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Panorama histórico general de la ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (página 2)


Partes: 1, 2, 3

En este trabajo se realiza un recuento histórico del tema ciencia y tecnología teniendo en cuenta lo acontecido en las últimas cuatro décadas en América Latina y el Caribe y en el caso específico de Cuba de manera que se puedan apreciar, los cambios que se han producido en esta región.

Desarrollo:

Devenir histórico de la práctica científico-tecnológica

Los cambios fundamentales en la práctica científico-tecnológica son ubicados en la etapa histórica de la modernidad y sus orígenes se sitúan en el siglo XVll en la denominada revolución científica.

En época bien lejana, durante la antigüedad se gestaron los primeros elementos de la ¨manera¨ científica de ver el mundo. Hoy se reconoce la existencia de una actividad antigua generadora de conocimientos que contaba con un conjunto de categorías, una lógica que sistematizaba y operaba con reglas y por último teorías que enlazaban y estructuraban las categorías, muy evidente es que en todo caso se trataba de formas de pensamiento teórico que acompañaron de manera especulativa estas primeras formas de reproducir científicamente el mundo en la tradición cultural europea.

No obstante, los primeros conocimientos desde el origen del hombre en el mundo estuvieron estrechamente unidos a su actividad de producción material, eran conocimientos empíricos que no llegaban hasta las conclusiones y generalizaciones teóricas por lo que allí no es posible hablar aún de la práctica científica.

En el transcurso de la edad Media europea se dieron dos procesos contrapuestos, por un lado las actitudes básicas que se legaron desde la ciencia griega, fueron rechazados por la iglesia medieval y a su vez se iban gestando las condiciones para el surgimiento de la ciencia moderna. En esa época se reconoció el experimento y la razón como fuentes de conocimiento, el uso de la matemática para estudiar la naturaleza y la introducción del experimento como modo de obtener conocimiento. Es importante reconocer que en estos estadíos del surgimiento de la ciencia moderna su incidencia social residía solamente en su función explicativa, descubría nuevas posibilidades de explicar los fenómenos naturales pero aún no había aparecido en su papel como fuerza productiva.

Fue durante los siglos XVl y XVll que tuvo lugar el surgimiento de lo que se reconoce como ¨ciencia moderna¨. Según Engels: ¨El acto revolucionario con que las ciencias naturales declararon su independencia y parecieron repetir la acción de Lucero cuando este quemó la bula del Papa.¨

Bien entrado el siglo XlX la ciencia continuó desempeñando un papel pequeño en la producción social, la propia aparición y desarrollo de la producción mecanizada capitalista fue creando las condiciones para que ella asumiera su nueva función social transformadora. La naturaleza social de la ciencia tanto en sus condicionantes, como en sus resultados comenzó a ser más incidentes por los procesos acaecidos de institucionalización y de profesionalización.

Institucionalización y profesionalización fueron procesos complementarios indicando el último el proceso mediante el cual el trabajo científico se convirtió en una profesión diferenciada lo que se manifiesta claramente en el siglo XlX. Como Consecuencia de este proceso, se crearon nuevas fuentes de trabajo y existió una expansión en el establecimiento de universidades y la diversificación de los estudios, la investigación comenzó a ser apoyada y aparecieron asociaciones científicas y publicaciones.

La relación ciencia-tecnología y poder cobró nitidez en el siglo XX. Ejemplo de esto son las dos guerras mundiales y el papel jugado por los adelantos científicos tecnológicos en el complejo militar- industrial, además se agudizaron las desigualdades económicas ante la amplitud de la diferencia de desarrollo científico-tecnológico y se cristalizaron políticas científicas por parte de los diferentes Estados.

En la época contemporánea (s.XX) se observa un paso a investigación en el sentido intensivo, o sea, su unidad con la innovación tecnológica.

Antiguamente la ciencia seguía a al industria, ahora tiende a avanzar con ella y a guiar su avance a medida que se va su lugar en la producción.

En la segunda mitad del s.XX se produce la institucionalización de la ciencia y algunos autores entienden que ese proceso incluye los siguientes elementos:

-La industria se convierte en productor de ciencia.

-La industria orienta cada vez más la actividad de la Universidad.

-La ciencia se convierte en un sector industrial.

A partir de los años 70 se desencadena la lll Revolución industrial. Es un proceso vinculado a la crisis económica capitalista de fines de los 70 caracterizada por el estancamiento económico y la inflación y cuyos pilares se habían forjado en los años 40 y 50. Hacia fines de los 70 los pivotes del desarrollo tecnológico, en especial las industrias de productos químicos y metalmecánica pierden intensidad y decrece la productividad, se trata de rescatar el dinamismo de la industria a través de la innovación tecnológica.

Ciencia y Tecnología en América Latina en las últimas cuatro décadas. Hacia una integración en materia científico tecnológica

Antes de adentrarnos en el devenir científico tecnológico en estas últimas décadas para el área de América Latina se hace necesario un recuento histórico a través del cual se pueda connotar la verdadera situación histórico-social que caracteriza a la región en estos años y que en cierta medida condiciona todo lo que acontece en materia científico-tecnológica y social.

Comencemos entonces por los años setenta y principios de los ochenta en que la dramática situación económica y social de América Latina, junto con el recrudecimiento de la represión y el ascenso de gobiernos fascistas y dictaduras militares impulsa nuevos brotes de lucha armada promovidos por organizaciones político/militares que se proponían alterar el injusto orden existente. El triunfo Sandinista en Nicaragua sobre la dictadura militar de Somoza en 1979 abrió, como veinte años antes hiciera la Revolución Cubana, una nueva fase de positivas transformaciones en la faz del continente. Desde entonces hasta la fecha importantes cambios han tenido lugar en el escenario latinoamericano, al reaparecer un nutrido grupo de gobiernos civiles fruto de elecciones, de mayor o menor solidez, y de distinta proyección política. En la década de los ochenta la hegemonía de los Estados Unidos entró en franco retroceso, las masas trabajadoras volvieron a ganar las calles y el movimiento obrero se revitalizó en varios países. Esta etapa de la historia de los países latinoamericanos iniciada en la década de los ochenta y caracterizada por el dominio de regímenes civilistas- vino acompañada de una primera oleada de ajustes económicos de tipo neoliberal, lo que empañó el clima de optimismo y las expectativas de prosperidad creadas en amplios sectores de la población con el traspaso del poder de las dictaduras militares a gobiernos electos.

Al aplicar las medidas y reformas impuestas por el FMI y el Banco Mundial, en todas partes al sur del R"io Bravo se comenzaron a desmantelar los programas de ayuda social, a limitar los derechos sindicales y reducir el área estatal de la economía y los servicios, con lo que se abr"ia la privatización de las empresas p"ublicas y se aseguraba el pago de la onerosa deuda externa, por primera vez en la historia latinoamericana, no s"olo la liberación política se convirtió en una tendencia predominante en todo el hemisferio, con el consecuente fortalecimiento de la hegemonía de los sectores vinculados al mercado y al gran capital, sino que también las relaciones gubernamentales de América Latina con Estados Unidos alcanzaron un nivel de identificación y sintonía sin precedentes.

En estos años ochenta, que los economistas denominaron la década pérdida, América Latina comenzó a padecer la crisis más profunda y prolongada desde el crack de 1929. A la par de los proyectos integracionistas o de concertación política de los países latinoamericanos fueron debilitándose o desaparecieron, con la excepción del SELA, el CARICOM y el grupo de Contadora, este "ultimo encaminado a buscar una solución política y negociada al conflicto Centroamericano.

A partir de los radicales cambios ocurrido con el desplome del socialismo en Europa Oriental y la desaparición de la Unión Soviética, acontecimientos de profundas repercusiones a escala internacional, pareció abrirse –a fines de los ochenta e inicios de los noventa- otra época en la historia de América Latina, inserta en un triunfalista nuevo orden mundial, de signo unipolar, que Estados Unidos ha tejido como única superpotencia político-militar.

Otra característica de la década del noventa, determinada en gran medida por también por el contexto internacional, fue la generalización de un clima de negociación entre fuerzas antagónicas de derecha e izquierda, que puso finen varias países latinoamericanos a una persistente lucha guerrillera y a largos enfrentamientos civiles que parecían insolubles, como ocurrió en El Salvador (1992) y Guatemala (1996).

Sin lugar a duda, de entre todas las esperanzadoras alternativas latinoamericanas que existen hoy, ilustradas con los cambios ocurridos en Argentina, Brasil y Uruguay, sobresale la de Venezuela implementada por el Comandante Hugo Chávez, al frente de un movimiento revolucionario de inspiración bolivariana, con un extraordinario respaldo de masas, que ha abierto desde 1999 un singular proceso de profundas transformaciones sociales y políticas en la patria del Libertador.

A pesar de los peligros de la desestabilización, mayor dependencia y creciente ingobernabilidad que siguen acechando a los países de América Latina a comienzos del siglo XXl, el ideal de la segunda independencia reclamada por José Martí va ganado la conciencia de la amplias mayorías de este continente, como lo demuestra el amplio proceso integracionista que está teniendo lugar en todos los ámbitos, entre los que se encuentra el fomento y desarrollo de la relación ciencia-tecnología y sociedad.

Respecto a América Latina puede constatarse que se nota un moderado avance en la creación de capacidades de I+D. Si EN los años 60 se dedicaba el 0,2 % del PIB a I+D EN LOS AÑOS 80 SE ALCANZABA EL 0,50%. En ese plazo se pasó de 30 000 a 100 000 profesionales dedicados a I+D y por ello América Latina cuenta con el 2,5 % de los científicos del planeta y es responsable del 1,8 % del, gasto mundial del I+D. La educación de postgrado está establecida en casi todos los países.

Una vez que situados históricamente podemos avanzar a materia científico tecnológica y su vinculación en el tiempo con los cambios socio-históricos y políticos.

¨.américa latina ya ha aprendido a investigar, ahora necesita aprender a hacer ciencia, o sea, vincular la infraestructura científica y tecnológica al aparato productivo¨.

En este sentido, los primeros esfuerzos sistemáticos que realizaron los países de la región para institucionalizar la política científica y tecnológica, así como los primeros programas de cooperación internacional implementados con éxito estuvieron condicionados por la posición reservada a América Latina en el mundo de la posguerra y de la guerra fría. Desde el punto de vista ideológico, reflejaban en gran medida el pensamiento sobre el desarrollo inspirado por la CEPAL si bien el interés de la región por esta materia se nutrió de otras influencias.

Varios países han cristalizado comunidades científicas e instituciones de muy buen nivel pero más vinculadas a la ¨transnacional de la ciencia¨ que a los aparatos productivos de sus países.

Países como México, Brasil y Venezuela junto a Colombia, Argentina y Chile reúnen el 91,5% de las publicaciones de la región. Hacia 1990 ningún país de América Latina alcanzaba el 1% del PIB dedicado a I+D y que la crisis de los años 80 demostró la extrema vulnerabilidad de los sistemas de ciencia y técnica. También es notable la migración de científicos, tendencia que podrá fortalecerse en los próximos años pues los países desarrollados mantendrán déficit crecientes de este tipo de personas.

Otra problemática que afecta a América Latina es que los trabajos no calificados se desplazan cada vez más hacia la periferia, o sea, de los países del Primer Mundo hacia latinoamericana, tratándose de actividades que requieren una alta calificación y pagan bajos salarios. La función de América Latina dentro de la división internacional de trabajo que se viene diseñando no consiste en proveer innovaciones científicas y tecnológicas sino suministrar mano de obra barata y materias primas. De manera que se ve afectada además la educación para Latinoamérica y recrearla como una sociedad del conocimiento¨ sería poco probable si se tiene en cuenta los fundamentos económicos y sociales reales.

Diagnósticos realizados en la región muestran ciertas debilidades estructurales que afectan gravemente al desarrollo de la ciencia y la tecnología:

-Sólo el 20 % de la población de la edad correspondiente accede a la universidad, mientras que en los países desarrollados esta proporción alcanza en promedio el 50 %.

-El porcentaje de PIB dedicado a I+D es de poco más del 0,5 %. En otros países desarrollados alcanza 1,9 %, 2,7% y hasta el 3%.

-Dos terceras partes del presupuesto de I+D procede de fondos públicos, mientras que en los países desarrollados pertenece en mayor medida a la empresa privada, lo mismo que su ejecución.

La fuga de cerebros, o sea, gran número de científicos y tecnólogos latinoamericanos que se encuentran trabajando en los países desarrollados.

Para que se tenga una idea de cómo la fuga de cerebros se ha convertido en un fenómeno masivo en América Latina podemos citar algunos ejemplos; está el caso de la emigración hacia España donde la realidad ha cambiado, siendo este uno de los países que mayor número de latinos acoge en términos migratorios laborales, los empresarios españoles solicitan ingenieros latinoamericanos (ya sean técnicos, de caminos o informáticos) procedentes en su mayoría de Venezuela, Perú, Chile, Colombia o Argentina.

Los inmigrantes comunitarios europeos no necesitan el permiso de trabajo especifico que sí requieren los originarios de Latinoamérica, así tiene que tiene que haber razones de peso para que las empresas acepten embarcarse en complicados procesos burocráticos.

A esa correcta formación hay que añadir una vocación de más estabilidad por parte del inmigrante latinoamericano, que emigra con un proyecto de vida, y que además se implica en ese proyecto porque no puede fallar, su familia depende de ello. Para acabar de inclinar la balanza hacia los ingenieros latinoamericanos, éstos cuentan con la ventaja del idioma. En un principio las empresas no concedieron demasiado valor al conocimiento del castellano, pero la práctica ha demostrado que es una cuestión diferencial, los jefes de proyecto tienen que dirigir equipos, tienen que transmitir instrucciones.

Por último, en cuestiones de sueldo, la empresa española resulta más competitiva en Latinoamérica, donde los países europeos receptores de mano de obra cualificada (Noruega, Inglaterra o Irlanda) no tienen una red tan bien estructurada como en Europa del Este.

Otro ejemplo se puede apreciar desde adentro hacia Europa y es el caso de la Argentina donde el problema de la fuga de cerebros se debe a que los profesionales formados en el país encuentran más oportunidades laborales y mejor pagadas en el exterior. En los últimos cuarenta años el país ha crecido escasamente en recursos humanos calificados y en conocimiento. Esto trajo como consecuencia que los científicos y profesionales formados no encontraran lugar en donde desarrollar sus capacidades y emigraran en busca de oportunidades a otros países más desarrollados. Si bien la Argentina cuenta con universidades y centros de formación de excelencia académica sin embargo la mano de obra calificada debe abandonar el país, generándose así el fenómeno conocido como fuga de cerebros, que según las épocas fue motivado por razones diferentes: durante las décadas de los 60, 70 y principios de los ochenta se debió principalmente a motivos de persecución política que comenzaron cuando el régimen militar intervino las universidades públicas y persiguió a los investigadores, muchos de los cuales debieron exiliarse. En la década del 90 hasta el presente a factores económicos. En los últimos años la mayor parte de esta fuga está conformada por gente joven que emigra para perfeccionarse; y termina optando por quedarse a vivir afuera y los que salen decididos a «probar suerte» en países más desarrollados. Si bien no hay estadísticas que permitan medir con exactitud el fenómeno se estima que en los últimos treinta años emigraron unos 50.000 universitarios de los cuales el 40% son científicos.

Se debe buscar respuestas, por su tendencia a profundizarse en el futuro, en el incremento de la fuga de talentos que la internacionalización facilita. Este es un fenómeno que continuará en ascenso si no se garantiza que la inversión en educación superior vaya acompañada de un sostenido desarrollo nacional, con un nivel de vida adecuado. La búsqueda de talentos no tiene fronteras y, por tanto, de nada sirve que un país invierta en tener instituciones de alta calidad si no cuenta con la debida demanda de sus graduados, pues estos serán absorbidos por la demanda internacional, como ya esta ocurriendo en algunos países.

Esto evidencia la necesidad de fomentar nuevas políticas de ciencia, tecnología e innovación o sea que los gobiernos se interesan en la productividad y los empresarios en la competitividad, lo que promovería sistemas nacionales de innovación.

En cuanto a ¨gestión de la tecnología¨, nuestras universidades todavía están sujetas a la idea de un ¨modelo lineal de desarrollo¨ según el cual, primero hay que invertir en ciencia y luego ella a través de sus resultados se convertirá en innovación; y estas políticas de de ciencia, tecnología e innovación deben cubrir tanto la modernización tecnológica de las empresas como la disminución de la pobreza.

Otra política de ciencia que propiciaría beneficios a la relación ciencia-tecnología y sociedad sería el fomento y desarrollo de manera ascendente de las comunidades científicas que a menudo encuentran innumerables obstáculos propios del subdesarrollo como son:

-Baja inversión en Ciencia y tecnología.

-Escasa relación entre el modelo económico y el desarrollo científico técnico.

-Exilio de nuestros investigadores.

-Necesidad de ampliar la cobertura de la divulgación científica.

-Ausencia de estudios valorativos sobre las relaciones entre poder y conocimiento.

-Necesidad de implementar diferentes niveles de cooperación tanto internacional, nacional, regional..

-Deficiencias educativas en formación en ciencia, tecnología, sociedad e innovación (CTSI).

Sobre este aspecto pudiéramos hacer un aparte por la importancia que revisten las universidades que fluctúan como puente entre la educación, la ciencia y la tecnología pero además por la vinculación que se logra entre estas cuestiones y la sociedad.

El Ché fue una de las personalidades que en los inicios del despertar latinoamericano y cubano analizó en mayor medida estos temas, un ejemplo de ello es la siguiente frase recogida en un de sus escritos sobre ¨El papel de la Universidad en el desarrollo económico de Cuba¨.

¨No creo que sea la educación la que modele a un país, y hemos demostrado incluso que no es así, rompiendo con nuestro Ejército inculto una enorme serie de trabas y prejuicios, pero tampoco es cierto que el proceso económico sólo, vaya a conferir a la educación por el solo efecto de una transformación económica, una transformación a ese nivel. La educación y el desarrollo económico están constantemente actuando entre sí y configurándose plenamente, y si pudimos nosotros cambiar completamente el panorama de la Nación en los niveles económicos, mantenemos hoy sin embargo, la misma estructura universitaria. la Universidad adquiere en este momento su importancia extraordinaria y también se convierte en cierta manera -aunque formada por individuos que apoyan en su mayoría este Gobierno-, en un potencial factor de retraso de la revolución. Hoy no teméis, hoy todo son rosas, pero llegará el día de mañana o de pasado, en que la falta de técnicos impida, definitivamente, establecer una industria y haya que posponerla dos, tres, cinco o quien sabe cuantos años. Y en ese momento preciso se verá cuán importante ha sido ese factor de atraso de una Universidad que no ha puesto sus aulas al nivel exigido por la revolución, que es el pueblo¨.

Los importantes cambios sociales de los que estamos siendo testigos en Latinoamérica tuvieron su primera expresión como exigencias a la educación superior en las reformas que se hicieron en los países avanzados en la década de los 80, y en un buen número de los países latinoamericanos en la década de los 90. Esta generación de reformas estuvo orientada fundamentalmente a responder a las presiones de la globalización económica. En este sentido, los países con mayor dinamismo en hacer las reformas en América Latina fueron aquellos con mayores exigencias por entrar en procesos de globalización económica, como Chile en los 80, o en procesos de integración –abierta a la globalización– de los 90, como México con el Tratado de Libre Comercio, y los países sudamericanos asociados al MERCOSUR.

En el ámbito de la educación superior, las décadas de los 80 y 90 se recordarán por un importante dinamismo en reformas a nivel del Estado. También hubo bastante actividad en otros ámbitos: en las dinámicas de crecimiento diferenciado, en el campo de la investigación sobre la propia educación superior; y muy especialmente, en los procesos de aprendizaje, a partir del impacto que tuvieron las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), especialmente de la World Wide Web, cuya aparición en 1992 tuvo una repercusión mayor a la prevista por los especialistas en prospectiva. En América Latina este último aspecto no tuvo un impacto tan extendido como lo hizo en países más avanzados, pero es indudable que afectó a las instituciones con mayores recursos. Mientras en el norte se debatía sobre los efectos preocupantes de la copiosidad, amplitud y velocidad de los productos de la revolución en la tecnología científica (y, consecuentemente, se iniciaban los STS (science and technology studies), primordialmente dirigidos a entenderla y controlarla), en Latinoamérica, hasta el umbral de la década del 80, el discurso de los especialistas, que no dejó de lado las cuestiones que preocupaban a sus colegas del hemisferio norte, estuvo consagrado, sobre todo, a proponer a las sociedades latinoamericanas estrategias para superar el atraso. Hacía fines de la década de 1980, los gobiernos latinoamericanos renunciaron a las políticas económicas de tipo nacionalista (en la Argentina, en particular, al proyecto industrialista que, según Aldo Ferrer, evolucionaba positivamente desde la década del 30). Al mismo tiempo, la confianza en la ciencia y la tecnología quedó con las raíces al aire, lo que seria caracterizado por Renato Dagnino como el vacío ideológico ocupado por el enfoque neoliberal.

Se produjo entonces el surgimiento de iniciativas universitarias específicas, a las que nos referimos con la sigla PGCT, caracterizadas por:

? tratarse de estudios de postgrado de dos años, separados o débilmente integrados a las facultades establecidas, con un componente de investigación;

? tener un currículo constituido por un conjunto de disciplinas que van desde la epistemología, la filosofía, la historia de la ciencia y la tecnología, la sociología y la ciencia política, hasta el planeamiento y gestión de la tecnología;

? constituir un campo de conocimientos en formación, que combina contenidos, conceptos y metodologías provenientes de disciplinas institucionalizadas con la política y la gestión (policy más politics);

? aparecer justificados como una respuesta a la demanda de profesionalizar las funciones de organización, planificación y gestión de las actividades científicas y tecnológicas a ser ejecutadas por gerentes de empresas, administradores de centros de investigación, funcionarios de universidades y agentes de enlace entre la investigación y la empresa;

? ser (siempre según el catálogo mencionado) diferentes entre ellos, en cuanto a la naturaleza de su problemática, enfoque, inserción, institucionalización, objetivos de enseñanza, grupos sociales a los que se dirigen, etc.;

? orientar a sus egresados tanto al sector público como a la empresa, con predominio del primero y de la formación de cuadros universitarios para la enseñanza y la investigación.

Entre nosotros, desde 1960 a 1980, la preocupación crucial de los estudiosos fue la política científico-tecnológica, vista como instrumento de desarrollo económico y social. La evidencia de la difusión de innovaciones en el hemisferio norte, además de otros factores como el debate sobre las tecnologías apropiadas (appropriate technologies) en los Estados Unidos, condujo a plantear la necesidad de políticas orientadas a disminuir la brecha entre el norte y el sur.

La región tiene casi 9 mil programas de postgrado, incluyendo especializaciones, maestrías y doctorados, siendo la maestría la que más presencia tiene, puesto que representa el 51% de todos los programas de postgrado. El desarrollo de este cuarto nivel de educación ha sido mérito del sector público, pues 75% de la matrícula pertenece a este sector. Este pequeño pero importante desarrollo encubre grandes diferencias, siendo Brasil y México los que están a la cabeza, correspondiendo a estos países el 71% de la matrícula total de la región en maestrías y doctorados.

Durante los 90 también se dio una maduración de algunas tendencias, como el crecimiento del nivel de postgrado y el desarrollo de proyectos estratégicos de ciencia y tecnología en países como Brasil, México, A Argentina, Chile, Venezuela y Colombia. También tuvo lugar el desarrollo de algunas instituciones virtuales, como el Instituto Tecnológico de Altos Estudios, en Monterrey, México; la Universidad Virtual de Brasilia, que coordina la red de ocho universidades llamadas Universidad Virtual de Centro-Oeste (UNIVIRCO); Universidad Red,

coordinada por Argentina, con participación de Brasil, Gran Bretaña e Israel; Red de Información Iberoamericana (RIBIE), con la participación de Argentina , Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Perú, Venezuela y España.

A pesar de los avances en investigación que ha habido en algunos países, la institucionalización de la educación superior como campo de estudio en la región es aún precaria comparada con los países centrales. Se hace indispensable crear espacios de investigación orientados a la producción de conocimientos que posibiliten construcciones crítico-reflexivas con referentes endógenos que sean capaces de interpretar las especificidades de nuestros países. En momentos en que se está desdibujando el modelo de "universidad ideal" como proyecto logocéntrico, cuestionándose su ejercicio de autoridad absoluta en cuanto a la universalidad de la verdad, se nos presenta un intersticio de libertad para reflexiones endógenas orientadas a reafirmar la identidad de las instituciones académicas, en respuesta a la pertinencia que demanda la especificidad de nuestras sociedades.

La patria grande

Las similitudes históricas y culturales de los pueblos latinoamericanos han llevado a crear la idea de América Latina como una patria grande común.

Derivado de la idea genérica de unidad latinoamericana se han desarrollado proyectos e instancias políticas de integración de las naciones latinoamericanas. Estos proyectos han tomado cuerpo principalmente en la ALADI (Asociación Latinoamericana de integración), pero también en diversos proyectos de integración física, logística y cultural y se han expresado en un cuerpo teórico particular acerca del proceso de integración. En el marco de la integración latinoamericana se han desarrollado también experiencias más o menos exitosas de integración subregional, como el Mercosur, la Comunidad Andina, o el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), que ha llevado a la teoría de la integración latinoamericana a sostener distintos modelos de interrelación entre los procesos de integración subregional, latinoamericano y continental.

La Unidad Latinoamericana es un concepto político-cultural extendido por América Latina anterior a los tiempos de la independencia, y que debe ser distinguido claramente del panamericanismo. Partidos políticos, sectores sociales, intelectuales y artistas de las más diversas extracciones han expresado reiteradamente su adhesión a las más diversas formas de unidad latinoamericana, desde organizaciones supranacionales como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) hasta instancias de coordinación política como la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPAL), culturales como la Unión de Universidades de América. Latina y el Caribe (UDUAL) o sectoriales que adoptan la forma de uniones latinoamericanas.

En la década del 70 América Latina estaba integrada por países organizados como Estados (unitarios, unos, y como Federaciones, otros) que mantenían una discutida distribución de sus atribuciones funcionales, primando el papel de las capitales nacionales frente a las aspiraciones de autonomía más o menos explícitas de sus respectivas unidades constitutivas (provincias, departamentos o estados). Fue la década de los setenta una etapa de su pasado reciente en la que el crecimiento económico nacional, distribuido territorialmente de forma polarizada sobre algunas pocas áreas, generó en el conjunto de América Latina grandes desequilibrios socio espaciales. Para paliar sus efectos se diseñaron las políticas de planificación del desarrollo regional que alcanzaron en esa década considerable auge, aprovechando para el diseño de sus actuaciones la organización político-administrativa preexistente en los respectivos países y acomodándolas a las necesidades de cada caso. El crecimiento económico que se impulsó con esas medidas originó también profundos desajustes demográficos y sociales en extensas zonas y, del mismo modo, la aparición de grandes desequilibrios territoriales. Para tratar de corregir tan insatisfactorios efectos surgieron las propuestas estatales "descentralizadoras", asociadas a la necesidad de aumento de la participación social y a las demandas de democratización política. Estas corrientes no tardaron en repercutir con sus dinámicas específicas en la aparición de nuevas regulaciones de la organización administrativa del territorio durante los años ochenta y noventa. Desde los años 80 en Latinoamérica se han establecido gobiernos que han seguido las condiciones del Fondo Monetario Internacional, hasta ahora cuando nuevos liderazgos se han pronunciado contra el neoliberalismo para mantener la soberanía de sus pueblos.

A lo largo de la Historia de América Latina se han creado instituciones como la CEPAL nacida el 25 de febrero de 1948 como comisión regional del Consejo Económico y Social de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), en tal proceso, este organismo ha sido fuente de importantes teorías, además de blanco de numerosas críticas. Según la revisión histórica del propio organismo, después de la industrialización de los años 50, la CEPAL propuso "reformas para desobstruir la industrialización" en los 60 y la "reorientación de los estilos de desarrollo hacia la homogeneización social y hacia la diversificación pro-exportadora" en los 70.

En la década del 80, propuso la "superación del problema del endeudamiento externo mediante el

ajuste con crecimiento" y en la del 90, la "transformación productiva con equidad".

En la última década, la CEPAL, cuya sede permanente está en Santiago de Chile, concentró su atención en la desigual distribución de la riqueza.

Otra institución creada en la década del 40 y que jugó un importante papel en el desarrollo de la región fue el CAME.El Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME o COMECON) fue una organización de cooperación económica formada en torno a la Unión Soviética por los países del llamado socialismo real y cuyos objetivos eran el fomento de las relaciones comerciales entre los estados miembro en un intento de contrapesar a los organismos económicos internacionales de economía capitalista, así como presentar una alternativa al denominado Plan Marshall desarrollado por Estados Unidos para la reorganización de la economía europea tras la Segunda Guerra Mundial. Existió entre enero 1949 y abril de 1991.

Por impulso de la Unión Soviética, los miembros del CAME dividieron el trabajo entre los distintos países, creando zonas productoras de materias primas, siderurgia, industria petroquímica, etc., coincidiendo con cada país, lo que acentuaba la dependencia de todos ellos de la Unión Soviética que en algunas ocasiones representaba el 40% de los intercambios entre los mismos.

Su fase de mayor expansión internacional coincidió con los años 1970, cuando controlaba el 10% del tráfico mundial de mercancías. El 28 de junio de 1991, cuando se disolvió, apenas representaba el 6%. En un principio entre sus integrantes no se encontraban muchos países latinoamericanos pero ya para la década del 80 se le adhirieron algunos como Nicaragua y México, además de Cuba que ya se encontraba entre sus filas.

La desigualdad social y la pobreza siguen siendo los principales desafíos de toda la región: según informes de la CEPAL América Latina es la región más desigual del mundo. De acuerdo con el Banco Mundial, el 25% de la gente sobrevive con menos de 2 dólares diariamente. Los países con mayor desigualdad en la región en 2006 fueron: Bolivia (60,1), Haití (59,2), Colombia (58,6), Paraguay (57,8), Chile (57,1) y Brasil (50,5), mientras que los países con menor desigualdad en la región son: Cuba (el país de menor desigual en toda la región), además están Nicaragua (43,1), Ecuador (43,7), Venezuela (44,1), Uruguay (44,9) y Argentina (45,9). Uno de los aspectos de la desigualdad y la pobreza en América Latina es la desigualdad en el acceso a los servicios públicos básicos.

Los países se agrupan en diferentes bloques comerciales:

  • México forma parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (en inglés, NAFTA) con los Estados Unidos y Canadá, además más recientemente los países de Centroamérica y República Dominicana alcanzaron acuerdos con este bloque por medio del CAFTA y sus respectivos tratados con Canadá, México y con el CARICOM. Siendo ésta la zona económica más grande del mundo, seguida por la Unión Europea.

  • Uruguay, Brasil, Paraguay, Argentina y Venezuela forman parte del Mercado Común del Sur con Chile, Bolivia, Perú y Colombia como miembros asociados.

  • Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador forman parte de la Comunidad Andina de Naciones con Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay, Argentina y Venezuela como miembros asociados.

  • Perú, Chile y México forman parte de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).

  • México, Colombia y Venezuela formaban el Grupo de los Tres (G-3), hasta el retiro de Venezuela del grupo el 22 de mayo de 2006.

  • Guatemala, Honduras y El Salvador forman el Triángulo del Norte Centroamericano, mismo que a su vez tiene en vigor un acuerdo de libre comercio con México y los Estados Unidos.

  • Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana tienen vigente un tratado de libre comercio con los Estados Unidos (DR-CAFTA), al cual se acaba de unir Costa Rica tras haberlo ratificado por referéndum.

  • Cuba, Bolivia, Venezuela y Nicaragua forman parte de la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe.

Intentos de integración económica a nivel continental se realizan través de la ALALC, sucedida por la ALADI y el SELA.

  • Las principales economías de Latinoamérica están entre Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile, Perú, Panamá, Republica Dominicana, Costa Rica.

. Considerando el Índice de desarrollo humano todos los países, menos Haití, están entre los puestos 40 (Chile) y 121 (Guatemala), según los datos publicados en 2007. Considerando el PIB a valores de PPA, todos los países están entre el puesto 6 (Brasil) y 104 (Nicaragua), estando México en el puesto 12, Argentina en el 23, según datos publicados en abril de 2008 por el Fondo Monetario Internacional. Haití es una excepción, ya que se ubica en el puesto 151 para el PBI y 146 para IDH.

La economía de Brasil es la más grande de América Latina y la octava a nivel mundial. La segunda economía en términos de volumen es la de México, que es a su vez duodécima a nivel mundial. Brasil hace parte de la teoría del BRIC, la cual afirma que para el año 2050, será una de las 5 economías más grandes del mundo.

A través del prisma derivado del concepto de "marginalidad", buen número de países concibió y aplicó, con un saldo no muy favorable, medidas que intentaban orientar la demanda hacia la oferta nacional de conocimientos científicos y tecnológicos.

En este particular, se utilizaron instrumentos como la exoneración de impuestos, la programación industrial, el uso de la capacidad de compra del Estado, financiamiento industrial, etc. En las empresas también se ensayaron, con intensidad variable, esquemas de financiamiento e incentivos fiscales orientados a "premiar" a las organizaciones que realizaran esfuerzos tecnológicos.

Una rápida evaluación del impacto causado por las políticas científicas y tecnológicas anteriormente descritas, arrojaría con claridad dos logros:

-La creación y fortalecimiento de un aparato de investigación y

-Cierto control sobre el flujo de tecnología foráneo en función de su asimilación local.

De igual modo se debe mencionar la creación de nuevos mecanismos financieros que van más allá de los subsidios a la investigación. Aquí han surgido mecanismos muy diversos que sin duda están llamados a jugar un papel importante dado el viraje que han dado varios países latinoamericanos en relación a sus políticas económicas. Finalmente, vale la pena destacar el desarrollo de registros, información, mecanismos que intentan conciliar la oferta y la demanda de servicios tecnológicos, líneas de crédito, capital de riesgo, etc.

Como es de esperar, el grado de desarrollo, intensidad de las acciones e inversiones son muy variables en un área geopolítica muy heterogénea en relación al desarrollo de la ciencia, la tecnología, la industria o la agricultura.

En general, existen tres elementos comunes en la organización estatal. Así usualmente encontramos:

a.- Un organismo central de política que elabora las directrices generales y planes de desarrollo científico y tecnológico. Ese organismo asume tres modalidades:

Un Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Un Consejo Nacional (tipo CONICIT venezolano).

Una dependencia del máximo organismo de planificación.

b.- Un organismo central de promoción, dirigido a elaborar programas y financiar proyectos y formar recursos humanos. La mayoría de las veces se trata de un Consejo Nacional integrado por investigadores, empresarios y funcionarios públicos en proporciones variadas.

c.- Algunos organismos sectoriales que se encargan de particularizar la política científica y tecnológica. Algunos son importantes centros de investigación ubicados en áreas específicas (agricultura, salud, defensa) que ejercen funciones de coordinación y orientación. En el área industrial es donde la sectorización está más desarrollada y existe, o está en vías de formación, un aparato institucional específico que desvincula de alguna manera la política tecnológica de la científica. Este organismo suele estar ubicado en el ministerio encargado del desarrollo industrial y elabora planes o políticas para el sector, además de contar con instrumentos básicos como registros de la propiedad industrial, oficinas de normalización y metrología, regulación de la inversión extranjera, programas de productividad, etc.

Argentina, Brasil y México poseen el mayor desarrollo institucional, así como más investigadores, laboratorios y experiencias que otros países de la región. Dentro de la uniformidad que caracteriza a la zona, cada uno de estos países posee algunas modalidades interesantes.

En Argentina, el organismo de mayor jerarquía administrativa es la Secretaría de ciencias y tecnología. Su historia previa, como en otros países, es la búsqueda de un poder político dentro del Estado. Actualmente (desde 1973), esta Secretaría depende del Ministerio de educación. Existe igualmente el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con funciones de promoción y coordinación y adscrita a la mencionada Secretaría. Sus funciones son:

– Orientar y coordinar las actividades de ciencia y tecnología.

– Promover proyectos de investigación y desarrollo.

– Llevar a cabo los programas de formación de recursos humanos.

Los principales problemas que afrontan la ciencia y la tecnología en el país son, en primer lugar: la baja inversión en ellas con respecto al nivel internacional. Según datos del 2005, la ciencia y la tecnología verifican una fuerte dependencia del financiamiento público que aporta el 65% de la inversión distribuido en un 43% en el sector gobierno y un 22% las universidades públicas. Con relación al PBI, el sector público aporta el 0,30% mientras que el privado aporta el 0,16%, aunque la participación del sector privado en las actividades científicas y tecnológicas se viene incrementando desde el año 2002.

Hasta 2007, el área administrativa dedicada a la ciencia y la tecnología estuvo incluida dentro del Ministerio de Educación, con la jerarquía de una secretaría ministerial, del que a su vez dependía el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). La situación varió ese año al crear la presidenta Cristina Fernández el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, y así el CONICET depender directamente de ese ministerio.

En brasil, el país más grande de la región, cuenta igualmente con el mayor desarrollo institucional y más experiencias en campos como la sectorización y regionalización. Destacan tres organismos centrales:

– El Ministerio de Ciencia y Tecnología, creado en 1985, y que ha tomado algunas funciones que originalmente correspondían al Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, como es la formulación de políticas, elaboración de planes de desarrollo con énfasis en las nuevas tecnologías y coordinación de los institutos más importantes.

– El Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CONADECT), el cual es realmente el ente central del fomento al desarrollo científico y tecnológico. Creado en 1951, fue la primera institución de este tipo creada en América Latina.

– La Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP), creada en 1967 y originalmente adscrita al Ministerio de Planificación. Bien dotado desde el punto de vista presupuestario, financia proyectos científicos y tecnológicos, estudios de pre-inversión, actividades de consultoría y formación de recursos humanos en áreas definidas como prioritarias para el país.

El caso de México es igualmente interesante. A partir de 1985 el organismo de máxima jerarquía es la secretaría de programación y Presupuesto, cuyas responsabilidades consisten en la formulación de las políticas nacionales de ciencia y tecnología y en garantizar el cumplimiento del Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico (PRONDETYC).

El segundo organismo nacional en jerarquía es el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), creado en 1970, y hasta 1985 el organismo más importante del sistema. Al CONACYT le corresponde la formulación y la ejecución del Programa Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico, promover la coordinación del sistema nacional de ciencia y tecnología, diseñar programas de investigación y desarrollo tecnológico y asesoramiento tanto a la Secretaría de Programación y Presupuesto como a otros entes del sector público en materia de ciencia y tecnología.

En las últimas décadas se ha prestado atención al problema del financiamiento del desarrollo tecnológico y aquí juega un papel importante el Fondo Nacional de Equipamiento Industrial (FONEI). Este posee fondos para actividades tan diversas como pre-inversión, capital de trabajo, adaptación de tecnologías, desarrollo tecnológico y comercialización de nuevas tecnologías.

Dejando de lado las cifras y los datos macroeconómicos, que a veces no dejan ver el bosque, miremos algunas circunstancias que hacen posible la adopción de una política sobre ciencia y tecnología en sociedades como las nuestras en el momento actual. El desarrollo económico, una consecuencia de logros en ciencia y tecnología, no se producirá de manera espontánea si se quieren lograr ciertos objetivos en un plazo dado. Se requiere de una política de Estado en ciencia y tecnología. Uno de los objetivos de una tal política es la competitividad, es decir, buscar nuevos procesos tecnológicos y nuevas tecnologías que logren mejores indicadores costo-beneficio y de calidad en los productos. De los ejemplos exitosos más recientes a nivel internacional pueden obtenerse algunas pistas. En primer lugar, parecen demostrar como requisito previo que la sociedad civil se concientice y la adopte como un propósito nacional. Como actores principales de la sociedad civil, en forma genérica para estos propósitos, se entiende los orientadores de la opinión pública, las organizaciones no-gubernamentales dedicadas al estudio y solución de problemas científicos y tecnológicos, y los grupos directamente interesados, como académicos, científicos, estudiantes, administradores de las universidades, ingenieros en empresas y empresarios. Lo que se ha constatado es que una vez obtenido un cierto nivel de consenso sobre las metas por alcanzar, los partidos políticos los han incorporado en su idearios de trabajo (los partidos políticos son muy sensibles a semejantes demandas, a tal punto que se pelearán por su paternidad y quién las toma con mayor seriedad). Como en las democracias algún partido debe gobernar y todos deben estar presentes en los órganos legislativos, la adopción de una política de Estado y su desarrollo gubernamental está garantizada.

El caso de Cuba en el desarrollo regional: relación entre ciencia-tecnología y sociedad

Durante las últimas cuatro décadas Cuba ha realizado un esfuerzo significativo en educación, ciencia y tecnología. Sus indicadores en estos campos (Fernández y Núñez, 1998), de acuerdo con el volumen de su población y monto de recursos disponibles, son de los más altos en América Latina. Se puede decir que el país ha apostado fuerte por la educación, la ciencia y la tecnología. Incluso en medio de la crisis económica más reciente, este esfuerzo se ha mantenido en algunas áreas e incluso multiplicado en otras (Biociencias, Biotecnología, Industria Farmacéutica). Como todo país en vías de desarrollo, Cuba enfrenta un extraordinario desafío científico y tecnológico.

En el caso específico de Cuba existen dos vertientes que han tenido significados en cuanto a la aparición de la ciencia: la cienciológica y la latinoamericana que es la que más se aviene a este trabajo. Esta vertiente latinoamericana proviene en mayor medida de países como Argentina, Brasil, México, Venezuela y enfoca la Ciencia y la Tecnología desde la perspectiva de países estructuralmente dependientes.

Durante las últimas cuatro décadas Cuba ha realizado un esfuerzo significativo en educación, ciencia y tecnología. Sus indicadores en estos campos (Fernández y Núñez, 1998), de acuerdo con el volumen de su población y monto de recursos disponibles, son de los más altos en América Latina. Se puede decir que el país ha apostado fuerte por la educación, la ciencia y la tecnología. Incluso en medio de la crisis económica más reciente, este esfuerzo se ha mantenido en algunas áreas e incluso multiplicado en otras (Biociencias, Biotecnología, Industria Farmacéutica). Como todo país en vías de desarrollo, Cuba enfrenta un extraordinario desafío científico y tecnológico.

La comunidad científica cubana tiene expresiones de compromiso social poco frecuentes en países del tercer mundo. La existencia de un código de ética de los científicos cubanos en cierta medida refleja todo esto. En otras palabras, el desarrollo científico, tecnológico y educativo cubano transparenta las estrechas relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad; entre la ciencia, la tecnología, la política y los valores.

Si recurrimos a la Historia de la Ciencia y la Tecnología en Cuba como proceso vemos como algunos autores tienden a dividir los esfuerzos realizados por conectar la política de I+D nacional ligada a las políticas que se fueron aplicando en este sentido en el mundo en tres etapas principales:

-La etapa de la promoción dirigida de la ciencia (1962-1976).

En una etapa temprana se le dio en Cuba a las políticas de desarrollo en materia de Ciencia y Técnica por parte de los dirigentes políticos que supieron reconocer la necesidad de una base nacional de ciencia y técnica aunque entonces era evidente que una parte de nuestros esfuerzos iban a depender en gran medida de la transferencia externa para la creación de capacidades en los sectores productivos y de servicios. Era obvio que se plantearon objetivos que no podían alcanzarse sin un potencial científico y tecnológico apropiado para vincularse a las condiciones específicas de nuestra realidad en aquel entonces.

Hacia mediados de la década del 70, tras 15 años de esfuerzos sostenidos por construir un sector de I+D el apoyo recibido por la UNESCO a través de las ONCYTS directamente a través de América Latina y la creciente insistencia de nuestros partners en el Consejo de Ayuda Mutua económica (CAME), llevaron a la creación en 1976 de un Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología cuyos mandatos y acciones permiten hablar a partir de ese momento de una segunda etapa en la evolución de la política de Ciencia y Técnica en el país.

-El modelo de dirección centralizado (1977-1989).

A estas instituciones se plantea entonces el problema de completar el esfuerzo desde el lado del suministro con un esfuerzo en la dirección de la utilización de los resultados de la I+D. Existen ahora otros factores: un ONCYT designado, una idea de coordinar mejor los esfuerzos por la idea de organizar la I+D en problemas de investigación lo que permite un marcaje de las prioridades y una preocupación porque se actuará en la esfera de la ¨introducción de los resultados¨ y luego llamada en la ¨introducción de logros¨.

En la segunda mitad de lo 80, la categoría programa científico introducida en 1986 representó un instrumento de mayor integralidad que reconoció a los productores y usuarios proporcionando una mayor incorporación de otros agentes del cambio tecnológico. El Sistema de introducción de logros en 1987 no se orientó en la frecuencia debida para la utilización de los resultados propios.

Otras fuentes y agentes de innovación, las racionalizaciones y el Movimiento de las Brigadas Técnicas Juveniles etc. no se conectaron a este modelo de de generación y utilización de resultados en Ciencia y técnica y se entorpeció con instrumentos jurídicos no concatenados con los del denominado proceso científico-tecnológico.

El comienzo del proceso de rectificación que en el plano político se fijó en abril de 1986 en el ámbito de la ciencia y la técnica marca exactamente el inicio de la 3 etapa en la que va desde el comienzo de la rectificación hasta el primer momento del derrumbe del socialismo en Europa Oriental a fines de 1989.

Con la crisis de fines de los 80 y principios de los 90 se inicia una nueva etapa que marca un viraje en el sistema innovativo cubano y en las políticas aplicadas en este campo. Ante todo hay que tener en cuenta que dada la profundidad y duración de la crisis, se afectaron ampliamente el gasto en investigación y desarrollo, así como todos los sectores de amplio contenido social: la educación, la salud pública, la seguridad social2. El gasto en I+D cayó a menos de un 1% del PIB, recuperándose a fines de los noventa a un 1,17%, escaso aún según los parámetros internacionales que marcan los países más avanzados (CITMA, 1998, p. 9). Sobre todo fue relevante el retroceso en el nivel de matriculación de la educación cubana, incluso a nivel universitario, lo que pone de relieve la crisis y la falta de incentivos a estudiar por los bajos salarios y escasas posibilidades de empleos bien remunerados.

Sin embargo, lo nuevo del período esta dado en dos aspectos básicos; primero, en el énfasis que pone el gobierno desde mediados de la década del 80, en dirigir cuantiosas inversiones, al desarrollo de una industria de alta tecnología, fundamentalmente la biotecnología y la médico-farmacéutica, no integrada en los acuerdos del Consejo de Ayuda Mutua Económica y segundo, el diseño de una concepción de sistema nacional innovación diferente al anterior, donde se pretende potenciar el papel de la innovación tecnológica en el desarrollo del país, organizando los esfuerzos en base a proyectos y programas vinculados a la solución de problemas concretos existentes en sectores, industrias o territorios (la alimentación humana, la salud pública, que incluye la fabricación de medicamentos, la búsqueda de nuevos fondos exportables, la sustitución de importaciones , el ahorro de energía, entre otros).

-Cambios subsiguientes al derrumbe del campo socialista (1990-1995)

Se produce la introducción del polo científico-productivo como acción para la formación de redes de cooperación integrada en la sucesiva potenciación del Foros de piezas de Repuesto hasta un Foro de Ciencia y Tecnología. Los eventos transcurridos a partir de 1990 constituyeron una tercera etapa ene l proceso de la política de ciencia y técnica. En estos la Universidad en su constante desarrollo se enrumba hacia los atributos de un centro de Educación Superior contemporáneo; los programas de ciencia y técnica comienzan a estructurarse por proyectos y se produce la influencia económica sobre la política científica y tecnológica, la producción nacional queda abierta a los avatares del mercado internacional y se comienza a llevar las cuestiones de ciencia y técnica hasta los niveles de base en la división político-administrativa: los municipios y consejos populares. Aparece al fin el reconocimiento a la innovación tecnológica como amplio fenómeno social de miles de actores.

Con una estrategia selectiva tendiente a impulsar sectores, como el turismo, la biotecnología y la industria médico-farmacéutica, se ha pretendido capitalizar las inversiones hechas en la preparación de cuantiosos recursos humanos durante casi 40 años para intentar reactivar la economía del país, junto al logro de una estabilidad macroeconómica aceptable hasta hace dos años. Aunque se logró una reanimación del crecimiento desde de mediados de los 90 con tasas de entre 4 y 6 por ciento, desde fines del 2000, la economía entró nuevamente en una fase de contracción económica, que ha empeorado sustancialmente a partir del último trimestre del 2001. Las políticas de innovación han tomado auge en la última década, precisamente ante el reto de competitividad que el cambio tecnológico acelerado le ha planteado a todas las economías. Las políticas de innovación comprenden un conjunto de acciones de incentivo e impulso a las actividades de innovación industrial y desarrollo tecnológico, donde hasta ahora el principal instrumento utilizado, ha sido el gasto público en Investigación y Desarrollo.

El bloqueo económico de los Estados sobre Cuba y la migración del personal científico, las restricciones mostradas en lo que a moneda libremente convertible se refiere, problemas organizativos y burocráticos que afectan el cumplimiento de contratos, entre otras, son problemáticas que han contribuido de manera sistemática y ascendente a que en la última década la relación ciencia-técnica y sociedad carezca aún de un mayor indujo.

No obstante el desarrollo científico y tecnológico cubano ha estado asociado a prioridades políticas muy evidentes. El énfasis en ciencia y tecnología está incorporado desde muy temprano al discurso político e ideológico cubano (Fidel Castro, Che Guevara) y en correspondencia con él se han desencadenado numerosas acciones prácticas. De acuerdo con esto, a las sucesivas generaciones de científicos y profesionales se les ha pedido no sólo destrezas técnicas sino también un comportamiento ético que convierta el trabajo que realizan en beneficios sociales. La comunidad científica cubana tiene expresiones de compromiso social poco frecuentes en países del tercer mundo. La existencia de un código de ética de los científicos cubanos en cierta medida refleja todo esto. En otras palabras, el desarrollo científico, tecnológico y educativo cubano transparenta un tema de gran importancia en los estudios CTS: las estrechas relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad; entre la ciencia, la tecnología, la política y los valores.

El debate en torno al desarrollo de ciencia y tecnología en Cuba ha tenido frecuentemente un carácter público y participan en él de diferentes modos numerosos agentes sociales. Una expresión clara de esto es el llamado Forum de Ciencia y Técnica, una experiencia de participación pública que requiere aún un estudio detallado pero que sin dudas reviste un carácter singular. Como parte de las transformaciones que vive el país se están introduciendo algunas novedades en la concepción de la política científica y tecnológica, las que se resumen en el propósito de crear un Sistema Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica. Este proceso reclama de la preparación de personas competentes para este fin y, por las características del proyecto al cual sirve, el elemento fundamental en la conformación del Sistema es la sociedad y sus programas de desarrollo. Las universidades cubanas reconocen que la formación científico-técnica debe ser acompañada de una formación humanística, lo que determina la presencia de cursos de ciencias sociales y humanidades en todas las carreras universitarias. En los años noventa se ha encontrado que los estudios CTS son un vehículo privilegiado para este fin.

En correspondencia con todo lo anterior los estudios CTS han consolidado notablemente su posición institucional en Cuba. Las vías fundamentales han sido las siguientes:

– Creación en 1991 en la Universidad de La Habana del Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología y poco más tarde del Grupo de Estudios de la Tecnología en el Instituto Superior Politécnico "José Antonio Echeverría" de la Ciudad de La Habana. Ambos grupos han organizado cursos, promovido publicaciones, simposios y otras actividades.

– Creación a partir de 1997 de un programa de postgrado (Maestría y Doctorado) en CTS con la participación de varias universidades cubanas e institutos de investigación de las áreas de historia de la ciencia y gestión tecnológica, pertenecientes al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Se trata de un programa de formación de formadores CTS y de gestores en política científico-tecnológica.

– Inclusión de disertaciones sobre CTS como requisitos en los ascensos de categorías de docencia e investigación y en los doctorados.

– Incorporación de cursos CTS a diversos programas de postrado: gestión, educación, entre otros.

– Presencia de cursos de CTS (alrededor de 32 horas) en todas las carreras de perfil científico y tecnológico y en alguna medida en los estudios de medicina.

Durante la década de los años 1990, el número de publicaciones científicas total de autores cubanos se redujo drásticamente como consecuencia de las difíciles condiciones económicas que afectaron al país durante ese período. Muchas revistas se vieron precisadas a disminuir su volumen y frecuencia, otras desaparecieron.

Sin embargo, producto de un gran esfuerzo, en los últimos años, ha ocurrido un renacimiento de la publicación cubana en el área de la ciencia y la tecnología.

El año 1989 registró la publicación del mayor número de artículos de autores cubanos editados en las revistas biomédicas nacionales y provinciales desde los inicios de la Revolución; en 1990 comenzó su descenso; los planes de producción se redujeron aunque su cumplimiento no se afectó sensiblemente hasta el año 1992.

Estos datos, muy simples a primera vista, revelan un fenómeno de orden cualitativo mucho más complejo e importante, consecuencia de las circunstancias que afectaron al país durante la década de los años 90, y que consiste en que, a la vez que se produce un crecimiento de las disponibilidades en el país, crece el número de publicaciones, pero, a la vez, crece el número de manuscritos de valor que migran hacia publicaciones extranjeras, debido a la persistencia en muchas editoriales de las insuficiencias para desarrollar y mantener vehículos de calidad capaces de diseminar en forma idónea nuestras contribuciones científicas, como consecuencia de la acción de ciertos factores organizativos, estructurales, culturales y tecnológicos que aun impiden revelar adecuadamente en el extranjero, los logros de Cuba en el campo de la ciencia y la tecnología.

Por otra parte, ".a finales de la pasada década, junto con el avance de Internet, sobre todo en el campo académico y científico en el país, se inició paralelamente un formidable movimiento ideológico y cultural, un fenómeno amplio de múltiples perspectivas: una Batalla de Ideas.". Y "Con esta nueva etapa de desarrollo, nacieron numerosos programas en el área profesional y cultural, dirigidos a revolucionar la enseñanza, sus recursos humanos, sus tecnologías, sus métodos y medios, su alcance, que comprende todos los niveles de la sociedad cubana.".

En 1995 se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), responsabilizado directamente con la formulación, instrumentación, coordinación y evaluación de las políticas científicas, tecnológicas y ambientales; entre ellas, las medidas relacionadas en su esfera de acción con la evaluación ex ante de las tecnologías a transferir. La creación del CITMA debe contribuir a una relación más -armónica entre la generación de tecnologías autóctonas (transferencia vertical) y la importación de tecnologías (transferencia horizontal), como dos de los elementos básicos del desarrollo científico y tecnológico nacional.

En las condiciones actuales de Cuba, la magnitud de los esfuerzos en la investigación debe concentrarse y cobrar perfiles más definidos, encaminándose en buena medida a la relación ciencia tecnología y sociedad en pos del desarrollo nacional y hacia la comunidad científica latinoamericana como uno de los propósitos en materia integracional.

La Integración en materia científico-tecnológica y social de América Latina como un paso viable para el desarrollo de la región

. la región debe discutir sus posibilidades propias, "sino, nunca vamos a crecer, siempre pobres, siempre países de la periferia".

."no echemos la culpa de todos los males al imperio de turno (…) no hemos sido capaces de elaborar un proyecto que nos permita dar dignidad a nuestros pueblos". Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay.

La integración es un proceso continuo de aproximación y aprendizaje, que es vulnerable a crisis. La doctrina de Integración significa la extensión del ámbito multinacional de la tesis, según la cual el desarrollo económico es imposible sin industrialización. El crecimiento sostenido de una economía subdesarrollada depende del grado en que pueda fomentarse su activo proceso de situación de importaciones por producción interna a fin de que su capacidad para importar permita, adquirir un volumen óptimo de bienes y de tecnología.

Se han trazado varias aristas en lo que a integración para América latina y el Caribe se refiere, ellas son:

  • Integración Comercialista

  • Es el programa escalonado de eliminación de las barreras artificiales a los intercambios de bienes y a los movimientos de factores productivos.

  • Integración Organizada

  • El proceso por el cual un grupo de países que persigue su desarrollo económico común se reúnen en forma voluntaria y convienen dar un trato preferencial y reciproco a sus respectivas producciones y adoptar políticas internas y externas comunes respecto a ciertos problemas económicos.

  • Integración de las Economías

  • Se refiere a las diversas operaciones más o menos simultáneas, pero ligadas y complementarias, que consisten en establecer y mejorar todas las relaciones convenientes para el intercambio de productos, factores e informaciones entre las partes de las que se proyecta hacer un conjunto; hacer progresivamente más compatibles los proyectos económicos de los elementos que componen el conjunto; hacer converger cada vez más estos proyectos hacia un óptimo para el conjunto, constituido por un grupo de objetivos sobre los cuales existe consenso en el conjunto considerado.

  • Integración Centralmente Planificada

  • Es un proceso objetivo, regulado planificadamente, de aproximación, adaptación mutua y de optimización de sus estructuras económicas nacionales en el conjunto internacional que forman; un proceso de formación de vínculos de cooperación profundos y estables en las ramas principales de la producción, la ciencia y la técnica; de ampliación y de afianzamiento del mercado internacional de dichos países mediante la creación de las correspondientes condiciones políticas, económicas, tecnológicas y orgánicas.

La idea de una integración económica y política latinoamericana es tan vieja como el propio movimiento de la independencia y la institucionalización de los estados nacionales en el subcontinente.

Durante la segunda parte del siglo veinte se ha intentado el acercamiento entre los países preferentemente por la vía económica, siguiendo el modelo de los países europeos. La integración económica se ha considerado y se ha justificado, sin embargo, no sólo como un fin por sí misma sino también como un medio para avanzar hacia la formación de una comunidad latinoamericana. Con el de cursar de los años las razones para la integración han cambiado, (ahora no sólo la economía, sin dejar de perder hasta cierto punto protagonismo) se habla de integración en otras materias como la ciencia y la tecnología.

La homogeneidad cultural e histórica (en cuanto a idioma, religión y tradición jurídica) y la continuidad geográfica han hecho pensar que la formación de una comunidad de naciones latinoamericanas no encontraría los obstáculos presentes en otras latitudes y permitiría una realización más plena de la identidad y las potencialidades de la región. Los niveles de desarrollo relativamente similares de los países del área contribuirían en el mismo sentido.

La cercanía con el Caribe permite hablar de una comunidad latinoamericana y caribeña, la política internacional de los países latinoamericanos (tales como la paz mundial, el desarrollo equitativo y la promoción de los derechos humanos) constituye una razón adicional en favor de su integración. La integración latinoamericana no puede, en consecuencia, limitarse al área económica, sino que aspira a convertirse en un instrumento para potenciar las posibilidades de mejoramiento educativo, de investigación científica, de aprovechamiento tecnológico, de confrontación de ideas, de creación artística y de expresión de las peculiaridades y la identidad de los pueblos y comunidades de la región.

La integración latinoamericana no puede limitarse al área económica, sino que aspira a convertirse en un instrumento para potenciar las posibilidades de mejoramiento educativo, de investigación científica, de aprovechamiento tecnológico, de confrontación de ideas, de creación artística y de expresión de las peculiaridades y la identidad de los pueblos y comunidades de la región.En materia científico tecnológica como hemos visto, a partir de la década de los 60 la educación ha cobrado un protagonismo especial como factor de desarrollo, reconocido después en la V Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de 1995, que tuvo como lema «La educación como factor esencial del desarrollo económico y social». Y si esto fue así en décadas anteriores, hoy, en los albores del siglo XXl, en la era de la sociedad de la información y del conocimiento, la educación se convierte en la auténtica protagonista. En la Educación Superior las investigaciones y el impulso alcanzado por las TICs han creado un campo favorable en todo la región para propiciar la integración y el avance cualitativo y cuantitativo de la educación, la lucha contra el analfabetismo regional es uno de los aspectos más significativos, las diferentes misiones en materia educativa hoy forman parte de la infraestructura de muchos países mientras que otros ya las están implementando, un ejemplo concreto es la ELAM.

La creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) obedece a la necesidad de formar médicos comunitarios con alta preparación científica, técnica, ética y humanística, de profunda vocación social, que actúen como factores de cambio social y político, integrados a su propia comunidad, haciendo realidad que la salud es un derecho de todos en el marco de la cooperación latinoamericana para construir una Alternativa Bolivariana para América (ALBA) De sus aulas han egresado en las tres graduaciones más de cuatro mil 500 médicos de unos 30 países. Con una elevada preparación científica, humanista, ética y solidaria que les permitirá actuar profesionalmente y estar al servicio de los sectores más necesitados en sus naciones, el 76 por ciento de los jóvenes son hijos de obreros y campesinos.

La creación de la Alternativa Bolivariana de las Américas o ALBA fomenta proyectos de unidad en América Latina. En este marco se han concretado acuerdos energéticos, económicos, políticos, culturales y sociales. Uno de los principales defensores del proyecto es el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Otros de líderes que han demostrado esfuerzos en pro de una integración latinoamericana son Néstor Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Fidel Castro (Cuba), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua)Rafael Correa (Ecuador) y Felipe Calderón (México).

En la región latinoamericana, sobre todo desde los años sesenta se desarrolló un auténtico pensamiento latinoamericano sobre ciencia-tecnología-desarrollo-dependencia (Herrera, Sábato, Leite López, Varsavsky, entre otros) orientado a la problemática científica y tecnológica de América Latina, con la influencia de los grandes paradigmas del pensamiento sociológico y económico latinoamericano: el "cepalismo" y el "dependentismo".

Existen otros ejemplos que implican enormes esfuerzo por lograr no sólo la integración regional sino la salida de Latinoamérica y el Caribe del precipicio en que se encontraban mientras fuimos vistos como simples mercados de materias primas, es el caso del satélite venezolano Simón Bolívar que fortalecerá la cooperación Sur-Sur, debido a que su rango de acción se extenderá a gran parte del continente suramericano, incluida la región caribeña.Además de Venezuela, Cuba, Jamaica, Haití, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil recibirán la señal del Simón Bolívar, lo que significa que estos países podrán disfrutar de los servicios de telemedicina y tele-educación, principalmente, un acontecimiento que extenderá los lazos de hermandad y amistad en esta región del continente.Es así como desde 36 mil kilómetros de distancia de Venezuela, el Simón Bolívar llevará a un nuevo nivel las relaciones internacionales al interconectar con mayor vehemencia a los pueblos de Suramérica.En el caso específico de Cuba, la nación bajo bloqueo económico y agresión constante de la potencia imperialista más poderosa de la historia, es a su vez el país latinoamericano y caribeño, que en proporción a su población y recursos, más ha crecido en el sector del conocimiento, la ciencia y la tecnología en los últimos cincuenta años. Los resultados de ciencia, tecnología e innovación tecnológica, no se deben en la Revolución Cubana a la competencia de mercado basada en la propiedad privada, sino en la propiedad social. El alto potencial de especialistas formados por la educación cubana, resulta la condición fundamental, para el desarrollo del pujante sistema de ciencia, técnica e innovación tecnológica de que dispone el país. En la UCI y en las facultades de ingeniería, cibernética matemática, pedagogía y tecnología de la salud de las universidades del país, se forman más de 10 profesiones con perfiles en las Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (NTIC). Así mismo la educación general creó la salida del bachiller informático. Entonces en aspira contar para mediados de la próxima década, en este importante campo del saber tecnológico, con más de 40 mil especialistas de nivel superior y medio. Con tal fuerza profesional Cuba logrará en los próximos años, trascendentales avances en la informatización de su base productiva y social, y a la par que abrirá nuevas fuentes de inserción económica y cultural para su pueblo en el contexto mundial. La investigación también forma parte de los currículos docentes de pregrado y postgrado. El 10 por ciento de las matriculas de estudiantes universitarios, son consideradas de alto rendimiento y estos jóvenes participan en las más complejas investigaciones. En la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, el potencial científico se concentra en las universidades.

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