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El abandono del progreso (posibilidades económicas para nuestros nietos) (página 7)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

La última gran urbe en aprobar nuevas medidas para poner coto a esta escalada de precios fue Pekín, cuya administración anunció que eleva el pago inicial para una casa del 30 al 35% de su valor, mientras que esa cifra sube hasta el 50% para los compradores de una segunda vivienda. Su decisión se añade a las tomadas en los últimos tiempos por otras ciudades como Hangzhou, Xiamen o Nanjing, donde está prohibido vender una segunda propiedad a los no empadronados. Sin embargo, al igual que ha pasado con anterioridad, no parece que vayan a tener mucho efecto dado la oferta limitada, el frenesí comprador que se vive y el crédito barato.

No en vano, las autoridades chinas han animado a los bancos en los últimos meses a prestar más dinero para empujar el consumo y animar la economía. Esto está provocando que en muchos lugares, los bancos concedan préstamos hipotecarios con una gran facilidad, algo que corre el riesgo de que, si los propietarios dejan de pagar esos préstamos, aumente peligrosamente la morosidad en el sector bancario.

Menor inversión y mayores deudas amenazan a la economía china

China está caminando en una cuerda floja económica. La dramática caída en el crecimiento que algunos pesimistas predijeron al inicio de año 2016 no ha sucedido. Pero el aumento de los niveles de deuda está elevando los riesgos para la segunda mayor economía del mundo.

Eso es exactamente el mismo ritmo al que se expandió durante los dos primeros trimestres del año (2016), según datos del gobierno chino. Los economistas prevén un crecimiento de 6.6% para todo 2016; más lento que el 6.9% del año 2015, pero dentro del rango objetivo del gobierno.

Sin embargo, muchos expertos han puesto en duda la exactitud de las cifras de crecimiento anunciadas por China, y algunos han ideado sus propias medidas alternativas de lo que realmente está pasando en la economía.

La mayor burbuja de la historia

En octubre de 2016, están creciendo los temores acerca de los mercados de propiedades excesivamente activos en las principales ciudades chinas. Muchas de las grandes ciudades están ahora tratando de enfriar sus mercados, y muchos expertos predicen que los precios caerán pronto. "Esto podría no ser la amenaza a la estabilidad financiera que muchos temen", dijo Julian Evans-Pritchard, economista para China de Capital Economics, en una nota de investigación. "Sin embargo, el resultado será un nuevo lastre para el crecimiento económico". Los economistas esperan que el crecimiento de China se desacelere a 6.3% en 2017.

Las empresas "reacias a expandirse"

Así como por el mercado de bienes raíces sobrecalentado, los analistas están preocupados por la desaceleración de la inversión por parte de las empresas privadas. La caída representa una "gran amenaza para el crecimiento económico de China", de acuerdo con economistas de HSBC, que atribuyen los descensos del crecimiento de la inversión privada a un estado de ánimo pesimista entre los empresarios. "Las empresas privadas son reacias a expandir sus negocios", dijeron los economistas.

Advertencias sobre la deuda

Por su parte, las gigantescas empresas de propiedad estatal de China han estado tomando parte del relevo, al aumentar su inversión de forma masiva desde el comienzo del año 2016.

Pero eso ha ayudado a avivar preocupaciones de que China recurre a su vieja costumbre de apuntalar el crecimiento con inversión pública alimentada por deuda en lugar de perseguir reformas difíciles. Esto es particularmente preocupante cuando organismos como el Fondo Monetario Internacional están emitiendo advertencias urgentes sobre los altos niveles de deuda corporativa del país.

El gobierno chino está tratando de llevar la economía hacia una mayor dependencia al gasto de los consumidores, y ha disfrutado de cierto éxito. Pero los analistas dicen que aún hay mucho más trabajo por hacer.

"Si China no logra lanzar reformas agresivas y generalizadas en el próximo año o dos… eso enfriará significativamente el entusiasmo de los inversores y el crecimiento potencial", dijo Brian Jackson, economista para China de IHS Global Insight.

El desafío del año 2017: enfriamiento de China

Pekín posee recursos para facilitar un aterrizaje suave de la economía mientras lleva a cabo las reformas y los está empleando para mitigar su impacto, pero eso no significa que no sea un aterrizaje o que éste no vaya a afectar al resto del mundo.

Es obvio que el ritmo de crecimiento seguirá descendiendo debido a una demanda global que se recupera pero que no es claramente la de los viejos tiempos (recordemos que China tiene que ajustar más el exceso de su capacidad productiva a una demanda menor y que la competitividad de sus exportaciones se debilita), que la deuda privada -especialmente la de las entidades financieras tanto si son empresas controladas por el Estado, bancos comerciales o firmas de inversión- sigue siendo gigantesca y que la transición hacia un modelo basado más en los servicios, el consumo y la industria ligera que en la inversión masiva en infraestructuras, la industria pesada o las exportaciones arroja en todos los países donde se implanta cifras de crecimiento del PIB menores que durante la fase de industrialización masiva.

La deuda del sector no financiero de China se coloca por encima del 250% del PIB. Si el sector no financiero sigue creciendo a la misma velocidad en la que ha aumentado desde el 2010, el país podría aumentar más de 650.000 millones de dólares a su deuda total al final del 2017. En el año 2016, el déficit del crédito de China en el PIB (la diferencia entre la relación entre el crédito y el PIB y las tendencias a largo plazo, indicando una acumulación insostenible) superó los niveles que indican un riesgo de crisis en los próximos tres años. Este riesgo se acrecentará si los precios de los bienes caen bruscamente, socavando los cimientos de la pila de deuda, según PwC.

¿Qué importará más, que el gato sea blanco (Xi) o negro (no Xi), o que pueda cazar ratones? … El Partido Comunista Chino tendrá que resolver.

DOMINIC BARTON

Director Gerente de McKinsey & Company

– Hacer frente a los nuevos desafíos

El capitalismo es el mayor motor de la prosperidad que el mundo haya visto jamás. Pero las instituciones democráticas que crean el espacio para que los líderes empresariales lleven a cabo sus actividades no han podido seguir el ritmo acelerado del cambio económico y tecnológico, ni adoptado los ajustes necesarios para asegurarse de que una cantidad suficiente de personas se beneficien del sistema del que forman parte. Dos ideas que será muy necesario tener en mente para responder a la marea populista de 2016, expresada en el Brexit, la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos, el fallido referendo para la reforma constitucional en Italia, y otros.

Los capitalistas no podemos seguir celebrando simplemente el hecho de que los mercados abiertos y la innovación tecnológica hayan sacado a más de mil millones de personas de la extrema pobreza desde 1990, entre ellos cientos de millones en China. Debemos reconocer las carencias de nuestro orden mundial de posguerra, como la creciente desigualdad, las décadas de estancamiento de los salarios en muchos mercados desarrollados y un desempleo que se mantiene en un 20% o más (y superior al 40% para los jóvenes) en varios países europeos. Por sobre todo, no podemos suponer simplemente que el sistema de "autoajustará". En lugar de ello, tenemos que actuar.

Por supuesto, no solo las empresas tienen la tarea de hacer frente al reto del populismo. Los líderes políticos tienen un papel crucial de apuntalar y ampliar la red de seguridad social para cubrir a quienes han quedado (y quedarán) atrás, y ofreciendo bases más sólidas para un crecimiento incluyente a través de reformas de políticas e infraestructura eficientes.

Pero más allá de crear buenos empleos y productos y servicios de mayor calidad a menor precio, los ejecutivos del sector privado deben tomar la delantera en varias áreas clave.

Primeramente deben asegurarse de que sus organizaciones paguen impuestos. Si bien los accionistas y empleados exigen con razón una gestión sensata de sus recursos financieros, no hay nada que socave más la legitimidad de la globalización que el fantasma de personas e instituciones ricas que hacen trampa al sistema para reducir sus impuestos muy por debajo de lo que paga la esforzada clase media.

En segundo lugar, los ejecutivos deberían ampliar las iniciativas del sector privado para capacitar a los trabajadores en las habilidades que requiere una economía dinámica, especialmente en áreas cuyos ritmos les cueste seguir a las instituciones educacionales tradicionales. Son iniciativa que benefician tanto a las empresas como a la sociedad, como están descubriendo corporaciones como IBM, AT&T y muchas otras. Por ejemplo, Generation, un programa de formación juvenil que McKinsey & Company ayudó a lanzar en sectores específicos de cinco países, ha logrado empleos para 10.000 de sus graduados desde 2015, y a un coste muchísimo menor que el de las formas tradicionales. Noventa y nueve por ciento de nuestros más de 440 empleadores colaboradores dicen estar más que dispuestos a contratar más graduados de Generation.

Tercero, los ejecutivos deben asegurarse de que sus compañías tengan un papel positivo en las comunidades donde funcionan, porque, bien entendido, el capitalismo de accionistas se basa en el capitalismo de las partes interesadas. Por ejemplo, en un Foro Global Fortune realizado recientemente en Roma, más de 80 ejecutivos se comprometieron a dar acceso a la salud a más de 100 millones de niños de zonas marginadas del África Subsahariana. La responsabilidad social corporativa entraña dar respuesta a necesidades sociales.

Por sobre todo, los ejecutivos deberían trabajar en conjunto para afianzar la capacidad del capitalismo moderno de proporcionar valor en el largo plazo. No se trata de una tarea fácil. En una encuesta reciente de McKinsey a altos ejecutivos de todo el mundo, un 65% señaló sentir más presión hoy que hace cinco años, lo cual es especialmente cierto en los mercados en desarrollo. Solo un 37% de los ejecutivos consideraba que la cultura de su compañía fomentaba un pensamiento de largo plazo, y la mitad del 63% restante reconocía que demoraría la inversión en un proyecto si ello implicaba perder un objetivo de ganancias trimestral. Mientras tanto, la proporción de ingreso neto que las compañías de S&P 500 destinan a dividendos y recompras de acciones alcanza hoy casi el 100%.

Es alto el costo colectivo de esta presión. El cortoplacismo reduce el crecimiento al bajar la inversión en gastos de I y D, en último término manifestándose en menos empleos. Según estimaciones preliminares del McKinsey Global Institute, el cortoplacismo le ha costado a la economía estadounidense entre 5 y 6 millones de puestos de trabajo adicionales en los últimos 15 años, y más de $1 billón de crecimiento no realizado del PIB.

¿Qué será necesario para acelerar un crecimiento global sostenible y crear más empleos de calidad? Para comenzar, es necesario cambiar los comportamientos e incentivos en cada paso de la cadena de valor de las inversiones, comenzando por los inversionistas institucionales que ofrecen financiación de largo plazo, y prosiguiendo con los gerentes corporativos y las juntas que los supervisan. Un buen modelo de propietario de recursos de largo plazo es GIC, el fondo soberano singapurense, que basa sus gratificaciones a los gestores de recursos en una tasa de retorno móvil y hace uso de un horizonte a cinco años para medir el desempeño. De manera similar, la Junta de Inversiones del Plan de Pensiones de Canadá ha pasado a usar retornos móviles a cinco años como referencia para sus incentivos.

Es hora de pasar del capitalismo trimestral al capitalismo de largo plazo. Como escribí hace cinco años en el Harvard Business Review: "Hoy, los líderes empresariales tienen que escoger entre reformar el capitalismo o dejar que el capitalismo acabe por reformarnos a nosotros a través de medidas políticas y la presión de la rabia de los votantes". Ya está llegando el momento de pagar el precio de nuestro fallo colectivo. Pero seguimos teniendo la opción de pasar de las palabras a los hechos para preservar y fortalecer el mejor sistema de desarrollo de la prosperidad que hasta ahora el mundo ha encontrado.

© Project Syndicate 2016

Mi respuesta a Dominic Barton

– La desigualdad económica está alimentando la polarización en la política

Algunos titulares, y comenzamos:

Un informe describe el pavoroso futuro al que nos aboca la innovación (El Confidencial – 28/4/14)

La mano de obra será sustituida por las nuevas tecnologías. Muchos analistas creen que este proceso tendrá mayores dimensiones de las esperadas, y que las nuevas tecnologías van a causar un cambio estructural de grandes proporciones. Según el informe The future of employment, realizado por los profesores de la Universidad de Oxford Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, el 47% del empleo total está en situación de alto riesgo, "ya que muchas de sus ocupaciones son susceptibles de ser automatizadas en una o dos décadas". En una primera fase, la mayoría de los trabajadores del sector del transporte y de la logística, así como los administrativos y, en general, todos los relacionados con la oficina, y los vinculados a los procesos de fabricación y producción, "son susceptibles de ser sustituidos por el capital informático".

El sector profesional de alto valor añadido tampoco se librará de estos procesos y está sufriendo ya, y de manera sensible, los embates de la informatización. Incluso sectores en teoría poco susceptibles de ser reemplazados por máquinas, como los diseñadores de chips de ordenador, los asesores fiscales o los arquitectos están viéndose afectados por los programas de software.

El informe de PWC señala que otros sectores profesionales se verán afectados por la mejora de procesos, como la generalización de la prefabricación en el caso de la construcción, donde las tecnologías de additive manufacturing -que permiten fabricar productos capa por capa, en lugar del proceso habitual de hacerlo a partir de la sustracción de material de una gran pieza- pueden ser fundamentales. Además, el perfeccionamiento de los bots -programas informáticos que imitan el comportamiento humano y son capaces de ejecutar tareas automatizadas a altísimas velocidades-, podrá reducir sustancialmente la mano de obra en varios sectores.

Las posibilidades de la automatización cambiarán seguro el mundo del trabajo y la única duda es si nos conducirá a un desajuste laboral estructural. Según apunta el informe, no es descartable que un subconjunto significativo de trabajadores sufra una degradación de la calidad de sus empleos y de su remuneración. Si en el pasado el cambio tecnológico no se tradujo en un paro masivo gracias a la creación de nuevas profesiones que respondían a nuevas necesidades, no parece que en este caso el progreso vaya a ser positivo para la igualdad de ingresos o para las condiciones laborales de la mayoría de la población. De hecho, concluye el estudio, el cambio probablemente exacerbará las desigualdades salariales y perjudicará fundamentalmente a los trabajadores semicualificados.

La competencia de los mercados emergentes y el desarrollo tecnológico son las teóricas causas, asegura el informe, de que la remuneración de los asalariados como porcentaje de la renta nacional en los países desarrollados haya ido perdiendo peso hasta situarse en mínimos históricos. Y eso es también lo que nos espera en el futuro: los sueldos seguirán bajando en la mayoría de los empleos, al mismo tiempo que el aumento de productividad no terminará por materializarse en subidas salariales en la mayoría de los empleos.

Mientras que las clases medias de los países desarrollados continuarán su declive, ya que sus ingresos y expectativas laborales están retrocediendo, y las nuevas clases medias de los países emergentes, como China e India, siguen en ascenso gracias al proceso de globalización, el sector definitivamente ganador de esta época ha sido ese 2% de la población que se ha hecho más rico, en el que quedan incluidos los multimillonarios de EEUU, Reino Unido, Japón, Francia y Alemania y los de países emergentes como Rusia, China, Brasil o Sudáfrica, que acaparan ya la mitad de la riqueza mundial. En las economías más desarrolladas, avisa el informe, también es posible leer este fenómeno en clave generacional. Según Naciones Unidas, los mayores de 50 años acumulan más de la mitad de los ingresos disponibles en EEUU, Japón y la Eurozona.

El 1% más rico del planeta "ya tiene tanto como el otro 99%", asegura Oxfam (BBCMundo – 18/1/16)

La organización basa sus afirmaciones en un reciente informe de la empresa de servicios financieros Credit Suisse, con sede en Suiza, del que también se desprende que las 62 personas más ricas del mundo tienen tanta riqueza como la mitad de la población más pobre de la Tierra.

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Los 8 millonarios que tienen más dinero que la mitad de la población del mundo (BBCMundo – 16/1/17)

Bill Gates (EEUU): cofundador de Microsoft (US$ 75.000 millones)

Amancio Ortega (España): fundador de Zara propietario de Inditex (US$ 67.000 millones)

Warren Buffett (EEUU): accionista mayoritario de Berkshire Hathaway (US$ 60.800 millones)

Carlos Slim Helú (México): propietario de Grupo Carso (US$ 50.000 millones)

Jeff Bezos (EEUU): fundador y director ejecutivo de Amazon (US$ 45.200 millones)

Mark Zuckerberg (EEUU): cofundador y CEO de Facebook (US$ 44.600 millones)

Larry Ellison (EEUU): cofundador y CEO de Oracle (US$ 43.600 millones)

Michael Bloomberg (EEUU): dueño de Bloomberg LP (US$ 40.000 millones)

Fuente: Forbes/Oxfam

En 2010 eran necesarias 388 personas para igualar la riqueza del 50% más pobre…

"En lugar de tener una economía que trabaja para la prosperidad de todos, para las generaciones futuras y para el planeta, hemos creado una economía para el 1%", dijo Oxfam.

La tendencia analizada por el reporte de Credit Suisse indica que la proporción de riqueza que posee el 1% cayó gradualmente desde 2000 hasta 2009, pero desde esa fecha ha ido en aumento cada año.

"La gente está enojada y exige alternativas. Se sienten abandonados, porque por mucho que trabajan, no pueden participar del crecimiento de su país", dijo Katy Wright, directora de asuntos externos globales de Oxfam.

Huella Mundial: ¿Cabemos en el planeta? (Global Footprint Network – 8/5/16)

Hoy la humanidad utiliza el equivalente de 1.4 planetas cada año. Esto significa que ahora le tarda a la tierra un año y cinco meses para regenerar lo que utilizamos en un año.

Los panoramas moderados de la ONU sugieren que si las tendencias actuales de la población y de la consumición continúan, por el medio de la próxima década necesitemos el equivalente de dos tierras para suportarnos. Y por supuesto, tenemos solamente una.

Convirtiendo los recursos a deshechos más rápidamente que los desechos se convierten en recursos nos pone en el sobregiro ecológico global, agotando los mismos recursos de los cuales dependen la vida humana y la biodiversidad.

El resultado es el colapso de las industrias pesqueras, disminución de la cubierta forestal, agotamiento de los sistemas de agua fresca, y la acumulación de contaminación y, que crea problemas como cambio del clima global. Éstos son apenas algunos de los efectos más notables del sobregiro.

El sobregiro también contribuye a los conflictos y guerras sobre los recursos, las migraciones masivas, el hambre, la enfermedad y otras tragedias humanas – además tiende a tener un impacto desproporcionado en los pobres, quienes no pueden comprar su salida del problema al conseguir recursos de otras regiones.

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Terminar con el sobregiro

La tierra nos proporciona a todos lo que necesitemos para vivir y para prosperar. Entonces ¿qué se requiere para que la humanidad viva dentro de los medios del planeta-único?

Los individuos y las instituciones por todo el mundo deben comenzar a reconocer los límites ecológicos. Debemos comenzar a hacer que los límites ecológicos sean centrales en nuestra toma de decisiones y a utilizar la ingeniosidad humana para encontrar nuevas maneras de vivir dentro de los límites de la tierra.

Esto significa una inversión en tecnología e infraestructura que permitirán que funcionemos en un mundo limitado en recursos. Significa tomar medidas individuales, y crear la demanda pública para que participen los negocios y los políticos.

Utilizar herramientas como la Huella Ecológica para manejar nuestros bienes ecológicos es esencial para la supervivencia y éxito de la humanidad. Conocer cuánta naturaleza tenemos, cuánta utilizamos, y quién lo utiliza es el primer paso, y permitirá vigilar nuestro progreso mientras trabajamos hacia nuestra meta de vivir en un planeta sustentable.

 

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Lo sentimos, pero ya nos terminamos todos los recursos del planeta para este año (BBCMundo – 9/8/16)

A partir de este martes, todo el dióxido de carbono que produzcamos, los peces que consumamos o los árboles que talemos, la atmósfera, los océanos y los bosques no los podrán reponer. En otras palabras, estamos consumiendo y contaminando más rápido de lo que la naturaleza puede volver a crear y limpiar en un año.

Y es que este lunes nos terminamos todos los recursos de la Tierra para para este año, algo que cada vez llega más temprano y es conocido como el Día del Exceso de la Tierra. Esta vez cayó el 08 de agosto; hace una década era a finales de septiembre.

Según los expertos, si a nivel global seguimos consumiendo al ritmo que lo hacemos ahora, necesitaremos 1,6 planetas como la Tierra para satisfacer nuestras demandas.

El estudio, que cada año elabora la organización Global Footprint Network, calcula la cantidad de tierra y océanos necesarios para aportar los recursos que requiere una persona, ya sea comida, cobijo o transporte, y toma en cuenta las emisiones de dióxido de carbono que esto conlleva.

El resultado es lo que se conoce como la "huella ecológica" que cada uno de nosotros dejamos día a día.

Por ejemplo, si lo dividimos por países, Luxemburgo es el país que más rápido gasta los recursos, pues de acuerdo con el estudio, si todos fuéramos como ellos, cada año necesitaríamos el equivalente a 9,1 planetas.

Si fuéramos como Australia, serían 5,4; y en el caso de Estados Unidos 4,8.

Cuántos planetas Tierra necesitamos si todos viviéramos como…

América del Norte 4,7

Europa 2,8

Medio Oriente 1,7

América Latina 1,6

Asia 1,3

Fuente: Global Footprint Network 2016

Para llegar a estas cifras, la organización utiliza datos que Naciones Unidas tiene de miles de sectores económicos como la pesca, el transporte, el manejo de los bosques y la producción de energía y cómo esto se traduce en emisiones de carbono.

"Hoy en día las emisiones de carbono representan el 60% de la demanda de la humanidad a la naturaleza", se lee en el comunicado de la organización. Esto significa que hemos llegado a un punto en que estamos emitiendo más CO2 a la atmósfera de lo que los bosques y océanos pueden reabsorber.

¿Se puede hacer frente a los "nuevos" desafíos, con las "viejas" herramientas?

A poco que los líderes (¿qué líderes?) mundiales continúen "procrastinando" sus decisiones y acciones, el peligroso sendero del año 2017 (al borde del abismo), puede hacer bueno al 2016 (lo que ya es decir).

Cuando ustedes lean este Paper (desde mayo de 2017, en adelante) ya habrá transcurrido una parte considerable de este calendario anual "preñado" de incertidumbre radical. Tiempo suficiente para "dar o quitar razón" a lo "pronosticado" por los "grandes bonetes" que publicó Project Syndicate a principios de enero de 2017, o a mis "comentarios" (percepciones, observaciones, e invitación al debate -políticamente incorrecto), desde el humilde "speaker corner" de Realidad Económica.

Varios meses de "mentiras arriesgadas", "fraudes y manipulaciones", "ruegos y preguntas", "gritos y susurros" "duelos y quebrantos"… después de los primeros "trompazos" de Trump, los consiguientes "complejos y sinuosidades" de la (des) Unión Europea, con China lista para el contraataque, Japón en permanente "meditación trascendental", Rusia "mirando" los toros desde la barrera (presto a saltar al ruedo) y los países árabes en la constante "deslocalización" de sus luchas tribales y doctrinales, puede que el "balance" sea: "más de lo mismo", pero agravado (más cerca del abismo).

El fin de las "armas de distracción masiva": el Nobel de la Paz "guerrero", el "gas de la risa" de los bancos centrales "agotado"…

"Barack Obama, el premio Nobel de la Paz que se convirtió en el primer presidente de EEUU sin un solo día sin guerra. Muchos han notado la amarga ironía. Barack Obama, quien recibió el premio Nobel de la Paz en 2009 casi que como regalo de bienvenida a la Casa Blanca, pasó todo su mandato en guerra"… Barack Obama, el premio Nobel de la Paz que se convirtió en el primer presidente de EEUU sin un solo día sin guerra (BBCMundo – 16/1/17)

Muchos han notado la amarga ironía. Barack Obama, quien recibió el premio Nobel de la Paz en 2009 casi que como regalo de bienvenida a la Casa Blanca, pasó todo su mandato en guerra. En efecto, el saliente gobernante es el primer presidente estadounidense en completar dos periodos completos de su mandato teniendo tropas de su país en combate activo.

Ni siquiera Franklin Delano Roosevelt, el presidente que encabezó el esfuerzo militar estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, pasó tanto tiempo en guerra. Al fin y al cabo Roosevelt solo enfrentó hostilidades en cuatro de los 12 años que estuvo en el poder.

"Obama será recordado como un presidente de tiempos de guerra, lo que es irónico, porque eso era lo último que él planeaba o deseaba", le dice a BBC Mundo Eliot Cohen, profesor de historia militar en la Universidad Johns Hopkins.

"Pero él lanzó nuestra tercera guerra en Irak (contra Estado Islámico), siguió en Afganistán, expandió por un orden de magnitud nuestra campaña de matar a terroristas designados como objetivos, y respaldó el derrocamiento europeo del régimen de Gadaffi (en Libia)", asegura Cohen.

George W. Bush tuvo al menos los primeros meses de su mandato, antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York, para contemplar cómo era gobernar sin guerra. Y Bill Clinton, el último presidente del partido demócrata en la Casa Blanca antes de Obama, puede alardear que en sus ocho años al frente del gobierno, Estados Unidos vivió en paz.

"El Banco Central Europeo (BCE) ha disparado su balance desde que empezó con el programa de compras de deuda en marzo de 2015, el llamado QE. La entidad que preside el economista italiano Mario Draghi ha sumado 1,51 billones de euros desde que arrancó el programa, en marzo de 2015, hace ya casi 2 años, o lo que es lo mismo, 1,58 billones de dólares. De esta forma, el ritmo al que aumenta el balance del regulador europeo es más rápido que el de su homólogo estadounidense, donde se sumaron en torno a 3,5 billones de dólares durante los seis años que duró el QE, que para la Fed se llevó a cabo en tres rondas consecutivas"… El balance del BCE superará al de la Reserva Federal de EEUU este año (El Economista – 16/1/17)

Ahora, teniendo en cuenta el tamaño del balance del BCE, y el ritmo al que seguirá comprando deuda europea, suponiendo que el de la Reserva Federal se mantenga sin cambios, será en septiembre (2017), cuando la entidad europea supere a la estadounidense en este aspecto.

Y es que el balance del BCE se mantiene en 3,87 billones de dólares (enero 2017), si se aplica el tipo de cambio del euro con el dólar, en los 1,0615, mientras que el de la Fed (a enero 2017) llega a 4,45 billones. Esta diferencia se irá reduciendo paulatinamente a medida que Draghi siga comprando deuda, a un ritmo de 80.000 millones de euros cada mes hasta marzo (2017), -84.920 millones de dólares mensuales-, y de 60.000 millones de euros a partir de entonces, y al menos hasta diciembre (2017).

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Si el QE terminase de golpe y porrazo ese mes -algo más que improbable, ya que todavía podría ampliarse más en el tiempo, en palabras de Draghi, o, en el caso de decidir desmantelarlo, se haría paulatinamente- el balance de la entidad quedaría en 4,69 billones de dólares, casi 250.000 millones de dólares por encima que el de la Fed, y esto considerando que el balance que maneja Yellen no se recorte.

… haría aconsejable cambiar la "caja de herramientas" para hacer frente a los "nuevos desafíos"

"Regreso al hogar": UK (el submarino de USA en las costas europeas), vuelve a la base

"Donald Trump ofrecerá a Reino Unido un acuerdo comercial rápido y justo, según afirmó el presidente electo de Estados Unidos en una entrevista con el diario The Times publicada el domingo"… (The Wall Street Journal – 16/1/17)

"Vamos a trabajar muy duro para tenerlo hecho rápido y de forma adecuada. Bueno para las dos partes", dijo Trump, que tiene previsto reunirse con la primera ministra británica, Theresa May, poco después de instalarse en la Casa Blanca.

El gobierno británico no podrá firmar nuevos pactos comerciales bilaterales hasta que haya salido completamente de la Unión Europea, pero es libre de analizar posibles acuerdos antes de esa fecha. May ha indicado que tiene intención de iniciar a finales de marzo (2017) el proceso formal de dos años para la salida de la UE.

Trump, que tiene intereses empresariales en Reino Unido, dijo que considera que "el "Brexit" va a acabar siendo algo genial" y dio la bienvenida a la depreciación de la libra porque ayuda a incrementar el atractivo de los productos británicos en el extranjero. El presidente electo, agregó que entiende el sentimiento existente tras la campaña para abandonar la UE que, en su opinión, se debió fundamentalmente a la inmigración.

"Sí creo que si ellos (los países de la UE) no se hubieran visto obligados a aceptar a todos los refugiados, tantos, con todos los problemas que ello (…) conlleva, creo que no habría "Brexit". Probablemente podría haberse solucionado, pero esto fue la gota que colmó el vaso", señaló y predijo que otros países también abandonarán el bloque.

A las primeras "Trumpadas", Berlín solo se declara "asombrada" (¿síndrome de la mujer maltratada?)

"El deterioro de la convivencia entre Europa y EEUU se ha acelerado de manera vertiginosa, cuando sólo faltan cuatro días para que Barack Obama abandone la Casa Blanca y Donald Trump se convierta en el 45 presidente estadounidense. Trump ha embestido hoy en una entrevista con medios europeos contra la Unión Europea y la OTAN, los dos pilares de la estabilidad y la prosperidad del Viejo Continente tras la II Guerra Mundial"… La UE y Trump se embisten en vísperas del relevo en EEUU (Cinco Días – 16/1/17)

El ataque ha sido especialmente furibundo contra Alemania, país al que acusa de explotar a la UE en su propio beneficio, y contra la canciller alemana, Angela Merkel, a quien culpa en parte del brexit por su política de puertas abiertas hacia los refugiados, a quienes Trump describe como meros "inmigrantes ilegales".

"Los comentarios de Trump han causado asombro y excitación y no sólo en Bruselas", ha señalado el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, a su llegada a la capital comunitaria para asistir a una reunión del Consejo de Ministros de Exteriores de la UE.

Steinmeier, que también se ha reunido en Bruselas con el secretario general de la OTAN, se ha mostrado especialmente sorprendido por las palabras de Trump sobre la alianza atlántica, calificada como "obsoleta" por el futuro presidente de EEUU. Steinmeier ha acusado a Trump de romper con la línea mantenida hasta ahora por su futuro Secretario de Defensa, que se había mostrado partidario de preservar el papel esencial que EEUU juega en la OTAN.

La UE ya reaccionó con estupor tras la victoria de Trump en las elecciones del pasado de noviembre (2016) y en un movimiento de pánico llegó a convocar una reunión informal de ministros de Exteriores para analizar las consecuencias del resultado en las relaciones transatlánticas. Pero aquella cita fue un fracaso que sólo sirvió para revelar las diferencias en el seno del club europeo en relación con la nueva era que se inicia. Desde entonces, Bruselas ha preferido mantener un perfil bajo y confiar en que Trump modere su actitud tras la toma de posesión.

La cuenta atrás para el 20 de enero, día de la toma de posesión de Trump, se agota y el presidente electo, lejos de moderar sus comentarios sobre Europa, los endurece, llegando a vaticinar nuevas salidas de la UE tras la victoria del "brexit" en Reino Unido. Y ha elegido con cuidado los dos medios desde los que lanzar el ataque, para dejar claras sus filias y sus intenciones: el diario británico The Times, ariete del euroescepticismo, y el tabloide alemán Bild, conocido, entre otras cosas, por su empeño en expulsar a Grecia de la zona euro.

"Otros países se irán (de la UE)", vaticina Trump en la entrevista con esos dos diarios. Y basa su apuesta en que los ciudadanos de otros países comprenderán, como ya hicieron los británicos, que la UE es una estructura que sólo beneficia a Alemania.

En países fundadores de la UE, como Italia y Holanda, las voces partidarias de la salida de la UE o del euro arrecian y podrían verse avivadas aún más por las palabras de Trump. Pero Bruselas confía en que ocurra lo contrario y que el torbellino desencadenado por el magnate estadounidense aliente un giro del electorado europeo hacia posiciones más continuistas. De hecho, en Francia, donde la extrema derecha de Marine Le Pen ganó las elecciones europeas en 2014, parece de momento incapaz de aprovechar el rebufo de Trump y sus opciones para las presidenciales de primavera no despegan en los sondeos.

El ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, abogó en Bruselas por cerrar filas a nivel europeo ante el huracán político que llega desde Washington. "La mejor respuesta es permanecer unidos", señaló Ayrault tras conocer las últimas declaraciones de Trump. Pero el sucesor de Obama parece dispuesto a utilizar su ingente poder para intentar quebrar la frágil unidad europea. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ya ofrece un rápido acuerdo comercial al Reino Unido tras su salida de la UE, como "recompensa" económica por un brexit que, asegura, "vi venir".

En paralelo, Manuel Valls, ex primer ministro francés y aspirante a liderar a los socialistas en las presidenciales de 2017, consideró "una declaración de guerra" las declaraciones sobre la Unión Europea del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

"Muchos pensaban que Donald Trump se iba a suavizar después de su elección, pero nos olvidemos que es un populista y quiere poner en marcha su programa. Lo que ha dicho es una provocación, una declaración de guerra a Europa", dijo Valls en una entrevista a la televisión francesa BFMTV.

(Con un par) May dixit: "No queremos ser un socio parcial cuando nos marchemos; nos vamos de la UE, no de Europa"

"La primera ministra británica, Theresa May, dijo el martes que el Reino Unido tiene intención de abandonar el mercado único de la Unión Europea, con lo que aclara un poco su enfoque de la relación económica futura del país con el bloque monetario"… May: El Reino Unido no buscará seguir en el mercado único europeo (The Wall Street Journal – 17/1/17)

En un discurso muy esperado, May señaló que no buscará continuar en el mercado único, sino que apuesta por un acuerdo de libre comercio ambicioso y atrevido.

La salida del mercado único generará incertidumbres para las empresas británicas que dependen del comercio con Europa, pero podría permitir al Reino Unido rechazar el principio del bloque de libertad de movimientos de los ciudadanos, que permite a los ciudadanos de la UE vivir y trabajar en Reino Unido.

"Controlaremos el número de personas que llegan a Gran Bretaña desde la UE", dijo la mandataria.

May desea iniciar formalmente en marzo las negociaciones de la desconexión de su país del bloque, lo que dejaría para marzo de 2019 la salida de la UE. En su discurso, la Primera Ministra dijo que su gobierno someterá a votación en ambas cámaras del Parlamento el acuerdo definitivo del brexit.

Los inversionistas se han estado preparando para este discurso de May tras meses de incertidumbre en los mercados sobre el rumbo que tomará el país. La libra esterlina se ha depreciado cerca de 20% frente al dólar y muchos inversionistas temen que aún no haya descontado del todo los riesgos políticos que afronta la economía.

May resumió sus prioridades durante el discurso. Desea que el país recupere el control de sus fronteras y quiere sacar al Reino Unido de la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia, al tiempo que se mantienen los buenos términos comerciales con Europa.

May no teme los "daños colaterales" y amenaza con hacer de Londres un paraíso fiscal

"En apenas 24 horas, la Unión Europea ha sufrido el despreciativo ataque del próximo presidente de EE UU, Donald Trump, y el claro desafío de la primera ministra británica, Theresa May. El nuevo inquilino de la Casa Blanca describía el lunes el brexit como la primera ruptura de un club que, a su juicio, sufrirá muchas otras porque sólo sirve para los intereses de Alemania"… Theresa May desafía a la UE con un "brexit" tajante y sin concesiones (Cinco Días – 17/1/17)

May no ha ido tan lejos como el magnate estadounidense. Pero el 17 de enero (2017) se atrevió a exigir a sus 27 socios europeos un acuerdo de salida a la medida de Londres para garantizar la prosperidad "de un Reino Unido más fuerte".

Las dos embestidas sorprendieron a las instituciones europeas en sus ocupaciones burocráticas habituales (como revisar por enésima vez las décimas del proyecto de Presupuestos de España) o en sus rifirrafes políticos de andar por casa (como la elección de un cargo casi simbólico como la presidencia del Parlamento Europeo).

Como en el caso de Trump, la primera respuesta a Londres tuvo que llegar desde Alemania y desde algunos países del Este, que pueden verse seriamente afectados por el anuncio de May de un brexit total con estrictos límites a la inmigración.

"Ni pertenencia parcial a la UE, ni acuerdo de asociación ni nada que nos deje medio dentro y medio fuera". La primera ministra británica, Theresa May, ha zanjado hoy con estas palabras siete meses de debate sobre el brexit que cabe esperar tras el referéndum del pasado 23 de junio.

May ha dejado claro que, tal y como exige el ala euroescéptica de su Gobierno, Reino Unido saldrá de la UE, abandonará el mercado único e incluso la unión aduanera. Londres, según May, negociará un brexit total, que convertirá al Reino Unido en un país tercero tan ajeno a la UE como EEUU, Canadá o China.

A pesar de ese portazo, May exige a Bruselas una negociación de terciopelo, que a partir de marzo y en sólo dos años establezca una relación especial y exclusiva entre la UE y Reino Unido, con acuerdos específicos para áreas tan diversas como los servicios financieros (con el objetivo de que la City londinense siga siendo el principal centro financiero de la zona euro), la cooperación judicial y policial o los acuerdos aduaneros necesarios para mantener unos flujos comerciales entre la isla y el continente que ascienden a más de 480.000 millones de euros al año.

La primera ministra advirtió a sus pronto ex socios europeos que si el acuerdo no resulta favorable a los intereses británicos Londres responderá con represalias fiscales -"unos impuestos a tipos competitivos"-, barreras comerciales -"que pondrían en riesgo exportaciones europeas a Gran Bretaña valoradas en 290.000 millones de libras al año", frenos a la libre circulación de capitales -"lo que dañaría a las inversiones de empresas europeas, valoradas en más de medio billón de libras"- y hasta "en la pérdida de acceso a la City londinense para las compañías europeas".

May lanzó el guante en un esperado discurso en la Lancaster House de Londres (edificio del Foreign Office) ante los embajadores de los socios europeos en Reino Unido. Los diplomáticos, que esperaban desde hace meses que Downing Street concretase sus intenciones sobre el brexit, pudieron escuchar en directo un desafío en toda regla que pretende colocar a la UE entre la espada de un acuerdo favorable a Londres y la pared de un período indefinido de incertidumbre que paralice y gangrene al club europeo.

"Antes que un mal acuerdo preferimos que no haya acuerdo", advirtió May a los diplomáticos. Sin pacto, la UE debería elegir entre una abrupta salida del Reino Unido en 2019, lo que podría dañar gravemente las relaciones entre ambas partes, o mantener al socio saliente en el club hasta que Londres considere aceptable el acuerdo.

La primera ministra también advirtió contra la tentación de algunos socios europeos, encabezados por Francia, de utilizar las negociaciones para dar un escarmiento a las formaciones políticas que en otros países defienden la salida de la UE o del Euro, como el Frente Nacional francés, el Movimiento 5 Estrellas italiano o el Partido de la Libertad holandés.

"Debo ser clara", señaló May. "Gran Bretaña quiere seguir siendo un buen amigo y vecino de Europa, pero sé que algunas voces piden un acuerdo punitivo para disuadir a otros países de seguir el mismo camino. Sería un calamitoso acto autopunitivo por parte de Europa y no sería un acto amistoso".

May recordó los ingentes intereses europeos en Reino Unido y las estrechas relaciones comerciales, que en bienes arrojan un superávit de más de 100.000 millones de euros a favor del continente. "No creo que los líderes europeos le vayan a decir a los exportadores alemanes, a los agricultores franceses, a los pescadores españoles o a los jóvenes parados de la zona euro, que van a ser más pobres con el único objetivo de castigar a Gran Bretaña y hacer un gesto político".

El discurso de May provocó reacciones inmediatas en varias capitales europeas y dentro del Reino Unido. En Edimburgo, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, señaló que la apuesta de Downing Street por un drástico brexit hace "más probable" la convocatoria de un nuevo referéndum para la independencia de Escocia.

En la UE, la respuesta llegó desde Berlín, con un medido comunicado del ministro alemán de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, quien agradeció que "la primera ministra haya arrojado por fin un poco de claridad sobre los planes británicos".

Alemania, que hoy tiene previsto votar su posición negociadora en el comité parlamentario sobre el brexit, defenderá la integridad del mercado interior, señaló Steinmeier en un comunicado.

En los países de Europa del Este, causó cierto estupor la intención de Londres de lograr un acuerdo para acceder sin cortapisas a la mayor parte del mercado europeo al mismo tiempo que limita la entrada de trabajadores europeos en su territorio.

"¿Cuál es la contrapartida (de Londres) por tantas concesiones?", se preguntaba el secretario de Estado de asuntos europeos de la República checa, Tomas Prouza. El llamado grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República checa y Eslovaquia) teme el cierre del mercado laboral británico, donde trabajan casi 900.000 polacos, 85.000 húngaros, 79.000 eslovacos y 37.000 checos, según datos recogidos por el instituto Jacques Delors.

En el caso de Polonia, por ejemplo, esos emigrantes remiten a su país de origen más de 1.200 millones de euros al año. En un sector como la construcción, el 50% de los trabajadores en Londres son de origen extranjero.

Las exportaciones españolas al Reino Unido se han disparado desde 2009 (hasta los 15.000 millones de euros), con un superávit comercial de 5.000 millones, y el 21,6% de los turistas extranjeros son británicos. Además, miles de españoles han buscado trabajo en las islas británicas, una vía de escape al paro nacional que puede cerrarse en breve.

"Seguiremos atrayendo a los más brillantes y a los mejores", señaló May en su discurso como presunta prueba de que el país seguirá abierto a la inmigración. "Pero el mensaje de la opinión pública antes y durante la campaña del referéndum fue claro: debemos controlar el número de gente que viene a Gran Bretaña desde Europa y eso es lo que vamos a hacer", añadió la primera ministra.

Para poder imponer esos controles, Londres acepta abandonar de manera definitiva el mercado único europeo, un espacio económico de 500 millones de consumidores que se puso en marcha en 1986 y se dio por concluido en 1993. Bruselas asegura que, en su momento, la supresión de barreras legales y técnicas sin barreras legales que afectaban al comercio transfronterizo supuso un ahorro de unos 200.000 millones de euros. Pero May interpreta que el Reino Unido puede arriesgarse a perder tamaño mercado.

Grandes daños colaterales si la negociación se tuerce

La primera ministra británica, Theresa May, hizo ayer un largo listado de posibles represalias económicas contra la UE si el acuerdo sobre el brexit se tuerce. Pero evitó mencionar las graves consecuencias que también tendría una brusca ruptura para el Reino Unido. En exportaciones de bienes, los 27 socios de la UE se juegan un descomunal superávit comercial de 149.000 millones de euros, según datos de Eurostat para 2015. Pero la industria británica es más dependiente del mercado continental que a la inversa. El 44% de las exportaciones británicas tienen como destino el resto de la UE,

mientras que sólo el 10% de las exportaciones de los 27 se dirigen hacia la isla.

Reino Unido se juega además un importante superávit en el sector servicios, donde cuenta con unas exportaciones hacia la UE de 123.000 millones de euros frente a unas importaciones de 94.000 millones.

Londres podría compensar en parte la pérdida en Europa gracias a su internacionalización. El 57% de sus ingresos por exportaciones en servicios dependen de países no europeos, el porcentaje más alto entre las grandes economías del club. Pero una ruptura a las malas pondría en peligro el futuro de la City, principal centro financiero de la zona euro. El 75% de las operaciones internacionales en euros se liquidan en Londres. Y sólo en el sector de las cámaras de compensación, la City se juega más de 84.000 puestos de trabajo.

Sin duda, May conoce todos esos riesgos. Pero en el arranque de la negociación ha prefiere ignorarlos para asustar al contrario.

Los doce puntos de May

Los doce objetivos que plantea May en su particular hoja de ruta son los siguientes:

  • Dar certidumbre a las empresas y al sector público siempre que sea posible durante el proceso de negociaciones.

  • Recuperar el control de la legislación británica, poniendo fin a la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE.

  • Fortalecer la unión entre las cuatro naciones del Reino Unido.

  • Mantener la Zona de Viaje Común entre Irlanda y Reino Unido.

  • Controlar la inmigración a Reino Unido desde Europa.

  • Garantizar los derechos de los ciudadanos de la UE que ya vivan en Reino Unido y los derechos de los ciudadanos británicos que vivan en la UE lo antes posible.

  • Asegurar la protección y el mantenimiento pleno de los derechos de los trabajadores.

  • Procurar un acuerdo de libre comercio nuevo, audaz, integral y ambicioso con la UE, con el mayor acceso posible al mercado único, sin tener una pertenencia.

  • Procurar acuerdos aduaneros con la UE para asegurar que el comercio transfronterizo con Europa esté "lo más exento de fricciones posible". Procurar nuevos acuerdos de comercio con el resto del mundo.

  • Mantenerse como uno de los principales destinos para la ciencia, la investigación y la innovación.

  • Lograr acuerdos prácticos con la UE para la cooperación en la aplicación de la ley, terrorismo, asuntos internacionales, política exterior y de defensa.

  • Realizar una implementación gradual de un Brexit ordenado y eficiente, buscando "evitar trastornos inesperados y repentinos". La idea consiste en activar el proceso de salida en marzo de 2017, abriendo con ello un proceso de negociaciones de dos años que culminaría en marzo de 2019. En caso de alcanzar un acuerdo, éste será sometido a la aprobación del Parlamento británico.

(Fuente: Libertad Digital – 18/1/17)

"El séptimo sello"

El séptimo sello, es una película sueca de 1956 dirigida y escrita por Ingmar Bergman. Ambientada en la Europa medieval durante la Peste negra, relata el viaje de un caballero cruzado (Max von Sydow) y de una partida de ajedrez que él juega con la Muerte (Bengt Ekerot), la cual ha venido a tomar su alma.

Antonius Block, un caballero cruzado, regresa con su escudero Jöns a su pueblo natal, en Suecia, después de 10 años de ausencia en las Cruzadas. Se encuentra con una comarca diezmada por la peste… Block le ordena a Jöns ir a realizarle una pregunta a un campesino que parece estar acostado descansando, Jöns lo hace y cuando le toca el hombro y observa el rostro, descubre que es un cadáver; Block entonces le pregunta a Jöns: "¿qué te respondió?" y el escudero le responde: "nada".

¿Será esa la respuesta final de la Unión Europea? "Nada". ¿O hará frente a los nuevos desafíos (morales, políticos, económicos, raciales, sociales, militares, ambientales…)?

MICHAEL J. SANDEL

Enseña filosofía política en la Universidad de Harvard. Sus libros incluyen "What Money Can't Buy: The Moral Limits of Markets" y "Justice: What's the Right Thing to Do?"

– Lecciones de una revuelta populista

La elección de Donald Trump en Estados Unidos y el triunfo de Brexit en el Reino Unido los dos terremotos políticos del año 2016 se generaron como resultado del fracaso de las élites en cuanto a entender el descontento que perturba a la política en las democracias de todo el mundo. La revuelta populista marcó el rechazo de un enfoque tecnocrático a la política, mismo que es incapaz de comprender los resentimientos de los votantes quienes sienten que la economía y la cultura los dejaron relegados.

Algunos pregonan que el populismo es poco más que una reacción racista y xenófoba contra los inmigrantes y el multiculturalismo. Otros lo ven como una protesta contra las pérdidas de puestos de trabajo provocadas por el comercio mundial y las nuevas tecnologías. Sin embargo, si se ve solamente el fanatismo en la protesta populista, o si esa protesta se analiza sólo en términos económicos, se pierde el hecho de que las agitaciones del año 2016 provienen de la incapacidad de la clase política tradicional para abordar o incluso para reconocer de manera adecuada quejas genuinas.

El populismo en ascenso de hoy en día es una rebelión contra los partidos de la clase política tradicional en general, pero los partidos de centro-izquierda son los que han sufrido las mayores bajas. Esto ocurre, principalmente, por su propia culpa. En Estados Unidos, el Partido Demócrata ha adoptado un liberalismo tecnocrático que es más del agrado de las clases profesionales que de los votantes obreros y de clase media, quienes en el pasado se constituyeron en su base de apoyo. El partido laborista de Gran Bretaña enfrenta a un dilema similar.

Antes de que puedan albergar alguna esperanza de recuperar el apoyo público, los partidos progresistas deben repensar su misión y propósito. Para ello deben aprender de la protesta populista que los ha desplazado, no deben emular su xenofobia y su estridente nacionalismo, sino que deben tomar en serio las quejas legítimas con las que se enmarañan estos sentimientos. Y eso significa reconocer que las quejas se refieren a la estima social, no sólo a los salarios y los empleos.

Los partidos progresistas tienen que lidiar con cuatro problemas principales:

Desigualdad de ingresos

La respuesta estándar es hacer un llamamiento a una mayor igualdad de oportunidades recapacitación de los trabajadores; mejora del acceso a la educación superior; y lucha contra la discriminación. Esta es la promesa meritocrática de que aquellos que trabajan duro y juegan según las reglas deberían ser capaces de elevarse hasta donde sus talentos los lleven.

Pero para muchos, esta promesa suena hueca. Incluso en Estados Unidos, donde está presente el largamente anhelado sueño de movilidad ascendente, los nacidos de padres pobres tienden a permanecer pobres cuando llegan a adultos. Entre aquellos nacidos en el quintil inferior de la escala de ingresos, el 43% permanecerá allí, y sólo el 4% llegará al quintil superior.

Los progresistas deben reconsiderar el supuesto de que la movilidad social es la respuesta a la desigualdad. Deben enfrentarse directamente con las desigualdades de riqueza y poder, en lugar de quedarse contentos con los esfuerzos de ayudar a que las personas asciendan por una escalera cuyos peldaños se están separando cada vez más.

Arrogancia meritocrática

El problema es más profundo. El énfasis implacable en la búsqueda de una meritocracia justa, en la que las posiciones sociales reflejen el esfuerzo y talento, tiene un efecto moralmente corrosivo en la manera de interpretar nuestro éxito (o falta del mismo). La creencia de que el sistema premia el talento y el arduo trabajo alienta a que los ganadores consideren el éxito como propio, como una medida de su propia virtud y los lleva a mirar desde arriba a los menos afortunados.

Aquellos que pierden pueden quejarse de que el sistema está amañado o se sienten desmoralizados por la creencia de que ellos son los únicos responsables de su fracaso. Cuando se combinan, estos sentimientos producen una volátil mezcla de ira y resentimiento, misma que Trump, a pesar de ser multimillonario, entiende y explota. En el punto que Barack Obama y Hillary Clinton hablan de manera constante de oportunidades, Trump ofrece un discurso contundente de ganadores y perdedores.

La dignidad del trabajo

La pérdida de puestos de trabajo debido a la tecnología y la subcontratación ha coincidido con la sensación de que la sociedad otorga menos respeto a las ocupaciones de la clase trabajadora. A medida que la actividad económica se ha desplazado de hacer cosas a la gestión del dinero, y se tienen gestores de fondos de cobertura y banqueros de Wall Street que reciben remuneraciones desmesuradas, la estima otorgada al trabajo, en su concepción tradicional, se ha tornado frágil e incierta. Demócratas como Obama y Clinton tienen dificultad para entender la arrogancia que una meritocracia puede generar, y la dura sentencia que dicha arrogancia dicta para aquellos que no tienen un título universitario. Esta es la razón por la que hoy en día una de las más profundas divisiones en la política estadounidense es aquella entre los que tienen y los que no tienen educación postsecundaria.

La nueva tecnología puede erosionar aún más la dignidad del trabajo. Algunos emprendedores del Valle del Silicón predicen que llegará un momento cuando los robots y la inteligencia artificial harán que muchos de los trabajos de hoy se tornen en obsoletos. Para facilitar el camino hacia dicho futuro, proponen pagar a todos un ingreso básico. Lo que en alguna ocasión se concibió como una red de seguridad para todos los ciudadanos se ofrece ahora como una forma de suavizar la transición hacia un mundo sin trabajo. Si se debe acoger o se debe resistir la llegada de tal mundo es una interrogante que será fundamental para el ámbito político en los años venideros. Para poder reflexionar sobre esta situación, los partidos políticos tendrán que lidiar con el significado del trabajo y el lugar que el trabajo tiene en una buena vida.

Patriotismo y comunidad nacional

Los acuerdos de libre comercio y la inmigración son los focos de combustión más potentes de la furia populista. En un nivel, estos son temas económicos. Los opositores argumentan que los acuerdos y la inmigración amenazan a los empleos y salarios locales, mientras que los proponentes de dichas políticas sostienen que ayudan a la economía a largo plazo. Sin embargo, la pasión que estos temas evoca sugiere que algo más está en juego.

Los trabajadores que creen que su país se preocupa más por los productos baratos y la mano de obra barata de lo que se preocupa por las perspectivas de trabajo de su propio pueblo se sienten traicionados, y lo expresan a menudo en formas muy feas: odio a los inmigrantes, denigración nativista de los musulmanes y de otros "forasteros", y demandan la "recuperación de nuestro país".

Los liberales responden condenando la odiosa retórica e insistiendo en las virtudes del respeto mutuo y la comprensión multicultural. Pero esta respuesta basada en principios, aunque válida, no aborda algunas grandes preguntas implícitas en la demanda populista. ¿Cuál es la importancia moral, si es que la hay, de las fronteras nacionales? ¿Debemos más a nuestros conciudadanos que a los ciudadanos de otros países? En una era global, ¿debemos cultivar la solidaridad nacional o aspirar a una ética cosmopolita de preocupación humana universal?

Las elites tradicionales, especialmente en Europa y los Estados Unidos, se enfrentan ahora a las consecuencias de su incapacidad para abordar estas interrogantes. La revuelta populista destaca la necesidad de rejuvenecer el discurso público democrático, para abordar las grandes interrogantes que preocupan a las personas, incluyendo las interrogantes morales y culturales.

Desenmarañar las quejas legítimas de los aspectos intolerantes de la protesta populista no es fácil. Pero es importante intentarlo. La creación de una política que pueda responder a estas quejas es el desafío político más apremiante de nuestro tiempo.

© Project Syndicate 2016

Mi respuesta a Michael J. Sandel

– El riesgo de volver a 1920 en 2017 (y ya sabemos lo que ocurrió después)

"No es cierto que la humanidad no pueda aprender de la historia. Puede hacerlo, como lo demuestra el hecho de que Occidente aprendió las lecciones del período oscuro transcurrido entre 1914 y 1945. Pero parece que ahora las ha olvidado. Una vez más estamos viviendo en una época de nacionalismo estridente y xenofobia. Las esperanzas de crear un mundo nuevo de progreso, armonía y democracia gracias a la apertura de los mercados en la década de 1980 y al hundimiento del comunismo soviético entre 1989 y 1991 se han convertido en cenizas", decía Martin Wolf, en su artículo: El camino hacia un nuevo desorden mundial (Expansión – Financial Times – 13/1/17).

¿Qué futuro le espera a EEUU, creador y garante del orden liberal de la posguerra, que pronto será gobernado por un presidente que repudia las alianzas permanentes, defiende el proteccionismo y admira a los déspotas? ¿Qué futuro le espera a una UE maltrecha, con el auge de la democracia no liberal en el este, el Brexit y la posibilidad de que Marine Le Pen sea elegida presidenta de Francia? ¿Qué futuro espera ahora que la Rusia de Vladimir Putin quiere recuperar antiguos territorios y ejerce una creciente influencia sobre el mundo y que China ha anunciado que Xi Jinping no es el primero entre iguales sino el líder principal?… preguntaba Martin Wolf.

El origen del sistema económico y político mundial contemporáneo fue una reacción a los desastres de la primera mitad del siglo XX. Estos últimos, a su vez, fueron causados por el progreso económico sin precedentes, pero altamente desigual, obtenido en el siglo XIX. Las fuerzas de transformación desencadenadas por la industrialización fomentaron la lucha de clases, el nacionalismo y el imperialismo. Luego, entre 1914 y 1918 ocurrieron la guerra industrializada y la revolución bolchevique. El intento de restaurar el orden liberal imperante antes de la primera guerra mundial en la década de 1920 terminó con la Gran Depresión, el triunfo de Adolf Hitler y el militarismo japonés de la década de 1930. Esto a su vez creó las condiciones idóneas para la masacre catastrófica de la segunda guerra mundial, a la que siguió la revolución comunista en China.

Después de la segunda guerra mundial, el mundo estaba dividido en dos campos: la democracia liberal (encabezada por Estados Unidos) y el comunismo (dirigido por la Unión Soviética). Los imperios controlados por los estados europeos se desintegraron, lo que dio lugar a una serie de nuevos países en lo que se llamaba el tercer mundo. Ante una civilización europea en ruinas y la amenaza del totalitarismo comunista, Estados Unidos, la economía más próspera del mundo y el país con mayor poder militar, utilizó su riqueza y su sistema de autogobierno democrático para crear, promover y sostener un Occidente transatlántico. De este modo, los líderes occidentales aprendieron conscientemente las lecciones de los errores políticos y económicos desastrosos que cometieron sus predecesores después de su entrada en la primera guerra mundial en 1917…

En el año 2017, Occidente se enfrenta a la decepción geopolítica y económica. Oriente Próximo está en crisis. La migración masiva se ha convertido en una amenaza para la estabilidad europea. La Rusia de Putin está avanzando. La China de Xi es cada vez más firme. Las economías occidentales se han visto afectadas en mayor o menor grado por la desaceleración del crecimiento, el aumento de la desigualdad, el elevado nivel de desempleo (especialmente en el sur de Europa), los cambios en el mercado laboral y la desindustrialización. Estos cambios han tenido efectos particularmente adversos sobre los hombres poco cualificados. La indignación por la inmigración masiva ha crecido, especialmente en partes de la población afectadas negativamente también por otros cambios.

Algunos de estos cambios fueron el resultado de cambios económicos que eran inevitables o que no eran deseables. Es improbable que se ponga freno a la amenaza que supone la tecnología para los trabajadores no cualificados y a la creciente competitividad de las economías emergentes. Sin embargo, en materia de política económica también se cometieron grandes errores, sobre todo no poder conseguir que los beneficios del crecimiento económico se repartieran de forma más igualitaria.

No obstante, la crisis financiera de 2007-2009 y la posterior crisis de la Eurozona fueron los acontecimientos decisivos, que tuvieron efectos económicos devastadores: una subida repentina del desempleo seguida de recuperaciones débiles. Las economías de los países avanzados son una sexta parte más pequeñas a principios del 2017 que lo que lo habrían sido si hubieran continuado las tendencias anteriores a la crisis.

La respuesta a la crisis también socavó la creencia en la equidad del sistema. Mientras la gente corriente perdía sus trabajos o sus casas, el gobierno rescató al sistema financiero. En Estados Unidos, donde el libremercado es una fe secular, esto pareció especialmente inmoral. Por último, estas crisis destruyeron la confianza en la capacidad de actuación y la honradez de las élites financieras, económicas y políticas, sobre todo en la gestión del sistema financiero y en la idea de crear el euro.

En conjunto, todo esto destruyó los pilares en los que se basaban las democracias complejas, que hacían que las élites pudieran ganar grandes sumas de dinero o disfrutar de una gran influencia y poder siempre y cuando hicieran lo que se esperaba de ellas. En su lugar, un largo período de bajo crecimiento de los ingresos para la mayoría de la población, especialmente en Estados Unidos, culminó, para sorpresa de casi todos, en la mayor crisis desde la década de 1930. Ahora, el shock ha dado paso al miedo y la rabia.

La serie de errores geopolíticos y económicos también ha socavado la reputación de la capacidad de actuación de los países occidentales, mientras que ha incrementado la de Rusia y, aún más, la de China. Y con la elección de Donald Trump también ha causado un agujero en las reivindicaciones raídas del liderazgo moral de Estados Unidos.

En resumen, como sostiene Martin Wolf en su artículo: "estamos al final de un periodo económico (el de la globalización liderada por Occidente) y de un periodo geopolítico (el momento unipolar posterior a la guerra fría de un orden mundial liderado por Estados Unidos). La cuestión es si lo que vendrá ahora será un desmoronamiento de la era posterior a la segunda guerra mundial que dé lugar a la desglobalización y a conflictos, como sucedió en la primera mitad del siglo XX, o un nuevo período en el que potencias no occidentales, especialmente China e India, desempeñarán un papel más importante en el mantenimiento de un orden mundial cooperativo"…

Viktor Frankl (1905-1997), fue un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro "El hombre en busca de sentido". Fue catedrático de neurología y psiquiatría de la Universidad de Viena, profesor de Logoterapia en la Universidad Internacional de San diego (California). Ha ocupado diversas cátedras en las universidades de Harvard, Stanford, Dallas y Pittsbugh. Publicó más de 30 libros, traducidos a numerosos idiomas. Ganó el Premio Oskar Pfister de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, así como otras distinciones de diferentes países europeos. Recibió 29 doctorados Honoris Causa de distintas universidades; entre ellos, uno de la Universidad Francisco Marroquín, institución que también le honró con la clínica de psicología que lleva su nombre…

En su libro "La voluntad del sentido" (1982), se reproduce una de las cuatro conferencias leídas en el simposio "Cuatro enfoques de la psicoterapia" (Filadelfia, 28 de marzo de 1980). De ella extraigo algunos párrafos que nos pueden ayudar a entender el porqué de la "fuga" hacia el populismo que están llevando a cabo importantes partes de la población de los países avanzados (ahora, en vías de subdesarrollo).

"En mi opinión, la neurosis en sentido pleno está producida no solo por las condiciones primarias sino también por un condicionamiento secundario. Este refuerzo, a su vez, se produce por el mecanismo de retroalimentación (feedback) llamado ansiedad anticipadora. Por lo tanto, si queremos reacondicionar un reflejo condicionado, hemos de romper el círculo vicioso formado por la ansiedad anticipadora, y éste es justamente el objetivo al que se orienta nuestra técnica de la intención paradójica…

Un determinado síntoma le "evoca" al paciente una fobia que se presenta en la forma de expectativa llena de temor de su repetición; esta fobia "provoca" de hecho la repetición del síntoma; y la repetición o reaparición del síntoma "refuerza" la fobia.

En algunos casos el objeto de la "expectativa temerosa" es de nuevo temor… En cualquier caso, los pacientes reaccionan a su "temor al temor" con una "huida del temor", lo que muchos de ustedes llamarían una "conducta de evitación". En 1960, yo había llegado a la convicción de que "las fobias se deben en parte al esfuerzo por evitar la situación que da lugar a la ansiedad. A partir de entonces, este punto de vista ha sido confirmado en repetidas ocasiones por terapeutas de la conducta…

Para romper todos estos círculos viciosos, lo primero que hay que hacer es desinflar las ansiedades anticipadoras subyacentes, y éste es justamente el trabajo encomendado a la intención paradójica…

Pero volvamos ahora al tema de la segunda capacidad humana, la de la autotrascendencia, que significa que de hecho el ser humano apunta y está dirigido siempre a algo distinto de sí mismo, o mejor dicho, a algo o alguien distinto de uno mismo, concretamente a valores que hay que realizar o a otros seres humanos a los que hay que salir al encuentro amorosamente. Y solo en la medida en que un ser humano vive hasta el fin su trascendencia, se hace realmente humano y se autorrealiza de verdad…

El hombre es humano en la medida en que se pasa por alto y se olvida de sí mismo entregándose a una causa a la que servir o a una persona a la que amar. Al sumergirnos en el trabajo o en el amor nos trascendemos a nosotros mismos y, de ese modo, nos autorrealizamos…

Y es del todo comprensible que, en el momento en que el sujeto se convierte en objeto, sus propios objetos desaparezcan. Y dado que los "referentes intencionales" forman el "mundo en" el que el ser humano "es" -como "ser en el mundo", para decirlo con las palabras de Heidegger-, el mundo queda excluido tan pronto como el hombre deja de ser visto como un ser que reacciona a los estímulos (modelo conductista) o que descarga sus pulsiones e instintos (modelo psicodinámico). De uno u otro modo, el ser humano es tratado como si fuera una mónada independiente del mundo o un sistema cerrado…

Insisto. La conducta humana es realmente humana en la medida que significa "actuación dentro del mundo". Esto a su vez implica ser motivado por el mundo. De hecho, el mundo en dirección al cual el ser humano se autotrasciende es un mundo repleto de significados, los cuales constituyen nuestras razones de obrar, y de otros seres humanos, destinados a ser objeto de nuestro amor…

Cuando cortamos el cordón umbilical que los une con el mundo de las posibles razones, lo que entonces le queda al hombre para sustituir a las razones son causas. ¿La diferencia? Las razones me motivan para actuar de la manera que yo he elegido. Las causas determinan mi conducta a regañadientes y sin saberlo, sea o no consciente de ello…

Si el hombre encuentra sentido a su vida y lo hace realidad, experimenta una sensación de felicidad, pero al mismo tiempo se capacita para hacer frente al sufrimiento. Cuando le ve sentido, el hombre está preparado incluso para dar la vida. Por el contrario, cuando se le absurda -es decir, se siente incapaz de descubrirle un sentido-, el hombre se inclina igualmente a prescindir de su vida, incluso en medio y a pesar del bienestar y la abundancia que puede reinar en torno suyo"…

La mayoría de las personas que sufren esos problemas no permanecen mudas.

Para quienes sepan escuchar (entender) se trata más bien de una mayoría que clama, ¡qué clama en busca de sentido! Durante mucho tiempo este clamor ha sido desoído. Un cambio de "paradigma" que se proponga tomar la "vía de la rehumanización" debería prestar un oído atento al grito desoído de quienes claman por un sentido para su vida.

(Enero 2017) El Foro Mundial de Davos y la "amenaza populista"

"Este año es diferente. Mientras las élites financieras, empresariales y políticas del mundo acuden a la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, el orden económico global tambalea. La pregunta es si se puede rescatar"… La élite global afronta un año en el que la globalización está en peligro (The Wall Street Journal – 17/1/17)

La historia comenzó un nuevo capítulo en 2016. El triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses y la decisión de los electores británicos de abandonar la Unión Europea, un proceso conocido como brexit, revirtieron la marcha hacia una integración económica del mundo cada vez más estrecha que había tenido lugar desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los movimientos políticos que se oponen a la clase dirigente han ganado terreno en Europa continental, alentados por la anémica recuperación tras la crisis de la zona euro, donde los salarios están estancados y el desempleo sigue siendo alto en numerosos países. Su influencia podría aumentar en un año en que hay elecciones en Francia, Alemania, Holanda y posiblemente Italia.

Muchos interpretan estos acontecimientos como una señal de que las personas que habían estado al margen del proceso político están finalmente tomando el control de sus destinos. A otros, incluyendo la élite mundial que se congregará esta semana en Davos, les preocupa que esta clase de eventos termine por desarticular las conexiones internacionales que han producido una riqueza sin precedentes.

En el corazón del cambio radica un acontecimiento fundamental en la economía de la posguerra: la liberalización del comercio, una mayor interconexión y los acelerados adelantos de la tecnología han sacado a miles de millones de personas de la pobreza y creado una pujante clase media en los países en desarrollo.

Los países desarrollados también se han vuelto más acaudalados, pero los beneficios han ido a parar de manera desproporcionada a los bolsillos de una minoría, dejando a muchos rezagados o marginados. La globalización, caracterizada por el libre intercambio de bienes y capital y la aceptación nacional de normas internacionales, ha sido buena a la hora de generar riqueza, pero menos exitosa a la hora de maximizar el bienestar de la población.

Algunos historiadores que han estudiado períodos previos de la globalización dudan de que la versión moderna pueda seguir adelante con todos estos problemas. "Mi intuición es que no vamos a salir del paso", dice Harold James, profesor de la Universidad de Princeton. Los colapsos de las etapas anteriores de la globalización, como la que ocurrió antes de la Primera Guerra Mundial, "se caracterizaron por el surgimiento de crisis súbitas e imprevistas que resaltaron nuevas fisuras", indica. "El mundo es terriblemente vulnerable ahora" a acontecimientos como el asesinato del embajador ruso en Turquía el año pasado que pueden salirse de control, agrega.

En términos del bienestar general, la economía global ha tenido un buen desempeño. Un informe del Banco Mundial publicado en octubre muestra que la cantidad de personas que viven por debajo de la línea de pobreza cayó a 10,7% de la población global en 2013, el último año del cual hay cifras disponibles, tras alcanzar 35% en 1990, pese a que los habitantes del planeta aumentaron en casi 2.000 millones durante ese lapso.

Sin embargo, algo anda mal en muchos de los países ricos del mundo. Desde la crisis financiera, la inseguridad económica ha aumentado, al igual que las disparidades de ingresos y patrimonio.

El cambio tecnológico es, en parte, responsable de ello al beneficiar a los individuos mejor educados y con mayores destrezas. Los ganadores parecen concentrarse en los centros urbanos globalizados, dejando a los menos afortunados en las áreas rurales y ciudades más pequeñas.

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Un informe del centro de estudios británico Resolution Foundation sugiere similitudes importantes entre el brexit y la victoria de Trump. Las zonas más pobres de Estados Unidos pasaron de votar por Obama en 2012 a hacerlo por Trump, mientras que las partes menos pudientes del Reino Unido tenían una mayor probabilidad de inclinarse a favor de la salida de la UE.

Las regiones con un alto número de electores de mayor edad votaron por Trump y tuvieron una mayor probabilidad de apoyar el brexit. La variable más importante fue la educación: mientras más bajo era el nivel educativo del elector, mayor era la probabilidad de que votara por Trump y el brexit.

Las tendencias en otras partes de Europa son parecidas. Los votantes de más edad y menos educados tienden a preocuparse más sobre la inmigración y el apoyo a los partidos antiglobalización es fuerte en muchas regiones postindustriales. Una encuesta del centro de estudios estadounidense Pew Research Center concluyó el año pasado que "los europeos de mayor edad tienden a mirar más hacia adentro que los más jóvenes". El promedio de edad de los electores europeos también está en aumento.

Las crecientes desigualdades han tenido varias manifestaciones en las diferentes economías. En el caso de EEUU, el desempleo es bajo y el salario promedio ha subido desde la crisis, pero la participación en la fuerza laboral se ubica en los niveles más bajos en casi 40 años, lo que sugiere que numerosos adultos han dejado de buscar empleo.

En el Reino Unido, el desempleo es bajo y la participación laboral es alta, pero los salarios reales han descendido 10% desde la crisis, casi tanto como en la atribulada Grecia. En buena parte de Europa continental, a su vez, la desocupación sigue siendo muy alta.

Estos eventos, combinados con la ansiedad acerca de la inmigración y el terrorismo, han alentado una reacción en contra de la clase política y las élites asociadas. Los beneficiarios han sido movimientos políticos o personas que apelan a una identidad cultural, a menudo mediante el uso de retórica antiinmigrante o xenofóbica, y lo combinan con un relato antiestablishment.

A pesar de sus posturas nacionalistas, estos grupos normalmente se apoyan. El líder del Partido de la Independencia del Reino Unido, Nigel Farage, quien aparece con frecuencia en compañía de otros políticos europeos antiestablishment, fue el primer político no estadounidense en reunirse con Trump después de la elección. Steve Bannon, el director de estrategia de Trump, quien sostiene que la globalización ha golpeado a los estadounidenses de menores recursos, se ha calificado como un "nacionalista económico" que ha "admirado los movimientos nacionalistas en todo el mundo".

Un nacionalismo más enérgico se combina a menudo con políticas económicas que pueden venir de la derecha, de la izquierda, o de ambas. Durante la campaña, Trump prometió recortes de impuestos, una política considerada de derecha, y prometió preservar la seguridad social y atacar los pactos de libre comercio que considera nocivos para EEUU, medidas vinculadas con la izquierda.

La globalización también necesita un auspiciador. El Reino Unido desempeñó ese papel durante gran parte del siglo XIX y EEUU lo ha hecho en la era actual. Ahora, sin embargo, EEUU parece volcarse hacia sus propios problemas aunque ha sido el país más influyente a la hora de establecer y supervisar las reglas del juego internacional. Eso ha dejado un vacío en Medio Oriente que otras potencias, en especial Rusia, han tratado de llenar.

Rusia ha despotricado desde hace tiempo contra el liderazgo de EEUU, pero aunque se trata de una potencia geopolítica capaz de desestabilizar a sus vecinos, no cuenta con el suficiente poderío económico. A juzgar por las tendencias actuales, es más probable que la UE se desintegre, o al menos se reduzca, a que asuma el liderazgo de la economía global.

El único otro candidato a sustituir a EEUU es China. Durante la crisis financiera, muchos esperaron que el gigante asiático estabilizara la economía mundial, lo cual ayudó a hacer. En un gesto importante, mientras la asunción de Trump a la presidencia consume a EEUU, Xi Jinping será el primer líder chino en asistir a Davos y presentar la visión de su país de un mundo globalizado.

No obstante, la preparación de China para asumir un rol de esta naturaleza está en duda, incluso si otros, como Trump, lo permitieran, lo que parece improbable. Se avecina un mundo marcado por una incertidumbre aún mayor.

Xi dixit: "Los problemas que afligen al mundo no están causados por la globalización"

"El presidente de China hizo una férrea defensa de la globalización y del libre comercio ayer, marcando diferencias frente a Donald Trump sólo tres días antes del discurso de investidura del presidente electo de EEUU en Washington"… China se convierte en un férreo defensor de la globalización (Expansión – Financial Times – 18/1/17)

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