a partir de 1840, período este en el que residió en Francia.
Para Alves Filho (2000, p. 89), este hecho está pautado por tres razones fundamentales. En primer lugar, la inexistencia del término en los escritos anteriores a esos años. En segundo término, por la aparición en 1844 de "La Sagrada Familia"
-escrito conjuntamente con Engels- donde deja en claro conocer el uso dado por Napoleón al término. Por último, durante su estancia en París, Marx copió parte del libro de Destutt de Tracy.
"Las relaciones entre el joven Marx y los ideólogos de la revolución francesa son directas. En 1844 y 1845, durante su exilio en París, Marx copió partes de los Eléments D" Idéologie de Destrutt de Tracy. Marx conocía muy bien el cambio en el significado de la palabra ideología, según el cual, después de haberse designado con ella una disciplina filosófico-científica, se había convertido en una expresión peyorativa, dirigida contra críticos teorizantes políticamente molestos." (Barth, 1951 citado en Alves Filho, 2000, p. 89)
Con el triunfo de las ideas socialistas, y en especial del marxismo, la expresión ideología tuvo un revés reivindicativo con su aplicación a experiencias humanas concretas -económicas, sociales y políticas-, para luego ser considerada como apropiada para definir los problemas de la naturaleza de la realidad, más aún si esa realidad era considerada polifacética e inaprehensible en su totalidad, hecho éste que servía para demostrar la necesidad no ya de una ideología sino el advenimiento de las ideologías.
Este será el signo característico de la realidad social de la primera mitad del siglo XX, ya que en la segunda mitad del mismo se produce la crisis del pensamiento ideológico. "En esta etapa de la evolución del pensamiento moderno, la ideología dejaba de ser meramente una teoría de la génesis de las ideas, como lo pretendía Destutt de Tracy ("ciencia que tiene por objeto el estudio de las ideas -así la definía-, de sus leyes, de su relación con los signos que representan y, sobre todo de su origen"), para comenzar a convertirse en una teoría político-social; en un intento esquemático y comprensible de interpretación de la realidad que envuelve al ser humano en su convivir comunitario; en un ensayo de proposición y de metas y de medios para alcanzar o perpetuar alguna clase en el poder." (Barreiro, 1966, p. 24)
Marx y Engels, al relacionar la ideología con las condiciones materiales de existencia, dan un nuevo significado al término, rompiendo con la concepción de Destutt de Tracy en cuanto a la oposición entre ideología y política. "Diferente da tradição do sensismo a que se filia Desttut de Tracy, que relaciona "ideologia" com os sentidos, Marx e Engels seguem em outra direção. Relacionam "ideologia" às condições materiais de existência dos homens. […] Produzir a vida material inclui produzir a "representação desta vida", ou seja, produzir a ideologia." (Alves Filho, 2000, p. 91)
Empero, Marx y Engels mantienen la ambigüedad semántica -campo en el que la ideología floreció-, ya que presentan a la ideología como el estudio de las ideas así como también en el sentido de ilusión. "A referida ambigüidade -ideologia igual a estudo das idéias e ideologia igual a ilusão – como "um pecado original", acompanha o "conceito", estando sempre presente quando se examinam suas diversas apropriações contemporâneas." (Alves Filho, 2000, p. 7)
"Casi desde su génesis, o por lo menos a partir de su discusión por Marx y Engels, el concepto de ideología ha estado ligado al concepto de falsedad. Lo ideológico es lo engañoso, lo falso, lo disimulador, y ha sido relacionado por esos autores, con formas específicas de actividad material y de intercambio cuya consecuencia inevitable es la producción de ideas y de representaciones ubicadas en la conciencia." (Montero, 2004, p. 43-44)
Según Alves Filho (2000, p. 97), Marx y Engels definen como ideológica toda tentativa de explicar cualquier relación social a partir de formas cristalizadas de conciencia social, y consideran que proceder de esta forma implica invertir la determinación social, económica.
Montero (2004) plantea que esta línea de pensamiento destaca dos aspectos que ayudan a su definición:
a) por un lado, la unión de lo ideológico con el proceso real, histórico y material de la vida. Su arraigo en el modo de producción y reproducción de esa vida material, aún cuando se trate de representaciones;
b) por otra parte, su ubicación en el plano de lo consciente, pero induciendo un elemento falsificador -Kosik[5]disimulando la verdad y alejándolo de su campo de conocimiento -Lukács[6]
La autora sostiene que "Así, lo ideológico estaría al servicio de una formación económico social particular, al servicio de una clase, cuyo interés estaría en mantener la ignorancia en lo que concierne a los aspectos materiales de la existencia, trasladándolos a un mundo de ideas, idealizado, e ideológico." (Montero, 2004, p. 44)
Pues bien, luego de realizadas estas apreciaciones nos encontramos en condiciones de abordar los matices adquiridos por el término ideología a partir de los
escritos de Marx, Engels y Althusser.
3.2.2. IDEOLOGÍA Y MARXISMO
El término ideología, aparece en los primeros escritos de Marx introducido a partir de una metáfora tomada de la experiencia física o fisiológica, la experiencia de la imagen invertida que se da en una cámara oscura o en la retina, de donde obtiene el paradigma o modelo de la deformación como inversión. La primera función que cumple la ideología es producir una imagen invertida.
Este concepto, aún formal de la ideología, se complementa con una descripción específica de determinadas actividades intelectuales y espirituales consideradas como imágenes invertidas de la realidad, como deformaciones por inversión.
De esta forma, la conceptualización dada por Marx depende de un modelo expuesto por Feuerbach, quien había observado a la religión como un reflejo invertido de la realidad, "En el cristianismo, decía Feuerbach, sujeto y predicado están invertidos. Mientras en la realidad los seres humanos son sujetos que proyectaron a lo divino sus propios atributos (sus propios predicados humanos), lo cierto es que lo divino es percibido por los seres humanos como un sujeto del cual nosotros somos el predicado)." (Ricoeur, 1989, p. 48)
De acuerdo con Feuerbach, Marx considera que la religión es el paradigma, el ejemplo primitivo de ese reflejo invertido de la realidad, y es esta imagen de inversión la generadora del concepto de ideología en Marx, extendiendo a toda la esfera de las ideas este funcionamiento paradigmático. "Y si en toda la ideología los hombres y sus relaciones aparecen invertidos como en una cámara oscura, este fenómeno responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina responde a su proceso de vida directamente físico." (Marx; Engels, 1985, p. 26)
En dicho sentido, la connotación negativa que adquiere el concepto ideología es fundamental, ya que es por obra de la misma que se oscurece el proceso de la vida real. Los escritos tempranos de Marx plantean una clara oposición entre ideología y realidad como praxis -la realidad construyendo y deconstruyéndose, es decir en permanente transformación-.
Según Marx y Engels (1985, p. 26), "[…] las formaciones nebulosas que se condensan en el cerebro de los hombres son sublimaciones necesarias de su proceso material de vida, proceso empíricamente registrable y sujeto a condiciones materiales. La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la apariencia de su propia sustantividad."
Una segunda fase del concepto marxista de ideología aparece cuando el marxismo alcanza su desarrollo en la forma de una teoría -e incluso de un sistema-, presentándose en "El Capital" y en los últimos escritos marxistas, sobre todo en la obra de Engels.
Es en esta etapa donde el marxismo se presenta como un cuerpo de conocimiento científico, lo que influye decididamente en el concepto de ideología. "Ahora la ideología obtiene su significación de oposición a la ciencia, en tanto que la ciencia se identifica con el cuerpo de conocimientos, siendo El Capital su paradigma. De manera que la ideología comprende, no sólo la religión en el sentido de Feuerbach y la filosofía del idealismo alemán tal como la veía el joven Marx, sino que incluye todo enfoque precientífico de la vida social. La ideología significa todo aquello que es precientífico en nuestro propio enfoque de la vida social." (Ricoeur, 1989, p. 49)
Es en este punto donde el concepto de ideología comprende el de utopía, siendo todas las utopías -incluidas las utopías socialistas del siglo XIX, tal es el caso de Fourier, Saint-Simon, Proudhon, Cabet, entre otros- consideradas por el marxismo como ideologías.
La utopía es ideológica en el sentido de que se opone a la ciencia, en la medida en que no es científica.
La significación dada a la ciencia por los marxistas tardíos y posmarxistas opera otra transformación en el concepto marxista de ideología. Su concepción de ciencia puede dividirse en dos corrientes principales:
a) la primera, cuyo origen se remonta a la Escuela de Frankfurt, supone el desarrollo de la ciencia en el sentido kantiano o fichteano de una crítica, de manera que el estudio de la ideología está ligado a un proceso liberador. El concepto de una crítica de la ideología admite una posición tomada contra la sociología entendida como mera ciencia empírica. Es decir, la ciencia empírica que es la sociología es considerada como una especie de ideología del sistema capitalista y liberal, puramente descriptiva, y sin la capacidad de cuestionar sus propios supuestos. Esta escuela alemana
-representada, entre otros, por Horkheimer, Adorno y Habermas- intenta vincular el proceso crítico de la ideología con el psicoanálisis, donde el proyecto de liberación que su crítica sociológica ofrece a la sociedad, posee paralelismos con lo que realiza el psicoanálisis en cada individuo, produciéndose así un cierto intercambio de marcos conceptuales entre la sociología y el psicoanálisis.
b) la segunda, desarrollada principalmente en Francia por Louis Althusser, hace resaltar una conjunción, no con el psicoanálisis que se ocupa del individuo, sino con el estructuralismo, que cuestiona toda referencia a la subjetividad. Para Althusser, la pretensión del sujeto de ser quien da sentido a la realidad es la ilusión básica, y tiende a colocar todas las aspiraciones humanísticas del lado de la ideología. Señala además, que los escritos del joven Marx no deben considerarse ya que es todavía ideológico, en el entendido de que defiende las aspiraciones del sujeto como persona individual, como trabajador individual. Según Althusser es el Marx maduro el que presenta la noción principal de ideología, y es en su propia obra en la que debe trazarse la ruptura[7]entre lo que es ideológico y lo que es científico. "Intervening in the theoretical controversy over the "youg Marx" Althusser showed that in order to recognise the break it is necessary to identify the different, incompatible, theoretical preblematics to wich belong, on the one hand, the notions and above all the questions typical of ideological prehistory and, on the other hand, the concepts and problems typical of the scientific theory of social formations." (Balibar, 1978, p. 221)
Nuestra visión de ideología parte de lo expresado por Althusser, es decir, partimos desde la posición teorética de oposición entre ciencia e ideología, planteada desde el punto de vista de la ruptura epistemológica y no ya desde la inversión
-esbozada por Marx en sus primeros escritos-.
La "ruptura epistemológica" es concebida como "A concept introduced by Gaston Bachelard in his La Formation de l"esprit scientifique, and related to uses of the term in studies in the history of ideas by Canguilhem and Foucault. It describes the leap from the pre-scientific world of ideas to the scientific world; this leap involves a radical break with the whole pattern and frame of reference of the pre-scientific (ideological) notions, and the construction of a new pattern (problematic q.v.). Althusser applies it to Marx"s rejection of the Hegelian and Feu- erbachian ideology of his youth and the construction of the basic concepts of dialectical and historical materialism (q.v.) in his later works." (Althusser, 1969, p. 249)
Althusser plantea la inconveniencia del término inversión en el entendido de que por más que algo se invierta continúa siendo lo mismo, sólo que al revés, mientras que la ruptura epistemológica plantea algo nuevo, surgido a partir de la relación existente entre la teoría madura y el resto de los escritos de Marx.
Para Althusser (1990, p. 25), "Esta "ruptura epistemológica" divide el pensamiento de Marx en dos grandes períodos esenciales: el período todavía "ideológico", anterior a la ruptura de 1845, y el período "científico", posterior a la ruptura de 1845. Este segundo período puede dividirse en dos momentos, el momento de la maduración teórica y el momento de la madurez teórica de Marx."
Es decir, los escritos de Marx pueden dividirse en cuatro períodos: las primeras obras, escritas entre 1840 y 1844; las obras de ruptura, escritas en 1845; las obras de transición, escritas entre 1845 y 1857; y las obras maduras, escritas entre 1867 y 1883.
Partiendo desde este punto, Althusser sostiene que la ruptura epistemológica en Marx se produce entre la preocupación por el ser humano -como conciencia y como individuo real- y la base real de la historia -la que está en las estructuras objetivas y no en supuestos poderes personales- expresada en fuerzas productivas y relaciones de producción.
Teniendo en cuenta su función social -ya que en todas las sociedades humanas se observa la existencia de una actividad económica de base, una organización política y de formas ideológicas- podemos decir que para Althusser (1984, p. 15) "[…] una ideología es un sistema (que posee su lógica y su rigor propios) de representaciones (imágenes, mitos, ideas o conceptos según los casos), dotados de una existencia y de un papel históricos en el seno de una sociedad dada."
Su diferenciación de la ciencia parte del entendido de que la ideología como sistema de representaciones da mayor importancia a la función práctico-social que a la función teórica o de conocimiento.
En la misma línea de Althusser, Poulantzas (1971, p. 265) plantea que "La ideología tiene precisamente por función, al contrario que la ciencia, ocultar las contradicciones reales, reconstruir, en un plano imaginario, un discurso relativamente coherente que sirva de horizonte a lo "vivido" de los agentes, dando forma a sus representaciones según las relaciones reales e insertándolas en la unidad de las relaciones de una formación."
A decir de Althusser, se pueden concebir las descripciones o representaciones del mundo como verdaderas o falsas, pero la ideología no es en principio cuestión de tales descripciones, constituyéndose los criterios de verdad y de falsedad en irrelevantes para ésta. "La ideología para Althusser es una organización particular de prácticas significantes que constituye a los seres humanos en sujetos sociales, y que produce las relaciones vividas por las que tales sujetos están conectados a las relaciones de producción dominantes en una sociedad. Como término, cubre todas las distintas modalidades políticas de tales relaciones, desde una identificación con el poder dominante a una posición opuesta a él. […] la ideología alude principalmente a nuestras relaciones afectivas e inconcientes con el mundo, a los modos en que estamos pre-reflexivamente ligados en la realidad social." (Eagleton, 1997, p. 40)
Incluso, Althusser plantea la oposición entre "ideologías teóricas" -la obra de los economistas políticos burgueses- y las "ideologías prácticas"-perceptibles en la manera en que los imperativos dominantes se convierten en pautas de comportamiento social alienado, es decir, la forma en que las ideas dominantes se reflejan-.
Tal como lo expresa Marx (1985, p. 46) en una sociedad de clases, la ideología dominante será pues, la ideología de la clase dominante, por lo que podemos inferir que la ideología asegura la cohesión de los hombres entre sí y de los hombres con sus tareas -con el lugar que deben ocupar- en la estructura general de explotación de clase. "La ideología está pues destinada ante todo a asegurar la dominación de una clase sobre las otras y la explotación económica que le asegura su preeminencia, haciendo a los explotados aceptar como fundada en la voluntad de Dios, en la "naturaleza" o en el "deber" moral, etc., su propia condición de explotados. Pero la ideología […] es útil también a los individuos de la clase dominante, para aceptar como "deseada por Dios", como fijada por la "naturaleza" o incluso como asignada por un "deber" moral la dominación que ellos ejercen sobre los explotados; les es útil pues, al mismo tiempo y a ellos también, este lazo de cohesión social, para comprometerse como miembros de una clase, la clase de los explotadores." (Althusser, 1970, p. 54)
Arribamos así al punto en que podemos identificar el doble papel que juega la ideología: por un lado, se ejerce sobre la conciencia de los explotados para hacerles aceptar su condición como algo "natural", mientras que por otra parte actúa sobre la conciencia de la clase dominante para permitirles desarrollar su dominación y explotación también como algo "natural".
En las sociedades de clase, la ideología constituye una representación de lo real, pero falseada, orientada y tendenciosa, cuyo objetivo no es dar a los hombres el conocimiento objetivo del sistema social del que forman parte, sino todo lo contrario. Su fin es ofrecerles una representación mistificada de dicho sistema para mantenerlos en su lugar en el sistema de explotación de clase. "Cuando la "clase ascendente" burguesa desarrolla, en el curso del siglo XVIII, una ideología humanista de la igualdad, de la libertad y de la razón, da a su propia reivindicación la forma de universalidad, como si quisiera, de esta manera, enrolar en sus filas, formándolos con este fin, a los mismos hombres que no liberará sino para explotar." (Althusser, 1984, p. 19)
Concluyendo, nos permitimos coincidir con la apreciación del término expuesta por Alves Filho (2000, p. 101) "Entendemos "ideologia" como um fenômeno material inerente a qualquer formação social. Fenómeno material que ganha forma e concretude histórica específica a partir do necessário e intermitente monopólio exercido pela classe dominante sobre "os meios de produção intelectual" que, articulados de determinada maneira para reproduzir em larga escala certas "formas de conciencia social" dão organicidade às diversas práticas e representações, tanto das "consciência" (individuais) quanto das classes e camadas sociais existentes numa formação social dada."
Entonces, la ideología es fundamental para cimentar las relaciones sociales en cualquier formación social, asegurando la producción y reproducción de un modo de producción en un momento dado, creando pautas de conformismo -alienando al individuo- que posibilitan la sujeción de los hombres y de las clases a los papeles socialmente vividos, ya sean de dominantes o dominados, estableciendo como verdadero que los intereses de los primeros son los intereses de todos.
3.2.3. ALTHUSSER: EL ESTADO Y SUS APARATOS
A partir de los conceptos vertidos anteriormente es que podemos arribar a una interpretación de la sociedad y su orden basada en la teoría reproductivista de Althusser, quien para ello retoma viejos conceptos marxistas, ya que "[…] Marx concibe la estructura de toda sociedad como constituida por "niveles" o "instancias", articuladas por una determinación específica: la infraestructura o base económica ("unidad" de fuerzas productivas y relaciones de producción), y la superestructura que, a su vez contiene dos "niveles" o "instancias": la jurídico-política (el Derecho y el Estado) y la ideología (las distintas ideologías, religiosas, morales, jurídicas, políticas, etcétera)." (Althusser, 1984 , p. 27-28)
Marx, en el "Prólogo a la contribución de la Crítica a la Economía Política" (1977) establece que, en la producción social de su vida, los hombres entran en relaciones de producción indispensables e independientes de su voluntad, y que corresponden a un estadio definido de desarrollo de sus fuerzas materiales productivas.
La estructura económica de la sociedad se constituye a partir de la suma de estas relaciones de producción, y sobre ella se erige una superestructura jurídica y política, a la que corresponden formas definidas de conciencia social.
"In the Preface to the 1859 Contribution, Marx ventured the idea that a social formation rests upon its economic infrastructure – that is, on the unity of the productive forces and the relations of production. In the infrastructure is rooted the class struggle, which pits the owners of the means of production against the directly exploited workers. And Marx added that above this infrastructure there was erected a whole superstructure, comprising law and the State on the one hand, and the ideologies on the other. The superstructure does nothing more than reflect the infrastructure." (Althusser, 1990, p. 255-256)
Así, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político e intelectual. Es el ser social de los hombres el que determina la conciencia, y no la conciencia, por el contrario, la que determina su ser social. "Com base no exposto, pode-se chegar a uma conclusão importante. Para Marx e Engels, a "ideologia" sobrepõe-se às consciências individuais. Assim sendo, cada ser social "representa" (interpreta) a organização social e o seu papel nesta não a partir de sua "consciência pura", mas o faz mediado pelas próprias relações que contrai e, portanto, "aprisionado"
e "moldado", pelas "formas de consciência social" (coletiva)." (Alves Filho, 2000, p. 97)
En definitiva, la superestructura está determinada en última instancia por la infraestructura, y se basa en ésta así como los pisos superiores de un edificio se sostienen en los inferiores.
Según Althusser esta determinación de la superestructura por la infraestructura era pensada en la tradición marxista bajo dos formas:
existe una "autonomía relativa" de la superestructura con respecto a la base;
existe una "reacción" de la superestructura sobre la base.
No obstante, el relacionamiento entre superestructura e infraestructura, el Estado y la ideología, son analizados a partir de la teoría reproductivista, desde donde algunas cuestiones de la existencia y la naturaleza de la superestructura son retomadas, ya que el marxismo clásico no las había abarcado en profundidad.
Por ende, es fundamental precisar la concepción del Estado bajo la óptica reproductivista: "El Estado es, entonces, sobre todo lo que los clásicos del marxismo han llamado el aparato del Estado. En esta expresión cabe no sólo al aparato especializado (en sentido estricto), cuya existencia y necesidad hemos reconocido a partir de la práctica jurídica, es decir la policía, los tribunales y las prisiones, sino también el ejército que (y el proletariado ha pagado con su sangre esta experiencia) interviene directamente como fuerza represiva de apoyo en última instancia, cuando la policía y sus cuerpos especiales auxiliares ya han sido "desbordados por los acontecimientos"; caben en fin, por encima de este conjunto, el Jefe de Estado, el Gobierno y la Administración. […] El aparato de Estado, que lo define como fuerza de ejecución y de intervención represiva "al servicio de las clases dominantes", en la lucha de clases desarrollada por la burguesía y sus aliados contra el proletariado, es exactamente el Estado, y define muy exactamente su "función" fundamental." (Althusser, 1984, p. 30)
Estas definiciones marxistas del Estado son consideradas por Althusser como una teoría descriptiva del Estado. Lo esencial, empero, de la teoría marxista del Estado quedará aún más explícito a continuación:
"En primer lugar precisemos un punto importante: el Estado (y su existencia como aparato) sólo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda lucha política de clases gira alrededor del Estado. Entendámonos: en torno a la conquista, es decir, a la toma y a la conservación del poder del Estado por una clase determinada o por una alianza de clases o de fracciones de clases.
Esta primera precisión nos obliga entonces a distinguir por una parte el poder del Estado (conservación del poder del Estado o su toma), objetivo de la lucha política de clases, y el aparato del Estado por otra." (Althusser, 1984, p. 33)
El poder del Estado es entonces la posesión del mismo por una u otra clase, o por alianzas entre ellas o entre fracciones de ella. El aparato de Estado es, por otra parte, todo el andamiaje anteriormente esbozado, que resulta como fuerza de ejecución y de intervención represiva al servicio de la clase que posee el poder, a saber: gobierno, administración, ejército, policía, tribunales, prisiones, etc.
Este conglomerado puede denominarse ARE, y actúa siempre bajo la forma de la violencia, aunque ésta pueda no revestir siempre formas físicas.
La innovación que realiza Althusser como reproductivista a la teoría marxista, es la identificación de los AIE. "Llamaremos Aparatos Ideológicos de Estado, a cierto número de realidades que se presentan al observador bajo la forma de Instituciones precisas y especializadas."(Althusser, 1984, p. 35)
Estos aparatos son enumerados de la siguiente manera:
? Aparatos religiosos (iglesias, instituciones religiosas)
? Aparatos educativos (escuelas, universidades)
? Aparatos familiares (el matrimonio, la sociedad familiar)
? Aparatos jurídicos (el derecho)
? Aparatos políticos (partidos e ideologías políticas)
? Aparatos sindicales (asociaciones de obreros y trabajadores)
? Aparatos de información (prensa, radio, cine, televisión)
? Aparatos culturales (literatura, bellas artes, deportes, etc.)
"This is what, following Gramsci, I have called the system of the Ideological State Apparatuses, by which is meant the set of ideological, religious, moral, familial, legal, political, aesthetic, etc., institutions via which the class in power, at the same time as unifying itself, succeeds in imposing its particular ideology upon the exploited masses, as their own ideology. Once this occurs the mass of the people, steeped in the truth of the ideology of the dominant class, endorses its values (thus giving its consent to the existing order), and the requisite violence can either be dispensed with or utilized as a last resort." (Althusser, 1990, p. 257)
Consecuentemente, Hirst (1976, p. 393) plantea: "The ideological state apparatuses are identified as state apparatuses by their function; the reproduction of the relations of production. They are unified, despite their apparent and necessary diversity, by this function and by the fact that they all represent ruling class ideology. The unity of the ISASs is therefore the unity of their function, ruling class ideology and the ruling class."
Los AIE, a diferencia de los ARE, no pertenecen únicamente a la órbita pública, ya que muchos de ellos pueden actuar, y de hecho actúan, en la órbita privada. Hay escuelas privadas, prensa privada, la familia pertenece al ámbito privado, incluso algunos sindicatos puedan actuar en ámbitos privados. O sea, instituciones privadas pueden oficiar como AIE.
Otra diferencia entre ambos tipos de Aparatos radica en que los Ideológicos no actúan mediante la violencia -recordemos que los Represivos si lo hacen- sino mediante la ideología, si bien en ocasiones -secundariamente y en situaciones límites, según Althusser- la violencia es utilizada, este uso se realiza de una manera tan atenuada y disimulada que recibe el nombre de violencia simbólica. ¿No es acaso violencia las sanciones, exclusiones, selecciones y controles que se aplican en el sistema educativo, por ejemplo?
A la inversa, muchas son las veces que los ARE actúan mediante la ideología, también de manera secundaria, tal es el caso de la policía y el ejército al inculcar una ideología.
Por tanto, no hay ningún Aparato ni puramente Represivo ni puramente Ideológico, pero las diferencias substanciales entre ambos modelos son lo suficientemente claras a la hora de lograr la mencionada clasificación.
En muchas ocasiones existen también combinaciones, acuerdos explícitos o sutiles, entre las acciones de ambos tipos de Aparato, y la realidad permite visualizar muchos de estos ejemplos.
Conforme a lo expresado anteriormente, se puede deducir que los AIE se encargan de inculcar, tanto desde esferas públicas como privadas, una ideología, que es en el caso de los países capitalistas una ideología dominante, es decir una ideología que legitima y propicia la explotación de una clase por otra u otras.
Por tanto, la clase dominante, o la alianza de clases, o fracciones de clases dominantes que poseen el poder del Estado y disponen del ARE, forman a su vez parte activa de los AIE, en vista de que "[…] ninguna clase puede detentar duraderamente el poder de Estado sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado." (Althusser, 1984, p. 38)
Una clara muestra de ello radica en la importancia dada por Lenin al sistema educativo como inculcador de la ideología que permitiría asegurar el triunfo de la Dictadura del Proletariado durante la Revolución Rusa, ejemplo por demás ilustrativo al que hace referencia Althusser.
Ahora bien, luego de haber hecho mención a los Aparatos que conforman el Estado nos encontramos en condiciones de ahondar en un concepto clave: la reproducción de las relaciones de producción.
La reproducción de estas relaciones está asegurada por la superestructura jurídico-política e ideológica. A través del ARE -ya sea mediante el uso de la fuerza, o mediante las más simples ordenanzas administrativas, o mediante la censura- se aseguran las condiciones políticas de la reproducción de las relaciones de producción, que son en definitiva, relaciones de explotación. En tanto, los AIE intentan legitimar este orden.
3.3 IDEOLOGÍA, INFORMACIÓN Y PODER
3.3.1. LA NUEVA DIVISÓN SOCIAL Y TÉCNICA DEL TRABAJO Y LA CRECIENTE IMPORTANCIA DE LA INFORMACIÓN
La Revolución Francesa de 1789 constituyó una ruptura de largo alcance con el orden político y social tradicional, interrumpiéndose el movimiento ascendente de las aristocracias, lo que implicaba el debilitamiento de la forma monárquica del Estado. Como en toda revolución, el factor intelectual representó un papel fundamental. Los filósofos ilustrados franceses desarrollaron sus críticas y doctrinas en base a los crecientes desajustes sociales, donde la rígida sociedad estamental aparecía ya en el siglo XVIII como una estructura anacrónica.
Los problemas económicos se acentuaron con los gastos excesivos de la Corte y la guerra de independencia americana, lo que había empujado a las masas hambrientas a tomar medidas desesperadas, acunadas por una burguesía que veía recaer en sus propiedades la furia de los impuestos reales.
Por otra parte, durante la segunda mitad del siglo XVIII, se inició en Gran Bretaña un profundo e importantísimo proceso, que culminó con la sustitución de la producción artesanal por otra masiva e industrial. Esta transformación produce dos movimientos que merecen singular atención.
En primer lugar, desplazó a los trabajadores hacia las fábricas y las ciudades industrializadas; en segundo lugar, del mismo modo se trasladó el capital que, a partir de entonces, empezó a ser invertido en fábricas y maquinaria.
Esta nueva forma de producción, conocida como Revolución Industrial, trae aparejada una nueva división social del trabajo, y el surgimiento de una nueva clase social, el proletariado, constituida por una masa de jornaleros procedentes en su mayoría del campo que acudían a las urbes a trabajar en las grandes fábricas.
Marx y Engels (1998, p. 5-6) visualizan este hecho de manera clara y concreta: "La burguesía ha sometido el campo al dominio de la ciudad. Ha creado urbes inmensas; ha aumentado enormemente la población de las ciudades en comparación con la del campo, substrayendo una gran parte de la población al idiotismo de la vida rural. […] Ha aglomerado la población, centralizando los medios de producción y concentrando la propiedad en manos de unos pocos."
Al mismo tiempo, se desarrollaron importantes avances en la ciencia y tecnología -avances en la medicina y en la sanidad- que aumentaron la esperanza de vida, no así la calidad de vida en la población, lo que provoca una explosión demográfica impensable en otras épocas.
Con la industrialización aparecen, como ya fue mencionado, nuevos grupos sociales: por una lado empresarios y banqueros y por otro los obreros industriales que encarnaban la mano de obra.
La nueva sociedad industrial estaba compuesta por grupos abiertos, determinados en gran medida por su capacidad económica, convirtiéndose el dinero en fuente de poder y el ascenso en la escala social dependía directamente de la acumulación de capital. "Classes as social forces are directly constituted by the economic structure, their "interests" are given independently of ideological and political practice and their political and ideological representatives are directly determined by the economic." (Hirst, 1976, p. 394)
La igualdad entre los hombres promulgada por la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano -aprobada el 26 de agosto de 1789 en el seno de la Revolución Francesa– fue más teórica que real, pues subsistieron y subsisten hasta hoy, grandes diferencias de fortuna y cultura entre la clase alta y la clase baja.
La aparición de una nueva burguesía, producto de la industrialización, conformada por los grandes industriales, los banqueros y los comerciantes importantes -favorecida por el incipiente capitalismo y por el liberalismo económico-, contrasta con una clase obrera en la que cada vez se hacían más notorios los abusos, ya que en la búsqueda de mano de obra barata se empleó a mujeres y niños, con salarios por debajo de los que percibían los hombres y con condiciones laborales infrahumanas.
Estas condiciones darán origen luego a la formación de las primeras asociaciones obreras -antecedentes de los sindicatos-, desde donde se consiguió reducir en parte muchos de los abusos que realizaban los dueños de los medios de producción, mientras el capitalismo se afianza como sistema mundo y la burguesía como la clase social dominante.
El ascenso del modo de producción mercantil -pre-capitalista- y luego el capitalista pautan un nuevo prototipo de Estado, que tendrá en la burguesía el respaldo ideológico y económico para garantizar su continuidad.
Esta continuidad o perpetuación se lleva a cabo a través de la reproducción de las formas de producción.
Tomando como base las teorías reproductivistas, afirmamos que toda formación social para existir, al mismo tiempo que produce, y a fin de poder producir, debe reproducir las condiciones de su producción, es decir, debe reproducir las fuerzas productivas y las relaciones de producción existentes.
Para Alfonso González (1998, p. 52) "La necesidad del capital de reproducir sus relaciones y contradicciones a escala internacional para afianzarse con poderío absoluto -no solo sobre la vida material de los pueblos, sino también sobre su espiritualidad-, impone patrones conductuales, culturales y de valoración de obligada aceptación."
La información pasa así a cumplir un papel fundamental en la reproducción de las relaciones de producción, implicando la reproducción de las fuerzas de trabajo y su calificación, aseguradas a través del sistema educativo.
Es a partir de estas premisas, que precisamos como hipótesis central del presente trabajo, que la información constituye un componente estratégico sobre el que se erigen los AIE, siendo portadora de la ideología dominante -correspondiente en este estadio evolutivo del capital a la ideología de la clase burguesa-, y por ende, propiciando la reproducción social, es decir, las relaciones de explotación del hombre por el hombre.
Dicha hipótesis se sustenta en los estudios de Maria das Graças Targino (1997) y Sebastiano de Souza (1996). En el primero de ellos, se visualiza el análisis de la relación existente entre información e ideología, el cual consideramos fundamental, y que a su vez, nos permite vincularla al concepto tanto de AIE como así también al de reproducción ideológica propuesta por Althusser.
"Mas, reconhecer a informação como instrumento de sobrevivência do cidadão não
significa negar a ideologização presente no seu processo de geração e disseminação.
Isto porque como qualquer outra ação humana, a informação está sujeita, em todas as
suas fases, da geração à indexação, à contaminação de ideologias dominantes, o que
ocorre, às vezes de forma inconsciente, às vezes de forma consciente, com o fim de
propiciar o controle de grupos políticos e econômicos." (Targino, 1997, p. 5)
Por su parte, de Souza (1996, p. 16) sostiene que "[…] actualmente, la sociedad está sostenida por la siguiente trilogía: el desarrollo, la información y la ideología. La ideología depende de la información para el desarrollo, pero también dirige y controla la información y el desarrollo, haciendo que ellos sean sus dependientes. […] Para la ideología, la información tiene un valor sin límites, porque ella es el sustrato que alimenta la ideología y el desarrollo de una nación, un estado, o de una organización."
Los puntos de encuentro son incuestionables, y, al igual que el extracto anterior, aquí también es plausible de análisis la identificación de la ideología y la información -y en consecuencia, la reproducción ideológica mediante la transmisión de información- como factor de desarrollo. Nosotros nos atrevemos a adicionar a la nación, el Estado u organización, el desarrollo del individuo. Este desarrollo del individuo debería de obedecer a fines transformadores y no reproductivistas como resulta actualmente.
Desde esta concepción del desarrollo del hombre es que adherimos a la formulación de Mark Rosenzweig (2004) en cuanto a que "Karl Marx, in defining the "good society", said it was, ultimately, the emergence of the set of social arrangements, which are such that they enable the free development of each as the condition for the free development of all. […] Could there be a better creed for librarianship? Should not librarians, act upon the maxim "the free development of each as the precondition for the free development of all" and is that not, in fact, implicit, in librarianship itself?"
3.3.2. LA RELACIÓN INFORMACIÓN-PODER
La información está en el centro de los estudios bibliotecológicos contemporáneos, constituyéndose en el objeto material y formal de la Bibliotecología.
Según S. de Souza (1996, p. 15) "Por objeto material entendemos toda la información real y potencial; toda la información conocida y todas las que vengan a ser conocidas; el objeto formal de la bibliotecología es la información registrada en cualquier tipo de soporte físico: sea libro, periódico, disco, etcétera. […] Desde el punto de vista epistemológico, el campo de los fenómenos de la bibliotecología es la información y el tratamiento que hacemos de ella, las finalidades para la cual la destinamos, es su objeto específico de estudio."
Consideramos que dentro del campo de saber bibliotecológico, tanto la información como los medios por los que la misma fluye deben ser abordados interdisciplinariamente, especialmente "[…] desde los aportes de las ciencias sociales, la filosofía, la política, las ciencias de la comunicación, las ciencias de la educación y, muy especialmente, la ciencia de la información." (Lopera, 2005)
Según Curras (1988, p. 196-209), el estudio teórico de la información es relativamente reciente, destacándose principalmente dos escuelas: la norteamericana y la rusa.
Curras (1998, p. 196-197) plantea que según los trabajos de Glyan Harmon, la información es comparable al trabajo, ya que a través de su influencia se produce un cambio, desplazamiento o modificación -ya sea de actitud, pensamiento o conocimiento-, para la cual es necesaria una fuerza que la impulse.
En tanto, Mikhailov y Wilson dan a la información una dimensión social, ya que por su efecto y causa el ser humano es capaz de vivir en sociedad. "Es decir, la sociedad existe porque los hombres necesitan comunicarse unos con otros por medio de la información que se transfiere de unos a otros. La información puede modelar el tipo de sociedad que hayan de construir los individuos y puede asimismo verse modificada por la influencia de aquélla." (Curras, 1988, p. 197)
No obstante, siguiendo el planteamiento realizado por Vizcaya Alonso (2001), el término información puede ser analizada desde diferentes perspectivas.
Siendo así, desde una perspectiva filosófica, podemos decir que "La información es una parte de una reflexión, diferente de los factores materiales y energéticos, que es percibida por los sistemas materiales en una etapa organizativa definida y tan voluminosa que puede almacenarse, expresa en mensajes ordenados respecto a la probabilidad de uno u otro hecho entre la multitud de acontecimientos de una naturaleza dada." (Semenyuk, 1998 citado en Vizcaya Alonso, 2001)
Tomando como referencia una visión cibernética, "[…] (la) información es la noción central de la cibernética […] incluye todos los datos que son objeto de almacenamiento, transmisión y transformación […] siempre se manifiesta de modo material y energético en forma de señales." (Dmitriev, 1991 citado en Vizcaya Alonso, 2001)
A estas consideraciones, es preciso adicionar la actual dimensión económica que adquiere hoy el término información. Tomando como referencia "[…] el paradigma tecnoeconómico del sistema mundo dominante, centrado en una concepción netamente mercantilista y consumista de la información […]" (Lopera, 2005), afirmamos que hoy la información adquiere la significación de mercancía.
De esta manera, la información pasa a constituirse en una categoría económica de la sociedad burguesa, y como tal se halla revestida de forma material, poseyendo por ende, un carácter fetichista.
El producto superior en que se desarrolla el cambio de mercancías es el dinero, el capital, y por tal motivo el fetichismo de la mercancía -en este caso la información- encuentra su materialización más completa en el fetichismo del dinero, del capital, en el poder del oro sobre los hombres.
Pues bien, aludiendo al origen etimológico del término, diremos que información -del latín informare- es el acto o efecto de informar, e informarse es la transmisión de conocimientos.
Desde nuestra perspectiva, la información da cuenta de la organización y comunicación de los datos. Lo que es más, el conocimiento cuando es comunicado tiende a convertirse en información, pero toda información no transmite conocimiento
-al menos científico-.
"Por informação entendemos uma prática histórica, social e comunicativa na qual homens e mulheres interagem com a informação, põem em dúvida a própria informação, desestabilizando suas estruturas implícitas e explícitas e silêncios não revelados, re-significando-a, para trazer uma informação nova. A informação não é o conhecimento enrugado, mofado, mas aquilo que provoca sobressaltos e estimula novas operações cognitivas. Nessa perspectiva, ela se confunde com o conhecimento porque é uma informação que deforma o já dado e prevê sua reconstrução crítica." (Albuquerque Aquino, 2001)
Por lo tanto se deduce que el conocimiento científico es más que información, y hace referencia a la comunidad científica en su más amplio sentido.
Tal es así, que por información se puede entender todo lo que es transmitido por el acto o procedimiento de la comunicación -sentido genérico-, o constituirse prácticamente en un sinónimo de adquisición de conocimientos, lo que le otorga el instrumental que le da su valor social -sentido más estricto-
"A informação -objeto primário da Biblioteconomia- é conhecimento comunicado com fins de educação (formal ou informal) e produção (intelectual, científica, tecnológica, económica, etc.)." (Vieira, 1983, p. 252)
Desde siempre, el conocimiento y la información han estado ligados, en mayor o menor medida, a las clases que ostentan el poder. "El poder de la información y, sobre todo, el que contienen y representan los soportes escritos, han sido controlados, manejados e influidos a lo largo de toda la historia humana por los poderes e ideologías dominantes. El actual paradigma de "Sociedad de la Información" perpetúa tales políticas, generando profundos desequilibrios en el libre acceso al saber, y por ende, en las posibilidades de desarrollo y progreso de las sociedades humanas." (Civallero, 2004a, p. 1)
El hombre, desde el inicio de su civilización, ha manifestado la necesidad de expresarse y comunicarse por medio del lenguaje hablado, es decir, a través de la palabra. La tradición oral surge entonces como una forma de emitir y recibir información, tanto de un hombre a otro, como así también de generación en generación.
Cuando la memoria oral se tornó insuficiente e imprecisa, y el caudal de información fue cada vez mayor, el ser humano necesitó de nuevos elementos de comunicación, apareciendo así los símbolos. "Primero, utilizó como símbolos los objetos que disponía; luego, los dibujos que los representaban… y más tarde signos -dibujos- con qué identificar los sonidos que él mismo emitía con su voz para pronunciar las palabras." (Curras, 1988, p. 65)
Con la aparición de la escritura surgen las bibliotecas, como forma de dar respuesta a la necesidad de ordenar y preservar los escritos.
Los escritos más antiguos de que se tiene noticia datan de unos cuatro mil años de antigüedad, y su origen es el Próximo Oriente, tratándose de tabletas de arcilla con escritura de tipo cuneiforme. La escritura la utilizaron en un principio los burócratas de los templos con la finalidad de registrar transacciones económicas, producto del quehacer administrativo.
En la cultura Sumeria, verdaderos impulsores y creadores de la biblioteca reconocida como más antigua: la de Arzuvanipal, la institución estaba vinculada ya con sus gobernantes -reyes y sacerdotes- quienes formaban la pequeña elite que conocía y manejaba la escritura. La biblioteca de Arzuvanipal poseía escritos que contenían relatos, historias y escritos administrativos, legislativos y religiosos.
Los egipcios jugaron también un importantísimo rol en lo que hace a la evolución de la escritura. Los periodos de mayor esplendor de la civilización egipcia coincidieron con la invención de nuevas formas y medios de escritura, la cual era a su vez patrimonio exclusivo de gobernantes y sacerdotes, aunque luego la utilizaron médicos y cirujanos. "Los escribas eran grandes dignatarios del estado y contaban con la confianza de los reyes. Los mismos reyes sentían gusto por la escritura y la lectura e incluso componían obras y poemas. Se crearon las casas de la vida, donde se escribían y guardaban los libros. Pero no sólo eso. Eran también centros de estudios superiores, subvencionados por los reyes o personas adineradas, donde se invitaba a sabios del país o extranjeros para que pudieran dedicarse al estudio y la investigación, tranquilamente, y sin preocupaciones." (Curras, 1988, p. 66)
En la cultura Griega el conocimiento tiende a estar ligado a los grandes pensadores, tal es el caso de Sócrates, Platón y Aristóteles, entre otros. "Sócrates dice que los libros son fuentes de información, tesoro que han dejado los antiguos y motivo de reunión de amigos, ya que se leían en voz alta." (Curras, 1988, p. 66-67) Desde el siglo IV A.C. existieron bibliotecas privadas de grandes filósofos, para su uso propio y el de sus alumnos.
Nos encontramos así ante un acontecimiento de relevancia histórica: por primera vez la biblioteca se utiliza con fines pedagógicos. No obstante, "El museo no era solo un centro de estudios avanzados y orgullo del reino, también servía a propósitos políticos. Plutarco relata que su bibliotecario Demetrio aconsejó a Tolomeo reunir libros acerca del arte de gobernar y ejercer el poder, y leerlos." (Lerner, 1999, p. 35)
La cultura romana permite apreciar como las diferentes bibliotecas eran permitidas o destruidas según fuera la "ideología romana" imperante, constituyendo un ejemplo claro de ello la destrucción de escritos pertenecientes al cristianismo mientras Roma luchó contra éste, invirtiéndose la situación cuando el imperio se cristianiza y se comienzan a promover estos escritos. "Los romanos toman la cultura de los griegos, pero no conservan su forma de escritura. Se dan cuenta pronto de la importancia del libro como forma de difusión de las ideas." (Curras, 1988, p. 67)
Con la Edad Media la información y el conocimiento pasan a ser custodiadas casi exclusivamente por la Iglesia. Sin embargo, la información contenida en los soportes escritos adquirió revestida importancia en ámbitos imperiales, como fue el concebido por la Corte de Carlomagno, donde "[…] los libros sobre temas prácticos, arquitectura, agricultura, medicina, arte de la guerra, ayudaban a la capacitación de la burocracia que dirigía el imperio." (Lerner, 1999, p. 55)
En tanto, en el mundo islámico, al igual que en China, la información y el conocimiento se hallaban al servicio de pequeñas elites de gobernantes y sacerdotes, y, a través del dominio de los mismos consideraban que el ejercicio de un buen gobierno era posible.
Hacia el siglo XIII surgen las Universidades, la primera de ellas en París, como producto de la floreciente vida escolar de la sociedad parisina, la que luego se trasladará a las ciudades más importantes de Europa.
Las cuatro disciplinas o facultades primarias de esta institución fueron la teología, las artes -filosofía-, el derecho y la medicina. Todas ellas fueron impartidas respetando las posturas impulsadas por la ideología dominante del momento, quedando ello evidenciado a través de la protección e influencia que proporcionaban a la Universidad de París el Rey de Francia y el Papa.
Durante el Renacimiento, y debido al florecimiento cultural que se produjo en dicho período, la información se constituye de manera cada vez más evidente en un objeto de poder. Es aquí cuando se produce uno de los hechos más sobresalientes en la historia de la humanidad: la invención de la imprenta, realizada por Gutemberg en 1440, y que determinó la popularización del libro."Con el desarrollo de los libros como formato estándar, y el de los sistemas de impresión en Europa (mediados del siglo XV), el conocimiento comenzó a ser objeto de (re) producción masiva, de compra y de venta. Se transformó en un bien de consumo más, y dejó de pertenecer (si es que alguna vez lo hizo) a la comunidad, para concentrarse en los estantes de las grandes bibliotecas (colecciones semi-museísticas de ejemplares lujosamente encuadernados) y en las manos de élites socio-políticas e intelectuales." (Civallero, 2004b)
En el siglo XVIII, y como consecuencia del abaratamiento del libro y de un incipiente crecimiento en las tasas de alfabetización, surge la lectura pública, que traerá aparejado el surgimiento de la Biblioteca Pública en el devenir del siglo XIX, siendo Inglaterra y Estados Unidos las naciones embanderadas con tal logro.
La revolución industrial había producido cambios estamentales en la sociedad. La profesionalización y tecnificación del trabajo propiciaron el surgimiento de nuevos lectores. La burguesía utilizó a la biblioteca como un instrumento para "educar" al proletariado, ya que un proletario "educado" tiene menor posibilidad de caer en la marginalidad y por consiguiente es más factible que se adapte rápidamente al sistema productivo.
El actual sistema capitalista introduce la necesidad creciente de consumir información en sus formas más diversificadas. "No mundo actual, em rápida transformação coma expansão do processo produtivo industrial, a informação não interesa mais apenas a cientistas e tecnólogos (geradores e usuários de conhecimento). Agora, a informação é um fator fundamental para a propia reprodução do capital, atuando diretamente no setor produtivo -seja na produção propriamente dita, seja na administração dos fatores de produção clássicos (recursos naturais, trabalho e capital, mediados pela tecnologia). A informação é assim, componente essencial no proceso de tomada de decisão econômica e política." (Araújo, 1991, p. 38)
LA INFORMACIÓN COMO COMPONENTE ESTRATÉGIGO DE LOS APARATOS IDEOLÓGICOS DE ESTADO
Retomando lo expresado anteriormente, y tomando como base a la teoría althusseriana, consideramos que la información constituye un componente estratégico sobre el que se erigen los modelos de AIE propuestos.
Por sus características intrínsecas, puede interpretarse que la información constituye la piedra de toque de varios Aparatos Ideológicos, como lo pueden ser el escolar, informativo, cultural, o inclusive actuar dentro de otros Aparatos, tal es el caso del jurídico, el sindical e incluso el familiar y el religioso.
Según Althusser (1984, p. 21), un sistema -más precisamente el capitalismo- logra subsistir únicamente reproduciendo las bases que lo sustentan. "Como decía Marx, hasta un niño sabe que una formación social no sobrevive más de un año si no reproduce las condiciones de producción al mismo tiempo que produce la reproducción de las condiciones últimas de producción."
Conforme a ello, el anteriormente citado establece una teoría clara y concreta, de la cual podemos extraer un párrafo, donde, a nuestro entender, se encuentra la hipótesis central que guía la teoría althusseriana sobre reproducción social, y a la cual adherimos: "Para simplificar la exposición -y si tomamos en cuenta que toda formación social proviene de un modo dominante de producción- podemos afirmar que el proceso de producción pone en marcha las fuerzas productivas existentes bajo determinadas relaciones de producción. De lo anterior se sigue que, para existir, toda formación social debe -al mismo tiempo que produce y para poder producir- reproducir las condiciones de su producción." (Althusser, 1984, p. 22)
Debe reproducir pues:
1) las fuerzas productivas
2) las relaciones de producción existentes, ya que no existe producción posible si no se asegura la reproducción de las condiciones materiales de la producción, la reproducción de los medios de producción.
No es el cometido del presente trabajo el análisis de las condiciones puramente materiales de la producción, ya que la información no juega un rol directo en este proceso.
No obstante, en lo que refiere a la reproducción de la fuerza de trabajo, necesaria para la producción, la información juega un rol activo sin ningún lugar a dudas.
"¿Cómo se asegura la reproducción de la fuerza de trabajo? Se asegura dándole a la fuerza de trabajo el medio material para reproducirse: mediante el salario. El salario figura en la contabilidad de toda empresa, pero como "capital mano de obra" y no como condición de la reproducción material de la fuerza de trabajo.
No obstante, el salario "actúa" precisamente así, porque el salario representa sólo la parte del valor producido por el gasto de la fuerza de trabajo que es indispensable para su reproducción; indispensable para la reconstitución de la fuerza de trabajo del asalariado (con qué alojarse, vestirse y alimentarse, en una palabra, con qué quedar en condiciones de volver a presentarse cada día a la puerta de la empresa); y agreguemos: indispensable para la crianza y educación de los hijos en que se reproduce el proletariado (a X ejemplares: X puede equivaler a 0, 1, 2, etc.) como fuerza de trabajo." (Althusser, 1984, p. 24)
Pues bien, ha quedado planteado cómo mediante el salario se asegura la reproducción de la fuerza de trabajo, pero no basta con que ésta simplemente se reproduzca, ya que debe de hacerlo además cumpliendo con una serie de condiciones, entre ellas el ser apta, "[…] "competente", es decir, capaz de participar en el sistema complejo del proceso de producción." (Althusser, 1984, p. 24)
La aptitud de la fuerza de trabajo reside en que sea calificada, diversamente calificada más precisamente: "El desarrollo de las fuerzas productivas y el tipo de unidad históricamente constitutivo de esas fuerzas productivas en un momento dado determinan que la fuerza de trabajo debe ser (diversamente) calificada y por lo tanto reproducida como tal. Diversamente, o sea según las exigencias de la división social-técnica del trabajo, en sus distintos "puestos" y "empleos"." (Althusser, 1984, p. 20)
Es así, que a través de los conceptos vertidos anteriormente se puede comenzar a visualizar, de manera crítica y reflexiva, el rol de la información en este enmarañado sistema social.
Dentro de la concepción de AIE propuesta encontramos en el escolar la más clara expresión de reproducción ideológica, influenciado decididamente por la transferencia de información.
"[…] pensamos que el aparato ideológico de Estado, que en las formaciones capitalistas maduras ha quedado en posición dominante después de violenta lucha de clases, política e ideológica, contra el antiguo aparato ideológico dominante, es el aparato ideológico escolar."(Althusser, 1984, p. 44)
Este hecho es producto de un largo devenir histórico, donde el ascenso de la clase burguesa al poder produce cambios en las estructuras sociales, ya que la Iglesia es desplazada de su condición de principal AIE, donde la dupla Escuela-Familia reemplazó a la dupla Iglesia-Familia como primer AIE.
"La escuela recibe a los niños de todas las clases sociales desde los jardines infantiles, momento desde el cual -con viejos métodos lo mismo que con nuevos- les inculca durante muchos años -justamente los años en que el niño es más "vulnerable" y se halla aprisionado entre el aparato ideológico familiar y el escolar- "saberes prácticos" tomados de la ideología dominante (el idioma materno, el cálculo, la historia, las ciencias, la literatura) o simplemente la ideología dominante en estado puro (moral, educación cívica, filosofía).
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