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La codicia de los mercados (el virus mutante) ? Parte II (página 13)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15

– promover la integridad de los mercados financieros: nos comprometemos a proteger la integridad de los mercados financieros mundiales mediante en reforzamiento de la protección a inversores y consumidores, la evitación de los conflictos de intereses, el impedimento de las manipulaciones ilegales de los mercados, las actividades y los abusos de carácter fraudulento y la defensa contra riesgos financieros ilícitos que surjan de jurisdicciones que no estén dispuestas a cooperar. Vamos a fomentar asimismo el intercambio de información, incluso en lo que respecta a las jurisdicciones que todavía tienen que comprometerse a aceptar las normas internacionales sobre secreto y transparencia bancarios.

– reforzar la cooperación internacional: hacemos un llamamiento a nuestros reguladores nacionales y regionales para que formulen sus regulaciones y otras medidas de manera consecuente. Los reguladores deberían reforzar su coordinación y su cooperación en todos los segmentos de los mercados financieros, incluso en lo que respecta a los movimientos transfronterizos de capitales. Los reguladores y las restantes autoridades a las que les ataña esta función deberían reforzar como cuestión prioritaria la cooperación sobre prevención, gestión y resolución de crisis.

– reformar las instituciones financieras internacionales: nos comprometemos a avanzar en la reforma de las instituciones surgidas de Bretton Woods para que puedan reflejar más adecuadamente el peso económico cambiante [de las naciones] en la economía mundial al objeto de reforzar su legitimidad y su eficacia. A este respecto, las economías emergentes y en vías de desarrollo, incluidos los países más pobres, deberían tener una voz y una representación mayores. El Forum por la Estabilidad Financiera (FEF) debe abrirse de manera urgente a la adhesión de las economías emergentes en general y el resto de los principales organismos que se ocupan del establecimiento de normas deberían revisar de manera inmediata sus condiciones de admisión de miembros. El FMI, en colaboración con un FEF y otros organismos ampliados, debería trabajar en una mejor identificación de los puntos vulnerables, detectar posibles tensiones y actuar rápidamente para jugar un papel clave en respuesta a la crisis.

– Cometidos de ministros y expertos

10. Estamos comprometidos a adoptar con rapidez medidas que hagan realidad estos principios. Damos instrucciones a nuestros ministros de finanzas, bajo la coordinación de la dirección del G-20 en 2009 (Brasil, Reino Unido y República de Corea), para que pongan en marcha estos procesos y un horizonte temporal para su cumplimiento. En el Plan de Acción que se adjunta se expone ya una primera lista de medidas específicas entre las que figuran medidas de prioridad máxima que deberán haberse llevado a cabo antes del 31 de marzo del 2009.

En consulta con otras economías y con otros organismos existentes, e inspirándose en las recomendaciones de eminentes expertos independientes que puedan convocar, pedimos a nuestros ministros de finanzas que formulen recomendaciones adicionales, entre ellas, en las siguientes áreas específicas:

– atenuar la tendencia a los ciclos en las políticas reguladoras

– revisar y unificar las normas de contabilidad a nivel mundial, en especial en el caso de inversiones complejas en momentos de tensión.

– reforzar la elasticidad y la transparencia de los mercados de derivados crediticios y reducir sus riesgos para el sistema, lo que implica mejorar la infraestructura de los mercados de valores que no cotizan en bolsa.

– revisar los mecanismos de compensación relacionados con los incentivos a la asunción de riesgos y a la innovación.

– revisar los mandatos, el gobierno y las exigencias de recursos de las IFIs, y – definir el ámbito de actuación de las instituciones importantes para el sistema y determinar la regulación o la supervisión que resulten más adecuadas.

11. A la vista del papel del G-20 en la reforma de los sistemas financieros, nos volveremos a reunir el 30 de abril del 2009 para pasar revista a la puesta en práctica de los principios y decisiones sobre los que hoy se ha llegado a un acuerdo.

– Compromiso con una Economía Global Abierta

12. Reconocemos que estas reformas únicamente tendrán el éxito si están firmemente fundamentadas sobre un firme compromiso con los principios del libre mercado, incluyendo el imperio de la ley, el respeto por la propiedad privada, el comercio y las inversiones libres en los mercados competitivos y se apoyan sobre unos sistemas financieros eficientes y eficazmente regulados. Estos principios son esenciales para el crecimiento económico y la prosperidad, habiendo ya liberado a millones de personas de la pobreza y elevado sustancialmente el nivel de vida a escala global. Reconociendo la necesidad de mejorar la regulación del sector financiero, deberemos, sin embargo, evitar un exceso de regulación que podría obstaculizar el crecimiento económico y exacerbar la contracción de los flujos de capital, incluyendo a los países en desarrollo.

13. Subrayamos la importancia crítica que tiene el rechazo al proteccionismo y no involucionar hacia tiempos de incertidumbre financiera. A este respecto, y durante los próximos 12 meses, nos abstendremos de establecer cualquier clase de nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y servicios, bien sea imponiendo nuevas restricciones a las exportaciones o bien implementando medidas que no se atengan a las estipulaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con el fin de estimular las exportaciones.

Además, nos esforzaremos por alcanzar un acuerdo este mismo año en relación con la Agenda para el Desarrollo de Doha, de la OMC, tratando de lograr unos ambiciosos y equilibrados resultados. En tal sentido, hemos cursado instrucciones a nuestros respectivos Ministros de Comercio para que alcancen el mencionado objetivo y estén dispuestos a intervenir personalmente en el proceso si ello fuera necesario. Asimismo, hemos acordado que, puesto que nuestros respectivos países son los que tienen la mayor participación en el sistema comercio global, todos deberemos aportar cuantas contribuciones positivas fueran necesarias para alcanzar el citado objetivo.

14. Somos plenamente conscientes del impacto que la actual crisis está teniendo sobre los países en vías de desarrollo y, muy particularmente, sobre los más vulnerables. Nos reafirmamos en la importancia que tienen los Objetivos de Desarrollo del Milenio, un compromiso que hemos adquirido para ayudar al desarrollo, y urgimos tanto a los países desarrollados como a las economías emergentes a que asuman compromisos coherentes con sus respectivas capacidades y los roles que desempeñan en la economía global. A este respecto, reafirmamos la vigencia de los principios para el desarrollo acordados durante la Conferencia sobre Financiación al Desarrollo de las Naciones Unidas celebrada en el año 2002 en la ciudad de Monterrey, en México, en la que se resaltaba tanto la propiedad por parte de los respectivos países como la movilización de todas las fuentes de financiación para el desarrollo.

15. Mantenemos nuestro compromiso de afrontar otros retos de naturaleza crítica, como son la seguridad energética y el cambio climático, la seguridad alimentaria, el imperio de la ley y la lucha contra el terrorismo, la pobreza y las enfermedades.

16. Mientras seguimos avanzando, confiamos plenamente en que, por medio de la colaboración continua, la cooperación y el multilateralismo, seremos capaces de superar los retos que tenemos ante nosotros y lograr restablecer la estabilidad y la prosperidad en la economía mundial.

– Plan de Acción para la implementación de los Principios para la Reforma.

En este Plan de Acción se incluye un plan de trabajo integral para la implementación de los cinco principios acordados para la reforma. Nuestros Ministros de Economía y Finanzas se encargarán de asegurar que las metas previstas en este Plan de Acción sean decidida y totalmente implementadas. Ellos serán los responsables del desarrollo e implementación del diseño de tales recomendaciones en los trabajos en curso de los organismos de mayor relevancia, como son el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Foro para la Estabilidad Financiera (FEF) ampliado y los organismos regulares en proceso de establecimiento.

– Refuerzo de la Transparencia y la Responsabilidad

Acciones inmediatas hasta el día 31 de marzo de 2009.

-Los organismos clave con responsabilidad global deberán trabajar con el fin de reforzar los métodos de valoración de garantías, teniendo, además, muy en cuenta la valoración de productos complejos de baja liquidez, especialmente durante épocas de tensión.

-Los organismos responsables del establecimiento de normas contables deberán avanzar significativamente en sus tareas para poder resolver las posibles debilidades contables y hallar pautas para el control de los elementos que figuren fuera de balance.

-Los entes reguladores y los organismos responsables del establecimiento de normas contables deberán reforzar la debida transparencia para los participantes en los mercados de los instrumentos financieros complejos que lancen las diferentes firmas.

-Con la vista puesta en promover la estabilidad financiera, el gobierno del organismo internacional responsable del establecimiento de normas contables se verá reforzado más aún, incluyendo para ello medidas tales como la de revisión de sus miembros, con la finalidad de asegurar, muy particularmente, la transparencia, la responsabilidad y una relación apropiada entre este organismo independiente y las principales autoridades.

-Los organismos pertenecientes al sector privado que ya hayan desarrollado sus mejores prácticas para el tratamiento de fondos de capital o fondos de alto riesgo deberán presentar propuestas para el establecimiento de un conjunto unificado de buenas prácticas. Los Ministros de Economía y Finanzas deberán valorar la idoneidad de dichas propuestas partiendo de los análisis de los entes reguladores, el FEF ampliado y otros organismos relevantes.

– Acciones a medio plazo.

-Los organismos clave con una responsabilidad global deberán trabajar intensamente con el fin de alcanzar el objetivo de crear una única normativa global de alta calidad.

-Los entes reguladores, los supervisores y los organismos responsables del establecimiento de normas contables, y según proceda, deberán trabajar tanto unos con otros como con el sector privado sobre las bases actuales, con la finalidad de asegurar una aplicación coherente y un refuerzo de de normas contables de alta calidad.

-Las instituciones financieras deberán proporcionar en sus informes instrumentos reforzados para el descubrimiento de riesgos y desvelar todas sus pérdidas, y ello sobre las bases que rigen actualmente y de forma coherente con las mejores prácticas internacionales, tal como es debido. Los entes reguladores deberán trabajar intensamente para asegurarse de que en las informaciones económico financieras de cualquier institución financiera se proporcione una descripción completa, exacta y puntual de las actividades de la firma (incluyendo sus actividades no incluidas en balance) y que dicha información se ajuste a unas bases coherentes y regulares.

– Refuerzo de una Regulación Firme

– Regímenes regulatorios

– Acciones inmediatas hasta el día 31 de marzo de 2009

-El FMI, el FEF ampliado y otros entes reguladores y organismos deberán desarrollar las recomendaciones precisas para poder mitigar la tendencia a la prociclalidad, incluyendo entre ellas la revisión de la valoración, el apalancamiento, el capital bancario, la compensación ejecutiva y las prácticas de aprovisionamiento pueden exacerbar las tendencias cíclicas.

– Acciones a medio plazo

-Para el conjunto de países o regiones que aún no lo hayan hecho, cada uno de dichos países o regiones deberá comprometerse a revisar e informar sobre la estructura y principios de su sistema regulatorio, para, de tal forma, poder asegurarse de que es compatible con un sistema financiero moderno y crecientemente globalizado. A tal efecto, los miembros del G-20 se comprometen a elaborar un informe sobre un Programa de Valoración del Sector Financiero (PVSF) y apoyar la transparencia de las valoraciones de los sistemas regulatorios nacionales de cada país.

-Los organismos correspondientes deberán revisar la naturaleza diferenciada de las regulaciones en los sectores de la banca, títulos, y de seguros y proporcionar los correspondientes informes destacando las emisiones y haciendo las recomendaciones precisas o poniendo de manifiesto las mejoras que fueran necesarias. Asimismo, se deberá acometer una revisión del panorama de la regulación financiera, poniendo un especial énfasis sobre instituciones, instrumentos y mercados que actualmente se encuentran sin regular, además de asegurar que todas las instituciones sistémicamente relevantes se encuentren adecuadamente reguladas.

-Las autoridades nacionales y regionales deberán revisar los regímenes de disolución y la legislación sobre quiebras a la luz de las recientes experiencias para, así, asegurarse de se permite el cierre ordenado de grandes complejos de instituciones financieras transnacionales.

-Las diferentes definiciones de capital deberán ser armonizadas en orden a lograr estimaciones coherentes del capital y de la suficiencia de capital.

– Perspectiva prudente

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de marzo de 2009

Los organismos reguladores deberán dar los pasos necesarios para asegurar que las agencias de calificación crediticia cumplan los más elevados estándares de la organización internacional de organismos reguladores de valores, a la vez que eviten conflictos de intereses, faciliten una mayor transparencia para inversores y emisores y diferencien la calificación de productos complejos. Todo esto ayudará a que las agencias de calificación crediticia cuenten con los incentivos adecuados, así como con una perspectiva apropiada que les permita desempeñar un papel fundamental en la provisión de información y evaluaciones imparciales para los mercados.

-La organización internacional de reguladores de valores deberá revisar la adopción, por parte de las agencias de calificación crediticia, de los estándares y mecanismos necesarios para la conformidad de esta supervisión.

-Las autoridades deberán asegurarse de que las instituciones financieras mantengan un capital adecuado en la cantidad necesaria para que se mantenga la confianza.

-Los encargados del establecimiento de los estándares deberán establecer ciertos requisitos fortalecidos de capital para los créditos estructurados y las actividades de securización de los bancos.

-Los supervisores y reguladores, en vista del lanzamiento inminente de servicios de contraparte centrales para coberturas por riesgos crediticios (CDS) en ciertos países, deberán:

– Acelerar sus esfuerzos por reducir los riesgos sistemáticos de los CDS y las transacciones derivadas al contado (OTS), insistir en que los participantes en el mercado apoyen las plataformas de operaciones electrónicas o negociadas en Bolsa para los contratos de CDS.

– Expandir la transparencia bursátil de los derivados de OTC, y asegurar que la infraestructura de los derivados de OTC pueda soportar volúmenes en expansión.

– Acciones a medio plazo

– Las agencias de calificación crediticia que facilitan calificaciones públicas deberán estar registradas.

-Los supervisores y los bancos centrales deberán desarrollar enfoques robustos y de coherencia internacional para la supervisión de la liquidez de bancos fronterizos y las operaciones de liquidez bancaria central de dichos bancos fronterizos.

– Gestión del riesgo

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de marzo de 2009

– Los reguladores deberán desarrollar una guía mejorada para fortalecer las prácticas de la gestión del riesgo, en línea con las mejores prácticas internacionales, a la vez que alienten a las empresas financieras a reexaminar sus controles internos y a poner en marcha políticas fortalecidas para una sana gestión del riesgo.

– Los reguladores deberán desarrollar e implementar procedimientos que aseguren que las empresas financieras implementen políticas para gestionar mejor el riesgo de liquidez, incluso mediante la creación de fuertes colchones de liquidez.

-Los supervisores deberán asegurar que las empresas financieras desarrollen procesos que faciliten la medida global y oportuna de las concentraciones de riesgo y de las posiciones del riesgo de contrapartes en todos los productos y geografías.

-Las empresas deberán volver a evaluar sus modelos de gestión del riesgo para protegerse del estrés, además de informar a los supervisores sobre sus esfuerzos.

-El Comité de Basilea deberá estudiar la necesidad y ayuda para desarrollar nuevos modelos de comprobación del estrés de las empresas, según considere apropiado.

– Las instituciones financieras deberán poseer claros incentivos internos para promocionar la estabilidad, y deberán asimismo tomar medidas a través del esfuerzo voluntario o la acción regulatoria, con la finalidad de evitar esquemas de compensación que recompensen el exceso de rendimiento a corto plazo o la aceptación de riesgos.

-Los bancos deberán ejercer una gestión eficaz del riesgo y llevar a cabo las debidas diligencias con respecto a la securización y los productos estructurados.

– Acciones a medio plazo

– Los organismos internacionales establecedores de estándares, trabajando con una amplia gama de economías y otros organismos apropiados, deberán asegurar que los mandatarios reguladores sean conscientes y capaces de responder con rapidez a la evolución y la innovación en los mercados y los productos financieros.

– Las autoridades deberán supervisar los cambios sustanciales en los precios de los activos, así como sus implicaciones para la macroeconomía y el sistema financiero.

Promoción de la integridad en los mercados financieros

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de marzo de 2009

-Nuestras autoridades regionales y nacionales deberán trabajar juntas para mejorar la cooperación reguladora entre jurisdicciones a escala regional e internacional.

-Las autoridades regionales y nacionales deberán trabajar para promover que se comparta la información sobre las amenazas nacionales y fronterizas contra la estabilidad del mercado, a la vez que aseguren que las provisiones legales nacionales (o regionales, si fuese aplicable) sean adecuadas para tratar tales amenazas.

-Las autoridades nacionales y regionales deberán igualmente revisar la normativa de conducta empresarial para proteger a mercados e inversores, especialmente frente a la manipulación y los fraudes en el mercado, y para fortalecer su cooperación fronteriza, de forma que se proteja el sistema financiero internacional frente a actos ilícitos. En caso de mala conducta, debería aplicarse un régimen de sanciones adecuado.

– Acciones a medio plazo

-Las autoridades nacionales y regionales deberán poner en marcha medidas nacionales e internacionales que protejan el sistema financiero global de jurisdicciones no cooperadoras y poco transparentes que constituyan un riesgo de actividad financiera ilícita.

-El Grupo de Acción Financiera deberá continuar con su importante trabajo contra el blanqueo de dinero y la financiación terrorista, y del mismo modo apoyamos los esfuerzos del Banco Mundial y la iniciativa para la recuperación de activos robados (iniciativa StAr).

-Las autoridades impositivas, apoyándose en el trabajo de organismos destacados, como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), deberán continuar con los esfuerzos para promover un intercambio de información impositiva. La falta de transparencia y de un intercambio de información impositiva son aspectos a tratar de manera enérgica.

– Refuerzo de la cooperación internacional

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de marzo de 2009

-Los supervisores deberán colaborar para establecer colegios supervisores para todas las principales instituciones financieras fronterizas, como parte de sus esfuerzos por fortalecer la supervisión de empresas fronterizas.

-Los principales bancos globales deberán reunirse con regularidad con sus colegios supervisores para mantener discusiones globales sobre las actividades de la empresa y la evaluación de los riesgos a los que ésta se enfrenta.

-Los reguladores deberán dar los pasos necesarios para fortalecer las disposiciones sobre la gestión de crisis fronterizas, incluyendo la cooperación y la comunicación entre sí, así como con las autoridades apropiadas, para desarrollar completas listas de contacto y para realizar ejercicios de simulación, según se considere apropiado.

– Acciones a medio plazo

– Las autoridades, apoyándose en particular en el trabajo de los reguladores, deberán recopilar información sobre áreas donde la convergencia de prácticas reguladoras como estándares de contabilidad, auditorías y seguros de depósitos esté realizando progresos, tenga cierta necesidad de un progreso acelerado o donde pueda haber cierto potencial de progreso.

-Las autoridades deberán asegurar que las medidas temporales para restablecer la estabilidad y la confianza tengan las menores distorsiones posibles y se desarrollen de manera oportuna, secuenciada y bien coordinada.

– Reforma de las instituciones financieras internacionales

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de marzo de 2009

-El Foro de Estabilidad Financiera deberá expandirse hasta alcanzar una afiliación más amplia de economías emergentes.

-El Fondo Monetario Internacional, centrado en la supervisión, y el Fondo de Estabilidad Financiera, centrado en el establecimiento de estándares, deberán fortalecer su colaboración, mejorar los esfuerzos para lograr una mejor integración de respuestas regulatorias y de supervisión en un marco político de macroprudencia y llevar a cabo ejercicios anticipados de advertencias.

-El Fondo Monetario Internacional, dada su afiliación universal y su destacada experiencia macrofinanciera, deberá, en estrecha coordinación con el Fondo de Estabilidad Financiera y otros organismos, adoptar un papel destacado en el aprendizaje de lecciones de la crisis actual, de manera coherente a su mandato.

-Deberíamos revisar la adecuidad de los recursos del Fondo Monetario Internacional, el Grupo del Banco Mundial y otros bancos de desarrollo multilateral, además de estar preparados para aumentarlos cuando sea necesario. El Fondo Monetario Internacional también deberá seguir revisando y adaptando sus instrumentos de préstamo para satisfacer de manera adecuada las necesidades de sus miembros y revisar su papel fundamental en vista de la actual crisis financiera.

-Debemos explorar nuevas formas de restaurar el acceso a los créditos por parte de los países emergentes y en vías de desarrollo, y retomar los flujos de capital privado que resultan fundamentales para el desarrollo y el crecimiento sostenible, incluyendo las actuales inversiones en infraestructura.

-En los casos en que los graves trastornos del mercado han limitado el acceso a la financiación necesaria de políticas fiscales anticíclicas, los bancos de desarrollo multilateral deben asegurar que se pongan en marcha las medidas necesarias para apoyar, en la medida de lo posible, a los países con buenos antecedentes y políticas sanas.

– Acciones a medio plazo

– Pusimos de relieve que las Instituciones de Bretton Woods debían reformarse de manera exhaustiva para que puedan reflejar de forma más adecuada los pesos económicos cambiantes en la economía internacional y ser más responsables de los retos futuros. Las economías emergentes y en desarrollo deberán tener más voz y representación en dichas instituciones.

-El Fondo Monetario Internacional deberá realizar vigorosas y ecuánimes revisiones de la supervisión de todos los países, además de prestar una mayor atención a sus sectores financieros y a una mejor integración de las revisiones con los programas de evaluación del sector financiero de la unión entre el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Basándonos en todo esto, es necesario fortalecer el papel del Fondo Monetario Internacional en el ofrecimiento de consejos políticos macrofinancieros.

-Las economías avanzadas, el Fondo Monetario Internacional y otras organizaciones internacionales deberán facilitar programas para la creación de capacidad para las economías de los mercados emergentes y de los países en vías de desarrollo sobre la formulación y la puesta en marcha de nuevas y destacadas regulaciones, que resulten coherentes con los estándares internacionales

– Claves de la cumbre de Washington (Cinco Días – 16/11/08)

Los mandatarios del G20, más España y Holanda, concluyeron su cumbre con una declaración de principios y propuestas de reformas de los mercados financieros. En ella relatan los objetivos logrados en el encuentro, los pasos que se deben tomar de manera inmediata y los principios que deben guiar las futuras reformas.

Resumen de los puntos más importantes de la declaración de los líderes reunidos en Washington:

Bases del consenso:

– Las causas básicas que han originado la crisis global

– Revisión de las medidas que los países han tomado y que tomarán para resolver la crisis inmediata y fortalecer el crecimiento.

– Principios comunes para reformar los mercados financieros.

– Plan de acción para aplicar esos principios. Pidieron a los ministros que desarrollen recomendaciones específicas que serán consideradas por los líderes en una cumbre posterior y

– Compromiso con los principios de libre mercado.

Acciones inmediatas:

– Medidas para estabilizar el sistema financiero.

– Reconocer la importancia del apoyo a la política monetaria y usar las medidas fiscales en la medida en que sean apropiadas.

– Proporcionar liquidez para ayudar a descongelar los mercados de crédito.

– Asegurar que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y otros organismos multilaterales de desarrollo tengan suficientes recursos para ayudar a los países en desarrollo afectados por la crisis así como proporcionar financiación para el comercio y la infraestructura.

Principios de la reforma del mercado financiero:

– Fortalecimiento de la transparencia y la rendición de cuentas mediante un aumento de la información sobre productos financieros complejos, garantizar la información completa y precisa por parte de las empresas sobre sus condiciones financieras y ajustar los incentivos para eludir los riesgos excesivos.

– Aumentar una regulación sensata mediante una supervisión rigurosa de los organismos de calificación de crédito; un manejo prudente de los riesgos; y la supervisión o regulación de todos los mercados financieros, los productos y los participantes en la medida que sea adecuado, según las circunstancias.

– Promover la integridad (ética) al impedir la manipulación y el fraude en los mercados financieros, ayudar y evitar los conflictos de intereses, y proteger contra el uso del sistema financiero para asistir al terrorismo, el narcotráfico, y otras actividades ilegales.

– Reforzar la cooperación internacional promulgando leyes y normas nacionales más consistentes y alentar a que los reguladores nacionales mejoren su coordinación y cooperación a través de todos los segmentos de los sectores financieros.

– Reformar las instituciones financieras internacionales al modernizar su gobernabilidad y adhesión de miembros de manera que las economías con mercados emergentes y los países en desarrollo tengan una mayor voz. Se busca además que tengan una mayor representación al trabajar de manera mancomunada para identificar los puntos vulnerables y anticipar las presiones y mediante una acción rápida para desempeñar una función clave en respuesta a una crisis.

Medias del Plan de Acción:

– Resolver las debilidades contables y las normas de información sobre activos fuera de balance.

– Asegurar que las agencias de calificación cumplan los más elevados estándares y eludan los conflictos de interés, proporcionen mayor información a los inversores y distingan las categorías en casos de productos complejos;

– Asegurar que las empresas mantengan un capital adecuado y establezcan requisitos de capital más rigurosos para las actividades de crédito y "titulización" de los activos bancarios.

– Desarrollar una guía para fortalecer las prácticas de control de riesgo de los bancos y garantizar que las empresas desarrollen procesos para determinar el caso de que pudieran estar acumulando riesgos excesivos.

– Establecer procesos para que los supervisores nacionales que controlan globalmente las instituciones financieras activas se reúnan y compartan información.

– Ampliar el "Foro de Estabilidad Financiera" para que tenga un mayor número de participantes de las economías emergentes.

Recomendaciones en política económica:

– Evitar políticas regulatorias que exacerben los altibajos de los ciclos económicos del ciclo de negocios:

– Revisar y uniformar los estándares los estándares contables de forma global, especialmente para activos financieros en tiempos apremiantes;

– Fortalecer la transparencia en los mercados de crédito para derivados financieros y reducir los riesgos sistémicos;

– Revisar los incentivos para la toma de riesgo y la innovación que se reflejan en las prácticas de compensación.

– Revisar los mandatos, la gobernabilidad y las necesidades de recursos de las instituciones financieras internacionales.

Otros acuerdos:

– Rechazar el proteccionismo, que exacerba en vez de mitigar los desafíos económicos y financieros;

– Hacer un esfuerzo para llegar a un acuerdo este año sobre las negociaciones las Negociaciones Comerciales de la Ronda de Doha;

– Abstenerse de imponer nuevas barreras al comercio o la inversión durante los próximos 12 meses.

– Reafirmar los compromisos de asistencia al desarrollo y exhortar tanto a las economías desarrolladas como emergentes a asumir compromisos consecuentes con su capacidad y función en la economía global.

– El G-20 garantizará los 33 billones de dólares del mercado de créditos derivados (Libertad Digital – 17/11/08)

(Por M. Lamas)

El G-20 creará un organismo central para regular el mercado de derivados crediticios (CDS) y absorber sus posibles pérdidas, cuyo volumen supera los 33 billones de dólares, ante la posible quiebra de las aseguradoras. Además, el FMI solicita un plan inicial de gasto público de 1,2 billones.

Detrás de las grandes declaraciones de intenciones que han acordado los líderes del G-20 en la cumbre de Washington se esconden, al menos, dos medidas, cuya factura es cuantificable y que, como hasta ahora, su coste potencial recaerá sobre los contribuyentes.

El acuerdo alcanzado aboga por implementar coordinadamente la extensión de las políticas presupuestarias en los distintos países con la intención de impulsar la actividad económica, ante la inminente recesión que se cierne sobre las economías desarrolladas.

En este sentido, los gobiernos participantes han puesto como ejemplo la reciente inyección de dinero público aprobada por el régimen chino, cuya cuantía asciende a los 600.000 millones de dólares. Un dinero que China pretende invertir en amplios programas de infraestructuras y diversos planes de gasto público.

La receta básica reitera las medidas fiscales y monetarias que ya están aplicando algunos países desde el inicio de la crisis y que, pese a todo, no han evitado la debacle. Así, el G-20 apuesta por mantener la política monetaria de bajadas de tipos, así como extender los planes de estímulo fiscal. Esto es, moderadas bajadas fiscales y devolución de impuestos, pero sobre todo extensión y ampliación del gasto público.

Por el momento, el Reino Unido, Japón, Alemania y China ya tienen sobre la mesa sus respectivos paquetes de estímulo. En EEUU, el Gobierno de George W. Bush se resiste a sacar adelante esta medida, pero el presidente Barack Obama ha anunciado que ésta es una de sus prioridades, de forma que la mayor economía del mundo hará uso del dinero público para intentar reactivar el consumo.

En este sentido, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, afirmó el domingo que el mundo necesita un estímulo fiscal de 1,2 billones de dólares para combatir la crisis y afirmó que la entidad promoverá una expansión presupuestaria coordinada. Tal volumen de gasto público carece de precedentes.

El jefe del FMI destacó que existe un consenso sobre la necesidad de una inyección pública de dinero y afirmó que debería ascender al 2% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, que este año se estima en 62 billones de dólares, informa Efe.

Con la determinación de poner todo el dinero que sea necesario, los líderes del G-20 confían en reactivar igualmente a los países emergentes, cuyas economías también han sido golpeadas gravemente por la crisis financiera.

Strauss-Kahn también señaló que existe "cierto espacio" para una bajada de las tasas de interés en algunos países. En este sentido, las últimas previsiones sitúan las tasas de interés próximas al 0% en 2009, tanto en EEUU como en la UE, al igual que sucede desde hace años en Japón.

De este modo, el director del FMI enfatizó la importancia de un aumento del gasto público o una reducción de los impuestos. "La inflación está en media cerca de cero hoy en día. Algunos analistas hablan del peligro de deflación. No hay riesgo en el uso de la política fiscal", indicó Strauss-Kahn. Por ello, el FMI "está intentando organizar un plan de acción coordinada" en el terreno fiscal, advirtió.

En la misma línea se pronunció Robert Zoellick, el presidente del Banco Mundial. Zoellick indicó en un comunicado que si septiembre y octubre fueron meses para hablar de políticas monetarias coordinadas y con hincapié en la cooperación, "noviembre y diciembre serán meses para hablar cada vez más del estímulo fiscal". Tanto él como Strauss-Kahn alabaron la decisión china de lanzar un paquete fiscal por valor de 580.000 millones de dólares.

Unas recomendaciones (bajos tipos de interés y más gasto público) que han sido recogidas en el comunicado final acordado por los miembros del G-20, ya que se comprometieron a estimular la demanda interna con medidas presupuestarias y monetarias.

Por otro lado, la principal medida que se impulsará tras la cumbre del G-20, y que debe ser desarrollada por los Gobiernos, es la de reformar sus sistemas financieros para que haya una mayor supervisión de los agentes que operan en los mercados.

Los organismos reguladores (tanto actuales como futuros) prestarán una especial atención a los balances de los bancos, para que los activos de riesgo no tengan un peso excesivo, y a las remuneraciones de sus directivos, a los que se quiere poner límite.

Sin embargo, más allá de incrementar la supervisión financiera a nivel internacional, los líderes de las economías más desarrolladas del planeta han acordado crear una red de seguridad pública para tratar de sostener el mercado de derivados crediticios, credit default swaps (CDS), cuyo crecimiento se ha disparado en los últimos años al calor de la titulización de préstamos. En la actualidad, el volumen que acumula este sector supera los 33 billones de dólares (casi la mitad del PIB mundial).

El documento acordado recoge lo siguiente a este respecto: los líderes del G-20 acuerdan "reforzar la elasticidad y la transparencia de los mercados de derivados crediticios y reducir sus riesgos para el sistema, lo que implica mejorar la infraestructura de los mercados de valores que no cotizan en bolsa". Además, pretenden "revisar los mecanismos de compensación relacionados con los incentivos a la asunción de riesgos y a la innovación".

La ambigüedad de tal declaración de intenciones contrasta con la concreción apuntada en este ámbito por Bush. Así, el presidente de EEUU se mostró el sábado entusiasmado por una de las propuestas más misteriosas y opacas aprobadas y discutidas durante la cumbre: la creación de un organismo central de compensación sobre los 33 billones de dólares que se negocian en el mercado de CDS.

Regular y absorber las pérdidas de los CDS

Este mercado de derivados sirve para resguardarse del impago (default) de todo tipo de activos crediticios, tales como bonos corporativos e hipotecarios, divisas e incluso deuda soberana (pública). Así, en caso de impago o quiebra de una empresa, entidad bancaria e incluso de un país, el vendedor de CDS (la mayoría, bancos y aseguradoras de bonos) se compromete a pagar al comprador una determinada cantidad a cambio de una prima periódica.

A mayor riesgo de impago, mayor es el precio de la prima. En caso impago o quiebra se convoca una subasta, y mediante una serie de complejos algoritmos se descuentan los CDS que se cancelan mutuamente entre sí y se liquida el resto. El problema consiste en que todo apunta a que se seguirán produciendo importantes quiebras empresariales e, incluso, bancarias en los próximos meses. Destaca, por ejemplo, el caso de los gigantes de la automoción en EEUU (General Motors, Ford y Chrysler), que están a la espera de recibir nuevas ayudas del Gobierno para evitar la quiebra.

Así, por ejemplo, mientras que la capitalización de General Motors se aproxima a los 15.000 millones de dólares, existen cerca de CDS por valor de 1 billón de dólares en donde se especula sobre la supervivencia o quiebra de esta compañía. Es decir, resulta prácticamente imposible cubrir tales apuestas, ya que no existe 1 billón de dólares en bonos disponibles como garantía.

De este modo, la avalancha de nuevas caídas empresariales sitúa al borde del abismo a las principales aseguradoras (monoline), tales como Ambac y MBIA. No obstante, una de las principales aseguradoras del mundo (AIG) ya ha sido intervenida por el Gobierno, que se ha visto obligado a desembolsar por el rescate cerca de 150.000 millones de dólares. Curiosamente, los ex bancos de inversión de EEUU (como el ya fallido Bear Stearns) también eran vendedores netos de CDS.

Por ello, los analistas temen que caiga alguno de los grandes operadores de este mercado. Y es que, una quiebra de estas características provocaría a su vez una nueva oleada de pérdidas y quiebras bancarias.

El acuerdo alcanzado por el G-20 parece adelantarse a esta situación, de modo que se prevé la creación de una cámara central de compensación con el fin de absorber las pérdidas que se generen en caso de que falle alguno de los distribuidores de CDS.

Bush aclaró durante la cumbre que se siente obligado a actuar en este ámbito, ya que " si no se toman medidas decisivas, es posible que nuestro país entre en una depresión mayor que las Grandes Depresiones", informa The New York Times.

– Los rescates públicos aumentan el temor a que EEUU entre en suspensión de pagos (Libertad Digital – 17/11/08)

(Por M. Lamas)

La deuda pública de EEUU está en riesgo y podría perder su máxima calificación crediticia (triple A), debido al abultado endeudamiento. Algunos analistas temen que el Gobierno entre en suspensión de pagos y abogan por una reducción drástica del gasto público y militar.

La calidad de la deuda pública estadounidense (la más sólida y segura del mundo, hasta ahora) corre el riesgo real de perder su máxima calificación (triple A), según Martin Hennecke, analista de la compañía financiera Tyche. Y ello, debido al excesivo endeudamiento que acumula la Administración Pública y el creciente déficit presupuestario, a causa de los diversos rescates bancarios y financieros que se han ido aprobando a lo largo de los últimos meses.

Hasta tal punto esto es así que no se descarta la quiebra del propio Gobierno de EEUU, según advirtió Hennecke a la cadena norteamericana CNBC. La crisis financiera obligará al Ejecutivo de EEUU a vender "muchos más bonos (letras del Tesoro) el próximo año para financiar los rescates" ya aprobados. Y una degradación crediticia en este ámbito dispararía el coste de la financiación.

Para solventar esta difícil situación, Hennecke aboga por reducir radicalmente el gasto público en todos los sectores (justo lo contrario de lo que propone el nuevo presidente Barack Obama), así como retirar todas las tropas estadounidenses que están operativas en distintos países.

Pero Hennecke no es el único. Las dudas acerca de la capacidad del Gobierno de EEUU para extender ilimitadamente los rescates a cargo de los contribuyentes se acrecienta, Así, la prestigiosa revista Barron´s se preguntaba en un reciente artículo sobre el incremento del riesgo de la deuda pública que registra el mercado de derivados (credit default swaps).

Aumenta el riesgo de la emisión de deuda

Bajo el título, ¿Se está acabando la línea de crédito del Tío Sam?, la publicación llama la atención sobre el aumento de los rendimientos en las letras del Tesoro a largo plazo, tal. Señal inequívoca de que los inversores detectan un mayor riesgo en las letras del Tesoro, por lo que piden una mayor rentabilidad en sus inversiones. De hecho, los funcionarios del Tesoro se están encontrando ya con dificultades para colocar todas las emisiones que tiene planeadas.

Los rescates públicos se han extendido a las entidades de crédito, bancos de inversión y aseguradoras, y planean ya sobre el deteriorado sector de la automoción. Además, el Gobierno ha modificado su plan inicial de rescate bancario, centrado en la compra de activos tóxicos, para comprar directamente acciones de los bancos en dificultades. Un programa que además sufragará parte de los costes hipotecarios para facilitar el pago de sus créditos a las familias con problemas económicos, tal y como avanzó este periódico.

A ello se suman las cuantiosas inyecciones de liquidez aprobadas por la Reserva Federal (Fed) a lo largo de los últimos meses. El banco central de EEUU se ha convertido en el prestamista de última instancia del sistema financiero del país. Así, el volumen de préstamos inyectados por la Fed en las entidades carece de precedentes.

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Como resultado, la deuda y el déficit público se han disparado hasta niveles récord, con la consiguiente depreciación futura del dólar. La necesidad de financiación del Gobierno estadounidense superará fácilmente el billón de dólares y amenaza con dispararse hasta los 2 billones. EEUU tendrá serias dificultades para colocar su papel en el mercado, y de hacerlo el coste de la financiación será mucho mayor. De ahí las dudas sobre la capacidad real del Ejecutivo para hacer frente a todas sus deudas.

No obstante, el endeudamiento (tanto público como privado) del conjunto de la economía de EEUU está en máximos históricos, ya que se aproxima al 370% del PIB nacional.

Todo ello podría echar por tierra la moneda estadounidense, ya que su valor carece de anclaje real (carece del soporte del patrón oro) y se basa exclusivamente en la confianza del resto de inversores y, sobre todo, bancos centrales que se abastecen de reservas en dólares. En ese caso, la inflación que sufriría EEUU podría resultar histórica, según los analistas consultados por LD.

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– Reportaje: Empresas & sectores – ¿Qué pasó en Citi? (El País – 30/11/08)

La falta de control de las inversiones en oscuros instrumentos hipotecarios y el amiguismo entre directivos ha tenido graves consecuencias para la segunda entidad financiera de EEUU

(Por Eric Dash y Julie Creswell)

"Nuestra función es marcar la pauta desde la cúpula, para impulsar a los demás a hacer lo correcto, crear redes de seguridad que recojan a quienes cometen errores o hacen lo que no deben y corregir esos errores tan pronto como sea posible. Y funciona. Funciona". Charles O. Prince. Consejero delegado de Citigroup, en 2006.

En septiembre de 2007, mientras Wall Street afrontaba una crisis causada por una excesiva morosidad hipotecaria, los ejecutivos de Citigroup se reunían en una biblioteca forrada de madera para evaluar su situación. Allí, el consejero delegado, Charles O. Prince, descubrió por primera vez que el banco tenía unos 33.200 millones de euros en activos hipotecarios, y preguntó a Thomas Maheras, jefe de operaciones del banco, si todo iba bien. Según algunos participantes en la reunión que hablaron con la condición de que se mantuviera su anonimato, Maheras le contestó a su jefe que no se preveían grandes pérdidas inminentes.

Durante meses, las garantías dadas por Maheras a otros miembros de Citigroup habían aplacado las dudas internas acerca de la vulnerabilidad del banco. Pero esta vez se envió a un equipo de gestión de riesgo para examinar con mayor rigurosidad las enormes carteras de activos hipotecarios de Citigroup. Pero ya era demasiado tarde: al cabo de pocas semanas, Citigroup anunciaba pérdidas de miles de millones de euros.

Normalmente, un gran banco nunca permitiría que la palabra de un solo ejecutivo tuviera tanto peso. Por el contrario, haría que sus gestores de riesgo vigilasen estrictamente por encima de todos los hombros y advirtiesen contra los excesos en las operaciones bursátiles o en los préstamos. Pero muchas fuentes próximas a Citigroup afirman que los gestores de riesgo del banco nunca investigaron con detenimiento. Explican que por culpa de estrechos y antiguos lazos que les nublaban el juicio, los encargados de supervisar a los directores de operaciones ansiosos por aumentar los beneficios a corto plazo -y las primas multimillonarias de los ejecutivos- no los controlaron.

Hoy, Citigroup, en otro tiempo la institución financiera de mayor tamaño y con más poder, ha tenido que doblegarse ante pérdidas que superan los 50.200 millones de euros, amortizaciones de activos morosos y deudas que explicarán pérdidas futuras. Más de la mitad de esa cantidad procede de activos hipotecarios creados por el equipo de Maheras, los mismos productos de los que fue informado Prince durante esa reunión de 2007.

Las acciones de Citigroup se desplomaron hasta alcanzar su precio más bajo en más de una década. El viernes 21 de noviembre cerraron a 3,77 dólares. A ese precio, la empresa valía sólo 15.800 millones de euros, frente a los 189.000 de hace dos años.

(El precio de la acción se ha recuperado esta semana, después de que el Gobierno de Estados Unidos pusiera en marcha un plan para rescatar al gigante bancario. Washington inyectará 20.000 millones de dólares en la entidad con la compra de acciones preferentes y dará protección a activos tóxicos por valor de 306.000 millones. El viernes, las acciones de Citigroup se cotizaban a 7,50 dólares, el doble que la semana anterior pero la mitad de lo que costaban a principios de mes).

La caída en la cotización ha ido acompañada de oleadas de despidos, de modo que han desaparecido o están a punto de desaparecer 75.000 puestos de trabajo de una plantilla que hace un año ascendía a unos 375.000 empleados.

Los problemas de Citigroup son emblemáticos de la gestión caprichosa y de la prisa por enriquecerse que infectaron a todo Wall Street. En todo el sector bancario, los beneficios fáciles y el auge del mercado inmobiliario llevaron a muchos financieros destacados a pasar por alto los peligros a los que se exponían.

Aunque, en opinión de los escépticos, buena parte del daño infligido a Citigroup y a la economía en general estuvo causado por unas operaciones bursátiles erráticas y de alto voltaje, y por una supervisión laxa, la culpa alcanza también a los escalafones más altos del banco. A principios de este año, en un informe enviado al grupo, la Reserva Federal recriminaba al banco por su mala supervisión y su deficiente control del riesgo.

La caída del banco llevaba años gestándose e implica a muchos miembros de su jerarquía, en especial a Prince y a Robert E. Rubin, influyente consejero. Fuentes relacionadas con Citigroup y otros analistas afirman que Prince y Rubin tienen una especial responsabilidad por los actuales problemas de la empresa, al haber diseñado una estrategia que implicaba asumir mayores riesgos en las transacciones bursátiles para ampliar su actividad y cosechar mayores beneficios. Prince y Rubin declinaron hacer comentarios para este artículo.

En su etapa como secretario del Tesoro del Gobierno de Clinton, Rubin ayudó a relajar las normativas bancarias heredadas de la época de la Gran Depresión, posibilitando así la creación de Citigroup, al dejar que los bancos se expandieran mucho más allá de su función tradicional de prestamistas y permitirles obtener beneficios llevando a cabo diversas actividades financieras. Durante el mismo periodo contribuyó a que se rechazara una supervisión más estricta de los productos financieros exóticos, una evolución que, anteriormente, había dicho que era incapaz de evitar.

Y desde que se unió a Citigroup en 1999 como asesor de confianza de los altos ejecutivos del banco, Rubin, que es asesor económico del equipo de transición del futuro presidente Barack Obama, se sentó en la cima de un banco que se ha visto arrollado por una sucesión de resbalones financieros.

Citigroup estaba envuelto en turbios tratos financieros con la desaparecida empresa energética Enron, lo cual llamó la atención de los investigadores federales; fue criticado por las autoridades policiales por la actuación de uno de sus destacados analistas durante la burbuja de las telecomunicaciones de hace unos años; y se vio involucrado en incumplimientos de las normativas en Reino Unido y Japón. Durante un tiempo, el modelo de megabanco de Citigroup fue muy rentable, y obtenía miles de millones en beneficios cada trimestre gracias a las tarjetas de crédito, las hipotecas, las asesorías de fusiones y las operaciones bursátiles.

Pero cuando la máquina de operaciones bursátiles de Citigroup empezó a producir miles de millones de euros en activos hipotecarios, se expuso al desastre. Mientras desarrollaba esa actividad, empleó maniobras de contabilidad para retirar de sus libros miles de millones de euros de activos morosos, liberando capital para que el banco pudiera crecer todavía más. Debido a los inminentes cambios contables, Citigroup y otros bancos han tenido que volver a introducir esos activos, lo cual suscita preocupaciones acerca de una nueva ronda de posibles pérdidas.

La desgracia de Citigroup no pilla por sorpresa a algunos. Lynn Turner, ex contable jefe de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense, afirma que la cultura balcanizada y la gestión descaminada del banco hacían que los problemas fueran inevitables. "Si hay una entidad de este tamaño", dice, "que no tenga controles, que no tenga la cultura adecuada y carezca de profesionales que se responsabilicen de los riesgos que asume, esa entidad es Citigroup".

Dudas sobre la supervisión. Aunque tienen menos prestigio y cobran menos que los operadores de Wall Street y los banqueros, los gestores de riesgos pueden ejercer una influencia considerable. Su labor consiste en vigilar los parqués y preguntar cómo se invierte el dinero de un banco, con el fin de prever los posibles problemas antes de que se produzcan reventones. Aunque los gestores de riesgos y los operadores trabajan codo con codo, la convivencia puede ser incómoda, porque los monitores pueden frenar las transacciones.

Así funciona en teoría. Pero muchos afirman que en Citigroup las cosas eran un poco diferentes.

David C. Bushnell era el gestor de riesgo jefe que, con ayuda de su equipo, debía vigilar supuestamente las transacciones con bonos del banco y su multimillonaria cartera de activos hipotecarios. Estas actividades formaban parte de lo que el banco llamaba su negocio de renta fija, dirigido por Maheras.

Uno de los adjuntos de confianza de Maheras, Randolph H. Barker, ayudaba a supervisar la enorme acumulación de activos hipotecarios de Citigroup. Pero Bushnell, Maheras y Barker eran viejos amigos que habían trepado juntos por la escala empresarial del banco. Era habitual en el banco ver a Bushnell esperando con paciencia -a veces hasta 45 minutos- delante del despacho de Barker para llevarlo en coche a Short Hills, en Nueva Jersey, donde vivían ambas familias. De vez en cuando, los dos se iban a pescar juntos; durante una de estas expediciones se quedaron tirados en un lago cuando a su barco se le acabó el combustible.

Dado que Bushnell tenía que vigilar a los operadores que trabajaban en la sección de bonos de Barker, su amistad suscitaba dudas en la empresa entre la gente preocupada por su control. Después de todo, los ingresos de los operadores dependían de que encontrasen nuevas formas de obtener dinero, a veces usando métodos que podrían no interesar al banco a largo plazo. Pero, según algunas fuentes próximas a la entidad, en la sección de renta fija del banco no había suficientes restricciones que limitaran los posibles conflictos de interés entre Bushnell y Barker.

De hecho, en Citigroup hay quienes dicen que si los operadores bursátiles o los banqueros querían firmar una operación que podía ser rentable a la larga, a veces podían pedir a Barker que convenciera a Bushnell de que valía la pena asumir el riesgo.

La gestión de riesgos "tiene que ser independiente, y en Citigroup no lo era, al menos en lo que a renta fija se refiere", comenta un ex ejecutivo del grupo de Barker que, como otros muchos entrevistados para este artículo, insiste en mantener su anonimato porque hay litigios pendientes contra el banco o para conservar sus estrechos lazos con algunos compañeros. "Solíamos decir que si queríamos que una operación se llevase a cabo, primero necesitábamos convencer a Randy, porque él podía sacarla adelante".

Otros dicen que la amistad de Bushnell con Maheras posiblemente presentaba un punto ciego similar.

"Al tener tanta confianza y fe en estos tipos con los que llevaba tantos años trabajando, no les hacía las preguntas adecuadas", aseguraba un alto ejecutivo de Citigroup, refiriéndose a Bushnell. Bushnell y Barker no han devuelto las repetidas llamadas para solicitar sus comentarios. Maheras declinó hacerlos.

Durante un tiempo, mientras el control de Citigroup estuvo en sus manos, Sanford I. Weill, arquitecto de la fusión que creó el grupo hace una década, moderó las operaciones de bonos del banco. Pero a finales de 2002, Prince, que durante mucho tiempo había sido asesor jurídico de Weill, asumió la dirección del banco de empresa y de inversiones de Citigroup.

De acuerdo con un ex ejecutivo de Citigroup, Prince empezó a presionar a Maheras y a otros para que aumentasen los beneficios en las operaciones bursátiles del banco, en especial con la creación de obligaciones de deuda colateralizada (CDO), activos que reunían en paquetes las hipotecas y otras formas de deuda para revenderlas a los inversores. Como las CDO incluían tantas formas de deuda agrupada, calcular su riesgo era especialmente difícil; algunas partes del montón podían ser sólidas, pero otras eran propensas a la morosidad.

"La entrada de Chuck Prince en el banco de inversión a finales de 2002 marcó el inicio de ese proceso", decía un ex ejecutivo de Citigroup hablando del impulso que dio el banco a las CDO. "Chuck era completamente nuevo en el tema. No distinguía una CDO de una lista de la compra, de modo que buscó a alguien que le asesorara y le ayudase. Ése fue Rubin. Y Rubin siempre se había mostrado partidario de ser más audaz en el campo de los mercados de capital. Solía decir que uno tiene que asumir más riesgos si quiere ganar más".

Parecía una buena época para aumentar el negocio de CDO de Citigroup. Mientras el mercado inmobiliario del país se disparaba, el mercado de CDO también crecía al mismo ritmo y cada vez más hipotecas se reunían en nuevos activos. Entre 2003 y 2005, Citigroup triplicó con creces su emisión de CDO, pasando de 4.280 a 15.440 millones de euros, y Maheras, Barker y otros del equipo de CDO ayudaron a transformar Citigroup en uno de los mayores actores del sector. Las empresas emisoras de CDO generaban comisiones en un porcentaje situado entre el 0,4 y el 2,5% de la cantidad vendida, lo cual significa que Citigroup ganó sólo en 2005 hasta 386 millones de dólares en comisiones por esta actividad.

Aunque la participación de Citigroup en las CDO seguía aumentando, sus altos ejecutivos querían más beneficios de esa actividad. Pero, según fuentes de Citigroup y reguladores que más tarde criticaron al banco, no dirigían un banco que estuviera a la altura de todos los retos a los que se enfrentaba, y que, entre otras cosas, supervisara adecuadamente los miles de millones de euros que valían los productos exóticos.

Los problemas a la hora de supervisar las transacciones bursátiles y bancarias en Citigroup se volvieron tan espinosos que la Reserva Federal tomó la inusual medida de decirle al banco que no podría realizar más adquisiciones hasta que no pusiera su casa en orden.

En 2005, aguijoneados por las reprimendas de los reguladores e incapaces de sostener la afición de Weill a ampliar las posesiones de Citigroup mediante absorciones vertiginosas, Prince y su consejo de dirección decidieron meterse más de lleno en las transacciones bursátiles y en otros negocios que permitiesen a Citigroup mantener la expansión interna.

Uno de los que ayudó al banco a seguir esta nueva senda fue Rubin.

Forzar el crecimiento. Robert Rubin se ha movido sin contratiempos entre Wall Street y Washington. Después de ganar millones como agente bursátil y como ejecutivo en Goldman Sachs, se unió al Gobierno de Clinton. Weill, en aquel entonces jefe de Citigroup, pidió a Rubin que se uniera al banco cuando dejase Washington. Weill había tomado parte en las presiones que ejerció el sector de los servicios financieros para convencer a Washington de que aflojase sus controles reguladores sobre Wall Street. En su calidad de presidente del comité ejecutivo de Citigroup, Rubin era el sabio residente del banco, encargado de asesorar a los altos ejecutivos y ayudar al consejo, pero manteniéndose alejado de los asuntos de gestión cotidianos, un punto en el que ha insistido en repetidas ocasiones.

Pero si bien Rubin no tenía responsabilidad directa en ninguna sección de Citigroup, sí era uno de los arquitectos de la estrategia del banco. En 2005, cuando Citigroup iniciaba su expansión desde dentro, Rubin acribillaba a sus compañeros con preguntas mientras éstos formulaban el plan. Según algunos compañeros de ahora y de antes, creía que Citigroup se estaba quedando rezagado respecto a rivales como Morgan Stanley y Goldman Sachs, e insistía en que se aumentasen las transacciones de renta fija de alto crecimiento del banco, incluido el negocio de CDO. Algunos ex colaboradores dicen que Rubin también animó a Prince a satisfacer el gusto del banco por el riesgo, siempre que intensificase también la supervisión, aunque la Reserva Federal concluyó después que la supervisión del banco siguió siendo insuficiente.

Una vez diseñada la estrategia, Rubin ayudó a Prince a convencer al consejo de que funcionaría.

Después de eso, el banco se metió todavía más de lleno en las CDO. Multiplicó sus operaciones bursátiles y arrebató a la competencia sus mejores profesionales. Las primas de los operadores de CDO se duplicaron y triplicaron. Barker obtenía remuneraciones que oscilaban entre los 12 y los 16 millones de euros al año, según algunos ex colaboradores, y Maheras se convirtió en uno de los profesionales mejor pagados del banco, llegando a ganar en el mejor momento hasta 24 millones de euros, mucho más que altos ejecutivos del departamento de gestión de riesgos como Bushnell.

Aunque el enorme tamaño de la posición de CDO de Citigroup era un motivo de preocupación para algunos de los que trabajaban en la sección de transacciones bursátiles, la mayoría de ellos dicen que mantuvieron la boca cerrada. "Creo que los altos cargos se volvieron adictos a los ingresos y arrogantes respecto a los riesgos que corrían", dice una persona que trabajaba en el grupo de CDO. "Siempre que pudieras hacer que crecieran los ingresos, tu comisión también seguía creciendo".

Para empeorar las cosas, los modelos de riesgo de Citigroup nunca contemplaban la posibilidad de que se produjese una crisis inmobiliaria a escala nacional, añade esta persona, ni la perspectiva de que millones de propietarios de viviendas pudieran dejar de pagar sus hipotecas. Dicha crisis llegó, por supuesto, y ha tenido consecuencias desastrosas para Citigroup y para sus rivales de Wall Street.

A mediados de septiembre de 2007, Prince convocaba en la pequeña biblioteca que hay junto a su despacho la reunión para calcular la exposición de Citigroup. Maheras confirmó al grupo, que incluía a Rubin y Bushnell, que la situación de las CDO de Citigroup era segura. Prince nunca había cuestionado la hinchada cartera porque nadie, ni siquiera Maheras o Bushnell, se lo había advertido.

Sin embargo, al cabo de poco tiempo los precios de las CDO empezaron a desplomarse. Las agencias de calificación crediticia revisaron a la baja la calificación de las CDO, amenazando las reservas de Citigroup. Una semana después, Merrill Lynch rebajó fuertemente la calificación de activos similares, obligando a otros bancos a afrontar la realidad.

A principios de noviembre, las amortizaciones parciales de Citigroup previstas crecían de 6.200 a 8.500 millones de euros. Barker y Maheras perdieron su trabajo, y más tarde Bushnell. Y el 4 de noviembre Prince presentaba también su dimisión ante el consejo directivo. Aunque Prince no recibió indemnización por despido, se fue con una cartera de acciones de Citigroup que en aquel momento valía 52,5 millones de euros y una bonificación en efectivo correspondiente a 2007 de aproximadamente 9,6 millones de euros.

Apagar incendios. Prince fue sustituido el pasado diciembre por Vikram S. Pandit, ex administrador financiero y banquero de inversión a quien Rubin había contratado antes para un cargo directivo. Desde que se convirtió en director gerente, Pandit se ha dedicado a apagar incendios y a enmendar los deficientes sistemas de gestión de riesgo de Citigroup.

Citigroup ha sufrido cuatro trimestres consecutivos de pérdidas multimillonarias, al amortizar miles de millones de dólares de activos hipotecarios que mantenía en sus libros. Pero los inversores temen que todavía haya más, y algunos miembros del consejo de dirección dudan de la capacidad de Pandit como líder, según personas al tanto de la situación.

(© 2008 New York Times News Service)

– Tribuna: Primer plano Paul Krugman – Para que no olvidemos (El País – 30/11/08)

Hace unos meses, me encontraba en una reunión de economistas y autoridades financieras hablando, cómo no, de la crisis. Hubo mucho examen de conciencia. Un político veterano preguntaba: "¿Por qué no lo vimos venir?".

Naturalmente, sólo se le podía responder una cosa, y la dije yo: "¿Qué quieres decir con "vimos", hombre blanco?".

Ahora en serio, el susodicho tenía razón. Hay quienes dicen que la crisis actual no tiene precedente, pero lo cierto es que hay muchos precedentes, algunos de ellos de cosecha muy reciente. Ahora bien, se hizo caso omiso de estos precedentes. Y la historia de cómo no lo "vimos" venir tiene una clara implicación política, a saber, que la reforma del mercado financiero debería ponerse en marcha rápidamente, de que no se debería esperar a que la crisis se resuelva.

Y respecto a esos precedentes: ¿por qué desecharon tantos observadores los signos inequívocos de la burbuja inmobiliaria, a pesar de que aún estaba reciente en nuestra memoria la burbuja de las puntocom de la década de los noventa?

¿Por qué insistía tanta gente en que nuestro sistema financiero era "fuerte", como dijo Alan Greenspan, cuando en 1998 el colapso de un único fondo de cobertura (Long-Term Capital Management) paralizó temporalmente los mercados de crédito de todo el mundo?

¿Por qué prácticamente todo el mundo creía en la omnipotencia de la Reserva Federal cuando su homólogo, el Banco de Japón, se pasó una década tratando en vano de reactivar una economía atascada?

Una buena respuesta a estas preguntas es que a nadie le gusta un aguafiestas.

Mientras la burbuja inmobiliaria seguía hinchándose, los prestamistas estaban ganando muchísimo dinero concediendo hipotecas a cualquiera que entrara por la puerta; los bancos de inversión estaban ganando aún más dinero reconvirtiendo esas hipotecas en nuevos y relucientes valores; y los gestores de capital que se apuntaban enormes ganancias sin realizar al comprar esos valores con fondos prestados parecían verdaderos genios y se les pagaba como corresponde. Pero, ¿quién tenía ganas de escuchar a unos economistas patéticos advirtiendo que todo aquello era, en realidad, un negocio piramidal de dimensiones descomunales?

Hay también otro motivo por el que los círculos de la política económica no vieron venir la crisis actual. Las crisis de la década de 1990 y de principios de la década actual deberían haber sido contempladas como presagios funestos, como el preludio de los problemas todavía peores que se nos venían encima. Pero todo el mundo estaba demasiado ocupado celebrando que habíamos logrado superar esas crisis como para prestar atención.

Repasemos en concreto lo que aconteció tras la crisis de 1997 y 1998. Esta crisis puso de manifiesto que el sistema financiero moderno, con sus mercados liberalizados, unos actores fuertemente apalancados y movimientos de capital mundiales, estaba volviéndose peligrosamente frágil. Pero cuando amainó la crisis, lo que estaba a la orden del día era el triunfalismo, no los exámenes de conciencia.

La revista Time denominó a Greenspan, Robert Rubin y Lawrence Summers "El comité que salvará al mundo", el trío que "impidió un desastre financiero mundial". Efectivamente, todo el mundo celebró que pudimos alejarnos del precipicio, pero se olvidó de preguntar por qué llegamos a estar tan cerca del borde.

De hecho, es posible que tanto la crisis de 1997 y 1998 como el pinchazo de la burbuja de las puntocom tuvieran el perverso efecto de hacer que tanto los inversores como las autoridades económicas se volvieran más complacientes, en vez de menos. Dado que ninguna de las dos crisis estuvo a la altura de nuestros peores temores, dado que ninguna de las dos desembocó en otra Gran Depresión, los inversores llegaron a creer que Greenspan tenía un poder mágico para resolver todos los problemas (y también el propio Greenspan, sospecha un servidor, pues se opuso a todas las propuestas de una regulación prudente del sistema financiero).

En estos momentos nos encontramos en medio de otra crisis, la peor desde la década de 1930. Hasta la fecha, todas las miradas apuntan a la respuesta inmediata a esta crisis. ¿Servirán finalmente de algo las cada vez más drásticas iniciativas de la Reserva Federal para descongelar los mercados de crédito? ¿Servirá el estímulo fiscal del Gobierno de Obama para dar un giro a la productividad y el empleo? (Por cierto, sigo sin estar seguro de que el equipo económico esté siendo suficientemente ambicioso).

Y puesto que estamos todos tan preocupados por la crisis actual, cuesta concentrarse en temas a más largo plazo, como frenar nuestro desenfrenado sistema financiero con el objetivo de evitar o al menos acotar la próxima crisis. No obstante, la experiencia de la última década nos indica que, mejor temprano que tarde, deberíamos plantearnos una reforma financiera y, sobre todo, regular el "sistema bancario en la sombra" que ha originado el caos actual.

Porque una vez que la economía esté en la senda de la recuperación, los chanchulleros volverán a ganar dinero fácil, y presionarán con todas sus fuerzas contra todo aquél que intente limitar sus beneficios netos. Es más, el éxito de las iniciativas para la recuperación parecerá algo predestinado, aunque no lo haya sido, y la urgencia para actuar desaparecerá.

Éste es mi ruego: por muy apretada que ya esté la agenda del ejecutivo entrante, no debería aplazar la reforma financiera. El momento de empezar a prevenir la próxima crisis es precisamente ahora.

(Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y Premio Nobel de Economía de 2008. © 2008 New York Times News Service)

– Tribuna: Laboratorio de ideas Thomas L. Friedman – Aquí están las armas de destrucción masiva (El País – 30/11/08)

Tengo que hacer una confesión y una sugerencia. La confesión es que últimamente, cuando entro en algún restaurante, miro hacia las mesas a mi alrededor, que con bastante frecuencia siguen repletas de gente joven, y me invade un incontenible deseo de ir mesa por mesa diciéndoles: "Ya sé que no me conocéis de nada, pero tengo que deciros que no deberíais estar aquí. Deberíais estar ahorrando dinero. Deberíais estar en casa comiendo bocadillos de sardinas. Esta crisis económica va a alargarse durante mucho tiempo. Esto no es más que el fin del principio. En serio, pedid que os pongan ese filete para llevar y marchaos a casa".

Ahora ya entenderán por qué últimamente no me suelen invitar a cenar. Si de mí dependiera, ahora mismo se celebraría una sesión extraordinaria del Congreso, se reformaría la Constitución y se pasaría la fecha de la ceremonia de investidura del 20 de enero al Día de Acción de Gracias. Olvidémonos de las galas; no nos lo podemos permitir. Olvidémonos de las tribunas; no las necesitamos. Denme un juez del Tribunal Supremo y una Biblia, y hagamos (por convicción) que Barack Obama jure el cargo ya mismo, con las mismas prisas con que lo hicimos (por necesidad) con Lyndon B. Johnson en la parte trasera del Air Force One.

Por desgracia, llevaría demasiado tiempo conseguir que una mayoría de estados ratificara una reforma semejante. Pero lo que sí podríamos hacer ya, según el experto en el Congreso Norman Ornstein, coautor de The Broken Branch, sería "pedir al presidente Bush que nombre de inmediato a Tim Geithner, quien ha sido propuesto por Barack Obama para el puesto de secretario del Tesoro". Que se convierta en un nombramiento de Bush y que ocupe su cargo la semana que viene. Esto no es ninguna crítica a Hank Paulson. Es simple y llanamente que no podemos permitirnos dos meses de transición durante los cuales los mercados no sepan quién está al mando ni adónde nos dirigimos. Por otra parte, el Congreso debería permanecer continuamente reunido para aprobar cualquier ley que fuera precisa.

Estamos ante un código rojo en toda regla. Como me comentaba un banquero: "Por fin hemos dado con las armas de destrucción masiva". Las teníamos enterradas en nuestro propio jardín, con sus correspondientes hipotecas subprime y todos los productos que se derivan de éstas.

Pese a ello, es evidente que el presidente Bush no puede poner en marcha los mecanismos para desactivarlas, como, por ejemplo, un plan de estímulo de gran calado para mejorar las infraestructuras y crear empleo; alguna iniciativa de gran calibre dirigida a los propietarios de viviendas que limite las ejecuciones hipotecarias y estabilice el precio de la vivienda, y, por ende, los activos hipotecarios; más capital para los balances generales de las entidades bancarias; y, lo más importante de todo, una enorme inyección de optimismo y confianza que nos diga que podemos salir y saldremos de esto con un nuevo equipo económico al timón.

Lo último es algo que sólo puede aportar el nuevo presidente Obama. El origen de nuestra enfermedad ahora mismo es tanto la pérdida de confianza en nuestro sistema financiero y en nuestro liderazgo como todo lo demás. No me hago ilusiones pensando que la entrada en escena de Obama sea como una varita mágica, pero no nos va a venir mal.

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