Análisis del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones entre la U.E. y EE.UU (Parte I) (página 9)
Enviado por Ricardo Lomoro
Podemos suponer que el TTIP sólo contribuirá a empeorar esta situación, puesto que la armonización de las normas y estándares a ambos lados del Atlántico se hará a la baja, degradando las más exigentes, ya que esta es la única manera de profundizar la liberalización comercial y de inversión. A la vez que la competición transatlántica entre corporaciones y el reforzamiento de las leyes sobre patentes incrementarán los precios de las medicinas y los servicios de salud, haciéndolos menos asequibles al público.
La pretendida "armonización" de los estándares y regulaciones a ambos lados del Atlántico, podría poner en peligro la seguridad pública e incrementar la contaminación medioambiental. En la Unión Europea existe un Principio de Precaución que exige hacer pruebas científicas de los productos antes de ser comercializados, y una ley (REACH) que permite a la Agencia Europea de Químicos poner restricciones sobre cómo se producen los productos químicos, cómo son vendidos y usados para proteger la salud pública y el medio ambiente. En EEUU, las normas sobre los productos químicos son más débiles y ofrecen poco margen de maniobra a la Agencia de Protección Medioambiental. Así nos encontramos con que unos 30.000 productos químicos que están asociados con el incremento de cáncer mamario y testicular, infertilidad masculina, diabetes y obesidad, todavía se comercializan en EEUU. Este acuerdo podría degradar la regulación europea y abrir el camino al flujo de químicos potencialmente peligrosos y sin testar de EEUU a la UE.
Otro aspecto controvertido es la intención de abrir la contratación pública de servicios de salud a la competición extranjera. La norma sería abrir el acceso de las corporaciones a todo el mercado y garantizar que se ofrece a las corporaciones extranjeras el mismo trato que a las compañías nacionales. Esto podría constreñir la capacidad de los estados para controlar el número y el tamaño de los proveedores privados extranjeros que entran en el mercado europeo y que dirigen los sistemas de salud europeos.
Como además, son las grandes compañías y corporaciones la que buscarán la expansión de sus actividades a través de las fronteras, es de suponer que las ONGs locales, las empresas sociales o las nacionales quedarán relegadas por los grandes competidores extranjeros. En un momento además, en el cual sería necesario promover el desarrollo local y el empleo a través de la contratación de empresas nacionales como medida para hacer frente a la crisis, ésta parece más que una medida totalmente contraproducente. Además, como consecuencia de todo esto, nos podríamos encontrar con que los contribuyentes estamos financiando la adquisición de nuestros sistemas de salud por las corporaciones.
El acuerdo TTIP no sólo ofrecería la venta de los servicios públicos europeos a inversores transatlánticos, también quiere reforzar los Derechos de Propiedad Intelectual, al alargar la duración de las patentes se podría provocar una disminución del derecho de los pacientes a adquirir medicinas a un precio razonable. Impediría que entraran medicinas genéricas en los mercados y reduciría la competición para producir medicinas más baratas y efectivas. En un momento en el que las demandas fiscales sobre los servicios públicos europeos se están incrementando, los genéricos son de gran beneficio a la sociedad, ya que aseguran que los pacientes pueden acceder a medicinas de calidad a la vez que se reducen los costes. Así que permitir la competición entre las farmacéuticas y que las patentes expiren es crucial para mantener los gastos farmacéuticos bajos. Por ejemplo, en el 2000 el tratamiento anti-retroviral del VIH costaba 15.000 dólares por persona, en la actualidad el coste ha caído a 150 $ por persona, lo que es una reducción del 99% en coste.
Por otro lado, las grandes farmacéuticas usan las normas establecidas en este tipo de acuerdos para amenazar el sistema de patentes de los gobiernos. Por ejemplo, en 2012, Eli Lilly, una de las compañías farmacéuticas más grandes de EEUU, inició una demanda legal contra Canadá amparándose en las provisiones del NAFTA (Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio que incluye a los países de EEUU, Canadá y Méjico). Este acuerdo garantiza una serie de privilegios a las firmas privadas cuando ven sus "futuros beneficios" amenazados, pudiendo llevar a los gobiernos a tribunales internacionales para defender sus intereses y que no mermen los beneficios esperados.
Eli Lilly ha sido el primer intento de una corporación farmacéutica para usar los extraordinarios privilegios que les otorgan este tipo de acuerdos internacionales como herramienta para asegurarse una mayor protección del monopolio de patentes, que en esta ocasión ha desembocado en una demanda por compensación de 100 millones de dólares a la vez que pone en riesgo a todo el sistema legal de patentes de Canadá, e incrementará el coste de los productos farmacéuticos de los consumidores y gobiernos.
9 – Servicios financieros (mayor control vs. mayor desregulación)
Regulación financiera. Por el momento todo apunta a que Estados Unidos ha querido excluir de las negociaciones al sector financiero para no tener que modificar la Ley Dodd-Frank (norma aprobada en 2010 que establece medidas de control bancario). Por su parte, Europa ha querido dejar fuera a las empresas del sector audiovisual.
La regulación financiera estadounidense podría estar en peligro, puesto que en la actualidad es más estricta y ejerce más control que la europea, justo en un momento en el que hasta el FMI y el BM han empezado a reconocer que el control del capital puede ayudar a prevenir y prevenir la fuga especulativa y desestabilizadora de capitales. Mientras tanto, el TTIP aboga por la liberalización de todos los servicios, incluyendo los financieros, lo que podría reforzar y promover, más que prevenir, otra crisis financiera internacional.
En este aspecto, es EEUU quien tiene reglas mucho más estrictas que la UE. Tras la crisis financiera, que originó en Wall Street, la administración Obama ha ido mucho más allá en limitar los poderes de los grandes bancos para la especulación que provocó el colapso. Nuevas leyes, como el acta Dodd-Frank, han introducido una regulación más rigurosa que en Europa. Lógicamente, las instituciones financieras de Wall Street ahora ven en el TTIP una gran oportunidad para librarse de estas ataduras si ambas partes se ponen de acuerdo sobre la base de las normas europeas, mucho más laxas. Los bancos de este lado del Atlántico, obviamente, tampoco quieren que con el tratado se introduzcan las reformas de Obama en el Viejo Continente. No cuesta mucho imaginarse la presión del lobby combinado del sector financiero de ambos bloques sobre los negociadores.
Con el apoyo de la UE y el Reino Unido, el sector de los servicios financieros está pidiendo una mayor libertad de mercado y que se eliminen todas aquellas regulaciones que pueden interponerse en el camino a los potenciales beneficios -tales como las restricciones sobre el total del valor de las transacciones financieras o la forma legal de sus operaciones– las cuales protegen a los ciudadanos de futuros y costosos recates económicos.
En el Capitolio de Washington se está movilizando la resistencia al TTIP. La senadora por Massachusetts, Elisabeth Warren, del ala progresista de los demócratas, lidera las voces críticas en el Congreso. Junto con otros parlamentarios, tanto senadores como de la Cámara de Representantes, ha enviado varias cartas a la Casa Blanca para advertir del peligro de rebajar la regulación financiera de Wall Street.
La manera de prevenir la intervención de reguladores (Fuente: "A Brave New Transatlantic Partnership" – ATTAC)
Para asegurarse de que no se practican regulaciones financieras, la industria de este sector está demandando una "disciplina regulatoria". Veamos en qué consiste. Primero, ésta se introduciría a través de normas específicas que limitarían la cantidad, alcance y vigencia en el tiempo de las regulaciones (y de los mismos procesos regulatorios) de manera que el sector permita y favorezca el flujo de operaciones financieras a través del Atlántico. Estas normas específicas, por ejemplo, dañarían seriamente los esfuerzos que se han hecho para reducir y regular "los bancos demasiado grandes para caer". Segundo, la industria financiera está demandando que las negociaciones incluyan una cláusula llamada "transparencia regulatoria", la cual aseguraría que cualquier borrador de regulación pudiera llegar a las partes interesadas para que las pudieran comentar, lo cual transformaría la cláusula de transparencia, automáticamente, en un derecho legal de la industria de este sector para hacer lobby. Tercero, el lobby de servicios europeo y americano, el European Services Forum (ESF) y la Coalición de Servicios de la Industria de EEUU (CSI), están exigiendo que el TTIP acoja una "lista negativa", esto es, una lista donde de escriban qué sectores ( y qué servicios y productos de los mismos) no se incluirían en la privatización, es decir, automáticamente inscribiendo todos los servicios y todos los productos no listados en la privatización, incluyendo así mismo todos los que se puedan desarrollar en el futuro.
Si además tenemos en cuenta lo persistente que es esta crisis financiera, y cómo se originó a través de productos financieros muy complejos, una lista negativa como estrategia hacia la liberalización podría ser una catástrofe, si tales productos no fueran automáticamente prohibidos o sujetos a estrictas regulaciones como resultado de su inclusión directa en el TTIP.
Por otro lado, si hubiera una armonización y reconocimiento de todos los acuerdos entre dos partes sobre servicios financieros, como así están demandando los bancos, éstos podrían asentarse allí donde el marco legal les fuera más conveniente, y como consecuencia, cualquier nueva propuesta regulatoria tanto en los EEUU como en la UE sobre los servicios financieros sería inefectiva, pues los bancos podrían elegir dónde operar de acuerdo con la legislación más débil que beneficie a sus intereses.
A su vez, la Reserva Federal ha pedido más garantías que aseguren la estabilidad de los bancos americanos y otras firmas que operan en el extranjero y que están involucradas en el comercio muy arriesgado de derivados que cuestan trillones de dólares. Sin embargo, estas propuestas se han encontrado con la firme oposición del sector bancario, apoyado por las autoridades europeas que quieren proteger los intereses comerciales de los grandes bancos, y el poderoso lobby de la industria financiera.
Aunque a través del TTIP filtrado, la Comisión Europea afirma que desea cooperar con EEUU para establecer una "regulación prudencial", de la cual, la propuesta de la Reserva Federal es un ejemplo, en realidad, tanto la UE como sus estados miembros (especialmente Reino Unido y Alemania), se han opuesto a todas las medidas propuestas.
El TTIP además, quiere incluir un capítulo para que se liberalicen todos los pagos por cuenta corriente y todas las transferencias de grandes inversiones sin casi excepciones. Esto significa que sería muy difícil restringir el flujo masivo de capitales, y que todos los controles sobre los pagos transatlánticos, tanto de bienes como de servicios, royalties y dividendos, e importantes sumas de dinero relacionadas con los servicios financieros, serían eliminados. Ahora que incluso el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han empezado a reconocer la necesidad de controlar el capital para evitar y parar el flujo de capital especulativo y desestabilizador, hay un riesgo real de que, a través del TTIP, los grandes bancos pongan freno a la regulación que restringiría el flujo de capital.
Como vemos, se teme que la industria de servicios financieros intentará usar el TTIP para conseguir concesiones regulatorias a las que ningún regulador financiero hubiera accedido. Si todas las propuestas de los lobbies y este sector se incluyeran, los reguladores no tendrían casi espacio para intervenir en los mercados financieros, su papel se vería perjudicado seriamente en el futuro, y las poblaciones estarían sujetas y expuestas a futuras crisis financieras y nuevos rescates.
10 – Aspectos estratégicos (las relaciones carnales entre el elefante y la hormiga)
Para convencer a los ciudadanos de los beneficios de crear un área común con EEUU, además del supuesto impacto económico positivo, se recurre a argumentos geoestratégicos. Merkel aprovechó la asistencia a la cumbre del G-20 en Australia en noviembre (2014) para dar un espaldarazo al TTIP y pedir que se aceleren las negociaciones. "Un viaje a esta región nos enseña que el mundo no se queda esperándonos", afirmó la canciller. "Debemos tener cuidado para no quedarnos detrás". Según esta argumentación, si Europa y EEUU consiguen ponerse de acuerdo podrán marcar los estándares y normas para el resto del mundo. De lo contrario, serán las naciones emergentes, con China a la cabeza, las que marcarán las reglas de juego.
Los defensores del TTIP en Europa alegan que, si fracasan las negociaciones, EEUU miraría hacía el otro lado, hacia Asia. El proceso paralelo para crear una gran área de libre comercio del Pacífico, el TPP, está mucho más avanzado. Este argumento no convence a todos. "Los americanos que quieren comprar un BMW o un Mercedes seguirían haciéndolo. Seguro que no se comprarían un coche chino sólo porque exista un acuerdo de libre comercio entre EEUU y China", afirmó el diputado socialdemócrata alemán Sascha Raabe a Der Spiegel.
En una economía globalizada, los países industrializados, con altos estándares medioambientales y derechos laborales, compiten con otros en el mundo en desarrollo, donde las condiciones laborales son a menudo penosas y el respeto a la naturaleza deja mucho que desear. Estos defectos son el precio que pagan países como China, Bangladesh o India para atraer la inversión extranjera que les permite superar el subdesarrollo. "Si en Europa estamos tan orgullosos de nuestros logros en derechos laborales, derechos humanos y protección del medio ambiente, deberíamos tener interés en que otros nos sigan. Y qué mejor manera que empezar por el primo norteamericano", opina Miguel Otero, investigador del Real Instituto Elcano.
También en Washington son muy conscientes de la función geoestratégica del TTIP, que va más allá de lo puramente económico. "El comercio es la expresión de nuestro liderazgo diplomático y estratégico en el mundo. El país más fuerte que existe hoy en el mundo aprovecha el comercio, junto con medios diplomáticos y militares convencionales, para conseguir sus principales objetivos estratégicos", dijo el subsecretario de Estado para el Comercio de EEUU, Stefan M. Selig, en una conferencia en Washington en noviembre (2014).
A menos qué (el "poder indispensable" pase a ser el "socio indispensable")
– Un guante de seda para el puño de hierro chino (Project Syndicate – 4/3/15) Lectura recomendada
Nueva Delhi.- Durante años China ha procurado rodear al sur asiático con un "collar de perlas": una red de puertos que conecte su costa este con Oriente Medio para aumentar su influencia estratégica y acceso marítimo. No sorprende que la India y otros países se hayan preocupado mucho por este proceso.
Ahora, sin embargo, China busca disfrazar su estrategia y afirma que desea crear la Ruta de la Seda marítima del siglo XXI para mejorar el comercio y el intercambio cultural. Pero la retórica amistosa difícilmente pueda evitar que Asia y otros sitios se preocupen porque el objetivo estratégico chino sea dominar la región.
Esa preocupación está bien fundada. En términos simples, la iniciativa de la Ruta de la Seda está diseñada para que China sea el nodo de un nuevo orden en Asia y la región del Océano Índico. De hecho, con acciones para establecer su dominio en las principales arterias comerciales mientras instiga disputas territoriales y marítimas con diversos vecinos, China intenta redibujar el mapa geopolítico de Asia.
La dimensión estratégica de la Ruta de la Seda marítima queda resaltada por el hecho de que el Ejército Popular de Liberación (EPL) ha liderado el debate sobre el tema. El general de división de la Universidad para la Defensa Nacional del EPL Ji Mingkui sostiene que la iniciativa puede ayudar a China a desarrollar una "nueva imagen" y "ganar influencia", especialmente mientras el "giro" de EEUU hacia Asia "pierde impulso".
Sin embargo, los expertos del EPL continúan ansiosos por negar el vínculo de la iniciativa de la Ruta de la Seda con "el collar de perlas". En lugar de eso, la comparan con las expediciones en el siglo XV de Zheng He, un almirante eunuco chino que lideró a una flota de barcos del tesoro hasta África. Según Sun Sijing, miembro de la Comisión Militar Central, Zheng usó la antigua Ruta de la Seda sin tomar "ni un centímetro de tierra" ni buscar la "hegemonía marítima" (aunque la historia da fe de su uso de la fuerza militar -por ejemplo, mediante la ejecución de gobernantes locales- para controlar cuellos de botella marítimos).
En realidad, poco distingue a la Ruta de la Seda marítima del «collar de perlas». Si bien China está empleando tácticas aparentemente pacíficas para lograr progresos en la iniciativa, su objetivo principal no es la cooperación mutuamente beneficiosa sino la supremacía estratégica. De hecho, la Ruta de la Seda es fundamental para las ambiciones del "sueño chino" del presidente Xi Jinping, que implican recuperar la gloria y la jerarquía que China tuvo en el pasado.
Especialmente bajo el liderazgo de Xi, China a menudo ha usado la asistencia, la inversión y otros apalancamientos económicos para obligar a sus vecinos a profundizar su dependencia económica de -y ampliar su cooperación para la seguridad con- la República Popular. El uso por Xi del Fondo para la Ruta de la Seda, de 40 mil millones de USD, y el nuevo Banco Asiático de Inversión para Infraestructura patrocinado por China para desarrollar la Ruta de la Seda reflejan este enfoque.
China ya está construyendo puertos, ferrocarriles, autopistas y ductos en los estados litorales de la región, no solo para facilitar las importaciones de recursos minerales y las exportaciones de productos manufacturados chinos, sino para lograr avances en sus metas militares estratégicas. Por ejemplo, China cerró un acuerdo por varios miles de millones de dólares con Pakistán para desarrollar el puerto de Gwadar, debido a su ubicación estratégica en la boca del estrecho de Ormuz, que más que compensa el limitado potencial comercial del puerto.
Dos veces en el último otoño submarinos chinos de ataque fondearon en la nueva terminal para contenedores de 500 millones de USD del puerto de Colombo en Sri Lanka, construida por empresas estatales chinas que además son sus principales propietarias. China se ha embarcado en un proyecto de 1,4 mil millones de USD para construir un complejo con barrios periféricos con gran crecimiento del tamaño de Mónaco en tierras ganadas al mar en Colombo, una "ciudad puerto" que se convertirá en uno de los puntos principales de la "ruta" náutica china.
Zhou Bo, un miembro honorario de la Academia de Ciencias Militares del EPL, admite que los megaproyectos chinos "cambiarán radicalmente el paisaje político y económico del Océano Índico" al tiempo que presenta a China como una "potencia fuerte, pero benigna". Esto es importante, porque nuevo orden asiático será determinado menos por los eventos en el este asiático, donde Japón está decidido a bloquear el ascenso chino, que por lo que ocurra en el Océano Índico, donde China está socavando el prolongado dominio de la India.
La India ciertamente sospecha del comportamiento de China, pero China avanza con suficiente cuidado como para poder acercarse a sus metas sin asustar a esa cantera que busca explotar. El académico estadounidense John Garver describió esto claramente con una fábula china: "Una rana en agua tibia se siente muy cómoda y segura. No se da cuenta de que la temperatura del agua sube lentamente hasta que, al final, muere y queda completamente cocida".
Desde esta perspectiva, no sorprende que China haya invitado a la India a unirse a la iniciativa de la Ruta de la Seda. El objetivo no es solo calmar a un vecino suspicaz, sino también desacelerar el desarrollo de los vínculos estratégicos de la India con Estados Unidos y Japón.
Los planes de China para la Ruta de la Seda combinan objetivos económicos, diplomáticos, energéticos y de seguridad para crear una red en expansión de instalaciones vinculadas que impulsen el comercio, favorezcan la penetración estratégica y permitan que una fuerza de submarinos cada vez más potente y activa desempeñe un papel más amplio. Con este proceso, China procura crear un orden asiático que no esté basado en un equilibrio de poder con EEUU, sino en su propia hegemonía. Solo un concierto de democracias puede bloquear esta estrategia.
(Brahma Chellaney, Professor of Strategic Studies at the New Delhi-based Center for Policy Research, is the author of Asian Juggernaut, Water: Asia"s New Battleground, and Water, Peace, and War: Confronting the Global Water Crisis )
– El indispensable aliado americano (Project Syndicate – 9/3/15) Lectura recomendada
Madrid.- EEUU se encamina hacia el evento más polarizador y agotador de su sistema político: una carrera abierta hacia la Casa Blanca, ya que Obama ha agotado sus dos mandatos y no parece probable que el vicepresidente Joe Biden se presente. En este contexto, sin candidato saliente, cabe esperar que el debate de ideas y la primacía de la política exterior superen el habitual balance de los ocho años anteriores.
Quienes se perfilan como contendientes apuntan en esa dirección y han comenzado a exponer sus posiciones sobre cuestiones fundamentales de política exterior. Así, Jeb Bush, significado aspirante republicano, ya ha dedicado todo un discurso a este tema. En cuanto al campo demócrata la ex secretaria de Estado Hillary Clinton se dibuja -pese a las recientes revelaciones sobre el uso de su correo privado para asuntos oficiales- como más que probable candidata, lo que refuerza la centralidad de la política exterior en las elecciones.
En respuesta a esta situación, para contribuir al debate, y con la idea de publicar un documento de reflexión, el Global Agenda Council del World Economic Forum ha creado un grupo de trabajo del que formo parte como única voz no americana. Desde esta perspectiva europea, el gran reto al que se enfrenta EEUU en este ámbito se resume en pasar de considerarse "el poder indispensable" a ser "el socio indispensable".
No se trata simplemente de una cuestión de semántica. Es necesario que EEUU se replantee su papel en el mundo y tanto éste país como el orden internacional liberal que creó, tienen mucho que ganar con ello. La clave del éxito reside en la capacidad americana para conservar lo mejor -y abandonar lo peor- del rasgo definitorio de su sistema político: la excepcionalidad.
El sentimiento imperante en EEUU según el cual éste es un país único, con la extraordinaria misión de promover la prosperidad, la seguridad y la libertad en todo el mundo, ha configurado la política exterior estadounidense desde sus inicios. La idea fundacional se remonta a 1630 cuando John Winthrop, primer gobernador de la colonia de la bahía de Massachusetts, declaró que su comunidad debía actuar como la "Ciudad en la colina", erigirse en un ejemplo para el mundo. Y no otro es el origen de la centralidad de los valores americanos que preside el desarrollo de las normas e instituciones que ordenan hoy las relaciones internacionales.
Estas leyes y estructuras han traído consigo un crecimiento económico sin precedentes en favor de todos, aunque EEUU haya resultado el principal beneficiario. Pero, irónicamente, la noción del excepcionalismo estadounidense ha llevado a menudo a EEUU a socavar el sistema internacional que propició. Así, la historia de este país revela una persistente corriente aislacionista en la que la "Ciudad en la colina" no es un faro, sino una fortaleza.
A veces disfrazada de modestia, la creencia de que a EEUU le iría mejor yendo por libre ha dado lugar a períodos de retraimiento en el mundo, y los últimos seis años son buen ejemplo de ello. Esta tendencia no supuso un problema grave antes de la Segunda Guerra Mundial (aunque, por ejemplo, las poblaciones de Abisinia y Manchuria puedan discrepar). Pero hoy, la retirada de EEUU del sistema internacional que construyó tiene serias implicaciones: el caos y anarquía que han seguido a la invasión de Ucrania por Rusia ilustran este planteamiento.
Sin embargo, el aislamiento no es el impulso más destructivo de EEUU. Peor es su "exencionalismo": su afición a excluirse voluntariamente de las normas que promueve y cuyo cumplimiento a menudo defiende activamente respecto de otros sujetos. De la larga -y creciente- lista de convenios internacionales que EEUU no ha ratificado, destacan el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención de Prohibición de Minas, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Más allá del resentimiento que tal actitud engendra, el exencionalismo estadounidense socava directamente la capacidad de las instituciones multilaterales para abordar los desafíos que EEUU no quiere o no puede resolver por sí solo. EEUU no ha ratificado la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, ¿cómo pretende entonces que China respete las normas sobre delimitación de aguas territoriales en sus mares del Este y del Sur?
La administración del presidente Barack Obama ha intentado crear la ilusión de un cambio de rumbo en este sentido, promoviendo acuerdos "suaves" que permitan a EEUU dar la imagen de participar -sin obligarse- en normas vinculantes. Tal fue el caso del tan elogiado "acuerdo de apretón de manos" entre Obama y el presidente chino, Xi Jinping, del pasado mes de noviembre sobre las emisiones de dióxido de carbono.
Pero, si bien estos acuerdos dan lugar a grandes titulares, no proporcionan la estabilidad y previsibilidad necesaria para el éxito a largo plazo, porque las reglas estrictas y las instituciones fuertes son esenciales.
Si EEUU aspira a convertirse en el "socio indispensable", debe comprometerse de nuevo con el orden basado en reglas que tan buenos resultados ha dado al mundo y en particular a éste país durante las últimas siete décadas, y comenzar a fortalecer las instituciones que han constituido la columna vertebral del orden internacional liberal.
En concreto, EEUU debería aprobar finalmente el paquete de reformas del Fondo Monetario Internacional acordado en 2010, al tiempo que promover un avance real en la conferencia de revisión del Tratado de No Proliferación prevista para mayo, y no escatimar esfuerzos para que la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del próximo diciembre produzca acuerdos vinculantes.
Una asociación indispensable supone ayudar a los países a que se ayuden a sí mismos. Requiere visión, compromiso, y, lo que es aún más importante, liderazgo. Una discusión sincera sobre la política exterior de EEUU resulta vital para asegurar que esta "Ciudad en la colina" siga siendo un faro de esperanza y un catalizador de progreso.
(Ana Palacio, a former Spanish foreign minister and former Senior Vice President of the World Bank, is a member of the Spanish Council of State, a visiting lecturer at Georgetown University, and a member of the World Economic Forum's Global Agenda Council on the United States)
Si fuera así que lo digan alto y claro (dispuestos a honrar el "affectio societatis")
De resultar auténtico lo del "socio indispensable" (EEUU + UE vs. China), "el poder indispensable" (EEUU) debería estar decidido a hacer los mayores sacrificios (al costo de los factores) para "interesar" a su principal asociado (UE), en el proyecto.
Si fuera cierto lo de la "OTAN Económica", EEUU debería facilitar el "quid pro quo".
Si quisieran asegurar la "Ciudad en la colina", EEUU debería aclarar el "cui prodest".
Y yo, que sigo sin creerlo espero que no me acusen de "neofobia", si sostengo, que USA continuará privilegiando al área del Pacífico (salvo en el caso de UK, su "aliado" en la UE), y propongo, que la UE se oriente hacia Rusia, Turquía, América Latina y tal vez, África. USA no puede abandonar a su principal proveedor y prestamista (China).
Los que han leído mi Paper anterior (Europa pierde la III Guerra Mundial (una batalla económico-financiera), recordarán estos párrafos:
– La "tanguedia" europea: "Cuesta abajo" – la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser (entre el Síndrome de Estocolmo y el Complejo de Saturno)
El síndrome de Estocolmo se refiere a un grupo de síntomas psicológicos que se producen en algunas personas en cautiverio o situación de los rehenes. Ha recibido una publicidad considerable de los medios en los últimos años, ya que se ha utilizado para explicar el comportamiento de las víctimas de algunos secuestros conocidos como Patty Hearst (1974) y Elizabeth Smart (2002). El término toma su nombre de un atraco a un banco en Estocolmo, Suecia, en agosto de 1973. El ladrón tomó cuatro empleados del banco (tres mujeres y un hombre) en la caja fuerte con él y los mantuvo como rehenes durante 131 horas. Después que los empleados fueran puestos en libertad, parecían haber formado un vínculo emocional con su captor, que dijo a los periodistas que vieron a la policía como su enemigo en vez de al ladrón de bancos, y que no tenían sentimientos positivos hacia su penalización. El síndrome fue nombrado por primera vez por Nils Bejerot (1921-1988), profesor de medicina que se especializó en la investigación de la adicción y se desempeñó como consultor psiquiátrico de la policía sueca durante el enfrentamiento en el banco. Síndrome de Estocolmo es también conocido como Síndrome de Supervivencia de identificación
Saturno es la versión romana del dios Cronos en la mitología griega. Cronos es uno de los doce titanes que nacen de la unión de Urano (el cielo) y Gea (la tierra). En un principio el papel de Urano será cubrir y así proteger a Gea, la tierra, pero al unirse a ella se convertirán en la pareja de dioses que gobernarán el mundo. Ungido de ese poder, Urano no verá con buenos ojos a sus hijos, temiendo que al crecer le arrebataran su trono. Así que Gea se verá obligada a sepultar a cada uno de los hijos que nacen en sus entrañas, aunque llevada por su instinto maternal hará uso de su astucia y engañará a su marido con el menor de sus hijos, precisamente Cronos. Armará a Cronos con una hoz, y con ella el vástago conseguirá cortarle los genitales a su padre. Del esperma de Urano, que cayó al mar, nacería Afrodita, y de las gotas de sangre caídas en la tierra, nacerían los Gigantes, además de las Erinias y las ninfas Melíades
El complejo de Saturno es desarrollado por los hombres para disminuir la competencia. Ha sido elaborado a parir de una leyenda mitológica, la cual habla de Saturno, referido a Crono, y de cómo apareció este complejo.
En psiquiatría es una enfermedad mental que lleva a los padres a causar daño, incluso la muerte, de sus hijos en la convicción de que es la única solución para evitarles los problemas que tendrán en la vida.
Sin hacer transversales interpretaciones psicológicas u oblicuas conjeturas mitológicas, es posible asimilar el comportamiento europeo a una mezcla (cóctel letal) del Síndrome de Estocolmo con el Complejo de Saturno.
Desde que leí en la prensa el relato de algunos alemanes que habían sobrevivido a la guerra, recordando (con agradecimiento) que cuando el ejército americano (vencedor e invasor), ocupaba las ciudades (en su desfile triunfal) les regalan "chocolatinas" a los niños, comprendo, aunque no comparto, ese Síndrome de Estocolmo del que hablo.
Alemania ha estado agradecida a los Estados Unidos por haber sido vencida en la guerra (fin del nazismo). Alemania ha estado agradecida a los Estados Unidos por la aplicación del Plan Marshall (reconstrucción y cooperación). Alemania ha estado agradecida a los Estados Unidos por haberla protegido (durante la guerra fría) del riesgo de invasión soviética ("Yo también soy berlinés", Kennedy – 1963).
Finalmente, Alemania ha estado (y está) agradecida a los Estados Unidos por permitirle vender en el mercado americano sus Mercedes, BMW, Audi, VW, instrumentos médicos, ópticos y de precisión, productos químicos, electrotécnica y electrónica, máquinas e instalaciones (agradecidos al Diablo por haberles "comprado" el alma).
Y si para eso hay que "abjurar" del Modelo Renano, se hace. Y si para eso hay que "renegar" de las enseñanzas de Friedrich List (1) "Sistema Nacional de Economía Política" – 1841, se hace.
(1) Resaltó la idea nacional e insistió en los requisitos específicos de cada nación de acuerdo a sus circunstancias y, especialmente, su grado de desarrollo. Se le conoce por dudar de la sinceridad de las llamadas al libre comercio de los países desarrollados, en particular Gran Bretaña.
Con una Alemania (la locomotora de la Unión Europea) sometida y agradecida (como una mujer maltratada) a los EEUU, ya me dirán ustedes donde están los intereses (el raptor) y donde quedan los amigos (los socios europeos).
Si a ese "síndrome", agregamos la actitud permanente de sabotaje (y vileza) del Reino Unido con los proyectos de unidad europea (el "submarino" de los EEUU en Europa), la megalomanía francesa (el último país comunista del viejo continente), el sistema de "sense and sensibility" de los países del centro y norte de Europa, las "debilidades" de los PIGS (más "pigs" que nunca), la "bisoñez" de los nuevos socios del este, la presión migratoria, los conflictos de integración o multiculturalidad, más la crisis financiera y el "sálvese quien pueda", ya tenemos "servido" el "complejo" de Saturno.
Vamos, que hay que separarlos para que no se coman los unos a los otros, para regocijo de los terceros países (EEUU, China) que se disputan el liderazgo mundial. Si no se matan (como en las antiguas guerras) al menos se neutralizan, tornando inoperante cualquier proyecto de unidad. En el "mejor" de los casos, un final en "tablas" por jaque continuo, "and the game is over". Por favor Saturno, trágame sin masticar ni morder
En ese camino de perdición, Europa adopta el modelo del conservadurismo (EEUU, UK), que considera el bien común como un error y a los pobres como una patología. Tras la estela de los Estados Unidos, Europa tiene el futuro a la espalda, y perece.
El gran salto delante de la Unión Europea (desafío socialdemócrata) se ha quedado en un salto hacia atrás (vergonzante y acomplejado) de liberalismo posmoderno.
Sus "líderes" políticos (indocumentados y arrogantes), atrapados por la pereza y la cobardía, lastrados por la corrupción, hundidos por el descrédito moral o ético (y hasta estético), continúan demostrando un gran desamparo ideológico. Están muertos: "a ver quién se atreve ahora a decírselo". Y ellos siguen como un ejército de zombis por los salones del Consejo Europeo (felices de haberse conocido). "The Walking Dead"
Luego de leer a "los que saben", con sus proyecciones y recomendaciones, me permitirán (con toda humildad) hacerles algunos comentarios de "cabotaje" (al hilo del vivir), más como profesional en Administración de Empresas (retirado), que como Economista amateur (en decadencia). Aplicando el análisis DAFO a las capacidades competitivas de la Unión Europea, comparando sus características internas (Debilidades y Fortalezas) y su situación externa (Amenazas y Oportunidades).
El análisis DAFO es una herramienta para conocer la situación real en que se encuentra una organización, empresa o proyecto, y planear una estrategia de futuro.
Durante la etapa de planeamiento estratégico y a partir del análisis DAFO se deben contestar cada una de las siguientes preguntas:
¿Cómo se puede destacar cada fortaleza?
¿Cómo se puede disfrutar cada oportunidad?
¿Cómo se puede defender cada debilidad?
¿Cómo se puede detener cada amenaza?
Este recurso fue creado a principios de la década de los setenta y produjo una revolución en el campo de la estrategia empresarial. El objetivo del análisis DAFO es determinar las ventajas competitivas de la empresa bajo análisis y la estrategia genérica a emplear por la misma que más le convenga en función de sus características propias y de las del mercado en que se mueve.
En la era de los "modelos matemáticos" (de corte y confección), de los "algoritmos complejos", del "high-frequency trading", de las "apps", y de tanto "shadow banking" ustedes sabrán perdonar a este viejo (y descreído) observador, volver a las fuentes. La línea básica, vamos. Aunque sea, por pura melancolía.
Europa, en general y la Unión Europea en particular (no digamos ya la eurozona, con su lastre monetario), es una región diversa, compleja, lenta, pesada, burocrática, poco flexible, escasamente dinámica, desconfiada, infiel, insolidaria, envidiosa, rencorosa, resistente al cambio, perezosa, nostálgica (la lista se puede continuar).
Muchos años de "duelos y quebrantos", han hecho del europeo un ser con una "memoria genética" poco propensa a la agresividad empresaria, la competitividad, la economía de mercado, el cambio de entorno, los grandes riesgos, and "the Magic Roundabout" de los becarios de la banca. La única excepción podría ser el Reino Unido (mejor dicho, Londres), pero estos WASP pueden considerarse una embajada de los EEUU en Europa (para su uso y abuso). Una banca offshore o una bandera de conveniencia de los Estados Unidos, metida de tapadillo en la Unión Europea.
Si uno es un "gordito" tenista de fin de semana, con más colesterol que energía muscular, con más propensión al "after play" que al "match point", lo mejor, si es que insiste en jugar al tenis (y ganar, algún partido), es buscarse otro lento, pesado, y pésimo deportista con el que "competir" de igual a igual (y hacerle pagar las copas en el bar).
Pero si ese mismo "gordito" por las suyas (malo), o instigado por los demás (peor), decide jugar con el mejor del club, se jodió el invento. No gana, ni por milagro (y pagará todas las copas), además de hacer el mayor de los ridículos. Un juego de tontos.
Pues eso (y perdón por la metáfora), es lo que hace la Unión Europea. Trata de jugar en un terreno (y a un deporte) en el que tiene todas las de perder. Y termina "llenando los dedos de cara" a sus rivales. Un fracaso económico monumental y una estulticia pueril.
Europa ha abierto su mercado interior (desregulación, desarme arancelario, librecambio, globalización), ha permitido el libre movimiento de capitales (financierización), ha renunciado a su industria (deslocalización), a cambio de nada. De ser miembro del club.
Para estar a la "moda" (según el dictado de la pasarela USA), se ha tragado el "cuento" (mentira, patraña, falsedad, engaño, embuste, trola) del libre mercado, la globalización, la desindustrilización, los servicios, las nuevas tecnologías, y toda la factoría de ficciones. Para que la dejen sentirse "reina por un día", ha entregado gratis su mercado.
La diferencia (como en el juego de tenis de la metáfora) entre la desindustrialización de EEUU (principalmente en favor de China) y la de Europa (en favor de los BRICS, y de todo el que pasara por allí), es que USA es más ágil (pícara, si se quiere, y poderosa, sin lugar a dudas) para buscar otras soluciones o imponerlas a terceros (de ser necesario).
EEUU desarrolla Silicon Valley, o Boeing (con apoyo del gobierno, en ambos casos), mientras Europa (acomplejada, timorata, y desunida) duda si desarrollar EADS, apoyar a los "campeones nacionales" o preservar su agricultura (PAC).
EEUU no duda en "cargarse" (cagarse, sería más exacto) Kioto, con el fracking petrolero, o el desarrollo de los cultivos transgénicos, mientras Europa lo consulta con los ecologistas, la "Santa Compaña" y sigue haciendo "terapia de grupo".
EEUU desembarca en Europa con su industria cinematográfica (Hollywood), sus canales de televisión (Nickelodeon, Disney Channel, Cartoon Network, ESPN, MTV, Discovery Channel, Fox News, Bloomberg, CNN, CNBC ), sus Facebook, sus You Tube, sus Twitter, sus Apple, sus "apps", y toda su "puñetero" poder blando, mientras Europa organiza festivales para premiar sus producciones, o hace cola toda la noche para comprar sus nuevos gadgets.
EEUU contagia a Europa su Sida financiero (crisis de las hipotecas subprime, titulizaciones), se recupera antes del tsunami, y deja a la UE, "medio embarazada", con una deuda pública y un déficit fiscal, cuya amortización demandará el sacrificio de varias generaciones. EEUU sabe (y puede) exportar sus problemas a otros países.
EEUU manda a través de Wall Street en todas las bolsas europeas, que esperan su apertura (varias horas después del horario europeo) para replicar como "borregos" su comportamiento, sin ningún tipo de análisis macro o de fundamentales. Pura manada.
En definitiva, para hacerlo corto. Aunque Europa es el "gordito" jugador de tenis, dueño de las raquetas y las pelotas (que además, paga la membresía del club a los invitados), EEUU le gana todas las partidas porque es más ágil, más pícaro, más creativo, más desinhibido, más audaz, más mentiroso, más desacomplejado, más avaro, más ambicioso, más desprejuiciado Y al final, el "gordito paganini" (Europa) se queda compuesto y sin novia.
Esto por no hablar del rival chino. Ahí, lo mejor es abandonar en el primer set.
Ante el "oximorón" de la Unión Europa, háganse las preguntas del DAFO y busquen alguna respuesta:
¿Cómo se puede destacar cada fortaleza, desde la pura estupidez?
¿Cómo se puede disfrutar cada oportunidad, desde la esclavitud moral?
¿Cómo se puede defender cada debilidad, desde la inconsistencia y la mediocridad?
¿Cómo se puede detener cada amenaza, desde la cobardía y la duda existencial?
La UE no hace uso de sus "capacidades distintas"
La UE no aprovecha sus "ventajas naturales"
La UE renuncia a utilizar sus "recursos superiores"
La UE tiene una paralizante "resistencia al cambio"
La UE tiene un enorme problema de "motivación de sus ciudadanos"
La UE no sabe utilizar, o aprovecha menos, las "nuevas tecnologías"
La UE no se beneficia del "debilitamiento de sus competidores"
La UE no realiza ningún tipo de "posicionamiento estratégico"
La UE desperdicia la "experiencia acumulada" durante las tres revoluciones industriales
Euro punto de vista ("aquí me pongo a contar"): la inmovilidad suicida
Antes, se decía que la Unión Europea era un gigante económico (por tamaño del mercado, producto interior bruto, distribución del ingreso, estado del bienestar ) y un enano político (Kissinger: ¿cuándo quiero hablar con Europa, a qué número llamo?).
Después de la crisis financiera (heredada -tontamente- de los Estados Unidos), la Unión Europea se enfrenta -tal vez- a su última oportunidad para no ser como Japón. Un enano político (por voluntad propia) y un hemipléjico económico (por esclerosis múltiple).
Ni siquiera a Alemania le alcanza con "más de lo mismo" (una economía orientada a la exportación). Ni siquiera a Francia le alcanza con "más de lo mismo" (la protección del Estado desde la cuna a la tumba). Ni siquiera al Reino Unido le alcanza con "más de lo mismo" (chantajear a la UE y seguir "usufructuando" del negocio de los eurodólares). Ni siquiera a los PIGS (más "pigs" que nunca), les alcanza con "más de lo mismo" (seguir viviendo por encima de sus posibilidades con el crédito de los países del norte).
¿La única "solución" está en continuar (o ampliar) la política monetaria expansiva?
La política monetaria expansiva y las medidas no convencionales que está experimentando la eurozona podría incrementar -aún más- la desigualdad en la distribución de la renta, al igual que está ocurriendo en EEUU. Estas inyecciones de liquidez terminan disparando los precios de los activos financieros, que están en posesión de los hogares más pudientes.
El Banco Central Europeo sigue avanzando en su combate contra la moderación de los precios en la eurozona: unos tipos de interés históricamente bajos, varias macro-Operaciones de Refinanciación a Largo Plazo (LTRO), compra de bonos garantizados, etc. En noviembre (2014), el BCE emprenderá un nuevo camino con la adquisición de Asset-Backed-Security (ABS) y puede que en enero (2015) comience a financiar los déficits de los Estados comprado deuda soberana.
El prestigioso economista Joseph Stiglitz, asegura en Bloomberg que el mayor riesgo que se corre al poner en práctica este tipo de políticas monetarias tan expansivas es que puede desembocar en un incremento de la desigualdad: "hacer a los ricos más ricos". (El Economista – 28/10/14)
Y es que, estas inyecciones de liquidez y compra de activos por parte de los bancos centrales provocan un incremento del precio de los activos financieros. Y en cualquier país, ¿quién posee la mayor parte de las acciones, bonos y demás activos? Quien dispone de la suficiente renta disponible para invertir, es decir, los más ricos de la sociedad.
El exjefe del Banco Internacional de Pagos, William White, señala que "estas medidas no convencionales de la política monetaria tienen grandes probabilidades de conseguir unos objetivos no esperados, el incremento de la desigualdad es uno de ellos".
White cree que los problemas estructurales de Europa, elevada deuda y un sistema bancario que no funciona no se pueden solucionar imprimiendo dinero: "Tratar de resolver problemas estructurales usando la política monetaria es crear un espejismo peligroso".
John Silvia, economista jefe de seguros en Wells Fargo, explica que "la experiencia que viva Europa podría ser muy parecida a la que está viviendo Estados Unidos, los precios y las valoraciones de los activos financieros crecerán, beneficiando a la parte más ricas de la población".
El incremento de la desigualdad puede terminar fraccionando la sociedad y derivando en movimientos extremistas: "El "mix" de políticas que se están poniendo en práctica en Europa puede tener efectos políticos adversos", asegura Stiglitz.
Según Bloomberg, Estados Unidos es uno de los países de la OCDE en los que mayor desigualdad existe, sólo por detrás de Turquía y Chile. Mientras que en la eurozona, España el país más desigual en lo que se refiera a la distribución de la renta.
Para medir la desigualdad, se suele utilizar el Coeficiente de Gini, que mide el grado de desigualdad de la distribución del ingreso o la desigualdad de la riqueza en una región. Cuanto más se acerque al uno el resultado mayor será la desigualdad en el país. El Coeficiente de Gini en España es de 0,34, en EEUU de 0,41, en Sudáfrica de 0,63, en Dinamarca de 0,24, uno de los países con menor desigualdad en la distribución de la renta.
¿Podrán sacar a la Unión Europea de su "inmovilidad suicida" los mismos (o parecidos) líderes que la metieron en ella (por ignorancia, colusión, o debilidad, ante los EEUU)?
¿Quién? El traidor Cameron, topo de los EEUU en la UE. El escandaloso Hollande, viajando de paquete en una sexo-motocicleta. La acompleja Merkel, que todavía está haciéndose perdonar su origen "ossi". El ambicioso Renzi, que no logra meter la primera marcha. El pusilánime Rajoy, que no ha tomado ninguna medida en tres años.
¿Quién? El resucitado Sarkozy, el siempre listo Berlusconi, o los políticos de la rabia: Nigel Farage, Marine Le Pen, Alexis Tsipras, Pablo Iglesias "Apaga y vámonos".
¿Iluminará el camino de la Unión Europea el "establishment" de Bruselas?…
La leve acción de los gobernantes europeos (los mariscales de la derrota en la III Guerra Mundial -económico-financiera-), lleva a pensar que, si hubieran realizado reformas valientes (estratégicas y no tácticas) podrían haber hecho de Europa una región económica capaz de competir con Estados Unidos y los países emergentes. Una Europa donde se premiara el esfuerzo y la innovación en lugar de castigarlos con impuestos confiscatorios. Una Europa donde se subvencionara el I+D en lugar de organizaciones y empresas caras e inútiles. Una Europa que convirtiera su "colesterol" (patrimonio no productivo del Estado) y la reducción de la burocracia, en dinero en el bolsillo de los ciudadanos, para que así creciera la demanda interna y bajara el endeudamiento privado.
Pero no. No ha sido así. Se han hecho algunas cosas (a remolque de las circunstancias), pero son pocas. El proceso es lento y siempre llegan tarde (el Reino Unido "conspira y traiciona", Alemania "desconfía y se encastilla", Francia "intenta empujar la soga" y el resto (Ay, el resto), levitan entre la "obediencia debida" (Señor, sí Señor), o la "mendicidad claudicante" (una limosnita, por favor). Los políticos de la UE deben hacer las reformas que fomenten el trabajo, el esfuerzo y la innovación, no luchar por dejar todo como está. Pero ellos "viven por encima de nuestras pasividades".
Justo hoy (9/11/14): para que el Muro de Berlín cayera hizo falta la política decidida de algunos dirigentes. 25 años después, para que los "28 Muros de la Derrota" se levanten parece suficiente con la cobardía de los "pobrecitos habladores" que han transformado la Unión Europea en una ópera bufa. De lo bueno y lo malo, Alemania es responsable.
Putsch de Múnich: en la tarde del 8 de noviembre de 1923, Hitler, junto con un contingente de las SA, llegó a la cervecería Bürgerbräukeller donde el gobernador de Baviera, Gustav von Kahr, pronunciaba un discurso delante de 3.000 personas. Cerca de 600 hombres de las SA bloquearon las salidas. Hitler, rodeado por sus copartidarios Hermann Göring, Alfred Rosenberg y Rudolf Hess, entró por la puerta delantera a las 20:30 horas, disparó un tiro al techo y saltó sobre una silla gritando: "¡La revolución nacional ha comenzado!". Alemania será la culpable del regreso de la "vieja" Europa.
A la luz de los hechos, podría decirse que Europa ha pasado de "un mundo feliz", a la "conjura de los necios". En esta derrota (III Guerra Mundial), por acción u omisión de Alemania, Europa se ha quedado "sin barcos (economía) y sin honra (política social)". "Los dioses ciegan a quienes quieren perder" (de la tragedia Áyax)
Si a pesar de todas las advertencias la "burocracia" de Bruselas (sospechosos habituales, cómplices necesarios, socios del silencio) insistiera en seguir adelante con el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, habría que tener en consideración las siguientes "salvaguardias" (resguardos), para evitar "daños colaterales" (antes que nos borren la memoria):
El TTIP debería ser entendido, no sólo como un proyecto económico, sino como un proyecto político y de clase de una élite multinacional cuyo objetivo es revertir los logros conseguidos en materia social en occidente y preservar el liderazgo internacional de EEEUU, reservando para la UE un triste papel de "partenaire". La consecuencia de este proyecto podría ser una vuelta a un lejano oeste sin ley, en el cual las grandes corporaciones y bancos lleven la voz cantante poniendo sus intereses por delante de las necesidades e intereses de los ciudadanos, dentro, y más allá del Atlántico.
Dado que EEUU y la UE dan cuenta de la mitad del PIB mundial y un tercio de todos los intercambios comerciales globales, es fácil suponer que la creación de la mayor zona de libre comercio hasta la fecha nunca vista tendría un impacto considerable en el resto del mundo. Los intereses de los países ricos y los países empobrecidos parecen irreconciliables dentro del sistema de acuerdos comerciales multilaterales. Por ello, la UE ve las charlas con los EEUU sobre el TTIP como una manera de evitar el estancamiento de las negociaciones dentro de la Organización Mundial del Comercio e imponer el nivel de liberalización conseguida en el Atlántico al resto del mundo. Los objetivos de este proyecto son los países emergentes: Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica, cuyas economías crecientes son vistas como una amenaza a la hegemonía global de los EEUU y la UE (ilusionada de estar del lado bueno de las vías del tren).
Además de conocer la dimensión del TTIP como proyecto político, es necesario reconocer sus importantes implicaciones a nivel doméstico. El TTIP podría dejar libres a las compañías de cualquier tipo de atadura, siendo éstos, los aranceles o la regulación en materia social o medioambiental; por otro lado, tendrían la posibilidad de demandar la autoridad de cualquier gobierno que pudiera interferir con sus futuras ganancias, lo que podría debilitar seriamente las regulaciones socio-económicas y medioambientales que salvaguardan el bienestar de las personas y el hábitat, de las acciones corporativas con consecuencias negativas.
Al eliminar barreras de todo tipo al libre comercio, sectores industriales enteros quedarían expuestos a una competencia transatlántica salvaje que beneficiaría a las grandes multinacionales a costa de reducir o eliminar a los competidores nacionales más pequeños gracias a la economía de escala. Sería particularmente difícil para algunos sectores, como la agricultura europea, donde las diferencias son demasiado grandes como para establecer una competencia justa. Los estudios preliminares indican que desmantelar las barreras arancelarias y no arancelarias, tendría repercusiones serias sobre el empleo, especialmente en la UE.
La armonización de la regulación, pensemos especialmente en los estándares que incluyen los alimentos modificados genéticamente y el REACH sobre regulación química, incluiría un reconocimiento de ambos marcos regulatorios como equivalentes, por lo tanto, muchas regulaciones medioambientales y sociales europeas dejarían de ser efectivas a la hora de proteger a consumidores, pacientes o el medioambiente.
Más todavía, si se incluyera en el TTIP un capítulo de protección de la inversión, las compañías podrían demandar a los gobiernos por poner en riesgo sus beneficios potenciales y pedir indemnizaciones millonarias. Las regulaciones que podrían implicar un riesgo para las corporaciones incluyen: las moratorias y prohibiciones sobre tecnologías arriesgadas o peligrosas como el "fracking" o la biotecnología, y limitaría, considerablemente, la capacidad de los reguladores para intervenir en el mercado. A través del mecanismo de resolución de conflictos entre Inversor y Estado, se garantizarían a las corporaciones y bancos más derechos que a los ciudadanos, dejando a los contribuyentes con la responsabilidad de pagar indemnizaciones millonarias en un momento en el que los presupuestos nacionales están luchando para cubrir los costes esenciales de los servicios públicos.
Cuando juntamos todos estos elementos, queda claro que se trata no sólo de un acuerdo económico, sino de un plan político de una élite transatlántica cuyo objetivo es revertir todos los logros que los pueblos han logrado conseguir a través de décadas de lucha. Las fuentes de algunas industrias han descripto al TTIP como "la última acción de los lobbies", y los lobbies industriales se han embarcado ya en una serie de rondas diplomáticas entre Washington y Bruselas a puerta cerrada. Por esta razón, es vital asegurarse que dicho acuerdo respete las disposiciones laborales, sociales, sanitarias, seguridad, etiquetado, denominación de origen, principio de precaución, protección al consumidor, medioambientales, financieras, de servicios, propiedad intelectual, derecho a la privacidad de los ciudadanos, igualdad ante la ley, información pública y debate abierto sobre los tratados, aprobación democrática de los tratados "armonizando" las regulaciones y normas a ambos lados del Atlántico, al "máximo común denominador" dispositivo entre las dos regiones (elegir, de las dos, la más exigente de las normativas, en cada caso).
Sin este mínimo de "garantías", Europa estaría pasando de la "primacía" americana a la "hegemonía" americana, con la UE (mujer maltratada), como víctima propiciatoria.
Si para los EEUU América Latina fue considerada su "patio trasero" y así se la trató, la Unión Europea pasaría a ser considerada como su "alfombrilla de baño" (¿queda un poco fuerte decir, "papel higiénico?) y así se la tratará.
Entonces, parafraseando a Churchill, cabría decir: La Unión Europea tuvo que elegir entre la humillación y el mercado. Eligió la humillación y se quedará sin el mercado.
Allá por el año 2003, Robert Kagan escribía: "Ha llegado el momento de dejar de fingir que Europa y los EEUU comparten la misma visión del mundo o incluso que viven en el mismo mundo". Según Kagan, los EEUU, por su poder militar sin rival, vive en un mundo anárquico y hobbesiano, de buenos y malos, donde los conflictos se resuelven por la fuerza, mediante la coerción, prescindiendo del derecho y de las instituciones internacionales cuando convenga. Europa, en cambio, por su debilidad militar y su experiencia histórica desde mediados del siglo pasado, vive en un mundo kantiano, donde los conflictos se resuelven con negociaciones, el derecho y las organizaciones internacionales, la diplomacia, la presión económica y comercial. El proceso es igual o más importante que los resultados.
El autor de Poder y debilidad nos revela sin rodeos la forma en que desde la Casa Blanca se entienden las actuales relaciones europeo-estadounidenses, o más explícitamente, la brecha transatlántica, que la última intervención en Irak ha puesto de manifiesto. A la hora de establecer prioridades en política interior, definir las posibles amenazas, plantearse retos y diseñar la política exterior y de defensa, hace tiempo -dice Kagan- que Estados Unidos y Europa han tomado caminos diferentes.
Doce años después (Marzo de 2015): Con TTIP o sin TTIP, Europa sigue inmersa en el círculo "vicioso" del decrecimiento (más allá de los complejos). Con Kagan (la sonrisa) o sin Kagan (el sonrojo) seguimos "cagados". ¿Por qué será?
Nadie es capaz de predecir por cuánto tiempo más los gobernantes europeos (entre paradigmas fallidos y retóricas absurdas) podrán seguir convenciendo a sus ciudadanos (¿contribuyentes expoliados, súbditos obedientes, manada dócil, pesebre silencioso?) con un crecimiento falso, dinero falso, trabajos falsos, estabilidad financiera falsa, inflación falsa y crecimiento de los ingresos falsos.
La divergencia entre los Estados Unidos y la Unión Europea es un fenómeno tanto político como económico y financiero. Para superarlo hay que garantizar un crecimiento constante y financieramente sostenible, que requiere la adopción de políticas nacionales receptivas y una amplia (y generosa) coordinación bilateral. Lamentablemente, el ambiente político actual, bastante complicado, ha impedido hasta el momento la aplicación de este proyecto. ¿Con estas asimetrías, un TTIP?
Demasiados dirigentes políticos europeos (arrogantes o corruptos… tal vez, las dos cosas) siguen incapacitados -o poco dispuestos- para cumplir con sus deberes en materia de gobernación económica. Resulta particularmente lamentable, la falta de acción para concretar: reformas estructurales para reavivar los motores del crecimiento, medidas encaminadas a reequilibrar la demanda agregada y la eliminación del endeudamiento excesivo. La dura realidad de la UE (y también de los EEUU, hasta donde logro entender) es una desoladora confusión de cegueras voluntarias, ideales pendientes y torpes realizaciones. ¿Con estos fatuos, un TTIP?
Autor:
Ricardo Lomoro
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