Descargar

Los movimientos sociales en la Europa del Siglo XIX (página 6)


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13

En Málaga se establece una junta que proclama la Constitución de 1812 (19) siendo muertos,en diversos incidentes por la multitud,el general gober- nador de la ciudad y el conde Donadio, gobernador civil. También se for-man juntas, en Extremadura, Valencia, Murcia, Zaragoza y la ya mencio- nada de Barcelona, exigiendo todas ellas, la proclamación de la Constitu-ción de 1812. En Madrid, es asesinado, por la multitud, el general Quesada que había sido, hasta unos días antes, capitán general de Madrid. (20)Todos estos incidentes no finalizarán hasta la formación de un nuevo gobierno,di- rigido por Mendizábal y la proclamación de la Constitución del año 12.(21)

Las primeras asociaciones obreras, en España, nacieron en Cataluña.La Sociedad de Tejedores fue la primera en crearse, agrupaba a trabajadores de un mismo oficio, su finalidad era conseguir mejores condiciones laborales y salariales.Los trabajadores afiliados pagaban una cuota para pagar a los trabajadores que enfermaban, eran despedidos o se hayasen en huelga.

La legalización de las primeras asociaciones obreras, se produce,en España, el 28 de febrero de 1839.El Gobierno concedió la autorización de so- ciedades mutualistas y cooperativas,aunque dejaba a los dirigentes políticos regionales su reconocimiento.Se fundó,en 1839,una"Sociedad de Tejedores del algodón",no tolerada. El 17 de marzo de 1840,bajo la inspiración del te- jedor Juan Munts, se fundó la "Asociación mutua de obreros de la industria algodonera". Ambas asociaciones, en realidad eran la misma con dos caras. La primera -La "Sociedad de Tejedores del algodón"-efectuaba la resistencia activa; la segunda era una pura mutualidad. Se apoyabaen el Decreto de 1839.Sin embargo, el Gobierno Civil de Barcelona el 25 de mayo de 1840 prohibió las reuniones obreras fomentadoras del asociacionismo. (22)

No obstante,continuaron su actividad las asociaciones obreras clandesti-namente y obligaron a la patronal a reunirse con los representantes obreros en un Comité paritario. El 6 de enero de 1841, el Regente, general Esparte- ro, a instancia de los patrones catalanes,disolvió las asociaciones obreras. Los obreros continuaron actuando en la clandestinidad,hasta que las autori- dades catalanas publicaron un Decreto autorizando las sociedades mutualistas de los trabajadores.Empero,el 9 de diciembre de 1841,el Gobierno dictó una segunda orden de disolución de la "Sociedad de Tejedores del algodón". De la firme resolución de los trabajadores es buena muestra, el Manifiesto que se publicó contra esta segunda disolución:"Tejedores y demás jornaleros asociados, no os dejéis sorprender. Nuestra Asociación no nece- sita de la aprobación ni de la reprobación de nadie; con los derechos que nos concede la naturaleza y la ley,tenemos bastante, y los que digan lo con- trario son los perturbadores. Por consiguiente, nuestra asociación es un acto voluntario y recíproco que no está sujeto a disolución. Mucha firmeza y mucho silencio es lo que debemos guardar y vengan decretos." (23)

Los acontecimientos revolucionarios de diciembre de 1842 dieron pie a que el Gobernador Civil de Barcelona dictara una orden disolviendo la "Sociedad de Tejedores", bajo cualquier modalidad o denominación que presentara, "fuera pública o clandestina". Esta suspensión tampoco consi-guió acabar con la asociación, cuyo núcleo dirigente se respaldaba en la cooperativa creada "Compañía Fabril de Tejedores de Algodón", en cuya dirección seguía Juan Munts. Sin embargo, los sucesos de 1843, asestaron un golpe fatal a la asociación y supusieron un debilitamiento del movimien-to obrero que no volvió a resurgir hasta 1854. (24)

La lucha por el derecho de asociación de la clase obrera, no sólo se dio en Barcelona sino en toda la Cataluña textil. De 1844 a 1854, la actividad asociacionista se desarrolló en plena clandestinidad y, a pesar de la repre-sión, continuaron los conflictos laborales, como lo demuestran las circula-res de los gobernadores civiles de 23 de febrero de 1850, la de 1851 y la re- solución de 1853 prohibiendo las asociaciones obreras. En 1850, en Iguala-da, los tejedores a mano presentaron la primera reivindicación colectiva a los patronos del gremio. En 1854 la colocación de numerosas máquinas automáticas (selfacting) produjo numerosas huelgas organizadas por Co- misiones de Trabajadores.En 1854 apareció en Barcelona la primera Confe-deración de Sociedades Obreras de España. Su denominación fue "Unión de clases". (25)

La primera noticia que se tiene en España sobre una experiencia socializadora se produce durante el reinado de Isabel II, en 1841, cuando Manuel Veloy propuso la creación de una colonia agrícola basada en el modelo fourierista, en terrenos de propios de Jerez, en Cádiz. Aunque ese primer intento fracasó, en 1844, el mismo Veloy, esta vez en Cartagena, consagra un falansterio en el que todo el género humano podrá ser bueno y feliz. La teoría de la construcción de falansterios prendió, pues, sobre todo, en la zona meridional de España, especialmente en Andalucía. Los socia-listas utópicos (Terradas, Monturiol, Rovira, Montaldo…), sintiéndose atraídos por la utópica Icaria, comunidad en la cual no existirían "ni indi-vidualismo, ni ley agraria ni el reparto de bienes" sino una sociedad basada en la fraternidad, cuyo lema era "uno para todos, todos para uno".

Desde 1840 la propaganda socialista fue arraigando en España y poco a poco fue dando sus frutos. Los primeros propagadores de las doctrinas socialistas fueron discípulos de Fourier figurando, el primero entre todos, don Joaquín Abreu, diputado que fue de las Cortes de 1823, y uno de los doce que en Sevilla votaron la destitución del rey Fernando. Abreu,emi- grado a Francia, conoció personalmente a Fourier en 1831.Vuelto a España, en 1834 y establecido en Cádiz,comenzó a exponer sus teorías falansteria- nas en los periódicos de aquella ciudad y en los de Madrid. (26)

Al cabo de algunos años reunió un grupo propagandista entre los que por su constancia sobresalieron don Pedro Luis Hugarte,don Manuel Sagra- rio de Veloy y don Faustino Alonso. Bajo la acción incansable de Hugarte y otros… se continuó después la propaganda socialista en la provincia de Cádiz, lo mismo en los campos que en las ciudades.

En 1841 don Manuel Sagrario de Veloy intentó realizar, en el sitio lla-mado Tampul, no lejos de Jerez,una asociación armónica que,desmontando y poniendo en cultivo gran extensión de territorio,debía fundar un falanste- rio, para lo que había reunido un millón de duros de capital; pero vino a Madrid a obtener del Gobierno la entrada, libre de derecho de aduanas, de útiles y material para la fundación, y la concesión de cierto número de soldados o de presidiarios, en su defecto,a los que pagaría un plus.Al negar- se el Gobierno a lo que pedía, se abortó el proyecto. (27)

Cataluña fue, como estamos viendo,la primera región española en mani- festar sus inquietudes sociales.Uno de los objetivos de las luchas y reivin- dicaciones de estos primeros años fue conseguir el derecho de asociación. Esta posibilidad llegó durante la primera etapa de la regencia del general Espartero. Así, en 1840, nacía en Barcelona la primera sociedad obrera de todo el Estado, la "Associació de Protecció Mútua de Teixidors de Cotó", más conocida como la "Societat de Teixidors". Dos años después, esta aso- ciación se había extendido fuera de Barcelona, con secciones en Olot, Vic, Igualada, Sabadell o Mataró, reuniendo a cerca de 50.000 afiliados. (28)

En 1841, Barcelona fue el escenario del primer congreso obrero, con la asistencia de diversas sociedades de oficios que habían aparecido siguiendo el ejemplo de los tejedores. Nacía así la primera confederación obrera del Estado, bajo la dirección de Joan Muns.En aquellos momentos,el movi- miento obrero, desengañado del liberalismo progresista, ya había empezado su viraje hacia las teorías democráticas y el republicanismo. No faltaban, influencias del primer socialismo utópico de Cabet o Saint-Simon. (29)

El fracaso de las insurrecciones populares vividas en Barcelona entre 1842 y 1843 desató la represión del gobierno contra las asociaciones obre- ras. Una represión que limitó la acción del movimiento obrero a las reivin- dicaciones laborales, abandonando la vía insurreccional.

Desde que la clase obrera, en el Estado español, comenzó a organizarse ha sido protagonista de numerosos movimientos huelguísticos para alcan- zar o defender los derechos laborales de los trabajadores.

En julio de 1854, poco antes del pronunciamiento que daría paso al Bienio Progresista, Cataluña vivió una de las huelgas más importantes del periodo. La introducción de las selfactinas, hiladoras mecánicas que hacían peligrar un buen número de puestos de trabajo, provocó la reacción de hi-ladores y tejedores. (30)La huelga paralizó el textil catalán durante un mes, con algunos episodios de violencia como el asalto e incendio de algunas fá- bricas. La presión obrera forzó al Capitán General de Cataluña a prohibir el uso de las selfactinas.También se produjeron huelgas en el sector de la construcción. Pese a todo, el Bienio Progresista supuso una nueva etapa de expansión del asociacionismo obrero y de sus reivindicaciones. (31)

El año siguiente, en 1855,el país vivió su primera huelga general.El mo- tivo fue la ejecución del líder obrero Josep Barceló, después de ser juzgado por asesinato en un proceso poco claro. La reacción popular contra esa ejecución provocó la represión del gobierno y la supresión de las organi-zaciones obreras. La respuesta fue una huelga general marcada por los en- frentamientos con la autoridad, que provocó diversos muertos.

Durante el Bienio Progresista 1854-56 las agitaciones sociales se extendieron a muchas zonas de España por la mala coyuntura política y por no ser tan duramente reprimidas. En Alcoy, Béjar, Antequera se produjeron huelgas en sus fábricas textiles. En 1855 se produce la primera huelga ge- neral al introducirse las selfactinas (máquina de hilado). Los huelguistas pedían: libertad de asociación, comisiones mixtas (de empresariosy trabajadores) para resolver los conflictos laborales. El gobierno responde prohibiendo las asociaciones obreras, y declarando el estado de sitio. (32)

La motivación principal para ponerse en huelga fue la orden cursada por el Capitán General, general Zapatero, el 24 de julio,disolviendo las aso-ciaciones obreras ilegales, y poniendo bajo el control militar todas las aso- ciaciones de socorros mutuos permitidas.Asimismo se sometía a la ley marcial a "todo el que directa o indirectamente se propasase a coartar la volun- tad de otro para que abra sus fábricas o concurra a trabajar en ellas, si no accede a las exigencias que colectivamente se pretenda imponer".La huelga general,que duró del 2 de julio al 11del mismo mes,fue masivamente segui- da. El lema de la huelga era "asociación o muerte". Además de la libertad de asociación, se pedía la reducción de la jornada de trabajo y el aumento del salario. La "Unión de clases" publicó un Manifiesto en el que,dirigién- dose a la clase obrera de Cataluña, se la exhortaba a sumarse a la acción huelguística. Se envió una Comisión de Trabajadores a Madrid para entre- vistase con el Regente,general Espartero, y conseguir el reconocimiento del derecho de asociación. El general Espartero no recibió a la Comisión.Entre- tanto, en Barcelona, la autoridad militar aplicaba severas sanciones, entre ellas: prisión, deportación,castigos corporales,y amenazas de pena de muer- te.El 8 de julio,la fragata"Julia" zarpó con rumbo a La Habana con 70 militantes obreros deportados. El día 9 de julio, Barcelona fue tomada militarmente; Espartero envió a su ayudante,Sanabria, con un documento lleno de vagas promesas. La huelga general se extinguió el 11 de julio. (33)

El fin del Bienio Progresista inició una nueva oleada de represión contra las organiciones obreras,que estarían prohibidas en 1857.Sólo se tolera- ban las entidades cooperativas o de ayuda mutua,que empezaron a prolife-rar en la década de 1860. La primera en Cataluña fue la "Econòmica Pala- frugellense"(1865).

Habría que esperar hasta 1868, con el triunfo de la revolución y el inicio del Sexenio Democrático, para hacer posible la reorganización del movi-miento obrero catalán. Un símbolo de esta recuperación fue la creación, en 1869, de la "Federació de les Tres Classes de Vapor", que agrupaba a hila- dores, tejedores, mecánicos y jornaleros de la industria del textil. (34)

Durante los gobiernos de O´Donnel,Narváez y González Bravo (de 1856 a 1868) se agudizó la reacción contrarrevolucionaria. El 31 de abril de 1857 se prohibieron todas las asociaciones obreras, incluso los montepíos. Pero el asociacionismo obrero continuó su marcha en la clandestinidad. En esta época nació un sindicalismo fuerte, constituido de abajo a arriba, de las asociaciones de oficio a las uniones locales y de éstas a la federación regio- nal de clases. En 1858 una huelga de la fábrica "España Industrial" fue re- primida duramente. No obstante, a partir de 1860, el movimiento asociacio-nista volvió a adquirir vuelo y en 1861 el gobierno dictó nuevamente dispo- siciones represivas. (35)

Entre los años 1864 a 1868, hubo una cierta tolerancia gubernamental que permitió reconstruir las sociedades de resistencia obrera. Así el 31 de diciembre de 1865 se celebró el Congreso Obrero de Barcelona, al que acu- dieron 40 sociedades obreras catalanas y en el que, además de las socie-dades de resistencia, acudieron a participar asociaciones mutuas y coope-rativas. El Congreso Obrero se pronunció a favor de la libertad de asocia-ción, por el principio de cooperación y por la federación de las Sociedades Obreras, respetando su autonomía y,además,predominó en los participantes la tendencia a excluir la participación del Estado en la cuestión social. (36)

Simultáneamente al movimiento obrero industrial, comenzó a desarro-llarse, en algunas regiones españolas, el movimiento obrero campesino. Su principal historiador -Díaz del Moral– hablaba de "un socialismo indíge-na", en el campo andaluz, y decía que "ese socialismo era una vaga tenden-cia de pobres contra ricos. El socialismo vino a significar, para unos y para otros, el reparto de la propiedad de los primeros entre los segundos. Ser so-cialista valía tanto como aspirar al reparto. En ese sentido, se puede hablar de movimiento obrero campesino en esa época, pues aunque revueltas y su- blevaciones campesinas ha habido muchas a lo largo de la historia, sin em- bargo, a principios del siglo XIX tenían ya un cierto sentido socialista".(37)

La desamortización de Madoz empeoró las condiciones de vida de miles de campesinos en Andalucía, Aragón y Castilla.Los campesinos respondie- ron ocupando tierras y repartiéndolas entre los jornaleros.Entre 1861-67 los jornaleros andaluces se movilizaron formando un ejército de más de cien mil hombres armados pero la falta de respaldo político lo hizo fracasar aun- que las actuaciones violentas se prolongarían hasta bien entrado el siglo XX. (38)

A mediados del siglo XIX Guadalajara distaba mucho de ser aquel enclave que una centuria anterior había albergado la Real Fábrica de Paños que facilitó "medios de subsistencia a innumerables familias", como describía Pascual Madoz en su conocido Diccionario Geográfico: "…,desde entonces la principal industria la constituye la agricultura; hay fábricas de jabón; alfarerías de vidriado ordinario; telares de sargas, bayetas y paños; cafés y confiterías…, y las artes mecánicas más indispensables". En una ciudad donde la agricultura era tan importante, el paro estacional se mitigaba con las obras públicas que se impulsaban desde las instituciones,como la construcción del Parque de la Concordia por el entonces Ayuntamiento moderado de Guadalajara que en enero de 1854 reconocía:

"La necesidad apremiante de dar ocupación a muchos jornaleros que en la actualidad carecen de los medios precisos para su alimento y el de sus familias, tanto más sensible teniendo presente la carestía del pan y otros artículos de subsistencias que hoy se experimentan en esta Ciudad,…"

La causa de la elevación de los precios no era otra que la especulación, de la que se beneficiaron los propietarios agrícolas e intermediarios, iniciada ya en 1853, ante el previsible cierre de los puertos rusos, ocasionando la escasez y carestía de granos:

"Teruel. La entradas de granos que había en esta población de Sigüenza, Molina y Campo de Rillo han cesado, por llevarlos a Zaragoza; por esta razón hay tendencias al alza. (…)

Guadalajara. En la quincena que acaba de transcurrir ha adquirido algún movimiento el comercio de granos. El trigo está de 37 a 40 reales., habiendo subido 3 rs. en fanega; la cebada y el centeno han subido también dos reales y están de 14 a 15 y de 15 a 16."

La epidemia de cólera, morbo que se difunde por la Península Ibérica desde 1853, será la causante de la muerte del 4% de los habitantes de la provincia de Guadalajara, afectando a muchas localidades e influyendo en el agravamiento de la crisis:

"En algunas poblaciones de la provincia de Guadalajara,no se ha podido recoger la cosecha por falta de brazos".En la capital hubo el día 10,17 inva-didos y nueve muertos. En Jadraque continuaba haciendo estragos la epidemia. En Molina y Pastrana el número de invadidos es considerable. (39)

En la capital, con unas pésimas condiciones higiénicas y sanitarias, esta enfermedad arrojó un saldo de 215 muertos entre los 531 afectados, entre el 20 de junio de 1855 y el último día de septiembre de ese mismo año.

La de 1855 fue ya una mala cosecha, aunque se exportó en buena medi- da por los cultivadores castellanos que contaron con la aquiescencia del go- bierno. El hambre y el malestar se desataron en el invierno de ese año en todo el país, siendo la provincia de Guadalajara, según una nota de la Dire-cción General de Estadística, una de las "que con más intensidad sufre los efectos de la escasez". (40)

El Ayuntamiento de Guadalajara intenta paliar la dura crisis social que viven las clases pobres de la ciudad, atacadas por la epidemia a la que se enfrentan careciendo de los "indispensables recursos" de subsistencia, apelando a la ayuda de las "clases acomodadas del vecindario", para lo que las convoca a una reunión que presidirá el gobernador civil.

La "angustiosa situación" de la capital de la provincia es atribuida por su alcalde, al mal estado del molino harinero, averiado a causa de la recien-

te avenida de las aguas del río Henares. Para evitar la falta de pan, el ayuntamiento apremia a los panaderos a que se provean de harina de los molinos de los pueblos cercanos y llama a los tahoneros de Torrija, Brihuega, Marchamalo y Centenera, a que acudan a vender pan sin demora a Guadalajara.

El concejo dicta medidas contra el acaparamiento, por lo que encarga a una Comisión la vigilancia de la venta; pide al gobernador que ponga a disposición del municipio agentes de policía para evitar desórdenes en la distribución del pan y prohíbe a los panaderos la venta en sus casas u otros lugares que no sean los convenidos. (41)

Si hemos de creer la noticia aparecida en el diario moderado La España (30/1/1856), a comienzos de 1856 circula en Madrid la noticia de un levantamiento de los trabajadores de Hiendelaencina, "por cuestión de subsistencias, que escasean por doquiera por motivo de los temporales…" , siendo esta la primera referencia a un estallido social en la provincia de Guadalajara causada por esta crisis.En este contexto de desabastecimiento y carestía se produjeron enfrentamientos entre los trabajadores de las minas (muchos de ellos licenciados del ejército carlista) el año anterior, y ante la sospecha de un movimiento del mismo cariz en este distrito minero el Gobierno había enviado un destacamento militar por si fuera preciso sofocarlo.

A mediados de mayo el general Baldomero Espartero, jefe del Gobierno progresista surgido de la revolución de 1854, visitaba Guadalajara. Autoridades civiles y militares, jefes de la Academia de Ingenieros,personalidades de la provincia, ayuntamiento, le reciben con agasajo ofreciéndole una suntuosa comida. (42)

Pero la visita de tan ilustre viajero no está exenta de tensión:

"A las siete de la tarde de ayer hizo su entrada en esta capital el duque de la Victoria en medio de un profundo silencio (….)".

A esa hora aun no se habían calmado los ánimos exaltados con la jarana de la mañana por falta de pan y por la imprudencia de un alcalde que dijo a la multitud que tenía hambre y lo pedía a cualquier precio para alimentarse: "el que quiera trigo que vaya a mis graneros ; pero lo ha de pagar a 7 duros fanega"(…) esta multitud (se puso) a gritar frente al alojamiento del general Espartero: "muera D.José Martínez Ramos,muera ese judío, ese usurero,ese ladrón". Una turba de chiquillos daba de vez en cuando vivas al héroe de la fiesta ; pero sus vivas eran ahogadas al momento por mueras a D… (43)

En el Parlamento se añade:

"Según noticias que tenemos de Guadalajara, el duque de la Victoria fue recibido en aquella capital en una forma parecida a la de las demás por donde ha transitado: revista, arcos, colgaduras, comida y discursos más o menos oportunos, pues esto no es del mayor interés. Lo que parece no ha dejado de serlo para aquella población, harto trabajada hoy por la miseria, es que se hayan invertido más de 30.000 reales en esos obsequios, precisamente el día en que pululaban por las calles multitud de pobres faltos de recursos, hasta el extremo de haber insultado a alguno de los alcaldes porque no se los proporcionaban". (44)

Otros desórdenes populares habían tenido lugar en 1855 en Madrid, Pamplona y Zaragoza (donde grupos de mujeres intentaron detener la salida de harina para la exportación que iba en barcazas por el canal de Ara- gón).En el mes de junio de 1856 se producen los sucesos de Valladolid,Palencia, Medina…,donde obreros y campesinos,ante la perspectiva de la mala cosecha de ese año, demandan pan y trabajo. Las Casas Consistoriares son apedreadas, saqueadas las casas de los hacendados ricos, se incendian molinos… El ejército interviene reprimiendo a los amotinados con dureza y muchos son fusilados. (45)

El movimiento se extiende por toda Castilla. En Guadalajara y Brihuega surgen conatos de motín en los últimos días de junio con motivo de la subida del precio de los granos. También parece haberlos habido en alguna otra localidad. Pero la alteración del orden no llega a alcanzar la magnitud que ha tomado en otros puntos del reino:

"A Guadalajara la han salvado de escenas tumultuosas la presencia de la fuerza y la escuela de ingenieros que allí existe.Su brigadier jefe de la mis- ma y las autoridades, se mostraron resueltos a recibir a tiros a los que bajo cualquier pretexto alterasen el orden social. Había llegado el nuevo gobernador Sr. Benedicto, quien desde luego pensaba pasar a Sigüenza con moti- vo de los sucesos de esta ciudad." (46)

Sobre los sucesos de Guadalajara se debate en el Congreso de los Di- putados en sesión celebrada el 1 de julio,y en concreto sobre los de Sigüenza informa así el ministro de Fomento, Francisco Luján.

"… En Sigüenza los trabajadores de la carretera se presentaron en grupos y dando voces a las puertas de la ciudad. Acudieron las autoridades, contuvieron el tumulto, y prendieron a los que más se marcaron en el desorden, los cuales están sujetos a la acción de los tribunales".

El diputado Diego García intervino con estas palabras:

"En la provincia que tengo el honor de representar ha habido algún desorden bajo el pretexto de la subida del pan. Las autoridades y la Milicia, como el cuerpo de Ingenieros, con la mayor energía han evitado los desórdenes que pudieran haber tenido lugar. Con sentimiento he sabido esos hechos en una provincia tan pacífica como Guadalajara.En Sigüenza asímiso una turba de trabajadores,en la mañana del sábado,a primera hora a,las seis, trataron de hacer lo mismo.La energía del juez de primera instantancia,del alcalde y de la Milicia Nacional pudieron contener a los amotinados.Como este desorden si se repite pusiera extenderse a otras provinciasy 5 ó 6.000 trabajadores pueden poner en conflicto a la autoridad,ruego al gobierno que si es posible envíe una fuerza militar al pueblo de Jadraque, que está inter- medio entre Guadalajara y Sigüenza,para poder contener los desórdenes. Porque señores, son puntos en los que hay que tener la mayor previsión, porque los infinitos trabajadores de las minas y carreteras pudieran muy bien reproducir semejantes escenas. Ruego, pues, al Gobierno, que tome en cuenta estas indicaciones, y si es posible envíe una fuerza militar que pueda contener los desórdenes en el caso de haberlos". (47)

El ministro de fomento le contestó que había enviado alguna fuerza a Guadalajara en evitación que se repitieran los conflictos a los que había aludido el Sr. García. Precisamente un escuadrón de Húsares había partido de Alcalá de Henares para Sigüenza. (48)

Este estado de tensión se mantuvo de junio 1856 hasta el verano del año siguiente. El alcalde de Guadalajara constataba con temor: "se ha notado hoy en el público una ligera inquietud", probablemente refiriéndose de manera eufemística al intento de motín; reconociendo un mes más tarde que estaban "sobreexcitados los ánimos en las actuales y críticas circunstancias". El dos de octubre la Diputación Provincial se reúne con el Gobernador Civil al que presenta un proyecto para solventar la cuestión de las subsistencias, "como enlazada con el orden público" y "con preferencia a toda otra atención", como "lo justifica la miserable cosecha de ella en el presente año". Transcurrida la reunión, ambas partes adoptaron entre otras importantes medidas las siguientes: contraer inmediatamente un empréstito de un millón de reales,consignando la Diputación en su presupuesto la cantidad de ochenta mil como rédito de dicha suma para poder desde luego obtenerla al tipo que les resulte más ventajoso; dirigirse la Diputación al Gobierno para que se dé grande impulso a las obras públicas y especialmente a la importante travesía de la carretera de Francia y Aragón; pedir al señor ministro de la Gobernación algunos recursos del fondo votado por las Cortes para calamidades públicas, y dirigirse al de Hacienda con el objeto de que deje a su disposición por un valor razonable las existencias de granos, que hay en la provincia, correspondientes al Estado y que además se digne relevar por este año a los que se dedican a la industria de panaderos y a la conducción de granos de toda clase de impuestos,incluso el de subsidio industrial;los Ayuntamientos de la provincia procederán inmediatamente a nombrar en cada pueblo una junta que se llamará de subsistencias,com- puesta del alcalde, dos concejales, un cura párroco y dos mayores contribu- yentes,que será auxiliada en sus operaciones por la local de beneficencia;en sus respectivas localidades, los ayuntamientos,auxiliados de la Junta de Be- neficencia y de la nuevamente creada,abrirán una suscripción voluntaria, animando los sentimientos más humanitarios de las clases acomodadas, y dirigiéndose además a los grandes propietarios del país, aunque no residan en él;los ayuntamientos,cabezas de partido,y el de Hiendelaencina,forma- rán depósitos de granos,obtenido el permiso de la Diputación, procurando hacer las compras con ventaja y fuera de la provincia para no levantar sus valores, y de estos depósitos que se aumentarán con las sumas que la Dipu- tación destine al efecto,no se hará uso sino en caso de una necesidad apre- miante y con licencia de la citada Diputación provincial. (49)

En el mes de diciembre, el nuevo alcalde impuesto por los moderados, Francisco Corrido consideraba: " indispensable la adopción de medidas preventivas para evitar los conflictos que puedan surgir". El pan seguía encareciéndose en la primavera del año 1857, hasta llegara a los "115 reales la fanega, circunstancia harto alarmante para el vecindario,…se estaba en el caso de precaver los conflictos que puedan surgir por tal motivo",por lo que propuso aumentar los depósitos de harina y trigo y para ello este mismo alcalde intentaba convencer al Pleno municipal de aprovechar la "favorable ocasión de tomar 200 fanegas de trigo a 110 reales ofrecidas por D.Gregorio García y 100 arrobas de harina por D.Martín de Lara a 33 reales. (50)

De la crítica situación de carestía que atravesaba Guadalajara en esos momentos se beneficiaban algunos de sus prohombres, como era el caso del entonces diputado Diego García, uno de los compradores más beneficiados por la Desamortización de Mendizábal en la provincia en la que obtuvo una extensión total de tierras de 159. 827,1 Has por 229.481 reales, al que cabe suponérsele capacidad sobrada de almacenar trigo para sacarlo al mercado a un precio mucho más elevado, en el momento oportuno. (51)

Los ánimos finalmente se desbordaron con ocasión de una corrida de toros celebrada en la Plaza Mayor de Guadalajara el 16 de septiembre de 1857. Como es sabido, las celebraciones populares eran -y son- un buen reflejo del estado de la sociedad:

"(…) Parece que algunos malévolos, tomando por pretexto que los toreros no llenaban sus deberes, pasaron con ellos a vías de hecho, y se armó al fin un gran desorden en la plaza acompañado de golpes y pedradas".

Los alumnos de ingenieros, que ocupaban uno de los palcos, y la escasa fuerza de la guardia civil que se encontraba allí hicieron lo posible por contener el tumulto, pero no les fue dado impedir que saliesen heridos dos de los toreros, ni evitar las contusiones de las piedras y palos que algunos de los guardias refirieron, y que pusieron en peligro la vida del oficial de ingenieros don Vicente Garín, que acudió con alguna fuerza para contener el desorden.Los alborotadores, cuyas armas eran palos, navajas y piedras, llegaron hasta el extremo de acometer el palco del ayuntamiento. La tranquilidad pudo restablecerse al fin sin mayores desgracias.Posteriormente se abrió causa sobre algunos de los participantes en el motín:

"Los presos ascienden a 30, y se cree que muchos de ellos pertenecen a la clase obrera. Algunos de los heridos están mal, un oficial de ingenieros tiene rota la clavícula de resultas de una pedrada y se teme por la vida de algunos otros, particularmente de un guardia civil,a quien dieron una pedrada en el pecho." (52)

La situación de penuria se hizo insostenible para las familias dependientes de un salario. Las actas conservadas de los años en que se desenvuelve esta crisis en los ayuntamientos de Guadalajara y Sigüenza recogen peticiones de empleados municipales, como la de Tomás Rodrigo, portero de la Corporación de la ciudad episcopal,quién con fecha de 7 de julio de1856, solicitaba aumento de sueldo"en la cantidad que sea de su superior agrado", que le concede un aumento de un real diario, "ínterin duren las circunstancias de carestía de artículos de primera necesidad y lo permita el estado de los fondos municipales". Igualmente, el 28 de noviembre de ese año "supli- can" a la misma los guardas de puertas "aumentar el salario lo que crea jus- to", porque "en a tan subido precio se venden todos los comestitibles que apenas tienen lo suficiente con los cuatro reales para dar pan a sus hijos".

En este mismo mes la Comisión de Subsistencias de Sigüenza pidió al gobernador de la provincia autorización "para hacer uso de la cuarta parte del reintegro del trigo del Pósito…, caso de necesidad con objeto de prevenir la carestía de cereales y atender al socorro de familias menesterosas…"

y "dar un impulso a las obras del ensanche de la carretera de Almadrones a esta ciudad en cuyos trabajos podrían emplearse muchos braceros que care- cen de jornales…" (53)

Al Ayuntamiento de Guadalajara llegan las solicitudes de aumento retributivo de alguaciles, serenos, guardas de campo, guarda de montes, guarda encargado del depósito de la carne…, con resultados desiguales en cuanto a la receptividad de éste, siendo atendidas las peticiones de los alguaciles en febrero de 1856 con aumento de un real diario, "en tanto se moderan los precios de los artículos de primera necesidad" ; la de los serenos a costa del "descuento de medio real que sufren para gastos de entretenimiento del vestuario" y de nuevo a los alguaciles, pasado un año,"con un real más dia- rio a cada uno". (54) Pero en la localidad de Durón perteneciente a la Alcarria,"país de cos- tumbres morigeradas, y aun respetuosas," iban a producirse un"extraño y nuevo suceso":

Durón, 30 de junio.

Hace algunos días que varios propietarios de esta villa recibieron anónimos amenazándoles si no aumentaban los jornales; como (…), jamás se habían notado tendencias de tal género, no hicieron aquellos aprecio de los anónimos, que nunca creyeron fuesen de los mismos trabajadores;pero bien pronto los sucesos vinieron a demostrar lo contrario, también la triste verdad de que las nocivas doctrinas que desgraciadamente y con tanta profusión se predican desde el glorioso julio de 1854, germinan más de lo que se cree, y han llegado ya hasta estos rincones,en que con tanto respeto guardábanse ya las rancias costumbres.

A los diez o doce días de los anónimos se presentaron en el tajo de un propietario 17 trabajadores, y a media tarde y encontrándose presente aquel le dijeron que se retiraban porque no querían trabajar más, pero que habían de cobrar el jornal por completo: a las reflexiones del propietario (…) cedieron algunos,pero ocho insistieron con tenacidad hasta el punto de verse aquel en la necesidad de acceder y ofrecerles el jornal por completo.

Se retiraron los ocho satisfechos ya; pero al poco momento se volvieron exasperados, según decían, de que los demás compañeros habían faltado a su palabra, y con amenazadoras voces les invitaron a que dejasen el trabajo y los siguieran: mas viendo que no lo efectuaban, empezaron a apalearlos con los mismos instrumentos de labor.

Al ver el propietario aquella campal batalla, sin que sus ruegos sirvieran a contenerlos,corrió al pueblo,dio cuenta al alcalde,e instantáneamente éste, acompañado de varios vecinos y entre ellos de un oficial de la Milicia, fue al sitio en que aún se encontraban golpeándose los trabajadores.

Afortunadamente la hacienda no estaba lejos del pueblo y el auxilio no llegó tarde, debiéndose a ello el que no hubiese desgracias que lamentar. El alcalde dispuso que el propietario designase los que habían sido agresores, los hizo retirar, y los castigó luego con que pagasen cada uno dos reales de multa en papel (…)". (55)

Las obras de la línea férrea contribuirán a aliviar el excedente de mano de obra jornalera ante la imposibilidad de ser absorbida en las faenas de la recolección por el mal año agrícola que se avecinaba:

"Dos mil (hombres) van a trabajar en la sección desde Madrid a Guadalajara. En el verano de ese mismo año desde el pueblo de Quer se informaba del "…estado de miseria en que se hallaba aquella provincia, merced a las revueltas políticas y a la escasez de subsistencias que de algún tiempo a esta parte se nota en los pueblos más ricos y fértiles de aquella comarca. La falta de ocupación en la clase jornalera es otro de los males que contribu-yen a hacer más triste la situación de aquellos pueblos que no tienen más esperanza que la de que el Gobierno active los trabajos del ferrocarril de Zaragoza." (56)

Y cuando llega el duro invierno de 1856-57:

"En el ferrocarril de Zaragoza,y en la sección de Guadalajara a Yunquera, han empezado los trabajos con gran calor; han puesto cuarenta hombres de una vez, con cuyos auxilios pronto veremos concluida tan importante vía".

El Gran Central, que es la sociedad que tiene a cargo aquella línea, nos recuerda, con ello, una prueba de la decisión con que emprende sus obras. La multitud de jornaleros que se quedan sin trabajo, y por consiguiente sin pan que dar a sus hijos, no hay duda en que se mostrará muy agradecida a tan gigantescos esfuerzos; siendo así que ya había alimentado esperanzas de verse empleada en su mayor parte durante un invierno tan calamitoso como el presente." (57) El salario era de siete reales por día trabajado. (58)

El empleo en la construcción del ferrocarril significó una salida temporal al problema del paro agrícola estacional en Guadalajara,durante los años que duró su construcción. La estación de Guadalajara se inauguró en 1859 y la de Sigüenza en 1860. El cese de los trabajos del tendido ferroviario en España a mediados de la década de los sesenta y la mala cosecha de 1867, constituyeron la base material para la crisis política de 1868. (59)

Al mismo tiempo de los sucesos acaecidos en Guadalajara, se produce una rebelión en Andalucía, alcanzando un alto grado de violencia reivin-dicativa. Gran parte del descontento que se percibe en el sur después del Bienio Liberal seguía relacionado con la crisis de subsistencia. Al malestar económico, hay que agregar la irritación popular que se recrudecería en las zonas portuarias con el reclutamiento de quintos para el ejército de África. Este suceso ocurrió el 12 de noviembre de 1856, Cámara y otros políticos demócratas aprovecharon las protestas de la población de Málaga contra el embarco de quinientos soldados para Melilla, para intentar una insurrección general. Los batallones acuartelados pusieron fin al motín popular causan-do seis muertos y cincuenta heridos. (60)

El 29 de junio, en Loja, Granada, se sublevaron seis mil campesinos. La sublevación tuvo una duración inusitada. Durante cinco días, los campe-sinos se enfrentaron a las fuerzas regulares con éxito, hasta que la mejor preparación y armamento del ejército les obligó a retirarse. Los motivos de esta sublevación fueron varios: resentimiento contra el caciquismo de Nar-váez y sus políticos, demanda de reparto de tierras comunales entre los campesinos, aumento de salarios y reducción de las jornadas en el campo, así como la democratización política y el establecimiento de la República. La represión fue brutal. Se juzgó en un consejo de guerra a más de seiscien-tas personas, se enviaron a prisión cuatrocientas, diecinueve fueron conde-nadas a muerte en rebeldía y seis fueron ejecutadas. (61)

Las condiciones de vida y existencia eran enormemente precarias para el campesino español. En 1860, un obrero trabajando en la ciudad ganaba doce reales por día; los obreros agrícolas, trabajando de sol a sol, dieciocho horas en verano, no recibían más de cuatro reales y la comida. (62)

Los motines antifiscales son una forma de protesta popular muy común durante el Antiguo Régimen, las revoluciones burguesas y el siglo XIX, caracterizado por el uso de la acción directa colectiva para evitar la recau-dación de impuestos.Su forma y contenidos han variado dependiendo geográficamente del tipo de exacción fiscal frente a la que se resistían los amotinados. Los más comunes han sido motines defensivos contra las inno- vaciones fiscales,ya fuesen del estado absolutista o bien de los nuevos esta- dos centralizados de matriz napoleónica en el siglo XIX. Para la menta- lidad popular era muy frecuente identificar innovación con ilegitimidad, y los adversarios del régimen podían agitar la idea de que detrás de las inno- vaciones había un intento de aumentar la presión fiscal. (63)

En España, el motín antifiscal más típico ha sido el motín de consumos, es decir,el que se resistía contra los impuestos directos en el mercado,intro- ducidos por la reforma fiscal de Alejandro Mon en 1845. La abolición de este impuesto formó parte del programa progresista entre 1845 y 1868, atendiendo a que los motines que suscitaba hacían ver que no era popular. En la oleada de agitación de la revolución de 1854 hubo muchos motines de consumos y el nuevo gobierno progresista abolió el impuesto. En 1855 los reintrodujo y en la agitación del verano de 1856, aunque primaron los motines de subsistencias, también hubo motines de consumos. (64)

Este tipo de motines y manifestaciones en contra de los consumos van a continuar a lo largo de todo el S. XIX. El 30 de agosto de 1887 se reúnen en la localidad asturiana de El Berrón unas mil personas en actitud de protesta contra los derechos de consumo, dirigiéndose en manifestación pacífica hacia Pola de Siero. A la altura de la fábrica de curtidos de La Carrera interviene la guardia civil ordenando al manifestante que portaba el estandarte con el lema ¡Abajo los consumos.Viva la patria! se lo entre-gase; al negarse éste la guardia civil hace fuego hiriendo a dicho manifes-tante. La manifestación llega, por fin, a Pola de Siero, después de haber recorrido unos tres kilómetros desde El Berrón, donde se vuelven a pro-ducir enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas armadas oca-sionando éstas, entre los manifestantes, un muerto y diez heridos de bala. (El Comercio, 31-VIII-1887).

Ya hemos visto que en España existían varios grupos y asociaciones obreras. Estos tuvieron la primera noticia de la existencia de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), a través del semanario catalán "El obrero" que, en noviembre de 1865 hizo una referencia al Congreso que el 3 de noviembre de 1864 fundó, en el Saint Martin's Hall de Londres la Primera Internacional Obrera. Tal organización internacional de la clase obrera había sido constituida y organizada bajo la dirección e inspiración de Carlos Marx.(65)El primer contacto directo de los grupos y asociaciones obreras españolas fue el mensaje enviado al II Congreso de la AIT celebrado en Lausana (Suiza) en 1867. Al III Congreso, el de Bruselas, de 1868, asistió el español Antonio Marsal Anglora. Por su parte, el Consejo General de la AIT, sito en Londres, se ocupó de España en diversas ocasiones pero siempre sin eficacia y a través de la correspondencia. (66)

En 1866 se produce, en España, una grave crisis financiera provocando la caída de acciones en la bolsa de Madrid, el cierre de numerosas fábricas, la paralización de la construcción del ferrocarril,etc.(67)A la crisis financie- ra e industrial hay que sumar la agraria debido a las malas cosechas del año 1867 que provocarán la subida de los precios del pan, la escasez general de alimentos y otros bienes y, por consiguiente, el hambre. A ello contribuyó la inexistencia de reservas, debido a las fuertes exportaciones a Cuba y Gran Bretaña. (68)

Las consecuencias últimas fueron el desprestigio del Gobierno, las discriminaciones regionales de precios ( variable en función de los accesos de las capitales a distintos mercados), y el definitivo hundimiento del mun-do rural, indefenso, aislado y marginado por el poder central. (69)

Todas estas circunstancias van a provocar una serie de revueltas popu-lares por toda España provocando una revolución en septiembre de 1868 denominada "La Gloriosa" que estaría encabezada por un grupo de altos mandos militares al pronunciarse en Cádiz contra la reina Isabel II, provo-cando su destitución y posterior exilio a Francia. (70)

La Revolución se originó como un clásico pronunciamiento militar desencadenado por la burguesía pero, a diferencia de lo ocurrido en otras ocasiones, esta vez se produjo una adhesión profunda del pueblo, descon-tento por la crisis agrícola y las malas condiciones de vida; la fuerte crisis comercial y económica que se arrastraba desde 1866 debido al incremento de la especulación, al abuso del crédito y a la escasez de dinero real había llevado a los banqueros al borde de la banca rota, a los industriales al borde de la quiebra, a los ahorradores al descontento al ver como sus ahorros cada vez tenían menos valor e incluso había afectado a los propietarios de tie-rras,que veían como éstas se depreciaban continuamente. Numerosas quiebras empresariales, la restricción de créditos y la vertiginosa caída de los valores bursátiles provocaron la ruina de numerosas familias. A la falta de trabajo producida por el crack bancario y bursátil hubo que añadir la falta de pan originada por las malas cosechas de 1867 y 1868, esta última consi-derada la peor del siglo.Todo esto transformó el alzamiento en una autén-tica revolución. (71)

El gobierno, falto de ideas e incapaz de encontrar una solución a la ava-lancha de problemas debido en parte a lo precario de la Hacienda,se encon-tró impotente, y deterioró incluso más la situación al emitir un empréstito forzoso que obligaba a todos los contribuyentes y decretar una rebaja en los sueldos de todos los funcionarios públicos civiles, pero no militares,lo que le granjeó la hostilidad general. Políticamente no sólo hubo una desintegra-ción interna del régimen isabelino, sino también la aparición de una nueva fuerza: el partido demócrata,que,nacido como una escisión del partido progresista en 1849, alcanzó a partir de 1860 una ideología específica gracias a la unión con intelectuales krausistas. Éstos defendían el absoluto respeto por la dignidad humana y la intangibilidad del individuo en cuanto sobe-rano de sí mismo; eran partidarios, por tanto, de la soberanía popular, el reconocimiento de los derechos del individuo y el sufragio universal. (72)

El 16 de agosto de 1866, los progresistas (encabezados por el general Juan Prim), demócratas y unionistas, junto a un gran número de generales encabezados por Serrano, llegaron a un acuerdo en Ostende con el fin de "destruir todo lo existente en las altas esferas del poder, nombrándose en seguida una asamblea constituyente bajo la dirección de un gobierno provisional, la cual decidiría la suerte del país,cuya soberanía era la ley que representase, puesto que sería elegida por el sufragio universal directo".

Desde ese momento la suerte del gobierno isabelino y los moderados estabaechada. Los firmantes del Pacto de Ostende se comprometieron a iniciar la sublevación el 15 de agosto de 1867, pero Prim, que era quien debía dirigir la intentona, se negó en el último momento, quizás porque aún confiaba en que Isabel II le entregase el poder de forma pacífica. (73)

Tras la muerte de O´Donnell y Narváez, González Bravo les sustituyó como hombre fuerte del Partido Moderado, pero con su política de represión despótica sólo logró que la Unión Liberal se uniese al bando de los descontentos. Esto provocó el destierro del líder unionista Serrano y a su vez el descontento del ejército, donde el general era considerado un héroe tras su brillante carrera militar.

El 12 de septiembre de 1868 Prim, Zorrilla y Sagasta se dirigieron a Gibraltar, mientras que Serrano abandonaba el exilio canario rumbo a la Península. El 17 Prim se trasladó a Cádiz, donde el Almirante Topete se había sublevado con la escuadra gaditana bajo el grito de ¡Viva España con honra!, dando con ello inicio a La Gloriosa. (74) Dos días más tarde llega- ron los generales unionistas y algunos líderes civiles como Sagasta. Prim se hizo cargo de la situación y nombró una Junta revolucionaria que pasó a controlar la ciudad de Cádiz. La Junta proclamó un manifiesto con los principios básicos de la sublevación: sufragio universal, libertad de imprenta, abolición de la pena de muerte, de las quintas, supresión del impuesto de consumos y elección de unas Cortes constituyentes con el objetivo de decretar una nueva Constitución. (75)

Probablemente, desde la guerra de la Independencia, no se registró en España un hecho de masas de la envergadura de la "septembrina" de 1868. Es difícil precisar cuántos cientos de miles de españoles se lanzaron por aquellos días a la calle, pero las noticias sobre barricadas, concentraciones monstruo o manifestaciones masivas desbordaban con creces los preceden- tes de 1848 ó 1854.Además de una participación popular sin precedentes en los movimientos revolucionarios españoles,nos llama también la atención el deseo de triunfo y renovación de las cosas desde sus cimientos. (76)

La Revolución del 68, en España, supuso la restauración de la libertad de expresión y de asociación por lo que se puso en contacto con la AIT. En 1868 llega a Madrid Fanelli enviado por Bakunin para extender las ideas anarquistas por España. Creó los primeros núcleos afiliados a la AIT. Las ideas anarquistas arraigaron más entre los trabajadores industriales catala- nes y los campesinos andaluces.Tras la revolución septembrina de 1868, la huelga general se establece como herramienta de lucha de la clase obrera, para paralizar la economía de esta manera y hacer frente a Patronal y Gobierno con sus exigencias. Los movimientos campesinos de finales del XIX en Andalucía tienen mucho ya de movilización popular. El desarrollo que tuvo entre 1870 y 1874 la Federación de la Región Española, así como entre 1880 y 1888 la Federación de Trabajadores de la Región Española, es buena muestra del avance del movimiento obrero. A inicios del siglo XX, Francisco Ferrer y Guardia publica en Barcelona un periódico con una cabecera muy sugerente, La Huelga General. (77)

La primera iniciativa seria para propagar la I Internacional Obrera en España fue de Bakunin y de su "Alianza de la Democracia Socialista". Con motivo de la Revolución Española de 1868 (La Gloriosa), Bakunin envió a Fanelli a España, porque creyó en la posibilidad de dar a la Revolución española un giro conforme a sus planes de revolución universal. Fanelli fue también portador de un mensaje del Comité ginebrino de la AIT a los trabajadores españoles, en la que se desarrollaban los principios bakuni-nistas de la Alianza y se les exhortaba a ingresar en la AIT. En las últimas semanas de 1868 llegó Fanelli a Madrid, donde se entrevistó con el grupo obrero de "Fomento de las Artes", del que había de surgir el primer grupo de adictos a la Primera Internacional Obrera en España. La constitución del núcleo provisional se celebró el 24 de enero de 1869, en una reunión a la que asistieron, entre otros, Francisco Mora, Zapatero, Anselmo Lorenzo,ti-pógrafo, Ángel Mora, carpintero, Tomás González Morago, grabador, y veinte más, todos obreros menos un periodista. Estos constituyeron el gru-po organizador de la AIT en Madrid, y le dieron el nombre de "Federación Obrera Regional Española" y se adhirieron a los Estatutos Generales de la AIT. El núcleo provisional internacionalista de Madrid, se constituyó poco después en Sección Española de la AIT el 21 de diciembre de 1869. (78)

Desde Madrid Fanelli se dirigió a Barcelona. Allí se reunió en el taller del pintor José Luis Pellicer, con una veintena de personas. Lo mismo que en Madrid, se formó el grupo organizador que tuvo por presidente a José Luis Pellicer. Poco después ese núcleo se reforzó por el ingreso de un gru-po de intelectuales jóvenes. La sección de la Primera Internacional Obrera en Barcelona se fundó el 2 de mayo de 1869. Fanelli, durante su estancia en España, no logró distinguir, o separar, la AIT de la "Alianza de la Demo-cracia Socialista", y difundió simultáneamente Estatutos, Programas y Reglamentos de ambas organizaciones. Por ello, en el origen de la Interna-cional Obrera Española hubo un equívoco: sus primeros afiliados creyeron que los Estatutos y Programas de la "Alianza" eran los principios básicos aprobados por la AIT. De hecho, los iniciadores de la AIT fueron todos ellos "aliancistas". La diferencia entre los internacionalistas marxistas y los internacionalistas aliancistas tardó más de dos años en producirse en Espa- ña. Durante todo este periodo,la Sección Española de la AIT se fue desarro- llando rápidamente en todo el territorio español hasta la represión que, a partir de 1872, sufrieron los internacionalistas como consecuencia de la re- percusión internacional que tuvo la Comuna de París. (79)

Hasta cierto punto, la división entre marxistas y bakuninistas en España, precedió a la escisión entre Marx y Bakunin que se materializó en el Con-greso de La Haya, celebrado entre el 2 y el 9 de septiembre de 1872. Paul Lafarge, yerno de Marx, entró en España huyendo de la persecución policíaca. Era miembro del Consejo Federal de la AIT y fiel propagandista de las ideas de Marx. A su llegada a Madrid -en diciembre de 1871- ingresó en la Sección de oficios varios de la organización madrileña de la AIT. (80)

En el movimiento obrero español se destaca, más allá de sus méritos personales como propagandista, Paul Lafargue, quien tiene el mérito de ha-ber introducido la línea marxista en España aprobada por la Conferencia de Londresque propugnaba la acción política de la clase obrera organizada en partido político al margen de los partidos burgueses. Paul Lafargue trajo a España El Capital de Carlos Marx, obra que todavía era desconocida en nuestro país y dio a conocer el gravísimo problema que suscitaban los de-sacuerdos entre Marx y Bakunin.No se trataba de desavenencias personales como había interpretado Anselmo Lorenzo a su vuelta de Londres, sino de la orientación general del movimiento obrero internacional hacia el marxis-mo y el anarquismo. (81)

El grupo redactor de  La emancipación, se fue inclinando, por el influjo de Lafargue, hacia las ideas de Marx. Durante el viaje de propaganda de Anselmo Lorenzo y Francisco Mora, La Emancipación, acentuó abiertamente la orientación marxista. Así se publicó, por primera vez en España, el Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels.

Durante el Sexenio Revolucionario se van a difundir por toda España las ideas republicanas y demócratas que fueron muy bien acogidas por las clases medias y obreros más politizados. Defienden la descentralización, el sufragio universal masculino y una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. Al proclamarse la Primera República, 1873, las clases medias y populares esperaron ver satisfechas sus peticiones al no conseguirlo sectores del obrerismo se decantaron por el anarquismo o el socialismo.(82)

Asimismo, durante el Sexenio llegaron a España las ideas socialistas y anarquistas y se formaron los primeros núcleos vinculados a la Primera Internacional (AIT) creada por Karl Marx en Londres en 1864 con el objetivo de conseguir la liberalización de la clase trabajadora acabando con la propiedad privada y logrando así una sociedad más igualitaria. (83)

En 1871 se produce un enfrentamiento en el seno de la AIT entre los partidarios de Marx: defiende la creación de un partido político para conse- guir el poder e implantar la dictadura del proletariado; y los partidarios de Bakunin: rechazan cualquier actuación política y defiende la destrucción del Estado, de la propiedad y de cualquier forma de autoridad,defiende la organización de la sociedad mediante comunas libres. (84)

En 1870 se celebró el Primer Congreso Obrero Español en Barcelona allí se fundó la Federación Regional Española (FRE) de la AIT en él se acordó el carácter apolítico del movimiento obrero, la necesidad de preparar a los trabajadores para la revolución y la utilización de la huelga como medio de presión. En 1873 contaban con más de 40.000 afiliados agrupados en más de 200 federaciones locales. En 1871 llegó a Madrid Paul Lafargue, enviado por Marx para difundir el socialismo. Las discre-

pancias entre marxistas y anarquistas finalizaron con la expulsión de los socialistas de la FRE. Con la Restauración borbónica, 1874, la Interna-

cional empezó a perder fuerza al ser declarada ilegal por lo que tuvo que organizarse en la clandestinidad. Las organizaciones obreras no pudieron actuar en la legalidad hasta 1881 cuando suben al poder los liberales. (85)

Durante la I República española,se producen una serie de levantamientos populares denominados cantonales, siendo especialmente significativo el de Cartagena que representó el último intento federalista de consolidarse en el poder por medio de la insurrección. Entre los insurrectos figuraban militares de alta graduación (Contreras, Ferrero, Perrad, Pozas,Carreras) y un buen número de diputados que trataban de sacar provecho personal del levantamiento (Jutglar).También parece evidente la influencia de la Comu- na Parisina en estos hechos, puesto que está demostrado la participación de algunos refugiados franceses en este levantamiento (Informes consulares).

El Gobierno provisional de la 1º República convocó a Cortes Constitu- yentes en mayo de 1873. Los republicanos federales obtuvieron mayoría absoluta con 343 escaños por tan sólo 21 del resto de los partidos políticos. Las Cortes aprobaron el establecimiento de la República federal,con 219 votos a favor y 2 en contra, el 8 de junio de 1873. Los federalistas apostaban por una división territorial de España en cantones independientes, a imitación de Suiza. Los cantones suprimieron el monopolio del tabaco, reconocieron el derecho al trabajo y fijaron la jornada laboral en ocho horas suprimiendo también el impuesto de los consumos.Las tendencias socialis- tas o anarquistas no se impusieron en ningún cantón.En Cartagena, el socia- lista A. de la Calle fue desplazado de la Junta de Gobierno. Sin ningún mo- tivo se calificó a la insurrección cantonal como obra de la Internacional,pa- ra desacreditarla ante los sectores sociales moderados pero lo cierto es que esa insurrección fue obra de los republicanos federales intransigentes. (86)

El programa del nuevo Gobierno era: la elaboración de una nueva Cons- titución; el reparto de tierras entre los campesinos no propietarios;el resta- blecimiento del ejército regular;la separación Iglesia-Estado;la supresión de la esclavitud en Cuba; la creación de los jurados mixtos de empresarios y trabajadores para la resolución de conflictos laborales; la jornada de trabajo de 8 horas;el derecho de sindicación obrera,y limitación del trabajo infantil. El presidente Pi i Margall impulsó el proyecto constitucional con la crea- ción de una comisión compuesta de 25 miembros.(87) El borrador de la Carta Magna recogía los principios de soberanía nacional;la división de po- deres: ejecutivo (Gobierno),legislativo (Cortes),judicial (Justicia) y de rela- ción (presidente de la República); el sufragio universal masculino; las liber- tades de expresión, reunión, asociación y culto,y la descentralización admi- nistrativa. El Estado federal contemplaba la división de España en 17 Esta- dos soberanos con autonomía completa para dotarse de Constitución y de sus propios órganos de Gobierno.(88) La impaciencia de los republicanos federalistas ante la lentitud en la aprobación del proyecto constitucional provocó el estallido de huelgas revolucionarias y la fundación de cantones independientes por toda España,especialmente en Levante y Andalucía.(89)

Cartagena fue el cantón más decidido a mantenerse como Estado inde- pendiente. La ciudad tenía,según el censo de 1877, 75.900 hbts, y estaba fuertemente amurallada; en su puerto estaba anclada la mayor parte de la armada que se sumaría a la insurrección cantonal.Su aventura duró 6 meses de julio de 1873 a enero de 1874.El 12 de julio de 1873, los revolucionarios se hacen con el gobierno civil, el militar y entran en el Ayuntamiento de Cartagena nombrando una Junta en nombre del Cantón Independiente de Cartagena,excarcelaron a 1.500 presos, tomando el control del arsenal y del puerto donde estaba la flota que se une a la sublevación. Los cartageneros, con el armamento del arsenal y su flota, resisten el contraataque de las tro- pas gubernamentales e incluso llegan a bombardear, con la fragata Victoria, el puerto de Almería y Alicante.(90)También organizaron una marcha so- bre Madrid llegando hasta Chinchilla. Cartagena en ese momento,era un país independiente con bandera propia (cuadrada de color rojo), moneda propia (el Duro Cantonal) y periódico (El Cantón Murciano). Los insurrectos contaban con unos 8.000 defensores de la plaza, mientras que el ejército centralista tenían unos 10.717 hombres y contaban además con más de 300 piezas de artillería.(91) Después de varios meses de asedio, soportando intensos bombardeos de hasta 1.200 proyectiles diarios, la ciudad se rinde el 12 de enero de 1874. Esta insurrección ocasionó unos 400 muertos y la destrucción del 70% de los edificios de la ciudad. Se condenó a muerte a 41 personas acusándoles de ser los culpables de la rebelión aunque no se conoce ningún caso de ejecución y cientos de personas huyeron al exilio en Argelia o deportados a las Antillas y Filipinas. (92)

La aventura cantonalista hizo inviable la revolución liberal del 68 y contribuyó al derrumbe de la 1º República española, al forzar a la burguesía a posiciones más conservadoras y provocó también un profundo malestar en el ejército al temer por la unidad del territorio nacional. (93)

Otro acontecimiento destacado durante la I República española fueron los acontecimientos ocurridos en la localidad de Alcoy. Alcoy, podríamos decir, marca la culminación de la I Internacional española en su lucha contra las clases dominantes.(94) A principios del año 1873 la federación alcoyana de la Federación Regional Española (I Internacional) reivindica la subida de los salarios de cuatro a seis reales diarios, y la jornada de ocho horas. El día ocho de julio se declaran en huelga. Una comisión de obreros se reuniócon el Alcalde (respaldados por 8.000 huelguistas que esperaban en la Plaza Mayor). Al rechazar el alcalde las peticiones de la comisión lo que venía siendo una huelga pacífica se convierte en revolucionaria. Alcoy se convirtió en un campo de batalla entre obreros y guardias civiles que, atrincherados en el Ayuntamiento y en otros lugares estratégicos de la ciudad, dispararon contra los trabajadores. En estos enfrentamientos muere el alcalde señor Albert y se queman algunas fábricas.

Dos días después de ocurrir estos hechos llegan dos columnas militares que producen el pánico en la ciudad de Alcoy. Los insurrectos alcoyanos se rinden a las tropas del general Velarde, a cambio de una amnistía general. Los jefes internacionalistas huyen temiendo represalias. El gobernador de Alicante nombra un nuevo Consejo Municipal iniciándose un proceso judicial contra los culpables de la revuelta. (95)

La liquidación de la República, por el golpe de Estado del general Pavia, tuvo como consecuencia inmediata la disolución de las organizaciones españolas de la Primera Internacional.La orden se llevó a cabo con gran efectividad. Los métodos represivos fueron: cierre de locales,confiscación

de documentos, cierre de periódicos obreros, prisión de dirigentes, deportación de militantes. Los deportados lo fueron a las islas Filipinas, las islas Marianas y las islas Canarias y los presidios de África. También hubo una activa propaganda intelectual contra la Primera Internacional. De 1870 a 1876, aparecieron cerca de 30 folletos atacándola. En 1872 se fundó la revista La Defensa de la Sociedad, cuyo subtitulo era "Revista de intereses permanentes y fundamentales contra las doctrinas y tendencias de la Inter- nacional". (96)

Uno de los dirigentes políticos más importantes de aquella época fue Pablo Iglesias. De ascendencia humilde, nació el 18 de octubre de 1850 en El Ferrol (La Coruña). Paulino, como le llamaban familiarmente, asiste a la escuela desde los seis hasta los nueve años, momento en el que muere su padre, un peón municipal, y se traslada a vivir a Madrid en compañía de su madre y su hermano menor. Los tres hicieron el viaje a pie, tirando de un pequeño carromato en el que llevan los pocos enseres que poseían. En la capital,la madre tiene que pedir limosna e ingresa a los dos hijos en el Hos- picio de San Fernando. Allí, el joven Iglesias acaba los estudios primarios y elige el curso de tipógrafo como oficio a aprender.

Con las propinas que recoge como repartidor comienza su afición por la lectura y el teatro. Cuando tiene doce años huye del hospicio para trabajar y ayudar a su madre. Ejerce su oficio en diferentes imprentas, mejorando poco a poco su salario. En una de las ocasiones, le echarán por sumarse a una huelga y de nuevo sufre el paro, la miseria y la desgracia: su hermano mue- re de tuberculosis. Asiste a clases nocturnas y aprende francés, que le sirve para leer las obras de algunos clásicos de la ciencia política y más adelante, para realizar algunas traducciones de los socialistas franceses y entenderse en los congresos internacionales en los que participa. (97)

Al amparo de las libertades que otorga la Constitución de 1869, la se- cción española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) orga- niza una serie de conferencias en Madrid y a ellas asiste Iglesias y, en 1870, solicita su ingreso en la sección de tipógrafos. La aparición de "La Solidaridad", periódico de la Internacional, le proporciona una ocasión para iniciar una intensa labor periodística que solo acabará al final de su vida.

En las luchas desencadenadas dentro de la AIT entre los partidarios de Bakunin y los de Marx, Pablo Iglesias se mantuvo fiel a la línea marxista, minoritaria en España, creando la Nueva Federación Madrileña (1872).Tras la Restauración borbónica, condenado el movimiento obrero a la clandes- tinidad, fundó en Madrid un partido político -el PSOE- junto con un redu- cido grupo de correligionarios marxistas, la mayor parte de ellos tipógrafos (1879); trató de dotar al nuevo partido de una gran pureza ideológica y mo- ral, lo que contribuyó a mantener muy reducido el número de sus afiliados.

El 2 de mayo de 1879, un grupo de trabajadores se reunió en una fonda de la calle Tetuán, de Madrid, para celebrar clandestinamente una comida de "fraternidad universal".Se reunieron 16 tipógrafos, 4 médicos, un doctor en ciencias, un marmolista y un zapatero. En ese día y en esa comida,quedó constituida secretamente la primera Agrupación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Pablo Iglesias y un grupo reducido de marxistas fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que se definía como un partido marxista,partidario de la revolución social defensor del sufragio universal, del derecho de asociación y de las mejoras de las condiciones de vida de los trabajadores. Se afilió a la II AIT consiguiendo ser el primer di- putado socialista en el Congreso de los Diputados de España, en 1910. (98)

Se nombró una Comisión para redactar la Declaración de Principios, el Programa y los Estatutos. Pablo Iglesias propuso que la nueva organización se denominase "Partido Socialista Obrero Español". Jaime Vera propuso "Partido Socialista Español", pues estimaba que el adjetivo "obrero" res-tringía su ámbito; Pablo Iglesias insistió en que se denominase PSOE, pues estimaba que incluir en la denominación "obrero" subrayaba que el nuevo partido era de clase. Se impuso así el criterio de Pablo Iglesias. La primera Asamblea del nuevo partido,se celebró el 20 de junio de 1879 en una taber- na de la calle Visitación. Allí se formó la primera Ejecutiva que al principio fue secreta. Estaba compuesta así: Secretario General: Pablo Iglesias,Teso-rero: Inocencio Callejo; Contador: Alejandro Ocina.Vocales:Victorino Cal- rón y González Zubiaurre.En esta Asamblea se leyó un manifiesto de ten- dencia marxista que, prácticamente, contenía la Declaración de Principios, el Programa y los Estatutos. En abril de 1880 fueron aprobados,con algunos retoques,estos documentos que constituirían el programa definitivo que debería votarse en el Primer Congreso del PSOE (Barcelona, 1888). (99)

En el año 1888,a las 10´30 horas del 12 de agosto,veintiséis hombres to- maban asiento en el salón del Círculo Socialista ubicado en la calle Tallers, 29, de Barcelona, para iniciar el Primer Congreso Nacional Obrero:Anto- nio García Quejido, Pablo Iglesias, Juan Serna, Basilio MartínRodríguez, Pablo Roca, Pedro Botifoll, Ramón Cuñé, Constantino Amigó, Antonio Cortés, Juan Roca, Baldomero Carbonell, Rafael Orrioles, José Anguera, Toribio Reoyo, Salvador Ferrer, Cristóbal Uño, Antonio Torroella, José Sarcos, Ramón Perramón, Jaime Mora, Juan Matas, J. Castells, José Pons, Juan Boixader, Juan Palomero y Antonio Moliner. Estos 26 delegados, que representaban a 44 sociedades obreras (28 de ellas de Cataluña y 16 a las provincias castellanas) y a un total de 4.668 afiliados, de los que 1.391 co- rrespondían a la Federación Tipográfica Española, habían llegado animados por un empeño común: constituir la primera Organización nacional de sociedades obreras para defender sus intereses de asalariados frente a la patronal. (100)

La UGT nació durante un congreso que tuvo lugar en el TeatroJovella-nos de Barcelona, coincidiendo con la celebración de la Exposición Univer-sal en dicha ciudad, que había empleado a miles de personas en tareas de construcción, trabajando en duras condiciones que les había concienciado de la necesidad de organizarse para defender sus intereses. La UGT surgió en íntima relación con el socialismo marxista, a pesar de su apoliticismo estatutario. (101)

El congreso duró hasta el día 14 y en la segunda sesión un tipógrafo llamado Pablo Iglesias Posse proponía que la nueva Organización obrera llevara por nombre "Unión General de Trabajadores de España".La suge- rencia fue aprobada por el Congreso, que antes de cerrar sus sesiones eligió como presidente de la organización a un compañero de Pablo Iglesias, el también tipógrafo Antonio García Quejido, secretario a su vez de la Fede- ración Socialista Madrileña. 

Las primeras décadas, tras su fundación el sindicato socialista, se caracterizó por una constante preocupación con el trabajador industrial, su principal base y que desde mediados del siglo XIX participaba en movimien-tos de protesta, huelgas generales como la de 1890, a veces quemando má- quinas y fábricas y, en todo caso, exigiendo mejores condiciones sociales y el derecho a asociarse. (102)

La recién nacida UGT se organiza a base de Secciones de Oficio a nivel local y por Federaciones a nivel nacional, queda aprobado un programa de fijación de salarios mínimos, y se acuerda la petición de la jornada de ocho horas. La cuota de afiliación queda fijada en cinco céntimos. Como órgano directivo entre Congresos actúa el Comité Nacional. Así cristalizaban los deseos de miles de trabajadores que, a raíz de la aparición de la I Internacional (1864), venían dirigiendo sus esfuerzos a crear Asociaciones obreras basadas en la solidaridad y estructuradas en agrupaciones de oficios.

En torno a una de esas asociaciones (la Asociación del Arte de Impri-mir, de Madrid), y a una de sus figuras más destacadas, Pablo Iglesias, se nuclea la tendencia marxista que sería decisoria para la fundación del PSOE y la creación de UGT,su organización hermana en el campo laboral. De hecho, pocos días después de la celebración de este Primer Congreso Nacional Obrero se celebra el Congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que establecería como requisito para la militancia en el partido la pertenencia al sindicato recién creado.

A finales del siglo XIX, UGT experimenta un proceso de consolidación y va extendiendo su influencia a las diversas provincias españolas (particu-larmente por la cuenca minera asturiana y Vizcaya gracias a la labor de dirigentes como Varela y Vigil, Manuel Llaneza y Perezagua).Con el cierre del siglo,UGT había pasado a tener más de 26.000 afiliados y para 1910,fe- cha de fundación de la CNT(Confederación Nacional del Trabajo),el núme- ro de afiliados al sindicato socialista alcanzaba los 43.000. Ese mismo año, Pablo Iglesias se convierte en el primer diputado obrero de España. (103)

A partir del IV Congreso, mediada la década de los noventa,la sede cen-tral del sindicato se traslada a Madrid. Los últimos años del siglo XIX resultan difíciles para el movimiento obrero español debido a las suspensiones,detenciones y violentas represalias que provocan las numerosas huelgas y actos de protesta de los trabajadores contra las guerras coloniales en las que, por aquel entonces, se ve enzarzada España.

Durante la primera década del siglo XX, UGT experimenta un período de desarrollo ideológico y organizativo. Es a partir de entonces cuando se perfila una nueva generación de dirigentes, tales como Saborit, Indalecio Prieto y Anguiano. La Organización va creciendo hasta llegar en 1915 a los 110.000 afiliados. En el X Congreso se sustituyen los Sindicatos de Oficios por Sindicatos de Industria,lo que permitirá la consolidación del movimien- to reivindicativo y la creación de Sindicatos poderosos. Esta es también la década de la creación de cooperativas obreras y centros educativos y de esparcimiento,como las Casas del Pueblo. (104)

La tendencia libertaria del movimiento obrero, sigue siendo abrumadoramente mayoritaria. En poco tiempo la FTRE registra un crecimiento es- pectacular. Al cabo de un año de existencia, al IIº Congreso, que tiene lugar en Sevilla en 1882, asisten 254 delegados en representación de casi 500 secciones y 48.000 federados. En el seno de la Federación convivían,grosso modo, dos corrientes:

• Una corriente partidaria de la organización obrera, actuando en la legalidad pero al margen de la política de partidos, que prevalece en Cataluña.

• La otra corriente, predominante en Andalucía,que se muestra partidaria de de la propaganda por el hecho para acelerar el advenimiento de la revolución social.

La difícil conciliación entre ambas se logra en el Congreso de Sevilla, en el cual se adopta una fórmula que supone: reconocer el anarquismo como finalidad última e instrumento educador para la construcción de la sociedad futura, y adoptar en lo inmediato la táctica de lucha reivindicativa de la organización obrera. (105)

Estaban sentadas las bases para hacer de la FTRE un instrumento real- mente eficaz en la lucha por la emancipación y mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora, cuando todo quedó interrumpido por el des- graciado episodio de La Mano Negra.

Las investigaciones históricas más rigurosas coinciden en señalar que el grupo terrorista autodenominado La Mano Negra fue una invención de la policía para implicar a la FTRE en actos de terrorismo y desacreditarla así ante las masas obreras y, en todo caso, de haber existido tal grupo la

policía utilizó este nombre para perpetrar una serie de asesinatos,sin ningu- na lógica que pudiera tratar de justificarlos,e inculpar de este modo al mo- vimiento libertario en general y a la Federación obrera en particular. (106)

Un agricultor andaluz anónimo compuso unos versos sobre este suceso:

La Mano Negra decís,

mas demuestra la experiencia

que vuestra mano y conciencia

es negra, señores; sí.

Lo decimos y es así,

La Mano Negra es la vuestra,

que anda a diestra y siniestra:

y nunca piedad sentís.

A pesar de las malas condiciones en las que vivían los jornaleros andaluces, con jornadas laborales de "sol a sol" (unas 16 horas diarias) y salaríos de miseria, muy inferiores a los del resto del país (2 reales diarios en Andalucía frente a los 12 de Cataluña) (107) los obreros del campo andaluz no estaban preparando, en esos momentos, ninguna revuelta ni insurrección ni contra el gobierno ni contra los propietarios de las tierras.Según se des- prende de las Actas del proceso por el caso de La Mano Negra, los jornaleros se asociaban para, como ellos decían, "socorrer a los pobres y asegurar el trabajo".

Contaban con la Revista Social que tuvo un importante eco en Andalucía.

Los jornaleros se reunían en círculo y uno de ellos leía en voz alta los artículos que luego eran comentados por todos. En 1882 la Revista Social llegó a tirar unos 20.000 ejemplares,cantidad muy importante para aquella época, máxime cuando más del 70% de los españoles eran analfabetos. (108)

Encartados los anarquista en el proceso de La Mano Negra, Álvarez Junco resume así el episodio: "Un par de crímenes cometidos en Arcos y Jerez de la Frontera a finales de 1882, conectados de manera confusa con las declaraciones violentas de algún grupo extremista procedentes de la etapa de clandestinidad, sirvieron al gobierno de Sagasta para identificar a la legalista FTRE con una tenebrosa organización terrorista, La Mano Negra, dirigida desde Ginebra, cuyo propósito era asesinar a los propieta- ríos y entregar sus riquezas a las llamas.Tras el extraño hallazgo de unos estatutos en medio del campo por partede la guardia civil, que parecían probar la conexión entre la FTRE y los crímenes, se montaron espectacula-res procesos,con cuerdas de cientos de presos recorriendo las campiñas an- daluzas. Siguieron unos meses de silencio, rumores de tortura y finalmente un proceso que culminó en más de cien condenas y siete ejecuciones".

Mediante esta farsa de proceso lo que realmente se pretendía era intentar involucrar y perseguir al mayor número de jornaleros anarquistas posible.

(109)Más que de La Mano Negra se debería de hablar de "mano dura". Bastaba con la mínima sospecha de un hacendado para la detención inmedianta de un jornalero o de todo un grupo. Un diario madrileño daba los siguientes datos escalofriantes: " …el número de adeptos se ha hecho subir a siete mil primero, a doce mil después, ahora se calculan en más de cuarenta mil.La cifra siempre creciente de prisioneros y la detención de federados en puntos tan remotos a los lugares de los hechos,hace presumir que la opinión pública y los agentes del gobierno han involucrado, en la persecución de una simple causa criminal común, a un verdadero ejército de hombres". (110) De esta forma, como ocurriera diez años antes,los efec- tivos de la Federación fueron reducidos a la décima parte.El resultado final del proceso supuso la pena de muerte para 15 campesinos de los cuales fueron ejecutados 7 en la Plaza del Mercado de Jerez de la Frontera, el 14 de junio de 1884. Tres días después de las ejecuciones los jueces fueron condecorados con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. (111)

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente