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Francisco, El Viajero (Novela) (página 14)

Enviado por Mauricio Uribe


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— ¿Cuánto tiempo nos darán de castigo?

—Un año por degenerados.

Te prometo, Carolus, que, Dostoievski fue para mí la serenidad. Mientras atacaban buques petroleros, Mollendo nos permitió el escape, pero no estoy seguro, yo no recuerdo cómo fue, pero escapamos y a Madrid, al podrido Madrid de las cárceles. "Por "sudacas" sin pasaportes", llegamos caminan a la capital. Nuestra experiencia fue auténticamente nauseabunda… Yo amé a Mariela; Y, en el buque de los ángeles piratas, consumamos nuestro amor (pero a escondidas).

La vida era trágica pero el amor, en sinceridad, pleno de sensaciones olfatorias. Mariela era casta y yo era puro. ¡Amazonas de mis amores!, cómo perdimos el control. Pero, ¿qué habrá sucedido con Mariela? Yo estoy duchándome y recordando.

Yo pienso que Dostoievski me salvó: Su obra, aunque escrita en el siglo XIX, refleja también al hombre y la sociedad de hoy. Sigmund Freud dijo en su artículo "Dostoievski y el Parricidio" que el capítulo «El gran inquisidor», de la novela Los hermanos Karamázov, era una de las cumbres de la literatura universal. Dostoievski influyó también a Nietzsche, quien afirmó:

"Dostoievski, el único psicólogo, por cierto, del cual se podía aprender algo, es uno de los accidentes más felices de mi vida, más incluso que el descubrimiento de Stendhal".

Yo fui feliz en el buque fantasma. La En ciudad de Colón pero…

—Habéis terminado.

—Sí, sí —dije.

—Venid, os quiero mostrar el "Pudridero…"

La visión fue fatal. Recordé la perdición del hombre: allí habitaban los sodomitas, que, insertados en palos, los gusanos se los comían vivos. La visión fue espeluznante. Reconocí a los presidentes del primer periodo democrático de Chile después de Pinochet. No había homosexuales, sino que, políticos corruptos. ¡Empalados!, sin destino, carnales, aullando, sin luz espiritual.

—Esto es por traicionar a su pueblo.

Carolus distinguió a Franco y a Hitler. Pero, ¡oh!, espanto: el salvador de la patria estaba allí: nuestro Pinochet. Nos miró; Y, gesticulando, murmuró. No alcancé a especular sobre política ya que yo era un hombre con conciencia social pero sin partido político (en vida, por supuesto).

—¡Mate! y maté… Y si puedo…

—¡Calla! —gritó el Presidente que le apuntó con el dedo. Sacadme de aquí…

—¿Ricardo Lagos Escobar?; Pero, ¿cómo?

—Así os castiga Dios por traición… Vosotros tenéis suerte. Habéis contemplado el suplico.

—Yo estuve en el Infierno, pero, esto es letal. ¿Por qué?

Corrupción y pobreza para el pueblo.

—¿Y Cristo?

—Yace en el trono, no recordáis las escrituras.

Recordé a Dariell y sus cartas:

"Nos casamos en una Iglesia conflictiva. Yo quiero amarte. Estuve estudiando un libro de arquitectura. Para que sepas. Te voy a obsequiar un relicario de oro (pero no tengo dinero. ¿Un préstamo a Carolus? Trabaja de zapatero. Perdón. Lustrando zapatos. Nada de Carolus. Yo soy tu mujer. Te lo prohíbo. "La iglesia de la Madeleine es un templo católico de estilo neoclásico, concretamente a algunos metros de la Plaza de la Concordia, en una zona muy comercial de alto nivel (al lado de la calle Faubourg-Saint-Honoré, una de las más comerciales de París). La iglesia de la Madeleine llama la atención por su arquitectura en forma de templo romano, inspirado en la Maison Carrée de Nimes.

La construcción comenzó cerca del año 1764 por Pierre Contantd'Ivry, siendo luego reconstruida con planos de Guillaume Couture (1777), aunque a causa de la Revolución Francesa las obras se interrumpieron de 1790 a 1805. En 1806, y por decisión del emperador Napoleón Bonaparte La Madeleine se transformó radicalmente, desechando la mayor parte de lo ya construido, y se levantó prácticamente de nueva traza, especialmente determinada por el aspecto exterior (templo períptero octóstilo de orden corintio), con diseño de Pierre Alexandre Vignon. No se destinaría a Iglesia Católica, sino para Templo a la Gloria de la Grande Armée (el "Gran Ejército"), uso cívico que mantuvo hasta que se acabó de construir el Arco del Triunfo, que la relevó en esa función.

En 1842 volvió a ser Iglesia Católica, función que continúa representando en la actualidad".

¿Te agrada? Allí nos casamos. ¿Tú eres católico? Pero me violaste. Es pecado, ¿sabías?, aquello se practicaba en Sodoma y Gomorra. Aquellas ciudades fueron destruidas: "¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos!…""Lot salió para hablar con sus futuros yernos, es decir, con los prometidos de sus hijas. —¡Apúrense!— les dijo—. ¡Abandonen la ciudad, porque el Señor está por destruirla! Pero ellos creían que Lot estaba bromeando…" "Pero la esposa de Lot miró hacia atrás, y se quedó convertida en estatua de sal…""Esa misma noche emborracharon a su padre y, sin que éste se diera cuenta de nada, la hija mayor fue y se acostó con él…" Las hijas de Lot se habían criado en aquel ambiente de corrupción de Sodoma, así que les pareció de lo más normal, que a falta de varones, después de destruida la ciudad y viviendo con su padre en las montañas, tuvieran relaciones con él, para poder tener descendencia… Con premeditación le dieron a beber vino y lo emborracharon para poder llevar a cabo sus malas intenciones. Lot había quedado viudo y había perdido todas sus posesiones, aceptó de muy buen grado el vino que le ofrecían sus hijas, pues necesitaba mitigar su dolor y olvidarse un poco de su tragedia… Las hijas de Lot no se detuvieron a considerar lo que estaban haciendo. Para ellas no era algo espantoso, era una solución práctica. La faceta moral no tenía la menor importancia para ellas. "Entonces el Señor hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. Así destruyó esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo". Esto nos puede pasar, mi "David", no me violes más… En el riachuelo, ¿qué sucedió? ¿El vino qué contenía? Sólo permito que me beses los pies, por castigo. Durante todo un año vivirás conmigo, sólo besándome los pies. Abandona a Carolus. Sé, cómo me has dicho, que nada tienes con Mariela. No tengas más relaciones "sexuales" con Carolus. Voy a hablar con ella. Te lo juro. Te amo con todo mi corazón. Inventé una canción. ¿Te la canto, si quieres? Aquí te la transcribo:

Sol de mi vida:

Sueño de mi amor.

Sol de amanecida:

Vos sois mi candor.

Sueño beber ambrosía:

Estoy enamorada de vos.

Sol de mi vida:

Sueño de mi dolor.

No eches a perder nuestra relación. Quédate a dormir conmigo. ¿Por qué defiendes tanto a Mariela? Ella es millonaria, que sus padres le ayuden. Yo estoy estudiando; y pronto seré doctora en filosofía. Quiero casarme y tener familia. No regreses a Chile. Por favor… Te compré una bicicleta pero… ¡Oh!, me arrepiento. La policía te busca. ¡Cuídate, Francisco!, cuídate.

Tuya. Dariell; casada con Francisco en la Iglesia de la Madelaine".

El ángel nos llevó de nuevo a nuestra habitación, el ángel era delicado, el ángel era suavísimo al contacto de la piel, el ángel nos miró.

—Vosotros sois testigo de la degradación. Tened paciencia. Que un millón o tres millones es poco.

Quedé perplejo. Recordé ciudad de Colón.

MARIELA CAMINÓ por las calles de París, en soledad. Caminó hasta extenuarse. Condesa le llamaban en Perú. Mariela se fatigó. La luz era crepuscular. Tomó su pandero y danzó pero para ella. Nadie la contempló, era, Mariela, la soledad misma. Mariela Natalia Ruiz de Avemaría como un farol de calle parisense. Ella era juvenil.

Regresó a casa. Francisco la esperaba. Conversaron en la habitación.

…Mariela había vagabundeado.

—¿Qué te sucede? —le pregunté.

Mariela no respondió, se durmió.

Me sentí intranquilo, pregunté a Mollendo, nada supo responder. Conversé con los Nevado pero no hubo respuesta. La vida era trémula para Mariela. Decidí quedarme en casa, para cuidar a Mariela. Tenía fiebre.

—Llévala al médico —dijo Nevado Coropuna.

—No, llamemos a uno —dijo Mollendo.

El médico llegó a la habitación. Hablamos en castellano. El médico hablaba en castellano.

Le explicamos. El médico entendió. Pinchó a Mariela en las nalgas. Estaba con amigdalitis. Qué pena, me dije.

Conversé con el médico:

—¿Qué le sucede?

—Le bajaron las defensas por tristeza. No entiendo muy bien el castellano. Una semana de reposo, sin levantarse. ¿Ya?

—Sí, sí.

Le pagué al médico.

—Buenas noches.

Me quedé en silencio.

—No se preocupe, no se morirá.

—Ah, ya, ya, es que la amo mucho.

—Cuídela…

Había soledad en mi alma, había tristeza también. Decidí terminar con Carolus pero continuar con Dariell. Seríamos amigos con Carolus.

Me dormí profundamente. Recordé a Dariell. La carta era bella:

"Te deseo paz para tu espíritu, deseo que me ames siempre… Yo seré tu esposa por el civil y, como las gaviotas, me enamoraré de tus huesos. Te daré hijos pero…

Estoy enamorada de ti, Francisco…"

La carta continuaba pero no pude recordar ya que tuve pesadillas, dormía en el sofá.

La vida era bella; Y, de esta belleza, también había intranquilidad. Escribí una carta a mi madre, tranquilizándola. Se la entregué a Nevado Coropuna. Le entregué el dinero. Mariela dormía. ¿Qué hacer?

Mollendo habló:

—Tú tienes que trabajar, yo cocino y cuido a Mariela.

Tuve que aceptar. Había pasado un año de trágica estadía en la muerte, de corrupción en la vida, de infinitud en Dios, de desamparo, de estación fluvial de poetas muertos de hambre, de ineptos políticos, de Arcángeles…

—¡Cuídala!, volveré pronto…

Tomé mi lustrín y me largué.

Caminé por las calles de París. Me sentía muy mal. Fui donde Carolus. Me expliqué. Carolus no acepto el término. Me amenazó.

—Si me abandonas, te meto preso.

Sentí pánico.

…Mujeres…

Me sentí extranjero: la soledad no me purificó el alma, la soledad era abismante, la soledad era de friolera concomitancia de sur a norte. Yo pertenecía la devastación; Ahora, a la soledad. Decidí caminar. Era de madrugada. Regresé a casa. Mariela deliraba. Mollendo me habló. Comprendí:

—Sólo es amigdalitis —dije.

—Pero, te necesita.

Acaricié las manos de Mariela. Estaban ardiendo. La devastación era el sur con su pobreza y con su poca esperanza, el norte era la riqueza. Me dormí el sofá. Tuve malos sueños, que no quiero recordar.

—¡Francisco! —el grito me asustó. Corrí a la habitación.

—Mariela, ¿qué sucede?

—¿Me amas?

Sentí pánico de mentir.

—Tranquila, Mariela, sólo estás enferma.

—¡Cuídame!, ¡cuídame!, ¿tenemos dinero?

—Sí; Y mucho.

—No trabajes hoy, que me siento muy mal.

Pensé en Carolus.

En fin…

La sofocación era empaste de palabras; Y, en la detonación del amor, yo ya no comprendía. La disolución de la materia, era la imperiosa supervivencia de las mujeres. Yo era sudamericano y, como tal, un mito. El "David".

Pepe de Casa de Castro Herrera vivió en la clandestinidad; Y de poeta, era bello. La divinidad no estaba conmigo, tenía fe en Dios; Sin embargo, era adúltero, pecaba de soberbia. Me enredé entre las sábanas de Mariela y leí un poema pero, en silencio. Mi voz era tenue. Mariela dormía. No salí de casa en tres días.

Del libro "Sentido del Tórax".

SUEÑO DE AMOR

"La verdad, es que, te amo, mi alondra.

La verdad, es que, te adoro, mi dama.

La porfía es de amarnos en soledad.

De pronto, expiro, y la soledad es nuestra.

¿Eres mi adorada?, ¿eres mi demente?

Yo tengo hembra; y, tú, marido.

¿Me habrás de amar a escondidas

Del Mundo? Yo soy el herrero;

Y, tú, la mariposa que reposa en mi

Almohada. Yo habré de amar

El eclipse de tus cejas; Y del amor

Yo sé que hay sabiduría. Yo te amo".

Me agradó el poema, lo copié en una servilleta; Y, de amor a cuerpo ardiente, se lo entregué a Dariell. "Toma, es tuyo". Dariell se emocionó. Nos abrazamos y nos amamos entrelazados como en un nido de palomas. El mundo giraba en el contorno del caos; Y de la poética de Pepe de Casa de Castro Herrera, yo pude escribir poemas a Carolus y a Dariell. "Son tuyos pero…" No quise mentir. Expliqué.

—…Margarita, tengo mucho dolor… Me dieron por muerto, ¿puedes perdonarme?

Pepe Casa de Castro Herrera contuvo la mirada.

—Tengo que buscar trabajo.

Se abrazaron; Y, en la mansedumbre de la irrealidad, Franco no le dio la oportunidad a Pepe Casa de Castro Herrera de vivir su vida.

La irrealidad era vasta, la irrealidad era el abismo de la noche, la irrealidad era la punzante muerte del ombligo.

—Quédate en casa, yo trabajaré.

—Un par de años, ¿te parece?

—Sí.

Herrera no trabajó durante tres años; Y, de barrendero, tuvo que trabajar.

La vida era de realidad y de sacrificio, la irrealidad era de poesía. Por cada libro, un amante.

—Las castañas son hermosas —dijo Pepe Casa de Castro Herrera—, te dedico un poema, Margarita.

LA NOCHE

"La tempestad ya no tiene furia,

La virilidad es de flor en flor:

La vitalidad es de amarnos.

Yo te contemplo con afán de amar:

Margarita es mi enamorada.

Y, en la soledad, la vida es

Amor. Yo amo a mi adorada

Encarnación de la luna;

Y, de las estrellas, los besos.

¿Me amarás por siempre?

Yo te amo y te obsequio

Castañas en símbolo de amor".

Mariela se recuperó. Yo freí unos huevos; Y, me los comí. Le llevé sopa a mi enamorada chilena. Se sentía pésimo. "¿Qué deseas?", "amar", respondió ella. El ático de los recuerdos era el cementerio de las palabras. La vida ya no me contemplaba, la vida era sesgar la razón, la vida era el acontecer de la vida misma; en disolución como la yema de los huevos fritos.

—¡Tengo hambre! —gritó Mariela.

—Yo te sirvo una sopa, no te preocupes.

DESCANSO

Trabajando de Gigoló

LA VIDA era hermosa, la vida contenía rosas en un rosal, la vida era Dariell, la vida era Carolus y Mariela: Me sostenía en mi vida misma como un símbolo de vida; Nos amábamos; sin embargo, había prometido abandono pero… ¡No pude! ¿Qué hacer?

Tomé mi lustrín y caminé, era tempranísimo: lustré algunos zapatos, pero llegué a la pensión, conversé con Carolus; ella se negó nuevamente. La vida era tenaz, la vida era de tenacidad, la vida era de belleza, la vida era Carolus.

—Dame tiempo por favor.

—Yo te daré un poco de dinero.

¿Compraba mi amor?

Carolus me liquidó, besó mis labios.

—Tengo que estudiar, en una hora nos vemos, ¡cuídate!

Me marché, no quise conversar con Dariell, la vida era simbolismo, la vida era no sesgarse a la razón, la vida era tibieza de unas manos cantoras, ¡oh!, sorpresa, me encontré con Nevado Ampato, conversamos:

—¿Qué sucede, Francisco?

—Tengo mucha tristeza. Deseo regresar a mi país.

—No hay dinero, tenemos que terminar el viaje, ¡ven!, acompáñame, trabajemos de cartero.

—No, no, no puedo, tengo que trabajar de gigoló.

—Tú estás muy mal.

—Sí, no le digas nada a Mariela, se moriría de espanto.

La vida era trémula; Y, en la veracidad, pude hallar amistad, nos abrazamos.

—Buen viaje —le indiqué a Nevado Ampato.

El tiempo es una bola de ambrosía, cuando se ama verdaderamente, yo amaba a Dariell y a Mariela pero, Carolus era mi amante: ¿Cómo amar a más de una mujer?

Wuhyóp[120]en virtud de la veracidad de rrtíóp[121]Yo era un gigoló que apestaba a Chile. La virtud del amor era la virtud de vivir en sesgo de la carne; La vida era amar a Dariell pero escapar a Chile. ¿Qué digo?, estoy loco. Yo pensaba que la vida era trémula, pero, la vida era veracidad del vivir.

Temblaba de pánico, ¿estaba enloqueciendo?

Vivir era morir; Y, de mi muerte, la cremación de güíó[122]

La tenacidad del vivir, la vida era amar a Carolus, yo la espiaba al estudiar, estaba aterrado de la vida wüóh[123]

Lustré zapato y compré una flor. Me sorprendió Dariell.

—¿Para quién es esa flor?

Me aterré de la vergüenza.

—Para ti, para ti.

Nos besamos con desesperación.

—¡Ven!, que te quiero dar un obsequio.

—No puedo, tengo que trabajar.

—No, tienes que venir.

—En unas horas más y me comentas sobre filosofía.

Dariell se marchó. Y como un fanático del "sexo" abrí las carnes de Carolus. No me arrepentí. Me había drogado. Conseguí la droga con un colombiano… ¿Te acuerdas, Carolus? Cómo nos amábamos.

—…¿Me amaste en sinceridad?

—Mucho.

Me duché al culminar el "acto". Me duché. Me sequé el pelo. "Adiós", dije, "cómo que adiós, hasta mañana", esta niña sí que está loca…

Sin golpear la puerta, entré en la habitación de Dariell. Estaba completamente desnuda. No quiero describir, ya que Dariell me amó desinteresadamente.

—¿Abandonaste a Carolus?

—Sí —me avergoncé de mentir tanto.

—¿Y qué hacías en su habitación?

Tuve que mentir, tuve que mentir.

—Lustrando zapatos, somos sólo amigos, te lo prometo.

—Creo en ti firmemente, ¡ámame!

—No, no, es que puedes quedar embarazada.

—Entonces ¡bésame!

—Eso sí.

El amor fue de lustrabotas.

EL PADRE Pío habló a Dariell, soy Mollendo Tapia.

—Hija…

—Padre…

—No me interrumpas.

El padre Pío contempló la luz de Dios, el padre Pío sangró, hay ángeles que le curaron, Francisco de Asís se incomodó, pero también participó del diálogo.

—Yo soy Francisco de Asís.

—¡Francisco!

Hay un estruendo de cosmosión en los Cielos: el Padre Celestial no enfurece pero, el destino de la humanidad es precario, envían ángeles y destruye ciudades "degeneradas", la humanidad ha colapsado.

—¿Qué sucede?

—El matrimonio "homosexual" abunda y nuestro Padre ha enviado ángeles del exterminio.

El padre Pío es sincero.

La vastedad del horizonte es para Dariell un símbolo, la vastedad de la luz es un acontecer.

Dariell vive su vida en el Paraíso; Sin embargo, ha traicionado a Uribe, que le amó.

—Dariell —dijo el padre Pío—, hay verdades que son la sinceridad de las emociones, ¿a quién amaste tú? La vida no cambia, como te has dado cuenta, hay ángeles, como aquellos —indica ángeles con espadas—, que destruirán Nueva York y Buenos Aires, Santiago de Chile y París. Pero, el Padre es sagrado, también destruirá Roma sí, el catolicísimo no enmienda. La pureza nace del alma, la pureza es de rectitud, la pureza es de afectos, no de vergüenza.

Francisco de Asís intervino:

—La sencillez, hay que amar en sencillez.

—Yo fui un poquito loca, tuve miedo y me quité la vida. ¿Por qué estoy acá en los Cielos?

—Porque el Padre os ha dado una oportunidad…

—Yo amé a Francisco, pero también me enamoré de Uribe, pero a Francisco es a quien amo. ¿Dónde está?

—Lo ignoramos.

—¡Ven!, demos un paseo por el Paraíso.

Contemplaron cascadas inverosímiles, contemplaron la belleza del existir, contemplaron la vida misma del vivir: ríos de aguas bellísimas; Y a Beatriz de Dante, danzando con Alighieri.

Había un ángel alado cantando; Y en pudor, Pedro, el Apóstol, bañándose en un lago turquesa. Pedro hablaba:

—Yo traicioné al Mesías porque tuve miedo de morir. Ahora estoy tranquilo, morí crucificado en Roma.

Por las referencias que aparecen en los Evangelios se sabe que su nombre de nacimiento fue Simón. La palabra griega petros (piedra) y su equivalente en arameo, cephas, no se usaban como nombres de persona, sino que "Pedro" es una designación metafórica o simbólica que con el tiempo se convirtió en nombre propio. La acepción aramea de su nombre simbólico (cephas) pudo surgir en relación con el hecho de que Jesucristo resucitado se apareció en primer lugar a Simón para designarle como "piedra" fundacional de la Iglesia.

—¿Por qué le traicionaste?

—Por temor.

—¿Os sentís bien ahora…?

Había montañas nevadas que se podían escalar sin riesgo; Y un cielo bellísimo de múltiples colores: era la luz de Dios que, al amanecer, entregaba pureza, era la vida de Dios, que al dormir, entregaba vida, era la vida misma que, conllevada entre los árboles del Paraíso, nos consumía en nostalgia por Dios y por Cristo, su "Hijo".

El Mesías se acercó a Dariell, los santos le saludaron, Dariell se sintió terriblemente mal, Dariell era purísima pero estaba enamorada de un truhan. ¿Qué hacer? ¿Cómo contener la vida?

—Dariell —dijo Cristo—, mirad mis yagas…

—¡No! —Dariell se desmayó.

"Te escribo esta carta porque estoy enamorada. Ante la mirada de Dios nos entrelazamos las manos; Y, ante la mirada de Dios me entregué. Yo te amo, Francisco; Y eres mi enamorado. Yo te deseo en paz, mi "David"; pero para mí.

Esta carta que te escribo consérvala en tu corazón. Por sangre es la tinta; Y por arroz, el papel.

Tuya. Dariell".

La llevaron debajo de un árbol, un ángel la socorrió, "dadle ambrosía", dijo Cristo, los ángeles eran diligentes. La vida era significativa, la vida era de una extraordinaria belleza, la vida era de complejidad, la vida era tremebunda para Dariell.

—Despertad, niña…

Francisco de Asís rogó a Dios; pero, Dios no habló.

Había sombras por doquier, atardecía, Dariell soñaba: "Yo te amo, Francisco, quiero que nos casemos por el civil, tengo quince años. ¿Cuántos tienes tú? ¿Chile? ¿De dónde eres? ¿Qué es Chile? ¿Es un país o es un continente? Yo no creo que exista Chile. Tú me estás bromeando.

Te voy a castigar. No habrá más besos…

Hoy he soñado contigo… Y, en este sueño, yo moría de amor por ti.

Dariell…"

La impaciencia de Francisco de Asís era atenuante, Dariell despertó al fin.

—¿Qué te sucede, niña?

—No sé…

—Te llevaremos a tu hogar, ¿estás cansada?

—Mucho, tengo sed.

Un ángel les miró.

—Tomad.

Dariell bebió ambrosía.

—Pronto sanaréis —dijo el ángel.

La vida no culminaba en un despertar en el Paraíso, la vida era un obsequio de Dios: Dante se acercó a Beatriz: "Eres mi dulce amada, que, en vida, ya nada importa. Eres mi dulce nueva vida para el poeta que canta desde sus entrañas. Eres mi…"

No alcanzó a culminar su poema, Beatriz huyó.

Se escucharon estallidos terribles, Cristo se arrodilló, Cristo tembló de pánico, Cristo sintió pena por aquellas ciudades, Cristo se mutiló el alma, sin sobrevivientes, el cataclismo fuer atroz: La muerte imperaba en la tierra, la muerte era discernimiento: En Roma el Santo Padre exclamó:

—Podridos de entrañas…

La economía tembló de pánico como tiemblan las camelias ante el destructor de jardines.

—Vivid la vida en tranquilidad —murmuró Cristo—, la vida en sagrada comunión entre hombre y mujer.

Dariell enmudeció:

—¿En qué año estamos?

Nadie quiso aclarar el fin de los tiempos.

—¿Sodoma y Gomorra?

—Nueva York, Buenos Aires, París, Santiago de Chile —murmuró Francisco de Asís.

—¿Y los niños…?

—Sólo los "degenerados" fueron pulverizados.

Dariell sintió pánico.

—¿Y los niños? —gritó Dariell.

Hay mortandad en la tierra.

Francisco de Asís acompañó a Dariell a su habitación, en el Paraíso todos rezaron, el padre Pío lloró, los ríos del Paraíso se llenaron de sangre, las montañas se llenaron de sangre, Dios tuvo pánico de la maldad del hombre. Oscureció. Las naciones de la tierra se sintieron confundidas. No había profetas, sólo tarotistas:

—La "homosexualidad" es santa, ¡viva el matrimonio gay…!

Dariell tuvo pánico de morir.

—Ten tranquilidad, niña, duerme.

—Recuerdo una carta escrita a Francisco, quiero soñar recordando aquella carta, ¿me pueden acompañar?

Dariell se durmió.

—Rezad —indicó el ángel—, Dios quiere acabar con la humanidad.

"Francisco, en la Iglesia de la Madelaine, nos besamos como marido y mujer. No consumamos el amor, pero fui tuya.

Las mujeres somos piadosas; Y, de esta piedad, hay que contener alegría de vivir.

La vida es la comunión de las almas. Yo soy Dariell y yo te amo. Espero que tú también me ames.

Tuya…"

Dariell despertó de la pesadilla, los ríos de sangre eran ficción, un ángel la custodiaba, el ángel leía sus pensamientos, el ángel sonrió, "París está tranquilo, hay mucha gente honesta, en Nueva York hay un monumentos enorme a los descuartizados por el Islam terrorista, me refiero a los masacrados el once de septiembre del dos mil uno y en Buenos Aires hay dulzura y en Santiago de Chile reposan los huesos de Francisco, tu novio, tened paciencia, ya os acostumbraréis al Paraíso", el ángel acompañó a Dariell hasta un lago, "quitaos la toga, y…" Dariell se bañó. La pureza entonces fue tremenda.

—¡Ángel!, ¿puedo cantar?

—Sí.

Dariell cantó bellamente, Dariell se sintió tranquila, recordó una carta pero, rápidamente olvidó el contenido, la carta arrojada al Sena por Francisco: "¿Me amarás siempre?, yo siempre te amaré… Este fragmento que te escribo es mientras doy un examen importantísimo. Ten tranquilidad amor, soy toda tuya…" El ángel sonrió.

—¿Cuántas cartas la escribiste a Francisco?

—Cien.

MARIELA PREPARÓ desayuno, yo leí el poemario "Ombligo Amado" de Pepe Casa de Castro Herrera, me sentí tranquilo, era domingo, Dariell estudiaba y Carolus paseaba con amigos, le propuse a Mariela quedarnos en casa, Mariela aceptó, "¿te acuerdas cuando en Madrid estuvimos escondidos durante un año en una Iglesia?", "no, no, no lo recuerdo".

Mariela estuvo meditabunda, los Nevado dormían, Mollendo despertó.

—Hola, Francisco.

—Qué tal.

—Mariela —dijo Mollendo—, ¿hoy no trabajamos?

—No, no, hoy no.

—Saldré a caminar entonces. Cuídense.

Desayunamos tranquilamente.

—Quiero leerte un poema.

—Hazlo.

SENTIDO DEL AMOR

"La fuerza de tu ombligo

Es la belleza del amor.

La fuerza de la dulzura

Es la sutileza del amor.

La vida es amar; Y, de este

Amor, hay vida de amor.

Yo te amo, mi adorada;

Y, entre margaritas:

La vida es un ombligo

Enamorado de mi vida.

Tengo tanto amor

Que entregar, que muero.

La vida es la fuerza

De un ombligo amado.

Y, de este amor, naces tú,

Mi adorada, luciérnaga".

—¿Te agradó el poema?

—¿De quién es?

—Del padre de Pepe Casa de Castro.

—¿Se lo habrá escrito a su mujer?

—Sí, por supuesto.

…Margarita (piensa Pepe Casa de Castro Herrera), escribí cinco libros para cinco amantes, perdonadme…

Pensé en Dariell mientras contemplaba a Mariela, una carta recordé pero…

—¡Mariela!, ¡Mariela!, te amo…

—Yo también —me interrumpió Natalia Ruiz de Avemaría.

"Soy tuya. Y también de Dios pero más tuya…"

La espiritualidad de Mariela era vigorosa, a Mariela le agradó el poema, tomó el libro; Y, en silencio, leyó:

TUYA

"Una mujer se entrega a escondidas

Cuando el marido calla.

Esta mujer es símbolo de libertad.

El amor es bello entre amantes.

La libertad es de amarnos:

La libertad es de "pubis".

La libertad es de besarnos.

La libertad es de perdernos

En matrimonio. ¿Quieres

Amarme? Ay de mí, dulzura.

Yo te amo con locura;

Y de esta locura, hay amor.

Habré de vivir siempre

En libertad de amor.

Nos habremos de amanecer

Amándonos en descampado…

Pero yo tengo mujer y tú marido.

¿Qué será de nosotros?

Cuando nos descubran.

Ámame, sencillamente, ¡ámame!"

Mariela se sintió incómoda, Mariela era fiel: Una nube te terror invadió la mente de Mariela, París era la ciudad del amor. Francisco, ¿engañándola? ¿Marchar de Francia? ¿Berlín? ¿Roma? ¿Santiago de Chile? Mariela dudó de mí.

—¿Qué te sucede? —pregunté.

—Quieres amarme.

—Yo te amo —dije.

—¿Quieres tener "sexo"?

Tuve tristeza por Mariela.

—Eres tan bella que yo no concibo la belleza.

Mariela sonrió.

—Salgamos mejor.

—¿A dónde?

—A caminar.

"¡Francisco!, quiero tener hijos, ¿eres bastante hombre?, ¿no?, ya te expliqué mis motivos, ¡tres!, cuando cumpla cuarenta, cuarenta y tres y cuarenta y cinco, seré muy linda porque me agrada el deporte. Quiero que estudies, yo te ayudo.

Dariell, que te ama…"

Caminamos por las calles de París. A lo lejos divisé a Dariell. Me escondí.

—Cambiemos de ruta —Dariell no me observó.

Entramos en un bar, que no recuerdo el nombre.

—Una cerveza.

—Yo no bebo licor —musitó Mariela.

Hpójqw[124]en el colmo de mi vida. Estoy contemplando dos aviones que estallan. Un instante de narración y muere el copiloto de la primera nave, segundo instante de narración y mueren los pasajeros del segundo avión. La televisión muestra el desastre. Estoy en el manicomio. "Adiós, Uribe…"

Llhóp[125]como yhküp[126]entre forajidos que aborrecen a Dios.

Llegamos danzando en a amor con Mariela al bar Le Baroudeur, que es un bar de copas para "mochileros". Yo me embriagué y Mariela rió. Tomamos una taxis. Fui al baño, no encontré droga. Mariela besó todo mi cuerpo pero yo me quedé dormido. Eran las cuatro de la madrugada. Me duché. Me vestí. Mariela despertó.

— ¿A dónde vas?

…A casa de Dariell…

—A ninguna parte.

— ¡Desvístete!

—Nos amamos como en el Amazonas.

No describiré ya que soy pudoroso.

— ¡Qué haces!, ¡qué haces! ¡Nao!

Mariela lloró intensamente.

—Me dolió, eres un "puerco". Fuera de mi habitación.

Me sentí culpable. Salí a la calle, Carolus me esperaba… "¿Te acuerdas?"

—…Fue atroz el amarnos —dijo Carolus—, pero, yo te amé. No pude casarme contigo, porque, yo era de la aristocracia. Sufrí mucho. No puedo explicar con palabras. Yo, yo, nada supe de ti. ¿A los cuarenta y cinco años te asesinaron? ¿Quién?

—Unos delincuentes pagados por carabineros. Rencillas de narcos.

—Yo te amé, pero me casé joven. No quiero hablar sobre el tema, me duele… Dariell se quitó la vida a los veinte años y tú, ahora, ahora tú estás conmigo en este lugar de castigo.

—Hay que tener mucho cuidado, porque los ángeles son terribles.

—Sí, duelen los golpes.

— ¿Qué te sucedió, Carolus?

—Viví enamorada de ti, durante toda la vida… Tengo deseos de ducharme… Estas aguas turquesas calman la vida. ¡Ven!, quítate la ropa y dame un beso en las mejillas.

—Es pecado, Carolus, nos pueden…

Un ángel nos contempló.

— ¡Báñense!, no tengan miedo, tened pudor pero sed puro de espíritu.

La riqueza del alma era de piedad, me quité la túnica; Y, en desnudez, contemplé a Carolus. Nada sentí, sólo amor profundo.

—Yo amé a Dariell.

—No importa. Yo te amé a ti. ¡Ven!, abrázame, qué muero…

…Un ángel nos llevó a caminar, allí estaba Pepe Casa de Castro y Cecilia Torres, el ángel no nos permitió conversar.

Caminamos, eso es todo. Se hizo de noche, el ángel habló:

—Vosotros tenéis mucha suerte, conversad durante el día; Y bañaos, si queréis juntos pero con pudor… Dormir en estas literas, hacedlas muy bien, las sábanas se cambian todos los días, tened cuidado, que el Infierno está próximo.

—Comprendemos —dije.

CHILE ES un país insular, recuerdo que estuve escondido un año en la habitación de Dariell pero por las noches dormía con Mariela. Un día cometí un error, salí a pasear con Mariela. Estábamos en un bar, "esto te lo cuento, Raúl Quezada, porque, la vida es dura en París".

— ¿Tanto tiempo estuviste escondido?

—Dariell, mi novia, sólo se dejaba besar los pies.

— ¿Y Mariela y Carolus?

—También eran mis novias.

—Cuéntame detalles.

—Un año es poco tiempo, volví a mi vida normal. Me escapaba, por cierto, a la habitación de Carolus; Y por las noches, rezaba con Mariela; la Condesa.

—Mi "Condesa".

—No.

—Cuéntame ahora tú sobre las cosas de la dictadura.

—Fue muy duro para nosotros, nos atacaban los militares, allanaban las casas y, de la matanza, sólo había cadáveres. La multitud de muertos era bastante, pero, absolutamente nadie, se compadecía, tú llevas un día aquí, ¿de dónde eres?

—De avenida Dorsal.

— ¿Dónde queda eso?

—En Recoleta.

Chile es un país insular. Y la vida del chileno es…

Fin de Viaje

"TE ESCRIBO para dedicarte un poema, espero que te agrade".

Un año ya llevábamos en París. Conversamos con Nevado:

— ¿Se pierden?

—No, ya no…

"Yo te amo, levantado el castigo, puedes besar a la novia.

Dariell".

—Mariela, hay que celebrar.

Nos emborrachamos.

Mollendo habló:

—Aquí hay una dama, ustedes son unos ebrios, no soporto personas así, ¡ven!, Mariela, salgamos a caminar.

Mariela negó los favores de Mollendo. Se fue a su habitación. Habían transcurrido tres años. Las maletas en orden.

—Celebremos la partida a Berlín.

Yo escapé de Dariell y hui de Carolus. Tomamos un tren y…

La frontera, nos escondimos en los baños, "no me abandones jamás, yo estoy desesperada, pronto cumpliré dieciocho y nos podremos casar por el civil. Tuya. Dariell". La vida era de eternidad; Y, de esta eternidad, era Dariell la preferida; ¿Te acuerdas, Carolus? La vastedad del Horizonte. Llegados a Berlín, arrendamos una habitación, a escondidas yo, los Nevado Felices. Llegamos a Berlín. Sólo paseamos, teníamos mucho dinero y yo con mi locura, hópqwé[127]como árbol sin raíces. La virtud del amor era la virtud de füyhï[128]en serafín y en querubín de oro. Yo era feliz en la habitación calefaccionada en Berlín. Nos machamos a Roma; Y, desde allí a Sudamérica. En Roma contemplamos al Papa; y del Papa a whípóïy[129]en sutil santidad de las consonancias. Recordé un poemario de Pepe Casa de Castro de Herrera: "Sexo" es Palabra Divina: Contemplamos "El David"; Y recordé el poema: "De súbito, la vida es peregrina; Y de este peregrinar, nacen simbolismos. Yo estoy preso en mi propia habitación; Y de estar tanto preso, la vida me ha enseñado a vivir en concordancia con mis "amantes". La vida es sagrada, la vida es plenitud… Xóíïppñ[130]

Los ojos de El "David" me ensombrecieron el alma, tanta belleza, tanta desolación en la desnudez: Yo habría dado todo por comprender la estatua y la grandeza del genio escultórico, sólo fue un instante y, de pronto, ya estuve en Chile, recordando El "David", por un millón de años, santificándome: Recordé al camionero y recordé mi Chiloé amado": Yo era "mochilero" y ahora era…

Tres instantes de narración y estoy en un manicomio con camisa de fuerza: once de septiembre del dos mil uno, sueño con El "David", sueño con Dios y le pido…

"—Padre, perdóname…

Carolus me mira apasionadamente y me besa todo el cuerpo. Un millón o tres millones son mucho en el Purgatorio.

—Al fin soy feliz, al fin… —dice Carolus.

Yo bajo la mirada y…

¡El "David"!, ¡El "David…"!"

FIN

Dedicado

A Dios

Que Amo y Sigo

Con Todo mi Corazón

 

 

Autor:

Mauricio Uribe

URIBEVANGUARDIA[arroba]OUTLOOK.CL

© 2312117

Lunes, 23 de Julio de 2012, lunes, 15 de Julio de 2013

/Santiago de Chile

[1] Serenata de todos los atardeceres que no se quebrantan

[2] Sinceridad de los ángeles que nos protegen

[3] Sensación de amor que no culmina

[4] Silente de la mariposas

[5] Sensación de asombro y de bello amar

[6] Estío de pudrición histórica

[7] Sensación de alegría pero sin libertad

[8] Servil bibliotecario público

[9] Alfredo Vera ha muerto en suicidio en el Parque Matucana

[10] Sentido de la libertad en el corazón

[11] Amor que nace por doquier

[12] Litigio de esperanza por la paz

[13] Irrealidad de los sentidos

[14] Estío de amor en éxtasis en penetración

[15] Sentimiento de Esperanza

[16] Introspección que deriva de la cordura mal interpretada

[17] Silencio de un despertar

[18] Anochecer del escalofrío humano

[19] Despertar de los sentidos sensuales

[20] “Sexo” que acontece en humanidad

[21] Dios nos representa en Uribe

[22] Felicidad del río en descripción de los personajes

[23] Defensa de los derechos humanos

[24] Festín de solidaridad con ángeles

[25] Amistad entre dioses humanos en el Reino de María

[26] Maravilla del existir en el Paraíso

[27] Silente de Dios

[28] Yahvé es Padre de la Humanidad

[29] Idioma angelical de Dios

[30] Sentencia de Cristo

[31] Adivinanza de las quimeras de Dios

[32] Lengua angelical de Dios

[33] Celeste de membrecía de Cristo

[34] Satisfacción de los Querubines

[35] Ingobernabilidad de Dios

[36] Vivir la vida en Armonía en Paz

[37] Sensibilidad de Dios en el Paraíso con Cristo

[38] Sencillez de Corazón

[39] Holocausto de Dios

[40] Sensación de escalofrío de Dios

[41] Cristo fue crucificado por amar

[42] Cristo es amado por la multitud

[43] El Hijo de Dios es Cristo

[44] Sensación de amor

[45] Escalofrío de amar

[46] Trinidad de Dios en turgencia

[47] Cristo ama a los ángeles y los ángeles son bellos

[48] Secreto de nuestro Padre Celestial

[49] Existencia de Dios en Edén

[50] Memoria del Padre que se extiende por el universo

[51] Libertad de amor

[52] Amar en concordancia con las estrellas

[53] Sentencia de amor

[54] Silente del Paraíso

[55] La vastedad es infinita

[56] Sentencia de amor de Cristo y de los ángeles y de la Virgen María

[57] Disolución del mar

[58] Sensación de escalofrío en el crepúsculo

[59] Hay amor sin corporeidad

[60] Amar a Dios con fortaleza inextricable

[61] Sentencia de Cristo a los adoradores de Mahoma que asesinan por placer satánico.

[62] Sentencia de Dios en manos de María; la Virgen

[63] Disidencia de los ángeles y de los querubines

[64] Silente de Madrugada en Dios

[65] Descendencia de Dios

[66] Disolución de la materia

[67] La devastación de Dios con Uriel con espada de fuego

[68] Sinceridad de Dios en apariencia irreal

[69] La sofisticación de los ángeles en vibración de Dios

[70] Raza heroica de ángeles

[71] Sinceridad de Cristo

[72] Sensación de escalofrío

[73] Tener “sexo” pensando en Dios

[74] Estado consiente del amor

[75] Dios desea paz y esperanza para los “amantes”

[76] La tristeza de Dios en su infinito amor

[77] La determinación de la vida

[78] Sinceridad de amor

[79] Vivir en comunión con el Espíritu Santo

[80] Sostenimiento del arbitrio de los ángeles

[81] Sensación de amor en el Edén

[82] Sentencia de Dios en Cristo y en los ángeles

[83] Agua bendita de los Arcángeles

[84] Me asombra la debilidad de los hombre

[85] Sentencia por degenerados

[86] Dios está enojado consigo mismo por el degeneramiento en la tierra

[87] Dios destruirá el mundo

[88] Dios ama a los hombres porque son sus hijos

[89] Aventura de Dios en las cavernas del saber

[90] “Hijo” de Dios asesinado por Satanás

[91] Sensorialidad de Dios

[92] Tengo sed de amar a los ángeles

[93] Silencio de amor en Cristo

[94] Amar a una “muchacha” irreal

[95] Silencio de amor en Dios

[96] Nitidez del corazón en Edén

[97] Solidaridad con los desposeídos

[98] El amor es un éxtasis que nos asesina si no amamos a Dios

[99] Sanación de Cristo con la ayuda de Dios

[100] Dios es símbolo de amor desinteresado

[101] Amad a Dios y seréis puros y felices.

[102] Vivir en rebeldía de Dios

[103] Amar a Dios con toda el alma

[104] Destino abismal de Dios

[105] Desolación del abismo

[106] Dios es vida

[107] Sentencia de Dios

[108] Vitalidad de los ángeles

[109] Sentencia del Redentor

[110] Sentencia del Altísimo

[111] Dios es amor pero también pudor

[112] Sensación de Amorío en Dios

[113] La vida es Búsqueda en Amor

[114] Dios ama a sus hijos y busca la vida

[115] Teoría de Dios en los ateos

[116] Desliz de las manos de Dios

[117] Dividir las sagradas palabras de Dios en cánticos celestiales

[118] Sentencia de Dios por traicionarle

[119] Cristo es el único bendito nacido de madre en la Tierra

[120] Simbolismo de la vida tenaz de Dios

[121] Sinceridad de los Arcángeles que gritan: “Amo a Dios”

[122] Padre de amor en la humanidad

[123] Amanecer de Dios en Cristo

[124] Dios muere de amor por la humanidad

[125] Sentencia divina en contra de la raza humana

[126] Muerte a los “depravados” que me odian

[127] Sentencia de los Arcángeles

[128] Testimonio de Cristo en la Tierra

[129] Beatitud de Cristo en el Reino de Dios

[130] Sentido Religioso del abismo.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
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