Y así nos pasará a nosotros. Necesitamos volver a colaborar al estilo antiguo. Es decir, personas que toman decisiones basándose en el buen juicio para los negocios, la experiencia, la prudencia, la claridad de las comunicaciones, y que piensan en el "cómo", no sólo en el "cuánto".
– El capitalismo de Estado de Gordon Brown (El Mundo – 19/10/08)
232 años después de que Adam Smith sentara las bases del capitalismo moderno, otro escocés, Gordon Brown, ha decidido reinventarlo
(Por Pablo Pardo y María Ramírez / Washington / Bruselas)
El destino ha querido que un escocés nacido en Glasgow dinamite en una semana la ingente obra de su más ilustre compatriota. Quizá sin pretenderlo, asfixiado por las circunstancias, Gordon Brown ha liderado una cruzada contra el lado más salvaje del capitalismo. El primer ministro británico pasará a la Historia como el padrino de un nuevo sistema económico, muy cercano a las tesis del capitalismo de Estado desarrollado con diferentes matices en países como Rusia o China.
Con su intervención directa en el capital de los bancos con problemas, Brown destierra el liberalismo en estado puro alumbrado por Adam Smith, en 1776, en su obra La riqueza de las naciones. Y emerge como un líder capaz de arrastrar en su favor a los políticos más poderosos de Occidente. Todos ellos transitan ya por la senda abierta por Brown.
La marcha hacia un nuevo orden financiero mundial no tiene vuelta atrás. Cuando el hijo de Milton Friedman, David, que ha llevado las teorías a favor del libre mercado de su padre al extremo de definirse como "un anarcocapitalista", quiere que gane un demócrata unas elecciones presidenciales, es que estamos ante un cambio cataclísmico en el debate económico. Pero así es. David Friedman, que es profesor de la Universidad de Santa Clara, en California (un centro de los jesuitas que no encaja bien con el declarado ateísmo del académico) cree que "Bush ha sido claramente un desastre desde el punto de vista de los libertarios y conservadores porque ha llevado a cabo un aumento increíble en el gasto público".Y concluye: "Espero que Obama gane".
Así que el debate económico está en un momento de inflexión. Han pasado 36 años desde que el padre de David, Milton, cobrase 5.000 dólares de la época (que hoy equivaldrían a casi 19.000 euros) por escribir un documento para la Bolsa de Chicago defendiendo la liberalización de los mercados financieros. Aquel texto fue la base para que el mercado de Chicago presentase, en 1972, el primer futuro de divisas. Acababan de nacer los derivados. Cuatro años después, Friedman -heredero directo de Adam Smith- ganaba el Nobel. En 1989 caía el Muro de Berlín y el capitalismo derrotaba en toda línea al comunismo.
Finalmente, el llamado capitalismo anglosajón -basado en los mercados financieros y en una escasa intervención del Estado-, se impuso al capitalismo renano francés y alemán, del mismo modo que había derrotado al capitalismo japonés en los 90. Y las cifras lo demostraban: EEUU y Reino Unido han crecido en la última década al 2,9% anual de media. Francia, al 2,4%. Alemania, al 1,5%. Italia, al 1,4%.
Hasta ahora. La explosión de la burbuja inmobiliaria en EEUU y la crisis financiera mundial han resucitado, más que al capitalismo renano, al socialismo con características chinas de Beijing. Los poderes públicos han tenido que asumir las pérdidas de las empresas privadas. Y eso, a un coste descomunal. El consejero delegado de la empresa de análisis bursátil IG Fusion, Barry Ritholtz, estima que el coste de todos los rescates de la banca para EEUU será de tres billones de dólares (2,2 billones de euros), es decir, un 22% del PIB de la primera economía mundial.
Así que la crisis del sistema ha provocado una entrada en escena del capitalismo de Estado para evitar una reedición de la Gran Depresión de los años 30. "La crisis ha sido un proceso inexorable. Pero ese proceso ha sido acelerado y agravado por la decisión de dejar caer el banco de inversión Lehman Brothers. Por eso, el G-7 ha venido a decir que no se tolerarán más colapsos, en una clara referencia a Morgan Stanley", ha explicado a "El Mundo" David Stowell, un ex directivo de banca de inversión que ahora es profesor de Finanzas en la Escuela de Negocios Kellogg, de la Northwestern University, en Chicago. Stowell, sin embargo, niega que se esté yendo hacia el capitalismo de Estado: "No ha habido un rescate de los bancos, sino una serie de medidas para restaurar la confianza. Y eso era necesario. Hace 10 años, yo trabajaba en Goldman Sachs en Japón. ¿Y sabe cuál era la empresa financiera más sólida del mundo? AIG". Hoy, ha sido nacionalizada.
Otros expertos, sin embargo, opinan que estamos ante un momento sin parangón en la Historia. "La intervención del Tesoro en el capital de los bancos es mucho mayor que la que tuvo lugar durante la Gran Depresión de los años 30", advierte a este periódico el profesor de Historia de los Mercados de la Universidad de Nueva York Richard Sylla.
Es, además, una intervención improvisada lo que puede provocar tensiones. "El plan del Tesoro puede hacer que los supervisores del sector público y los gestores de los bancos choquen", señaló a "El Mundo" el columnista de Financial Times Martin Wolf.
Pero, después de taponar las vías de agua, hay que reforzar todo el barco de la economía mundial. Y eso no va a ser fácil. El G-7 se va a reunir en Nueva York, en una cumbre extraordinaria, probablemente el mes que viene. Los europeos están hablando de un nuevo Bretton Woods, en referencia al acuerdo que sentó las bases del orden económico internacional tras la Segunda Guerra Mundial.
El problema es que Bretton Woods no tiene nada que ver con la actual crisis. "Por ahora, los problemas son los desequilibrios internos de las economías, no los desequilibrios externos, aunque a medida que EEUU se recupere habrá que reajustar toda la economía mundial. Entonces será el momento de buscar reajustes", explica Wolf.
Unos reajustes que implicarán reconocer el poder que tienen economías como la china, la india o las de Extremo Oriente. Se ha acabado la era en la que Occidente y Japón controlaban la economía mundial.
Pero, entretanto, la clave es más intervención del Estado. Algo que no gusta a algunos expertos, como Allan Meltzer, de la Universidad Carnegie-Mellon, que, tras la muerte de Friedman, es el principal monetarista del mundo. Fiel a sus creencias del libre mercado, Meltzer rechazaba, en un email remitido a este diario, la introducción de nuevas regulaciones en los mercados. Entre ellas, los derivados que tanto gustaban a Friedman, y que fueron calificados por Warren Buffett, el tercer hombre más rico del mundo, como "armas de destrucción masiva financiera".
Un mayor control del mercado es la opción que defienden políticos tan heterogéneos como el británico Gordon Brown, el francés Nicolas Sarkozy y la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi. No es, sin embargo, un mero debate político.
El Banco Mundial y el FMI han dejado de usar en sus documentos internos la palabra "desregulación", para pasar a emplear "mejor regulación". Un cambio muy lógico. Porque Occidente ha incumplido manifiestamente lo que había exigido siempre al resto del mundo. Hace tres años, el FMI atacó duramente a India cuando ese país estudió prohibir las ventas a corto de acciones, en las que un inversor apuesta por la bajada de un valor. Ahora, esa institución no ha alzado la voz para criticar a EEUU y al Reino Unido por hacer exactamente eso.
Pero, para Meltzer, la regulación es el origen de esta crisis. Y apoya ese argumento con un dato demoledor: "La razón fundamental de la crisis fue la regulación de Basilea (un acuerdo entre los bancos centrales y los reguladores de todo el mundo para modernizar los sistemas de supervisión de la banca). Basilea obligó a los bancos a tener más capital si aumentaban el riesgo de sus activos".
"Los bancos esquivaron la regulación poniendo los activos con más riesgo fuera de su balance. En vez de un sistema mal monitorizado, pasamos a tener un sistema nada monitorizado", añade. Efectivamente, esos activos fuera del balance se convirtieron en el lugar en el que los bancos acumularon su deuda basada en hipotecas, que ahora no vale nada. Para Meltzer, "el problema son los incentivos".
Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, decía esta semana que, para prevenir crisis como la actual, la solución es "un Facebook para la diplomacia económica multilateral". Es decir, una red de contacto permanente entre las grandes economías del mundo.
En EEUU ya se ha acuñado "el capitalismo 2.0", en referencia más a la intensificación de la información común que a una auténtica revolución reguladora e intervencionista, como proponen los amigos europeos de Zoellick -tiene muchos, de sus años como mediador comercial y subsecretario de Estado- a este lado del Atlántico.
Refundación
En el Consejo Europeo del miércoles, Sarkozy, presidente de turno de la UE, no dudaba al repetir que el objetivo de un nuevo Bretton Woods debe ser "la refundación del capitalismo". La expresión la recogía José Manuel Durao Barroso. El presidente de la Comisión rechaza la "caricatura" de "neo-liberal", tal vez porque, como le dijo, en tono jocoso, el presidente del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, a Gordon Brown en Bruselas, "miles de manuales de liberalismo se están quemando ahora en la hoguera".
"Al final, ha ganado Sarkozy. Está haciendo todo lo que soñó y nos parecía o descabellado para la economía o peligroso para la unidad europea", decía, esta semana, un veterano comunitario crítico de Sarkozy, ante la verborrea del galo, que menciona hasta "una moneda común" para el globo.
Desde que llegó al poder, el presidente francés ha defendido la "gobernanza" de la zona euro, es decir, una coordinación política para que el Banco Central Europeo no mueva sus tipos de interés o preste más dinero sin ninguna directriz de los líderes de los Estados miembros.
Ahora, no sólo ha conseguido un pacto de presión conjunta sin precedentes, sino que se ha ganado como aliado a Brown, crecido por la crisis y convertido en el europeísta del momento. "¿Necesitamos la misma coordinación para la crisis económica que para la financiera? Desde el punto de vista de la presidencia francesa, la respuesta es sí, sí, sí", dijo Sarko el jueves, con su habitual teatralidad, aunque reconociera que aún falta "unanimidad".
El líder conservador exigía también más flexibilidad de la Comisión Europea en la vigilancia del déficit público. Y, con las circunstancias extraordinarias, el exceso por encima del 3% será reprobado ahora después de plazos mucho más largos y con una actitud comprensiva.
"Al final, nosotros teníamos razón con el modelo de capitalismo protegido por el Estado", comenta un político francés en Bruselas, con cierto desdén hacia la prensa liberal anglosajona. "El error está en la consideración del capitalismo anglosajón", precisa a este diario Robert Cooper, director de Política Exterior del Consejo de la UE.
"Tal vez, una de las lecciones de esta crisis sea que Reino Unido se parece más a Europa que a EEUU. No hay más que mirar al sistema sanitario. En Reino Unido, es aceptable que el Estado intervenga. En EEUU, algunos llamaban socialismo al plan Paulson", explica.
Aún así, Brown ha despertado la controversia en casa por eliminar, durante cinco años, el reparto de dividendos de los bancos que se acojan a su rescate. Según los críticos, esto hará caer el valor de las entidades en Bolsa, y el Estado tendrá que asumir nuevas ampliaciones de capital. Hacienda asegura que los bancos volverán a repartirlos, pero la estructura de negocio ya parece otra.
Neelie Kroes, la temida liberal responsable de Competencia en la Comisión Europea, no sólo bendice los cambios, sino que, de momento, los anima. Aún así, los estados miembros deberán revisar sus medidas cada seis meses para justificar su legitimidad. Juncker, a menudo el premier mejor informado, defiende: "Habrá que recordar, después de esta crisis, quién la resolvió: los políticos, no los banqueros"…
– Paulson lo vuelve a intentar (El Mundo – 19/10/08)
(Por Joseph Stiglitz)
Gordon Brown se ha ganado grandes aplausos en estos últimos días por haber inspirado a Hank Paulson el giro radical que le ha hecho pasar de su plan de dinero a cambio de activos malos, acerbamente criticado por casi todos los economistas y por muchos financieros respetados, a un planteamiento de inyectar capital. Posiblemente ha sido la presión internacional ejercida sobre Estados Unidos la que ha contribuido al cambio súbito de parecer de Paulson.
No obstante, Paulson ha creído que podía reformular el planteamiento del Reino Unido de una manera que fuera incluso mejor para los bancos norteamericanos que su estrategia original de dinero contante y sonante. El hecho de que los contribuyentes de Estados Unidos puedan salir perjudicados de este proceso no es más que parte de los daños colaterales que han sido el sello característico del Gobierno de Bush.
¿Será suficiente con este cable que se les echa? No lo sabemos. Los bancos se han atrincherado en tal falta de transparencia que ni siquiera ellos saben en qué estado se encuentran. Cada día se inician más juicios por embargos; poco hace al respecto el plan de Paulson. Eso significa que en los balances se abren nuevos agujeros al mismo tiempo que se cierran los de antes. Hay un consenso en que nuestro declive económico va a ir a peor, a mucho peor, y en todas las épocas de recesión económica aumentan las quiebras. Así pues, aunque los bancos hubieran puesto en práctica una política crediticia prudente (y sabemos que muchos no lo han hecho), van a tener que hacer frente a mayores pérdidas.
Gran Bretaña ha demostrado al menos que todavía cree en algo parecido a un principio de responsabilidad: los jefazos de los bancos han dimitido. Nada de eso ha sucedido en EEUU.
Gran Bretaña ha comprendido que no tenía ningún sentido repartir dinero a raudales entre los bancos para que éstos repartieran dinero a raudales entre los accionistas. La única restricción a los bancos en Estados Unidos es la de que no incrementen sus dividendos. El Tesoro ha pretendido crear una imagen de severidad de cara a la opinión pública, pero entre bastidores no para de tranquilizar a los bancos con que no tienen de qué preocuparse, que todo eso es parte del montaje para que los votantes y el Congreso no se solivianten.
Lo que está claro es que no tendremos acciones con derecho a voto. Wall Street se va a quedar con nuestro dinero, pero nosotros no vamos a tener ni voz ni voto sobre lo que habría que hacer con él. Un rápido vistazo al historial reciente de los bancos sobre su forma de gestionar los riesgos nos da a los contribuyentes, razones más que sobradas para estar preocupados.
A pesar de toda la apariencia de severidad, los detalles dan a entender que para el contribuyente norteamericano la operación no ha sido nada ventajosa. No hay comparación con las condiciones que Warren Buffett se aseguró cuando aportó capital a Goldman Sachs. Buffett obtuvo una garantía, el derecho a comprar en el futuro a un precio incluso por debajo de la bajísima cotización en el momento de la operación. Paulson ha obtenido para los Estados Unidos la garantía de compra en el futuro al precio vigente en su momento, sea el que sea. La clave de esta garantía está pues en que nos beneficiaremos en parte de la subida cuando la economía se recupere de la crisis y el sistema financiero empiece a funcionar.
El plan de Paulson ha dado respuesta a la exigencia del Congreso de que se facilitara algún tipo de garantía, pero más como una cuestión de forma que de contenido real. Buffett ha obtenido garantías equivalentes al 100% del valor de lo que ha invertido. Los contribuyentes norteamericanos sólo han conseguido el 15%.Es más, como George Soros ha señalado, dentro de pocos años, cuando la economía se haya recuperado, los bancos no tendrán necesidad de recurrir al Gobierno en busca de capital. El Gobierno debería haber emitido obligaciones convertibles que le reconocieran el derecho a participar automáticamente en las ganancias de cotización de las acciones.
Nos hayan timado o no, los bancos tienen ahora nuestro dinero. El nuevo Congreso va a tener dos importantes tareas por delante. La primera es asegurarse de que si el contribuyente pierde en esta operación, sean los mercados financieros los que paguen. El segundo es sacar adelante unas nuevas normas y un nuevo sistema de regulación. Ha habido muchos en Wall Street que han opinado que habría que posponer todo esto a fechas posteriores. Tenemos un barco que hace agua, argumentan algunos, y lo primero que tenemos que hacer es arreglarlo. Cierto, pero también sabemos que hay problemas en los sistemas de gobierno (y en los capitanes que los gobiernan); si no los arreglamos, nos estrellaremos contra otras rocas antes de que consigamos llegar a puerto.
¿Por qué habría que confiar en un sistema bancario que ha funcionado tan estrepitosamente mal cuando no se está haciendo nada que afecte a los incentivos? Lo que en realidad esperan muchos de los que insisten en que se posponga el abordar la reforma de las regulaciones es que, una vez que la crisis haya pasado, las cosas vuelvan a ser como han sido siempre y no se haga nada. Eso es lo que ocurrió tras la última crisis financiera global.
Hay una esperanza: la última crisis financiera se desencadenó en zonas distantes del mundo. Fueron entonces los contribuyentes de Tailandia, Corea e Indonesia los que tuvieron que pagar la cuenta de las malas prácticas crediticias de los mercados financieros; esta vez les toca a los contribuyentes de Estados Unidos y Europa. Están enfadados, y más tendrían que estarlo. La esperanza está en que nuestras democracias son lo suficientemente fuertes para imponerse al poder del dinero y de los intereses particulares y en que vamos a demostrar que somos capaces de montar el nuevo sistema regulatorio que el mundo necesita si es que nuestra intención es disfrutar de una economía global próspera y estable en el siglo XXI.
(Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía en 2001, es profesor en la Universidad de Columbia)
– OIT: "Aumentará la pobreza" (BBCMundo – 20/10/08)
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que 20 millones de personas perderán su trabajo por la actual crisis financiera. La OIT también estimó que 40 millones de personas más se verán empujadas a la pobreza, en otras palabras, vivirán con menos de US$ 1 diario, y otras 100 millones tendrán sólo US$ 2 por día
Según el director general de la OIT, Juan Somavía, estas nuevas estimaciones "podrían quedarse cortas si no se enfrenta rápidamente los efectos creados por la actual contracción económica y la posible recesión". "Ésta no es simplemente una crisis en Wall Street (…) necesitamos un plan de rescate económico para las familias trabajadoras y la economía real, con reglamentos y políticas para crear trabajos dignos", añadió.
Preocupación
Somavía dijo que sus mayores preocupaciones eran restablecer, mantener y potenciar la protección social, incluyendo las pensiones, los subsidios de desempleo, el apoyo a la niñez y los programas de salud pública. Además, consideró necesario asegurar que las empresas consigan acceso a créditos para evitar despidos, recortes de salarios y bancarrotas. Y por si alguien tuviera dudas sobre la posición de la OIT, su director afirmó rotundo:
"Damos la bienvenida a las peticiones de mayor regulación financiera y el establecimiento de un sistema de control global".
– Del Banco Sarkozy al National Bank of Obama (El Economista – 21/10/08)
(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)
Incluso en medio de la catástrofe hay lugar para el humor. David Marsh, presidente de London and Oxford Capital Markets, propone en MarketWatch un divertido juego sobre cómo se llamarán los bancos que los Gobiernos están nacionalizando ahora cuando sean revendidos al sector privado, algo que él fecha allá por 2011… si los planes de rescate salen bien, claro.
Admite que en EEUU estas prácticas chirrían, pero asegura que en Europa las cosas son diferentes: "Algunos Gobiernos que están haciendo cola para inyectar fondos públicos a los bancos se están frotando las manos con la oportunidad de manejar las máquinas del dinero", afirma.
Marsh afirma humorísticamente que los burócratas europeos ya están trabajando para preparar la reprivatización de estos bancos. "Un informe confidencial de la Comisión Europea que ha caído en mis manos (un recurso muy quijotesco) demuestra hasta qué extremo piensan estos funcionarios que el paisaje bancario europeo va a cambiar en los próximos tres años".
Este imaginario documento contiene los nombres de docenas de bancos que van a ser comprados y posteriormente revendidos por los gobiernos europeos, y revela que estos funcionarios creen que la nacionalización será muy extendida también en EEUU.
He aquí algunos ejemplos:
Bankhaus Merkel Steinbrück: una firma financiera con una larga historia en la mejor tradición hanseática, centrada en préstamos para medianas empresas. Todos los depósitos están garantizados al 150%. Su lema: "¡Para que el dinero esté seguro, el lugar es Hamburgo!" Los gestores alardean de un código ético que rechaza cualquier relación con las prácticas de Wall Street y con un comportamiento inversor "turbopropulsado".
Consiglieri Berlusconi: un banco de asesoramiento estratégicamente situado con fuertes raíces en el sector audiovisual y una larga experiencia en captar dinero mediante operaciones de crédito innovadoras en todo el mundo. Las acciones pueden ser difíciles de vender por los crecientes problemas de aprobación.
Sarkozy Associates: una bulliciosa institución financiera francesa muy conocida por un pensamiento hiperactivo y la gestión de crisis en momentos difíciles. Quiere abrir su exquisita sede central de París los domingos para debatir con los clientes europeos amenazados de embargo.
Brown, Darling & Co.: una institución escocesa tradicional con reputación de prudente, próspera por su austeridad, muy solicitada por sus consejos sobre la proporción entre deuda y capital en toda Europa, especializada en los cada vez más prominentes préstamos en libras con una actitud independiente de los manejos monetarios europeos, pero ofrece operaciones con descuento para financiación en euros de cualquier tipo.
Greenspan Savings & Loan: fue en el pasado un peso pesado del crédito muy respetado, pero la práctica de un control de riesgos exuberante le llevó a unos resultados de mercado irracionales, y ahora se ha reestructurado tras la jubilación de su presidente.McCain Thrift: se ganó una reputación por sus relaciones con los clientes a la vieja usanza y sus buenos consejos para los novatos en el mercado, con una infraestructura informática muy vieja propensa a quedarse colgada, pero se he beneficiado de nuevo capital y nuevo liderazgo mediante su expansión con un socio en Alaska.
National Bank of Obama: una amplia franquicia minorista que ofrece nuevas soluciones en tiempos turbulentos, que sobresale con nuevos servicios para los grupos de renta baja, trabajó mucho para crecer en los segmentos de rentas altas, las dudas sobre la falta de una red internacional y de credibilidad en el mercado perjudican su rentabilidad.
The Bush Bank: pese a unas inyecciones de liquidez a gran escala, se ha demostrado imposible revivir esta marca, así que el procedimiento de quiebra junto con demandas judiciales continuará hasta 2012. Algunos clientes que invirtieron en este valor en 2000 nunca volverán al mercado.
Desgraciadamente, en este documento no aparece la Caja de Ahorros Zapatero, pero todo se andará.
– Supervivientes al virus de la estatalización bancaria (El Confidencial – 21/10/08)
(Por R. J. Lapetra)
El subprime ha hecho honor a quienes lo calificaron como un virus. Su forma de actuar ha seguido las pautas de cualquier enfermedad vírica: periodo de incubación, síntomas, desarrollo, tratamiento y curación (o muerte). La banca mundial ha sufrido la epidemia más mortífera que se recuerda desde la crisis de los 80 o de los años 30. Esta vez han caído un mayor número de entidades porque, a diferencia de anteriores crisis financieras, esta vez el virus ha sido global. Tras multitud de tratamientos distintos, en forma de rescates, expropiaciones y nacionalizaciones, la especie ha mutado.
La nueva banca se dedicará al negocio típico bancario, que se basa en la intermediación entre depósitos y créditos. Es el modelo español. Pero también cuenta con un nuevo modelo accionarial, que se asienta en el respaldo del Estado a las entidades mediante la compra de acciones o bonos. Es el modelo chino. El Gobierno es la banca. Sólo un puñado de entidades occidentales ha sobrevivido a esta transformación y se resiste todavía a caer. Barclays (Reino Unido), Deutsche Bank (Alemania), BBVA y Santander (España), entre otros, luchan por permanecer en manos privadas y mantenerse alejados de los Gobiernos. Dos modelos que, desde hace más de un año, convergen en un mismo sitio, la bolsa, dónde se percibe a españoles y chinos como los supervivientes.
¿Motivos? Les sobran. La entrada en el accionariado de un Gobierno implica la pérdida de poder de decisión de estas entidades y la restricción de movimientos, especialmente, en un tema fundamental para el accionista: el retorno de valor. Los dividendos, como es lógico, morirán en gran parte de estas entidades para reforzar sus bases de capital. La resistencia de las cúpulas directivas se asienta, por su parte, en la limitación de los salarios para los banqueros, que hasta ahora gozaban de remuneraciones récord.
La chispa que se encendió Irlanda y prendió en Reino Unido
La invasión estatal en el capital de los bancos comenzó a cobrar forma en Reino Unido, bajo los planteamientos de su primer ministro Gordon Brown. El Gobierno británico ha sido el más beligerante en la estatalización bancaria, por encima incluso de EEUU. Primero nacionalizó el Northern Rock. Después ayudó a los bancos dándoles bonos del Tesoro a cambio de su cartera crediticia tóxica. Más tarde expropió el Bradford & Bingley y, finalmente, ha aplicado la estatalización masiva con la toma de participaciones en Royal Bank of Scotland (RBS), Lloyd's y Halifax Bank of Scotland (HBOS). Sólo Barclays ha quedado fuera.
En EEUU, el plan de rescate Paulson prevé la toma de participaciones en los gigantes bancarios del país por valor de 250.000 millones de dólares: JPMorgan, Bank of America, Citigroup y Wells Fargo, además de en Goldman Sachs, Morgan Stanley, Bank of New York o State Street. Es el último paso después de aplicar toda una serie de fórmulas durante la crisis, que ha tenido en Bear Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, AIG, Washington Mutual, Wachovia, Fannie Mae y Freddie Mac a sus principales víctimas. Rusia, otra gran superpotencia, también ha recurrido al bombardeo de dinero público sobre su banca.
En Europa, los modos de actuar han sido de lo más variado, bajo un mismo paraguas que se ha repetido metódicamente en todo el mundo: garantizar los depósitos, sacrificar a los accionistas. Irlanda dio el pistoletazo de salida con el respaldo estatal de todos los depósitos, entre ellos, los de su principal entidad Allied Irish Bank (AIB). La medida fue imitada por Alemania y Grecia. Reino Unido se vio presionado en ese momento a aplicar un plan público. El resto de países de la Unión Europea, entre ellos España, reaccionaron más tarde.
Los primeros rescates en Europa llegaron de la mano del belga Fortis, que fue comprado por el francés BNP Paribas en alianza con el Estado belga, el franco belga Dexia y el alemán Hypo Real State, que tuvo que ser rescatado por un consorcio público privado. La última formula en ver la luz ha sido el respaldo del holandés ING mediante la emisión de deuda subordinada por valor de 10.000 millones de euros, que será comprada por el Gobierno y el Banco Central de Holanda a cambio de meter mano en el consejo.
Privados contra públicos: sólo unos pocos pagarán dividendo, entre ellos, los españoles
Todos estos bancos cuentan a partir de ahora con el respaldo de la solvencia de los Estados, en su mayoría triple A, según la jerga financiera, o de máxima confianza y compromiso a la hora de pagar sus deudas. De esta manera, todas estas entidades disminuirán sus costes de financiación en los mercados ya que cuentan, en teoría, con una base de capital reconstruida y un accionista o bonista gubernamental. El banco Merrill Lynch, perteneciente ya de facto al Bank of America, auguraba ayer nuevas rondas de ampliación de capital para una multitud de bancos europeos, entre ellos, BBVA o Santander.
Cifras, de nuevo, millonarias sólo que esta vez tendrán difícil captar dinero de los accionistas. Según el autor del informe Stuart Graham, "los bancos se encuentran en modo de preservación de capital. Los únicos bancos que todavía esperamos que repartan dividendo son los españoles, HSBC, Standard Chartered, además de algunos escandinavos".
Fuentes bancarias interpretan la actual situación como un arma de doble filo para los supervivientes. Por un lado, las entidades privadas se tendrán que enfrentar a bancos semipúblicos en las guerras de captación del ahorro en un contexto en el que prima la seguridad. También partirán en peores condiciones de financiación en los mercados internacionales al contar con un rating o calificación de peor graduación. RBS, por ejemplo, ha recuperado la triple A que tenía hasta 2007 pese a haber estado al borde del colapso.
Por otro lado, señalan estas fuentes, las entidades privadas supervivientes gozarán de un mercado más lento, más controlado y burocratizado, en el que poder actuar y generar ventajas competitivas en la captación de clientes de las que sacar partido. Otro de los puntos a favor será la incorporación de nuevos accionistas. Todos aquellos inversores institucionales que deseen invertir en valores bancarios con dividendo tendrá menos opciones a la vista, con lo que se reforzará su base de accionistas con institucionales de calidad y más estables como fondos de pensiones o soberanos. El citado ING fue ayer eliminado del selecto índice Euro Stoxx 30 Dividendo por la potencial cancelación de su dividendo y en su lugar entró una compañía española, Iberia, que junto al Banco Santander forma la representación patria en el indicador. Voló más del 25% en bolsa.
– ¿Son responsables los gobiernos de la crisis crediticia? (El Confidencial – 22/10/08)
(Por Ignacio de la Torre)
Decía Botín la semana pasada que los bancos habían cometido excesos que relacionó con la actual crisis crediticia. En esta columna he defendido que ciertos aspectos de la industria financiera podrían haber provocado resultados malévolos. Así, entre otros, resalté la incapacidad de ciertos "consejeros independientes" (diversos pero ignorantes de banca), las asimetrías que provocaban las estructuras de retribución, o el apalancamiento excesivo de los balances bancarios.
La portada del "Economist" de esta semana muestra un león asirio malherido y lo equipara al capitalismo. Multitud de comentaristas vaticinan la muerte lenta del actual sistema financiero (paradójicamente, muchos de estos comentaristas se habían beneficiado de tan "viciado" sistema hipotecándose a tipos históricamente bajos), el Presidente de Francia habla del final del "laissez faire" (también paradójico, proveniente de un país donde el "laissez faire" brilla por su ausencia, razón por la que Francia, cuya economía representaba 1,2 veces la del Reino Unido en 1970, alcanza hoy tan sólo 0,8 veces el peso de su archirival), y el Ministro de Economía alemán resaltaba la salud de la banca alemana y preconizaba la muerte del liderazgo financiero norteamericano (también paradójicamente, en 48 horas tuvo que realizar la mayor intervención financiera de la historia de Alemania para salvar el Hypo Real Estate).
Así, entre tanta hipocresía, hoy quiero identificar las causas políticas y regulatorias de la actual crisis. En otras palabras: el papel del poder público en la misma. En mi opinión, estas causas son variadas, interrelacionadas, y mucho más peligrosas que los excesos que aducía Emilio Botín.
Primero: los tipos de interés letalmente bajos que mantuvo la Reserva Federal entre 2003 y 2006. Arma de política monetaria, la FED es un ente "público" que sencillamente, erró el cálculo, inundando el mercado financiero mundial de dólares, provocando así excesivos apalancamientos bancarios y una mortífera inflación de activos (vivienda, bonos, materias primas).
Segundo: la ineficiente y a veces inepta supervisión bancaria de muchos reguladores. Se permitió la concesión de hipotecas en condiciones de muy difícil devolución (qué mejor ejemplo que los húngaros que solicitaban hipotecas en euros o francos suizos cuando sus salarios estaban denominados en moneda local). Se permitió que se desligara la originación y el riesgo de la actividad hipotecaria, sentando las bases de una bomba de relojería (si el originador no depende del eventual resultado fallido del crédito, ¿qué le impide dar hipotecas a un desempleado incapaz de repagar el emprésito?). Por otro lado, exceptuando el caso español, no se adoptaron provisiones genéricas en los balances de los bancos para prevenir los años duros que se avecinaban. Se concedió permiso para que los bancos acumularan ingentes cantidades de deuda fuera de balance (en conduits y SIV). Se asumió que el riesgo de iliquidez no existía. No se vigiló el riesgo de duración de muchos bancos, endeudados a plazos cortos para financiar activos de largo plazo. Por último, a pesar de las advertencias internacionales, se permitió a los bancos incrementar insanamente sus balances a pesar del riesgo que entrañaba en la economía (los bancos islandeses presentan activos equivalentes a diez veces el PIB de Islandia, ¿quién en ese país puede hacer frente a ese riesgo?).
Tercero: La crisis se agravó con la importancia sistémica de las agencias Freddie Mac y Fannie Mae, ambas reguladas por 136 funcionarios (el OFHEO) cuyo trabajo era comprobar si el riesgo asumido por ambas entidades era excesivo. Fracasaron. Además, el poder político siguió permitiendo a Freddie y Fannie incrementar sus balances y sus posiciones en riesgo con la hipótesis oficiosa de que las respaldaría si hubiera un problema de devolución de sus préstamos (como efectivamente ocurrió), otorgándoles así ventaja para atacar el mercado privado con un respaldo público. Esta interferencia en el libre mercado fue letal. A pesar de numerosas iniciativas legislativas para frenar esta alocada expansión crediticia pseudo gubernamental, las donaciones de ambas entidades a miembros del Congreso (entre otras, Nancy Pelosi) fueron cruciales para abortar todas las medidas (muchas de ellas republicanas) que pretendían poner fin a tan peligrosa expansión.
Cuarto: El partido demócrata aprobó leyes en 1979 y 1995 fomentando el préstamo subprime. Ambas disposiciones incentivaban el otorgar préstamos a personas desfavorecidas, y las entidades financieras que no cumplían con estos preceptos se arriesgaban al activismo social. Aparte de las consideraciones humanas, los efectos finales fueron perversos (sobre todo para los desfavorecidos).
Quinto: Los políticos de todo signo se negaron a controlar la burbuja de la vivienda. Empezando por los bancos centrales, que la ignoraron, y acabando por los gobiernos, que vivieron de la recaudación impositiva que semejante burbuja provocaba, y sus efectos inducidos de expansión del consumo y de la inversión. Sabían que engordar la burbuja provocaría una crisis futura mucho mayor. Pero se negaron a actuar, demostrando su irresponsabilidad.
Solbes, comisario europeo, advirtió de la burbuja inmobiliaria española, y Rato, ministro de economía, negó este hecho. El FMI, ya presidido por Rato, alertó del riesgo de la burbuja española, y Solbes, ya ministro, la negó.
– Ahora demandan a bancos (BBCMundo – 23/10/08)
Cuando Dick Fuld, ex consejero delegado del cuarto banco en importancia de Estados Unidos, Lehman Brothers, acudió al Congreso a inicios de mes, le preguntaron si le parecía justo haber ganado US$ 480 millones a pesar de conducirlo a la quiebra.
Fuld se defendió y -con voz grave- afirmó que, en realidad, había ganado unos US$ 310 millones. "Nadie, incluido yo, anticipó cómo los problemas que comenzaron en el mercado hipotecario iban a extenderse hasta nuestros mercados de crédito y sistema bancario", afirmó.
¿Ha engañado a alguno de sus inversores? volvió a insistir el congresista. "No", respondió Fuld. Sin embargo, su problema, y el de otros directivos de bancos y otras instituciones barridas por la crisis financiera, es que muchos antiguos inversores que perdieron fortunas comprando sus acciones no están satisfechos con este tipo de respuestas y han emprendido acciones legales civiles. Y éstas no han hecho nada más que comenzar.
Contra Lehman
¿Pero tienen alguna base las acusaciones contra estos bancos?
Robert Roseman, uno de los abogados de la querella contra Lehman Brothers, afirmó a la BBC que este banco usó "contabilidad opaca" en los últimos dos años para presentar una imagen sólida y optimista. Según Roseman, esto incentivaba a los inversores a comprar acciones del banco cuando en realidad lo que adquirían era basura.
El abogado afirmó que es inconcebible que los directivos no conocieran el problema: "Decían que todo estaba bajo control, pero la realidad es que estaban más expuestos a las subprime (hipotecas de alto riesgo) de lo que aseguraban y estaban recibiendo constantemente información, especialmente después de que estallase la crisis subprime". "Tenemos muchas posibilidades de ganar la querella", sentenció Roseman, agregando que las indemnizaciones rondarían los miles de millones de dólares.
Según el diario Financial Times, en septiembre, el Banco Comercial de Abu Dhabi presentó una querella formal contra varios bancos de Wall Street, así como contra las agencias calificadoras de riesgo Woody's y Standard & Poor, a las que acusó de calificar erróneamente bonos adquiridos por el banco. Según el Financial Times, el Banco de Dubai espera que algunos de los principales fondos soberanos del Medio Oriente se unan a la querella.
Merrill Lynch
La investigación contra Merrill Lynch, la mayor empresa de corredores bursátiles del mundo adquirida por el Bank of America el mes pasado, fue aún más lejos. William Galvin, Secretario de Estado de Massachussets, dijo que "hemos encontrado pruebas en algunos casos de que los altos rangos de la industria (bancaria) sabían de los altos riesgos (…) pero continuaron vendiendo estos productos a entidades e individuos que no sospechaban nada". La evidencia incluiría, según Galvin, correos electrónicos y testimonios que indican que estos directivos vendieron sus propias participaciones por temor a perder su dinero, por lo que "podrían ir a la cárcel".
"Hubo una conspiración de silencio para mantener este show, se permitió que la burbuja siguiera mucho tiempo después de que debiera de reventar", dijo añadiendo que hay muchos expertos financieros que han perdido también su dinero y están dispuestos a denunciar a sus ex jefes en caso de que se les pregunte.
El Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) está investigando a una veintena de bancos hipotecarios que otorgaron créditos a compradores que no tenían ingresos necesarios para pagar su hipoteca, así como a los bancos de inversión que negociaron estos planes crediticios.
– Juicio a los CEOs de Fitch, S&P y Moody"s por el papel de las agencias de rating en la crisis (El Confidencial – 23/10/08)
El Capitolio tuvo ayer tres ilustres invitados: los CEOs de Fitch, Stephen Joynt; Moody"s, Raymond McDaniel, y Standard & Poor"s, Deven Sharma. Los tres tuvieron que jurar en la Biblia antes de testificar en el caso que se sigue en el Capitolio por el papel de las agencias de rating en la crisis financiera.
Los abogados criticaron a las tres principales agencias de rating por el rol que han jugado en la peor crisis financiera en décadas. Las agencias admitieron que no la vieron venir. "La historia de la agencias de rating de crédito es la historia de un fallo colosal", dijo el presidente del Comité de Buenas Prácticas de la Cámara de Representantes, Henry Waxman.
Moodys, Standard & Poors y Fitch han sido acusados por su incapacidad para predecir los problemas con los activos hipotecarios que se han expandido por todos los rincones del planeta. Waxman, representante demócrata por el Estado de California, no ha dudado en afirmar que las agencias "rompieron el margen de confianza a la vez que los reguladores ignoraron los signos de alarma y no hicieron nada para proteger al público".
El Comité presidido por Waxman ha recibido cerca de 400.000 páginas procedentes de las tres agencias imputadas, que tratan así de probar las bajadas de rating que hicieron en el periodo comprendido entre 2000 y 2008, la fiabilidad de los mismos y la transparencia en la remuneración de sus directivos. Sin embargo, el consejero delegado de Moodys, Raymond McDaniel, habría reconocido que en su día la agencia tuvo problemas para mantener el equilibrio entre la cuota de mercado y la calidad de sus ratings.
– Estamos pagando por dejar morir a Lehman: fue un error histórico (El Economista – 23/10/08)
(Por Ainhoa Giménez, Bolságora)
Con la perspectiva que empieza a dar el tiempo transcurrido, algunos empiezan a pensar que permitir quebrar a Lehman (para después rescatar a todo bicho viviente, o más bien "mugiente") fue un error histórico que estamos pagando muy duramente. Uno de ellos es el ínclito Jim Cramer, el gurú de CNBC y TheStreet.com.
En su último artículo, se pregunta: "¿Qué pensaba la Reserva Federal que hacía Lehman? ¿opvs? ¿Comprar y vender acciones? ¿Operar con bonos? ¿Cuál pensaban que era el modelo de negocio de Lehman?"
Cramer se responde a sí mismo que toneladas de entidades confiaban en Lehman para diseñar derivados y seguros sobre otros instrumentos financieros, que Lehman era un enorme prestamista en el sector inmobiliario comercial, que aparece en cada rincón del firmamento financiero. "Cuando uno piensa que Lehman era un emisor de tal cantidad de papel que tantísimas firmas consideraban una inversión decente, es difícil entender cómo podía tener tanto éxito colocando tantos bonos y acciones preferentes, hasta que uno se da cuenta de que era una de las entidades más fiables, en parte por la reputación -ahora destruida- de Dick Fuld" (su consejero delegado).
Este comentarista recuerda que Fuld era miembro de la Reserva Federal de Nueva York, que compartía información a diario cuando su acción estaba a 44 dólares. A su juicio, el presidente de la Fed de Nueva York, "el muy amado y reverenciado Tim Geithner" conocía o debería haber conocido algunos de los tentáculos de Lehman. Sabiendo lo que sabemos ahora, y que él tenía que saber entonces, dejar caer a esta compañía es alucinante, a su juicio. Aunque era, como AIG, un negocio de pícaros, no significa que se le debiera dejar hundirse. Todo lo contrario: tenía que haber sido salvado.
"No era una cuestión de riesgo moral, la cuestión era cuánto. Y ese cuánto ha superado ahora claramente el billón de dólares en una dramática pérdida de confianza, una interminable pérdida de confianza", sostiene Cramer.
Finalmente, afirma que podría perdonar a Geithner si dijera "no lo sabíamos y nos mintieron" o "cometimos un gran error". Pero la arrogancia al decir que "fue acertado y lo volveríamos a hacer otra vez" le inspira desprecio y un oprobio interminable por sus acciones. Porque Lehman sigue con nosotros a diario, como quedó claro anoche en Wall Street.
– Alan Greenspan reconoce sus errores y su rol en la crisis financiera (The Wall Street Journal – 23/10/08)
(Por Brian Blackstone)
Al ser interrogado insistentemente por los legisladores estadounidenses sobre las causas de la actual crisis financiera, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan admitió, el jueves, algunos errores en las suposiciones sobre la desregulación. Al mismo tiempo, el ex presidente del banco central rechazó la idea de que él sea personalmente responsable por lo que calificó como el "maremoto" crediticio del siglo.
En una comparecencia ante el Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara baja, Greenspan reconoció que la crisis "se ha vuelto mucho más generalizada que cualquier cosa que pude haber imaginado. Se ha transformado desde una (crisis) asolada por las restricciones sobre la liquidez a una en la cual los temores de insolvencia son primordiales".
"Aquellos entre nosotros que han mirado hacia el interés propio de las instituciones emisoras de préstamos para proteger el patrimonio de los accionistas (y yo en especial) nos hallamos en un estado de incredulidad estupefacta", señaló Greenspan.
El titular del panel, Henry Waxman, demócrata por California, criticó el enfoque usado por Greenspan frente a la regulación del sector hipotecario cuando estaba al timón de la Fed. La Fed "tenía la autoridad para detener las prácticas irresponsables en los préstamos que alimentaron al mercado de hipotecas subprime (o de elevado riesgo)", pero Greenspan "rechazó los pedidos de que se interviniera", dijo Waxman.
El ex secretario del Tesoro John Snow y el titular de la Comisión de Bolsa y Valores, Christopher Cox, quienes dieron testimonio junto con Greenspan, también fueron criticados.
Sin embargo, Greenspan afirmó que expresó preocupaciones sobre los peligros de la "subvaloración del riesgo" tan temprano como en el 2005. Pero cuando Waxman le dijo que estuvo equivocado sobre los beneficios de la desregulación, Greenspan respondió: "parcialmente". Según Greenspan, el "defecto" en las suposiciones que mantuvo durante cuatro décadas fue que las instituciones prestamistas por sí mismas estaban mejor capacitadas para proteger el interés de sus accionistas. Por lo tanto, añadió Greenspan, lo que parecía ser una estructura sólida que respalde su posición se desmoronó.
Greenspan afirmó que debería existir una mayor regulación de los acuerdos de canje (o seguros) por incumplimiento crediticio, pero también destacó que si se excluyen esos instrumentos, el mercado de derivados está funcionando bien.
En relación al panorama económico, Greenspan sugirió el jueves que la crisis financiera que azota en la actualidad a Estados Unidos necesitará varios meses para experimentar una mejora, lo que probablemente conllevará un incremento en el desempleo y una disminución de los gastos del consumidor.
"Dado el daño financiero hasta la fecha, no puedo ver cómo podemos evitar un aumento significativo en los despidos y en el desempleo", sostuvo Greenspan en un texto para ser presentado ante el Comité de Supervisión y Reforma gubernamental de la Cámara baja.
Eso, a su vez, "implica una marcada reducción de los gastos del consumidor a medida que los hogares intentan desviar una parte cada vez mayor de sus ingresos hacia la reposición de sus agotados activos, no sólo en sus (planes de jubilación) 401K, sino también en el valor de sus casas", afirmó Greenspan.
Si bien Greenspan aseguró a los legisladores que "esta crisis pasará" y que Estados Unidos emergerá con un "sistema financiero mucho más seguro", advirtió que esto no ocurrirá con rapidez.
Greenspan añadió que una "condición necesaria para que esta crisis finalice es una estabilización de los precios de las viviendas en Estados Unidos". "Como mínimo, una estabilización de los precios de las viviendas aún está a varios meses en el futuro", afirmó.
– Roubini: "Tal vez haya que cerrar los mercados" (Expansión – 24/10/08)
(Por Miquel Roig)
Aunque afirma que "no difunde el miedo" y que "no se puede culpar al mensajero", escuchándole, a uno le entran ganas de venderlo todo y volver al pueblo a sembrar tomates: "Yo sólo analizo la situación". Nouriel Roubini, profesor de la escuela de negocios Stern y presidente de la firma de análisis económico RGE Monitor, se ha erigido en el abanderado de los pocos expertos que en los últimos años se han atrevido a anticipar un colapso del sistema financiero global…
"Los mercados no han descontado todavía la realidad, que es que va a haber una profunda y desagradable recesión", afirma Roubini en una entrevista concedida a EXPANSIÓN tras su asistencia a las conferencias celebradas en Madrid con motivo de la 47º Reunión de Antiguos Alumnos del IESE.
Durante la entrevista, los índices de Wall Street caían cerca de un 4% y el Ibex había cerrado el día con un descenso del 5,20%, y la semana, con otro del 13%. "Esto es como tratar de coger un cuchillo en caída libre. Parte de los retrocesos se deben las malas noticias económicas, pero la extrema volatilidad que estamos viviendo se debe al miedo y al pánico. Ya no hay fundamentales que valgan. Y eso da miedo. Como sigamos con descensos de este calibre en los próximos días, no va a quedar otra alternativa que cerrar los mercados", afirma con contundencia un Roubini que luce encantado el palmito de gurú.
Mercados irracionales
Según el profesor de Economía, "ha llegado un momento en el que los mercados son disfuncionales, no están reflejando la realidad, y ya no sirven". Aunque trata de matizar: "No estoy diciendo que respalde la opción de cerrar los mercados financieros, sino que si las cosas no cambian es posible que las autoridades no sepan qué otra cosa hacer […] Con unos inversores guiados por el miedo y el pánico, sería cuestión de parar los mercados y tomar una decisión coordinada globalmente y que comprendiera todos los elementos de inestabilidad del sistema, para tratar de apaciguar ese miedo y ese pánico".
Como ejemplo, Roubini pone las suspensiones de negociación de la bolsa rusa en los últimos meses o, justo ayer, la suspensión de la negociación de los futuros sobre el S&P 500 hasta la apertura de la sesión, después de que durante las horas previas a su inicio se superaran los límites de volatilidad.
Sin embargo, también advierte de que "cerrar los mercados no solucionará el problema de fondo", y afirma que es necesario tomar medidas de forma urgente: "Hay que bajar los tipos de interés de forma significativa y todos los países que estén en condiciones de hacerlo deben emprender estímulos fiscales que incentiven el consumo de las familias y la inversión de las empresas".
Pero lo peor es que, según Roubini, esto no va a evitar que la crisis financiera golpee con fuerza a la economía real. "No hay crédito. Está congelado. Los bancos no se prestan entre ellos ni prestan al sector privado. Va a haber una recesión profunda y desagradable, no tan larga como la Gran Depresión, pero sí profunda y desagradable"…
– El Banco de Inglaterra eleva las pérdidas mundiales por la crisis hasta los 2,8 billones de dólares (El Economista – 28/10/08)
2,8 billones de dólares. Esta es la cifra a la que ascienden las pérdidas sufridas por las instituciones financieras -bancos, aseguradoras y fondos de inversión- en todo el mundo a causa de la actual crisis económica, según el último informe semestral sobre la Estabilidad Financiera, publicado por el Banco de Inglaterra (BoE).
En Estados Unidos las pérdidas han pasado de 739.000 millones a 1.57 billones de dólares y en Europa de 344.000 millones a 785.000 de euros. Según el informe, los gobiernos han gastado más de 1,1 billones de dólares en el rescate del sector financiero.
Reforma del sistema
El banco central de Reino Unido aboga por una drástica reforma del sistema bancario mundial para prevenir una repetición de lo sucedido y señala que, a su debido tiempo, podrían reducirse en un tercio o incluso la mitad las pérdidas sufridas hasta ahora.
El documento señala que los 50.000 millones de libras comprometidos por el Gobierno británico para ayudar a los bancos de este país en dificultades representan un balón de oxígeno al evitar que se vean obligados a vender rápidamente activos a precios de saldo.
El BoE calcula que las pérdidas de valor de sus activos a las que se enfrentan las distintas instituciones financieras en el Reino Unido se han más que duplicado con respecto a los cálculos que se hicieron el pasado abril. Así, las pérdidas por valor de mercado en el Reino Unido son de 123.000 millones de libras (casi 191.000 millones de dólares) mientras que en abril se hablaba de sólo 63.000 millones de libras.
Hasta ahora, sin embargo, los bancos británicos sólo han rebajado el valor de sus activos en menos de 20.000 millones de libras (31.000 millones de dólares).
Problemas para los ciudadanos…
Por otra parte, el Banco de Inglaterra predice que una de cada diez británicos con hipoteca -1,2 millones en total- va a encontrarse con que su vivienda vale menos que el crédito suscrito para comprarla. De hecho, alrededor de medio millón de personas se encuentran ya con que el dinero que deben supera el valor de su vivienda como consecuencia de una caída del 15% del valor medio de las propiedades inmobiliarias desde el pasado verano. Una nueva caída similar de los precios del sector llevaría a esa misma situación a otros 700.000 de los 11,7 millones de británicos que se han hipotecado para comprar sus viviendas.
… Y para las empresas
La crisis financiera que afecta al Reino Unido es la peor desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial, reconoce el informe, que expresa su preocupación por la inestabilidad que pueda resultar de los problemas a que se enfrentan aseguradoras y fondos de alto riesgo. "Existe el peligro de que los inversores muy apalancados (que han suscrito créditos muy elevados para invertir), como los fondos de alto riesgo, se vean obligados a liquidar activos en acciones debido a la escasez crediticia", advierte el Banco. Por su parte, las compañías de seguros, aunque no tengan el mismo problema de excesivo apalancamiento, presentan otros problemas potenciales, en especial si sus inversiones incumplen las reglas de adecuación de capital. Otro peligro estriba en la posibilidad de que las agencias rebajen la calificación de riesgo de las aseguradoras, lo que socavaría su liquidez ya que se les exigiría mayor colateral.
– La negativa de Washington a admitir errores retrasará la recuperación (El Economista – 28/10/08)
(Por Ainhoa Jiménez)
Son bien conocidas las fases del dolor (o del shock), ésas que van pasando de la sorpresa a la negación, luego a la aceptación e incluso a aprender de los errores. Pues bien, parece que en la crisis de crédito Wall Street va transitando por ese doloroso camino en busca de una salida del horror en que vive. Pero Washington sigue estancada en la fase de negación porque los líderes políticos se niegan a admitir que sus acciones tengan cualquier responsabilidad en la crisis.
Un ejemplo de los progresos de Wall Street es la comparecencia de Alan Greenspan la semana pasada, en la que reconoció su fracaso en darse cuenta de que había una falta de información en la industria bancaria que condujo al desastre: "Todo el edificio intelectual se vino abajo en el verano del año pasado porque los datos introducidos en los modelos de gestión de riesgos cubrían sólo las dos últimas décadas, un período de euforia".
En Wall Street está bien visto admitir los errores. Después de aprender de la forma más dura que los mercados opacos son arriesgados, el sector privado está intentando poner transparencia en los derivados de crédito. Pero la cultura de Washington es totalmente distinta. Los políticos de cualquier partido medran evitando las responsabilidades y echando la culpa a los demás. El Congreso ni siquiera ha celebrado vistas sobre el área en que los políticos son claramente responsables: la ingeniería social a través de la banca, al ofrecer hipotecas a clientes sin cualificación vía Fannie Mae, Freddie Mac y las leyes que exigían a los bancos hacer préstamos de riesgo.
Aceptar la responsabilidad de la locura de Freddie y Fannie es crucial, según Gordon Crovitz, columnista de The Wall Street Journal. Ahora sabemos que la compleja banca moderna casi no puede cumplir su función básica de asignar el capital de forma eficiente, mucho menos políticamente. Negar este punto es socavar la vuelta de la confianza. Como dice Amity Shlaes, autor del libro sobre las causas de la Gran Depresión "El hombre olvidado", la economía actual está en una "recesión de incertidumbre".
Hasta que Washington no acepte su responsabilidad por su papel en la politización de la banca en los últimos años, los mercados no confiarán en las reglas del juego. Y desde luego, la negación de Greenspan de cualquier responsabilidad por mantener los tipos demasiado bajos durante demasiado tiempo no va en la buena dirección (ahí aparece su alma de político).
La solución: más transparencia
En los últimos años, los mercados no tenían suficiente información para valorar las hipotecas de alto riesgo o, en general, los activos complejos de crédito. Las leyes que se impusieron tras la Gran Depresión exigían transparencia a las bolsas y otros vehículos de inversión de la época. Y esas reformas tuvieron el papel central en conseguir restaurar la confianza en los mercados financieros. Estas reglas de transparencia tienen que ser actualizadas para los modernos instrumentos financieros.
Un papel adecuado para el gobierno es requerir esa mayor información, para poder analizar los riesgos y las recompensas. Igual que en los años 30, una información más transparente devolvería la confianza en los mercados. Si Washington puede ponerse a la altura del sector privado en admitir sus errores, podremos avanzar más allá de la crisis de crédito hacia una renovada estabilidad, lo que supondrá tener a la vista el final del actual ciclo de dolor, concluye Crovitz.
– ¿Tregua bursátil? La teoría de suspender la actividad para recuperar la confianza (El Confidencial – 28/10/08)
(Por Rubén J. Lapetra)
¿Cerrar la bolsa? Mejor, no. Esa es la cuestión que ha circulado por los mercados en los últimos días. La última ronda de pánico, con caídas históricas en acciones e índices bursátiles de más del 10%, ha extendido la percepción de que los mercados se encontraban fuera de control. Algo que, efectivamente, ha sido así. Con la excepción de finales de 1929, la bolsa no ha vivido semejante sucesión de desplomes en bolsa. Una de las diferencias de ahora con entonces es que los mercados -con algunas excepciones- permanecen abiertos y en aquellos años terminaban por colapsarse durante algunas sesiones de octubre del 29, haciendo imposible la actividad. Hoy esto no sucede, al menos en los mercados de primera división. Sólo algunas bolsas se han atrevido a dar ese paso en los últimos meses para contener la vorágine bajista. Entre ellas la de Moscú (Rusia), Kuala Lumpur (Malasia), Karachi (Pakistán)… Todas han seguido cayendo tras reemprender la actividad.
La ventaja de suspender en las bolsas es que se corta de raíz la sangría bursátil, pero se impide que los inversores que deben hacer caja por necesidad lo hagan. Las ventas forzadas son el factor que se está dirigiendo la actividad bursátil en las últimas semanas. Fondos de inversión que sufren reembolsos de sus partícipes, hedge funds a los que han cortado las líneas de crédito, aseguradoras que deben preservar el capital por requisito regulatorio… Toda una dinastía de "institucionales" se ha visto forzada a hacer líquidas sus inversiones. El gran riesgo es que si se "mata" o se induce el coma a una bolsa es difícil saber como va a despertar o, si llegado el caso, lo hará. Sin embargo, la tentación de suspender sigue ahí. Interrumpir las cotizaciones sine die y explicar con tiempo los planes de rescate gubernamentales, así como las medidas que restaurarán el orden está al alcance de las manos de los políticos. La posibilidad de una tregua bursátil sigue presente pese que no parece que vaya a solucionar nada.
Fuentes conocedoras de la bolsa española descartan por completo que se haya barajado esa posibilidad hasta ahora, por atípica y lejana, aunque reconocen que sería una decisión de los reguladores [por CNMV, SEC…] y no de las sociedades rectoras de las bolsas. Otras fuentes financieras creen que ya es tarde para que una medida de este tipo tenga efecto a la hora de devolver la confianza, aunque reconocen que hubiese tenido sentido en el proceso de gestación de los planes de rescate de los Gobiernos. "Los mercados han provocado una gran precipitación", señalan. De hecho, hasta el próximo 15 de noviembre no se discutirá el plan mundial para sentar las bases de un nuevo sistema financiero. Nouriel Roubini, el economista que predijo la actual crisis financiera hace cuatro años, recordó la semana pasada uno de los ingredientes del recetario contra la crisis: su teoría de cerrar las bolsas para restaurar la confianza y vencer al miedo. "El jueves [por el día 23 de octubre] di una conferencia en Londres en la que argumentaba que los mercados estaban en un estado de pánico tan grande que habían dejado de funcionar. También apunté que las autoridades se verían forzadas pronto a cerrar los mercados al tiempo que el pánico vendedor se acelere", escribió tajante en su blog tras comprobar como el mercado de futuros de Wall Street se interrumpía poco antes de la apertura del contado el viernes. Según las reglas de Nyse Euronext, el organismo rector de la Bolsa de Nueva York, si el Dow Jones de Industriales cae 1.100 puntos o 2.200 en el mercado de futuros acciona la suspensión temporal de la bolsa. Si baja más de 3.350 puntos se suspende la actividad.
Bolsa, no; derivados… ¿tal vez?
En la bolsa española no se ha producido -en la historia moderna- una suspensión bursátil como la que plantea Roubini. En Wall Street, al margen de los días en que se cerró el mercado en la Segunda Guerra Mundial, el único precedente similar se encuentra en los cuatro días posteriores a los atentados del 11 de septiembre, como recuerdan en el blog Unience. "Pero aquello fue harina de otro costal. Por un lado estaba el drama humano, por otro, los riesgos técnicos que aconsejaban revisar cada conexión para evitar problemas", señalan. Tras el 11-S, los mercados europeos siguieron abiertos e, incluso, recuperaron en pocos días los niveles anteriores al shock. Roubini es considerado el economista de moda por su predicción. Una de las cuestiones en las que más luz aportó fueron sus cálculos sobre el nivel de activos dudosos, ilíquidos, de los bancos de inversión: el denominado nivel 3 de las normas internacionales de contabilidad. Roubini dibujó el año pasado el ratio de la muerte (capitalización bursátil frente a los activos de nivel 3) para los brokers de Wall Street.
Claro, que la crisis también la predijo Stephen Roach. El prestigioso experto de Morgan Stanley habló -como economista jefe de ese banco- del armaggedon financiero que se le venía encima a la economía en octubre de 2004 antes de que su banco de inversión le enviase a dirigir sus actividades en Asia. Roach basó su análisis en el ciclo alcista de tipos de interés que emprendía entonces la Fed de Greenspan para detener la caída del dólar. Roach, que sigue difundiendo su pesimista visión financiera allá donde va, aboga ahora por dotar al banco central de un tercer mandato además de la estabilidad de precios y el crecimiento económico: estabilidad financiera. "Dirigida por sus convicciones ideológicas, la Fed ha volado ciega en el frente a los derivados. Es sorprendente es que las autoridades hayan fallado en desarrollar métricas que hubiesen ayudado a comprender la verdadera dimensión, complejidad y profundidad de la explosión de los derivados", escribe en una columna para FT.com.
Precisamente, los principales supervisores (SEC, FSA, CNMV, CESR) han optado por poner la zancadilla y vigilar a los inversores bajistas (que se benefician de las caídas en bolsa) mediante la prohibición de las ventas al descubierto (sin tener las acciones) y la vigilancia sobre el uso abusivo de la intermediación en derivados. Fuentes del mercado destacan la opacidad de este tipo de transacciones privadas, que en buena parte de las ocasiones se realizan en "bolsas" no reguladas, como es el caso de los derivados de crédito. Los presidentes de dos bancos españoles apuntaban recientemente en esa dirección. Al margen de las pérdidas subprime, los estallidos repentinos en la intermediación de entidades como Societe Generale (caso Kerviel), Caisse d'Epargne, Credit Suisse y, probablemente, Deutsche Bank han generado miles de millones de pérdidas de forma inesperada durante el proceso de liquidar posiciones. Incidentes como este, como los calificó un directivo de una de estas entidades, pueden volver a aparecer. Warren Buffet los calificó como armas de destrucción masiva por su capacidad para multiplicar la dimensión oculta del mercado
– Las reformas post-Enron no fueron suficientes (The Wall Street Journal – 28/10/08)
(Por Dennis K. Berman)
La lección de Enron, tristemente, es que no hay lecciones. Hace menos de siete años, fiscales federales comenzaron a investigar a la compañía de energía, eventualmente condenando a 22 empleados. Cuando el presidente de la junta Kenneth Lay y el presidente ejecutivo Jeffrey Skilling fueron declarados culpables en mayo de 2006, el miembro del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de representantes de EEUU Michael Oxley alardeó que "se hizo justicia" y que "toda esta debacle" había reforzado los deberes de los ejecutivos con las empresas en bolsa.
La crisis financiera actual ha mostrado cómo se ve una debacle real. También ha dejado claro que los deberes que los ejecutivos tienen con las empresas en bolsa se han hecho más laxos o al menos no se han reforzado. Lo que es peor, las enérgicas medidas de la era post-Enron parecen haber fallado a la hora de detener la flagrante toma de riesgos corporativa, sino que han puesto a Washington a dormir.
"Enron era una minucia en comparación a lo que sucede ahora", dijo Sidney Powell, un abogado estadounidense que representa a ex trabajadores de Merrill Lynch & Co. Estos empleados aún están esperando un nuevo juicio por participar en un acuerdo eléctrico de Enron con Nigeria en 1999. "Hay culpa para distribuir por todo lado, comenzando 20 años atrás. Fracasos de la Comisión de Bolsa y valores (SEC). Fallos del Congreso. Todo el sistema necesita ser renovado.
Aquellos que buscan retribución contra los ejecutivos de las compañías fallidas rápidamente verán que los cargos legales no se darán pronto. La ley les da a los ejecutivos un amplio margen para dirigir sus negocios, sin importar qué tan terribles sean sus decisiones. E Incluso las condenas parecerían una conclusión incompleta dado que el sistema, político y regulatorio, también le falló al público.
El presidente ejecutivo de Lehman Brothers Holdings Inc. Richard Fuld tiene mucha responsabilidad por el destino de su firma de 158 años. Él dejó pasar una serie de oportunidades decentes para vender a Lehman antes que se acogiera a la protección por bancarrota. Además empujó a la firma a los bienes raíces a medida que el auge estaba llegando a su climático final.
Los fiscales que se concentren en el fraude seguramente se enfocarán el tratamiento que Lehman le dio a su portafolio de bienes raíces. La firma estaba marcando sus US$ 32.600 millones en propiedades comerciales hasta 35% por encima de otros tenedores. En las últimas horas antes de su colapso, los ejecutivos le dijeron a los inversionistas que la posición financiera de la firma era fuerte, incluso a medida que debatían si recaudar capital fresco para absorber las pérdidas.
Eventualmente, un jurado podría decidir si algo de esto fue ilegal, pero no serán decisiones difíciles. Considere por ejemplo, que los inversionistas hoy en día poseen una gama de valoraciones para el operador de casinos Harrah's Entertainment Inc. Estos valores oscilan entre el 75% al 25% del precio inicial de compra de la compañía, US$ 17.300 millones. Ahora multiplique tales juicios de valor a lo largo de Wall Street, en donde la valoración de clases enteras de inversiones han estado fuera de foco desde que comenzó la crisis del crédito hace cerca de 15 meses.
"Estos necesariamente serán casos muy cerrados", dijo el profesor de leyes de la Universidad de Illinois Larry Ribstein, un crítico de algunos de los juicios de Enron. Si Fuld "erró por pánico o valoró el riesgo de manera pesimista, lo que obtuvo fue una corrida bancaria a gran escala. Si era optimista, habría sido prácticamente fraude".
El optimismo de Fuld se parece a una actitud similar en el Congreso en los últimos cinco años. El Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes llevó a cabo 56 audiencias en 2006, en todo desde seguros contra inundaciones a transparencia en los reportes financieros. Nadie tocó directamente los temas que han causado el desplome de las economías mundiales.
El presidente de la Comisión de Bolsa y Valores Christopher Cox se presentó ante ese comité en septiembre de 2006, justo cuando la burbuja crediticia estaba llegando a su cenit. En una sesión en la que se firmó la ley de la era post-Enron, la ley Sarbanes-Oxley, Cox dijo "hemos avanzado mucho desde 2002. La confianza de los inversionistas se ha recuperado. Hay una mayor responsabilidad corporativa y los reportes financieros son más confiables y transparentes".
Tan sólo han transcurrido 2.282 días desde que Sarbanes-Oxley fue convertido en ley. Hoy, "necesitamos descubrir las causas y atacarlas", dijo Ribstein. "Podríamos pasar por todo esto y no tener la seguridad de que no volverá a suceder lo mismo".
– Del riesgo de la inflación al infierno de la deflación (Negocios – 30/10/08)
(Por Alicia M. Serrano)
Durante los últimos meses, los bancos centrales han dedicado sus esfuerzos a controlar la inflación -subida de precios-, desbocada a raíz de la escalada vertical de las materias primas. Sin embargo, la llegada de la recesión y el abaratamiento de las commodities han despertado de su letargo a otro fantasma aún más peligroso, el de la deflación -disminución de los precios, unida tradicionalmente a la recesión económica., una bestia negra difícil de combatir, como bien sabe Japón. La cuestión es si ahora hay riesgo de "japonización" en las economías, europea y estadounidense, como plantea la gestora Carmignac.
Según la entidad, la reducción de la liquidez -aupada por la rapidez con la que el dólar ha cambiado de rumbo-, junto al proceso de desapalancamiento de hogares, empresas y grandes fondos de inversión son los desencadenantes de un escenario en el que podría instalarse la deflación, un panorama que contempla Merrill Lynch. El banco cree que la economía global afronta "el ciclo bajista más intenso de la historia moderna" y que es la principal amenaza. "Al igual que las condiciones recesivas de hace un año se han transformado en una contracción real del PIB, la actual tendencia deflacionista podría cristalizar en una deflación el año próximo". Para Merrill, ésta será una de las claves que dominará el contexto macro en 2009, si bien otras fuentes consideran que es prematuro hablar del tema, pues la inflación aún está en niveles altos y las medidas de política monetaria que están implantándose van dirigidas a evitar la llegada de la deflación.
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