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Francisco, El Viajero (Novela) (página 10)

Enviado por Mauricio Uribe


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Perdí la conciencia, Carolus tenía el pelo rubio y los ojos azules, se desnudó, me quitó también la ropa, nos acariciamos, me… no quiero hablar, no quiero hablar, nos besamos durante horas, "¿quién te gusta más?, ¿tu novia o yo?", "tú eres más hermosa", Carolus no se quiso entregar, no lo recuerdo muy bien, o yo no quise por temor de un embarazo.

Carolus, cómo no amarte…

Carolus se embriagó también, besé todo su cuerpo, me dio dinero.

—Para que nos lustres botas durante una semana y te vienes a mi habitación. —dijo.

Acepté.

—Pero, sólo caricias.

—No hay problemas —respondí—, ¿no quieres usar preservativos?

—¿Tienes?

—No.

—Sólo caricias, ¿ya?, no quiero que seas infiel a tu novia.

—Yo soy virgen.

—Yo también.

Carolus me sorprendió.

Jká[99]como kwhy[100]zaény[101]y la liviandad de costumbres. Yo estoy loco y no penetré el "himen" de Carolus pero nos besamos y yo llegué hasta el éxtasis, esta francesilla tenía quince años y yo la besaba y yo la besaba y loco estaba de placer. ¿Qué locura?, ¿no?

La irrealidad del verso se conjuga con la palabra amor, estamos en el Purgatorio purgando, Carolus fue para mí ¿un amante?, la relación duró tres años, le besaba los pies y por su cuerpo, lamiendo, subía como un loco, ya no lustré botas, Carolus me daba el dinero, Carolus estaba enamorada pero quería casarse virgen, ¡me!, ustedes saben, me "masturbó" durante más de dos horas hasta que yo estallé, oh, qué hermosos, lamiendo mi cuerpo a su antojo, absolutamente todo mi cuerpo.

Uribe habló:

—Yo no conocí Francia, yo estuve en Panamá y fui adúltero y me arrepiento, Victoria se llamaba la mujer, era ninfómana, tenía los genitales fétidos, yo le metí dos dedos en el "ano" y cuatro en la "vagina"; Y, con toda la fuerza de mundo, los contraje, ni le dolió; al contrario, gozó. Yo estuve en el Infierno, me desclavaron, aquí tengo las máculas, también obligué a una estudiante de mi taller de literatura a que me practicara "sexo oral", también era ninfomanía, pero era chilena y de diecinueve años, fue en mi trabajo, no acabé, no quiso ella, estaba cansada, había fornicado en el Cerro Blanco con dos estudiantes, me contó otro tipo que vio un trío, le creí, no recuerdo su nombre, había fornicado con más de cien tipos y sólo tenía diecinueve años y yo treinta y cinco.

Alfredo se sorprendió:

—¿Quién?

—Lo extraño es que Arcadio Muraro entró en la habitación y la Biblioteca, la "Mil Hojas" estaba cerrada por dentro. Yo tuve desvaríos con este tipo, le grité: "Homosexual y degenerado", no tengo la menor idea del motivo, parece que estaba sicótico, rompí mi celular y mi reloj, un "Casio" carísimo, Arcadio era tarotistas y yo sé que los tarotistas tienen contubernio con Satanás. A mí me clavaron a la cruz en el Infierno pero, no proferí insultos, no, yo amé a Dios, amé a mis hijos, amé intensamente, pero, cometí errores, no tengo la culpa, ¿ya?, ¡Alfredo!, discúlpame…

Invité a Carolus al Megalo bar en la calle Lappe, estaba allí lleno de bares.

Le conté sobre mi vida, andaba con el libro de Pepe Casa de Castro, Carolus hablaba Castellano. La infinitud del tiempo se deshizo en mis manos, había, con Mariela, tenido "sexo" durante toda la noche, pero, Carolus también era bella, las dos vírgenes, las dos… Me amenazó la vida con entregarme a la disolución de la materia, me amenazó con disolverme en dos amores, Carolus tenía que estudiar, no se embriagó, tenía quince años pero aparentaba veinte. Los ojazos azules y el cabello muy rubio, que belleza de mujer, yo la contemplaba desde el atrio de Dios y la hallaba aún más bella. Leí un texto, a Carolus le agradó, ella me lo interpreto con su castellano, "yo sé hablar muy bien español, he estado en Madrid en varias oportunidades, mis padres son millonarios, ¿no te importa?", cuerpo de mujer, amada de caderas y de "senos" y de…, no supe qué responder, leí el poema de Pepe Casa de Castro:

"—Haber amado a Dios, es haber amado

La incertidumbre en Dios. Yo le adoro;

Y por tal motivo, soy una flor.

La intensidad del color es Dios, que,

Desfallece entre mis manos.

Yo amo a Dios y Dios me ama

Solidariamente. Dios es la totalidad

Del ser. Dios es el color de las estrellas;

Y de cada estrella, hay un Cristo,

Que muere crucificado en Jerusalén.

Yo vibro con la muerte de Dios;

Y este Dios es Cristo: Amadle,

Como le amo yo, con la tempestad

De una beso en la mejilla;

Y un beso de quimera en…

Yo amo a Dios; y habré de respetarle;

Habré de contenerme en mis llantos;

Habré de amarle por siempre…"

—Es hermoso el texto. Identifica al escritor con sugerencias, un místicos, ¿es tuyo el poema?

—No, es de un castellano, ya te dije el nombre: Pepe Casa de Castro, yo me llamo Francisco y lustraba botas y zapatos hasta que te conocí.

—No te importe mucho, mis padres son millonarios y me agrada que nos besemos, ¿te agrada a ti?

—Sí, sí, pero qué piensas del poema.

Carolus pensó, la realidad se transformó en irrealidad, la metamorfosis era de tormento, la metamorfosis era de trémula flor que, en egoísmo, cae a tierra, embadurnarnos con su sangre: la flor es un sentimiento, la flor es la querencia de las emociones, la flor es…

Carolus pestañó.

—No me parece un buen poema, es poco revolucionario, debería hablar de "sexo".

Me ruboricé.

—¿Quieres "sexo", Francisco?

—Bueno.

—Vámonos a mi habitación.

No concluimos en el "acto" mismo pero toda la noche estuvimos acariciándonos, al amanecer, Carolus habló:

—Te amo, Francisco, estoy enamorada.

Oh, qué espanto, dos mujeres.

Este Francisco es muy hermoso, quiero perder la virginidad, pero tengo que terminar los estudios, tengo que doctorarme, mis padres me matan si saben que tengo "sexo" con un hispano, no puedo, no puedo continuar, ya llevamos tres años… (Todo pensar es futuro…) Oh Dios Santo, Francisco me ha dicho que se marcha, que a Berlín los pasaje, no, me cortaré las venas, me quiero entregar, no puedo, no puedo, con un hispano no…

—¿Te gustó?

—Sí, mucho. ¿Qué diré en casa?

—Qué te perdiste, sólo llevas unas semanas en París, que dormiste en la calle, ¡dúchate!, para que no huelas a "sexo", yo estoy cansadísima, tengo que…

Carolus se durmió profundamente, estaba desnuda sobre la colcha, lamí su "sexo" y me bañé, me sequé el cabello, tomé el dinero y me marché, era sábado de madrugada, Mariela estaría ¿enojadísima?, Mariela Ruiz no sospechaba, qué bueno, tener dos mujeres era bello. Qué bien, me dije al tiempo que secaba mi cabello.

Esta francesilla sí que… lo…

No quise responderme a mí mismo, las palabras sobraban.

—¿Y cómo fue el "acto"? —preguntó Uribe.

—Lamió mi "sexo" durante una hora y…

—¿Quieren que lea un poema? —preguntó Alfredo.

—Sí, por supuesto.

—"La soledad de los campos, la soledad

De la vida, la soledad de la luna, la soledad del sol:

Yo habito un mundo, en descomposición:

Las flores no distinguen pistilos; Y, cada pistilo,

Es un estallido de colores y de "fornicación".

En la pradera se vive de tranquilidad y de amor:

Yo quiero vivir en la pradera; Y en este verdor,

Habré de encontrar paz, esperanza, fe en el porvenir.

En mi campo hay amor en finitud e infinitud:

Yo soy del sur de mundo y, como tal, no hallo

Razón de vivir, quiero permanecer como un caracol

Viviendo al intemperie en la vastedad de América.

Soy americano pero del sur…"

Les gustó.

Uribe no pudo contener la risa.

—Eres un mal poeta todavía, aún no aprendes, yo te leeré un buen poema, ¿quieres?

—No, por favor, no.

—Sí, sí, lee un —respondí.

—Aquí va.

"CAPARAZÓN DE CHANCHO ACOMODADO

El hombre fue parido, grité, ardí,

me pellizqué para conceder estas ganas

imperiosas de existir:

el horror giraba entre hormigas que invadían

cada fibra de nuestro cuerpo:

eran cientos de millones de cadáveres

que intentaban la revolución perpetua:

la guerra, se decían, la guerra es el pan nuestro,

el gran acontecimiento mundial.

Quisieron pulpos que contenían mil años

de evolución,

quisieron pulverizar la vulva sintomática

de una caracola:

el océano multiplicó sus cuerpos,

la tierra fue el manto que sumergió los sueños:

pude distinguir

entre ruinas

a un niño que lloraba la pérdida

de su marioneta de papel.

Escribí los versos postreros

que reconstruyeron su vida.

Ése náufrago, ése minúsculo combatiente,

habría las tumbas

de tarde en tarde.

Pude ver entonces cada sobrevivencia

que nos impedía soñar.

Eres culpable, sí, Señor,

culpable de arrogancia, de cinismo e indolencia.

Esperas, tan confortable,

tan deliciosamente consumidor,

el exterminio de nuestros sueños,

como aquel soldado qué disparó

y qué mató y qué degolló

y qué maldijo nuestra condición de perros.

Ése era yo,

ése que mutilaban

también era yo

porque en cada lágrima que derramaron

había algo de mí mismo.

Pude y estoy seguro

pudimos evitar tanto sufrimiento

pero permanecimos en casa,

calentitos,

engordando como chanchos,

seguros de una vida

que tendría un principio

y un espléndido final.

Ciertas historias acaban dulcemente.

¡Esta no!"

—En el bar Culture Biére le pedí matrimonio a Carolus pero, no aceptó, sólo "sexo" sin penetración, me gustas mucho —dije—, pero, yo no sé, enloquecí, morí célibe, Uribe, me gustó tu poema…

—La muchacha, la francesa, ¿por qué se opuso al "sexo" real…? —intervino Uribe.

—Por miedo a sus padres, que eran millonarios.

—¿Quieren otro poema?

—No, no —dijo Alfredo.

—Sí, yo quiero otro, lee —respondí al tiempo que unos ángeles nos daban de patadas.

—"HERMANO OCÉANO

Un canto de amor quiero que brote de nuestros

pechos,

quiero que el mar acaricie nuestros cuerpos,

tersas carnes como orquídeas salvajes,

un mundo marino.

El mar, oh, el mar, yo me resisto a tanta

inmundicia

que rodea nuestros sueños,

soy el beso de un pez, el estallido de cuerpos

salinos:

olas, arenas, conchas de mar, seres minúsculos,

un cosmos enorme embistiendo con fervor

de vientos marinos:

peces, estrellas de mar, figuras aterciopeladas:

estoy vivo,

este canto que roza nuestra piel

es un canto de amor.

Quiero que levantes la cabeza

para que la espuma te santifique,

soy el hermano de barriga salobre,

estoy hecho de materiales marinos,

un espejo oculto en el mar

es el verso que reconstruye mi vida.

Algas, ostras azules, pulpos fabulosamente

carnales,

yo estoy contigo, tú estás rodeado por mis brazos,

esta tierra es mía,

quiero morir abrasado

por el fuego de tus aguas,

quiero que mis cenizas estallen

en todas las costas del continente.

"Me canto a mí mismo

porque yo soy el mar,

el gran hermano océano".

Mírame, soy extensión,

mis pies un mundo,

mi pecho una gaviota herida.

Este canto es para ti,

hermano.

El mar, oh, el mar, yo no podría ser sino espuma,

déjame tocar la cresta de las aguas,

nada hay más espantoso

que saberse océano

en una tierra de sequedad.

El mar, oh, el mar,

estoy hecho a tu medida,

quiero regresar a los orígenes

y ser el mar,

sólo el mar…"

CAROLUS EN SU HABITACIÓN

CAROLUS ME invitó, yo no conocía las calles de París, Carolus tenía que estudiar pero hubo "sexo", lamí todo su cuerpo y, más tarde estudió.

—Los filósofos se pierden a una Carolus —dije.

Carolus me miró felizmente.

—¿Me encuentras hermosa?, ¿más hermosa que Mariela?

—Sí —dije, sin mentir.

—Eres muy varonil… Ahora tengo que estudiar, cuídate… nos vemos…

—¿Me tengo que marchar?

—Sí, sólo tenía ganas de besarte, ya te he besado y con aquello estoy contenta, márchate, mañana nos vemos, ven temprano, como a las ocho de la mañana, tengo una sorpresa para ti.

La sorpresa fue "sexo", "sexo" y más "sexo".

—Nunca estudias al acabar.

—Voy última en la clase desde que te conocí, tomaré vitaminas.

—Sí, tómalas. Yo también estudiaba.

—Sí, ya me contaste. Léeme un poema de Pepe.

—Bueno.

"A Dios habrá que ¿amarle con devoción?,

A Dios habrá que buscarle con ¿admiración?

Yo amo a Dios; Y, este amor, es sagrado.

Yo le amo y le busco por las campiñas;

Habré de amarle siempre, y este "siempre"

Es la eternidad. Yo estoy enamorado de Dios;

Y mi amor es de eternidad, es de sencillez.

Busco escanciar mis labios orando,

Busco estremecerme orando,

Busco licenciar mis huesos orando y describiendo a Dios

En cada detalle, en cada circunstancia irreal.

Yo habré de amar, habré de consolarme, habré de reírme,

Habré de protestar y de buscar aliento en el valle de lágrimas…

Yo amo a Dios y siempre le amaré…"

¿Te gustó?

—Es muy hermoso el poema.

—¿Quieres "sexo".

—Eres incansable.

—Es que tú eres muy bella.

—¿Quiero que acabes en mí?

Me sentí pálido. Carolus me desnudó y…

Purgatorio

Condenación

LOS ÁNGELES nos apalean por contar historias "picantes", ¿qué era la vida?, ¿qué era Dios?, Uribe recibió la peor parte, Alfredo también; con un palo nos dieron, los ángeles hablaron:

—Si continúan contando historias, los llevaremos al Infierno.

Me dieron un palo en la cabeza tan fuerte, que me quedé dormido, no desperté hasta muy tarde.

Uribe me miró, susurró:

—Hay que tener cuidado, ¿te dieron duro?

—Sí, durísimo.

—Alfredo está durmiendo, cuéntame sobre Carolus.

—No, no.

—No te preocupes, los ángeles ya se marcharon.

—Ya no lustraba zapatos ni botas, estaba siempre con Carolus, ella estudiaba y yo le besaba los pies, siempre había "sexo" y al llegar a casa también había "sexo", me estaba volviendo loco. Amaba a Mariela pero tener dos mujeres, sí que era bello.

Salí con Carolus a recorrer París; de improviso nos encontramos con Mariela que danzaba, Mollendo la vigilaba, no me sorprendió, con Carolus salimos corriendo hasta llegar a su habitación, me practicó "sexo", ya era una experta con sólo quince años.

—Me agrada tu sabor —me dijo—, sólo hay que dejarlo caer.

—¿Qué edad tienes?

—Ya te dije, quince años, eres un violador.

Oh, me asusté.

—No te preocupes, no te preocupes, no te voy a acusar.

Unos ángeles conversaban:

—Dios es pureza, éstos, que están aquí, son de la peor ralea, ese tal Uribe y Francisco y Alfredo, son espurios, a todos deberían mandarlos al Infierno.

—A Uribe ya lo mandaron al Infierno, lo desclavaron.

—¿Sabes el motivo?

—No profirió insultos.

—Callado… —dijo Uribe.

—¿Escuchaste hablar?

—No.

—Espérate, son estos tres.

—Abre la puerta y démosle con todo.

Los ángeles abrieron la puerta y nos golpearon hasta quedar exhaustos.

—Esto les pasa por cochinos y degenerados. ¡Toma!

La inconsciencia fue total.

Los ángeles tenían palos y, con tales palos, golpeaban, la cabeza sangraba y, del sangramiento, había pecado y del pecado no había arrepentimiento: los ángeles eran bellos pero duros en el actuar como Dios lo indicaba, los ángeles eran bellísimos y muy rectos y no permitían actos réprobos, los ángeles, al menor descuidos de los condenados, los castigaban con palos o con cadenazos, los ángeles eran feroces.

Uribe estaba sentenciado al Infierno si no cambiaba de actitud, Alfredo al "Pudridero" por mal poeta y yo al Infierno también por contar "picanterías" pero, Carolus me practicó "sexo oral" y tuvimos relaciones "sodomitas"; y de esta manera ella no tuvo miedo de quedar embarazada y yo practiqué amor desinteresado pero Dios castiga la "sodomía" con cárcel, me mandarán al "Pudridero", donde quieren condenar a Satanás. Sí, estoy muerto en vida…

Carolus estaba excitadísima, yo lamía su "recto".

—Hazlo, por favor, hazlo —gritó.

La penetración fue perfecta.

—Ahora soy toda tuya —murmuró.

Durante tres años lo practicamos, yo me escapé de Francia, tuve que hacerlo, estaba enamoro de Mariela y enamorado Carolus, ¿qué hacer?, me peguntaba, recé fervientemente, recé y…

Carolus se casó virgen con un estudiante de la Sorbona, tenía veinte años, ocultó su pasado, yo no supe nada de ella, sólo sé que fue mía y que durante mi estancia en París fui feliz.

Un ángel golpea la puerta.

—¡Francisco!, Dios ha decidido condenarte al Infierno… Uribe, también volverás allí…

—Pero, ¿qué he hecho?

—Nada, sólo corromper…

—…¡No!

En cruz, estamos ahora, sin proferir insultos; el "Pudridero" es demasiado para un hombre…

—…Carolus, yo te amo.

—Yo también, Francisco, ¿qué me has hecho?

—No sé. ¿Ya no eres virgen?

—Sí, lo soy, entró por el "recto".

—No digas eso, que me avergüenzo.

—¿Te gustó, Francisco?

—Sí, mucho.

—Quieres más.

—Bueno…

Toda la noche estuvimos amándonos…

…Me clavan a la cruz. Hiede el Infierno, la pestilencia me recuerda Recoleta y sus pudrideros, me recuerda calle Rubén Darío y la inhalación de pobreza, un instante de narrativa, ¡duele!, ¡duele!, yo nada he hecho, llevo cien años o más en el Purgatorio, ahora estoy en cruz narrando una historia de amor.

Carolus se sintió magnetizada:

— ¡Soy toda tuya!, ¡soy toda tuya!, no puedo quedar embarazada, me duele pero me agrada, sí, Dios, qué rico, más, hazlo de nuevo.

—Ya no puedo, mañana.

—No, mañana no, ahora, ¡bañémonos!, en la ducha, ¿ya?

—Bueno, bueno, en la ducha. Pero, Mariela me va a descubrir.

—No te acuestes con Mariela nunca más.

—No puedo, la amo.

—¿Y a mí?

—También.

—¿Eras virgen?

Tuve que mentir. Recordaba perfectamente la "sodomía" practicada a Mariela en el Amazonas.

—Sí, sí, era virgen.

—Yo también.

…—¡Uribe!

—Calla, Francisco… —dijo Uribe—, yo también practiqué "sodomía", pero, pero, fue casualidad, cómo tú, no sabía que era pecado, yo me metí con un demonio que se suicidó, intentó asesinarme, yo tuve familia, no sabía que era pecado, yo fui adúltero, ni siquiera sabía los mandamientos, ahora otra vez estoy en cruz, como en el psiquiátrico, como en avenida la Paz, cuéntame, cuéntame, detállame cómo era Carolus, ¿era linda?, pero no insultes a Dios, yo le amo, si nos mandan al "Pudridero", nos comerán los gusanos, no insultes a Dios, Francisco, ¡cuéntame!

La luz era también fétida, contemplé los clavos que atravesaban mi cuerpo, contemplé mi garganta atravesada, mis caderas destrozadas y mis pies aniquilados, un instante de narración, once de septiembre del 2001, en el manicomio con un tal Uribe.

—¡Mira!, ¡dos aviones!, ¡dos aviones!, qué estallan en las Torres Gemelas.

Oh, qué impacto emocional.

La narrativa en este punto es de Infierno, yo no quiero describirlo, quiero amar.

El "sexo" de Francisco penetra el "recto" de Carolus por azar, nadie lo espera, pero, la penetración es perfecta, qué delicia, ¿a quién se le ocurre qué es pecado?, ¿al Papa Francisco?, oh, qué coincidencia de nombres, ¡Papa!, ¿lo has practicado?, en tu país está permitido el matrimonio gay, ¿lo sabías?, ¡"sexo" oral!, "sexo sodomita", oh, qué espanto, ¡Papa, yo sé que tú no lo has practicado!, pero todos tus compatriota sí…

—…¡No quiero gritar obscenidades!

—Cálmate, Francisco, no hables groserías, tienes que ser culto, de aquí podemos salir, ¡discúlpanos; Padre!, somos "sudacas"

—No hay disculpas…

—Oh, habló Dios.

—Sí. Francisco, calla, por favor.

—No puedo, no puedo callar, me duele.

—Me duele que Carolus me haya abandonado.

—Tú la abandonaste, tú la abandonaste, tú te marchaste a Berlín y después a Roma, ¿y a qué?

—A contemplar El David.

—¿Y por qué no lo contemplaste en un enciclopedia?

—No sé, no sé, no sé, ¡sácame de aquí, Padre!, yo ignoraba que era pecado, ¡lo juro!, ah, qué dolor en los muñones… Uribe, ayúdame —dime—, ayúdame, tú eres un perverso, yo no…

—No te condenes, Francisco, por favor, calma, sólo serán un millón de años clavados, yo practiqué "sexo", tú no…

—Sí, yo también lo practiqué, pero por la…

—¡Cállense, hijos de perra! —grita un "demonio".

CAROLUS JUGANDO CON SU "BRAGAS"

Tentación

CAROLUS TENÍA quince años y estudiaba filosofía en la Sorbona, ella era matea, e hija de millonarios, sólo utilizaba "bragas" negras y transparentes, lencería de calidad, se desnudó y jugó con sus "bragas", yo, expectante en su habitación no pude soportar, insistí, "¿quieres casarte conmigo?", "bueno, pero cuando cumpla dieciocho, ¿te parece?", fui el hombre más feliz de la tierra, fui atrozmente feliz… Carolus jugaba con sus "bragas", estaba completamente desnuda, "¿quieres?", ¿penetrarte?", "sí", "cuando estemos casados, ahora ven y bésame pero sin casarme las "bragas"", ¿te parece?, enloquecí.

…Mariela danzaba y estaba muy cansada trabajando en las plazas, en los restaurantes, en los monumentos históricos, le prohibí la Sorbona, "demasiado estudiante", dije, ella como era sutil, obedeció, no hubo reparos.

Mariela se cansaba danzando y yo…

MOLLENDO DESCRIBIENDO A MARIELA:

Sutil Beatitud:

—ME AGRADA danzar, Mollendo, pero, Francisco, llega muy cansado por las noches, estoy preocupada por él, ya no tenemos intimidad, deberíamos leer poesía en las plazas, en la Sorbona por ejemplo, allí hay muchos estudiantes, ¿qué piensas tú?

—Es que, en la Sorbona se habla francés y tú hablas el lenguaje de la corporeidad. Los nevado encontraron trabajo de barrenderos, ya no son limosneros, si estás cansada, vámonos a casa, ¿tú eres virgen?, ¿no es cierto?

—Sí, sí lo soy —dijo Mariela Ruiz.

—Ten tranquilidad, Francisco te ama, lustra demasiados zapatos, gana mucho dinero, más que todos nosotros, no te preocupes, si estás cansada, devolvámonos a casa.

—No puedo danzar hoy, ¿vayamos a la Sorbona?, Francisco me lo prohibió pero…

—No, no —mi instinto me…— No…

—Ya, no quiero danzar, quiero dormir.

—Yo también estoy cansado, vamos al Sena.

—Sí, es buena idea. Ah, pero no tengo dinero —dijo Mariela.

—Mañana le pides a Francisco, ¿te parece?

—Sí, sí, me parece.

Nos devolvimos a casa, realmente estábamos cansados.

—FRANCISCO, DAME dinero, quiero navegar con Mollendo por el Sena…

Oh, Carolus me invitó a navegar, oh, ¿qué hacer?

—No tengo dinero, se me acabó —mentí.

—¿No tienes dinero, pero, ¿cómo?

—¿A qué hora navegarás?

—Por la tarde.

—Ah, ya…

Carolus me invitó por la noche, ¿le doy dinero?, puede sospechar, estamos en casa, yo, yo amo a Mariela pero también amo a Carolus, ¿qué hacer?

—Bueno, pero yo saldré de noche.

—¿Saldrás?

—Sí, no volveré, quiero divertirme.

—Tengo confianza en ti, no me preocupo… ¿Llegarás muy tarde?

—No llegaré temprano, no te preocupes… Voy en busca del dinero.

La felicidad es vivir, la felicidad es amar, la felicidad es una quinceañera, la felicidad es navegar por el Sena de madrugada, la felicidad es dormir con una quinceañera, la felicidad es Dios y Dios me ama porque yo amo a dos mujeres, una de… ¿qué edad tendrá Mariela?, la conocí con dieciséis, y ahora tengo a Carolus que estudia filosofía y apenas tiene quince años y… ¡oh!, ¡Dios!, qué hermosa manera de amar, yo, yo, estoy loco por Carolus, sus ojos azules, su pelo rubio, todas las noches me da mucho dinero, todas las noches la penetro, le agrada tanto que ya yo ya no sé qué hacer, ¿casarme con ella?, yo le mentí, yo marcharé a Berlín y a Roma, yo estoy enamorado de Mariela pero también estoy enamorado de Carolus; Carolus es infinitamente más erótica y le agrada el "sexo" y a mí me agrada "penetrarla", no quedará embarazada, ella dice que es virgen y yo le creo.

—Aquí tienes el dinero, y divierte, el domingo salgamos al Sena, con esa condición.

Mariela se ruborizó.

—Sí, sí, me agrada.

El domingo Carolus tiene que viajar, visitará a sus padres…

—Cuídense, ahora me marcho…

—No trabajes tanto —dijo Mollendo.

—Hay que trabajar, París es caro.

Las "bragas" negras y transparentes me esperaban en casa de Carolus, qué vida la mía, qué felicidad, no hubo "sexo", ya que Carolus estudiaba, me dio el dinero pero, antes de marcharme, me bajé los pantalones, Carolus no pudo soportar y se desnudó, "cómo el domingo no nos veremos, hazme tuya", así fue cómo me clavaron a la cruz, por alrededor…

—Mañana por la noche —dijo Carolus—, no puedo ir al Sena, los dejamos para el próximo domingo.

Sentí alivio.

—No insistí, este domingo, de lo contrario te…

No pude hablar; Carolus me hizo acabar con un extrañísimo movimiento de "colita".

—¿Qué te sucede? —gimió Carolus.

—¿No me amas acaso?

—Sí, te amo, el próximo domingo, ¿ya?

—Bueno, bueno…

CAROLUS EN EL SENA

Abrazados Contemplando la Luna

YO ESPIABA a Mariela y Mariela descansaba, era domingo, Mariela había danzado durante toda la tarde y estaba cansadísima, le lamí los dedos y le lamía el "clítoris", Mariela aulló de éxtasis, era exquisito tener dos mujeres, no adelgazaba ya que el buen "sexo" ayuda a las articulaciones del sistema humano, Mariela se quedó dormida, Mariela era dulce, me vestí con traje (Carolus me había obsequiado uno de etiqueta y zapatos de calidad), salí respirando quejosamente, Mollendo me habló, pero, no respondí, me habló nuevamente y le tuve que responder:

—¿Qué sucede?

—¿Dónde vas?

—A descansar, tomarme unas copas. No puedes ir conmigo, los Nevado andan en la zona roja, tú cuida a Mariela, después te doy dinero.

—No necesito dinero, necesito que cuides a Mariela.

—Sí, yo la amo.

—Entonces bien.

Me esperaba Carolus en un taxis, me esperaba elegantísima, me esperaba con tan sólo quince años, me esperaba de novia, me esperaba para amarme, me esperaba con una mueca de niña mimaba, me esperaba con esos ojos azules de primavera de 1968 y su revolución, me esperaba con el cabello rubio como de trigo, me espera para consolarse, me esperaba para eternizarse.

—Te demoraste.

—Sí, sí.

—Al Sena por favor —dijo en francés.

Nos besamos.

A los Nevado los vi volver a casa, ebrios, completamente ebrio, los vio volver desde la zona roja, la zona roja era la zona de "putas", yo tenía dos mujeres pero me mantenía virgen entrecomillas, me mantenía puro, ¡dos mujeres!, dos niñas más bien. No había temor en mí, estaba seguro del amor incondicional de Carolus, Mariela también me amaba, dos hembras para un solo hombre.

Llegamos al Sena. Nos embarcamos.

—¿Amas a Mariela?

—Sí, también, es chilena.

—¿A quién amas más?

—A ti —dije sin mentir—, quiero vivir contigo.

—No, no podemos, si mis padres averiguan, no me darían dinero y sin dinero no hay "sexo", estamos bien cómo estamos, yo estudio, seré profesional, me quiero doctorar, y cuando me doctore, nos casamos…

—¿Serás doctora a los dieciocho años?

—No, no, no creo. ¿Por qué?

—¿No nos casaremos en tres años más?

—En tres años más tendremos "sexo" real, ahora todo es pasión, estoy loca por ti, te adoro, quiero…

"Quiero "sexo" "oral" toda la noche…

Carolus se refrenó.

—¿Qué quieres?

—No, nada, quiero abrazarte…

La vida era hermosa, la vida singularmente bella, la vida era abrazarnos, la vida era contenernos, la vida era sojuzgar la razón, la vida era intensa en la adolescencia de Carolus, la vida era Carolus, ella era bellísima, ella era de una dulzura magnífica, ella era de una sensualidad sin parangón, ella era aristocrática, ella era de unos ojazos azules de cielo estrellados, ella era de un cabello rubio de dimensiones americanas incalculables, ella era francesa y amaba locamente entregada al abrazo de contemplar el cosmos mientras la barcaza bogaba por el Sena, Carolus me besó, Carolus me acarició, Carolus murmuró:

—Esta noche serás mío.

Temblé de miedo.

Nos abrazamos. La barcaza emitía un rumor suave. Bogar era de tremendo amor, bogar era de felicidad, bogar era de esperanza, bogar era de estar, sencillamente, abrazados.

—Te amo —murmuré.

No me había duchado, olía a "sexo". Sentí pavor.

—Me tengo que duchar antes de tener "sexo".

—Duchémonos juntos.

—No, no prefiero que no. Yo primero y te espero desnudo.

Carolus se excitó, tímidamente bajó mi bragueta y me… acabé.

—¿Podrás en casa?

—Sí, sí, podré, las vitaminas que me das son buenas.

—¿Quieres más?

Su mano acarició mi "sexo". Acabé, acabé sin detergerme. Quince años. Qué dulzura.

No quiero describir lo que en casa de Carolus sucedió, lamí su cuerpo a mi antojo, lamí absolutamente todo, las giré y la "penetré" durante dos horas, la "penetración" no fue dolorosa, ya que cuando una hembra arde no duele, eso me lo enseñó Dios… O, eso creía yo…

…Ahora estoy clavado, ¡salvadme…!

Una luna hermosa nos indicó la hora de partir.

—Mira, qué hermosa luna.

Se me cayeron los pantalones, el remero no se dio cuenta.

—¡Súbete los pantalones!

—Disculpa.

—Señor, vamos a casa.

Carolus canceló el importe, era de madrugada. Estaba muy cansado.

Tomamos un taxis. Me bañé, apestaba a hembra.

Me tuve que marchar de amanecida, Carolus me dio una gran cantidad de dinero, su vida era yo, su "culito" era yo, "te amo, estoy loca por ti", dijo en francés, yo lamí su "vagina" hasta enloquecerla, lamí su "anito" hasta tranquilizar mi espíritu, fue una noche dual, de "sexo" en plenitud: dos mujeres, mil "coitos" por vencer. Había que morir pro morir de "sexo".

—Te amo yo también —dije, ya entendía algo de francés—, ¿quieres más?

—Sí, pero el lunes, tengo que estudiar.

—¿No dormirás?

—Sí, dormiré.

Carolus se durmió, yo me duché, olía a ojazos azules y a vello "pubiano" rubicundo, olía a quinceañera, olía a "recto" "virginal", qué magnífica experiencia había tenido, "sexo", "sexo" en la infinitud del ser.

CAROLUS ESTUDIANDO

Desconcentrada, Pensando en Mí

"MI AMADO, mi Francisco, cómo lo extraño, estoy estudiando filosofía, pero, no puedo concentrarme, ¡París!, adoro París ahora que tengo novio… Filosofar, estudiar, ¡Dios!, tengo quince años y adoro a Francisco, qué bien "dotado" es…, todo un hispano. ¿Cómo me enamoré de él?, pero, tiene a Mariela, tampoco puedo casarme con Francisco, oh, qué hago, tengo un serio problema, tengo que estudiar, no puedo concentrarme, Oh, Mariela, ¡cornuda!, pero, ¿yo también soy cornuda?, oh, qué espanto, tengo sólo quince años… Tengo que estudiar".

Carolus logra concentrase por unos instantes, yo estoy recordando, clavado en el Infierno.

Carolus me amó y yo tuve que abandonarla, en su habitación hubo un grupo de estudio, yo estuve presente, pero no comprendí nada, soy negado para los idiomas.

—Este es mi novio —me sorprendí—, es latino.

—Soy Clarece de Saint-Pôl…

—Yo Clarín de Poulaillir y ella es Mestre Clyes.

—Yo soy Baudet de Camus.

Dariell llegó tarde, era trigueña de unas curvas espectaculares. Me miró y me dio un beso en cada mejilla. Me sentí magnetizado. Sí que eran bellas las franceses. Me habló al oído pero no entendí. "Tú eres el bien "dotado", yo quiero "sexo"", dijo. "No soy virgen, tengo quince años", me estremecí, me habló en castellano.

—…No me hables más —dijo Uribe—, que me duele el corazón.

Callé.

—Estudiemos —Carolus habló en francés.

—Yo no traje mis apuntes —dijo Dariell—, que tu novio me acompañe, yo algo hablo castellano.

Dariell me llevó a su habitación y me practicó "sexo oral".

—Me agrada tu sabor… Es mi primera vez. Soy virgen, te mentí, ¿quieres ser mi amante?, pero, puro "sexo oral", no quiero quedar embarazada, tiene un "sexo" enorme, ¿quieres hacérmelo a mí?

—¿Qué quieres?

—Qué me beses el "clítoris".

—Bájate las "bragas" y lo haré… ¿Realmente tienes quince?, eres bellísimas, trigueña de ojos azules, sí que eres bella.

—Me quiero desnudar, nunca lo he hecho ante ningún hombre.

—Hazlo.

Durante una hora estuve besándola, la giré y la penetré, también fue mi amante.

—Sólo "sexo oral" te dije —al tiempo que acaba.

—¡"Mastúrbate!", ¡Mastúrbate!

Oh, qué delirio, tres mujeres, dos quinceañeras y…

—…Calla, por favor, qué me duele el corazón.

—¿La violé?

—Claro que la violaste, si era una niña…

—Durante tres años…

"No puedo concentrarme, se han demorado mucho, le preguntaré a Francisco, si Dariell vive en mi misma pensión, ¿qué habrá sucedido?, Dariell es muy estudiosa, es matea, yo no, ¿no estarán "fornicando"?, Dariell es mi mejor amiga, le conté sobre Francisco, le conté todo, ella es virgen, sólo tiene quince años, no, creo que…, Oh, qué estoy pensando, ella es mi mejor amiga… No puedo estudiar, no me concentro. Me están hablando y Dariell no regresa".

—…TÚ ERES un obsceno —dijo Uribe—, no me dejas tranquilo, te llevarán al "Pudridero", allí está Pinochet y allí estará Fidel Castro por dictadores, tú estás en serios problemas, Francisco, cómo es que ¿moriste virgen?, te la pasaste "fornicando", ¡dime!, no te entiendo, yo era poeta y ¡mira!, estoy crucificado en el infierno, era un místico y tremendo castigo que me han dado… Yo no quiero hablar más contigo, yo te recuerdo, no fuimos amigos, yo sólo te vi un instante de segundo en el psiquiátrico de avenida la Paz, el once de septiembre del 2001, ese día cayeron las Torres Gemelas, yo estaba allí en el manicomio y tú estaba allí, pero nada más, ¿fuiste amigo de Alfredo?, pero, creo ¿qué son del mismo barrio?, tú eres un pervertido, la ""sodomía" es pecado" mortal, tú eres un degenerado, Francisco, cómo es que moriste casto, no te comprende, ¡dime!, o te mato…

—Yo no tuve "sexo vaginal", eso es todo, tuve tres mujeres, pero, sólo "sexo…"

—Ya no hables más de "sexo" —intervino Uribe—, no me agrada.

—Allí vienen los ángeles.

—Te van a dar de azotes.

—No, no creo, no he hecho nada malo.

Van dos instantes de segundos de narración.

Me desclavaron, de espaldas, crucificado a la piedra que hiede a pecado, me azotan durante tres días sin detenerse, cada día por una muchacha mancillada "analmente", los ángeles gritan, los ángeles no se cansan, yo intento dormir pero los azotes son tremendos, me dan con todo.

—Callana, esto es por Mariela —dijo un ángel fornido.

Me desmayé del espanto. Vomité sangre.

—Esto es por Carolus —me esputó un ángel de estampa maravillosa.

—Por la angelical quinceañera serás condenado de por vida a los azotes diarios.

—¿Por quién?

—Por la francesa de quince años que violaste "analmente", ¡degenerado!

—Ella fue, ella me insistió…

—¡Mátenlo a golpe y al "Pudridero"!

—No, denme una oportunidad, era muy joven, no tuve familia, no tuve hijos, era muy pobre, soy esquizofrénico, no supe, la "sodomía", la "sodomía" ¿es pecado?, yo lo encontré bello, yo no tuve la culpa, Dariell se entregó, ella, ella fue, yo la amé intensamente, ella quería casarse conmigo pero Carolus también, no puedo casarme con dos mujeres, por favor, no me golpeen más.

—Clávalo. Y no hables —murmuró un ángel.

—No puedo clavarlo —replico un ángel—, ya no tengo fuerzas.

—Desclava a Uribe y que lo clave a la cruz él.

Me clavaron de manera despiadada.

—Y no hables groserías —murmuró Uribe—, ¿qué harán conmigo?

—Te llevaremos a una cárcel, para que estés toda la eternidad en el Infierno leyendo poesía.

Uribe dio las gracias y se marchó.

CAROLUS Y Dariell mantuvieron el secreto. Mariela era mi mujer, Carolus mi amante y Dariell mi pasión que desborda. Con Dariell no encontrábamos a escondidas en su habitación. "Por favor, nada de "sexo anal", me duele", accedí a la petición, "sólo besos, no quiero quedar debocada, ¿te parece?, tampoco sé mucho castellano, sólo…", la besé intensamente y le entregué un obsequio, "un cruz y con la estrella de David", Dariell lloró, "¿realmente tienes quince años?", sí, te amo, ¿quieres casarte conmigo cuando me doctore", "casarme, sí, sí, pero…", mentí y mentí.

Me fui a casa muy cansado, no llevaba dinero, me devolví, abrí la puerta de Carolus, tenía la llave, estaba estudiando, no se percató de mi presencia.

—Carolus, hola…

Se sobresalto.

—Ah, Francisco, ¿qué haces?

—Vine a darte un beso.

—Mañana tengo prueba, nada de amor, ¿te parece?, pero el miércoles sí.

Hoy era lunes.

—Es que, no tengo dinero.

—Es que, yo te doy —dijo, amablemente—, hasta el viernes, cuídalo. El domingo tampoco podré estar contigo, con Dariell iremos al teatro.

Me sobresalté.

—¿Irán solas?

—No, con dos amigos. Es que, estoy buscándole novio a Dariell, dice que se quiere casar.

Me asusté.

—No, no, parece que tiene un novio, pero un latino —mintió.

Intenté controlarme pero no pude.

—¿Te gusta Dariell?

—¿Quién?

—Mi amiga.

—No.

—Es que, quiere confesarse.

—Qué se confiese —mentí—, bueno, me marcho, estudia harto.

Me detuve en seco. Di un beso en la frente a mi amante.

—No, tengo dinero.

—Ah, ya, espera.

Toqué la puerta de Dariell. La increpé. Lloró amargamente.

—Lo nuestro es secreto, ¿entiendes?, o te violo toda tu vida.

—No, por favor, Francisco, no.

—Cuídate, Carolus me da dinero, te tengo un obsequio.

—¿Un anillo matrimonial?

—No te lo pongas en el dedo, aquí tienes una gargantillas, son de oro, tú me gustas mucho, pero, no te confieses, te lo prohíbo.

Dariell lloró y lloró.

—Tengo que estudiar, tengo que estudiar, ¡márchate!, pero antes dame un beso.

La pasión fue desbordante.

Mariela me esperaba en casa.

—¿Cómo te fue lustrando zapatos?

—Bien.

—¿Y el lustrín?, lo dejaste en casa.

—Ah, sí, sí, lustré con un calcetín.

Mariela creyó mi mentira.

—Me tengo que dormir, Mariela, tengo mucho sueño.

—Son las nueve de la noche apenas. Desde que llegamos a Francia que no me tocas y estamos casados porque dormimos juntos, pero como fábula, ¿ya?, compórtate como un marido.

Me dormí en el sillón. Dariell me secó.

Qué extraño se durmió, lo voy a revisar… le voy a bajar la bragueta, oh, huele a "sexo" pero también huele a jabón, pero este jabón no lo utilizamos en casa, qué extraño, qué hermoso, estoy ardiendo, todavía nadie llega a casa, le…

Desperté atontado, con Mariela entre mis piernas, el amor me renació, el amor a…

…Yo viví recordando a Natalia Ruiz, de tan sólo dieciséis años, cabello café, ojos cafés y almendrados, seductora, virgen. Es verdad que, me porté mal pero, Natalia Ruiz me provocó, o eso creo yo, fue Francia realmente, su gente, sus bares, su clima.

Estaba viviendo en casa de mi madre, no tenía amigos ni tuve novias, Mariela no quiso casarse conmigo, terminamos de manera muy dura, creo que ya comenté, podríamos recordar, yo cometí un error, Carolus es la mujer más bella que he visto en mi vida y estaba totalmente enamorada pero ella era aristócrata, nada formal habría podido ser, pero, Dariell, ella sí que quiso casarse por la Iglesia, ya que era católica, yo la violé, es verdad, pero nuestra relación fue intensa, ella lloró amargamente, "lo lamento", le dije, tango que marchar, se intentó quitar la vida, no pudo doctorarse, sufrió demasiado, creo que, se dedicó a la enseñanza pero, supe, porque Carolus me envió una carta, contando toda la verdad, supe por este medio que Dariell se había quitado la vida colgándose de una viga, pude ser feliz con ella pero Mariela era mi enamorada, qué torpeza la mía, habría podido vivir en Francia, convertirme en francés, estudiar en París, casarme por el civil con Dariell, ella era de clase acomodada pero sus padres eran liberales en cuanto al clasismo, cometí un error grave, Dariell murió trágicamente a los veinte años.

Sólo tenía quince años cuando la conocí. Sus padres me odiaron. Escribió una carta de despedida…

…Quiero morir, estoy en el cerro San Cristóbal, ya no soporto, hemos vuelto a Chile, llevamos diez años de vagabundaje, Mariela ha vuelto a casa, en Vitacura, nos hemos reunidos, ya no vivimos juntos, estoy decidido, Mariela será mía, ya no soporto, la tomo de la mano y, bajando por una pendiente, quiero violarla, cueste lo que cueste, aunque quede embarazada, total, los padres son millonarios; ¡Ya saben!, Mariela rueda y se magulla… ¡Dios!, qué espanto…

Tomamos una "micro" rumbo a mi casa, Mariela me saca celos mirando "hombres", es una herida en el corazón. Llego a casa y Mariela se marcha. Vuelve a regresar y terminamos para siempre.

Sólo sé que se marchó de casa y vive en el barrio Brasil, dando clases de baile. Tenemos una amiga en común que es pintora, que trabaja en la casa de la Cultura donde labora el bibliotecario que conocí en el manicomio.

Voy caminando por avenida Dorsal hacia el oeste, hacia el sur hay una ciclo vía por donde transitan personas y "fornican" perros callejeros, al costado sur donde está la casa de mi madre, hay una industria, voy caminando, hay un edificio municipal, allí hay atención al vecino, hay abogados que solucionan litigios entre marido y conviviente, ya que en Chile nadie se casa, temas de drogadicción, prevención digo yo, y maltrato a la mujer, entre otras cosas, es un edificio muy hermoso. Al costado sur, hay unos bloc departamentos bien pintados y enrejados pero espantosos de suciedad, los perros se masacran entre sí.

Voy al barrio de la chimba caminando, quiero comprarme una revolver y destaparme los sesos.

—¡Francisco! —grita una niña de trece años, flacuchenta—, por quietos…

Me abstengo.

No puedo comprar el arma, me asaltan tres individuos, me quitan hasta la ropa. Es invierno y llueve torrencialmente.

No muero, pero me resfrío. Vuelvo a casa en calzoncillos. Qué horrenda vida en Chile.

—…Dame todo lo que tenga o ¿te matamos?

Es mi oportunidad.

—No tengo dinero.

Me entran a una casa, son "homosexuales", me quieren violar, me defiendo.

De una patada, rompo la puerta y huyo por las calles.

—¡"Maricones"!, degenerados…

Nadie mira por las ventanas pero todo escuchan el alboroto, los niños hablan: "por droga yo me prostituyo…"

ALFREDO VERA

Visita a Uribe en el Infierno. Tres ángeles.

"—TE VAMOS a llevar donde Uribe, él te quiso mucho, sufrió cuando le dieron la noticia de tu suicidio, ¿te agradaría visitarle?, será por unas horas nada más, necesita compañía, no te horrorices, iras, si deseas a una cárcel donde está él, pero en el Infierno. Fue tu amigo, espero que le ayudes.

Había tres ángeles muy hermosos, me miraron, tuve miedo, ¿en el Infierno? Tuve un pensamiento atroz.

La vida para mí era tranquilidad, conversar con ángeles, intentar meditar, ya lleva más de cien años, ¿cuántos?, no sé; sin embargo, la vida era taciturna para mí, respondí al ángel.

—No, no quiero ir al Infierno.

El ángel se sintió muy triste.

Conversaron entre sí en un idioma llamado "ángelus".

El tiempo todo lo calma, estaba tranquilo, amaba a Dios pero, no había cumplido con Él. Me había quitado la vida, y la vida, era para vivirla, no para asesinarnos, los ángeles me miraron.

—Si no deseas, no importa…

—No, esperen —interrumpí—, sólo unos minutos, no puedo más, con quiero contubernios con un pecador.

—Tú también pecaste…

—Sí, sí, y merezco el Purgatorio, perdón… Seré humilde. También estuve en el Purgatorio Atroz pero…

Los ángeles me llevaron por criptas hasta llegar a una antesala que me dio vértigo, allí había demonios humanos que eran descuartizados y atormentados con palos de hierro.

—¿Vosotros sois los políticos chilenos?

—Sí, sí.

—Al "Pudridero…"

Templé de miedo. Reconocí a Patricio Elwin, a Frei Hijo, a Ricardo Lagos; excepto a Michel Bachelet y a Piñera y a…

Un ángel me dio un golpe en la cabeza. Quedé inconsciente.

—Éste es demasiado pecador para ir al Infierno.

—No, no es un pecador, es un tonto, ¡despiértalo!

—¡Alfredo!, ponte de pie…!

Me desperté. Me encadenaron y, entrando, tuve vómitos, la fetidez a "feca" humana era atormentadora, los demonios humanos se "defecaban" de terror.

Allí estaba él, leyendo.

Entré. Uribe no me reconoció. No apestaba la cárcel. Olor a santidad había.

Una cama y mil libros.

—Uribe.

—¿Está desmayado? —preguntó el ángel.

—No —estaba leyendo el Ulises de Joyce.

—Uribe.

—¿Quién me habla?

—Yo, Alfredo.

—¿Qué Alfredo?

Sentí vértigo, las máculas en el rostro de Uribe eran terroríficas, unos veinte años, cabello largo, de barba.

No pude soportar y me eché a llorar.

—¿Qué haces en el Infierno, maestro?

Uribe se sorprendió por el apelativo.

—No sé quién eres, no te recuerdo… ¡Dejadme tranquilo!, Joyce es un genio, no yo…"

MOLLENDO NARRA

Pepe de Castro, barriendo las calles

AÚN LA poeta canadiense no se marcha a su país, Pepe no ha descubierto la pornografía vendida, viven un idilio. Barriendo las calles cercanas a la Complutense, no siente vergüenza, es un trabajo. La canadiense da clases y, por los sábados por las noches, en un bar con habitación, se embriaga, el amante es un brasileño, muy dotado y hermosísimo. Un "David" humano; piel canela, ojos miel, cabello castaño, un metro ochenta centímetro, dotadísimo. Danzan toda la noche en la "cama".

—Eres perfecta, canadiense.

Este latino tiene el cuerpo de un "David", le escribiré un poema, le contemplo desnudo, sus "genitales", su torso musculoso, me agrada, me excita vehementemente, sus tríceps, su tórax de "David", sus brazos fibrosos, sus "testículos" de escultura, su vellosidad suave, su luminosidad en la piel, me voy a "masturbar" pensando en él mientras tenga "sexo" con Pepe Casa de Castro, este brasileño sí que es hombre, le adoro, le voy a practicar un buen…

—¿Estás ardiendo todavía, canadiense?

—Sí, es que, eres demasiado bello.

—Tú también eres bella, yo soy casado, me agrada que seas mi amante.

—¿Casado?

—Sí.

—No lo sabía.

—No quedes embarazada por favor.

—No, no. Me excitas mucho, me encanta tu musculatura. ¿Quieres que te succione todo tu cuerpo?, ¿absolutamente todo?

—Ya no doy más… No puedo…

—Es que estoy ardiendo.

—Bueno, bésame.

—Yo soy poeta, después te escribiré un poema, eres un "David", yo he estado en Roma, eres un "David…"

—¿Y tu marido?

—No me preguntes por él, sólo somos amantes.

Bajo por las rodillas, succionando con mi lengua que canta versos, semi luz, embriagada en vino francés, la musculatura es perfecta, estoy "masturbándome" con un consolador, no grabo, este hombre es mío, es demasiado bello, me lo quiero llevar a Canadá, ¡es mío!, lo voy a conquistar, bajo hasta los pies y succiono cada dedo, ya hemos copulados tres veces, tiene un enorme "sexo" pero en reposo pequeñito, eso me excita aún más, treinta años pero aparenta quince, cada dedo succionado y lamido por mi lengua, mi amante cierra los ojos y exclama: "sube", estoy lamiendo ahora el ombligo mientras le acaricio allí, sus tetillas mordisqueo, mi brasileño se excita al máximo, le giro y… oh, qué prohibición tan excitante, introduzco mi lengua y el sabor el agrio, su espalda es un "David", que magnifica corporeidad, me excito, continúo "masturbándome", llevo diez orgasmos, su "sexo" se erecta, me monto y… cabalgamos, ya no tiene "semen", pero el aroma a "sexo" nos excita", mi brasileño culmina, estoy compenetrada de sus músculos, ni siquiera sé su nombre, sólo su número telefónico, es bailarín de samba.

—Ya no puedo más…

—Es temprano, son las tres de la madrugada, ¿te quieres dormir?

—Tengo que marchar, tengo que marchar, mi mujer duerme pero… mañana es domingo y vamos a misa.

—Te voy a escribir un poema y te marchas… Recuéstate sobre la cama pero antes voy a besar tu "sexo" durante una hora.

Nuevamente acaba pero en…

—Ah, ah, ah…

Mi brasileño se duerme, soy una perra ardiente…

…El punto culminante del estilo de juventud de Miguel Ángel viene marcado por la gigantesca (4,34 m) escultura en mármol del David (Academia, Florencia), realizada entre 1501 y 1504, después de su regreso a Florencia. El héroe del Antiguo Testamento aparece representado como un joven atleta desnudo, musculoso, en tensión, con la mirada fija en la distancia, buscando a su enemigo, Goliat. La intensa y penetrante mirada, la fuerza expresiva que emana del rostro de El "David" es, junto con la escultura de Moisés, realizada posteriormente, el mejor ejemplo de la terribilità miguelangelesca, rasgo distintivo de muchas de las figuras del artista toscano así como también de su propia personalidad El David, la escultura más famosa de Miguel Ángel, llegó a convertirse en el símbolo de Florencia, colocada en un principio en la plaza de la Señoría, frente al Palazzo Vecchio, sede del ayuntamiento de la ciudad. En 1910 se colocó en ese lugar una copia del original que se encuentra en la Academia. Con esta obra Miguel Ángel demostró a sus coetáneos que no sólo había superado a todos los artistas contemporáneos suyos, sino también a los griegos y romanos, al fusionar la belleza formal con una poderosa expresividad, significado y sentimiento…

"—…De mirada inquisidora, infinito cuerpo de mi "David",

Yo no puedo sostenerte, eres, en demasía, macho,

En demasía, en desnudez; Y, en la mirada, y en la nariz,

La inmensidad, lo ferviente, la virtud del éxito con Dios…

Oh, mi "David", estoy absorta en tu mirada, estoy aterrada

De tu mirar, estoy absorta en tus mejillas monumentales;

En tensión estás "testicular", desafiándome, ¡mío eres!,

Pero de otra también y de la humanidad. ¡Mi "David!",

Te contemplo; y tu cuello es, una herida en mi vejiga:

Una herida en mi ombligo y en mi feminidad…

Tu musculatura, es maravillosamente sensual,

Tu juventud, tu estatura altísima de "gigante" en la "cama",

Yo me inclino para adorarte, oh, mi "David", cómo no

Contemplar el mármol de tus "pene" diminuto ya que yo,

Como americana lo he devorado durante mil años.

Oh, mi "David", estoy ardiendo al escribir "sexo"

De Dios. Tus tetillas son fenomenales y erectadas

De pasión "guerrera", tus costillas son mías;

Yo he nacido de aquel embrión; Tú eres lo que yo

Deseo; y tus caderas en rectitud de "amante"

Y tu musculatura de tus piernas y tus brazos

Conteniéndome; oh, "David", de mármol, ya que

Duermes perezosamente, tienes una mano en el cuello

Y la que me "masturbó" el "clítoris"; En el muslo

Que quiero herir con un cuchillo; oh, "David", me

Excito de tu presencia; Y, en el vértice, de tu "potencia

Masculina", intento erecta una y otra vez tu "sexo",

Hasta que, carne y espíritu, se exterminen;

Culminas en mí (en la eternidad) mientras duermes.

Yo soy Betsabé, que he pecado, yo soy Betsabé…"

Me cambiaré el nombre, ahora me llamo…

—¿Qué sucede?, me quedé dormido, ¿qué hora es?

—Las siete de la mañana.

—Oh, mi mujer me va a matar, nos vemos, canadiense.

—Llámame, Betsabé y tú serás…

—Ya, ya, Betsabé, ¡cuídate!

—Báñate, hombre, ¡báñate!

—¿Tienes cocaína?

—No, no, yo no consumo cocaína, produce impotencia.

—Yo sí, yo sí. Tengo algo, es que, mi mujer es "ninfómana".

—¿Es brasileña?

—No, es francesa.

—Ah. Bésame.

—Hueles a "sexo".

—Tú también.

—Ven, bañémonos juntos.

—Qué exquisito eres.

—Tú también, tú también. No tengo dinero, tendrás que pagar.

—No te preocupes, yo pago la habitación…

—¿Y las trago?

—Sí, sí, y los tragos también.

"NO HA llegado mi poeta, ¿qué hará?, ya dejé la cocaína, estaba impotente, tengo que intentar recuperar mi trabajo, extraño a mis "polluelas" y a mis hijas, que murieron, casi muero de espanto en el entierro, ¿qué será de Cecilia Torres?, no he podido dormir en toda la noche pensando en mi canadiense. Tiene que tener libertad, eso sí, un sábado no está mal, ¿tendrá amigas?, le voy a preguntar.

Allí viene, ¿con el pelo mojado?, qué extraño, habrá llovido, bueno, estamos en invierno.

Escribí un poema, debería escribir otro libro o intentar otra edición. Voy a renunciar al trabajo, me duelen las manos de tanto barrer, me voy a dedicar a mendigar, leeré mis textos y me ganaré la vida de esta forma. Leeré los poemas de mi padre y los poemas de mi canadiense. Son muy eróticos, pero mi padre es de un erotismo sutil, mi canadiense es más carnal. ¿Qué hago?, si yo soy doctor en literatura religiosa de la Complutense, ¿estudiar tanto, para andar barriendo las calles?

—Canadiense…

—Me llamo Betsabé.

—Oh, qué hermoso seudónimo.

…Betsabé, según el Antiguo Testamento, esposa de Urías, uno de los soldados de David, rey de Judá e Israel. Éste vio un día desde la terraza de su palacio a Betsabé, que se estaba bañando, y, admirado por su belleza, la sedujo mientras su esposo estaba ausente. Cuando Urías negó su paternidad sobre el hijo que Betsabé había concebido, David ordenó a uno de sus generales, Joab, que Urías fuera situado en primera línea de batalla en el sitio de la ciudad amonita de Rabbá Amón para que muriera y poder así desposarse con ella. Fueron castigados por Dios con la muerte del niño. Más tarde, Betsabé le dio otro hijo, Salomón, que sucedió a su padre en el trono. En la genealogía de Jesucristo con la que se inicia el Nuevo Testamento, Betsabé no aparece mencionada por su propio nombre, sino que es citada como la "esposa de Urías".

—Tengo un sueño terrible, una amiga tuvo un derrame cerebral, la levamos de urgencia, agoniza, el próximo sábado, llegaré tarde también, discúlpame, Pepe, me duermo, almorzamos y…

—No, no te preocupes, mañana, saldré a la Plaza Tirso de Mollina, voy a recitar tus poemas y los de mi padre y los míos y pediré comisión, ya no barro más, me dedico a la lectura de poesía, ¿tú ganas bastante?, ¿te parece?

—Sí, me busqué otro trabajo…

No puedo perderlo, me pagan mucho por los "videos pornos…"

—No te preocupes…

…Oh, no me lavé los dientes, huelo a… "semen… de mi "David""

—Dame un beso.

—No, no, estoy muy cansada.

—Betsabé, ¿qué te sucede?

—Es que, huelo a tristeza.

—Abrázame entonces.

—Te amo, Pepe.

…Oh, estoy ¿enamorada?

Voy a gravarle esta noche, sí, pero tengo que dormir… a mí no me importa, soy poeta…"

Dos instantes de narración, soy Mollendo, un puerto marítimo peruano: Betsabé se revuelva con "David" y Pepe Casa de Castro se revolcó con "polluelas"; ¿Revolcarse en Europa es la tónica del degeneramiento europeo?

Pepe Casa de Castro se prepara huevos, tiene mucha hambre, el revoltijo de la yema, sal, aceite de oliva, a fuego lento, la vida tiene su virtud; Y, esta virtud es amar lo desconocido, la vida de las luminarias, la vida del escalofrío, la vida de la sempiterna alegría, la vida de la ingratitud, la vida de la nostalgia, la vida de la esclavitud, la vida de la distancia de los héroes, la vida de mi adoración americana, la vida de…

Hay mucha gente en plaza Tirso de Molina, no ha llovido pero, es invierno, qué extraño, mi canadiense…qué raro… ¿con el pelo húmedo y en el hospital de urgencia?, pudo llamarme, la acompañaré a visitar a su amiga el próximo sábado, sí, eso haré y le pediré matrimonio, pero, no me puedo casar, ¿qué será de Cecilia Torres?, Pepe Casa de Castro lee un poema de Betsabé pero un poema angelical, las personas se reúnen, "qué hermoso poema", "yo soy Casa de Castro y soy doctor en literatura religiosa de la Complutense, leeré poemas de tres poetas, espero que me den su aporte, ya que vivo de la lectura de estos poetas, mi padre, que era poeta erótico, Betsabé, que es canadiense y es mi enamorada y yo, que soy poeta religioso, Betsabé es rebelde y escribe poemas eróticos también", "¿cómo se llaman los libros?", Pepe Casa de Castro no escucha la pregunta, lee un poema de su padre.

—…Voy a viajar a Francia este verano con… ¡No, sólo…!

Las rosas son hermosas, para ti, mi adorada.

La rosas son como esmeraldas, para ti, mi desolación.

Yo amo la turgencia de tu cuerpo:

Amo las rosas que hay en ti, mi adorada.

Yo me comprometo en amar tu rosal:

Y de las espinas, hay un amor celestial.

Amar las rosas es amar a mi adorada:

Amar a Dios es amar tus espinas.

Busco el amor eterno, busco un rosal:

Yo habré de amar a mi adorada

En soledad. Amar el cuerpo femenino:

Amar el candor de todo lo que existe.

Amar y no contenerse, amar la soledad.

Yo amo y me propago por el cosmos:

Y este cosmos es mi adoración.

Mi adorada, yo te amo; y en cada

Atardecer, soy vuestro… Mi adorada,

La vida es tan bella cuando vos me besas.

Mi adorada, hay estrellas en el firmamento

Que llevan vuestro nombre. Mi adora

Hay vida en mí; Y en mi vida hay adoración.

Mi querida estrella, vos sois mi adorada.

Rosal de mi adoración, ¡mía!, absolutamente, ¡mía!

En esta tierra de esperanza y adoración.

"—…Escribí un poema, hijo, ¿quieres que te lo lea?

—Bueno, Padre, ¿qué nombre lleva?

—Adoración del Rosal…

…Se lo escribí a una amante que tengo latina…, de Chile, una aristócrata… Somos felices, no le digas nada a tu madre, Pepe, oh, qué cosas estoy pensando.

—Es hermoso el poema, Padre, ¿por qué tienes que morir?

—Es que, todos habremos de morir, hijo.

—¿Tienes una amante?

—¿Qué?, te voy a castigar, Pepe, lávate la boca con jabón.

—No, papá, no, no me pegues…

Las personas aplauden, un poema agradable para los turistas que nada entienden de castellano pero para las "niñas" ángeles un poema hermosísimo. Se sienten abstraídas, María Soledad de las Mercedes busca aliento, ella es muy gentil, es aristócrata, sabe mucho de literatura, ha vuelto a España; pero, desconoce a Pepe, el poema es gracioso y la voz del lector es de parsimonia, Pepe contempla a María Soledad de las Mercedes, mantienen un diálogo erudito, cómo yo no soy erudito y sólo soy un puerto peruano no podré traducir el lenguaje, las "niñas" ángeles se mantiene en silencio y los turistas dan dólares, son bastantes dólares, un coreano dice: "lee uno tuyo", pero habla en coreano, nadie entiende, hay un canadiense, que habla francés, "más", dice, "no tanta discusión", algo entiende de castellano. María Soledad de las Mercedes habla francés e inglés, tiene buena memoria, canta el poema del padre de Pepe en inglés, realmente es bello el poemario, María Soledad de las Mercedes lo explica cabalmente, ella es instruida, Pepe calla, sabe la "niña" ángel una enormidad.

Hay mucho dinero en un sombrero, hay más de cien personas reunidas.

El coreano entiende inglés.

—Qué lea uno suyo, ¿es poeta?, ¿de dónde es?

María Soledad de las Mercedes interpreta:

—Soy de Madrid y no soy poeta, sólo escribo versos.

—Por favor, uno tuyo, qué te quiero vadear.

La multitud es intrínseca a la vida, y la vida, es ritual de vestirnos de traje y barrer las calles de Madrid. La vida cambia como cambian los climas del planeta, la vida tiene su inverosimilitud en los instantes más recónditos del cosmos, la vida es virtud de amar, la vida tiene su parangón, la vida tiene sus afectos, la vida tiene su don de vida, la muerte es pudrición y la vida es lealtad a Dios. Hay que conservar el estío de invierno mientras se precipita la lluvia pero levemente. Todo se humedece, los paraguas, los impermeables, llueve turbiamente en Madrid, ay, de mí, cómo no amar Madrid.

María Soledad de las Mercedes interviene, Pepe Casa de Castro intenta excusarse, tiene miedo al ridículo, María Soledad de las Mercedes lo reconoces, "tú eres Pepe", el amigo del maestro Francisco, el chileno", "sí, sí, yo soy Pepe, Francisco se fue a Francia, yo también quiero ir pero de vacaciones, tengo una novia, se llama Betsabé, bueno, no se llama Betsabé, es un pseudónimo, es canadiense, es poeta y de las buenas, yo no quiero leer nada de mí, soy malo escribiendo pero Betsabé es buenísima, ¿en la "cama…?, el coreano insiste, Pepe accede pero con una condición, que lo aplaudan o se desmaya, el coreano ríe, "si es bueno el poema, te aplaudimos, de lo contrario…", entonces no", "lee, maestro, lee", dice una "niña ángel, "conocemos tus textos, "lee, no te inquietes, yo te aplaudo y a ti", indica al coreano, "cien dólares por videar", el coreano los paga.

"—…Soy un soñador en busca de Dios; Y este Dios es

Un milagro

De mariposas

Que cantan

Sutiles Salmos que, el Rey David, compuso…

Soy un poema en busca del amor (Místico); la vida es en mí

Como un canto

Bíblico

Que el Rey David ha compuesto

Solidariamente.

Yo no reniego de Betsabé (el amor pudo más);

Todos pecamos de…

Me impaciento al escribir este poema…"

Todos aplauden rabiosamente, excepto el coreano que ríe, nada conoce de Betsabé o de David.

—Estoy contento, ahora leeré un poema de la canadiense, que es mi hembra.

—¿Tu hembra?, no será tu novia —dice el coreano, que algo ya entiende de castellano.

—Sí, mi mujer…

El poema arde, el coreano arde, las "niñas" que son púdicas se avergüenzan, Betsabé es perversa en su poética, la poética del "Aullido", vive Dios en nuestras conciencias, vive Dios en María Soledad de las Mercedes, vive Dios en peregrinaje, vive Dios colmándonos de esperanza, vive Dios esperanzado, vive Dios en la remota posibilidad de amar, vive Dios en toda actitud, en todo pensar humano, vive Dios en "David", que lame, después de almorzar, las entrepiernas de su hembra francesa. No describiremos; ya que el horror me paraliza.

—…Allen Ginberg (1926-1997), poeta estadounidense, nacido en Newark (Nueva Jersey). Portavoz de la generación Beat de la década de 1950, cantor de la América underground y voz de vagabundos y marginados, Ginberg escribe en la tradición de Walt Whitman y William Carlos Williams. Su poesía es informal, discursiva, incluso repetitiva; su inmediatez, honestidad y su explícito contenido sexual le proporciona a menudo una cualidad improvisada. Aullido (1956) constituye una crítica furiosa contra las falsas esperanzas y rotas promesas de la historia de su país. Otros libros de poesía son Kaddish (1961), Sandwiches de realidad (1963), Noticias del planeta (1968) y Sudario blanco (1987). Sus Cartas del Yagué (1963) interrelacionadas con TV baby poems (1967) expresan con un lirismo casi místico sus sentimientos anarquistas y nacionalistas.

—¿Es Beat?

—No, no, es canadiense…

Las "niñas" ángeles ríen de la estupidez del coreano.

—Si yo sé hablar castellano, vivo en Madrid —dice el oriental—, es Beat, de eso no me cabe duda, dilo en inglés niña, ¿cómo te llamas?

—María soledad de las Mercedes. No, me parece demasiado subido de tono.

—Por favor, hazlo —dice el coreano—, me agrada tu voz.

—Cien dólares más, para ayudar al maestro.

—Ya no tengo dinero.

—Entonces no.

—Bueno, bueno, un cheque, aquí lo firmo. ¿A qué nombre?

—A Pepe Casa de Castro —responde María Soledad de las Mercedes.

Un instante de retorno a la vida, un instante de percepción a lo irreal, la vida en paralelismo, Francisco en Francia con lluvia torrencial, en casa, conversando con Nevado Ampato sobre lo equívoco de visitar tanto la zona roja, "te invitamos, "tú no eres casto, eres un sinvergüenza, ya sabemos todo de ti, lo de Carolus y lo de Dariell", Francisco da un tremendo combo en el "hocico" a Nevado Ampato, "te mato si hablas", "nada, chileno, calma", "no me calmo, yo amo a Mariela… ¡No vayan más a la zona roja, entendido", iremos, iremos", "no", "cállate, tonto, Mariela está despierta", dice Nevado Solimana.

—Vamos a un bar de copas —dice Nevado Ampato.

—¿A cuál? —pregunta Nevado Coropuna.

—En Montmartre hay un bar con mezcla de antigüedad y modernidad, cómo fuimos ebrios y ahora somos franceses, que Francisco invite, yo tengo novia y es pelirroja, tiene treces año y es holandesa y no pago absolutamente nada, gratis para mí, está enamorada pero es… meretriz, pero, a mí nada me importa, nos vamos a casar…

Todos ríen…

—Allí viene Mariela, danos dinero. Juan Carlos Reyes ya nos contó que Carolus te da de comer, ¡danos dineros!, o te jorobamos la existencia, Mariela te mata y nosotros ni ahí con vo", chileno reculiao".

—¡Mariela…!

—Ya, ya, aquí tienes, ¡hijos de puta!

—Somos peruanos, sin ofender.

—Es poco, ¿no te parece?

—No tengo más, no tengo más.

—Todos los domingos, ¿ya?, todos los domingos —replica Nevado Coropuna.

—Degenerados…

—Mariela…

—¿Dime?

—No, nada…

—¿Qué sucede?

—Es que, llueve torrencialmente —increpo yo.

"—…Me aferro a tus "testículos" como rosas,

Soy hembra y me aferro a tus "testículos".

Me caliento tanto, que la conciencia pierdo.

Me aferro a tus "Testículos". La vida es de "clítoris",

"Penetradme" locamente como si América embistiera

Desde tu cintura y me ardiera el "ano", me encanta.

De soslayo, beso tu lengua, pero estoy estática

Como una estatua de mármol "masturbándome".

Soy "prostituta" de un santo y mi salario

Es tu "esperma". No me preñes, no quiero dar hijos,

Quiero "fornicar" hasta que tenga cuarenta y más tarde

Preocuparme del "sexo" "vaginal". No utilices "condón",

No le tengo miedo al "SIDA". Me aferro a tus "testículos",

Me aferro, esta es mi condición de poeta, ávida de ti".

María Soledad de las Mercedes explica que es un soneto revolucionario pero pornográfico, explica que la "sodomía" es pecado y que Dios castiga con el Infierno a los que la practican, el coreano tiene temor, el coreano no es cristiano, el coreano a…

—¿Es pecado?, ¿y qué es el pecado?

María Soledad de las Mercedes, que ángel, explica pero el coreano no comprende.

—¿Me iré al Infierno?, ¿qué es el Infierno?, estoy casado con una valenciana pero es atea, yo quiero ser cristiano, no quiero quemarme, ¡no!

El coreano se echa a llorar.

—Soy empresario, soy empresario…

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