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La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte I (página 3)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

La mayor recesión de la posguerra se ha cebado con las cuentas públicas europeas. La caída de la recaudación asociada al deterioro económico, el coste de las prestaciones por el creciente desempleo y los ingentes programas de gasto para contener la caída, han llevado a una situación cercana a la emergencia en un buen número de países. Las cuentas cerradas de 2009 arrojan en la mayoría de los casos niveles récord de déficit presupuestario. Son especialmente sonados los casos de Grecia, España e Irlanda, con desfases superiores al 11% del PIB, que, entre otros factores, les han llevado al foco de los ataques de los mercados. Pero igualmente lacerante es el 12,6% que sufre Reino Unido, otrora guardián de la estabilidad. Con esas referencias, el descuadre de Francia (7,9%) parece casi una situación desahogada, pero refleja un deterioro financiero preocupante.

La Comisión Europea se ha mostrado comprensiva con lo extraordinario de la situación y ha extendido hasta 2013 el plazo máximo para regresar al umbral del 3% del PIB que marca el Plan de Estabilidad y Crecimiento. Conscientes de las consecuencias financieras asociadas a la falta de credibilidad (extremo en el que Grecia ofrece un triste ejemplo), los Gobiernos europeos se han apresurado a presentar severos programas de ajuste encaminados a volver a la ortodoxia marcada por Maastricht.

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Recuadro I: El "Círculo de Fuego" (EEUU + GB: padre y madre del tsunami financiero)

El gran agujero fiscal de EEUU

En 2001, Bill Clinton dejó la Presidencia de Estados Unidos sin déficit fiscal y la Oficina Presupuestaria del Congreso proyectaba un superávit de US$ 800.000 millones por año entre 2009 y 2012.

Hoy, la deuda pública federal estadounidense se acerca a los US$ 2 billones y el pago de sus intereses se ha convertido en uno de los cuatro grandes gastos gubernamentales. (BBCMundo – 1/2/10)

¿Qué pasó en estos años? ¿Cuánto de esta deuda se debe a las dos presidencias de George W. Bush? ¿Cuánto a las recesiones económicas (2001-2002, 2008-2009)? ¿Cuánto a los rescates de los bancos y a la inyección fiscal a una economía moribunda?

Según Josh Bevins, investigador del Economic Policy Institute de Washington, la mayor parte de este déficit se debió a decisiones políticas.

"En el período 2001-2008, el deterioro del déficit se debió a la política de reducción impositiva de 2001 y 2003 que explica un 50% del deterioro fiscal. Las guerras en Irak y Afganistán son una cuarta parte del déficit. En 2008-2009, el gran responsable es la recesión", le indicó Bevins a BBC Mundo.

La recesión produjo una caída de la recaudación por menor actividad económica equivalente a unos US$ 800.000 millones.

A esto hay que sumar el paquete de estímulo fiscal de US$ 700.000 millones y el mega rescate de los bancos, cuyo costo final aún está siendo calculado, pero que Bevins estima en unos US$ 120.000 millones.

Escalera al infierno

Más allá del debate político, lo cierto es que la deuda que financia este déficit es un espiral ascendente que puede terminar en un infierno.

El pago de intereses se ha convertido en el cuarto rubro del gasto federal estadounidense después de Defensa, Seguridad Social y Atención Médica.

Esto, en momentos en que las tasas de interés están en un mínimo histórico amortiguando el impacto en las cuentas fiscales, un alza en las tasas cambiaría esta ecuación.

En un estudio muy debatido en EEUU, Alan J. Auerbach, de la Universidad de California, Berkeley, coincide con Bevins en que el origen del problema es la presidencia de Bush, pero señala que Barack Obama puede agravar la situación.

"Bush fue extremadamente irresponsable durante ocho años. Es injusto achacarle a Barack Obama el problema. Por otra parte, no lo está solucionando. Si no lo soluciona lo empeora", opina Auerbach.

Según Bevins, del Economic Policy Institute, el problema del déficit es a mediano plazo y depende enteramente de la recuperación económica y del nivel de empleo.

"El gran problema es el empleo. Si logramos el pleno empleo en 2015 habría que plantear allí una reducción del déficit fiscal. Pero esto no está garantizado", le señala Bevins a BBC Mundo.

El dilema de Obama es que, si la economía deja de crecer, la deuda aumentará porque habrá menos recaudación y más gasto social, pero si no hace nada, el peso mismo de la deuda puede resultar abrumador.

Obama bate el récord histórico de gasto y déficit público de EEUU

Obama persiste en su receta de estimular la economía con dinero público. El presupuesto del año 2010 llega a los 3,8 billones de dólares, un nuevo récord que hace aumentar el déficit. (Libertad Digital – 1/2/10)

El crecimiento del 5,7% en el último cuatrimestre de 2009, que probablemente se deba a un espejismo provocado por la reposición de inventarios en la industria, ha animado al presidente Barack Obama a abrir la espita del gasto en un año decisivo para la recuperación económica mundial.

El presidente enviará a las cámaras un presupuesto federal de 3,8 billones de dólares. Obama sigue empeñado en medidas de estímulo económico para salir de la crisis. La principal preocupación en Estados Unidos actualmente son las alarmantes cifras de desempleo, que ha superado la barrera psicológica del 10% por vez primera desde 1983.

Gasto en Defensa, empleo y sanidad

Casi la mitad de los parados norteamericanos han engrosado las listas del desempleo en los últimos dos años, en los que se han destruido siete millones de puestos de trabajo. Obama va a destinar a ayudas a la contratación cerca de 100.000 millones de dólares, que se suman a los 800.000 millones que el Estado dedicó en 2009 para paliar el desempleo. Sin efecto alguno, tal y como se ha podido comprobar.

El paquete de incentivos al empleo que pretende sacar adelante Obama incluye una ayuda de 5.000 dólares por empleado contratado a las pequeñas empresas. Este programa tiene una dotación de 33.000 millones de dólares, que saldrán íntegramente del Gobierno federal.

Algo menos, 25.000 millones de dólares, irán destinados a los estados para que financien los gastos del programa de asistencia Medicaid, destinado a la gente de bajos recursos.

La parte del león se la lleva el gasto militar. Para 2010 Estados Unidos dedicará 708.000 millones de dólares en sufragar los cuantiosos gastos de sus Fuerzas Armadas. 161.000 millones se irán directos a las guerras de Irak y Afganistán de donde, a pesar de las promesas electorales del entonces candidato Obama, los soldados norteamericanos no van a retirarse. En términos relativos, el presupuesto de defensa básica crece un 1,8%, mientras que el departamento de seguridad interna (Homeland security) crece un 2%.

Subida de Impuestos

Un ritmo de gasto semejante precisa de mucha gasolina fiscal. Las bajada de impuestos que George Bush aplicó a las rentas superiores a 250.000 dólares (170.000 euros) se acaba y, según Obama, eso reportará a las arcas estatales 678.000 millones frescos. Una nueva tasa que gravará a las firmas financieras conseguirá arrancar otros 90.000 millones, y la eliminación de las reducciones fiscales a la industria del carbón y el petróleo otros 40.000 millones más.

Congelación de gastos

A cambio, y para cubrir esa riada de dinero público que va a derramarse sobre la economía en ese año (2010), la administración propone congelar el gasto durante los tres próximos años en algunos programas gubernamentales. Esto le ahorrará al Estado 15.000 millones de dólares durante este año.

Una miseria en comparación con el creciente capítulo de gasto. En 2009 el gasto no militar ascendió un 5%, este año lo hará un 7%. Eso sin incluir los paquetes de estímulo. Incluyéndolos el incremento de gasto se iría al 17% este año y un 11% el año pasado.

El gasto público en Estados Unidos se ha duplicado en sólo nueve años. De los 1,8 billones que se gastaron en 2001 a los 3,8 que muy probablemente se gastarán en este ejercicio fiscal.

Más déficit

Con la propuesta de gasto en la mano, la administración Obama espera llevar el déficit público hasta los 1.6 billones de dólares, complicando aún más la pesada carga de la deuda soberana, que supera ya los 12 billones de dólares, es decir, el 90% del PIB, una cifra histórica sobrepasada sólo durante la 2ª Guerra Mundial.

El plan de Obama es empezar a reducir déficit a partir de 2011, cuando espera dejarlo en "sólo" 1,3 billones, que irán a engrosar la abultada deuda pública estadounidense, la mayor del planeta.

La Casa Blanca prevé un déficit para el año fiscal 2011 de US$ 1,267 billones

Estados Unidos registrará un déficit presupuestario de US$ 1,267 billones (millones de millones) en el año fiscal 2011, señaló el lunes la Casa Blanca, en un presupuesto de US$ 3,834 billones que busca alcanzar un equilibrio entre fomentar la creación de empleo en el corto plazo y hacer frente a los problemas fiscales de la nación durante la próxima década. (The Wall Street Journal – 1/2/10)

La solicitud de presupuesto del gobierno de Obama, contempla una reducción del déficit de US$ 1,2 billones durante los próximos 10 años, en gran parte a través de la aplicación de un impuesto a los grandes bancos, la eliminación de preferencias tributarias para las empresas de petróleo, gas y carbón, un congelamiento de tres años al gasto discrecional no relacionado con la seguridad y el término de reducciones de impuestos para las familias más ricas que datan del Gobierno de Bush.

En el actual año fiscal, que culmina en septiembre, la Casa Blanca proyecta un déficit presupuestario de US$ 1,556 billones, lo que equivale al 10,6% del producto interno bruto. Esa cifra es levemente mayor que el déficit de US$ 1,502 billones que el Gobierno estimó en agosto para el año fiscal 2010. En el año fiscal 2009, el déficit fue de US$1,413 billones, o un 9,9% del PIB.

El próximo año, el déficit de US$ 1,267 billones sería equivalente al 8,3% del PIB, nivel que la Casa Blanca prevé declinará gradualmente al 3,9% para el año fiscal 2014. El déficit no disminuirá hacia la meta del presidente Barack Obama del 3% del PIB para fines de su mandato, pero cumpliría otra meta de reducir a la mitad la brecha que existía cuando Obama asumió la presidencia.

Se prevé que el déficit se reducirá a US$ 706.000 millones en 2014 antes de comenzar a crecer nuevamente para alcanzar los US$ 1,003 billones en el año fiscal 2020. En los próximos 10 años, el déficit sumaría un total de US$ 8,532 billones.

EEUU difiere el ajuste a 2011

Tampoco la primera potencia del planeta se librará de un plan de ajuste severo, aunque la Administración Obama apurará todavía este año los impulsos presupuestarios. El objetivo: apuntalar la recuperación económica de un país en el que el paro se ha doblado desde el inicio de la crisis y ya ronda el 10% de la población activa.

El proyecto de presupuestos para el año fiscal que comienza en octubre, presentado la semana pasada, incluye un incremento del gasto público del 5,7%, hasta alcanzar los 2,7 billones de euros. Por su parte, el déficit presupuestado alcanzaría el nivel récord del 10,6% del PIB. Obama pretende recortar esa cifra hasta el 4% en 2013, mediante la eliminación de programas de gasto público obsoletos y por la mayor recaudación esperada de la recuperación económica. De momento, la prioridad es el paro.

Cincuenta Grecias

Es probable que en la Roma de Nueva York, en la Atenas de Georgia y en el Madrid de Iowa no reine la sensación de crisis presupuestaria que últimamente domina a sus homónimas europeas, pero los estados y los municipios de EEUU podrían acabar teniendo problemas igualmente graves. (Financial Times – 11/2/10)

Al igual que los miembros de la eurozona, los estados de EEUU no tienen la posibilidad de devaluar su moneda y tienen que hacer un esfuerzo por mantener buenas relaciones con los sindicatos del sector público, por un lado, y con a los airados contribuyentes, por otro.

Y, al igual que los que ponían en entredicho el futuro del euro prestaron demasiada atención a la evolución de sus centros financieros sin percatarse de las debilidades de la periferia, los problemas presupuestarios de los 50 estados de EEUU y de sus 52.000 ciudades suelen pasar desapercibidos. Aunque no han despilfarrado al mismo ritmo que algunas economías del sur de Europa, los estados de EEUU gastaron a su antojo antes de la recesión.

En las tres décadas anteriores a 2008, el gasto creció a una media anual del 6,7%, muy por encima de la inflación. Incluso después de recortar aproximadamente 256.000 millones de dólares de sus presupuestos entre 2009 y 2011, varios estados registran brechas importantes. Pero el problema no queda ahí, ya que los expertos han detectado además déficit en los sistemas de pensiones que ascienden a los 3 billones de dólares, cifra que duplica su gasto anual.

Al igual que en Europa existe la "cláusula de no rescate", en EEUU hablar de una intervención federal es tabú, aunque los estados dependan de Washington. El presupuesto federal de 2011 contempla 646.000 millones de dólares de subvenciones estatales, y 85.000 millones de dólares más para el programa sanitario Medicare.

Los mercados de deuda locales también se benefician de una exención fiscal. Pero pronto se retirarán los estímulos adicionales que han cubierto los déficits, dejando unos agujeros presupuestarios que podrían inducir a las ciudades a acogerse al Capítulo 9 de la Ley de Quiebras.

Ante la libertad de las empresas y los residentes para trasladarse a cualquier otro estado, existe un límite para los recortes de servicios o las subidas de impuestos antes de que esta opción gane atractivo. Hace poco (enero 2010), Timothy Geithner, el secretario del Tesoro estadounidense, se tomó a risa la posibilidad de que EEUU perdiera su rating AAA, pero la mayoría de sus estados ya lo han hecho, y algunos podrían encontrarse pronto en situación de impago.

– El "Circulo de Fuego" de Pimco – Japón, Francia, Reino Unido, EEUU y PIIGS, los más vulnerables (Libertad Digital – 13/2/10) Lectura recomendada

Pimco, el mayor gestor de fondos soberanos, cree que hay que tener "cuidado" con los países del "Círculo de Fuego". A saber, Japón, Italia, Grecia, Francia, EEUU, Reino Unido, Irlanda y España. Su abultada deuda pública y privada reducirá su crecimiento potencial. Son "los más vulnerables en 2010".

(Por M. Llamas)

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"¡Cuidado con el Círculo de Fuego!". Ésta es la advertencia que lanza a sus clientes Bill Gross, director ejecutivo de PIMCO, el mayor gestor de fondos soberanos del mundo, en su carta de febrero dirigida a los inversores. Gross señala que la recuperación económica será muy distinta, según los países. Son varias las alertas que lanza el prestigioso inversor de bonos.

En primer lugar, prevé un alto crecimiento económico durante los próximos años en los países emergentes, mientras que algunas de las economías más desarrolladas del mundo se enfrentan a un período de exiguo crecimiento potencial.

En concreto, PIMCO recomienda no invertir en las potencias que incluye su particular "Círculo de Fuego", por el siguiente orden: Japón, Italia, Grecia, Francia, EEUU, Reino Unido, Irlanda y España. Es decir, potencias del G-20 más los conocidos PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), a excepción de Portugal que no aparece en el "Círculo" debido a su escaso tamaño.

Y ello, debido al espectacular aumento de los desequilibrios fiscales que presentan estos países así como al todavía abultado apalancamiento de sus economías.

Ha habido numerosas bolas con efecto y bolas curvas en los mercados financieros durante los últimos 15 meses aproximadamente (…) Ahora que se ha impartido una apariencia de estabilidad a la economía y a sus mercados, están en marcha el intento de desintoxicación y el desapalancamiento del sector privado.

Habiendo sobrevivido gracias a una dosis constante por parte del gobierno de dos billones de dólares o más (…), algunos esperan que el sector privado global se desintoxique y vuelva a su agenda cíclica normal donde los instintos y la disposición a tomar riesgos tomen la delantera y el centro. Sin embargo, hay un problema.

Mientras que las corporaciones quizás avancen en esa dirección debido a las curvas de rendimiento en picado y a los cheques extendidos por el gobierno para parcialmente sus balances generales, sus clientes (los consumidores) permanecen totalmente apalancados y descapitalizados, con poca esperanza de escapar mientras el desempleo permanezca en tasas del 10-20% en todo el mundo.

En su análisis, señala que vale la pena los ejemplos históricos donde, tras el estallido de una crisis financiera, confluyen el "desapalancamiento" y la "reregulación". Para ello, toma como referencia "dos excelentes estudios".

Por un lado, un estudio de ocho siglos de crisis financieras de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff titulado "This Time is Different" (Esta Vez es Diferente), y el informe del McKinsey Global Institute sobre "Debt and deleveraging: The global credit bubble and its economic consequences" (La deuda y el desapalancamiento: La burbuja del crédito global y sus consecuencias económicas).

De ambos se pueden extraer conclusiones valiosas, según Gross:

1) El verdadero legado de las crisis bancarias es un mayor endeudamiento público, mucho mayor que el coste de los paquetes de rescate iniciales. En promedio, la deuda pendiente de pago de un país casi se duplica en los tres años siguientes a la crisis.

2) Las secuelas de las crisis bancarias están asociadas con un incremento medio de siete puntos porcentuales en el desempleo, que se mantiene elevado durante cinco años.

3) Una vez que la deuda pública de un país excede el 90% del PIB, la tasa de crecimiento económico disminuye en un 1%.

El gestor de PIMCO señala que "a las crisis bancarias les sigue un desapalancamiento del sector privado" gracias a la sustitución de la deuda privada por una creciente deuda pública. ¿Problema? El mayor peso del Estado disminuye a su vez el crecimiento económico y, como resultado, "bajan las rentabilidades de las inversiones y los activos financieros".

Los países más vulnerables en 2010 se muestran en el gráfico de PIMCO "El Círculo de Fuego". Los países de la zona roja tienen el potencial de que su deuda pública supere el 90% del PIB en el plazo de unos pocos años, lo que ralentizaría el crecimiento del PIB en un 1% o más. Las áreas amarilla y verde se consideran las más conservadoras y potencialmente más solventes, con un mayor crecimiento potencial.

Otro estudio diferente realizado por el Grupo McKinsey analiza el apalancamiento actual en la economía total (la deuda doméstica, la corporativa y la estatal) y revisa la historia para encontrar 32 ejemplos de desapalancamiento sostenido en el período posterior a una crisis financiera. Concluye lo siguiente:

1) Normalmente, el desapalancamiento comienza dos años después del inicio de la crisis (2008 en este caso) y dura unos seis a siete años.

2) En el 50% de los casos aproximadamente, el desapalancamiento provoca un período prolongado de ajuste que ejerce un efecto negativo importante sobre el crecimiento del PIB. En el resto, el desapalancamiento se traduce directamente en default (quiebras) corporativos (empresas) y soberanos (países), o bien en una inflación acelerada, todos anatemas para el inversor.

3) Las condiciones iniciales son importantes. El nivel bruto de deuda pública y privada se muestra en el siguiente gráfico (Sixtin Tons).

Gross indica que la capacidad de un país de responder a una crisis financiera está relacionada con el "peso de su deuda existente", ya que marca "el futuro potencial de su financiación".

De ahí, precisamente, que "China, India, Brasil y otras economías en vías de desarrollo hayan salido mucho mejor paradas que los inquebrantables del G-7", destaca.

Y, en este sentido, los países desarrollados se enfrentan a altos niveles de deuda pública en los próximos años, tal y como revela el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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Ahora le toca a EEUU y Reino Unido

Los mercados financieros son un juego de espejos. Reflejan tanto las impurezas como el atractivo y el potencial de una economía, de su Gobierno, de sus gentes. El problema es que a veces los espejos deforman, distorsionan: los mercados llevan semanas mostrando las miserias de la eurozona, la crisis fiscal griega y su veloz contagio por el Mediterráneo, los agujeros institucionales de una Unión Monetaria desigual, las carencias del euro. Ese relato, convertido en la penúltima obsesión de las Bolsas y del mundillo económico, es el gran quebradero de cabeza de Bruselas, de Atenas, de Berlín y de Madrid. De toda Europa. Las cifras cuentan otra historia interesante que apenas sale en la imagen: atendiendo sólo a los números -nada menos que a los números-, la situación fiscal de EEUU y de Reino Unido es tan mala como la de Europa. O peor. Hasta el punto de que alguna casa de análisis busca la forma de incluir las iniciales de Estados Unidos y Reino Unido en el acrónimo PIGS (cerdos, en inglés), que en tono despectivo se usa para ilustrar los problemas fiscales de Portugal, Irlanda (o Italia, tanto monta), Grecia y España.

"El perfil de la deuda británica y estadounidense es tremendo, insostenible. El mercado ha puesto el foco en Grecia y por extensión en la eurozona, pero California y otros lugares de EEUU están como Grecia. Tal vez eso acabe siendo una ventaja para Europa, que parece iniciar el camino de una inusual disciplina fiscal: ¿EEUU necesita un susto así para enterarse del problema?", se pregunta Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland. (El País – 21/2/10)

Hay muchos indicadores de riesgo soberano, pero por encima de todos destacan el déficit y la deuda pública. Y en ambos casos las dos grandes potencias anglosajonas -así como Japón- presentan cifras tan sombrías como las de la eurozona en conjunto, y en algunos casos a la altura de los países más vulnerables del euro. "Voy a sorprenderles", desafiaba recientemente a la prensa (febrero 2010) el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para establecer la comparación: el déficit de la UEM es del 6%, la mitad que en EEUU y Reino Unido, que presentan cifras similares a las de Grecia y superiores a las de España. La deuda europea no alcanza el 80% del PIB, en el entorno en el que se mueven la británica y la estadounidense. Y lo más importante: el perfil de la deuda de esos dos países a largo plazo es terrible, peor que el del bloque europeo en conjunto, según las proyecciones del prestigioso Banco Internacional de Pagos de Basilea, una especie de banco central de bancos centrales.

Los mercados calibran también otros datos, aparentemente menos trascendentales pero capaces de tumbar países. Varios miembros de la eurozona están peor que EEUU y Reino Unido en los seguros de impago de la deuda. En otros indicadores, como la rentabilidad de la deuda, hay nubes y claros: los países sureños de Europa han recibido un severo castigo, y sin embargo el rendimiento medio de los bonos de la eurozona evoluciona mejor que el de los norteamericanos.

Los datos son importantes; a veces demasiado. Pero ni siquiera para los mercados las matemáticas lo explican todo: "Londres y Washington tienen un historial de credibilidad intachable y un banco central poderoso, dispuesto a barrer a quien apueste en su contra. Y los mercados conocen esas armas de disuasión, la vertiente política de la situación fiscal", declara Luis Garicano, de la London School of Economics. "Sobre el papel, la situación de la zona euro no es peor que la de otros grandes. El problema es el riesgo político: poca gente duda de que, llegado el momento, EEUU tomará medidas para mantener la solvencia: recortar gasto, subir impuestos. Sobre Europa, en especial sobre algunos países, hay cada vez más dudas", abunda Jesús Fernández-Villaverde, de la Universidad de Pensilvania.

Los mercados son así: se obcecan con una historia. "Muchas, si no todas las crisis, se basan en profecías autocumplidas a causa de esa vena obsesiva: los ataques sobre el sistema monetario europeo en 1993, México en 1995, Corea en 1998. Y ahora otra vez. ¿Por qué Grecia y por qué ahora si la deuda griega es la mitad que la de Japón y sólo algo superior a la británica? La respuesta es esa obsesión, que puede rendir grandes beneficios a unos pocos y es un auténtico problema para el que no hay solución conocida", dice Charles Wyplosz, del Graduate Institute de Ginebra.

La situación actual está preñada de paradojas. Los mercados examinan a los Gobiernos y prácticamente dictan las políticas fiscales, cuando fue la crisis financiera desatada por los propios mercados la que obligó a los Ejecutivos a intervenir masivamente, a embalsar enormes déficits para evitar una debacle, como reivindicó Barack Obama hace unos meses en pleno Wall Street. Y como advirtió Nicolas Sarkozy en Davos en enero, y hasta José Luis Rodríguez Zapatero en Londres el pasado 19 de febrero. Aún así no hay más remedio que volver a la disciplina fiscal ante la amenaza de incendio en las Bolsas, aunque sólo sea con promesas: "Aunque ésta sea una crisis fiscal artificiosa, casi inventada, los mercados obligan a tener una estrategia de salida; de lo contrario, acabarán atacando. Pero es que además en la mayoría de los casos es mejor anunciar los planes y dejarlos para más adelante, ante el peligro de truncar la recuperación", explica Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters.

Tanta contradicción deja la salida de la crisis cubierta de niebla. En Londres, 60 economistas (encabezados por el Nobel Joseph Stiglitz) respaldan la política del Gobierno laborista, partidario de no aplicar aún la dura medicina de las subidas de impuestos; pero una veintena de expertos reclama justo lo contrario. En EEUU no hay plan: Obama ha delegado en una comisión que aportará ideas ante la guerra abierta entre republicanos (en contra de las subidas fiscales y a favor de recortar gastos) y demócratas (partidarios de la receta contraria, grosso modo). "EEUU y Reino Unido deben anunciar ya sus planes para conseguir un perfil fiscal más amable, aunque no sea inmediatamente, para no quebrar la reactivación: uno nunca sabe cuándo va a llamar a su puerta el lobo", avisa Reinhart aludiendo a la posibilidad de un ataque especulativo como el sufrido por la eurozona.

Europa ha empezado a transitar por esa senda, aunque sea a base de sustos. "Los mercados han sido injustos; los anglosajones tienen los mismos problemas fiscales y nadie parece reparar en ello", admite un portavoz de la Comisión Europea. Pero a renglón seguido añade que sería "un error imperdonable" caer en la tentación de olvidar que Grecia "está en una situación de alto riesgo" y que la crisis fiscal "es el primer test fundamental" para el euro.

No hay economía sin política. Y ahora más que nunca no se hace política sin economía: los mercados ponen a prueba la idea del euro tras 10 años de vino y rosas. "Puede que haya cierta sobrerreacción y comportamiento rebaño, pero los mecanismos de decisión de la eurozona son más lentos que los de EEUU y las armas de las que dispone también son menores y se han probado poco o nada anteriormente. Además, las Bolsas consideran que las economías de EEUU y Reino Unido son más flexibles, y esa percepción no va a cambiar de un día para otro", sostiene Tomás Baliño, ex subdirector del FMI.

Las aguas parecen haberse calmado con la decisión de Bruselas de rescatar a Grecia si es necesario, pero la tormenta volverá a acechar tarde o temprano a los países más vulnerables o a los que no hagan los deberes fiscales. "En caso de crisis, el papel de un banco central propio es clave", explica el economista Daniel Gros. "Los bancos centrales anglosajones no van a dudar a la hora de imprimir billetes para salir del paso si ven acercarse una crisis fiscal", añade Paul de Grauwe, de la Universidad de Lovaina.

En el fondo, el euro siempre se vio con recelos desde la costa oeste del Atlántico, incluso desde el otro lado del canal de la Mancha. Martin Feldstein, de Harvard, llegó a afirmar poco antes de que la moneda única viera la luz que si el euro salía bien la UE se convertiría en un super-Estado e iría a la guerra con EEUU; y que si salía mal habría una guerra civil en Europa. No parece que la sangre vaya a llegar al río, aunque por el camino algunos inversores, algunos medios y las agencias de calificación -de marcada raíz anglosajona- se empeñen en reflejar en el espejo imperfecto de los mercados más impurezas en unos lugares que en otros.

EEUU no está a salvo del mal griego

Grecia es el canario en la mina de la deuda soberana, al que todo el mundo vigila, por si se asfixia. Pero sus males son comunes entre las economías desarrolladas. Estados Unidos no es una excepción. El déficit y la deuda están a niveles que no se veían desde la II Guerra Mundial. El presupuesto para 2011 puso el foco en la cantidad y en la manera en la que la mayor economía del mundo gasta, y en analizar de dónde llegan los 3,8 billones de dólares (2,8 billones de euros) que lo nutren. Para ese ejercicio -que arranca en octubre- el déficit se proyecta en 1,4 billones un (9,9% del PIB), por debajo del récord de 1,6 billones para 2010 (10,6% del PIB). El problema es que se mantendrá cercano al billón durante la próxima década y seguirá alimentando una deuda nacional que toca ya los 12,4 billones de dólares (85% del PIB).

La deuda estadounidense tocará el 110% del PIB en 2015. Por si no bastara, EEUU está altamente hipotecada con el exterior. Su deuda pública neta se cifra en unos 7,5 billones, equivalente al 53% del PIB. De esa cantidad, más de la mitad en manos extranjeras, con China como principal banquero, lo que le coloca en una posición de debilidad. "EEUU no es Grecia", señalan desde la Fundación Peter Peterson. Pero advierten de que "acabará teniendo los mismos problemas" si en los próximos dos años no se demuestra que puede controlar sus cuentas públicas. Los operadores de bonos en Chicago piden también que "no se tape" el problema. Si no, dicen, "habrá una crisis de confianza". La deuda, advierten desde el Cato Institute, "crece más que la economía". Analistas liberales y conservadores coinciden que elevar el gasto es necesario en tiempos de debilidad. Pero ¿cuánto más? Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard, pone el techo en el 90% del PIB.

Warren Buffett también alza la voz de alarma. Más pronto que tarde, dice, habrá que hacer frente a los efectos de la enorme dosis de medicina monetaria suministrada a la economía. Le preocupa que si no se actúa, EEUU acabe perdiendo su reputación. "Tan pronto como la recuperación gane tracción, debe hacerse lo posible para mantener las obligaciones en línea con los recursos".

Moody's advirtió que EEUU puede perder la "triple A" si sus finanzas no mejoran, lo que disparará el coste de la deuda. Dicho de otra manera, el Gobierno no puede continuar gastando como si el déficit no tuviera consecuencias. Y le invita básicamente a hacer lo mismo que las familias: buscar ahorros para poder vivir con sus propios medios.

Si Washington afronta el reto, ¿debe recortar el gasto o elevar impuestos? Para los observadores, hay que distinguir los factores que están detrás del alza del déficit a corto plazo -las guerras en Irak y Afganistán- y el rescate económico.

El presidente Barack Obama es consciente del problema. La respuesta, sin embargo, puede tener un alto precio político en las legislativas de noviembre (2010). Para repartir responsabilidades, acaba de crear una comisión fiscal bipartidista que ofrezca soluciones. Pero la fuerte división ideológica en el Capitolio amenaza con complicar que se adopten medidas.

Hemeroteca: la opinión de los "grandes bonetes"

"La Gran Recesión del período 2008-2009 fue desencadenada por una excesiva acumulación de deuda y apalancamiento por parte de las familias, las entidades financieras e, incluso, el sector empresarial en muchas economías avanzadas. Mientras que se habla mucho de desapalancamiento a medida que la crisis va remitiendo, la realidad es que la deuda del sector privado se ha estabilizado en niveles muy altos"… Estados de riesgo (Nouriel Roubini – Expansión – 17/3/10)

"Más leña al fuego. Tras las advertencias del Nobel Paul Krugman y el economista Nouriel Roubini, ahora es Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, el que avanza una "probable" oleada de quiebras y rescates soberanos. Grecia no lo va a tener "fácil"… Rogoff ve "probable" una ola de quiebras soberanas y rescates del FMI (Libertad Digital – 4/4/10)

"La reciente saga griega es la punta de un iceberg que refleja los graves problemas de sostenibilidad de deuda pública a los que muchas economías avanzadas -y no sólo los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España)- se enfrentarán en los próximos años. La OCDE prevé que los índices de deuda pública/PIB en economías avanzadas aumenten hasta una media del cien por cien del PIB"… Nouriel Roubini: La tragedia griega de los "PIIGS" (I) (El Economista – 23/4/10)

"Vistas las dificultades de Grecia, los demás PIIGS buscan sus propias soluciones, pero siguen soportando graves problemas de sostenibilidad de deuda pública y pérdida de competitividad. Italia está ahora -en términos relativos- en mejor forma que el resto de PIIGS. Aunque el índice de la deuda italiana respecto al PIB es alto -por encima del cien por cien-, su déficit fiscal se contuvo al 5 por ciento en 2009. Las autoridades italianas sólo permitieron que los estabilizadores automáticos aumentaran el déficit y se prestó muy poco al estímulo fiscal contra-cíclico. Además, Italia ha llegado mucho más lejos que Grecia y España en la implementación de las reformas necesarias para contrarrestar el pasivo no financiado inminente de los sistemas de Seguridad Social"… Nouriel Roubini: La tragedia griega de los "PIIGS" (II) (El Economista – 24/4/10)

"Las políticas de Obama están convirtiendo los Estados Unidos en otra Argentina. Hace un siglo, los argentinos gozaban del cuarto ingreso per cápita más alto del mundo porque en su país funcionaba una economía de libre mercado y se respetaban los derechos de propiedad. Hoy, el crédito de Argentina está en el penúltimo lugar (sólo el de Venezuela es peor), y el Gobierno se niega a pagar a quienes adquirieron sus bonos"… Obama nos está convirtiendo en Argentina (Richard W. Rahn – Libertad Digital – 29/4/10)

De regreso a Europa: del "Círculo de Fuego" al "virus del Ébola"

La gran banca pide a la UE un plan de rescate masivo para los PIIGS

Los acontecimientos se suceden a una velocidad de vértigo. El problema ya no es sólo Grecia sino el efecto contagio que puede provocar la quiebra del país heleno. El riesgo país se extiende por la zona euro. El secretario general de la OCDE (que agrupa a los países más desarrollados del planeta) advierte de que la crisis de deuda se puede extender como el "virus del Ébola" hacia las economías más débiles de la Unión Monetaria.

Por ello, los economistas de JP Morgan y Royal Bank of Scotland (RBS) señalan que es posible que Bruselas precise poner en marcha un plan masivo para rescatar a los denominados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España), similar al TARP (Plan Paulson) que aplicó el Gobierno de EEUU para salvar a su sistema financiero del colapso (más de 700.000 millones de dólares). (Libertad Digital – 29/4/10)

– El BCE admite que la zona euro estuvo al borde del colapso el 7 de mayo (Libertad Digital – 1/7/10)

(Por M. Llamas) Lectura recomendada

La primera semana de mayo el grifo de la financiación se cerró para algunos países, incluida España, poniendo en un brete al sistema financiero y a la solvencia misma del país. Ya no sólo se trataba de Grecia, España también "estaba quebrada el 7 de mayo", lo cual tambaleó los cimientos mismos de la zona euro y del conjunto de la economía mundial. Ante tal situación, Bruselas y el Banco Central Europeo (BCE) se reunieron de urgencia el fin de semana del 8 y 9 de mayo para pone en marcha el mayor plan de rescate público en la historia de la Unión.

El dramatismo de la situación tan sólo fue reconocida de forma oficial, aunque no de forma clara, a posteriori. El 15 de mayo, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, reconocía que durante esa semana "los mercados dejaron de funcionar, fue casi como tras la quiebra de Lehman en septiembre de 2008". Y añadía: "Hemos pasado y seguimos pasando tiempos dramáticos, sin duda la situación más difícil desde la Segunda Guerra Mundial, sino incluso desde la Primera".

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, advertía poco después, el 19 de mayo que el euro "está en peligro" y que este desafío, el mayor al que se ha enfrentado Europa en décadas, supone una amenaza de consecuencias "incalculables" si los estados no están a la altura de la situación, puesto que "si cae el euro, Europa cae".

El último boletín mensual del BCE, correspondiente al mes de junio, dedica un amplio apartado a esos días de tensión máxima y riesgo real de colapso a nivel comunitario. En esencia, el organismo monetario explica que la quiebra de Grecia y su contagio a otros países periféricos de la zona, tales como "Portugal, Irlanda, España e Italia", provocó la congelación del mercado interbancario (donde los bancos se prestan dinero entre sí).

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De hecho, el indicador de riesgo sistémico del BCE se disparó de forma brusca hasta un máximo histórico el 7 de mayo, superando incluso los niveles alcanzados en los dramáticos días en que aconteció la quiebra del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers (septiembre de 2008), según los indicadores derivados mercado monetario europeo: Eonia (tipo de interés del interbancario a un día) y Euribor (a más de un día).

El BCE prácticamente sintetiza la situación vivida en una sola frase: "Ciertamente, la probabilidad de impago simultáneo de dos o más grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida por el indicador de riesgo sistémico [ver gráfico], se incrementó de manera acusada el 7 de mayo, alcanzando valores superiores a los registrados tras la quiebra de Lehman Brothers". El documento no especifica, sin embargo, las entidades afectadas.

Los días 6 y 7 de mayo 2010 (…) fueron una respuesta a una serie de perturbaciones distintas de las que condujeron a la agudización de las tensiones observada en octubre de 2008 tras la quiebra de Lehman Brothers en Estados Unidos", pero "los acontecimientos de esos días fueron comparables.

El organismo señala (a partir de la página 34 de su boletín) la sucesión de los hechos acaecidos durante esa semana, aunque en su tradicional lenguaje falto de concreción.

En esencia, la crisis de deuda soberana se transmitió a la ya de por sí delicada solvencia financiera de la zona euro, de tal forma que el riesgo de colapso sistémico estuvo servido.

En los últimos días de abril, la crisis de confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas griegas se intensificó y los desplazamientos de carteras hacia activos de más calidad, que supusieron una importante reasignación de fondos hacia bonos con calificación AAA de la zona del euro (Alemania) y de Estados Unidos, ejercieron presiones a la baja sobre el rendimiento de la deuda pública a diez años de la zona del euro.

En la zona del euro, los diferenciales de la deuda soberana (frente a Alemania) se ampliaron considerablemente el 6 de mayo, especialmente en el caso de Grecia (ver gráfico). El posible contagio a otros emisores soberanos de la zona, en particular a Portugal e Irlanda y, en menor medida, a España e Italia, fue objeto de creciente atención entre los analistas de los mercados.

El 7 de mayo, los diferenciales de la deuda soberana a diez años registraron máximos históricos, y la volatilidad de los mercados de renta fija experimentó un aumento muy pronunciado como consecuencia de la búsqueda de activos de mejor calidad por parte de los inversores (…) En consecuencia, las condiciones de liquidez en los mercados de deuda soberana de varios países de la zona del euro se deterioraron de forma muy acusada y la liquidez se agotó casi completamente en el caso de Grecia.

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Los días 6 y 7 de mayo, las tensiones registradas en algunos mercados de deuda soberana de la zona del euro se propagaron a los mercados financieros en general. La volatilidad de los tipos a un día se acentuó, la liquidez disminuyó y el funcionamiento de algunos segmentos de los mercados financieros empeoró notablemente (…) El funcionamiento de varios segmentos de los mercados financieros se vio seriamente obstaculizado.

Los días 6 y 7 de mayo, los mercados financieros resultaron contagiados por las turbulencias registradas en los mercados de deuda soberana, como consecuencia de un acusado aumento de la incertidumbre asociada al riesgo de contraparte [riesgo de países]. La liquidez también pasó a ser escasa en los mercados monetarios interbancarios.

El mercado interbancario se secó. Los bancos dejaron de prestarse dinero entre sí ni siquiera a un día (Eonia).

La liquidez en el mercado de operaciones de préstamo sin garantías empeoró no sólo en el caso de los plazos de vencimiento largos, sino también en el mercado a un día (…) Al mismo tiempo, el acceso de las entidades de crédito de la zona del euro a la financiación en dólares estadounidenses también empeoró (…) Por tanto, los fallos observados en el funcionamiento del mercado a un día el 6 y el 7 de mayo fueron motivo de especial preocupación.

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El índice iTraxx senior financials, una especie de seguro para cubrir el riesgo de crédito, se disparó "alcanzando valores superiores a los registrados tras la quiebra de Lehman Brothers". Hasta tal punto esto es así que el propio BCE señala lo siguiente:

El acusado incremento del índice observado el 7 de mayo indicaría un aumento de la preocupación acerca de la probabilidad de impago de algunas instituciones financieras europeas. Ciertamente, la probabilidad de impago simultáneo de dos o más grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida por el indicador de riesgo sistémico que se muestra en el gráfico E, se incrementó de manera acusada el 7 de mayo.

UE, FMI y BCE, al rescate

El informe admite así la encrucijada a la que se enfrentó la zona euro: posible insolvencia de grandes bancos europeos que, ante la imposibilidad de ser rescatados por sus propios gobiernos (crisis de deuda pública) escenificaron la posibilidad real de originar una crisis sistémica (colapso de la zona euro).

En resumen, el BCE explica que "las tensiones que se observaron en los mercados de deuda soberana de algunos países de la zona del euro los días 6 y 7 de mayo se propagaron a otros segmentos de los mercados financieros".

Fue entonces cuando se decidió intervenir. La UE, junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), y el BCE aprobaron un mega plan de rescate, tanto de países (750.000 millones de euros), como de entidades (extensiones de las líneas de liquidez y compra directa de la deuda pública que acumulan en sus balances las entidades financieras de la zona euro).

El 10 de mayo, el Banco Central Europeo, con el fin de restablecer las condiciones necesarias para una aplicación efectiva de la política monetaria orientada hacia la estabilidad de precios a medio plazo, y en particular para ofrecer apoyo al mecanismo de transmisión de la política monetaria, anunció la introducción de varias medidas que incluían intervenciones en los mercados de renta fija pública y privada de la zona del euro (en el marco del Programa para los Mercados de Valores), la reactivación de las líneas swap con la Reserva Federal y la introducción de operaciones adicionales de inyección de liquidez. Tras el anuncio de estas medidas, las tensiones en los mercados financieros se redujeron sensiblemente, aunque no desaparecieron totalmente.

Global Ranking a julio de 2010 (para echarse a temblar)

(Fuente: Libertad Digital – 5/7/10)

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(Fuente: Libertad Digital – 6/7/10)

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Decía al final del Acto I, una imagen vale más que mil palabras, y en el ámbito económico un gráfico puede valer más que mil datos… Este método sirve también para cerrar el Acto II. Como habrán podido comprobar, la deuda y el déficit público se han disparado desde 2008, hasta llegar a niveles insostenibles. Esto confirma el riesgo de solvencia asumido por los países desarrollados para salvar su banca. Estos son los lodos (Acto II) que vinieron de aquellos polvos (Acto I). Después que los "hipócritas de todos los países, se unieron" (Acto I), sólo queda "la canción del lamento" (Acto II). En esas estamos…

Paper – La era de la austeridad ("double" Keynes o "full" Weber… ¿qué les apetece?) (II) (Diciembre 2010)

Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y mentiras… ¿A quién le interesa conocer la realidad?

-Intermezzo: El guadañazo fiscal

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco de Pagos Internacional han sacado a la luz sendos análisis acerca de la sostenibilidad de las cuentas públicas de los países industrializados -agrupados en la OCDE- en las próximas dos décadas. (Libertad Digital – 29/6/10)

En el informe del FMI, tal y como explica Vicente Esteve en su blog, se muestra un gráfico en forma de eje de ordenadas en la que se distribuyen los países en base a dos parámetros: el ajuste fiscal necesario en términos de reducción del saldo primario (necesidad de reducción del gasto público o incremento de los ingresos respecto de la situación actual) y el aumento previsto relacionado con el envejecimiento de la población.

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Pues bien, sólo hay que mirar el cuadro para darse cuenta de que España está en una de las peores situaciones posibles: un nivel de déficit que hace necesario un fuerte ajuste fiscal (el FMI lo cuantifica en un 9,2% del PIB), unido a unas perspectivas de envejecimiento poblacional (4,3% de incremento de aquí a 2030) que harán mucho más difícil este ajuste. Sólo EEUU está en una situación claramente más desventajosa, y tan sólo Irlanda y el Reino Unido, entre los países de la UE, se acercan a la posición española.

EL BPI: "Una senda insostenible"

Aquellos que piensen que el FMI es alarmista deberían leer el informe publicado el 28/6 por el Banco de Pagos Internacionales. Porque las conclusiones de uno y otro, a pesar de que enfocan el asunto desde perspectivas diferentes, no pueden ser más parecidas. Y de nuevo, en mitad de un análisis general sobre las economías occidentales, destaca la situación española por su particular dificultad.

Los autores del estudio del BPI destacan que en el conjunto de las economías avanzadas la deuda pública ha pasado del 76% al 100% en menos de cuatro años, lo que plantea "riesgos sustanciales para la economía mundial". Este incremento sólo es comparable "al observado durante las dos guerras mundiales".

En este sentido, destacan que el nivel de deuda estatal "continuará por una senda insostenible" a menos que "se reduzcan los elevados déficits" y se contenga el gasto relacionado "con la edad de la población".

El problema es que dentro de este preocupante panorama para las economías más avanzadas, España posee todos los elementos que el estudio señala como más peligrosos para asegurar la viabilidad de las cuentas públicas. En primer lugar, la deuda del Tesoro Público ha sido la que más ha crecido porcentualmente desde 2007 con la excepción de Irlanda. La deuda pública nacional pasará del 42% al 78% del PIB (una subida del 85%) en cuatro años.

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En segundo lugar, el BPI destaca el riesgo asociado al desconocimiento del coste de "poner orden en el sistema financiero", puesto que en algunos países "los bancos todavía son frágiles"; algo que en las últimas semanas se está poniendo de manifiesto en España, uno de los últimos países en afrontar una reorganización bancaria.

Y por último, el informe alerta sobre los riesgos potenciales asociados a una proporción creciente de población anciana que provocarán que el gasto de las políticas públicas asociadas a este grupo aumente en "varios puntos porcentuales" de aquí a 2050. De nuevo, España aparece en los primeros lugares de la preocupante clasificación.

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Con este panorama, no es de extrañar que los autores alerten al final sobre el riesgo asociado a España y Portugal, dos países que, aunque están "mejor que Grecia", se enfrentan a perspectivas de crecimiento muy débiles y a abultados déficits comerciales, y no tienen la posibilidad de reaccionar devaluando su moneda". Una dinámica adversa que es "mayor en países con una baja tasa de ahorro que les obliga a depender de las entradas de capital extranjero". Y, otra vez, aparece España en los primeros lugares de la lista.

Algo de optimismo

Al menos, el informe del BPI deja un margen para el optimismo al final del texto cuando expone las posibles soluciones para los países en dificultades y recuerda otros ejemplos que la historia ha ofrecido de fuertes reducciones del déficit público. En el capítulo de las medidas, se ofrecen dos alternativas: "un aumento de la productividad general" que lleve aparejado un incremento del PIB potencial y una "ampliación de la población activa".

Para el primero de los objetivos son necesarias reformas estructurales, en los "mercados laborales, de bienes y de servicios" que ayuden a las empresas españolas a reforzar la confianza de los inversores y, así, mantener también bajas las tasas de interés. Respecto a la segunda cuestión, los autores piden una "mayor incorporación de la mujer", favorecer la inmigración hacia los países con un rápido incremento de la población anciana y el alargamiento de la vida laboral.

Pero quizás el aspecto en el que los españoles más pueden confiar está en su propio pasado. El BPI incluye una tabla con algunos "ejemplos de éxito en grandes ajustes fiscales". Y el conseguido por España entre 1995 y 2006 está en los primeros lugares de la lista. Ya se sabe dónde está el camino, sólo hay que recorrerlo de nuevo.

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– ¿Y si colapsa la deuda pública? "Hiperinflación, ley marcial y guerras" (Libertad Digital – 28/5/10) Lectura recomendada

Destacados economistas reunidos el pasado fin de semana en Nueva York advirtieron de que la deuda pública occidental sólo podrá ser financiada mediante la impresión de dinero a gran escala, lo que desencadenará una oleada inflacionaria que causará revueltas sociales, proteccionismo económico y guerras.

(Por Daniel Luna / Nueva York)

"Compre oro y márchese a vivir a una casa en el campo, donde no van a caer bombas". Ésta es la recomendación de Marc Faber, el inversor que anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, cuando avisó a sus clientes de que vendieran las acciones de Wall Street días antes del Lunes Negro. "Los Gobiernos están al borde de la bancarrota y harán cualquier cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero, y cuando esto no funcione recurrirán a la guerra".

Faber, autor del boletín mensual The Boom, Gloom and Doom Report, y conocido también como Doctor Doom (muerte, fatalidad) por sus lúgubres predicciones, habló el fin de semana pasado en el foro económico Mises Circle, organizado por el Instituto Ludwig von Mises en Nueva York para analizar la situación de los mercados financieros y la responsabilidad de los bancos centrales en la actual crisis económica.

"Entre 2000 y 2007, Greenspan y Bernanke aumentaron el crédito en Estados Unidos cinco veces por encima de lo que creció el PIB, una expansión mayor que la que precedió a la Gran Depresión de 1929", explicó Faber. "La Reserva Federal ya nunca volverá a políticas restrictivas porque para esta economía adicta al crédito eso sería un veneno, así que van a mantener los tipos al 0% durante mucho tiempo".

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Fuente: previsiones oficiales del Gobierno Federal (en ausencia de reformas)

Esta política expansiva, sumada a la lista de obligaciones asumidas por el Gobierno Federal para las que no existen recursos (Seguridad Social, Medicaid, Medicare, rescates bancarios, etc.), llevará al país a la hiperinflación.

Y es que, "si se cuentan esas obligaciones la deuda del país supone el 800% de su PIB. Los Gobiernos occidentales han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero antes de reconocerlo oficialmente imprimirán dinero de forma masiva porque es lo más fácil. Así se aplaza el problema para el que llegue después, y al final se crea una crisis todavía mayor. En el 2008 cayeron los mercados financieros; el próximo episodio será la caída de los Gobiernos".

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Según Faber, cuando eso suceda iremos a la guerra: "Y si usted vive en una ciudad, en la próxima guerra le envenenarán el agua, le cortarán la electricidad y su tarjeta de crédito y su transporte no funcionarán. Ni siquiera podrá volver a casa. Así que váyanse a vivir al campo, en el medio de la nada, lejos del peligro", aconseja. No todos los participantes en el Mises Circle fueron tan pesimistas, pero la convicción de que la inflación está a la vuelta de la esquina fue unánime.

El inversor Christopher Whalen, editor del boletín The Institutional Risk Analysis, cree que llegará tras el rescate de los estados europeos: "La Reserva Federal ha reanudado su programa para proveer de liquidez a la UE (con el objetivo de) rescatarla de un colapso deflacionario, pero la dimensión de su endeudamiento hace ese rescate inviable. Los políticos han utilizado la deuda para evitar subir impuestos y reducir gastos; ahora los Gobiernos europeos están arruinados y el momento de la verdad se acerca".

Sólo quedan dos opciones, según Whalen: "Aplicar las recetas necesarias, que traerán una fuerte contracción económica y muchos conflictos, o imprimir dinero. Lo primero no lo quiere hacer nadie, ni en Estados Unidos ni en Europa, porque es muy doloroso".

El escenario que prevé el autor del Institutional Risk Analysis es el de una inflación alta, "de dos dígitos", que se prolongará varios años, cortará de raíz cualquier amago de crecimiento económico y resucitará el proteccionismo: "La era de la globalización y el libre comercio está llegando a su fin. Con la caída del dólar otros países asumirán nuevos beneficios y responsabilidades y darán prioridad a sus mercados nacionales. Tendremos más impuestos y nuevas tarifas a la importación".

¿Cuánto tardaremos en verlo? No habrá que esperar mucho: "El proceso comenzará este mismo año en EE.UU. con el impuesto nacional a las ventas (IVA) con el que Obama planea reducir el déficit", dice Whalen. Su recomendación es invertir en activos sin conexión con la economía financiera: "Oro, propiedades inmobiliarias y cobre, cosas reales que no están ligadas al dinero fiat".

Precisamente, es el dinero fiat, es decir, creado por decreto y sin respaldo de riqueza real, lo que está en la base del desbarajuste que atraviesa la economía internacional. "El sistema está a punto de colapsar porque desde que se desligó el dólar del oro (en 1971) no existe un mecanismo auto-regulatorio de mercado", afirmó en su intervención Lawrence Parks, director de la Fundación para el Avance de la Educación Monetaria (FAME).

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"El dinero fiat no es real, es una ilusión. Se impuso mediante la fuerza, se mantiene mediante el fraude y puede desaparecer en cualquier momento". Parks apeló al pasado para predecir el futuro: "El valor del dinero fiat siempre ha terminado por caer hacia su coste de producción: cero. Históricamente no existen excepciones al respecto, y las actuales monedas tampoco lo serán".

¿Qué consecuencias tendrá el fin del dólar?

Parks coincide con Faber en el pronóstico sobre la guerra y añade otro no menos inquietante: "La hiperinflación es inevitable, y para combatir las revueltas sociales que se sucederán el Gobierno preparó hace tiempo la legislación que permite declarar la Ley Marcial". Parks se refiere a una serie de medidas aprobadas en los años 30, 50 y 70, al parecer todavía en vigor, que permiten al presidente, en caso de emergencia, confiscar cualquier propiedad, intervenir las comunicaciones y transportes y dirigir todos los aspectos públicos y privados de la economía.

Junto a la denuncia del dinero "falso", en el Mises Circle se atacó la teoría de que la causa de la crisis fue una insuficiente regulación. Kevin Duffy, fundador de Bearing Asset Management, uno de los fondos más exitosos desde su creación en el año 2002, recordó que fueron precisamente las instituciones más reguladas, como los bancos, y no otras áreas con menor regulación como los hedge funds, las que estuvieron en el centro de la crisis.

Marc Faber resumió las conclusiones y el estado de ánimo del Mises Circle de la siguiente forma: "Es un tremendo sofisma económico la idea de que imprimiendo dinero y emitiendo deuda se puede conseguir prosperidad. Si fuese así, el país más rico del mundo sería Zimbabwe". Y, para deleite de su auditorio, añadió: "Por cierto, un país gobernado por Robert Mugabe, el mentor económico de Ben Bernanke".

Rescate de la Eurozona: ganan los bancos

Los bancos europeos son los grandes ganadores del paquete de 750.000 millones de euros de la eurozona y el FMI. (BBCMundo – 10/5/10)

A primera vista los estados con una situación fiscal más delicada y expuesta al contagio griego -Portugal, España, Italia y la República de Irlanda- son los principales beneficiarios. Mirado más de cerca, se ve el papel central de los bancos.

La crisis griega y el contagio a otras naciones de la eurozona es un peligro para una serie de bancos europeos por la acumulación de bonos soberanos en su cartera.

Según el Banco Internacional de Pagos (Banco central de los bancos centrales del mundo) las entidades europeas tienen más de U$S 2,8 billones (millones de millones) de deuda soberana de Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España (los famoso PIIGS).

Los cálculos varían, pero se estima que los bancos alemanes tienen bonos soberanos de Grecia, Portugal y España que superan los U$S 300.000 millones. Por su parte, los bonos de estos tres países en manos de los bancos británicos sumarían más de U$S140.000 millones.

Una salida posible de la situación griega y, por contagio, de la del resto de los PIGGS era la reestructuración de la deuda. La reestructuración es un paso previo a la cesación de pagos: el país deudor pide una reducción del monto de la deuda y un estiramiento de los vencimientos de deuda como para tener más tiempo para pagar.

Según algunas estimaciones, en algunos países de los PIIGS la quita de la deuda podía rondar el 50%. De ahí el suspiro de alivio de los grandes centros bancarios de Europa con este rescate que saldrá del bolsillo del contribuyente.

Ganadores y perdedores

Como en todo hecho político-económico, el rescate conjunto de los países de la eurozona tiene ganadores y perdedores.

Entre los ganadores se encuentran el FMI que con la crisis griega ha recuperado un lugar político central en un sistema financiero internacional inestable y atribulado, y los especuladores que apostaron y se retiraron a tiempo, haciendo fuertes ganancias con las penurias de Grecia y otros deudores europeos.

Los PIIGS y los otros países de la eurozona podrán respirar más tranquilos frente a una crisis que empezaba a cuestionar el pivote central de su existencia: el euro.

Pero este respiro ha tenido un costo político. La eurozona y, en particular, el gobierno alemán salen con la reputación golpeada de una crisis en cámara lenta que se desató a principios de año y se profundizó hasta alcanzar un ritmo vertiginoso en las últimas semanas.

Sólo ante la inminencia del abismo, pudo acordar una intervención que, de haber llegado antes, habría ahorrado miles de millones de euros.

La canciller alemana Angela Merkel ya está pagando el precio a su impericia política con la derrota que sufrió el domingo 9 de mayo (2010) en las elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia, perdiendo la mayoría que gozaba su coalición en la cámara alta del Parlamento federal.

¿Y la gente?

El gran enigma es si los habitantes de la eurozona son ganadores o perdedores de la crisis. En lo inmediato se salvan de la inestabilidad que ha acarreado consigo la tragedia griega. A mediano plazo, todo dependerá de si esta intervención sirve para que los 16 países de la eurozona consigan finalmente recuperarse del cimbronazo que causó el estallido financiero mundial de septiembre de 2008.

Sin crecimiento económico no se acaba la crisis y uno de los problemas es que cualquier intervención concreta de este fondo de garantía estará atada a drásticos planes de ajuste que no suelen tener un impacto favorable en el crecimiento.

La regla elemental formulada por el economista británico John Maynard Keynes en el siglo pasado establece que a más ajuste en medio de una recesión, menos crecimiento y mayor crisis fiscal. De ser así, se habrá salvado el euro y se habrá calmado a los mercados, pero no se hará gran cosa por la economía real.

El peligro de drásticos ajustes con mayor desempleo y pobreza no es sólo el sufrimiento de la población y su dudosa viabilidad política: es también que el horizonte presentará los mismos problemas fiscales que se intenta solucionar debido a la menor recaudación por la caída de la actividad económica.

Hemeroteca: a vueltas con los "gurús mediáticos"

"Cueste lo que cueste" no es un mal lema en la lucha por salvar a la eurozona. Lo mismo puede decirse del nuevo fondo de estabilidad europeo, que compensaría el enorme abismo del tejido institucional de la zona euro.

Pero, para que esto funcione, necesitamos saber con claridad cuáles son las batallas que hay que librar y qué inestabilidad hay que estabilizar. Y es en este sentido donde las reformas propuestas seguramente acaben fracasando…

A menos que la eurozona asuma sus responsabilidades y opte por atajar estos problemas concretos, reformando simultáneamente su sistema de gobierno, acabará disolviéndose. Hay rumores que apuntan a que todo esto forma parte de una estrategia de Alemania para crear una "pequeña Europa" con Alemania a la cabeza. No estoy seguro de si esto es cierto pero, ya se trate de una idea premeditada o de algo puramente casual, los daños derivados de su puesta en práctica serían irreparables. Espero que los líderes de la UE elijan la integración, no la división, pero sus mensajes no parecen encajar con mis esperanzas. "Cueste lo que cueste" suena bien, pero me temo que es una falacia". O la eurozona asume sus responsabilidades, o acabará disolviéndose (Wolfgang Münchau – Expansión – 10/5/10)

"Entre los presidentes de bancos centrales hay un viejo dicho que sostiene que la credibilidad se gana con años de trabajo duro, pero que puede perderse de la noche a la mañana. Cuando acordó comprar bonos de los países en problemas de la zona euro, el BCE pudo haberse despedido de su credibilidad. Lo que arroja una oscura sombra sobre el paquete de estabilidad de 750.000 millones de euros de la eurozona, que estaba pensado para impresionar, y que por un momento parecía funcionar"… El BCE puede despedirse de la credibilidad (D. Gros/T. Mayer – El Economista – 17/5/10)

"Una interpretación de las crisis financieras es la de que son, en palabras de Nasim Taleb, acontecimientos del estilo de un "cisne negro" (es decir, fuera de lo habitual): sucesos no planificados ni previsibles que cambian el curso de la Historia. Pero, en mi nuevo libro sobre las crisis financieras, Crisis Economics ("La economía de las crisis"), que versa no sólo sobre la crisis reciente, sino también sobre docenas de otras a lo largo de la Historia y tanto en economías avanzadas como en las de mercados en ascenso, muestro que las crisis financieras son, en cambio, acontecimientos del estilo de los "cisnes blancos", es decir, previsibles. Lo que está sucediendo ahora -la segunda fase de la crisis financiera mundial- no era menos previsible.

Las crisis son el resultado inevitable de una acumulación de riesgos y vulnerabilidades macroeconómicos, financieros y de políticas: burbujas de activos financieros, asunción de riesgo excesivo y apalancamiento, auges crediticios, relajación monetaria, falta de supervisión y regulación apropiadas del sistema financiero, codicia e inversiones arriesgadas por parte de los bancos y otras entidades financieras"… Regreso al abismo (Nouriel Roubini – Expansión – 18/5/10)

"¿Quieren escuchar la teoría de los optimistas sobre el futuro de la eurozona? Los programas de austeridad unidos a un euro más débil podrían salvarla. El argumento que exponen es que la indisciplina fiscal ha provocado la crisis.

Por lo tanto, la austeridad debe solucionarla. Un euro débil y la recuperación global amortiguarían el impacto de las medidas de austeridad. Además, las garantías financieras y las prohibiciones a las ventas cortas ahuyentarían a los especuladores. Fin de la crisis"… La falsa pista de la austeridad y un euro débil (Wolfgang Münchau – Expansión – 31/5/10)

"¿Cuál es la mayor amenaza para nuestra todavía frágil recuperación económica? Los peligros no escasean, desde luego. Pero lo que actualmente encuentro más amenazador es la propagación de una idea destructiva: la opinión de que ahora, cuando hace menos de un año que empezamos a recuperarnos débilmente de la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, es el momento de que los responsables políticos dejen de ayudar a los parados y empiecen a infligir dolor"… La camarilla del dolor (Paul Krugman – El País – 6/6/10)

"La opinión informada está marcadamente dividida respecto de cómo se desarrollarán los próximos 12 meses para la economía global. Quienes se concentran en los mercados emergentes destacan un crecimiento acelerado, con algunos pronósticos que proyectan un incremento del 5% en la producción mundial. Otros, preocupados por los problemas en Europa y Estados Unidos, siguen mostrándose más pesimistas, con proyecciones de crecimiento cercanas al 4% -y algunos incluso son proclives a pronosticar una posible recesión de "doble caída"… Creando la próxima crisis (Simon Johnson – Project Syndicate – 15/6/10)

"De repente, crear empleo no está de moda, pero infligir dolor sí lo está. Condenar los déficits y negarse a apoyar una economía todavía convaleciente se ha convertido en la nueva tendencia en todas partes, incluido EEUU, donde 52 senadores han votado en contra de ampliar la ayuda a los desempleados a pesar de tener la tasa más alta de desempleo a largo plazo que ha habido desde los años treinta.

Muchos economistas, entre los que me incluyo, consideramos que este giro hacia la austeridad es un tremendo error. Trae recuerdos de 1937, cuando el intento prematuro de Franklin D. Roosevelt de equilibrar el presupuesto contribuyó a hundir de nuevo en una grave recesión a una economía que empezaba a recuperarse. Y en Alemania, donde me encuentro, unos cuantos académicos ven paralelismos con las políticas de Heinrich Brüning, canciller entre 1930 y 1932, cuya devoción por la ortodoxia financiera terminó por sellar el funesto destino de la República de Weimar"… Esa sensación de los años treinta (Paul Krugman – El País – 20/6/10)

Juegos de salón: la pirotecnia académica (¿y dónde está la gente?)

No hay punto medio. El debate académico y analítico de junio (2010) gira alrededor de dos posturas antagónicas, surgidas al calor de los planes de austeridad anunciados por numerosos países europeos y reclamados para Estados Unidos por el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke (a buena hora, mangas verdes…). Para algunos autores, como el Nobel Paul Krugman, Martin Wolf o John Mauldin, se trata de algo contraproducente en el momento del ciclo en el que nos encontramos. No traería tras de sí más que mayor desaceleración económica y el fantasma de la deflación. Para otros como Jim Rogers y, en general, los integrantes de la Escuela Austriaca de Economía, el ajuste es imprescindible ya que, de lo contrario, el aumento de la deuda soberana en circulación y su imposible repago conducirían a un fenómeno hiperinflacionista de dramáticas consecuencias sociales.

Es innegable que ambas tesis tienen su parte de verdad y probablemente en ese punto medio, yermo de defensores a día de hoy, se encuentre la virtud. De hecho, hay una confusión de partida que, en cierto modo, deslegitima las reclamaciones de los defensores de la actuación del Estado más allá de los estabilizadores automáticos de índole presupuestaria. Y es que, en general, lo que propugnan sus contrincantes ideológicos no es menos Administración sino mejor Administración en tres frentes distintos: adelgazamiento del sector público para ajustarlo a la nueva realidad económica; adecuación de las prestaciones asistenciales a necesidades ciertas de los ciudadanos con especial énfasis en la lucha contra el abuso y el fraude; predominio del componente productivo frente al social en las políticas públicas de modo tal que no se expulse al sector privado de la economía.

Por ir a lo concreto, a la argumentación de permanencia de tales políticas en tanto se produce el desapalancamiento de particulares y empresas -defendida por Martin Wolf-, cabe oponer dos réplicas inmediatas: una, el papel del Estado ha de ser de tutela del proceso de reducción del endeudamiento, no de auspiciar su retraso; y dos, ninguna acción estatal tendrá efectividad plena en tanto no haya un ajuste de la oferta a esa demanda que se pretende estimular y eso sólo se logra mediante una corrección de excesos pasados. Cabe pensar que un proceso de reducción del PIB acompañado de una deflación moderada es imprescindible para eliminar el espejismo de riqueza que se gestó durante la crisis y que, cuanto antes se produzca, mejor. Probablemente es en el escenario de política monetaria en el que se ha de materializar esta corrección donde se encuentran las mayores dificultades para su concreción, vista la experiencia reciente de naciones como Japón.

Es verdad que no sólo han sido los Estados sino también los Bancos Centrales los que han decidido echarse la crisis a las espaldas, ante la necesidad de rescatar la economía financiera de modo paralelo a la real. El resultado ha sido una burbuja de liquidez sin precedentes que amenaza traer bajo el brazo los peores temores inflacionistas. De hecho la dualidad inflación emergente, deflación desarrollada comienza a ser una realidad. Al final, la imposibilidad de que muchos gobiernos puedan hacer frente a sus compromisos de pago, hará que el fenómeno de subida de precios se extienda con fuerza a naciones como Estados Unidos o Reino Unido, por poner sólo dos ejemplos, como única vía de minorar el importe de lo adeudado. El dinero fiduciario, arguyen los defensores de este mecanismo de transmisión, valdrá como papel higiénico, el oro y los activos físicos se convertirán en la mejor alternativa inversora, y la hegemonía mundial terminará pasando de América a Asia gracias, precisamente, a la ventajosa situación de partida de China.

Sin embargo, tales miedos y cambios, como reconocía el propio Rogers, tardarán tiempo en convertirse en realidad ya que el gigante asiático aún no es una alternativa cierta a la hegemonía estadounidense y la candidatura europea ha quedado descartada. No en vano, con algo más del 4,5% de la población del planeta, Estados Unidos genera anualmente el 25% de su riqueza superando Japón, China y Alemania juntos. Produce más que ningún otro país, es el mayor exportador de bienes y servicios con un 10% de cuota total, ha recibido en la última década tres veces más de inversión directa extranjera que China con un destino mucho más racional de la misma, sigue siendo el líder mundial en innovación, tecnología y emprendimiento, seis de las mejores universidades del mundo están situadas en el país -y 32 de las primeras 100- siendo la opción preferida de los estudiantes extranjeros, su población es notablemente más joven que la alemana o la japonesa y el dólar supone el 62% de las reservas internacionales de divisas. ¿Alguien da más? Resulta difícil pensar que no se beneficie de cualquier tipo de recuperación global para corregir sus finanzas públicas o que, sensu contrario, el mundo pueda progresar con un colapso estadounidense (Datos tomados de Go long America by Joseph Quinlan en Barron´s).

Es precisamente por eso que Krugman se equivoca. Es necesaria una racionalización de la acción pública, evitando su carácter asistencial, que en muchos casos actúa como un incentivo para la inactividad, para centrarla en aquellos elementos que permiten acompañar al sector privado en el liderazgo de la recuperación. Su sombría advertencia de que los recortes pueden conducir a una nueva Gran Depresión, olvidan el carácter global de la economía mundial y el papel que en ella juega Estados Unidos, por lo que a este país se refiere. En cuanto a Alemania, citada expresamente por él como ejemplo de lo que no hay que hacer, parece olvidar que está actuando como un gestor responsable en la crisis, aprovechando la coyuntura para acometer ajustes que, de otro modo, serían inviables socialmente hablando; ajustando la competitividad de la Administración a la de ciudadanos y compañías; y sentando las bases para que las condiciones que provocaron el fiasco de la República de Weimar primero y el nazismo después no se materialicen, oponiendo deflación interna a la inflación que puede venir de fuera. Señalar con el dedo al líder europeo sin tener en cuenta su historia y su objetivo como nación, parece aventurado. ¿No creen?

Paper – Economías fallidas (variaciones sobre la "danza macabra" entre los "cándidos" adictos al crédito y los "pícaros" traficantes de dinero) (Abril 2012)

¿Nuevos paradigmas? Un modelo insostenible (el daño autoinfligido): tenemos que continuar corriendo, como ardillas enjauladas. ¿Por cuánto tiempo? Mientras podamos…

Del Sputnik a la Europa de dos velocidades (hace ahora un año…)

El pronóstico para 2011 seguía el guión previsto hasta el verano, cuando la revisión a la baja del crecimiento de la economía estadounidense, exceptuando épocas de recesión, lo colocaba en su peor registro desde 1945. Al mismo tiempo Europa apuntaba a la recesión en una sucesión de cumbres inoperantes y los países emergentes, desde China hasta Brasil veían como sus economías perdían velocidad y los bancos centrales de medio mundo se veían forzados a cambiar el rumbo de su política monetaria.

Enero: momento Sputnik

Recuperados del bache sufrido en el verano de 2010, el sentimiento y confianza empresarial vuelven a dar signos alentadores sobre la marcha de la economía, siendo la principal preocupación la creciente inflación, como consecuencia del sostenido incremento de los precios de las materias primas (especialmente del crudo) y a la resaca del segundo plan de estímulo cuantitativo de la FED. Tan bueno es el ánimo sobre la marcha de la economía que Obama se refiere en su discurso a la nación a la buena perspectiva económica comparando la situación con el "momento Sputnik".

Mientras tanto, en Europa el EFSF completa satisfactoriamente su primera emisión de deuda, y Japón ve rebajada su calificación crediticia por parte de S&P. En los países emergentes la tendencia es a subir tipos de interés (India, Corea del Sur, Brasil, Polonia…) y a frenar la entrada de capital extranjero que aprecia sus divisas. En el mes de enero el principal riesgo y preocupación se centra en las consecuencias que la Primavera Árabe puede tener sobre los precios del petróleo.

Febrero: la inflación preocupa

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