Descargar

La codicia de los mercados (el virus mutante) ? Parte II (página 15)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15

• A pesar del enfriamiento del ritmo de actividad, aún se prevé que las economías emergentes resistan bien a las turbulencias, gracias al vigoroso crecimiento de la productividad y el fortalecimiento de los marcos de política económica. Obviamente, cuanto más larga sea la crisis financiera, más probable será que se vean afectadas.

En estas circunstancias, las proyecciones de referencia con respecto al crecimiento se han revisado considerablemente a la baja en relación con la actualización de julio de 2008 de Perspectivas de la economía mundial. Tomando como base el promedio anual, se prevé que el crecimiento mundial se moderará del 5,0% en 2007 al 3,9% en 2008 y al 3,0% en 2009, el ritmo más lento desde 2002. Las economías avanzadas se encontrarán en recesión o cerca de ella en el segundo semestre de 2008 y principios de 2009, y la recuperación prevista para finales de 2009 será excepcionalmente gradual en comparación con recuperaciones anteriores. El crecimiento en la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo se desacelerará por debajo de su tendencia. Con respecto a la inflación, cabe esperar que la combinación del aumento de la capacidad ociosa y la estabilización de los precios de las materias primas contenga el ritmo de incremento de los precios, lo que reducirá la inflación hasta niveles inferiores al 2% en 2009 en las economías avanzadas. En las economías emergentes y en desarrollo, la inflación disminuirá de forma más gradual, a medida que los recientes aumentos de precios de las materias primas continúen trasladándose a los consumidores. Este pronóstico de referencia está sujeto a considerables riesgos a la baja. El riesgo principal está relacionado con dos cuestiones financieras conexas: las tensiones financieras podrían seguir siendo muy fuertes y la restricción del crédito derivada del desapalancamiento podría ser más intensa y más prolongada de lo previsto en el escenario de referencia. Además, el deterioro del mercado de la vivienda en Estados Unidos podría ser más pronunciado y más prolongado de lo previsto en el pronóstico, mientras que los mercados de la vivienda en Europa podrían deteriorarse a nivel más general. Los riesgos inflacionarios para el crecimiento son ahora más equilibrados porque los precios de las materias primas se han reducido a medida que se ha desacelerado la economía mundial. Al mismo tiempo, las posibles perturbaciones de los flujos de capital y los riesgos de un aumento del proteccionismo representan riesgos adicionales para la recuperación…

Las autoridades se encuentran entre la espada y la pared

Las autoridades de todos los países afrontan la ardua tarea de estabilizar las condiciones financieras fortaleciendo al mismo tiempo sus economías durante un período de desaceleración del crecimiento y manteniendo la inflación bajo control. Los esfuerzos multilaterales son particularmente importantes en las circunstancias actuales, entre otros, las iniciativas de política económica para paliar la turbulencia financiera, aliviar las rigideces en los mercados de materias primas y respaldar a las economías de bajo ingreso confrontadas con altos costos de importación de alimentos.

Las autoridades de los países están implementando activamente medidas de política económica orientadas a estabilizar la situación financiera. Para llevar a cabo esta enorme tarea se deberán tomar medidas de gran alcance que permitan abordar los problemas sistémicos, es decir, cómo solucionar el problema de los activos problemáticos, fomentar la reconstitución del capital bancario y restablecer la liquidez en los mercados financieros, tomando en cuenta al mismo tiempo los intereses de los contribuyentes y las consideraciones de riesgo moral. Las iniciativas a nivel nacional deberán coordinarse a escala internacional para afrontar los problemas comunes y evitar incentivos adversos entre los países.

Cabe prever que el plan de Estados Unidos de comprar activos relacionados con el sector inmobiliario contribuya con el tiempo a reducir la presión sobre los bancos afectados por los activos problemáticos y, por lo tanto, ayude a estabilizar las fuentes de financiamiento y recuperar la confianza. No obstante, probablemente también se necesitarán fondos públicos para ayudar a los bancos a restablecer sus bases de capital. En Europa occidental, para restablecer la confianza es esencial que las autoridades se comprometan claramente a actuar de manera coordinada y concertada para facilitar el reconocimiento oportuno de los activos problemáticos y la recapitalización de los bancos. Una tarea fundamental será establecer acuerdos de cooperación, adaptados a una amplia variedad de circunstancias, como por ejemplo, para resolver las tensiones en las grandes instituciones transfronterizas y asegurar que se aplique un enfoque coherente al ampliar la garantía de depósitos.

Las políticas macroeconómicas en las economías avanzadas deberán respaldar la actividad y, por lo tanto, contribuir a romper el círculo vicioso de repercusiones adversas entre la situación del sector financiero y la economía real, sin perder de vista los riesgos inflacionarios.

• Cabe prever que la rápida desaceleración de la actividad y el aumento de las brechas del producto contribuyan a contener la inflación. La moderación de la presión inflacionaria y el deterioro de las perspectivas económicas proporcionan cierto margen para aplicar una política monetaria más expansiva en algunos casos, especialmente en la zona del euro y el Reino Unido, donde las tasas de interés a corto plazo se mantienen altas.

• Con respecto a la política fiscal, los estabilizadores automáticos contribuyen eficazmente a proteger la actividad frente a los shocks y debería dejarse que estos operaran libremente, siempre que las trayectorias del ajuste sean compatibles con la viabilidad a largo plazo. El estímulo fiscal discrecional puede proporcionar respaldo al crecimiento si se materializan los riesgos a la baja, siempre que este estímulo se preste de forma oportuna, esté bien focalizado y no socave la sostenibilidad fiscal. En las circunstancias actuales, el margen fiscal disponible debería centrarse en respaldar la estabilización del sector financiero y el sector de la vivienda según sea necesario, y no en impulsar un estímulo más general. A su debido tiempo, deberán efectuarse ajustes compensatorios de las políticas fiscales para salvaguardar los objetivos de consolidación a mediano plazo.

Las prioridades de las autoridades de política macroeconómica varían considerablemente entre las economías emergentes y en desarrollo, en el marco de sus esfuerzos por encontrar un equilibrio entre el crecimiento y los riesgos inflacionarios.

• En un número cada vez mayor de economías, la principal preocupación es ahora la desaceleración de la actividad económica, a medida que se deterioran las condiciones externas y el nivel general de inflación comienza a moderarse. Este cambio justificaría frenar el ciclo de contracción monetaria, especialmente en los países en que los efectos de segunda ronda en la inflación derivados de los precios de las materias primas han sido limitados, y convendría adoptar una política más expansiva si el panorama sigue deteriorándose. Si se producen salidas repentinas de capital, los países deberán responder rápidamente para garantizar la liquidez adecuada, utilizando al mismo tiempo el tipo de cambio para absorber parte de la presión. Además, deberán redoblar los esfuerzos para mejorar la capacidad para prevenir, gestionar y resolver las tensiones financieras, a través, entre otras medidas, de la planificación para contingencias.

• No obstante, en varios otros países, las presiones inflacionarias siguen siendo un motivo de preocupación debido a los fuertes incrementos de los precios de los alimentos, el sólido crecimiento sostenido, las mayores restricciones de la oferta y la aceleración de los salarios, especialmente en el sector público. Aunque la reciente moderación de los precios internacionales de las materias primas podría aliviar parte de la presión, se están poniendo en peligro los avances logrados en los últimos años en la reducción de la inflación; si se deteriora la credibilidad, restablecerla será un proceso costoso y prolongado. En estos países, tal vez sea necesario aplicar una política monetaria más restrictiva.

• Los países con regímenes cambiarios muy regulados afrontan importantes desafíos. La adopción de tipos de cambio más flexibles ayudaría a contener las presiones inflacionarias ya que daría mayor margen de maniobra para un ajuste monetario ante las salidas de capital. Naturalmente, también influyen otras consideraciones al elegir un régimen cambiario, como, por ejemplo, el grado de desarrollo financiero y la diversidad de la base de exportación.

• La política fiscal puede respaldar la gestión macroeconómica. Una mayor restricción del gasto público ayudaría a reducir las presiones inflacionarias en varios países que aún enfrentan problemas de recalentamiento de la economía. Este aspecto es particularmente importante para los países con déficits en cuenta corriente que aplican un régimen de tipo de cambio fijo. En las economías exportadoras de petróleo con monedas vinculadas al dólar de EEUU, el gasto puede centrarse en aliviar los estrangulamientos de la oferta. Si bien las economías emergentes tienen ahora más margen de maniobra que en el pasado para aplicar una política fiscal anticíclica si las perspectivas económicas se deterioran, es poco probable que esta opción sea eficaz a menos que la confianza en la sostenibilidad esté firmemente establecida y las medidas sean oportunas y estén bien focalizadas. A nivel más general, los subsidios a los alimentos y combustibles son cada vez más costosos y, por naturaleza, ineficientes. Una opción más adecuada son los programas focalizados que ayudan a las familias pobres a hacer frente al aumento de los gastos de subsistencia.

Reformas necesarias de los marcos de política económica

El deterioro de la economía mundial ha creado inquietudes en cuando a los marcos de política macroeconómica que han de adoptarse y la idoneidad de las políticas que influyen en los mercados financieros y de materias primas.

Actuar en contra de la tendencia

El excepcional entorno actual ha avivado el interés en la formulación de políticas que se centren más en evitar altibajos en los precios de los activos, inclusive mediante la aplicación de medidas de política más firmes durante las épocas de prosperidad. Una estrategia adecuada consistiría en incorporar un componente macroprudencial en el marco reglamentario a fin de combatir el carácter inherentemente procíclico de la creación de crédito. Otra posibilidad sería ampliar el alcance de los marcos de política monetaria de manera que permitan amortiguar las fluctuaciones de precios de los activos, sobre todo si dichas fluctuaciones son rápidas o producen alteraciones graves de los precios con respecto a los parámetros fundamentales, si bien tal decisión plantea una compleja problemática.

Además, hay más interés en reforzar la credibilidad de los marcos de política fiscal para hacer de esta una herramienta anticíclica más eficaz. El talón de Aquiles de una política fiscal activa sigue siendo los criterios de economía política que inducen a la toma de decisiones a corto plazo. Por este motivo, muchos países no aprovechan las épocas de prosperidad para acumular un margen de recursos que les permita aplicar estímulos discrecionales eficaces durante las fases descendentes del ciclo, o están luchando contra problemas de sostenibilidad fiscal a largo plazo. Se señala que la nueva tendencia hacia la adopción de marcos de política más basados en reglas -semejantes al principio de discrecionalidad restringida en la política monetaria- y los mecanismos más enérgicos de gobierno fiscal que se observan en cada vez más países podrían incrementar la eficacia de la política fiscal como herramienta para combatir las desaceleraciones.

Subsanar deficiencias en las infraestructuras de regulación y supervisión

Además de hacer frente a las inminentes amenazas sistémicas, se están realizando denodados esfuerzos para subsanar las múltiples deficiencias que ha dejado al descubierto la actual turbulencia financiera. Como se explica en la edición de octubre de 2008 de Global Financial Stability Report (informe sobre la estabilidad financiera mundial), el objetivo primordial es garantizar que a escala individual las instituciones gestionen el riesgo de una manera más eficaz y resistente, por ejemplo, fijando requisitos más exigentes de reservas obligatorias de capital e insistiendo en que se utilicen prácticas más estrictas de gestión de la liquidez y en que se mejore la publicación de los riesgos tanto dentro como fuera del balance. Otra tarea importante consiste en reforzar los marcos de resolución de crisis.

Por otro lado, la agitación financiera ha demostrado que los marcos nacionales de estabilidad financiera no han evolucionado al mismo ritmo que las innovaciones en los mercados financieros y la globalización, y la consecuencia ha sido una perjudicial propagación transfronteriza de los problemas. Se necesita una mayor coordinación internacional y colaboración entre las autoridades prudenciales de los países, sobre todo para prevenir, gestionar y resolver las tensiones financieras en los mercados y en las principales instituciones financieras.

Fomentar la conservación de energía e incrementar la oferta de petróleo y alimentos

El reciente descenso de los precios de las materias primas no debería atenuar los esfuerzos por aliviar las tensiones en los mercados de estos productos. No hay muchos datos concretos que indiquen que el creciente interés de los inversionistas en las materias primas como activos alternativos -o la especulación abierta- haya tenido un efecto sistemático o duradero sobre los precios. Sin embargo, la combinación de inusuales vaivenes en la actitud de los mercados y una mayor liquidez en el mercado financiero puede haber contribuido a generar una dinámica de precios a corto plazo en ciertas circunstancias. Por lo tanto, el interés debe centrarse en políticas que propicien un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda a largo plazo, y en evitar medidas que podrían exacerbar la rigidez del mercado a corto plazo. Esto podría implicar un mayor traslado de las fluctuaciones de los precios internacionales a los mercados internos y una mayor conservación de energía. La reducción de los subsidios a los biocombustibles en las economías avanzadas también podría aliviar las presiones a corto plazo sobre los precios de los alimentos. En general, la prioridad debe ser reforzar la reacción de la oferta ante el aumento de los precios. Por ahora, será crucial que los donantes incrementen su apoyo a las economías más pobres para hacer frente a los desafíos humanitarios provocados por la escalada de los precios de los alimentos.

Corregir los desequilibrios mundiales

El alza de los precios de las materias primas ha agravado los desequilibrios mundiales, incrementando los superávits en cuenta corriente en los países exportadores de petróleo y los déficits en los importadores de petróleo. Sin duda, la decisión de los exportadores de petróleo de ahorrar una parte de los ingresos adicionales es sensata: el consiguiente reciclaje de los fondos de los países superavitarios a los deficitarios está funcionando bien. Al mismo tiempo, el déficit no petrolero de Estados Unidos ha disminuido sustancialmente, en parte debido a la depreciación de la moneda estadounidense a un nivel real efectivo que en general está más acorde con el equilibrio a mediano plazo. Sin embargo, el dólar de EEUU se ha depreciado principalmente frente al euro y algunas otras monedas de tipo de cambio flexible.

La estrategia multilateral avalada por el Comité Monetario y Financiero Internacional en 2005 y formulada en el marco de la Consulta Multilateral sobre los Desequilibrios Mundiales en 2006 y 2007 aún es válida, pero tiene que aplicarse de forma flexible. La consolidación fiscal en Estados Unidos sigue siendo un objetivo fundamental a mediano plazo, pero las recientes medidas de estímulo fiscal anticíclico y apoyo estatal para estabilizar las instituciones financieras están justificadas. Una mayor apreciación efectiva del renminbi contribuiría a la estrategia general de China de orientar las fuentes de crecimiento hacia la demanda interna y potenciar la eficacia de la política monetaria. Un aumento más lento del gasto en los países exportadores de petróleo de Oriente Medio ayudaría a reducir el recalentamiento de sus economías, al igual que una intensificación de los esfuerzos para aliviar los estrangulamientos de la oferta. Además, las reformas de los mercados de productos y de trabajo en la zona del euro y Japón elevarían el crecimiento potencial.

Por último, el recrudecimiento de las presiones proteccionistas sobre el comercio y los flujos de capital denotan un riesgo preocupante para las perspectivas de recuperación. La solución del actual impasse en las negociaciones de la Ronda de Doha ayudaría a reforzar el sistema abierto de comercio multilateral, que ha sido un puntal importante del vigoroso crecimiento mundial en los últimos años. Al mismo tiempo, en los países superavitarios los fondos soberanos de inversión siguen adquiriendo importancia como instrumentos de inversión. El conjunto de principios y prácticas acordado recientemente por los fondos soberanos de inversión con respecto a su administración, inversión y gestión de riesgo (los "Principios de Santiago") contribuirá a paliar las preocupaciones relativas a estos fondos que podrían dar lugar a restricciones contraproducentes sobre las entradas de flujos. Además, las directrices para los países receptores que están siendo elaboradas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ayudarían a asegurar que los fondos soberanos de inversión gocen de acceso equitativo, transparente y abierto a los mercados…

Nota de prensa del capítulo 4: Tensiones financieras y desaceleraciones económicas

(Preparada por Subir Lall, Roberto Cardarelli y Selim Elekdag)

Observaciones fundamentales

• Es más probable que los episodios de turbulencia financiera caracterizados por tensiones en el sector bancario estén asociados a desaceleraciones graves y prolongadas.

• Una rápida expansión del crédito, una escalada de los precios de la vivienda y un alto nivel de endeudamiento de los hogares y las empresas no financieras aumentan la probabilidad de que las tensiones financieras estén seguidas por una desaceleración económica.

• Algunos aspectos de la actual situación en Estados Unidos se parecen a los de anteriores episodios de tensión financiera relacionados con el sector bancario que estuvieron seguidos por recesiones.

En el capítulo 4 de Perspectivas de la economía mundial se examinan algunos episodios anteriores de tensión financiera y sus implicaciones para la actividad económica en el futuro. En el capítulo se presenta un índice de tensiones financieras en el sector bancario y los mercados de valores y cambiarios de 17 economías avanzadas durante los últimos 30 años, mediante el cual se identifican 113 episodios de tensión financiera. De estos episodios, alrededor de la mitad obedecieron a tensiones relacionadas con el sector bancario, mientras que en el resto las tensiones se concentraron principalmente en los mercados de valores o los mercados cambiarios. Tomando como base este índice, el actual episodio de tensión financiera es uno de los más intensos en Estados Unidos y uno de los más extensos, ya que afecta a casi todos los países de la muestra.

Al examinar estos episodios se observa que no todos los episodios de tensión financiera dan lugar a desaceleraciones o recesiones económicas. De hecho, esto solo ha ocurrido en alrededor de la mitad de los episodios identificados.

No obstante, cuando una desaceleración o una recesión está precedida por tensiones financieras, y especialmente cuando estas tensiones se concentran en el sector bancario, por lo general esta desaceleración o recesión es considerablemente más grave que las no precedidas por tensiones financieras. Concretamente, las desaceleraciones o recesiones precedidas por tensiones relacionadas con el sector bancario tienden a provocar pérdidas acumulativas del producto entre dos y tres veces mayores y tienden a prolongarse durante un período entre dos y cuatro veces más largo.

¿Qué determina que un episodio de tensión financiera relacionado con el sector bancario esté seguido por una desaceleración o una recesión? En el capítulo se indica que las condiciones iniciales son fundamentales. La probabilidad de que las tensiones financieras vayan seguidas por una desaceleración parece estar relacionada con el aumento de los precios de la vivienda y el crédito agregado en el período anterior al episodio de tensión financiera. Además, aunque la mayor dependencia del financiamiento por parte de las empresas no financieras está vinculada a desaceleraciones más pronunciadas después de un episodio de tensión financiera, la magnitud de los desequilibrios financieros en el sector de los hogares es esencial a la hora de determinar si la desaceleración se convertirá en una recesión.

En el capítulo se observa que el desarrollo de sistemas financieros de tipo más impersonal ha aumentado la vulnerabilidad a fuertes contracciones de la actividad cuando comienzan las tensiones financieras. De hecho, la actividad tiende a reducirse en las recesiones precedidas por tensiones financieras en países con sistemas financieros de tipo más personal. Ello obedece a que el apalancamiento en los sistemas bancarios, definido como la relación entre los activos y el capital accionario, parece ser más procíclico en países más avanzados en términos de desarrollo de la intermediación financiera basada en el mercado. No obstante, esto no implica que los sistemas financieros basados en relaciones impersonales sean más propensos a tensiones.

Al comparar el actual episodio de tensión financiera con episodios anteriores, se observa que persiste una probabilidad importante de que se produzca una fuerte desaceleración en Estados Unidos. La evolución de los precios de los activos, el crédito agregado y el endeudamiento neto de los hogares en Estados Unidos durante el actual episodio de tensión financiera parece coincidir con la de episodios anteriores que estuvieron seguidos por recesiones. Como factores compensatorios que podrían proporcionar cierto margen de resistencia pueden mencionarse la situación relativamente sólida de los balances de las empresas al comienzo de la crisis y la política de distensión monetaria contundente de la Reserva Federal. En la zona del euro, los balances relativamente sólidos de los hogares ofrecen cierta protección frente a una desaceleración pronunciada, a pesar de los apreciables aumentos de precios de los activos y los coeficientes de crédito registrados antes de la actual turbulencia financiera.

En estas circunstancias, es particularmente importante que las autoridades económicas adopten medidas enérgicas para afrontar las tensiones y respaldar el restablecimiento del capital en el sistema financiero. Una de las principales enseñanzas que pueden extraerse de este análisis es la importancia de los intermediarios financieros básicos, incluidos los agentes de bolsa y los bancos de inversión, en la transmisión de los shocks financieros a la economía real, lo que subraya la necesidad de restablecer las bases de capital de estas instituciones para ayudar a mitigar las desaceleraciones económicas…

Sí, ya se, les había prometido terminar así, con el acto de contrición del FMI; perdón, pero la cabra tira al monte y no puedo negar la palabra -mejor dicho, la sentencia- al Profesor Luís Ángel Rojo, que arrea con EEUU, Greenspan, el FMI y el BCE; todos a una, sin dejar espacio para la duda y menos para la evasión. Un final a toda orquesta… Que cada Santo (?) aguante su vela!!

Entrevista: Luís ángel Rojo – Ex gobernador del Banco de España – "Ni Greenspan, ni el FMI, ni el BCE han funcionado bien" (El País – 19/10/08)

(Por Miguel Ángel Noceda)

Profetizó la crisis y acertó. En 2000 impulsó medidas de prudencia en el sistema bancario y, a la vista de lo sucedido, también acertó. Es muy crítico con la actuación de los organismos financieros internacionales.

Luís Ángel Rojo Duque (Madrid, 1934) recibe en su casa, repleta de libros y buenos cuadros. Sobre la mesa del despacho, la agenda abierta y el ordenador cerrado. Desde que dejó el Banco de España, al que se incorporó en 1971 y fue gobernador entre 1992 y 2001, ése es su refugio. Y que abandona, entre otras cosas, para acudir dos veces por semana al Grupo Santander, del que es consejero y presidente de las comisiones de auditoría y nombramientos. Catedrático de Teoría Económica desde 1966, formó a muchas generaciones de economistas, que le veneran. La política iniciada por el Banco de España de Rojo es hoy referencia en Europa. Es una autoridad que se expresa con una concisión y claridad que impone. Contesta sin pelos en la lengua, quizá por la libertad que le da no tener ataduras.

Pregunta. ¿Cuándo va a acabar esto, señor Rojo?

Respuesta. No lo sé. Es para pensar que, normalmente, se acabará en año y medio o cosa así, en el mundo. Pero en España va a durar más porque tenemos una crisis inmobiliaria muy grave.

P. O sea que nos hinchamos de decir que el sistema financiero español es el mejor, y nos encontramos con que la crisis va a durar más por los excesos inmobiliarios.

R. Sí, yo creo que sí.

P. ¿Es esta crisis peor que las otras?

R. Yo diría que es más desconcertante. Y más difícil de salir de ella.

P. A su juicio, ¿por qué empezó?

R. Por muy diferentes causas; pero las más importantes fueron las relativas al mundo financiero. Tiene su origen en Estados Unidos y se genera como consecuencia de una actuación de los bancos muy compleja, con muy poco criterio y una falta muy considerable de rigor en los préstamos concedidos. Ése es el origen básico del problema. Luego ha habido otros adicionales como el precio del petróleo, las materias primas y, finalmente, la crisis alimenticia. Todo ha determinado una situación muy difícil de atajar.

P. ¿A eso se podría añadir que algunos Gobiernos y organismos reguladores no han sabido tomar las medidas oportunas?

R. Pues sí, claro. Lo que ha pasado también es que la regulación bancaria y la actuación de las autoridades han sido muy deficientes. No me cabe la menor duda. Y ha sido, además, una política cuyas medidas se han adoptado con muchísimo retraso.

P. ¿En todo el mundo?

R. En todas partes.

P. ¿Incluida España?

R. Sí. En España algunas medidas se han tomado más a tiempo; pero en conjunto se ha producido un retraso muy considerable.

P. Usted predijo en 2006 que iba a haber una recesión y que iba a empezar en EEUU. Acertó.

R. Cuestión de suerte.

P. Supongo que hay algo más que suerte.

R. La verdad es que vi en 2001 que las cosas iban mal y que irían a peor. Y, ciertamente, así ha sido. Tras los ataques a las Torres Gemelas, Estados Unidos adoptó una política a mi juicio equivocada. Les ha pasado lo que les tenía que pasar, se ha reventado la burbuja porque se tenía que reventar inevitablemente.

P. ¿Por qué ocurrió?

R. Por no actuar con demasiado rigor y no fijarse en lo que tenían delante. Ha sido muy perturbador.

P. ¿Hubo demasiada ambición? ¿Demasiado quererse hacer rico muy deprisa?

R. Sí, sí. Pero eso que ha dicho el señor (Alan) Greenspan de que la culpa la tienen los banqueros porque se han dejado llevar por su ambición, no lo veo así. Los banqueros siempre habrán sido más o menos ambiciosos, pero ése no es el problema. Francamente, Greenspan no ha estado demasiado afortunado con ese diagnóstico de la situación.

P. La crisis ha desnudado a Greenspan, que era intocable.

R. Era inevitable. Su política era absurda. Yo me he pasado bastantes años diciendo que la política del señor Greenspan no me gustaba y todo el mundo me miraba. Y yo les decía ¿qué queréis que os diga? No me gustaban nada las cosas que hacía y cómo las hacía. Al final, mire, nos hemos dado todos el batacazo…

P. Se le ve muy crítico con el BCE.

R. Tenía que haber actuado antes y bajar los tipos. Pero mis críticas mayores son para el Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo del señor (Dominique) Strauss-Kahn (director del FMI) en los últimos 10 días ha sido como para que se dedique a otra cosa.

P. ¡Ah, sí!

R. Cuando se están hundiendo los bancos, el FMI no puede entrar en el escenario y decir que la situación es terrible, que los bancos se van a hundir. No me fastidie, ¿usted qué ha hecho? ¿ha hecho una política sensata de suavizar las cosas y mejorar a los bancos? No. Entonces, ¡cállese, por Dios! Ni Greenspan, ni el FMI, ni el BCE me parece que han funcionado bien.

P. ¿Y en la época de Rato?

R. No hizo nada. No sé si lo dejó porque vio lo que se le venía encima o por qué. De todos modos son las instituciones…

P. ¿Y qué hay que hacer?

R. He estado yendo durante años al FMI y al BCE y no puede ser ese funcionamiento…

P. Habrá que crear las instituciones de nuevo.

R. Pues sí. Pero poner de acuerdo a tantos países… Además, en estos momentos en Europa no hay mucha gente muy brillante. Es muy difícil.

P. ¿El BCE debe cambiar?

R. Lo que pasa es que nació bajo el dominio de Alemania y Francia, que querían oxígeno, que se inyectara liquidez porque tenían problemas. Así no pueden funcionar los bancos centrales. Estoy de acuerdo en que tiene que adoptar una política antiinflacionista; pero no por eso ponerla delante de todo cuando hay otras cosas que están funcionando mal. Luego pasa lo que pasa.

P. Y pasa que no baja los tipos.

R. Creo que hay bajarlos más.

P. Aunque las medidas hayan llegado tarde, ¿son buenas y suficientes?

R. Que son buenas y que van en la buena dirección, no me cabe ninguna duda. Ahora, que sean suficientes, ya lo veremos. Lo peor es que han llegado muy tarde.

P. ¿El plan de Estados Unidos le convence?

R. Está bien, pero es brutal, como hacen las cosas los americanos, aunque las debían haber tomado bastante antes…

P. ¿Qué lecciones nos deja la crisis?

R. En primer lugar que no se puede seguir con esas regulaciones laxas. Tampoco puede ser que haya retribuciones de los ejecutivos tan inmensas. ¡Hay que ver las cantidades que están ganando los americanos! La gente se irrita con razón…

Queda tiempo para otro examen de "última instancia", que me permito recomendar.

– "Hemos vendido nuestra alma al diablo por dinero" (Expansión – 24/10/08)

(Por Miquel Roig / Daniel Badía)

A las 3:58 de la tarde del 5 de abril de 2007, un empleado de la agencia de calificación de crédito Standard & Poor"s en Nueva York comenta a un compañero suyo que la operación en la que están trabajando "es ridícula".

El compañero le responde que, efectivamente, el modelo de rating que están usando para calificarla "no captura la mitad del riesgo". Ante las dudas del primero sobre si deberían emitir un rating o no, el segundo le saca de dudas: "Calificamos todas la emisiones […] Podría estar estructurada por vacas y todavía la calificaríamos".

Una trascripción de esta conversación, mantenida a través internet, es uno de los documentos que el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU esgrimió durante la comparecencia de los altos ejecutivos de las tres principales agencias de rating -S&P, Moody"s y Fitch Ratings-. Los tres directivos trataron de explicar por qué habían calificado con rating triple A (que indica la mayor seguridad posible de la capacidad de un emisor de hacer frente a sus deudas), unos activos que no eran merecedores de ello.

Estos activos eran, sobre todo, titulizaciones de créditos hipotecarios estadounidenses, que incluían una cantidad importante de préstamos de baja calidad (subprime), que fueron vendidos con rating AAA a entidades financieras de todo el mundo, que confiaron ciegamente en esa calificación sin emprender un análisis del producto que estaban comprando.

El volumen de titulizaciones estadounidenses (hipotecarias y no hipotecarias) entre 2005 y 2007, supera los 4,5 billones de dólares. No todas ellas son de mala calidad, pero desde el inicio de la crisis las entidades financieras de todo el mundo ya han provisionado pérdidas de 516.000 millones de dólares.

Anteojeras

Pero no se trata de un problema exclusivo de S&P. Durante la sesión, salieron a la luz otros documentos, como la declaración de un empleado anónimo de Moody"s, que ponía en duda la validez de sus calificaciones.

"Me parece que hemos estado llevando anteojeras y que nunca hemos cuestionado la información que se nos daba […] Esos errores, combinados, nos hacen parecer o bien incompetentes para el análisis crediticio, o bien que hemos vendido nuestra alma al diablo por dinero, o un poquito de ambas cosas", afirmó el empleado en una encuesta interna a finales de 2007.

Estos documentos recuerdan a aquellos e-mails que los analistas bursátiles de lo grandes bancos de inversión se enviaron en plena burbuja tecnológica de finales de los noventa, en los que reconocían que algunas de las acciones que recomendaban comprar, eran «basura». El proceso judicial de entonces se cerró con una multa de 1.400 millones de dólares a diez bancos de inversión.

El consejero delegado de Moody"s, Raymond McDaniel, aseguró durante su comparecencia que la agencia había desarrollado sistemas para prevenir los conflictos de interés. Sin embargo, el Comité sacó a la luz un documento en el que el propio McDaniel ponía en entredicho la efectividad de esos controles, y sembraba dudas sobre la calidad de las calificaciones: "Los analistas y los directores generales estaban continuamente presionados por banqueros, emisores e inversores, cuyas opiniones podían influir en el juicio sobre el crédito […] Esto, unido al fuerte énfasis interno en la cuota de mercado y en los márgenes, constituye un riesgo para la calidad de los ratings crediticios", aseguró McDaniel en una reunión con directivos de Moody"s en octubre de 2007.

Por su parte, Deven Sharma, presidente de S&P, reconoció que "una serie de supuestos previos que utilizamos para preparar ratings sobre titulizaciones hipotecarias no funcionó", pero aseguró que la compañía ya había iniciado procedimientos para corregir sus errores: "Nuevos procedimientos de buen gobierno y controles designados a salvaguardar la integridad de los ratings; cambios analíticos en los análisis; hacer llegar y compartir nuestro supuestos con el público; y nuevas maneras de comunicar y explicar al mercado los ratings, su utilidad y sus limitaciones".

En cuanto al intercambio de mensajes de sus analistas, aseguró que el "inapropiado" lenguaje utilizado, "no prueba mala conducta" y "no refleja la cultura de la firma".

Pero las agencias no solamente han recibido críticas por haber calificado inadecuadamente las titulizaciones hipotecarias. La caída de grandes entidades financieras con elevadas calificaciones crediticias también ha despertado reproches, a la vez que ha recordado quiebras como las de los gigantes estadounidenses Enron y WorldCom.

Lehman Brothers, que entró en proceso concursal el pasado 15 de septiembre, contaba ese día con un rating A; su compatriota Bear Stearns. que tuvo que ser rescatado el pasado 14 de marzo, mantenía una calificación de BBB; y la aseguradora AIG, que vivió una situación similar a mediados de septiembre, cayó con A-. Estos rating son más elevados que los de algunas entidades españolas. Pero la respuesta de las agencias es la similar que en otras crisis: que hacen la mejor valoración posible con la información de la que disponen.

Los líderes políticos y los bancos centrales ya han lanzado algunos dardos envenenados contra las agencias de rating, y han dado los primeros pasos para mejorar su operativa. Uno de los momentos clave será probablemente la cumbre que se celebrará el próximo 15 de noviembre en Washington, en lo que ya se ha bautizado como el segundo Bretton Woods.

La cadena de errores de la crisis

1- Brókeres de hipotecas: Los brokers hipotecarios relajaron sus criterios de concesión de créditos, porque luego vendían esa hipoteca a cambio de una comisión y se quitaban de encima el riesgo de impago.

Se concedieron hipotecas a los denominados ninja, que responde a No Income, No Job, no Assets, es decir, a personas sin ingresos, ni trabajo, ni activos. De ahí surgieron las hipotecas subprime. Durante el tiempo que se revalorizó la vivienda en EE UU no hubo apenas problemas, pero tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, los ninjas dejaron de pagar y dispararon la mora.

2- Estructuradores de titulización: Los bancos de inversión compraban estas hipotecas a los brokers y las empaquetaban en vehículos de inversión, que ofrecían una rentabilidad más elevada de la habitual en este tipo de activos. Esto atraía a inversores institucionales -bancos y fondos de inversión- que se lanzaron a comprar estos activos. Al venderlos, las firmas de inversión se desligaban del riesgo de los créditos basura.

3- Las calificadoras: Las agencias de rating otorgaron la máxima calificación AAA a las titulizaciones hipotecarias contaminadas con activos tóxicos. Sin embargo, el valor de estos fondos de titulización se ha desplomado y las agencias se han visto obligadas a rectificar y a rebajar la calificación a muchos de ellos.

Según datos de Bloomberg, desde 2005 hasta el tercer trimestre de 2007, S&P calificó con AAA 855.000 millones de dólares en titulizaciones con exposición a hipotecas basura. La compañía ha rebajado la calificación al 17,6% de todos estos vehículos, aunque más del 94% todavía mantienen el nivel de grado de inversión.

4- Los inversores institucionales: El reglamento de Basilea II recomienda que los inversores no sólo se guíen por el rating que tenga el activo. Además, deben hacer su propio due diligence o análisis interno.

Al final "nada es cierto", viene a decir mi viejo Maestro Paul Samuelson (con cuyos libros comencé a estudiar economía, hace ya tanto tiempo que se nublan los recuerdos). Un buen ejercicio de crítica al turbo-capitalismo financiero de "manos libres" que, en un alarde de optimismo patológico (presuntuoso y falaz), nunca, nunca, utilizó el espejo retrovisor, ni pisó el freno… De lo grotesco a lo siniestro (sin abandonar el esperpento)… Ahora toca la vuelta de "la mano visible". Es una oportunidad histórica para demostrar lo que dijo Keynes: "Las finanzas deben ser un sirviente leal y no un amo cruel".

– Tribuna: Paul A. Samuelson – Adiós al capitalismo de Friedman y Hayek (El País – 26/10/08)

El capitalismo puro se impuso entre 1915 y 1919, cuando yo era niño. ¿Quién lo mató? El presidente republicano Herbert Hoover y su multimillonario secretario del Tesoro Andrew Mellon fueron culpables antes y después del hecho. ¿Quién lo devolvió a la vida? El New Deal de posición intermedia impuesto por Franklin Roosevelt. Pero tuvieron que pasar siete años desde la investidura de Roosevelt, en marzo de 1933, para conseguirlo.

Permítanme avanzar rápidamente en el tiempo hasta el actual estallido financiero mundial. Los sistemas de mercado no regulados acaban destruyéndose a sí mismos. ¿Ha llegado el sistema de mercado a su fin? Como persona apegada a los valores tradicionales, espero que no. Mil años de historia económica atestiguan objetivamente lo indispensable que son los sistemas de mercado.

Marx, Lenin y Stalin eran paletos en lo que a economía se refiere. Mao era incluso peor. Y olvidémonos de Castro en Cuba, de Chávez en Venezuela y de quienquiera que fuese el que sumió a Corea del Norte en la hambruna y el estancamiento.

¿Qué es entonces lo que ha causado, desde 2007, el suicidio del capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario del laissez-faire que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran.

Son palabras duras que deben justificarse. Pero permítaseme advertir a los lectores que mi larga y variada experiencia en historia económica me ha convertido en un centrista incurable. Peor que eso: he aprendido por las malas a ser incurablemente ecléctico.

Fui un estudiante brillante en la conservadora Universidad de Chicago desde 1932 hasta 1935. Mis profesores de Economía mundialmente famosos me encantaban, y me colmaron de notas altas. Pero. Pero. Siempre que miraba al exterior por las ventanas de la universidad veía tasas de desempleo cercanas al 50%. (La situación en la Alemania prehitleriana era más o menos la misma). Nada de eso cuadraba con lo que se escribía en los libros de texto que me mandaban leer.

¿Por qué pasé mis cuatro vacaciones de verano universitarias en la arenosa playa del lago Michigan? Mi familia no era pobre, pero tampoco asquerosamente rica. Por aquel entonces no había ningún trabajo. Ninguno significa eso, ninguno. Prácticamente todos los bancos de Indiana, Illinois y Wisconsin habían quebrado.

¿Cómo se las apañaron el benévolo presidente Roosevelt y el pérfido Adolf Hitler para restaurar casi el pleno empleo en los seis largos años que siguieron a 1933? Lo que finalmente resolvió el problema fue un enorme gasto deficitario que aumentó la deuda pública. Esta historia, tal y como yo acabo de contarla, no se encuentra en casi ninguna de las tesis doctorales de las grandes universidades privadas después de 1970. (Evidentemente, la ciencia mejora y desmejora).

Mis frases conectan con el desconcertante futuro de las iniciativas de rescate que están teniendo lugar en los cinco continentes. Primero, aclaremos quién tiene la culpa de que la estabilidad y el crecimiento que se produjeron en torno a 1995 se convirtieran en el caos de 2008.

1. No olvidemos nunca las idioteces que ha hecho George Bush en geopolítica. La historia futura documentará ese aspecto.

2. Desde que Ronald Reagan fue elegido para ocupar la Casa Blanca, en 1980, Estados Unidos se ha ido convirtiendo gradualmente en un país de derrochadores en los planos familiar, empresarial y público, como buenos derechistas radicales partidarios de la oferta.

En una fecha futura incierta, cuando se produzca un ataque mortal y desordenado contra el dólar como divisa, los gestores de fondos de cobertura que sobrevivan en Estados Unidos serán los principales vendedores al descubierto de dólares. Esos legados de Reagan habrán desempeñado una función crucial.

3. Los programas de "conservadurismo compasivo (sic)" prometidos por George Bush resultaron ser un programa de enormes recortes tributarios exclusivamente para gente como mis prósperos vecinos.

4. El fomento deliberado de la desigualdad no aceleró la productividad total de los factores en Estados Unidos. Por el contrario, la obscena subida de los emolumentos de los altos directivos volvió disfuncional todo el sistema de gobernanza empresarial. Los directores generales de carrera se lo montaron muy bien contando mentiras sobre los verdaderos beneficios de las empresas. Incluso después de que los descubriesen, se fueron al banco con una sonrisa de oreja a oreja.

De hecho, los candidatos de Bush para la Comisión de Control del Mercado de Valores, como el primer presidente que nombró, Harvey Pitt, fueron elegidos sólo porque liberalizarían el sistema, en lugar de mantener una sensata regulación centrista. Pitt fue escogido principalmente porque había sido abogado de las cuatro empresas contables principales, que a su vez estaban fabricando nuevas formas engañosas de medir la verdadera rentabilidad.

5. Pongan a estos contables en el estrado de los testigos. Les pagan aquellos a quienes se supone que deben vigilar, un caso flagrante en el que la vigilancia y la reglamentación son una necesidad fundamental.

6. Dejen sitio en el juzgado para las tres grandes agencias de clasificación: Fitch, Moody's y S&P-McGraw Hill. Se supone que sólo dan aprobaciones AAA al material seguro. Pero si una de las tres se volviera objetivamente veraz, las otras dos se quedarían con todo el negocio. Eso apesta a conflicto de intereses. Que tome nota el Congreso.

7. Por ahorrar espacio, pasaré a los nuevos "diabólicos monstruos Frankenstein" de la nueva "ingeniería financiera". Puede que yo y otros compañeros del MIT de Chicago, de Wharton, Penn y otras universidades, lo pasemos mal cuando nos enfrentemos a san Pedro en las puertas del cielo.

¿Cuál es el problema? Es verdad que los derivados y los créditos recíprocos pueden proporcionar un reparto racional del riesgo y, por consiguiente, reducir el riesgo total, pero también pueden destruir por completo cualquier transparencia.

Durante décadas he participado en consejos directivos sin ánimo de lucro con directores generales desde Nueva York hasta California. Ninguno de ellos entendió nunca nada de las fórmulas de Black, Scholes y Merton para valorar activos. Todo lo que sabían, o pensaban que sabían, era que los nuevos y maravillosos centros de beneficios libres de riesgo habían invadido sus despachos. Era mejor que la alquimia que convertía el estiércol en oro.

Por lo visto, nadie aprendió la lección de 1998, cuando Long Term Capital Management (LTCM) estuvo a punto de quebrar y necesitó un rescate pactado por parte del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ingeniería financiera es lo que nos permite pasar del apalancamiento cero hasta, pongamos, un apalancamiento de 50 a 1. Y cuando el riesgo acumulado resultante explota, de nuevo todo lo que ocurre es que el director general y el director financiero se van al banco partiéndose de risa por el camino.

Bear Stearns convirtió de la noche a la mañana a sus multimillonarios en millonarios. El emperador Nerón tocaba la lira mientras Roma ardía. El jefe de Bear Stearns jugaba torneos de bridge mientras sus accionistas quedaban hechos polvo. Teniendo en cuenta que ésta era una de las casas de corretaje que manejaban muchas de las transacciones de LTCM, ¿no debería haber aprendido lo letal que es el hiperapalancamiento?

Lo primordial es que la mayoría de las pérdidas será permanente, como entre 1929 y 1932. Sin embargo, si la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU crean suficiente dinero nuevo, la recuperación y la estabilidad serán posibles.

De haber seguido la línea intermedia de Roosevelt, Truman, Kennedy y Clinton, podrían haberse evitado el caos y las quiebras de hoy. Los académicos siguen debatiendo si Colón introdujo la sífilis en el Nuevo Mundo o fue al revés. Pero no cabe duda de que la crisis mundial de 2008 lleva en su etiqueta las palabras made in USA.

Desde Islandia hasta la Antártida, niños aún por nacer aprenderán a temblar ante los nombres de Bush, Greenspan y Pitt. Por supuesto, estoy exagerando, pero sólo un poco.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services)

– Tribuna: Primer plano Paul A. Samuelson – Acordaos de la economía real (El País 16/11/08)

Del mismo modo que se culpa con razón al presidente George Bush por la mala liberalización económica llevada a cabo entre 2000 y 2008, al presidente Herbert Hoover (1929-1933) y a su multimillonario secretario del Tesoro, Andrew W. Mellon, se les considera, por su inacción y sus ideologías ultraliberales, responsables de permitir durante mucho tiempo que la economía real se sumiera en un estancamiento cada vez mayor.

Tras un considerable ejercicio de ensayo y error, el activista New Deal de Franklin Roosevelt salvó el capitalismo. Los bancos centrales -la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra y los demás- se volvieron impotentes para invertir la marea de la depresión profunda. ¿Por qué? Desde el momento en que la deflación del nivel de precios redujo casi a cero el rendimiento de las menos arriesgadas letras del tesoro, todo el dinero nuevo que se crease no haría más que ser acaparado. (¡Los economistas estadounidenses se adelantaron al inglés J. M. Keynes al reconocer y dar nombre a la trampa de liquidez descrita más arriba!).

Lo que en última instancia consiguió que casi se alcanzara el pleno empleo en Estados Unidos en 1939 fue, a fin de cuentas, el enorme gasto estatal deficitario. La Agencia para la Mejora del Trabajo entregó a los trabajadores en paro más pobres miles de millones de dólares en salarios gastables. Además, la Administración de Obras Públicas del New Deal gastó miles de millones más en obras públicas. Nada de esto fue suficiente.

La aceleración de los pagos públicos a los agricultores apuntaló los precios de los cereales y aumentó el poder adquisitivo. Por fin, algo nuevo: la sociedad de financiación de la reconstrucción (RFC, en sus siglas en inglés), que ayudó a sostener a los bancos con problemas. Esta RFC asumió las inversiones arriesgadas que podrían no llegar nunca a ser plenamente amortizadas.

De igual modo que es mejor amar y perder que no haber amado nunca, en tiempos de gran depresión toda la sociedad sale ganando incluso si la rentabilidad esperada no llega nunca.

Recuerdo que durante el segundo mandato de Roosevelt en la Casa Blanca se construyó un útil crucero de la Armada. Resulta que en la Segunda Guerra Mundial resultó ser valiosísimo. ¿Cuál fue su verdadero coste documentado cuando se construyó?

Una contabilidad minuciosa calculaba que el coste de este barco había sido de hecho negativo para la sociedad. Lo que los contables consideraban dinero en efectivo perdido, la macroeconomía de la depresión propiamente dicha lo calcula como una compensación por los miles de millones de dólares de nueva producción y salarios que este barco había aportado al producto interior bruto.

Nada de lo dicho anteriormente es una crítica a los dólares que Bernanke y Paulson han dedicado a rescatar bancos, aseguradoras y balances de las grandes empresas. Este equipo llevó a cabo con rapidez la importante labor que el equipo de Hoover-Mellon nunca llegó a hacer.

Parte de la grandeza de Franklin Roosevelt fue su voluntad de explorar nuevos programas contra los vientos de la depresión. Probó el malhadado experimento de la administración para la reconstrucción nacional que consistió en dejar que los ejecutivos de la lana reorganizaran su sector, junto con otros planes empresariales de Mussolini igualmente descabellados. Pero pronto abandonó esos experimentos.

En las ocasiones en que el Tribunal Supremo cortó las alas de Roosevelt, redundó en beneficio de la sociedad. Es de esperar que cuando el joven y activo presidente Obama dé un paso en falso, los controles y equilibrios de nuestro sistema de democracia puedan ayudar a moderar los giros excesivos hacia la izquierda o hacia la derecha del sagrado centro.

En política, el tiempo es esencial. Los nuevos presidentes tienen periodos de gracia limitados para innovar. Por eso, recordando 1933 y 1934, animo a la próxima Casa Blanca y al próximo Congreso a improvisar para la economía real nuevas y grandes inyecciones de gasto directo que ayuden a debilitar las espirales descendentes que las recesiones son tan propensas a desarrollar.

Gasten así, recordando que en tiempos como éstos la deflación puede convertirse en un enemigo peor que la inflación. Ningún economista sensato lamenta hoy que Roosevelt rompiese las promesas electorales de "equilibrar el presupuesto" que hizo en 1932.

En aquel momento, con una jugada por sorpresa, Roosevelt devaluó el dólar, sacando así a Estados Unidos del cruel patrón oro. Mis profesores estaban escandalizados. Dado que Estados Unidos era un refugio seguro para el amedrentado capital europeo, no había necesidad de tomar en aquel momento decisiones tan poco ortodoxas.

Por una vez, los jóvenes sabíamos más del asunto que nuestros mayores. Mientras que ellos pensaban que eran unas medidas egoístas por parte de Estados Unidos para "empobrecer al vecino", a nosotros Keynes nos había convencido de que devaluar el dólar para hacerlo coincidir con la devaluación de la libra británica era precisamente lo que nos permitiría a los dos mantener un gasto de déficit presupuestario expansionista.

A las pruebas me remito. Los cautos belgas depreciaron su franco. En Francia, el Frente Unido se mantuvo en el patrón oro. Bélgica se recuperó antes. La débil Francia fue la primera conquista fácil de los tanques alemanes.

Sólo después de que hayamos iniciado la recuperación habrá llegado el momento de que los bancos centrales vuelvan a "centrarse en la inflación". Cuando llegue el feliz día de la recuperación, sospecho que los niveles de precios estarán hasta un 10% por encima de los de 2007. Es una pena. Pero habrá sido el precio necesario de salvar a la economía real y a las clases medias.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services)

Este Anexo ha tratado de "confirmar" (en palabras de otros) que lo que hemos visto desde mediados de 2007 (aunque el asunto viene de más lejos) ha sido efectivamente el colapso del sueño americano. No sólo han caído las instituciones financieras, ha caído el sueño basado en la fe ciega en el mercado, la creencia de que si cada uno persigue su riqueza individual el mercado se encargará del resto… El sueño ha muerto por exceso de riesgo, autoindulgencia, ingenuidad y avaricia.

De Bretton Woods hemos pasado a Bretton Bu$h: "la crisis no se debe al fracaso del mercado" (la cumbre de las buenas intenciones; un acontecimiento más simbólico que práctico; apenas un punto y seguido)… A resultas de ello (o gracias al "deja-vu" y los "líderes bonsai" -el club de los poetas "vivos"-), no se ha escuchado la Misa de Réquiem en re menor de Mozart, muy adecuada para funeral de tanto rango y, en consecuencia, "seguirá habiendo bancos, ejecutivos cuya avaricia rompe nuestro saco, especuladores de distinto pelaje, multinacionales canallas, paraísos fiscales, muchos parados y el resto de figuritas del Belén financiero, que, por tener, tiene hasta un "caganet" llamado Greenspan que ha dicho que todo le ha pillado por sorpresa y con los pantalones a media asta" (sic J. C. Escudier – El Confidencial 15/11/08).

Puro "storytelling" (una herramienta de comunicación que se adapta a una forma de capitalismo emocional y mutante; es, como dice Rodrigo Antonio Fernández, una ruta al corazón. "La nueva ideología del capitalismo privilegia el cambio sobre la continuidad, la movilidad sobre la estabilidad, la tensión sobre el equilibrio y propone un nuevo paradigma organizativo: la empresa sin frontera, descentralizada y nómada, liberada de las leyes y los empleos, ligera, ágil, furtiva, que no conoce otra ley que el relato que se da, otra realidad que las ficciones que prodiga por el mundo"- p. 111).

El "storytelling" consiste en una ficcionalización de la realidad. Mientras los viejos grandes relatos trataban de condensar la realidad en el texto, el storytelling trata de pegar sobre la realidad una ficción orientada, "saturando el espacio simbólico". Es el fin de esos grandes relatos preconizado por los filósofos posmodernos y su sustitución por la anécdota -stories-. Los discursos de Bush, los "mitos de empresa", el pseudoperiodismo, son formas de violencia simbólica que bloquea los canales de información crítica no mediante la censura sino mediante la saturación y el engaño. "Los nuevos relatos que nos propone el storytelling no exploran las condiciones de una experiencia posible, sino las modalidades de su sometimiento" (p. 211).

Esperando a Obama (Super Mario World)… ¿Cambiará algo con el tiempo? Veremos.

Por favor, ahora que han leído, juzguen y opinen (eso, ya depende de ustedes).

(El que quiera "ir a más", puede pasar a la Hemeroteca – Anexo II)

 

 

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Diciembre de 2008

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente