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Francisco, El Viajero (Novela) (página 6)

Enviado por Mauricio Uribe


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—¿En qué piensas?

—En el futuro…

—¿En el futuro?

—Sí.

—Estamos navegando y no hemos tenido mucho tiempo para nosotros, me agradaría dormir contigo, ¿cuándo llegaremos a Madrid?

—Lo ignoro… No podemos tocarnos, los ángeles son muy severos, podrían castigarnos.

—Sólo quiero dormir, no tener relaciones amorosas, recuerda que quiero casarme virgen.

Mariela ha olvidado.

—¿Y la selva?

—¿Qué selva?

Estoy extrañado, quizá todo fue sueño, pesadilla, horror de psicosis.

—¿En el Amazonas hubo…?

Quiero gritar ¡"sexo"!, pero no puedo.

—¿Qué hubo en el Amazonas?, sólo besos y suspiros, yo soy virgen y me casaré de "blanco", con el consentimiento de mis padres.

—¿Qué? Tus padres jamás me aceptarán.

Mariela piensa.

—Pero, yo sí… Yo te amo con todo mi corazón.

—¿Me amas? —pregunto.

—Te adoro…

Las posibilidades son infinitas, como infinito el amor. Mariela ha curvado sus ojazos cafés; Y, en un mirar de terciopelo, se cubre de olores cándidos, ha entrado a su camarote, se desnuda sin darse cuenta que yo la observo, al instante me éxito, es tan bella, tan dulce de formas. ¿Qué edad tendrá? ¿Cuántos años llevaremos vagabundeando? Ella tenía dieciséis, yo veinte, creo que van tres años de caminante. Mariela se sorprende, inclina la mirada, sus "senos" son pequeños y su "vello pubiano" me ha enloquecido, Mariela es belleza, Mariela es candor.

—Ten cuidado, Francisco, los ángeles son piratas.

—Te deseo.

—Yo también.

—Pero, en Madrid nos besamos, ¿te parece?

—¿En Madrid?

—Ya.

Mariela se encierra en el baño; Y, huyendo de mí mismo, me aferro a las barandillas del buque fantasma.

Hay aberración en ¿el Amazonas? Las tumbas de los héroes: huir de los carismas, estoy pensando y contemplando el sol, ¡arde!, el silente de hüya[57]en wznhywh[58]

Hay situaciones inverosímiles y hay vida en Mariela, yo le amo y le deseo eternamente, sin embargo, Mariela me rechaza, ¡ella fue mía!, eso yo lo sé, estoy seguro, pero, quizás, ¿un veneno?, ¿una raíz ponzoñosa?, ¿le lentitud del paisaje?, ¿soy virgen?, ¿cómo comprobarlo?, jamás he penetrad "vagina", ¡nunca seré padre!, estoy enfermo, me siento enfermo, ¿qué hacer?, ¿cómo comportarme?, ¡quiero vivir!

Hwhayü[59]en la desviación de las flores: ¡Soy virgen al fin! Todo fue un sueño, ya lo sé…

Mariela camina sensualmente, su aspecto es de niña, Mariela es delgadísima, ¿qué es lo que habrá de acaecer?

—Vamos.

Me toma de la mano y me lleva a mi camarote.

No desnudamos.

Mariela besa todo mi cuerpo y yo…

¡Mariela!, ¡Mariela!

Yo también beso su cuerpo, ¡yo también…!

TRANQUILIDAD EN EL CAMAROTE DE FRANCISCO:

NOS HEMOS besado durante tres horas: el cuerpo de Mariela es tierno, he recorrido pantorrillas, dedos, entrepiernas, pero, no me ha permitido "penetrarla", ahora, pensándolo bien, Amazonas sólo fue quimera, raíz, podredumbre, satanismo; Mariela es pura y virginal.

Ella me tocó tenuemente con sus manitas. No quiero contar, ya que lo nuestro es secreto, Mariela te amo, Mariela eres ¿mía? Canto susurrando, la letra es inventada, canto para amar, canto al "pubis", a las caderas y a los "senos", ¡Mariela, cómo no amarte! ¡Y cómo no recordarte…!

Hay de pronto tranquilidad: la ternura de las caricias a escondidas. Nos duchamos, hay que vestirse rápidamente, los ángeles piratas conversan entre sí, hemos aprovechado un intervalo de tiempo inmarcesible de amor, hemos delirado con tiernas caricias; estar desnudos es bello; Y la belleza: eterna de estrellas. La noche ha llegado, Mariela tiene que servir la comida, yo lustrar zapatos. Sin embargo, la calma ha llegado a nuestros espíritus.

—Hoy, al anochecer, seré tuya de nuevo. ¿Quieres?

—¿A las doce?

—Sí, en mi camarote. No comentes con nadie, menos con Mollendo.

Nos besamos alocadamente. El "sexo" es bello, ¿no?

Mariela es de signo cáncer y yo… Wüahy[60]silbando en el Mar Caribe… Yo habré de bendecir al Padre y habré de cobijarle en los instantes de esta locura, dos instantes de segundo que retroceden a un instante de segundo de narración. No conozco a Uribe, hay un avión paralizado y las Torres Gemelas intactas: el racconto es "degenerado", habrán de calcinarse miles de personas, pero, yo estoy paralizado, estoy en un manicomio, y esta "narración" no existe, ya que todo lo "narrado" es un estallido de un avión apunto de exterminarse en contra de la primera Torre, después vendrá la segunda pero esta novela habrá culminado su peregrinar. ¡Estoy loco! ¡Estoy loco!

"—¿Cómo te llamas?

—Uribe…

La persona no responde, sólo escucho atónito murmullo mudo: Pwawhy[61]como si nada culminara y mi ex novia aún me amara. Estoy solo y no quiero morir, quiero…

Un instante de segundo que retrocede…

ALFREDO VERA EN CÁRCEL DE PURGATORIO:

HAY SILENTE, hay cansancio, hay una Biblia, hay candor; por fin, la crucifixión ha cedido al estudio: "No quitarse la vida, no suicidarse, no matar", condiciones básicas de un cristiano.

Alfredo no tiene pensamientos, sólo recuerdos, pero están sesgados, ya que, está condolido por sus actos. Hay un ángel y éste ángel habla cadenciosamente:

—Quitarse la vida es un acto réprobo, tu madre sufre, tus amigos sufren, la virtud del amar es Dios, la veracidad del camino es amar la vida y la vida es para consagrarse al trabajo y al estudio y al deporte y a la familia, ¿tú tenías familia?

—Sí.

—¿Eras enfermo mental?

—Sí, su señoría.

—¿Tuviste apoyo?

—Sí.

—¿Por qué te quitaste la vida?

—Quería convertirme en poeta y no pude.

El ángel piensa; Y la tristeza le embarga.

—Los poetas han nacido para alabar a Dios, no para cantar a Satanás. Los suicidas son…

El ángel habla secretamente, no reproduciremos sus palabras por pundonor.

Los sueños son, literalmente, divinos, si hay amor, esperanza y fe en nuestros corazones: las personas deberían de trabajar seis horas y, el resto del tiempo, dedicarlo a la admiración de sus familias… Yo recuerdo a Mariela y, de su belleza, también recuerdo un nombre: Alfredo, me lo indicó Uribe, una persona que, al pasar conocí en el manicomio, Alfredo; Uribe, ¡gentes sin destino!, ¡desadaptados!

Hay que vivir la vida a "concho" y yo la viví con Mariela, ¡diez años de castidad, recorriendo el mundo!

¡Te amo, Mariela…!

¡Amo a Ruiz…!

¡Le amo con decoro…!

Estoy duchándome, esperando que, mi quimera, se convierta en luz.

"—¡Los ángeles!, ¡los ángeles!, ¡vístete!, a las doce en mi camarote.

—De acuerdo…"

SON LAS doce de la noche y Mariela, en desnudez; Mariela sonríe, Mariela es devota de…

Hay vastedad en el Caribe y, las olas son, de esmeralda: hay que sonreír, los piratas ángeles duermen, la navegación la concluye Dios.

—¿Nadie te vio?

—Nadie.

Me desnudo.

Nos abrazamos, sólo nos acariciamos pero somos felices, hay que vivir la vida y vivir en felicidad. Mariela me besa los labios y, acariciándola, soy feliz.

¿Qué será de nosotros?, ¿habrá amor en nuestras almas?, yo sospecho que habremos de casarnos e, hijos, tendremos y la felicidad será, pero, hay que amar en desliz ya que estamos atrapados en un barco pirata.

Tengo deseos de "penetrar" a Mariela.

—¿Quieres?

—No, no, tengo miedo, cuando estemos casados.

Hay que vivir la vida y vivirla esperanzadoramente: ¡Vivir y recomenzar en cada acto de amor!, ¡vivir para que, fluya, el amor, en la totalidad de la experiencia!, ¡vivir en armonía!, ¡vivir en soledad! Yo amo a Mariela y, su sagrado cuerpo, son esmeraldas que el barco salpica en nuestros rostros. Habremos de amarnos siempre, habremos de amar lo "insondable". Yo la deseo como mujer, yo la deseo "penetrar" pero, Mariela se resiste, ¿qué motivos tendrá?, ¿la maternidad?

—¡Mariela!, ¡te amo!

—No grites.

Mariela tiene el cabello corto y sus ojos almendrados encierran caracolas que, en destello, yo procuro contener y descontener al tiempo que, sus diminutos "senos" me sojuzgan y me atormentan en el besar, yo me escondo en ellos y la felicidad es abarcadora: Mariela, en desnudez; y yo, en desnudez, tocándonos y besándonos y, en fusión, culminamos al tiempos, que, las olas embisten con furor; el barco se estremece y los ángeles duermen pensando en Dios; Hay que vivir a escondidas el amor "sagrado" entre la piel y los deseos del puma; hay que vivir a escondidas ya que, por regla, entre piratas quien manda es el capitán; Y este capitán adora la pulcritud y la beatitud.

Mariela me besa y se duerme, yo me visto, y, huyendo, camino: Las estrellas son infinitas.

"Once de septiembre del 2001. Parque Matucana. Alfredo Vera se quita la vida, un atentado terrorista, horrendo, sacude el mundo civilizado, dos aviones estallan, incrustándose, en las Torres Gemelas en Nueva York. Un once de septiembre de 1973, Pinochet asesinó y torturó personas inocentes que, en el socialismo democrático creían. Salvador Allende fue ultimado y Víctor Jara (un trovador), torturado y masacrado. ¡Dos once de septiembre!

Hay que vivir y no morir.

Hay que amar y no odiar.

Hay que vivir la vida en Cristo.

Hay que vivir la vida en Yahvé.

Hay que vivir la vida en paz.

¡Satanás existe…!

¡Tened cuidado!, que, en el Infierno, las cadenas y la piedra candentes hieren por una eternidad.

El asesinato está prohibido por Dios…"

Me recuesto. Mariela es muy bella, tiene una curvas preciosísimas, tengo la necesidad infinita de poseerla pero, ella, yo no sé, ella se resiste, dilema, ¿no?, hay que vivir la vida ¿peregrinamente?, ¿hay que vivirla de manera ¿sesgada? Yo deseo vivir la vida, deseo amar la vida, ¿qué deseas tú?

Voy a escribir una carta, estoy en población Victoria, ya han pasado diez años. Mariela me abandonó, nunca fue mía, ¡me destrozó el corazón! ¡Mariela!, ¡Mariela!

"Por el mundo fuimos…

Yo te conocí.

Preferiste la danza y vivir entre los "tuyos", entre la gente de bien. Tus padres te enrostraron los diez años vividos con Francisco. ¡Tus padres! Abogado, madre matrona. De Vitacura. Comuna de ricos…

Yo te amé, Mariela; Y continúo amándote. Siembre habré de amarte hasta que muera…

Estoy muy enfermo. Tengo esquizofrenia; Y el temor cunde entre mi madre. Estoy viviendo en población La Victoria, ¡tú sabes!, al sur de Santiago pero hoy volveré a Recoleta, a mi Dorsal, mi avenida de mi niñez.

No tengo dinero, caminaré.

Quiero estudiar psicología. Ya culminé la pedagogía pero tengo esquizofrenia. Los doctores me ayudan pero la psiquiatría no comprende de ángeles ni de arcángeles, sólo comprende de enfermedad. La esquizofrenia ha destrozado mi vida, ¡cinco veces internado he estado! He tenido alucinaciones horrendas. Que viajar en un buque de piratas ángeles, que viajar a Madrid, que conocer Europa, que vivir en Amazonía, que tener "sexo" por el…

No quiero hablar, no quiero recordad…

Mariela, yo sé que eres real, sé que te amé, pero, el recuerdo es nulo.

Me despido.

Tuyo. Francisco".

La veracidad de la vida, la veracidad del destino, yo estoy en población Victoria y la vida es terrible, hay asesinatos por doquier y el tráfico de estupefacientes es horrendo, los perros salvajes se comen a los carabineros y los carabineros se comen la "basura" de la ciudad.

Población Victoria, estoy arrendando una pieza pero huyo dejando mis pertenencias.

Hay una niña, tan hermosa, de unos dieciséis años, de ojos verdes y cabello castaño.

—María José me llamo.

Le agrado, me agrada pero huyo, huyo de mí mismo, la esquizofrenia es mortal.

Tengo miedo de mí, miedo de morir en la pobreza.

¿Qué será de Francisco?

La soledad es absoluta, la soledad es de abismo. Hay que vivir.

María José se esfuma, es una tierna niña que canturrea, tiene la mirada fiera ya que vive entre "pungas", ¡Población Victoria!, aterrizaje forzado de la delincuencia.

—NEVADO SOLIMANA.

—¿Dime? —Nevado Coropuna pregunta.

—Quiero conocer Madrid, ¿cuándo llegaremos?

—Lo ignoro.

—Nunca —dijo Mollendo—. ¡Nunca!

—Hay que vivir la vida. ¿Qué piensas, tú, Francisco?

—Llegaremos, pero, tardíamente. Hay que tener cuidado, los piratas son "duros", podrían asesinarnos, hay que rezar y tener cuidados. Yo…

—¡Francisco!, ¡Francisco! —gritó Mariela—, buque petrolero norteamericano a un kilómetro. Tened cuidado, habrá emboscada… ¡Tengo miedo, Francisco!, ¡tengo miedo!

LOS OCUPANTES del buque petrolero intentan defenderse, pero todo intento es inútil.

Los ángeles atacan en bandada, los ángeles son despiadados.

—Al abordaje.

Contemplo.

Todos los marineros prisioneros. Con bombas bombean el petróleo. Los marineros en silencio. El buque es gigante, hay soldados, han disparados; y los disparos, se han convertidos en flores. Los soldados están siendo torturados.

—¿No matarás?, ¿conoces este mandamiento?

—¡Sí!, ¡Sí!

—¿No matarás…?

Acaba el abordaje con toneladas de crudo.

FUSTIGAMIENTO DE AVENIDA DORSAL:

YO CAMINO tranquilamente y una pandilla conocidísima de calle Pando me persigue, quieren asesinarme, porque, soy distinto. ¡Pando!, ¡asesinos!

Hay vida en mí, hay diversidad.

Los cuchillos, los "palos" con cadenas, el karate; la virtud del extorsionador; hay que vivir la vida de la droga en calle Pando.

¡Huyo…!

Intentan asesinarme, ¡guerrilla urbana!, me defiendo, es de noche.

¡Huyo…!

Son más de diez los pandilleros.

¡Huyo…!

¿Qué será de Mariela? Abandonado.

Yo amo la vida de los arrabales, calle Pando queda lejísimo de avenida Dorsal, como a treinta minutos. Los "canallas" de Pando son asesinos, hay tres que son musculosos profesionales, son gigantescos, tengo pavor, huir es digno, salvar la vida también.

No hay carabineros, es de noche. Recuerdo el trópico, recuerdo a Mariela.

Yo estoy en su camarote, besándola: Tres/tristes/tigres/se/aman/a/escondidas/de/Dios…

La virtud de amar.

Whüyahywz[62]como wuina[63]en pwhühy[64]y es mi virtud del amar, es mi sinfonía del holocausto.

Hay/vida/en/las/manos/de/los/pandilleros./Hay/desolación.

Yo acaricio la muerte con sus defectos, le bendigo… Estoy en el trópico, estoy en el hospital psiquiátrico, estoy en población Victoria, estoy en casa de mamá.

¿Qué será de mí?

Abandonado como un barco que naufraga; la posibilidad de vivir es nula: ¡Morir es triste en castidad…!

Yo estoy desolado…

La noche es mi refugio, los pandilleros no han podido asesinarme por unos centavos; los pandilleros quieren matarme por un "pitillo", la vida es dura en Recoleta de Chile, la vida es dura en el recuerdo, un instante de narración: estoy observando un estallido colosal, un avión se incrusta en un edificio gigantesco, ¡Las Torres Gemelas sucumben!, estoy absorto, aterrado, ¿fin de mundo?, ¿fin de la humanidad?, aterrado estoy y de muerte.

La vida es dura, la vida es irrealidad.

Hay vida en mí, hay recuerdos…

Huyo por avenida Dorsal, las prostitutas me saludan con sus pañoletas, son "putas" de trece años; en una plazoleta, dos lesbianas se besan; una pequeña, que estudia en un colegio de monjas, pregunta a papá:

—¿Qué hacen esas dos mujeres? ¡Es pecado!

Qué respuesta entregar, la vida es dura en este madrigal.

Hay resurrección en la catástrofe, me escondo, los pandilleros asesinan a un estudiante, le clavan un puñal en el estómago, le roban las zapatillas, no hay testigos, el "joven" muere desangrado, estoy aterrado, no hay dolor más grande que la desolación: ¡Muerte en Recoleta!, ¡muerte en los arrabales…!

Los carabineros no llegan, el occiso se pudre como un perro, bebo leche y me duermo, estoy enfermo de poesía: Aterrado/en/la/alteración/de/los/sentidos./Alterado/y/sin/acontecer./Muerto/en/vida./Pandilleros/de/Pando.

La vida es dura; Y, esta niña estudia en un colegio de monjas. ¿Qué educación contempla? En la plazoleta también hay marihuaneros, no es tarde, aún la noche no ha llegado, son las tres de la tarde, los pandilleros de Pando aún no han asesinado, no hay calma en Recoleta, el Infierno es vida para avenida Dorsal.

—¡Papi!, ¡papi…!

Besarse, acariciarse, drogarse. ¿No hay carabineros acaso?

Un joven asesinado, una niña "guadalupana" violentada. La vida es dura en Santiago de Chile.

HAN PASADO tres años, el buque petrolero es asediado, los ángeles piratas atacan con mandongas: ¡son ángeles!, nada puede detenerlos.

—¡Al ataque…!

Se perpetra un crimen.

Los marineros son maniatados. Hay que vivir la vida salvajemente, hay que vivir la vida de piratas. Estamos ocultos en la bodega, rezando, Mariela me abraza, los Nevado tiemblan, Mollendo también. ¿Qué hacer?, nosotros queremos llegar a Europa, no participar de vandalismo. ¡Madrid!, cuna de la civilización hispánica. ¡Madrid!

Hay que vivir la vida, ¡vivirla…!

Los piratas atacan; Y, en consecuencia con Dios, todo el petróleo, es facturado por el teniente ángel.

—Vosotros sois, asesinos… ¡Matadlos a todos!

Los marineros tiemblan, los hacen dormir, nos alejamos. Una cruz arde en el buque petrolero, una cruz iridiscente.

—¡Camaradas! —gritó el teniente ángel—, hemos cumplido un fin. Habrá comida en Colón, a festejar. Que la Condesa dance.

Los ángeles aplauden. La niebla todo lo embarga.

Población la Victoria

PINOCHET ASESINÓ a niños y violentó a niños: la vida era sagrada en tiempos de Allende pero, los nazis norteamericanos, nos invadieron. Soy hijo de la dictadura.

Estoy en población Victoria, escuchando historias:

—Los "pacos" venían con tanquetas y asesinaban, "los pacos reculiao"s asesinaron a mi marido". ¿De dónde eres tú?

—De Recoleta.

—Ah, ¿de la Pincoya?

—No, de avenida Dorsal.

—¿Del basurero?

—Sí, del basurero.

—Estuviste en Europa.

—Sí, diez años de viaje —dije.

—En la época terrible —dijo una dama de unos cien años—, mi marido nos defendió de los allanamientos. A mi marido los torturaron por defender su propia casa. Me querían violar los valientes soldados chilenos. ¡Nazis!, como Jaime Guzmán: ¡nazis!

—Yo creo que Jaime Guzmán está podrido en el infierno. Tenía una cara de maricón.

—¡Maricón y nazi!

—Bien muerto está…

—¿Qué pensará Dios? —pregunté.

—¿Dios?

—Yo soy atea.

Oh, Dios, qué inclemencia…

AVENIDA DORSAL

Prostitutas de Trece Años

WHÜHWÜH[65]DE amistad yhuhü[66]en amor: Yo estoy en avenida Dorsal, hay un basural espantoso, gentes de Conchalí, esto es Recoleta ahora, la democraciacristiana robó en Recoleta, más hubo de venir la UDI; ¡Zánganos hipócritas y corruptos!

De trece años son las niñas que se prostituyen por un papel higiénico, yo estoy avergonzado, la vida es un devenir de vida en vida: ¿qué será de mí? Mariela me abandonó, se dedica a dar clases de danza en el barrio Brasil. El padre le asignó una mesada, fue virgen y ¿morirá virgen?, lo ignoro, yo estoy muy mal. Regresamos de Europa, diez años vagabundeando.

Me impresiona la crápula de los taxistas, por quinientos pesos "sexo oral", son niñas de trece años. ¿Qué edad tendré?, ya no lo recuerdo. Soy amigo de Uribe, por casualidad fui a la biblioteca pública y allí lo hallé, se acordó de mí. Uribe está terriblemente enfermo, tiene hijos, y el municipio le paga una porquería, lleva como veinte años trabajando y es paupérrimo. Es un maestro de la sobrevivencia. Me contó que ha estado encerrado cinco veces. Le diagnosticaron bipolaridad, ¡imposible para un institutano!, ahora está intentándose jubilar, tiene una hija en una universidad privada, es abuelo, tiene epilepsia sicótica por envenenamiento de ginsen.

—Uribe.

—Hola, yo te conozco, pero, estás cambiado, en el psiquiátrico en el 2001.

—Sí.

—¿Cómo te llamas?

—Francisco.

—¿Te sientes bien?

—Sí, muy bien.

Conversamos sobre jazz, le agrada Miles Davis y John Coltrane.

—¿Te agrada el jazz?

—Mucho.

—¿Escribes?

—Sí —dijo Uribe—, el jazz es la música de los ángeles, a Dios le agrada el jazz, tuve un sueño en donde el demonio y legiones de "Arcángeles" traidores intentaban asesinar a Dios, yo hablo con el Padre, pero, no le cuentes a nadie, el demonio me envenenó con droga, con un péndulo me agarró por el pescuezos, hasta una misa satánica hice cuando vivía con un amor que tuve, con Sofía de la Luz de Uribe, no nos casamos, pero como yo soy vasco judío, me casé con ella, no me perdona, es que, le puse los cuernos con una novia de la universidad que no me pude "comer" en la juventud, Barros es su apellido, no como la folclorista satánica de Raquel…

—¿Es "satánica"?

—Claro que es satánica… Ni siquiera estudió. Me obsequió un crucifijo de pepitas del huerto de Getsemaní y en una misa satánica, la que te cuento, yo estaba totalmente loco, me metí el crucifijo en el "culo…"

—¡Uribe!, vo" estai más loco que la chucha…

—Vo" también…

Terminamos de conversar, no quise, preguntarle por Raquel Barros Aldunate, la nazi de América.

¡Raquel Barros!, al Infierno o al Pudridero irá a parar.

Whwwerrwu[67]en Sodoma.

Yo soy Francisco y, en Uribe, encontré un amigo. Mariela me abandonó. Recuerdo a Vera; ¡Alfredo!, extrañamente se disparó en la cabeza el 2001, yo no fui a su entierro, éramos conocidos, yo estudié psicología y soy profesor básico, conocí Europa y ahora estoy en Chile…

Estoy recordando.

El funeral de Alfredo, según me contaron, fue sencillo, en una Iglesia, murió casto. Nadie sabe el motivo de su "acto", era poeta y amigo de Uribe. Lo enterraron en el Cementerio Parque del Recuerdo. Uribe habló y recitó un poema, se enojó enormemente y gritó un improperio:

—¿Por qué se mató este hueón?

Hasta la madre lo escuchó. Nadie dijo nada, eran amigos.

Ahora, Alfredo, está en una cárcel, según lo narrado por Uribe, leyendo poesía; en el purgatorio está por hueón…

Las "putas" sólo tiene trece años, me conocen, por papel higiénico y son muy bellas, aceptan sólo "sexo oral" por la mitad de un euro… ¿La pobreza?, ¿no?

Yo no sé de mí. Estuve en México, pero, fui sin Mariela, un psiquiatra americano me indicó una estupidez, me dijo textualmente: "Nada tienes", dejé los medicamentos y estuve terriblemente esquizofrénico. Fui a la biblioteca y Uribe me atendió muy bien.

—No como nada, sólo sandía, ya que, mis venas se hincha… Uribe calló, escuché murmurar, se volvió loco.

Uribe es amigo pero, qué raro, ahora él también está loco, ¿qué será?, ¿Recoleta?, será el Infierno vivo en el tierra. La drogadicción es tremenda y los carteles violentísimos, todos los días muere gente, se ajusticias entre ellos pero nadie molesta a Uribe; porque, está completamente loco. Ha estado cinco veces encerrado en un manicomio, yo también, yo también…

—¿Quieres "sexo oral"?

—Ya. Tengo cien pesos, bueno.

No pude aguantar, no tengo novia.

En el parque, ¿ya?, una niña de trece años de unos ojos verdes imposibles de soportar, duré un minuto, me santifiqué, pagué los cien pesos y corrí como un loco a refugiarme en la biblioteca.

—¡Quiero sandía!, —grité—, ¡quiero sandía!

Uribe me miró incrédulo.

Le conté.

—¿Cien pesos?

—Sí.

—Oh, qué espanto.

—Yo te invito una sandía.

—¿Tienes dinero?

—Sí, toma, mil pesos. Anda a la feria y compra, en Zapadores, hoy es martes.

—Gracias, Uribe, gracias.

"Sí, que está loco, Francisco, loquísimo, ¿dónde vivirá…?"

—…Quiero un sandía…

Me la comí; y mis venas fueron felices…

Mar Caribe

Mariela Danza

LA ESCLAVITUD de los ángeles es ingenua, ¡son ángeles!

La belleza de amar se superpone a la belleza de cantar.

—Baila —murmuró un teniente—, baila, Mariela, qué tienes las curvas más bellas del Caribe, baila y sostente en tus pies de chilena acomodada, ¡danza!, hoy, al atardecer, atacaremos un buque mercante con petróleo, habrá muertos, ya que los yanquis, vienen con armamentos "pesado", pero tenemos que atacar, la pobreza en Colón es tremenda, danza, Mariela —murmuró un ángel con mirada capciosa.

—Mariela —dijo un camarada de altura indescriptible y de complexión maciza. El ángel desaparece y se encorva. Yo estoy observando: el desaparecer es aterrador, los ángeles dan miedo.

—¡Danza!

Mariela respira profundo, la inquietud de su corazón es un refugio para mi alma, la quietud del espíritu, la sentencia de las raíces, el hervor de los árboles, la Nada, el Todo, Mariela decide danzar.

—¿Danzar?, pero por comida…

Me contempla, Mollendo está conmigo, me satisfago: el dulce bienestar de los desposeídos, el síndrome de danzar por pan, el síndrome de amarnos a escondidas, el síndrome de la desesperación.

—Tengo hambre, no puedo danzar.

—Aquí tienes un pedazo de pan.

Mariela come.

Nevado Ampato también tiene hambre, conductor de tres, tuvo trece hijos, pero nada recuerda de aquello, un ojo azul, de lentes, tendrá que observar a Mariela Ruiz con devoración, porque, nada ha comido, ya que las papas son para… ¿incógnita? Los ángeles no comen, sólo ambrosía.

Nevado Ampato tiene más de setenta años y es peruano.

Mariela comienza su danza.

Un pie en "ángelus" y, a la sazón, la victoria es de Nevado Ampato y de Mollendo y de Nevado Coropuna y de Nevado Solimana con su metro setenta, con su pelo blanco, obtuso, también ojos azules pero un tanto mentiroso.

"—¿Crees en los ángeles?

—No".

La danza en tremenda, energía pura, danzar para Mariela por comida es fundamental. Yo contemplo desde mi hacinamiento en el manicomio: 2001, la destrucción de las Torres Gemelas, me ha provocado vértigo.

Wjvhz[68]wyhzzyv[69]yffgüh[70]wza[71]Yo pretendí amar a Mariela Natalia Ruiz, en su danzar, como si estallara el mundo; Y, el mundo, estallara en la destrucción de las Torres Infructuosas.

Infructuoso es un concepto poético muy complejo en castellano.

La vida es compleja; Y, el ángelus, me viene a la mente, porque estoy completamente loco. ¡Esquizofrenia…!

Mariela danzó exquisitamente, como un ave que, de la inanición, renace; danzó como una mariposa, que, sus alas no han muerto aún; y cazada no ha sido, ya que, Mariela es virgen y contempla el universo en la vastedad del "ángelus". Yo estoy loco y la narrativa y la contemplación de la destrucción de la caída de las Torres Gemelas son sólo un instante de segundo en "ángelus".

Tghu[72]

Mariela danzó; y los ángeles piratas se conmovieron.

—¡Un buque! —gritaron—, ¡un buque!

El teniente coronel desenvainó su espada, los cañones apuntaron, invisibles se volvieron, "al abordaje", fue un instante de remordimiento, los soldados, esta vez, degollados, y la tripulación asesinada, eran yanquis nazis. Qué desangramiento más atroz. Yo no concibo, no puedo narrar.

DIECISÉIS AÑOS tenía Mariela cuando nos conocimos. Ella, de la aristocracia; yo, del pueblo. ¿Nacer?, ¿morir?, ¿vivir? ¿Hay vida en mí? A pesar de las consecuencias: la vida no culmina en un siquiátrico, culmina en un acto de heroicidad… Nos escondimos con Mariela en su camarote, dos semanas después de los asesinatos.

—¿Me amas?

—Puedo quedar embarazada, ¿ya?, quiero casarme virgen.

—Nos besamos todo el cuerpo.

Besarnos, tocarnos, ¡vivir!, la complexión de la textura de Mariela, besarle el "clítoris" y los "senos"; besarle el "culito"; Ella me tocó hasta el éxtasis; Sin embargo, no quiso besarme: "Hasta que estemos casados".

Fue hermoso aquello, era de madrugada mientras la luna contempla el desamor de los piratas, prohibido está amarse, la prohibición es total.

—¿Qué hacen?

Estábamos desnudos.

—¡A la cárcel!

Mariela se vistió, nuestros quejidos nos delataron.

A mí me amarraron a un mástil, a Mariela la confinaron, ¡tres meses condoliéndonos!, los piratas ángeles eran bestiales.

Habré de llorar.

MOLLENDO DESCRIBE A MARIELA

Sufrimiento

MARIELA LLORA desesperadamente, el dolor de parir, el dolor de configurarnos en ternura.

—Yo estoy muerta en vida —dijo Mariela al tiempo que se desgarraba el alma—, lloro por la libertad, lloro por estar en Madrid, lloro por estar en Europa… Yo no comprendo tanto sufrimiento, somos novios, yo quiero amar y estoy decidida a amar, ¡soy virgen!, he conocido hombre, por supuesto, a Francisco, le conozco perfectamente, ¿qué edad tendré?, más de dieciséis, es eso cierto, llevamos más de tres años vagabundeando, nos casaremos en Madrid, con el Rey por testigo, ¡tengo hambre!, ¿qué sucede con estos ángeles de mierda?, ¡me casaré virgen!

Mi sufrimiento es de dolor impenetrable, los barrotes de la cárcel me congelan el alma, yo creo en Dios; pero, estos ángeles, son narcotraficantes, no hay otro medio de llegar a Europa, ¡tres años navegando con estos desgraciados!, es mucho, hay que escapar, pero, ¿cómo? Podríamos abalanzarnos en un buque petrolero, pero los yanquis nos pueden acusar de contrabando. Ahora estoy arrodillada pensado en Dios…

Llevo tres semanas encerrada. "Crimen y Castigo" he recordado…

Llorando, pensando, ¿qué quiero de mi vida?, ¿qué nazca un niño en un barco pirata?, ¿un niño ángel? De ningún modo, en Madrid tendré "sexo", pero no puedo, quiero convertirme en danzarina profesional, ¡no!, ¡no!, quiero que Francisco me bese el cuerpo, quiero orgasmos por millar pero, estos ángeles, nos tienen secuestrados, hasta los peruanos están hartos de Dios, pero, ¿por qué?, ¿si yo soy tan cristiana?

Estoy llorando…

Recuerdo mi infancia: mi madre matrona, mi padre abogado; En Vitacura nací y me crié en un colegio de monjas, soy de signo cáncer. Tenía una gran alberca y muchos árboles y un automóvil. Venían a buscarme desde primero básico, me agradaban las artes y la gimnasia, las matemáticas me costaban, ¿el motivo?, ¡la danza!, estoy pensando, estoy pensando…

Mollendo es quien recuerda mis pensamientos, ya que Mollendo es mi confidente…

La luna es bella pero yo estoy encerrada, la luna…

Toco los barrotes y pienso en mis padre, escapé, qué pensarán de mí, ¿me habrán buscado?, dejé una nota, "estoy enamorada, escapo de la civilización para conocer el amor".

Mis padres han puesto una recompensa. Francisco cuesta mucho dinero… ¡Francisco!, mi amado…

Llevo tres meses encerrada, ya no soporto más. Sólo me dan agua y pan, estoy en los huesos. ¿Qué será de Francisco?, ¿estará vivo?

Llueve torrencialmente, sólo sé que está amarrado a un poste del buque; y que le golpean con látigos; nos sorprendieron besándonos al revés.

Qué estúpidos son estos ángeles. Besarse es lo más hermoso de este mundo. Qué rico es besarse. Aunque me encierren por mil años, a escondidas me besaré con Francisco. Le amo a morir.

—Mollendo, ¡sácame de aquí!

Mariela se precipita en su propia tristeza, ya no podrá danzar por meses, tendrá que comer carne y verduras, está delgadísima; Y, el sufrimiento, es atroz. La vida de nuestra danzarina es padecimiento. ¿Qué narrar? Mariela se esfuma; Y del esfumado, habremos de hallar huesos y un danzar nacido en el barrio de Vitacura, con nana y transporte escolar en un colegio de monjas de alcurnia y de costo elevadísimo; Mariela huye de sí misma, ya que amar a Francisco, es vital para su sobrevivir; Mariela se rasca la nariz; y palideciendo grita:

—¡No creo en Dios!, ¡No creo en Dios…!

Dostoievski se acrecienta, Dostoievski es sabiduría, Dostoievski es realismo religioso histórico. Yo me pregunto, ahora que Mariela está en una celda, ¿qué significado tiene ser peruano en este mundo de globalización? ¿Ser chileno también?

Mariela sufre horror, yo me escondo entre las ratas para contemplarla, ella me habrá de contar sus pensamientos y yo habré de convertirme en confidente de Francisco, ¡resistan, hijos de América latina!, ¡resistan!

La virtud del amor no es la virtud de amar: Francisco lleva tres meses atado a un mástil, sólo pan y agua, con un látigo le dan al tiempo, que la sagrada Biblia le leen.

—¿Te quieres casar?

—Sí.

—¿Mariela es virgen?

—Sí.

—No, ya no es virgen.

—Es virgen, nunca la he penetrado.

—No es virgen, no han consumado el amor en totalidad, no podrá casarse de blanco.

—¡Es virgen!, ¡es virgen!, nunca la he "penetrado" por la vagina.

—¿Y por el "culito"?

—Sí, sí, soy un degenerado, ¡matadme…!

—No te habremos de matar, te habremos de castigar.

—¿Por el "culito"? Oh, qué espanto…

A la deriva estoy, pensando en Perú. Soy Mollendo, de un escobazo mate a mi madre, soy bipolar; En América todos estamos locos pero, mi padre era rumano. ¡Soy Mollendo!, ¡soy Mollendo!, y soy testigo de la tortura infringida a Francisco y el enclaustramiento perverso provocado en Mariela. ¡Escape!, no hay otra opción.

A la deriva estamos. Un barco petrolero a la vista, los ángeles piratas se aprestan a cortar cabezas y desmembrar marinos, llevamos alrededor de un año en el Mar Caribe, corto las amarras que atan a Francisco al mástil mayor. "Silencio", indico. Con una ganzúa, abro la puerta en donde Mariela muere de hambre, los Nevado tiene tenedores y cuchillos, estamos decididos al asesinato, "¡Matad ángeles!", grito en medio de una atroz batalla entre degenerados ángeles y marinos degollados.

Desembarcamos un bote, y, entre el humo de los cañonazos, nos dirigimos hacia mar adentro, llevamos comestibles y cañas de pescar que los Nevado han robado, también llevamos cuchillos de gran envergadura con lo que los Nevado pelaban patatas.

El bote está colmado de papas doradas. ¿Cómo?, ¿de qué modo? Un saco había y este saco fue llevado por Nevado Solimana.

—Escapemos, escapemos…

Mariela murmura.

El bote tiene motor. Huir por el Mar Caribe durante dos semanas. ¿Europa nos habrá de recibir? Nevado Ampato fue conductor de tren, lidera el motorcito del bote. Los ángeles esta vez han perdido la batalla, todos han muerto…

Bogar por el Atlántico en verano.

Bogar…

Bogar…

Atlántico de mi esperanza.

Atlántico y bogar…

Ya se han acabado las papas. ¿Moriremos de hambre? Tengo una sed tremenda. Soy…

PESQUERO

España

PONTEVEDRA ES nuestro refugio.

Madrid

Sudacas

NOS CONDENAN a una cárcel por tres semanas, nos dan libertad, ropa y trabajo, arrendamos una habitación, una cama para Mariela, yo duermo en un colchón, los peruanos en sacos de dormir.

El trabajo es deshonroso, de barrenderos, hay que trabajar. Desembarcamos como "sudacas", en Madrid no nos quieren, en la cárcel nos golpearon, yo no pude dormir durante toda una noche, palparon mi vientre: "No soy drogadicto", dije. "A callar". Qué humillación. Nos salvamos, eso sí, de la muerte. Bogamos desde Colón hasta España con la bendición de Dios. Un polizonte intentó robarme un gorro nerudiano, le miré intensamente, "soy chileno", dije, el polizonte tuvo miedo. Tres meses encerrados, a los peruanos les martirizaron al máximo: "No queremos cholos". Los madrileños son bajitos y de pelo negro. "No somos cholos, somos peruanos". "Identificación". "No tenemos". "¿Son contrabandistas?" "Somos viajeros". Fue dura la lucha. Mollendo fue ofendido por un holandés, Mollendo tuvo que defenderse a sable, las cárceles de Madrid son una "pudrición".

Nos conseguimos trabajo, Mariela danza en una catedral, ignoro el nombre, yo tenía identificación, compramos ropa, los Nevado, yo no sé cómo, trabajan, Mollendo acompaña a Mariela, semidesnuda danza; qué danzar tan maravilloso; las personas dan "euros" y con los "euros" queremos arrendar una departamento, necesitamos un mes de garantía. Ya tenemos el dinero, hoy dormiré con Mariela, hoy tendremos "sexo"; sólo besándonos por supuesto.

Me agradan los nombres de las calles; me recuerdan el poemario de Neruda de Tercera Residencia: Museo del Prado, Museo Thyssen-Bornemisza, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Me agrada Madrid, pero, eso de "sudaca" no me agrada. Ya me he trenzado a golpe con varios pelafustanes: "Yo soy chileno, soy de la tierra de Neruda y de Gabriela Mistral". Tengo buenas manos y buenos reflejos. ¿Por qué nos denostarán? La gente civilizada no, los barrenderos sí.

No sé en qué trabajar, lustrando zapatos no se puede, está prohibido, tampoco puedo dedicarme a proteger a Mariela, tengo que ganar dinero, hay que pagar la luz, el agua, el gas, la comida; tengo que barrer todo el día, ya estoy cansado, son ocho horas en una maquinita. "¿Sabes conducir?" "No", dije, "te dedicas de barrendero", dijeron los policías.

Hay que barrer, no hay polvo, la ciudad es muy limpia, yo trabajo en los suburbios, el Madrid el clima es bastante duro, hace calor o hace frío, como en Santiago de Chile. ¿Cuánto tiempo estaremos aquí?, no sé… Hoy haré el "amor", estoy convencido de que Mariela perderá el conocimiento y mía, mía será.

Hay situaciones que no comprendo, el arrestarnos. Llegamos a Madrid muy mal vestidos, ahora parecemos personas. Contamos nuestra historia pero no creyeron:

—Somos viajeros, estamos recorriendo el mundo —dijo Mollendo con sonrisa tranquila.

El policía le pegó con un palo.

Se desmayó Mollendo.

—No somos narcotraficantes —murmuró Nevado Ampato— estamos muertos de hambre.

Mariela se desmayó y yo también. No recuerdo mucho, fue sufrir y sufrir, la cuna del idioma pero fue sufrir y sufrir.

En la cárcel tuve un colapso: Me desmayé durante una semana, recuerdo perfectamente lo acaecido: "Un ángel me mostraba el camino del bien y del mal. Me proyectaba a futuro: en una biblioteca desconocida para mí; conversando con el bibliotecario. Recuerdo el nombre de un muchacho: Alfredo Vera. Muerto, yo no sé cómo, en el 2001, en septiembre, hay situaciones que son enigmáticas, ¡suicidio!, y la destrucción de las Torres Gemelas, esto es imposible, me digo, llevamos mucho tiempo de vagabundear. Alfredo Vera está en el Purgatorio, leyendo poesía religiosa, Alfredo es un tipo delicado de aspecto, de pelo negro, bajito y delgado, muy joven, unos quince años, tiene una vos suave, yo estoy contemplándole, pero estoy en "coma" en la enfermería. Me mira y sonríe. "Uribe está condenado al Infierno por sus pecados". Yo me horrorizo ya que no conozco a ningún Uribe, pero, hay algo raro en la visión. Me veo a mí mismo en Santiago de Chile después de diez años de vagabundear, sin mis camaradas y sin Mariela.

¡2001!

—¡Mira…!

—¡Un avión!

¡2001!

—¡Mira!

¡Otro avión!

—¿Eres Uribe?

—Mi amigo se suicidó…

Trabajo de barrendero y hoy habrá "sexo".

MARIELA

ES DANZARINA y le va bastante bien. Mollendo contempla y Mollendo describe.

—Hay que danzar —dice ella— con fuerza, con destreza, hace calor, me vestiré sugestivamente, soy muy bella, ahora vivimos en un departamento, yo gano bastantes "euros" y Mollendo me protege, ¿qué piensas tú de mi danza? —Ruiz pregunta a un turista.

—Es muy bella, ¿de dónde eres?

—Soy sudamericana, de Chile.

—Ah, qué es Chile —el turista habla en inglés.

—Chile es el país de Neruda.

—Me agrada la poesía y "Canto General", premio Nobel, ¿no?

—Muy cierto.

—Hablas inglés muy bien.

—Gracias. ¿Eres británico?

—Sí. Danza por favor…

Danzar para Mariela es vivir en tranquilidad, es colapsar con los sentidos en barlovento: un pie que gira, una rodilla en los aires, su figura hermosísima, es realmente bella.

Estoy danzando y ya no estoy en la cárcel, tengo visa de trabajo, hablamos en el consulado, yo no, porque mis padres me buscan. Yo quiero sólo bailar y estoy bailando para un británico y sin cónyuge, supongo, y para unos madrileños cabezas negras.

¿Qué haré?

Danzar, eso es todo; ¡danzar…!

DANZAR EN la "cama" me conmueve pero, yo soy virgen, remotamente recuerdo, ¡pero!, ¡qué recordar!, ¿el Amazonas?, yo soy virgen, hoy habrá danza del vientre…

Yo hablo ángelus porque tengo esquizofrenia, hablo incoherencias pero que son sagradas: Wqhwqup[73]znyüío[74]zzzpwwh[75]y yo deseo ternura. Yo no puedo comprender la locura de vivir, estoy absorto contemplando el abismo de la vida, estoy en el pensamiento de Mariela, no había playa, nos lanzamos cómo pudimos, medio ahogados, buscando con desesperación Europa, es un viaje de regreso, después caminando llegamos a Madrid, ahora estoy teniendo "sexo" a la manera de Mariela, sólo besándonos el cuerpo, es grato, yo creo ahora en Dios pero no en lo ángeles piratas… ¡Creo! Mariela también.

—Casémonos.

—No, en tierra extranjera, no —dijo Mariela con el torso completamente besado por mí.

—Casémonos ante la mirada de Dios.

—Pero, si ya estamos casados. Pero no quiero perder la virginidad. No quiero quedar embarazada.

—¿Y por el "culito"?

—No seas degenerado

Pensé en el Amazonas. ¿Droga?, ¿fábula?, ¿tal vez mis pensamientos no tuvieron comprensión alguna?

—Te necesito.

—Ven, yo te hago acabar.

—Te necesito "penetrar".

—No podemos.

—Por favor, ya llevamos muchos años de pololeo. Casémonos.

—No podemos, estamos en Madrid.

—Yo estoy enamorado.

—Yo también.

La paz se complementa con la dicha, era domingo, tuve necesidad de rezar, un ángel se apareció entonces, tuve mucho miedo, Mariela no lo vio, era un ángel bellísimo.

—Tú estás enfermo —me dijo—, tú estás en un sanatorio de Santiago de Chile.

Estoy observando la desnudez de Francisco, es bello pero no tanto, es gentil, me respeta, nos acariciamos, él me besa, yo no a él; bueno, su "sexo", cuando nos casemos tal vez; tengo miedo, se cuentan muchas historias del "sexo" masculino, yo estudié en un colegió de monjas muy estricto, conocí la "sexualidad" a los dieciséis años pero no la "penetración". Francisco está en silencio, sonriendo, mis manos están crispadas, la resistencia de Francisco es enorme. Me agrada tener "sexo" en Madrid.

—¿Quieres más?

—Bueno.

—Te voy a besar el "culito" y después me lo besas tú a mí.

Una vergüenza tremenda, no quiero recordar, me agradó y punto, no soy "maricón", Mariela fue mi hembra por diez años.

—Tú estás equivocado —dije al ángel—, yo estoy en Madrid.

El ángel sonrió y se desvaneció.

MI LENGUA da cosquilla, el sabor es agrio, es un juego nada más…

BAJAMOS A cenar, Mollendo está conversando sobre política latinoamericana. Los Nevado escuchan. Es tarde, hemos estado todo el día recostados, en desnudez. Buen clima el de Madrid.

—¿Huevos? —pregunta Mollendo.

—Huevos, sí, claro —responde Mariela.

—¿Qué hacían? —pregunta Nevado Solimana.

—Dormir.

—Pero si se quejaron todo el día —ríe Nevado Ampato.

—Bueno, ¡"sexo"!, ¡"sexo"!

Todos ríen de buena gana, todos saben que Mariela no me permite la "penetración".

—¿Qué piensas tú de Europa? —me pregunta Mollendo.

—Madrid es preciosa. Realmente nos metieron presos por "sudacas", llegar a la capital de España como vagabundos, no se puede, no me agrada el trabajo que tengo, pero ya tenemos departamento y cada uno en su pieza. Cada uno con trabajo, hasta Mollendo de vigilante de Mariela. Ganamos bastante, podríamos quedarnos un buen tiempo y de allí partir a París, pero bien vestidos, deberíamos juntar dinero, abramos una cuenta bancaria a nombre de Mariela, ella proviene de una familia millonaria y es honesta, sé que Latinoamérica es un asco, pero hay que conocer París, Berlín y Roma; y de allí nos regresamos, ya que, yo quiero casarme con Mariela y culminar mis estudios, ¿les parece?

—¿Una cuenta bancaria?

—Sí.

—Me parece —responde Mollendo.

—Nosotros también estamos de acuerdo —dijo Nevado Solimana.

—Sí —a mí nombre—, para que nos digan "sudacas" en Madrid.

—Yo tengo ganas de robar —dijo Coropuna—, fui policía, ahora me puedo bañar, en Perú no podía, era muy pobre. Fui delincuente y, bueno, ya saben…

—No robes, ¿ya?, son demasiados años.

—Bueno, bueno, no lo haré, por conocer París vestido de etiqueta.

Todos ríen, menos Mollendo.

—¿Qué te sucede? —le pregunto.

—No, nada.

…La lengua por la "ranura", la lengua en el "culito" de Francisco, yo deseo que me "penetre", mis padres jamás consentirán en mi matrimonio, pero, quiero casarme de blanco, no inmaculada, ya no lo estoy, pero sí virgen. ¿Qué motivos serán?, lo ignoro… Francisco besa mi "vagina", los orgasmos son extraordinarios, nunca había besado su "culito", hule a esencias, me agrada… ¡Estoy pensando!, ¡Estoy pensando!, mientras conversamos.

MOLLENDO: LA política de Latinoamérica es asquerosa, ¡latifundistas!, ¡politiqueros!, yo no sé, qué se puede esperar de ¿España? Hay mucha belleza aquí, los museos, las catedrales, la gente, pero, España conquistó América y América es un desastre, yo me pregunto, ¿hasta dónde? La situación es caótica, Cuba es una dictadura, la riqueza en América, de su tierra, es fenomenal, pero, el pueblo vive en la miseria, ¡las favelas!, el aturdimiento de su gente, la drogadicción, la guerrilla y los militares en Colombia, la pobreza en Colón, ¿qué será de nosotros, aquí, en Madrid? Tengo tantas preguntas pero no hay respuestas.

Nevado Solimana: La nostalgia del Perú me tiene crispada el alma, yo no comprendo tanta belleza en Madrid, yo también soy barrendero, recolector de hojas en los parques y gano tanto dinero como un ingeniero y podemos arrendar un departamento que es bellísimo… En Perú, la pobreza es tremenda…

Nevado Coropuna: No es solamente la pobreza, es el mestizaje que no ha cumplido con Occidente. Yo fui policía, la corrupción en Perú es tremenda, hay riqueza pero para los políticos y para los empresarios, para nadie más.

Hay que vivir la vida, me digo, soportar la inclemencia de la falta de oportunidades, estamos en viaje, conociendo el mundo; Y, la desigualdad social, es tremenda… En Chile, hay mucha riqueza, pero la gente gana muy poco salario, sólo los profesionales ganan bien, ¡el cobre!, la riqueza del país, "sudacas" nos llaman aquí en Madrid, pero, nos somos "sudacas", somos personas. ¿Qué será de nosotros? Yo no comprendo la desigualdad social que hay en mi país, pero, hay desigualdad y mucha. La democracia está protegida por los militares y los militares son de derecha.

Mariela está en silencio, sus padres son "acomodados", ella es rebelde, ha escapado de casa para conocer Europa y América. Estamos en Madrid; ¿y?

Nevado Ampato: Yo mido un metro noventa y me llaman "sudaca".

—No te preocupes —digo—, los castellanos son estúpidos.

Vivir la vida es vivir el factor del orden en una consecuencia espiritual: Yo barro las calles y gano buen dinero, me levanto temprano, hoy es domingo y es bastante tarde, hay que dormir.

Mariela está en silencio.

—¿Vamos?

—Bueno.

Dormimos en la misma habitación.

Hay que buscarse una "hembra" que quiera ser "penetrada".

Yo busco la vida en la totalidad del ser; Y, esta totalidad, es Mariela.

—¿Qué piensas?

—Nada.

—¿Piensas en la pobreza?

—Sí. Yo quiero ser bailarina y estoy danzando.

—Qué bueno.

—Mollendo me protege. Ganamos bastante.

La vida es una ilusión, la vida nos convierte en títeres del trabajo, la vida tiene sus matices, la vida es progresar y vivir esperanzadoramente.

Mariela se duerme y yo también.

Lunes: desayuno, ducha, trabajo, barrer las calles. Mariela danza al tiempo que Madrid despierta. Mariela danza, siempre soñó con danzar. Mariela es bella, es sutil, es…

—"Sudaca" —me dijo un niño.

Me dio mucha rabia.

—¿Qué deseas?

—¿De dónde eres?

—Yo soy profesor y estudio psicología, no soy "sudaca", hablo castellano.

Barriendo las calles, contemplando el sol, en una maquinita. Hay que vivir la vida y sumergirse en la vida misma.

Un niño ofende y la ofensa es para un continente. Yo estoy pensando y suplicando. Hay un ángel, el mismo, me habla:

—¿Tienes comprensión?

—Sí, no nos quieren en Madrid.

El ángel se desvanece.

La vida es perentoria; Y, de esta realidad, hay vida. ¿Qué es lo que sucede? Hay un ángel en mi vida y este ángel es vida. ¿La esperanza? ¿Qué será de mí?

Llega la hora de comer, la maquinita barrendera tiene un desperfecto, hay que arreglarla, llamo por teléfono, legan los técnico, es el motor, me como un emparedado y una leche, arreglan la maquinita y continúo trabajando, lunes, es bastante tarde, vuelvo a casa, Mariela no está, solamente Solimana.

—¿Qué sucede?

—Un niño me insultó.

—¿Un niño?

—¿Qué sucedió?

—Me dijeron "sudaca".

—Qué extraño que nos insulten si somos hermanos.

—No comprenden.

—Así es.

—Habrá que marchar pronto.

—Tenemos que juntar dinero.

—¿Cuánto?

—No sé, París es caro. Hay que juntar dinero.

La vida se conecta con la vida, y los disturbios son, éxtasis, para el paralítico.

—Sí, es muy caro.

ALFREDO VERA

Purgatorio

PENSAR EN lo insólito, pensar en la vida, ¿de qué modo se quitó la vida Alfredo Vera?, yo no comprendo. Amar a Dios. Alfredo asistía a la Iglesia Católica, era poeta, casto y contemplativo. Caminaba con Uribe siempre, iba a su casa y cantaba pésimamente, entró a la universidad, al Conservatorio, y le echaron, no duró un año, pobre de él, debido de estudiar para profesor primario, pero era terco; ahora está en el Purgatorio purgando sus pecados. Era muy puro.

—Hay que contemplar la realidad. Mira esas casas, son tan pobres —dijo.

—Yo no observo la realidad ya que soy poeta —dijo Uribe—, los poetas contemplamos nuestra interioridad.

Hubo una discusión sobre poética.

Uribe vivía en Recoleta, estaba casado, vivía en una choza con su cónyuge y con una hija.

—Hay que ser muy valiente para convertirse en poeta.

Alfredo piensa:

Qué horripilante pobreza…

La sutil realidad del Purgatorio; es temprano, no hay ángeles con sus togas y con sus palos. Alfredo está en su habitación, vestido de toga también, le han golpeado mucho, la pregunta es recurrente:

—¿Por qué te quitaste la vida?

—Es que, quería convertirme en poeta y no pude. Uribe es un maestro, él pudo, no yo. Me ofendió. Yo le pregunté en un recital de poesía, ¿cuándo sería como él?; Y, arrogante, con el sombrero nerudiano, me dijo: "nunca", él tuvo la culpa, a él enjuicien; me compré un arma en la Chimba y me disparé, no quería, pero me frustré, culpen a Uribe, no a mí.

Los ángeles le dejan caer un garrote.

—Uribe te consideraba su mejor amigo.

Le golpean hasta desmayarlo.

Qué horripilante pobreza… —piensa Alfredo.

—Aquí vivo de allegado. Estoy juntando dinero para comprarme una casa. Si me la compro te invito para que toquemos la guitarra, yo sé cantar, ¿y tú?

Alfredo no responde.

Una niña jugaba.

—Ella es Casandra, mi hija.

Qué horripilante pobreza…

La sanidad mental nace de la vida misma: este Purgatorio es para Alfredo.

Abren la puerta de su celda, Alfredo tiene miedo, un ángel bastante alto con porra le habla, Alfredo responde verdad tras verdad, no miente, sin embargo, el ángel le golpea hasta desmayarlo.

—Esto te pasa por dejar a tu madre en soledad, ¡estúpido!

El Purgatorio huele a peste pero la celda de Alfredo huele a santidad.

La vida tiene su complejidad.

Alfredo fue un niño triste, sin padre, se quitó la vida un once de septiembre del 2001, qué horror causó en sus amigos. Uribe lloró amargamente.

El ángel cierra la puerta de la celda, Alfredo está desmayado.

Quiero ser poeta, asisto a un taller literario, ya llevo varios años, en la biblioteca de Recoleta, me agrada, son los martes. Yo con Uribe lo inventamos, él no quería, tenía cierto temor por los jóvenes, él ya tenía un taller para ancianas, editó tres libros, en la Casa de la Cultura trabajaba Uribe, pero ganaba una miseria; su casa está muy limpia pero es una pieza de madera con tres ambientes, no vive en una casa, vive en una choza. Qué terrible pobreza.

Mi padre es micrero o empresario del transporte. Le busqué y le hallé ahora de grande, tengo bastantes años y soy célibe, admiro a los poetas, quiero ser poeta. Entré a la universidad, al Conservatorio pero no pude, malas notas, me agradó tocar el piano pero no pude, no tengo capacidad musical, Uribe conversó conmigo pero, no le hice caso, harto que me costó entrar en la universidad; ahora estoy tumbado, desangrándome, todos los días me golpean, abandoné a mi madre; Y mi madre está en soledad, qué terrible, no pude evitarlo, me frustré demasiado. "¿Cuándo seré como tú?", "nunca", respondió Uribe.

Un maestro no maltrata a sus alumnos. Pena de Infierno para él; eso grito a veces cuando me no me desmayo.

Qué horripilante pobreza, pienso…

BARRIENDO LAS CALLES DE MADRID

LAS MUJERES son hermosas y las calle límpidas: Palacio del Senado brillando con su espíritu de Madrid, la calle Encarnación que no conozco pero que barro, yo camino por calle Bailén y más tarde por calle Bola, barriendo por calle Fomento, también por calle Guillermo Rolland, es tan seguro todo, con la cabeza negra de los castellanos. Yo estoy loco porque estoy recordando, me cambiaron la ruta, ya no más a los suburbios, en fin, la vida es así.

La barredora se precipita donde se esconden las personas que me contemplan y no comprenden que, barrer y la limpieza, es de vivir en tranquilidad; la barredora es una orilladora y es máquina que limpia nuestras conciencias de emigrantes; Yo no soy un emigrante, soy o fui un viajero oculto entre las aspas de la maquinita barredora.

¡Calle Arrieta!

—Hora de almorzar —me llaman por teléfono.

Miro mi reloj, dos de la tarde, hemos pensado en festejar en restaurantes: Abacería de la Villa, pequeño, en calle Segovia; Adriana, restaurante italiano; Al Fanus, Metro: Cruz de Mayo; Al Natural, Metro: Blanco de España, restaurante vegetariano, costoso, pero recomendable, a este iremos, sin dinero a pedir limosna, qué espanto, "hora de almorzar".

Las verduras son exquisitas, me agradan los porotos, el ají, las cebollas, el tomate, el repollo, las zanahorias, ¿qué extraño que un restaurante naturista sea costoso?, ¡fuimos!, ¿o no fuimos?, estamos en día laboral, habrá que decir, no hay dinero, pero paseamos, Mariela danzó y ganó dinero, yo lustré zapatos y gané dinero, los Nevado cantaron y Mollendo silbó, todos trabajamos y ganamos dinero para viajar a París.

Hay que vivir la vida y vivirla bien, yo vivo la vida y tengo necesidad de vivir. ¿Qué es la vida?

Un niño me ha llamado "sudaca", yo le he contemplado, ¿qué hacer?

—Hora de almuerzo…

Yo viví la inclemencia del sol, barriendo las calles de Madrid, y los domingos y sábados lustrando zapatos en los restaurantes. Juntamos mucho dinero. ¿Qué hacer?, comprarnos un automóvil, o arrendar una casa o un castillo, no, no, tanto dinero no, mucho para un viajero.

Hablé con una persona. Conversamos sobre política. No quiero reproducir la conversación. Madrid es muy bello, lo conocí barriendo y por las noches acariciando a Mariela. Llevamos mucho tiempo, yo llevo la contabilidad, me agrada. No se puede retroceder pero se puede barrer las calles con prontitud.

¡Barrer!, ¡Barrer!, ¡barrer!

Yo viví trabajando, almorcé un emparedado, tenía mucha hambre, estaba lleno de polvo, la persona conversó conmigo.

—Soy de Chile.

—¿Qué es Chile?

Me frustré. ¿Qué pensar?, la vida es dura. Nadie conoce Chile.

—En mi país —dije—, los zánganos gobiernan, la gente muere joven, los hombres a los setenta, se trabaja toda la vida, juntas dinero toda la vida ¿y para qué?, para morir… Yo no quiero eso para mí, llevo cinco años conociendo América y ahora estamos en Madrid, más tarde iremos a París… ¡Chile!, es un país de sátrapas, de pinochetistas, de gente de ultra derecha, de gente asquerosa.

—Qué mal.

Se esfuma la vida en un vendaval de vida: yo estoy observando, y de esta observación, nace una conversación. ¿Qué es lo que sucede?, ¿morir?, yo no comprendo la realidad, estoy ciego.

—LA VIDA —dije a un compañero de trabajo de origen africano— es dura también aquí en Europa, ¿te sientes discriminado?

—No, me acostumbré, soy negro, tengo trabajo barriendo las calles.

—¿Tienes familia?

—No, vivo solo, tengo una novia pero es "prostituta".

Me espanté. Callé, no quise continuar hablando.

Me subí a mi máquina de barrer y comencé a limpiar las calles de Madrid, por los suburbios, después por el centro pero de madrugada. Harto que me cuesta trabajar, los Nevado están en la construcción ahora.

Hay que vivir la vida, vivirla con esperanza. Un ángel aparece de conductor de carro policial, me detiene, pide mis papeles, es un ángel porque huele a ángel.

—¿Usted es un ángel?

—No, soy un policía.

Me llevan al manicomio. Me encierran. Mariela nada sabe de mí. Me realizan exámenes.

—¿Usted es esquizofrénico?

—No sé.

—Ve ángeles.

—Claro, hablo también con ellos.

—¿Ha recibido golpes en la cabeza?

—En Medellín.

—Usted tiene esquizofrenia.

Un mes encerrado. Mariela está desesperada. Me ve llegar. Lloro.

—¿Qué te sucedió? —preguntó Mollendo.

—Tengo esquizofrenia, ahora barreré las calles con una escoba.

Los golpes de la vida nos conducen a la desesperanza. Me quiero morir. ¿Alucino?

Tierra de nadie, tierra de desesperanza.

—He perdido la fe —dije—, ¿estuvimos con ángeles piratas?

—Todos callan, hasta Mariela.

PURGATORIO

ALFREDO ESTÁ sentado en su cama, adormilado; piensa en su madre pero su madre está "muerta". El Nuevo Testamento está leyendo, en castellano. Los ángeles hablan ángelus pero a Vera le hablan en castellano. Alfredo tiene tristeza, ya lleva bastante tiempo, más de cien años, no ha envejecido, sólo tiene tristeza.

Vivir la vida para Alfredo es vivir la incógnita, ha leído el Nuevo Testamento mil veces y tiene que continuar; Los ángeles así lo desean. ¿Por qué se mató?, ¿por qué se quitó la vida? Alfredo inventa poemas, hermosos; A los ángeles les agrada que Alfredo los recite, no tiene papel, en el Paraíso hay lápiz y papel y se leen muchos libros; y se escriben también historias bellísimas de "realismo religioso". Alfredo está triste, la pregunta no es sencilla, la pregunta es metafísica.

Un ángel entra:

—¿Qué tienes?

—Ha pasado mucho tiempo, creo, y la vida ¿continúa?, ¿allá en la tierra?, ¿dónde estoy?, siempre pregunto lo mismo, tengo un poco de terror, ¿por qué me habré suicidado?, ya no tengo certeza, estoy confundido.

—Tú confesaste hace más de cien años.

—¡Cien años! —interrumpe Alfredo—, ¡estoy muerto!, ¡estoy muerto!, dadme amparo.

Alfredo se desmaya.

La habitación no apesta a maldad. Alfredo vive el martirio del Purgatorio de los "suicidas". Tened cuidado, la vida continúa después de la muerte.

—Alfredo se desmayó —dice un ángel.

—Tengo mucha tristeza por este joven.

—¿Qué edad tenía?

—Un poco más de veinte…

—Oh…

La tristeza de los ángeles es conmovedora.

BARRIENDO LAS CALLES

ESTOY ACOSTUMBRADO a estar tranquilo, hemos retrocedido en la narración, un instante de segundo, contemplando la destrucción de las Torres Gemelas en el manicomio con un tal Uribe.

Barriendo las calles con el escobillón. Me detuve a descansar, a tomar "choca". Un paisano había, vestido de uniforme de barrendero, tuve ganas de conversar, ¿quién será?, me pregunté; estábamos en un parque.

—Hola, ¿cómo te llamas? —dije al tiempo que me inmovilicé.

—Pepe Casa de Castro —respondió el aludido.

Me sorprendió el apellido tan hermoso.

—¿Casa de Castro? ¿Eres español?

El hombre comenzó a llorar, tuvo un intento de sonreír pero, sus lágrimas se vertieron con una tristeza que aún recuerdo.

Casa de Castro era español; Con voz educada respondió:

—Discúlpame, estoy trabajando para darle de comer a mis hijos y a mi mujer que acaba de perder el trabajo, estamos literalmente en la calle, yo, yo, yo —Casa de Castro no pudo concluir las palabras.

También tuve pena.

Este hombre me habla en mi hora de colación, tengo hambre y no tengo comida, sólo un emparedado, ¿qué hacer?, ¿de qué modo vivir?

Este hombre es extranjero. He llorado, no he podido contener mis lágrimas. ¿Qué hacer?, mi familia muere de hambre.

Estoy arrepentido, tanto que estudié, soy religioso, ¡esto!, mi vida, la vida de mi familia, es una prueba de fidelidad a Dios, tengo que ser fuerte, de lo contrario, moriré; Y no quiero morir, ¡No!

¿Qué hago? ¿Conversar?

—¿Por qué has llorado?

—Es que yo soy doctor en literatura de la universidad Complutense y mi mujer es, cómo explicarlo, es experta en alta cocina, y ella ha perdido el trabajo y tenemos tres hijas que nacieron enfermas, con problemas pulmonares, yo escribo crítica pero gratis, de a poco se empieza, pero, estoy barriendo las calles y no siento vergüenza pero, es una humillación haber estudiado tanto para terminar de este modo, es que gano muy poco, no me alcanza para costear un departamento decente.

—¿Cuánto necesitas?

—La mitad del sueldo que ganamos.

—Yo te ayudo, espera —dije conmovido hasta las entrañas.

Busqué mi billetera, conté, separé y, la inmovilidad del tiempo, me contuvo en un acto de solidaridad.

—Yo vivo con gente y todos pagamos un departamento… ¡Toma!, te lo obsequio, tú eres español, yo soy chileno, yo estoy en tu patria, yo ando recorriendo el mundo y estamos, con mis gentes, reuniendo dinero para conocer París, Berlín y Roma. Ya tenemos una cuenta bancaria; yo además lustro zapatos, recorrimos el Amazonas y estuvimos en Panamá, llegamos por barco y, a Madrid, caminando… No es mucho, pero es la mitad de mi sueldo… ¡Tómalo, hermano, español!, ¿Cual es tu nombre?

—Pepe.

—¿Quieres venir esta noche a nuestro departamento?, avisa a tu mujer, ¿cómo se llama ella?, ¡avísale!, ¡toma!, ¡acéptalo!

—No puedo.

—Hazlo por tu familia.

—Lo haré por mis hijas.

—Todos los meses repartiré la mitad, si quieres ser mi amigo… Yo también estudiaba… este… para profesor primario; al llegar a Chile, terminaré mis estudios y después, psicología. Quise viajar a pie, tengo novia, se llama Mariela Natalia Ruiz, la conocí a los dieciséis años, se escapó de casa, ella es danzarina, es millonaria, yo soy pobre, de una "población" delincuencial, ¿entiendes eso?

—No…

—Son todos drogadictos y ladrones y asesinos.

—¿Y cómo se conocieron?

—No lo recuerdo; pero, ella debe de recordarlo… vamos a la casa hoy y le preguntas; A mí me da vergüenza…

—Bueno, acepto, pero, con una condición, yo te enseño literatura los sábados.

—Es que, los sábados salgo a lustrar zapatos.

—¿Todo el día?

—No, en la tarde.

—¿El domingo entonces?

—Bueno.

—¿Cómo se llaman tus hijas y tu mujer?

La llamarada del amor se impuso en nuestras vidas.

—Cecilia Torres se llama mi mujer y tiene veintisiete años, yo treinta; y mis hijas Flor de Lis, Almendra y Ernestina; son angelitos de pecho.

—Pobrecitas.

Lloramos amargamente.

Hora de trabajar.

—Cuando concluyamos, te invito a mi casa.

—Sí, sí. Avisaré… Mira, me cambio de ropa y nos encontramos aquí mismo, ¿te parece?, pero, hasta las doce de la noche.

—Me parece bien, Casa de Castro.

—Dime, Pepe.

—Bueno, te diré Pepe.

Mi voz era triste como una campana de pueblo que no tiene Iglesia ni pastor; tan triste como un poema.

Mi vida es hjkuyz[76]wzkyiüó[77]pz[78]y en la dislocación de cada hebra que afecta en símbolo de vivir. Aterrado estoy en el acto del escobillón, yo sé, yo estoy en "ángelus", ya que, estoy completamente muerto pero, de cansancio, con la locura. En un año de vida en este Madrid de "putas y de travestis", habrán de quitarme la "maquinita" para barrer y andaré por las calles a pie. No ha pasado un año, sólo semanas o ¿meses?, lo ignoro, ya que estoy loco, tengo esquizofrenia.

Vivir en la podredumbre de Chile, vivir en la riqueza de Madrid con sus castillos y sus calles bellísima. Yo estoy en "ángelus" viviendo la vida en la sagrada whqranzwh[79]Por tanto soy…

Hay que vivir en la eternidad, hay que consolidarse en la vida, hay que construir caminos que nos lleven a Belén o a Nazaret, hay que vivir en paz.

Yo vivo la esperanza y vivo en armonía.

¿Qué es lo que me sucede? Estoy enloqueciendo al barrer… Estoy con el escobillón. Ha terminado mi turno… Marcho a casa… Me ducho, nadie hay… Mi turno es de madrugada… ¿Será viernes? No, es jueves como en el poema de César Vallejo, el peruano… Vivir la vida, ¡vivirla con intensidad!

Yo amo la vida y amo la literatura…

Un poema, que leyó, en domingo, Pepe Casa de Castro, de tan sólo treinta años:

"Vivir la vida, en desolación:

Árboles hay por doquier;

Y, la iluminación de Dios

Está, inmarcesible; Y, en la

Vorágine, Dios habita

Nuestros cuerpos. Yo vivo

Feliz; Y, de cada felicidad,

Un Cristo ¡vivo!, en carne;

Que, no se compadece

De la maldad; ¡Maldice!

Nuestro Dios es Cristo

En la tierra; Y, con ángeles

Canta; Para que los poetas

Recemos el Padrenuestro".

—ESTE ES Pepe Casa de Castro —es jueves y aún los Nevado no llegan del trabajo—, es doctor de la universidad Complutense, experto en poesía religiosa, es compañero de trabajo, no le está yendo bien, le invité, quiero que conozca un poco de América… Este es Mollendo, es peruano y ella, la más linda, es mi novia, Mariela Ruiz, de Vitacura.

—Hola —dijo Casa de Castro con expresión abatida pero alegre de conocer gente de otro país, gente que ha conocido mucho "mundo"—, ¿cómo están?

Mariela se sorprende.

—¿Eres de la Complutense?

—Sí.

—Oh, te admiro. Yo soy danzarina, no tengo estudios formales, pero toda mi vida he danzado, yo soy de Santiago de Chile; ¿tú eres de Madrid?, ¿originario de Madrid?

—Sí, sí… Escribo poemas y soy crítico, pero de poesía religiosa. He estudiado mucho, creo en la educación formal pero…

Casa de Castro se quiebra en llanto.

—Tiene problemas económicos, no ha podido encontrar trabajo, quiero que nos conozca, nosotros somos pobres, menos tú, Mariela… Ella huyó de su casa, porque se enamoró… ¡Nos enamoramos! Y huimos… Hemos recorrido América y ahora estamos en tu ciudad… Denle un poco de vino Francés y un "emparedado".

Mariela lloró de emoción. Mollendo destapó una botella y preparo viandas.

—¿Te sietes demasiado mal?

—No, no, es que…

—Él tiene tres hijas y su mujer no tiene trabajo y es experta cocinera, yo creo, no le he preguntado, ¿de hoteles de lujo?

—Sí, sí.

Pepe Casa de Castro se serenó, bebió de una copa que Mollendo tiene especialmente preparado para embriagar a Mariela para que pierda la virginidad; pero, Mariela no bebe, porque, ya sabe que Mollendo la quiere embriagar.

"—Mollendo, nunca perderé la virginidad, me casaré de blanco.

—Ah, qué eres tonta, si ya no tienes dieciséis.

—¿Cuánto tengo?

—Qué sé yo".

Tocaron a la puerta.

—Son los Nevado.

—Hola.

—Qué desastre.

—No había ducha.

—No pudimos cambiarnos de ropa.

—Hola, soy Nevado Solimana.

—Pepe Casa de Castro.

—Nos bañamos y conversamos.

—Yo me voy a mi habitación, soy Nevado Ampato, ¿eres español?

—Sí.

—Yo me llamo Nevado Coropuna y soy peruano.

—Qué bien. ¿Trabajan en la construcción?

—Sí, sí.

—Voy a recitar un poema, el vino está exquisito, yo voy a enseñar literatura a Francisco. Me contó —indicó a Mariela—que eres danzarina.

—Sí.

—Yo también quiero ser artista, escribo poemas, sonetos. ¿Quieren escuchar uno?

—Bueno, bueno —dijo Mollendo muy interesado—, te escuchamos.

—"La luz del sol,

Es luz de Dios.

La búsqueda de la amistad

Es incierta cuando, la vida

Tiene rosas y un rosal

Que fue crucificado…

Nuestro Padre nos santifica,

Con las estrellas y la luna.

Nuestro Padre vive

En cada corazón que anhela

Esperanza. Nuestro Padre

Es rocío matinal y lluvia

Nocturna. El Padre nos ama;

Nuestro Dios nos ama;

Y, en la contemplación,

El crepúsculo, es una raíz

Que florece como hoja divina".

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