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Dietas adelgazantes

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

    1. Modalidades dietéticas
    2. En resumen
    3. Bibliografía

    Riesgos de las dietas adelgazantes: No hay fórmulas mágicas para perder peso

    Las dietas populares, basadas mayoritariamente en falsas creencias, conducen a desequilibrios en el organismo, con repercusiones más o menos graves para la salud.

    La perenne obsesión por perder las libras acumuladas en las pascuas se ha vuelto a instalar entre nosotros. Del mismo modo, para ayudarnos a rebajar peso, también han reaparecido innumerables anuncios de píldoras, hierbas, sustitutivos de las comidas, dietas milagrosas e intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, expertos en la nutrición alertan un año más sobre la escasa fiabilidad de todos estos métodos para lograr la ansiada figura. La Sociedad Dietética Americana (ADA) y la Sociedad Bariátrica Americana (ABA) se han movilizado para concienciar a las autoridades sanitarias y a la opinión pública sobre la enorme cantidad de información tendenciosa que se publica en los medios de comunicación, haciendo especial hincapié en los peligros que conllevan los métodos que prometen perder peso de forma rápida y sin esfuerzo, que carecen del menor fundamento nutricional y científico. La urgencia de poner orden al caos alimenticio actual no es casual y se basa en una premisa fundamental: el equilibrio nutricional es el pilar básico para un óptimo estado de salud. Por ello, las dietas deben seguirse siempre bajo riguroso control de médico con conocimientos adecuados — de los que muy pocos existen.

    Modalidades dietéticas

    Las dietas populares, repetimos, que basadas en su mayoría en infundadas ideas, tienen en común el erróneo aporte de grupos de alimentos (abuso de proteína, exceso de grasas, insuficiente cantidad de hidratos de carbono, y otras cosas), lo que conduce a desequilibrios en el organismo, con repercusiones más o menos graves para la salud. Se trata, generalmente, de dietas en las que predomina un macro nutriente (proteínas, grasas o hidratos de carbono), por lo que el régimen tiende a resultar repetitivo, poco apetecible y poco nutritivo. Como consecuencia, quienes siguen este tipo de dietas optan por comer menos y su peso disminuye por una baja y poco saludable ingesta calórica.

    • Dietas pobres en proteínas: Se pierde peso a expensas de la masa muscular y de proteína visceral (la que forma parte de los órganos vitales: corazón, riñones…), desciende la presión arterial e incluso se han dado casos de arritmias cardiacas intratables.

    Ejemplos: dieta de la uva y el guineo, del melocotón, del yogur, a base de algas, sirope de salvia, la dieta de la pasta, de la papa, sopa antigrasa, dieta desintoxicante, ayuno total-parcial-semidieta, dieta de Hauser, macrobiótica, vegetariana estricta, y muchos otros engaños similares.

    • Dietas ricas en proteínas y pobres en hidratos de carbono: Prometen resultados rápidos sólo si se come carne, tocino, huevos y otros alimentos hiperproteicos, y si se suprimen o limitan al máximo alimentos ricos en hidratos de carbono, como cereales y derivados (arroz, pasta, pan), papas, casabe, legumbres, verduras y hortalizas, y frutas.
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