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La codicia de los mercados (el virus mutante) ? Parte II (página 11)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Sólo una hipótesis

Por eso, aún confían en que hay tiempo para detener la tendencia. Según Carmignac, "no estamos en la crisis del 29 ni en el Japón de los 90 porque conocemos las medidas que hay que adoptar, como bajadas de tipos, recapitalización bancaria, garantía a depósitos y a préstamos interbancarios y revisión de la regulación". De hecho, esperan que estas medidas, junto al impulso del gasto público en EEUU tras las elecciones y la respuesta procedente de algunas potencias emergentes como China, que están reactivando su consumo interno, salven la situación y serenen los mercados

Prevenir, mejor que curar

De hecho, los expertos dudan de que, con estas herramientas de lucha, la vertiginosa tendencia de caída de los precios sea de largo plazo. Sobre todo, con las medidas de heterodoxia monetaria en forma de inyecciones de liquidez, subastas o cambio de colaterales aceptados que, gestionadas adecuadamente, evitarán su llegada. "Ni hubo estanflación en verano ni llegará la deflación ahora", dicen. Más aún, en Renta 4 aseguran que "el escenario no es tanto deflacionista como de moderación de presiones inflacionistas", lo que podría verse de forma positiva, pues libera poder adquisitivo y relaja las tensiones.

Eficacia limitada

También ayudarán los recortes de tipos, aunque tienen eficacia limitada, puesto que no es posible dejarlos por debajo de cero. De hecho, el BCE se vio obligado a rectificar su decisión de subirlos, desde el 4% al 4,25% hace apenas tres meses. La autoridad europea acabó dando marcha atrás, rebajando los tipos hasta el 3,75%, recortes que podría acentuar la semana que viene, al igual que hizo el miércoles la Fed, que dejó el precio del dinero en el 1%…

El fin del mundo

Si la deflación llega "será el fin del mundo", comentó Edouard Carmignac, máximo responsable de la gestora que lleva su nombre, en un reciente acto en Madrid. Y es que "comporta muchos más riesgos que ventajas y es incluso más nociva que la inflación", añade Natalia Aguirre, de Renta 4. Una situación así es peligrosa porque desincentiva el consumo y hace caer la demanda, pues los potenciales compradores piensan que los precios caerán más en el futuro.

"La primera consecuencia es que se retrasan las decisiones de consumo e inversión", explica la experta. Más aún, con el abaratamiento de sus productos, las compañías se ven obligadas a recortar costes para proteger sus márgenes, lo que repercute en los trabajadores -que se enfrentan a mayores despidos y a una disminución de su capacidad adquisitiva- y en el resto de oferentes, que se ven obligados a bajar precios para ser competitivos, lo que exacerba la tendencia.

Para colmo, la situación incrementa el valor de la deuda en términos reales en un contexto de fuerte apalancamiento. Así, la deflación termina alimentándose a sí misma y formando un círculo vicioso de parón económico del que es muy complicado escapar.

edu.red

– La lupa: "Helicopter Ben" resucita la idea de lanzar dinero desde las alturas

Ben Bernanke está haciendo honor a su apodo. Desde hace varios meses, el presidente de la Reserva Federal ha dejado de lado las preocupaciones inflacionistas para centrarse en combatir la recesión y la deflación. Con sus bajadas de tipos de interés hasta situar las tasas en términos reales negativos y sus continuas inyecciones de liquidez en el sistema financiero, Helicopter Ben está abaratando el precio del dinero. Es su forma de interpretar las lecciones del economista  Milton Friedman, que describió cómo escapar a la deflación tirando dinero desde un helicóptero para dar liquidez inmediata a individuos y empresas. Y es que el jefe de la autoridad monetaria se ha declarado admirador de este autor hasta afirmar que "el Gobierno tiene una fantástica tecnología llamada imprenta que le permite crear tantos dólares como quiera para reducir el valor de la moneda, aumentar el gasto y la inflación". La cuestión es si su fórmula dará resultados sin provocar burbujas.

– El consumidor estadounidense no puede más: deja de comprar y "mata" a la economía

(El Economista – 31/10/08)

El consumidor estadounidense, de voracidad insaciable para engullir bienes propios y de otros países, ha encajado tantos golpes que dejó de comprar, lo que ha hundido al país en la recesión. La contracción del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3 en el tercer trimestre confirma lo que el ciudadano de a pie ya sabía desde hace algún tiempo: que la economía ha dado un giro brusco hacia abajo. La economía de EEUU podría contraerse en el cuarto trimestre, según Janet Yellen.

El cambio fundamental ha sido el comportamiento de los consumidores. En el segundo trimestre habían seguido con el gasto, gracias a los cheques de 600 dólares que recibieron la mayoría de ellos. Algunas tiendas hicieron ofertas especiales para convencerles de comprar una televisión más grande o un automóvil nuevo, y suficientes picaron para que el PIB se expandiera un 2,8% en ese período.

Pero la realidad pasó factura unos meses después. Los ingresos personales de los estadounidenses bajaron en el tercer trimestre un 8,7%, la mayor caída desde que se inició el registro en 1947. "El consumidor estadounidense está bajo mucha, mucha presión actualmente", señaló Nouriel Roubini, profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, en una audiencia en el Congreso en la que instó a la Legislatura a aprobar un segundo paquete de estímulo fiscal.

Han perdido valor sus inversiones en bolsa, sus planes de pensiones y su vivienda, más de un 16% en un año en las principales ciudades. Al mismo tiempo, el desempleo está en alza y también el nivel de endeudamiento. No es una sorpresa, por tanto, que la confianza de los consumidores haya caído a su menor nivel desde que comenzó ese índice hace más de 40 años.

En el tercer trimestre los consumidores se pararon a pensar si verdaderamente necesitaban otra camisa o si podían aplazar la compra de una cámara digital. El consumo -que representa el 70% del PIB de Estados Unidos, más que en otros países- cayó en ese período un 3,1%, la primera disminución desde la recesión de 1991.

Nueva etapa

Para algunos analistas, este es el fin de un tiempo en el que los estadounidenses vivieron por encima de sus posibilidades, cuando compraron casas que no se podían permitir con créditos fáciles. "El nivel de deuda en relación a los ingresos y a los activos es el mayor en la historia" de Estados Unidos, dijo a EFE Charles McMillian, presidente de la consultora MBG Information. Él cree que los estadounidenses irremediablemente tendrán que ahorrar más. En parte, no tendrán otra opción.

La restricción extraordinaria del crédito a nivel internacional, tras la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre, ha secado las fuentes de financiación al consumo en Estados Unidos. Esa circunstancia se reflejará en los resultados del PIB de octubre a diciembre. La contracción del 0,3% en el tercer trimestre fue mejor que la caída del 0,5% anticipada por los analistas, gracias al aumento del gasto del Gobierno, las exportaciones y los inventarios.

El Gobierno continuará con la cartera abierta, porque se elevará la factura de las ayudas a los desempleados, entre otros factores. Además, está la posibilidad de un segundo paquete de estímulo, que hoy recomendó en la audiencia en el Congreso Simon Johnson, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien estimó que debería ascender a 450.000 millones de dólares.

Al mismo tiempo, las exportaciones se verán perjudicadas por la debilidad de la demanda en el resto del mundo y por un dólar que se ha revalorizado de forma drástica en las últimas semanas, lo que encarece los productos estadounidenses. El otro punto de luz en el informe del Gobierno, el aumento de los inventarios, es engañoso, según los analistas, dado que las empresas probablemente acumularon más productos en el tercer trimestre porque fueron incapaces de vender los bienes encargados.

Las señales, por tanto, no son halagüeñas. La mayoría de los expertos prevé que la recesión durará cuatro trimestres y será más dura que en las últimas décadas.

 

– Se buscan "cortos" (El Confidencial – 31/10/08)

(Por Rubén J. Lapetra)

Debate interesante, fundamental, de la última ronda de reflexiones sobre la crisis: los shorts, cortos, o el mundo de invertir esperando ganancia con la caída del valor en lo que se invierte. Paradojas financieras y preguntas por doquier. "Los mismos que se aprovechan, en tiempos alcistas, de los beneficios que de ella se derivan, son ahora los que se lamentan de los quebrantos que le causan"…

Pero, ¿es legítimo invertir así? ¿es ético? ¿cuál es el objetivo de ponerse bajista? ¿se puede considerar un accionista, o socio, a alguien que quiere que vayan mal las cosas? Es como si deja entrar en su casa a alguien que lo único que está buscando es robarle la cartera en cuanto le quite el ojo de encima. Es el punto de vista de una empresa. Para el accionista que invierte en el futuro de una organización, con la esperanza de una revalorización y compartir sus beneficios, es probablemente otro robo. Quizá pueda parecer hasta ingenuo a estas alturas plantearse estas cuestiones -o populista- lo que quieran.

De las siete acepciones del diccionario de la RAE, ninguna de ellas se corresponde con lo que hablamos: timidez, pequeño tamaño o escasez de talento es a lo que se corresponde esa cortez. Pero en los mercados, ser corto significa ponerse bajista y es algo tan sofisticado y guay porque no todo el mundo, ni mucho menos, lo hace. Quizá por desconocimiento, quizá por riesgo excesivo o porque operar bajista no está al alcance de todos. El caso es que los cortos han hecho mucho daño en esta crisis. Muchísimo. Pero a todos. Incluso a quienes tanto los han usado. Como si de un boomerang se tratase, está de vuelta. Como en todo periodo de exuberancia han cruzado el límite del rol benigno de dar liquidez y contrapartida en bolsa.

¿Y si los cortos encendieron la mecha del pánico de los depósitos?

Tanto que Chris Cox, rector de la Securities Exchange Comission (SEC), tuvo que restringir este verano este tipo de inversiones por el efecto perverso que generaban. Rumores sin confirmar sobre falta de liquidez en Bear Stearns provocaron la caída del histórico banco en marzo, algo de lo que se quejó amargamente Alan Schwartz, su último consejero delegado. Y en Lehman, tres cuartos de lo mismo, como también denunció su presidente Richard Fuld. La SEC no ha sido la única. Al supervisor de bolsa de EEUU le siguieron en septiembre otras agencias como la FSA británica o las CNMVs europeas agrupadas en torno a CESR. El punto de mira lo pusieron en las ventas al descubierto, naked shorts, que consisten básicamente en vender acciones sin tenerlas. Prohibido. Y vigilancia sobre el resto de operativas bajistas, especialmente, en el sector financiero.

Pero los bancos y aseguradoras se han llevado la palma. Los cinco grandes bancos de inversión del mundo, que agrupan la mayoría de las operaciones en contado, futuros, al alza o a la baja -más del 90% hasta antes de la crisis, según algunas estimaciones-. Cuando el cliente de una de cualquiera de estas entidades, y tiene allí depositados sus ahorros, ve como cae en bolsa a plomo, tranquilo no se va a quedar. El pánico con los depósitos de semanas atrás se ha encendido, precisamente, en las operativas en corto que tumbaban cotizaciones, machacaban valores y los exprimían hasta dejar algunos esqueletos cotizando. Objetivo, hundir con ventas masivas de acciones. A ver quien se atreve a llevarles la contraria y comprar títulos de forma masiva. Obviamente, nadie.

Sólo hay que observar para ver como las cotizaciones de los bancos estadounidenses que han caído sufrían abusos salvajes de estos inversores. Y ahí pudo empezar uno de los círculos viciosos de esta crisis: depositante incómodo que retira su depósito en busca de refugio. En España, el caso más reciente es el de la entidad holandesa ING, con más de 1,5 millones de clientes en nuestro país. Comenzó a caer en bolsa a plomo – y cuatro de cada tres clientes, sin exagerar, se preguntaban si su dinero estaba seguro. La entidad estaba sana, como explicó su responsable en España, César González Bueno. Pero dio igual. Muchos se fueron. Como dijo esta semana Rami Aboukhair, directivo de su rival iBanesto, siete de cada diez nuevos clientes de la entidad procedieron de ING.

Efecto boomerang y el monstruo virtual

¿Cuál es el riesgo de los cortos o shorts? "Primero hundiendo los valores, como ha ocurrido con un elevado número de ellos en los últimos meses. En sentido contrario, baste recordar la ilógica reacción de la cotización de las acciones de Metrovacesa una vez finalizada la última OPA a 83,21â,¬ la acción. La cotización alcanzó los 116 â,¬. En el caso de recompra forzosa o forzada por el mercado, las carreras de los inversores vendidos en descubierto pueden ser tan disparatadas como intensas", advertía Jesús Sánchez Quiñones en su columna en septiembre. Premonitorio. Esta semana hemos asistido a una de esas situaciones de mercado de tierra trágame. Es el caso de Volkswagen en el que han caído varios hedge funds con pérdidas millonarias, no tanto porque vendiesen al descubierto, sino porque estaban tan apalancados (invertidos a crédito) que el cierre del capital por parte de Porsche les ha crujido.

Lo de ser short no está tan de moda. La mayor parte de operaciones bajistas se realiza a día de ayer, y probablemente de hoy, a través de derivados financieros: CFDs, futuros, opciones, warrants… De hecho, en el mercado se justifica las recientes subidas bursátiles, tan violentas como las caídas, en las ejecuciones, ventas forzadas y cierre de cortos, que implica la recompra de títulos en mercado para cubrir las posiciones. En Volskwagen han llegado a comprar a 1.000 euros la acción, un 400% por encima de los niveles de hace una semana. Un inciso: Porsche, claro, ha jugado también, pero en contra del mercado. Ahora, para aliviar la situación, va a vender el 5% a un precio jugoso -unos 11.000 millones de euros valía ayer- con el que prácticamente va a financiar la toma de control de Volkswagen.

El caso de Don Pedro, que pueden leer en el diario mexicano El Sol, ilustra de manera sencilla las buenas prácticas en el uso de los derivados financieros. Empresario que cubre el riesgo de la compra de una máquina con un seguro de cambio. No especula, como si lo hacen cientos de inversores de todo el mundo que con muy poco dinero multiplican su capacidad financiera, su apalancamiento, hasta sobrepasar lo razonable. Cuando muchos de estos brazos de inversión dopados han hecho lo mismo han terminado por hundir cientos de valores, no sin razón en algunos casos, pero de manera artificial. Los derivados son, lo siguen siendo, el mayor peligro con el que se enfrenta la economía. Realmente pueden convertirse en armas de destrucción masiva y generar pérdidas destructoras. No hay que irse a bancos extranjeros. Miren de reojo a lo que pasó en Gaesco no hace demasiado tiempo.

Como explicaba Stephen Roach, de Morgan Stanley, hasta las propias autoridades "se han sorprendido" del tamaño de la burbuja de mercados no regulados y de derivados. Recintos OTC (Over the counter) donde no se sabe qué pasa. ¿Transparencia? ¿Regulación? Un factor común a varias crisis financieras (1929, 1987) son las 'bombas de relojería' financiera, como algunos han denominado a los vehículos de inversión altamente apalancados que terminaron por caer a las primeras de cambio de las condiciones de restricción del crédito. Los famosos trust financieros de los años 20 -híbridos entre fondos y holding financiero- supusieron una gran lección para los mercados y las autoridades económicas. Funcionaban y actuaban con base en el endeudamiento, el crédito y la revalorización de los activos en los que invertían.

Conforme la crisis fue avanzando fueron cayendo por las ventas forzadas de participaciones y ejecuciones de las garantías en las que apoyaban sus inversiones. Lo mismo está ocurriendo con los derivados. Son muchos los expertos que han alertado sobre determinadas figuras de fondos de capital riesgo y los hedge funds, principales usuarios de la "palanca inversora". El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, alertó antes del verano de 2007 -ya tienen otro Roubini- sobre la formación de un inquietante triángulo de vulnerabilidad que configuraban este tipo de fondos junto a los productos estructurados de inversión (SIV). A toro pasado, el tiempo le da la razón. A veces es mejor no tenerla.

– Las bolsas viajan a través del túnel del tiempo de la deuda (Expansión – 2/11/08)

(Por Enrique Calatrava)

Cae la bolsa, suben el yen y el dólar, baja el precio del crudo, Islandia queda al borde de la bancarrota…. ¿Qué pasa en los mercados financieros? El proceso de desendeudamiento de inversores especulativos como los hedge fund explica algunas de estas reacciones.

Se parezca o no a la Gran Depresión de 1929, seguro que se harán muchas tesis doctorales de esta crisis, que ha derrumbado mitos, como la desaparición de los ciclos económicos. Las bolsas se encuentran en pleno viaje al pasado a través de un túnel del tiempo forzado por el sobreendeudamiento de los inversores y empresas.

Mientras los mercados sufren los embates del desapalancamiento "reducción de los niveles de deuda", algunas de las primeras lecciones de la tormenta están comenzando a emerger:

1- Los hedge fund huyen, y su infalibilidad como brillantes gestores ha quedado en entredicho en tiempos de crisis. Estos inversores están sufriendo reembolsos masivos de sus partícipes, lo que les lleva a vender acciones adquiridas con deuda, empujando a la baja el mercado. Más que pánico, es este proceso de desapalancamiento el que explica los desplomes bursátiles violentos vividos en las últimas semanas. Algo que tiene muy poco que ver con las valoraciones reales de las compañías, como explica Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4. Según sostiene George Magnus, analista jefe de UBS, nadie conoce aún las repercusiones de este proceso.

2- Bajan las materias primas. Ante la falta de nuevo crédito, muchos inversores institucionales han deshecho posiciones allí donde han podido para hacer frente a las pérdidas en los mercados de renta fija y variable. El resultado ha sido una caída del precio del crudo (desde casi 150 a cerca de 60 dólares en menos de cuatro meses). A ello también ha contribuido el miedo a una recesión global, que reduciría el consumo de energía.

3- Sube el yen. Acaba el carry trade nipón. La crisis crediticia va camino de convertirse en una crisis de divisas. La japonesa se erigió en una de las monedas favoritas para endeudarse, aprovechando los menores tipos de interés del país, y luego invertir en divisas con tipos de interés más elevados.

4- Se desploman las monedas de países emergentes (Brasil, México). Tanto las bolsas como las monedas de países del área latinoamericana han caído en las últimas semanas, arrastradas por la repatriación de capitales desde países emergentes a EEUU.

5- El dólar vuelve a ser moneda refugio. Pese a las teorías sobre un nuevo orden económico multipolar, donde Estados Unidos quede desplazado como primera potencia mundial, el billete verde ha vuelto a actuar como valor refugio frente a otras monedas. A ello han contribuido algunas previsiones, como que Europa sufrirá aún más que EEUU en esta crisis.

6- Países a punto de la bancarrota, como Islandia. Tres bancos del país, que representan más del 90% de su sistema financiero, incurrieron en una carrera sin freno para crecer fuera de las fronteras de este pequeño país de 300.000 habitantes. Su gran (casi única) palanca: un diferencial de tipos de interés con la eurozona que les permitió endeudarse más barato para invertir en su país, y financiar el desarrollo y consumo interior. La restricción de crédito llegó en pleno auge especulativo, los bancos, cuyos activos vencían a largo plazo pero sus compromisos eran a corto, no pudieron hacer frente a sus pagos. La consecuencia: un país en bancarrota.

7- Manda más un ordenador que un gestor. Los modelos de valoración de activos a riesgo han motivado ventas automáticas, a medida que las alertas han ido saltando en los ordenadores de bancos y gestores de fondos. Esto ha impedido que se liquidaran posiciones de forma ordenada y, en los últimos quince días, el sistema ha estado cerca del colapso.

8- El miedo es libre. Por mucha sofisticación que adquirió el sistema, muchos de los modelos empleados (VAR, Mark- to-market) se han mostrado ineficaces en entornos de pánico vendedor y elevada volatilidad. Los modelos de valoración de activos (VAR o Value at risk) empleados por hedge fund y los bancos que les prestan dinero sirven para medir sus pérdidas tolerables sobre una cartera de activos. Estos modelos obligan a aportar nuevas garantías cuando las carteras que han comprado con endeudamiento caen por debajo de un determinado precio. Si no pueden, están obligados a liquidar las posiciones para mantener un determinado ratio entre patrimonio y capital.

9- ¡Vivan las posiciones cortas! Harbinger, Griffin y otros fondos buitre, más recientes en su creación y menos endeudados, están haciendo su agosto, al tomar títulos prestados para venderlos y recomprarlos cuando bajan, ganando la diferencia. La caída de las cotizaciones se ha convertido en un terreno abonado para estos fondos, a los que la FED y el Gobierno británico han tratado de poner freno para detener la sangría bursátil.

10- No hay "decoupling". La posible desconexión entre el crecimiento de países ricos y emergentes en tiempos de recesión ha quedado en agua de borrajas. Algunos países con fuertes fondos soberanos fruto del petróleo, como Kuwait, han pasado de presentarse voluntarios para salvar emblemas de Wall Street a anunciar planes de ayuda para su sistema bancario. China ya ha advertido de que crecerá menos, y lo mismo ocurrirá con otros países emergentes.

– Tribuna: Laboratorio de ideas Jeffrey D. Sachs – Auge, estallido y recuperación de la economía (El País – 2/11/08)

Esta crisis económica mundial pasará a la historia como la locura de Greenspan. Es una crisis fabricada por el Consejo de Dirección de la Reserva Federal estadounidense durante la época de vacas gordas y liberalización financiera que abarca desde mediados de la década de 1990 hasta hoy.

Esta política de dinero fácil, respaldada por reguladores que no regulaban, produjo unas burbujas inmobiliarias y de créditos al consumo sin precedentes en Estados Unidos y otros países, principalmente los que compartían la orientación política estadounidense. Ahora la burbuja ha reventado, y estas economías llevan camino de entrar en una pronunciada recesión.

El origen de la crisis ha sido la fuerte subida de los precios de la vivienda y de las acciones bursátiles, que estaban muy alejados de los parámetros históricos. Greenspan alimentó dos burbujas: la de Internet en 1998-2001 y la posterior burbuja inmobiliaria que ahora está estallando. En ambos casos, el aumento del precio de los activos llevó a las familias estadounidenses a pensar que se habían vuelto mucho más ricas, y las tentaba a aumentar enormemente su endeudamiento y su gasto, para comprar viviendas, coches y otros bienes de consumo duraderos.

Los mercados financieros se mostraban ansiosos por prestar a estas familias, en parte porque los mercados crediticios estaban liberalizados, lo cual invitaba a conceder préstamos de manera temeraria. Gracias al auge de los precios de la vivienda y del mercado de valores, la riqueza neta de las familias estadounidenses aumentó en torno a los 15 billones de euros en el periodo comprendido entre 1996 y 2006. El aumento del consumo basado en esta riqueza hizo a su vez que el precio de las viviendas aumentara todavía más, lo cual animó a familias y a prestamistas a inflar la burbuja otro poquito más.

Todo esto se ha venido abajo. Los precios de la vivienda alcanzaban su punto máximo en 2006 y los precios bursátiles en 2007. Con el estallido de estas burbujas, la riqueza teórica de puede que ocho billones, o incluso hasta doce billones, desaparecerá.

Ahora están sucediendo varias cosas complejas a la vez. En primer lugar, las familias están recortando drásticamente el consumo, porque tienen la sensación de ser -y son- mucho más pobres que hace un año. En segundo lugar, varias instituciones fuertemente endeudadas, como Bear Stearns y Lehman Brothers, han quebrado, provocando otras pérdidas de riqueza (de los accionistas y acreedores de estas instituciones en bancarrota) y una mayor pérdida del crédito que antes proporcionaban estas empresas.

En tercer lugar, los bancos comerciales también han salido perdiendo y mucho con estos tratos, lo cual les ha privado de buena parte de su capital. A medida que su capital desciende, también lo hacen sus futuros préstamos. Y en cuarto y último lugar, la quiebra de Lehman Brothers y el que la gigante de los seguros AIG estuviese a punto de declararse en bancarrota desencadenaron un pánico financiero, por culpa del cual ni siquiera las empresas solventes eran capaces de obtener préstamos bancarios a corto plazo o vender instrumentos negociables a corto plazo.

El reto que se les plantea a los políticos es restaurar suficientemente la confianza de modo que las empresas puedan nuevamente obtener crédito a corto plazo para pagar sus nóminas y financiar sus inventarios. El siguiente desafío será impulsar la restauración del capital bancario a fin de que los bancos comerciales reanuden sus créditos para inversiones a más largo plazo.

Pero estas medidas, por urgentes que sean, no impedirán la recesión en Estados Unidos y otros países golpeados por la crisis. Es improbable que el mercado bursátil y el inmobiliario se recuperen pronto. A consecuencia de ello, las familias son más pobres y recortarán drásticamente su gasto, lo cual hace que la recesión sea inevitable a corto plazo.

Estados Unidos será el más golpeado, pero otros países que han experimentado una expansión (y ahora una depresión) de sus sectores inmobiliario y de consumo -en especial Reino Unido, Irlanda, Australia, Canadá y España- también se verán afectados. Islandia, que privatizó y liberalizó sus bancos hace pocos años, afronta ahora una quiebra a escala nacional, porque sus bancos no podrán pagar a los acreedores extranjeros con los que están fuertemente endeudados. No es una coincidencia que, con la excepción de España, todos estos países se adhiriesen explícitamente a la filosofía estadounidense del "libre mercado" y no regulasen suficientemente sus sistemas financieros.

Pero por mucho que sufran las economías liberalizadas al estilo anglosajón, nada de esto tiene que causar por fuerza un desastre mundial. No veo razón alguna para una depresión mundial, y ni siquiera para una recesión mundial. Sí, EEUU experimentará un descenso de renta y un agudo aumento del desempleo, lo cual hará que disminuyan las exportaciones del resto del mundo a Estados Unidos. Pero muchas otras partes del planeta seguirán creciendo. Muchas economías grandes, como China, Alemania, Japón y Arabia Saudí, tienen muchos excedentes de exportación, y por lo tanto han estado prestando al resto del mundo (en especial a Estados Unidos) en lugar de endeudarse.

Estos países están bien provistos de dinero, y no se ven lastrados por el estallido de una burbuja inmobiliaria. Aunque sus familias han sufrido hasta cierto punto por causa de la caída de los precios bursátiles, no sólo pueden continuar creciendo, sino que también pueden aumentar su demanda interna para compensar el descenso de las exportaciones a Estados Unidos. Ahora deberían recortar los impuestos, facilitar las condiciones de crédito nacionales y aumentar las inversiones públicas en carreteras, energía eléctrica y vivienda protegida. Tienen suficientes reservas de divisas extranjeras para evitar el riesgo de inestabilidad financiera como consecuencia del aumento de su gasto interno, siempre que lo hagan con prudencia.

En lo que respecta a Estados Unidos, el actual sufrimiento innegable de millones de personas, que se agravará el próximo año con el repunte del desempleo, es una oportunidad para replantearse el modelo económico adoptado desde que Ronald Reagan llegó a la presidencia en 1981. La bajada de impuestos y la liberalización generaron un consumo excesivo que parecía bueno mientras duró, pero también dieron pie a una enorme desigualdad de rentas, una clase desfavorecida muy amplia, un fuerte endeudamiento exterior, el abandono de los problemas medioambientales y de las infraestructuras, y ahora un enorme caos financiero. Ha llegado el momento de diseñar una nueva estrategia económica, o sea, un nuevo New Deal.

(Jeffrey D. Sachs es catedrático de Economía y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia. (c) Project Syndicate, 2008)

– Tribuna: Primer plano Paul Krugman: El remolino que no para de agrandarse (El País – 2/11/08)

Los datos económicos rara vez inspiran pensamientos poéticos. Pero mientras contemplaba el conjunto de cifras más reciente, me di cuenta de que me pasaba por la mente William Butler Yeats: "Girando y girando en el remolino que no para de agrandarse / El halcón no oye al halconero; / Las cosas se desmoronan; el centro no se sostiene".

En este caso, el remolino que no para de agrandarse serían los bucles de retroalimentación (adiós a la poesía) que hacen que la crisis financiera se descontrole todavía más. El desdichado halconero sería, supongo, Henry Paulson, el secretario del Tesoro.Y el remolino sigue agrandándose de formas nuevas y terroríficas. Mientras Paulson y sus homólogos de otros países tomaban medidas para rescatar a los bancos, nuevos desastres se acumulaban en otros frentes.

Algunos de estos desastres ya se preveían más o menos. Los economistas ya venían preguntándose desde hace tiempo por qué los fondos de cobertura no se veían afectados por la carnicería financiera. Ya no tienen que preguntárselo por más tiempo: los inversores están retirando su dinero de estos fondos, obligando a sus gestores a obtener efectivo vendiendo acciones y otros activos a precio de saldo.

Sin embargo, lo realmente escandaloso es el modo en el que la crisis se está extendiendo a los mercados emergentes, a países como Rusia, Corea del Sur y Brasil.

Estos países se vieron afectados de lleno por la anterior crisis financiera mundial, a finales de la década de 1990 (que en aquel momento parecía algo terrible, pero fue como pasar un día en la playa comparado con la que se nos ha echado encima ahora). Estos países respondieron a la experiencia acumulando enormes reservas de dólares y euros, que supuestamente debían protegerlos en caso de futura necesidad. Y parece que fue ayer cuando todo el mundo hablaba del "desacople", la supuesta capacidad de las nuevas economías de mercado para seguir creciendo aunque Estados Unidos entrase en recesión. "El desacople no es un mito", aseguraba The Economist a sus lectores en marzo. "De hecho, puede que incluso salve a la economía mundial".

Eso era entonces. Ahora los mercados incipientes están en un buen apuro. De hecho, dice Stephen Jen, principal economista de divisas de Morgan Stanley, el "aterrizaje forzoso" de los nuevos mercados podría convertirse en el "segundo epicentro" de la crisis mundial (los mercados financieros estadounidenses fueron el primero).

¿Qué ha ocurrido? En la década de 1990, los gobiernos de los mercados emergentes eran vulnerables porque se habían acostumbrado a pedir prestado en el extranjero; cuando los dólares dejaron de afluir, se vieron empujados al borde del abismo. Desde entonces, han tenido cuidado de endeudarse principalmente en los mercados nacionales, al tiempo que acumulaban enormes reservas de dólares. Pero toda su cautela no ha servido para nada porque el sector privado ha hecho caso omiso del riesgo.

En Rusia, por ejemplo, los bancos y las grandes empresas corrieron a pedir prestado en el extranjero, porque los tipos de interés en dólares eran más bajos que en rublos. Así que, mientras el Estado ruso acumulaba una impresionante reserva de moneda extranjera, las empresas y los bancos rusos acumulaban una deuda externa igualmente impresionante. Ahora les han cortado las líneas de crédito, y su situación es desesperada.

Es innecesario decir que los problemas actuales en el sistema bancario y los nuevos problemas de los fondos de cobertura y de los nuevos mercados se refuerzan mutuamente. Las malas noticias engendran malas noticias, y el círculo de dolor sigue agradándose.

Mientras tanto, los políticos estadounidenses siguen mostrándose reacios a hacer lo que hay que hacer para controlar la crisis. Fue una buena noticia que Paulson accediese por fin a inyectar capital en el sistema bancario a cambio de la propiedad parcial. Pero la semana pasada Joe Nocera, de The Times, señalaba un fallo esencial del plan del Tesoro estadounidense para rescatar a los bancos: no contiene garantías contra la posibilidad de que los bancos sencillamente se guarden el dinero. "A diferencia del Gobierno británico, que ha acondicionado las inyecciones de capital a la concesión de créditos, a nuestro Gobierno parece que le da miedo hacer cualquier cosa que no sea rogar". Y cómo no, parece que los bancos se están dedicando a acumular dinero.

Hoy están pasando cosas raras en lo que respecta al mercado hipotecario. Yo creía que lo que el Gobierno federal pretendía con la absorción de las agencias de préstamo Fannie Mae y Freddie Mac era eliminar los temores acerca de su solvencia y de ese modo bajar los tipos hipotecarios. Pero algunos altos cargos insisten en negar que la deuda de Fannie y Freddie esté respaldada por "toda la fe y el crédito" de la Administración Pública estadounidense y, en consecuencia, los mercados siguen tratando la deuda de las agencias como un activo arriesgado, lo cual hace subir los tipos de interés en un momento en el que deberían estar bajando.

Lo que ocurre, sospecho, es que la ideología antiestatal del Gobierno de Bush sigue impidiendo que se tomen medidas efectivas. Los acontecimientos han obligado a Paulson a nacionalizar parcialmente el sistema financiero, pero él se niega a usar el poder que conlleva esa propiedad.

Sean cuales sean los motivos para que persista la debilidad en la política, es evidente que la situación sigue sin estar controlada. Todo se está yendo a pique.

(Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía 2008. © 2008 New York Times Service.)

– Fuga de capital deja las bolsas globales por el piso (The Wall Street Journal – 3/11/08)

(Por Joanna Slater)

Si está entre los inversionistas dispuestos a comprar, hay una gran abundancia de ofertas en las diferentes bolsas del mundo. Al cierre de uno de los peores meses de la historia bursátil, las acciones se están vendiendo a precios de ganga. Eso significa que los inversionistas están esperando malas noticias en lo que se refiere a los resultados de las empresas. Pero también puede significar que quedan muy pocas sorpresas que conmocionen a los inversionistas.

En todo el mundo, los precios de las acciones han caído a niveles más o menos equivalentes a los que prevalecieron durante los años 70, según Citigroup. Hasta el jueves, las bolsas del mundo estaban negociando acciones a aproximadamente 10,3 veces sus ganancias por acción durante los 12 meses anteriores, un nivel incluso más bajo que el promedio de 11,4 veces registrado en los años 70.

Esos precios de liquidación son especialmente pronunciados en los mercados emergentes. La semana pasada, los inversionistas arrastraron las acciones en estos mercados a niveles casi tan bajos como los registrados en el peor momento de la crisis asiática a fines de los años 90, de acuerdo con un informe de Merrill Lynch.

En India, las acciones que en septiembre se negociaban a 25 veces sus ganancias de los últimos 12 meses, ahora se transan a apenas 10 veces, de acuerdo con datos de Citigroup y MSCI. Las acciones de empresas chinas abiertas a los inversionistas extranjeros declinaron de un promedio de 27 veces sus ganancias a nueve veces. Y en Rusia, las acciones descendieron de un promedio de 13 veces sus ganancias anuales a 4,4 veces.

Recientemente, los mercados recibieron un empujón tras una serie de recortes de tasas de interés en todo el mundo, además de las nuevas medidas implementadas por la Reserva Federal de Estados Unidos para proveer liquidez en dólares a los principales mercados emergentes. Pero dicho impulso no ha sido suficiente para compensar las enormes pérdidas de las últimas semanas. Para recuperarse de sus declives, las acciones de mercados emergentes, por ejemplo, necesitarían duplicar sus precios en dólares para volver al nivel de la primera semana de septiembre.

"Todo se ve barato", dice Ronald Frashure, codirector de inversión de Acadian Asset Management en Boston. Eso, si "el mundo no se hunde en algo parecido a la Gran Depresión, y creemos que la probabilidad de que eso ocurra es remota". Frashure dice que está especialmente interesado en acciones de Corea del Sur, Taiwán y Brasil, donde las bolsas han sido castigadas en semanas recientes. Su firma también tiene a Japón en su punto de mira: el 27 de octubre, el promedio Nikkei de 225 acciones tocó su nivel más bajo en 26 años.

Los bajos precios de las acciones japonesas reflejan el pesimismo de los inversionistas respecto a las probables penurias económicas que Japón tendrá que enfrentar y los efectos negativos del fortalecimiento del yen sobre las exportaciones. Las acciones japonesas se están negociando a un promedio de 11,5 veces sus ganancias de los últimos doce meces, según estimados basados en el índice MSCI Japan. Durante los años 90, las acciones japonesas se negociaban a un promedio de 80 veces sus ganancias anuales.

La principal razón por la que las acciones están tan baratas es porque los inversionistas esperan un declive agudo en las ganancias de las empresas. En un informe reciente, analistas de Citigroup notaron que en otras recesiones globales a principios de los años 90 y 2000, el rendimiento bursátil mundial cayó a cerca de 8% desde máximos que oscilan entre 13% a 14%. Eso indica que las ganancias de las empresas en todo el mundo podrían caer entre 40% y 50%, dicen los analistas, y 10 puntos porcentuales de ese declive ya se han completado.

"Las noticias sobre los resultados corporativos serán malas, pero parece que los mercados ya las contabilizaron", dice Hasan Tevfik, un estratega de inversiones bursátiles de Citigroup en Londres. "Un inversionista de largo plazo que tiene condiciones de resistir la volatilidad, debería estar pensando seriamente en colocar dinero en las bolsas".

Otra ventaja: en algunas regiones del mundo, los dividendos que las acciones pagan como porcentaje de sus precios actuales son más altos que los rendimientos de los bonos del gobierno. En Europa, por ejemplo, el rendimiento estimado de los dividendos que las acciones están pagando este año es de 5,2%, mientras que la tasa básica de interés del banco Central Europeo está en 3,75%.

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– Más transparencia para los derivados de crédito (Cinco Días – 5/11/08)

(Por Cristina de la Sota)

Los derivados de crédito, un mercado que mueve unos 50 billones de dólares, se han convertido en uno de los focos de tensión de la crisis actual. La quiebra de Lehman Brothers hizo saltar las alarmas al resaltar sus deficiencias a la hora de cubrir los riesgos de contrapartida. La mayoría de contratos se negocian de forma privada (over the counter en inglés) y los reguladores trabajan para aumentar la transparencia con la creación de entidades de contrapartida central.

Los derivados de crédito (CDS en inglés) permiten a un inversor protegerse contra el riesgo de impago de una compañía. Funcionan de manera similar a los seguros ya que permiten cubrir el 100% de una inversión en bonos de una compañía mediante el pago de una prima.

Los problemas llegan si a la hora de la verdad aquellos que vendían estos productos, en este caso bancos de inversión, son incapaces de hacer frente a esos pagos. Un problema que puede llegar a generar un riesgo sistémico debido al enorme tamaño de este mercado. De hecho, los días de mayor volatilidad en los mercados en octubre se produjeron precisamente alrededor del 6, 10 y 23 de octubre, coincidiendo con la liquidación de CDS de Frannie Mae y Freddie Mac, Lehman Brothers y Washington Mutual.

Las autoridades han movido ficha y esta semana el BCE se ha sumado a las iniciativas emprendidas por la Reserva Federal y la Comisión Europea al mostrar su apoyo a la creación de entidades de contrapartida central para los CDS. Éstas canalizarían las operaciones, interponiéndose entre el comprador y el vendedor, garantizando así la liquidez del sistema. "Es positivo. Da estabilidad y en caso de quiebra el riesgo está más diversificado. Es muy sano y más transparente", dice Juan Ramón Caridad, de Atlas Capital. "Además, la iniciativa puede provocar que los inversores comiencen a comprar protección. Es un mercado saludable porque permite cubrirse de un riesgo de impago y eso puede liberar fondos y provocar que se vuelva a prestar con normalidad", añade.

Reducir el riesgo de contrapartida, aumentar la transparencia y liberar activos utilizados ahora como garantía para los contratos privados son algunos de los objetivos de la lucha actual. Los esfuerzos están más avanzados en EE UU donde hay cuatro grupos interesados en crear un sistema de liquidación para CDS. En concreto Intercontinental Exchange, CME, Liffe y Eurex. En Europa el BCE ha hablado con Deutsche Börse y LCH.Clearnet esta semana.

La presión de los reguladores empieza a surtir efecto. The Depository Trust & Clearing Corporation, la cámara de compensación y liquidación estadounidense que da servicio a más de 3,5 millones de activos en EEUU y 110 otros países, se comprometió ayer a publicar en su web detalles sobre los 1.000 CDS más importantes.

Al cierre de esta edición aún se desconocían los datos, que ayudarán a dar una mejor indicación sobre las apuestas de impago del mercado. La falta de transparencia de este mercado ha generado críticas y los partícipes de la industria aseguran que la publicación de datos mostrará que se han exagerado los riesgos asociados a este mercado. Hasta ahora la información se remitía a un informe bianual del BIS y otro del International Swaps and Derivatives Association.

– El fracaso de un modelo matemático de riesgo estuvo detrás de la debacle de AIG (The Wall Street Journal – 5/11/08)

(Por Carrick Mollenkamp, Serena Ng, Liam Pleven y Randall Smith)

Gary Gorton, un profesor de finanzas y amante del jazz de 57 años, está surgiendo como un sorpresivo protagonista del casi colapso de American International Group Inc. (AIG). Gorton, profesor de la Escuela de Administración de la Universidad de Yale, es conocido por sus influyentes trabajos académicos, que han sido citados en discursos del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke. Pero también tiene un trabajo de tiempo parcial: concebir modelos utilizados por la gigantesca aseguradora para evaluar el riesgo de más de US$ 400.000 millones en transacciones diabólicamente complicadas, llamadas seguros contra la cesación de pagos.

AIG empleaba esos modelos para ayudar a descifrar cuáles de esos contratos eran confiables. La empresa, sin embargo, no anticipó cómo las fuerzas del mercado y los términos de los contratos que no estaban contemplados en los modelos convertirían a los instrumentos, en el corto plazo, en cuantiosos pasivos financieros. AIG no le encargó a Gorton que evaluara tales amenazas y sabía que sus modelos no las tomaban en cuenta. Esos riesgos le han costado a AIG decenas de miles de millones de dólares y empujaron al gobierno a rescatar a la aseguradora en septiembre.

La crisis financiera global está repleta de historias de venerables firmas financieras que no se protegieron contra lo inesperado. En el caso de AIG, al igual que el de muchas otras firmas, los horrores financieros se escondían en el enorme mercado para seguros contra la cesación de pagos en todo tipo de deudas. Es probable que las turbulencias en AIG generen escepticismo sobre los complicados sistemas computacionales de los que muchos gigantes financieros dependen para minimizar su riesgo.

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En diciembre último, durante una reunión con inversionistas, Martin Sullivan, en aquel entonces presidente ejecutivo de AIG, les dijo a los que estaban preocupados por la exposición a los seguros contra la cesación de pagos que los modelos ayudaban a otorgarle a AIG "un nivel de comodidad muy alto". Durante la reunión, Gorton explicó que "ninguna transacción es aprobada" por el jefe de la unidad de productos financieros de AIG "si no está basada en un modelo que construimos".

Ahora, una investigación criminal federal en Washington analiza si los ejecutivos de AIG engañaron a los inversionistas durante esa reunión y si algún ejecutivo engañó al auditor externo a fines del año pasado. La propia AIG se ha visto obligada a colocar unos US$ 50.000 millones en garantías para sus socios, principalmente para compensar los agudos declives en el valor de instrumentos financieros que aseguró a través de los seguros contra cesación de pagos. Esos pagos han seguido aumentando tras el rescate, generando la posibilidad de que el gobierno inyecte más dinero de los contribuyentes en AIG.

Este recuento de los errores en la gestión de riesgo de AIG se basa en más de 20 entrevistas con ejecutivos actuales y pasados de la empresa, sus socios y otras personas con conocimiento directo, al igual que en documentos internos de AIG, declaraciones ante las autoridades y testimonios al Congreso. Gorton, quien sigue siendo un consultor pagado de AIG, dijo que las preguntas sobre su rol deberían ser dirigidas a AIG. Sullivan prefirió no comentar.

Las operaciones de seguros contra la cesación de pagos eran responsabilidad de AIG Financial Products Corp., la filial con oficinas en Londres y Wilton, Connecticut. En esencia, AIG vendió seguros sobre miles de millones de dólares de valores de deuda respaldados por toda clase de instrumentos, desde préstamos a empresas a créditos hipotecarios de alto riesgo, o subprime, hasta préstamos automotrices y cuentas por cobrar de tarjetas de crédito. Les prometió a los compradores de estos seguros que si los valores de deuda entraban en cesación de pagos, AIG los compensaría. Los ejecutivos de AIG, no Gorton, decidieron cuáles seguros vender y a qué precio.

Los seguros dejan a AIG expuesta a tres tipos de complicaciones. Si los valores de deuda entran en cesación de pagos, AIG tiene que pagar. Pero también hay otros dos riesgos. Los compradores de los seguros -las "contrapartes" de AIG o socios en los acuerdos- suelen tener el derecho de reclamar compensaciones por parte de AIG si los instrumentos asegurados disminuyen de valor, o si se rebaja la calificación de riesgo de la propia AIG. Además, AIG está obligada a dar cuenta de los contratos en sus libros en base a los precios actuales de mercado. Si esos valores caen, AIG debe asumir rebajas contables.

Los modelos de Gorton utilizaron montones de datos históricos para determinar la probabilidad de una cesación de pagos y es posible que su trabajo resulte acertado en ese aspecto. Pero como AIG sabía de antemano, sus modelos no intentaban evaluar el riesgo de futuros pedidos de garantía o rebajas contables, lo que ha devastado a las finanzas de AIG.

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El problema para AIG es que no aplicó modelos efectivos para valorar los seguros y los riesgos asociados a las garantías hasta el segundo semestre de 2007, mucho después de que los seguros hubieran sido vendidos, indican documentos de AIG y presentaciones a los inversionistas. La firma quedó expuesta a pedidos de garantías potencialmente grandes porque había accedido a asegurar mucha deuda sin protegerse adecuadamente a través de coberturas.

La crisis de crédito vapuleó a los mercados de deuda, desatando nuevas negociaciones entre AIG y sus socios acerca de cuántas garantías adicionales debería asumir AIG. Goldman Sachs Group Inc., por ejemplo, ha obtenido entre US$ 8.000 millones y US$ 9.000 millones, cubriendo virtualmente toda su exposición a AIG, la mayor parte antes de que el gobierno se involucrara.

Este tipo de pagos continuó después del rescate gubernamental. AIG ya ha recibido US$ 83.500 millones de la Reserva Federal, un poco más de dos tercios de los US$ 123.000 millones que tiene a su disposición. Además, las afiliadas de AIG obtuvieron hace poco hasta US$ 21.000 millones por parte del gobierno en préstamos a corto plazo.

Gran parte de los US$ 83.500 millones se ha usado para cumplir con las obligaciones financieras de la filial de productos financieros. En caso de que la crisis en los mercados lleve a que los precios de muchos activos continúen cayendo, el gobierno podría tener que inyectar más dinero para ayudar a AIG a mantenerse a flote. Si el gobierno deja a la aseguradora librada a su suerte, podría volver a causar la conmoción en los mercados que las autoridades han luchado por contener.

En 1987, AIG lanzó su unidad de productos financieros a cargo de Howard Sosin, un experto en matemáticas y ex ejecutivo de Drexel Burnham Lambert. Entre las contrataciones que realizó, se encontraba Joseph Cassano, un ex colega en Drexel. Después que Sosin dejó la empresa, Gorton se unió a AIG como consultor a fines de los años 90. Luego, Cassano se hizo cargo de la unidad.

Gorton reunió vastas cantidades de información y construyó modelos para pronosticar pérdidas en grupos de activos como créditos hipotecarios y bonos de deuda corporativa. Al hablar ante inversionistas en diciembre último, Cassano le dio el crédito a Gorton por "desarrollar la intuición" en la que él y otro alto ejecutivo "se han respaldado en gran parte para la construcción de los modelos que hemos hecho y el negocio que hemos creado".

AIG comenzó a vender seguros contra la cesación de pagos alrededor de 1988. El trabajo de Gorton "ayudó a convencer a Cassano de que estas cosas eran oro puro, que si alguien te pagaba para tomar estos riesgos, era dinero gratis" porque AIG nunca tendría que hacer pagos para cubrir incumplimientos reales, según un ex alto ejecutivo de la unidad. Sin embargo, el trabajo de Gorton no abordó las potenciales rebajas contables ni pagos de garantía a las contrapartes.

AIG se convirtió en uno de los mayores vendedores de protección contra la cesación de pagos, según un informe reciente de Moody's Investor Service. Durante años, el negocio fue extremadamente lucrativo. En un reporte de 2006 ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC), AIG informó que la posibilidad de hacer un pago ligado a estos instrumentos que ahora causan estragos era más que "remota, incluso en escenarios del mercado en severa recesión".

Durante una mañana lluviosa la semana pasada, Gorton analizó brevemente con sus estudiantes de Yale cómo las dificultades que enfrenta el mundo financiero lo han dejado perplejo. Alrededor de unos 30 estudiantes escucharon cómo Gorton se lamentaba por la forma en que los problemas en un sector hicieron que los inversionistas cuestionaran el valor en todos los sectores. "No parece haber una razón fundamental que lo motive", dijo Gorton.

– El mito del capital riesgo se derrumba: es la última víctima del desapalancamiento global (El Economista – 7/11/08)

(Por Ainhoa Jiménez)

El capital riesgo (mucho mejor definido por la expresión inglesa private equity, es decir, acciones de empresas no cotizadas) ha sido la mejor inversión de los últimos años con mucha diferencia sobre la bolsa e incluso sobre la vivienda. Pero ahora la crisis le está afectando mucho más que a otras inversiones, con el añadido para los inversores de su iliquidez.

El paradigma de la caída del mito es Blackstone, que ayer anunció pérdidas de 340,3 millones en el trimestre y una fuerte rebaja de la valoración de las inversiones que tiene en cartera. Y no sólo eso, sino que los ingresos fueron negativos de -160,3 millones de dólares por la citada rebaja del valor de su cartera de capital riesgo, activos inmobiliarios, e inversiones alternativas. Algo que demuestra que, pese a que la industria lo niega, estos fondos son tan vulnerables como las empresas a una profunda crisis económica como la actual. El valor, que salió a bolsa el año pasado, cayó ayer el 11% y ha perdido dos tercios de su capitalización este año.

Precisamente, esa salida a bolsa es la piedra angular de la historia. La opv de Blackstone fue la clásica señal de un techo para el capital riesgo (y las bolsas): el dinero inteligente, los socios, vendían, y el dinero tonto, el público, compraba, resume un experto en el sector.

Estos conglomerados se benefician de grandes ventajas fiscales porque las empresas de su cartera son consideradas inversiones, pero eso no es lo que Blackstone contaba a los inversores en la opv. Por el contrario, afirmaba que sus "rentabilidades superiores" logradas durante muchos años se habían conseguido en todo tipo de entornos económicos y bursátiles. Es decir, esta industria aseguraba tener algún tipo de fórmula secreta para hacer que las empresas valieran más. El personaje de Richard Gere en Pretty Woman aportó el glamour que necesitaba esa idea.

Pero ahora resulta que no era cierta. "Después de verse obligado a amortizar el valor de esas empresas hasta el punto de generar ingresos negativos, esa receta era más un mito que otra cosa", concluía ayer un comentario en MarketWatch. El capital riesgo se ha basado en cambiar deuda (con su coste) por capital (con su rentabilidad) para apalancarse y mejorar la rentabilidad del capital (ROE) manteniendo un bajo coste del capital. Pero si sube el coste de capital, como en la actual crisis financiera, y baja el ROE, el modelo se derrumba y estos fondos se convierten en las últimas víctimas del desapalancamiento global que están acometiendo bancos, aseguradoras, hedge funds e inversores particulares.

Ahora bien, hay un rayo de esperanza: el asesoramiento. Esta división lo hizo mucho mejor en el tercer trimestre que el resto, con un aumento de los ingresos del 91% hasta 160,7 millones. Blackstone ganó más mandatos de clientes que buscaban asesoramiento en fusiones y adquisiciones, así como en casos de quiebra, impago y reestructuración de la deuda (las famosas refinanciaciones).

Asimismo, la empresa asegura que tiene una buena posición de capital y de liquidez, con 1.300 millones en cash y otros 1.290 millones invertidos en los fondos líquidos de la firma, frente a una deuda a corto plazo de 845 millones. Es decir, que no va a quebrar mañana.

– Mal augurio del FMI a países ricos (BBCMundo – 7/11/08)

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que las economías del mundo desarrollado se encogerán el próximo año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El anuncio coincide con un drástico recorte en las tasas de interés decidido por varios bancos centrales de Europa.

El FMI revisó su pronóstico para 2009 y ahora prevé un crecimiento global de apenas 2% – una recesión mundial de acuerdo a algunas definiciones, señala el corresponsal de asuntos económicos de la BBC, Andrew Walker. Para el mundo en desarrollo también predice una contracción generalizada. La reducción más pronunciada para el total del año será la de Gran Bretaña con 1,3% de crecimiento.

El organismo multilateral exhortó a los gobiernos a que adopten políticas impositivas y de gasto para estimular sus economías. También aconsejó el recorte de las tasas de interés en la medida de lo posible.

Poco antes de que se publicara el pronóstico los bancos centrales de la eurozona, Gran Bretaña y Suiza hicieron precisamente eso. El Banco de Inglaterra aplicó un sorprendente recorte de 1 y medio puntos porcentuales a las tasas de interés británicas para quedar en 3%, el nivel más bajo desde 1955. Según el editor de economía de la BBC, el tamaño del recorte, el más dramático desde 1981, es una señal de que el Banco piensa que el Reino Unido se dirige hacia una recesión.

Los bancos hipotecarios están ahora bajo presión para beneficiar a los prestatarios y el ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Alistair Darling, pidió que así lo hicieran. "Es esencial que los bancos pasen los beneficios de los bajos intereses a las personas y las empresas", expresó Darling. "Deben entender que es su deber ayudar a sus clientes".

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) redujo la tasa de la eurozona por medio punto para quedar en 3,25% ante las persistentes señales de una desaceleración. El presidente de esa institución, Jean-Claude Trichet no descartó más recortes en el futuro. Trichet comentó que los niveles de incertidumbre a raíz de la crisis de los mercados continuaban "extraordinariamente altos con desafíos excepcionales por venir". Al mismo tiempo, Suiza también aplicó un recorte de medio punto porcentual, el segundo de este año y Dinamarca siguió el ejemplo…

– El primer año del Supercrash hundirá en la recesión a las economías del G15 (Libertad Digital – 7/11/08)

(Por M. Lamas)

El FMI alerta de una recesión mundial. El PIB de las economías más ricas del planeta (G7), presentan ya tasas negativas. El 90% de los países más influyentes (G8) avanzan hacia la recesión. De hecho, los números rojos amenazan a 12 de las 15 economías más ricas del planeta (G15), a excepción de China, India y Rusia.

La crisis financiera se está trasladando a la economía real. Los países más influyentes del mundo (G8), a excepción de China, avanzan hacia la recesión económica.

Este riesgo ya se ha materializado y, hoy por hoy, es una realidad. Los países del G7, al que pertenecen las economías más ricas del planeta (Japón, EEUU, Alemania, Reino Unido, Canadá, Italia y Francia), están al borde de la recesión, puesto que ya han presentado tasas de crecimiento negativas en, al menos, un trimestre. Y todos los datos indican que volverán a registrar PIB negativo en el siguiente.

 

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Tras algo más de un año desde el estallido de la crisis financiera, el 100% países miembros del G7 acaban de sufrir la primera contracción del PIB. Ahora, los números rojos amenazan a los países del G-15.

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A excepción de China, las 10 principales economías del planeta han sufrido una contracción de su riqueza nacional, o lo harán en breve (a finales de 2008 o principios de 2009). Brasil y Canadá serán los siguientes.

La economía brasileña creció un 1,6% en el segundo trimestre del año respecto al trimestre anterior, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Sin embargo, la desaceleración se acentúa de forma creciente.

Por su parte, el Banco Central de Canadá reconocía en su último informe de coyuntura que la economía real del país está al borde de la recesión y que la ansiada recuperación se hará esperar. El pasado abril, dicho organismo preveía un avance del PIB del 1,8%. Sin embargo, ha reducido tales estimaciones drásticamente, hasta el 0,6% interanual. Mientras, para el primer trimestre del 2009 ya prevé un crecimiento nulo.

Asimismo, la economía de Corea de Sur también se está contrayendo debido a la caída de las exportaciones, y los últimos datos macroeconómicos avanzan que el decrecimiento se acabará extendiendo a Australia y México.

De hecho, el Gobierno de Corea del Sur acaba de anunciar la creación de un plan de 33 billones de won (20.303 millones de euros) para impulsar el crecimiento económico hasta el 4% en 2009, crear 200.000 empleos y de esta forma evitar la recesión el próximo año, informa The Korea Times.

El plan, que supone un importe igual al 3,7% del PIB del país, se basa en la expectativa de una caída de la inflación hasta en torno a un 3% en el año próximo, con un superávit en el balance por cuenta corriente del país asiático de 5.000 millones de dólares (3.893 millones de euros) frente a los 10.000 millones de dólares (7.785 millones de euros) de déficit de este año.

El paquete, que contempla un gasto adicional de 11 billones de won (6.769 millones de euros) para impulsar proyectos de infraestructuras públicas, así como 3 billones de won (1.846 millones de euros) en forma de recortes en los impuestos, llega después del plan de 19 billones de won (11.692 millones de euros) anunciado el mes pasado.

A pesar de los estímulos fiscales, los institutos extranjeros predicen que la cuarta economía asiática crecerá por debajo del 4% el próximo año debido al estancamiento del consumo doméstico y la caída de las exportaciones. Sin embargo, los analistas consultados por LD avanzan que el PIB de Corea del Sur también registrará números rojos.

De este modo, del grupo formado por los 15 países más ricos del mundo (G15), tan sólo se salvarían por el momento de sufrir una caída del PIB las economías de Rusia, India y China. Pese a todo, el gigante chino crecerá en 2008 por debajo del 10% por primera vez desde 2002, tal y como avanzó LD.

En este sentido, algunos analistas no descartan graves problemas económicos para el gigante asiático en breve, ya que un crecimiento del PIB inferior al 8% interanual se traducirá en importantes tensiones financieras y económicas.

Así, China también está estudiando un proyecto para estimular su crecimiento económico en los próximos años, mediante la inversión masiva de recursos en obras de infraestructura y otras. Es decir, gasto público, informa el periódico China Daily.

El Ministerio de Transporte está considerando un plan para invertir unos 730.000 millones de dólares en nuevas carreteras y obras portuarias para llevar a cabo en los próximos tres a cinco años, según el servicio China Business News.

– El comercio internacional sufrirá una contracción en 2009, según el Banco Mundial (Expansión – 9/11/08)

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha dicho que en 2009 habrá una "retracción del comercio", una situación que no ocurre desde hace 27 años y que impactará especialmente en los países emergentes.

Después de participar del primer día de debates de la reunión de ministros y presidentes de bancos centrales del G-20 que se celebra en Sao Paulo, el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick señaló en una rueda de prensa que "los países en desarrollo están siendo impactados por una situación poco común". "Hay una impresionante retracción" del comercio, la peor en los últimos 27 años, anotó, por lo que el BM pretende liberar 1.500 millones de dólares en los próximos días.

La caída del comercio y la disminución del crédito no serán las únicas consecuencias de la crisis, pues "el proceso de ajuste (que tendrán que hacer los gobiernos) significará reducción de empleos en muchos países", vaticinó. Además, también destacó que el encuentro de Sao Paulo, previo a la cumbre presidencial del G-20 en Washington, "permitirá establecer un sistema multilateral más fuerte".

Las conclusiones de la reunión de Sao Paulo, que terminará mañana, serán presentadas en la cumbre del G-20 que se celebrará la próxima semana en Washington que, en su opinión, estará ante un "desafío histórico".

Al referirse a los debates, manifestó: "sentamos bases para la cumbre del 15 de noviembre, con buenas ideas sobre la mesa". La modernización de las estructuras del sistema financiero internacional ha sido defendida por los principales emergentes del mundo, que reclaman una mayor participación de las naciones en desarrollo en las decisiones sobre un nuevo orden económico.

Brasil, Rusia, India y China, que forman el grupo de los llamados Bric, encabezan, junto con México y Sudáfrica, los reclamos por una mayor participación de los emergentes en ese proceso.

"Necesitamos modernizar los sistemas multilaterales para incluir voces de países importantes, como Brasil", comentó al respecto Zoellick. El funcionario también destacó la propuesta brasileña de aprovechar la actual coyuntura para reanudar las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que fracasaron en julio pasado.

Zoellick defendió, además, una ampliación del G-7, pues consideró que "es importante cierta flexibilidad en el sistema económico global". "Enfrentamos desafíos históricos, pues ya pasamos por una crisis en los combustibles, una crisis de los alimentos y ahora estamos frente a una crisis financiera de proporciones globales", anotó

El G-20 está formado por los países del G-7 (EE.UU., Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia), además de Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica y Turquía, más la Unión Europea (UE) como bloque.

– Tribuna: Joseph E. Stiglitz – El siguiente Bretton Woods (El País – 9/11/08)

El mundo está cayendo en una grave desaceleración mundial, probablemente la peor del último cuarto de siglo, quizá incluso la peor desde la Gran Depresión de 1929. Una crisis que, en más de un sentido, es made in USA, fabricada en Estados Unidos.

Estados Unidos exportó sus hipotecas tóxicas al resto del mundo en forma de títulos respaldados por activos. Exportó su filosofía desreguladora del mercado libre, algo que ahora hasta Alan Greenspan, su sumo sacerdote, admite que fue un error. Exportó su cultura de irresponsabilidad empresarial y la opaca práctica de las opciones de compra de acciones, que fomentan esa mala contabilidad que, al igual que ocurrió en los escándalos de Enron y Worldcom hace unos pocos años, tan importante ha sido en este descalabro. Como colofón, EEUU ha exportado su desaceleración económica.

La Administración de Bush ha acabado haciendo lo que todos los economistas le instaban a hacer: inyectar más liquidez en los bancos. Sin embargo, como siempre, el problema está en los detalles, y puede que el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, haya logrado incluso echar por tierra esta buena idea, ya que parece haber concebido una recapitalización bancaria que no va a producir la reactivación del crédito, algo que no sería nada bueno para la economía.

Más importancia tiene aún que las condiciones impuestas por Paulson a los bancos estadounidenses receptores de capital sean mucho peores que las dictadas por el primer ministro británico Gordon Brown (por no hablar de las que consiguió Warren Buffett cuando proporcionó mucho menos dinero a Goldman Sachs, el banco de inversión más sólido de EEUU). Los precios de las acciones demuestran que, para los inversores, éste ha sido un acuerdo excelente.

Una de las razones para preocuparse por el mal acuerdo que se ha ofrecido a los contribuyentes estadounidenses es la deuda nacional que se nos viene encima. Antes incluso de esta crisis financiera, estaba previsto que el endeudamiento de EEUU pasara de 5,7 billones de dólares en 2001 a más de 9 billones este año. Por sí sola, la deuda del presente año se acercará al medio billón, y la del año próximo, al acentuarse la desaceleración en Estados Unidos, será todavía mayor. El país necesita un gran paquete de medidas de estímulo. Pero los conservadores fiscales de Wall Street (sí, los mismos que nos han conducido a este bajón) ahora pedirán que se modere el déficit (lo cual nos recuerda a Andrew Mellon en la Gran Depresión de 1929).

Podemos decir que la crisis se ha extendido a los mercados emergentes y a los países menos desarrollados. Por curioso que parezca, Estados Unidos, pese a todos sus problemas, sigue considerándose el lugar más seguro para depositar el dinero. Supongo que no es muy sorprendente, ya que, con todo, el aval del Gobierno de EEUU tiene más credibilidad que el de un país del Tercer Mundo.

Mientras Estados Unidos rebaña los ahorros del mundo para solucionar sus problemas, las primas de riesgo se disparan y, por todas partes, la renta, el comercio y los precios de las materias primas se hunden. Los países en vías de desarrollo van a pasarlo mal. Probablemente algunos vayan a sufrir más que otros: los que ya antes de que arreciara la crisis tenían un considerable déficit comercial, los que debían refinanciar una deuda nacional y los que mantenían vínculos comerciales estrechos con Estados Unidos. Los países que, como China, no han liberalizado del todo su mercado financiero y de capital, se congratularán de no haber cedido ante Paulson y el Tesoro estadounidense, que les conminaban a hacerlo.

Muchos están pidiendo ayuda ya al Fondo Monetario Internacional (FMI). Lo que se teme es que, al menos en ciertos casos, el FMI retome sus antiguas y fallidas recetas, basadas en una contracción fiscal y monetaria que no hará más que incrementar la injusticia en el mundo. Aunque los países desarrollados apliquen políticas estabilizadoras anticíclicas, los que están en vías de desarrollo se verán obligados a tomar otras de carácter desestabilizador que alejarán el capital cuando más lo necesitan.

Hace diez años, en la época de la crisis asiática, se habló mucho de la necesidad de reformar la arquitectura financiera mundial. Es evidente que se hizo poco, demasiado poco. En esa época, muchos pensaban que lo que de verdad buscaban esos nobles llamamientos era impedir una auténtica reforma: los que se habían beneficiado del sistema anterior sabían que la crisis pasaría y, con ella, las demandas de reforma. No podemos permitir que eso vuelva a ocurrir.

Quizá estemos de nuevo ante una situación como la de Bretton Woods. Las antiguas instituciones han reconocido que la reforma es necesaria, pero se mueven tan lentas como los glaciares. No hicieron nada por impedir la crisis actual y preocupa que no sean capaces de reaccionar eficazmente ahora que arrecia.

Tuvieron que pasar 15 años y una guerra mundial para que el mundo se reuniera a abordar las debilidades del sistema financiero común que contribuyó a la Gran Depresión de 1929. Esperemos que en esta ocasión no nos cueste tanto tiempo, ya que, dado el grado de interdependencia global, simplemente los costes serían demasiado elevados.

Sin embargo, mientras que el antiguo Bretton Woods lo dominaron Estados Unidos y Gran Bretaña, el panorama global actual es notablemente distinto. De igual manera, las antiguas instituciones de Bretton Woods acabaron definiéndose a partir de un conjunto de doctrinas económicas que ahora se han revelado fallidas, no sólo en los países en vías de desarrollo, sino en el propio núcleo del capitalismo. La inminente cumbre mundial, para conducir realmente a la creación de un orden financiero más estable y equitativo, deberá enfrentarse a estas nuevas realidades.

(Joseph E. Stiglitz, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia y premio Nobel de Economía en 2001, es coautor, junto a Linda Bilmes, de The three trillion dollar war: the true costs of the Iraq conflict. © Project Syndicate, 2008)

– Más que nunca, Wall Street marca el paso de las bolsas (Negocios10/11/08)

Cada día, la negociación en los mercados globales se inicia en Asia y los países de la costa del Pacífico. Pero más que nunca es en Wall Street donde se originan los vientos que han sacudido las acciones en todo del mundo en los últimos meses. "Los ojos de los mercados globales están puestos en Estados Unidos", dice Ramin Toloui, un gestor de Pacific Investment Management en Newport Beach, California.

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