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Apadrinemos a un niño del… “Primer Mundo” (Otra forma de mirar la pobreza) (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Sin embargo, funcionarios de protección del niño de Texas -uno de los estados con más casos de muerte por malos tratos- dicen que es difícil trabajar en esos casos, especialmente cuando los padres o tutores de un niño ocultan lo que realmente está pasando.

Espiral de violencia

Mientras que el abuso infantil arruina la vida de las familias de las víctimas, sus efectos devastadores se sienten mucho más allá del círculo de sus familiares y amigos.

Los niños maltratados son 74 veces más propensos a cometer crímenes contra otras personas y seis veces más probabilidades de maltratar a sus propios hijos, de acuerdo con la Asociación para la Protección de los Niños de Texas.

Por esta razón, los expertos creen que debe ser una preocupación del gobierno y la sociedad asegurar que los niños están protegidos contra el abuso.

Todos los ciudadanos, dicen, tiene la responsabilidad de ayudar a romper esta espiral de violencia.

El pediatra Matt Cox, del Hospital Infantil de Dallas, se especializa en maltrato y abuso infantil. Explica que cada vez ve más casos de violencia, y que el diagnóstico muchas veces es difícil.

"La mayoría de los niños que sufren abusos no muestran los signos típicos que uno se imaginaría sino que las heridas son internas, y no se manifiestan en lo exterior. Por eso los médicos tienen que estar muy pendientes", explica.

edu.red

¿Cómo detenerlo?

Washington los políticos están empezando a reconocer lo que algunos describen como una "crisis nacional".

Una audiencia en el Congreso en julio reunió a los expertos en el campo que debatieron sobre qué se puede hacer para prevenir las muertes por abuso de menores. Se está creando una comisión nacional para coordinar una respuesta común para todo el país.

Muchos creen que sería clave que en el futuro los nuevos padres reciban visitas de profesionales de la salud calificados que los preparen para afrontar las dificultades de la vida familiar.

¿Por qué en los EEUU?

¿Por qué el problema de la violencia contra los niños es mucho más agudo en EEUU que en cualquier otro país del mundo industrializado?, se pregunta a Michael Petit, presidente de la organización gubernamental estadounidense de defensa de los derechos niños Every Child Matters.

En los últimos 10 años, se cree más de 20.000 niños estadounidenses fueron muertos en sus propias casas por miembros de la familia. Eso es casi cuatro veces el número de soldados de EEUU muertos en Irak y Afganistán.

El índice de mortalidad por maltrato infantil en EEUU es triplica al de Canadá y es 11 veces mayor que la de Italia. Se estima que millones de niños son abusados y abandonados cada año. ¿Por qué?

Espiral

Parte de la respuesta es que el embarazo adolescente, el abandono de la escuela secundaria, los delitos violentos, el encarcelamiento y la pobreza -todos factores asociados con el abuso y la negligencia- son generalmente mucho más altos en EEUU.

Además, otras naciones ricas tienen políticas sociales que proporcionan cuidado para los niños, un seguro de salud universal, educación preescolar, bajas maternales y paternales y enfermeras a domicilio para casi todos los que lo necesiten.

En EEUU, cuando los niños nacen en familias jóvenes que no están preparadas para recibirlos, las redes de seguridad social locales pueden ser muy deficientes, o no existir. Como resultado, son incapaces de compensar el estrés que el niño debe soportar en el hogar.

En las situaciones más graves, el caso termina con la muerte del niño. Alrededor del 75% de estos niños son menores de cuatro años, mientras que casi la mitad tienen menos de uno.

La geografía influye mucho en la determinación del bienestar de los niños. Tomemos el ejemplo de Texas y Vermont.

Texas se enorgullece de ser un estado de impuestos bajos y servicios bajos (en inglés, "low tax, low service"). Su ingreso per cápita lo sitúa en el centro de los estados, mientras que su carga fiscal total -su disposición a pagar impuestos- está cerca de la base.

Vermont, en cambio, está en el otro extremo. Tiene impuestos altos, y altos servicios.

Combinación de riesgos

Al analizar los indicadores claves de bienestar, los niños de Texas son dos veces más propensos a abandonar la escuela secundaria que los de Vermont. Tienen cuatro veces más probabilidades de no tener seguro, cuatro veces más probabilidades de ser encarcelados y casi el doble de probabilidades de morir a causa de maltrato y negligencia.

En Texas, otros elementos se suman a la mezcla de riesgos que enfrenta un niño. Estos incluyen una tasa de pobreza más alta en Texas, una mayor proporción de niños pertenecientes a minorías, menores niveles de logro educativo y una cultura política que tiene una visión más estrecha sobre el rol del gobierno en cuestiones sociales.

Es probable que Texas, al igual que muchos otros estados tradicionalmente conservadores, tenga una respuesta más débil a las familias que necesitan ayuda en primer lugar, y que sea menos eficiente en proteger de los niños después de que el maltrato se produce.

Las marcadas diferencias entre los estados plantea la cuestión de un papel del gobierno federal más amplia.

¿Son los niños ante todo niños de Texas? ¿O son antes que nada niños estadounidenses con igualdad de oportunidades e igual protección?

¿Culpar a los padres?

Para empezar, el Congreso debe aprobar una legislación que cree una comisión nacional para erradicar las muertes por maltrato y negligencia.

Y los programas para niños no deben estar en discusión, ya sea en el plano federal o estatal. Los niños no hicieron trizas la economía de EEUU. Es a la vez económicamente miope y moralmente incorrecto hacerles pagar el precio de arreglarla.

Pero mientras la economía estadounidense intenta salir a flote, la pobreza infantil se eleva y los estados recortan miles de millones en servicios para los niños, estamos presionando la débil red de seguridad de Estados Unidos.

Inevitablemente, esto significa que más niños podrían morir. La respuesta fácil es culpar a los padres y a los trabajadores de protección infantil. Sin embargo, las respuestas fáciles no resuelven los problemas complejos.

Y con millones de niños heridos y muertos miles de personas, este es un problema en verdad grande, y merece una gran respuesta.

Michael Petit es presidente de Every Child Matters. Se desempeñó como delegado de la Liga de Bienestar Infantil de EEUU.

"Desesperadas por la crisis, muchas familias han optado por dejar atrás lo más preciado que tienen: sus hijos"… Los griegos que abandonan a sus hijos por la crisis (BBCMundo – 14/1/12)

Una mañana, pocos días antes de Navidad, una maestra en Atenas encontró una nota junto a una de sus alumnas de cuatro años.

"Hoy no vendré a buscar a Ana porque ya no puedo mantenerla", decía el mensaje. "Por favor, hazte cargo de ella. Lo siento. Su madre".

En los últimos dos meses, el Padre Antonios, un cura joven ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin recursos, encontró cuatro niños abandonados a las puertas de su institución. Uno de ellos era un bebé de apenas pocos días.

Otra organización de caridad recibió la visita de una pareja, cuyos gemelos fueron internados en un hospital por malnutrición. La madre sufría desnutrición y por ende no estaba en condiciones de amamantarlos.

Cambios

Casos como estos han causado conmoción en un país donde los lazos familiares son importantes y donde no poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable.

Muchos griegos no pueden creer que estas historias "del tercer mundo" estén ocurriendo en su propio país.

Uno de los menores a cargo del Padre Antonios es Natasha, una niña de dos años que su madre trajo al centro hace dos semanas.

La mujer estaba desempleada, no tenía donde vivir y necesitaba ayuda. Pero antes de que el personal la pudiese ayudar desapareció, abandonando a su hija.

"Durante el último año hemos visto cientos de casos de padres que quieren dejarnos a sus hijos, ellos saben que pueden confiar en nosotros", dice el Padre Antonios.

"Dicen que no tienen dinero, hogar o comida para sus hijos, por eso esperan que nosotros podamos brindarles lo que necesitan".

Antes de la crisis también se registraban pedidos similares, pero el Padre Antonios nunca fue testigo de lo que está sucediendo ahora: padres que sencillamente abandonan a sus hijos.

Separación temporal

Daño emocional

Los padres que no pueden mantener a sus hijos sienten ira y desesperación. Sienten vergüenza y son estigmatizados por la sociedad.

Los niños absorben las emociones de sus padres, por eso el niño hará suyos estos sentimientos de sus padres, especialmente la culpa.

Por lo general se sienten culpables.

Los niños que ingresan a un centro pueden tener dificultad en crear lazos con quienes los cuidan porque temen que esto sea una forma de traicionar a sus padres, y esto puede implicar que ya no los vengan a buscar.

Cuando crezcan, es probable que tengan problemas de confianza y esto se manifieste en dificultades en sus relaciones.

Una mujer a la que la pobreza obligó a separarse de su niña es María, una madre soltera que perdió su trabajo y estuvo desempleada durante más de un año.

"Lloraba todas las noches, ¿pero qué podía hacer? Me partió el corazón, pero no tenía otra opción", dice.

María se pasaba el día buscando empleo. Muchas veces regresaba ya entrada la noche y eso significaba que su hija de ocho años, Anastasia, pasaba todo el día sola.

Las dos se alimentaban de la comida que les daba la iglesia. María perdió 25 kilos.

Al final, decidió entregar a Anastasia a una organización de caridad.

"Yo puedo aguantar, pero ella no tiene por qué hacerlo", dice.

María ahora trabaja en un café, gana sólo US$ 25 al día. A Anastasia la ve una vez al mes, pero espera llevársela consigo cuando mejore su situación económica.

Stergios Sifnyos, uno de los directores de SOS Children's Villages, la organización de ayuda que recibió a Anastasia, comenta que no está acostumbrado a recibir niños que las familias entregan por motivos económicos.

"La relación entre María y Anastasia es muy fuerte. Uno podría decir que no hay una razón por la que Anastasia deba estar lejos de su madre. Pero es muy difícil para la madre llevársela, cuando no sabe si va a tener trabajo en los próximos días", dice Sifnyos.

Acto de violencia

En el pasado SOS Children's Villages recibía niños porque sus familias no podían cuidarlos por problemas de drogas y alcoholismo. Hoy, el motivo es la pobreza.

Smile of a Child, otra ONG, también solía recibir niños víctimas de abusos y negligencia. Ahora, el foco está puesto en los destituidos de Atenas.

Stefanos Alevizos, psicólogo de la organización, dice que cuando un padre entrega a su hijo, éste siente que se le derrumban todas sus estructuras.

"Viven la separación como un acto de violencia, porque no pueden entender las razones por las que los abandonan", explica el experto.

Pero para Sofia Koui, de Smile of a Child, la tragedia radica en que aquellos padres que entregan a sus niños son, a veces, quienes más quieren a sus hijos.

"Es muy triste ver cómo sufren, pero saben que es lo mejor, al menos en este momento", añade.

El Padre Antonios no coincide con Koui.

"Estas familias serán juzgadas por abandonar a sus hijos", sentencia.

"Nosotros podemos brindarles alimentos y un techo, pero la verdad es que lo que más necesitan los niños es sentir el amor de su padres".

Los nombres de los niños fueron cambiados para proteger sus identidades.

"Un reciente estudio del centro de investigación Pew reveló que el 54% de los latinos entrevistados en Estados Unidos considera que la crisis económica que comenzó en 2007 los afectó más a ellos que a otros grupos poblacionales del país"… Hispanos de EEUU aseguran que les tocó lo peor de la crisis económica (BBCMundo.com – 26/1/12)

Una proporción alta de los 1.220 adultos hispanos encuestados reportaron que algún miembro de su hogar estuvo desempleado el último año (59%); que sus finanzas personales están en una condición "aceptable" o "pobre" (75%) o que no pueden pagar su hipoteca (28% de los latinos que son dueños de una casa).

Los latinos conforman el 16% de la población de Estados Unidos y habitualmente tienen peores indicadores que el resto de estadounidenses cuando se mide el bienestar económico.

"El proyecto de presupuesto para 2013 anunciado este lunes por Barack Obama apunta a que los ricos tributen más, en un claro guiño a la clase media. Esto no puede sorprender ya que es esta franja de la población la que se ha visto más afectada en los últimos años. De hecho, un buen número pasó a engrosar el grupo de 47 millones de estadounidenses que viven bajo la línea de pobreza, según datos oficiales"… Las villas miseria de Estados Unidos, el país más rico del mundo (BBCMundo.com – 14/2/12)

El desempleo en Estados Unidos no llega a los niveles astronómicos de la década de los 30 pero, exceptuando un pico en 1982, no había sido tan alto desde la época de la Depresión. Hoy hay 13 millones de desempleados; es decir, tres millones más que cuando Obama fue elegido.

Una de las caras más duras de estas cifras es que unas 5.000 personas, según estimaciones, han tenido que irse a vivir a tiendas de campaña que se han desparramado por el país. O porque no tienen trabajo, o porque sus ingresos no alcanzan para pagar un techo, estos ciudadanos han tenido que encontrar una solución -por llamarlo de alguna manera- para sí y sus familias.

El campamento más grande está ubicado en Pinella's Hope, en el estado de Florida, una región mucho más conocida por el colorido de Disney World. Está hecho de prolijas hileras de tiendas desplegadas a lo largo y a lo ancho de una parcela de 52.000 metros cuadrados.

Clase media perdida

Una organización católica es la encargada de organizar el campamento y se ha ocupado poner algunos servicios a disposición de los habitantes. Cosas tan cotidianas como máquinas para lavar la ropa, computadoras o teléfonos.

Muchos de los campamentos están organizados y celebran reuniones para dividir los quehaceres diarios y acordar normas de convivencia comunitarias. Para algunos con pocas perspectivas de encontrar pronto un trabajo, las carpas se han convertido en hogares semipermanentes.

Un buen número de ellos son personas que muy recientemente vivían vidas confortables típicas de la clase media. Ahora apoyan sus cabezas en almohadas manchadas por el moho, al igual que las colchas con las que se cubren. "Literalmente refregábamos nuestra cara sobre el moho al irnos a dormir cada noche", explica al programa Panorama de la BBC Alana Gehringer, una de las residentes de otro campamento, situado en el estado de Michigan.

Este otro reducto de los que se han quedado sin un techo está ubicado al costado de la carretera en el límite de del poblado de Ann Arbor. Son alrededor de 30 carpas armadas en medio del bosque.

Las condiciones de vida no son precisamente higiénicas. No hay baños. La electricidad sólo está disponible en la carpa comunitaria donde los residentes se juntan alrededor de una estufa de madera para calentarse cuando llega el invierno.

El hielo se acumula en los techos de las tiendas y la lluvia, habitualmente, se filtra para caer sobre el rostro de quienes viven dentro.

Este campamento está dirigido por los propios residentes, aunque también cuenta con la ayuda de una ONG. Y organizarse no es fácil, ya que cada vez tienen más demanda de gente que quisiera encontrar refugio allí.

No hay lugar

Reciben llamadas del hospital, de la policía local y del refugio de indigentes del pueblo. Todos quieren saber si pueden enviar gente.

"Ayer a la noche, por ejemplo, recibimos una llamada diciendo que había seis personas para las que no había sitio en el refugio de indigentes y esperaban que pudiésemos ubicarlos. Siempre recibimos llamados a las 9 o 10 de la noche", explica Brian Durance, uno de los organizadores del campamento.

La situación que se vive en estos pueblos de Florida y Michigan se reproduce en muchos otros lugares. Estos campamentos se han desparramado por 55 ciudades de Estados Unidos y representan una cruda realidad económica y social del país.

Esta semana, Obama presentó los últimos presupuestos. "Esto no es una lucha de clases. Esto se trata del bienestar de la nación", dijo en su alocución. Desde la oposición lo tildaron de populista por focalizar la presión fiscal sobre los más ricos. Pero él repitió el mismo mensaje que ya había dado en el discurso sobre el estado de la Unión: "queremos que todos tengan una oportunidad justa".

"Es un presupuesto dirigido directamente al corazón de la clase media", explica a BBC Mundo Michael Linden, director de política impositiva y presupuestaria del Centrefor American Progress.

"Se trata de hacer elecciones justas que beneficien no sólo a la gente que le ha ido fantásticamente bien en las últimas décadas, sino también a la clase media", expuso Obama.

Y remató su defensa de los presupuestos con una frase que calza perfecto en esta problemática estadounidense de los que viven en campamentos en las afueras de las ciudades.

Obama mencionó a "aquellos que luchan por entrar en la clase media". En Pinella's Hope, Ann Arbor y otras 55 ciudades de la Unión además de gente que quiere entrar, hay gente que quiere regresar, porque la crisis la ha echado.

"Claudia Méndez se fue de su casa después de que sus compañeros de escuela, cansados de verle el cuerpo lleno de moretones, la alertaran sobre las redes de asistencia social que podían hallarle un hogar sustituto"… Estados Unidos: la crisis de los hogares sustitutos para niños latinos (BBCMundo.com – 16/2/12)

Tenía, según cuenta, un pasado de abusos "físicos y mentales".

"Decidí que era mejor alejarme de mi familia porque había una violencia constante y descontrolada. Nunca tuvimos una relación agradable con mi mamá y sus esposos no fueron buena gente", señala la joven, en diálogo con BBC Mundo.

Hoy tiene 21 años y su camino por los vericuetos del sistema estadounidense de hogares de guarda -como se llama a las familias que reciben a menores para hacerse cargo de su custodia- comenzó a los 16. En San Francisco, donde se instaló su madre biológica cuando llegó de El Salvador, le dieron a elegir entre ingresar a un instituto o mudarse con una familia "postiza": ella eligió lo segundo y se fue sin más ropa que la puesta.

Tuvo que aprender a conocer la ciudad. Cuenta que su madre era muy estricta y casi no la dejaba salir, así que sus amigos le enseñaron cómo tomar el bus o llegar hasta la escuela, dónde hacer las compras o conseguir empleo: tuvo cuatro mientras aún estaba en la secundaria.

"He tenido mis amistades que son como mi familia, pero al mismo tiempo me he tenido que cuidar yo sola ya que las señoras con que viví no eran muy responsables que se diga", dice Méndez.

Su caso ilustra la crisis que golpea al sistema desde adentro: cada vez hay más niños de origen hispano que pasan de sus hogares de sangre a los de terceros bajo el modelo de "cuidado sustituto" (foster care, en inglés).

Más latinos

Las estadísticas indican que hay medio millón de menores en estos hogares de guarda o crianza. Y aunque el número ha descendido en los últimos dos años, la proporción de niños hispanos se ha movido en sentido contrario.

Previsiblemente, en los estados con mayores índices de población migrante el problema es más notorio. A la cabeza está Nuevo México, donde los hispanos son 59% del total de menores con familias de reemplazo, según datos de 2009 del programa nacional Kids Count.

California queda segundo en la lista. Aquí, los latinos son la mitad de unos 58.000 niños asignados a estos hogares y en algunos condados la brecha es aún mayor: en Santa Clarita, por caso, el índice se eleva a 61,4%, según el recuento de la Universidad de California en Berkeley.

Así las cosas, varios legisladores estatales se han propuesto trabajar para reformular el modelo de foster care.

"Hay dos aspectos para atender: primero, tenemos que encontrar cómo proveer mejores servicios para quienes ya están dentro del sistema. Luego, tenemos que delinear estrategias de intervención y educación para reducir el número de niños latinos que ingresa cada año", indicó a BBC Mundo el asambleísta californiano Jim Beall, que lidera el comité especial sobre hogares de crianza.

Barreras culturales

Tal como funciona hoy, los hogares sustitutos se presentan como opción después de probar que un menor está en situación de vulnerabilidad, lo cual se avala -por ejemplo- con denuncias de terceros o reportes de autoridades escolares.

"Se ven desde casos de violencia doméstica, consumo de drogas por parte de los padres o abuso sexual intrafamiliar hasta casos en los que los padres no se pueden ocupar porque tienen tres empleos o no pueden mantenerlos", señaló Beall.

Tras la investigación del caso, los asistentes sociales y los tribunales establecen un "plan de evacuación" para el niño. A diferencia de la adopción, el trámite es acelerado y la custodia puede darse con carácter temporario, en algunos casos sólo por meses.

A la hora de asignar un hogar, los lineamientos del programa indican que se deberá hallar uno que sea compatible con el contexto sociocultural del menor, para hacer menos traumática la experiencia del traspaso.

Pero, en este sentido, los niños latinos no corren con ventaja.

"Las diferencias culturales resultan gravísimas para ellos. Empiezan muchas veces con el mismo sistema de asistencia oficial, donde algunos asistentes no hablan español y evalúan a familias que a su vez no hablan inglés", reveló el parlamentario.

Nueva familia

Sin embargo, las autoridades destacan que el principal problema es la casa de destino: entre quienes postulan para tener menores a cargo -lo que se compensa con un subsidio gubernamental- se cuentan muy pocas familias latinas.

¿El resultado? Quienes salen forzados del núcleo familiar deben insertarse en un contexto que les resulta completamente extraño.

"A mí me pasó que no estaba comiendo las comidas con las que crecí y me sentía deprimida. No quería ir a La Misión (barrio latino de San Francisco) por miedo a encontrarme con mi mamá, así que no comía nada. Y eso me pasó a mí que crecí en Estados Unidos y hablo inglés, no me imagino cómo será para chicos que no hablan", relata Méndez.

Hasta llegar a la mayoría de edad, ella cambió de casa seis veces, alternando entre hogares asignados y casas de amigos donde le daban cobijo por temporadas.

"El sistema está bien, pero falta más investigación sobre si los niños se van a sentir bien o no en una casa determinada", señala la joven, que hoy trabaja dando clases de "habilidades de la vida" a menores hispanos albergados en casas de guarda.

Detrás de las cifras

Ahora, ¿por qué los latinos son cada vez más en el sistema?

Los expertos apuntan a la realidad económica de este grupo étnico, que exhibe indicadores de bienestar peores a los de otros sectores de la sociedad y, según un estudio reciente del Centro Pew, se reconoce como el más afectado por la crisis económica iniciada en 2007.

La pobreza y la falta de empleo estable han llevado a familias a dispersarse y, en ciertos casos, a dar a sus hijos temporariamente en guarda.

"Pero no es la única causa. Muchos de los niños que están en el sistema tienen padres en prisión o han nacido de madres muy jóvenes: estas son problemáticas que se ven en las familias latinas en mayor grado que en otros grupos", indica Beall.

La falta de documentos de residencia legal también su impacto: por un lado, porque impide que muchas familias accedan a programas oficiales de ayuda oficiales que permitirían evitar la entrega de hijos a terceros.

Pero, además están las deportaciones de "sin papeles". Al momento, más de 5.000 niños residen en hogares sustitutos después de que las autoridades federales expulsaran o detuvieran a sus progenitores.

Según un reporte del Centro de Investigación Aplicada (ARC, en inglés), los hijos de inmigrantes deportados son los que probablemente queden dentro del sistema de guarda por periodos más prolongados que el resto de los menores.

"El drama de miles de padres y madres centroamericanos expulsados de EEUU tras ser obligados a separarse de sus niños nacidos en este país y, por tanto, con ciudadanía norteamericana"… Deportadas sin sus hijos (El País – 26/2/12)

Miles de mujeres acorraladas por la miseria y abandonadas por sus parejas han cruzado México y Centroamérica durante el último decenio en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Han arriesgado sus vidas, se han sometido o enfrentado a todo tipo de depredadores (los mareros y sus pandillas, los coyotes que las pasaban de un país al otro por dinero o sexo, los oficiales de inmigración que sacaban su tajada). Después, muchas de ellas han acabado siendo detenidas y repatriadas a la fuerza, tras ser obligadas a dejar en Estados Unidos a sus hijos nacidos en este país porque así lo han decidido los jueces.

Estos miles de mujeres han soportado cuanto había que soportar o escaparon de lo que pudieron escapar para atravesar la frontera y el desierto hasta llenar fábricas y talleres de ciudades del interior de Estados Unidos. Se han convertido así en miembros de una sacrificada legión que alimentaba a sus familias con remesas de dólares extraídos de sus magros salarios.

Pese a que se hicieron invisibles, muchas de estas mujeres cayeron en las redadas de la policía inmigratoria y fueron encarceladas. Algunas, condenadas por delitos federales, cumplieron penas de prisión; otras fueron llevadas a la frontera y terminaron de vuelta en el país del que habían partido, más desposeídas que al comienzo de la travesía.

Al final solo cargaban los traumas y las deudas con los coyotes. Pero eso no era lo peor. La deportación les había sustraído algo más valioso: a sus hijos, nacidos en Estados Unidos y ciudadanos legítimos de ese país. Jueces norteamericanos de varios Estados habían concluido que esas madres latinoamericanas eran malas madres y que los niños estarían mejor con una buena familia norteamericana, se los habían quitado y los habían entregado en adopción.

No eran pocas y, se temía, serían muchas más. Una estimación -"conservadora", según sus autores- del Applied Research Center (ARC), un centro que abogaba por la justicia racial, afirmaba que al menos 5.100 niños vivían en 2011 en hogares sustitutos porque sus padres estaban detenidos o han sido deportados. De acuerdo con sus proyecciones, podría haber otros 15.000 niños en la misma situación en los próximos cinco años. Un estudio nacional conjunto del Urban Institute y el Consejo Nacional de la Raza de 2009 reveló que "por cada dos inmigrantes detenidos, un niño es dejado atrás". Alrededor de cinco millones de niños residentes en Estados Unidos tenían al menos un padre indocumentado, según detalló el Urban Institute.

El poder norteamericano, republicano o demócrata, parecía indiferente a su suerte. Aunque el Gobierno de Barak Obama puso fin a las redadas masivas que se hicieron costumbre durante el mandato de George W. Bush (2000-2008), el número de deportaciones continuaba en aumento. En 2011 hubo un récord de 397.000 inmigrantes deportados y una cifra similar de detenidos. En los primeros seis meses, el Gobierno federal echó a más de 46.000 madres y padres de niños con ciudadanía norteamericana, según el ARC.

Pero no estaban completamente solas. Dos mujeres guatemaltecas, María Luis y Encarnación Bail Romero, se convirtieron en casos emblemáticos, por cuyos derechos peleaba una alianza de activistas y abogados, muy consciente de que estaba en juego la suerte de decenas de miles.

María Luis y Encarnación provenían de distintas regiones del país más peligroso del mundo para las mujeres -695 fueron asesinadas en Guatemala en 2010; otras 646 entre enero y noviembre de 2011- y se asentaron a mil kilómetros de distancia una de otra, en dos Estados igualmente distintos de Estados Unidos. Sus peripecias, sin embargo, resultaron parecidas. Sus historias de penuria, traición, pérdida, lucha y esperanza han sido reconstruidas aquí basándose en los expedientes judiciales de sus casos (que incluyen sus relatos) y a entrevistas con sus abogados, activistas por los derechos de los inmigrantes, académicos, diplomáticos guatemaltecos y otros expertos.

María Luis partió en 1997, embarazada, de Joyabaj, en la región de Quiché, la más devastada por el genocidio contra los indígenas durante la guerra civil guatemalteca (1969-1996). Dejó otros dos hijos al cuidado de su familia y, tras los rigores del viaje clandestino, llegó a Grand Island, en Nebraska, un destino común para otros inmigrantes (en 2010, de 48.520 habitantes, un 26% era de origen latino). Consiguió trabajo en una empresa frigorífica.

En 1998 alumbró a Daniel. Cinco años pasaron. Llegó la noticia de que la madre de María estaba al borde de la muerte en Joyabaj. María dejó a Daniel con un pariente en Nebraska y viajó a Guatemala a ver por última vez a su madre. Regresar a Estados Unidos le llevó un año entero: pagó a un coyote y enfrentó por segunda vez la horrenda travesía por México. Cuando llegó a la frontera con Arizona, estaba embarazada otra vez.

Angélica nació prematura en el desierto de Arizona. Llegó enferma a Grand Island, tres semanas más tarde, en febrero de 2004. Pasó un año entrando y saliendo de hospitales, sin que los médicos dieran con un diagnóstico; luego se sabría que tenía asma. María no entendió ni el diagnóstico ni las instrucciones sobre cómo tratar a Angélica: no sabía leer ni escribir, no hablaba inglés y el español era su segundo idioma después del quiché, un dialecto maya.

En 2005, un vecino la denunció por abuso infantil. Un policía en la puerta es la pesadilla de todo inmigrante irregular. María mintió: dio otro nombre. Pero el policía descubrió la mentira y la arrestó por obstrucción a la justicia. María terminó en prisión. Sus hijos, ciudadanos norteamericanos, quedaron en poder del Departamento de Servicios Humanos y de Salud de Nebraska.

El sistema de justicia familiar de Nebraska le era tan ajeno como el espacio exterior. La corte le asignó un defensor de pobres y ausentes que no hizo mucho. María siguió presa hasta ser deportada a Guatemala en junio de ese mismo año (2005). Como fue deportada, no estuvo presente en las audiencias en las que se trató la situación de sus hijos; y como no estuvo presente, el juez resolvió quitárselos.

"La situación de inmigrante indocumentada es, sin duda, muy riesgosa, y este caso parecería ser un ejemplo", evaluó el juez. Los niños, agregó, nunca habían vivido fuera de Estados Unidos, la cultura guatemalteca les resultaba ajena porque nunca habían estado en Guatemala… Y María no podía darles una buena educación porque ella misma no había pasado de primer grado; además, ya había abandonado a otros dos hijos en Guatemala al emigrar. El juez envió a los niños con una familia que pedía adoptarlos.

María fue deportada y volvió a Joyabaj. De vuelta al comienzo. El juez la dejó hablar con sus hijos por teléfono una vez al mes, pero le negó permiso para conocer el número al que llamarlos. María tenía que esperar que le telefoneara a ella la familia que los tenía en custodia.

En abril de 2009, The New York Times denunció que el Estado estaba quitando sus hijos a María y a otras inmigrantes centroamericanas. Entonces, la suerte de María comenzó a cambiar. Un poderoso bufete de abogados, DLA Piper, se hizo cargo de su caso. El 26 de junio, la Corte Suprema del Estado de Nebraska permitió a María apelar. Era un triunfo inédito, porque hasta entonces el Estado federal impedía a los deportados volver a ser oídos en un tribunal norteamericano aun cuando en sus casos se apreciaran injusticias flagrantes. En julio de 2009, la corte dictaminó que María debía conservar a sus hijos. Poco más de un año pasó hasta que, en agosto pasado, Daniel y Angélica -para entonces, de 12 y 5 años- volvieron con María. Pero en Joyabaj. El Gobierno estadounidense le negó permiso para quedarse y María volvió adonde había empezado, con dos pequeños ciudadanos norteamericanos a su cargo.

Encarnación Bail Romero emigró en 2006 de Guatemala a Carthage (Misuri), donde ya vivían un hermano y una hermana y de donde ella misma había sido deportada un año antes. Consiguió trabajo en una empresa de pollos congelados. Enviaba a su familia en Guatemala, con los que dejó dos hijos pequeños, el dinero que podía. En octubre de 2006 nació en Carthage su tercer hijo, Carlos.

El 22 de mayo de 2007, agentes del servicio migratorio entraron en la empresa y detuvieron a más de cien indocumentados. Encarnación estaba entre ellos, bajo el nombre y el número de Seguridad Social de otra persona. Fue detenida por suplantación de identidad (según un estatuto federal luego derogado por la Corte Suprema) y enviada a un centro de detención en Nuevo México, a 1.300 kilómetros de distancia.

El defensor que le fue asignado no hablaba español y Encarnación no hablaba inglés. Mediante intérprete, le dio un mal consejo que ella aceptó: declararse culpable y pasar dos años en prisión. Luego se quedó sin representación legal, porque su abogado fue condenado por violencia doméstica.

Carlos, de siete meses, había quedado en casa del hermano de Encarnación. Durante semanas, ella no pudo comunicarse con él o con su hermana. Primero debió averiguar adónde había sido llevada; luego no la dejaban hablar por teléfono; cuando se lo permitieron, la llamada era costosa (tres dólares el minuto) que no podía pagarla, y sus hermanos se negaban a aceptar la conferencia a cobro revertido. Entretanto, Carlos pasaba de una casa a otra. El hermano de Encarnación dijo que no podía cuidarlo y lo entregó a su hermana. Esta, que tenía sus propios hijos y trabajaba largas jornadas, lo dejó con los Velazco, pastores de una iglesia evangelista local, que se ofrecieron a hacer de canguros gratis. El pequeño Carlos comenzó a pasar más tiempo con los Velazco, primero de lunes a jueves y luego también los fines de semana.

Encarnación llevaba cuatro meses presa cuando su hermano fue a buscar a Carlos, pero los Velazco le dijeron que el Estado se lo había quitado. No era cierto: habían resuelto que el bebé estaría mejor con Seth y Melinda Moser, un matrimonio joven que no podía tener hijos. Los Moser iniciaron los trámites para adoptar al chiquillo.

Encarnación, en la cárcel, lo ignoraba todo. Cuando pudo finalmente hablar con su hermana, esta le dijo que Carlos estaba bajo custodia del Estado.

En medio de este trance la visitó Laura Davenport, especialista en desarrollo infantil para el distrito escolar de Carthage. Davenport hablaba español y en el pasado le había ayudado a conseguir una cuna para Carlos -antes dormía con Encarnación en el suelo– y leche, que el Estado daba gratis, pero que Encarnación no podía conseguir porque no se atrevía a registrar formalmente el nacimiento de Carlos. Encarnación pidió a Davenport que la ayudara a recuperar a su hijo. Davenport replicó que debía entregarlo en adopción porque no era una madre conveniente: era pobre y sería enviada a Guatemala, ese país miserable en el que no había futuro para el niño. Con una familia de clase media norteamericana, Carlos tendría todo lo que ella no podía darle. Encarnación insistió en que no podía separarse de su hijo, pero Davenport se negó a ayudarla.

David Dally, el juez que debía decidir sobre Carlos, pensaba como Davenport. En octubre de 2008, durante una audiencia de 106 minutos a la que Encarnación no pudo asistir porque seguía presa y donde nadie habló en su nombre, Dally resolvió que ella no tenía derecho a ser madre porque había "abandonado" a su bebé. "Su estilo de vida, entrando ilegalmente y delinquiendo en este país, no puede proveer estabilidad alguna para un niño", sentenció. "Un niño no puede ser educado de este modo: siempre en escondites o en fuga", agregaba. El juez resolvió que Encarnación no tenía nada para ofrecer: "En el futuro, no podrá proveerle comida, ropa ni un refugio adecuado". En cambio, los Moser, dueños de una pequeña empresa, con más ingresos que gastos, con tiempo para pasar con el niño, recursos para pagarle una babysitter y darle cobertura médica, eran padres ideales.

Al recibir la noticia, Encarnación logró que las autoridades del penal alertaran a la Embajada de Guatemala, donde ya estaban al tanto de la explosión de casos similares. Con la ayuda de la Embajada, de activistas y del reportaje de The New York Times, Encarnación consiguió los mismos abogados que María: Omar Riojas y Christopher Huck, de DLA Piper. En enero de 2011, la Corte Suprema de Misuri dictaminó que el trámite había sido tan flagrantemente injusto que debía concederse a Encarnación un nuevo juicio. Este comenzará el 28 de febrero, y está previsto que las audiencias duren cuatro días. Al final, el tribunal decidirá si Carlos debe o no volver con su madre. Los argumentos de la Corte Suprema hacen pensar que así será, pero el desenlace está aún pendiente.

Encarnación recibió permiso para quedarse en la ciudad de su hijo mientras espera el fallo. Davenport, la asistente que la traicionó, fue despedida por haber mentido -había dicho que iba a ver a la madre presa para ayudarla- y por haber hecho lobby en favor de los Moser. Estos llevan adelante una campaña para conservar al niño, que ya tiene cinco años, se llama a sí mismo Jamison y no tiene recuerdo de otra familia.

Estas historias personales forman parte de una historia colectiva que las excede. Su efecto, afirma Deborah Anker, directora del Programa de Inmigración y Refugiados de la Universidad de Harvard, será "similar al que tuvo la época de la esclavitud en Estados Unidos". "La comunidad afroamericana", añade, "fue dañada gravemente por la ruptura de la unidad familiar cuando los esclavos eran vendidos sin que se tuviera en cuenta su situación familiar. Los efectos reverberaron en el futuro; aún lo hacen en el presente. Las familias están siendo destruidas, y las comunidades, despedazadas".

Tras décadas de arrogancia del Primer mundo

Todo lo sucedido durante el segundo semestre de 2011 y el primer trimestre de 2012, confirma una nueva asimetría global. Atrapados entre una inseguridad financiera nunca antes vista y un sombrío panorama económico, los países ricos de la OCDE y sus clases medias temen la pérdida de poder geopolítico y el descenso en la escala social. Pero en gran parte de Asia, África y América Latina reina el optimismo.

En las economías emergentes, en tanto, se ha visto al orgullo manifestarse, a veces, como un exceso de confianza, que no está exenta (tras décadas de arrogancia del Primer Mundo) de cierto matiz de Schadenfreude (alegría del mal ajeno).

El final de la guerra fría (caída del muro de Berlín, implosión de la Unión Soviética…) dio paso a una nueva economía global en la que muchos países en desarrollo comenzaron a adoptar modelos de crecimiento basados en las exportaciones, lo que los convirtió en proveedores de materias primas y artículos domésticos para los países industrializados. El éxito (parcial, a mi juicio) de esta nueva economía fue innegable: entre finales del siglo XX e inicios del XXI salieron de la pobreza más personas que en los dos siglos anteriores. Además, los países de la OCDE se enriquecieron, ya que la importación de bienes y servicios baratos fortaleció su poder adquisitivo.

Pero este modelo debilitó las estructuras sociales de los países ricos, al ampliar las desigualdades y excluir del mercado laboral a una proporción cada vez mayor de su población (por ello lo de éxito "parcial", o "bipolar" si se quiere). También es responsable de los desequilibrios financieros en los que estamos atrapados, ya que para contrarrestar los efectos del aumento de la desigualdad y el freno al crecimiento, los países de la OCDE impulsaron el consumo a través del endeudamiento, tanto público (lo que llevó a la crisis de deudas soberanas de Europa) como privado (factor que contribuyó a la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos).

Esto hubiera sido imposible si los principales proveedores de energía y productos manufacturados para los países de la OCDE no se hubieran convertido, con el tiempo, en sus acreedores. En lo que constituye un notable giro de la historia, ahora los pobres del mundo financian con sus grandes reservas de divisas a los ricos. De hecho, la hipertrofia actual del sector financiero internacional refleja, en gran medida, el intento de reciclar el superávit cada vez mayor de los mercados emergentes para contener el déficit rampante de los países ricos.

"Estos problemas eran en parte el resultado de una amnesia. No había recuerdos de una crisis extrema, ningún recuerdo de lo que puede suceder cuando un país permite que grandes cantidades de riesgo se acumulen fuera de las barreras de protección que requieren todas las economías…

Se había desarrollado un enorme sistema bancario en las sombras sin regulación significativa, que usaba billones (millones de millones) de dólares en deuda a corto plazo para financiar actividades financieras inherentemente riesgosas. Los mercados de derivados crecieron a más de US$ 600 billones, con poca transparencia o supervisión. La deuda de los hogares aumentó a un alarmante 130% de los ingresos, y una enorme porción de esos préstamos se originaron con poca o ninguna supervisión y débiles protecciones para el consumidor.

El fracaso en modernizar el sistema de supervisión financiera antes de que se presentaran los problemas es el motivo más importante por el que esta crisis fue más severa que cualquier otra desde la Gran Depresión, y por el que fue tan difícil apagar el incendio de la crisis. La inhabilidad de implementar reformas rápidamente fue la razón por la que la crisis causó una caída del producto interno bruto a una tasa anual de 9% en el último trimestre de 2008; el motivo por el que millones de estadounidenses perdieron sus empleos, hogares, empresas y ahorros; la razón por la que el mercado de la vivienda aún está lejos de la recuperación; y explica por qué nuestra deuda nacional ha crecido de forma tan significativa"… La amnesia de la crisis financiera (Tim Geithner, Secretario del Tesoro de los EEUU – The Wall Street Journal – 6/3/12)

La banca central se ha convertido en una industria global en crecimiento. Pero no es sólo el tamaño de los balances lo que ha cambiado: también lo ha hecho su composición. Con unos tipos de interés cercanos a cero, los bancos centrales de EEUU, Reino Unido, Japón y la eurozona han inyectado dinero en el sistema financiero.

Pero cada uno de ellos ha escogido un método distinto -y afrontarán distintos retos cuando intenten reducir su tamaño de nuevo-. La expansión de los balances ha sido asombrosa: los activos combinados de los cuatro bancos centrales ascenderán a 9 billones de dólares (6,8 billones de euros) a finales de marzo (2012), frente a 3.500 millones hace cinco años, según Deutsche Bank.

El balance del Banco Central Europeo, de 3 billones de euros (3,93 billones de dólares) es el mayor en relación a la economía, y asciende al 32% del PIB nominal de la eurozona, seguido del Banco de Japón (BOJ) con el 24%, el Banco de Inglaterra (BOE) con el 21% y la Reserva Federal de EEUU con el 19%. El balance del BOE ha sido el que más rápido se ha expandido durante la crisis, multiplicando por más de tres su tamaño a 321.000 millones de libras (385.000 millones de euros).

Pero el cambio en la composición y el perfil de vencimiento de los balances ha sido igual de notable. En enero de 2007, la Fed tenía 779.000 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense, de los cuales el 52% vencía en un plazo inferior a un año y sólo el 19% a más de cinco años. Ahora, atesora 1,65 billones de dólares en bonos, de los cuales el 57% vence en más de cinco años. De los 255.000 millones de libras de deuda del BOE, el 72% tiene vencimientos superiores a cinco años, de los que el 26% supera los 20 años.

El BCE ha optado por los préstamos a los bancos. De los 450.000 millones de euros en enero de 2007, casi todos préstamos a una semana, su exposición ha aumentado a un billón de euros de créditos a tres años.

Por tanto, aunque ha comprado 284.000 millones de euros de bonos públicos y cubiertos, el vencimiento en conjunto de sus activos se inclina hacia los préstamos bancarios con vencimientos más cortos. Sin embargo, el BCE está asumiendo un mayor riesgo crediticio que el BOE o la Fed, por los colaterales que está aceptando, incluso con unas importantes quitas. A través de su último programa valorado en 65 billones de yenes (609.600 millones de euros), el BOJ ofrece préstamos y compra deuda pública nipona y otros activos, aunque hasta ahora se ha centrado en la compra de bonos a dos años.

Según los datos disponibles al 6/3/12, el balance del Banco Central Europeo sobrepasó los 3 billones (millones de millones) de euros luego que la institución inundara, por segunda vez en un trimestre, a los bancos con más de 500.000 millones de euros en préstamos baratos, una señal del enorme riesgo que el banco ha asumido en su lucha por contener los efectos de la crisis de deuda de Europa.

La cifra que equivale a unos US$ 3,93 billones representa un tercio del Producto Interno Bruto de la zona euro y supera con creces los US$ 2,9 billones de la Fed, o 19% del PIB de EEUU.

El balance del BCE ha crecido 50% desde que decidió, en mayo de 2010, comprar bonos soberanos de Grecia y otros miembros frágiles de la zona euro.

(Estados Unidos) "Este año -ya son cuatro los ejercicios consecutivos en que hemos pedido prestado más de un billón de dólares para sostener el Estado-, el déficit presupuestario superará los 1,3 billones de dólares, el 8,7% del PIB. Si cree que eso suena mal, es porque es malo. De hecho, solo dos países europeos, Grecia e Irlanda, tienen un déficit superior.

En cuanto a nuestra deuda, supera los 15,3 billones de dólares, equivalente al 102% del PIB. Solamente cuatro países europeos tienen deudas superiores: Grecia, Irlanda, Portugal e Italia. Esto quiere decir que nuestro Gobierno es fiscalmente menos responsable que los de países como Francia, Bélgica o España.

Si las cosas están mal ahora, en el futuro pueden estar aún peor. Si a la deuda oficial añadimos las obligaciones de pago de la Seguridad Social y Medicare en concepto de pensiones y demás, en realidad debemos entre 72 y 137 billones (la primera cifra tiene en cuenta el ahorro en el Medicare que según el Gobierno podría suponer el Obamacare). O sea, entre un 480 y un estupefaciente 911% del PIB. Aplicando los mismos baremos, la nación más endeudada de Europa es Grecia, que debería el 875% del PIB. O sea, sí, menos que nosotros. Francia, el segundo peor país europeo en esta lista, debe sólo el 549% del PIB. Incluso en el escenario más optimista, EEUU debe más que paradigmas de la irresponsabilidad fiscal como Irlanda, Italia, Portugal y España"… Estados Unidos: ya somos como Europa (Michael D. Tanner – Libertad Digital – 12/3/12)

"Actualmente el mundo se ve sacudido por cambios tectónicos casi demasiado numerosos para contarlos: la crisis económica actual está acelerando la degradación de la gobernación internacional y las instituciones supranacionales y ambas cosas están ocurriendo junto con un traslado en gran escala del poder económico y político a Asia. Menos de un cuarto de siglo después de que Francis Fukuyama declarara "el fin de la Historia", parece que hemos llegado al amanecer de una nueva era de conmoción social y geopolítica"… La era de la democracia autoritaria (Sergei Karaganov – Project Syndicate – 7/3/12)

En primer lugar, la desigualdad social ha aumentado sin cesar en Occidente en el último cuarto de siglo, gracias en parte a la desaparición de la Unión Soviética y, con ella, la amenaza del comunismo expansionista. El espectro de la revolución había forzado a las minorías dominantes occidentales a utilizar el poder del Estado para redistribuir la riqueza e impulsar el crecimiento de las clases medias leales, pero, cuando el comunismo se desplomó en su núcleo euroasiático, los ricos de Occidente, convencidos de que ya no tenían nada más que temer, presionaron para reducir el Estado del bienestar, con lo que la desigualdad aumentó rápidamente. Resultó tolerable mientras la tarta completa siguió ampliándose, pero la crisis financiera mundial de 2008 puso fin a esa situación.

En segundo lugar, en los quince últimos años, centenares de millones de puestos de trabajo se trasladaron a Asia, que ofrecía una mano de obra barata y con frecuencia muy capacitada. Occidente, eufórico por su victoria sobre el comunismo y su crecimiento económico aparentemente imparable, no aplicó las reformas estructurales necesarias (Alemania y Suecia fueron las escasas excepciones). En cambio, la prosperidad occidental dependía cada vez más de la deuda.

Pero la crisis económica ha vuelto imposible mantener una buena vida con dinero prestado. Los americanos y los europeos están empezando a entender que ni ellos ni sus hijos puedan dar por sentado que serán más ricos con el tiempo.

Ahora los gobiernos afrontan la difícil tarea de aplicar reformas que afectarán con mayor dureza a la mayoría de los votantes. Entretanto, no es probable que la minoría que se ha beneficiado financieramente en los dos últimos decenios abandone sus ventajas sin luchar.

El modelo del capitalismo occidental, propio de una sociedad basada en una prosperidad casi universal y en la democracia liberal, parece cada vez más ineficaz en comparación con la competencia. Las clases medias de los países autoritarios pueden presionar a sus dirigentes en pro de una mayor democracia, como en Rusia, pero es probable que las democracias occidentales se vuelvan también más autoritarias.

– La trampa de la desigualdad (Project Syndicate – 8/3/12) Lectura recomendada

(Por Kemal Dervis)

Washington, DC.- A medida que crece la evidencia de que en todas partes del mundo está aumentando la desigualdad de los ingresos, el problema recibe una mayor atención de los académicos y responsables del diseño de políticas. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la participación en los ingresos del 1% de la población que más gana se ha más que duplicado desde los años setenta, pasando de un 8% del PIB anual a más del 20% en fechas recientes, un nivel que no se había alcanzado desde los años veinte.

Si bien hay razones éticas y sociales para inquietarse por la desigualdad, éstas no tienen una fuerte relación con la política macroeconómica per se. Esa relación se observó en los primeros años del siglo XX: algunos señalaban que el capitalismo tendía a generar una debilidad crónica de la demanda efectiva debido a la concentración creciente del ingreso que conducía a una superabundancia de ahorros porque los excesivamente ricos ahorraban mucho. Esto alimentaría "guerras comerciales" porque los países tratarían de buscar más demanda en el extranjero.

Sin embargo, a partir de los años treinta este argumento desapareció porque las economías de mercado de Occidente crecieron rápidamente en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial y la distribución del ingreso se volvió más uniforme. Mientras existiera un ciclo de negocios no aparecía una tendencia perceptible hacia la debilidad crónica de la demanda. Las tasas de interés de corto plazo, diría la mayoría de los macroeconomistas, podrían establecerse en un nivel suficientemente bajo como para generar tasas razonables de empleo y demanda.

Sin embargo, ahora, cuando la desigualdad está aumentando nuevamente, los argumentos que relacionan la concentración del ingreso con los problemas macroeconómicos se escuchan otra vez. Raghuram Rajan, de la Universidad de Chicago, y ex economista en jefe del Fondo Monetario Internacional, ofrece una explicación razonable sobre la relación entre la desigualdad en el ingreso y la crisis financiera de 2008 en su más reciente libro, Fault Lines, que ha sido premiado.

Rajan argumenta que en los Estados Unidos la enorme concentración del ingreso en los que más tienen condujo a diseñar políticas destinadas a promover el crédito insostenible en los grupos de ingresos medios y bajos, mediante subsidios y garantías de crédito en el sector de la vivienda y una política monetaria laxa. También hubo una explosión de deuda de tarjetas de crédito. Estos grupos protegieron el aumento del consumo al que se habían acostumbrado mediante un mayor endeudamiento. Indirectamente, los más ricos, algunos de ellos fuera de los Estados Unidos, ofrecieron créditos a los otros grupos de ingreso en donde el sector financiero actuó, con métodos agresivos, como intermediario. Este proceso insostenible se vio interrumpido abruptamente en 2008.

Joseph Stiglitz y Robert Reich han hecho argumentos similares en sus libros, Freefall y Aftershock, respectivamente, mientras que los economistas Michael Kumhof y Romain Ranciere han diseñado una versión matemática formal de la posible relación entre la concentración del ingreso y la crisis financiera. Mientras que los modelos de base difieren, las versiones keynesianas hacen hincapié en que si los muy ricos ahorran demasiado se puede prever que el aumento constante de la concentración del ingreso conducirá a un exceso crónico de ahorros programados con respecto a la inversión.

La política macroeconómica puede servir para compensar mediante un gasto deficitario y tasas de interés muy bajas. O, un tipo de cambio subvaluado puede ayudar a exportar la falta de demanda interna. No obstante, si la participación de los grupos de ingreso más altos sigue aumentando, el problema seguirá siendo crónico. Y en algún momento, cuando la deuda pública haya crecido mucho como para permitir un gasto deficitario continuo, o que las tasas de interés estén muy cercanas a su límite inferior de cero, el sistema se quedará sin soluciones.

Este argumento tiene una parte contradictoria. ¿Acaso en los Estados Unidos el problema era más bien que se ahorraba muy poco y no lo contrario? ¿No es cierto que el déficit sistemático en la cuenta corriente del país refleje un consumo excesivo, en lugar de una demanda efectiva débil?

El trabajo reciente de Rajan, Stiglitz, Kumhof y Ranciere, y otros, explica la aparente paradoja: los de los niveles muy altos de ingresos financiaron la demanda de todos, que permitió altas tasas de empleo y déficits elevados de la cuenta corriente. Cuando estalló el problema en 2008, la expansión monetaria y fiscal masiva impidió que el consumo de los Estados Unidos se derrumbara. Sin embargo, ¿resolvió el problema de fondo?

Aunque la dinámica que condujo a una mayor concentración del ingreso no ha cambiado, ahora ya no es fácil obtener créditos, y en ese sentido es improbable otro ciclo de auge y crisis. Sin embargo, ello genera otra dificultad. Cuando se les pregunta por qué ya no están invirtiendo, gran parte de las empresas dicen que se debe a una demanda insuficiente. ¿Pero cómo puede haber una fuerte demanda interna si el ingreso se sigue concentrando en los niveles superiores?

Es improbable que con la demanda de consumo de bienes de lujo se resuelva el problema. Además, las tasas de interés no pueden ser negativas en valores nominales, y la deuda pública creciente puede inhibir cada vez más la política fiscal.

Entonces, si la dinámica que estimula la concentración del ingreso no se puede revertir, los más ricos ahorran una gran proporción de sus ingresos, los bienes de lujo no pueden estimular una demanda suficiente, los grupos de más bajos ingresos ya no pueden obtener créditos, las políticas monetaria y fiscal han llegado a su límite, y el desempleo no se puede exportar; la economía se puede estancar.

El temprano repunte de 2012 de la actividad económica de los Estados Unidos se debe en mucho a la política monetaria extraordinariamente expansiva y los insostenibles déficits fiscales. Si se pudiera reducir la concentración del ingreso como se hizo con el déficit presupuestal, la demanda podría financiarse con una amplia base de ingresos privados. Se podría reducir la deuda pública sin temor a una recesión porque la demanda privada sería más fuerte. La inversión aumentaría a medida que las perspectivas de demanda mejoran.

Este tipo de razonamiento es particularmente relevante en el caso de los Estados Unidos, dada la magnitud de la concentración del ingreso y los desafíos fiscales por venir. Sin embargo, la gran tendencia hacia mayores proporciones del ingreso en los que más tienen es global, y las dificultades que puede representar para la política macroeconómica no deberían seguir sin atenderse.

(Kemal Dervis, ex ministro de Asuntos Económicos de Turquía y director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es vicepresidente y director del Programa de Desarrollo y Economía Global de la Brookings Institution. Copyright: Project Syndicate, 2012)

– Anteojeras de libre comercio (Project Syndicate – 9/3/12) Lectura recomendada

(Por Dani Rodrik)

Cambridge.- Recientemente dos colegas de Harvard me invitaron a hacer una presentación especial en su curso sobre globalización. "Tengo que decirte", uno de ellos me advirtió de antemano, "que es un grupo que está bastante a favor de la globalización". En el primer encuentro, les había preguntado a los alumnos cuántos de ellos preferían el libre comercio a las restricciones a las importaciones; la respuesta fue más del 90%. ¡Y esto fue antes de que se instruyera a los alumnos sobre las maravillas de la ventaja comparativa!

Sabemos que cuando se formula la misma pregunta en encuestas reales con muestras representativas -no sólo alumnos de Harvard- el resultado es bien diferente. En Estados Unidos, los participantes están a favor de las restricciones comerciales con un margen de dos a uno. Pero la respuesta de los estudiantes de Harvard no fue del todo sorprendente. Los participantes altamente capacitados y con un mejor nivel de educación tienden a estar considerablemente más a favor del libre comercio que los obreros. Tal vez los estudiantes de Harvard simplemente votaron con sus propias billeteras (futuras) en mente.

O quizá no entendían cómo funciona realmente el comercio. Después de todo, cuando me reuní con ellos, planteé la misma pregunta desde otra perspectiva, haciendo hincapié en los efectos probablemente distributivos del comercio. Esta vez, el consenso a favor del libre comercio se evaporó -incluso más rápidamente de lo que yo había esperado.

Comencé la clase preguntándoles a los alumnos si estaban de acuerdo en que llevara a cabo un experimento mágico particular. Elegí dos voluntarios, Nicholas y John, y les dije que podía hacer desaparecer 200 dólares de la cuenta bancaria de Nicholas -¡zas!- y, al mismo tiempo, que aparecieran 300 dólares en la de John. Esta hazaña de ingeniería social dejaría a la clase en su conjunto con una ganancia de 100 dólares. ¿Me dejarían llevar adelante este truco de magia?

Quienes votaron afirmativamente fueron apenas una pequeña minoría. Muchos no estaban seguros y un número aún mayor se oponía al cambio.

Claramente los estudiantes no estaban cómodos condonando una redistribución significativa de los ingresos, aún si como resultado de eso la torta económica crecía. ¿Cómo es posible, pregunté, que casi todos ellos hubieran estado instintivamente a favor del libre comercio, que involucra una redistribución similar -de hecho, probablemente mayor- de perdedores a ganadores? Parecían desconcertados.

Imaginemos, dije a continuación, que Nicholas y John tuvieran dos compañías pequeñas que compiten entre sí. Supongamos que John se hizo 300 dólares más rico porque trabajó más, ahorró e invirtió en mayor medida, y creó mejores productos, dejando a Nicholas fuera del negocio y ocasionándole una pérdida de 200 dólares. ¿Cuántos estudiantes ahora aprobaban el cambio? Esta vez una vasta mayoría lo hizo -de hecho, todos excepto Nicholas.

Planteé otras situaciones hipotéticas, ahora directamente vinculadas al comercio internacional. Supongamos que John había dejado a Nicholas fuera del negocio porque había importado insumos de mejor calidad de Alemania. O porque había externalizado la producción en China, donde los derechos laborales no están bien protegidos. O porque había contratado trabajadores infantiles en Indonesia. El respaldo al cambio propuesto cayó con cada una de estas alternativas.

Ahora bien, ¿qué sucede con la innovación tecnológica que, al igual que el comercio, suele dejar a algunas personas mucho peor paradas? Aquí, pocos alumnos condonaron el bloqueo del progreso tecnológico. Prohibir la bombilla eléctrica porque los fabricantes de velas perderían sus empleos les parece a casi todos una idea tonta.

De manera que los estudiantes no estaban necesariamente en contra de la redistribución. Estaban en contra de ciertos tipos de redistribución. Al igual que la mayoría de nosotros, les preocupa la justicia procesal.

Para emitir un juicio sobre los resultados redistributivos, tenemos que conocer las circunstancias que los causan. No le envidiamos a Bill Gates o a Warren Buffett sus miles de millones, aún si algunos de sus rivales se vieron perjudicados en el camino, supuestamente porque tanto ellos como sus competidores se rigen por las mismas reglas y enfrentan en gran medida las mismas oportunidades y obstáculos.

Pensaríamos de otra manera si Gates y Buffett no se hubieran enriquecido a través del sudor y la inspiración, sino engañando, quebrantando leyes laborales, haciendo estragos en el medio ambiente o sacándole provecho a subsidios gubernamentales en el exterior. Si no condonamos la redistribución que viola códigos morales ampliamente compartidos en casa, ¿por qué deberíamos aceptarla sólo porque implica transacciones entre fronteras políticas?

De la misma manera, cuando esperamos que los efectos redistributivos se nivelen en el largo plazo para que, llegado el momento, todos salgan adelante, es más probable que ignoremos la redistribución de los ingresos. Esta es una razón clave por la que creemos que el progreso tecnológico debería seguir su curso, a pesar de sus efectos destructivos a corto plazo en algunos. Cuando, por otra parte, las fuerzas del comercio repetidamente afectan a la misma gente -a los obreros con un menor nivel de educación-, tal vez nos sintamos menos optimistas frente a la globalización.

Demasiados economistas son sordos a estas distinciones. Son proclives a atribuir las preocupaciones sobre la globalización a motivos meramente proteccionistas o a una ignorancia, incluso cuando existen cuestiones éticas genuinas en juego. Al ignorar el hecho de que el comercio internacional a veces -ciertamente no siempre- implica resultados redistributivos que consideraríamos problemáticos en casa, no generan el debate público que corresponde. También pierden la oportunidad de montar una defensa más robusta del comercio cuando las preocupaciones éticas están menos garantizadas.

Si bien la globalización ocasionalmente plantea interrogantes difíciles sobre la legitimidad de sus efectos redistributivos, no deberíamos responder automáticamente restringiendo el comercio. Existen muchas compensaciones difíciles a tener en cuenta, entre ellas las consecuencias para otros en el mundo que podrían empobrecerse significativamente más que aquellos afectados en casa.

Pero las democracias se deben a sí mismas un debate adecuado, para que tomen esas decisiones de manera consciente y deliberada. Obsesionarse con la globalización simplemente porque expande la torta económica es la manera más segura de deslegitimizarla en el largo plazo.

(Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de Harvard, es el autor de The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy. Copyright: Project Syndicate, 2012)

La "nueva pobreza" en los países "anteriormente" ricos ("supuestamente" avanzados)

"Un estudio de la Cruz Roja muestra que un número cada vez mayor de personas en Europa está buscando ayuda debido a la crisis económica global"… Cohesión social de Europa "en peligro" (BBCMundo – 9/10/09)

La investigación, llevada a cabo por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), reveló que muchas personas de clase media que jamás habían recurrido a este tipo de asistencia en el pasado se unen a los grupos tradicionalmente más vulnerables.

"El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn, ha alertado este martes que el mundo se enfrenta a "la perspectiva de una generación perdida de gente joven, destinada a sufrir durante toda su vida lo peor del desempleo y sus condiciones sociales""… El FMI advierte de una "generación perdida" de jóvenes que sufrirán toda su vida (El Economista – 2/2/11)

"A medida que las tensiones entre los países se incrementen, podríamos ver un mayor proteccionismo, comercial y financiero. Y a medida que las tensiones dentro de los países se incrementen, podríamos ver una mayor inestabilidad social y política dentro de las naciones (…) incluso guerra", ha agregado.

"Los banqueros centrales no suelen caracterizarse por su sinceridad y mensajes claros y contundentes. Más bien, como altos cargos de la burocracia financiera, sus discursos suelen estar llenos de ambigüedades, cuando no de mentiras piadosas para no generar alarma y desconfianza en la población. Su trabajo consiste en hacer creer a los agentes económicos que ellos pueden manejar la situación, que las cosas están bajo control"… – Mervyn King alerta: "La renta de los británicos regresará a niveles de 2005" (Libertad Digital – 9/2/11)

El banquero central se dirigió a las familias británicas y no escondió la dura situación a la que éstas enfrentan, sino todo lo contrario. Advirtió que en 2011 las familias continuarán viendo recortada su renta disponible, "un precio inevitable que hay que pagar" por la crisis financiera. Con la inflación en tasas preocupantemente altas, el poder adquisitivo de los británicos acabará en 2011 en niveles de 2005, un estancamiento tal que hay que irse 80 años atrás en el país anglosajón para ver algo similar, añadió.

Así, se pone de manifiesto que el crecimiento económico de los últimos años (basado en parte en la burbuja inmobiliaria y financiera) y su consecuencia inevitable en forma de recesión, no han beneficiado apenas al poder adquisitivo de los trabajadores.

"El 45% de los parados de EEUU llevan más de 27 semanas buscando trabajo. Ni el gasto público ni la política monetaria ayudan a solventar este problema"… Los parados de larga duración crecen a un ritmo sin precedentes en EEUU (Libertad Digital – 22/2/11)

Tal y como admiten desde el BLS, ha habido un incremento sin precedentes en el número de personas en una situación de desempleo de muy larga duración durante la recesión actual". Cerca del 11% de todos los parados habían estado buscando trabajo durante alrededor de 2 años o más en el cuarto trimestre de 2010, añaden.

"En Estados Unidos, la riqueza de los más ricos se multiplica. La distancia entre sus carteras y las carteras del resto de segmentos de la población -no sólo los pobres- es cada vez más amplia. La crisis y la desregulación financiera tienen mucho que ver"… La desregulación financiera hace crecer la brecha entre ricos y pobres (El Economista – 22/2/11)

Para el 90% de los estadounidenses, los ingresos se han mantenido prácticamente invariables durante los últimos diez años. Sin embargo, el 10% restante ha visto crecer su patrimonio a un ritmo creciente.

"La crisis económica en Estados Unidos está derivando en una crisis social inédita desde la Gran Depresión y de imprevisibles consecuencias. Aunque la cifra de desempleo en todo el país permanece por debajo del 9%, hay zonas donde asciende tranquilamente por encima del 30%, regiones enteras depauperadas tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la bancarrota de facto de algunos Estados"…. Los "renglones torcidos" de la América de Obama (Libertad Digital – 29/4/11)

Estados Unidos siempre tuvo barrios deprimidos, especialmente en el centro de las grandes ciudades. Una pobreza muy localizada tanto desde el punto de vista geográfico como humano. Los suburbios de Nueva York, Filadelfia o Chicago son célebres y sus habitantes pertenecen, por lo general, a la minoría de raza negra o a otras de inmigrantes recién llegados.

El problema es que esos barrios bajos están empezando a extenderse a otras partes del país y a todas las clases sociales. En ocasiones, ciudades enteras se han convertido en un barrio bajo. Este fenómeno es, además, de ámbito nacional. No existe, como sucedió en crisis anteriores, un área del país afectado por la depauperación generalizada. De este a oeste y de norte a sur los mismos efectos se están dejando sentir. Altas tasas de desempleo, barrios abandonados, criminalidad en alza y pérdida constante de población.

"La destrucción de empleo, el repunte del precio de los productos básicos, el encarecimiento de la gasolina y, por su fuera poco, los ajustes impulsados por el gobierno para reconducir sus cuentas públicas que, en última instancia, inciden sobre todos los ciudadanos. Toda una suma de factores que reducen cada vez más la riqueza de los hogares y, como muchos coinciden, hacen plantearse si la clase media está en peligro de extinción"… El sueño americano se está convirtiendo en pesadilla para la clase media de EEUU (El Economista – 4/5/11)

"La clase media de Estados Unidos está siendo destrozada y sistemáticamente aniquilada", asegura en un artículo el Business Insider. Tan sólo hace falta echar un vistazo a unas cuantas estadísticas para darse cuenta de que el sueño americano se está transformando en una auténtica pesadilla.

"Sólo el 24,9% de los norteamericanos podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días, según un estudio publicado por el National Bureau of Economic Research. Annamaria Lusardi de la George Washington School of Business, Daniel J. Schneider de Princeton University y Peter Tufano de la Harvard Business School preguntaron: "¿Cuánto confía usted en que podría conseguir 2.000 dólares si surgiese una necesidad inesperada durante el mes que viene?" Un 24,9% afirmó estar seguro de que podría, un 25,1% dijo que probablemente podría, un 22,2% dijo que probablemente no y un 27,9% que seguro que no"… Casi la mitad de los estadounidenses vive al día (Libertad Digital – 26/5/11)

La conclusión del estudio es clara: "La capacidad de los americanos para enfrentarse a imprevistos es sorprendentemente limitada", ya que "si consideramos a los que responden que están seguros o que probablemente no podrían hacer frente con un imprevisto financiero ordinario de esta magnitud, encontramos que casi la mitad de los americanos son financieramente frágiles".

"2010 fue otro buen año para los millonarios, aunque el ritmo de crecimiento de sus fortunas se desaceleró"… Los millonarios controlan 39% de la riqueza del mundo (The Wall Street Journal – 1/6/11)

Según un nuevo informe de Boston Consulting Group divulgado el martes, la cantidad de familias millonarias en el mundo creció 12,2% en 2010, a 12,5 millones. (BCG define a los millonarios como aquellos con US$ 1 millón o más en activos invertibles, excluyendo viviendas, bienes de lujo y participación en su propia compañía).

Estados Unidos continúa liderando al mundo en cuanto a cantidad de millonarios, con 5,2 millones de hogares, seguido de Japón con 1,5 millones, China con 1,1 millones y el Reino Unido con 570.000. Singapur encabeza el mundo en "densidad de millonarios", o sea el porcentaje que representan del total de la población, que está en 15,5%.

La tendencia más importante, sin embargo, es una que tiene que ver con la distribución global de la riqueza. De acuerdo con el reporte, los millonarios del mundo representan 0,9% de la población mundial pero controlan el 39% de su riqueza, por encima del 37% de 2009. Su riqueza hoy llega a US$ 47.400 billones (millones de millones) en riqueza invertible, por encima de los US$ 41.800 billones (millones de millones) de 2009.

"Unos 44 millones y medio de americanos recibieron cupones de comida del Gobierno en el último mes. El número de personas que recurren a esta ayuda lleva aumentando 30 meses de forma consecutiva. Con un gasto público mensual de 6.000 millones de dólares, el programa de asistencia bate récords históricos en paralelo al aumento del desempleo, pero una gran parte de estos recursos se utiliza de forma fraudulenta"… Obama, el presidente de los cupones de comida (Libertad Digital – 10/6/11)

Unos 44,5 millones de estadounidenses recurrieron a estos cupones el último mes, según los datos del departamento de Agricultura, responsable del programa. Se trata de un récord histórico tanto en números absolutos como relativos: más del 14% de la población. Es decir, casi uno de cada siete americanos recibe comida pagada por el gobierno, en un país cuyo principal problema de salud es la obesidad.

"España es el séptimo país de la UE-27 con mayor riesgo de pobreza entre su población, según datos de Eurostat correspondientes a 2009 recogidos en una nota por el Instituto de Estudios Económicos (IEE)"… España es el séptimo país europeo con mayor riesgo de que su población caiga en la pobreza (Expansión – 12/6/11)

Entre los países de la UE hay grandes diferencias, ya que las tasas de población en riesgo de pobreza varían entre casi un 26% y tan sólo un 8,6%, subrayaron. La mayor proporción de población en riesgo de pobreza corresponde a Letonia, con un 25,7%, figurando a escasa distancia Rumanía (22,4%) y Bulgaria (21,8%).

Lituania supera levemente el 20%, mientras que Estonia y Grecia comparten un 19,7%. España figura en el séptimo lugar de la UE-27 con una tasa de población en riesgo de pobreza del 19,5%, si bien alcanza un 25,2% en la población mayor de 65 años. Mientras, Italia (18,4%), Portugal, el Reino Unido y Polonia (los tres con cifras por encima del 17%) también superan la media europea.

La mayoría de países de la UE (16 en total) logran situar el porcentaje de población en riesgo de pobreza por debajo del promedio. Alemania, Malta, Irlanda y Luxemburgo cuentan con cifras en torno al 15%, mientras que Suecia, Dinamarca y Francia ya bajan al entorno del 13%. Austria (12%), Eslovenia (11,3%), Países Bajos (11,1%), Eslovaquia (11%) y sobre todo la República Checa, con tan sólo un 8,6%, figuran entre los países con menor riesgo de pobreza entre su población.

"En Estados Unidos se usa el término "jobless recovery" para definir las recuperaciones económicas en las cuales el empleo tarda mucho en recuperarse o bien lo hace a un ritmo excesivamente moderado. Pues bien, según el último estudio al respecto publicado por la Northeastern University (Boston, Massachusetts) debemos modificar ligeramente el término, ya que según ellos la actual Gran Recesión no solo ha provocado una recuperación mala para el empleo, también para los salarios, por lo que la denominan "jobless and wageless recovery""… La economía se recupera, sus ciudadanos no (El Confidencial – 4/7/11)

En un artículo llamado "The Wageless, Profitable Recovery" el New York Times se hace eco del estudio. ¿Qué ocurre con el empleo, con los salarios y quién se está "recuperando" realmente en EEUU? Comencemos por el principio, el PIB sí se recupera. Según el análisis, que trabaja con datos constantes desde 2005, éste pasa de 13,36 billones de dólares en el cuarto trimestre de 2007 a tocar fondo con 12"81 billones. Posteriormente aumenta situándose actualmente según los últimos datos del primer trimestre de 2011 en 13,44 billones de dólares. Recuerdo que los datos son constantes desde 2005, por tanto sin inflación y por tanto no coincidirían si mirásemos ahora los valores nominales en una tabla.

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