Teoría materialista de la evolución de Juan M. O. Alberdi (página 10)
Enviado por Yunior Andrés Castillo S.
Encontró que tanto las hambrunas como el tabaquismo habían causado cambios epigenéticos en la población adolescente que se transmitieron al menos durante tres generaciones. Los hijos de hombres que habían comenzado a fumar o padecido hambre a los 9 años de edad, tenían una masa corporal distinta de lo normal. La abundancia de alimentación disponible durante la infancia de un abuelo está relacionada estadísticamente con un riesgo cuatro veces mayor de que su descendencia padezca diabetes o enfermedades cardiovasculares. A la inversa, una situación de penuria nutritiva protege a la descendencia de ese riesgo. Sin embargo, la nutrición durante la infancia de los abuelos afectaba sólo a los descendientes varones pero no a las hijas o nietas. Era un supuesto de "impronta génica" que se explica por las modificaciones introducidas por la alimentación en los gametos masculinos antes de la adolescencia (766).
En 2000 Pembrey y Bygren comenzaron a colaborar y seis años después redactaron un artículo innovador en el European Journal of Human Genetics que constituye uno de los estudios epigenéticos más interesantes hasta la fecha. Si el entorno imprime marcas epigenéticas en el cromosoma Y, el mejor momento para observar los cambios epigenéticos en los varones es la pubertad. El artículo destacó que de los 14.024 padres partícipes en el estudio, 166 dijeron que habían comenzado a fumar antes de los 1 1 años, en el instante en el que iniciaban su adolescencia.
Antes de la pubertad los varones no producen esperma, mientras que las hembras tienen sus óvulos desde el nacimiento. Cuando Pembrey, Bygren y Golding examinaron a los hijos varones de los 166 fumadores precoces, detectaron que tenían índices de masa corporal mucho más elevados que los de otros varones a los nueve años. El experimento condujo a pensar que los hijos de hombres que fumaron en el período pre-púber tienen un riesgo mayor de padecer obesidad y otros problemas de salud durante la vida adulta. Es muy probable que esos varones tengan vidas más breves, lo mismo que sucede con los sobrealimentados.
El respaldo definitivo tuvo que esperar hasta 2003, cuando Randy Jirtle y Robert Waterland demostraron que el tipo de alimentación de la madre, antes y durante el embarazo, modifica el funcionamiento de las secuencias de ADN de las ratas. Éstas tenían una secuencia agutí de ADN que les confiere un pelaje amarillo y una propensión a la obesidad, el cáncer y la diabetes. Jirtle y Waterland alimentaron a un grupo de ratas agutíes preñadas con una dieta rica en vitaminas B (ácido fólico y vitamina B 12). Otro grupo de ratas preñadas, génicamente idénticas, no recibió esa nutrición prenatal. La vitamina B actuó como donante de metilo, causando que este radical químico se adosara más frecuentemente a la secuencia agutí en el útero, alterando su expresión. Los investigadores lograron que madres agutíes produjeran estirpes saludables de pelaje marrón, no predispuestas al cáncer ni a la diabetes. La alimentación es capaz de modificar el funcionamiento del ADN sin necesidad de causar la mutación de ninguna de sus bases (767).
Al año siguiente de aquel sensacional experimento llegó el momento mágico del bautismo que cualquier ciencia necesita hoy, el de su institucionalización. La FDA aprobó por primera vez la azacitidina para su uso en pacientes con síndromes mielodisplásicos, un grupo de patologías letales de la sangre. El remedio utiliza marcas epigenéticas para desacelerar secuencias precursoras de ADN en la sangre que se sobrexpresan, permitiendo a los pacientes prolongar su vida de 15 a 24 meses.
Hasta entonces las reacciones inquisitoriales ante la epigenética también fueron tópicas. El canadiense Moshe Szyf, un farmacólogo que trabaja en el cáncer, ha narrado cómo uno de sus artículos fue censurado por el malleus maleficarum de una revista científica porque lo consideraba como un "mal intento de humor científico" y en otra ocasión un colega prominente le dijo: "Permíteme ser claro: el cáncer es de origen genético, no epigenético". Es la desesperación de quienes ven hundirse aquellas convicciones a las que han dedicado una buena parte de su vida profesional.
Una vez consagrada por la FDA, la epigenética amenaza convertirse en un moda para ocultar la quiebra de la genética. Actualmente todos los países del mundo abren laboratorios de epigenética y se publican más de 5.000 artículos sobre el asunto cada año, una tendencia que ha llegado a la prensa generalista. El 20 de julio de 2008 un artículo del The Sunday Times titulaba Howyour behaviour can changeyour children s DNA: el comportamiento de los padres puede cambiar el ADN de los hijos. Los descendientes sufren los excesos y se benefician de los cuidados de sus progenitores. ¿Hay algún fenómeno más lamarckista que ese? Al fin y a la postre la ciencia vuelve a comprobar que nature y nurture no están tan alejados; no sólo somos lo que comemos nosotros, sino lo que comieron y respiraron nuestros ancestros. La epigenética demuestra la falacia del fatalismo neodarwinista o, lo que es lo mismo, pone de relieve la responsabilidad de cada persona por su conducta hacia sí misma y hacia su descendencia. Somos guardianes de nuestro genoma. La forma de vida va dejando sus huellas en el ADN en forma de secuencias que se activan o inactivan.
De ahí que lo realmente importante no sea la composición del genoma, el ADN y su configuración, sino lo que le rodea. No somos lo que está escrito en nuestros genes, sino lo que hacemos con ellos, cómo vivimos, qué comemos y lo que respiramos. Las influencias ambientales regulan la expresión del genoma incluso sin necesidad alterar su configuración básica.
Aunque los fenómenos epigenéticos se habían observado desde siempre, se desconocían sus mecanismos de actuación, las rutas por las que el medio influye sobre el ADN. Desde los años setenta hasta hoy se han descubierto tres de ellas: la intervención de tramos muy cortos de ARN, las modificaciones en las histonas que están ligadas al ADN en los cromosomas y la unión a las bases del ADN de radicales químicos. La capacidad del ARN para modular el funcionamiento del ADN se descubrió en 1990 como consecuencia de un fracaso, cuando Richard Jorgensen intentó crear petunias con un color intenso por medio de bricolaje genético, introduciendo en la planta secuencias adicionales de ARN que producían dicho el color. Pero logró todo lo contrario a lo que se proponía: el 42 por ciento de las flores eran blancas o de un color pálido, frente a un 9 por ciento en las flores de control. Las conclusión fue que la secuencia transgénica introducida había silenciado a las autóctonas de la planta, por lo que el fenómeno se llamó cosupresión (PTGS o Post-Transcriptional Gene Silencing), suponiendo entonces que tenía efectos limitados a las plantas. Sin embargo, en 1997 Andrew Fire y Craig Mello lo observaron también en el nematodo Caenorhabditis elegans.
Fire y Mellon mostraron que la introducción de ARN en las células interactuaba con la secuencia endógena correspondiente del ADN, reduciendo su expresión. De esa manera lograron inhibir el 96 por ciento de unas 2.300 secuencias del cromosoma III de Caenorhabditis elegans. Como el ARN de interferencia parece haber evolucionado a partir de un mecanismo natural de defensa antiviral, era poco probable que existiera algo así en los vertebrados, ya que la introducción de ARN en las células de los mamíferos, por ejemplo, desencadena una reacción inmunitaria no específica, la respuesta interferón, que degrada el ARN mensajero de las células. Sin embargo, un artículo de Sayda M. Elbashir aparecido en 2001 en Nature multiplicó el interés por el ARN de interferencia al demostrar que también funcionaba en mamíferos sin desencadenar una respuesta interferón.
Desde entonces se han descubierto varios mecanismos distintos de interferencia del ARN (micro ARN, siARN, piwiARN), que tienen en común a moléculas de ARN citoplasmático que se adhieren a su homólogo mensajero para modular el funcionamiento del genoma. El fenómeno es importante, entre otras cosas, porque la mayor parte de las secuencias humanas de ADN están reguladas por micro ARN, pero no son una característica exclusiva de los animales más complejos porque se han encontrado también en Archaea y Eubacteria, por lo que su origen es muy antiguo. Participan activamente en el desarrollo embrionario de los seres vivos y dirigen la producción de proteínas, controlando en qué momento se empieza a producir una proteína y en qué cantidad se deben producir. La mayor parte del ARN de interferencia son muy específicos: sólo inhiben el funcionamiento de las secuencias de ADN con las que se complementan y sólo se transcriben en un tejido concreto. Hay micro ARN exclusivos del hipotálamo y otros del teleencéfalo.
A partir de 2001 el ARN de interferencia se ha puesto de otra de esas modas. Al año siguiente Science consideró su descubrimiento como el mayor éxito científico de la temporada. La publicidad estaba vinculada a otro gran negocio, real o supuesto. Antes de recibir el Premio Nobel en 2006 y publicar su artículo, Fire y Mellon registraron la patente del ARN de interferencia, que fue aceptada en 2003. Hoy una decena de empresas de biotecnología se han volcado sobre este descubrimiento, un mercado de 38 millones de dólares en 2003 que saltó a 185 cinco años después. Tres de las empresas ya han solictado autorización para realizar ensayos clínicos de tratamientos en seres humanos. Pero el ARN de interferencia nació de un fracaso y ha conducido a otros. En 2006 se anunció el naufragio del "proyecto RIGHT" (RNA Interference Technology as Human Therapeutic Tool), coordinado por el Instituto Max Planck, que había comprometido a otros 24 institutos europeos de investigación y en el cual el año anterior la Unión Europea había invertido 1 1 millones de euros. Expertos en genética, bioquímica y medicina probaron el ARN de interferencia en animales. En 23 ratones los efectos secundarios fueron tan extremos que murieron al cabo de pocas semanas, según los resultados publicados por Nature. En el simposio celebrado en Bruselas en noviembre de 2008 unas palabras de John Mattick explican las causas de este nuevo fracaso: "El genoma humano es una máquina de ARN", dijo. Pero el genoma no es ninguna máquina; no basta sustituir el ADN por el ARN para seguir cometiendo los mismo errores de siempre.
Una segunda modalidad de control sobre el ADN es el que ejercen las histonas, un fenómeno inverso al propuesto por el dogma, que se observó antes, en 1975. Las histonas son las proteínas que envuelven el ADN en el núcleo de la célula y sirven para regular la expresión génica. Su papel es tan importante que hoy es inconcebible el análisis de la fisiología del ADN sin tener en cuenta la modificación de los componentes de la cromatina. Las secuencias de ADN que están envueltas por las histonas tienen dificultades para desempeñar su función, mientras que las demás lo hacen más fácilmente porque están más accesibles. La importancia de la cromatina es tal que ha acabado con la centralidad otorgada hasta ahora al ADN.
No obstante, el fenómeno epigenético más estudiado es la unión al ADN de radicales químicos, de los que existen varios: metilación, acetilación, fosforilación, ubiquitinación y sumoilación. El primero de ellos es el más conocido y consiste en la transferencia de grupos metilo CH 3 a las citosinas, una de las bases que forman parte del ADN. Las alteraciones epigenéticas, el grado respectivo de expresión o silenciamiento de las secuencias de ADN, depende de su metilación. El grado de expresividad de las secuencias del ADN está en proporción inversa a su nivel de metilación: cuanto mayor es la metilación menor es la expresividad, y a la inversa. En otros casos, la metilación obstaculiza la expresividad de los transposones, que suelen estar muy metilados y niveles inadecuados de metilación pueden contribuir a desencadenar algunas enfermedades.
La metilación explica la "impronta genómica", una noción que derrumba otro de los conceptos capitales del mendelismo: el funcionamiento de los alelos dominantes y recesivos. Los organismos diploides tienen dos copias de cada cromosoma y, por lo tanto, secuencias duplicadas de ADN (alelos), siendo uno de ellos de origen materno y el otro paterno. Ambos alelos se trasmiten pero uno de ellos se metila, posiblemente en el mismo momento de la meiosis, por lo que permanecerá inactivo a lo largo del desarrollo del embrión. No se trataba de un descubrimiento reciente. El fenómeno fue descrito por primera vez por Helen V.Crouse en 1960 en la mosca Sciara coprophila, pero la teoría sintética miraba para otro lado. Sostenía que el origen materno o paterno era indiferente porque los alelos eran equivalentes, lo cual es erróneo, según se sabe ahora. También es erróneo que la impronta dependa del azar: la impronta genómica es "una modificación epigenética del genoma que depende del origen del gameto transmisor […] Los cromosomas pueden retener una memoria o impronta de su origen gamético y comportarse de forma distinta en un individuo según que hayan sido heredados del padre o de la madre" (769).
La metilación condiciona el proceso de desarrollo y el envejecimiento, actuando a modo de reloj biológico, indicando cuántas veces se ha dividido una célula. El genoma cambia durante la vida de una persona, lo que explica el aumento con el paso de los años de la susceptibilidad a ciertas enfermedades. Los patrones de metilación también cambian con el desarrollo del individuo, y, además, esos cambios son similares entre los individuos de una misma familia. El hecho de que la metilación aumente en unas personas y disminuya en otras sugiere que lo importante no es la edad en sí misma, sino otros factores genómicos o ambientales que pueden influir. ¿Por qué se produce una metilación incorrecta? La respuesta conduce a los factores ambientales: tabaco, radiaciones, alimentación, contaminación, etc. Los patrones normales de metilación los mantiene una enzima, una metiltransferasa, por lo que el ADN siempre aparece como un regulador que, a su vez, está regulado.
La epigenética ha obligado a los mendelistas a recurrir a otro de sus remiendos que prueban la insuficiencia de los postulados de la teoría sintética sobre los que han venido apoyándose. Utilizan un preformismo atenuado que enmascara la acción del medio ambiente:
genotipo + ambiente – > fenotipo
Según esta fórmula, el ambiente exterior genera un "ruido epigenético" que distorsiona la producción genotípica perfecta. Esta torpe explicación quiere seguir defendiendo que el ambiente no incide sobre la dotación génica sino "sólo" sobre sus efectos, sobre su expresión. Para ello sacan del armario una típica teoría metafísica de esas que rumian el subconsciente de los antimetafísicos más conspicuos. Quieren seguir manteniendo a los genes en un limbo, como una materia prima que el ambiente moldea o regula en el producto final. La teoría sintética -dicen- sigue siendo válida para los genes, pero se debe complementar con su manera epigenética de manifestarse. Es un retorno a la vieja "cosa en sí", el noúmeno kantiano, la esencia que se opone a la apariencia. La esencia es única pero se manifiesta de maneras diversas, cambiantes, como los poetas que se creen a sí mismos excelsos, pero jamás han logrado escribir buenos versos. Nada más lejos de la realidad, como sabemos desde los tiempos de la vieja medicina hipocrática, que no diferenciaba la estructura (anatomía) de la función (fisiología) (770). Los genes, como los poetas, no son nada por sí mismos, separados de lo que hacen (acto) y son capaces de hacer (potencia). Por eso las mismas cosas no es que se manifiesten de forma diferente sino que "son" diferentes en diferentes contextos y, por consiguiente, pueden ser muchas cosas a la vez o, como diría Lamarck, son una "potencia". El genoma idéntico de una abeja puede dar lugar a seres tan opuestos, como una obrera o una reina, siendo las obreras estériles y la reina fértil. Ryszard Maleszka sostiene que la diferencia no es genética sino epigenética, ya que la metilación del ADN es diferente en una que en otra: 550 secuencias del ADN de las abejas obreras están metiladas, lo que afecta a su expresión (771).
La epigenética es un retorno de la herejía, de la heredabilidad de los caracteres adquiridos (772) porque el medio no sólo influye sobre la expresión del genoma sino sobre el genoma mismo. Como afirma E.B.Ford, "se observó muy pronto que los genes sufren la acción del medio ambiente, y recíprocamente". Este mismo genetista añade también otra noción básica de la dialéctica: que "el medio no es sólo externo sino interno" (773), algo que viene de Lamarck, aunque nunca se le mencione al naturalista francés. El organismo vivo forma una unidad de contrarios con su medio, con el aire (o el agua), con la alimentación, con la luz y las radiaciones, con la temperatura y con otros organismos vivos. No se puede estudiar al medio por un lado y al organismo por otro. El organismo debe mantener unas constantes, un equilibrio homeostático, que el ambiente altera continuamente, obligándole a reaccionar. En la epigenética está más vivo que nunca el pensamiento de Lamarck. Por eso cuando los seudocientíficos, como Florian Maderspacher (775), quieren someter al difunto a una respiración asistida, asocian los nuevos derroteros de la biología al fantasma de Lysenko. Pero en algo tiene razón Maderspacher: el éxito de la epigenética se debe a que se está interpretando como una liberación; por fin, la gente no se siente esclavizada por sus genes; posiblemente los científicos tampoco se sentirán esclavizados por la genética.
Estamos asistiendo a la prehistoria de una ciencia. Con el tiempo es casi seguro que buena parte de la bibliografía sobre la que se soporta se tenga que adquirir en las librerías en la sección de ocultismo, junto al Corpus Hermeticum y otras rarezas propias de coleccionistas. Edward O.Wilson, Richard Dawkins y muchos otros compartirán estantería con Paracelso, lo cual constituirá un enorme descrédito para el gran alquimista suizo. La genética volverá a demostrar que en la historia de la ciencia siempre ganan los herejes. Es una ciencia que tiene que liberarse del estigma de un siglo de controversias en donde los victimarios se han querido pasar por víctimas. Como escribe Wayt Gibbs: "Llevará años, quizá décadas, construir una teoría que explique y fundamente la interacción entre ADN, ARN y señales epigenéticas en un sistema autorregulador. Pero resulta claramente necesario encontrar un nuevo modelo teórico que sustituya al dogma central de la biología en el que se ha basado, desde los años cincuenta, la genética molecular y la biotecnología"
(774). Quizá ya se hayan formulado esos fundamentos en alguna parte; quizá no los conozcamos porque no están escritos en inglés o no se han publicado en una de esas revistas llamadas "de impacto"; quizá estén censurados por algún consejo editorial. John Maddox, anterior responsable de una de esas revistas, la británica Nature, reconoció públicamente en Barcelona en 1995, el reiterado rechazo de artículos de los científicos franceses porque "un tercio inicial de los artículos franceses se enfocan sobre contextualización y no van directamente al grano". Pero los editores británicos sí han demostrado su capacidad para separar el grano de la paja…
La burguesía tiene poderosas razones para seguir anclada en un dogma infundado, por razones que poco tienen que ver con la ciencia y que no son sólo ideológicas. Hoy, además de la verdad, sobre la biología gravitan los poderosos intereses de las multinacionales de los transgénicos, los fármacos y la biopiratería. La biología molecular es hoy tanto una ciencia como un negocio, y no se puede separar una cosa de la otra, como tampoco se puede ignorar que la secuenciación del ADN es una industria y que muchos investigadores han creado empresas de biotecnología financiadas por el Estado, por fondos de inversión en capital-riesgo o por fundaciones privadas. A los viejos argumentos oscurantistas contra el darwinismo se le han sumado, pues, los más transparentes del dinero, de las gigantescas multinacionales y el no menos gigantesco de las inversiones en biotecnología. La genética es la única ciencia que dispone de científicos-empresarios, científicos- accionistas, científicos-especuladores y científicos que se sientan en los consejos de administración.
De un día para otro los genetistas se convierten en millonarios cuando un laboratorio compra las acciones de sus empresas por un precio que multiplica varias veces la inversión originaria. Las multinacionales farmacéuticas pagan a sus investigadores con acciones. Lo mismo sucede con las universidades, hoy sometidas a las fluctuaciones de los mecenas capitalistas y los mercados bursátiles más que al saber. La moda biotecnológica succiona importantes fondos ávidos de ganancias rápidas y cuantiosas, así como subvenciones, tanto públicas como privadas, por cuantías gigantescas, como las que otorga la Fundación Rockefeller. Esta situación provoca importantes conflictos de intereses en los que el investigador es parte y en los que adopta puntos de vista subjetivos ajenos por completo al desarrollo del conocimiento. En 1997 Meredith Wadman llevó a cabo un estudio en 14 revistas de medicina y biología molecular, comprobando que un tercio de los autores principales de los artículos publicados en ellas tenían un interés económico directo en las investigaciones que publicaban, del que no avisaban a sus lectores (775b).
¿Dónde está el negocio? ¿Cuál es el mercado? ¿Qué es lo que venden? ¿Con qué trafican? Con los más viejos padecimientos de la humanidad: el hambre y la salud. Desde que en 1978 se inventó una nueva técnica -debidamente patentada- para fabricar industrialmente interferón, una proteína del sistema inmunitario, se han abierto nuevas fuentes de enriquecimiento con la salud y se ha creado una red de complicidades entre los científicos y el capital monopolista. Biogen, la multinacional que patentó el interferón, es una empresa cuyos científicos no sólo trabajan en los laboratorios sino también en los consejos de administración. El interferón llegó al mercado en 1986 pero la cotización de las acciones de Biogen se había disparado mucho antes, en marzo de 1980, cuando la revista Nature publicó la noticia de su descubrimiento. Como los especuladores bursátiles no leen Nature, había que acompañar la noticia con la correspondiente conferencia de prensa, crear opinión.
En las ceremonias multitudinarias para la prensa, tan alejadas de los laboratorios, los científicos aparecen maquillados para la ocasión por los estilistas y los gabinetes de imagen que preparan cuidadosamente cada frase y cada gesto, cuyos costes se incluyen con generosidad entre las dietas y gastos de las multinacionales patrocinadoras. Al día siguiente la subida de los índices bursátiles compensa con creces los desembolsos. Si el fraude científico de la teoría sintética es constatable en los diccionarios y manuales, se multiplica exponencialmente en los medios de comunicación, donde aparecen periódicamente verdaderas campañas de propaganda que los científicos adornan con sus títulos académicos, contribuyendo al engaño y abusando de la credulidad pública. El prototipo de rueda de prensa biotecnológica es la que celebraron el 24 de abril de 1984 Margaret Heckler, la ministra de Sanidad del gobierno de Reagan, junto con Robert Gallo para anunciar que habían descubierto que "posiblemente" el SIDA tenía su origen en un supuesto retrovirus (llamado primero HTLV-III y luego HIV) que producía cáncer en los seres humanos y que en dos años dispondrían de la vacuna correspondiente. Aquello nada tenía que ver con la ciencia sino con la campaña electoral para la reelección de Reagan, quien pretendía aparentar que no era tan conservador como parecía y se interesaba por los problemas de salud de los homosexuales. También tenía que ver con la reconversión de la fracasada industria del cáncer (con su virus correspondiente) en la industria del SIDA (y su retrovirus correspondiente), un negocio que está consumiendo billones de dólares sin que hasta la fecha haya aparecido la vacuna tantas veces prometida.
En mayo de 1996 la NASA sucedió a Gallo en el arte del engaño científico con otra rueda de prensa que dio la vuelta al mundo en medio de otra campaña electoral para la reelección de otro presidente de Estados Unidos, Clinton: "posiblemente" habían descubierto vida fuera del planeta, en un meteorito procedente de Marte. Clinton ratificó el "descubrimiento" de la NASA en un mensaje televisado, en el que adoptó su ademán más solemne para concluir lo siguiente:
Hoy la roca 84001 nos habla de todos esos miles de millones de años y millones de millas. Nos habla de la posibilidad de la vida. Si este descubrimiento se confirma, seguramente será una de las revelaciones más sorprendentes que la ciencia haya descubierto en nuestro universo. Sus implicaciones son de gran alcance y más asombrosas de lo que podamos imaginar. Aunque promete respuestas a algunas de nuestras más viejas preguntas, plantea al mismo tiempo otras aún más trascendentales.
Continuemos escuchando con atención lo que tiene que decir, al tiempo que seguimos nuestra investigación en busca de respuestas y de conocimiento, que es tan ancestral como la humanidad misma, pero esencial para el porvenir de nuestro pueblo (776).
El 16 de agosto de 1996 Science contribuía al fraude con un artículo titulado "Investigan antiguas formas de vida en Marte: posibles restos de actividad biótica en el el meteorito marciano ALH84001". Fue otra de las mentiras más divulgadas, repetida durante varios meses en la cabecera de todos los medios (prensa, radio, televisión) del mundo, un verdadero montaje para impedir el recorte de subvenciones de la agencia espacial. Al fraude tampoco podía ser ajeno otro medio especializado, como Nature, que en su edición de 8 de agosto se lamentaba de que la falta de fondos pudiera "comprometer las misiones científicas a Marte". En los días posteriores un aluvión de artículos de opinión firmados por "prestigiosos científicos" siguieron reclamando más subvenciones para tan trascendental "misión espacial". Con el devenir del fraude, las alusiones "científicas" fueron dejando paso paulatinamente a lo que realmente interesaba: las económicas. Algunas semanas más tarde el engaño tuvo su efecto: el Congreso estadounidense aprobó el desembolso de 2.000 millones de dólares para el programa de exploración Mars Surveyor. Su objetivo era extraer rocas marcianas. Una de las plataformas de la NASA, la Lunar and Planetary Institute, alimentó aquella expedición con artículos "científicos" e impactantes imágenes difundidas por internet de un pequeño robot desplazándose torpemente por el suelo del planeta rojo. Pero allá no había nada; si hay vida en Marte, podemos disfrutar de ella en la Tierra. ¿Cómo es posible que de un engaño generalizado y de la ausencia de escrúpulos pueda obtenerse ninguna verdad científica?
No cabe ninguna duda de que en la actualidad la ciencia tiene una necesidad creciente de subvenciones para avanzar, pero también es harto evidente que con el aumento de la financiación el fraude ha crecido más que proporcionalmente y que el fraude tiene una especial habilidad para traducirse en propaganda mediática, documentales y libros de divulgación. Es una de las manifestaciones del profundo declive de la ciencia que vivimos, del deliberado intento de anulación de las elementales capacidades críticas del intelecto humano.
La propiedad privada sobre la vida tiene amargas connotaciones que ilustran acerca de la biopiratería del capital multinacional. Actualmente los laboratorios del mundo entero experimentan con células tumorales, entre ellas las llamadas HeLa, que se extrajeron del cuerpo de Henrietta Lacks en 1950, una trabajadora negra y pobre fallecida como consecuencia de un cáncer fulminante.
Hay empresas privadas que aún trafican hoy con esas células, extraídas del cuerpo de una paciente sin su consentimiento. El médico que secuestró una parte del organismo de Lacks ni siquiera la conocía, la familia no fue informada del robo ni obtuvo ningún beneficio económico de un sucio negocio que mueve billones en nombre de la ciencia. Durante medio siglo las células HeLa han ido pasando de unos médicos sin escrúpulos a los laboratorios y luego a las empresas que se lucran con su compraventa. A lo largo de este tiempo la situación no ha cambiado. Sin su consentimiento, a otra paciente de un hospital de Los Ángeles le extrajeron una parte del bazo como parte de un tratamiento contra la leucemia y, a partir de él, otro médico sin escrúpulos patentó otra estirpe de células cuyos derechos fueron adquiridos por dos multinacionales que se dedican a comercializarlas. Diez años después el Tribunal Supremo de California confirmó que los pacientes no disponen de la propiedad privada de las células derivadas de las suyas propias, a pesar de ser homologas. La propiedad corresponde a los ladrones.
El Proyecto Genoma Humano consumió 3.000 millones de dólares. Tanto en su dimensión estadounidense como internacional, no fue una iniciativa científica sino un grupo de presión financiero y burocrático en el que los científicos como Walter Gilbert y J.D. Watson pasaban su tiempo en tareas de relaciones públicas, captando fondos para canalizarlos hacia un gigantesco proyecto biotecnológico de largo aliento que no ha terminado, porque serán necesarios miles de millones suplementarios para detectar las inapreciables diferencias entre las secuencias de ADN asociadas a cada una de las 30.000 enfermedades que hoy -supuestamente- se catalogan como genéticas. Una parte importante de esos fondos irá a parar a los bolsillos y las cuentas corrientes de los empresarios-científicos de la genética.
Después de una dura pugna interna, en 1992 Watson dimitió de su cargo como director del Proyecto en el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos a causa de la presión ejercida por Bernardine Healey, director general del referido Instituto. Le abrieron un expediente por sus intreses económicos en ciertas empresas de biotecnología. Sin embargo, los compromisos económicos de Healey eran tan grandes, por lo menos, como los de Watson. El auténtico transfondo de aquella pelea de tiburones concernía a las patentes del genoma humano. No se puede patentar un genoma "natural", pero los genes aislados no son "naturales" y, por consiguiente, sí se pueden patentar: son dinero contante y sonante. Healey quería la patente para el Instituto Nacional de la Salud de su país, dejando al margen a los capitales extranjeros, como la farmacéutica británica GlaxoSmithKline, a la que estaba ligado Watson, no obstante los desmentidos de éste. La argumentación de Watson se apoyaba en que la concesión de la patente al Instituto público ralentizaría la secuenciación del genoma. Los genetistas se sugestionaron a sí mismos; tenían prisa para no llegar a ningún sitio.
Como consecuencia de esa prisa en 1998 se fundó Celera Genomics, con el compromiso de secuenciar el genoma humano en el plazo de tres años con un presupuesto de 300 millones de dólares, la décima parte de las previsiones del proyecto público. A la cabeza pusieron a Craig Venter, prototipo moderno de la fusión de la biología y la economía. Los primeros contratos de Celera Genomics para la explotación conjunta del hallazgo se firmaron con Amgen, Novartis y Pfizer. Genelogic hizo lo propio con Merck y Shering-Plough. Cuando Celera Genomics se incorporó a la carrera de la secuanción, una parte del genoma ya estaba secuenciado, por lo que no tuvo que pagar nada por la obtención de los datos ya existentes, que eran de libre disponibilidad.
Sin embargo, cuando en 2001 la empresa presentó su primer esbozo en la revista Science, lo declaró información reservada. La compañía planeaba vender sus datos a las multinacionales farmacéuticas para que pudiesen desarrollar nuevos medicamentos basándose en las supuestas raíces genéticas de las enfermedades. El acceso a la información costaba desde miles de dólares para un científico, a millones para una multinacional farmacéutica. Llegó a contar con 25 empresas y 200 instituciones académicas suscritas. Pero nunca resultó rentable, no sólo por la competencia del consorcio público, sino porque las expectativas científicas sobre las que se fundamentaba eran falsas. En 2005 tuvo que cambiar de política, admitiendo el acceso parcial a la información obtenida y abandonó el negocio de la venta de información genómica para dedicarse a la investigación de fármacos.
El resumen de estas peleas internas y externas entre capitalistas lo ofreció Walter Bodmer, director de la Fundación Imperial de Investigación sobre el Cáncer al Wall Street Journal: "La cuestión de la propiedad está en el corazón de todo lo que hacemos". La cuestión del conocimiento queda bien lejos de estos operativos comerciales.
El Proyecto Genoma Humano tuvo un reducido calado científico (la mayor parte de las secuencias son repetitivas) pero gigantesco rendimiento mediático. El dinero apuntaló temporalmente una teoría que la ciencia había hundido. El mendelismo sigue en coma con la respiración asistida de las subvenciones y las ruedas de prensa, reforzando la imagen de unos genes que todo lo condicionan, así en la salud como en la enfermedad. El ruidoso aparato mediático es algo que la genética comparte con la carrera espacial y por eso la secuenciación del genoma humano fue calificada como "el proyecto Apolo de la biología". Si hay que juzgar en base a las expectativas transmitadas "el proyecto Apolo de la biología" es el mayor fracaso científico del siglo. Durante la guerra fría también hubo grandes derroches de dinero en viajes espaciales con un rendimiento científico mucho menor. En ambos casos el objetivo es aparente y parcialmente publicitario; lo habitual es que muchas partidas encubran proyectos de guerra bacteriológica o sean subproductos de ella: "La pieza clave de la ciencia que presagia una era de armas genéticas es el Proyecto del Genoma Humano", escribe Wendy Barnaby (777). Por su parte, Dubinin también ha expuesto las mismas reticencias respecto a la ingeniería genética: "Es necesario detenerse en el problema referente al peligro biológico que se corre a consecuencia de los trabajos sobre la Ingeniería genética. La manipulación de las moléculas de DNA puede conducir a la formación imprevista de moléculas híbridas peligrosas desde el punto de vista biológico. Como resultado puede ocurrir una propagación incontrolable en la biosfera de nuevas especies patógenas y superpatógenas de las bacterias y los virus con la particularidad de que éstas pueden resultar resistentes a todos los antibióticos existentes. Algunas de las nuevas moléculas híbridas pueden portar una información que determina el desarrollo maligno. Los métodos de Ingeniería genética pueden ser utilizados para crear un arma biológica nueva" (778).
A sus sospechas acerca del Proyecto Genoma, Wendy Barnaby añade además, otro proyecto científico con posibilidades de "uso dual", el Proyecto de Diversidad del Genoma Humano, que resume en sí mismo el verdadero estado de la genética en el mundo de hoy: existen poblaciones indígenas en trance de extinción, por lo que interesa extraerles sangre a fin de preservar su genoma, que debe ser singular, e impedir así que se pierda para siempre. Lo que el Proyecto no contempla es salvar de la exinción a los indígenas mismos; sólo se salvarán sus genes. Quizá los biopiratas puedan luego lucrarse con su compraventa.
Por eso los genes y el ADN son siempre noticia. La biología es una ciencia mediática desde los tiempos de Darwin, la batalla ideológica no va a remitir y los que se oponen a algunos postulados ridículos de los científicos seguirán apareciendo como enemigos jurados de la ciencia.
Notas:
(1) La CÍA y la guerra fría cultural, Debate, Madrid, 2001.
(2) Eisenhower's Farewell Address to the Nation, 17 de enero de 1961
( http://mcadams.posc.mu.edu/ike.htm y El "Proyecto Manhattan" invirtió 2.000 millones de dólares de la época, empleó a 125.000 científicos en más de diez centros de investigación. La ciencia estadounidense -y por extensión la sometida a su influencia- nunca volvió a recuperarse de aquella faraónica movilización de recursos, equivalente a la totalidad de la industria del automóvil, 130.000 trabajadores y 2.200 millones de presupuesto. Roosevelt creó una Oficina de Desarrollo e Investigación Científica que dirigía a 30.000 científicos encabezados por Vannevar Bush. Fue la primera organización civil dedicada al servicio del ejército estadounidense, encargada de coordinar las investigaciones principalmente sobre guerra submarina, radar y explosivos. En 1949 el 60 por ciento de los físicos trabajaban para los militares. En 1957 Eisenhower organizó ARPA inmediatamente después de que los soviéticos colocaran el Sputnik, el primer satélite artificial, en el espacio. De ARPA nacieron la NASA, la Comisión de Energía Atómica e internet. Actualmente dispone de un presupuesto anual de unos 2.000 millones de dólares. Con los "átomos para la paz" Estados Unidos entró en una era de economía de guerra permanente. El informe Paley demostró que la economía había pasado a estar fundada en criterios militaristas. Durante el periodo 1946-2008 los gastos militares consumieron 21.774 trillones de dólares. Por iniciativa de la Union of Concerned Scientists, en febrero de 2004 un grupo de más de 60 científicos, 20 de ellos galardonados con el Premio Nobel, dirigieron una carta colectiva al presidente Bush protestando por la injerencia política de su gobierno en la investigación científica. El documento es un texto incendiario en el que los firmantes protestan por la manipulación que lleva a cabo el gobierno de los resultados de las investigaciones, la imposición de políticos de confianza en los comités consultivos y la asfixia de aquellos conocimientos científicos que no concuerdan con su ideología política. La carta de Harold Lewis anunciando el 6 de octubre de 2010 su abandono de la American Physical Society a causa de la corrupción del dinero en la tesis del calentamiento planetario está en la misma línea: ya no se encuentran por la tierra grandes hombres de ciencia "impecables", sostiene con amargurar
http://my.telegraph.co.uk/reasonmclucus/reasonmclucus/15835660/professor-emiritus-hal-lewis-
resigns-from-american-physical-societyA . A pesar de la ingente financiación, la ciencia estadounidense hace mucho que se tambalea. En 1986 el país importó más tecnología puntera de la que exportó. En 1989 las empresas que registraron más patentes fueron japonesas. En 2004 China exportó más tecnología que Estados Unidos.
(3) "Los militares […] pagan la cuenta sin rechistar. Durante siglos han alistado gente y la han interesado en sus actividades hasta tal punto que casi todos estamos dispuestos a obedecerles ciegamente y a dar la vida si es necesario. Han dado pruebas de su temple en lo que respecta a enrolar, disciplinar, a diestrar y mantener a raya, y a mucha mayor escala de lo que los científicos hayan intentado jamás. El profano interesado y obediente, requerido por los científicos para diseminar sus hechos, es mucho más fácil de adiestrar que el disciplinado soldado dispuesto a sacrificar su vida. Ademas, los militares se han preocupado por inclinar de forma inesperada la balanza del poder con nuevos recursos y armamentos. No es sorprendente entonces que, en el curso de la historia, los escasos científicos e ingenieros capaces de proporcionar aliados nuevos e inesperado que pueden cambiar el equilibrio de poder, se hayan unido con frecuencia a los militares para promover la producción de armamento" (Bruno Latour: La ciencia en acción. Cómo seguir a los científicos e ingenieros a través de la sociedad, Labor, Barcelona, 1992, pgs.164 a 166).
(3b) Prólogo al libro de D.Lecourt: Lysenko. Historia real de una 'ciencia proletaria', Laia, Barcelona, 1978, pg.14; A critical viewpoint on rectification of errors: Lysenko: unfinished history, en Marxism Today, 21, núm. 2, febrero de 1977.
(4) Richard Milner: Diccionario de la evolución. La humanidad a la busca de sus orígenes, Barcelona, 1995, pg.422. Recientemente J.Fernández Pérez y A.González Bueno se manifestaban de la siguiente manera sobre el agrónomo soviético: "Uno de los casos más modélicos, aunque no único de la injerencia del poder en la explicación de los fenómenos naturales. Consiguen imponerse manipulando hechos y sometiendo a los científicos, primero al chantaje y la amenaza, finalmente al imperio de la fuerza, la extorsión, el destierro y hasta la muerte". Con ese desparpajo lo largan en una obra prologada por el presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Ruiz Gallardón, financiada por una institución política e impresa en los talleres del Boletín Oficial de la misma (Biodiversidad. De Linneo hasta nuestros días, Madrid, 1998, pg.123).
(5) J.D.Watson y A.Berry: ADN. El secreto de la vida, Taurus, Madrid, 2003, pg.388.
(6) Ciencia falsa y pseudo ciencias, Tecnos, Madrid, 1961, pg. 46.
(7) Leibniz: Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Editora Nacional, Madrid, 1977, pg.407.
(8) Francisc Bacon: Novum Organum, Folio, Barcelona, 2002, pg.61.
(9) Esta concepción es característica del positivismo moderno. Una de las primeras obras de Richard Avenarius, publicada en 1876, se titulaba precisamente "La filosofía como concepción del mundo según el principio del mínimo esfuerzo" {Philosophie ais Denken der Welt gema/3 dem Prinzip des Kleinsten Kraftmafies). Con alguna variante Popper la incorporó a su propio pensamiento bajo la noción de "sencillez": La lógica de la investigación científica, Tecnos, Madrid, 1982, pgs.128 y stes. Luego se convertió en un tópico: cfr.Carl G.Hempel: Filosofía de la ciencia natural, Alianza Editorial, Madrid, 5 a Ed., 1979, pgs.67 y stes. Hoy la aspiración positivista hacia el simplismo ha capitulado para acoger a su opuesto: la complejidad.
(10) Hegel: Lecciones sobre la historia de la filosofía, Fondo de Cultura Económica, México, 1977, tomo I, pg.24.
(11) "Cuando nos acercamos a los lugares donde se elaboran los hechos y las máquinas, nos metemos de lleno en controversias. Cuanto más cerca estamos, más controvertidas se vuelven […]
No vamos del ruido al silencio, de la pasión a la razón, del acaloramiento a la frialdad. Vamos de controversias a controversias más feroces" (Latour: La ciencia en acción, cit, pg.29).
(11b) Michel Serres: Les origines de la géométrie, Flammarion, 1993.
(12) Paul E.Gold, Larry Cahill y Gary L.Wenk: La verdad sobre el Ginkgo büoba, en Información y Ciencia, vol.321, 2003, pgs.68 y stes. El Ginkgo büoba es la planta de semillas viviente más antigua. Se trata de una gimnosperma superviviente de la época jurásica, es decir, que tiene 270 millones de años de antigüedad. Cuando creían que se había extinguido, el botánico alemán Engelbert Kaempfer la redescubrió en 1691 en Japón. Había sobrevivido en China en los monasterios de las montañas y en los jardines de palacios y templos, donde los monjes budistas lo cultivaban desde hacía más de 3.000 años por sus efectos terapéuticos.
(13) Asha Sukhwami: Patentes naturistas, Oficina Española de Patentes y Marcas, Madrid, 1995, pgs.43 y stes.
(14) Lynn Margulis: Planeta simbiótico. Un nuevo punto de vista sobre la evolución, Debate, Madrid, 2002, pg.38.
(15) Back to barbarism scientifically, en Saturday Review of Literature, diciembre de 1948.
(16) Un buen ejemplo es el libelo de Pablo Francescutti: Por un puñado de guisantes. La genética soviética proscrita por Stalin, en Historia 16, núm.214, febrero de 1994, pgs. 113 y stes.
(17) Diego Núñez: El darwinismo en España, Castalia, Madrid, 1977, pg.14; Josep Castillo: Los científicos españoles del XIX y el darwinismo, en Mundo Científico, vol.14, mayo de 1982, pgs. 534
y stes.
(18) David Viñas: Louis Pasteur, Labor, Barcelona, 1990, pg.104. Se refería Pasteur a las consecuencias sobre la universidad del golpe de Estado de 1850 de Napoleón III en Francia. Sin embargo, posteriormente Pasteur fue un visitante asiduo del emperador.
(19) Jaume Josa Llorca: La historia natural en la España del siglo XIX: botánica y zoología, en J.M.López Pinero (ed.): La ciencia en la España del siglo XIX, Madrid, 1992, pgs.149 y stes. A lo largo de la historia la censura científica en España ha sido una rutina: vid. José Pardo Tomás:
Ciencia y censura. La inquisición española y los libros científicos en los siglos XVI y XVII, CSIC, Madrid, 1991.
(20) Bertrand Russell: El conocimiento científico. Su alcance y sus límites, Taurus, Madrid, 1977, pg-43.
(21) Antonio Labriola: Socialismo y filosofía, Alianza Editorial, Madrid, 1969, pgs.l 14-1 15.
(22) En 2000 sólo habían logrado secuenciar una parte del genoma humano y, además, con numerosos errores, uno por cada 1.000 pares de bases. Se excusaron diciendo que se trataba de un borrador elaborado precipitadamente a causa de la competencia del proyecto público con las empresas privadas. Los errores posteriores carecen de esa excusa. En 2003 la volvieron a dar por finalizada con otro montaje publicitario: una declaración solemne firmada por los Jefes de Estado de los seis países implicados: Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Japón y Reino Unido.
Existían unos 400 vacíos y el 99 por ciento del genoma estaba terminado, con un índice de error que se había reducido a la décima parte: uno por cada 10.000 pares de bases. En 2006 anunciaron una versión "más completa" del mismo en la que sigue habiendo unas 300 lagunas que suman entre 300 y 700 millones de pares de bases (Kevin Davies: La conquista del genoma humano. Craig Venter, Francis Collins, James Watson y la historia del mayor descubrimiento científico de nuestra época, Paidós, Barcelona, 2001; James Shreeve: The genome war: How Craig Venter tried to capture the code of Ufe and save the world, Ballantine Books, 2005; Elie Dolgin: Human genomics: The genome finishers, News Feature, Nature 462, 17 de diciembre de 2009, pgs.843 y stes.). En octubre de 2009 se repitió el engaño: científicos del San Diego Epigenome Center y el Salk Institute anunciaron que habían dibujado el primer mapa del epigenoma humano. En realidad sólo habían descrito los epigenomas de dos tipos de células: una célula madre embrionaria y un fibroblasto, cuando en el ser humano existen más de 210 tipos distintos de células, siendo muy posible que cada una de ellas posea un epigenoma diferente.
(23) F.S. Collins: ¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe, Temas de Hoy, Madrid, 2007.
(24) http://www.beliefnet.com/News/Science-Religion/2006/08/God-Is-Not-Threatened-By-Our-Scientific-Adventures.aspx
(25) MacFarlane Burnet: El mamífero dominante, Alianza Editorial, Madrid, 1973, pg.62; sobre los delirios seudocientíficos de este Premio Nobel de Medicina, cfr. Pierre Thuillier: La genética y el poder, o los sueños locos de un Premio Nobel, en Mundo Científico, núm.2, 1981, pgs.l 32 y stes.
(26) La incógnita del hombre, Joaquín Gil Editor, Barcelona, 5 a Ed., 1942, pgs. 322-323.
(27) John Cornwell: Los científicos de Hitler. Ciencia, guerra y el pacto con el diablo, Paidós, Barcelona, 2005, pg.79.
(28) The Guardian, 1 de setiembre de 2007. Los experimentos de Rawalpindi formaban parte de un programa destinado a probar los efectos de distintas armas químicas en los seres humanos. Los científicos querían saber si las lesiones del gas mostaza eran mayores en la piel de las tropas hindúes que en la de las británicas. Según uno de los informes, fechado en 1942, las pruebas provocaron importantes quemaduras a los soldados, algunas de ellas tan graves que obligaron a hospitalizar a los pacientes. Desde el final de la guerra mundial hasta 1989 los militares británicos siguieron experimentando, esta vez con soldados autóctonos en Portón Down, centro especializado en guerra bacteriológica. Cientos de militares fueron utilizados para experimentar los efectos de armas tales como el gas mostaza, agentes nerviosos VX y GD y alucinógenos como el LSD.
Algunos de los que participaron en los experimentos como cobayas humanas aseguraron haber sido engañados para someterse a las pruebas y exigieron ante los tribunales una indemnización. En 2003 se abrió una investigación sobre la muerte de varios de ellos que finalmente concluyó afirmando que no había pruebas suficientes para iniciar un proceso criminal. Sin embargo, un informe oficial del gobierno reconoció en 2006 que estos experimentos se desviaban de las normas éticas. Es una constante que los crímenes biomédicos se consideren como cuestiones éticas y deontológicas menores. A comienzos de 2010 la revista argelina El Djeich publicaba un largo informe titulado "Ensayos nucleares: el hombre cobaya". Según las investigaciones llevadas a cabo, 150 argelinos habían sido utilizados como cobayas humanas en los ensayos nucleares franceses en el Sahara argelino, en su mayoría miembros de la resistencia. Les ataban a postes colocados a un kilómetro del epicentro de las explosiones para estudiar las consecuencias de las radiaciones sobre los seres humanos. En total se realizaron 210 pruebas en Argelia entre 1960 y 1966 y en Polinesia entre 1966 y 1996. Cerca de 150.000 militares y civiles colaboraron en estos experimentos, sin contar a la población local. Pero como los grandes crímenes se encubren con dinero, también el Parlamento
francés presentó en 2009 un proyecto de ley para indemnizar a las víctimas de estos ensayos. Es la manera de lavar la mala conciencia (El País, 16 de febrero de 2010; La Vanguardia, 17 de febrero de 2010; El Mundo, Suplementos, 21 de febrero de 2010).
(29) Calinico o una defensa de la guerra química, Revista de Occidente, Madrid, 1926, pg.53. Con este tipo de discursos Haldane justificaba su responsabilidad en la fabricación de gases tóxicos durante la I Guerra Mundial, a pesar de la prohibición internacional (Cornwell: Los científicos de Hitler, cit, pg.74).
(30) ¿Qué es la vida? El aspecto físico de la célula viva, Tusquets, Barcelona, 3 a Ed., 1988, pg.66.
Con razón dice Lewontin que esta obra es "el manifiesto ideológico de la nueva biología".
(31) Julián Huxley: Vivimos una revolución, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1959, pg.83.
(32) La primera formulación de la hipótesis del cazador la propuso en 1953 Raymond A. Dart en su artículo "La transición depredatoria del mono al hombre". Dart sostuvo que los Australopithecus africanus que él mismo había descubierto, utilizaban húmeros de antílopes que para cazar, así como también contra la propia especie, según las heridas craneales que presentaban algunos restos. La hipótesis fue apoyada por S.L.Washburn y D.Morris. En 1976 el dramaturgo Robert Ardrey, convertido en divulgador seudocientífico, popularizó una caricatura de ella en otro de esos grandes éxitos editoriales de ventas de libros de bolsillo, otra hipótesis que algunos presentan como tesis.
(33) Alan Lightman: El lado oscuro de la física, en Mundo Científico, vol.242, 2003, pgs.50 y stes.
(34) La révolution de l'évolution. L'évolution de l'évolutionnisme, Presses Universitaires de France, Paris, 1989, pg.210.
(35) ¿Dogma u oportunismo?, en Bulletin of the Atomic Scientists, junio de 1949, pg.141.
(36) Cfr.M.W.Strickberger: Genética, Omega, Barcelona, 3 a Ed., 1988, pgs.60-61; W.S.Klug y otros:
Conceptos de genética, Pearson, Madrid, 2006, pg.6.
(37) H.FJudson: El octavo día de la creación, Castell, México, 1987, pgs.360 y stes.
(38) El artículo original de Crick se titulaba Onprotein synthesis y fue presentado en un congreso de biología experimental de 1957. En 1970 tuvo que matizar: Central dogma of molecular biology, en Nature, vol.227, 1970, pgs.561 y stes. Por parte de Crick la cadena de desmentidos y aclaraciones de su escrito original nunca cesó porque fueron los demás los que malinterpretaron el dogma, que él consideró siempre como de "fundamental importancia", aunque convenía "explicar su verdadero significado".
(39) Jean Jacques Kupiec: Retour vers le phénotype (Les genes existent-ils?), en Revue Prétentaine, 2001.
(40) La genética soviética y la ciencia mundial. Lisenko y el significado de la herencia, Hermes, México, 1952, pgs.33y45.
(41) Paul Chauchard: El cerebro y la conciencia, Martínez Roca, 1968, pg.112.
(42) Cornwell: Los científicos de Hitler, cit., pg.30.
(43) Alexandre Koyré: Du monde clos a l'univers infini, Gallimard, Paris, 1962, pgs.273 y stes.
Entre las hipótesis más utilizadas por Newton están la existencia de los átomos, el éter, la acción a distancia de las fuerzas y el espacio y el tiempo absolutos.
(44) A.Trebeschi: Manual de historia del pensamiento científico, Avance, Barcelona, 1977, pg.206.
La introducción del espacio y el tiempo absolutos la realiza Newton frente a Descartes y Leibniz porque considera que era la única forma de defender la idea de un dios omnipotente que creó los átomos "desde un principio". El trabajo científico de Newton no sólo estuvo guiado por una profunda inquietud religiosa (monofisista) sino también filosófica: "Cuando Newton formuló los principios matemáticos de la filosofía natural, estableció un compromiso entre la ciencia y la religión" (Eli de Gortari: 7 ensayos filosóficos sobre la ciencia moderna, Grijalbo, México, 1969, pgs. 83-83). Su física es una "filosofía natural" y, según confesión propia, trataba "de la filosofía más que de las artes" o, dicho de otra manera, de la teoría más que de la práctica.
(45) Descartes no sólo separa la física de la metafísica sino que "invierte por completo la relación entre la física y la metafísica. Mientras los esfuerzos anteriores se enderezaron al logro de un sustento metafísico para la actividad humana, el pensamiento cartesiano, por el contrario, trata de hallar un fundamento científico para la metafísica" (Eli de Gortari: 7 ensayos, cit, pg.33).
(46) "Un modelo […] es siempre una simplificación, una idealización de lo que se pretende modelar.
La finalidad de un modelo no es, naturalmente, reproducir la realidad en toda su complejidad, sino captar formalmente lo que es esencial para comprender algún aspecto de su estructura o comportamiento, para lo cual seleccionamos aquellos aspectos de la realidad que consideramos esenciales para nuestro propósito.
"Un modelo es un objeto diferente de lo que modela y tiene, por tanto, sus propiedades que no tienen por qué coincidir con la imagen que modeliza. La función esencial de un modelo es probar teorías" (Silvio Martínez y Alberto Requena: Dinámica de sistemas 2. Modelos, Alianza Editorial, Madrid, 1986, pg. 14).
La informática está llevando a una confusión creciente entre lo real y lo virtual, un verdadero ejemplo de alienación científica, aún más sorprendente cuando a los modelos matemáticos se les otorga una existencia fáctica, dando por demostrado lo que aún está por demostrar. Así ocurre con las simulaciones informáticas de fenómenos complejos, como los demográficos, climáticos o la extinción de los dinosaurios: están conduciendo a conclusiones disparatadas sobre la evolución pasada de la biosfera y se entablan encarnizadas disputas académicas en torno a ellas, constituyendo una suerte de futurología seudocientífica. En 1972 apareció uno de los primeros y más absurdos ejemplos cuando uno de los tinglados de Rockefeller, el denominado "Club de Roma", publicó su primer informe, "Los límites del crecimiento" redactado por un equipo dirigido por Donella y Dennis Meadows y Jorgen Randers que trabajaba en la dinámica de sistemas creada por Jay W. Forrester, un científico que trabajaba para el Pentágono. A partir de entonces los augurios predicen el agotamiento de cualquier recurso o materia prima, especialmente el petróleo: "Antes de alcanzar el año 2000, el menguante suministro de crudos no podrá satisfacer su creciente demanda" (A.R.Flower: La producción mundial de petróleo, en Investigación y Ciencia, vol.20, 1978, pg.100).
Estos videojuegos no son ciencia pero llenan los titulares de los periódicos, que es su verdadero objetivo.
(47) Primer ensayo sobre la población, Alianza Editorial, Madrid, 1993, pg.53. Las políticas demográficas llegaron a Inglaterra desde la Venecia del siglo XVI, hasta el punto que los liberales, los whigs, eran conocidos como el "partido veneciano". A principios del siglo XVII se tradujeron al inglés obras como "Delle cause della grandezza e magnificenze della cittá" y "Della raggione di Stato" escrita por el jesuíta veneciano Giovanni Botero, uno de los precursores del control poblacional, en las que proponía medidas como la emigración o la muerte. El monje veneciano Gianmaria Ortes (1713-1790) también sostuvo idénticas tesis. Según Ortes la población máxima que puede soportar el planeta son 3.000 millones de habitantes, pero las sombrías predicciones del siglo XVIII no se cumplieron. Malthus, que no menciona a ninguno de sus precedentes, se limitó a actualizarlas aludiendo al espectacular incremento de la población en Estados Unidos a finales del siglo XVIII, cuyo crecimiento se debía a la emigración; no era, pues, un aumento de la población sino un traslado geográfico de la misma. Hoy el malthusianismo es otro videojuego utilizado para
lanzar periódicamente esas amenazas apocalípticas que entusiasman a sus altavoces, especialmente con el hambre: vid.H. Charles J. Godfray y otros: Food security: The challenge of feeding 9 billion people, en Science, vol. 327, 12 de febrero de 2010, pgs. 812 y stes.
(48) La situación de la clase obrera en Inglaterra, Júcar, Madrid, 1979, pg.254.
(49) Carlos Marx: Teorías de la plusvalía, Fondo de Cultura Económica, México, 1980, tomo III, pgs.50-51.
(50) Razón y revolución, Alianza Editorial, Madrid, 6 a Ed., 1981, pg.134.
(51) La géochimie, Félix Alean, París, 1924; La biosfera, Fundación Argentaría, Madrid, 1997.
(51b) Recientemente y en muy pocos años han caído dos de los más grandes dogmas de la biología según los cuales las células cardiacas y neuronales no se regeneraban y, por lo tanto, que nacemos y morimos con el mismo cerebro y el mismo corazón. En 1987 Piero Anversa sostuvo que las células cardíacas se renuevan tan rápido que una persona que se muere a los 80 las ha reemplazado completamente cuatro veces. En abril de 2009 un grupo de investigadores suecos lo confirmó. A los 25 años, alrededor del uno por ciento de las células cardíacas se renuevan anualmente, y ese ritmo cae a menos del 0'5 por ciento anual a los 75 años. Esto significa que alrededor de la mitad de las células del corazón se renuevan a lo largo de la vida. En 2011 se observó el primer caso de regeneración de tejido cardiaco en mamíferos. Se trataba de ratones recién nacidos a los que se les seccionó un 15 por ciento del corazón, que fueron capaces de regerar en tres semanas. Sin embargo, cuando el mismo experimento se intentó realizar con roedores más viejos, el corazón no se regeneró, lo que sugiere que el poder de autoregeneración es extremadamente corto. Las células del músculo nuevo que reparan la región amputada del corazón provienen de células preexistentes, no de células madre (BBC, 26 de febrero de 2011). Lo mismo sucede con las neuronas. En 1905 Ramón y Cajal publicó varios artículos sobre la materia que fueron resumidos en su obra "Estudios sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso". No obstante, hasta hace poco tiempo se consideraba que la regeneración de las neuronas era un fenómeno que ocurría en algunos vertebrados pero no en la especie humana. En 1998 el investigador español José Manuel García Verdugo y el mexicano Arturo Alvarez-Buylla demostraron que existe la neurogénesis en el cerebro humano, obra de células madre neuronales con las características propias de los astrocitos, células en forma de estrella que garantizan el funcionamiento de las neuronas. No sólo confirmaron la existencia células madre neuronales sino que los precursores de las neuronas son capaces de desplazarse. La fuente de las células madre neuronales está en la zona subventricular y las nuevas neuronas emigran hasta el bulbo olfatorio. El genoma es el último reducto de la metafísica que se resiste a entrar en la dinámica y el cambio.
(51c) B.I.Balinsky: Introducción a la embriología, Omega, Barcelona, 1983, pg.8.
(5 Id) John Postgate: Las fronteras de la vida, Crítica, Barcelona, 2008.
(5 le) Lucrecio: De rerum natura, §1110.
(51f) La filosofía de Henri Bergson, Espasa-Calpe, Madrid, 1972, pg.105.
(52) James H. Smith: Introducción a la relatividad especial, Reverte, Barcelona, 1978, pgs. 126-127.
(52b) Metafísica, Sarpe, Madrid, 1985, pgs.65-66.
(52c) Sería necesario poner en relación la noción de contagio "a distancia" o por simpatía de Fracastoro con la "acción a distancia" de Newton, que la física aún no ha sido capaz de explicar. La biología ha ido un poco más allá. El origen es alquimista y astrológico, es decir, es una teoría acerca de la influencia astral y de la transformación de unos elementos en otros, previa reducción a su "materia prima" por medio de una catalizador al que llamaron "piedra filosofal".
(53) F.Rodríguez-Trelles, R.Tarrío y F.J.Ayala: Erratic overdispersion of three molecular clocks: GPDH, SOD andXDH, en Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 98, 2001, pgs. 11405 y stes.; de los mismos autores: A methodological bias toward overestimation of molecular evolutionary time scales, en Proceedings of the National Academy of Sciences, vol.99, 2002, pgs. 8112 y stes. El "reloj molecular" es una versión del actualismo y su crisis acarrea la de la teoría neutral de la evolución. El error similar al cometido inicialmente con los métodos de datacion basados en el carbono– 14. La concentración de carbono- 14 en un organismo depende de la que exista en el medio ambiente. El actualismo presupone que esa concentración era igual antes que hoy, lo cual es erróneo.
(54) Pierre Trémaux: Origin et transformations de l'homme et des autres étres, París, 1865.
(55) Die Hypothese der Keimgangmutationen, en Acta Biotheoretica, vol. II, 1936, pgs. 23 y stes.
(55b) N. Eldredge y S.J. Gould: Punctuated equilibria; an alternative to phyletic gradualism, en T.J.M. Schopf (ed.): Models in Paleobiology, Freeman, Cooper and Co., San Francisco, 1972, pgs. 82 a 115; de los mismos autores: Punctuated equilibria: The tempo and mode of evolution reconsidered, en Paleobiology, vol. 3, 1977; WA.Berggren y JA.Couvering (eds.): Catastrophes and Earth history, Princenton University Press, 1977; y Derek Ager: The new catastrophism. The importance of the rare events in geological history, Cambridge University Pres, 1993.
(56) Margulis: Planeta simbiótico, cit, pgs.41 y 56.
(57) Arquímedes: Tratados I. Sobre la esfera y el cilindro, Gredos, Madrid, 2005. El postulado de continuidad ya estaba apuntado en la geometría de Euclides, Definición 4 del Libro V, permitiendo extraer todos los números (infinitos números) entre dos números dados. Arquímedes recordó que los números no son cosas sino relaciones entre las cosas y, como consecuencia de ello, que para que pueda haber números, las cosas antes se tienen que poder relacionar. Para contar la matemática utiliza un tipo de números, los naturales, y para medir otro tipo diferente, los reales, que expresan esa diferencia entre la continuidad y la discontinuidad. En filosofía se expresó históricamente bajo la forma de la polémica acerca de la divisibilidad infinita de la materia que, de momento, culmina en la mecánica cuántica.
(58) Giordano Bruno: El infinito universo y los mundos, Orbis, Barcelona, 1984, pgs.97 y stes.
(58b) Bacon: Novum Organum, cit., pg.155.
(59) Goulven Laurent: Paléontologie et évolution en France. De Cuvier et Lamarck a Darwin, París, 1987,pg.l09.
(60) Carlos Seoane (ed.): De la nada al hombre. Una historia de nuestro origen, Diputación Provincial de Ciudad Real, 1991.
(61) Física, Gredos, Madrid, 1998, pg.lll; Metafísica, cit, pg.114. En biología la nada es tan milagrosa en la creación como en la extinción de las especies. Como tendremos ocasión de comprobar, las explicaciones usuales de las extinciones son otros tantos supuestos de creacionismo inverso. No hay transformación ni tampoco herencia: los dinosaurios como los neandertales desaparecieron misteriosamente sin dejar ningún rastro, salvo fósiles. Habrá que tener en cuenta si es cierto lo que afirmaba un viejo materialista romano: "Nada puede a la nada reducirse, ni cosa alguna hacerse de la nada" (Lucrecio: De rerum natura, §855).
(62) Los principios de la naturaleza y de la gracia, Porrúa, México, 1977, pg. 64; Monadología, §74.
(63) Jean Rostand: Introducción a la historia de la biología, Península, Barcelona, Barcelona, 1966, pgs.53 y stes.
(64) Engels, Dialéctica de la naturaleza, Akal, Madrid, 1978, pg.225.
(65) Eugenio Frixione: De motu propio. Una historia de la fisiología del movimiento, Siglo XXI, México, 2000; Skinner se refiere a esto, si bien emplea una típica noción restringida de movimiento: "La conducta es una característica primaria de las cosas vivas. Casi la identificamos con la vida misma. Podemos llamar vivo a todo lo que se mueve, especialmente cuando el movimiento tiene un sentido o actúa para cambiar el medio ambiente. El movimiento añade verosimilitud a cualquier forma de manifestarse un organismo" (Ciencia y conducta humana, Fontanella, Barcelona, 1977, pg.75).
(66) La evolución creadora, Espasa-Calpe, Madrid, 1973, pg.36.
(67) E.O.Wilson: Sociobiología. La nueva síntesis, Omega, Barcelona, 1980, pg.3.
(68) La evolución creadora, cit., pg.263.
(69) Engels, enciclopedista de la ciencia marxista, en Engels y la ciencia marxista, Paidós, Buenos Aires, 1975, pg. 197.
(70) J.Müller: Tratado de fisiología, Madrid, 1846, tomo I, pg.15.
(71) Anti-Dühring, Grijalbo, México, 2 a Ed., 1968, pg.70.
(72) Teoría de la naturaleza, Tecnos, Madrid, 1997.
(74) I.Kant: Crítica del juicio, Espasa-Calpe, Madrid, 5 a Ed., 1991, pg.371.
(75) Crítica del juicio, cit., pg.346.
(76) Edgar Morin: Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Barcelona, 1995, pg.51
(77) Kant, Crítica del juicio, cit., pgs.327 y stes.
(78) Ernst Cassirer: La filosofía de la Ilustración, Fondo de Cultura Económica, México, 3 a Ed., 1972,pg.58.
(79) Lamarck: Histoire naturelle des animaux sans vertebres, París, 1815, tomo I, pgs.31 y stes., 53 y stes y 156-157; y Müller: Tratado de fisiología, cit., tomo II, pgs.139 y stes.
(80) M.J.Puertas: Genética. Fundamentos y perspectivas, McGraw-Hill, Madrid, 1991, pgs.3,4 y 51; Strickberger: Genética, cit, pg.3.
(81) Le hasard et la nécessité. Essai sur la philosophie naturelle de la biologie moderne, Seuil, Paris, 1970, pg. 146.
(82) Investigaciones fisiológicas sobre la vida y la muerte, Madrid, 1827, pg.14.
(83) Dialéctica de la naturaleza, cit., pg.235.
(84) C.H.Waddington: Biología hoy, Teide, Barcelona, 1967, pgs. 138-139.
(85) Prescott, Harley y Klein: Microbiología, McGraw-Hill, Madrid, 7 a Ed., 2008, pg.7.
(86) E. W.Sinnott, L.C.Dunn y T.Dobzhansky: Principios de genética, Omega, Barcelona, 1970, pg.14.
(87) A.I.Oparin: El origen de la vida, Losada, Buenos Aires, 4 a Ed., 1960, pg.36.
(88) Leibniz: Monadología, § 73 a 76; Discurso de metafísica, §34.
(89) Cfr. Müller: Tratado de fisiología, cit., tomo I, pg.25. Entonces había en Alemania dos hermanos Treviranus, ambos biólogos, pero Müller no aclara a cuál de ellos se refiere. Posiblemente se refiera al mayor, Gottfried Reinhold.
(90) Histoire naturelle, cit., tomo I, pgs. 174 y stes.
(91) A.Lazcano: Oparin, apuntes para una biografía intelectual, en Orígenes de la vida en el centenario de Aleksander Ivanovich Oparin, Ed.Complutense, Madrid, 1995, pg.17.
(92) Microzymas et microbes. Théorie genérale de la nutrition et origine des ferments, Paris, 1886, pgs. 26-27. Las microzymas de Béchamp responden la idea de ubicuidad de Vernadsky, si bien localizadas en el interior de los seres vivos. Después de la muerte, las microzymas descomponen el cuerpo. Por consiguiente, para Béchamp la fermentación está causada por los organismos vivos que hay en el interior, lo mismo que en el exterior de los seres vivos, los cuales, a su vez, son los que producen los "fermentos solubles" (ídem, pg.22).
(92b) Antonio Haro: De los fermentos a la enzimología, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Madrid, 1985, pg.60.
(92c) Oeuvres. vol.2. Fermentations et générations dites spontanées, París, 1922, pg.195; Cfr. V.Kuznetsov y V.Gutina: Nueva interpretación de una página de la historia de la ciencia, en Investigaciones soviéticas sobre historia de la ciencia, Academia de Ciencias de la URSS, Moscú, 1977, pgs. 165 y stes.
(93) Como defiende G.Salet: Azar y certeza. El transformismo frente a la biología actual, Alhambra, Madrid, 1975, pg.347.
(93b) Microzymas et microbes, cit.
(93c) Rostand: Introducción a la historia de la biología, cit., pgs. 142-143.
(93d) Loren R.Graham: Ciencia y filosofía en la Unión Soviética, Siglo XXI, Madrid, 1976, pg.250
(93e) Jesús Kumate en Bruno Latour: Pasteur. Una ciencia, un estilo, un siglo, Siglo XXI, México, 1995,pg.34.
(94) Wilhelm Reich era un continuador de las teorías de Béchamp y Gunther Enderlein (1872- 1968). En 1936 llevó a cabo en el Instituto de Sicología de la Universidad de Oslo una serie de experimentos sobre generación espontánea publicados con el título Die Bione zur Entstehung des vegetativen Lebens (Los biones en el origen de la vida vegetativa). En ellos participaron Sigurd Hoel, Odd Havrevold, Lotte Liebeck, Ola Raknes, Tage Philipson, Leumbach y Ellen Siersted.
Fueron filmados y luego reproducidos por Roger Du Teil, del Centro Universitario Mediterráneo de Niza. A través de un microscopio de campo oscuro midieron el potencial eléctrico de los organismos unicelulares y observaron la transformación espontánea de material vegetal herbáceo macerado en agua, en vesículas u organismos similares a los paramecios a los que Reich llamó "biones". Reich sostuvo que en la vida vegetativa hay situaciones de tensión que conducen a una acumulación de carga eléctrica, seguidos por descargas eléctricas, que a su vez, culminan en una relajación mecánica.
(95) Luis Pasteur: Oeuvres. vol.l. Dissymétrie moleculaire, Paris, 1922, pg.377; Oparin: El origen de la vida, cit., pgs. 125 y stes.; L.E.Orgel: Los orígenes de la vida, Alianza Editorial, Madrid, 1975, pgs. 164 y stes.; Pasteur: Estudios sobre generación espontánea, Emecé, Buenos Aires, 1944; Juan Comas: Manual de antropología física, Universidad Nacional Autónoma de México, 1976, pg.59.
(96) Dialéctica de la naturaleza, cit, pgs. 235-236.
(97) Pasteur: Oeuvres. vol.2. Fermentations et générations dites spontanées, cit, pg.317.
(98) Histoire naturelle, cit., tomo I, pgs. 31 y stes.
(99) Prosper Lucas: Traite philosophique et physiologique de l'hérédité naturelle, Paris, 1847. La influencia de este trabajo pionero sobre Darwin fue muy considerable. Con su aparición se comprueba que la genética ya existía antes de 1900 y Darwin estaba al corriente de sus desarrollos, bien porque había realizado sus propios experimentos de hibridación con guisantes, bien a través de la obra, ya citada, de Trémaux.
(100) Sinnott, Dunn y Dobzhansky: Principios de genética, cit., pgs. 16 y stes.
(101) Salet: Azar y certeza, cit., pg.77.
(102) Carrel: La incógnita del hombre, cit., pg.284.
(103) Mayr: Histoire de la biologie. Diversité, évolution et hérédité, Fayard, Paris, 1989, pg.531.
(104) Mayr: Especies animales y evolución, Universidad de Chile y Ariel, Barcelona, 1968, pg.182.
(105) Bertalanffy: Teoría general de sistemas, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1976, pg.154. En este fenómeno, escribió Waddington, "ha de intervenir algo más que procesos puramente químicos. El desarrollo ontogénico parte de un huevo más o menos esférico para terminar en un animal adulto, que es todo menos esférico, y que tiene brazos, piernas, cabeza, rabo y otras partes anatómicas, así como órganos internos de caracteres morfológicos precisos. No se puede explicar todo esto por medio de una teoría que se limite a formular hipótesis basadas en la química, como es la de que los genes gobiernan la síntesis de determinadas proteínas" (La naturaleza de la vida, Editorial Norte y Sur, Madrid, 1963, pg.102). Cfr.Bruce M.Carlson: Embriología básica de Patten, McGraw-Hill, México, 1990, pg.29; Jan Sapp ha llamado "paradoja del desarrollo" a este misterio (The nine lives of Gregor Mendel, en Experimental Inquines, Kluwer Academic Publishers, 1990, pgs. 137 a 166).
(106) El hombre y la evolución, Labor, Barcelona, 3 a Ed., 1977, pgs. 96-97.
(107) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.178.
(108) Filosofía zoológica, Alta Fulla, Barcelona, 1986, pg.58.
(109) Filosofía zoológica, cit., pg.61.
(110) Principies and methods, en Selected works, Foreign Languages Publishing House, Moscú, 1949, pg. 190.
(111) Russell: El conocimiento humano, cit., pg.45.
(112) Laurent: Paléontologie et évolution, cit., pgs. 61 y stes.
(113) El actualismo reduce la realidad a acto: el mundo real contiene todo lo que hay. Niega, pues, toda realidad potencial. En este sentido filosófico, Lamarck no es actualista. Hallam diferencia en el actualismo el método y el sistema (Grandes controversias geológicas, Labor, Barcelona, 1985, pg.29), pudiendo sostener entonces que el de Lamarck es un actualismo metodológico pero no sistémico. Las raíces filosóficas de esta corriente se encuentran en la antigüedad clásica, aunque en los orígenes de la paleontología constituyó una reacción frente al creacionismo que se impuso en casi toda Europa, especialmente en Inglaterra, a mediados del siglo XIX. Su significado metodológico se resume en la idea de que el presente es la clave del pasado. Los procesos naturales que actuaron en el pasado son los mismos que actúan en el presente. A partir de algunas piezas fósiles se puede llegar a recomponer el organismo entero. Charles Lyell señalaba que los procesos que se aprecian en la actualidad son los mismos que se vieron en el pasado, por lo que si los científicos eran capaces de comprender estos procedimientos estaban en situación de poder explicar
los ciclos del pasado. Según Lyell no hay evidencias de progresión en el registro fósil. Que el registro fósil sea diferente al actual se debe a la pobreza del primero, negando así cualquier cambio y enunciando la teoría gradualista.
(114) "Lo mismo en el tiempo que en el espacio, las formas de organización inferior de cada clase cambian generalmente menos que las de organización superior; pero en ambos casos existen notables excepciones a esta regla" (Darwin: El origen de las especies, Edaf, Madrid, 1979, pg.413).
(116) El origen de las especies, cit., pgs. 218-219 y 432.
(117) La estructura de la teoría de la evolución, Tusquets, Barcelona, 2004, pgs.278 y stes. Además, Gould interpreta la ley de la unidad de tipo como una dicotomía entre el estructuralismo y el funcionalismo en Darwin.
(118) El origen de las especies, cit, pg.113.
(119) El origen de las especies, cit., pg.253.
(120) El origen de las especies, cit., pg.157.
(121) El origen de las especies, cit., pg.186.
(122) El origen de las especies, cit, pg.152.
(123) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.59; y Müller: Tratado de fisiología, cit., tomo II, pgs.117 y stes. La expresión más cercana, "metabolismo", la crea J.F.Gmelin (stqffwechsel) en su tratado de fisiología publicado 1836 postumamente. No por casualidad Theodor Schwann fue uno de los últimos biólogos en utilizar la palabra intosuscepción, que se conserva en medicina con el significado patológico de invaginación, es decir, la introducción de una porción del intestino en la subsiguiente, parecida a la forma en que se pliega un catalejo. Causa una obstrucción del tracto digestivo que es frecuente en los niños.
(124) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.58.
(125) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.123.
(126) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.43.
(127) Histoire naturelle, cit., tomo I, pgs.45-46.
(128) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.173.
(129) Histoire naturelle, cit., tomo I, pg.247.
(130) Filosofía zoológica, cit., pg.90.
(131) Cours de philosophie positive.I, Hermann, París, 1998, pg.683.
(132) La crisis del transformismo, Madrid, 1911, pg. 16.
(133) El origen de las especies, cit., pgs.102, 114,122 y 123.
(134) C.U.M.Smith: El problema de la vida, Alianza Editorial, Madrid, 1977, pg.335.
(135) "Todo está en todo, no sólo en potencia sino en acto" (Metafísica, cit., pg.298).
(136) El origen de las especies, cit., pg.167; también en El origen del hombre, Edimat, Madrid, 2006, tomo I, pg.235.
(137) El origen de las especies, cit., pg.160.
(138) Cours de philosophie positive, cit., pg.678. De una manera pretenciosa, Comte se postula a sí mismo como el introductor de esta nueva expresión, milieu, a pesar de su aversión por los neologismos (ibid, pg.682).
(139) Cours de philosophie positive, cit., pg.685; Louis Auguste Segond: Histoire et systématisation genérale de la biologie, París, 1851, pgs.115 y stes.; Georges Canguilhem: El conocimiento de la vida, Anagrama, Barcelona, 1976, pg.152; y Études d'histoire et de philosophie des sciences, París, 1975,pg.65.
(140) Filosofía zoológica, cit., pgs.65, 131 y 133.
(141) La evolución conjunta de los animales y su medio, Anthropos, Barcelona, 1982, pg.84.
(142) El origen de las especies, cit., pg.448.
(142b) Filosofía zoológica, cit., pgs.157 y 160.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |