…¿Qué hago?, perdí la noción de la realidad, Betsabé me enseñó el pecado, ¡Dios!, qué hago, por el "recto" ¿es pecado?, a mí cónyuge la "sodomicé", oh, ¡Dios mío!, qué hice, perdí mi familia y ahora, ¿qué hago?, ¡mis hijas!, ¿qué hice?, le dejé el "ano" desbocado y la "vagina" roja de tanto "fornicar", me hice adicto a la cocaína, visitaré hoy mismo a Cecilia Torres, nada sé de ella, tengo que terminar mi relación con Betsabé, ¿soy un degenerado?, es muy linda, es muy linda, nada de "sexo anal", le diré enfáticamente, es pecado, es pecado, ¿qué hago?, ¡oh! Dios…
—…Tu mujer se ha quitado la vida —le dice un vecino.
Intento suicidarme, intento suicidarme…
…
MARIELA BESA MI NARIZ
Recordando el Café en Santiago de Chile. Poetas
VAMOS AL Boulevard de I"Hospital, había por allí un bar de copas muy económico, los Nevado se habían llevado todo mi dinero, en taxis y con paraguas, hacía mucho frío, bien abrigados, estábamos en invierno, qué calefacción tan exquisita, entramos a un bar, Le Balette quitète, no recuerdo mucho, pero Mariela estaba bellísima, nos sentimos reconfortados, Carolus me esperaba al atardecer, necesitaba verla para pedirle dinero, pero, ¿con qué pretexto saldría?, no hallaba el cómo, Carolus era mi amante y Dariell mi enamorada, ¿casarme con ella, me había ofrecido matrimonio y huir a Suiza pero al concluir sus estudios. Dariell era quinceañera y loquísima en la "cama", "quiero llegar virgen al altar, ¿ya?, no me violes nunca más, ¡anda y lávate, cochino!", me había dicho, pobre de mí, pobre de Francisco. "Recto" de mi corazón: condenado al "Infierno". Ay de mí, el Pudridero para Francisco.
Mariela susurró:
—Hoy me tienes que amar, ¿ya no te gusto?
Quedé perplejo, pensé instintivamente en Carolus, ¡no puedo!, ¡no puedo!, me dije, ¿qué hago?, ¿qué hacer?, la tengo que embriagar y que se duerma, que no trabaje, tal vez granice en lunes, sí, que granice, oh, qué espanto, necesito dinero, necesito de Dariell y de Carolus, ¿qué hago?, ¿he perdido el amor por Mariela?, ¡no…!, qué traición…
—Estoy muy cansado, hoy no…
—Desde qué hemos llegado a Francia, no me has tocado.
—Si te toqué pero estabas dormida.
—¿Cuándo?
Mentí. La mentira es como la cocaína o cómo la heroína.
…Había un café en Santiago de Chile, muy cerca del Museo de Arte, pequeñito, con subterráneo, los poetas se reunían allí, al volver a Chile, Mariela volvió con sus padres, había que encontrar trabajo, allí nos reuníamos a recordar Europa y América, la dueña era argentina, qué bello café con Mariela Natalia Ruiz, mi Condesa, allí conversábamos, había que casarse, demasiado tiempo castos; o sea, castos de… bueno, ya saben, no hubo "cópula" normal, jamás tuve esa oportunidad, ahora estoy clavado en el Infierno recordando.
—Te acuerdas del bar Le Balette quitète en donde bebimos tanto que te embriagaste, no perdiste la "virginidad", te tuve que llevar inconsciente, te cuidé toda la noche —mentí—, despertaste en miércoles con una resaca de los mil demonios, te dolía todo el cuerpo, hasta la "vagina", me increpaste, "¡violador!, ¡violador!", durante un mes me gritase lo mismo hasta que te convencí, fuimos al médico y te indicaron, "usted es virgen, no se preocupe, tiene intacto el "himen", te sentiste tranquila y me ofreciste matrimonio, ¿te acuerdas?", Mariela piensa en sus padres, que le han ofendido, sus padres son muy estricto, Mariela ha decido marcharse de casa, está buscando arriendo en el barrio Brasil, nada me ha contado, Mariela es secretona, me quiere dar una sorpresa, "¿te acuerdas, Mariela, de lo mucho que nos amamos siempre hasta la eternidad.
—¡Mariela…!, saquéenme de aquí…
—…Francisco, yo estoy enamorada, tenemos que casarnos, estoy buscando trabajo, no puedo vivir con mis padres, quiero vivir en el barrio Brasil y dar clases de danza, tú tendrías que terminar los estudios, unas vez establecidos, nos casamos por la Iglesia y por el civil, llevamos de novio más de diez años, ¿te parece?
Esto conversábamos en el café. Había poetas recitando sus versos. Escuché un poema muy extraño, no supe quién lo recitaba, estaban en el sótanos en una tertulia literaria, escuché a Mariela durante tres horas al tiempo que pude recordar el "Texto", yo insistí en que Mariela viviera en casa de mi Madre pero Mariela se negó, "tú eres muy pobre", ya estoy cansada de la pobreza, mis padres me echaron a la calle, no tengo dónde dormir, pero, necesito dinero, un poco, ya encontré departamento, no podemos vivir juntos, quiero que seas responsable, termina tus estudios y casémonos, yo ya tengo alumnas, préstame dinero, lo necesito", "¿dinero?", me explicó y se lo presté, en lunes fuimos al banco, era dinero que Carolus me enviaba.
—…Gracias —dijo—, no quiero hijos.
¡Dios!, qué espanto, yo quiero hijos…
Recordé el poema, Mariela se calmó, mantuvo silencio, se acercó la dependiente.
—Tu novio es muy lindo.
—Sí, yo también.
La dependiente se extrañó.
—Cuídalo, que te lo pueden quitar.
Escuché el poema con atención…
"—…EMBOTAMIENTO Y EXALTACIÓN DE LA VIDA
El acto de amar es un inmenso santuario de locos
videntes:
el defecto paranoico que desolla el iris parido
en la mazorca de Pepito Gabriel:
el fantasmal claxon que provoca el pundonor
de Kosovo de Tokio de Singapur
de Malasia de Arkansas de Hiroshima
de Kenzaburo Oé…
El acto de amar, dije, es el deseo pos bomba
atómica,
el condenatorio crepúsculo de los perdedores,
la divina calentura del poeta,
su boca de leopardo,
sus manos tersas,
ciertos olores, ciertas arrugas,
cierta fricción de la carne.
El fin fue el milagro, lo poco de carisma,
el éxtasis de una botella de champán,
actos brutos de una cultura asesina,
el milagro de vivir
prepara misiles todopoderosos,
el fin, como dijo mi padre,
el fin es tuyo,
nunca nuestro,
el conector estalla
irremisiblemente,
estalla
escupiendo pétalos
avegrises.
El catequista pudo amar para padecer el fuego
que mutiló los ojos a María:
el arcángel succiona la mierda
para que el fin haga bum
cuesta abajo
inmisericorde.
Fue un acto sexópata.
Asqueante por naturaleza.
Fueron mil horas de matanzas aerostáticas:
¡Matemática pura!
¡Balística premeditada!
Colmenas de ordenadores consagrando
el quinto elemento
que John Matagorilas
reconstruye
despiadadamente.
Yo te pregunto, oh, Yukio Mishima,
¿qué heredero legítimo de Dostoievski
fue tan cruel o inhumano
como para beber el estrógeno
que parió Henry Miller
entre hojalatas de cartón
y las sonrisas del titiritero?
Henry James, me contradije,
un poco cansado,
prematuro de genio,
oblicuo y conspicuo.
Fue el caos de la emoción
que nunca rompió la carne.
Aquel hecho fortuito,
aquel diapasón patético,
hizo estallar el quásar cilíndrico.
Y la guerra fue bacteriológica,
tribu contra tribu,
padre contra hijo,
madre contra pueblo.
¡Quítanos entonces
el jolgorio mutilador!
¡Quítanos
la esperanza!
(pervertida)
Ardiendo infinitamente
como el amante más cauto.
Murientes o deudos.
Todos metidos hasta el cuello
como el gusano que devora (la raíz)
y fragmenta
mordedura a mordedura
el quinto elemento
que John Lucas preconiza
más allá de X.
Muerte, para la raza humana,
a puro pan el cóctel de propaganda
y contra ofertas.
Por error
desatendimos la nube tóxica
y nos suicidamos en patota.
Aparentando el desierto del sur del mundo
un motor somático.
Reconcentrados entonces
con tanta pelotera
decidimos dar la lucha
y convertir el desierto de Atacama
en un gran cementerio radioactivo.
Sí, Señor.
¡Ateo fui!
¡Creyente soy!
El acto infinito
duró un par de microsegundos
hasta que vino un silencio
con rugidos de campana".
…Me agrada el poema pero no lo entiendo, es que, Mariela me está hablando sobre sus padres, su madre matrona, su padre abogado; Cómo estaba feliz… Mariela decidió invitarme a su casa, escuché una discusión en el sótano, el que atendía las mesas era egresado de filosofía, "¿Qué significa tú poema?", "el poeta tuvo piedad por el "ignorante, según creyó él, no quiso explicar nada, el experto en filosofía se sintió decepcionado, "Uribe era el poeta, pero no le vi el rostro, no conoceríamos eso sí, en el manicomio, el once de septiembre del 2001. " Yo pensé que era más complejo", dijo el filósofo", Uribe sintió vergüenza, ellos caminaron hacia Estación Mapocho, Uribe perseguía muchachas con la mirada, era mujeriego, el filósofo dijo, puede escuchar el diálogo", a los que mucho les gustan las mujeres son… "fletos"", Uribe se sintió incómodo. Yo no le conocía, insistió, ahora que estoy en cruz recuerdo, ay, duele, me desmayo.
Llegamos en taxis, la casa era tremenda, el costo, más de un millón de dólares, con jardín interior pero dentro de la casa y una escalera tremenda, sentí vértigo, la nana me recibió muy mal, vivía allí su abuela, yo tenía los zapatos un poco rotos, me miré y, oh, sentí pánico, mi pobreza contrastaba demasiado, Mariela vestía una ajustada faldilla, con el cuerpazo de veinteañera, bien limpio el cabello, los "senos" diminutos, las caderas de bailarina, el "pubis" sobresaliente, ardió todo mi ser, ardí como una ampolleta, estallé en alegría.
—¿No tienes dinero?, si eres millonaria…
—Mis padres me castigaron fieramente, me habían dado por muerta. Tú estás condenado. Yo era menor de edad, tuve que mentir, dije que fuimos novios nada más, que eres pobre pero estudioso, que quieres terminar pedagogía y estudiar psicología y que nada pediré pero que me ayuden un poco con un mesada, que daré clases de danza, que ya tengo un departamento en el barrio Brasil. Mi padre me negó la ayuda, me dio tres días para marchar, mi madre me abofeteó el rostro y la nana no me sirvió leche, mi abuela está triste, dice que aparento dieciséis.
No me había dado cuenta de la juventud de mi Condesa.
—Sí, aparentas dieciséis…
—Tú aparentas veinte.
—¿Cuánto tiempo estuvimos en Europa?
—Cinco años —dije—, unas cuantas semanas en Romas y nos regresamos en avión.
—¿Y en el Caribe?
—En Latinoamérica, cinco años, en total diez años, ya nos conocemos, Mariela, tú tienes un secreto, ¿qué te sucede?, ¿por qué no quieres tener "sexo"?, hemos sido novios durante diez años, hay anticonceptivos, no habrías quedado embarazada, sólo caricias, excepto en el Amazonas.
—¿Qué sucedió en el Amazonas?
—Te volviste loca, tuvimos "sexo" ardiente…
—Pero el médico dijo que aún soy virgen, yo pensé que me habías violado cuando me embriagaste y durante cuatro o tres días desapareciste…
—Yo no desaparecí —interrumpí—, yo tenía que trabajar —mentí. Aún Carolus tenía esperanza de convertirme en amante por toda la vida. Casarse. Tener familia pero, Francisco, cómo es dotado de amantes…
—¿Qué sucedió realmente ese domingo?
—Nada. Quiero conocer tu recámara.
—No, no, pueden llegar mis padres. Mañana tengo que marchar.
—Mañana es domingo —dije—, tendrás que dormir en mi casa, compremos preservativos y tengamos relaciones amorosas, yo ya tengo treinta años y tú, veintiséis, no quiero ser virgen toda la vida…
Mariela me interrumpió.
—¿Qué sucedió en el Amazonas?
—Enloqueciste y tuvimos "sexo".
—No me digas mejor… ¿"Sexo" de qué tipo?
—Mariela por favor, no me hagas recordar, soy hombre, nunca te violé y me acusaste de violación…
—Es que, me dolías la "vagina…"
—Te caíste y te golpeaste en el bar de copas. No recuerdas que llovía intensamente. Era domingo. Yo te llevé a casa y dormiste tres días.
—¿Tres días?, ¿no recuerdo?
…No le conté que me fui de parranda con Carolus y más tarde con Dariell (que me amó intensamente). Qué peste de vida, debí convertirme en francés y casarme con Dariell, no quise herir a Mariela, nos habíamos jurado amor pero, Mariela no supo darme amor. No tuve alternativa pero, eran quinceañeras, peligro para mí, amor secreto, amor prohibido.
Carolus es millonaria y me ayuda, me manda cartas a casa de mi madre, quiere que vuelva a París, ella está casada pero es infeliz en la "cama", el marido sólo lo tiene de trece centímetros.
…Francisco, te deseo físicamente, ahora podrás preñarme, no me importa, quiero que seas mi amante, tú eres dotado y…
Me habla de "sexo", y de amores clandestinos…
Yo acepté la proposición pero estaba enamorado de Mariela, no pude escribirle una carta.
…No me escribas por favor, mi marido es dueño de un banco, te necesito físicamente, no me importa que Dariell se halla acostado contigo, eres demasiado macho para Mariela, ella es una tonta. Vente a Europa, yo te consigo una beca en la Sorbona para que estudies filosofía. Yo te ayudo, yo estoy dando cátedra, tengo un departamento pequeño, por favor, ayúdame, mi marido no me hace feliz, sufre de eyaculación precoz, ¡oh, qué espanto, le da asco el "sexo oral"!, te necesito, Francisco de Chile, dame una oportunidad, no nos podemos casar, tengo un departamento, todos los días podemos estar juntos, soy millonaria, yo te envió los pasaje, sólo di sí… Te doy una sola oportunidad.
Yo me decidí por Carolus pero perdí las misivas, mi madre las quemó.
—…Te tienes que marchar, ya conoces mi casa, pronto nos casaremos, ¿me amas? —pensaba en Carolus y en el fin trágico de Dariell.
—Fui al psiquiatra.
—¿Qué te sucede? —preguntó Mariela angustiada, los padre habían llegado, nos escondimos en la cocina.
—Tengo esquizofrenia, en Colombia fue demasiado la tortura, ¡te necesito, Mariela!, mañana, mañana te presto el dinero pero, ya tienes bastante edad, te propongo vivir juntos pero como marido y mujer.
—No, no, casémonos, soy mayor de edad.
—¿Cuándo? —pregunté, muy triste por la situación asfixiante. Escondido como rata, escondido en una cocina gigantesca.
—Hay que juntar dinero, no tenemos amigos en Chile, necesitamos de padrinos, comprar los anillos y tener luna de miel, yo me voy a operar, no quiero hijos, sólo ser feliz y convertirme en mujer, soy ¿realmente mayor?, no tengo noción del tiempo.
—¿Qué te sucede, Mariela?, tú tienes un secreto.
—No puedo contarte nada, por favor, márchate, te amo. Yo sé que me fuiste infiel con una tal Carolus y una tal Dariell, pero te perdono… Yo, yo… no soy tan pura… yo, yo, antes de conocerte… ¡No!, ¡no puedo hablar!
—¡No!, mis padres, te van a matar…
—¿Te violaron?, dime…
—Sí, me violaron en el psiquiátrico.
El secreto de Mariela fue confesado, sentí horror, ella jamás me practicó "sexo oral" hasta el éxtasis (Yo sé que es impropio para una "dama" pero es… tremendo el éxtasis corporal; en Francia lo aprendí; Oh, París, cómo no amar a Carolus, cómo no enamorarme de Dariell, qué…, qué… Tengo ganas de vomitar).
—Me siento muy mal, quiero…
—¿Qué te sucede? —preguntó angustiada Mariela.
—Dariell se suicidó, sólo tenía veinte años, fue mía a los quince, Carolus también, ella también tenía quince años, lo lamento Mariela, tú eres culpable, tú me abandonaste, ¿cómo es posible qué durante diez años sólo nos diéramos de besos y caricias, estás loca…?
—Es que, un psiquiatra me violó, ¡tonto!
—¡Qué sucede aquí!—grita el padre…
—Te acuerdas del bar Le Balette quitète en donde bebimos tanto que te embriagaste, no perdiste la "virginidad", te tuve que llevar inconsciente, te cuidé toda la noche —mentí—, yo pedí bebida, tú no te diste cuenta, te tuve que embriagar, tenía cosas que hacer, salir toda la noche del domingo, ¡trabajo!, una copita de whisky, dos copitas más, te hablé de matrimonio virginal en Santiago de Chile, conversé hasta por los codos, te hipnoticé, había estudiado algo de psicología, terminaría por graduarme en Santiago de Chile, no sé cómo, si… bueno, ya saben, enloquezco por las sandías si no me tomo las drogas que me dan los médicos, tres copas más y combinamos con vino, tres copas, ni siquiera te diste cuenta que yo tomaba agua, estabas absorta, te expliqué, que toda la noche te besaría los pies, qué quería que danzaras en la habitación, sin ducharte, que tu obsequio sería lavar tu cuerpo con mi lengua, todo tu cuerpo, te excitaste al máximo, llevabas tres meses sin caricias, tres meses llevábamos en París y ya tenía dos amantes quinceañeras y un ofrecimiento de matrimonio por parte de Dariell…
—Pobre de niña, debiste casarte con ella —interrumpió Mariela.
—Pero, si tú eres mi novia, te perdono, te perdono, me da asco el secreto, pero podemos buscar ayuda profesional, yo…
—No, no, jamás seré normal, yo me enamoré de mi violador… yo…
—Calla por favor, bajemos al sótano, hay poetas…
—No, no marchémonos, escuché un poema muy raro, de holocausto, tengo miedo de morir y de que Dios me castigué a palos en el Infierno, yo soy cristiana, ¿qué sucedió en el Amazonas?, ¿tienes que decirme la verdad?
—No sé lo que te sucedió, Mariela, creo que enloqueciste, el Amazonas es una selva inextricable, el Amazonas está vivo, el vapor de los bosques, la luna estival, fue ardoroso, tuvimos "sexo" hasta que ya no pudimos más, el "sexo" más sagrado del planeta, "sexo", "Sexo", fue tanto que caí rendido pero tú querías más y más y tuve miedo de que "fornicaras" con Mollendo y con los Nevados, tuve que tener fuerzas y darte lo que querías, fue "sexo" en el Amazonas, perdiste el control, pero, ¿realmente olvidaste?
—No recuerdo nada, ¿qué sucedió?, si yo soy virgen y cristiana, no católica por cierto, pero creyente en Dios, soy virgen por la "cresta", lo certifican los médicos, ¿qué sucedió?, ¿dime?, me violaste…
—¿Violarte?, interrumpí, no soy psiquiatra… ¡Oh, disculpas…!
Los poetas escucharon el llanto de Mariela. Me encararon.
—¿Qué le sucede, señorita?
—Es mi novio y me ofendió.
—Ven te queremos mostrar algo…
—¿Dime? —gritó Mariela.
—"Sexo anal" y me gustó y a ti también —me dieron de patadas y de combos, quedé completamente ensangrentado, a Mariela le dio una crisis nerviosa, la dependiente le dio calmantes, todos escucharon la indecencia.
—Esta niña debe de tener unos dieciséis años —dijo un poeta, estaba semi inconsciente.
—¿Qué edad tienes, niña?
Mariela no respondió.
—¿Mataron a mi novio?
—No, somos poemas, no asesinos.
—¿Te llevamos a tu casa?
—No tengo casa, me echaron, vivía en Vitacura, pero me escapé a Mollendo a los dieciséis.
—¿Qué es Mollendo?
—Un puerto en Perú.
—¿Es tu novio?
—Sí, nos vamos a casar, somos vírgenes, hemos recorrido el mundo, durante diez años; bueno, no el mundo, —América y parte de Europa…
—¿Qué?- dijo la dependiente.
—¿Qué edad tienes?
—Se me olvidó.
Un poeta intentó ayudarme.
—La "sodomía" está prohibida por Dios.
—No, no, no lo sabía, yo quiero ser padre, soy casto, fui infiel en París, tuve dos amantes, dos quinceañeras, a ellas les practicaba "eso", pero, yo, yo no tengo educación religiosa, yo soy pobre, yo vivo en Recoleta, ella es millonaria, ella tiene educación religiosa y es danzarina y es muy bella, yo la conocía hace diez años, yo la amo, yo pude casarme en Francia con una quinceañera que estudiaba filosofía en la Sorbona, es verdad, me comporté mal, se quitó la vida, ¡se quitó la vida y yo la amaba!, pero yo también amo a Mariela pero Mariela sólo quiere besos y nada más, quiere llegar virgen al altar, ¡Virgen!, y tiene veintiséis años y yo treinta, nunca, pero nunca he… tenido "coito" "vaginal", una tal Betsabé intentó violarme en París pero era la hembra de Pepe Casa de Castro, un doctor en literatura religiosa de la Complutense, yo le ayudé, le editamos su libro en Madrid y yo leía sus poemas, que era religioso. Betsabé volvió de Canadá. Necesitaba a Pepe. En la plaza Triso de Molina. Diez años viajando y Mariela se negó, nada pude hacer, Carolus era rubia y de ojos azules y de perfecto cuerpo, aún me envía dinero, ella se casó, y es infeliz y me ha invitado a París pero he perdido la dirección, Dariell era la mejor amiga de Carolus pero Dariell se enamoró de mí, ¡sí!, se enamoró completamente, me ofreció matrimonio, pero yo marché a Berlín con tres vagabundos y un viejo apestoso llamado Mollendo, peruanos todos, compartimos diez años por el mundo y Dariell —me eché a llorar—, Dariell era bellísima y matea, estudiaba filosofía en la Sorbona y Dariell se suicidó cuando tuve que escapar de la degenerada hija de la concha de la hembra de Pepe Casa de Castro, yo no sé lo que pasó, Pepe era religioso, tenía familia, tres hijas un poco enfermas pero murieron las hijas, su cónyuge se quitó la vida también, era drogadicta y ninfómana, se dedicó a la prostitución, ¡oh, ¡Dios mío!, yo no sabía, no sabía que a Mariela la habían violado oralmente un psicópata…
—¿Quién la violó? —interrumpió un poeta.
—Un psiquiatra…
Los poetas quedaron espantados.
—¿Con quién te quieres casar?
—Tengo esquizofrenia, no podré casarme con nadie…
—No te preocupes —dijo Mariela—, te perdono todo, sólo préstame dinero, como conversamos, pero, también tienes qué perdonarme, me enamoré del psiquiatra, era muy niña pero, tú, tú, tú también me violaste en el Amazonas, yo nada recuerdo, yo te amé intensamente, Francisco…
—Ah, te llamas Francisco —intervino la dependiente.
—Sí, estudio pedagogía y quiero ser psicólogo. Tengo un libro, déjenme lavarme la cara, tengo un libro muy hermoso, es de un madrileño que conocí pero que, el "sexo" y la droga lo pervirtió, yo no soy poeta pero me agrada leer en público, perdonadme, tengo esquizofrenia, en Colombia —me eché a llorar—, en Colombia casi me asesinan…
—Espera —dijo Mariela —¿me violaste?
—No, no, tú quisiste.
—Hijo de la gran concha, cómo le pones los cuernos a esta hermosa niña. ¿Qué haces?
—Soy danzarina. Quiero vivir en el barrio Brasil y dar clases, mis padres son millonarios, son de Vitacura, yo estudié en un colegio de élite muy religioso, pero, quería casarme virgen y me siento frustrada, no soy virgen, tengo mucha experiencia danzando pero, éste, éste desgraciado me puso los cuernos y yo, yo, yo fui violada por un desquiciado, es verdad que lo amaba, pero me obligó, y éste, este desgraciado, también me violó, ¿qué hago?
—¡Mátalo!, aquí tienes un revólver, fui amigo de Pablo de Rokha…
—No, no quiero violencia, los ángeles piratas me traumaron…
—¿Ángeles piratas?
—Sí, fuimos secuestrados durante tres años, llegamos de contrabando y caminando a Madrid.
—¿Cómo llegaron a Madrid?
—En Barco.
—Pero en Madrid no hay océano.
—Llegamos caminando, no recuerdo cómo. Estuvimos encerrados en una Iglesia durante un año.
—¿Qué?
—¿Y por qué no se casan?
—Eso quiero yo, pero tengo que olvidar… Francisco, perdóname, el psiquiatra me violó…
—¿No recuerdas nada del Amazonas, niña?
—Absolutamente nada.
…
MARIELA EN SU DEPARTAMENTO
Danza en Plazoleta
CON UN pandero, después de desayuno, viviendo sola, solita, diez años, se viste calzas, es verano, tiene alumnas ya, cobra poco, ex experta danzarina, no estudió, en Europa y en América, desarrolló sus aptitudes, es muy pura, Mariela se ducha, Mariela se enjabona, Mariela tiene las axilas bellísimas, yo he vuelto al Perú, soy Mollendo. El cabello corto, sedoso, ¿por qué habrá de vivir sola si tiene a Francisco? Incógnita, diez años viviendo juntos y ahora, separado, son novios. Francisco está un poco mal, el ángel que le ayudó, dijo: "por diez años estarás sano". Ya van un poco más y Mariela se ha dado cuenta, pobre de Francisco.
—…Yo te amo, deberíamos vivir juntos, la vida no es un solo un pandero, la vida es casarnos, la vida es jpünh[102]como asimilar tu cuerpo que no es mágico, es amoroso y vivenciar la vida en plenitud, ¡todo!, yo vivo y tú vives, si como sandías no muero de pánico, estoy mal, estoy mal, tengo que comer sandías, yo te adoro, Mariela Ruiz, casémonos.
—Cuando termines la universidad.
—Pronto…
…Avenida Dorsal, síndrome de la agonía, dos delincuentes asaltan a un joven vestido de negro, le quitan sus medicamentos, el joven no teme por su vida, le da rabia, los delincuentes están drogados, es una mujer y un pandillero.
—Dame…
—No tengo dinero —dice el joven bien vestido.
La drogadicta se espanta, se atraviesa en el camino del joven adulto, que es karateka callejero, sus manos son letales.
—¿Por qué me humillas? —dice la drogadicta—, ni si quiera te he pedido nada.
Conversan durante cinco minutos.
El joven adulto abraza a la drogadicta en tres oportunidades, la drogadicta insiste.
—No tengo dinero —dice el joven adulto—, el viernes les daré mil pesos —miente— soy funcionario.
—Dame el celular —dice el camorrero, que está a dos metros.
—No tengo. ¿Quieres un clonazepam?
—Bueno.
La intención es darle uno, pero la joven la quita la tirilla, el joven karateka se la pide cortésmente, no tiene miedo. La drogadicta se la queda, el joven se enoja, camina, el drogadicto se agacha y el joven adulto le toma la cabeza con la mano derecha y se la empuja en contra de la pared, se revienta la nariz. El joven adulto camina. Una quinceañera muy hermosa camina. El joven adulto le advierte:
—Oye —la niña se sobre salta—, me acaban de "cogotear", por allí, ten cuidado, son dos.
—¿Puedo irme por este otro lado?
—Sí —responde el joven, que está enojadísimo, llega a su casa y le cuenta a su madre, la madre le cuenta que un niño de nueve años ha enterrado un lápiz en el ojo en Valdivieso a un compañero de curso, el niño ha muerto, el lápiz se le ha insertado en el cerebro al caer a tierra, el joven adulto se aterra. Llama a sus hijos (tiene dos ex mujeres). Recoleta es un infierno. El alcalde Jadue, que es comunista, habla incoherencias, todos los alcaldes son inútiles en Recoleta.
—…Yo te amo pero estoy loco.
—¿Por qué no vas al médico?
—Tengo esquizofrenia.
Esto mismo le ha gritado la drogadicta al joven adulto, que es letal con sus manos.
Mariela se peina, Mariela se depila (porque es muy femenina), Mariela se lava los dientes, Mariela es, bellísimamente, exquisita. Mariela se lava el "culito" y, con "bragas" diminutas, me calienta, oh, qué espanto, soy Mollendo.
¡Mariela es virgen!, por la cresta…
Zapatillas Adidas, calcetines blancos, "bragas" negras, "sostenes" negros, camiseta ajustadísima. Mariela es una preciosura.
Mariela es culto de "David", Mariela es virginidad y pureza, Mariela es virtud de danzar, Mariela es símbolo de integridad social, Mariela vive sola y los recursos provienen de Francia.
¡Carolus…!
No queremos hablar de Carolus, ya lo haremos…
—…Tocaron a la puerta, era sábado, calor intensísimo, Mariela abrió la puerta, Mariela se sorprendió, era su padre, Mariela le hizo pasar, Mariela le sirvió un té, Mariela estuvo nervioso, el padre habló:
—Después de diez años te marchas de casa, ¿vives con alguien?
—No, padre, soy virgen, tengo novio, pero enfermó, le golpearon en Medellín, le dio esquizofrenia.
—La esquizofrenia es hereditaria…
—Se le desarrolló entonces.
—¿Le amas?
—Sí, pero está muy enfermo.
—¿Le amas?, dime la verdad…
—Padre —intervino Mariela—, hazme un examen, soy virgen.
—Vas a cumplir veintisiete años.
—Es que, me quiero casar virgen, soy danzarina, quiero enseña, ¡ayúdame…!
—Yo te daré una mesada, ¿te parece?, perdóname por ser tan rudo con tu novio, ¿estudia?
—Sí, pedagogía y quiere ser psicólogo.
—Bien, yo le ayudo… ¿Cuándo piensan casarse?
—¿Cuándo termine la carrera?
—Te casarás después de los treinta… ¿Qué carrera?
—Pedagogía.
—¿Me invitarás al matrimonio?
—Sí, padre, por eso me he mantenido virgen, yo no quería estudiar arquitectura, sólo danzar…
—No terminaste tus estudios, no importa, ¿quieres verme danzar?
El padre titubeó.
—Tu madre está esperándote en el auto.
—Invítala por favor.
—Sí, sí, espéranos…
—No, no puedo.
—En la plaza, en diez minutos más.
—De acuerdo.
—¿Queremos cenar con tu novio? Que nos cuenten sus experiencias. ¿En qué países estuviste?
—Después les cuento, hay que ir a buscar a mi novio.
—¿No está?
—Con su madre, en su casa, él me dio dinero para el departamento, historias de Francia.
—Ah, estuvieron en Europa.
—Cinco años. Y el resto en Latinoamérica y en el Caribe.
—Oh… Dame un abrazo, Mariela, te amamos, yo te ayudo, te daré u millón de pesos mensuales.
Mariela se echó a llorar.
—Hoy danzaré por ti, padre.
—¿Y por tu madre?
—También.
—¿Podemos ir en busca de mi novio?, vive lejos.
—Sí, sí, no te preocupes.
—Vive en un lugar peligroso.
El padre se asustó
—No te preocupes.
—¿Has ido?
—No, no, yo nunca.
—Llámale por teléfono.
—Sí, eso haré…
—Hazlo ahora.
—¿Ahora?
—Sí, tengo deseos de conversar con él… ¿Es muy pobre?, pero te cuidó, eso me agrada y te respetó, eso me agrada aún más, quiero becarlo y llevarlo a un médico.
—No, no, está muy bien medicamentado.
—En fin, llámalo mientras acomodo el auto… ¡Cuídate!, ¡te estaremos contemplando!, abrázame, hija, te adoramos, pensábamos que…
—¡Padre!, ¡padre!, estoy viva…
Vivo la vida y ahora estoy feliz, vivo la felicidad y estoy vivo, amar la vida y amar a Dios, ¿qué me habrá sucedido en al Amazonas?, oh, no soy virgen por allí, qué espanto, me habré de arrodillar y pedir perdón… "Padre, perdóname…"
—…Hija, la "sodomía", es pecado mortal. Tampoco una "dama" puede tragar la eyaculación de un hombre, es impropio y degenerado para una "dama".
—Padre, ¡perdóname!
—¿Sabes lo que te sucedió?
—Lo ignoro completamente…
Vivo la vida y ahora tengo esperanza, podré casarme y ser feliz. Francisco, tengo que llamar a Francisco, pero, más tarde, después de danzar para mis padres.
Habrá que vivir la vida.
Habrá que conducirse con rectitud.
Habrá que vivenciar el cosmos y vivir en Dios…
Yo vivo y estoy vivo…
Danzar, Mariela danzó de maravilla, sus dedos se deslizaron sutilmente; Y, de la sutileza, la vida tomó su curso inesperado, la vida era tibia para mí, contemplé a Mariela, había un automóvil de lujo y, ¡oh!, los padres de Mariela, la vida era vivir la vida, la vida era asombrarme de la belleza de mi adorada, tuve una impresión extraña, amé a Dios intensamente, recé el Avemaría al tiempo que el pandero retumbaba en mis oídos; Y, este retumbar, era el caos de las alas de una gaviota que yerra el rumbo, yo había errado mi vida en Francia pero París era culpable, ¡París! y sus bares de copas, París y el universos conversos de la irrealidad… Mariela danzó hasta extenuarse, no cobró dinero, sólo entregó un tarjeta, allí, su nombre, dirección y teléfono, cien alumnas, cien hermosas niñas, ¿formaría una academia?, yo creo que sí, ¡una academia!, ¿por qué no habrá cobrado?
—…Divisé a Francisco, tuve alegría, podríamos comer pescado en mi departamento y cenar en la mansión de mis padres, podría pasar la noche con Francisco y perdonarle; pero él también tenía que perdonarme el "sexo oral" y el enamoramiento cundo era una niña, ¡recuerden!, el psiquiatra, que ya no recuerdo su nombre, sólo un psiquiatra, Rojas, creo que era su nombre, ¡sí!, Rojas!, cabello ondulado, hermosísimo, ojos pardos, rubio, tez blanca, cubano, pero estudiante de psiquiatría en la Universidad de Chile, Rojas, te amé, Rojas, fui tuya, Rojas yo…, yo no te odio…
—Padre, madre, este es Francisco…
—Dazas maravillosamente —dijo la madre—, gusto en conocerte.
—Sí, sí, vamos a casa…
—No, no —interrumpió Mariela—, yo invito a almorzar pescado, yo cocino y después vamos a la mansión, aquí está Francisco, abrácenlo, seremos, muy pronto, marido y mujer, soy virgen.
La madre se impresionó. Me abrazó, el padre también. Mariela lloró de emoción.
…
FRANCISCO DESCLAVADO
Infierno; Cárcel; Conversando con Uribe
—LEES A Joyce.
—En vida no pude entenderle.
—¿Y ahora?
—Ahora le entiendo perfectamente.
—Te cuento que, Mariela cocinó…
—¿De qué me hablas? —interrumpió Uribe—, tienes el rostro horrendo.
—Yo, yo, quiero cambiar, quiero contarte cosas positivas.
—Escúchame, te escucho, ya terminé de leer pero, sólo cosas bellas, nada de "sexo", yo estoy en el infierno por "cachero", yo…
—No te preocupes, te cuento que, Mariela danzó y preparó pescado, sus manos eran tersas, al horno, embetunada la vida, sesgada la quimera de casarnos y pescar al pescado, la vida era adosar, la vida era transmutar en pescado lo que se doraba en la sartén de Mariela Natalia Ruiz, yo quería sandía, ya me sentía bastante mal, febrero, 2001, con las venas hinchadas por culpa del pescado: los padres conversaban con Mariela al tiempo que yo rebanaba un pedazo de sandía, me sentí tranquilo, ya nada era para mí un estorbo, pude aliviarme, quise comer pero el pescado, en el horno, se cocía a la perfección, el padre me habló pero no le comprendí, Mariela me reprendió, fui al baño, oriné, tomé mis pastillas, ¡esquizofrenia!, qué maldita enfermedad, pero, pero, ¡oh!, ¿ser normal nuevamente?, ahora lo soy, quiero leer a Joyce, nunca tuve la oportunidad, préstamelo y continúo narrando mis peripecias que son muchas.
—Aquí lo tienes… Versión inglés…
—Pero, yo no hablo inglés.
—Es broma, yo tampoco —dijo Uribe.
—El padre nos consultó sobre nuestra vida en París, yo le conté sobre el bar de copas Le Baroudeur, palabra que significa "mochileros". Allí íbamos siempre a beber los sábados por la mañana ya que Mariela danzaba por las tardes y por noches mientras yo me refollaba con Carolus y con Dariell. No le conté lo de Carolus ni lo de Dariell… El bar de copas Le Baroudeur era tranquilo, a pesar de que la palabra también puede significar aventurero, en la estación norte frente a varios hoteles. Cuando teníamos dineros íbamos a un hotel; Y, allí, nos entregábamos al amor más místicos, sólo contemplación del cuerpazo de Mariela y caricias…
—Detente —dijo Uribe—, ya te dije, nada de "sexo".
—En fin, yo…
Uribe se concentraba, había experimentado el goce de la literatura, había libros en su camastro de Thomas Mann, La Montaña Mágica. Las novelas de Mann se caracterizan por una reproducción precisa de los detalles de la vida moderna y antigua, por un profundo y sutil análisis intelectual de las ideas y los personajes, por un punto de vista distanciado e irónico, combinado con un profundo sentido trágico. Sus héroes son con frecuencia personajes burgueses que sobrellevan un conflicto espiritual. Mann exploró también en la psicología del artista creativo. También de Pablo Neruda y de César Vallejo, Trilce, Residencia en la Tierra del chileno, Altazor de Vicente Huidobro, Hojas de Hierba de Walt Whitman. En 1855, Whitman publicó la primera de las innumerables ediciones de Hojas de Hierba, un libro de poemas cuya principal novedad era un tipo de versificación no usado hasta entonces. Puesto que en esta obra alababa el cuerpo humano y glorificaba los gozos de los sentidos, se vio obligado a sufragar él mismo los gastos de su publicación, y a colaborar en las tareas de imprenta. Su nombre no aparecía en la portada de esta edición, pero sí un retrato suyo en camiseta, con los brazos en jarras y el sombrero ladeado, en actitud desafiante. En un largo prefacio, el autor saludaba el advenimiento de una nueva literatura democrática "acorde con el pueblo", sencilla e irreductible, escrita por un nuevo tipo de poeta afectuoso, potente y heroico, que conduciría a los lectores a través de la poesía con la fuerza de su magnética personalidad. Whitman pasó el resto de su vida intentando aproximarse a ese modelo de poeta. Arthur Rimbaud (1854-1891), poeta francés, uno de los máximos representantes del simbolismo… Nació y estudió en Charleville, en el departamento de Ardenas. Dio muestras de una gran precocidad intelectual y comenzó a escribir versos a los diez años. A los 17 escribió un poema sorprendentemente original, El barco ebrio (1871), y se lo llevó al poeta Paul Verlaine. Su obra está profundamente influida por Baudelaire, por sus lecturas sobre ocultismo y por su preocupación religiosa. Su exploración sobre el inconsciente individual y su experimentación con el ritmo y las palabras, que emplea únicamente por su valor evocativo, marcaron el tono del movimiento simbolista e impresionaron tanto a Verlaine que animó al joven poeta a trasladarse a París. Se inició entre ellos una amistad que se transformó en una tormentosa e inestable relación que duró de 1872 a 1873. Viajaron juntos por Inglaterra y Bélgica. En este último país, Verlaine, intentó en dos ocasiones matar a su joven amigo por sus infidelidades, y éste resultó gravemente herido en el segundo intento, por lo que acabó en el hospital y Verlaine en la cárcel. Rimbaud escribió Una Temporada en el Infierno (1873), un relato alegórico sobre este asunto… A la salida del hospital viajó por Europa, se dedicó al comercio en el Norte de África y residió en Harar y Shoa, en la Abisinia central. Verlaine, convencido de que Rimbaud había muerto, recopiló sus poemas en Iluminaciones (1886). En esta obra se encuentra el famoso Soneto de las vocales, en el que a cada una de las cinco vocales se le asigna un color. En 1891, Rimbaud regresó a Francia para ser tratado de un tumor en la rodilla, a consecuencia del cual murió en el hospital de Marsella, en noviembre de ese mismo año. La fuerza de sus poemas escritos entre los diez y los veinte años le hace figurar entre los más originales poetas franceses de todos los tiempos y ha ejercido una profunda influencia en toda la poesía posterior a él. También había poemas de Verlaine y de Pablo de Rokha. Carlos Díaz Loyola o Pablo de Rokha (1894-1968), nacido en Licantén, provincia de Curicó, y fallecido en Santiago de Chile. Estudiante intermitente, viajero y político, pasó por el anarquismo y el comunismo. Su relación con el Partido Comunista, del que fue expulsado en 1940, le valió aproximarse a Pablo Neruda, con quien tuvo un enfrentamiento, documentado en su libro Neruda y Yo (1955)… Su poesía se inscribe en el movimiento de vanguardia inaugurado en su país por Vicente Huidobro, pero con personales matices de contrastes y rasgos grotescos. Entre sus poemarios figuran Los Gemidos (1922), Cosmogonía (1925), U (1926), Escritura de Raimundo Contreras (1929), Jesucristo (1933), Moisés (1937), Morfología del espanto (1942)… Pablo de Rokha es igualmente autor de libros de viajes como Carta Magna del Continente (1949) y ensayos sobre la realidad americana: Idioma del Mundo (1958), Genio del Pueblo (1960) y Estilo de Masas (1965). También, en el camastro había sonetos y un libro de Federico García Lorca, Poeta en Nueva York. Calificados muchas veces de surrealista, los poemas de esa obra clave de García Lorca, expresan el horror ante la falta de raíces naturales, la ausencia de una mitología unificadora o de un sueño colectivo que den sentido a una sociedad impersonal, violenta y desgarrada. Por su parte, los incompletos Sonetos del amor oscuro, escritos durante una temporada en Nueva Inglaterra (Estados Unidos), expresan una desesperación más personal y constituyen unas muestras admirables de erotismo…
Me sentí tranquilo, Uribe tenía los sesos destrozados por el castigo de Dios. Yo temblé de pánico, leí los textos, me los aprendí de memoria, conversábamos, no discutíamos por supuesto, ¿qué más te gusta?, ¿qué no te gusta?, contemplábamos la vida y la vida nos contemplaba en un "David" de Miguel Ángel; la solidaridad nació entonces en mí, busqué razones para existir, el "David", pensé en Mariela, pensé en Carolus, pensé en Dariell y tuve terror.
—¿Por qué no tienes a Gabriela Mistral?
—Al parecer era lesbiana…
—¡Qué!
—Hay cartas condenándolas.
—¿Gabriela Mistral?, estás loco, fue Premio Nobel de Literatura.
—Ya sé, ya sé, pide, ¡pide!
—No, no, aquí estoy bien.
Uribe curvó la mirada, de lentes, sin barba, cabello largo, utilizaba los lentes sólo para leer.
—¿Tienes más libros?
—Los de Faulkner. No te los presto, eso sí…
William Faulkner (1897-1962), uno de los novelistas estadounidenses más importantes del siglo XX, famoso por sus cerca de veinte novelas en las que retrata el conflicto trágico entre el viejo y el nuevo sur de su país… El mayor de cuatro hermanos de una familia tradicional sureña, nació en New Albany (Mississippi) el 25 de septiembre de 1897 y creció en las cercanías de Oxford. En 1915 abandonó el colegio, que detestaba, para trabajar en el banco de su abuelo. En la I Guerra Mundial ingresó en las fuerzas aéreas de Canadá sin llegar nunca a entrar en acción. A su regreso ingresó como veterano en la Universidad de Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a escribir viviendo de trabajos ocasionales… En 1924 publicó por su cuenta El Fauno de Mármol, un libro de poemas poco originales. Al año siguiente viajó a Nueva Orleáns donde trabajó como periodista y conoció al escritor de cuentos estadounidense Sherwood Anderson, que le ayudó a encontrar un editor para su primera novela, La Paga de los Soldados (1926), y le convenció para que escribiera acerca de la gente y los lugares que conocía mejor. Esta novela narra la historia de un soldado joven que vuelve a casa después de la I Guerra Mundial, inválido física y mentalmente, y cómo su enfermedad y muerte posterior afectan a su familia y amigos. Después de un breve viaje por Europa volvió a casa y comenzó a escribir su serie de novelas barrocas e inquietantes, ambientadas en el condado ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el condado de Lafayette, Mississippi), habitándolo con sus propios antepasados, indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros blancos pobres. En la primera de estas novelas, Sartoris (1929), caracterizó al coronel Sartoris como su propio bisabuelo, William Cuthbert Falkner, soldado, político, constructor ferroviario y escritor (Faulkner repuso la u que habían quitado de su apellido)… El año 1929 fue crucial para Faulkner. A Sartoris siguió El Ruido y la Furia, novela que confirmó su madurez como escritor. Se casó con el amor de su infancia, Estelle Oldham, decidiendo establecer su casa y fijar su residencia literaria en el pequeño pueblo de Oxford. Aunque sus libros recibieron buenas críticas, sólo se vendió bien Santuario (1931). A pesar del sensacionalismo y brutalidad de la novela —trata de una horrible violación— su trasunto es la corrupción y la fuerza demoledora de la desilusión. Gracias al éxito del libro encontró trabajo, bastante más lucrativo, como guionista de Hollywood, lo que por un tiempo le liberó para escribir las novelas que su poderosa imaginación le dictaba… Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear una atmósfera determinada, sus frases complejas y enrevesadas se alargan durante más de una página y, jugando con el tiempo de la narración, ensambla relatos, experimenta con múltiples narradores e interrumpe el discurso narrativo con divagantes monólogos interiores. En 1946, el crítico Malcolm Cowley, preocupado porque Faulkner era poco conocido y apreciado, publicó The portable Faulkner, libro que reúne extractos de sus novelas en una secuencia cronológica, dando a la saga de Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio del escritor al alcance de una nueva generación de lectores… Esta novela casi experimental creó escuela y las letras hispanas siguieron trabajando el género, como puede descubrirse en la obra del argentinochileno Manuel Rojas y de los mexicanos Juan Rulfo o Carlos Fuentes. El hecho de que tras la Guerra Civil española cayera la censura sobre Faulkner, hizo que su obra —que había empezado a traducirse en 1930— tardara en publicarse de nuevo, pero aun así, muchos escritores tanto en el exilio como en España reflejan su influencia como Luis Martín Santos y, por supuesto, Juan Benet… Las obras de Faulkner, que habían permanecido durante un largo tiempo lejos de las imprentas, comenzaron a reeditarse y empezó a considerársele no ya como una curiosidad regional sino como un gigante literario cuya mejor escritura iba mucho más allá de las tribulaciones y conflictos de su tierra natal. Sus logros fueron reconocidos internacionalmente en 1949 al concedérsele el Premio Nobel de Literatura. Continuó escribiendo, tanto novelas como cuentos, hasta su muerte en Oxford, el 6 de julio de 1962. Entre sus obras principales se encuentran Mientras Agonizo (1930), Luz de Agosto (1932), ¡Absalom, Absalom! (1936), Los Invictos (1938), El Villorrio (1940), Desciende Moisés (1942), Intruso en el Polvo (1948), Una Fábula (1954, Premio Pulitzer de 1955), La ciudad (1957), La Mansión (1959) y Los Rateros (1962), también ganadora de un Premio Pulitzer.
—¿Qué le habrá sucedido a Gabriela Mistral? —pregunté a Uribe.
No quiso responder, agachó la cabeza, no quiso, eso es todo.
—Yo tuve una ilusión —dijo—, y esa ilusión fue Dios.
…
—ESTÁ BIEN rico el pescado, ¿quién te enseñó a cocinar? —preguntó la madre, que era Matrona.
—En Europa aprendí…
El padre, que era abogado contempló a Mariela, era tan joven su hija, nacida en signo cáncer, de apenas dieciséis años de aspecto, tranquila, abnegada, relajadísima, ¿cómo no amarla?, ¿cómo no comprenderla?, Mariela Natalia Ruiz de Avemaría, contemplándola el padre, Mariela ya tenía veintiséis años y de una belleza angelical, Mariela de ojos almendrados, Mariela de ojos cafés, Mariela de cabello corto, cocinando para los padres, ¡Mariela…!
—Enséñame —dijo la madre llamaba Guadalupe del Jolgorio de Avemaría Olivares.
Mariela le miró.
—Yo le enseño a cocinar —dije—, también sé, pero, el próximo sábado…
—En mi casa —interrumpió la madre de Mariela.
—Sí, sí…
—Yo te explico madre.
Mariela interrumpió su comida y por diez minutos monologó, Guadalupe del Jolgorio de Avemaría Olivares se sintió abstraída y el padre conmovido.
—La ensalada la preparó Francisco, él…
El abogado interrumpió:
—¿Sabes cocinar?, ¿es verdad?
—Yo hice esta ensalada que comen.
—La ensalada está exquisita.
Terminamos de comer, les contamos historias de París, yo oculté lo de Carolus y lo de Dariell y Mariela ocultó lo del Amazonas y lo del psiquiatra.
Hablamos del bar de copas Le Baroudeur… La contemplación de la vida era hermosa, la vida era festín de natividad, la vida era de belleza y la belleza de explosión de los sentidos, vivir era amar y el amor era soslayarnos del confín de la vida, ¿qué hacer para no aburrirnos?, el padre miró su reloj, era tarde, "marchemos a casa, las nanas tienen que preparar una sorpresa que…", el padre fue interrumpido por la madre.
Vivir era hermoso, vivir la vida, amar era bello, a amar a Mariela, ¿qué era la vida?, ¿qué símbolos eran la vida?
Sospeché de mí mismo, sospeché de la bondad de vivir.
Había que contenerse, nos marchamos, recordé París y en París estuve…
—…Mariela te voy a llevar al bar La Fourni, es un bar de bohemios, no quiero que bailes allí, quiero que estemos bien, ¿te parece?, yo, yo te amo. Tengo dinero —Carolus me lo había entregado para divertirme con Mariela pero yo también me divertía con Dariell—, estaremos en este bar, hoy es miércoles y llueve intensamente, mañana es jueves y… ¿recuerdas el poema de César Vallejo, el peruano…?
Mariela me miró circunspecta.
César Vallejo (1892-1938), sin discusión, el poeta peruano más grande de todos los tiempos, una figura capital de la poesía hispanoamericana del siglo XX —al lado de Neruda y Huidobro— y una de las voces más originales de la lengua española. Su complejo mundo poético se distingue por un profundo arraigo al ámbito familiar; las experiencias del dolor cotidiano y la muerte; la visión del mundo como un lugar penitencial sin certeza de salvación; la solidaridad con los pobres y desamparados del sistema capitalista; y la fe en la utopía revolucionaria prometida a los hombres por el marxismo. En diversas etapas de su obra se notan los influjos del modernismo, la vanguardia, el indigenismo, la poesía social y el impacto de acontecimientos históricos, como la Guerra Civil española… Nació en Santiago de Chuco, en la zona andina norte del Perú, en el seno de una familia con raíces españolas e indígenas. Desde niño conoció la miseria, pero también el calor del hogar, lejos del cual sentía una incurable orfandad. Estudió en la Universidad de Trujillo, ciudad donde recibió el estímulo de "la bohemia" local formada por periodistas, escritores y políticos rebeldes. Allí publicó sus primeros poemas antes de llegar a Lima a fines de 1917. En esta ciudad aparece su primer libro, Los Heraldos Negros (impreso en 1918, que circula en 1919), uno de los más representativos ejemplos del posmodernismo, tras las huellas de Leopoldo Lugones y Julio Herrera y Reissig. En 1920 hace una visita a su pueblo natal, donde se ve envuelto en unos disturbios que lo llevarán a la cárcel por unos tres meses; esta experiencia tendrá una crítica y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro, Trilce (1922). Se considera esta obra como un momento fundamental en la renovación del lenguaje poético hispanoamericano, pues en ella vemos a Vallejo apartándose de los modelos tradicionales que hasta entonces había seguido, incorporando algunas novedades de la vanguardia y realizando una angustiosa y desconcertante inmersión en los abismos de la condición humana que nunca antes habían sido explorados… Al año siguiente parte para París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España y otros países europeos) hasta el fin de sus días. Los años parisinos fueron de extrema pobreza y de intenso sufrimiento físico y moral. Participa con amigos como Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris en actividades de sesgo vanguardista, pero pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su activismo intelectual y político. Escribe artículos para periódicos y revistas, piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, Aparta de Mí Este Cáliz, que aparece en 1939 impreso por soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y que Vallejo publicó parcamente en diversas revistas, aparecería póstumamente en esa ciudad con el título Poemas Humanos (1939). En esta producción es visible su esfuerzo por superar el vacío y el nihilismo de Trilce y por incorporar elementos históricos y de la realidad concreta (peruana, europea, universal) con los que pretende manifestar una apasionada fe en la lucha de los hombres por la justicia y la solidaridad social.
—Me agrada Vallejo y Neruda y Huidobro y Verlaine y Rimbaud y…
Mariela pensó en Satanás.
—También Baudelaire.
—Oh, qué espanto…
—¿No te gusta Baudelaire? —me interrumpió Mariela.
—No, no, ¡cómo llueve!, no podremos ir al bar.
—Vamos de todos modos, y después…
—¿Después qué? —pensé en amar.
—Sorpresa.
Pensé en Dariell, me había invitado a dormir con ella, pero, ¿cómo?
—…Dariell, yo te amo, pero, pero, Dariell, vendré, hoy es miércoles, dormiré contigo…
—No dormiremos, querido, en toda la noche —dijo Dariell…
—Conoces a Neruda.
—¿Qué Neruda?
—A Pablo Neruda.
—Sí, sí, ¿el comunista…?
"Pablo Neruda (1904-1973), seudónimo, después nombre legal, de Neftalí Ricardo Reyes Basualto, poeta chileno considerado una de las máximas figuras de la poesía escrita en lengua española durante el siglo XX, galardonado con el Premio Nobel… Nacido en el Parral, era hijo de un ferroviario y una maestra de escuela. Huérfano de madre al poco tiempo de nacer, su familia se trasladó a la ciudad de Temuco. De 1910 a 1920 realizó estudios en el Liceo de Hombres y se dedicó a escribir poesía en diversos diarios y revistas. Fue en 1920 cuando comenzaría a utilizar el seudónimo con el que pasaría a la posteridad. La gran escritora chilena Gabriela Mistral, que en aquella época dirigía el vecino Liceo de Niñas, lo inició en el conocimiento de los novelistas rusos, que el poeta admiró toda su vida. En 1921 se trasladó a Santiago para estudiar pedagogía francesa en la Universidad de Chile; sin embargo, abandonó los estudios poco después… Su primer libro, cuyos gastos de publicación sufragó él mismo con la colaboración de amigos, fue Crepusculario (1923). Al año siguiente, su obra Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada se convirtió en un éxito de ventas (ha superado el millón de ejemplares) y lo situó como uno de los poetas más destacados de Latinoamérica. Entre las numerosas obras que le siguieron destacan: Residencia en la Tierra (1933-1935), poemas impregnados de trágica desesperación ante la visión de la existencia del hombre en un mundo que se destruye, Tercera Residencia (1947) y Canto General (1950), poema épico-social en el que retrata a Latinoamérica desde sus orígenes precolombinos y que fue ilustrada por los famosos muralistas mexicanos Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Después publicaría: Odas Elementales (1954-1957), Estravagario (1958), Cien Sonetos de Amor (1959), Memorial de Isla Negra (1964), Fulgor y Muerte de Joaquín Murieta (1967), Las Piedras del Cielo (1971) y La Espada Encendida (1972). Como obra póstuma, el mismo año de su fallecimiento se publicaron sus memorias Confieso que He Vivido… En reconocimiento a su valor literario fue incorporado al cuerpo consular chileno y, entre 1927 y 1944, representó a su nación en diversos países de Asia y Latinoamérica, y en España. De ideas políticas izquierdistas, fue miembro del Partido Comunista chileno y senador entre 1945 y 1948. En el año 1970 fue designado candidato a la presidencia de Chile por su partido, pero renunció en favor de su amigo Salvador Allende y fue nombrado embajador en Francia, cargo que desempeñó durante 1971 y 1972. Un año después, gravemente enfermo, regresó a Chile… Neruda ganó numerosos premios a lo largo de su vida; los más importantes fueron: el Premio Nacional de Literatura, que recibió en 1945; el Premio Lenin de la Paz, en 1953, y el Premio Nobel de Literatura, en 1971. Poeta de enorme imaginación, fue simbolista en sus comienzos, para unirse posteriormente al surrealismo y derivar, finalmente, hacia el realismo, sustituyendo la estructura tradicional de la poesía por unas formas expresivas más asequibles. Su influencia sobre los poetas de habla hispana ha sido incalculable y su reputación internacional supera los límites de la lengua".
—…Neruda fue Premio Nobel de Literatura…
—Ah, no sabía —me interrumpió Dariell—, no importa, ¡ven!, que quiero abrazarte, ¡ven!, querido que quiero…
No puedo narrar, no puedo narrar lo acaecido aquella noche de lluvia torrencial…
Fuimos al bar con Mariela pero en la noche… ¿Qué mentira le dije a Mariela?, no lo recuerdo pero Dariell…
—No puedo —dije—, tengo un asunto pendiente… —Mariela me interrumpió.
—¿Qué no puedes?, está lloviendo.
—Me comprometí a pasar la noche lustrando zapatos, quiero hacerte un regalo muy hermoso —Mariela dudó de mí—, en el Hotel de… —Mariela me interrumpió.
—Te permito, pero, si me adviertes del obsequió.
—Te lo daré el sábado, cuando regreses de danzar… Escúchame, si llueve, danza en Iglesias, pero dentro.
—¿Crees que podré?
—Sí, sí.
—¿Qué me darás?
—Una gargantilla, con un Cristo y una estrella de David.
Mariela se sorprendió.
—Te amo, eso es todo.
—Yo también te amo.
—Vamos —dije—, llamemos a un radiotaxi —el dinero de Carolus alcanzaba para bastantes cosas: teléfono, agua caliente, un departamento confortable en el barrio de la Sorbona.
—¿Tienes dinero?
—Sí, tengo.
…
MARIELA ME besó los labios, llovía, el bar La Fourni, para bohemios y con café de primera, el bar para enamorados, el bar donde Carolus estaba allí a unos metros conversando con Dariell, las miré y tuve miedo de morir, Dariell, Dariell, ¿la habré de amar este miércoles de madrugada…?,¡Dariell…!, ¡Dariell…!, quince años, perfectas curvas, ojos azules, nos amamos sólo acariciándonos… ¡Dariell, la más bella de todas…!
Nos miramos imperceptiblemente.
—…Allí está Francisco, sí que es guapo —dijo Carolus.
Mariela se sentía muy cómoda: la infinitud de la vida era aplastante en la vida misma, Mariela me contenía en la exactitud de una palabra, Mariela me abrogaba de amor, yo era Francisco; Y, en el bar de copas, mis tres "hembras". Me sentí tranquilo, la realidad me asombraba, Dariell de quince años, Carolus también.
—…¿Es guapo?, ¿no?
—Sí, sí, es muy guapo, pero es tu… —Dariell calló.
Mariela se sintió abstraída, bebimos copas, Mariela no se embriagó…
Dariell era mi "hembra" a escondidas de Carolus y de Mariela Ruiz.
—Bebamos a salud de nuestro amor —dijo Mariela.
Me embriagué un poco.
Carolus se marchó, Dariell me miró, le cerré un ojo, comprendió el guiño, nos revolcaríamos toda la noche. Había cesado la lluvia, Mariela quiso danzar.
—Vuelve a casa, yo me quedo aquí, conversa con Mollendo, que te acompañe, ¿dónde danzarás?
—En una Iglesia, para turistas.
—¿En cuál?
—En la Basílica del Sagrado Corazón, allí iré, hay pintores, es en el barrio de Montmartre, también hay caricaturistas, ¿quieres acompañarme?
—¡Toma!, aquí tienes dinero para el radiotaxis.
Era bastante.
—Gracias.
Mariela me besó en las mejillas.
Se marchó.
—Dariell, ¿cómo estás?
—No muy bien, ¿quién es ella?
Dariell estaba enojadísima.
—Es Mariela.
—Ah, es bonita pero es mayor.
Quedé pensativo.
—Te invito a una cafetería, para que estés despierto toda la noche.
Me excité intensamente.
—Ladurée, hay un pastel típico de París, tiene la forma de…
—¡Vamos!, ¡vamos! —intervine—, ¿viajemos en tren?
Nos marchamos: Gare de I"Est, Gare du Nord, Gare du Saint Lazare, Montparnasse subterráneo, Antigua Estación de Orsay, Barbès Rochechouart, Estación de Lyon, Gare du Nord, Gare de Montparnasse.
Tomamos café de excelencia en Ladurée, ya no llovía pero estaba húmedo, febrero, cuatro, recordé, Mariela olvidó, Dariell no, "te tengo un obsequio por tu cumpleaños, es un anillo de compromiso, vamos, quiero casarme contigo, vamos a la Iglesia de la Madeleine, hay una plaza allí, podremos besarnos, mira, ¿te gusta?, ¿me quieres hacer el amor hoy? Pero puedo quedar embarazada, no quiero usar anticonceptivos, ¿quieres casarte conmigo?, yo sé que amas a Mariela, pero yo te amo a ti", quedé espantado, la joya era bellísima, "toma póntela, ¡marchemos!, la Iglesia nos espera, tiene estilo neoclásico, te gustará". Fuimos y nos casamos. ¡Oh!, qué espanto, quise, lo juro, quise abstenerme pero… No recuerdo mucho lo acaecido.
—Yo, Dariell, acepto a Francisco como mi marido hasta que la muerte nos separe ¿y tú?
Titubee.
—Sí, sí, también acepto.
Nos besamos.
Marchamos a escondidas a la pensión; Y, en desnudez, creo, que Dariell fue mía, éramos marido y mujer pero a escondidas, ¿qué hacer?, tenía quince años?, ¡cárcel para mí!, le expliqué el asunto, se echó a llorar, "no podemos, sólo a escondidas", bueno, pero eres mi marido, cuando cumpla dieciocho formalizamos, "¿y Carolus?," "tienes que abandonarla", "es que me da dinero", "acepta el dinero y márchate", "abracé a Dariell y la besé en las mejillas, "ya es jueves, dije, "te voy a leer un poema de César Vallejo", "te escuchó" (si la amé "vaginalmente" no lo recuerdo, lo juro, lo juro, ¡no me golpeen!, lo juro…)
"—…LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!"—Qué poema tan triste… ya no soy virgen —musitó.
Me había quedado dormido, no escuché y no recordé absolutamente nada; es que, Dariell me había embriagado con whisky. Todo el jueves me lo dormí. Ebrio, totalmente ebrio, Dariell hizo y deshizo con mi cuerpo, yo no tuve la culpa, lo ¡juro!, te lo digo, Uribe, las mujeres son extrañas.
—Te van a dar duro los ángeles, ¿qué sucedió entonces?
—Cenamos en casa de mis futuros suegros pero, te conocí el once de septiembre del 2001, dos instantes de narración, te conocí; Y ambos estábamos locos. Ahora estamos en esta cárcel, y yo te estoy contando la historia de mi vida, sesgada, es cierto, pero Dariell al parecer perdió la virginidad, no estoy seguro, estaba ebrio; creo que morí virgen, no tengo la menor idea…
—¿A qué edad?
—No lo recuerdo, la esquizofrenia es letal. ¿Y tú?
—A los ciento cuarenta y siete.
—¿Qué…?
Me desmayé.
…
CON DARIELL caminábamos tomados de la mano por las calles de París: por el barrio de Montmartre, le Marais con sus dos museos Marmottan Monet, Pigalle, Rue Mouffetard, de Rennes, de Caumatin, de las Termopilas; en fin, también calle de Buci, de Boulevard Saint Michel, de Vaugirad, de Bulevar Montmartre… Vivir con Dariell era hermosísimo, ella estudiosa… Llevaba sus libros y en las plazas estudiaba mientras Carolus en la universidad y Mariela danzando en las Iglesias, yo con mi lustrín sin lustrar, ya que, Carolus me mantenía: harto "sexo" y nada de…
No quiero concluir la frase, hay cosas que son indecibles. Yo amaba a Mariela pero también a Dariell, nos habíamos casados y Carolus, Carolus era la quinceañera de mis esperanzas económicas, tres años estuve viviendo en París, tres años con Dariell vagabundeando por las calles. ¡Dariell, cómo no recordarte!, ¡Dariell!, ¿qué hiciste?, ¿por qué te quitaste la vida?, yo no comprendo, si eras tan joven, ¡no!, ¡no me golpeen, ángeles!, no tuve la culpa, fue mi adoración pero Mariela mi ruina como persona, mi…
—Mariela destruyó mi vida, ¡lo juro!
—Tranquilo —dijo Uribe—, estamos en el Infierno, calma, aquí estaremos bien… ¿Sabes dónde está Dariell?
—No, no.
—¿Le amas?
—Sí, sí, la amé…
—…Esta es mi casa…
…Una mansión, pensé.
—Mariela, ¡ven!, sube a tu cuarto, está decorado modernísimamente, puedes quedarte esta noche y tu novio en la habitación de invitados, ¿quieren?
—Sí, sí —yo quiero —dije.
—Subiré, acompáñame, Francisco… Padre, ¿a qué hora cenamos?
—A las siete.
—¿Puede subir Francisco?
—Por supuesto, qué suba…
Subimos. Quedé espantado de la belleza de las casas de Vitacura en el gran Santiago de Chile.
Mariela bajó mi "bragueta" y me besó.
—Tú eres un "David".
Me dormí.
—¡Despierta, Francisco!, ¡despierta!
—Ah, qué sucede…
—Te quedaste dormido.
—¿Qué hiciste?
—Ah, no, nada, cosas de amantes…
—Mariela, es la casa de tu padre, puede sorprendernos.
—Esta fue mi habitación, siempre lo quise.
—¿Qué me hiciste?, me siento raro, demasiada riqueza, sí que eres millonaria.
—Mi padre me ha dado una mesada de un millón de pesos.
—Uf, qué cantidad de dinero, ¿podríamos vivir juntos?
—No, no, no, termina la carrera y nos casamos, las cosas de París, lo que narraste es mucho, ¿no te parece?
No quise hablar sobre su "psiquiatra".
—La vida tiene su continuo —dije—, esta habitación es tremenda.
—Ven, quítate la ropa y tengamos "sexo".
Nos desnudamos. Golpearon a la puerta mientras estábamos al revés. Cosas de amantes.
—¿Quién? —murmuró Mariela.
—Tu madre.
—Ya voy, ya voy.
—Está servido, bajen pronto.
—Un minuto, un minuto.
—Te gustó —dije.
—Dos veces está bien —dijo Mariela.
—Somos jóvenes todavía.
—Ven, dame un beso, que te perdono la infidelidad.
—Yo también te perdono… —tus porquerías, dije mentalmente.
—…La comida fue perfecta como el "sexo" también.
Uribe se sintió extraño.
—¿Te la "comiste" en su propia habitación?
—Creo que ella me "comió" primero; más tarde; bueno, ya te conté… Explícame la literatura de Joyce.
Uribe me explicó durante un año el Ulises; pero, no comprendí absolutamente nada.
—¿Quieres que continúe contándote?
—No, no, ya no, quiero leer…
—¿Qué leerás?
Uribe no contestó.
…
CAROLUS SE ENTREGA EN SU HABITACIÓN
Dariell me Descubre Desnudo. No Golpea la Puerta
LA LUNA brilla intensamente, las estrellas titilan, el sol se ha dormido, el cosmos es eterno y, girando, me ama. ¿Qué es la vida?, me pregunto, ¿qué es el amor? Carolus me ha invitado a su habitación, Mariela está en casa con Mollendo, han descansado, yo he estado con Mariela conversando sobre Chile, sobre los recuerdos de infancia, que son infinitos, mi casa tiene el aspecto de un castillo, es una hermosa casa en avenida Dorsal, estoy en la habitación de Carolus, eso recuerdo.
—Carolus, ¿tienes que estudiar tanto?, me tengo que marchar, Mariela me espera para…
—¡Mariela!, ¡Mariela!, ¡Mariela!, me tienes harta —intempestivamente Carolus se enfada—, si quieres márchate.
—No, te amo…
Carolus se calmó instantáneamente.
—Dame unos minutos.
La danza de besarnos fue hermosa, estábamos desnudos sobre la cama, el "coito" ya lo habíamos realizado, esperábamos para una segunda oportunidad de amar; De pronto, contemplé la luna y a Dariell con los ojos llorosos.
—¡Dariell! —gritó Carolus.
Yo tenía mi "sexo" ardiendo.
—Disculpen, disculpen.
—Yo hablo con ella —dijo Carolus—, ella es virgen y ella cree que yo también lo soy. Espérame…
La interrumpí.
—Yo voy.
—Bueno, ve tú, tengo prueba.
Me vestí.
No golee la puerta de la habitación.
—Dariell, disculpa yo te amo.
Me contempló y me besó el "sexo", toda la noche estuvimos acoplándonos, fue hermoso.
—No te preocupes, no puedo quedar embarazada.
—¿Qué me diste?
—Sólo amor…
La luna brilló intensamente, lamí su "vulva" como titilan las estrellas, tres meses, creo, que llevaba en París, un mes por Mariela, una semana por Carolus y el resto por mi enamorada. Ni siquiera sabía hablar castellano, murmuraba francés, pero, sus gestos eran "amor, amor, amor…"
—¿Quieres más? —dijo, pero, yo ya estaba cansado.
—¡Lame todo mi cuerpo!
Así fue cómo Carolus se convirtió (su olor) en Dariell. Nunca olvidaré aquello, fue de miedo, increíble sensación de poseer a dos mujeres en la misma habitación. Pensé: ¿Podríamos invitar a Carolus? Este pensamiento fue fugaz.
—¿Qué le dirás a Carolus? —dijo Dariell.
—Qué sólo era una escena dramática de "sexo" y que tú creíste.
—¿Te gusta que te chupe los pies?
—Sí, es muy rico, pero, me tengo que marchar.
Tomo su diccionario y dijo:
—Yo te amo con el dolor de mi alma, yo quiero que seas mío para siempre.
—Estamos casados, ¿acuérdate?
—Sí, sí.
Dariell se abalanzó sobre mí y me besó. Qué manera de amar. Cabalgamos hasta las tres de la madrugada.
—No tengo dinero y mañana tengo prueba.
—No has estudiado nada.
—No, no importa, estoy enamorada de ti, Francisco.
—Yo también.
—¿Por qué no abandonas a Carolus?
—Es que, tendría que lustrar zapatos.
Dariell se puso muy triste.
—Yo no tengo dinero, soy pobre pero, ¡toma!, para el taxis.
—No, no, tengo, ¡ven!
Le abracé cómo a una niña que era…
Dariell pensó, Dariell habló:
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