Nos duchamos y, oh, nuevamente mi "sexo" ardió.
—¿Qué haces, Mariela?, ¿qué haces?
La giré.
—No, por allí no.
Cómo ya estaba ebrio, nos fuimos tal cual estábamos a la "cama". Fue mía pero a mi modo. Tres horas besándola. Mariela había enloquecido, tendría más cuidado, sin métodos anticonceptivos, yo no, yo no quería "penetración", ¡no!, padre con esquizofrenia, ¡no!: los ángeles fueron clarísimos, por diez años estarás bien. Llevaba cinco, más tres meses en París.
Mariela se calmó:
—Eres muy malo, ahora tengo sueño.
Llegaron los Nevado. Tocaron la puerta. Me vestí. Mollendo me saludó. Murmuraron:
—Yo fui policía y delincuente, ahora soy cartero —dijo Nevado Coropuna—, nos prohibieron la zona roja, qué maldad, Mariela es mandona, pero, oh, qué espanto, hay que juntar dinero para llegar hasta Berlín; y de allí, a Roma y por avión a Perú; Pero, hay que llegar con dinero…
—Sí —interrumpió Mollendo.
—Está toda mojada la casa…
—No es una casa —interrumpió Nevado Coropuna—, es una pensión departamento.
—Vamos, hay que acostarse, qué es tarde —murmuró Nevado Ampato.
Me drogué con "cocaína". Esperé el silencio total y…
…
CAROLUS Y YO
Conversando
HASTA LAS seis de la mañana "sodomicé" a Carolus, la enloquecí. ¿Te acuerdas?, fue bellísimo, ahora estamos en el Purgatorio. Yo sé que te acuerdas, ¿hasta las seis de la mañana?, ¿no? Vivir la vida, estar viviendo a consecuencias de la vida misma. La vida era perfecta en París, la vida era bella: ¿por qué te casaste?
—¿Por qué te marchaste? —preguntó Carolus.
Un ángel nos escuchó hablar.
—¿Vosotros os amáis?
—Es que, yo amé a más de una mujer y deseo estar con Carolus, ella me amó y yo la traicioné…
—¿Os amáis? —preguntó el ángel.
—Sí, sí, yo lo amo.
—En un millón de años ascenderéis al Paraísos; mientras tanto, sólo besos en los labios.
Nos duchamos.
—Todavía conservas la belleza de la juventud —dijo Carolus—, bésame las mejillas, es agradable estar aquí, ¿podríamos estudiar?, hay libros de poesía, ¿quieres?
—Te daré primero un beso.
Nos besamos. Carolus era bella pero yo tenía las máculas del Infierno.
El rostro se me había normalizado.
—Te amo, Francisco, te amo.
…Hjwh[114]y en vísperas del amor es hwópíü[115]
—…En población La Victoria, la vida era religiosa, esto que te cuento, Carolus, es para que comprensas. Había un viejo que me contó… Los niños eran asesinados por los militares adictos al régimen de Pinochet y para las elecciones del "Sí o del No", se reunían miles o millones de personas, congregándose por una alegría, que se convirtió en pobreza y en más pobreza para el país.
—…Tú eres de avenida Dorsal, cuéntanos —dijo el viejo después de hablar durante horas. Yo titubee. Yo te amo, Carolus, pero también amé a Dariell y a Mariela, que me abandonó; por allí en Santiago de Chile, en el cerro San Cristóbal…
—Ahora hay una lápida en Corpus Christi, con banderas y fotografías de jóvenes asesinados. Un alcalde que es comunista y que es descendiente de palestinos, parece, ya que ha tenido problemas con los judíos, la instauró. Yo no fui, no me invitaron porque yo estaba loco.
—…Yo estuve siete días viendo en población La Victoria.
—¿Y cómo es allí?
—Como París pero sin belleza…
—…¡Dariell! —exclamó un ángel— ¿te agrada la noche que viven por primera vez en el Paraíso? Allí está tu casita. Aquí podrás estudiar y…
—Uribe, allí están tus hijos —intervino Dariell.
—¿Cómo sabes?
—Instinto (frustrado) materno…
—¡Abrázame!, ¡abrázame!, qué tiemblo.
—No te han identificado.
—Mañana —dijo el ángel—, mañana podrán conversar. El día tiene veintiocho horas y la noche cuatro. Cuidaos de Dios que colma el Paraíso con su presencia.
"Entramos a una casita con diminutas ventanas, con dos literas, la luna brillaba esencial, había cometas errantes y estrellas que titilaban, todo era aún más bello que en París, cuando tenía diez años y era feliz.
Al despertar, vimos muchos ángeles y personas. Nos lavamos, el día era colmado de Dios, tus hijos estaban allí, ¿te acuerdas, Uribe?, te abrazaron, no te reconocieron, pero tus nietos, tus biznietos y tus tataranietos estaban allí y sus madres.
—…¡Hijo!, ¡hijo!
Lloraste de amor".
…
CARTEROS
Perdidos en París
MOLLENDO COCINÓ, era lunes y los Nevado trabajaban. Mollendo estaba preocupado, ¿te acuerdas, Carolus, que Dariell estudiaba y tú no?, Mollendo era de apellido Tapia, delgado, altísimo. Llegada la hora de trabajar, los Nevado se perdieron en París. Intentaban hallar las direcciones pero, la imposibilidad era total. ¿Qué hacer? Lanzaron al Sena las cartas y se marcharon a la zona roja. Nadie los vio. Hubo tiempo de aprender sí las calles. Duro el trabajo de cartero para la delegación peruana. Solimana habló:
—Esto no lo podemos hacer más…
Interrumpió Ampato:
—¿Qué cosa, Solimana?
—Hay que trabajar, nada de zona roja.
Laborear, sostener un sueño: de este modo se vivenciaba la vida con incongruencias y congruencias. La vida era vivir en bicicleta por las calles de París. Un días, dos días y ya eran expertos. ¿Cómo es que, llegaron al convencimiento de que había que trabajar? Es que, querían conocer al Santo Padre que vive en Roma.
—Un día de estos llegaremos a Roma y…
Ampato elucubraba.
—Nevado Coropuna, ¿qué piensas tú del Papa?
—Qué es muy santo. A mí me agrada la religión. Creo en Cristo, creo que es el Hijo de Dios, yo creo firmemente en el Padre que está en los Cielos y que juzga nuestras actitudes desafiantes, yo creo en Dios, creo en Jesucristo, que en la Virgen María, creo en los ángeles, creo en el Arcángel Miguel, creo en…
—¡Yo también creo!, ¡yo también creo! —gritó Nevado Solimana.
La vida era insustituible, la vida era santidad, la vida era correspondencia, la vida era totalidad. ¿Qué hacían estos devotos de Cristo en la zona roja? Yo no sé. ¿Quién soy?, también era una pregunta. Yo soy Tapia.
Los Nevados continuaron trabajando, llegaron a la delegación: más carta, para Francisco, allí aparecía su apellido, se sorprendieron, carta de su madre pero la dirección, ¡oh!, era cerca de la Sorbona en la pensión de Carolus, la conocerían al fin. ¿Qué hacer?, ¿cómo la madre le descubrió?, ¡oh!, qué espanto. A Nevado Coropuna le tocó. —¿Usted es la señorita Carolus?
—Sí.
—Carta para Francisco.
Carolus se sorprendió.
—Aquí está su apellido, ¿qué hermoso?, ¿qué significa?
—No sé. Hasta luego. No se la dé a Mariela.
—¿Usted sabe de nosotros?
—Sí, yo vivo con Francisco, pero, ¿esta es la dirección…?
—Sí, sí, esta es la dirección.
La vida era invisible sin el recuerdo de la madre, Nevado Coropuna tenía madre o la tuvo más bien. ¿Qué edad tenía Nevado?, más de cuarenta y siete. ¡Oh!, qué espanto.
Coropuna habló con Francisco, que estudiaba con Dariell. Francisco se sorprendió. No quiso leer la carta, tuvo relaciones amorosas con la trigueña de ojos azules. Qué belleza de quinceañera. Un policía tocó la puerta. Francisco se escondió debajo de la cama, estaba desnudo.
—¿Quién? —preguntó Dariell.
—La policía.
Dariell abrió, estaba en bata.
—Disculpen, estoy estudiando.
—Queremos certificar si usted convive con un chileno mayor de edad. ¿Usted tiene quince años?, sus padres están preocupados.
—Yo no conozco a ningún chileno. Ah, sí, sí, Francisco. Pero él tiene novia, es amigo de Carolus, pregúntenle a ella, también es mi amigo…
—¿Y está aquí…?
—No, no…
—Tenga cuidado, señorita, si en caso de que…
—No, no yo soy casta, puedo demostrarlo.
—Ah, ya, ¿se haría un examen médico?
—Claro.
Los policías quedaron conformen. Ya habían hablado con Carolus.
Andar en bicicleta era fenomenal pero Nevado Ampato caminaba, ya que sólo tenía un ojo (Ahora sí…)
De este modo, se reunía dinero mientras Francisco se vestía:
—Me marcho a casa…
—No, no, espera —interrumpió Dariell—, voy a verificar si los placías están.
Dariell se vistió, el Nevado estaba allí, espiando. Los policías también espiaban. Dariell se fue de comprar, pan para una sola persona, café para ella. Los policías quedaron al fin contentos. Hablaron con los padres de Dariell y con los padres de Carolus.
—Son vírgenes, están dispuestas a hacerse los exámenes.
—Qué bien. No, ellas estudian filosofía, ellas sabrán… —dijeron los padres, que no se conocían.
Andar en bicicleta era mágico, era desolador en verano y sensacional en primavera. Reunieron mucho dinero, que, Mariela administraba. La vida era de esperanza, la vida era de remolienda de cuando en cuando, los hábitos son imposibles de redefinir cuando no hay voluntad.
La vida era una carta, la vida era…
"Hijo, vuelve a casa…"
La carta era extensísima. Carolus no tuvo ganas de tener relaciones, tuvo miedo a la policía.
—Hay que esperar un tiempo, ¿te parece?
Dariell fue más osada:
—Es mi vida y estamos casados ante Dios… Porque así yo lo quiero…
Francisco estaba en aprietos.
…
YO ESTABA tranquilo, Mariela me amaba.
—¿Quieres que te acompañe hoy? Mollendo puede ayudar al tuerto.
—No lo ofendas.
—Perdón.
—Vamos a la Iglesia de la Madelaine
¡Oh!, sentí horror de horror, la vergüenza fue atroz. No pude negarme. Fuimos en taxis. Qué espanto, allí había consumado el amor por Dariell en la eternidad. ¿Qué hacer? Carolus me alimentaba y Dariell estaba tremendamente enamorada. Yo no, no yo quise dañarte, Carolus.
—…Fue mi marido, que me violó…
Mariela danzó, Mariela era perfecta chilena, Mariela estaba enamorada de mí, pero, en la ¿Madelaine?, ¡oh!
El rigor era tremendo, divisé a Dariell; Y Dariell tuvo terror. Yo abrazaba a Mariela, puede contemplar los ojos azules lagrimando de Dariell pero, la policía me pesquisaba.
—Mariela, volvámonos a casa.
—No, no, continúo danzando.
Caminé, le di un beso en los labios a Dariell.
—Yo te amo —le dije— estamos casados.
Mariela y Dariell, ¿y Betsabé?
¿Qué infinito amor había en mí? Tuve piedad de contemplar a Mariela danzando, ganando dinero. Yo, yo no supe o no pude comportarme como una persona de bien. Había engañado a Dariell con Betsabé y a Mariela con Betsabé, con Carolus y con Dariell, esto era un crucigrama. Yo escaparía a Berlín, después a Roma y a Recoleta de los mil infiernos. Tengo que escapar. Sí. Tengo.
Hubo paréntesis. Mariela me buscó. Yo no estaba. Abracé a Dariell.
—Te amo, pero… ella me necesita también… Cuándo cumplas dieciocho por el civil, porque por la Iglesia ya estamos casado —eso le dije a Dariell—
—Carolus, ¡perdóname…! Carolus me miró enfadada.
—…Me sodomizaste, degenerado, estuve en el Infierno.
—Saldremos de aquí, saldremos…
—Es un millón de años. Quiero ducharme, no mires…
Tomé un libro: "Francisco: el Viajero". Lo leí…
Había que comportarse tranquilamente.
—¿Dónde estabas?
—Por allí, por allí, contemplándote desde lejos.
—Tienes que estar siempre cerca, me pueden secuestrar, soy muy bonita.
—Pero si yo te conocí con vagabundos en Perú.
—Pero, ahora somos novios.
La gente aplaudió.
Nadie entendía castellano, pero "somos novios", Mariela lo murmuró en francés.
—¿Son novios?
Una persona había notado que abrazaba y besaba a Dariell. Sentí pánico.
—Ah, qué hermoso. ¿De dónde son?
—De Chile —dije yo.
—¿Y se pueden tener dos novias en Chile? —preguntó en francés.
—No, no, una sola. ¿Por qué?
El francés echó una moneda y se marchó.
Todos se marcharon entristecidos.
Muchos habían contemplado la belleza de Dariell y su llanto.
—Eres un fresco —me dijo una mujer de unos cuarenta años.
—¿Qué sucede?, ¿qué sucede, Francisco?
—No, no sé —mentí.
…
DARIELL
En el Paraíso. Pensamientos. Ángel
CONTEMPLÉ A Dariell y sus pensamientos, su pensar, su vida, su enamoramiento, yo era Mollendo Tapia. Dariell vivía con Uribe en una casita pequeña. Los hijos le visitaron. Conversaron. Había pasado mucho tiempo. Cristo andaba por allí, con sus Apóstoles. Me desmoralicé. Un ángel se acercó a Dariell. Conversaron. Había tanta quietud en el Paraíso. La vida era de tremebunda quietud. Uribe reconoció a Vicentico Vera Uribe. Se abrazaron. Uribe me conmovió. No le conocí pero, en sus manos estaban las máculas del Infierno.
El ángel murmuró:
—¿Vos no estáis totalmente enamorada de Uribe? Contadme.
Dariell calló. Su silencio la delató. El ángel era tan bello como los riachuelos en los que, jugueteaban los pies de Uribe. Muchos habían por allí leyendo poesía y filosofía. Uribe divisó a Francisco de Asís y a Miguel Ángel. ¿Qué? ¿Cómo conversar con los genios o con los santos? Pero conversaron.
El ángel se marchó. Dariell caminó por la orilla de un lago turquesa, había flores indestructibles en el prado que cubría el Paraíso.
…Yo aún estoy enamorada de Francisco de Chile. Pero, me agrada convivir con Uribe. Me ayudó y yo le ayudé a él. Pero, mi corazón aún está en París cuando tenía quince años. Conversando con los amigos, con Barnier le Marinier, con Baru le Mestre j, con Claren le lombart, con Clymence la Regratière… Le besaba a escondidas, le amaba a escondidas, le admiraba a escondidas, yo, que era feliz amándole. En la Torre Eiffel o en la Catedral de Notre Dame, en la estación Gare de r"Este, en Gare Montparnasse, en Gare du Nord donde me besó el cuello con ardor de estudiante de filosofía, en Gare de Lyon, en Barbès-Rochechourart. Nos amábamos.
Bebíamos café Indiana con comida mexicana. En la plaza de la Sorbona. Con el agua que fluye y los pensamientos también. Al fondo, muy al fondo, la escuela y las construcciones antiguas, la universidad de la Sorbona, la cátedra de filosofía, no culminé mis estudios, yo estudiaba mucho al tiempo que, Francisco, me besaba los pies. Era delicioso mi "David".
Yo le amé con devoción, le amé con la sutileza de la hembra que busca a su macho. Pero en la Iglesia de la Madelaine me casé y lloré de ardor porque, mi amado, se descuidaba y conocía a Mariela, la danzarina, ella, ella está por allí, le he reconocido con dieciséis años y yo, yo, ahora tengo quince, sí, qué hermosa estoy.
La vida es tenaz: fuimos al Palacio de Luxemburgo, qué belleza, Francisco no hablaba mucho, le agrada besar mis pies. Y yo, yo, me contenía mientras estudiaba. ¿Qué hacer?, la vida era casta, la vida era una soga y romperse el cuello a los veinte años, pero, por amor a un chileno. ¿Qué hice con mi vida…?
Ahora estoy en el Paraíso, amando a escondidas a Francisco.
—Uribe —le llamo. Pero, no escucha, hay una catedral tremenda. Me acerco. Allí está Pedro, el Apóstol, orando, hay miles de personas santas santificando a Pedro. Me arrodillo.
—…Vosotros que pecáis, no dejéis que la maldad inunde vuestros corazones, la vida es bella, en la eternidad, la vida tiene sentido en la eternidad, la vida es curiosidad en lo eterno, la vida es simbólica, la vida ya no carece de vida espiritual, la vida es totalmente desmaterializada, vosotros sabéis que me asesinaron. Pero, yo sufrí con amor porque amé a Cristo con intensidad. Vosotros estáis aquí, reunidos, quiero que converséis con Dariell, ella fue parisina pero, por amor perdió la vida… ¡Dariell!, ¡venid!
Hablé intensamente del amor…
Dariell se sintió incómoda, Pedro, el Apóstol, le amaba pero, ella traicionaba a Uribe. ¿Qué hacer?, era la pregunta. ¿Dormir?, ¿soñar?, ¿pensar?
Dariell y París, Dariell y Francisco.
—Yo amé a Francisco de Recoleta… Recoleta es una comuna inmunda de Chile, de Santiago, no por su gente, sino, por los basurales. Yo me enamoré. Pero, Francisco me abandonó por…
Dariell indicó a Mariela.
—¡Por ella!
Todos miraron a Mariela.
—¿Por mí?
Mariela lloró inocentemente. Pedro intervino. Dariell se desmayó.
La vida tiene su virtud y su incontinencia, la vida es masacrarse los unos a los otros, la vida es virtud de amar, la vida es virtud de enamorarse, la vida es amor en plenitud, la vida es sagrada, la vida es elocuencia de los sentidos, la vida es ritual de vida, la eternidad es Dariell y Mariela coexistiendo en mí.
—¿Qué sucede? —preguntó Cristo.
Pedro respondió:
—Dariell aún está enamorada de Francisco.
—¿De mí? —preguntó Francisco de Asís.
—No, no, de Francisco, el viajero. Un truhan de Chile.
—Mariela —murmuró Uribe—, yo te conocí, ¿eras de Conchalí?
—No, no, de Vitacura.
—Yo tuve una novia llama Mariela pero era de Conchalí.
¿Cuántas vidas tiene el hombre?, ¿de qué modo la materia se convierte en luz espiritual? Uribe se sintió terrible, todas sus novias le traicionaban. Se acercó a Vicentico Vera Uribe. Conversaron:
—Tata Molly, ¿qué harás?
—Aquí se vive la pureza, yo busco la pureza.
Mariela se acercó a Uribe. Conversaron. Se esfumaba la vida; Y la vida arremetía con torbellinos de fuerza demencial. La vida era cosmogónica, la vida era un arrecife de vida, la vida ya no era elemental, la vida era tristísima si se cometían errores, la vida ya no contemplaba a Dios. Dariell se había equivocado y Uribe sufría.
—Yo también sufrí de amor.
—¿Tú?, pero, si eres bella, dulce, cándida. ¿Eras de Vitacura?, eres la belleza misma, eres…
—Pero, Dariell es más ¿bella?, ¿no?
—Sí, sí, físicamente es más bella, tú eres más chilena.
—Ella es francesa. ¿Cuánto tiempo han vivido juntos?
—Mucho, ya olvidé —repitió Uribe.
—¿Dónde?
—En el Purgatorio… Yo estuve en el Infierno por mis pecados.
—¡Qué…! —Mariela intentó serenarse.
—Yo, yo, yo no sabía, pobre de ti, ¿cómo es allí?
—Te clavan a una cruz… ¡Mira!, aquí están los orificios…
—Tienes el rostro muy resplandeciente.
—¿Cuándo llegaste? —preguntó Mariela.
—Anoche —respondió Uribe.
—¿Sufres mucho?
—Sí, sí, sufro mucho.
—Habla con Cristo.
—No, estaré con mis hijos.
Dariell se sintió conmovida. Un ángel, el de la Bondad, le ayudó.
—¡Uribe!, ¡Uribe me abandonó! —Dariell sufría.
…La vida es similitud de los sentidos, un ángel me cobija, me han traído a mi casita, es tan pequeñita, ahora contemplo a Dios por una ventana, "yo soy el Ángel de la Bondad. ¿Estás enamorada de Francisco?, "no, ya no, me hizo daño", ¿qué hice?", "amargar la vida a Uribe y a Mariela y a toda su familia", "no quise por favor, no quise".
La vida era vastedad de los sentidos, la vida era prolongarse en la vida misma, la vida era otorgar vida a la inclemencia del sol, la vida era sostenerse, la vida era construir caminos en la luz del Padre. "allí está Dios", "¿dónde?", "allí, todo lo que contemplas es Dios: Su luz, el sol ya no alumbra, el sol es Dios", "¿la luz?", "sí, la luz es Dios", "qué hermoso", "estás más tranquila, ¿quiere vivir con Uribe, o en soledad?", en soledad, prefiero", "comprendo. Te tendrás que cambiar de casa, ¡ven!, ¡sígueme!"
—…Yúhòpña[116]en la soledad de París. Me estoy volviendo loco, amo a Mariela pero, Mariela me sorprendió con Dariell. ¿Qué le diré? Estamos en la Iglesia de la Madelaine. Mariela me besa apasionadamente. Llega la noche, Y, sus "bragas", sus "bragas" entre mis manos. Le practico "sexo oral" en medio de la noche. Mariela se excita al máximo y grita en francés:
—¡Te amo, Francisco!, te amo…
…
VOLVIMOS A casa. Habíamos ganado mucho dinero. Dariell sufría horrores pero, continuaba de "matea". Le iba perfectamente en la universidad. Era bastante tarde, tomé un libro de Pepe de Castro Herrera. Leí un poema, el libro se llamaba "Sabiduría de las Rosas". Me fui a la plaza de la Sorbona al amanecer, hablé con Dariell, "ven, acompáñame", "es que estoy estudiando. A la noche". La abracé y la besé. Le quité los zapatitos y los calcetines y…
Fui donde Carolus. No estaba. Me duché. Carolus llegó. Me encontró en la ducha.
—¿Qué haces?, puede llegar la policía.
—Acompáñame, leeremos poemas del padre de un amigo que fue torturado por Franco.
—¿Qué Franco?
—El dictador español.
—Yo te traduzco, yo te… —la besé, la besé en los labios.
—Eres tan hermosa.
Mariela danzaba en las Iglesias acompañada por Mollendo, que había renunciado al posible trabajo de cartero.
—…Yo te protejo, Mariela, yo…
—¡Vamos! —dije.
—Me baño y nos vamos. Espérame. Cierra la puerta con picaporte.
Yo no soporté su belleza; y, en la ducha fue mía; a nuestro modo…
SINCERIDAD DEL BIENESTAR
"He leído tu carta en donde me demandas amor.
Yo estoy casado, ya te dije, pero, me demandas amor.
¿Qué será de mí cuando sepa mi mujer?
Me demandas amor. Y yo ya no sé en qué pensar.
La vida es bella como tu "carmesí" y tu silueta.
Tienes los ojos empañados de amor.
La vida tiene los destinos de la carne.
Yo lucho por la revolución.
Pero, tú luchas por mi amor.
La verdad, es que, eres una flor en el Paraíso:
Y la vida me tiene atrapado entre tus caderas.
La vida es de humanidad y de deseo puritano:
Pero, tu "sexo", es lo que arde en mi mente:
Yo te amo de tal manera, que enloquezco:
Yo te adoro, mi María. Te "penetro" con la mirada;
Y soy al fin, poeta…"
—¿Te gusta el poema?, este quiero cantar.
—¡Ven a la ducha, mi amor! —aún no consumábamos el acto. Dos instantes de narración.
—¡Voy!, ¡voy!
Once de septiembre del dos mil uno: en el manicomio, encerrado, hay vastedad en los edificios y hay sinceridad: nada puede sostenernos, hay tanta inmundicia en el mundo, no hay paz. Un tipo, está amarrado, su padre es un detenido desaparecido, estuvo en Cuba de Fidel Castro. Escucha voces, "tengo un demonio, no quiero hacer daños, ¡amárrenme!"
Ducha y muerte: la separatividad. Ducha e insolencia de los vértigos. Yo no quiero describir pero, el amor es tan intenso cuando se consume "cocaína". Me la conseguía con un Nevado, en la delegación peruana: Cocaína para Francisco para continuar "copulando" mientras que, en el manicomio, un tal Uribe, lloraba la muerte de Alfredo Vera, su discípulo.
—…¿Por qué te mataste?
—Por qué me ofendiste —gritó Alfredo, pero, silenciosamente.
Vamos a la Sorbona y leamos el poema. Carolus lo traduce. Carolus es tan bella.
—¿Me amas, Francisco?, ¿me amas?
…Pero, no nos podremos casar nunca. Yo soy millonaria y tú, ¿qué eres? ¡Mi vida!, ¡sí, mi vida!
Había jóvenes reunidos por allí.
—¿Cuéntanos sobre el autor?
Carolus inventó tanto, pero, yo no entendí absolutamente nada.
…Le hablé del fascismo, de la igualdad, de la primavera de 1968. Les conté que Pepe Casa de Castro Herrera había muerto torturado, le dije que…
—¿Torturado? —interrumpí—, no murió torturado.
Le conté la historia de la campesina.
—¡Oh!, qué malo con Margarita…
—Tengo que marchar.
—Bueno, ¿vas dónde Dariell?
—¿Qué Dariell?
Carolus sospechaba.
—Mi amiga.
—No, no voy a casa.
Tuve que ir donde Mariela. Estaban los Nevado.
—¿Cómo están?
Los Nevado me miraron contrariados.
—Estamos cansados de tanto trabajar. ¿Cuándo nos marcharemos?
—Llevamos tres meses recién, en tres años. Me agrada París.
—¿Queremos ir a la zona roja? —dijo Nevado Ampato.
—Vayan, pero una vez al mes.
—¡Qué! Camino todo el día, gano bien, ¿una vez a la semana?
—Pero, que no sepa Mariela. ¿Dónde está ella?
—Con Mollendo, en la habitación, quieren viajar fuera de París.
—No, no, eso no.
—¿Qué piensas tú, Nevado Solimana? —preguntó Nevado Ampato.
—Está bien, no podemos gastar todo el dinero, tú tienes setenta años…
—Como setenta y cinco —interrumpió Nevado Coropuna.
—En fin; ¿podríamos salir los cuatro? —dije.
—¿Quieres ir a la zona roja?
—No, yo no, tengo mi novia, pero de turista.
—¿De turista?
—De mirón.
—¿Cuándo?
—Mañana.
—No puedo, tengo que trabajar.
Mollendo me miró de soslayo. Mariela me abrazó:
—Tan tarde.
Me sentí intranquilo. Estuve inventando historias. Carolus me había dado mucho dinero.
—Toma, Mariela, aquí tienes.
—¡Oh!
Todos exclamaron.
—Tengo un libro del Papa de Pepe Casa de Castro. Voy a leer un poema.
—No, no, tengo mucho sueño —mintió Mariela—, ya me bañé, vámonos a dormir.
Mientras le amaba le recité el poema de memoria, Mariela gozó, Mariela exclamó, Mariela se sintió mujer, Mariela no besó, ya no tenía deseos, no había "semen". Estaba agotado y Dariell pedía todos los días "sexo" como también Carolus.
—¿Qué te sucede que nos puedes?
—Te leo el poema y lo "hacemos" —mentí, mentí pero pude.
Me quedé dormido sin poder leer el poema. Entre sueños, escuché la voz de mi novia.
Mariela recitó. Estaba agotadísimo, ya no podía más. Fui al baño, Y, en un escondite, después de orinar (estaba desnudo. Los Nevado y Mollendo conversaban sobre la zona roja. Me ericé instantáneamente. Sin pudor los callé); me drogué; ¡me drogué con anfetaminas! No dormí en toda la noche recitando poemas y "acabando". Mariela tampoco durmió. No fuimos a trabajar pero, como a las once de la noche, visité a Dariell. Sí, qué amaba a Dariell.
—…¡Te amo, pequeña, te amo!
—Yo también.
—Es que, no he dormido.
—Duerme conmigo. Mañana tengo prueba a de filosofía comparada.
Llevaba anfetaminas. Hice lo mismo con Dariell. Ella leía filosofía y lo le besaba allí, entre las piernas: dos hembras, tres hembras (recordé a Betsabé. Pero, ella me violó).
—…Lee el poema, Mariela —eran las tres de la madrugada.
—Bésame los pies primero.
—Yo te beso los pies y… ¡ya sabes!, ¡ya sabes!
—¿Qué hiciste en el baño?, si estabas cansadísimo.
—No quiero contar, cosas privadas de "hombre".
—Bueno, voy a recitar. Pero aquí hay cinco libros y el libro de Pepe Casa de Castro. ¿Qué le habrá sucedido? ¿Por qué habrá abandonado a su mujer?
—Es que, Betsabé era muy… —me quedé callado…
…Muy ardiente… pero, su mujer también… No quiero ir a Madrid. Cecilia Torres se puede vengar; Y no quiero ser la espada vengadora… No, a Madrid, no… Jamás… (Yo no sabía de su suicidio)
—¿Dime?, ¿tú sabes?
—No, yo no, nada sé. Cecilia era su cónyuge…
—Pero… —intervine—, lee…
…Pepe Casa de Castro tuvo cinco concubinas, dos vascas y tres catalanas… ¿y la otra?, ¿Betsabé?, ¡oh!, qué espanto, no quiero que sepa Pepe, me mata, ¡traición!, sí…
—…Lee un poema místico, no del padre que embarazó a una campesina. ¡No!, ya no quiero más.
Mariela coincidió conmigo…
—De "Crepusculario".
FIN DE MUNDO
"La infinitud de la vastedad, es Dios:
Suplico piedad a nuestro Padre:
Yo habré de amarle y habré de conducirme rectamente por la vida.
¡Crucificadme!, si peco de horror ante la vida.
Yo amo a mi "cónyuge"; y adoro a mis hijas:
La variabilidad del amor es Cristo; que, en esencia,
Es Hijo del Padre y en Cruz fue muerto.
La "Bestia" se santifica en la podredumbre:
Y, la podredumbre, es nuestra inmoralidad.
Yo amo a Dios; y Dios habrá de amarme.
Me santifico.
"La luz del atardecer,
La infinitud de la luz del alma:
Yo creo en Dios; Y mi Dios es mi deseo
De amar a la humanidad.
Estoy tan casto, que bendigo las rosas:
Y de las espinas, son un Cristo,
Que me bendice. Amad al "prójimo"
Y desead pureza ante todo.
La "vulgaridad" es el "sexo" desmedido:
En Dios amamos y en Dios yacemos.
La solidaridad es de rebelión de "masas".
Yo adoro al Altísimo,
Con su luz crepuscular.
Habré de morir, es cierto, pero de amor místico"".
—Es un poema hermosísimo, voy a enviarle una carta a Cecilia Torres, estoy muy intrigada. Voy a escribirle, ella debe de tener razones, saber el motivo, su marido, según lo que me contaste, vino con una canadiense, una poeta erótica, Betsabé era su, su, su ¿apodo?, o ¿su nombre?, yo lo ignoro, tú también, ¿qué habrá sucedido?
…La droga… la droga…
…
DARIELL ES llevada por un ángel, allí habita Francisco de Asís y el padre Pío. La bendicen. Francisco de Asís es joven, el padre Píos es jovial. La eterna sonrisa del Dios es el manantial con que, se ilumina el Paraíso. La vida es eterna y, ya no es simbólica, es de Dios en la tierra, es de Cristo resucitado, es de la Cruz ardiente. El padre Pío murmura:
—Vos ¿sois casta?
—No, no, yo practiqué "sodomía" pero me violaron.
—¿Quién te violó?
—Mi novio.
—La "sodomía" es perjurio ante Dios. Deberías marchar al Infierno. ¡Mira!, yo tengo los estigmas de Cristo.
—No, no, yo sólo estoy enamorada de mi novio, ¿dónde está?
—Lo ignoro, sólo Dios…
—No, no, no me manden al Infierno. Quiero vivir sola. ¿Humillé a Uribe?, yo le amo pero, aún estoy enamorada de Francisco de Recoleta, Francisco, el viajero.
—¿Viajero?
—Sí.
—Te quedarás con nosotros hasta que aprendas.
—¿No tendré privacidad?
—Sí, sí, vivirás allí, en esa casita. ¿Te parece? —interviene Francisco de Asís. Yo soy Mollendo, ¡yo soy Mollendo…!
—La casita es hermosa, acepto. ¿Y Uribe?
—Está muy triste. Recibirá consejos de Pedro.
—Cuídate, Dariell. ¿Cuál es tu apellido?
Un trueno tremendo acalló la voz.
Dariell es bella, Dariell es voraz estudiante, le escribió cien cartas a Francisco de Recoleta, "Habrás de ¿amarme por la eternidad?, yo os amo con frescor, el dulce fulgor de los cuerpos, son en nuestras manos, una carta de amor.
Francisco, el amor es bendecir a Dios. Yo creo en el Padre. Estamos casados ante Dios pero tengo temor de quedar embarazada.
Nos casaremos cuando cumpla dieciocho. Tú podrás abandonar a Mariela, tú me has dicho que sólo son "mochileros" y nada más. No acepto otra mujer. Pero, está Carolus, ¡abandónala!, yo te daré todo el amor del mundo, si tú confías en mí. Seré doctora en filosofía de la Sorbona, seré catedrática y… viviremos felices. Tal vez no en París, pero, yo puedo viajar a Chile y dar clases en algún colegio de prestigio o en alguna universidad. Tú terminarás tus estudios, serás pedagogo y psicólogo, tendremos tres hijos. Cuando cumpla cuarenta años, a los cuarenta y tres y a los cuarenta y cinco. Yo estoy enamorada; Y, este amor es de por vida…
Te adoro, te adoro te adoro…
Yo podría hablarte de muchas cosas pero…"
Francisco leyó la carta y…
Dariell es bella, Dariell era bella, Dariell era la eternidad de Dios, Dariell era el éter y la sabiduría de no morir en "guerras", morir por amor es un pecado, pero Dios de cuando en cuando se apiada. Dariell era la sumisión ante la mirada del padre Pío, Dariell no quiso recordar, Dariell lloró de amargura, Dariell era suavísima al contacto de la piel, Dariell no intimó pero, tampoco la castidad fue suya, Dariell estuvo en el Purgatorio, Dariell estudió filosofía, Dariell amó a Francisco, Dariell era felicidad, Dariell era la cosmovisión de Dios, Dariell era sentido religioso, Dariell era hecatombe.
—Esta casita será para ti —dijo Francisco de Asís.
—Gracias por perdonar mis pecados.
Una nube se aferró a la mente de Dariell, el padre Pío le miró con éxtasis, una nube de simbolismo, Dios estaba nervudo, tembló en el Paraíso, Dariell tuvo miedo, "¿qué sucede?", "es que su Hijo tiene pena". El estallido de Dios es comparable a la traición y muerte de Cristo.
El Padre Pío le contó historias…
—…Ay, de mí, ¿por qué habrás muerto? ¡El exterminio fue total…!
Dios habló tajantemente…
Dariell se sintió conmovida.
—¿Padre Pío?, ¿qué sucede?
—Lo ignoro, lo ignoro…
—Hábleme sobre Cristo.
El Padre Pío danzó: su juventud era vital, la vida se entrelazaba a la vida misma, la danza del padre Pío era bellísima. Con sus estigmas, que aún sangraban, el padre Pío habló de Cristo. Se esfumó la realidad; Y, entre las barbas del santo, Dariell se sintió confundida: culminó la vida para ella a los veinte años (de modo trágico); pero, ahora tenía la facultad de cambiar drásticamente: las barbas del padre Píos se erizaron y al fin pudo articular palabras en italiano, ya sabía arameo, el idioma común.
—¿Sabes sólo francés?
—He aprendido arameo. ¿En qué idioma me habla?
—En francés…
—Enséñeme por favor, que de sufrir, ya no soporto, no quiero engañar a Uribe, yo le amo, le adoro pero, Francisco, él, él me amó en carne, ¿explíqueme la diferencia?, ¿puedes?
—El amor, cuando se ama, no es físico, el amor es naturalmente espiritual. Pero lo físico también importa, ya que, en la vida del "átomo" debemos de perseverar hasta que Dios nos ilumina con esta vida que contemplas. La vida es Dios; nuestro Padre nos entrega la bondad del vivir, Y, de este vivir, es la naturalidad de los besos y de la "cópula" para engendrar "hijos". Tú cometiste pecado de "sodomía" y pecado de "sexo oral", ya que una dama de quince años (aunque esté casada ante la mirada de Dios), sólo debe acariciar y besar pero, el hombre en el "coito" debe de llegar a la "eyaculación" en la "vagina"; En la era moderna existen anticonceptivos, pero siente instantes de segundos antes de que el "pene" penetra a la mujer de manera honesta, Dios se "duplica "instintivamente y nacen criaturas: todas las criaturas son honestas; Y, si hay malformaciones, es por la genética, Y esta genética es porque los hijos de los hombres eran imperfectos. Pero la ciencia debe de corregir lo que Satanás destruyó. Esla maldad lo que impera… Durante millones de años el mundo será un vaciadero de maldad. Habrá…
—Ya, ya, no siga por favor, estoy con nauseas. ¿Puedo quedar embarazada aquí?
—No hay relaciones "sexuales" en el Paraíso. Los novios se besan las mejillas pero hay riachuelos y lagos turquesas como los ojos de Dios; En estos lagos vos podéis bañaros pero con vigilancia de los ángeles. Vos os sentiréis más pura, son lagos que el Padre creó para que sus hijos nazcan de nuevo…
—¿Y los niños?, ¿y los niños? —interrumpió Dariell.
—Ellos viven en otro lugar hasta crecer.
—¿No basta con rezar?
—No.
—¿Entonces la "píldora del día" después es abortiva?
—Los métodos de regulación de los hijos no son abortivos pero aquella sí que lo era.
—Enséñame más, Padre Pío.
—Háblame de ti.
—A mí me agradaba que Francisco me besara los pies y me besara "aquello", perdón, padre Pío, perdón, pero yo me casé en una Iglesia, sin cura, porque era menor de edad, yo estaba enamorada pero mi adorado me "penetro rectalmente", no me agradó la sensación pero en Francia son liberales, hasta los…
—¡Calla!, ¡calla!, no hablemos de los homosexuales.
—¿Es pecado, padre?
—Sí, sí, es pecado de Infierno…
—Padre, perdóneme, quiero besarlo.
—Besa a Francisco que te escucha atentamente.
—¡Francisco!, ¿qué Francisco?, no veo a nadie.
—Ah, se ha marchado.
—¿A dónde?
—No te preocupes. Aquí vivimos nosotros, el Padre vive en su "Atrio", desde allí nos contempla, a nosotros y a la humanidad.
—¿Se acabará la humanidad por perversa?
—Jamás.
—Yo, yo fui pecadora, ¿por qué ascendí?
—Porque Dios tuvo piedad.
—Yo soy Dariell. Yo le podría contar que me quieté la vida por amor. ¿Es pecado?
—El asesinato es pecado. Quitarse la vida también.
—¿Entonces?
—Lo ignoro. Hay algo que no comprendo. Jamás, pero jamás asciende un suicida. Nadie.
—¿Y la eutanasia?
—Es asesinato.
—¿Y los ateos?
—Se les enseña en el purgatorio si han actuado correctamente, de lo contrario…
—¿Al Pudridero?
—Sí.
—¿Cómo te quitaste la vida?
—No quiero contar. No soporté. Francisco me abandonó. Tenía tres novias.
—¡Cuatro tuvo!, ¡cuatro!
Dariell se desmayó.
…Uriel, el Arcángel de Dios, con su espada de fuego, ha vivido un año en la eternidad… La eternidad es imposible de calcular por máquinas o científicos. Dios, dice Él, que ha vivido trece años en la eternidad…
Yo no sé, yo no sé: esta "niña" es pecadora; Y, del pecado, ha nacido. ¿No podrán tal vez devolverla al Purgatorio, por errar?, tengo que enseñarle a vivir, hablaré con Francisco de Asís, ¿dónde estará…?
…Estoy pensando, estoy pensando…
—¡Ángeles!, ¡ángeles!, venid…
"…Estoy durmiendo, me he golpeado la cabeza. Le escribí una carta a Francisco. Yo soy Católica, pero, mis padres no amarán a Francisco porque, su profesión, es lustrabotas; Y, aquí o allá, era gigoló de Carolus.
La vida era hermosa, casarme en la Iglesia de la Madelaine con Francisco, escribirle cien cartas, que yo creo atesoró. Lo que no comprendo fue mi comportamiento: ¿aceptar a Carolus?, tan loca estaba. Contemplo a un ángel mientras recuerdo una carta: "La intensidad de nuestro amor es como un canto de Dante a Beatriz. Tú eres un "David" de belleza latina y Dante un poeta maravilloso, has leído los poemas de Dante y te transcribiré uno. Aquí va…" Pierdo la conciencia y no recuerdo el poema. ¿Qué habré escrito en la carta? "Una vez ausente de este mundo mi gentilísima amada, quedó la ciudad antes aludida como viuda despojada… Esta frase recuerdo de un poema de Dante. Continúo con la carta, extensísima de diez carillas: "Mi deleite es contemplaros, mi "David". La luna emerge de vuestros ojos y en París ya no somos novios, estamos casados. La vida es dulce (los ángeles me ayudan. Estoy recostada en mi nueva casa. Hay un enorme Cristo tallado por Miguel Ángel); la vida es amar tu honestidad de hombre, abandona a Carolus, es mi mejor amiga, pero, ella es aristócrata, yo soy pobre pero estudiosa. El abismo que nos separa sólo es el idioma pero yo ya sé castellano: "Hola, ¿cómo estás, adorado?"
La vida tiene su sensualidad, la vida eres tú, mi "David", mi Francisco de Chile. Yo te amo. ¿Quieres casarte conmigo por el civil?
Estoy estudiando a Schopenhauer y me cuesta estudiar. Tengo distinción máxima en mi carrera, me voy a doctorar a los veinte años. Soy una trigueña de ojos azules "genio", todos dicen lo mismo. Quédate en Francia, yo te ayudo con el francés. Y… un trabajo honesto, estudia, yo te ayudo. Psicología, yo te enseñó aunque tengas cuarenta, estudia, para que mis padres te acepten. Te adoro, mi "David", ¿por qué te diré "David"?, porque tienes un cuerpo perfecto, yo…
Los ángeles tranquilizaron a Dariell y hubo calma al fin. Dariell se durmió.
"Yo tengo deseo de tener "relaciones" pero puedo quedar embarazada, la policía nos pesquisa, hay que cuidarse. Ten fe amor, ten fe en Dios…
Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.
Dios al pecado señaló condena
Y surgí entonces cual suprema alianza
Del poder sumo y la justicia plena.
Y no existiendo en mí fin ni mudanza
Nada me precedió sino Dios mismo.
Los que entrasteis perded toda esperanza.
…¿Este poema te agrada mi amor? Yo no soporto tan desdicha: la veracidad es de vivir con Spencer y la virtud de ser un naturalista, filósofo, psicólogo, antropólogo y sociólogo británico. Se dice comúnmente que promovió el darwinismo social en Gran Bretaña (sin embargo esta afirmación ha sido historiográficamente cuestionada) y fue uno de los más ilustres positivistas de su país. Ingeniero civil y de formación autodidacta, se interesó tanto por la ciencia como por las letras…Desde el punto de vista sociológico cabe considerarle como el primer autor que utilizó de forma sistemática los conceptos de estructura y función. Por otra parte, concibió la sociología como un instrumento dinámico al servicio de la reforma social. Dedicó su vida a elaborar su sistema de filosofía evolucionista, en la que considera la evolución natural como clave de toda la realidad, a partir de cuya ley mecánico-materialista cabe explicar cualquier nivel progresivo: la materia, lo biológico, lo psíquico, lo social… ¿Qué piensas tú de esto? Yo creo que no, creo que el amor de Dios prevalece, pero, yo creo que también evolucionamos. ¿Cómo será nuestro Padre? Como tú, cómo un "David"…
…Aquí hay ángeles, ahora ya comprendo… yo, yo, yo sólo quiero amar…
(¿Por qué me dirá "David" como Betsabé?)
…Tienes que amarme eternamente, ya que yo te amo de manera eterna. Yo sé que existe Dios pero estudio filosofía. Sabes algo del ¿génesis? En la Sorbona me cuestionan mi religiosidad, pero, estudio, estudio, para combatir el estoicismo del ateísmo imperante en este milenio… Cristo murió por nosotros, pero tú, ¡tú!, creo que actúas mal. ¡Eres un gigoló!, lustra zapatos por las calles y entrégate al amor. Sólo yo. ¿Qué haces con Mariela?, ¡ven a vivir conmigo! Ah, verdad, no puedes, ¿tienes pasaporte?, ¡oh!, Dios, no tienes, ¿cómo entraste a Francia?, ¡escondido!, escondido con Mollendo, con los Nevado, que son enemigos de Chile. ¿Estuviste escondido en una Iglesia durante un año en Madrid? ¿Y qué comieron? ¿Tienes que contármelo todo? Ya hablaste de caridad de los curas; ¿y Mariela es tu novia? ¿Qué edad tiene ella? ¿Dieciséis? ¿Qué es Vitacura? Me has contado que Mariela es millonaria. Que le llamaban Condesa. ¿Hay Condes en tu país? ¿Dónde queda Chile? ¿Eres americano? ¡Dime por favor!, ¿me amas?, o ¿sólo soy una "puta" para ti…? Estoy llorando, estoy llorando…
… No hay mayor dolor que recordar los tiempos felices desde la miseria.
Esta es una frase de Dante muy célebre. Terminaré esta carta con un grito: ¡Cásate conmigo por el civil!, pero basta de gigoló, yo te consigo un trabajo de barrendero en la Sorbona. ¿Quieres?
Tuya. Dariell enamorada de Francisco"".
(Tuve que conseguirme un trabajo de lustrabotas. Carolus se sorprendió.
—…¿No quieres más el dinero?
—¿Me amas? —te acuerdas Carolus.
—Tengo que trabajar —dije—, Mariela sospecha y tú, ¡mira! —te besé intensamente en el lóbulo izquierdo—, tú eres intocable para mí. Esperaré que cumplas dieciocho y te…
—…No, no hables, tengo prometido, házmelo ahora, házmelo ahora.
Fuimos felices pero, en el Infierno, no. Te amo Carolus… ¿Por qué se habrá quitado la vida Dariell?
—Yo ignoraba vuestra relación. Mi marido me violó, ya te dije, fui anorgásmica toda mi vida y…). Los recuerdos se acaban…
—Duchémonos —dijo Carolus—, estoy sintiendo mal olor.
—Es que te estoy contando sobre las cartas que me envió Dariell.
—¿Qué hiciste con las cartas?
—No quiero decirte por favor.
—Dime. ¿Pueden clavarnos de nuevo?
—¿No recuerdas?
Las atesoré —mentí.
…Creo que no, creo que las cartas (no recuerdo, qué extraño)…
Un ángel nos visita.
—¿Por qué mientes, Francisco?, te daremos tres millones de años. ¡Dúchate!, que apestas a pecado… ¡Tápate los ojos, tú!
—No, no, no me dejen solo… ¿quemadas y en el Sena…? Sí, Carolus, sí, tuve mujeres. ¡Tú!, Mariela, Dariell y Betsabé pero ella me violó. No recuerdo mucho. No recuerdo.
Un palo en la cabeza me torció el cuello. Quedé desmayado.
—Báñate, no te quites la toga. ¡Báñate nada más! Queremos mostrarte el Pudridero… ¿Por qué te casaste si estabas enamorada de este depravado?
—Me violaron. Tuve que hacerlo. Era un…
—¿Un qué?
—Un asesino…
—¿Te intimidó?
—Con una cuchilla.
—¡Mira!, allí está el Pudridero…
—¿Quiénes son?
—Chilenos.
—¿Se los están comiendo los gusanos?
—Sí.
El ángel se esfumó. Tuve pánico por "David".
…
LUSTRANDO ZAPATOS POR FRANCIA
Mariela Suspicaz. Encuentra Cocaína y Anfetaminas en el Baño. Acusa a Mollendo
—ME TENGO que marchar por un tiempo.
Necesitaba oxígeno.
—¿Qué?
—Me marcho de París por un mes.
Escapaba con Dariell al campo.
—¿Qué?
—Mariela, no tengas miedo, necesito aire y respirar pureza, lustraré zapatos en los contornos. Tú quédate y…
—Bueno, un mes. Habla con Mollendo.
—¿Está?, no, no está.
—Cuídate, me marcho —Dariell me esperaba en la estación de tren.
—Voy a "mochilear" por Francia. Tú dedícate a lo tuyo. ¿Serás fiel?
Mariela dudó.
—¿Qué haces?, ¿me abandonas?
—No, no, ¡me marcho!, me…
Corrí con mi lustrín.
—¡Francisco!, ¡Francisco!, ¿qué haces? —escuché la voz desesperada de Mariela.
La Condesa buscó en la cocina, busco en el baño y, ¡oh!, sorpresa, había "cocaína" y "anfetaminas". Aspiró y enloqueció. No pudo dormir durante tres días. Habló con Mollendo:
—¡Tú eres culpable!, tú.
Mollendo no se defendió.
—No nos eches, Mariela, es…
—¿Quién?
Los Nevados gozaban de sus bicicletas en dirección de la zona roja.
—¿Y los degenerados?
—Trabajando.
—Te vas de la casa.
—No, Mariela, no. Me moriré de hambre, tengo más de…
Mariela conversó con Mollendo, pero Mollendo se mantuvo en silencio.
—¿De quién es la droga?
—De Francisco.
—¿Qué?
Mariela era tímida pero perspicaz. Francisco, ¿drogándose?, ¡oh!, la virtud del amor en aras de ¿la cocaína y de las anfetaminas?, ¿dónde las habrá conseguido?, trabaja mucho, eso… Mi Francisco, tendré que internarlo en una clínica, pero, no podemos, no tenemos pasaportes, ingresamos a España ilegalmente, estuvimos encerrados durante un año en un Iglesia en Madrid: la claustrofobia, la fetidez, qué espanto recordar. Una Iglesia para rezar pero, esta Iglesia era Satánica. Yo escuchaba pasos, "los "sudacas"", por allí andarán", estas cosas escuchábamos en Madrid.
Era terrible sentirse apestada: Ya no soporté; Y, al revés, tuve "sexo". No me importó, nos escondimos de Mollendo y de los Nevado: "Sexo" exquisito con olor a "culito", ¡oh, qué espanto, las cosas que digo, no puedo olvidar, desde la llegada a París, ¿por qué digo yo?, desde la llegada, Francisco abandonó los besos: ¿Se habrá enamorada de otra?, tengo que preguntar, yo no tengo amigos, hablo francés y también inglés; ¡tengo que saber!, ¿qué piensas tú, Mollendo, le diré? Francisco tendrá ¿mujer?
…En la Iglesia, los golpes de los demonios, en la iglesia durante un año:
—¡Resucitó Franco!, resucitó… —grito al culminar el acto mi adorado "David".
…Estoy en la estación de tren, una carpa y dos sacos de dormir y dos mochilas, nuevas, y Dariell, trigueña, ojos almendrados y como el cielo azul, perfecta, me enamoro, allí estaba, te lo juro, Carolus, no lo pude soportar, la besé intensamente, "la policía, ten cuidado", me dijo, "nada me importa, nada". Nos marchamos. Yo lustré zapatos en el tren durante una semana. Juntamos mucho dinero. Nos bajamos por allí, y, en medio del campo, armé la carpa, todo era perfecto, el clima, creo que, pero no recuerdo, llevábamos tres mes, creo, ¡lo juro, ángel!, no me golpee, sólo tres meses o ¿más?
No hubo "sexo" durante nuestra estadía, no quise, la "droga", no la pude consumir y, sin droga, la impotencia.
—¿Qué te sucede? —murmuró Dariell, enfadada. Tuve que mentir.
—Es que, estoy enamorado.
Caminé por allí, el campito era bellísimo. Había jóvenes drogándose. Compré marihuana, ¡mucha! y fumé. Besé a una parisina y a tres alemanas y…
No quiero contar, no.
Se desnudaron y…
—…Te lo prometo, Carolus, no fue mi culpa, había un río y en el río, jugueteamos a…
Volví.
Tenía una píldora y vino.
—Toma —le dije a Dariell.
—¿Vino?, qué rico, ¿dónde andabas?
…Fornicando…
Dariell enloqueció, y, en furor místico, contemplando las estrellas, al parecer, fue mía pero, ¡lo juro!, no recuerdo nada.
Dariell tuvo miedo de quedar embarazada.
—¿Qué has hecho?
Había un charco de sangre tremendo.
—No, nada… ¿Qué tienes, Dariell?, ¿te duele algo?
Dariell se palpó las entrepiernas.
—Me duele el "culito". ¿Y la sangre?
Descubrí el motivo. Se me había roto el "prepucio". Demasiado "sexo" entre europeas.
—¿Te duele?
—Sí, me duele mucho.
—¿Qué sucedió?
—El vino —mentí.
—Marchémonos. Por aquí hay un río.
—No, no, los ríos me dan miedo —mentí.
—Yo sé nadar —murmuró, ella tan dichosa de amar.
Fuimos al río: mis amantes ya se habían marchado. ¡Oh!, qué felicidad.
—Tendremos que consultar con un médico. ¿Me violaste?
—No sé, te lo prometo —no mentí, ángel, no.
Fuimos a un poblado y consultamos a un médico. Cirugía total.
Tomamos un tren y nos dedicamos a lustras zapatos. Ella cantaba en francés y yo pedía limosna. Recorrimos Francia durante un mes.
Mucho dinero recaudado. Me dolía todo… ¡Ángel!, no me mates…
Acampamos. Tuvimos que comprar sacos de dormir nuevos.
Pagamos al médico.
—¿Quiero hablar a solas con el muchacho?
—Es que no sabe francés.
—¿Qué idioma habla?
—Castellano.
—Ah, yo sé castellano. Me agrada Julio Cortázar y sus cuentos de ficción. También "Rayuela".
El médico me encaró:
—Esto es producto de una orgía.
—No recuerdo nada.
—Yo soy doctor, confiesa. Ella tiene ¿quince años? Te pueden llevar a la cárcel. ¿De qué país eres?
—De Chile.
—Bien. No te drogues más y ten cuidado. La "niña" está embarazada al parecer. Llámala. Tendré que verificar.
—No, no lo haga, es virgen.
—¿Qué te sucedió entonces?
—Unas alemanas y… no le miento, ignoro lo que sucedió. Pero ella es virgen.
—¿Es tu novia?
—Sí.
—¿Tienes más novias?
—Una chilena y Carolus.
—¿Cómo se llama ella?
—Dariell.
—Tengo que revisarla —murmuró enfático, el médico.
—No, no, la penetré "analmente".
—¿Estaban drogados?
—Sí, la drogué. Es que, estoy enamorado pero, ella, ella me ama y yo, yo, tengo que escapar de Francia.
—Neruda actuaba de la misma forma. Ustedes los latinos son…
El médico calló.
—¿Somos irresponsables?
—Sí, muy irresponsables.
—¿Tienes esquizofrenia?
—Sí. En Medellín, me golpearon los…
—¿En Medellín?, ¿de dónde eres?
—No, de Chile, pero llevo cinco años vagabundeando. Lustro zapatos. Tengo una novia chilena y dos novias francesas.
—¿Qué droga usas?
—Cocaína y anfetaminas.
El médico era un ángel.
—¡Ven!, abrázame, yo te curaré.
Me desmayé.
Reconocí al ángel camionero, ¡le reconocí!, ¿Usted es, ángel?, ¿no?, un médico ángel camionero. Sí, yo le reconocí. Pero, ¿qué motivos tiene un ángel para bendecir? ¡Un ángel camionero! Me sanó, ya no tuve dolor en mi…
No quiero hablar, no quiero hablar.
—El médico te quiere auscultar —dije a Dariell.
—¿A mí?, no, no, yo soy virgen.
—¡Es un ángel! —grité.
Dariell me miró extrañada.
Aceptó.
—Desnúdese. Usted es menor de edad. ¿Quince años? Tenga cuidado. Que su novio corre riesgo de cárcel. ¿Qué sucedió?
—Lo ignoro.
—Tengo una enfermera. Pero, está en su día libre. Sólo quiero mirar sus genitales. Si no es virgen, ¿Francisco?, ¿no?, le llevaré preso por drogarle y por violación.
—Es que nos casamos.
—Ah, son casados.
—Sí. Ante la mirada de Dios.
El camionero ángel se contuvo.
—Las "bragas" por favor.
—No tengo nada, ve.
—Tiene el "himen". Qué bien. Disculpe las molestias. ¿Es drogadicta?
—Soy estudiante.
—¿De preparatoria?
—No, de la Sorbona. Estudio filosofía.
El ángel mecánico doctor ¡hijo de puta!, murmuró:
—¿Quince años y estudiando en la Sorbona?, muy bien. ¿Se siente violada?
—No, de ningún modo. Me siento intranquila por mi "marido".
—¿Tiene el consentimiento de sus padres?
—No, ellos no saben nada.
—Tendré que denunciar a ese tal "degenerado".
De un solo golpe en los testículos, Dariell desmotivó al ángel de la Guarda. Lo pateó en la cabeza hasta que, del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo. Escapamos.
—¡Vamos!, ¡vamos!, hay que escapar.
—…¿Usted es un ángel?, ¿Dariell mató?
—¿Dariell?, el que está sentenciado eres tú.
—¿Mató?
—No, no mató. Pero, el ángel agonizó durante un mes. ¡Amnesia total!
—¡Pobre Dariell!, me escribió una carta, recuerdo fragmentos.
Llegamos a París, nos escondimos en su habitación. Carolus no se percató. Me dolía intensamente "aquello" que no quiero nombrar. Dariell se desnudó; Y, besándome, se integró a mí. Se duchó durante una hora. Había escrito otra carta. No pude leerla, estaba en francés.
Tuve deseos de amar pero no pude.
Hable con Mollendo y me ayudó. Mariela discutió conmigo.
—¿Por qué te duele tu "pene"?, ¿dónde estuviste?, ¿en la zona roja?
—¡Mariela, no, no!
Inventé una historia. Entregué el dinero.
—¿Y la droga?
—La consumo, la consumo, para trabajar más.
—Te tengo que llevar a un centro de rehabilitación.
—No puedo, nos van a deportar de la peor manera, somos "ilegales". Me buscan por "violación".
—¿Qué?, desgraciado.
—Me voy a esconder por un tiempo, no he violado a nadie —mentí—, intentaron asaltarme y me golpearon. Dos ebrias, creo que croatas, pero… yo no sé…
—Quédate aquí.
—No, no, es peligroso.
—Ya regresaré.
—¿Cuánto?
—Un año.
Mariela se trapicó.
Natalia Ruiz de Avemaría era típicamente chilena de clase acomodada, de Vitacura, de padres millonarios, Natalia era danzarina en París, Natalia me amaba pero, yo estaba complicadísimo con mi vida, no soportaba el desamor, ¡las cartas en francés!, pero si yo no entendía francés. Mariela suspiró, su "hombre" habría de marchar ¿en brazos de la cárcel? O ¿de otra mujer? Mariela cuestionó durante horas hasta el límite de la exasperación. Me mantuve en silencio, Mollendo también, los Nevado intervinieron:
—Chileno, qué te vaya bien. ¿Y la dirección? —ellos conocían la dirección, te lo juro, Carolus, pero…
—No puedo, es demasiado para mí. Hay que sacar pasaporte.
—Hazte peruano —dijo Mollendo.
—Sí, eso haré.
—¡Bésame!, pero con suavidad.
Mariela lloró, Mariela era de unos almendrados ojazos que, en desmedro, me confundían, Mariela no sintió mi aliento, Mariela perdió la noción de la realidad.
—Quiero casarme, quiero casarme, hazme tuya, Francisco.
—Cuando vuelva, Mariela, cuando…
Hui. Hui. No pude soportar. Mollendo me retuvo.
—Necesitamos dinero.
—Todos los domingos en la Iglesia de la Madelaine. Pero, tú. Mollendo, nadie más. Yo mandaré a cierta persona. Qué Mariela no sepa… ¿Está desmayada?
—No, no, está gritando como loca.
—Ten cuidado, Mollendo, que te mato si la tocas.
Mollendo tuvo miedo.
—¡Toma!, desgraciado.
Las narices de Mollendo estallaron. Los Nevado, palidecieron.
—Peruanos infelices.
—Vuelvo mañana. Voy al médico, eso es todo.
Mariela lloraba desconsolada.
—Estaré un año escondido, pero dormiré contigo todas las noches.
Mariela escuchó tranquila.
—Voy al médico. Dame una semana y…
—Bueno, una semana, no es tanto.
—¿Tengo que marchar?, pero, volveré de madrugada.
—¿Cómo?, si el dinero lo tengo guardado.
—Tengo bicicleta… Escúchame, Mariela. No estamos en América. Yo corro riesgo, no quiero contarte nada, después, después…
—¿Cuando?
—Pronto. Confía.
—¿Vendrás en bicicleta?
—Sí.
Márchate entonces, pero, no consumas cocaína ni anfetaminas.
—Si yo no la consumo, es…
Mariela me miró derrotada.
—Es que, me la obsequiaron. Ten cuidado con Mollendo. Qué se marche.
—No, no, me ayuda.
—¡Toma!
—¿Una cuchilla?
—Enciérrate. Llegaré tarde, pero llegaré… Yo, yo, yo estaré escondido de día y de noche te amaré, pero tienes que comprender, ¡mira!
—Oh, qué espanto, ¡cómo tienes tu "sexo"!, pobrecito… ¡Ve al médico y cuídate…! ¿Regresarás esta noche…?
—Sí, sí —dije.
No tenía droga. Tenía que dormir.
…La carta de Dariell está escrita en francés. Mientras se duchaba la recitó, de memoria se la sabía. Un año estuve gozando entre sus brazos, un año de amores prohibidos; al fin y al cabo, le gustó.
—…Amor, ¿entiendes mi letra?
—Hablas en francés, no entiendo nada, tengo que marchar, Mariela me espera, tengo que… ir al médico… conozco uno, que…
(…que vende droga…)
¿Me prestas tu bicicleta?
—No, no, te compro una.
—¿Cuándo?
—Mañana, mañana —murmuró Dariell en la ducha.
Su voz era tenue:
"La voraz anomalía de mi ser, la sensación de mi mente, ya no hay "genitalidad", estoy esperando por ti, quiero casarme por el civil y tal vez, también con arroz. ¿Me amas?
Yo enloquecí de amor al contemplar tu cuerpo de "David".
Eres velludo… En fin… me haces tremendamente feliz… Quiero darte hijos, quiero amar, pero tengo quince años. Mis padres pueden enviarte a la cárcel; Y, en la cárcel, te pueden violar. Eres un "David"; abandona a Carolus y a esa "perra" de Mariela; la tal Condesa de Vitacura.
¿Me amas?
Yo quiero rasgarme las venas por ti.
Estoy loca, estoy loca…"
La carta continuó durante diez minutos:
"Yo sabré darte todo, pero, tengo miedo de morir al parir con quince. Soy muy joven.
¡Francisco!, por favor, no me abandones…
¿Qué sucedió en el riachuelo?
¿Me violaste…?
¡Me gustó!, ¡me gustó!
Pero, yo estudié en Colegio Católico: la "sodomía" es pecado. ¿Qué me sucede?, estoy perdiendo el control de mi vida… ¡Mi "David!, ¡mi "David!"
¡Ámame!, pero no me violes.
Dariell enamorada".
—…Wgyáüóp[117]zápó[118]hópíw[119]
…Yo estaba completamente loco. Esto que te cuento, viejo, no es para que comprensas que un esquizofrénico podría vivir en castidad. Tuve experiencias pero contemplar El "David" fue…
—En población La Victoria no nos interesa —interrumpió el viejo—, en población La Victoria estamos aterrados con la delincuencia. Tú llevas siete días en mi casa y ¿te "comiste" a mi nieta de tan sólo trece años?
Efectivamente. Pero a mi modo.
—¿Siete días llevo? ¿Y qué hago aquí?
—Lo ignoro. ¿Está embarazada?
—No, no, es que, es dulce. Me quiero casar con ella.
—Es "prostituta".
—¡Qué!
—Ella se enamoró de ti. ¡Márchate, Francisco!, es "prostituta" de los "pacos".
—Estamos en democracia.
—Es "prostituta", es "prostituta".
— ¡Échala de la casa!
—Estoy muy viejo —su voz era cansada.
— ¿No podré volver entonces?
—No.
Me marché caminando.
"Condesa", la estéril, un capitán la esterilizó, ojos amarillos, "senos" pequeños, delgada, morena, virginal espiritualmente, mantiene a su abuelo de noventa años. Come poco, trabaja mucho, no duerme. Cobra quinientos pesos. Un "italiano" cuesta setecientos".
"Condesa", de rasgos andinos, tocaba la guitarra, "Gracias a la Vida" de Violeta Parra. Me enamoré perdidamente.
El viejo me echó. Por mi bien.
Recordé a Dariell. El nonagenario también había conocido Europa; pero, Hungría. Izquierdista a morir. Exiliado político. Raúl Quezada habló con su nieta. Le mintió.
—Tiene que marchar, es… un vagabundo. Pero, volverá.
Quenita Almendra Ruiz lloró.
—Tengo que trabajar abuelo, ¡tengo! Me violan a veces, abuelo, no pagan, ya no quiero ser "puta". Me operaron. Quiero estudiar.
—Tengo dinero para ti.
—¿Cuánto?
—Es que, no sabes leer.
—Sí, sé, aprendí.
—¿Sabes?
—Sí. Llama a Francisco. Quiero escribirle una carta. ¡Llámalo por favor!
—No, no, ya se marchó. Moriré pronto. Toma, vamos al banco. Cómprate una casa y estudia.
—No puedo, me tienen amenazada de muerte.
—¿Quiénes?
—Los carabineros y un juez. Quiero estudiar danza.
—Tengo dinero, no te preocupes.
—¿Cuánto, abuelo?, ¿cuánto?
—Dime los nombres y…
Pensé en Dariell y en sus cartas.
—Capitán Cerda. Le agrada Nicanor Parra. Le canto. No paga abuelo. Me viola todos los sábados. ¡Me viola! Y yo tengo tan sólo trece años.
—¿Eres estéril?
—Sí. Me llevaron a Buenos Aires y…
—No me cuentes, por favor, yo le enviaré la carta a…
—No, no llámalo…
—Es que, se marchó —soy Mollendo, el dios Inca.
…Quiero comer sandías, se me hincan las venas, me enamoré de la "Condesa", ¿qué nombre tendrá?, me enamoré, pero tiene trece años, quiero sandía, ya, ya, ¡ángeles!, "¿usted es el camionero?, deme sandías, que enloquezco".
—Yo escribiré la carta, no te preocupes. ¿Cerda?
—Sí, abuelo, el me viola. No puedo ni practicar danza. No quiero contarte, abuelo, es…
—Es…
El abuelo lloró.
—Tranquila, no salgas de casa. Esto es "guerra". No te "prostituyas" más. Serás danzarina, yo te pagaré los estudios. Ya no quiero que te llamen "Condesa". Yo pensaba que eras "puta" por "degenerada". Yo luché. Yo viví en Hungría. Soy izquierdista. Ya no quiero nazis en mi país. Mañana mismo todo se soluciona. Yo te llevaré a un centro de rehabilitación. Nos marchamos del país.
—¿Cuándo?
—Mañana. A Cuba…
"Soy Quenita Almendra Ruiz, tu ex novia. Disculpa, Pancho, pero, estoy refugiada. Jamás vuelvas a población La Victoria, los "narcos" amigos de mi abuelo han matado a unos "pacos" que…
…Me violaron desde los diez años. Hay muchos muertos. Recuerda que te amé. Estoy refugiada. Estoy en Cuba. Estoy aprendiendo francés…
Yo te amo, Pancho, me agradó…
Callo, porque esta carta la escribe mi abuelo.
Estoy aprendiendo a danzar. Aquí hay pobreza pero, mi abuelo, mi abuelo te quiere invitar a Cuba. ¿Por qué no te vienes a vivir con nosotros? Te quieren matar los "pacos". Ten cuidado. Hay demasiados delincuentes en Santiago. Ven a Cuba; de lo contrario, morirás… La matanza… la matanza…
Quiero hablarte de amor pero…
¡Tuya!, ¡tuya!"
La "Condesa" me advirtió… "¿qué piensas, Carolus?", "¿Cuba?", sí, "Cuba".
…La "Condesa" era tan tibia de corazón, ella era abnegada y bellísima, cándida, pero, ¿golfa?, qué terrible.
No puedo viajar a Cuba, me buscan los traficantes, ¿qué habrá sucedido? La población La Victoria que fue fundada el 30 de octubre de 1957, fecha cuando cerca de 1.200 familias provenientes del llamado "Cordón de la Miseria" del Zanjón de la Aguada se tomaron los terrenos de la chacra La Feria, constituyéndose en la primera toma organizada por terrenos de Chile y América Latina. Los mismos futuros pobladores lotearon los terrenos, definieron los espacios públicos y los construyeron; conformaron comités de vigilancia, encargados de controlar la delincuencia y dar seguridad a la población; e incluso crearon un periódico interno, La Voz de La Victoria. Las calles de la población fueron bautizadas con nombres de personas o hechos relacionados con las problemáticas sociales, como "Carlos Marx", "Cardenal Caro" (en honor al Cardenal que intercedió frente al entonces Presidente de la República, Carlos Ibáñez del Campo, para evitar el desalojo de la naciente toma…
La "Condesa" se fugó a Cuba pero, yo tengo que llegar a mi castillo en avenida Dorsal.
¡Puta!, qué horror. Con tan sólo trece años.
El viejo me contó historias terribles: secuestros, asesinatos durante la dictadura militar.
¡Hungría!
Intenté concentrarme, me había enamorado de otra "Condesa". Fui a casa de Mariela. Pero los padres me ofendieron:
—¡Loco esquizofrénico! —me gritaron.
Me sentí humillado.
¿Qué edad tengo?, cuarenta y cinco. "Carolus, ahora recuerdo, fui asesinado a…"
Un ángel se apiada.
— ¡Venid ambos!
Carolus se visitó con túnica.
— ¿Puedo bañarme?, es que, me siento mal.
—Hacedlo, os esperamos…
El bienestar era de pureza: Carolus me contempló… Es un "David…" El ángel sintió vergüenza. Me quité la toga, la calma vino a mi espíritu. Como un niño me sentí. La llanura del Amazonas me conmovió, sé que pequé, ahora lo comprendo pero, fue agradable pecar. Los ángeles pueden (si quieren) leer tus pensamiento. ¿Qué habrá sucedido en el Amazonas? Después bogando por el Caribe durante tres años. Amarraron a Mariela a un mástil (creo que no lo conté) y a otro mástil a mí. Nos habían sorprendido besándonos los cuerpos. Un año de este modo. No podíamos increpar. Eran ángeles piratas. Nos advirtieron:
—Nada de "sexo".
Yo había estudiado a Dostoievski (Moscú, 11 de noviembre de 1821 – San Petersburgo, 9 de febrero de 1881) es uno de los principales escritores de la Rusia Zarista, cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX…
En el pedagógico, el abandono era como una novela suya: Amarga, sincera, cruel, espantosa, sus libros me habían impactado, su vida me había calcinado, yo contemplaba a Mariela y Mariela aullaba:
— ¡No creo en Dios…!
Golpeaban a Mariela con dureza. Yo permanecí mudo.
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