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Kalimantán-3. (La desnudez de Raisa Milvia.) Novela ensayo (página 4)


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(Desde los rasgos y elementos del discurso literario nacional los personajes han relatado las particularidades del internacionalismo practicado por los cubanos, sus esencialidades y conceptualización. Realizaron una relectura a través del prisma literario. Si bien, por un lado, excluyeron elementos socioculturales decisivos en cualquier discurso literario, como el lenguaje, parte de lo folklórico -varios rasgos que se articulan en ellos-, que no consideraron pertinentes para el análisis y la discusión de una gestualidad tan diferente, por otro, siempre partieron del campo de la literatura para describirlo, o relatar sus visiones. Así, patentaron los contenidos de la historicidad y la ideología -concernientes a la subcultura dominante en el país-, la idiosincrasia y la insularidad -de la subcultura tradicional- y el entrecruzamiento generacional -de la emergente-; relacionados todos con las esencias del internacionalismo; cómo en él moran particularidades que permiten establecer la paternidad cubana, o acuñar el sello de lo cubano. Se conoce que, generalmente, todo discurso social porta el sello de su paternidad, como el hijo porta los genes de sus progenitores. La dificultad radica en presentar ese sello, hacerlo visible, demostrar que existe. Los métodos para ello son múltiples. Nuestros personajes optaron por un campo complejo y polémico, con decenas de aristas, y a veces se tornó vital definir sus posiciones y criterios sobre esas aristas, para después emplearlos como mediadores del nexo internacionalismo-identidad nacional. Como bien declara uno de los protagonistas principales, solo ahora, al final casi, se pueden visibilizar las particularidades del internacionalismo cubano en su conjunto, una vez aprehendida casi la totalidad de sus esencialidades… Por diversos caminos, pues, se llega a La Habana, éste que proponen los personajes es uno de ellos).

Notas. Capítulo No. 8.

(44).-El concepto "masificación de la cultura" difiere del de "cultura de masas" e "industria cultural" que esgrime la sociología. Mientras el primero refiere la socialización autóctona de la cultura, y sus antecedentes se remontan al martiano "ser culto es el único modo de ser libre", retomado en La historia me absolverá (1953) y más tarde en la Campaña de Alfabetización y la Batalla de Ideas, los otros operan como instrumentos del imperialismo contemporáneo, de ese cuarto poder encumbrado por los mass media y las industrias culturales hegemónicas.

(45).Llama la atención la feliz semejanza entre La historia me absolverá (1953) de Fidel y Nuestra América (1891) de Martí. En ambos documentos se revela un análisis del momento histórico concreto y una proyección hacia el futuro, en tanto documentos programáticos. Si Martí advierte el peligro que se cierne sobre la nación y el camino para sortearlo (aunque ve incluso el peligro para el mundo), unido a un resumen de los resultados de la independencia latinoamericana, Fidel también realiza un resumen de las acciones del Moncada, los asesinatos cometidos por la tiranía, la situación económica, política y social en que vive el pueblo y además, se proyecta hacia el futuro con los cinco problemas que resolvería un gobierno revolucionario una vez alcanzado el poder. Estos dos textos políticos, desempeñarían el papel de teoría revolucionaria de los movimientos revolucionarios de sus respectivas épocas.

(46).-El término entrecruzamiento generacional no solo desborda el de "penduleo generacional" que le señaló Eliseo Diego a la poesía latinoamericana en determinado momento, tampoco tiene que ver con las sociedades coloniales ni con las ideas bajtinianas, ni siquiera con la hibridez de Canclini, que son las que más se le asemejan; -se emplea por Imeldo Álvarez en su Glosas y criterios (1988) y lo empleamos hoy en un contexto que lo provee de un contenido sincrónico con la transitoriedad de nuestro tiempo histórico.

(47).-"…por generación entendemos aquel grupo de individuos contemporáneos que surgido en circunstancias naturales y sociales comunes, participa de una mundividencia y de un lenguaje análogos. Con lo cual estamos señalando los factores determinantes de la generación: nacimiento, experiencia y lenguaje generacionales", anota José A. Portuondo en Capítulos de literatura cubana (Editorial Letras Cubanas, 1981. pp.24-25). Y a lo largo de treinta años "los acontecimientos pueden determinar diversas promociones, caracterizadas por su actitud diversa ante la circunstancia común".

Epílogo o La desnudez de Raisa Milvia

(Intentaron los protagonistas sortear el obstáculo o la arista que constituye el discurso diaspórico en este empeño, su definición justa; pasaron por la delicada estratificación de los términos solidaridad e internacionalismo para llegar a este punto. Si lo lograron o no, lo dirá el público, sus numerosas lecturas. Y la entereza se percibe en la imbricación de ciertas aristas, sobre todo, la relacionada con el contexto actual. Un internacionalismo que se visibiliza en el contexto exacto del "rescate de los valores de grupos cubanos" que atraviesa la sociedad, tras los vaivenes provocados por la desaparición de la URSS y el campo socialista en Europa, y por lo mismo, la resistencia a los desafíos que trajeron esas contracciones en el país. Precisamente uno de los logros más encomiables de los personajes, y la trama en general, es propugnar el internacionalismo en el mero centro de tales basculamientos y como respuesta cubana a ese -importado- descentramiento o desencantamiento espiritual de una modernidad desairada).

-Me resultó algo fácil después de buscar, indagar e investigar hasta la saciedad. Durante meses pensé en Calibania, pero los tiempos no están para un anagrama decimonónico.

-Bueno, Calibania, como una de las nietas de Calibán, o de Sycorax, resulta un nombre bastante fresco.

-Demasiado metida en una carga simbólica tantas veces traída y llevada. Según la extensa disquisición de Jáuregui, América ha sido construida imaginariamente como una Canibalia

Para lograr algo más fresco había que desplazar primero todo ese formidable simbolismo que refiere el término y, luego, crear otro símbolo cuya fuerza excediera las posibilidades del anterior, pues ¿qué diferencia existe entre Canibalia y el Calibania que deseaba proponer? La sinonimia los emparenta, aunque conceptualmente difieren bastante. Hasta la Malinche operaba contra mi idea. Demasiadas connotaciones para mi propósito: desde el latinoamericanismo y el imperialismo hasta el canibalismo y el consumismo.

Tantos ismos vehiculan la opacidad del drama transicional, ensombrecen el brillo de su identidad. Hablamos de una sociedad distinta, que necesita una divisa distinta, de una realización "experimental" que exige un personaje conceptual diferente.

Calibania amplía el espectro, incluye también la raíz eslava, al "Bania" ruso.

-Mira, Raisa Milvia, aquí no pinta nada la raíz eslava, eres anagrama de María Silvia; anagrama mambí, antillano, caribeño, esencialmente cubano, donde se condensaron diversas raíces…

Ella había nacido en los 80 del pasado siglo, en tiempos de esa corriente tantas veces reciclada en la sociedad, en que los padres felices le buscan nombres complejos a los hijos, compuestos, raros, anagramáticos de sus propios nombres. Las Carmen y los Juan, las María y los Pedro abundaban tanto, que aburrían a una sociedad "feliz", "sin problemas visibles", incluso de relativa holgura; época en que hacía tiempo se había proclamado "el socialismo desarrollado" en otras latitudes. Por ello decidí emplear el anagrama del nombre de su bisabuela mambisa, María Silvia, la esposa de Elpidio Valdés; personajes de historietas creadas por Juan Padrón; hijos también de la imaginación y la historia.

Sin embargo, ella no actúa como personaje conceptual independiente, no; opera en mi mente, como conciencia perpleja, mirada oblicua a los tiempos que corren; no precisamente mi Alter Ego. Defensora de la otredad, feminista, bisexual, revolucionaria, internacionalista; acaso alegoría de tiempos mejores. Si el Calibán de Retamar refiere al otro latinoamericano, colonizado, tercermundista, ella se limita al otro cubano, transicional. Además, ¿no remite Raisa a la raíz? Me refiero a la autoctonía (no al libro-rizoma) del internacionalismo nuestro, enraizado en las tierras caribeñas por su origen y desarrollo.

Otras muchas lecturas pueden aún desnudarla…

– ¿Y tu nombre, por qué no pones tu nombre -ella sabe cómo le contestaré, pero prefiere escuchármelo decir.

-Se han utilizado algunas variantes a lo largo de la historia, incluso, la mía es también un reciclaje, o canibalismo…

La omisión de mi nombre en esta historia responde al discurso de género, a su reafirmación, constituye la reverencia (¿irónica o perpleja?) del macho heterosexual, marxista ortodoxo, ante el feminismo, pues ¿estoy completamente convencido?… Aún soy el mismo "pecado original".

 

 

Autor:

Enrique Martínez Hernández

 

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