Kalimantán-3. (La desnudez de Raisa Milvia.) Novela ensayo (página 2)
Enviado por Enrique Martínez Hernández.
Calvert Casey escribió varios textos en inglés; su obra la considero parte del discurso literario de la Revolución Cubana. Piazza Margana también nos pertenece. Y no voy a entrar en la relación pensamiento–lenguaje, otra clave de la paternidad del texto. Hay muchos casos interesantes; textos de Severo Sarduy por ejemplo, de Novás Calvo, Mayra montero. Un ejemplo enemigo: La nada cotidiana, de Zoé Valdés, que con su extemporalidad quiso imitar a la Electra Garrigó de Piñera y no le llegó ni a los talones. (14) O sea, el discurso de la diáspora, con su multilingüismo y todo lo demás, se fragmenta también en dos campos ya "tradicionales". Y para remarcar, le recuerdo a Castell: es la política la que estructura el conjunto del campo.
Tomo un pedazo de hoja y comienzo a explicarle todo de nuevo, mientras le dibujo un "esquema", sin cuadros ni círculos ni figura geométrica alguna; solo una llave, varias siglas y dos signos aritméticos. Raisa Milvia no necesita demasiadas explicaciones cuando presta atención: goza de magnífica imaginación; luego este asunto tan llevado y traído en los últimos años debe quedar bien definido para la "reformulación de la identidad" que pretendemos; constituye uno de los accesos a la conceptualización (y contextualización) del internacionalismo. Cuando vaya a escribir los aspectos o subtemas que le correspondan debe estar bien anclada en esta concepción.
-Aquí está la ecuación reclamada por Ambrosio Fornet en Narrar la nación -le muestro el pedazo de cuartilla donde aparecen las fórmulas-; las relaciones de poder y la principal contradicción de nuestro cronotopo, el diferendo Cuba–Estados Unidos.
CC (LC) – Cultura Cubana (Literatura Cubana).
CRC (LRC) – Cultura de la Revolución Cubana (Literatura de la Revolución Cubana).
CD (LD) – Cultura de la Diáspora (Literatura de la Diáspora).
CN (LN) – Cultura Nacional (Literatura Nacional).
Cc/r (Lc/r) – Cultura contrarrevolucionaria (Literatura contrarrevolucionaria).
Cc/r D (Lc/r D) – Cultura contrarrevolucionaria de la Diáspora (Literatura contrarrevolucionaria de la Diáspora).
Ca/n (La/n) – Cultura antinacional (Literatura antinacional).
-Vaya, me lo hubieras explicado así desde el principio -de una sola ojeada se apropia de la esencia de las fórmulas.
-Ahí tienes las culturas de la nacionalidad, de la nación y de la antinación. Estas últimas con el discurso diaspórico incluido. Sociología de la cultura. Por supuesto, eso tiene un chorro de matices que aporta la multiplicidad.
-Pero vuelvo con mi pregunta inicial, ¿y todo lo anterior a 1959? Estás dejando fuera quizás (no he hecho la comparación todavía) ; omites una parte considerable de lo mejor de nuestras cultura y literatura; desde Espejo de paciencia Oye, hasta Martí. Dime lo del pedestal de la literatura de antes del 59.
-No te apures. Te dije que no es tan sencillo, que tiene un chorro de aristas
-Como dicen en ciertas películas: "Dame una sola razón para no liquidarte" -evidentemente, se cree vencedora y se burla con desenfado.
Pero la voy a pegar al techo:
-Ya te la di antes, el propio Martí. Hay una máxima muy vieja
-No me vengas ahora con máximas; a menudo son dogmas y los llaman máximas. Tú sabes cuánto cuestiono esas frases que sirven para todo, "frases de SOS", para cuando una se está ahogando. Dime algo que no haya escuchado mil veces.
-Vete para otro planeta entonces: aquí hay agua, tierra y aire. Y casi todo reciclado
Cada Revolución crea su propia cultura, su propio arte, su propia literatura ¿Alguien puede negar eso? Nadie lo puede negar, sobre todo si se trata de una Revolución de más de medio siglo en el poder. Y Martí lo remarca, o lo descubre: " Cuando la condiciones de los hombres cambian, tao, tao, tao, tao " (15) Pero ella sigue aferrada a lo nuevo debutante en el primer mundo, no sabe discriminar, se olvida del tronco nuestro. Hay quien a estas alturas afirma que como inmediatamente después del triunfo del Primero de Enero de 1959 la literatura (o la pintura) no cambió y continuaron las mismas tendencias, la fecha no marca un cambio significativo, "un antes y un después". (16) Qué estrechez; como si las relaciones simbólicas se transformaran con la celeridad de los hechos históricos, o con la misma celeridad de los basculamientos de las estructuras sociales. La naturaleza dota a cada realización de un tempo específico. Y por supuesto, en el campo simbólico el ritmo de los cambios opera más pausadamente, con mayor lentitud.
Luego el discurso literario de la Revolución Cubana no solo no puede excluir lo revolucionario escrito antes de 1959. Por el contrario, aquello constituye el basamento, el pedestal, de un nuevo corpus en condiciones inéditas. Desde Espejo , Caballero, Saco, Varela, Martí, Casal y toda la "literatura de campaña", por no seguir enumerando. Ese pasado glorioso opera en las arcas de la cultura residual, como sustento tradicional (y dominante) de la cultura de la Revolución
-Una salida elegante -me elogia cuando termino de explicarle-; pero me vas a tener que recordar lo de las culturas, o subculturas.
-Salida elegante, no; sociología de la cultura. Sin ella dudo que puedas resolver el problemita de las identidades en el mundo actual.
En eso su semiótica solo anda por las ramas.
-Por hoy basta. Tráeme el acápite de la historicidad que yo escribiré el de las culturas y los elementos socioculturales. Entonces te explicaré todo de nuevo. Recuerda, el engarce es historicidad – internacionalismo.
Me levanto de la silla para estirarme un poco. Raisa Milvia, en cambio, trata de hilvanar las conclusiones a las que arribamos en la anterior conversación. Su fuerte, como dirían los estudiosos, la relación literatura – literatura; el mío, la sociología.
Varios encuentros se han sucedido desde que terminé el segundo texto sobre el internacionalismo. Aumenta la frecuencia. A cada paso me entusiasmo más con una "pala" como ella, pero debo buscar el tiempo para escribir mis fragmentos. Ella no falla: cada vez que le pido algún escrito, lo trae; mientras yo, molesto conmigo mismo, me aferro a lo pensado y escrito desde hace mucho tiempo, pedazos de uno u otro ensayo. Pero así va creciendo este nuevo librito, cargadito, el último de una serie. El más complejo. Conceptualizar el internacionalismo, revisitarlo hoy, ligarlo a la reconfiguración de nuestra identidad, me viene resultando más atrayente cada día.
Hay varios ejemplos de este procedimiento; científicos que han llevado la biología de las plantas a la anatomía del ser humano, o confrontado los órganos de animales con los del homo sapiens, entremezclado las funciones; o empleando y estudiando las capacidades de los animales en la construcción de modernos equipos, como en la navegación aérea o marítima. En el fondo le temía a esto; ahora lo veo más claro: cuanto más navego, más veo y más me interesa.
(Ya nuestros personajes han esclarecido los referentes y nexos principales de la cultura cubana, los han limpiado de cierta contaminación, de cierta indumentaria parásita; su sincronía con el discurso diaspórico; operan limpios de la opacidad creada a su alrededor. Con la cultura nacional o de la Revolución Cubana deben imbricar el internacionalismo, demostrar su cubanía a través de elementos y rasgos específicos de lo cubano, lo cual los obliga, al mismo tiempo, a ir reconfigurando la concepción identitaria. Otras aristas los esperan antes de iniciar el nexo elemento sociocultural – internacionalismo, antes de abordar el primer elemento identitario: la configuración de esa cultura de la Revolución Cubana. Por otro lado, aparece la primera intención de los protagonistas de reflejar el escenario actual del internacionalismo, en un "período de rescate de valores", propuesta para varias lecturas).
Notas. Capítulo No. 2.
(10).-En El otro y sus signos (Editorial Oriente, 2008. p.245), de Ambrosio Fornet, se puede leer el referente sobre la literatura de la diáspora aludido por el protagonista: "Hay quienes se preguntan si se trata, en efecto, de literatura cubana, lo que significa que en el tema se entremezclan, por mucho que uno intente deslindarlos, los atributos de la nacionalidad real, la ciudadanía y la nacionalidad literaria". Más adelante (p. 246) afirma: "La literatura cubana es una sola, cierto, pero lo es -creo yo- a la manera del águila bicéfala. Esa unitaria dualidad se ha expresado de muy diversos modos "
(11).-Hasta en "Palabras a los intelectuales" (Política cultural de la Revolución Cubana. Documentos. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977. pp. 17-30) se expresa esa posición incluyente, ni hablar de La historia me absolverá (1953), y mucho menos de la composición social del M-26-7.
En Los juegos de la escritura o la (re) escritura de la historia (Premio Casa de las Américas, 2007), Alberto Abreu Arcia anota una idea polémica: " Aún cuando en el libro de Zurbano, me niegue a aceptar -por apresurada- la tesis postulada en "Literatura cubana y posmodernidad: otra vuelta a la tuerca", que identifica el triunfo revolucionario de 1959 con el inicio de nuestra posmodernidad " (Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007. p. 312). La propuesta de Zurbano además de tener la suerte de aparecer publicada en 1996, coincide tal vez con algunas otras inéditas. Personalmente, en 1998 obtuve la categoría DESTACADO en el XII Fórum de Ciencia y Técnica, con una investigación titulada "Fidel Castro: fundador de un nuevo tiempo histórico latinoamericano", donde se proponía la posmodernidad como ese tiempo histórico y el postmodernismo como su estilo de pensamiento. Pues con el triunfo de 1959 se había inaugurado una nueva sensibilidad continental, según la investigación. Entonces escribí con cierta ironía: " cuando el fraile dominico brasileño Frei Betto, en entrevista a Eduardo Jiménez, aseguraba que hablar de posmodernidad en América latina era un lujo intelectual, yo pensaba en una idea un tanto parecida, que en Latinoamérica ya había atracado la posmodernidad, pero solo en algunos puertos soberanos e independientes". Afortunadamente, todo quedó en aquel DESTACADO y no se editó nada. Ya estábamos a treinta años de lo que Andreas Huyssen llamó "la prehistoria de la posmodernidad" en su Guía del postmodernismo, coincidente con los años de la insurrección y triunfo revolucionario en Cuba. Por otro lado, remarco la frase tener suerte, en el caso de Zurbano, porque en verdad la tuvo para lograr ser publicado en esos años, en 1996 precisamente. Pues de 1991 a 1999 -es la primera década recogida en la Oficina de Registro de Publicaciones (Agencia Cubana del ISBN), faltaría el año 1990- solo se publicaron por Letras Cubanas 418 títulos de 333 autores cubanos, ¡en toda una década! Y en 1996, 63 títulos en total; superaba en uno al año anterior, 1993, el peor año del período especial. Si bien tuvo suerte Zurbano, no fue el único entonces en tener esa percepción. El "gran saco" de la posmodernidad contenía la inclusión, el otro, y la Revolución se había hecho "para los humildes", una de las lecturas iniciales y contradictorias de esa tendencia o corriente sin proyecto social alguno. He ahí la confusión y ambivalencia que se visibilizaba.
(12).- El término lo adopta el personaje de El otro y sus signos (2008). p. 251; del acápite "Cubacentrismo e identidad".
(13).-"Soy un ciudadano uruguayo, pero un autor cubano", se autodefinió Chavarría. " soy escritor cubano porque este país, su gente y su Revolución, han sido la materia prima de mi quehacer literario " (Conversación con el búfalo blanco, de Rogelio Riverón. Letras Cubana, 2005. p. 16.)
(14).-En Historia de la literatura cubana (Editorial Letras Cubanas, en tres tomos. TII, p. 640) Aymée Borroto anota: "El sentido o sentimiento de la nada que, en lo concerniente a nuestra realidad seudorrepublicana, Piñera denomina como el "pasivo" de la Nada, (y) al cual no corresponde "activo" alguno, explicita una cosmovisión del mundo en la que prevalece el absurdo de la existencia, que alcanza su correspondiente expresión dramática en la parodia". Si la realidad republicana justificaba una parodia teatral como Electra Garrigó, los años 90 del pasado siglo niegan la literariedad de la novela de Zoé Valdés. No es ese sentimiento de la nada el que la Valdés logra en su novela: la realidad de los 90 (de resistencia de la dignidad) no se asemeja en nada a la realidad republicana. La obra es, entonces, extemporal; se le debe aplicar el calificativo empleado por otro farsante (Heberto Padilla) para casos semejantes: "contrarrevolución en literatura". (Tomado de Los nuevos paradigmas. Prólogo narrativo al siglo XXI, de Jorge Fornet. Editorial Letras Cubanas, 2006. p. 71).
(15).-Véase Nota No. 8.
(16).-Se refiere el personaje al siguiente fragmento de Los juegos de la escritura o la (re) escritura de la Historia (ob. cit. pp. 33-34.): " Antonio Eligio Fernández (Tonel) ha señalado: "el año 1959 (es decir el año del triunfo de la Revolución) no significa un punto de ruptura a partir del cual puedan marcarse los estrictos antes y después para las artes plásticas de la Isla ( )" La observación es extensiva a la literatura y el teatro -continúa anotando Abreu Arcia-. Salvador Redonet ilustra este fenómeno a partir de un análisis semiótico de la obra de Onelio Jorge Cardoso y la incidencia de los nuevos cambios sociopolíticos en las estructuras de significación de su discurso, llegando a una conclusión similar: "Es cierto ( ) que quien divida la cuentística de Onelio Jorge Cardoso en un antes y después de 1959, bien pudiera decírsele al cubanísimo modo: "estás apretando" " ".
Luego estas afirmaciones no pueden obliterar el debut en nuevas circunstancias del discurso literario de la Revolución Cubana en ese mismo primer día del año. Los discursos que se pronuncian ese año signan la oralidad; las órdenes que se emiten a las distintas columnas guerrilleras, las leyes, decretos-leyes de los primeros días, son documentos oficiales que aquilatan parte de la historia del pueblo cubano. ¿No constituye ese un "discurso de campaña" o una literatura de estilo oficial? Desde el mismo Primero de Enero se inicia la reconfiguración del discurso literario de la Revolución Cubana en un nuevo escenario, ya sea en el argot militar, o de estilo oficial y político. Y cómo no, marca "un antes y un después", por encima de las artes plásticas o de la cuentística de Onelio Jorge Cardoso. Dichos documentos y oralidad constituyen parte de nuestra literatura. Recúrrase al concepto de literatura. ¿Qué es literatura en su más amplia acepción? Se comprobará entonces el inicio, incluso, de una dialogicidad que crea e integra al vocabulario del cubano nuevos vocablos y nuevos conceptos, sincrónicos con las nuevas circunstancias que vive el país, cuyo pueblo comienza una vez más a "nombrar las cosas".
Capítulo No. 3.
La boca de la Gioconda (o Pingología cubana)
Raisa Milvia no se da cuenta, pero a veces piensa como una de esas jovencitas. No se sienten obligadas a defender esto. Claro, en otras ocasiones el equivocado soy yo, pues con mi radicalismo y mi ortodoxia marxista, me pongo a defender lo indefendible, a querer tapar lo claramente visible. Me vengo a dar cuenta cuando las cosas suceden. Ella me dice entonces: "¿No te lo dije? ¿Ves? No siempre tienes la razón". En verdad, casi nunca tengo la razón. Me viene demostrando que en gran medida las cosas están mal por nuestra propia culpa; mientras yo lo veo todo al revés. A veces no entiendo nada; las cosas se van fuera de la lógica, de la racionalidad. "Al parecer, tu "ancla" en los 70 y 80 no te deja ver las cosas más sencillas del mundo", me dijo hace poco. "No quieras ser tan sorprendente; no es tan así -me aferré a una de mis mejores réplicas-: ustedes los jóvenes (y ya tú no lo eres tanto) no piensan en sus compromisos con el pasado. En verdad, los jóvenes le deben más al pasado que los viejos". "Eso me dijeron cuando nací y desde entonces hasta hoy. Pero hemos llegado al punto de justificarlo todo con el bloqueo y Estados Unidos; nos estamos hundiendo poco a poco". Por supuesto, no podía estar de acuerdo con tal rotundez. Entonces, me soltó: "La generación de ustedes se ha conformado con sus logros; tienen todas las causas pero parecen cansados. Lo primero es desprenderse de las alucinaciones; vivimos como si en cada esquina nos estuvieran esperando para darnos una patada por donde tú sabes" "¿Y no es así? -no me equivocaba esta vez, aludiendo a las de siempre-. Ellos siempre nos están velando, esperando la oportunidad". "¿Ves? No miras para otro lado. Los problemas nuestros no están solo allí: hoy tenemos más problemas de nosotros mismos, internos".
Entonces, me hizo el cuento del vecino que lleva más de dos años tras la propiedad de la casa en la Dirección Municipal de la Vivienda y no se la acaban de dar: siempre falta un papel, una firma, un cuño. Los abogados se entrevistan con él, le dan tres vueltas y al final lo despachan sin resolverle el problema. Una semana más, quince días más, un mes más. Los papeles se les han perdido en dos ocasiones. Habló con el director, porque cuando su expediente pasa de un departamento a otro (pues tiene que pasar por varias oficinas), se ve obligado a fajarse por la conclusión del trabajo en cada oficina. Un burocratismo terrible. Y el hombre no sabe ya a quién dirigirse. Cuando habló con el director, hace ya cinco meses, y le dijo el tiempo que llevaba en su trámite, ni se asombró el director; solo tomó el número del expediente y le aseguró priorizarlo Todavía está esperando. Si se dirige con una queja a la Dirección Provincial, no resuelve nada: lo mandan para el municipio que es donde se realiza el trabajo. Y quienes realizan el trabajo están esperando dinero "por la izquierda" como le dicen, desde los abogados hasta el más simple funcionario. Eso lo sabe todo el mundo y no pasa nada.
"El problema es de todos, de nosotros mismos -concluía molesta Raisa Milvia y esta vez sí concordaba con cuanto ejemplo me ponía-. Le echan la culpa al estado, pero el estado no es abstracto ni el pueblo tampoco…"
El de la cafetería le ofrece un mal servicio a la recepcionista de otra entidad; esta recepcionista, mientras habla por teléfono con su novio o esposo, apenas atiende al almacenero de una empresa, que a la menor oportunidad roba en su almacén; el panadero se roba el aceite y el pan sale malo; el abogado le pide un ojo de la cara a su defendido por un servicio relativamente sencillo; pero ese defendido es el mismo criador de puercos con "los residuos de la merienda escolar" o vendedor de latas de "salcocho" a treinta pesos. El chofer de guagua se busca un "conductor" para que recoja el dinero (otra trampa), pero decenas de personas no pagan la guagua porque al parecer, recogieron el menudo y el pasaje subió de cuarenta centavos a un peso. (Cuando voy a La Habana tengo que pagar un peso en cada ruta). En la autopista, en los camiones de pasaje para Pinar del Río, se buscan otro "conductor" tan descarado como el anterior: al pasaje de 20 pesos le aumenta 5 más para los sentados, en un camión al que no le cabe ni un alfiler más, violando el espacio íntimo reflejado en la Ley 109 del tránsito, de 4 pasajeros de pie por cada metro cuadrado. Y no pasa nada, nadie ve nada, nadie protesta nada. Pero en Consolación (que por supuesto, no consuela a nadie) venden los pasajes para La Habana a 50 pesos cuando el precio es de 31, ¿de dónde salen esos "pasajes por la izquierda"? O te encuentras un pipero desalmado: le cobra cien pesos por una pipa de agua al pobre diablo, que hace quince días o un mes que no recibe una gota de agua del acueducto, y se pasa la vida cargando agua cuando llega del trabajo. Y hay agua para todos, pues a una cuadra de allí no falta el agua. Pero quien dirige la distribución del agua por el acueducto, tiene en esa cuadra un amigo, una novia, su casa, o le dan dinero y por eso, los favorece, y toda la culpa va a parar al envejecimiento de las tuberías y los salideros. Bueno, a veces también te quitan el agua, pues los piperos "deben" "raspar un peso". Y le escribes a Malanga, pero nadie resuelve nada. Porque el problema del agua es internacional y en el África lavan en los ríos y toman de allí el agua para cocinar. Lo mismo pasa con los productos del mercado: se pudren en los anaqueles y no bajan los precios. "¿Por qué en Cuba no funciona la ley de la oferta y la demanda? Sin contar los acaparadores Según los funcionarios, se necesita producir más. Estoy de acuerdo, pero los robos y los desfalcos generalizados tampoco permiten el balance de los precios, ni la regulación del mercado como se quiere. Es una cadena diabólica. Hay un chorro de ejemplos en cualquier esfera".
A todo eso le dicen ahora "raspar", sinónimo popular del "luchar" de los '90. "El estado, el estado, el estado, si somos nosotros mismos, acabando con la herencia de los abuelos. Si ponen inspectores, se corrompen a los tres días y los dirigentes se burocratizan. Pero esos dirigentes los elegimos nosotros mismos, no llegaron de otro planeta ni los eligieron los marcianos. Nos falta mucho para sentirnos dueños de este país", así me dice Raisa Milvia y no le faltan razones.
-El reto del socialismo es construirlo con gente que no está preparada todavía para una sociedad superior, por eso en este tránsito convivimos todos -trato de concluir la incómoda conversación.
Ahora, mientras ella lee cuanto escribí sobre la cultura de la Revolución Cubana, pienso en la posibilidad de su acierto. Hasta cierto punto coincidimos. Este cargadito no puede convertirse en un texto sobre teoría literaria; sin embargo, para lograr nuestras pretensiones, se impone esclarecer varias concepciones (cultura, literatura e internacionalismo) y luego, imbricarlos a nuestro antojo. Ya veremos cómo queda cuando concluyamos con estas primeras especulaciones: por lo general cuando se comienza a escribir, se tiene en mente un esbozo que se va desdibujando con la misma escritura, hasta la obtención de otra variable diferente al esbozo inicial.
Fácil resulta afirmar que el internacionalismo (o la solidaridad) constituye una de las esencialidades autóctonas de nuestra cultura; así lo dictan numerosos antecedentes, tradiciones y una práctica consecuente a lo largo de siglos. Luego demostrarlo teóricamente, desde el punto de vista científico, exige una argumentación que desborda el espacio de las relaciones simbólicas.
¿Cómo se configura, pues, la cultura de la Revolución Cubana o cultura nacional? Raymond Williams nos da la clave en La hegemonía. (17) La cultura de la Revolución Cubana opera como una cultura dominante en las relaciones de poder, la cual incorpora hegemónica toda una "tradición selectiva"; es decir, selecciona e incorpora determinados resultados y prácticas, mientras excluye los inconciliables con su proyecto social. Ya en las tradiciones se evidencian "las presiones y límite dominantes y hegemónicos". De ahí la definición de esas tradiciones como una de las fuerzas configurativas de dicha cultura, contrario a la concepción que las asume como un segmento históricamente inerte o supervivencia del pasado. Empero, no toda la tradición seleccionada se articula como dominante: parte de ella nutre el núcleo de la cultura residual, digamos, útil.
Ahora bien, cualquier proceso cultural articula tradiciones, instituciones y formaciones. Unido al papel que desempeñan las instituciones en la socialización de una tradición, operan las formaciones (movimientos y tendencias en la vida intelectual y artística). Lo primordial entonces, durante dicha socialización, son las relaciones entre las instituciones y las formaciones. Movimientos y tendencias que pueden resultar dominantes, alternativos y de franca oposición. En esta interacción -cuyo ímpetu desborda las llamadas "discusiones fraternales entre intelectuales" y engloba la lucha ideológica en las relaciones de poder- se configura la cultura de la Revolución Cubana, integrada por las culturas (o subculturas) dominante, residual y emergente; esta última también como resultante del propio proceso de configuración
-Ahora inserto aquí el discurso literario de la Revolución Cubana y el internacionalismo -interrumpo su lectura en voz alta-. No lo puedo sintetizar más, solo dejé varios párrafos. Hasta ahí, la idea general de la cultura. Ahora, una pincelada a la etapa de transición y a la llamada parametrización
Una palabreja subversiva, por cierto; insultante por falta de análisis. Pero si bien no se le puede hacer el juego a los mal intencionados, pues nada en este mundo es neutral, al final esos neutrales resultan de derecha, tampoco se puede olvidar; por el contrario, esos espacios oscuros de la historia, o errores a fin de cuenta, deben sedimentar las actuales y ulteriores composturas. Tampoco me gusta el quinquenio gris: el término me cae como una patada en el buche. Los errores, las metidas de patas, son errores y metidas de patas; luego deben analizarse en sus circunstancias exactas y exponerlas con la inteligencia del constructor, no con la vanidad de la sabiduría solamente, para proyectar a quienes las entienden.
Si hasta 1959 la literatura cubana ostenta la misma temporalidad recorrida por la latinoamericana, (18) después de ese año (más medio siglo), en lógico forcejeo, se viene configurando un corpus propio, diferente, perteneciente a un simbolismo transicional, de transición de las relaciones simbólicas de una formación económica a otra superior, del capitalismo al socialismo. Los años de Revolución han sido "un campo de tensión" entre las instituciones y los movimientos y tendencias. Es precisamente el Che, con una visión asombrosa en El socialismo y el hombre en Cuba (1965), quien anuncia la causa primera de la llamada parametrización: permeados por el "pecado original" de no poder ser revolucionarios auténticos, por razones hiperconocidas, difícilmente los revolucionarios de entonces (años 60 – 70) hubieran podido avizorar el futuro de una manera distinta a la interiorizada a lo largo de años de sedimentación. El mundo corrupto conocido hasta entonces y las experiencias de vaivenes y radicalismos de las revoluciones de América, Europa y Asia, impusieron entonces su grosero precio.
Hatuey (¿fue un internacionalista?), "desde la cooperación", conminó a resistir a los habitantes de este archipiélago. Pero aquella gestualidad ingénita al ser humano se purificó, se clarificó como el vino y hoy responde no a instintos de supervivencia ni ingénitos altruismos, sino a esencias revolucionarias conscientes, superadoras por tanto, de la solidaridad visible en cualquier contexto, y se transfigura en realización meridiana, en espacio de colaboración, y ecológico por demás, dada la inmanencia revolucionaria que lo sustenta.
– ¿Te parece bien? -le pregunto cuando termina de leer.
-Déjame pensar en la clasificación del gesto de Hatuey y del internacionalismo como práctica ecológica.
-Sabía que ibas a saltar. Claro, no con el internacionalismo que se purifica a cada paso.
Raisa Milvia no acostumbra a ofrecer juicios apresurados, debo darle un tiempo: necesita digerir la lectura. Espero, por supuesto, su inconformidad, el pinchazo de alerta. Ella sabe de mi nerviosismo en su presencia, cómo la imagino. No quiero ni pensar en ciertas cosas Debo asociarme a los artistas de la plástica, a los pintores, creadores de arte bajo el "asedio" de tan placentera condicionalidad, o a los fotógrafos, impelidos a la transgresión tal vez por esa circunstancia. Los impresionistas por ejemplos, Robert Silvers, Chuk Close; "La lección de guitarra" (1934) de Balthus o la fotografía de Bettina Rheims, recogidos todos en La lengua impregnada de Alberto Garrandés. El mismo Da Vinci: prolongado tiempo debió haber pensado en la boca de la mujer para presentar incógnita tan firme. (Hasta el compositor cubano Mérido Gutiérrez, aportó en el siglo pasado su canción "Mona Lisa"; canción interpretada por tantos grandes de la música universal.) Todavía hoy están analizando "la sonrisa" de La Gioconda. Quién sabe cómo Da Vinci aprehendió aquella boca (¿o la sintió?). Tal vez la soñó prendida a su falo, pues en aquella época androcéntrica, detenerse ante una mujer significaba detenerse ante un objeto sexual; su ralea, su juventud, o si estaba desposada y su marido era de alcurnia. Entonces, se bañaban una o dos veces al mes; y perfumes, y aguas de rosas, y aguas de lavanda, y cremas, y adornos, y tinturas, y maquillajes, y cosméticos, y mezclas para alisar las arrugas y patas de gallina, y la peste, por supuesto. El problema de las celulitis apareció mucho después, producto de las investigaciones; el de las várices. Más tarde, la varicela fue más famosa que las várices. Nos educamos pensando que fuerzas biológicas razonables determinaban la legitimidad del androcentrismo. Padres y abuelos de todas las épocas (y hasta las propias madres y abuelas) han considerado justa tal discriminación. Como Aristóteles ; llegó a considerar el salvajismo una licencia para la esclavitud.
Hoy sin embargo, el feminismo desplaza con estridencia al inmovilismo y a los Gorbachov, promotores de devolver la mujer al espacio del domicilio. Esa misma discriminación de la mujer a lo largo de la historia, la ha dotado de una inteligencia particular y acaso esté mejor dotada para dirigir el mundo futuro. "¿No es ella quien lo crea y sostiene en su vientre y, por lo mismo, la más capacitada para discriminar?", son palabras de Raisa Milvia, ganándome paso a paso.
-Vuelves a sorprenderme -me asegura ahora sin mucho entusiasmo, después de digerir lo leído-; pero no expones la relación entre el elemento sociocultural y el rasgo literario: ello demostraría en realidad la identidad cubana, lo cubano del internacionalismo y la solidaridad.
-Fíjate, aquí no se trata de demostrar que el internacionalismo es nuestro primogénito, no nació en Cuba
-Imposible demostrar eso. Me lo has dicho mil veces: "se trata de demostrar que el nuestro nació aquí, es autóctono, cubano, forma parte de nuestro proyecto social y ostenta características de talento nacional"; así me dijiste la últimas vez, más o menos.
-Para nosotros es muy natural amistarnos con el vecino del frente, comunicarnos y ayudar al del lado, ofreciéndole un poquito de sal o la latica de arroz que pensábamos cocinar mañana
La dimensión cotidiana nos ha caracterizado siempre. Primero opera esa solidaridad cotidiana; solo entonces es posible la otra, con otros pueblos, a gran escala; sin la primera no hay posibilidad de ninguna otra. Y también, parafraseando la defensa de un clérigo cubano, la solidaridad proviene de nuestra cultura cristiana. Le explico a Raisa Milvia.
-Madura la primera, cabe la posibilidad del sentimiento inverso -refiere ahora las conversaciones anteriores sobre el tema, aunque aún la puedo rectificar.
– ¿Cabe la posibilidad?…
No, se torna vital. Defiendes a los tuyos y eres capaz de defender al prójimo con el mismo apasionamiento. Mas para eso no se necesita ninguna madurez: todo va junto, enraizado, acumulado junto; no hay en eso etapas ni fases. Vas adquiriendo una cultura sedimentada, portadora de esencialidades múltiples. Así crecimos, viviendo estas cosas
Recuerdo cuando estudiaba en el extranjero Un individuo se caía en el piso, en la calle, y la gente no lo asistía, no lo ayudaba; entre otros, por miedo a las investigaciones policiales. Se había perdido ese instinto elemental de mirar hacia el otro, de preocupación por el prójimo. ¿O acaso nunca lo hubo en esas metrópolis despiadadas, pues los pueblos, las etnias, nacen con eso? Me molesté cuando me argumentaron aquella desnaturalización. Nunca lo voy a olvidar: era contrario a todo lo vivido en Cuba. Se lo expliqué a Raisa Milvia y me contestó:
-A mí también me chocó eso allá afuera: la gente le tiene pavor a la policía y los juicios Claro, también la persona desmayada o accidentada puede empeorar cuando se mueve incorrectamente -ella había cumplido misión mucho después de la primera mía.
-Sí, pero de todos modos estás obligada a ocuparte, a asistirla de otra manera, avisar a quien corresponde Pero me refiero a lo otro: todo hay que pagarlo y el tiempo está destinado única y exclusivamente para trabajar
-Bueno, estamos de acuerdo en la generalidad -vuelve a la arista que nos ocupa-. Falta ahora demostrar los engarces, las codas, los elementos socioculturales y los rasgos literarios cubanos de esa solidaridad para proclamar la paternidad.
-Voy para ti -toda su atención se concentra en mí.
-Lo escribirás después ¿no?, si no lo tienes escrito ya.
-Por lo menos lo tengo resuelto, gran facilidad para la escritura.
La escruto detenidamente una vez más, me atiende y entiende cuando le explico:
-Mira, toda cultura está compuesta por contenidos generales y particulares que, muy personalmente, agrupo en elementos socioculturales (o constantes). O sea, los rasgos definidores de la cultura nacional operan nucleados en elementos socioculturales y estos, a su vez, en las tres culturas o subculturas vistas ya: la dominante, la residual y la emergente.
-Claro, todo eso tú lo abstraes para poder explicarlo.
-Como exige todo análisis.
– ¿Cuál es el papel entonces de las formas, digamos, "tradicionales" de la cultura?
-Mi propuesta no contamina esa clasificación, o conceptualización, como quieras llamarla. Siguen existiendo la cultura subalterna, la de élite, la cultura popular como creación directa del pueblo. (19) Nuestra metodología, nuestra propuesta, no pretende desplazar ninguna de las acepciones consensuadas. Se conoce hasta por el más despistado: el internacionalismo es parte de nuestra cultura; pero buscamos un vínculo esclarecedor, más íntimo, y más caprichoso si quieres.
-De acuerdo, de acuerdo. Son los mismos elementos socioculturales de los otros días. Ahora no recuerdo cómo fue que los asociaste con los rasgos.
-No los asocié: ubiqué cada rasgo en la correspondiente constante. Incluso, tengo seleccionados ya los rasgos que necesito para el internacionalismo
Ellos pueden variar en dependencia del "objeto de estudio", ya sea una obra de arte, un cuerpo literario, una tendencia. En este caso, examinaremos el internacionalismo mediado por esos rasgos.
-Escríbelos, escríbelos. Dibuja uno de esos esquemitas tuyos o formulitas.
-No hay en esto esquemas, pero te los voy a agrupar como "rizomas", con sus filamentos Esa es la moda ¿no?
-Pero no aparecen todos los rasgos que te dicté y hay otros nuevos- se siente ahora contrariada.
-Te lo expliqué con calma los otros días. En esta relación las culturas son rígidas para cualquier estado nación; ahora, los elementos y rasgos son más flexibles, configurables, hasta se crean, dependen del "objeto de estudio", de lo que vayas a examinar
Cualquier cultura nacional puede ostentar estos rasgos y elementos en tanto contenidos culturales, son casi inagotables. Sin embargo, ciertos rasgos y elementos pueden cambiar sus funciones: ser rasgo para determinada cultura nacional y, elemento, para otra.
Le expongo la existencia de muchos otros rasgos y elementos, los cuales no son necesarios para caracterizar el internacionalismo; incluso aquí aparecen rasgos que no vamos a emplear. Pero dan una idea general de lo que estamos hablando. Ellos se visibilizan en cada nación de manera particular, propia. Un ejemplo sencillo (aparte de la ideología, decisiva en toda cultura, elemento gestor): mientras lo cubano se percibe en el apasionamiento, la espontaneidad, el humor y la insularidad, lo anglosajón se palpa en la frialdad, lo calculador y es más fuerte la continentalidad…
-Ya te puse ese ejemplo antes
Me hace una señal. Me detengo y no le explico más. Ella permanece metida en la cuartilla, analizando el "rizoma" anotado, lo digiere brizna a brizna, filamento a filamento.
El silencio deja escuchar las voces de los muchachos que corretean afuera. Por un momento le pongo atención a los gritos. Lanzo una mirada por la ventana. Discuten otra vez cosas de muchachos. Se dicen palabrotas y siguen jugando. Se exaltan, gesticulan. Recuerdo ahora un texto de Yoss, Pingología básica cubana. (20) Me levanto de la silla, salgo a la puerta y les grito irónico: "Oye, traten de ser un poquito más groseros". Me miran y no dicen nada, porque mi hijo está con ellos, si no, dijeran: "Deja eso, Puro", u otra barbaridad cualquiera. No soporto que me llamen Puro, como si uno fuera un tabaco. El respeto está en extinción. Hasta las hembras del preuniversitario y la secundaria emplean el mismo vocabulario sucio, chabacano, de bandidos. Como si fuera un signo de liberación de la mujer. Y como el pueblo es el dueño del lenguaje , recuerdo los pilares del texto aquel.
(Obsérvese cómo el personaje principal adopta un tono diferente al tono que le imprime al texto cuando refiere aspectos del discurso literario, la identidad o el internacionalismo. En otras palabras, el tono es más altivo cuando al inicio del capítulo diserta de estos aspectos; diferente al de la corrupción, el burocratismo o la conducta social. Esto último lo piensa como quien comienza a divulgar un secreto o verdad reprimida, como culpable involucrado. Acaso no escape al grupo de quienes en alguna ocasión no pagaron sus viáticos en las rutas urbanas, o compraron pasajes a 50 pesos hasta La Habana. Luego expuesto el "rizoma" cultural, se impone buscar sus contenidos en el internacionalismo. Se impone, además, aclarar que por encima del énfasis de los personajes en la saga ficcional, estos elementos socioculturales no son privativos de ese discurso, se visibilizan en todo el discurso literario de la Revolución Cubana, o sea, penetran también el testimonio, el documento, la crónica. Sus contenidos permiten discernir lo cubano entre las semejanzas con los discursos literarios de otros pueblos o naciones).
Notas del Capítulo 3
(17).-Williams, Raymond: "La hegemonía" en Sociología de la cultura, en dos tomos. Editorial Félix Varela, La Habana, 2006. T1, pp. 192-212.
(18).-El proceso literario cubano es similar al de los demás países latinoamericanos hasta la fecha del Primero de Enero de 1959. Cintio Vitier lo explicita en su Resistencia y libertad (1999). Los procesos culturales de los países hispanoparlantes son similares desde el siglo XIX hasta el triunfo de la Revolución, no solo por las raíces históricas comunes de nuestros países y la influencia europea, "sino porque la independencia política lograda mucho antes en la mayoría de los países hispanoamericanos, había dejado intactas las estructuras sociales". (Ediciones Unión, 1999. p. 34.) Solo el triunfo de 1959 "sacude bien la mata" y activa un nuevo proyecto social. No voy a contar la historia: todos (o casi todos) la conocemos. Ya son varios los estudiosos y escritores que describen el impacto de la Revolución en la literatura continental; hasta se comienza a sopesar (si no a reconocer) dicho impacto en el boom: aquella esperanza surgida en 1959 se extendió y transformó en una nueva sensibilidad continental, secularizó por primera vez (aunque muchos así no lo lean) el espíritu subordinado, la modernidad centrada, en esta parte del mundo. Vitier concluye a este respecto: "A esa "familia" literaria, vanguardia de su tiempo, no llegó tarde Cuba. Antes había sido, para la Isla como para Tierra Firme, la ilustración, el romanticismo, el positivismo." (p. 35)
(19).-Se impone acotar un concepto de cultura más cercano al prisma sociológico: "Por cultura privilegiamos un concepto que sitúa al hombre como sujeto de un proceso de asimilación-transformación de valores que hereda y crea en su constante interacción con el medio y que le permite proyectar conscientemente el futuro. La asignación de un papel protagónico y activo al hombre nos conduce a la participación como posibilidad de intervención creativa en un proyecto de vida individual y colectivo, con lo cual se convierte en el objetivo máximo que se pretende alcanzar". (Cultura cubana. Siglo XX, en dos tomos. Editorial Félix Varela. La Habana, 2006. T2, p.115.)
(20).- Pingología básica cubana. Revista Signos: No. 63. Enero – junio de 2012. Empresa Gráfica de Villa Clara. pp. 147-153. Escrito en marzo del 2010, el autor recrea el amplio uso de palabras obscenas que han "generado una curiosa norma lingüística". "Tras un largo combate las no muy bien llamadas malas palabras han ganado definitivamente la batalla, y acabado por jugar un papel insustituible, no solo en el habla popular, sino también en lo que normalmente se considera directo reflejo de la lengua viva: la literatura". Y recorre Yoss desde La Odilea, de Francisco Chofre, hasta aquel "¡Y esto es de pinga, queridos amiguitos!" de Armando Calderón o el "Me siento de pinga" de Juan Echenove en el programa televisivo Contacto de Raquel Mayedo. Toda una Pingología básica que llama a la reflexión, según Yoss.
Capítulo No. 4.
Hace ya algún tiempo Raisa Milvia me obligó prácticamente a ver la Mesa Redonda, cuando empezaba a las seis y media de la tarde. En realidad, siempre la veo o me esfuerzo por verla, aunque muchos no la prefieran como programa televisivo. Ahora se ha perfeccionado y ha mejorado; pero entonces, después de la batalla de ideas (ya habían devuelto a Elián), solo unos pocos la veían con asiduidad. Recuerdo a una profesora de la universidad: no la veía, porque era "marxismo a pulso". Claro, me molestó que la crítica viniera de una profesora de ese nivel, pero uno se acostumbra a todo. Otra calificó La Cabaña como el peor lugar para las Ferias del Libro, pues no se podían usar tacones por los adoquines. El diablo son las cosas, cuanto se oye por ahí. De qué manera tan diversa (y sorprendente a veces) piensa la gente.
Por eso me gusta Raisa Milvia, entre otras cosas: ella me ayuda a salir de la urna en que he vivido la mayor parte de mi vida, y a pesar de su cacareada libertad de pensamiento, reserva siempre cierta ortodoxia.
Bueno, era la primera Mesa Redonda sobre el racismo en Cuba. Un tema para muchos resuelto, pues las leyes en eso son claras. Pero la gente sabe evadir las leyes y a veces, hasta hace trampas para sortearlas. No me refiero al conocido criterio de que la mente no se cambia de ahora para ahorita. No. Me refiero a nuestra posibilidad de buscar mecanismos "legales" para violentar la justicia a conveniencia. ¿Y quién dice que no se puede?
Esa Mesa Redonda fue después de aquel otro programa, en el cual nos sorprendieron travestis y homosexuales en el Pabellón Cuba, un 17 de mayo, día internacional de la lucha contra la homofobia. (Por cierto, muchos guajiros andan bravos, pues cogieron su día para los maricones, dicen.) Sí, fue después Había tenido una larga discusión con Raisa Milvia sobre el tema del racismo en la Isla. Como siempre, desde mi urna defendía la idea de la desaparición del racismo en Cuba, por las leyes, claro; y ella me explicaba la nueva forma adoptada por el racismo, bien difícil para poder detectarlo: se había pegado a la tierra y con su piel camaleónica ni se veía, no se exponía abiertamente. Al no visibilizarse, no es necesario combatirlo. Y así podía vivir miles de años, agazapado en el fondo de todo lo que hiciéramos.
Tuvo otra vez razón Raisa Milvia, aquella Mesa Redonda me terminó de abrir los ojos y vi la silueta del racismo en los más insólitos lugares, en los intersticios más recónditos de las relaciones sociales. Ella, por supuesto, sí estaba al tanto de todo lo que había hecho la Revolución para erradicarlo, los planes, las reuniones, comisiones de vieja creación; estaba al tanto de todo, todito. Incluso, sabía dónde se agazapaba y cómo combatirlo. "Si visitas una escuela, centro escolar cualquiera, un hospital, una fábrica, una empresa, contados cargos de importancia, de los mejores, están ocupados por negros -decía ella entonces, molesta por mi tozudez-. Del turismo, hoteles, centros importantes de recreación, no vale la pena hablar; son copias, estereotipos capitalistas. En correspondencia con ello, las mejores viviendas, carros, el más alto nivel, calidad y esperanza de vida, marcan también el desplazamiento. Porque además, los viajes al extranjero, de compradores, intermediarios, viajes para negocios, como diplomáticos, funcionarios de cualquier institución o entidad, aeromozas y sobrecargos, también están reservados: se han venido creando las condiciones para que eso funcione así".
Por un momento, tuve la intención de interrumpirla, pues en Cuba siempre ha habido más blancos y como en otros muchos países, han tenido la posibilidad de estudiar y superarse; un problema histórico. Pero hasta ahí llegaban mis verdades. Se me habían acabado las balas. Y el tiempo de aquellos argumentos ya había pasado. Ella siguió desenfrenada: "El negro en Cuba hoy se visibiliza más excluido que la mujer (al parecer, antes también, digo yo). Si no escapa en la música o el deporte es muy sutilmente desplazado. Tienes que ser muy bueno en las artes y en literatura. Saquemos los guarismos: obras mediocres de negros casi no salen a la luz; obras mediocres de blancos andan a montones. Ser estrella es la condición para ganar un concurso en cualquiera de las artes. En la televisión, el cine, los audiovisuales, ni hablar El único protagonista negro, aparte de las películas de esclavos, en más de cuarenta años es Rine Leal en "Benny Moré", también en la de Los Zafiros hay varios mulatos. En la televisión los patrones están tan amarrados a los internacionales, que todavía hay gente en el mundo pensando en una Cuba sin negros. Solo en el humor, de payasos, y porque se sigue considerando un arte menor. Incluso, hace algún tiempo pusieron en la televisión a los fundadores del baile Casino en el país: no había entre ellos ni un solo negro. Imagínate, un baile tan popular en este país donde no haya ni un negro fundador. Si no fuera por el boxeo y la pelota, por el deporte en general, éste fuera un país bien diferente al de Nicolás Guillén".
Me quedé pensativo. Esto antes no se podía decir ni escribir. Todavía hay editores que ponen mil trabas y le buscan mil defectos a los libros sobre este tema para no editarlos, sobre todo si son de escritores negros.
Ella seguía desbocada: "El otro día pusieron la premier de la nueva novela de la televisión "Tierras de fuego". Oye, ni un negro. Ya después, en el primer capítulo, salió uno, escapado al parecer. Los han excluido tanto, desde tiempos inmemoriales, que los negros que viven en el campo y laboran la tierra no son guajiros, según el diccionario. Los guajiros son campesinos blancos de los campos cubanos. ¿Y los negros qué carajo son, monos extraterrestres?"
Raisa Milvia me contó una historia interesantísima. Una vez Fidel -no sé en cuál reunión de altos dirigentes, o en el Comité Central- conminó a todos los reunidos a mirarse entre sí, para que comprobaran la inexistencia, casi total, de negros entre los más de cien dirigentes. De ahí para acá se tomaron medidas más concretas para erradicar la desigualdad. A veces se solicitaban datos de cuántos negros habían ingresado en la universidad o en la escuela Lenin; o cuántos obtenían carreras de la raza negra. No se puede negar el control y la atención a ese problema, pero hoy por hoy, con palabras de Raisa Milvia, "el cuartico está igualito". Claro, no estoy del todo de acuerdo con ella: Cuba ha avanzado más que ningún otro país en erradicar esa herencia abominable.
En aquella discusión me recordó hasta un texto martiano, me preguntó si era capaz de admitir sosegadamente el matrimonio de mi hijo con una negra prieta. Cuando le dije que eso era problema de mi hijo, me contestó: "Si fuera hembra y no varón, no pensaras igual".
Lo histórico, en tanto elemento sociocultural de cualquier sociedad, constituye uno de los contenidos dominantes del internacionalismo cubano. Tres rasgos fundamentales articula dicho elemento: el origen, la dependencia temporal y la proyección hacia el futuro. El primero refiere la génesis o el proceso de su origen y profundización en el pueblo cubano. Ello constituye una de las esencias de la autoctonía del internacionalismo. La modulación de la solidaridad en el archipiélago cubano, en sincronía con su inherencia al ser humano, parte del "proceso de mestizaje biológico y cultural que devino gestor de la nación". Lo indoamericano, lo europeo, lo africano y lo asiático, se confabularon con otros factores para modular lo nacional. De esa fusión, de esa pertenencia originaria a diversas latitudes nos vino aquel componente esencial de la cultura nacional. Todo comenzó con el instinto, y luego, la hipersociabilidad, también ingénita del homo sapiens. Como el buen vino, la hipersociabilidad se tornó en cooperación primitiva, se clarificó en altruismo, se convirtió más tarde en solidaridad y, después, ascendió al internacionalismo. (21)
El segundo rasgo de este elemento sociocultural, la dependencia temporal, alude a la incidencia del pasado, presente y futuro en el internacionalismo contemporáneo; su desarrollo y acendramiento a través de los siglos; relata hechos, pensamientos, figuras emblemáticas o legendarias que dictaron toda una praxiología o desdoblaron una gestualidad paradigmática; así como la urgencia del presente de asimilar y adoptar dicha conducta, de transformarla o continuar purificándola. Este filamento contiene, a su vez, un aspecto (rasgo también) que se conoce como inmediatez en el discurso literario, sumamente importante y polémico allí; pero aquí toca la disposición anímica, actitud del individuo, grupo social o sociedad para emprender dicha gestualidad, además de la satisfacción misma de la práctica solidaria.
Por su parte, la proyección hacia el futuro refiere la necesidad del internacionalismo de continuar su acendramiento y socialización global, su sublimación. Esta proyección, por supuesto, remarca al internacionalismo hoy como una necesidad de supervivencia de la especie; la misma necesidad de supervivencia que desempeñó la cooperación en los orígenes. (Es el rumbo de la izquierda latinoamericana hoy con la pretensión de integración.)
Innumerables ejemplos ilustran estos contenidos, desde mucho antes de la formación de la nación hasta nuestros días
Levanto la vista de la cuartilla y me concentro en Raisa Milvia, percibo su inquietud. Los párrafos están secos, difíciles de tragar: algo discuerda. Continúo la lectura y al final de la cuartilla, advierto que está permeada de teoría literaria, solo la primera parte se puede llevar a nuestro cargadito, lo demás necesita de una "limpieza general", incluso, los primeros párrafos. Empiezo por ellos:
-Te gustó la palabreja.
-Para algo me la enseñaste: "teoría o estudio de la práctica".
-Eso es para mí, no para el libro, pues según Pierre Parlebas la palabreja tiene que ver con la "acción motriz": praxiología motriz; calificada como ciencia, que no aporta nada a la Educación Física. Un invento Pero lo chocante hasta ahora es la densidad del contenido, para especialistas… A los niños a veces les ponen la penicilina con benadrilina o lidocaína. La propuesta en sí obra gruesa y si a eso le añadimos demasiada densidad, entonces el lector echará el libro a un lado. Hasta ahora casi no hemos dado tregua.
-Peor sería escribir un libro de "sepetecientas" páginas tratando de suavizarlo.
-Ningún extremo ofrece confianza. Pero además de la densidad, pudieras suprimir las remisiones al discurso literario. No hace falta señalar que la inmediatez, por ejemplo, proviene del discurso literario en tanto rasgo o elemento. Pues en realidad, el vocablo se hizo funcional en la práctica social, de adonde lo adoptó la literatura. Si estuviéramos hablando de consumo, calificaría el término como un canibalismo. No sé si me entiendes
-Más claro, ni el agua; pero hoy todo es canibalismo, reciclaje
-Dialogas demasiado con la propia literatura, y aquí debe aparecer cuando sea imprescindible; mientras, debes mantenerla subterránea. Hablamos de solidaridad e internacionalismo. Pudieras introducir los testimonios de los internacionalistas, existentes en cantidades considerables y apenas se conocen: historia pura, por encima de las escaseces.
– ¿Y acaso en esas obras el primer rasgo después del español de Cuba, el lenguaje, no es la inmediatez? -había esperado demasiado para saltar.
-Hay quien señala la temática histórica -la sorprendo.
-Podríamos discutir un siglo sobre eso; ¿el huevo o la gallina?
-Acabas de esclarecerme, sin proponértelo, de dónde salió este otro párrafo. Léelo para que me entiendas -le señalo el párrafo en la cuartilla-; léelo en voz alta.
Luego, entonces, se activan múltiples interrogantes. ¿Acaso en la brumosa genealogía de la memoria no se vislumbra la inmediatez? ¿Puede existir memoria ("estructuras arcaicas") sin la pauta predecesora de lo inmediato testificado? ¿Quién configuró la entidad primigenia del recuerdo si no la inmediatez? Esta -digámoslo claramente- constituye el alma originaria de la memoria, su sustento primero: una ontología de la memoria admitiría la testificación (o inmediatez) en tanto elemento trascendental de su ontogenia. (22)
-Dime tú Aquí arremetes contra la idea de la prevalencia (o las siete vidas) del lenguaje sobre la sociedad; la caída o destrucción de un orden social mientras el lenguaje pervive, se visibiliza sobre los escombros de la sociedad
Eso es también sociología de la literatura, pero engañosa. Por cierto, se siente aquí cómo la misma literatura se sustenta de la sociedad. Es la retroalimentación referida con anterioridad. Me recuerda un poco aquella embriaguez con las propias "arengas delirantes", que le señala Parenti a cierta dialogicidad al interior de la literatura. Por ahí va el principio de simetría especular de Yuri Lotman, la fuerza centrípeda de Bajtín y los modelos semióticos almacenados en la memoria, interactuando por supuesto con la lingüística . Claro, "metatranca" aparte. También quiere demostrarme, para estar en sintonía conmigo, que puede defender la sociología de la literatura, pero se le escapa su verdadero perfil.
Le explico como puedo la discordancia:
-Desplazas el internacionalismo por la excesiva concentración en el engarce literario, cuando lo que pretendemos es emprender la primera marcha seria sobre su conceptualización actual
Hay una práctica cotidiana apoyada en la historia jugosa; se impone, entonces, una relectura de la solidaridad y el internacionalismo, lo exige nuestra proyección al futuro: necesidad histórica para sobrevivir a los actuales desafíos.
-Está bien, lo volveré a escribir -asiente convencida, repasando la cuartilla escrita-. Una "limpieza general" no resuelve el problema. Pero cuando lleguemos a la cultura emergente y al entrecruzamiento generacional, tendremos que volver sobre la inmediatez: la he examinado desde todas sus potencialidades; he analizado hasta la inmediatez que ofrece Internet.
-Correcto, si el texto lo amerita, la retomamos
Ninguno de estos elementos, ni rasgos, se evidencia de manera uniforme en las realizaciones que se analizan, operan asimétricamente. Ahí radica parte de las diferencias que determinan la paternidad de dichas realizaciones. Por ejemplo, bajo la óptica de los mismos elementos, para unos pueblos el altruismo llega solo a la práctica solidaria; para otros, desborda ese concepto y se convierte en talento natural, consustancial con sus esencialidades. Unos reflejan más que otros, indistintamente, determinados elementos y rasgos
-Con lo histórico te está sucediendo lo mismo que a mí con lo ideológico. Por cierto, ya lo tengo escrito, y tampoco me resultó nada fácil. Discernir cuanto necesitaba de una larga evolución del término fue la solución.
-Sí, sí, pero vamos a terminar con éste. ¿Cómo podríamos introducir este elemento dominante?
La percibo inconforme consigo misma, desesperadita: todavía no acepta a ceñir la raíz del rábano, anda por las hojas. Pero me gusta también así. Estas feministas, cuando se sienten atrapadas por alguna razón cuya esencia no las señala culpables en realidad, sino más desabrigadas, destilan una esencia suave, por el contraste que propician con la indumentaria habitual.
-Para volver a escribirlo puedes comenzar por el discurso historiográfico en general y luego, pasas a lo particular. Sencillo: expones Cópialo, cópialo; después lo arreglas un poco:
No solo cierta historiografía opera desde una óptica tradicional, y "ha sido construida hacia atrás desde los criterios de época y poder", como anota Gerardo Mosquera en su Historia del arte y cultura (1994), sino todo el discurso historiográfico ha sido signado por el centrismo occidental y su hegemonía cultural. (Hay una rima ahí, mira a ver después, suena cacofónico eso.) Sin embargo, mientras la nación investiga y promueve la historia desconocida del otro, del marginado, del negro, mujer, diferente, religioso, LGBT, tercermundista, explotado de siempre (gran número de ellos hoy internacionalista), la antinación encumbra su contradiscurso historiográfico, permeado del mismo elitismo tradicional, de arcaicos enconos y estólidos resquemores
-Ahora viene el engarce, más o menos así
Pero el internacionalismo aquilata una dimensión histórica recargada por su origen, desarrollo y futuridad; sobre todo por su carácter popular, porque generalmente ha sido protagonizado por ese otro despojado de voz, si en algún momento la tuvo
-Esa es la verdadera inmediatez, y exaltación, y crítica de la realidad, que reconoces como rasgos de lo histórico en el discurso literario, pero como ves, aquí quedan subterráneos, no se visibilizan.
-Buscar la forma de caer en el internacionalismo; incluso, hay un guiño a la sustentabilidad de esa práctica -no sabe si podrá continuar lo que le acabo de dictar; sigue inquieta, descontenta, arrastrada a arriesgar juicios atrevidos o desacertados.
-La creación es búsqueda de esencias, no de coincidencias… Acotar todas las aristas demostrativas de su historicidad. Me resulta más fácil porque he pensado mucho en el asunto. Hace algún tiempo escribí un ensayo. "Cubanizar la cubanía", se titula
-Lo conozco al detalle.
-Un colega, cuando lo leyó, me dijo: "Quiero saber quién te va a publicar eso, porque está permeado de marxismo". Según él, las editoriales cubanas le huyen a ese tipo de ortodoxia en la actualidad, prefieren el duelo entre la transgresión y la voz oficial, o sea, prefieren al contestatario; si ofreces sutiles concesiones, mejor todavía Al principio no le creí, pero todavía tengo el texto engavetado.
-El mercado, presionando a veces y obligando a
– ¿Ves? Te conformas con una sola causa. Abre la sesera. Ya yo salté de mi urna
El mercado y varias causas más, hasta el sociolismo, acaso la sinonimia más dañina del socialismo. Pero semejante proceder de las editoriales a veces ayuda a la búsqueda continua. "No hay mal que por bien no venga", decía mi abuelo y dicen por ahí ante las desgracias Bueno, ese ensayo me facilita la mayoría de las ideas. Con él sí se aprende sociología del discurso literario nacional.
Me alumbro; le recuerdo lo que discutimos al principio, las cuevas, los taparrabos, los delfines salvando la familia; por ahí anda el origen del internacionalismo, su historicidad. Muchos de los argumentos de lo histórico como elemento sociocultural ya los hemos discutido. Se puede peinar desde la prehistoria hasta hoy, visitar museos, con registros o archivos fabulosos, automatizados y todo. Un contenido tan suculento y complejo como la historia misma de la humanidad. Pero evitar la ampulosidad, lo hiperboloide. Nuestra pretensión es conceptualizar, reconfigurar, atemperar a la contemporaneidad un contenido poco manoseado, pero tan viejo como la existencia misma. Difícilmente, entre los temas más generales, se pueda escribir sobre un tema menos usado que el internacionalismo; comparado con otros, es casi virgen. Luego el impacto tiene su fuerza en el enfoque, la mirada y la manera de decirlo, lo cual depende de la individualidad irrepetible. Es la creación… Todo se lo repito, pues ya se lo he confesado varias veces:
-Todo está sobre la mesa. Cuánto se ha escrito del amor, y se sigue escribiendo del amor; y de la guerra, y la paz, y de libros, y negocio, y deporte, y sexo, y dinero, y riquezas, y política, y lucha, y felicidad, y músicos, y proxenetas, y crímenes, y lluvia, y frío. Todo está sobre la mesa, varias veces reciclado..
-Otro guiño, esta vez a Calvert Casey.
-No, un guiño no; una mirada completa. ¿No hablamos de la inclusión que articula el internacionalismo? (23) -le sonrío cómplice.
"Ser bueno" es una clave martiana. Todo está sobre la mesa Claro, aunque cada cronotopo (actúa Bajtín) organiza las prioridades, el lenguaje, la moda. Hoy la inclusión y la ecología son prioritarias, y si no se imponen, nos hundiremos
-Por eso te dije lo del internacionalismo.
-De acuerdo, ecológico. Todo el socialismo es ecológico: está en su esencia. El capitalismo, antiecológico y por lo mismo, antisustentable. Siempre fue así, solo que es ahora cuando lo nombramos.
(Los personajes prefieren prescindir del lenguaje en este análisis sobre los rasgos y elementos de la cultura dominante: lo consideran inadecuado en este examen de los contenidos del internacionalismo cubano. Expuesta su propuesta sobre la historicidad, o lo histórico, se encaminan ahora hacia lo ideológico, elemento fundamental, acaso el de mayor peso en la presente propuesta de relectura del internacionalismo nacional).
Notas del Capítulo 4
(21).-El empleo del término "altruismo" evita la posible confusión con el humanismo renacentista, la doctrina cristiana que aparece después. Nos referimos, pues, a la etapa de cooperación que también sustenta esa hipersociabilidad.
(22).-Con este párrafo Raisa Milvia no solo alude a la "estética del cansancio", la "inercia escritural", derivadas según Abreu Arcia, del "enquistamiento ideológico", sino además de ironizar "la aridez de su expresión, su recurrencia a códigos realistas", defiende la inmediatez respondiendo a las siguientes interrogantes que aparecen en el libro de Arcia: "¿Qué tiempo de vida puede tener un arte anclado en lo coyuntural, lo inmediato, que ha fundado su casa no en el lenguaje sino en los dominios de lo contextual? ¿Qué ocurrirá cuando esa realidad transmute, perezca?" (Los juegos de escritura o p. 209) Por supuesto, ni la ironía ni la defensa a ultranza son gratuitas: la inmediatez refiere un presente, ¿pudiera entonces articularse un pasado (o futuro) sin ese presente "primigenio"?
(23).-La intencionalidad de las enumeraciones de Meditación junto a Caballería (1964) o de Piazza Margana (1981), ambos textos de Calvert Casey Fernández, no operan como referentes para este "guiño", que sí pretende un caprichoso engarce con la inclusión. Por cierto, ante la lectura de Jamila Medina Ríos en Diseminaciones de Calvert Casey (Letras Cubana, 2012. pp. 217-221), sobre la presunción de que la poética caseana dialoga con la propuesta neobarroca de Malcuzynski, recordé un suceso ilustrativo de lo barroco cubano, contenido en "el neobarroco" o "barroco actual". Hace algún tiempo, en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, pude disfrutar del documental "Bretón es un bebé"; o sea, el surrealismo de Bretón es insignificante frente a la visibilidad que ofrece Cuba en esa línea, refiere el título. Antes de comenzar el recorrido por toda la Isla, los presentadores del documental manejan en su exposición dos conceptos diferentes: surrealismo y lo real maravilloso. Si el primero se admite como tendencia artística, el segundo opera como recurso literario carpenteriano. Tal vez -remarco tal vez– se resuelva con esa propuesta la polémica de si es barroca o no cierta zona del arte y la literatura cubanos. La hibridación de cuerpos (o realizaciones) de diferente naturaleza, que se articula (y conceptualiza) en un espacio resultante de diferentes temporalidades, tiene que ver necesariamente con aquel barroquismo cubano sobre el que aún se polemiza. (Anoto hibridación como simple metáfora botánica, sin mayores pretensiones, lo cual difiere del entrecruzamiento como socialización histórica, que veremos más adelante.)
Capítulo No. 5.
Por encima de la complementariedad (unido a la mediación) que sostienen los rasgos y elementos socioculturales dominantes en la configuración del internacionalismo -incluyendo las asimetrías de dicha complementariedad-, constituye lo ideológico el más definitorio de ellos, digamos, el elemento gestor, normativo, pues decide la paternidad final de discursos y realizaciones en cualquiera de los campos y, en este caso, incluso, la "sutil" diferencia entre internacionalismo y solidaridad.
La sinonimia suele emparentar los términos "solidaridad" e "internacionalismo", pero la carga ideológica de cada uno los descose. La ideología, en tanto reservorio de ideas políticas, los remite a sus espacios respectivos y les asigna un discurso y gestualidad diferentes. Los estratifica. Entendemos la solidaridad como una práctica altruista, humanista, de quienes ejecutan el acto solidario de manera espontánea, a veces sin ningún comprometimiento político, a lo sumo desde una posición democrática; mientras el internacionalismo -condicionado por la ideología política revolucionaria- desborda esa práctica, opera en sincronía con las fuerzas morales y valores que crean la práctica y educación revolucionarias.
En otras palabras, solo la ideología revolucionaria eleva al ser humano a la aprehensión de un discurso y una práctica internacionalistas. Por consiguiente, un capitalista puede ser solidario, pero no se elevará a la realización internacionalista, a menos que su concepción evolucione hacia estadios superiores.
En las postrimerías del siglo XIII el filósofo francés Destutt de Tracy acuña el concepto ideología. (24) De entonces hasta hoy la evolución del término ha pasado por De Bonald, Locke, Condillac, Napoleón, los clásicos del marxismo-leninismo, Fidel Castro, hasta los actuales estudios sociológicos, con acepciones diversas que viajan desde ideas y teorías, pasando por conciencia práctica, abstracción, ilusión, hasta sistemas de creencias o de valores y significados. Acepciones todas bien relacionadas entre sí.
Ernesto Laclau -desde su "posmarxismo"- señala: " en ningún período anterior la reflexión acerca de la "ideología" ha estado tan en el centro de los enfoques teóricos marxistas; al mismo tiempo, sin embargo, en ningún otro período los límites y la identidad referencial de lo "ideológico" han sido tan borrosos y problemáticos". (25) Y al final del texto anota: "Y en la medida en que lo social es imposible sin una cierta fijación de sentido, sin el discurso del cierre, lo ideológico debe ser visto como constitutivo de lo social". Más específicamente: como formas discursivas a través de las cuales la sociedad trata de instituirse sobre la base del juego infinito de las diferencias. "Lo ideológico sería la voluntad de "totalidad" de todo discurso totalizante". Si por un lado marca las diferencias, por otro, totaliza incidiendo en cada uno de estos rasgos y elementos socioculturales que, además de configurar la solidaridad y el internacionalismo, se articulan también en todas las relaciones simbólicas interactuantes en los discursos de la nación y la nacionalidad.
Por su parte, Eliseo Verón demuestra lo ideológico como "una dimensión presente en todos los discursos producidos en el interior de toda formación social, en la medida en que el hecho de ser producidos en esta formación social ha dejado sus "huellas" en el discurso". O sea, "el sistema de relaciones entre los discursos y sus condiciones de producción, siendo estos últimos definidos en el contexto de una sociedad determinada". (26)
La complejidad de la dimensión ideológica y esa invisibilidad de sus límites señalada por Laclau, advierten su ubicuidad y papel decisivo, como ya anotamos, en cualquier discurso si de paternidad se trata.
Remarcando la condición de tránsito de nuestra sociedad -lapso en el que se polarizan varias ideologías, se enfrentan y luchan a muerte las antagónicas-, a dicha polarización asisten simbolismos dominante, subordinado y de abierta oposición. A ello adiciónese que "de acuerdo con la posición ideológica, las palabras se cargan de normatividad, de juicios de valor que se emplean como separación entre las oposiciones mediante las que el poder construye una imagen de sí mismo". (27) Véase entonces, cómo esa normatividad y juicios de valor constituyen la génesis rectora del discurso dominante, dimensión que toca todos los aspectos sociales, económicos y políticos de las relaciones de poder, incluyentes a su vez del internacionalismo.
Más pegado a nuestra tierra, a la Cuba contemporánea, Fidel Castro nos advierte en 1980, en el Informe Central al Segundo Congreso de Partido: "Ideología es ante todo conciencia, es actitud de lucha, dignidad, principios y moral revolucionaria. Ideología es también el arma de lucha frente a todo lo mal hecho, frente a las debilidades, los privilegios, las inmoralidades. La lucha ideológica ocupa hoy para todos los revolucionarios, la primera línea de combate, la primera trinchera de la Revolución". Más de treinta años después, el concepto político sigue vigente para Cuba y para el mundo
Medita sobre el texto, vuelve sobre algunas de sus aristas; acaso busca una analogía con lo que debe escribir sobre la cultura residual. Hemos demostrado, a través de sus rasgos, los dos elementos socioculturales de la cultura dominante que nos interesan: lo histórico y lo ideológico, cuyos contenidos son inapelables en este análisis del internacionalismo y la solidaridad: ellos median en el nexo internacionalismo-identidad nacional.
– ¿Qué otra cosa puede aparecer ahí, quizás escribirlo mejor? Pero ello puede esperar a una revisión ulterior.
-Se puede entender que para unos casos la práctica cubana es solidaria y para otros, internacionalista -siempre intenta desconcertarme, exprimirme hasta la última gota; a veces pienso que lo hace a propósito y no por elemental incomprensión de algún orillo. Pero me conviene: actúa, en definitiva, como mi equilibrio.
-No confundas las cosas -gano tiempo para pensar en la mejor manera de exponerle una respuesta vieja
Cuanto propongo es una estratificación, donde el internacionalismo se articula como un escalón superior a la solidaridad. A nivel individual (microsocial), por ejemplo, opera como ocurre con un miembro de una organización política que se respete o un ñáñigo. El ñáñigo verdadero es ñáñigo siempre, al igual que el religioso auténtico. Se enfrentan a la vida con sus concepciones individuales. Desde el punto de vista macrosocial, le pongo otro ejemplo un tanto más complejo: a la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), con los 33 Estados soberanos de la región, instrumento equitativo de cooperación, la unen lazos menos fuertes que al ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). Hasta ahora, a la CELAC la unen lazos de cooperación y solidaridad, mientras que al ALBA, lazos de internacionalismo. Sin embargo, Cuba se presenta en ambos bloques con la carga de internacionalismo que porta en sus hombros, con ese discurso purificado por las concepciones revolucionarias más avanzadas. Los dos bloques defienden su soberanía, luchan por la integración, pero lo ideológico marca la diferencia Todo eso y más le explico a Raisa Milvia
Busco un Granma del 2008 en el montón de periódicos y revistas que he venido guardando a lo largo de años. Son bastante, pero están organizados; por eso lo encuentro con facilidad. Lo abro sobre la mesa en la hoja nueve: "5 preguntas sobre el Caricóm". Una fotografía de Fidel al centro de los jefes de estados. En la parte inferior de la fotografía se lee: "La primera Cumbre Cuba – Caricóm tuvo lugar en La Habana, el 8 de diciembre del 2001". Le pongo el periódico de manera que pueda analizar el cuadro inferior de la hoja, y las banderas y el nombre de los integrantes. Le explico los cálculos y sumas realizados en ese mismo 2008 con las cifras de cada país:
-Mira, de los 14 países que en el 2008 integraban el bloque, Cuba le había prestado colaboración médica a 12, en los cuales los médicos, enfermeros y personal de la salud habían realizado más de 17 millones de consultas, 118110 partos, 250294 acciones quirúrgicas y habían salvado 321620 vidas humanas Cuando comienza el terremoto en Haití, ya el personal cubano estaba allí hacía rato.
-Lo sé, lo sé -me advierte tratando de descifrar el enlace que quiero establecer y adelantarse a las conclusiones.
-Ahora, en el 2013, casi un lustro después y en cerca de un centenar de países, los datos se han multiplicado -tomo otro de los Granma más recientes y se lo abro sobre el anterior. Le señalo con un lápiz el artículo "Milagro de la solidaridad", sobre la Operación Milagro, en virtud de la cual se han beneficiado más de dos millones de pacientes de otros países-. Eso se llama internacionalismo, porque independientemente de las concepciones ideológicas de esos países, el gesto cubano desborda la solidaridad, impelido por resortes más profundos
La cantidad no determina, pero enfatiza una verdad: a esa magnitud se puede llegar solo con el empuje de una sólida carga ideológica, sin contar las condiciones y lugares donde realizan su trabajo los internacionalistas. Pocos capitalistas, especialistas, sacrifican sus beneficios y comodidades en las populosas metrópolis para meterse en lugares tan recónditos. Es la condicionalidad ideológica la que mueve a actuar de uno u otro modo. Por eso, si antes a Cuba la llamaban "Isla de la Libertad", hoy muchos le dicen "Isla de la Cooperación".
-Mira, en este mismo artículo aparece otra acepción aportada por el Primer Ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Everard Gonsalves. Dice refiriéndose a estas cirugías gratuitas: " es un gesto increíble de solidaridad internacionalista". ¿Entiendes eso?.. Refiere Gonsalves que solidaridad a secas no significa internacionalismo, o sea, sin proponérselo, pues así lo concibe, jerarquiza los términos .
También en el concepto de Revolución de Fidel los términos se emplean ya estratificados (28). Si bien en un primer momento el vocablo solidaridad refiere un valor sincrónico con el altruismo, el desinterés, la modestia, el heroísmo incluso, el término internacionalismo contiene esos valores y se eleva a la categoría de consumación de la cultura política de la nación. Uno es valor, instrumento para ascender; el otro, fin, objetivo estratégico a alcanzar, meta.
-Tu especulación me provocó la interrogante de inmediato -me culpa justificándose-, por eso le di vueltas y vueltas hasta preguntarte.
-No sé si alguien ha establecido esa diferenciación. Antes se hablaba de internacionalismo proletario y después, de internacionalismo socialista, pero en este tipo de "texto entero" debe quedar clara, o por lo menos proponer esa reconfiguración. El lector podrá dejarla o tomarla. Te advierto que a veces es más fácil emplear el término solidaridad. También, sin plena conciencia de ello, la gente jerarquiza esos términos, inconscientemente, por sedimentación cultural.
– ¿El marxismo no habla de esa jerarquización en las internacionales comunistas?… Estoy de acuerdo contigo, de hecho opera esa codificación, se emplea casi como un consenso.
-No la he visto en el marxismo clásico. En el marxismo contemporáneo sí hay numerosos "matices divinos". Además, la referencialidad del internacionalismo decimonónico remite al proletariado, que viene de prole. A veces, se olvida eso. La centralidad moderna no tenía una mirada ni siquiera oblicua sobre la otredad. El internacionalismo hoy, el purificado hasta nuestros días, posee un carácter realmente popular, inclusivo.
– ¿Y Lenin, o la tercera internacional?
-Ya te digo, el nexo socialismo – internacionalismo no desbordaba la época, aunque por supuesto, ya entonces había alcanzado cierta purificación, y se habló de "pueblo". Ya hoy el panorama es más claro en este aspecto, aunque las sociedades son más complejas
Ya el pueblo cubano no es ni siquiera el graficado en La historia me absolverá.; somos herederos pero no los mismos. Y cuando le hablo de centralidad moderna me refiero al más desplazado, a ese otro olvidado, al discapacitado, al negro, a la mujer, al LGBT, por encima incluso del carácter popular de ciertas realizaciones
Retorno a la propuesta:
-Ciertamente, emplear los términos solidaridad e internacionalismo como sinónimos, facilita la escritura; pero tratándose de un estudio, de un análisis, me parece más justo. Si quieres lo tomas.
-Hay más favoritismo por el empleo del término solidaridad, es más funcional como tú dices, un vocablo más modesto, más inclusivo, transigente quizás, menos agresivo a "los amigos", menos vanidoso, menos altisonante. Pero lo justo se debe aceptar. Además, esa estratificación se impone, pues no es lo mismo el altruismo de un "maceta aburguesado" que el de un constructor revolucionario.
-De acuerdo, de acuerdo. Consenso total, con pleonasmo y todo -espero su próximo acoso: Raisa Milvia piensa y actúa de manera impredecible; no se guarda nada; todo lo confronta; todo lo cuestiona, para ella no hay verdades categóricas.
-Pero no queda claro el problema de la identidad, la cubanía. Escribes de lo ideológico en general, pero no entras a lo ideológico nuestro, cubano.
-Vaya, estás apretando, ¿lo ideológico revolucionario? Eso no aparecerá en el texto -aquí sí me puedo dar gusto, el placer es inmenso: hasta tonta me parece la pregunta. No me apresuro para explicarle
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