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Edgar Morin: la complejidad y la incertidumbre histórica


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Morin y su compleja historia o la aventura personal
    3. Morin y su pensamiento
    4. Conclusión
    5. Bibliografía

    RESUMEN

    Cuando se lee de manera sistemática a Edgar Morin, en la búsqueda de pistas que orienten en una línea de investigación (en este caso histórica) nos parece, en algunas oportunidades, encontrar contradicciones en sus ideas o planteamientos; pero el autor advierte, recordando a Pascal que : " ni la contradicción es señal de falsedad ni la no contradicción es señal de verdad ’’. Por ello dice " yo me ubico en el punto de vista de la deficiencia congénita del conocimiento, porque acepto la contradicción y la incertidumbre; pero, al mismo tiempo, la conciencia de esta deficiencia me llama a luchar activamente contra la mutilación’’ . ( 1994; 144). De lo anteriormente expresado se desprende por ejemplo, que en algunas oportunidades Morin habla del pensamiento global y planetario y en otras del pensamiento local y particular, así como de las cotidianidades; pero, ninguno de los dos planteamientos debe actuar aislada o independientemente. Por tal motivo considera que: " para pensar localmente hay que pensar globalmente, de la misma manera que, para pensar globalmente hay que saber, también pensar localmente". ( 1999 .a ).

    INTRODUCCIÓN

    El pensamiento de Morin ha seguido una línea ascendente , o dicho de otra manera, se ha convertido en un ascensionista del conocimiento. Y cuando vuelve atrás a revisar su pensamiento es para revitalizarlo y complejizarlo. Entre los cincuenta y sesenta años de edad ( 1971-81 ) volvió a repensar toda su obra, como abrevadero de vitalidad. La búsqueda de Morin significa caer en su holograma , en donde se encuentran en movimiento el todo y las partes, donde una partícula contiene el todo y ese todo está integrado por las partículas. Morin en sí es un texto dentro de un contexto histórico del contexto planetario y llega a ser hipertexto ya que da paso al lector para establecer con libertad la (s) polisemia (s). Morin trata de buscar a cada momento la relación estrecha de inseparabilidad y de inter-retro-acción entre cualquier fenómeno (natural y social) y su contexto planetario ( la patria es la tierra).

    Este acercamiento preliminar a Morin es una especie de intento de acercarse a este hombre complejo cuyo pensamiento se dirige a lo planetario. En tal sentido, analizaremos tres dimensiones: su historia, su pensamiento y la historia compleja (llena de incertidumbre), aunque es fácil inferir que él es historia, producto de ella en su denominada " edad de hierro planetaria" y en la "prehistoria del pensamiento".

    La historia le ha enseñado a Morin la barbarie, el caos, el ruido, las miserias humanas, pero él ha dejado para la historia una inmensa esperanza: " nadie puede asegurar que nuestras sociedades hayan agotado sus posibilidades de mejoramiento y de transformación y que hayamos llegado al fin de la historia. Podemos confiar en el progreso de las relaciones entre humanos, individuos, grupos, etnias, naciones ". (1999 b; 38). El progreso material de la modernidad ha llegado a su fin, o al menos, ya tiene límites y ha comenzado el progreso del espíritu humano y de la ciencia humana.

    MORIN Y SU COMPLEJA HISTORIA O LA AVENTURA PERSONAL.

    Edgar Morin es y ha sido un hombre y un pensador complejo dentro del contexto histórico planetario. Ha llevado una lucha crucial y sin cuartel contra las ideas establecidas por la Modernidad; pero como bien lo expresa: " No podemos luchar más que con la ayuda de las ideas". (1999 b) y esas ideas están dirigidas a que "todos los problemas particulares no pueden plantearse y pensarse correctamente si no es en su contexto, y el contexto de estos problemas debe plantearse cada vez más en el contexto planetario ". (1999 a ).

    Su vida dialógica lo ha llevado a autodefinirse como un hombre cualquiera, o simplemente, común, que no exhibe las huellas profundas de una cultura determinada o determinante, con cimientos no claros de su identidad francesa, familiar o de una educación formal que sólo dejó una domesticación superficial. Pero la escuela siempre estará en él: " no he dejado de ser estudiante porque he sido investigador en el sentido pleno y existencial de la palabra". ( 1995 a ). En la religioso su "marranismo" (sefardí – sin una comunidad judía-) lo llevará a sentir con orgullo su mestizaje cultural, lo cual lo convierte en un patriota planetario, que no busca la "tierra prometida" o la resurrección del juicio final.

    De lo anteriormente planteado, Morin expresa que: " A menudo suelen ser los hijos naturales y bastardos culturales, divididos entre dos orígenes, dos etnocentrismos, dos modos de pensamiento, o los desclasados, metecos ,marranos , exiliados, los que sienten una falla en su identidad o su pertenencia, y la falla puede agrandarse hasta hacer que en ellos se desplome la creencia en el sistema oficial de verdad ". (1992; 53).

    Su obra no ha sido escrita desde una "torre de marfil " que lo sustraiga de la vida, sino en el interior de las turbulencias, desviaciones, azares, ruidos, furor, destrucciones, creaciones y esperanzas que le han implicado vivir la vida con el corazón en la mano. Morin involucra al lector en su vida a través de su obra que es su vida, encontrándose cierta semejanza, en este último punto, con Nietzsche. Morin es un hombre que nació en París en 1921 y vivirá (tal vez) más allá del siglo XXI, en su era planetaria. Por ello, su obra ha sido realizada desde una " torre de babel " (complejidad – caos – incertidumbre ).

    Morin vivirá en y para la historia; todos los acontecimientos históricos del siglo XX estarán influenciando y modificando su ser, su existencia y su pensamiento. Cuando tenía nueve años perderá a su madre ( hijo único ) y , por un tiempo aguardará un regreso imposible. Cuando recuerda ese hecho expresa: " un Hiroshima interior me invadió " (1995); siempre sonarán ( al igual que en Hiroshima ) las campanas del dolor. Cuando aún quedaban las heridas de la Primera Guerra Mundial; veinte años después, otra guerra mundial lo encontrará en el corazón de la tragedia. Pero ese hecho lo llevará a dejar atrás un apellido en los registros legales de nacimientos , en la memoria de los familiares y de una infancia dolorosa (Nahum) y tomará con pasión el clandestino Morin que lo acompañará en la resistencia armada primero y en la resistencia intelectual hasta ahora.

    La guerra lo llevó a abrazar el comunismo, pero años más tarde nos aclara que fue comunista de guerra: sin la guerra no hubiese sido comunista. ( 1976 ). Su actitud crítica y compleja hacia el partido motivará su expulsión de éste en 1950 por razones disidencia cultural: "Los bolcheviques no querían, o no podían, comprender que el hombre es un ser endeble e inseguro, que lleva a cabo una obra incierta en un mundo incierto ". (1999 a ). Y refiriéndose al stalinismo observa que no fue percibido como totalitarismo sino como la ciudadela de los espíritus mesiánicos del futuro . Desde esta perspectiva, el denominado " marxismo – leninismo" fue considerado no como el dogma de una nueva religión terrestre sino como uno de los componentes de la laicidad. ( 1999 a ). Su lucha contra el stalinismo impuesto en la URSS será sin cuartel, lo analizará como sistema, como aparato y como naturaleza (1983 a ).

    La política será uno de sus demonios; siempre estará en la política pero sin inscribirse en ningún grupo o partido; será un militante de la macropolítica desde su

    individualidad. Planteará una política antropológica basada en el amor ( como diría Pablo Milanés: " eso que llaman amor, para vivir ") , eso significará repensar la política ( 1981 a). Ese repensar sería la clave para entrar al siglo XXI y salir definitivamente del siglo XIX.

    Volviendo a la década de los cincuenta, la expulsión del partido comunista lo llevará a la soledad o a una nueva orfandad, esta vez intelectual; la izquierda dogmatizada le dará un adiós y la derecha reaccionaria, lo hará igualmente. A partir de ese acontecimiento, Morin iniciará su labor investigativa (recomendado entre otros por el historiador Lucien Febvre ) en el Centre National de la Recherche Scientifique – CNRS – ( será su director desde 1950 hasta 1989, manteniéndose hasta la actualidad como director de investigación honorario) , labor que se desenvolverá sin ataduras ni mordazas. Pero el producto de su trabajo irritará hasta el presente, a los especialistas y guardianes de la pureza y la racionalidad de las disciplinas (especie de encantadores de serpientes) . Por ello observará con firmeza: " he comprendido que refutar solamente no tenía ninguna esperanza: sólo un nuevo fundamento puede arruinar al antiguo". ( 1981 b) .

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