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Los movimientos sociales en la Europa del Siglo XIX (página 11)


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Los socialistas o socialdemócratas (por aquel entonces, los dos términos eran sinónimos) eran miembros de partidos centralizados o de base nacional organizados de forma precaria bajo el estandarte de la Segunda Internacional Socialista que defendían una forma de marxismo popularizada por Engels, August Bebel y Karl Kautsky. De acuerdo con Marx, los socialistas sostenían que las relaciones capitalistas irían eliminando a los pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas enfrentadas, los capitalistas y los obreros. Con el tiempo, una grave crisis económica dejaría paso al socialismo y a la propiedad colectiva de los medios de producción. Mientras tanto, los partidos socialistas,aliados con los sindicatos, lucharían por conseguir un programa mínimo de reivindicaciones laborales. Esto quedó plasmado en el manifiesto de la Segunda Internacional Socialista y en el programa del más importante partido socialista de la época, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD, fundado en 1875).Dicho programa, aprobado en Erfurt en 1890 y redactado por Karl Kautsky y Eduard Berstein, proporcionaba un resumen de las teorías marxistas de cambio histórico y explotación económica, y establecía una lista de exigencias mínimas que podrían aplicarse dentro del sistema capitalista. (60) Estas exigencias incluían importantes reformas políticas,como el sufragio universal y la igualdad de derechos de la mujer, un sistema de protección social (seguridad social, pensiones y asistencia médica universal), la regulación del mercado de trabajo con el fin de introducir la jornada de ocho horas reclamada de forma tradicional por anarquistas y sindicalistas y la plena legalización y reconocimiento de las asociaciones y sindicatos de trabajadores. (61)

Los socialistas creían que todas sus demandas podían realizarse en los países democráticos de forma pacífica, que la violencia revolucionaria podía quizás ser necesaria cuando prevaleciese el despotismo (caso de Rusia) y descartaban su participación en los gobiernos burgueses. La mayoría pensaba que su misión era ir fortaleciendo el movimiento hasta que el futu- ro derrumbamiento del capitalismo permitiera el establecimiento del socia lismo. Algunos -como por ejemplo Rosa Luxemburg- impacientes por esta actitud contemporizadora, abogaron por el recurso de la huelga general de las masas como arma revolucionaria si la situación así lo requería.

Rosa Luxemburg (62)se entregó en cuerpo y alma al movimiento obrero en Alemania. Era colaboradora regular de numerosos diarios socialistas -y en algunos casos directora-, dirigió muchos mítines populares y tomó parte enérgicamente en todas las tareas que el movimiento le requería. Desde el principio hasta el fin, sus disertaciones y artículos eran trabajos creativos originales, en los que apelaba a la razón más que a la emoción, y en los que siempre abría a sus oyentes y lectores un horizonte más amplio. (63)

El revisionismo añadió una nueva escisión dentro del llamado socialislismo autoritario, el socialismo reformista, al que se opuso el socialismo revolucionario. Bernstein es el principal representante del socialismo refor mista, Rosa Luxemburgo del revolucionario y Karl Kautsky un intermedio, es el protagonista del socialismo como movimiento. (64)

Una gran huelga de mineros del Ruhr tuvo para la historia laboral de Alemania significación parecida a la de la huelga del puerto de Londres para la historia británica (y se produjo, además, en el mismo año, 1889): fue el detonante de la conflictividad moderna, esto es,de la movilización de los grandes sectores del mundo industrial, mineros, siderúrgicos, ferrovia- rios y metalúrgicos. Un total de 25.468 huelgas se registraron entre 1891 y 1910. Sólo en 1912,hubo un total de 2.834 huelgas con 1.031.000 huel- guistas (entre ellas, una huelga general en las minas en la que participaron unos 250.000 mineros). (65)

El desarrollo industrial alemán impulsó un colonialismo incipiente al llegar tarde al reparo de África, de ahí que las posesiones adquiridas eran poco significativas.Durante el gobierno de Bismarck, en la década de 1880, Alemania tendrá bajo su control,Namibia,Camerún y Togo,en el continente africano y las islas Marianas y Palaos, en el Pacífico. Bismarck dudaba del valor real de un Imperio en ultramar. Sin embargo, ello no impidió que sur- giera una arrogancia nacionalista y una"búsqueda del poder mundial",estig- matizando a los competidores o enemigos.Ésto último fue teorizado por el historiador Heinrich Von Treitschke,quien formuló el credo de este anhelo imperialista.Se estereotiparon enemigos como el interno (judios) o el exter- no (Inglaterra). Lo anterior fue parte de una tendencia hacia un nacionalis- mo agresivo tanto en sus reclamos como en la forma como se entendía a sí mismo. Otra expresión de esta tendencia fue la Asociación pangermanista (con su exhortación de abril de 1891). (66)

La liquidación del período napoleónico por el Congreso de Viena, en 1815, había dejado a la península italiana sojuzgada y dividida. (67) El Im- perio austriaco conservaba Lombardía y Véneto, situadas al norte de Italia. Los ducados de Parma, Módena y Toscana estaban regidos por archiduques austriacos; el papa gobernaba los Estados Pontificios y las provincias del Adriático (las legaciones). Nápoles y Sicilia, eliminado el peligro de Murat, volvían a ser gobernadas, de forma absolutista por los Borbones. Italia estaba dividida, pues, en diversos estados : El Reino de Piamonte-Cerdeña, el Reino de las Dos Sicilias en el sur, los Estados Pontificios en el centro, y una serie de pequeños estados independientes. (68)

Todos estos monarcas eran enemigos de las ideas democráticas y se sentían autorizados a su represión por los principios de la Santa Alianza. Sin embargo, a pesar de la vuelta a las monarquías absolutas, se empiezan a extender, poco a poco, las ideas revolucionarias. El progreso material le imponía su correlativo progreso en las instituciones. En el Piamonte se introdujeron las máquinas de hilar y tejer de Inglaterra. Los ferrocarriles facilitaron las comunicaciones y con ellas la necesidad de unificar los esta- dos italianos. El primer ferrocarril construido en la península italiana fue el que comunicó las ciudades de Nápoles y Portici, inaugurado en 1839. (69)

Con la excusa del Congressi degli Scienziati se reunían patriotas de todos los estados italianos para tratar de problemas de economía y ciencias. Pero incluso los temas más inocentes llevaban a los congresistas a discutir el régimen político; muchos de estos congresistas eran carbonarios y maso- nes, y todos liberales. Por eso el papa y el duque de Módena prohibieron a sus súbditos reunirse en congresos científicos y Austria los permitía con reservas. Los primeros congresos científicos se celebraron en Pisa y Turín los años 1839 y 1840; al congreso de Nápoles, de 1845, acudieron unos mil cuatrocientos científicos. (70)

Las sociedades secretas tuvieron mayor eficacia en la difusión de ideas revolucionarias,porque muchos italianos eran analfabetos y no podían en- tender los escritos patrióticos que circulaban clandestinamente. Estas socie- dades atraían al público con el misterio de sus símbolos y la jerarquía de los grados.Los carbonarios de Nápoles habían empezado por unirse en cho- zas de carboneros con un tronco de árbol por sillón presidencial. Las logias se llamaban barracas, y al lado de la cruz de Cristo se veía una hacha y un martillo. Cristo, decían, había sido la primera víctima de los tiranos, y en el juramento del grado supremo había la cláusula de exterminar a los reyes. Los carbonarios se extendieron hacia el norte de Italia y a otros países. (71)

Sus objetivos eran derrocar el absolutismo monárquico, implantar los principios del liberalismo y la elaboración de una constitución. Sus inte-grantes también eran nacionalistas, es decir, partidarios de la creación de un Estado italiano unificado en 21 Provincias Federadas bajo el nombre de Ausonia. Los juramentos de los nuevos miembros de la secta carbonaria se realizaban con el puño cerrado y alzado, expresión de la unión fraterna de los iniciados. Los carbonarios jugaron un importante papel en las revolu-ciones de 1820 y 1830. Pero tras el fracaso de éstas últimas (algunos de sus miembros fueron ejecutados o encarcelados) la sociedad dejó de existir, siendo impelidos algunos de sus partidarios,como Mazzini,a crear una nue- va sociedad secreta de marcado carácter nacionalista, la "Joven Italia". (72)

La Revolución de 1848, también va a estar presente en Italia. En no-viembre del 48, se producen una serie de tumultos que obligaron al Papa a huir de Roma. Surge con fuerza, en esos momentos, la idea de una Repú-blica italiana unitaria, acabando de una vez con todos los tronos, únicos interesados en conservar fronteras dentro de la península. (73)

Uno de los líderes más destacados de la revolución fue Mazzini. Al esta-llar las revoluciones de 1848, se trasladó a Milán,donde luchó por la libera-ción contra los austriacos. Luego colaboró en el movimiento insurreccio-nal lanzado por sus partidarios de Roma contra el papa y fue uno de los triunviros que gobernaron la consiguiente República Romana de 1849.

La Primavera de los pueblos de 1848 fue ya un intento cercano al éxito, con sublevaciones en Messina, Milán y Palermo, pero la falta de apoyo de Saboya permitió a los austríacos someter la insurrección. Tras la batalla de Custoza, el arminsticio de Salasco devolvía el status quo del Congreso de Viena. Solo un año después, se proclamaba la República Romana lide-rada por Mazzini, mientras Leopoldo II de Toscana tenía que abandonar Florencia y Carlos Alberto de Cerdeña entraba en guerra con Austria. De nuevo, los austríacos retomaron la insurrecta Venecia  pese a la resistencia de Leonardo Andervolti y aplastaron los deseos de unificación de Saboya en la batalla de Novara. El ejército francés de Napoleón III, ferviente cató-lico y defensor del papa, acabó con la República Romana. (74)

La acción combinada de los ejércitos austriacos, franceses, napolitanos y españoles puso fin al experimento romano en aquel mismo año; y, poco a poco, la represión se fue imponiendo en toda Italia, haciendo que muchos nacionalistas y liberales quedaran desengañados sobre las posibilidades de la vía radical mazziniana. (75)

En los años siguientes, los partidarios de la unificación italiana bajo un régimen liberal confiaron más en la oposición moderada que representaban Víctor Manuel II,rey del Piamonte y su ministro Camillo Cavour,que serían quienes finalmente lograrían la unificación del Reino de Italia en 1860.(76)

Mazzini no renunció a sus ideales republicanos y quedó limitado al lide-razgo de reducidos círculos de la oposición y a ser un símbolo de rigor moral, austeridad personal y coherencia ideológica, como precursor de la de-mocracia en Italia. Los electores de Mesina le eligieron diputado varias ve-ces, siendo tal resultado anulado por las autoridades monárquicas. Desde el exilio impulsó a sus seguidores a participar en múltiples complots fallidos, así como en la fundación de la Asociación Internacional deTrabajadores. Giuseppe Mazini colabora en la fundación de la Sociedad de los amigos, pide escuelas nocturnas para los obreros, biblotecas circulantes y fondos de asistencia para las sociedades cooperativas de producción, e inicia la publi- cación de un diario La Roma del Popolo. En1869 regersó a Italia de forma clandestina para morir en su país. (77)

Las difusiones de las ideas liberales fueron impulsadas por el reino de Piamonte, con su primer ministro,Cavour, a la cabeza. (78). Tras sucesivas guerras, en las que destacaría, sin lugar a dudas, Garibaldi que, en mayo de 1860, con poco más de mil voluntarios, la mayor parte estudiantes, desem-barcan en Sicilia, desencadenando una revolución apoderándose, en un corto periodo de tiempo,del reino italiano de Nápones y gran parte de Italia con su ejército de 18.000 voluntarios.(79) El rey de Piamonte, Víctor Ma-nuel II fue proclamado rey de toda Italia, en 1861, excepto de Venecia, que se uniría en 1866. La unificación italiana culminó en 1870 cuando el ejér-cito italiano entró en Roma, estableciendo allí la capital del reino. (80)

La unificación italiana dejó planteados dos graves problemas. El prime-ro de ellos fue la marginación de los sectores radicales democráticos enca-bezados por Garibaldi. Su lema era "Dios y el Pueblo" y fue el cabecilla de una conspiración republicana, en 1870.(81)Los garibaldinos fueron derrota- dos políticamente por la alta burguesía liberal del Piamonte, que finalmente instauró una monarquía constitucional en la región,respaldada por las po- tencias europeas, de carácter conservador. En cierta medida,se podría decir que al mismo tiempo que se consumaba la deseada unidad italiana,se estaba produciendo una lucha social entre la burguesía conservadora del norte, más desarrollada e industrializada, contra campesinos y artesanos del sur más radicales ideológicamente. De hecho Camillo Cavour, en una carta que escribe escribe al rey Víctor Manuel, ya el 5 de octubre de 1860 decía de "acabar, cuanto antes,con el problema de Garibaldi y con su "dictadura",no ser débiles con los garibaldinos y ningún acuerdo con los mazzinianos…" (Carteggi del Conte di Cavour).

El otro problema fue la relación con la Iglesia Católica. Una vez que sus dominios fueron conquistados y ocupada Roma en 1870, el papa se consi-deró"prisionero en el Vaticano",lo que con el tiempo le trajo al nuevo Esta- tado italiano serios problemas con los sectores católicos europeos. El rey Víctor Manuel II tomó Roma y todos los estados pontificios quedaron bajo su soberanía. (82) Roma se convirtió en la capital del nuevo reino y Víctor Manuel II instaló su corte en el Palacio del Quirinal. Pero el Papa Pío IX no aceptó la derrota y se consideró prisionero dentro de la ciudad negándose a abandonar la Santa Sede donde se atrincheró. Era la moda referirse al Papa en aquellos tiempos como "el prisionero". Pero el hecho es que la Santa Sede se mantuvo sin ser perturbada por el Gobierno de Italia en una especie de aislamiento que se prolongó por años, pero sin estatus ni reconocimiento oficial, por tanto desconocido por el Reino de Italia y sin reconocimiento internacional. (83)

El principal problema económico con el que se va a enfrentar el gobier-no italiano de Camillo Cavour será la difícil situación del sur de Italia (Me- zzogiorno). Será éste, uno de los problemas más graves, permanentes y no resueltos desde la formación del Estado italiano en 1870.

En Italia, durante la década de 1870, más del 60% de la población eran campesinos que vivían en terribles condiciones. El campesinado italiano empleaba más del 70% de lo que ganaba en cubrir sus necesidades básicas (alimento, ropa y vivienda). La dieta básica de su alimentación se compo-nía de cereales, patatas,verduras, aceite, vino y ocasionalmente carne.

El sector industrial italiano, en la época de la unificación, era muy débil. La producción anual de hierro no superaba las 30.000 tn. La única indus-dria de cierta importancia era la sedera que empleaba a unos 274.000 de los 382.000 obreros industriales de Italia, en 1876. Hasta finales del S. XIX la industria italiana siguió siendo bastante modesta y se limitaba, casi exclu-sivamente, a las regiones del Norte (Piamonte y Lombardía). (84)Para proteger la industria italiana se recurrió al arancel que estimuló a algunos industriales siderúrgicos a pensar a gran escala e intentar controlar el mercado interior. Sin embargo, esta política proteccionista no reactivó la economía italiana, en un principio, hasta que el Estado italiano subvencione proyectos específicos a la marina mercante o la compra de material móvil del ferrocarril a empresas nacionales. (85)

La pobreza y el atraso en el sur, eminentemente agrícola, dedicado al cultivo de los cereales, vid y olivo, se vio agravado por la industrialización del norte en el siglo XIX, y las reformas introducidas por Giovanni Giolitti (varias veces primer ministro a finales del siglo XIX y XX) tuvieron poco éxito (86). La ola masiva de emigración de italianos hacia Gran Bretaña, Estados Unidos o Argentina será una constante desde finales del S.XIX hasta bien entrado el XX y será uno de los principales indicadores de las malas condiciones de vida de las regiones del sur de Italia.

La mayor oleada de inmigrantes italianos se produjo hacia los Estados Unidos entre las décadas de 1880 y 1910.En tan sólo 30 años, 4 millones de italianos procedentes del ámbito rural del Sur y de Sicilia se establecieron definitivamente en los Estados Unidos de América (87). También emigra-ron de forma masiva hacia Argentina. En 1895, los italianos asentados en Argentina rondaban el medio millón (492.600) (88).

El norte de Italia, por el contrario será una región más rica e industria- lizada siendo, desde un principio, objetivo de la política nacional. En conjunto, el norte de Italia se vio arrastrado por el remolino de la industria-lización europea, en la que destacó como una de las principales avanzadi-llas meridionales. La industria textil se desarrolla de forma importante, gra-cias a la mecanización, al mismo tiempo que la siderurgia, para la cons-trucción del ferrocarril y posteriormente lo harán la industria química y la del automóvil. (89)

El 1 de julio de 1899, Italia ingresa en el mundo automovilístico al crearse la Fábrica Italiana Automobili Torino (FIAT), a cargo de Giovanni Agnelli.Se constituyó la sociedad con un capital de 800.000 liras y se fabri- caron, entre 1899 y 1900, 20 unidades en el patio de la casa de Vinienzo Lancia, en Turín, en donde trabajaban 150 obreros. La velocidad que alcanzaba este vehículo era de 40 Km por hora. (90)

Los orígenes del socialismo italiano son muy tempranos. El padre del socialismo italiano fue Jean Charles Sismondi (1773-1842). Nació enVenecia y fue un gran historiador. Sus obras más conocidas fueron las tituladas: "La histoire des republiques italianes" y la "Histoire des Français" com-puesta de 21 volúmenes.De joven vivió en Inglaterra donde recibió el influ- jo de Adam Smith como lo demostraría una exposición de sus ideas en "La richese commerciale" escrito en 1803. Luego,con el paso del tiempo,Sis- mondi tomó una actitud crítica contra las teorías de la escuela clásica espe- cialmente contra el economista David Ricardo,como lo demostrará en sus obras tituladas:"Nou veaux príncipes d´economie politique" y "Etudes sur l´economie politique"

Sismondi realiza un análisis de la evolución económica dividiendo la historia económica en tres etapas (esclavitud, feudalismo y capitalismo) dichos conceptos, según opinan muchos historiadores, fue el germen de la interpretación económica de la historia propuesta por Carlos Marx. (91)

También escribió, Sismondi, una teoría sobre la explotación y sobre sus consecuencias. Las causas de la explotación en un régimen de libertad con- tractual en donde los asalariados podrían aceptar su propia explotación ya que "libertad de derecho no implica automáticamente la libertad de hecho", pues al contratarse ambas partes no están en la misma situación, ya que el empresario recibe una ganancia y el trabajador un medio de vida, de modo que sufre una presión mucho más fuerte que aquél. Además, la consecuen-cia entre los trabajadores se agrava debido a la introducción del maquinismo y del régimen de libertad imperante para contratar a los obreros. Como consecuencia de la explotación se llegará,en un futuro, a la separación,cada vez mayor, entre las clases sociales, siendo los salarios de los obreros cada vez más bajos mientras que los empresarios se beneficiarían cada vez más de las plusvalías (los trabajadores no participan de los beneficios realizados por la colectividad como consecuencia del progreso técnico) y acu- mularían capitales cada vez mayores. (92)

El anarquismo en Italia se constituyó como movimiento a partir de la Alianza de Revolucionarios Socialistas, una sociedad secreta fundada por Mikhail Bakunin. Giuseppe Fanelli, y Errico Malatesta fueron las primeras figuras del movimiento.Cuando la sección italiana de la Asociación Internacional de losTrabajadores se formó en 1864, los nuevos y más famosos anarquistas aparecieron en escena, individualidades notables como Carlo Cafiero  y Errico Malatesta. Dentro de la sección italiana de la AIT se formaron las ideas anarcocomunistas, que darían lugar a un movimiento fuerte y cohesionado. En la conferencia de 1876 en Florencia, la sección italiana de la AIT en su declaración de principios se adhirió al anarquismo comunista, proclamando:

"La Federación italiana considera la propiedad colectiva de los productos del trabajo como el necesario complemento al programa colectivista,la ayuda para la satisfacción de todas las necesidades de cada ser humano, solo con la regla que corresponde al principio de la solidaridad en la producción y el consumo. El Consejo Federal de Florencia ha demostrado elocuente- mente la opinión de la Internacional italiana en este punto…" (93)

Fue también en Italia donde se iniciaron los primeros intentos revolu-cionarios anarquistas. Bakunin estuvo involucrado en la insurrección que tuvo lugar en Florencia en 1869, y en un fallido intento de insurrección en 1874 en Bolonia (94). En 1877, Errico Malatesta, Carlo Cafiero y Costa llevaron adelante una intentona revolucionaria en Italia. Liberaron dos villas en Campania antes de ser detenidos por las autoridades militares.

El anarquismo italiano se materializó primeramente en la sección ita-liana de la Primera Internacional. La popularidad de la AIT se disparó con la Comuna de París. Debido al conocimiento limitado de cómo se desarro- llaron los acontecimientos realmente, muchos militantes tenían una visión utópica de la naturaleza de la Comuna, lo que llevó a las ideas anarquistas y otras tendencias socialistas a una gran popularidad. No obstante, el republi- cano radical Giuseppe Mazzini condenó la Comuna porque representaba todo lo que odiaba: lucha de clases, violencia de masas, ateísmo y materia– lismo. La condena de Mazzini a las ideas revolucionarias incrementó el abandono de muchos republicanos de las filas de la AIT. (95)

Cuando la división entre los partidarios de Marx y de Bakunin se hizo más evidente, la sección italiana de la AIT primero tomó partido por Bakunin contra el comportamiento autoritario del Consejo General manejado por Marx. La defensa de la Comuna de París por Bakunin contra los ataques de Mazzini, y la incapacidad de Marx y Engels para enfrentarlos, hizo que los bakuninistas se convirtieran en la principal fuerza ideológica de la AIT ita- liana. En 1872, Bakunin y Cafiero ayudaron a organizar las secciones de la AIT para conformar una federación nacional. Todos los delegados en el congreso fundacional,con excepción de Carlo Terzaghi (un espía de la poli- cía) y dos socialistas garibaldinos, eran anarquistas. (96)

   En Italia, al producirse la división de la Primera Internacional, una parte siguió el pensamiento político de Carlos Marx, partidario de la acción múl- tiple y de la intervención parlamentaria y otra, la posición de Bakunin,par- tidario de la acción directa y revolucionaria contra el capitalismo y el Estado, sin admitir la actuación política y mucho menos parlamentaria,conven- cido de que los socialistas que intervendrían en ella serían fatalmente ab- sorbidos por el Estado al servicio de las clases dirigentes italianas.El movimiento anarquista adquirió inusitado auge e influencia. Justo es decir que en Italia surgieron figuras magníficas de pensadores y de revolucionarios, pertenecientes a todas las clases sociales, desde el aristocrático duque de Pisacane, protector de Bakunin,al que tanto ayudó financieramente, hasta el humilde obrero electricista Errico Malatesta, pasando por grandes abogados como Pedro Gori y hombres de acción y de pensamiento como Giovanni Bovio, Cafiero y Merlino.La realidad es que en Italia ha existido siempre un movimiento anarquista prestigioso y respetado, hasta por Mussolini, que tuvo a gala conservar su vida y en libertad vigilada a Malatesta. (97)

Uno de los dirigentes políticos italianos más importante, a finales del S. XIX fue, sin duda, el anarquista Errico Malatesta. Escribió y publicó varios periódicos radicales y fue también compañero de Mikhail Bakunin.En parte debido a su entusiasmo por la Comuna de París y en parte por su amistad con Carmelo Palladino, se incorporó a la sección napolitana de la AIT ese mismo año,mientras estudiaba como mecánico y electricista.En 1872 cono- ció a Mikhail Bakunin, con quien participó en el congreso de la Internacio- nal de Saint Imier. Durante los cuatro años siguientes,Malatesta ayudó a difundir la propaganda internacionalista en Italia; fue encerrado dos veces en prisión por estas actividades.

En abril de 1877, Malatesta, Carlo Cafiero, el ruso Stepniak y cerca de otros 30 compañeros, iniciaron una insurrección en la provincia de Bene-vento, tomando las villas de Letino y Gallo Matese sin violencia. Los revo-lucionarios quemaron los registros de impuestos y declararon el fin del go- bierno del rey, siendo seguidos con entusiasmo: incluso un cura de pueblo les prestó su apoyo.

En Florencia fundó el semanario anarquista La Questione Sociale en el que se publicó, por primera vez, su popular panfleto Fra Contadini (Entre Campesinos).Vivió en Buenos Aires a partir de 1885,y sigue publicando La Questione Sociale. Participó en la fundación del primer sindicato de Pana- deros en Argentina, y dejó una fuerte impronta anarquista en el movimiento obrero argentino que influiría en los años siguientes.

Vuelve a Europa,en 1899,siendo el director del periódico L´Associazione en Niza hasta que fue forzado a exiliarse en Londres. Durante esta época escribió algunos panfletos importantes,entre los que se incluye L´Anarchia. Malatesta participó en el Congreso Anarquista Internacional de Amster- dam de 1907, donde debatió con Pierre Monatte sobre la relación entre el anarquismo y el sindicalismo.Luego de sufrir durante años años de una dolencia respiratoria en los bronquios, desarrolló una neumonía bronquial que lo llevó rápidamente a la muerte, el 22 de julio de 1932. (98)

En Italia, distintos sindicatos de orientación socialista,anarquista y sindicalista se fusionaron en 1906 en la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL): en 1907,tenía 684.046 afiliados; en 1914, 961.997. En Italia, donde todavía en los años 1885-95 se registraban en torno a las 100-200 huelgas por año, se pasó a cifras como 1.042 huelgas industriales y 629 agrarias en 1901, y 1.881 y 377, respectivamente, en 1907. Hubo, luego,nu- merosas huelgas generales de alcance local (en Milán en 1907; en Roma, Turín, Génova en 1908, etc) y varios intentos de desencadenar la huelga general nacional, en concreto en septiembre de 1904 -con éxito parcial en Milán, Génova y Turín-, en septiembre de 1911-contra la guerra de Libia, que, en general, fue un fracaso-, y en los días 7-16 de junio de 1914, la lla- mada "Settimana Rossa" (Semana Roja), especie de revuelta casi insurre- ccional generalizada, provocada por la muerte de tres manifestantes antimi- litaristas en Ancona, pero contenida por las fuerzas del orden con un balan- ce de 16 muertos y 450 heridos.Como en el resto de Europa, los años 1910-14 fueron en Italia particularmente conflictivos. Hubo 1.107 huelgas en 1911 (entre ellas, las de las siderurgias de Piombino y Elba); 914, en 1912; 810,en 1913 (con grandes huelgas campesinas en Ferrara y Parma, y un largo conflicto metalúrgico en Milán). También proliferaron los periódicos anarquistas ,como La Questione Sociale de Gaetano Bresci (que asesinó en 1900 al rey de Italia Humberto I de Saboya), o la Cronaca Sovversiva de Luigi Galleani a partir de 1903. (99)

La conflictividad laboral era, pues, endémica en toda Europa. Bélgica, Holanda, Suiza, Austria, Hungría, Rusia, los Países escandinavos, Portugal y España, conocieron huelgas numerosas y a menudo violentas. No fue, por tanto, casual que León XIII se ocupara en 1891 de la cuestión social en su encíclica Rerum Novarum (ni que el pintor italiano Giuseppe Pellizza di Volpedo plasmase en 1898 el avance de las masas campesinas en su formidable cuadro titulado Cuarto estado). Es un hecho que los gobiernos, los responsables del orden público, los altos funcionarios de las Cortes europeas y las clases conservadoras vieron en la agitación laboral el espectro de una revolución desde abajo. (100)

A finales del siglo XIX y principios del XX, las protestas colectivas de las mujeres campesinas (que ya habían organizado y habían participado en motines, revueltas y rupturas de cercados desde el siglo XIV) se transformaron en huelgas. En 1896, en la Toscana, al norte de Italia, cincuenta mujeres convocaron a las jornaleras a una huelga de dos semanas en que movilizaron multitudes, detuvieron trenes, quemaron materiales y hostigaron a todas las personas que no se unían a ellas. (101)

Apenas dos años después,en mayo de 1898,se produjo una ola de protestas en Milán, debido a la subida del precio del trigo, al arresto de numero- sos dirigentes socialistas y a la guerra colonial en África y sus nefastas con- secuencias para el país. Fue aplastada de manera incompetente por el régi- men militar del general Pelloux,en los Fatti di maggio de 1898, en donde el ejército empleó incluso la artillería,con el resultado de 80 muertos,450 heridos y el procesamiento de 828 personas. Estos hechos represivos van a pro- vocar un aumento del número de huelgas y de huelguistas por toda Italia. Así, de 400 huelgas, en 1899, se llegará a las 1.649 (de ellas 350 agrarias), en 1907, que movilizarán a unos 400.000 trabajadores. (102)

Las guerras coloniales en África van a provocar una importante fisura entre el monarca Humberto I y el pueblo italiano. Los anarquista ya habían atentado dos veces contra el monarca y a la tercera, el 29 de julio de 1900,

conseguirán su objetivo. El anarquista italo-americano Gaetano Bresci asesina al rey de tres disparos a bocajarro cuando se dirigía hacia su carruaje para trasladarse desde Monza a su Palacio Real. A Bresci le encontraron muerto en la cárcel, en extrañas circunstancias, casi un año después. (103)

A mediados del siglo XIX, como respuesta a las injusticias causadas por la Revolución Industrial, surge el denominado "catolicismo social" que, además, se había dejado influenciar en algunos de sus ambientes por las doctrinas y las posturas de matriz socialista. Del deseo, en si laudable pero demasiado vago y romántico,de ayudar a los pobres se pasó, en algunos casos, a la profesión de las ideas igualitarias.De la denuncia, a menudo justifi- cada, de la explotación de los obreros por parte de patrones no raramente se pasó al rechazo del sistema liberal capitalista y a una visión de la sociedad de tipo marxista. Este desvío a la izquierda dio origen, hacia fines del siglo XIX, a la corriente conocida como catolicismo democrático.El propio papa, León XIII,en su famosa encíclica"Rerum Novarum",publicada el 15 de ma- yo de 1891, denunciaba la inhumana situación de los obreros y el abuso por parte de los empresarios que tenían a los obreros como si fueran esclavos:

"…Vemos claramente, cosa en que todos convienen, que es urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación miserable y calamitosa,ya que,disueltos en el pasado siglo los antiguos gremios de arte– sanos, sin ningún apoyo que viniera a llenar su vacío,desentendiéndose las instituciones públicas y las leyes de la religión de nuestros antepasados, el tiempo fue insensiblemente entregando a los obreros, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores. Hizo aumentar el mal la voraz usura,que,reiteradamente condenada por la autoridad de la Iglesia, es practicada, no obstante, por hombres codiciosos y avaros bajo una apariencia distinta. Añádase a esto que no sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comer-ciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios." (104)

Desde 1867 existía en Italia la Sociedad de la Juventud Católica Italiana dirigida por Giovanni Acquaderni. En junio de 1874 tuvo lugar en Venecia un congreso católico que terminó creando un movimiento a nivel nacional. Esto se concretó,un año después,en el congreso de Florencia,del cual brotó la Obra de los Congresos y de los Comités Católicos en Italia. La presidencia fue confiada inicialmente al mismo Acquaderni. (105)

Algún tiempo después, sin embargo, comenzaron a manifestarse los pri- meros roces. Los jóvenes líderes en ascensión dentro de la Obra representaban una orientación bastante diversa, afín con las nuevas ideas. Algunos sectores de la Obra comenzaron a manifestar una fuerte infiltración modernista y católico-democrática. En 1891,los sectores más radicales influencia- dos por Romolo Murri fundaron los "grupos democráticos" ubicados tan a la izquierda como para querer abandonar la etiqueta "democrática" sustituyéndola con la de "socialista".La corriente murriana brotó en el 19°Congreso Nacional de la Obra realizado en Bolonia, en 1903, donde la vieja guar-dia salió derrotada. (106)

Las primeras reformas sociales no se producirán en Italia hasta 1902, con el gobierno de Giovanni Giolitti.Con estas tímidas reformas el gobierno ita- liano pretendía debilitar la expansión sindical y socialista que cada vez te- nía más fuerza en Italia pero sin conseguirlo, como acabamos de ver. Se aprueban una serie de leyes sociales entre las que destacarán la ley que prohibía a los niños menores de 12 años el trabajar; el trabajo de las mujeres se limitaba a 11 horas diarias y, años más tarde en 1912, todos los varones mayores de 21 años y alfabetizados tendrían derecho al voto. (107)

Notas bibliográficas:

(1)Antonio Fernández, Historia del Mundo Contemporáneo.

(2)Paul Belien, Historia de Bélgica. Un trono en Bruselas.

(3)Wils Lode, Historia de las naciones belgas.

(4)Jean Dhondt, Histoire de Belgique.

(5)Jean Dehar Veng, Histoire de la Belgique contemporaine.

(6)Frans Van Kalken, La Belgique contemporaine (1780-1949).

(7)L. Pierard, Histoire de la Belgique.

(8)VV.AA, Enciclopedia Británica.

(9)L. Dechesne, Histoire economique et sociales de la belgique.

(10) Pierre Lebrun, La rivoluzione industriale in belgio.

(11)Pierre Lebrun, La Revolución Industrial belga.

(12)Henri Pirenne, Histoire de la Belgique.

(13)George Woodcock, Anarchism: A history of libertarian ideas and movements.

(14)Wite Els, Craeybeckx Jan, Meynen, Historia política de Bélgica, a partir de 1830.

(15)Demoulin, Bruno, Historia de la Valonia.

(16)Maurice, Crouzet, Historia General de las Civilizaciones.

(17)W.Abendroth, Historia social del movimiento obrero europeo.

(18)Adam Hochschild, El fantasma del rey Leopoldo.

(19)Jim Zwick, The Story of the Congo Free State.

(20) J.W.Mommsen, La época del Imperialismo. Europa 1885-1918.

(21)Benedicto Cuervo, Alexander von Humboldt. (mailxmail)

(22)Wolfgang Benz, Alemania 1815-1945.

(23)J. David Randers Pehrson, Los alemanes en la Revolución de 1848-49.

(24)Jr. Marshall Dill, Alemania: Una Historia Moderna.

(25)Taillandier Saint-René, Histoire du Parlament de Francfort, Revue des deux Mondes, 1849. (BNF).

(26)S.A Brigg y Clavín P, Historia contemporánea de Europa.

(27)José Ramón Díez y Martín R, Historia contemporánea de Alemania.

(28)VV.AA, La revolución de 1848 en los países germánicos. (Blog publido por profe- sores de Historia) 5/2/11.

(29)José Luis Comellas, Historia contemporánea.

(30)Eduard, Crantshaw, Bismarck. New York. 1981.

(31)Mary Fulbrook, Historia de Alemania.

(32)W.C.Henderson, The Zollverein.

(33)Tom Kemp, La Revolución Industrial en la Europa del siglo XIX.

(34)J.A Grenville, La Europa remodelada, 1848-1878.

(35)A.Ramos Oliveira, Historia social y política de Alemania.

(36)Jacques Droz, Histoire de l´Allemagne.

(37)Pierre Guillens, Alemania de 1848 a nuestros días.

(38)Edmond Vermeil, L´Alemagne contemporaine, sociales, politique, culturelle.

(39)Jacques Droz, Les origenes de la grande industrie allemande.

(40)W. Henderson, The rise og German Industrial Power (1834-1914).

(41)Volker Berghahn, Modern Germany:Society, Economy and Politic in the Twentieth Century.

(42)Eduardo Gutiérrez y Ángel León, Alemania desde la unificación hasta 1914.

(43)A. Zanardo, La socialdemocracia y la II Internacional.

(44)Asa Briggs y Patricia Clavín, Historia Contemporánea de Europa, 1789- 1989.

(45)Francis Wheen, Karl Marx.

(46)Lenin, Breve esbozo biográfico de Karl Marx.

(47)Henrich Gemkow, Carlos Marx.

(48)Isaiah Berlín, Karl Marx: su vida y su entorno.

(49)Felipe Martínez Marzoa, La filosofía del Capital.

(50)Artur Christopher, The new dialectic and Marx´s Capital.

(51)Michel Husson, Leer hoy "El Capital" de Marx. Correspondencia de Prensa.Dossier nº 38. Julio de 2007.

(52)Edward Reiss, Una guía para entender a Marx.

(53)Werner Blumenberg,Karl Marx: An Illustrated History.

(54)Ramón Tamames,Utopía y contrautopía.

(55)Revista Prometeo.Artículos sobre cristianismo y marxismo.

(56)Ramón Tamames,Utopia y contrautopía.

(57)Michael Novak, El pensamiento católico e instituciones liberales.

(58)Jesús Álvarez Gómez, Historia de la Iglesia.

(59)Enrique Neira Fernández, Marxismo y cristianismo. Teología de la Liberación.

(60)P. Ángel, Bernstein et l´evolution du socialismo allemand.

(61)Eduard Bernstein,Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia.

(62)Clara Obligado, Mujeres a contracorriente. Rosa Luxemburgo.

(63)Tony Cliff, Rosa Luxemburg: "Esbozo de una biografía".

(64)I.Sotelo,Socialismo.Ideología y movimientos políticos contemporáneos

(65)Hagen Schulza, Breve Historia de Alemania.

(66)Michael Stürmer,The German Empire:1870-1918.

(67)Harold Nicolson, El Congreso de Viena.

(68)Ch.S.Delzeli, The Unification of Italy, (1859-1861).

(69)Cesare Spellanzon y Ennio di Nollo, Storia del Risorgimento e del´Unitá d´Italia.

(70)A. Barraca, Scienza e industria.

(71) Giorgio Candeloro, Storia del l´Italia moderna.

(72)Luigi Salvatorelli, Storia del l´Italia.

(73)Louis Bergeron y otros, La época de las revoluciones europeas.

(74)Harry Hearder, Breve Historia de Italia.

(75)Luis Palacios Bañuelos, Manual de Historia Contemporánea Universal.

(76)H. Hearder y D. P. Waley, Breve Historia de Italia.

(77)Biografía de Mazzini. Web, Biografías y vidas.

(78)Mauricio Paleólogo, Cavour.

(79)María Luisa Celaa, Garibaldi en la unificación italiana.

(80)Paolo Alatri, L´Unitá d´Italia (1859-1861).

(81)Mª Luisa Celaa,Garibaldi.

(82)Javier Tussell, Historia del mundo contemporáneo.

(83)David I.Kertzer, Prisioner of the Vatican.

(84)Chirstopher Duggan, Historia de Italia.

(85)G.Luzzatto,L´economia italiana dal 1861 al 1914.

(86)S.B.Clough, The Economic History of Modem Italy.

(87)S.Nelli Humbert, Encyclopedia of American Ethnic.

(88)María González, Inmigrantes italianos en Argentina.

(89)Valerio Castronovo, Economía e societá in Piamonte dell´Unitá a 1914.

(90)Gustavo Ernesto López, Fiat, autos para toda la gente.

(91)Carlos Marx, El Capital.

(92)Ivanoe Bonomi,Los orígenes del socialismo reformista en Italia.Revista de Ciencias

Sociales, nº88. Madrid. 1989.

(93)Nunzio Pericone, Italian Anarchism, 1864-1892.

(94)G.Gandeloro, Storia de l´Italia moderna.

(95)Bolton King, Life of Mazzini.

(96)Jacques Duclos, Bakunin y Marx.

(97)Max Nettlau, La anarquía a través de los tiempos.

(98)Diego Abad, Errico Malatesta.

(99)Christopher Seton-Watson,Italy from Liberalism to Fascism:1870-1925

(100)I.García Guijarro, El socialismo católico.

(101)Bonnie S.Anderson y Judith P. Zinsser, Historia de las mujeres.

(102)Norman Stone, La Europa transformada.

(103)Martín Clark,Moderm Italy:1871-1982.

(104)León XIII, Carta encíclica Rerum Novarum.

(105)Luidi Civardi, Compendio di storia dell´Azzione Católica Italiane.

(106)Giuliano Procacci, Storia degli italiani.

(107)Esperanza García Méndez, Italia: De la unificación a 1914.

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Documentos

1º. DOCUMENTO.

EL MANIFIESTO DE LOS PLEBEYOS

París, 17 Brumario, año 4 de la República.

Ciudadano:

Lejos de los defensores del pueblo,lejos del pueblo mismo, esta diplomacia, esta pretendida prudencia maquiavélica, esta política hipócrita que no es buena más que para los tiranos, y que en estos últimos tiempos emplean los patriotas, les ha hecho perder los frutos más bellos de la victoria del 13 Vendimiario. Reflexiones, fundadas sobre todos los ejemplos, me han dado la convicción, de que, en un estado popular, la verdad debe aparecer siem- pre clara y desnuda. Siempre hay que decirla, hacerla pública, hacer al pue- blo entero confidente de cuanto concierne a sus intereses más importantes. Las circunspecciones, los disimulos,los apartes,entre las camarillas de hom- bres selectos y pretendidos reguladores, no sirven más que para matar la energía, falsificar la opinión, hacerla fluctuante, incierta, y, de ahí,despreo- cupada y servil, y dar así facilidades a la tiranía que puede organizarse sin obstáculos. Eternamente convencido de que nada grande se puede hacer sin contar con el pueblo, creo que es necesario, para hacerlo, decirle todo, mos- trarle sin cesar lo que hay que hacer, y temer menos los inconvenientes de la publicidad de que disfruta la política, y contar más con las ventajas de la fuerza colosal que evita las trampas de la política… Hay que calcular toda la fuerza que se pierde dejando a la opinión en la apatía, sin alimento y sin objetivo, y todo lo que se gana activándola, esclareciéndola y mostrándole un objetivo.

Creo que es mi deber referirte estos argumentos, ciudadano, (se dirije a Fouché) porque eres tú la causa de todo este alboroto que se hace contra mí y mi pobre número 34. Son tus portavoces los que ayer noche acudieron a los lugares en donde se reúnen los patriotas para dar la alarma contra esta producción.

Te los refiero, estos argumentos, porque tengo todavía la vanidad de creer que valen tanto como aquellos que tú quisieras hacer prevalecer sobre mi gran principio; que, en estos momentos de terrible extremidad, la política, para aquel que no piensa más que en el bien del pueblo, es soberanamente impolítica.

Acaso no te convertiré. No tengo esta pretensión. Pero tú no deberías tener, tampoco, la de condenarme, o, lo que es casi lo mismo, de provocar sobre mí las maldiciones de mis hermanos, cuando ves que no me puedes someter a tu creencia. Tú no debes juzgarte infalible, como yo tampoco sostengo serlo. Debes contar tanto menos con tus medios habituales; es decir, con el artificio y la astucia que estimas indispensables para hacer triunfar la justicia sobre la iniquidad.

Debes, digo, tanto menos contar con estos medios cuanto que, aun aceptan- do aquello de que te vanaglorias, que has intrigado constantemente desde hace quince meses por la democracia, la más desgraciada experiencia prue- ba que no has logrado ningún éxito. Luego es probable que tu camino no sea el bueno.Luego no debes tomar a mal que yo busque otro totalmente diferente. No debes pretender imperativamente dictarme la lección ni tener el derecho de despreciarme por todas partes si me niego a someterme. De- masiado se ha dicho durante cierto tiempo que tú eres mi mentor;soy dema- siado orgulloso para soportar, siquiera, que semejante idea pueda llegar a la opinión. Si has pensado poder realizar lo que en otro tiempo no fue más que una falaz suposición de los enemigos del pueblo, te has equivocado.

Recibiré tantos consejos como quieran darme; pero no quiero que degeneren en lecciones de catecismo. ¿Sabes que a eso se parecía nuestra conferencia de dos o tres horas del 14 Brumario? Tómate la molestia de recordar cómo desempeñaste el papel de maestro y cómo me colocaste en el de alumno. ¡Mi amor propio sufrió de semejante situación!…

"El Manifiesto de los Plebeyos" apareció en el número 35 de El Tribu-

no del Pueblo, del 9 Frimario, año IV (30 de noviembre de 1795), páginas 79-107.

2º. DOCUMENTO.

 Informe de la comisión formada en la cámara de los comunes 1806.(Encargada de estudiar la expansión de la industria lanera y los diferentes aspectos de la Industrialización).

Con gran satisfacción, esta Comisión nombrada por ustedes, puede iniciar su relación informando que la industria lanera ha ido poco a poco creciendo en casi todas las diversas partes de Inglaterra en las que es practicada; hasta el punto de que, mientras que el consumo interior ha aumentado con el crecimiento de la población y de la riqueza de nuestro país, las exportaciones de productos laneros han alcanzado, en el cómputo oficial, la inmensa cifra de 6.000.000 de libras esterlinas o, en valor real, de casi 8.000.000 de libras esterlinas.

3º. DOCUMENTO.

ATAQUE Y DESTRUCCIÓN DE MAQUINARIA POR LOS LUDITAS INGLESES.

"En la tarde del viernes, alrededor de las cuatro, un numeroso grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos pertenecientes a los señores Wroe y Duncroft, en West Houghton (…), y, encontrándola desprotegida, pronto se apoderaron de ella. Inmediatamente la incendiaron y todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue completamente destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado la fábrica sola 6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto horrible es, como en Middleton, el "tejido a vapor". A causa de este espantoso suceso, dos respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un gran número de pobres han quedado sin empleo. Los revoltosos parecen dirigir su venganza contra toda clase de adelantos en las maquinarias. ¡Cuán errados están! ¿Qué habría sido de este país sin tales adelantos?"

Annual Register, 26 de abril de 1812.

4º. DOCUMENTO.

LA PASARELA DE LA MISERIA.

Me situé en la calle Oxford de Manchester y observé a los obreros en el momento en que abandonaban las fábricas, a las 12 en punto. Los niños tenían casi todos mal aspectos, eran pequeños, enfermizos; iban descalzos y mal vestidos. Muchos no aparentaban tener más de 7 años. Los hombres de 16 a 24 en general, ninguno de ellos de edad avanzada, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños.Las mujeres eran las que tenían aparien-cia más respetable, pero entre ellas no vi ninguna que tuviera un aspecto lozano o bello. Vi, o creí ver, una estirpe degenerada, seres humanos mal desarrollados y debilitados, hombres y mujeres que no llegarían a viejos, niños que jamás serían adultos saludables. Era un triste espectáculo.

Fuente: Turner Thakrah: Informe del médico, 1831.

5º. DOCUMENTO.

Fragmento del relato de un obrero hecho ante una comisión de trabajo en las industrias, que se realizó en Inglaterra en el año 1832.

"Tenía yo 7 años cuando empecé a hilar lana en una fábrica. La jornada de trabajo duraba desde las cinco de la mañana hasta las 8 de la noche, con un único descanso de treinta minutos a mediodía para comer.

Teníamos que tomar la comida como pudiéramos, de pie o apoyados de cualquier manera. Así pues, a los siete años yo realizaba catorce horas y media de trabajo efectivo.

En aquella fábrica había alrededor de cincuenta niños, más o menos de mi edad que, con mucha frecuencia, caían enfermos. Cada día había al menos media docena de ellos que estaban indispuestos por culpa del excesivo trabajo".

6º. DOCUMENTO.

EL TRABAJO DE LOS NIÑOS.

En 1832, Elizabeth Bentley, que por entonces tenía 23 años, testificó ante un comité parlamentario inglés sobre su niñez en una fábrica de lino. Había comenzado a la edad de 6 años, trabajando desde las seis de la mañana hasta las siete de la tarde en temporada baja y de cinco de la mañana a nueve de la noche durante los seis meses de mayor actividad en la fábrica. Tenía un descanso de 40 minutos a mediodía, y ese era el único de la jornada.Trabajaba retirando de la máquina las bobinas llenas y reemplazándolas por otras vacías. Si se quedaba atrás, "era golpeada con una correa" y aseguró que siempre le pegaban a la que terminaba en último lugar. A los diez años la trasladaron al taller de cardado, donde el encargado usaba correas y cadenas para pegar a las niñas con el fin de que estuvieran atentas a su trabajo. Le preguntaron ¿se llegaba a pegar a las niñas tanto para dejar- les marcas en la piel?,Y ella contestó "Sí, muchas veces se les hacían mar- cas negras,pero sus padres no se atrevían a ir al encargado,por miedo a per- der su trabajo". El trabajo en el taller de cardado le descoyuntó los huesos de los brazos.

Fuente: Bonnni Anderson. Historia de las mujeres: una historia propia, volumen 2, Editorial Crítica. Barcelona. 1991.

7º. DOCUMENTO.

LA PRODUCCIÓN DE UN TEJEDOR INGLÉS A PRINCIPIOS DEL S. XIX.

Un tejedor manual muy bueno, de 25 a 30 años de edad, podría tejer por semana dos piezas de 9 octavos de tela de camisa, de 24 yardas de longitud cada una, y de una trama de 100 hilos por pulgada.

En 1823 un tejedor de 15 años que atendiera dos telares mecánicos, podría tejer 7 piezas semejantes en solo una semana.

En 1826, un tejedor de 15 años, al frente de dos telares mecánicos podría hilar por semana 12 piezas semejantes; y algunos podrían hacer hasta 15.

En 1833, un tejedor de 15 a 20 años, ayudado por una niña de 12 años, al frente de 4 telares mecánicos, podría hilar en una semana 18 piezas de este tipo; y algunos increíblemente pueden llegar hasta 20.

Fuente: Baines, Historia de la Manufactura de Gran Bretaña, 1835. Página 240.

8º. DOCUMENTO.

LA VIDA MÍSERA DE LOS TEJEDORES INGLESES.

En Mulhouse las hilanderías y fábricas de tejidos abren por la mañana a las cinco y cierran a las ocho o nueve de la noche…La jornada dura quince horas, con media hora para el desayuno y una para la comida. Trabajan, pues, por lo menos trece horas.

Hay que verles llegar, todavía de noche, en días lluviosos, ateridos de frío. Vienen con ellos, grupos de mujeres pálidas, delgadas, descalzas, que se cubren la cabeza con las faldas, y una caterva de niños tan sucios del aceite de las máquinas, que sus andrajos resultan impermeables.

Su miseria es tan profunda que mientras las familias de la clase media la mitad de los nacidos llega a la edad de veintinueve años, en las familias de los tejedores e hiladores la mitad muere antes de cumplir los dos años.

Fuente: Villeymé. Estado físico y moral de los obreros. (1840).

9º. DOCUMENTO.

LA PRIMERA HUELGA GENERAL DE ESPAÑA.

Una huelga general mantuvo paralizada Barcelona y otras ciudades catalanas del 2 al 11 de julio de 1855. El derecho de asociación, reducir la jornada a 10 horas y el aumento de salarios eran las reivindicaciones de los trabajadores. No se alcanzaron los objetivos de la huelga pero dos meses después los obreros tejedores pudieron exponer ante una comisión especial de las Cortes sus razones para reivindicar el derecho de asociarse. Reproduzco, en primer lugar, el artículo que analiza esta huelga, que aparece en el periódico liberal La corona de Aragón y, posteriormente, la intervención de Pi y Margall en las Cortes.

La zozobra, la inquietud, el malestar, la discordia y la desconfianza se han hospedado por fin en Barcelona, en la bella Barcelona.

En un día y a una hora dada han cesado los trabajos en todas las fábricas de Cataluña, y cien mil hombres se han lanzado a la calle pidiendo pan y trabajo y gritando asociación o muerte.

Al estado a que han llegado ya las cosas, antes de que una colisión venga a sembrar el luto y el dolor en las familias, ya no hay que volver la vista atrás, sino tomar la cuestión en el punto en que se halla, y con la leal protesta de los mejores y más sinceros deseos, decir lo que creemos oportuno para poner en práctica y para terminar esa situación triste y angustiosa, tanto más angustiosa y triste cuando los carlistas enarbolan decididamente su negra bandera y escogen por campo de batalla las llanuras y montañas del antiguo Principado.

¿Qué es lo que piden esas inmensas masas de trabajadores que pueblan nuestras calles, sin manifestarse hostiles sin embargo, sin insultar a nadie, debemos decirlo en su favor, sin propasarse a nada? El derecho de asociación.

Piden también que se fijen de un modo estable las horas de trabajo y que se constituya un gran jurado de amos y obreros que arreglen buenamente las discordias que entre ellos se susciten.

Pues bien, que se forme ese jurado, nosotros también lo pedimos, también lo demandamos en nombre de la libertad, en nombre del orden, en nombre de las familias, en nombre de la pública tranquilidad, en nombre de Barcelona toda.

Que se forme ese jurado, sí, pero no de amos y de operarios solo, sino de doce o quince personas en que estén representadas las clases principales, de doce o quince personas cuyos nombres solos sean una garantía para todos los buenos, para todos los liberales, para todos los que, identificados con los principios santos proclamados por la gloriosa revolución de julio, deseen verdaderamente que la libertad, el orden y el progreso lleguen a establecerse por fin de una manera sólida en nuestro infortunado país.

Que se forme ese jurado, que se busquen para formarlo hombres de talento, de conocimientos, de acrisolado patriotismo, de principios reconocidos, de arraigo en el país, de influjo en el pueblo, de sentimientos puros, leales y nobles, y que se den a ese jurado amplias facultades por parte de los trabajadores lo mismo que por la de los amos, y que ese jurado, en fin, estudie, investigue, indague y obre en vista de los documentos y de las pruebas que se le sometan, según su leal saber y entender le dicten, interín las cortes, como debieran ya haberlo hecho, se ocupan de asunto tan importante y tan vital.

Este es nuestro parecer que francamente emitimos, que sinceramente proponemos, sin segundas miras, sin doble intención, sin más intención ni miras que las de contribuir a la felicidad y al bienestar de los jornaleros hermanos nuestros.

Nos atrevemos a pedir al Escmo. señor capitán general, al Escmo. señor gobernador civil, a la Diputación, al Ayuntamiento, a los trabajadores todos que adopten nuestro proyecto, si lo creen oportuno, como un medio honroso de transacción. Nos atrevemos a pedir a la prensa barcelonesa, nuestra hermana, que apoye nuestro proyecto, si lo juzga útil, y le añada lo que su ilustración sabrá encontrar y nuestra ignorancia no nos ha dejado ver.

Es preciso que esta situación triste y lamentable concluya, es preciso que se calme esa crisis industrial, es preciso que los ánimos se tranquilicen y so-sieguen, a fin de que juntos, unidos y compactos podamos acudir contra nuestro enemigo común que es el carlista, que es el absolutista, que es el reaccionario, que es, en fin, todo el que es enemigo de la libertad. Nosotros proponemos el medio, cumpliendo con nuestra misión de honrados y leales periodistas.

Proponga cada cual el suyo y que el pueblo y las autoridades adopten el mejor, pero que se adopte pronto, antes que aprovechando esos momentos para ellos propicios, se aventuren a dar un golpe de mano nuestros enemigos tan incansables como vigilantes, antes de que un tiro disparado al acaso promueva una colisión, antes de que venga la guerra intestina, la guerra civil, y con la guerra civil la miseria, la desolación, el luto y la desdicha de la un día tan opulenta y hoy tan desgraciada Barcelona.

Diario liberal barcelonés La Corona de Aragón en su edición del 4 de julio de 1855.

"Hace años que nuestra clase va caminando hacia su ruina. Los salarios menguan, los comestibles y las habitaciones se elevan de precio. Las crisis industriales se suceden. Hemos de reducir de día en día el círculo de nuestras necesidades,mandar al taller a nuestras esposas con perjuicio de la educación de nuestros hijos, sacrificar a estos mismos hijos a un trabajo prematuro.

Es ya gravísimo el mal, urge el remedio y lo esperamos de vosotros. No pretendemos que ataquéis la libertad del individuo porque es sagrada e inviolable; ni que matéis la concurrencia porque es la vida de las artes; ni que carguéis sobre el Estado la obligación de socorrernos, porque conocemos los apuros del Tesoro. Os pedimos únicamente el libre ejercicio de un derecho: el derecho de asociarnos.

Hoy se nos concede sólo para favorecernos en los casos de enfermedad o de falta de trabajo; concédasenos en adelante para oponernos a las desmedidas exigencias de los dueños de los talleres, establecer de acuerdo con ellos tarifas de salarios, procurarnos los artículos de primera necesidad a bajo precio, organizar la enseñanza profesional y fomentar el desarrollo de nuestra inteligencia, atender a todos nuestros intereses…

Esta intervención de tono moderado, parece deberse a Pi y Margall. (Septiembre de 1855, en las Cortes de España).

10º. DOCUMENTO.

HISTORIA DE LA CLASE TRABAJADORA. LA PENOSA SITUACIÓN DE LOS NIÑOS.

"El estado de los niños trabajadores es más deplorable todavía en las minas de carbón (…). En el distrito de Halifax las carpas de carbón en muchas minas no tienen más que 14 pulgadas de espesor y pocas veces pasan de 30 y en su consecuencia, no pudiendo trabajar en ellas los obreros adultos, aunque se inclinen, tienen que hacer los niños el trabajo casi tendidos en el suelo y con la cabeza apoyada en una plancha (…).

No olvidaré jamás -agrega uno de los comisarios del informe- la impresión que experimenté a la vista de la primera criatura infortunada que encontré de esta manera. Era un niño como de ocho años que me miró al pasar con una expresión de idiotismo que me heló el corazón. Era una especie de espectro que no podía vivir más que en este lugar de desolación. Cuando me acercaba a él para hablarle, se escondió en un rincón, temblando de pies a cabeza, temiendo quizá que lo maltratase, y ni promesas ni amenazas bastaron para que saliera del escondite, que sin duda consideraba seguro."

"En nuestras fábricas de algodón se emplea niños principalmente, traídos como rebaño de los establecimientos de caridad. Nadie los conoce ni tienen por ellos el menor interés.

Encerrados en departamentos reducidos, donde es pestilente el aire por las emanaciones grasientas de las luces y las máquinas, los aplican a un trabajo que dura todo el día y que muchas veces se prolonga hasta muy avanzada la noche. Estas circunstancias, el desaseo y los cambios frecuentes de tempe-

ratura que experimentan al entrar y salir, son origen de una multitud de enfermedades y particularmente de las afecciones nerviosas tan comunes en estos talleres.

Cuando terminan su aprendizaje, queda, por lo general, endebles e inútiles para los trabajos fatigosos y sostenidos; las niñas no saben coser y carecen de los conocimientos y cualidades a propósito para ser buenas madres de familia".

F. Garrido. Historia de las clases trabajadoras. 1870.

* Fernando Garrido: Revolucionario español, destacado militante del socialismo del siglo XIX.

"Los niños entran a las cinco o seis de la mañana y no salen hasta las siete u ocho de la tarde, pasan catorce horas encerrados en talleres insalubres en medio de una atmósfera sofocante, apenas tienen reposo y a veces mientras trabajan deben comer un bocadillo en medio del polvo. Los deshechos se infiltran en sus pulmones y pierden el apetito.

No hay asientos, sentarse es contrario al reglamento (…) No se logra de los niños un esfuerzo tan prolongado más que por el terror, los niños deben llegar por la mañana a la hora precisa o de lo contrario son cruelmente castigados, se les golpea con una pesada barra de hierro (el billy-roller), a veces son los propiospadres quienes pegan a sus hijos para evitarles castigos más brutales (….).Con el corazón oprimido los padres tienen que llevar a sus hijos a la fábrica; pero no pueden hacer otra cosa porque saben que, si no hacen trabajar a sus hijos la parroquia les dejará morir de hambre: solo tienen derecho al socorro si sus hijos trabajan".

El trabajo de los niños en las fábricas inglesas de hilados de algodón, según el relato de Dolléans.

"No tengo más ropa que la de mi trabajo: algunos pantalones y una chaqueta rota…Arrastro las vagonetas bajo tierra a lo largo de media legua, ida y vuelta. Las arrastro durante once horas diarias con la ayuda de la una cadena atada a mi cintura. Las heridas que tengo en la cabeza me las he hecho descargando vagonetas. Los hombres del equipo al que estoy atado trabajan desnudos, salvo el casco en la cabeza. Algunas veces cuando no soy rápido, me golpean."

Manifestaciones de un niño trabajador de doce años.

11º. DOCUMENTO.

PRIMERO DE MAYO: UN DÍA DE DOLOR Y DE ESPERANZAS.

El Primero de Mayo no es un día más. Por el contrario, debiera ser un gran momento para reflexionar acerca de las condiciones laborales que se dan en nuestro país y en el mundo.

El 11 de noviembre de 1887 fueron ahorcados los trabajadores Engel, Spies, Parsons y Fisher acusados de haber sido los autores de la huelga general que paralizó a los EE.UU, el Primero de Mayo de 1886. Su delito fue haber instigado a la población a exigir una jornada laboral de 14 a 8 horas.

Han pasado muchos años desde aquel hecho. En la actualidad, para algunos el Primero de Mayo no es más que una fecha de descanso, que permite salir y distraerse junto a los amigos o a la familia. Ante la agitada vida moderna, bienvenido sea. Sin embargo, eso no nos debiera apartar del real significacado de esta fecha:Saludar a todos los trabajadores y trabajadoras del mun do y con ello el recuerdo de los obreros de Chicago que en 1886 fueron masacrados por reclamar por la reducción de la jornada laboral, la educa-

ción y el descanso. Esta fecha se ha extendido hasta nuestros días simbolizando una experiencia histórica de lucha para el mundo de los trabajadores.

El Primero de Mayo no es un día más. Por el contrario, debiera ser un gran momento para reflexionar acerca de las condiciones laborales que se dan en nuestro país y en el mundo…

Publicado el miércoles 30 de abril de 2003. Alicia Sánchez, periodista.

12º. DOCUMENTO.

PRIMERA PROCLAMACIÓN DEL 1º DE MAYO.

La proclama decía:

"Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!.

¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.

Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.

Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.

Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden…

¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!

¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!".

(Chicago, 1886).

El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde redacta una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas.

13º. DOCUMENTO.

REGLAMENTO PARA CÍRCULOS DE OBREROS CATÓLICOS.

En la Asamblea de Asociaciones Católicas celebrada en la ciudad catalana de Tortosa el día 10 de diciembre de 1887 se aprobó este reglamento modelo para la fundación de Círculos de Obreros Católicos, que fue ratificado en el Congreso Católico de Zaragoza. Los Círculos Cató-

licos para obreros nacían, casi siempre, por iniciativa de algún párroco que sumaba voluntades entre patronos y burgueses de su feligresía para abrir un centro que bajo el manto cultural apenas ocultaba su intención catequizadora y que sólo tenía de obrero el objetivo de atraer a su seno a los trabajadores de la industria y del campo que estaban organizándose en torno al socialismo y al anarquismo.Fueron,además, uno de los componentes del entramado del catolicismo social, junto con los "luises"y los Sindicatos Católicos.Ofrecemos un extracto del reglamento de estos Círculos de Obreros Católicos.

CAPÍTULO PRIMERO.

Objeto y Medios del Círculo.

Artículo 1º.- Los fines del Círculo Católico son cuatro:

1º El religioso, que consiste en conservar, arraigar y propagar las creencias católicas, apostólicas, romanas, empleando al efecto todos los medios convenientes para formar obreros honrados y sólidamente cristianos.

2º El instructivo, que se dirige a difundir entre los obreros los conocimientos religiosos, morales, técnicos, de ciencias y artes, literarios y artísticos.

3º El económico, que se realiza por medio de la creación de una Caja de Socorros mutuos, del fomento de toda clase de asociaciones para la compra de semillas, herramientas, abonos, etc., y para indemnización mutua de las pérdidas sufridas en las industrias agrícolas por caso fortuito, para adquisición de primeras materias, instrumentos y máquinas para los obreros industriales; de la fundación de una Caja de Ahorros y Monte de Piedad, y finalmente, por medio de la promoción de toda asociación y de todo cuanto tienda a la mejora del obrero pobre bajo su aspecto económico.

4º El recreativo, que se cumple proporcionando a los socios una prudente expansión y recreo, que deberá procurarse que sea sin menoscabo de la vida de familia.

Art. 2º.- El Círculo, como sociedad católica, depende directamente del Prelado, estando además subordinado al respectivo Consejo diocesano de los Círculos de Obreros Católicos.

Art. 3º.- El Círculo se coloca bajo la protección del Santo que eligiere por Patrono en Junta general.

Art. 4º.- El Círculo debe permanecer ajeno a toda lucha política y de localidad, quedando absolutamente prohibida dentro del mismo toda discusión sobre estos puntos.

Queda también absolutamente prohibida la asistencia del Círculo a todo acto, procesión y manifestación patriótica que revista carácter político, y aún a las procesiones meramente religiosas no podrá asistir el Círculo sin previa invitación de la autoridad eclesiástica, y, en caso de duda acerca del carácter que reviste el acto o manifestación, se consultará al Prelado dioce-

sano, ateniéndose a su resolución.

CAPITULO SEGUNDO.

De los Socios y su Admisión:

Art. 5º.- Los socios serán numerarios u obreros, protectores y copartícipes.

Art. 6º.- Serán admitidos como socios protectores los mayores decatorce años que paguen al menos una peseta al mes y renuncien a todo derecho al socorro.

La Junta Directiva declarará protectoras del Círculo a las señoras que a su juicio merezcan tal distinción, organizando comisiones de asistencia y vela para las viudas, esposas y familias de socios numerarios que tengan la consideración de copartícipes.

Art. 7º.- Podrán ser socios numerarios todos los considerados como obreros residentes en la localidad,mayores de catorce años y que no hayan cumplido los setenta, ni padezcan enfermedad crónica, según certificación facultativa.

Art. 8º.- Serán socios copartícipes las esposas y familias de los socios numerarios y las viudas y huérfanos que adquieran derecho al socorro, mediante el pago de la cuota correspondiente por persona.

Art. 9º.- Para ser socio de este Círculo se necesita:

1º Ser católico, apostólico, romano y de buena conducta.

2º Ser presentado por uno o más socios.

3º Ser aprobada su admisión por la Junta Directiva en votación secreta y por la mayoría de los presentes.

Art. 15.- Los socios de este Círculo toman sobre sí la obligación especial de no blasfemar, de no profanar los días de fiesta y de dar buen ejemplo con su conducta cristiana.

Art. 16.- La Junta Directiva expulsará a cualquier socio que llevare una vida disoluta, hiciera alarde de incredulidad o escandalizare con su conducta inmoral, si después del primer aviso no se advirtiere inmediata y radical enmienda.

Igualmente expulsará la Junta Directiva a todo socio que quebrante las disposiciones reglamentarias y acuerdos de las Juntas general y directiva, y perturbe el buen orden del Círculo, si después de tres amonestaciones persistiese en su conducta.

CAPITULO TERCERO.

Medios de conseguir el fin religioso del Círculo.

Art. 17.- El Círculo celebrará cuatro comuniones generales al año, una de ellas en la época del cumplimiento Pascual, otra en el día que se verifique la fiesta del Santo Patrono del Círculo, y las otras dos en aquellas festividades que se indiquen por el señor Consiliario.

Art. 18.- El Círculo solemnizará anualmente la fiesta de su Santo Patrono en la forma que determine la Junta Directiva.

Art. 19.- La Junta Directiva procurará que todos los años se den ejercicios espirituales a los asociados.

Art. 20.- Para evitar la blasfemia, la profanación de los días festivos, la exhibición de láminas y letreros obscenos e irreligiosos y enseñar el Catecismo, se establecerá, bajo la dirección de los Consiliarios,una o varias asociaciones,de las que formarán parte los socios numerarios y protectores que lo deseen.

También procurarán dichas asociaciones, como uno de los fines principales del Círculo, promover la frecuencia de Sacramentos entre sus socios, la lectura espiritual, auxilio de los enfermos y la institución del Apostolado de la Oración.

Se encargará a todos los socios que den el mayor impulso posible a estas laudabilísimas asociaciones, favoreciendo en todo a los miembros de ellas en esta propaganda espiritual y religiosa, dentro y fuera de los Círculos de Obreros Católicos.

Art. 21.- En la Comunión general del día en que se celebre la fiesta del Santo Patrono del Círculo, deberá hacer él mismo, y con la mayor solemnidad posible, la profesión de la fe católica, apostólica y romana.

Art. 22.- Para honrar a la Santísima Virgen y fomentar las prácticas de la vida cristiana, se rezará públicamente en el local del Círculo el Avemaría tan luego como se haga el toque de campana que lo indica, y al de las segundas oraciones se rezará por las benditas almas del Purgatorio.

Art. 23.- Se aconseja a los socios procuren restablecer con su ejemplo las venerandas y cristianas costumbres de saludar con las palabras "Ave María Purísima", de descubrirse al pasar ante las imágenes y las puertas de los templos,de saludar también a los sacerdotes y autoridades,de asistir con de- voción a la Misa conventual en los días festivos y a las procesiones y actos religiosos y,en una palabra, hacer todo aquello que desde el punto de vista de religión y de cristiana educación y cortesía pueda edificar a los demás.

Art. 24.- El Círculo procurará asociarse a los actos de piedad que se celebren en la población, en especial a la práctica del Vía crucis en tiempo de Cuaresma, al rezo público y procesional del Santo Rosario, procesiones del Corpus y de los Santos Patronos de la población y Cuarenta Horas de los días de Carnaval.

CAPITULO CUARTO.

Medios de conseguir el fin instructivo del Círculo.

Art.25.-Para cumplir el Círculo su fin instructivo, se establecerá el Patro- nato de la Juventud Obrera, cuyo reglamento va adjunto. A dicho Patronato pertenece abrir clases nocturnas de primera enseñanza, tan luego como el estado de fondos lo permita,o cuando algún socio se ofrezca voluntaria- mente a desempeñarlas. De idéntica manera y sucesivamente se ofrezca el dar la enseñanza de aquellos conocimientos especiales que tengan aplicación más general a los socios del Círculo.

La apertura del curso escolar en sus escuelas se celebrará con una comunión, a la que, a más de asistir los socios, concurran los escolares que se hallen con aptitud para ello, y se cerrará con una solemne distribución de pre- mios.

Art. 26.- La Junta Directiva dispondrá que bajo la dirección de los Consiliarios se celebren conferencias sobre puntos religiosos,científicos,literarios y técnicos, procurando que estén a cargo de personas de reconocida compe- tencia.

Art. 27.- En el Círculo existirá una biblioteca y gabinete de lectura, rigiéndose ambos por un reglamento especial formado por la Junta Directiva, en el que se determinarán la forma y condiciones en que en su caso podrán dejarse a domicilio a los socios los libros de la biblioteca.

CAPITULO QUINTO.

Medios de realizar el fin económico.

Art. 31.- Para que el Círculo cumpla con su fin económico deberá establecer, desde luego, una Caja de Socorros Mutuos para los socios enfermos.

Paulatinamente,y según las circunstancias de la población y del Círculo, previo acuerdo de la Junta General, podrá establecer una Caja de Ahorros y Monte de Piedad, tiendas de abastecimiento,ropas y viviendas en los mismos, tiendas-asilos o cocinas económicas,cuando así lo reclamaren las circunstancias,y Cajas de Socorro para ancianos e inválidos del trabajo. El Círculo procurará el fomento de asociaciones formadas exclusivamente de sus socios para la compra de semillas, herramientas, abonos, etc., y para indemnización mutua de las pérdidas materiales, instrumentos y máquinas para los obreros industriales, y finalmente la promoción de todo cuanto tienda a la mejora del obrero pobre bajo su aspecto económico.

SECCION PRIMERA

De los Socorros a los Socios.

Art. 32.- El Círculo abonará a los socios enfermos tantas pesetas o tantos céntimos diarios en los primeros meses de su enfermedad, y tantos céntimos de peseta diarios después de este tiempo hasta el plazo que se juzgue oportuno.

14º. DOCUMENTO.

LA CONDICIÓN DE LOS OBREROS. LA CUESTIÓN OBRERA.

Por esto, pensando sólo en el bien de la Iglesia y en el bienestar común, así como otras veces os hemos escrito sobre el Poder político,la Libertad humana, la Constitución cristiana de los Estados y otros temas semejantes, cuanto parecía a propósito para refutar las opiniones engañosas, así ahora y por las mismas razones creemos deber escribiros algo sobre la cuestión obrera.

Materia ésta, que ya otras veces ocasionalmente hemos tocado; mas en esta Encíclica la conciencia de Nuestro Apostólico oficio Nos incita a tratar la cuestión de propósito y por completo, de modo que aparezcan claros los principios que han de dar a esta contienda la solución que exigen la verdad y la justicia.

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