España | 16 | 21.000 | 4.200 | 48.000 | 73.000 | 1,3 | ||
Colombia | 17 | 60.000 | 4.100 | 5.200 | 69.000 | 1,2 | ||
Tailandia | 18 | 48.000 | 16.000 | 3.500 | 67.000 | 1,2 | ||
Australia | 19 | 28.000 | 14.000 | 21.000 | 63.000 | 1,1 | ||
R.D.A. | 20 | 39.000 | 2.100 | 20.000 | 62.000 | 1,1 | ||
Nigeria | 21 | 32.000 | 3.100 | 18.000 | 53.000 | 0,9 | ||
Sudáfrica | 22 | 34.000 | 7.800 | 5.800 | 47.000 | 0,8 | ||
C. de Marfil | 23 | 44.000 | 550 | 2.000 | 47.000 | 0,8 | ||
Países Bajos | 24 | 16.000 | 8.800 | 18.000 | 43.000 | 0,7 | ||
Arabia Saudita | 25 | 20.000 | 15.000 | 6.600 | 42.000 | 0,7 |
Fuente: World Resoucers 1990-91, pág.15.
A raíz de la preocupación mundial por esta situación climática:
"El programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) establecieron en 1988 el Panel Intergubernamental de Cambios Climáticos (IPCC), asignándole la responsabilidad de evaluar la situación existente acerca del clima planetario y de los cambios climáticos. El IPCC también tiene la tarea de evaluar las posibles consecuencias ambientales y socioeconómicas de los cambios climáticos. Dentro de las conclusiones más importantes presentadas por el IPCC destacan las siguientes:
? El balance de las evidencias científicas sugiere que existe una influencia perceptible de las actividades del hombre sobre el clima mundial.
Conforme a los modelos disponibles del clima, la temperatura global puede incrementarse entre 1,0 y 3,5 °C para el año 2100.
La expansión térmica de los océanos elevará el nivel del mar entre 25 y 50 cm., para el año 2.100
Los cambios del clima afectaran al ambiente de manera global.
La población humana y los ecosistemas tendrán que adaptarse a los cambios del sistema climático.
La estabilización de las concentraciones atmosféricas de gases de invernadero requerirá la realización de esfuerzos considerables."(27)
Posteriormente, y a raíz de la toma de conciencia acerca de esta amenazante situación para el presente y el futuro de la humanidad y del planeta, producto del proceso acelerado de urbanización, del rápido crecimiento industrial, y de una concepción ideológica en la que el ambiente, el entorno físico, contaba poco, se ha incrementado la reflexión de investigadores, gobiernos y organismos especializados acerca de los efectos de este impostergable peligro. Incluso Charles Handy propone definir el medio ambiente como el nuevo objetivo del gasto en defensa, combatiendo nuestro propio deterioro ambiental.
Uno de los efectos más perniciosos de estas emisiones sería el calentamiento de la atmósfera, debido a la relación existente entre la radiación calórica y la temperatura, por eso es que se habla en los círculos científicos del calentamiento global. La consecuencia adversa más evidente es la elevación del nivel del mar porque coloca en situación de riesgo a las islas y a los territorios costeros bajos.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) invitó, en 1979, a la ciudad de Nueva York, a gobiernos, al mundo científico, empresarial y ambiental, así como a los representantes de la sociedad civil, las ONGs mundiales, a una jornada de reflexión sobre el ambiente, mediante la Organización de la Primera Conferencia Mundial sobre el Clima, a la que siguieron otras en La Haya y Río de Janeiro.
Pero no fue sino hace cuatro años, en la reunión celebrada en la ciudad de Kyoto (Japón), cuando los países industrializados decidieron presentar medidas claras y severas para solventar esta amenaza.
La primera Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático (COP1) fue llevada a cabo en la ciudad de Berlín, Alemania en 1.995. En esta primera conferencia se firmó el llamado Mandato de Berlín, en el cual participaron representantes de 160 países.
Las conclusiones acordadas fueron las siguientes:
Se estableció la voluntad de reducir los gases causantes del efecto invernadero, aunque sin compromisos efectivos sobre cifras y plazos.
Se decidió no conceder, en lo que quedaba de siglo, incrementos en las cuotas de emisión de productos concomitantes para aquellas naciones industrializadas que realicen inversiones ecológicas en el Tercer Mundo.
La Segunda de las conferencias sobre Cambio Climático, se celebró en Ginebra en 1996, con la participación de 150 países, los cuales concluyeron:
Se asumió la responsabilidad del factor humano en el cambio climático.
Se reconoció la necesidad de fijar objetivos numéricos legalmente vinculantes para eliminar la emisión de gases de efecto invernadero por parte de los países industrializados.
La tercera Conferencia sobre Cambio Climático se celebró en Kyoto, Japón, en Diciembre de 1997. En dicha conferencia, se firmó el Protocolo de Kyoto, el cual consta de 28 artículos. A esta conferencia asistieron 10.000 personas, incluyendo 1500 delegados de 173 países, 3500 observadores, 4000 representantes de diferentes sectores y 1000 periodistas. En esta reunión se establecieron compromisos diferentes para cada país desarrollado: la Unión Europea, como grupo, debería reducir su emisión en 8% en relación con la de 1990; los EEUU en 7%; Japón y Canadá en 6%; Rusia, Ucrania y Nueva Zelanda debían alcanzar sus niveles de emisión de 1990, y algunos países como Australia Y Noruega podrían tener un ligero aumento de sus emisiones con respecto a 1990.
Las políticas y medidas recomendadas y recogidas en el Protocolo de Kyoto, con la finalidad que los Estados lo suscribiesen (al menos 55 durante los 90 días a su finalización el 10 de Diciembre de 1997), fueron las siguientes:
Mejoramiento de la eficiencia energética en sectores relevantes de la economía.
Protección y mejoramiento de los suministros (bosques).
Desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles.
Promoción, investigación y desarrollo de fuentes renovables de energía y de captación y disposición del CO2.
Reducción progresiva y eliminación de incentivos fiscales, impuestos y subsidios que sean contrarios al objetivo de reducir las emisiones.
El Protocolo de Kyoto cubre seis gases de invernadero: dióxido de carbono (CO2), metano (CH2), óxido nitroso (N20), hidrofurocarbonos (HFC5), perflorocarbonos (PFCs) y hexasulfuro de azufre (SF6).
Se estableció también que los países industrializados podrán comercializar entre sí derechos de emisiones, cuando su reducción vaya más allá de los compromisos establecidos. Asimismo, los países en desarrollo deberán ser compensados por los posibles impactos adversos de tipo social, ambiental o económico que les ocasionen las políticas y medidas que adopten las naciones industrializadas para cumplir con sus compromisos.
La Cuarta Conferencia sobre Cambio Climático se celebró en Buenos Aires, Argentina en 1998. En esta conferencia los países acordaron: aprobar el programa Agenda 2000, por representantes de 170 países, aplazar hasta el 2000 la puesta en marcha del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) acordado en el Protocolo de Kyoto, y autorizar la presencia de organizaciones no gubernamentales en los órganos de negociación de la Convención sobre el clima.
La Quinta Conferencia se realizó en la ciudad de Bonn, Alemania, en el año 1.999. En esta reunión, a la que asistieron 4.000 delegados de 166 países, se pusieron en evidencia las claras diferencias entre países industrializados y las naciones en desarrollo. La Conferencia concluyó con la opinión generalizada de que la entrada en vigor del Protocolo de Kyoto se produciría probablemente en el 2002.
Para que el Protocolo de Kyoto entre en vigor es necesario que sea firmado y ratificado por un mínimo de países que representen, en su conjunto, el 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero. (28) Finalmente, en la última Cumbre de la Tierra celebrada en Johannesburgo, Rusia ratificó el tratado y posibilitó su vigencia. EEUU no asistió a la cumbre y continúa argumentando que su desarrollo industrial estaría en peligro de aplicarse las normas de Kyoto.
Mientras todo esto ocurre, los estudiosos del problema han calculado que el calentamiento global del planeta, medido en términos de las catástrofes naturales que ocasionaría, estaría en el orden de 600.000 US$ por hora. Los daños más relevantes serían: ciclones tropicales, aumento del nivel del mar y la consecuente disminución de tierras emergidas.
A pesar de esta clara y evidente situación, los países industrializados proponen una especie de comercio o compensación por las emisiones: los créditos carbono o derechos de emisiones, a los que nos referimos anteriormente. El concepto es simple: la agencia u organización regulatoria autoriza a una empresa determinada a emitir una determinada cantidad de emisiones contaminantes al ambiente; la compañía compra, en consecuencia, el derecho a hacer uso de esa autorización. El gobierno o las agencias regulatorias pueden así ir controlando mejor las emisiones, las empresas comprarlas entre ellas o en un mercado abierto a otras empresas que no van a ser uso total de las emisiones autorizadas. En EEUU, especialmente, para el caso del dióxido de sulfuro causante de las llamadas lluvias ácidas se está haciendo ya uso de las transacciones de esta naturaleza. Los países del Primer Mundo suscriptores del Protocolo de Kyoto vienen también haciendo proposiciones en este sentido: créditos para las empresas que realizan esfuerzos extras para limpiar el ambiente, tales como la siembra de árboles que absorban el dióxido de carbono.
Como se puede apreciar los esfuerzos, estudios, reuniones, acuerdos y protocolos han sido extensos: los resultados magros. Las advertencias de los grupos ecologistas y de los tecnócratas encargados de analizar y proponer medidas para reducir el efecto, son alarmantes. Un equipo de la UNEP, de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas: nos recuerda y advierte:
"las continuas emanaciones de anhídrido carbónico, metano, clorofluoro-carbonos y óxido nitrosos, con la intensidad actual, aumentarán la temperatura superficial media de la tierra en 0,3 grados centígrados cada diez años. Esto significa que al final del siglo XXI la temperatura media de la tierra será alrededor de 3 grados más alta que hoy. El aumento de la temperatura hará que los casquetes polares se fundan y que los océanos se eleven entre 20 centímetros y 1 metro en el lapso de 100 años. Otros efectos serán el aumento de los períodos de clima más caliente y seco, que darán lugar a mayores inundaciones. Los países que hoy salen perdiendo en cuestiones ambientales continuarán haciéndolo en el futuro. Decenas, quizás centenares de personas, puede que tengan que vivir como "refugiados ambientales" y se verán obligados a abandonar sus pueblos y hogares". (el subrayado es nuestro)
Además, es conveniente tener en cuenta lo expresado por Paul Kennedy, cuando pregunta:
"…¿es posible semejante esfuerzo? Puesto que los países ricos y pobres contribuyen por igual a la contaminación atmosférica, resulta inconcebible desde el punto de vista político- así como ineficaz desde el punto de vista medioambiental- que sólo unos cuantos reduzcan las emisiones de gases invernaderos, mientras el resto hace caso omiso de sus responsabilidades… Los sacrificios deben ser globales; más que eso tendrán que ser tan equitativos como sea posible, teniendo en cuenta los niveles de renta."(29)
B. La destrucción de la capa de ozono.
El ozono es un conjunto gaseoso formado por tres átomos de oxígeno. Es de color azul, con un olor muy penetrante y con propiedades oxidantes e irritantes. Se forma espontáneamente en la atmósfera a través del oxígeno del aire por efecto de descargas eléctricas, y en la estratosfera por efecto de la luz ultravioleta. (30)
Los científicos recuerdan que el ozono se encuentra en un 10% en la troposfera, hasta los 12 Km. de altura, mientras que el 90% está localizado en la estratosfera. Entre los 15 y 45 Km. se forma la capa de ozono. En la biosfera, parte de la Tierra y de su atmósfera formada por seres vivos, es venenoso y altamente contaminante e irrita los pulmones. Pero, en la estratosfera filtra los rayos UV, permitiendo la vida en el planeta Tierra.
Ahora bien, existen agentes naturales y antropogénicos (creados por el hombre) que tienen un poder destructor sobre la capa de ozono, entre ellos se cuentan:
Los clorofluorocarbonos.
Los bromuros.
Las erupciones volcánicas.
El metano.
El óxido nitroso.
Los clorofurocarbonos y el bromuro son los agentes más destructivos, ya que viajan en el aire en las corrientes que fluyen hacia los polos por encima de 16 Km., facilitando la contaminación de la Antártica.
El proceso de deterioro de la capa de ozono funciona de la siguiente manera:
"Durante el invierno austral en el Polo Sur la temperatura desciende hasta 90 grados bajo cero y se forma el vórtice polar, vientos de unos 300 Kph, que produce el aislamiento y cierre del sistema meteorológico austral.
Sobre el vértice polar se forman nubes polares estratosféricas congeladas, que atrapan los agentes contaminantes que proceden de otras latitudes como el cloro de los clorofluorocarbonos. Al arribo de la primavera solar llegan los rayos solares que contribuyen a liberar el cloro de los CFC. Una sola molécula de cloro destruye 100.000 de ozono, formando el agujero de la capa de ozono entre Septiembre y Octubre de cada año en el Polo Sur (primavera austral)". (31) (el subrayado es nuestro)
Las implicaciones más importantes para la biosfera, es decir, para todos los seres vivientes y el entorno físico que hace posible la vida, son las siguientes:
Sobre el hombre y los animales: cáncer de piel, cataratas, keratitis, inmuno- deficiencias.
Sobre la agricultura: afecta los ADN, la fotosíntesis, polinización, germinación y crecimiento de las plantas.
Sobre el clima: tiene alta incidencia en los cambios climáticos que ha registrado el planeta en los últimos años.
Sobre la pirámide alimentaría: disminuye las especies sobre las que se basa esta pirámide, afectando directamente a la totalidad del sistema, produciendo graves daños al equilibrio oceánico, y en consecuencia, a la pesca.
Actualmente, se ha constatado la existencia de tres grandes rupturas de la capa de ozono, los popularmente llamados agujeros: en el sur de América Latina, especialmente en Chile, la extensión del agujero llegó hasta el Trópico de Capricornio en Antofagasta, abarcando una extensión equivalente a toda la América del Sur. Científicos rusos han confirmado también la existencia de dos grandes agujeros en el territorio de la antigua Unión Soviética, creados por causas naturales.
Evidentemente que esta situación demandaba ser objeto de controles y regulaciones por parte de la humanidad y de los organismos de las Naciones Unidas especializados en este tipo de inéditas situaciones ambientales, producto del desarrollo industrial y del crecimiento demográfico incontrolado.
En este sentido, desde el momento en que se efectuó la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano o Declaración de Estocolmo de 1972, se formularon los principios para el desarrollo de normas orientadas a la protección del ambiente. En esa misma línea se creo el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que incluye el desarrollo del Derecho Ambiental.
Más tarde, se convoco a trabajar por el establecimiento de un programa a mediano plazo que concluyo convocando la reunión de Montevideo en 1981, donde se fijaron las esferas temáticas para la protección de la capa de ozono.
Sin embargo, se requería de un convenio de carácter mundial, puesto que la capa de ozono es un recurso ambiental global, lo que obligaba a esfuerzos de protección mediante un tratado general abierto a todos los Estados y Organizaciones Internacionales. Este fue el origen de la Conferencia de Plenipotenciarios sobre la Protección de la Capa de Ozono, que concluyó con el llamado Convenio de Viena el 22 de marzo de 1985, en el que se establecen las obligaciones generales para "proteger la salud humana y el medio ambiente contra los efectos adversos resultantes o que puedan resultar de las actividades humanas que modifiquen o puedan modificar la capa de ozono".
El 16 de Septiembre de 1987 se firma el Protocolo de Montreal, que marca un hito histórico al establecer la reducción del 50% de la producción y uso de los cloroflurocarbonos para 1999. En esta oportunidad, 24 países se comprometieron en esa tarea, la cual fue apoyada por las enmiendas de Londres y Copenhague, que afectan fundamentalmente a los países en desarrollo. (32)
C. La desertificación.
Esta es otra de las banderas que los representantes medionambientalistas anti-globalización, han tomado para sí, formando un paquete coherente para poder reclamar un mejor mundo. La desertificación es un hecho viejo, evidente, creciente y preocupante, endilgárselo a la Globalización, fenómeno reciente y en boga, pareciese no ser lo más justo y racional. Recordemos, que el término desertificación se oyó por primera vez en boca de un silvicultor francés, quien trabajaba, en 1949 en África Occidental, y lo empleó para describir la gradual destrucción de los bosques, cuando los mismos desaparecían hasta convertirse en desiertos.
La desertificación, es sin duda, un fenómeno cierto y desolador, los científicos e investigadores lo definen como:
"El proceso de degradación de las tierras inducido por factores naturales o por la acción del hombre, lo cual conlleva a la aparición de condiciones similares a los desiertos. Este proceso tiene como consecuencia la disminución del potencial biológico y productivo de los ecosistemas (pérdida de la diversidad biológica, de suelos y cambios en el balance de agua y energía), limitando su capacidad de sustentación y deteriorando la calidad de vida de la población."(33)
Los analistas de esta dramática realidad han determinado que los procesos que conducen a la desertificación son, entre los más comunes, los siguientes:
Erosión de la capa superior del suelo y laderas por la acción humana.
Formación de arroyos en tierras cultivadas.
Empobrecimiento de la cubierta vegetal como consecuencia de saques selectivos que no garantizan la perpetuidad de las especies, debido a la disminución pronunciada de la regeneración de las mismas.
Obras de ingeniería que no toman en consideración los criterios básicos de su vida útil, basados en los niveles de sedimentación.
Prácticas inadecuadas de riego.
Decisiones inadecuadas para la explotación de tierras.
El problema de la desertificación es sumamente grave, más de la tercera parte de las tierras del planeta están amenazadas por este fenómeno. En aquellos sitios donde la población humana diezma o destruye la vegetación natural, el suelo se vuelve más susceptible a la erosión producida por el viento. Si esta situación además ocurre en lugares donde llueve poco, el resultado es inevitablemente la formación de desiertos.
El crecimiento demográfico está obligando a la población a cultivar terrenos semi-áridos; el excesivo pastoreo acaba con la vegetación naciente, y la desertificación llega, creando más desertificación; el aire por efecto del reflejo de la energía solar, se torna más caliente y evita la formación de nubes sobre estos territorios desertificados. (34)
Conscientes de esta inmensa tragedia que amenaza a la humanidad, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desertificación, realizada en Nairobi, Kenya, (1977), adoptó el plan para la acción de lucha contra la Desertificación, con objetivos y acciones para el año 2000. En La Cumbre de las Tierra (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo) realizada en Río de Janeiro en 1992, se efectúo un llamado para el pronto inicio de una convención sobre el tema de la desertificación, puesto que el 70% de las tierras secas (3,6 millones de hectáreas) está afectando a la sexta parte de la población mundial.
En 1994 se reúne en Paris, la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, con el expreso objetivo de decretar el combate contra la desertificación y los efectos de la sequía, de acuerdo con el enfoque establecido en la Agenda 21.
Estos han sido los esfuerzos y los acuerdos que, en el seno de las Naciones Unidas y otros foros mundiales, se han tomado con la finalidad de reducir la vulnerabilidad del planeta en materia ecológica, y en especial, en relación con los temas del cambio climático, la destrucción de la capa de ozono y la desertificación. Sin embargo, la gravedad de estas situaciones parece no haber despertado suficientemente la toma de decisiones y de acciones por parte de la dirigencia mundial.
Un agudo y acucioso análisis de Inter. Press Service, publicado por el diario El Globo de Venezuela el 12 de Enero de 2002, sobre la base de un informe de la organización no gubernamental World Wath Institute (WI) presidida por, Christopher Flavin, informa desoladamente lo siguiente:
"De 1990 a 2000, la emisión de esos gases en Estados Unidos aumentó cerca del 18 por ciento: "Los registros mundiales de temperatura indican que los años 90 fueron los más cálidos desde que comenzaron esas mediciones, en el siglo XIX, científicos han documentado una elevación de 10 a 20 centímetros en el nivel promedio de las aguas en el mundo durante el último siglo", según WI.
Entre esas acciones estuvieron muchas relacionadas con la agricultura, la cría de ganado, la minería, la tala de bosques y la expansión urbana, explicó. De 1990 al 2000 se redujo en 2,2% el área boscosa del mundo, crucial para la supervivencia de especies amenazadas, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, enfatizó.
Cuando se realizó la Cumbre de la Tierra, más del 10% de los arrecifes de coral, hábitat clave para ciertas especies marinas, sufrían graves daños por contaminación, aumento de la temperatura de las aguas, minería y pesca, y en la actualidad cerca del 27% del total de esos arrecifes están en esa situación.
Los arrecifes de coral sólo son superados por los bosques en términos de riqueza biológica, y su pérdida en gran escala implica en forma inevitable grandes perjuicios para numerosas especies".
Según la Organización Mundial de Meteorología de las Naciones Unidas (O.M.M.), las severas sequías provocadas por el fenómeno de "El Niño" en 1997 y 1998 en América del Sur, Asia, África, Australia, Nueva Zelanda y América del Norte aumentaron los riesgos de desertificación en el mundo.
D. La Basura
Un tema que comienza a tener particular relevancia, desde el punto de vista ecológico, es el relativo a la basura, a la simple basura doméstica. Ya no se trata de los gases, de los desechos sólidos industriales o de los líquidos que empresas inescrupulosas vierten a mares, lagos o ríos desde tiempos inmemoriales. El mar de Aral, o mejor dicho, la arena donde antes estuvo el mar, es un condenatorio ejemplo de la capacidad de autodestrucción del género humano.
Basta sólo imaginar a 6 millardos de seres humanos arrojando porquerías de todo tipo, desechos y detritus, residuos, en una sola palabra, basura, para tener cabal comprensión del problema tanto hoy como mañana, al final del siglo XXI, cuando la raza humana alcance más de 10 millardos de seres.
Por supuesto que además de la debida toma de conciencia sobre el asunto, de los depósitos para el reciclaje, de la mejor destructibilidad de envases y continentes aún resta el problema de qué hacer con esos inmensos vertederos de basura, verdaderos depósitos de la escoria de nuestra civilización.
Según los expertos, además del fortalecimiento de las campañas de conscientización de la población – consumidores y productores -, se vienen tomando medidas por diferentes gobiernos y empresas para manejar en forma ecológica estas cada vez más crecientes montañas de basura. Entre las medidas tomadas resaltan:
? menor número de botaderos, aunque los nuevos serán mas grandes y contarán con la tecnología adecuada.
? Reconciliar la quema de basura con la emisión controlada, filtrada, de gases, óxidos nitrosos, dioxinas, hollín, y otras emisiones que lesionan el ambiente. La incineración reduce la basura combustible en un quinto de su volumen. Mayores y mejores incineradores van cumpliendo con su misión de contribuir a mantener un planeta verde y limpio. Además la
tiene como ventaja adicional que es una fuente calórica y de
aguas recicladas.
? Finalmente, el ya conocido reciclaje de papel, cartón, vidrios y plástico continúa siendo un método eficaz para reducir el volumen de desechos que llega finalmente a los depósitos o vertederos.
? A todos estos mecanismos y soluciones se suma además una nueva manera de concebir el envasado de los productos que proteja el ambiente y pueda ser un elemento de preferencia por parte de los consumidores conscientes de este inagotable problema de la basura.
3. El futuro de los Estados-Nación y la gobernabilidad mundial
Recordemos que los Estados-Nación, con las características y funciones que hoy les conocemos y atribuimos, son relativamente recientes, fueron el producto de la victoria de las llamadas nuevas monarquías europeas, en España, Inglaterra y Francia. Esas monarquías a su vez, resultaron de un entrecruce de alianzas políticas, económicas, familiares, de conveniencia, entre ducados, principados, ciudades libres y otro tipo de autoridades propias de la Edad Media.
Como bien lo recuerdan los analistas del fin de la Edad Media para explicar las razones de la extinción de las viejas monarquías, con el consiguiente decaimiento del universalismo medieval:
"En la segunda mitad del siglo XIV y durante la centuria siguiente, la estructura político-religiosa de la sociedad medieval, basada durante un milenio en la fe indiscutida en la necesaria coexistencia de dos poderes universales, se disolvía en la nueva realidad política constituida por las grandes monarquías nacionales cristianas y por los Estados menores. Pertenecían ya al pasado las apasionadas disputas que se habían suscitado acerca de la supremacía de uno u otro poder, sobre sus relaciones y sus respectivos límites. De las autorizadas voces de Bonifacio VIII, Augustin Triunfo y Álvaro Pelayo, por un lado, y de Dante y Guillermo de Occan y Marsillo de Padua, por otro, quedaban únicamente débiles ecos en Alemania, donde la idea imperial que se encontraba más profundamente enraizada que en cualquier otro sitio, hallaba todavía un defensor convencido.
Sobre la idea universalista prevalecía ahora la particularista, perfeccionada en Francia en tiempos de Felipe IV el Hermoso, en virtud de la cual el monarca gobierna sin reconocer por encima de sí al emperador, ni al papa, sino tan sólo a Dios. Tal doctrina madurada en los siglos XII y XIII para sustraer a los reyes y príncipes al supremo poder imperial, acabó por volverse contra los intereses de la propia curia cuando los diversos Estados, empezando por Francia, se fortalecieron hasta el punto de negarse a admitir la superioridad política de otra autoridad" .(35) (el subrayado es nuestro)
Este prevalecimiento de una visión particularista sobre la precedente universalista impulsó, fortaleció, y consolidó la existencia de los que hoy conocemos como Estados Nacionales. Permítasenos una cita del investigador Paul Kennedy, quien en dos largos párrafos aprehende la evolución y esencia de los Estados Nacionales. Según el autor:
"A medida que la nación moderna evolucionó, pronto adquirió sus características básicas… El tipo "ideal" de Estado… ocupaba un área geográfica coherente… por lo tanto poseía limites nacionales reconocibles que, con el tiempo, fueron cada vez más vigilados por empleados estatales… el derecho y la diplomacia internacional reconocieron que era, junto con los demás Estados-nación, "soberano" – no había nada por encima de el. Cada Estado produjo símbolos (bandera, himno, figuras y acontecimientos históricos, fiestas especiales) para reforzar la conciencia de la identidad nacional…
También institucional y económicamente, el Estado-nación estaba en el centro de las cosas. Los hombres adultos eran reclutados… A medida que el gasto estatal fue aumentando para satisfacer las necesidades internas y externas, aparecieron órganos financieros como el Banco Nacional o el Ministerio de Hacienda, surgieron asambleas nacionales para votar presupuestos anuales, nació un sistema impositivo nacional y unidades monetarias nacionales sustituyeron a las anteriores. El sistema económico mercantilista, cuyo objetivo era reforzar las reservas de capital de un país, también apuntaba de modo liberado a hacerlo fuerte y autosuficiente." (36)
Vistas así las cosas, los Estados nacionales comenzaron a proteger sus fronteras, a preservar su autonomía, seguridad y soberanía frente a los enemigos exteriores. Sin embargo, en la actual sociedad globalizada y de la información, los enemigos del Estado Nación han evolucionado de manera dramática; ya no se trata de conquistas territoriales, de regresar a los limites históricos, en fin, de entablarle la guerra a otros Estados-Nación por motivaciones de apropiación y extensión física. Como bien lo expresan los analistas de esta nueva realidad:
"La seguridad nacional se utilizó para justificarlo casi todo, desde la construcción de un sistema de autopistas hasta la concesión de becas científicas y tecnológicas. También se utilizó de forma negativa, para retener determinada información, impedir la entrada de determinados emigrantes, prohibir el comercio con ciertos países, y viajar a los mismos, suspender las transferencias de tecnología." (37)
Sin embargo, en los actuales momentos se reconoce que el Estado-Nación debe hacer frente a enemigos de diversa índole, que no son necesariamente otros Estados nacionales. En un agudo análisis, Thomas L. Friedman, en su libro The lexus and the olive tree, señala que en el nuevo sistema los balances son de distinta naturaleza y distingue entre:
Balance entre Estados Naciones con primacía de EEUU.
Balance entre Estados Naciones y corporaciones /mercados globales.
Balance entre Estados Naciones e individualidades / grupos relevantes.
El centro de nuestro análisis será el segundo balance, es decir, el de los Estados Nación con las corporaciones globales, a la luz del propósito general de este libro. Ejemplo de los otros dos balances los hemos tenido profusamente en el caso de las guerras entre países soberanos, y más recientemente, el fatídico 11 de Septiembre en la ciudad de New York, asistimos a un sangriento y conmovedor ejemplo del tercer balance planteado por Friedman: Osama Bin Laden y el grupo Al Quaeda luchando, en nombre de los valores y principios de la guerra santa predicada por el Islam, contra la mayor potencia mundial de este mundo unipolar: los EEUU de América.
El tema del balance, o mejor dicho del desbalance entre los Estados Nación y las empresas multinacionales / globales no es nuevo; a finales de la década de los setenta del pasado siglo XX, le dedicamos especial atención al tema de los efectos económicos y políticos de la actividad de las empresas multinacionales/ globales, especialmente en los países en desarrollo. (38)
Ya en esa oportunidad, pensadores, analistas políticos y económicos, académicos, gobiernos y organizaciones internacionales comenzaban a preocuparse por lo que, para aquel entonces, ya era visto como una amenaza al poder soberano de los Estados-nación.
En términos generales, los argumentos tenían que ver con estos asuntos:
Económicos
– Transferencia de tecnología obsoleta a los países en desarrollo.
– Distorsión de la balanza de pagos de los países en desarrollo.
– Manipulación de los precios de transferencia en el seno del grupo multinacional con la finalidad de evadir impuestos y tasas arancelarias.
Distorsión de los patrones de empleo y los niveles de sueldo en los países en desarrollo.
– Realización de movimientos intempestivos de dinero (entradas y salidas de capital), productores de efectos macro-económicos y financieros que afectan la estabilidad de los países (el efecto de los llamados capitales golondrinas).
Políticos
Las empresas multinacionales /globales constituyen, al lado de los Estados Soberanos, uno de los elementos de mayor significación en el cuadro de las relaciones internacionales. La extensión de sus actividades a escala mundial y su creciente participación en los intercambios mundiales de bienes y servicios son el fundamento de su presencia, en tanto que protagonistas del orden económico internacional.
Sin embargo, cuando actúan en el extranjero, sus operaciones se encuentran sometidas a las jurisdicciones de diferentes Estados soberanos y, a veces, ocurre que los intereses de los Estados y los de las empresas no coinciden. Estas divergencias de intereses dan origen a un buen número de conflictos, en los que las empresas y los Estados-nación intentan hacer valer sus respectivos poderes.
Por otra parte, en el origen de estos conflictos se encuentran las diferencias de objetivos perseguidos por los Estados y por las empresas. A los objetivos de lucro perseguidos por las empresas, los gobiernos de los Estados soberanos oponen objetivos sociales generales que buscan preservar y aumentar el bienestar de sus pobladores. Tal como lo señala Raymond Vernon:
"los Estados soberanos tienen objetivos legítimos, en cuya prosecución intentan utilizar los recursos que tienen bajo su control. Toda unidad de una empresa multinacional, cuando opera en el territorio de un Estado soberano responde no sólo a estos objetivos, sino que recibe además del exterior, un conjunto de órdenes provenientes de la casa matriz o de otros Estados soberanos."(39)
Los gobiernos de los Estados soberanos se preocupan por el hecho de que el centro de decisión referente a las unidades económicas situadas en el interior de sus fronteras se encuentra ubicado en otro país, así como de que las decisiones sean tomadas en función de objetivos e intereses que sobrepasan ampliamente los de los países receptores de la Inversión Directa Multinacional.
Esta transferencia del poder de decisión de los Estados soberanos a las instancias centrales de dirección situadas en el país sede del grupo multinacional / global, ha entrañado importantes consecuencias en el orden político. Ciertos autores hablan de una disminución de la soberanía de los Estados, e incluso, de una pérdida de vigencia del concepto de Estado-nación.
En efecto, se ha señalado que cuando una empresa multinacional moviliza recursos para instalar una filial, busca lógicamente utilizarlos al máximo para obtener el mayor beneficio de ellos. Pero, como sitúa su filial en el territorio de un Estado soberano, intenta también propiciar las mejores relaciones con los gobiernos de los países receptores de su inversión. Las decisiones referentes a ciertos aspectos de las filiales (inversiones, mercados, aumento de las exportaciones, etc.) permanecerán, sin embargo, siempre en el ámbito de competencia de la sede central y estarán referidas a una estrategia general que toma en cuenta los intereses propios y generales del grupo multinacional.
Por este hecho, los países receptores de sus inversiones directas no disponen verdaderamente de ningún medio eficaz para obligar a las filiales a modificar una decisión tomada por la casa matriz. Frecuentemente, los responsables de los gobiernos no pueden recurrir sino a mecanismos de persuasión a fin de convencer a las filiales de que no ejecuten una decisión tomada por la dirección central, por la casa matriz.
Constatando esta debilidad de los Estados soberanos, el Report of the task on the structure of Canadian Industry, ilustraba esta preocupación cuando señalaba que:
"la tendencia inherente a las inversiones directas extranjeras de transferir, fuera del Canadá, la toma de las decisiones en el sector primario ha planteado, a veces, graves problemas a los dirigentes políticos canadienses al preguntarse si la viabilidad de este país en tanto que Estado-nación independiente podría ser mantenida."(40)
Por otra parte, esta tendencia dirigida a limitar el poder de decisión soberano de los Estados encontró portavoces entre los dirigentes de las empresas multinacionales. El empresario George Ball representó una corriente de opinión que proclamaba la extra-territorialidad de la acción de la empresa multinacional, es decir, la ruptura de los lazos que atan a las empresas multinacionales a la legislación de un determinado país. Ball proponía, en consecuencia, la liberación de las empresas multinacionales estadounidenses de su identidad americana y señalaba la necesidad de que no estuviesen sometidas a las leyes norteamericanas.
Esta situación de crisis del Estado-nación se agrava todavía más cuando se analizan las relaciones existentes entre la inversión privada extranjera multinacional y los empresarios locales del país receptor de la inversión. En efecto, algunas empresas multinacionales, y en especial las japonesas, buscan asociarse con el capital nacional. A veces, este hecho limita la emergencia de una clase de empresarios locales en el país en desarrollo, así como las posibilidades de afirmación de la economía nacional.
La vinculación entre las empresas extranjeras multinacionales /globales y los grupos nacionales produce nuevos factores de coparticipación y comunidad. Aquellas incrementan sus posibilidades de influencia sobre la estructura, el funcionamiento y la orientación de la vida económica y política de los países en vías de desarrollo. De esta forma, a la importancia económica de la actividad filial, las empresas multinacionales /globales añaden la influencia y el prestigio de sus asociados locales.
Esta influencia de las nuevas empresas multinacionales ha sido evidente en ciertos procesos políticos de algunos países en desarrollo, que buscaban obtener un mayor grado de intervención del Estado en la economía del país o un desarrollo económico independiente. En estos casos, ciertas empresas multinacionales ejercieron su influencia para oponerse a las medidas adoptadas por los gobiernos y
actuaron más como factores políticos que empresariales.
Otro motivo de preocupación de los gobiernos de los países en vías de desarrollo frente a las empresas multinacionales, es el referente a las posibilidades que tienen éstas de burlar o perturbar sus objetivos y políticas. En este campo, las posibilidades de acción de las empresas multinacionales son bastante grandes; disponen de un buen número de opciones que le permiten hacer frente a las políticas de los gobiernos de los países en desarrollo.
En primer lugar, raramente las empresas multinacionales /globales desarrollan sus operaciones en los sectores más desfavorecidos de la economía de un país en desarrollo. En efecto, las inversiones de estas empresas se localizan en los sectores más dinámicos de la economía subdesarrollada, ejerciendo un control sobre las actividades productivas y de servicio de mayor rentabilidad.
De igual manera, algunas estrategias adoptadas por las empresas multinacionales /globales para afrontar los problemas de organización de las ventas pueden entrañar efectos sobre las políticas económicas de los países en desarrollo. Normalmente, este tipo de empresas reparten los mercados entre sus diferentes filiales. Por el hecho de esta repartición de mercados, la filial de un determinado país tendrá sus propios mercados fijados por la dirección central del grupo. Esta asignación de mercados puede entrar en contradicción con prioridades de las políticas de exportación y de importación del país receptor de la Inversión Directa Multinacional.
Además, puede ocurrir también que las restricciones comerciales impuestas a un cierto país, por el país sede de la casa matriz de una empresa multinacional/ global, afecten al país sede de la filial. Así, las exportaciones o las importaciones que podrían eventualmente realizar la filial hacia un determinado país estarían prohibidas por la casa matriz con el objeto de respetar las leyes de su propio país de origen, tal como ocurre con la prohibición que tienen las empresas norteamericanas de invertir y negociar con Cuba, y que el gobierno de EEUU buscó imponen a todas las empresas, independientemente de su nacionalidad.
En lo que se refiere a las estrategias de selección de los directivos de las empresas multinacionales, los países en desarrollo se preocupan mucho por el hecho de que las decisiones de las políticas vitales de las filiales (inversiones, producción, mercados, ampliaciones eventuales, etc.) sean tomadas por ciudadanos de otros países que tienen o no tienen ninguna relación con el país de localización de las filiales. Tal situación ha sido puesta de relieve por las Naciones Unidas. En efecto, esta organización, en el documento Efectos de las Sociedades Multinacionales, en su página 31, señala que:
"Cuando los residentes de un país ejercen un control directo sobre la afectación de los recursos de otro país- y los representantes de los países desarrollados nos declararon, en términos enérgicos, que esta era una cuestión que suscitaba las más vivas inquietudes políticas- es particularmente difícil para los gobiernos armonizar los intereses divergentes y favorecer el bien público."
Igualmente, se han señalado los efectos que se desprenden de las actividades de las empresas multinacionales en relación con ciertas políticas económicas en los países en vías de desarrollo, sobre todo en lo que se refiere a las políticas fiscales, la adquisición de tecnología, al empleo y a la balanza de pagos.
Tal situación de relativa pérdida de soberanía, ha conducido a los países en vías de desarrollo a reflexionar, muy seriamente, sobre la mejor manera de conciliar sus políticas y esfuerzos con el fin de evitar o de reducir los efectos nocivos que acompañan la acción de las empresas multinacionales / globales.
Una de las más importantes manifestaciones de esta inquietud y de esta toma de conciencia a nivel internacional, se tradujo en la adopción, por la Organización de las Naciones Unidas, de la Carta de los Derechos y de los Deberes económicos de los Estados. Para lograr la aprobación y firma de esta Carta, los países en vías de desarrollo desplegaron una intensa actividad a fin de convencer a la comunidad internacional de la necesidad de elaborar y codificar reglas con el fin de instaurar un nuevo orden económico internacional, fundado en la equidad y la igualdad soberana, la interdependencia, el interés común y la cooperación de todos los Estados, cualquiera que sea su sistema económico y social. (41)
En lo que se refiere a la relación de los Estados y las empresas multinacionales, la mencionada Carta consagra: el principio de la soberanía entera y permanente de los Estados, el derecho de los Estados a reglamentar las inversiones extranjeras, en general, y las actividades de las empresas multinacionales, en particular, así como el derecho de los Estados soberanos de nacionalizar, de expropiar o de transferir la propiedad de los bienes extranjeros. (42)
A pesar de que las iniciativas se multiplican, el problema de los efectos políticos de la acción de las empresas multinacionales / globales está lejos de estar resuelto. Los Estados se comprometen cada día más en el estudio del asunto, elaboran respuestas válidas a diferentes niveles: a nivel continental o regional, firmando acuerdos entre diferentes países para establecer una política común frente a las empresas multinacionales y, a nivel nacional, ejerciendo de manera diferente los poderes propios de su condición de Estados soberanos.
Sin embargo, los asuntos vinculados con la vigencia y la pertenencia de los Estados-nación no son tan sencillos, y adquieren una complejidad creciente porque, como bien lo confirma Joaquín Marta Sosa:
"Hay desde luego una tensión entre el Estado y el mercado: el mercado que pugna por la mayor libertad y el Estado que pugna por el mayor control. Ambas son formas de poder. El Estado es una forma institucionalizada y concentrada de poder, y el mercado es una forma social, no siempre institucionalizada y normalmente muy difundida o dispersa de poder. Son dos poderes que se enfrentan con menor o mayor intensidad, según el tiempo en que estemos viviendo. Y hoy en día es probablemente el momento donde el enfrentamiento entre el Estado y mercados alcanzó mayores puntos de conmoción, de fricción…" (43)
Además es preciso tener en cuenta que la actual dinámica económica global, es decir, ese proceso que prescinde, minimiza, las fronteras físicas y jurídicas, atenta, en su propia esencia, contra la noción de los Estados – Nación. En este orden de ideas, es conveniente recordar las reflexiones de Jacques Adda:
"La creciente integración de las partes constitutivas de la economía mundial le confiere a ésta una dinámica que se escapa cada vez más al control de los Estados. Algunas facultades propias de la soberanía, como la gestión monetaria y de las finanzas públicas quedan mermadas… Ha propiciado asimismo una constante transnacionalización de la organización productiva así como la mundialización de los hábitos de consumo". (44)
Pero la mayor pegunta que se puede hacer en la relación Estado nacional-Globalización es la siguiente:
"¿que significan estos avances transnacionales para el futuro del propio Estado-Nación, que es la unidad organizadora hacia la que la gente suele volverse cuando debe enfrentarse a algo nuevo… En una época de intercambio monetario ininterrumpido, o para el caso, del calentamiento global, ¿son realmente importantes órganos nacionales tales como los consejos de ministros o los ministerios de comercio? Y sí todo esto es cierto, ¿cómo puede pensarse que los países, como tales, puedan organizarse con el fin de prepararse mejor…" (45)
Esta aguda pregunta planteada por el analista Paul Kennedy, pone sobre el tapete un problema nuevo planteado por la Globalización y ampliamente trajinado por los grupos anti-globalizadores: la gobernabilidad mundial.
En efecto, cada vez existe mayor conciencia acerca de que los organismos creados en Breton Woods para ordenar y financiar el crecimiento mundial, y que las propias Naciones Unidas y sus organismos deben reformularse o ser sustituidos por otro tipo de mecanismos, que aseguren la sostenibilidad del desarrollo mundial en un mundo inevitablemente globalizado. En la ya citada entrevista al ex-presidente del F.M.I., Michel Camdessus, ante la insistencia del entrevistador acerca de cuáles deberían ser los cambios en el F.M.I., expresaba:
"Primero, pondría en negro y blanco los estatutos el papel del F.M.I. como prestamista de último recurso. También sería más explicito en la explicación del proceso de la liberación ordenadas de las cuentas de capital. Por último, reduciría a 67% el voto por mayoría que se requiere para tomar decisiones criticas en el FMI, con la finalidad de evitar que los grandes poderes, como Europa Y los Estados Unidos gocen de veto sobre las políticas del FMI."
Sin embargo, como lo predice Marta Sosa:
"continuaremos hacia la Globalización, pero una globalización que ya no es lo que era, es decir, una Globalización cada vez más sometida a regulaciones, cada vez más sometida al escrutinio y al régimen que establezcan diversidad de organismos multinacionales o supranacionales…
Una globalización que exigirá un mayor gobierno nacional y un mayor gobierno político internacional, es decir, capaz de establecer decisiones y reglas de comportamiento y hacerlas cumplir."(46)
A pesar de no querer ser prolijos en citas de autores que continuamente analizan y reflexionan sobre esta compleja relación entre Estados Nacionales y mercados globales, creemos que es importante incorporar las reflexiones sesudas y certeras de Yergin y Stanislaw sobre el asunto. En este sentido, los autores, en relación con el desafío que enfrentan los gobiernos ante la globalización, opinan que:
"… encontrar la forma de reducir su intervención en determinadas áreas y reformular, con un nuevo enfoque, su intervención en otras, preservando, al mismo tiempo, la confianza pública. Es un desafío a la imaginación. Exige aceptar la idea del fundamental de cambio global y asumir la tarea de traducir ese cambio en políticas que coincidan con la cultura, historia y el temperamento nacionales." (47)
A esta vieja relación entre Estados y corporaciones se suman ahora las Organizaciones Internacionales, la O.M.C., la O.M.S., la O.I.T, imponiendo reglas de juego tanto a los Estados Nacionales como a las corporaciones globales. En efecto, con mayor intensidad los países del tercer mundo logran ser oídos e imponer algunos de sus criterios a los industrializados, tal como aconteció en la reunión de la O.M.C en materia de medicamentos, antidumping y agricultura que recoge The Wall Street Journal Americas en El Nacional de Venezuela, del 13 de Noviembre de 2001.
La batalla por las patentes
Septiembre de 2000: Cipla, una empresa de la India, ofrece a países africanos drogas genéricas contra el sida con un descuento del 90%.
Octubre de 2000: Las empresas de EE.UU., UE y Suiza hacen ofertas similares.
Abril de 2001: Empresas de EE.UU. abandonaron una demanda contra Sudáfrica por abuso de patentes.
Junio de 2001: EE.UU abandona un caso contra Brasil sobre fabricación de medicinas patentadas.
Octubre de 2001: EE.UU y Canadá amenazan con romper la patente de una droga contra el ántrax.
Noviembre 2001: La OMC reconoce el derecho a proteger la salud pública en aplicación de patentes.
Más recientemente, la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) con el apoyo de 171 países, con la opinión en contra de EEUU y Alemania, acaba de aprobar el texto del Convenio Marco, sobre el control del tabaco. En efecto, en Ginebra se acordó la prohibición en un plazo de cinco años de toda la publicidad y promoción del tabaco, y el patrocinio institucional de las tabacaleras, prohíbe igualmente vender tabaco a menores de edad y fumar en los transportes públicos, promueve el aumento del precio de la cajetilla de cigarrillos y la protección de los fumadores pasivos en el trabajo.
En todo caso, como bien quedó plasmado en la Declaración de Jefes de Estado realizada en Oporto, Portugal:
"… son necesarios los mecanismos de prevención y corrección ante situaciones límite en los mercados, porque se trata de evitar a toda costa que efectos negativos de origen geográfico muy lejano acaben teniendo su principal repercusión en economías que en absoluto son responsables de tales desequilibrios.
En una economía globalizada es imprescindible que países con lazos tan estrechos como los reunidos en Oporto busquen estrategias comunes para no acabar siendo el eslabón más débil de unos movimientos que ya apenas respetan voluntades de los Estados."
Ya es un lugar común citar la proporción directa que alguien realizó, llevando los recursos de la humanidad en su conjunto a los de una aldea de 100 habitantes. De acuerdo con esta proporción, vale decir, de los más de 6 millardos de habitantes que tiene hoy el planeta, de ellos, en una escala de 100:
"6 personas poseerían el 59% de toda la riqueza y los 6 serían estadounidenses.
80 vivirían en condiciones que están por debajo del estándar
70 serían incapaces de leer
50 sufrirían la malnutrición
1 estaría a punto de morir y uno a punto de nacer
1 (sí, sólo 1) tendría educación universitaria
1 poseería una computadora."
Esta no muy justa distribución de los recursos mundiales, ha dado pie a que muchas organizaciones públicas y privadas critiquen el tipo de desarrollo que se viene impulsando en el mundo dentro de la perspectiva de la Globalización.
De acuerdo con cifras disponibles, el inusitado crecimiento económico no ha tenido su correspondencia en términos sociales: el desempleo y la pobreza van tristemente en aumento y de la mano.
A. El desempleo
La Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.) realizó su balance de la situación del empleo y llegó a la conclusión de que el mundo tendría, al cierre del año 2002, 24 millones de desempleados adicionales.
Ángel Zerpa Mirabal, Secretario de Administración y Finanzas de la Organización Regional Interamericana del Trabajo (O.I.R.T), en declaraciones recogidas por la prensa latinoamericana denunciaba que: "los trabajadores ven reducidas cada vez más las oportunidades de empleo digno respaldado con salarios justos y una seguridad social adecuada."
A esta de por sí dramática situación se une otra realidad todavía más socialmente reprochable: el crecimiento de los niños trabajadores a nivel mundial. En efecto, cada día, con mayor sentido de urgencia, asociaciones como la OIT o la UNICEF levantan sus voces, emiten acuerdos o declaraciones, promueven acciones con el objetivo de poner fin a una de las realidades más escandalosas de los tiempos que vivimos: la explotación económica de la infancia, la negación del sagrado derecho que tiene cada niño del planeta a una vida digna. En efecto, de acuerdo con la UNICEF, la situación de crisis económica que produce el desempleo de los trabajadores activos, propicia el trabajo de los niños menores de quince años, quienes en determinados países, como la India, Bangladesh o Indonesia, representan más del 10% de la población económica activa.
A esta realidad de los niños trabajadores y explotados se suma otra no menos degradante, la llamada Generación X. Con agudo realismo Vicente Verdú, en una de sus celebradas contribuciones periodísticas, describe de esta manera:
"los X suceden a los yuppies… los de la Generación X tienen que arreglarse con menos. Menos esperanzas exiguos ingresos, ocupaciones temporales (macjobs: trabajo mal pagado sin prestigio, sin dignidad, sin futuro, en el sector servicios. Considerado frecuentemente como una elección personal satisfactoria por personas que nunca han tenido trabajo), poco futuro…"
Charles Handy coincide con estas consideraciones de Verdú, la economía que estamos construyendo es de relumbrón y de páginas amarrillas de ofertas de servicios, el trabajo que ofrece es labor no esencial, atención a clientes que demandan bienes y servicios que tampoco son esenciales ni indispensables.
Esta es parte de la realidad del empleo y el trabajo que ha generado la Economía Digital, la Globalización Económica y Productiva.
También en las sociedades avanzadas, en los países del primer mundo, la Globalización suscita preocupaciones e inquietudes. En un informe del F.M.I.: La Globalización: ¿Amenaza u oportunidad? Estudio temático del 5 de Octubre de 2001 se puede leer lo siguiente:
"También en las economías avanzadas la Globalización suscita inquietud, ¿En qué medida existe, como se piensa, el riesgo de que los trabajadores de alta remuneración pierdan su empleo y que la demanda de trabajadores menos calificados disminuya debido a la competencia que plantean las "economías de bajos salarios"? ¿Son los cambios que se están produciendo en esas economías y sociedades el resultado directo de la Globalización?
Las economías están en constante evolución y la Globalización es una de las diversas tendencias que pueden destacarse: a medida que las economías industriales maduran, se orientan cada vez más hacia los servicios para atender las cambiantes necesidades de sus habitantes y, además, necesitan mano de obra recalificada. No obstante, todo lleva a pensar que estos cambios tendrían lugar-aunque no necesariamente al mismo ritmo en todas ellas- con independencia de la Globalización. En realidad, la Globalización facilita el proceso y reduce su costo para la economía en su conjunto gracias a los flujos de capital, a las innovaciones tecnológicas y al descenso de los precios de los bienes importados. Tanto el crecimiento económico como el empleo y las condiciones de vida alcanzan niveles más altos que en una economía cerrada.
Sin embargo, en la generalidad de los casos estos beneficios no se distribuyen de manera uniforme entre los grupos de población, y algunos de estos grupos posiblemente queden totalmente al margen. Por ejemplo, los trabajadores de las industrias más antiguas que están en declinación pueden verse en dificultades para reclinar sus aptitudes e incorporarse a industrias nuevas."
Más recientemente, José Somavia, Presidente de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), reconocía en declaraciones recogidas por El Nacional de Venezuela del 8 de Abril lo siguiente:
"El desempleo está creciendo. A principios de los años 90 había unos 100 millones de parados oficiales, después se pasó a160 millones en 1999, y luego del 11 de Septiembre, por lo menos, unos 20 millones de desempleados más."
José Somavia, además de estas crecientes y desalentadores cifras, analiza otros aspectos que deben acompañar al empleo y algunas situaciones que la propia globalización viene generando. En este sentido, en el mismo texto de abril, expresa:
"La globalización es frágil, porque no es capaz de crear más empleo en el mundo y por ello genera tensiones.
La inmigración continuará y la gente continuará yendo hacia donde encuentre trabajo. Los problemas de la inmigración están relacionados con la propia sociedad receptora, el llamado Primer Mundo, que debe preguntarse "como quiere relacionarse con los que vienen de fuera y qué espacio les quiere dar".
Se debe apostar por un trabajo decente, es decir, la creación de empleo con una adecuada protección social.
A pesar de que la legislación acerca de la igualdad laboral de los sexos ha sido exitosa, a la hora de aplicarla nos topamos con la cultura patriarcal que se nota en las diferencias salariales y en la asignación de responsabilidades.
Finalmente, Somavia critica la segmentación del sistema internacional y sentencia: "el Fondo Monetario Internacional se ocupa de lo monetario, la Organización Mundial del Comercio de lo comercial, el Banco Mundial de préstamos y la Organización Internacional del Trabajo de las condiciones sociales y laborales… Falta coherencia multilateral y que los organismos internacionales propongan políticas integradas para equilibrar lo económico con lo social y con el medio ambiente". (subrayado por nosotros.)
Por otra parte, es preciso confirmar que el trabajo, el nuevo trabajo que generan las empresas globales y las nuevas tecnologías, ya no es lo que solía ser; las respuestas a preguntas tan simples como las siguientes han cambiado de manera significativa: Cuándo trabajamos, dónde trabajamos y cómo trabajamos, y la más importante de todas, porqué trabajamos.
A la luz de todas estas circunstancias, a las que se suma el cambio de la naturaleza de los empleos, la movilidad de los mismos, y una creciente preocupación por parte de todos los países, la O.I.T. se pregunta y nos pregunta: "¿Está usted preparado?: gran parte de la demanda de puestos de trabajo será en el sector informático". Un panorama alarmante describe el nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), según el cual será necesario crear nada menos que 500 millones de empleos en la próxima década. Un tercio de la población activa no tiene trabajo o no gana lo suficiente. Hay unos 160 millones de desocupados, 20 millones más que en 1998. Será necesario crear 500 millones de puestos de trabajo para el 2010.
B. La Pobreza
Ya Michel Camdessus, con su aguda percepción para los problemas relacionados con la construcción de un mundo mejor, lo había expresado de manera tajante y en forma de sentencia conminatoria: la pobreza puede hacer saltar todo el sistema.
De acuerdo con un informe de la organización sin fines de lucro Worldwatch Institute:
"En los años 90 se registró un crecimiento sin precedentes del Producto Bruto Mundial, por valor de más de 10 billones de dólares, pero en ese período la cantidad de personas que viven en la pobreza casi no varió, y se mantuvo en torno a 1.000 millones.
La brecha entre ricos y pobres se ensanchó en muchos países durante los años 90, con perjuicio de la estabilidad social y económica, a pesar de la prosperidad promedio del mundo en esa década.
Las muertes relacionadas con la infección por el virus de inmunodeficiencia humana, causante del Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), se multiplicaron por más de seis en los años 90, recordaron. En ese período, la longevidad en los países ricos llegó a niveles sin precedentes, pero al mismo tiempo murieron cada día de 14.000 a 30.000 personas debido a enfermedades transmitidas por el agua en el mundo en desarrollo, advirtieron."
Joseph Stiglitz, por su parte, advierte:
"El FMI cree estar realizando las tareas que le han asignado: promover la estabilidad global, ayudar a los países subdesarrollados en transición a conseguir no sólo la estabilidad sino el crecimiento. Hasta muy recientemente el FMI debatía si debía atender a la pobreza – era la responsabilidad del Banco Mundial – pero en la actualidad se ha incorporado, al menos retóricamente. Creo, no obstante, que ha fracasado en su misión, y que los fracasos no fueron meras casualidades sino consecuencias del modo en que entienden su misión". (48)
Son muchos los análisis y proposiciones efectuados sobre este problema que aparenta no tener solución. En su mensaje del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el 17 de octubre de 1997, Kofi Annan planteó este asunto, con tono de advertencia a toda la comunidad internacional. En aquella oportunidad afirmó:
"El número de personas con un ingreso menor a $1 dólar diario se incrementó casi 100 millones entre 1987 y 1993;
Cerca de 1300 millones de personas, un tercio de la población mundial de los países en desarrollo, vive con menos de $ 1 dólar al día;
En los países industrializados, muchos de los cuales sufren un alto nivel de desempleo y una decreciente protección social, más de 100 millones de personas viven debajo de la línea de la pobreza y 37 millones no tienen trabajo;
Aproximadamente 160 millones de niños están moderada o severamente mal nutridos y cerca de 110 millones no asisten a la escuela;
Las pensiones y la seguridad social ahora protegen a más personas de la pobreza en estos últimos años, pero la pobreza en las personas de edad continúa siendo la experiencia más común alrededor del mundo"
Y concluyó:
"La erradicación de la pobreza requiere mejoras en el crecimiento económico y en las oportunidades de empleo. Las causas de la pobreza también deben ser confrontadas en el contexto de estrategias sectoriales, tales como el medio ambiente, la seguridad alimenticia, la población, la migración, la salud, la vivienda, el desarrollo de recursos humanos, el agua potable y el desarrollo rural".
Desafortunadamente esta realidad de la pobreza mundial no es sólo propia y exclusiva de los países en desarrollo, del tercer y cuarto mundo, no, Ramonet recuerda, quizás para sorpresa de muchos que:
"entre los habitantes de un país tan rico como EEUU, por ejemplo, hay 32 millones de personas cuya esperanza de vida es inferior a sesenta años; cuarenta millones sin cobertura médica, 45 millones viviendo, por debajo del umbral de la pobreza, y 52 millones de analfabetos funcionales… De modo similar en el seno de la opulenta Unión Europea… tenemos 50 millones de pobres y 18 millones de desempleados". (49)
A más de cinco años de las palabras, del Secretario General de la O.N.U., en la reciente celebrada Cumbre de Jefes de Estado, realizada en Monterrey, México, volvió sobre el asunto y afirmó que:
"Los pobres no vienen a pedir limosna, sino la posibilidad de salir de la miseria mediante el desarrollo, clave para vivir mejor en un mundo cómodo y seguro".
Y por si fuera poco, al momento de clausurar la cumbre les advirtió a los dirigentes mundiales que:
"ignoran la extrema pobreza a su propio riesgo".
5. La pretensión de una cultura única
Una cultura es un articulado complejo de creencias, expectativas, ideas, valores, actitudes y conductas compartidas en una sociedad determinada en un tiempo dado. Pertenecer a esa determinada cultura otorga una identidad, una manera de ser, una idiosincrasia que, hasta el presente, había tenido límites nacionales. Sin embargo, la Globalización ha promovido a través de los productos universales, la publicidad, la moda, el idioma inglés y las pautas de conducta de la sociedad norteamericana, una cultura emergente de alcance global que, por virtud del proceso globalizador mismo, se impone, contradice, minimiza las culturas nacionales.
Los analistas de esa dinámica cultural de la Globalización reconocen la primacía del componente norteamericano en esa nueva cultura global emergente. El historiador chileno Claudio Veliz (50) señala que esa cultura emergente es "la fase helenística de la civilización angloamericana. Precisa que, aunque no se impone por medios coercitivos, producto de la conquista territorial, ejerce una influencia sobre las culturas nacionales consolidadas.
El idioma inglés se ha convertido en el factor dinamizador de esta cultura global, es la lengua que íntegra, por razones de necesidad y practicidad, a los diferentes ciudadanos del mundo. Sin embargo, como todo idioma, lleva implícito una carga cultural de elementos cognitivos, prescriptivos y emotivos.
Dos vías se han identificado para la difusión de esta cultura global. La primera de ellas es la llamada "Cultura de Davos", término acuñado por Samuel Huntington para designar la reunión anual que realiza la Cumbre Económica Mundial en la ciudad invernal suiza de Davos. Este vehículo de penetración cultural tiene como objetivo la elite mundial, es potenciada por la globalización productiva y comercial, es decir, por la presencia de productos y la difusión de pautas de consumo que promueven las inversiones globales.
Esta "Cultura de Davos" se complementa con la Globalización de la intelectualidad occidental. Peter Berger la denomina "la cultura de Faculty Club", y se transmite:
" a través de una serie de vínculos, redes académicas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG), ciertos organismos gubernamentales. También persigue la creación de mercados en todo el mundo y participa activamente en ello, pero los productos que promueve no son los de las compañías multinacionales, sino ideas y conductas inventadas por intelectuales occidentales (mayoritariamente estadounidenses), como, por ejemplo, las ideologías de los derechos humanos, el feminismo, el ecologismo y el multiculturalismo, así como la política y los estilos de vida que esas ideologías representan" (51)
A estos dos vehículos de elite de la cultura global emergente, se suma el de carácter popular representado en el amplio y extendido consumo de productos masivos de carácter global: zapatos deportivos de marca, McDonald"s, ropa casual, Disney, Cocacola y, en general, todos los artículos de consumo del establishment comercial norteamericano presentes en los mercados del mundo por efecto de la globalización. De acuerdo con los investigadores de la dimensión cultural de la globalización, el impacto de esta penetración global-popular puede tener una doble naturaleza: ser superficial sin alterar las creencias, y conductas del consumidor o simbólico, en la medida en que su consumo se realiza como un signo visible, palpable, concreto de una pretendida participación – real o imaginaría – en la modernidad que se asocia con la globalización.
Frente a esta penetración de la cultura global, las culturas nacionales, o mejor dicho y según el caso, la elite o los consumidores han adoptado varías respuestas:
? aceptación pasiva o tácita de los elementos de la cultura global.
? rechazo manifiesto por consideraciones religiosas o de preservación de la identidad nacional (talibanes y norcoreanos)
? modificación o adaptación de los productos universales a las costumbres o prejuicios locales, como ya lo hemos ejemplificado.
? vigorización de los productos o formas culturales propias, a fin de contrarrestar las influencias globales. (las hamburguesas de carne de cordero en la India)
? mixturización, hibridación entre las culturales locales y la global, integrando criterios y pautas de actuación sobre todo gerencial a los estilos propios de hacer las cosas. (caso Bangalore)
Sin embargo, el tipo de respuestas estará en función de la solidez o debilidad de la cultura nacional que responde a la penetración global.
Desde otro punto de vista, es de hacer notar la existencia de "globalizaciones alternativas", es decir, de otros movimientos culturales de características globales que no son tributarios de la cultura anglosajona (52), aunque ejercen una influencia innegable en otras culturas o contextos culturales nacionales, tal es el caso de movimientos religiosos como el Opus Dei, la secta de seguidores de Sai Baba , de los Raelianos y de todos los componentes híbridos que integran la llamada "new Age", orientalización de la cultura occidental mediante creencias o prácticas provenientes de Asia, y en especial, de la India, Japón y China (el yoga, las artes marciales, la reencarnación, el taí-chi y el feng-shui, los medicamentos naturistas, la acupuntura, la meditación y la existencia del Karma). Igualmente, destacan, al lado de los fenómenos de corte más espiritual señalados, productos de consumo masivo provenientes de países como Japón (vehículos automotores, perfumes y cosméticos, alimentos) tanto importados como producidos directamente o franquiciados en los países occidentales.
Reacciones disímiles que pretenden reconciliar las pautas modernizadores de la globalización con las costumbres y tradiciones que pueblos y países han construido a lo largo del tiempo, sometidas ahora al empujo de un proceso que pone en entredicho la noción de frontera, de culturas nacionales, de Estado – Nación.
CITAS Y NOTAS
(1) Miclethwait John y Wooldridge Adrian, A Future Perfect, Crown Business, New York, 2000, p. 23.
(2) Mander Jerry and Edward Goldsmith. The case against the Global Economy, Sierra Club Books, San Francisco, 1996, p. 310 y sig.
(3) Stitglitz Joseph E, El malestar en la globalización, Taurus, Madrid, 2002, p.31
(4) Yergin Daniel y Stanislaw Joseph, Pioneros y Líderes de la Globalización, Javier Vergara Editor, Barcelona, 1999, p.26 y sig.
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