Descargar

Francisco, El Viajero (Novela) (página 8)

Enviado por Mauricio Uribe


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14

Conversamos amigablemente, era día sábado, yo trabajaba extra, Mariela descansaba en casa, la vida era saludable, con sus convenciones de vida y de muerte, hablé a Casa de Castro, ¿me escuchas Alfredo?, conversé con Pepe Casa de Castro pero al finalizar mi trabajo, a los dos de la tarde, me encontraba en Plaza Tirso de Molina, estuve feliz, un sol nos inundaba, Pepe con sus característica piel blanca, cabello negro, estudioso, doctor en literatura religiosa de la Complutense, poeta también y editado, ja, su padre también fue poeta, según me contó, cómo tú. Conversamos animadamente, yo apestaba, pero a Pepe no le importó, Pepe estaba agradecido de un "sudaca" y eso era hermoso, bellísimo, ¿qué podría pensar de todo aquello?, la vida era bella y Pepe Casa de Castro un buen marido, ¡Pepe!, grité, ¡Pepe!

Conversamos pero tenía tanta hambre que no pude escuchar sus palabras, ¿qué hacer?, me comentaba sobre su trabajo.

—Estoy dando un curso de arte, tengo dos talleres literarios, uno para niños y otro para jóvenes, de poesía, les enseño a escribir.

—¿Qué?

—Sí, también soy profesor pero…

Pepe habló y habló al tiempo que yo me desvanecía.

—¡Pepe!, tengo hambre —dije—, ¿me invitas un emparedado?

—No tengo dinero, aún no me pagan, lee un poema como lo hizo Mariela.

—Es que, yo no ando trayendo tu libro.

—Yo sí.

—No, yo no puedo leer —soy tímido.

Durante una hora estuve leyendo poemas, recolectamos dinero y almorzamos. Él tampoco había comido.

—¿Cuándo te pagan? —pregunté.

—Pronto.

—Recordé un poema leído en la plaza Tirso de Molina:

"Ay de amores que mueren con la vida:

Nuestro Padre nos bendice con el amor del éxtasis:

Amor es una flor que busca amanecer en Madrid;

La vida tiene su vida propia; y en la soledad de los destinos

Hay vida de mí. Yo no amo, yo adoro a Dios.

Busco amar en éxtasis de los sentidos;

Yo deseo el amor de Dios; Y de este amor, nacen

Poemas a mi padre, que era poeta y murió como poeta.

Ay de mí, nuestro Dios cumple; Y yo habré de cumplir

Escribiendo poemas de amor.

Busco la eternidad de Dios; como en un río de felicidad,

Yo habré de amar a Dios; Y como poeta, calzo sandalias

De poeta; ¡Padrenuestro, qué estás en los Cielos!:

Me preparo para morir.

Sed puros como una margarita, que añora el Paraíso.

Pepe Casa de Castro es puro y busca santidad:

¡Yo amo a Dios!, ¡Yo amo a Dios!"

Este poema recordé, me agradó el recordar, la pureza de Pepe era tremenda, aún no le cancelaban su estipendio, pero Pepe ya tenía dos talleres de escritura, para niños y para adultos, ¿qué hacer?, es siempre la pregunta, ¿qué hacer con la vida?

—Pepe —dije—, vamos a mi casa.

—No, vamos a la mía, ya tengo arrendado un departamento con el dinero de mi mujer, te gustará. Ahora tenemos dinero para un emparedado, en casa, comeremos bien, ¿te parece?

—No puedo, Mariela se…

—¡Vamos, hombre! —me interrumpió Pepe Casa de Castro—, Mariela sólo es tu novia, ¡vamos!, quiero contarte cómo enseño, yo también tengo hambre, te encontré por casualidad.

—¿Qué hacías?

—No, nada, caminaba, es que estoy triste por mis hijas.

—¿Qué tienen tus hijas?

—No, no quiero hablar.

—Pepe, no puedo, te lo prometo, ¡toma!, aquí tienes el dinero de la lectura, es bastante.

—No, quédate con la mitad.

—Nos vemos. Te invito para mañana.

—¿Para mañana?, bueno, pero en mi casa.

—Ya, ya, iré solo.

—Cuídate.

—Adiós.

Nos abrazamos, Pepe Casa de Castro se marchó.

Me costó llegar a casa, el jefe se retrasó, había dado una lectura de poesía vestido de obrero, Pepe vestía elegantemente, me dio vergüenza, su mujer había encontrado trabajo, las niñas estaban enfermas, la vida era dura para Pepe Casa de Castro, yo vivía tranquilo, barriendo las calles y lustrando zapatos.

Este Purgatorio me enloquece; Alfredo es silencioso, yo recuerdo mi infancia, jugando en los árboles, jugando como los futuros delincuentes, dándonos besos con las niñas que se convertirían en "callejeras", viviendo la vida. Alfredo me contempla, yo le cuento mis experiencias, pero en silencio está.

"—¿Qué quieres?

—¿Por qué te quitaste la vida?

—Estaba harto de la poesía.

—¿Recuerdas algún poemas?

—Aquí te leo uno:

"La felicidad es vivir en el campo;

Hay campanas en un pueblo

Fantasmal.

De día la vida me es feliz;

Pero de noche estoy solo.

¿Qué será de mí en este pueblo?

La vida es mansedumbre,

La vida en el campo

Adquiere lasitud;

Yo vibro con las aves;

Y con este vibrar,

Soy feliz.

Viva la paz,

Viva la esperanza,

Viva el poeta con su tornado.

—Hermoso poema —dije, al tiempo que rascaba mi nariz… Contemplé a Alfredo Vera y le hallé hermoso, no supe de qué manera era yo el beneficiario, pero, la vida me arrojaba a las fauces de la vida misma. Alfredo era poeta y, enjaulados estábamos los dos. Yo vivía feliz, ya no estaba en el Purgatorio Atroz, ya no me golpeaban todos los días por practicar "sodomía", pero para mí fue belleza, en el Amazonas. ¿Qué pensar?, Dios es cruento.

Entró un ángel.

—¿Qué piensas de Dios? —dijo con expresión severa.

Yo enmudecí, los ríos de la vida se inundaron con mis lágrimas, la vida me golpeaba duro, enloquecí, me arrodillé, supliqué, no quise pecar, grité, pero los pensamientos traicionan, leí los Salvos de memoria, el 92 lo repetí dos veces pero el ángel sacó un palo y me desmayé, sangré profusamente.

Al despertar, Alfredo rezaba el Padrenuestro. Me miró desconsolado, camino hasta mi litera, también se arrodilló, se acarició el cabello, era negro, Alfredo era delgado, un poco más bajo que yo, era chileno, de Recoleta, de calla avenida La Serena, yo de avenida Dorsal, vecinos éramos.

Alfredo murmuró:

—Ten mucha tranquilidad, pueden golpearte los ángeles hasta matarte de terror, no tengas malos pensamientos, estamos en el Purgatorio, estamos pagando por nuestros pecados. Yo me quieté la vida porque quería convertirme en poeta. ¿Te sabes de memoria los Salmos?

—Sí —dije.

—Qué hermoso.

Había calma en su rostro, lentitud en sus movimientos, la tempestad de los ángeles era para mí un castigo, Alfredo oró el Avemaría, yo también oré.

—Yo no tuve la culpa —dije—, yo quería casarme.

—¿Qué te sucedió?

—No, no quiero hablar. Era un ignorante.

—Yo me quité la vida, eso es todo. ¿Quieres otro poema?, pero lo inventé aquí, es un soneto.

—Sí, me agrada la poesía —dije, con los ojos llorosos—, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Mucho… Leo:

"La lectura de los Salmos

Calma mi ansiedad

Por recobrar a los amigos.

Mi madre perdió a su

Hijo y yo perdí

Poemas por escribir.

No publiqué libro

Alguno pero escribí.

Los pájaros son

Astutos, son como

Ángeles que buscan

La redención. Yo ya

No escribo; Vivo

Pensando en mi destino"

—Maravilloso poema, maravilloso.

—¿Te gustó?

—Sí, mucho… Yo tuve un amigo, cómo te conté, parece, Pepe Casa de Castro, te contaré una anécdota… ¿Te parece? Un día domingo, en un parque, ¿qué nombre tenía el Parque?, no, no, no era parque, era una plaza, ¡Tirso de Molina!, allí yo recité poemas, allí, me vestí de ángel y recité poemas. No es que hubiera tenido alas, me convertí en ángel, las "nenas" lloraban de emoción, fui solo, pude haber tenido un amorío pero no quise, más de un amorío, las muchachas eran bellísimas, castellanas todas, me agradó una mucho, me fui haciendo adicto a la plaza Tirso de Molina, todos los domingos iba, pero solo, como te dije. ¿Qué piensas, Alfredo?, ¿actué mal? Debí comerme a una de ellas, total, de todos modos me han dado una cantidad apreciable de palos y morí virgen, sólo fue pecado, pero no te quiero contar nada, recuerdo un poema:

"La luna emerge en Dios; Y de la Divinidad, hay poemas.

Yo estoy enamorado del silencio; Y, en silencio, amo a Dios.

¿De qué modo viviré en Madrid amando a España y a Dios?

Yo juro fidelidad a mi mujer y le beso los párpados;

Pero es a Dios a quien más amo con total libertad.

Yo habré de amar siempre el silencio del mar:

En los castillos de Madrid, crecen rosales:

Tengo los dedos amputados por las espinas.

Yo amo a Dios y bendigo a mi mujer".

¿Te gustó el poema?, a una tal Virginia le impresionó, quería tener relaciones conmigo pero yo me contuve, le dije: "Eres muy hermosa pero yo tengo novia", "no importa, te quiero comer a besos", era de piel blanca, ojos azules, cabellos enmarañado y castaño, bellísima, quince años, "quiero comerte a besos, Francisco". Resistí, ya que un hombre le debe fidelidad a su hembra.

Alfredo enmudeció, él murió casto.

MOLLENDO DESCRIBE

A Pepe Casa de Castro

PEPE TRABAJA en un colegio bastante interesante, tiene dos talleres literarios, viste elegantemente, corbata, zapatos negros, calcetines cafés, camisa blanca, traje ad doc.; Pepe ahora habla como doctor en literatura religiosa; el colegio no es religioso pero el currículum de Pepe es bastante impresionante (Pepe viajará a Chile y será parte del taller literario de la Fundación Neruda; pernoctará en la casa de un homosexual degenerado a cargo del taller, conjuntamente con un poeta rural llamado Floridor Pérez. En casa de este degenerado hay un café marca "pico" que en Español significa "polla"; disculpad la expresión).

Los estudiantes están impresionados por la elegancia del maestro.

Estudiante Uno: Señor, podría enseñarnos a escribir.

Estudiante Dos: Sí, señor, enséñenos.

Pepe Casa de Castro se siente orgulloso, atrás dejó las calles barrenderas de Madrid, atrás dejó la pobreza material.

Pepe habrá de hablar con tranquilidad, es un taller para niños.

—Les traje una estatuilla, contempladla y percibid la materia poética, ya que una estatuilla es un "texto" y un "texto" es como un poema o como una sinfonía de Beethoven. Vosotros tenéis que inspiraros en el "texto" que es la estatuilla, contemplándola y extrayendo en palabras lo que os parece poético, no importando si es verso, cuento o prólogo de novela, ¿comprendéis?

Todos callaron. Era bastante dificultosa y ambiciosa la clase.

Estudiante Tres: Yo quiero escribir un soneto.

—Hacedlo —dijo Pepe.

Estudiante Uno: La libertad se vive en el síndrome. La libertad es el síndrome. El hombre estalla; Y, en Madrid, hay hecatombe: Y los niños mueren, y la libertad se acaba.

¿Le agradará al maestro este poema? Es lo que acabo de escribir, tengo diez años, me agrada estudiar, todos me dicen Paco.

Pepe Casa de Castro gozó con los poemas, diez alumnos pero eran doce, habían faltados dos, los menores, a Pepe le pagaban, buen estipendio, estaba contento, trabajaba duro pero ya no vivía en la miseria, antes de terminar la clase dio un discurso, los niños aplaudieron, la felicidad cundió.

—Viva el Rey —gritó Pepe.

El colegio era financiado por su "Majestad".

La clase se marchó, entró una profesora bellísima, canadiense, a Pepe le agradaba mucho, la canadiense era poeta, Pepe le quedó mirando, Pepe no pudo soportar.

—Eres demasiado bella para mí.

Tuvieron relaciones amorosas entre los pupitres, nada les importó, la canadiense era colorina de ojos verdes, cabello largo y perfectas curvas, se desnudaron, cerraron la puerta con picaporte, Pepe agonizó, la canadiense agonizó, estuvieron toda la noche "fornicando", Pepe no llegó a casa, abandonó a Cecilia Torres, nada le importó, la canadiense era demasiado bella para él.

—¿Me deseas? —murmuró la canadiense antes de desnudarse.

Pepe leyó un poema de memoria de su padre, un poema erótico.

—¡Te quiero comer a besos! —le gritó la canadiense.

No describiremos el "acto sexual" por pudor pero…

"DESEO TUS "senos" como en una lluvia en Madrid,

Deseo besar tu ombligo como en una lluvia en Madrid,

Deseo besar tu "pubis" como en una lluvia en Madrid,

Deseo besar tu contorno como en una lluvia en España.

Eres tan hermosa, que todo para mí eres…

De infinita silueta,

De roja silueta,

De ojos maravillosos,

De pies delicados.

Deseo besar tus piernas en una lluvia en el mar,

Deseo besar tu "clítoris" en una lluvia en el mar,

Deseo besar tus labios en una lluvia en el mar,

Deseo besar tus "nalgar" y culminar el éxtasis en ti.

¡Yo te deseo!, ¡yo te deseo!"

El poema del padre de Pepe Casa de Castro retumbó en la cabeza de la canadiense, se quitó las bragas y el sostén, la cremallera de Pepe fue quitada de su soporte, la canadiense se arrodillo y…

MARIELA

Perturbaciones Mentales

Secreto

MARIELA TENÍA catorce años, sufría mucho, tenía perturbaciones mentales, habló con los padres y tuvo terapia psiquiátrica, Mariela era pura, apenas catorce años pero muy bella, el psiquiatra treinta.

El psiquiatra la invitó a salir en su auto, a escondidas de los padres, Mariela se había enamorado y quería casarse con el psiquiatra.

Fueron a una plazoleta y este infeliz le obligó a Mariela Ruiz a practicarle "sexo oral".

—Nos vamos a casar, no te preocupes.

Los psiquiatras saben manipular la mente.

El psiquiatra se contuvo, no acabó, pero Mariela le practicó "sexo oral".

Este secreto carcome a Mariela.

¿De qué modo el degeneramiento nos invade?, ¿de qué manera la satisfacción "sexual" puede pudrid a un profesional de la salud? Este psiquiatra se condenó a la crucifixión en el Infierno por aquel acto. Mariela ahora, vive perturbada, no se casó con Francisco, no tuvo relaciones "vaginales" con Francisco, sólo lo "masturbó", eran novios al fin y al cabo.

La primera vez, para Francisco, estaban vestidos, la mano de Mariela dentro del pantalón de su novio.

—Me agrada, me agrada, es mi primera vez, me agrada sentir "semen", es calentito, nunca le practicó "sexo oral", pero besó todo su cuerpo. Mariela olvidó lo ocurrido en Amazonía, fue la psicosis que a Mariela le invadió; soy Mollendo y soy omnisciente.

Contemplemos a nuestro chileno clavado a la piedra ardiente.

—¿Qué sucede?, soy cristiano, ¿por qué me crucifican? Yo morí de viejo, soy psiquiatra, estudié en la Universidad Católica, ¿por qué me clavan en esta cruz que arde?, ¡no!, no me claven el cuello, ¡me duele!, no soporto, si estoy muerto, sé que estoy muerto porque agonicé, ¡no!, ¿un espejo?, no quiero contemplarme, estoy completamente desnudo, aparento treinta años, no soy una bestia, soy cristiano, ¿qué sucede?, estoy soñado, me dieron la extremaunción, yo sé que estoy muerto, no me crucifiquen, no soy un demonio, yo era socio del Hogar de Cristo, ¡me duele el cuello!, me lo ensartaron con clavos, ¡no!, ¡la cadera no!, la cruz arde, por favor, piedad, no me claven las caderas, ¡duele!, soy psiquiatra, soy psiquiatra.

—¿Tuviste piedad de Mariela?

—¿Qué Mariela? He conocido muchas Mariela.

—¡Clávenlo!, ¡clávenlo!, hasta que muera…

El horror no lo quiero describir porque me aterra. ¿Qué será de mí?, que maté a mi madre en un ataque de psicosis. Yo soy bipolar. La maté con una escoba. Mi padre era rumano, yo era levemente bipolar.

¿Qué será de mí?, oh, ¡Dios mío!

Los gritos acaban en la muerte pero esta muerte es eterna.

Clavado a la cruz. Mariela murió virgen; Y, ahora reposa, en el Paraíso; al morir, le preguntaron:

—¿Haz practicado "sexo repugnante"?

—Un psiquiatra, un psiquiatra me practicó "sexo oral".

—¿Él a ti?

—No, yo a él.

—¿Por qué?

—Me obligó, me confundí, me ofreció matrimonio y yo creí en él.

—¡Estás castigada!, al Purgatorio por mil años.

—¿Qué?

Dedicado a mi Novia (real) Mariela (olvidé su apellido). Soy Mauricio Uribe.

—No, no, es broma, ¡Jesús!

—¿Dime?, pregunta tú, yo no puedo, esta niña es cándida.

—¿A qué edad dejaste de vivir?

—No recuerdo, ¿estoy muerta?

—Estás en el "Intermedio de Dios", te estamos juzgando.

—¿Practicaste "sexo anal"?

—No, no, ¿es aberración "sexual"? Yo me casé con Francisco en una Iglesia abandonada pero…, ¿creo?, ya no recuerdo nada…

—¿Dime?

—Me violaron y no pude casarme con él.

—¿Le contaste?

—Sí, vivimos experiencias muy hermosas, yo lo amé intensamente, no quiero irme al Infierno, sólo besé su cuerpo y él besaba todo mi cuerpo, yo le fui fiel y él me amó y me respetó durante diez años, recorrimos Europa, sólo besos, sólo besos, nos casamos, yo escapé de hogar a los dieciséis años, yo era millonaria y Francisco muy pobre, nunca, mis padre, lo habrían aceptado, no fui suya, sólo nos besábamos, ¿es malo?

—¿Y qué sucedió en el Amazonas?

—Nada.

Los "Ángeles de Fuego" están confundidos.

—¿Has perdido la memoria?

—No, soy Mariela Ruiz y morí virgen, era profesora de danza, morí de anciana, pero ahora soy joven, como de dieciséis años, oh, soy bella de nuevo, no me manden al Infierno por favor.

—Ella no es culpable, ella fue…

—¡Calla!, ¿te sientes mal?

—Sí, quise ser madre pero no pude, me violaron.

—Mándala al Paraíso y que la ayuden los ángeles, es muy tierna para sufrir.

—¿Y Francisco?

—¡Calla!

MOLLENDO CONVERSA

Mariela en una Plaza

LAS CALLES estaban inundadas de turistas, un sol brillaba, un poco de nubes había eso sí. La situación económica estaba bastante buena, la de Mariela. La diversión era total, los extranjeros pululaban, había soledad en sus corazones pero alegría de estar en Madrid. Las fotografían permitían a los visitantes un recuerdo. Mariela danzó, la elegancia de su persistencia era de mariposa, que, no contrasta, con su letanía y sus pies; El sistema corporal cumplía funciones cardiacas de atleta, la danza afectaba la ilusión de convertir a Mariela en una mariposa de intensos colores. Un polaco se me acercó.

—Danza hermosa la niña.

—Es de Vitacura —dije—. Yo de Perú.

—¿Vitacura?

—Chile, Chile…

El polaco gesticuló, la vibración de su mente era significativa, unos treinta años, bien afeitado, pelo rubio.

—¿Cómo se llama? —preguntó en castellano.

—Mariela Ruiz.

La conversación afectó los sentidos de Mariela, que, estigmatizada, no danzó, se detuvo un instante y contemplo al polaco, era gentil el extranjero, "guapo".

—Me agradaría conversar con ella.

—Tiene novio.

—Ah.

El polaco se sintió desilusionado, la vida para él, era la danza también pero la coreografía. El polaco sonrió, Mariela le saludó pero continuó danzando, recibió dinero, era día martes, primavera, el sol se precipitó sobre el vestido de Mariela, y, en un instante de intranquilidad, sus pies se iluminaron, y danzó frenéticamente: su vestido era diminuto, una malla utilizaba, Mariela era bellísima, ¡Mariela!, ¡Mariela!

—Soy coreógrafo y la niña danza de maravilla, ¿es chilena?, latinoamericanos…

—Somos del mar Pacífico, somos vagabundos, estamos conociendo el mundo, juntando dinero para partir a París, arrendamos un departamento, nos agrada la vida del vagabundeo, Mariela es millonaria, sus padres, yo soy Mollendo y, ¿usted?

—Soy polaco.

—¿Coreógrafo?

—Sí. Y quisiera conversar con la danzarina; darle alguna idea, ¿está improvisando?, supongo, es muy bella, no se preocupe, yo soy "homosexual" pero vivo sin pareja, soy célibe, creo en Dios.

Mollendo tuvo pena por el polaco.

—¿"Homosexual"?

—Sí. No quiero hablar de mi vida.

—No se preocupe; Francisco se llama su novio, son célibes también; llevamos mucho tiempo de vagabundear, Mariela se escapó de su casa, tenía dieciséis años, ahora…

—¡Espere! —intervino el polaco—, ¿se escapó siendo una niña?

—Somos una mafia; una familia, perdón.

—¿Cuántos son?

—Tres Nevado.

—¿Nevado?

—Sí, son sus nombres.

—Qué interesante.

Me sentí intranquilo, el polaco era muy "atractivo", tuve miedo de mí, no de un "beso" pero, un gay es un gay. Yo fui, de niño, acosado, pero ahora soy demasiado adulto, tal vez, este polaco, no sea gay, tal vez solo quiere conocer a Mariela y comérsela a besos. Tengo que proteger a Mariela.

—Tengo que abandonarle.

—No, no, espere, una fotografía con la niña, danza muy bien, no tiene estudios, supongo.

—No, no tiene estudios.

—Yo soy profesional, trabajo con bailarines profesionales, podría darle algunos consejos.

—Dénmelos a mí, yo se los transmitiré a ella, estaremos toda la tarde trabajando, estamos juntando dinero.

El polaco tomó algunas fotografías y se marchó.

Pensé:

Yo creo que quería un romance; o con Mariela o conmigo. Qué extraño, ¿un coreógrafo?, no tenía aspecto de coreógrafo, parecía ejecutivo de banco y ¿gay?, absolutamente, no dejó de mirarme intensamente, creo que es degenerado, ¡Dios!, hablaré con Mariela, las mujeres saben de estas cosas. Tengo que tener cuidado, Madrid es una capital peligrosa.

—Mariela.

La danzarina no escuchó, en éxtasis estaba como si la vida no fuera más que contorsionarse y danzar y flectar los pies a un ritmo delicado y sincopado. Mariela estaba inspirada, Mariela era dulce, Mariela era bella, Mariela era tan joven, Mariela pertenecía a la aristocracia chilena, Mariela era, perfectamente, hembra pero hembra de Francisco; Mariela danzó, y con la danza, ganamos más dineros para caminar a "dedo" hasta llegar a París.

Mariela, qué belleza…

—Me ha dado hambre —dijo Mariela—, ¿quién era ese "homosexual" que tanto me miraba?

—Un polaco.

—Era rumano, le conozco.

Me sorprendí.

—Ten cuidado, Mollendo, la "homosexualidad" es como el resfrío aquí en Madrid.

—Yo soy muy hombre.

—Ten cuidado, eso te digo.

—Lo tendré, lo tendré…

Cavilé y supuse que Dios no existía, ¿cómo es que, la miseria es contagiosa? Hay vastedad en mi vida; Y, en mi vida, hay desilusión. Yo vibro con la muerte pero, no con mi muerte, estoy cumpliendo un sueño, conocer Europa. Vibro y habré de vibrar con cada paso, llegaremos a París, a Berlín y a Roma, queremos contemplar el "David" de Miguel Ángel, tomar un avión, y regresar a Latinoamérica. ¿Qué habrá de sucedernos? Son preguntas trascendentales, preguntas que, ay de mí, buscan saciar mi espíritu. Yo vibro con la muerte pero no vibro con las campanas.

Mariela estaba bastante cansada, Mariela tomó un descanso, habíamos juntado mucho dinero, hubo preguntas de extranjeros, "¿de qué cómo aprendiste a danzar?", Mariela respondió muy tímidamente, Mariela era experta, Mariela amaba la vida, Mariela era bellísima, Mariela era, singularmente, artista. ¿Qué hacer? ¿Danzar?

Conversé con un extranjero, bueno nosotros también éramos extranjeros pero en la Madre Patria.

Había tranquilidad en nuestros espíritus, había soledad, había tenacidad, había intranquilidad, había sesgamiento de la razón, había sentimiento de amorío, había nostalgia, había soledad, había dulzura, había tolerancia al amor, había sufrimiento, había dicha de permanecer en la Península Ibérica, había un cuerpo que danzaba. ¿Qué habría de suceder? El desamparo, la impiedad, la fuerza de voluntad, la quimera del amor: hay que vivir la vida para no vivir la vida. Yo quiero amar y quiero que mi vida ya no tenga estigma, yo maté a mi madre pero, estaba loco, tengo tanto terror de Dios, quiero cambiar, quiero tener la oportunidad de amar, no a una mujer, amar a Mariela por ejemplo, pero amar su arte, soy un convencido: el arte satisface a Dios. Yo dije que era ateo, pero no es cierto, soy un vagabundo en busca de redención.

—Es bella la danzarina, ¿de dónde son?

—Yo de Perú, ella de Chile.

—¿Qué es Chile?

Intranquilidad sentí, ¿Chile?, un país próspero del Cono Sur, el país que nos ganó la guerra, que nos humilló, Chile, país odiado por los bolivianos y por los peruanos, Chile nos conquistó; Y, como hubo guerra entre nosotros, Chile se quedó con mucho territorio; ganó la guerra del siglo diecinueve, Chile, país de democracia, Chile país de cobre.

—¿Y de Perú?, ¿le conoces?

—Tampoco —dijo un señor de rostro pusilánime.

—Yo soy húngaro.

Sentí intranquilidad, los europeos son (ellos creen) el centro del mundo; son en la "cultura" tal vez, pero, yo, que soy Mollendo, me sentí ofendido, callé, ya que callar es digno.

Perú país de cultura ancestral, Perú es país de César Vallejo, Perú del mestizaje, Perú de Alturas de Machu Picchu, Perú de Vargas Llosa, Perú de los Incas y su vasto imperio, Perú de su típica comida, Perú del océano Pacífico, Perú de las mujeres más bellas del mundo.

—Somos países de América, del sur de América, tenemos mucho océano, el océano Pacífico, hablamos castellano, fuimos parte del Imperio Español pero nos independizamos en guerras… En mi país hubo un imperio antes de la conquista de América, el Imperio Inca… En Chile, es el país de los poetas y del cobre.

—¿Son mestizos?

—Sí, en mi país hay muchos mestizos, en Chile un poco menos.

—Pero la niña no aparenta mestizaje.

—Es que, ella es millonaria… ¿Te agrada cómo baila?

El húngaro sonrió; Y, en su sonrisa había picardía pero picardía húngara. Unos treinta años, ojos azules, cabello rubio. El húngaro bebía una gaseosa, vestía pantaloncillos y camisa y zapatillas, sacó un billete de su billetera de cuero de cocodrilo y me lo entregó. No respondió a mi pregunta. Se acercó una muchacha muy hermosa, hablaron en un idioma extraño. No se despidió de mí, se alejó, el húngaro era casado, supongo, pero hablaba castellano bastante bien. Pude escuchar el diálogo pero no comprendí el significado. La mujer no contempló a Mariela, pero el húngaro se había prendado de la danzarina, Mariela era muy bella, Mariela danzaba perfectamente.

—¿Quieres descansar? —pregunté a Mariela.

—No… Dame agua y continuemos, es temprano todavía.

Mariela danzó hasta muy tarde, reunimos mucho dinero.

LA CANADIENSE vivía en un departamento, Pepe fue a visitar a su familia, era sábado, pagaba pensión alimenticia, conversó con su ex mujer, se sintió mal, aún la amaba pero, la lujuria de la canadiense que le escribía poemas eróticos pudo más. Intentaron entablar una conversación pero los llantos de la ex mujer inclinaron la balanza, Pepe tuvo mucha tristeza, sus hijas dormían, Pepe le contó un cuento, Pepe se sintió mal como persona, no supo cómo, pero abandonó la familia, habría preferido continuar de barrendero, pero, la canadiense era demasiado hermosa.

—Me tengo que marchar —Pepe lloró de impotencia.

—¿Por qué te marchas?, ¿quédate?

La mujer se desnudó, quitó la ropa a Pepe, la mujer lamió el "sexo" de su ex marido, "copularon", Pepe lloró, pero hubo éxtasis.

La relación amorosa fue bellísima, la canadiense estaba preocupada, llevaban tres meses de amoríos.

—Quédate toda la noche —dijo la mujer—, yo quiero besar todo tu cuerpo, no me importa, no me importa que me hayas puesto los cuernos, yo te amo intensamente, no soy colorina, pero, soy tu mujer ante la mirada de Dios, quédate, te lo suplico.

Pepe tuvo la tentación de marcharse pero se quedó, no durmieron, tuvieron "sexo" hasta las cuatro de la madrugada. "Sexo" del bueno, del bendecido por Dios.

¿Qué hacer?, pensó Pepe, estaba fanatizado por la canadiense.

Tendré que tener dos mujeres si me aceptan. No le digo nada a la canadiense, si Cecilia acepta tendré "sexo" con ella los sábados, espero que acepte, estoy enamorado de las dos. ¿Qué hago?, es muy tarde para marchar…

—¿Qué haces?, ¿por qué te levantas? —dijo Cecilia Torres.

—Tú tienes veintisiete, búscate un marido.

—No puedo, me voy a quitar la vida si me abandonas…

—No, no, espera. Quiero vivir la con la canadiense, pero todos los sábados me quedaré contigo hasta la madrugada, ¿quieres?

La mujer lloró durante una hora.

—Cecilia, por favor —dijo Pepe—, lo nuestro acabó, pero, el "sexo" estuvo estupendo, quiero estar contigo los sábados, eres civilizada, yo también, un secreto entre ambos, que no lo sepa la canadiense, si aceptas te beso la "vagina" hasta las seis de la mañana y te leo poemas, ¿quieres?, yo te amo pero…

—Bueno, acepto, todos los sábados, bésame la "vagina", por favor, sin parar.

A Pepe le dolieron hasta las muelas.

La canadiense no durmió en toda la noche, tuvo un mal presentimiento, se sintió mal, estaba enamorada de Pepe, pero Pepe tenía familia, Cecilia Torres se había casado virgen y ella ya había tenido hombre, tenía experiencia en el "sexo", más que Cecilia, Pepe estaba enamorado, pero, la canadiense pensó: Tal vez yo… yo le provoco más deseo "sexual…" Tal vez… Tal vez Pepe en algún momento me habrá de abandonar… ¿Qué hago?, estoy enamorada, nada le diré, no quiero que me abandone… Le escribiré un poema, pero erótico.

La canadiense está desnuda, perfectas curvas, perfecta mujer. Se lamió las manos, toda la noche se estuvo "masturbando" pensando en Pepe, cansada ya se durmió, el poema olía a líquido femenino. La canadiense quería "sexo", pero tuvo auto estimulación. No es lo mismo pero estoy ardiendo… ¡Quiero "sexo"!, gritó la canadiense en su mente.

Tuvo pesadillas.

Transcribiremos el poema:

"Tienes los pectorales de un Titán

Y la belleza de Atila: Tienes el "pene"

De tamaño gigantesco; y en mi "vagina"

Y en mi "culito" "penetra" como un soldado

Que degollado muere en la guerra.

¿Me habrás de amar o me abandonarás?

Yo soy de otro continente pero enamorada estoy

De tus "testículos". Yo beso tu "pene" con frenesí

Ya que estoy completamente loca de deseo "sexual".

"Penétrame" por favor como quien penetra la luna

Femenina.

Yo te adoro y te imploro "sexo". No me importa el costo;

Sólo hazme feliz. Soy una mujer desdichada;

Me he enamorado de un hombre casado.

Hazme feliz, te digo, o te habré de matar a besos.

Soy toda tuya…"

Pepe llegó al departamento a la doce, no describiremos la "cópula" por pudor, la canadiense, nada preguntó, tampoco Pepe habló, Pepe tuvo durante dos mujeres, la canadiense no quedó embazada nunca, ya que se cuidó mucho, la figura de la canadiense era espectacular, Pepe tenía "sexo" todos los días y el sábado toda la madrugada, Cecilia Torres tampoco quedó embarazada, se operó, Pepe adelgazó mucho pero fue feliz.

La canadiense besó el cuerpo de Pepe; Casa de Castro tenía sueño, su "sexo" ardía ya que la canadiense realmente era bella:

—¿Quieres que te bese la "vagina" o el "culito"?

—La "vagina" y después el "culito"; quiero que me lo hagas por "atrás".

Pepe enloqueció, ya que, Cecilia consideraba el "ano" acto de pecado.

El sabor agrio se contrajo en la boca de Pepe, era domingo y el olor a "semen" invadió la habitación, Pepe tomó medicamento, para mantenerse erecto todas las noches, también practicó mucho deporte, Pepe era estupendo en la cama pero Cecilia se esforzó mucho, decidió que toda la madrugada de cada sábado esperaría a Pepe y la canadiense sospechando que Pepe tenía aún familia practicaba las posturas más extravagantes del mundo; "sexualmente" Pepe fue feliz, tuvo otros amoríos, pero sobre estas cosas no hablaremos, la canadiense era bella, pero Pepe practicó "sexo" con una de sus estudiantes llamada Sofía de la Luz Gómez Aravena, se enamoró de ella, y cada martes llegaba al departamento más tarde; lamentablemente, Sofía quedó embarazada; sólo tenía quince años.

Sofía mantuvo silencio del respectivo culpable, ya que la cárcel es dura para un "buen amante", después del parto, continuaron los martes de amor.

Pepe tuvo tres mujeres pero la continuidad de sus amoríos fue en aumento en la medida de que envejecía; a los cuarenta ya había tenido cinco amantes, dos vascas y tres catalanas, todas de quince años.

Pepe fue famoso entre las alumnas, nunca lo expulsaron del colegio, sus amoríos era de absoluto secreto.

—Eres bella, Sofía.

—No, maestro, por favor.

Sofía estaba enamorada.

—¿Estás de cumpleaños?, hoy es veintiocho de mayo. Es martes. Yo te deseo.

Sofía no pudo soportar, tenía un estupendo cuerpo.

—Tengo un obsequio para ti.

Pepe tocó los "senos" de Sofía, de noventa y tres. Te llevaré a un lugar. Arrendó una habitación de hotel.

—Es mi hija, dormiremos aquí —mintió.

—Pepe besó el cuerpo de Sofía y Sofía perdió la virginidad, Sofía desesperada besó el "sexo" de Pepe.

—¿Quieres que te "penetre"?

Durante tres horas hubo "sexo"; tres horas de amor.

—…Has llegado tarde —dijo la canadiense-, tiene el pelo mojado.

—Estoy muy cansado, no te preocupes, hubo un accidente— mintió Pepe—, ¿quieres "sexo"?

—No, no, son las tres de la madrugada, ¿por qué tienes el pelo mojado?

A Pepe se le había olvidado secárselo.

Pepe inventó una historia, la canadiense creyó.

—Ven, te quiero besar la "vagina".

—No, no, es tarde, hay que trabajar, hoy no, mañana sí.

—El que manda en casa soy yo. Ven, te quiero.

La canadiense aceptó, durante una hora estuvo jugando hasta que se durmió, antes de acabar la canadiense, le pidió a Pepe que le leyera un poema de su padre, Pepe acabó mientras practicaba "sexo oral", Pero era realmente muy ardiente, el poema lo transcribiremos, es un poema erótico pero de extrema sencillez, escrito desde el corazón, la canadiense se durmió también con el espíritu ansioso, la habitación olía a humanidad, Pepe estaba enamorado, pero enamorado de la vida.

"Mi orquídea es salvaje; Y de este salvajismo,

Hay un ardor de pies descalzos.

Yo amo a una mujer que no me ama;

Y de este amor, hay camelias.

¿Me habrán de amar las aves?

Yo amo a María; pero María no me ama".

Pepe con sus Hijas

Sonrisas

PEPE CASA de Castro llegó a su departamento, las hijas le esperaban: Flor de Lis, Almendra y Ernestina; todas muy niñas y muy enfermas. Pepe jugó al convertirse en un "buen padre"; las niñas les mostraron sus cuadernos escolares y la felicidad fue entonces infinita para las hijas, para Cecilia Torres y para Pepe Casa de Castro.

Flor de Lis: Papi, ¿tu trabajo es demasiado extenuante?, ¿por qué ya no duermes en casa?, te extrañamos, ¡mira!, te tengo un obsequio, un dibujo por el día del padre. Hubo fiesta de padres y tú no asististe, yo me sentí muy apenada, yo te amo padre, tienes que vivir, aquí, en casa, la mamá siempre está llorando, ¿por qué llora, papa?

Ya no eran niñas de pecho, de sala cuna…

Almendra: Pepe, papito, perdón, yo también te tengo un dibujo, yo, yo, todas las noches lloro, el cuco malo me quiere asesinar, te extrañamos, ¿vivimos sola ahora?, papá, ¿dónde trabajas que sólo las tardes de sábado vienes? Tienes que cambiarte de trabajo, de barrendero, por ejemplo, para que vivas aquí, ¿duermes en la calle? No, papito, te puedes enfermar.

Cecilia Torres sirve té, las niñas besan a su padre. Pepe llora de emoción, es padre al fin y al cabo.

Cecilia se siente muy mal, está oscureciendo y, al oscurecer, la pasión le nace; pero, ahora como madre, un vahído en su corazón siente: Pepe abandonó el hogar, Pepe ya no vive con las niñas y las niñas ignoran que su padre abandonó el hogar.

Ernestina: Todos dicen que tienes otra mujer.

El mundo tiene sus conclusiones, la vida es bella, en la medida de nuestras posibilidades; hay que vivir la vida, ya que, nuestro Padre nos habrá de juzgar. Pepe acarició a Cecilia Torres, de tan sólo veintisiete años, dijo: "yo tengo solo una mujer", besó a su ex en la mejilla, las niñas aplaudieron, menos Ernestina. Pepe se besaba a escondidas con sus alumnas y gozaba como un condenado con la canadiense, los sábados eran familiares y por las noches, Cecilia intenta ganarse al marido para que el marido la prefiriera en la cama pero esto era bastante imposible ya que la canadiense, perteneciente a otra cultura, era extremadamente sensual. Pepe prefirió el "sexo" a lo religioso del matrimonio. Yo no le habré de juzgar, vosotros tenéis la palabra:

Lector Uno: A mí me agrada lo que hizo, un poeta, un "culito", me agrada.

Lector Dos: No le juzgaré, la pasión, oh, vida nuestra.

A Pepe le adoraban las "nenas". Pepe vestía elegantemente. Pepe era varonil. ¿Qué hacer con este castellano? A Pepe le llovían las hembras pero sólo buscó quinceañeras. Realmente se enamoró de Sofía pero pudo meterse en problemas: ¡cárcel! La niña escapó al fin de casa, Pepe ignora su paradero. Pobrecilla.

La ignorancia y la vida misma, son la consecuencia verdaderas de lo acaecido. La poética, la dulzura, la belleza de América del Norte: ¡Canadá!, con su…

—¡Canadiense!, bésame, ¡bésame! —gritaba Pepe al regresar, el domingo de madrugada.

¿Hay virtud en el dormir?, ¿hay virtud en el mar? Pepe amaba, pero a escondidas a muchas mujeres. Su padre también amó. Su padre fue poeta, escribió poemas eróticos pero no cómo la canadiense, que, realmente su estilo era un tanto subido de tono, no quiero reproducir otro texto, me da vergüenza la impudicia. La canadiense era voraz, en lo textual, como en la "cama". ¡Canadiense amada!, ¿cómo no amarte?

—Hijas, papá trabaja mucho, podré, sólo los sábados, estar en casa, perdonadme, les contaré un cuento.

Pepe estuvo hasta tarde mintiendo, hasta que las niñas enfermas se durmieron.

Cecilia Torres bajó la cremallera a Pepe, Cecilia quería convertirse en mujer.

—¿Qué haces?

—No, nada.

—¿No piensas qué es pecado?

Cecilia Torres se arrodilló. Pepe, Pepe, perdió la conciencia en un instante.

Cecilia sintió el furor, Cecilia quería recuperar a su marido.

—Ahora me toca a mí. ¿Te gustó?

—Mucho.

En la salita de estar, Cecilia de "prostituta".

—Vamos al dormitorio, tengo cocaína —dijo Cecilia—, para que estemos toda la noche "fornicando".

Pepe se asustó pero accedió.

Se erectó su "sexo" inmediatamente.

—Por el "culo" no por favor.

Pepe no tuvo piedad.

Más de una hora estuvo penetrada Cecilia, se sintió muy mal, no acabó Pepe, la cocaína le volvió demasiado voraz.

Lamió la "vagina" de Cecilia, la mujer se sentía muy mal, Pepe la sodomizó, estaba acostumbrado ya al placer "anal". Cecilia Torres escupió, recobrar al marido era una cosa pero "pecar de abominación" otra.

La cocaína hizo un efecto terrible en Pepe, se hizo adicto, todos los sábados le practicaba "sexo" "anal" a Cecilia, ¡toda la noche!, ¡absolutamente toda la noche! Al fin y al cabo, a la mujer le gustó.

—Pero ¡tengo que estar "caliente"! —le gritó—, me duele.

Pepe tuvo conciencia de que era inexperta.

—Ahora besa mis "senos", nunca lo haces.

Pepe besó los pies de Cecilia, dedo por dedo, uña por uña.

—Ah, qué rico, ¿qué haces?

—¿Quieres que te bese el "culito"?

La mujer aceptó, a pesar de los consejos de un "curita".

Cecilia no consumió el estupefaciente, se embriagó con vino.

—¿Te practico "sexo oral?

—¿Puedes otra vez?

—Sí, pero, lávate…

Las niñas despertaron con tanta quejumbre, eran las seis de la mañana y Pepe y Cecilia llevaban siete horas "fornicando".

—¿Qué sucede? —preguntó Ernestina.

—Son papá y mamá. Calladitas.

Pepe estaba completamente histérico, no durmió. Cecilia no pudo cocinar, las niñas no cenaron ni tomaron desayuno, Cecilia estaba extenuada; al sábado siguiente, aprendió. Había que lamer la "vagina" y después penetrar y "masturbarse". Consultó un manual de homosexuales", "sin crema" se dijo, "la crema es para las "putas"". A Pepe tanto le gustó, que la canadiense tuvo serios problemas de convivencia. Pepe olvidó la religión, su doctorado; se hizo terriblemente adicto, toda la noche "fornicando". La canadiense no soportó el ritmo, tuvo que abandonar el trabajo.

—Te amo, no puedo más. ¿Qué haces para estar tan ardiente, noche tras noche?

Pepe había ocultado su adicción. La coca se la proporcionaba Cecilia Torres.

—Nada, sólo practicar deporte los sábados.

La canadiense tuvo sospecha.

—Tú ganas mucho dinero, yo me quedo en casa, ¿te parece?

—Bueno.

La canadiense dio clases particulares pero tuvo que dormir de día y…

PEPE SE encontró con un ángel. Había sonoridad en sus palabras. Habló el ángel duramente, Pepe se conmovió, Pepe fue invitado a Chile, a la Fundación Neruda que dicta un taller literario:

—El "sexo" se vive en matrimonio —Pepe se sorprendió—, el "sexo" es entre cónyuges. Pagarás caro tus errores. ¿Drogarse?, eres doctor de la Complutense, no te drogues más, aun que te lo pida tu ex mujer, no te drogues, drogarse, consume el cuerpo, serás impotente al cabo de los años, ten piedad, cree en mí, soy un ángel.

Pepe dudó.

—Tus hijas morirán hoy.

Pepe se sorprendió aún más.

—¿Qué?

El ángel desapareció.

Cecilia Torres le llamó.

—Las niñas estás en el hospital, están moribundas.

—¿Qué sucedió?

—Nada.

El sepelio fue sencillo, canto, flores, entierro y los gusanos carcomiendo la carne, eran muy jóvenes, aún no cumplían los diez años de edad. Antes de morir, lloraron.

—¡Padre! —gritó Ernestina—, y falleció.

Cecilia Torres no estuvo presente.

Pepe agonizó, eran sus hijas al fin y al cabo, carne de su carne.

Se fue a un café y, allí, conoció a un "degenerado" amigo de Ernesto Cardenal, ex cura nicaragüense, que vive en Solentiname.

Pepe estaba tristísimo, Pepe se había comportado como un estúpido pero el goce "sexual" pudo más, Pepe sintió una pena tremenda, leyó un poema, el "degenerado" chileno, invitado a España por una beca se impresionó por el poema y por la belleza de Pepe Casa de Castro, el degenerado vive en Walker Martínez; En su casa, al frente, hay un sauce llorón. Pepe agonizaba; Y, en el fragor del dolor, el "degenerado" tuvo una erección a pesar de que era impotente y "pasivo". Barba blanca, cabello encanecido, "homosexual" encubierto, sin ton ni son su poesía, pero poderoso caballero de las artes de Chile, jefe de la Fundación Neruda y Jefe de la Fundación Gabriela Mistral, obviaremos su nombre, ya que esta obra es un "David".

—Yo te puedo invitar a Chile, para que pases la pena, tu poema es bellísimo, ¿eres de la Complutense?, ¿doctor?, ¿eres religioso?, yo también los soy.

"La aventura de vivir es la aventura de los desposeídos.

Habré de amar a Dios con el corazón y le habré de amar

Siempre. Yo le adoro con el corazón que, en sangre,

Bombea, azul de cielo estrellado. Mi vida es de adoración

En Dios; Y, de mi vida, hay luz de la calma espiritual

De nuestro Padre. Yo habré de amarle y habré

De consolarme. Nuestro Padre es bendición,

Es fulgor de rosas que sangran los pulmones;

La vida es quimera, la vida es acontecer de los sueños,

La vida no tiene espesura de bosque encantado:

La vida es una mariposa que yace yerta

En el confín del camino; La vida es de santuario,

La vida es de miseria; si Dios presente no está

En nuestros corazones; La vida es sagrada para mí"

Este es el poema que Pepe Casa de Castro leyó.

PEPE PIDIÓ vacaciones, año 2000, Pepe viajó a la Fundación Neruda, Julio era el "dossier" de otro "degenerado", Pepe se consoló, no se drogó, no tuvo "sexo", la canadiense le esperó en casa, su ex también, Pepe fue invitado a Valparaíso por los dos mil años de vida de Occidente, Pepe gozó, Pepe estuvo feliz.

Los fuegos artificiales de Valparaíso son impresionantes, Pepe tuvo miedo de morir, el "degenerado" reía, Julio también.

—Pepe, no tengas miedo, ven, se abrazaban Julio y el "degenerado" mientras las cenizas de los estallidos de los juegos artificiales caían sobre sus cabezas.

Pepe cayó a tierra tratando de escapar.

—¡Pepe no tengas miedo! —gritó Julio, profesor de literatura, un tanto amanerado, "pasivo" también.

Brindaron y se besaron las mejillas, caos había en Valparaíso. Al hotel se marcharon, Pepe a su habitación, Julio a beber "semen" de poeta de la generación de "José Donoso", novelista chileno, bastante famoso.

Qué degeneramiento…

"Astrolabio" es un libro de poemas del "degenerado", hay otro libro con ese nombre, de un poeta español, Uribe lo halló en una librería de libros usados.

Le contó al "degenerado" y el "degenerado" tuvo rabia.

¡Métete el libro en el "ano" por violar poetas…!"

El Presidente Frei hijo, un Presidente con cara de tonto y tonto de remate, le entregó muchísimo poder en una entidad que ayudaba a escritores, la corrupción allí fue degenerada, hablamos de la generación post Pinochet. El padre de Frei fue asesinado por la dictadura, democratacristiano.

—Brindemos, brindemos por los "maricones" —gritó Julio.

El degenerado le hizo callar.

—¡Cállate!, yo sé lo que quieres.

—¡No! ¡No!, "sexo oral" no.

Julio gozó y "eyaculó instantáneamente.

—Me violaste "degenerado", toda la noche del 2000 estuvieron "fornicando", dos "pasivos".

—Invita a Pepe.

El "degenerado" pensó: Yo a Pepe me lo "como" en Santiago de Chile".

Casa de Castro no pudo dormir pensando en la canadiense y en su ex mujer, no tuvo "sexo" en Chile ni fue violado, le advirtieron que el "degenerado" era violador de poetas. En Isla Negra, residencia de Neruda, Uribe murmuró:

—Ten cuidado, que tu amigo es "maricón".

—¿Qué?

Los becarios rieron.

—Te llaman "damita", su "damita".

Pepe se sintió avergonzado.

Las olas estallaban, en las rocas, Pepe se tomó el brazo de la piel:

—Me repugnan los "homosexuales".

Rieron los becarios de la Fundación Neruda.

Año 2000, fiestas de aniversario del planeta tierra.

Tengo tanto terror, los juegos artificiales me rompen el alma, estos chilenos están locos, ¡no!, necesito a mi canadiense, necesito a Cecilia Torres, necesito a Sofía, ¿qué será de ella?, escapó y no supe nada, ¡escapó!, eso es todo!, ¿la habré embarazado?, oh, ¡Dios!, la droga, ya no resisto, abandonaré la droga, cueste lo que cueste, un año en Chile, no me importa, necesito convertirme en poeta, la Fundación Neruda es importante, hay poetas y los poetas chilenos escriben bastante bien.

Ah, qué espanto, ya no soporto el bombardeo, quiero estar en mi departamento, Madrid, con Cecilia Torres o con mi canadiense, qué terrible, me he caído, nadie hay, pero si esto estaba lleno de gentes, y Julio y Quezada tomados del brazo, ¡Dios!, estos chilenos sí que están locos, yo no soporto, no puedo soportar. Necesito escapar, volver a Madrid, pero estaré un año en Santiago de Chile, yo no soy poeta, soy profesor de "creatividad", tengo talleres literarios, ¿qué haré?

Lo narrado, narrado está…

Francisco leyendo poemas

Éxtasis de Amor

—¿VAMOS A la plaza Tirso de Molina? —pregunté a Mariela—, leamos poemas, me agrada, se reúne mucha gente, para que descanses. Te amo, Mariela, sin danzar, ¿qué te parece?, podemos ser felices, vivir la vida, recitar poemas.

Wjhu[89]como un avión que estalla. Estoy en el psiquiátrico, volviéndome loco, estoy esperanzado, ¿qué será de mí?, un segundo, un instante de narración, dos aviones estallan y las Torres Gemelas estallan, ¿qué hacer?, ¿de qué modo vivir?, yo no comprendo, estoy totalmente loco.

—Uribe, ¿estamos locos?

—¡Mahoma!, ¡Mahoma…! —gritan los locos del psiquiátrico.

2001, once de septiembre, la locura es terrible, Alfredo Vera se quita la vida en un parque, la vida es tan ¿insustancial?, ¿la vida es veracidad? ¿Qué es lo que sucede?, yo no comprendo. Tengo la sensación de que vivir es transmigrar, hay vida en mí pero la vida es de locura, hjjho[90]como mariposas al viento.

Alfredo tiene el rostro destrozado por la bala, Uribe va al sepelio, recita un poema de amor (Uribe no escribe poema de amor).

—A Alfredo le agrada mi voz.

Uribe golpea el paso del piso.

—¿Qué hizo este hueón?

—No hables así —le dicen sus discípulos.

Uribe está enojadísimo.

Vivir la vida, vivir el entorno de la vida, vivir en consecuencia del amor, tengo esquizofrenia, en Medellín me golpearon demasiado, las consecuencias son devastadoras, ¿qué hacer?, estoy loco…

—Sí, vamos —Mariela es tan bella, Mariela es sinuosa, Mariela es delicada, Mariela es, particularmente, danzarina, ojos cafés almendrados, cabello castaño, dulce de besar. Mariela tiene una frente amplia, cabello corto, dulcísimo cuerpo de Amazonas.

—Podríamos invitar a Mollendo —dije.

—No, vamos como novios.

Me sentí feliz. La aurora de Madrid era cálida, había esperanza en el porvenir. ¿Qué hacer? ¿De qué modo vivir? Un vulnerable toque de esperanza, la divinidad de Dios, la fuerza, la tempestad, el indudable toque de maestría de los locos sentimientos, la similitud del paisaje en los ojos almendrados de Mariela, su alternancia en lo "bello", su sensualidad como "hembra", ¿qué más deseaba yo, ¿perder la virginidad? Sí, como hombre, como novio, como dulzura, yo lo deseaba pero, Mariela lo impedía.

¡Mariela!, te amé intensamente como quien ama el desierto.

—Vamos, Francisco, dame un beso, levantémonos, duchemos juntos.

Tuve una sensación extraña.

—No, puedo perder el control.

—Bueno, bueno, cuando nos casemos, ¿ya?

No supe que responder.

La vida me acometía con su despertar. Dudé.

—Bueno, duchémonos.

Tomamos un rico desayuno al terminar de bañarnos; eso sí, jugueteamos, pero como novios nada más.

—¿Quieres leche?

—Sí, me cansé.

—Qué hermoso, ¿no?

—¿Qué cosa?

—El amarnos.

Los Nevado dormían, Mollendo despertó.

—¿A dónde van tan temprano?

—A leer poemas de amor.

—Bien, yo también voy.

—No, no, queremos ir solos —dijo Mariela.

Mollendo nos miró intranquilo.

—Tengan cuidado.

—Sí, lo tendremos —dije.

Mariela se menoscabó así misma como si no contemplara los departamentos de Madrid, su cuerpo se distendió de sí y, entre beso y beso, pudo ser feliz en la medida de que yo, le contemplaba: los huevos, le leche, el pan eran integradores de una vida, singularmente, bella, mucho tiempo viajando por el mundo y todavía habrían de quedarnos más; Yo no supe hasta donde fui, y, clavándole con la mirada, supe que Mariela permanecería virgen por el resto de su vida; Yo lo supe, ya que, yo sentí en la bañera el deseo "sexual" pero al mismo tiempo su represión; Ella buscó la vida, y, en la vida misma, Mariela no supo responder a mis caricias. Terminamos el desayuno y marchamos. Llegamos a plaza Tirso de Molina, reíamos de felicidad, reíamos como novios que éramos, reíamos y reíamos, y, en éxtasis, nada fue, sólo amor.

Yo fui feliz pero, el psiquiatra me rompió el alma, no puedo contar a Francisco lo acaecido, ¿qué pensará de mí?, me ofreció matrimonio, ¿qué hacer?, la vida tiene su costo, yo me escapé de Chile para olvidar a mi doctor.

Ahora estoy en Madrid y, viviendo estoy con Francisco. ¿Habrá de amarme siempre? Llevamos mucho tiempo de viaje, por América, por Europa, ¿podríamos viajar a Israel?, pero, hay guerra, siempre hay guerra. Israel es tierra de Yahvé…

—Recitemos los poemas.

—Llegó el maestro —dijeron unas estudiantes de literatura.

—Hola.

—Hola —dije—, esta es Mariela, mi novia.

Las "pollitas" se encelaron.

—Lee algo, maestro.

La atrocidad de la vida, la atrocidad de las malas costumbres, la verdad y la vida, la vergüenza del vivir, hay que amar, hay consolarse con la vida misma, la peregrinación hacia el éxtasis de las "buenas costumbres", el estado de divergencia, la vitalidad de Dios, un "caos" que nos convierte en seres de carne, en seres espirituales. Yo no comprendo la realidad, no comprendo la irrealidad, no comprendo el ser y no ser: hay tanta vastedad en un poema, hay tanta vida en la plaza Tirso de Molina, hay dulzura, hay sapiencia, hay honestidad. Yo canto a la vida y la vida me canta a mí.

—Vamos a leer textos de Pepe Casa de Castro.

—¿Tu eres Mariela?, ¿la danzarina?

—Sí, yo soy.

—¿Podrías danzar?

—Sí.

—Qué dance primero, Mariela, después el poema.

—Bueno, Danza.

"La satisfacción del amor,

El entorno de la belleza,

La cautividad del amor,

La sensorialidad del ser,

La letanía del cosmos,

La alegría de las camelias,

Hay tanto amor en Dios:

La vida es un devenir

Insospechado. Hay vida

Pero vida en el "cosmos".

De materia tangencial,

La vida se yergue en amar;

La vida es caos, la vida es

Muerte, la vida es

Sangramiento,

La vida tiene su principio,

La vida ya no compadece

A la vida misma. La vida es

Dinamismo en nuestro

Padre, la vida es contemplar

El arco iris, la vida es Madrid,

La vida es dulzura, la vida es

Terremoto, la vida tiene su

Complicación, la vida es

Un torrente de lágrimas,

La vida es un beso,

La vida es Dios.

¿De qué modo nos entregamos

A la vida misma?

Yo supongo que la vida es

Amar, pero la vida es liturgia

De Dios. La vida, qué hermosura.

La vida tiene sus consecuencias,

La vida es divinidad.

La vida es sostener olas de mar,

La vida es…

La vida es…

Amor…"

Mariela danzó de manera estupenda, los ángeles que le contemplaron (ya que eran ángeles), no sospecharon, que el poema sería cotidiano pero místico, la poesía de Pepe Casa de Castro era intranquila, verso libre, verso que ama a Dios, aún no abandonaba a Cecilia Torres, Pepe Casa de Castro tuvo un giro en su vida abismal, la canadiense era demasiado "erótica", la "cónyuge", una pan de Dios. ¿Qué le habrá sucedido a Pepe? Yo ignoré el cambio, yo te cuento esto, Alfredo, ya que estamos en el Purgatorio y cien años es mucho tiempo, te estoy contando mi vida y la vida de Mollendo que…

—¡Mollendo!

—Sí, Mollendo.

—Una duda tengo, ¿y la música?

—No, Mariela danzaba libremente, tocaba un instrumento.

—¿Qué instrumento?

—Un pandero.

PLAZA TIRSO DE MOLINA

Festejo

LOS ÁNGELES, que eran muchachas, aplaudieron, eran ángeles, que vivían en Madrid, eran espléndidas muchachas: ¡ángeles enviados por Dios!, ¡ángeles para dar ánimo a Mariela!, ¡Ángeles sin alas!

—Qué danzas hermoso —dijo un ángel de ojos turquesa.

—¿Te agrada? —preguntó Mariela.

—Sí, mucho.

—Estoy de descanso, ahora escuchemos un poema.

Los ángeles sonrieron, los ángeles eran preciosuras, hermosos cuerpos, rostros angelicales, benditas por Dios. Los ángeles escucharon el poema y les pareció maravillo pero tenían muchas tristeza por el poeta. Los ángeles contemplaron a Francisco y se enamoraron de él, pero eran ángeles purísimos, le llamaban "maestro", pero era un sencillo obrero y un lustrabotas. Ángeles escuchando poemas, ángeles observando a Mariela.

Un cúmulo de emociones tuvo Francisco: ensueños, días de vida, estabilidad emocional, se sintió enamorado de los ángeles, le llamaban "maestro".

—Otro más, pero que lo lea Mariela.

La misticidad fue de poética, de ángeles que contemplan a las personas, veinte ángeles, todas de pero rubio y castaño y trigueño oscuro, ángeles de soberbia estatura, ángeles humanizados.

Mariela leyó tranquila, sin embargo se turbó, ella desconocía la vida de Pepe Casa de Castro, nada sabía de él, sólo que era un poeta y que su padre también. La vida se consumía con un sol que todo lo embargaba, hasta las emociones más recónditas. Mariela leyó pero no muy bien, de todos modos, los ángeles la felicitaron, "¡danza!, ¡danza!", gritaban.

El pie danzarín en un escollo de arrebato, la virtud del amor en un escalofrío de fruición, el espaldar en perfecta sincronía, Mariela en posturas extravagantes con su pandero, qué coreografía. Mariela triunfó, los ángeles fueron bellos poemas de amor.

—Danza más, por favor, no te detengas.

—No pares de danzar, sí —dijo una bella muchacha de ojos miel.

—No puedo más, estoy exhausta.

Dios ama a sus criaturas (pensó un ángel); Y, sus criaturas son divinas. Nosotras somos ángeles; Y, como tal, actuamos; ¡Viva Cristo!, ¡viva la Virgen María!

Mariela es doncella; Francisco es nuestro "maestro". Nos agrada la poesía; pero, Pepe Casa de Castro se comporta mal. Será castigado por Dios. Qué lamentable.

Hay a la deriva, mucha vida; Y, de esta vida, hay amor. Yo soy un ángel; y me agrada escuchar poesía. Pepe Casa de Castro es un buen poeta pero se ha convertido en mala persona. ¡Dios!

Ángel Sofía: La lentitud de tus movimientos y la coordinación es muy bella, estoy impresionada, ¡tú eres un ángel!, danzar para mí es como hallar a Dios en la plenitud de la belleza, danzar es impresionar al espectador con movimientos sugestivos, danzar es no dejar de contemplar el mundo, danzar significa amor, danzar es…

El ángel Sofía no tuvo palabras para expresar tanta belleza.

Ángel Carmen Gloria: Yo sospecho que Mariela es muy sincera en sus actos, no lee muy bien poesía pero, con su pandero, yo hallo a Dios y yo soy muy cristiana, y me agrada contemplar su rostro, qué hechiza y que, como "ángel" que soy, porque eres divina; Y, en tu divinidad, nosotros regresamos al Paraíso, nosotras somos ángeles, pero estudiamos en la Complutense.

Mariela: ¿Son ángeles?

Mariela sonríe, se siente como en casa de sus padres, con las comodidades necesarias.

Ángel Alejandra Adasme: No, no somos ángeles, somos…

Francisco intervine:

—¿Qué desean de mí?

—Un poema más.

"La vida tiene su propia vida.

Nuestro Padre, es símbolo de amor.

La vida no tiene principio.

La vida tampoco tiene fin.

Habremos de amar.

Pero también habremos de bendecir.

Yo admiro a Dios; Y de esta admiración,

Hay esperanza, hay fe y también

Amargura. ¿De qué manera existe

Nuestro Padre? ¿Amándonos?

Nuestro Padre existe porque

Nos ama; Y de tal amor

Yo, que soy un poeta,

Encuentro amor.

Deseo vivir en paz.

Deseo amor".

Los ángeles muchachas se sintieron tranquilas, se dedicaron a conversar. Hablaron de Pepe Casa de Castro, ellas, obviamente sabía en mal proceder de Pepe, pero Francisco ignoraba; y, con el olvido, vino la paz.

Hay un dilema en esta novela, y el dilema es Dios.

EL PURGATORIO para Alfredo era incomodidad, sojuzgamiento, inverisimilitud: la vida transitaba entre el silencio y la lectura de poesía sacra, conversábamos, Alfredo me leía poemas, y de sus poemas, yo concluía amor al "silencio", "al mar", al "campo". Yo no era poeta pero había convivido con un poeta, que de enloquecer, enloqueció; el poeta era Pepe Casa de Castro, que en el Infierno está, por degenerado y "gorrero", que significa infiel y por drogadicto. Alfredo tenía una pena horrenda, haber dejado a su madre, no soportó no convertirse en poeta, quería a sus amigos, intentó convertirse en músico pero no pudo, Alfredo vivía de la intolerancia de las personas, vivía de la incerteza de la pobreza, vivía de la hermandad de las cofradías, vivía en deterioro, vivía en avenida La Serena, cerca de avenida Recoleta. Me contó una anécdota:

—Con el taller literario de Uribe, salimos a la calle a recitar poesía, había un bar y allí, leímos, Uribe invitó y yo, entusiasta, recité mis poemas, los ebrios nos gritaban indecencia, en plena avenida Recoleta, allí transita mucha locomoción, gritábamos nuestros poemas, ¡gritábamos los versos! Uribe tuvo un poco de timidez, pero, la poética pudo más… También fuimos a un bar, allí había poetas importantes, becarios de la Fundación Neruda, amigos de Uribe; nos presentó, había un encuentro de poesía, vivíamos en felicidad, al terminar, Antonio Silva, recuerdo su nombre, se besó con otro poeta, que no recuerdo el nombre, uno de cabello rubio, en la calle se besaron, me dio asco, yo morí célibe, Uribe les miró y nada les dijo, este joven era sobrino de un "Premio Nacional de Literatura", que no recuerdo el nombre… El degeneramiento entre los poetas era harto. Uribe no se juntaba con nadie, sólo con el taller… Yo fui a la casa de Uribe, dos veces, la segunda vez me perdí, vivía ya en una casa muy hermosa en la comuna rural de Quilicura, tocamos la guitarra y cantamos pero Uribe que no cantaba tan mal me dijo: "eres bastante desafinado y de mala voz", de todos modos, intenté convertirme en músico… La literatura es vida, y de esta vida, hay otra y, de la otra, esta vida: ¿Qué es lo que nos sucede si nos la quitamos?, el Purgatorio, ¿cuánto tiempo habremos de llevar?

—Más de cien años —dije yo.

Le contemplé, su rostro se esfumó, dormíamos en la misma habitación, un ángel entró y nos conversó, su voz era cálida; Y, de su calidez, nada había, solo silencio y voz; Dios estaba en él, Dios habitaba su corazón: la vida era cálida, la vida era solidaridad, la vida era testarudez por vivir, la vida era familiaridad en el amor, la vida era razón, la vida era insensatez, la vida era…

El ángel se marchó. La ambrosía era exquisita, la ambrosía tenía un perfume embriagador, la ambrosía no segregaba residuos humanos, la ambrosía era alimento de Dios.

Tuve una sensación extraña y amé intensamente al género humano. Amar a Dios, amar al hombre.

Yo le conté a Alfredo de cómo conocí a Uribe, en el manicomio en el dos mil uno, el once de septiembre, "yo morí ese día", dijo. "Después le frecuenté", le comenté.

Amar las respuestas intrascendentes, amar a Dios en la verdad del vivir, amar a Dios en la liviandad de nuestros errores, amar a Dios y no culminar de amar. ¿Qué es lo que sucede? ¿Qué es lo que nos sucedió a Alfredo y a mí para ser castigados con el Purgatorio? Yo no comprendo ya que yo fui, en primera instancia, castigado con el "Atroz".

—Alfredo, lee un poema tuyo, pero uno de cuando estabas vivo.

Alfredo Vera se tranquilizó, Alfredo era tierno, Alfredo tenía el cabello castaño oscuro, ojos cafés, Alfredo era delicado y muy delgado, su voz era trémula, su voz aparentaba vivacidad, Alfredo no representaba la "muerte viva después de la muerte", Alfredo necesitaba de mí, Alfredo era hombre de Paraíso, no de Purgatorio, ¡Alfredo Vera!, amigo de poetas de Recoleta, ¡Alfredo Vera!, ¡vivo!

"Yo vivo amor por el océano artificial que hay en mi alma,

Yo vibro con el amor de todo resquemor,

Yo vibro con el fulgor de la vida,

Yo vibro con mi alma que transita en bicicleta,

Yo vibro con la ambrosía del sol de los ángeles,

Yo vibro con la luz crepuscular del sol,

Yo vibro con la lucidez de Dios,

¡Yo vibro!

Hay instancias de mi corazón que son lo eterno:

Tengo todo mi vibrante corazón en el "campo",

Hay caballos, hay ovejas, hay serpientes.

¿Habré de morir en el abismo?

¿Habré de permanecer en "morir"?

La muerte todo lo consume,

La muere es lucidez a la hora del sepelio

Pero, a la hora de bogar por el "océano"

Es "hora" de morir.

Yo vibro con la mutilación de la muerte,

Yo vibro con el enfermo en "cruz",

Yo vibro con la amada,

Yo vibro la insolencia del despertar,

Yo vibro con la inconsecuencia del amar,

¡Yo vibro con el altavoz que nos enamoró!,

¡Yo vibro con el campo!, eso es todo…"

Vibrar para Alfredo era vivir en la intolerancia de las malas consecuencias, del vivir; Alfredo nos conquistaba el corazón con su manera de percibir lo real, Alfredo era incapaz de tolerar el desamor, Alfredo escribía poemas de amor, Alfredo era contumaz.

—Me agradó tu poema, es tuyo.

—Sí, lo escribí en el taller de Uribe.

—¿Taller?, me constante, me constate, pero se me olvidó, es que, yo tuve esquizofrenia, se me desarrolló en Medellín, pero nací sin ella. Era normal, estudiante de pedagogía, pero con los golpes, yo no pude resistir, no pude. ¿Qué hacer?, es la pregunte, tú tienes tu arte, yo tengo mis "recuerdos", cuéntame más.

—No. Vienen los ángeles a golpearnos —dije.

—No, no, ya no.

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí? —pregunté

—Cien años o más.

—¿Habrá muerto mi madre?

—Sí, sí.

—¿Y mi padre?

—También.

—¿Y Uribe?, ¿qué será de él?

—Lo ignoro.

—¿Qué le sucedió?

—Epilepsia. Le golpearon mucho sus padres y unas cuantas personas le violaron desde muy niño, cómo era muy bello…

—¿Violarle?, tú estás loco, él se violaba a las muchachas.

—¿Tuvo muchas amantes?

—No, no sé, pero, las "niñas" del taller siempre hablan de su…

—¿De su, qué?

—No, no, ¡olvídalo!

—Yo morí casto también pero…, ah, no te cuento nada.

—Ya, cuéntame.

—No, yo estuve en el Purgatorio Atroz, allí me golpeaban los ángeles todos los días, me violaban a golpes, tuve que aprenderme en Nuevo Testamento de memoria y la Biblia de memoria pero El Corán no.

—Uribe tenía El Corán, lo poetizó.

—Es verdad.

—Sí. Recuerdo un poema o dos o tres, te los leo. No, no, te los cantó, me los aprendí de memoria.

—Ya.

—Me aprendía toda la obra. La tengo en la memoria, pero, en silencio, sin que sepan los ángeles, es riesgoso, los musulmanes son un peligro.

—No, es gente honesta.

—Allí van los poemas:

El Corán es…

Oh, se me olvidó…

—¿Qué?, me has dejado con todas las ganas, ¿qué has hecho?, necesito leer los poemas de El Corán.

—Es que ya no recuerdo nada —dijo cabizbajo Alfredo—, yo, yo, yo no sé lo ha me ha sucedido, era unos cuantos poemas, yo no sé, yo…

—Ya, tranquilo.

—¿Conoces a Henoch?

—Sí.

Alfredo contuvo la mirada, Alfredo era pertinaz, Alfredo era, legítimamente, amoroso, Alfredo era tenue como un obelisco, Alfredo era valiente, Alfredo recordaba los poemas, pero… su memoria había fallado, había que espera un tiempo para…

—Te cuento que…

—… Pepe Casa de Castro enseñaba literatura, a niños también, les pedía que se tranquilizaran y pensaran en un poema, que contemplaran una estatuilla que él traía de su departamento, en casa de la canadiense, se llevó sólo las estatuillas de casa de Cecilia Torres, era muy hermoso cómo Pepe Casa de Castro enseñaba en su taller literario, también había obras en prosa, no importaba, dije yo a Alfredo que me escuchó con atención, Pepe era una maestro de la enseñanza.

De noche tomó un libro, el "sexo" con la canadiense, de espectacular era espectacular, en su silla, acomodados, los "orgasmos" de la canadiense eran de "película".

—Cómo amas, castellano…

Pepe se tranquilizó, consumió cocaína, leyó:

"Capítulo 1

1 Palabras de bendición con las que bendijo Henoch a los elegidos, justos que vivirán en el día de la tribulación, cuando serán rechazados todos los malvados e impíos, mientras los justos serán salvados.

2 Henoch, hombre justo a quien le fue revelada una visión del Santo y del cielo pronunció su oráculo y dijo: la visión del Santo de los cielos me fue revelada y oí todas las palabras de los Vigilantes y de los Santos y porque las escuché he aprendido todo de ellos y he comprendido que no hablaré para esta generación sino para una lejana que está por venir.

3 Es acerca de los elegidos que hablo y a causa de ellos que pronuncio mi oráculo: el Único Gran Santo vendrá desde su morada

4 El Dios eterno andará sobre la tierra, sobre el monte Sinaí aparecerá con su gran ejército y surgirá en la fuerza de su poder desde lo alto de los cielos.

Y todos los Vigilantes temblarán y serán castigados en lugares secretos y todas las extremidades de la tierra se resquebrajarán y el temor y un gran temblor se apoderarán de ellos hasta los confines de la tierra.

5 Y todos los Vigilantes temblarán y serán castigados en lugares secretos y todas las extremidades de la tierra se resquebrajarán y el temor y un gran temblor se apoderarán de ellos hasta los confines de la tierra.

Las altas montañas se resquebrajarán y derrumbarán y las colinas se rebajarán y fundirán, como la cera ante la llama.

7 Y la tierra se dividirá y todo lo que está sobre la tierra perecerá y habrá un juicio sobre todos.

8 Pero con los justos Él hará la paz y protegerá a los elegidos y sobre ellos recaerá la clemencia y todos ellos pertenecerán a Dios, serán dichosos y benditos, los ayudará a todos y para ellos brillará la luz de Dios.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente