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La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte I (página 4)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Apoyado por la situación de las revueltas en Oriente Medio (Mubarak abandona el poder) y en el Norte de África, el precio del crudo Brent llega a los 100 dólares/barril, lo que alimenta el miedo a los riesgos inflacionarios e intensifica la tendencia a subir tipos por parte de los bancos centrales (China, Indonesia, Rusia, Chile, Suecia). Axel Weber, que estaba llamado a suceder a Jean Claude Trichet, se aparta de la sucesión por sus discrepancias, sonadamente públicas, con las compras de bonos por parte del BCE (en esa fecha las compras ascendían a 77.000 millones de euros). Los gobiernos europeos anuncian a bombo y platillo y adelantan los preparativos de la cumbre a celebrarse el 24 de marzo, que habría de resolver definitivamente la crisis europea. Se empieza a hablar de la posibilidad de u rescate internacional a Portugal (Grecia e Irlanda habían sido rescatados con 110.000 y 68.000 millones de euros en mayo y noviembre de 2010 respectivamente).

Marzo: Terremoto en Japón, también económico

El 11 de Marzo un trágico terremoto sacude la costa japonesa y provoca un tsunami que daña seriamente las instalaciones nucleares en Fukushima, afectando al suministro eléctrico y a toda la cadena de producción industrial a nivel global, que se paraliza en sectores como la automoción. Japón cae en recesión y el Banco Central de Japón interviene de manera coordinada con otros bancos centrales para depreciar el Yen. En Europa Trichet sorprende al anunciar una subida de tipos para el mes de Abril.

Las primas de riesgo se disparan en Grecia (dudas sobre su solvencia y utilidad del rescate), Irlanda (recapitalización de su sistema bancario) y Portugal (rebaja de calificación y anuncio de convocatoria de elecciones), al tiempo que la cumbre del 24 de marzo decepciona a pesar del incremento de la capacidad del EFSF y el anuncio del ESM para 2013. Las tensiones sobre el precio del crudo se acentúan con el inicio de la intervención militar en Libia y en Estados Unidos sube la intensidad del debate sobre el techo de gasto.

Abril: Portugal solicita ayuda internacional

Los datos macroeconómicos comienzan a adelantar de cierto deterioro de la economía y el Congreso de Estados Unidos logra in extremis un compromiso para evitar el impago por el gobierno, pero no impide que S&P coloque su rating en revisión, con perspectiva negativa. En Europa se intensifican los rumores sobre un potencial default griego y Portugal e Irlanda ven rebajada su calificación. Finalmente Portugal solicita ayuda internacional a la UE y al FMI. Trichet sube tipos en 25 puntos básicos. También los bancos centrales de Suecia, China, Brasil, Chile y Polonia elevan sus tipos de interés.

Mayo: primeros datos negativos

Aunque los precios del crudo descienden y se alejan de los niveles máximos alcanzados previamente, sus efectos se han trasladado a la economía real, aunque la tendencia a nivel global sigue siendo combatir la inflación y elevar tipos de interés. La FED descarta un nuevo plan de estimulo cuantitativo, mientras que el QE2 se acerca a su fecha de finalización. El 18 de mayo Estados Unidos alcanza el techo de gasto, mientras que en Europa se intensifican las discrepancias en entre los socios sobre el modo de afrontar el empeoramiento de la crisis de deuda. Se anuncia una nueva cumbre para el 24 de junio.

Junio: testosterona y FMI

En Estados Unidos los índices de actividad manufacturera se estancan, la creación de empleo se paraliza, la economía se frena, el Congreso no avanza en su debate fiscal y la FED revisa a la baja sus previsiones como consecuencia del terremoto en Japón y los elevados precios del crudo durante los meses previos. La OPEP y la Agencia Internacional de la Energía mantienen un pulso en el que los primeros se niegan a elevar las cuotas de producción mientras que la AIE moviliza las reservas estratégicas para forzar una bajada en los precios de los combustibles.

Tras un aceptable primer trimestre, la confianza desciende en todas las zonas geográficas, cae preocupantemente el consumo en Francia y Alemania. La situación de Grecia empeora y las posturas enfrentadas de Alemania y BCE impiden completar con éxito la cumbre del día 24, en la que se acuerda la participación de los acreedores privados en un segundo rescate. El italiano Mario Draghi es elegido para sustituir a Trichet a partir de Noviembre, y la francesa Christine Lagarde pasa a dirigir el FMI tras el escándalo y dimisión de Dominique Strauss-Kahn

Julio: segundo rescate a Grecia

El principal riesgo pasa a ser político a ambos lados del Atlántico.

En Estados Unidos Demócratas y Republicanos acuerdan elevar el techo de gasto en un pacto de compromiso que no convence a nadie, mientras que en Europa se negocia un segundo paquete de rescate a Grecia, concretado sobre el papel en el Consejo del 21 de julio, pero cuya ejecución se pospone hasta después del verano, en una estrategia de ganar tiempo y evitar el inevitable contagio.

Agosto: Estados Unidos pierde la triple A

Tres días después de la votación del acuerdo fiscal en Estados Unidos, S&P retira a Estados Unidos la máxima calificación. Reacciones desordenadas y sensación de descoordinación a nivel global, los inversores huyen de los activos de riesgo, la FED anuncia el mantenimiento de los tipos de interés al 0% hasta 2013; en Europa ante los signos de contagio el BCE se ve obligado a reiniciar las compras de deuda, incluyendo en esta ocasión a España e Italia; Francia presenta un plan de austeridad ante los intensos rumores sobre la próxima pérdida de su triple A; el FMI alerta de la insuficiente capitalización de la banca europea; Brasil es el primero de los países emergentes en cambiar su política monetaria y baja sus tipos de interés.

Septiembre: operación Twist

Los países de la Eurozona van aprobando uno a uno la ampliación del EFSF (no sin algún sobresalto: Eslovaquia, Finlandia), mientras que la crisis europea escapa de control y se ve agravada por las discrepancias internas. Nueva dimisión en el BCE, donde no hay unanimidad sobre las compras de bonos periféricos. Circulan propuestas de lo más peregrinas para tratar de apalancar y aumentar la capacidad del EFSF con el fin de atajar la crisis que ya se extiende a toda la periferia y el FMI amenaza con descolgarse del rescate a Grecia si no se cumplen los objetivos acordados, país en el que estalla la violencia social. En Estados Unidos se estabilizan los indicadores de sentimiento económico y la FED lanza la operación Twist.

Octubre: nadie echará de menos a Trichet

A pesar del empeoramiento del clima económico en Europa y riesgo de credit crunch, en su última reunión con Trichet al frente del BCE, no se acuerda una bajada de tipos, aunque se implementan otras medidas de estabilización. En la cumbre del 27 de octubre se llega a un acuerdo que por primera vez parece incorporar a la solución los elementos necesarios para ser definitiva, solamente se echa en falta la implicación del BCE (a lo que se opone frontalmente Alemania). Las nuevas rebajas de calificación (Italia, España) y advertencia expresa a Francia sobre su triple A, coinciden con la aprobación de nuevas medidas de austeridad en numerosos países europeos.

Noviembre: Papandreu… Berlusconi… (tarjetas rojas)

Cuando Europa parece estar en vías de solucionar la crisis de deuda el primer ministro griego, Papandreu, sorprende a todos al anunciar un referéndum sobre el último plan de rescate, que da al traste con lo acordado en la última cumbre. Se habla abiertamente de la ruptura de la Eurozona y posible abandono de la misma por parte de Grecia. A partir de la cumbre del G20 del día 3 de noviembre se ha intensificado la presión sobre Papandreu y Berlusconi, que finalmente se ven forzados a dimitir y sus gobiernos son sustituidos por tecnócratas. Nuevos gobiernos también en Bélgica y España. Francia anuncia un nuevo plan de rescate orientado a conservar la máxima calificación crediticia del país. En su primera reunión con Mario Draghi al frente, el BCE rebaja los tipos de interés, en línea con la tendencia general de relajación de la política monetaria (Brasil, Tailandia, Indonesia, China, Australia). El 30 de noviembre los principales bancos centrales ponen en marcha una acción coordinada para facilitar la financiación en dólares, en un movimiento similar al realizado en 2008 como consecuencia de la quiebra de Lehman Brothers.

Diciembre: Europa a dos velocidades

El mes comienza con la advertencia el día 5 por parte de S&P de rebajar de manera masiva y generalizada el rating de todos los países europeos, una decisión que se conocerá de manera efectiva en enero. El BCE vuelve a rebajar los tipos de interés en 25 puntos básicos, adicionalmente a una batería de medidas encaminadas a facilitar la financiación interbancaria que emborracha de liquidez el sistema, aunque no está claro que el medio billón de euros puesto en circulación se traslade a la economía real. Una nueva cumbre implica al FMI para articular la ayuda a la Eurozona, con una estrategia más inmediata y operativa que las anteriores y sin la participación de todos los socios europeos (Reino Unido).

Nombres como Merkel, Sarkozy, Trichet, Lagarde, Berlusconi y Papandreu son algunos de los que han protagonizado los acontecimientos más relevantes durante estos meses para la economía real y financiera, y que sin duda también han condicionado lo que está por venir, en términos de riesgo y oportunidad, en 2012.

Anexo I: Un regalo de Reyes del "amigo americano" (para no olvidar lo inolvidable)

Un material periodístico de gran interés para "lectores conspirativos de la historia", que permite constatar (en su caso) la batalla de la triple A que se libra entre EEUU y el Reino Unido, en contra de los países miembros de la Unión Europea, instigada por The Wall Street Journal y Financial Times (tanto monta, monta tanto). ¡Así, se la gozan!

– La (des)Unión Europea: cómo se globalizó la crisis (The Wall Street Journal – 6/1/12)

(Por Charles Forelle y Marcus Walker)

Durante una reunión a puertas cerradas en Washington el 14 de abril, el esfuerzo de Europa por contener su crisis de deuda comenzó a desmoronarse.

En la mansión de 19 dormitorios del embajador francés, ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de las mayores economías del mundo escucharon a Dominique Strauss-Khan, entonces cabeza del Fondo Monetario Internacional, lanzar un ultimátum.

Grecia, el país que desató la crisis de deuda, necesitaría un rescate mucho mayor al planeado, indicó Strauss-Khan. A no ser que Europa aportara más efectivo, el FMI, que un año antes había acordado compartir la carga con los países europeos, no entregaría más ayuda para Atenas.

La advertencia causó una división entre los representantes de la zona euro sobre quién debería pagar para salvar a Grecia de la mayor bancarrota nacional de la historia. ¿Sólo los contribuyentes europeos? ¿O los bancos que le habían prestado a Grecia demasiado durante la burbuja de crédito global también deberían sufrir las consecuencias?

Al FMI no le importaba cómo, mientras todo quedara resuelto para mediados de año. "Necesitamos una decisión", afirmó Strauss-Khan.

Iba a ser un período fatídico para Europa. Una investigación de The Wall Street Journal, basada en más de dos decenas de entrevistas con autoridades de la zona euro, reveló la forma en que la unión monetaria cayó en la indecisión y no logró hacer frente ni a las preocupaciones inmediatas de los inversionistas ni a la debilidad fundamental que socavaba al euro. La consecuencia fue que una crisis en unas pocas economías pequeñas se convirtió en una amenaza para la supervivencia de la moneda común de Europa y un peligro para la economía global.

En abril, tras un año de drama y rescates, la zona euro parecía haber contenido la crisis inmediata a Grecia y otros países pequeños. De forma crucial, economías del bloque como España e Italia habían evitado la fuga desesperada de capitales.

Pero para julio, la división entre líderes de la zona sobre quién debía soportar la carga de la deuda de Grecia había llevado a los inversionistas a rehuir todos los países del euro con finanzas frágiles. Como un incendio fuera de control, la creciente incertidumbre amenazaba con envolver a todo el sur endeudado de Europa, arrasar con los recursos de su norte más rico y destruir el símbolo del sueño europeo de unidad, su moneda común.

Ahora, cuando los líderes del bloque se apresuran a labrar una alianza política más cercana, la lección de ese período se amplifica. La confianza del inversionista en la deuda pública es parte del cimiento del que dependen todos los estados. Y en la moneda común europea -un experimento único con el sustento de 330 millones de personas- los países ganarán o perderán esa confianza juntos.

La disputa en la reunión de Washington dividió a dos de los grandes hombres del continente, ambos nacidos en 1942 y ambos entre los padres del euro.

Wolfgang Schäuble, el ascético e irascible ministro de Finanzas de Alemania, comprendió el ultimátum del FMI. La zona euro debía idear un segundo paquete de rescate para Grecia para mediados de año, justo un año después de acordar un préstamo por 110.000 millones de euros, o US$ 140.000 millones.

Pero entonces, afirmó Schäuble: "No podemos simplemente comprar la parte de los inversionistas privados" con dinero de los contribuyentes. Los tenedores de bonos de Grecia tendrían que prestar más dinero, propuso Schäuble, en vez de tomar el pago por los bonos cuando venzan.

Jean-Claude Trichet, el cortés presidente francés del Banco Central Europeo, advirtió que no era conveniente obligar a los bonistas a aportar más dinero, lo que definitivamente retrasaría el pago. "Los inversionistas evitarían todos los bonos de la zona euro", dijo.

La reunión de abril terminó sin conclusiones.

El debate sobre obligar a los bonistas a contribuir al nuevo rescate para Grecia -conocido como involucramiento del sector privado- dividió a los países de la zona euro.

Alemania tenía aliados. En Holanda y Finlandia, gobiernos nuevos les habían prometido a los votantes que no pagarían por los problemas en países mediterráneos menos frugales. Romper esas promesas podría causar rebeliones en el Parlamento.

Pero Francia se sumó al BCE a la hora de resistirse a compartir la carga con los tenedores de bonos.

Tres semanas después de la reunión en Washington, el viernes 6 de mayo, irrumpió el pánico. El semanario alemán Der Spiegel reportó que Grecia pensaba abandonar la zona euro, y que las autoridades sostendrían una reunión secreta esa noche en Luxemburgo. El informe era cierto a medias. Hubo una reunión, pero Grecia no iba a marcharse.

Dentro de una casa de campo, altos funcionarios de la zona euro le dijeron al ministro de Finanzas de Grecia que esperaban más austeridad y reformas más rápidas a cambio de un nuevo paquete de ayuda.

Entonces Schäuble dijo que quería hablar sobre cómo funcionaría compartir la carga con los bonistas. Trichet, habitualmente de modales serenos, perdió la paciencia. "Quiero dejar sentada mi posición", insistió. "No estoy de acuerdo con que se involucre el sector privado, así que no tomaré parte en una discusión sobre los detalles prácticos".

La determinación de Trichet fue vital. Si el BCE dejaba de aceptar los bonos griegos como garantía por sus préstamos a bancos debido a que los bonos estaban en cesación, entonces los bancos griegos, que estaban llenos de los bonos de su gobierno, se quedarían rápidamente sin efectivo y colapsarían. Eso aumentaría radicalmente el costo de un rescate.

En Grecia, se iniciaba una nueva ola de huelgas y protestas masivas. Los manifestantes, enojados sobre la imposición europea de más recortes del gasto y aumentos de impuestos, chocaron con la policía frente al Parlamento de Atenas en las protestas más extensas y violentas en un año.

El jefe del FMI debía hablar del tema con la canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín el 15 de mayo, y con ministros de la zona euro en Bruselas al día siguiente.

Strauss-Khan no pudo asistir. La policía de Nueva York lo sacó del avión con destino a París en el que se encontraba y lo acusó de atacar sexualmente a una mucama de hotel. (Los cargos fueron retirados luego, y los fiscales afirmaron que dudaban de la confiabilidad de la mucama).

El FMI envió a Bruselas un funcionario de menor rango, quien no tenía peso para apartarse del plazo impuesto por el Fondo.

El 1 de junio, el segundo de Schäuble, Jörg Asmussen, presentó un plan alemán durante una reunión de autoridades de Finanzas en Viena, en el palacio de Hofburg. Implicaba presionar a los bonistas griegos para que canjearan su deuda griega por nuevos bonos que vencerían mucho más adelante. Eso recortaría la cantidad de financiación que Grecia necesitaría de los contribuyentes europeos.

Grecia se sumergía en el caos. La exigua mayoría del acorralado primer ministro, George Papandreu, se desgastaba. El 15 de junio, una manifestación en la plaza central de Atenas se salió de cauce.

Solo en su oficina, Papandreu llamó al líder de la oposición parlamentaria y ofreció abrir el camino hacia un gobierno de unidad nacional. Las conversaciones fracasaron, y el gobierno griego siguió adelante muy debilitado.

Incluso Merkel tenía algunas dudas sobre la férrea insistencia de su ministro de Finanzas en que los bonistas griegos soportaran pérdidas. El 17 de junio, conversó sobre un plan más suave con el presidente francés Nicolás Sarkozy: un acuerdo de caballeros por el cual los bonos griegos serían pagados pero los bonistas se ofrecerían a comprar otros nuevos.

Schäuble se plantó. El veterano político conservador era el mayor partidario en Berlín del sueño europeo, pero también era el guardián de las finanzas de Alemania.

Cuando los ministros de Finanzas se volvieron a reunir el 20 de junio, Schäuble fue más allá. Debería decírseles a los bonistas griegos que no sólo deben aceptar un retraso en el pago, sostuvo, sino también perdonar parte de la deuda griega.

A medida que la economía griega avanzaba hacia una caída libre, sus deudas aumentaban más allá de la capacidad del país de pagar, sostuvieron los alemanes y sus aliados del Norte. Trichet y los países del Sur se resistieron. Las conversaciones se prolongaron durante horas. Los ministros sabían que no podían irse sin lograr algún tipo de acuerdo.

El Parlamento griego debatió las medidas de austeridad adicionales que pedía Europa.

Europa no había resuelto cómo mantener a flote a Grecia. El FMI -cuya demanda de una decisión había desatado toda la discusión- suavizó su ultimátum. Funcionarios del Fondo sostuvieron que estaban satisfechos con que Europa ideara algún tipo de rescate nuevo, y le envió a Grecia su ayuda el 8 de julio.

No fue suficiente para calmar a los mercados. La venta generalizada en los mercados de bonos obligó a los líderes a convocar a una cumbre de emergencia el 21 de julio.

Decidida a no permitir que la cumbre culminara sin un acuerdo, Merkel invitó a Berlín a Sarkozy, quien se oponía a la propuesta alemana sobre pérdidas para los bonistas.

Finalmente, Sarkozy afirmó que aceptaría que se involucrara el sector privado, si Merkel dejaba de oponerse a darle al fondo de rescate de la zona euro amplios poderes para comprar deuda de países débiles directamente y tomar medidas para proteger a países como España e Italia contra el contagio en el mercado de bonos. Merkel accedió.

A regañadientes, Trichet dio su aprobación. Pero fijó condiciones. Los gobiernos deberían asegurar los bonos griegos contra cesación de pagos para que el BCE pudiera continuar aceptándolos como colateral. Y deberían dejar en claro que ningún otro país excepto Grecia podría reestructurar su deuda.

Cuando los líderes de reunieron en la cumbre, Merkel admitió que el fantasma de las pérdidas para los bonistas estaba causando agitación en los mercados. Pero, indicó, reducir parte de la deuda griega era esencial.

Los 17 países del euro debieron acordar la participación del sector privado. Pero ante los cálculos de que el plan reduciría la deuda griega en sólo 19.000 millones de euros sobre más de 350.000 millones de euros en total, el primer ministro holandés, Mark Rutte, no quiso seguir adelante.

Horas más tarde, los líderes emitieron un comunicado. Para apaciguar a los que se resistían, mencionó los puntos clave de forma amplia y sin expresar compromiso; ofrecía la posibilidad de garantías para Finlandia (que quería más colateral a cambio de más crédito para Grecia) y describía el complejo acuerdo sobre bonistas en unas pocas oraciones y un lenguaje vago que le traería problemas al bloque más adelante.

Funcionarios tuvieron problemas para explicar el nuevo rescate griego y las pérdidas para bonistas. Analistas bancarios emitieron informes imprecisos.

La confianza de los inversionistas tambaleó cuando se hizo evidente que el compromiso alcanzado por Europa incluía lo peor de ambos mundos. Grecia sería empujada a un incumplimiento histórico: la primera vez en casi 60 años que un país desarrollado de Occidente no podía pagar sus deudas. Pero la cesación era tan pequeña que a Grecia aún se quedaba con una agobiante carga de deuda.

Y luego los funcionarios europeos se fueron de vacaciones. Los bonistas no. Huyeron en masa.

Paper – El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I (Mayo 2012)

Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento o centrarse en reducir el déficit público (¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana y… la "deuda" social?)

Vergüenza de ser europeo: los "vigilantes de los bonos" marcan el camino de la UE

"La zona euro necesita un prestamista de último recurso para apoyar a los países que son solventes pero que potencialmente carecen liquidez, como España e Italia, dijo el director de ratings soberanos de Fitch"… Fitch propone que el BCE actúe como la Fed y el Banco de Inglaterra (El Economista – 21/10/11)

¿Comienza la mano de Draghi a "mecer la cuna"? (Goldman Sachs "dictat")

En Europa se debate sobre las mayores o menores necesidades de capital, pero ya no sobre posibles problemas de liquidez del sistema financiero en el medio plazo, pese a los elevados vencimientos que debe afrontar la banca el año que viene y la situación actual en la que se encuentran los mercados mayoristas de financiación. La razón: el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto en marcha nuevas medidas que evitarán cualquier problema en este sentido.

Las subastas

– El BCE ha inyectado dinero tradicionalmente a plazos de entre una semana y tres meses, pero de forma limitada.

– Con la crisis, a partir de finales de 2008, el BCE abrió la barra libre de liquidez y prestaba a tipo fijo todo el dinero que le pedía la banca.

– Además, aumentó los plazos de las subastas, a seis y doce meses. En 2009, celebró tres a 12 meses.

– De nuevo, ha tenido que prestar dinero a seis meses -lo hizo en agosto 2011- y a doce meses -el 19 de octubre y el 21 de diciembre-.

– El BCE mantendrá la barra libre hasta, al menos, junio de 2012.

El BCE retoma así la estrategia que puso en marcha tras la quiebra de Lehman Brothers y con la que evitó un colapso de liquidez. En 2009, el BCE celebró tres subastas a doce meses. En la primera, en junio de ese año, prestó un récord de 442.240 millones de euros a 1.121 firmas. Después, realizó otras dos subastas a ese plazo, aunque con menos demanda. Y, debido a la mejora del mercado durante 2010, fue retirando esas medidas que la institución ha calificado de "extraordinarias".

Estas nuevas subastas beneficiarán a toda la banca europea, que recibirá el dinero que pidan, a cambio de un activo que pongan como garantía, normalmente deuda pública.

Además de celebrar nuevas subastas a un plazo de doce meses, el BCE retomará la compra de covered bonds. Invertirá 40.000 millones tanto en el mercado primario como secundario entre noviembre de este año y octubre de 2012. Cuando aplicó esta medida entre mayo de 2009 y junio de 2010, las entidades financieras pudieron volver a emitir cédulas a unos costes más bajos.

Los bancos europeos pueden acudir a las subastas si a cambio otorgan un activo que actúa como aval o garantía. El BCE aplica una penalización o haircut a estos activos en función de su calidad. La deuda pública se encuentra en el grupo de la mejor valorada y la penalización se reduce a en torno el 10,5% según el rating.

Es decir, si un banco pide 100 millones en la subasta y usa deuda pública como aval, el BCE le presta en torno a 89,5 millones. No ocurre así con las cédulas ni mucho menos con otros activos, como las titulizaciones o fondos que emiten deuda respaldada por un paquete de préstamos. Sin embargo, la institución monetaria va a rebajar la penalización que aplica a las titulizaciones en las subastas desde el 16% actual (octubre 2011), según informa Bloomberg. Eso sí, a cambio, las entidades deberán proporcionar información más detallada de los préstamos que avalan la deuda de esas titulizaciones.

El mercado de titulizaciones es uno de los que más han sufrido desde el estallido de la crisis financiera en el verano de 2007. Se trataba de una de las vías más usadas en España para financiar el crecimiento del crédito, pero, desde esa fecha, todo lo que ha emitido la banca se lo ha quedado en balance para usarlo como garantía en las subasta del BCE, y apenas han conseguido colocar este tipo de deuda entre inversores.

Las cifras del salvataje a los bancos (el dinero público lanzado desde el helicóptero)

Los datos recopilados y puestos a disposición del público por la agencia de noticias Bloomberg, que llevó a juicio (y ganó) a la Reserva Federal para tener acceso a los mismos, dicen lo siguiente:

En total, 407 entidades financieras de todo el mundo acudieron a siete programas distintos de crédito. En el punto más alto de la demanda de crédito, el 5 de diciembre de 2008, las entidades llegaron a pedir 1,2 billones de dólares a la Reserva Federal.

Bloomberg añade que la cantidad máxima de fondos que la Fed llegó a comprometer fue de 7,7 billones de dólares.

En respuesta a la pregunta más votada por los internautas, acerca del dinero que se ha gastado Europa para rescatar bancos desde 2008, Barroso afirmó que la UE ha invertido al menos 500.000 millones de euros de manera directa para salvar entidades y garantizar las inversiones y ahorros de los ciudadanos.

Además, apuntó que el montante asciende a un billón de euros si se tienen en cuenta las garantías, y cuatro billones contando todo el conjunto de medidas puesto en marcha para encarrilar la economía europea, un dinero que han pagado los contribuyentes.

Estado de situación (informe forense): "Hay bancos insolventes que respaldan a países insolventes que, a su vez, respaldan a bancos insolventes"… (begin the beguine).

Europa en la UVI, el sacerdote al pié de la cama, y los "cinco sabios" visten de luto…

"Lo acaban de decir los "cinco sabios alemanes" en un documento que este miércoles entregaron a Ángela Merkel. Europa se enfrenta sin armas suficientes al "círculo vicioso" de una deuda soberana sin control y una crisis bancaria que está lejos de resolverse. Y la solución que aportan es sugerente: crear un fondo de amortización de deuda a escala europea dotado con 2,3 billones de euros"… Europa, al borde del K.O. (El Confidencial – 10/11/11)

edu.red

Su función sería adquirir toda la deuda pública superior al 60% del PIB de cada país, el umbral que se considera sostenible. Como contrapartida, sus gobiernos se comprometerían a asumir un plan de austeridad fiscal destinado amortizar esa deuda "sobrante" en un plazo de 20 o 25 años. Pasado ese tiempo, y una vez que se hayan reducido los niveles de endeudamiento hasta unos niveles manejables, el fondo se disolvería.

¿Y cómo se financiaría? Cada país afectado aportaría como garantía parte de sus reservas de oro y de la recaudación obtenida a través de una sobretasa aplicada a nivel nacional, bien sobre el IVA o el Impuesto sobre la Renta. El programa de compra de bonos sería garantizado por el conjunto de la UE en función del tamaño de cada país. Italia tendría el mayor porcentaje, el 41%, y Alemania el 25%, según Financial Times.

La solución, según los "cinco sabios alemanes", no pasa por acelerar la compra de bonos por parte del BCE, la reivindicación permanente de los periféricos. "El programa de compra de bonos desmantela la disciplina de los mercados sin haber fijado previamente ninguna alternativa disciplinaria en su lugar", señalan los economistas germanos, que al tiempo hacen una advertencia, según Europa Press. El Banco Central Europeo de Mario Draghi "está traicionando su credibilidad al caer bajo la sospecha de estar monetizando la deuda soberana".

La propuesta de los cinco sabios -el consejo de economistas que asesora a la canciller- está ya sobre la mesa de Merkel, pero nada indica que vaya a salir adelante. De hecho, el 9/10, la canciller dijo la propuesta de "colectivizar" las deudas que están por encima del 60% del PIB choca contra las constituciones nacionales y los tratados europeos.

Y no saldrá, además, en un contexto como el actual, en el que los gobiernos están desbordados por los acontecimientos. La cumbre del G20 de la primera semana de noviembre en Cannes forma parte ya del pleistoceno, y la amenaza real ahora es la ruptura descontrolada del euro en un contexto macroeconómico dramático. Como sostiene el periodista italiano Paolo Messa, Grecia puede ser el fusible, pero es Italia la bomba que puede hacer explotar el euro y quizá toda la Unión Europea.

Hasta ahora se consideraba que la ruptura del euro no formaba parte de la agenda, pero ahora lo que preocupa es que se haga de forma caótica y desordenada habida cuenta de que si algo está claro es que Italia (550 puntos de diferencial con Alemania) y España (412 puntos) son irrescatables. El 20,6% de la deuda pública española vence en el año 2012 (unos 150.000 millones de euros incorporando el déficit previsto) y el 23,5% de la italiana habrá que renegociarla en 2012 (por encima de los 400.000 millones de euros).

No es de extrañar, por eso, que, según Reuters, Francia y Alemania estén explorando ya la posibilidad de una Europa "a dos velocidades" la vieja amenaza para los países periféricos que se planteó al comienzo del euro. Y que no se plasmó, precisamente, porque los periféricos, y de forma sorprendente, cumplieron las condiciones de Maastricht. Fuentes oficiales de Bruselas situaron esas discusiones "a nivel intelectual", pero en ningún caso se han constituido grupos de trabajo. En todo caso, lo que está claro es que hasta hace bien poco esta posibilidad era un ejercicio de política ficción, y ahora es real.

En la práctica, esa Europa a "dos velocidades" ya existe en términos de financiación de los tesoros nacionales. El 7/11, Alemania pudo emitir bonos a seis meses a un increíble 0,08%, mientras que el bono alemán a diez años se encuentra en el 1,8%, cerca de su mínimo histórico. La situación de su tesorería es tan holgada que en 2012 únicamente tendrá que renegociar el 1,5% de su deuda, la mitad que España.

La situación es tan crítica, que el especulador y filántropo George Soros habla ya de que la crisis de deuda soberana conduce al mundo a otra Gran Depresión. Mientras que Christine Lagarde, la directora gerente del FMI, habla ya sin tapujos de que Europa se enfrenta ya a una "década perdida", similar a la latinoamericana durante los años 90.

Sobre todo si se tiene en cuenta que, en paralelo a la crisis de deuda soberana, continúa sin resolverse el problema de la solvencia bancaria. Y hay que tener en cuenta que, según un informe de Credit Suisse, 16 grandes bancos europeos tienen en sus balances activos inmobiliarios "potencialmente sospechosos" por valor de 386.000 millones de euros, incluso por encima de los 339.000 millones que poseen en deuda periférica (España, Portugal, Grecia e Irlanda). Los bancos alemanes, franceses y británicos, pese a que han reducido su exposición entre un 30% y un 50%, son los más expuestos.

El gran reto en tres gráficos

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El "cuento moralista" de los austeros alemanes ("Das mädchen" Angie y los cinco sabios)

(Medicina medieval. Hay que sangrar al paciente para que se cure. Que los gastadores paguen por sus excesos con dolor y sacrificio. La "ley seca" de la Unión Europea)

(Febrero de 2011) Merkel lanza su "Pacto de Competitividad" para los E.U. de Europa

"Angela Merkel ha dejado claro este jueves, durante su visita a Madrid con motivo de la Cumbre Bilateral Hispano-Germana, que su objetivo no es sólo solucionar la situación actual, en la que la estabilidad del euro peligra como consecuencia del comportamiento de algunos de los países del área (Grecia, Irlanda, Portugal, España…). La finalidad de la canciller alemana es salir de esta crisis con un conjunto de normas completamente renovado que impidan la repetición de las turbulencias de los últimos meses"… Merkel avanza en Madrid su plan para crear los 'Estados Unidos de Europa' (Libertad Digital – 4/2/11)

La Europa de Merkel: queda prohibido traspasar el déficit estructural del 0,5%

"El comunicado conjunto de los jefes de Estado de la zona euro consagra la prohibición de que los países no puedan traspasar el umbral del 0,5% de déficit estructural y advierte que habrá "consecuencias automáticas" para aquellos que superen el 3% de déficit presupuestario. Los líderes apoyan introducir la regla de oro sobre equilibrio presupuestario en las constituciones y crear un mecanismo de corrección automática para casos de desviación"… El déficit estructural no podrá superar el 0,5% (Cinco Días – 9/12/11)

Paper – El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte II (Junio 2012)

Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento o centrarse en reducir el déficit público (¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana y… la "deuda" social?)

Recuperar el crecimiento

(Agosto 2011) Los líderes políticos insisten en que el crecimiento económico aliviará el dolor causado por el ajuste fiscal y por las medidas de austeridad que conlleva. Pero esta afirmación se basa más en la esperanza que en la confianza, ya que el crecimiento económico prácticamente ha desaparecido en todo el mundo desarrollado. El segundo trimestre del año (2011) ha sido horrible para los países (anteriormente) ricos.

Las tasas de crecimiento anualizado del PIB -1,3% en EEUU, 0,8% en la eurozona y el Reino Unido, 0,5% en Alemania, 0% en Francia y -1,2% en Japón- son muy inferiores al crecimiento del 1,5%-3% considerado como una tasa sostenible a largo plazo.

Este estancamiento todavía es peor si se tiene en cuenta el contexto histórico. Después de una recesión profunda debería tener lugar una recuperación fuerte, al utilizar la mano de obra y el capital que no se emplearon durante los años de vacas flacas. Pero esto no está sucediendo.

Un periodo de cuatro años sin crecimiento económico se considera una Depresión Menor. Para los gobiernos con una deuda excesiva esta situación crea una paradoja dolorosa. Las reducciones del gasto y las subidas de impuestos reducen los déficits, pero también reducen el crecimiento, lo que hace que los déficits aumenten. Este último efecto ha predominado sobre el primero en Japón.

Los grandes déficits fiscales que tuvo el país en los años posteriores a su crisis financiera dieron lugar a mayores déficits a medio y largo plazo. Ahora, más de 20 años después, la deuda japonesa sigue aumentando y el crecimiento continúa siendo bajo.

La paradoja es especialmente peligrosa para la eurozona, en la que el bajo crecimiento económico se añade a la dificultad de resolver la crisis de la deuda soberana. Debido a la falta de crecimiento, es probable que Alemania y otros países acreedores sean aún más reacios a continuar rescatando a Grecia y a otros países con problemas de deuda.

El bajo crecimiento complica la crisis fiscal de la zona euro (una paradoja dolorosa)

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Pero todos los países ricos se enfrentan más o menos al mismo dilema. La adición de más deuda gubernamental debido a los estímulos a corto plazo podría prolongar sus Depresiones Menores.

Si el crecimiento no repunta de manera fuerte bastante pronto, podría ser necesario empezar a pensar en adoptar medidas de reajuste financiero más radicales, como una mayor inflación o una mayor cancelación de la deuda. Estas políticas son desagradables y arriesgadas, pero las alternativas podrían ser todavía peores.

¿Cuáles son las medidas necesarias para recuperar el crecimiento económico?

(Enero 2011) En el comienzo de un ejercicio que se prevé complicado, Saxo Bank ha lanzado sus previsiones para 2011. La firma de análisis cree que lo más probable es que continúe la recuperación relativamente débil durante este año en las principales economías y se muestra preocupada por la posibilidad de que esta recuperación siga cimentándose sobre unas bases poco saludables como son una deuda pública inmensa y un sustento artificial suministrado por las imprentas de los bancos centrales y las argucias contables.

Por este motivo, Saxo Bank ha presentado un decálogo con los diez pasos necesarios para que las principales economías desarrolladas recuperen una senda saludable. La casa de análisis considera que un movimiento en esta dirección al comenzar el año sería una gran victoria para la economía. Las diez medidas son:

1. Todos los activos bancarios deben valorarse a precios de mercado.

2. Los bancos que al valorarse a precios de mercado resultaran ser insolventes deberían liquidarse a través de un proceso concursal clásico. En el caso de que fueran demasiado grandes para caer, deberían ser nacionalizados para posteriormente amortizar todas las participaciones de los accionistas, dejar que los titulares de bonos se anoten pérdidas, convertir los bonos en acciones y después reflotar el banco con nuevas acciones.

3. Deberían eliminarse todas las garantías gubernamentales a favor del sector financiero.

4. El consejo de administración de los bancos debería responder personalmente si el banco que gestiona resulta ser insolvente.

5. Todos los presupuestos estatales deberían equilibrarse inmediatamente como mínimo a base de recortes en el gasto.

6. Los gobiernos deberían realizar recortes fiscales drásticos a dos años vista.

7. Los bancos centrales deberían endurecer las políticas monetarias para estimular el ahorro y desalentar la financiación mediante deuda.

8. Los gastos por intereses no deberían ser deducibles fiscalmente, para no fomentar el exceso de financiación a través del crédito.

9. Cualquier deflación resultante debería ser una buena noticia, al constituir una forma de obtener productos más baratos y restaurar la competitividad de las exportaciones.

10. También se debería permitir la bajada de salarios, porque los costes laborales unitarios son demasiado elevados en el mundo occidental.

(Febrero de 2011) Gordon Brown, que fue Primer Ministro (2007-2010) y ministro de Hacienda (1997-2007) del Reino Unido. Autor de Beyond the Crash: Overcoming the First Crisis of Globalisation ("Más allá del desplome. La superación de la primera crisis de la mundialización"), decía en un artículo publicado por Project Syndicate, el 3/2/11:

"Con el plan de inversiones de Obama se pondría la primera piedra para un acuerdo mundial oficial que brinde altos niveles de crecimiento a todos los confines del mundo y cree millones de nuevos puestos de trabajo. Conforme a dicho acuerdo, Europa se uniría a los EEUU para aumentar los niveles de inversión, complementando la iniciativa del "lanzamiento de un cohete lunar" por parte de los Estados Unidos con un programa de reforma estructural encaminado a crear una economía digital, verde, energéticamente eficiente y competitiva, mientras que China desempeñaría su papel aumentando su consumo. Creo que semejante acuerdo podría incrementar la economía mundial en un 3 por ciento, aproximadamente, de aquí a 2014… y sacar a cien millones de personas de la pobreza

Occidente debe proponer que, si el consumo de China aumenta en entre dos y cuatro puntos porcentuales de su PIB durante los tres próximos años (cosa enteramente posible, al ampliar su red de seguridad social, reducir los impuestos y poner al alcance de sus ciudadanos de a pie la propiedad de una vivienda), los Estados Unidos y Europa incrementarán su inversión pública en cantidades similares. Si otros países asiáticos hacen lo propio y acuerdan crear un campo de juego igual para todos los exportadores, podríamos crear unos 50 millones de puestos de trabajo suplementarios…

Mí extrapolación del modelo del FMI muestra que los países occidentales pueden incrementar en gran medida su crecimiento del PIB a largo plazo aumentando sus niveles de inversiones de capital a lo largo de un período de tres años. Un estímulo anual equivalente a tan sólo el 0,3 por ciento del PIB rendiría un beneficio en los EE.UU. de 0,8 por ciento en crecimiento económico en su punto máximo en 2013 y de 0,4 en Europa"…

(Julio 2011) Lawrence Summers, que fue Secretario del Tesoro de la Administración Clinton, asesor económico del presidente Obama de 2009 a 2010, catedrático de económicas en Harvard, decía en un artículo publicado por Project Syndicate, el 6/7/11):

"¿Qué hacemos pues? No hay tiempo para fatalismos ni para programas políticos tradicionales. La ironía capital de la crisis económica es que aunque provocada por un exceso de confianza, un endeudamiento y un préstamo relajados, y un gasto importante, sólo se resolverá mediante mejoras paulatinas de la confianza, el endeudamiento y el préstamo, y el gasto.

Constituye mala política económica aplazar el mantenimiento de las infraestructuras cuando los tipos a 10 años están por debajo del 3% y el paro en la construcción roza el 20%.

La legislación en otros terrenos debería tener en cuenta la falta de demanda que es el rasgo definitorio de nuestra economía. La administración Obama está llevando a cabo una labor importante modernizando el control de las exportaciones, promoviendo en el extranjero los productos estadounidenses y dialogando y constituyendo acuerdos comerciales.

Mucho más se podría lograr a través de cambios en la política de inmigración, por ejemplo, para promover el turismo en la misma medida que la educación y los servicios sanitarios. Los recientes decretos presidenciales con respecto a la relajación de marcos de regulación inútiles deberían ser implantados rigurosamente para respaldar la confianza.

La mayor amenaza a la valoración crediticia del país es un periodo prolongado de crecimiento lento que, al igual que en el sur de Europa, hace que se disparen los cocientes de deuda en relación al PIB. El debate en torno a las medidas a medio plazo encaminadas a contener el gasto y elevar la recaudación ha de acompañarse del hincapié en el crecimiento a corto plazo"…

(Julio 2011) Luis Garicano, catedrático de Economía y Estrategia, en el Departamento de Empresas y Economía, en la London School of Economics y Director de la Cátedra FEDEA McKinsey, decía en un artículo publicado por Fedea el 28/7/11:

"El crecimiento económico engrasa las interacciones políticas. Sin crecimiento económico, estamos en un mundo de suma cero, en el que lo que yo gano es lo que tú pierdes. El compromiso en tal mundo es muy difícil, y los conflictos son recurrentes y cada vez más violentos. Esta falta de crecimiento está detrás, en mi opinión, de los crecientes problemas de reparto en la EEUU, en la UE, y de los de nuestro estado de las autonomías…

El mundo occidental, o al menos buena parte de él (EEUU, RU, Zona Euro) están experimentando las consecuencias de un período de estancamiento que empieza a ser prolongado. Y el resultado es que la política puede parecerse demasiado a la de la edad media, si lo que unos ganan es lo que les quitan a los otros, entonces mejor juntarme con los míos y defender lo mío a muerte.

En el caso de EEUU, el conflicto distribucional es entre los que pagan impuestos y los que reciben gasto social. Reducir la deuda es tratar de distribuir el peso entre unos y otros, y de momento ambos se niegan en redondo a ser los paganos.

En la Unión Europea, se trata igualmente de ver quién va a pagar la factura elevada de un endeudamiento excesivo, pero el reparto es geográfico, no social: el reparto debe incluir a los ciudadanos de la periferia (de momento, Grecia, Portugal e Irlanda), los bancos de la EZ, y los ciudadanos del Norte.

Si no conseguimos poner de nuevo relativamente deprisa a occidente en una senda de crecimiento, nos podemos sorprender de la velocidad con la que el barniz de civilización y de diálogo que damos por hecho desaparece en nuestros países y es reemplazado por tribalismo, nacionalismo, y populismo".

(Septiembre 2011) Michael Spence, premio Nobel de Economía, profesor de Economía en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, miembro visitante distinguido del Consejo de Relaciones Exteriores, e investigador superior en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford. Su último libro es The Next Convergence – The Future of Economic Growth in a Multispeed World (La próxima convergencia: el futuro del crecimiento económico en un mundo de diferentes velocidades), decía en un artículo publicado por Project Syndicate el 21/9/11:

"A medida que la economía estadounidense continúa chisporroteando tres años después de que erupcionó la crisis financiera global, algo va quedando en claro: los Estados Unidos no puede generar mayores tasas de crecimiento del PIB y del empleo sin que exista un cambio en la mezcla de los componentes de la economía domésticos y aquellos orientados a la exportación. Por encima de todo, esto requerirá de un cambio estructural y de mayor competitividad en un sector transable ampliado…

De hecho, la evolución estructural de la economía de EE.UU. durante las últimas dos décadas ha hecho que la demanda externa sea más inaccesible sino se amplía el alcance del sector transable. El exceso de demanda interna que sustentó esta evolución ya desapareció, de manera permanente. Cuando se complete el desapalancamiento en el sector hogares, el gasto interno puede recuperarse, pero la tasa de ahorro no volverá y no debería volver a cero…

¿Qué ajustes estructurales son necesarios y cómo se producirán? El ritmo y la eficacia de la adaptación estructural serán determinados no sólo por los incentivos para el sector privado y las fuerzas del mercado, sino también por la reforma del gobierno y la inversión.

Con altas tasas de desempleo en muchas partes del mercado de trabajo, la presión a la baja sobre los salarios agravará aún más la ya desigual distribución del ingreso. Los mercados de trabajo con el transcurso del tiempo se despejarán, pero esto sucederá de forma lenta y dolorosa, debido al vacío en capacidades y otros desajustes de corto plazo.

El gobierno no puede resolver el problema por sí solo, ni mucho menos hacer que el problema desaparezca de la noche a la mañana. Pero el gobierno puede tomar medidas que mejoren la productividad, los rendimientos de las inversiones, y las condiciones para la innovación, a través de lo cual se incremente el ritmo y se mejoren los resultados a largo plazo del ajuste estructural.

Para ser viables, las medidas de política deben incluir una reforma tributaria integral, un programa de reducción de déficit equilibrado; inversión en educación, mejora de capacidades, infraestructura, y tecnología; y una política energética plenamente desarrollada que prevea el aumento relativo de los precios de energía a medida que el crecimiento de los mercados emergentes haga crecer la economía global a tres veces su tamaño actual durante el próximo cuarto de siglo.

Para lograr el máximo impacto, la selección de algunas de estas inversiones deberá llevarse a cabo en colaboración con el sector privado (empresas y trabajadores). Al fin de cuentas, en ellos es donde más a menudo se encuentra conocimientos relevantes sobre las mejores oportunidades"…

(Septiembre de 2011) Tim Jackson de la Universidad de Surrey, decía en un artículo publicado por BBCMundo, el 29/9/11:

"La crisis económica se nos presenta como una oportunidad única para invertir en el cambio, barrer las creencias en el beneficio a corto plazo que fueron una plaga durante décadas. Y para el compromiso, por ejemplo, en una reforma radical de las disfuncionales instituciones de los mercados de capitales.

La especulación sin trabas en materias primas y derivados financieros, llevaron al mundo financiero al filo del colapso hace tres años. Es necesario que sea remplazado por un más duradero y lento sentido de las finanzas: inversión sólida en activos productivos, en tecnologías limpias de bajas emisiones de carbono, en salud y educación, en viviendas de calidad y en sistema de transporte eficientes, en espacios públicos abiertos. Es decir, inversión en el futuro de las comunidades.

El empresariado también debe ser revisado. Obtener beneficios a expensas de los contribuyentes es inmoral. La mano invisible del mercado debe ser domesticada y puesta al servicio del pueblo. Los ejecutivos más previsores de las empresas más visionarias ya entienden estas demandas. La empresa social está comenzando a prosperar en la economía post-crisis.

Arreglar la economía es sólo parte de la batalla. También tenemos que confrontar la lógica del consumismo. Los días de gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para impresionar a personas que no nos importan deben terminar. Vivir bien es buena nutrición, un hogar decente, buenos servicios públicos, comunidad estable y un empleo satisfactorio.

La prosperidad, en todos los sentidos de la palabra, trasciende las preocupaciones materiales, reside en el amor de nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos y la fuerza de nuestras comunidades, en nuestra capacidad para participar en la vida en sociedad, en tener un propósito para darle sentido a la vida. El desafío para nuestra sociedad es crear las condiciones para que hacer esto posible".

(Octubre 2011) Jomo Kwame Sundaram, subsecretario general para el desarrollo económico en las Naciones Unidas, galardonado en 2007 con el premio Wassily Leontief por sus trabajos en pro de la ampliación de las fronteras del pensamiento económico, decía en un artículo publicado por Project Syndicate, el 20/10/11:

"Hasta ahora, la comunidad internacional no ha conseguido encontrar arreglos eficaces y equitativos para la reestructuración de las deudas soberanas, a pesar de las consecuencias claramente problemáticas e inhabilitantes de las crisis de deuda pública del pasado. Esto impide aplicar medidas de alivio oportunas para los problemas de endeudamiento y pone trabas a la recuperación.

Los altos niveles de deuda pública también se emplean en muchos países desarrollados como argumento para justificar una mayor austeridad fiscal. Pero en vez de ayudar, este ímpetu en recortar presupuestos está revirtiendo los esfuerzos de recuperación anteriores. En un momento en que la demanda del sector privado todavía es débil, la austeridad no sirve para acelerar la recuperación, sino que la frena, y de hecho ya produjo una reducción del crecimiento y del empleo. Y aunque los mercados financieros insistan en reducir el déficit, la reciente desvalorización de acciones y bonos (que es reflejo de una falta de confianza) sugiere que los mercados también son conscientes de lo perjudicial que es llevar a cabo una consolidación fiscal en épocas de insuficiencia de la demanda privada.

Quienes se oponen a las políticas de estímulo fiscal aducen, cínicamente, que cualquier iniciativa similar está destinada al fracaso, y para demostrarlo presentan como prueba… ¡los recortes impositivos aplicados por el ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush! Otros señalan que los intentos de la Reserva Federal de los Estados Unidos de lograr un "alivio cuantitativo" no han tenido demasiado resultado. Se dice ahora que los "estabilizadores automáticos" de Europa (que sin duda mitigan el impacto de la crisis) alcanzarán para garantizar la recuperación, a pesar de que existen pruebas concluyentes en sentido contrario.

Un crecimiento más lento implica caída de los ingresos y una aceleración de la espiral descendente. El déficit actual de la mayoría de los países desarrollados refleja la reciente merma de la recaudación impositiva que siguió a la disminución del crecimiento, así como el alto costo de los paquetes de rescate destinados al sector financiero"…

Por desgracia, las políticas actuales se justifican diciendo que son alternativas "promercado", aunque en realidad terminan siendo procíclicas. Pero lo que se necesita con urgencia son medidas, instituciones e instrumentos anticíclicos.

Los líderes mundiales parecen estar prisioneros de los intereses financieros y de sus socios, medios de prensa, ideólogos y magnates con suficiente influencia política para asegurarse más rentas con menos pago de impuestos: difícilmente pueda haber un círculo más vicioso. De hecho, el peor peligro que se nos presenta ahora no es ni la deuda pública ni la inflación, sino que se produzca una espiral económica descendente cada vez más difícil de revertir".

Sigue el "cambio de piel" en el FMI (ahora con los "controles de capital")

""Quién te ha visto y quién te ve" pensarán algunos del cambio que estamos viendo en el FMI. No sabemos si es fruto de la insostenibilidad de las viejas recetas o de la conciencia, esa que dice que algo malo pasa cuando los incentivos no se ponen al servicio de crear algo mejor en este mundo. Y es que no vamos a negar que para muchas personas, e independientemente de su ideología económica y política, este organismo internacional no ha conseguido solucionar todo lo bien que debería su cometido. De hecho la crisis que atravesamos es la más grave desde su creación allá por los años cuarenta en el período final de la destructiva Segunda Guerra Mundial y está directamente relacionada con algunos de sus ámbitos de actuación, por lo que podríamos dar rienda suelta a la crítica. No obstante han sido tantos los errores, tantas las conductas "grises" de muchos, que el FMI no deja de ser un velero en medio de un tsunami"… El FMI "se cae del guindo"; los controles de capital son aceptables (El Confidencial – 7/4/11)

Su pasado es como mínimo controvertido, acusados de estar al servicio de Estados Unidos o de aplicar medidas, especialmente en países pobres, que difícilmente pueden calificarse de beneficiosas para el porvenir del enfermo. ¿Confianza ciega en el dogma o simples intermediarios de intereses más elevados?

Podrían darse buenos argumentos en ambos sentidos, pero aún resultando muy interesante dicho debate (tratado extensamente en anteriores oportunidades), lo destacable en la actualidad (abril 2011) es que se perciben ciertos cambios.

Un ejemplo claro son las directrices que el organismo ha lanzado el 5/4 para controlar los flujos de capital por parte de los gobiernos, algo otrora impensable y en donde se ha posicionado en contra durante casi setenta años. Lo comenta el FT:

The guidelines -which are not yet official Fund policy- say that countries can control capital inflows when their currency is not undervalued, when they already have enough foreign exchange reserves, and when they are unable to use monetary or fiscal policy instead.

Los flujos internacionales pueden ser muy beneficiosos y en muchos casos lo son, llevan fondos de donde hay excedentes a donde son necesarios, si se invierten bien crearán prosperidad y todo el mundo saldrá ganando. En caso contrario, si el país receptor no consigue la rentabilidad necesaria para pagar lo que debe, empezarán los problemas ¿Pero han tenido la oportunidad y de eso se trata, no? Esa idea era la mayoritaria y por tanto existía una voz oficialista que defendía la libertad de flujos como positiva y justa, voz que defendían entre otros organismos como el FMI.

Es posible que fuese así, como tantas otras cosas del liberalismo dogmático que fallan en la vida real, si el sistema no estuviese de alguna forma "pervertido". En este mundo real en el que vivimos las cosas no son idílicas, en el caso que tratamos existe una cantidad inmensa de liquidez que corre por el mundo adelante, una cantidad tan ingente y volátil que en lugar de ayudar consigue empobrecer aún más a quien la sufre.

En resumen estamos ante cuantiosos fondos que se mueven sin pensárselo demasiado, que provocan burbujas y errores de inversión por su volumen e inmediatez y que un día se van de repente dando la puntilla y dejando a la economía endeudada y tocada.

Por si fuese poco tenemos la "Paradoja de Lucas" que dice que por alguna extraña razón el dinero no se mueve de ricos a pobres, y cuando esto pasa el pobre sale perdiendo según algunos estudios.

El gráfico que sigue no es de ninguna web conspiracionista sino del FMI, que lleva tiempo dándose cuenta de que algo falla en la teoría porque no se ajusta a la práctica. Quizá el mayor problema esté ahora en determinar en qué casos existe un exceso de "hot money" y en qué casos se produce una simple mala gestión por parte del país.

Para poder aplicar controles de capital el FMI se centra en tres condiciones, son países que: no tienen su divisa devaluada, consiguen almacenar reservas y la política monetaria o fiscal no funciona. Por supuesto las medidas deben ser de corto plazo y no destinadas a bloquear fondos a largo plazo.

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El procedimiento sería el siguiente, en un primer momento el país debe dejar su tipo de cambio subir (que normalmente no funcionará casi nunca bajo mi punto de vista) o expandir su política monetaria y endurecer su política fiscal (lo que resulta "neutro" para el país pero desincentivará a los inversores foráneos por los menores tipos, luego creo que es la opción adecuada). En caso de no funcionar se admiten los controles de capital, siempre que no sean discriminatorios.

Surge inmediatamente el debate sobre lo hecho por Brasil, el imponer una tasa del 6% a la adquisición de deuda por parte de extranjeros, lo que según el FMI "debe ser la última línea de defensa". A regañadientes pero parece que lo aceptan, lo comparto y así lo manifesté en su momento. Más controvertidas son aún sus nuevas medidas, idéntica actuación pero ahora con préstamos foráneos, y van más allá subiendo los aranceles a China. ¿Dónde acabarán?

Es difícil sobrevivir en un mundo con quantitative easing, carry trade feroz y dumping comercial, hemos tenido que llegar a esto para que el FMI se diese cuenta, pero rectificar es de sabios. Por si alguien cree que van de farol, lo cual es debatible como siempre, lean también su última propuesta, Basilea III no es suficiente hay que cobrar impuestos por los riesgos. Dará que hablar, o al menos esperemos que así sea y no haga falta otro desastre para darse cuenta que lo de ahora no puede seguir así.

¿Estaremos ante el final (anunciado) del fetichismo económico? (el día de la víctima)

"La aplicación de recetas mágicas para controlar los ciclos, defendida por los expertos hasta 2007, se ha revelado inútil en la actual crisis"… Adiós a la "economía vudú": las medidas clásicas no sirven (El Economista – 23/4/11)

En la película "Todo en un día", un profesor de economía, interpretado por Ben Stein, se lanza a un soliloquio improvisado. "¿Alguien sabe qué es esto Chicos? ¿Nadie lo sabe? ¿Nadie lo ha visto antes? Es la curva de Laffer. ¿Alguien sabe lo que significa? Significa que, en este punto de la curva de ingresos, obtenemos exactamente la misma cantidad de ingresos que en este otro punto. Es muy controvertido. ¿Alguien sabe cómo lo llamó el vicepresidente Bush en 1980? ¿Nadie? Economía vudú".

En el siglo pasado, Ronald Reagan descubrió la economía vudú aunque, en sus respuestas políticas a la crisis financiera internacional, los banqueros centrales y gobiernos han adoptado formas más exóticas de vudú. Desde principios del siglo XX, a la economía le ha preocupado el ciclo empresarial. Economistas como John Maynard Keynes o Milton Friedman han desarrollado teorías que explican los ciclos de altibajos. Y, lo que es más importante, trataron de desarrollar herramientas para manejar los ciclos, fomentando el progreso y la creación de la riqueza mientras reducían los trastornos y el elevado coste de las crisis periódicas.

Pese a sus complejas distinciones doctrinales, los seguidores de Keynes y Friedman creían que las medidas políticas "correctas" permiten un alto grado de control sobre las economías. Durante la belle époque de finales de los años ochenta hasta 2007 más o menos, los economistas y políticos se han deleitado con la creencia de que casi todos los grandes problemas de la economía y la gestión económica eran perfectamente comprensibles, por no decir del todo previsibles y controlables. Pero la crisis financiera internacional sacó a la luz las grandes lagunas del conocimiento económico humano y la incapacidad para controlar los acontecimientos.

Economía "sine qua non"

Los políticos cuentan con dos grandes mecanismos para influir en la economía. Mediante la política fiscal, los gobiernos pueden ajustar el nivel de gasto relativo a los flujos de impuestos. Con la política monetaria, los estados o, en los últimos tiempos, los bancos centrales "independientes" pueden ajustar los tipos de interés y la oferta del dinero para gestionar la disponibilidad y el coste del crédito, además de la inflación. En último término, ambos mecanismos están pensados para influir sobre el grado de la demanda de la economía, creando un nirvana económico sobre el nivel "correcto" del crecimiento, el paro y la inflación.

Al inicio de la crisis financiera internacional, los políticos recurrieron a antiguos remedios, aumentando los déficits presupuestarios y recortando los tipos de interés. La única salida al problema del exceso de deuda era un crecimiento sólido e inflación.

El crecimiento aumentaría los ingresos y los flujos de efectivo de los ciudadanos, empresas y países endeudados, permitiéndoles pagar las deudas con mayor facilidad. La inflación ayudaría a reembolsar la deuda, reforzando un aumento en los ingresos y los flujos de efectivo, al menos en términos nominales. La inflación también reduciría el nivel real (con ajuste de la inflación y el poder de compra) de los créditos, reduciendo el grado de apalancamiento dentro del sistema financiero.

Era la solución menos dolorosa. Los bancos e inversores que habían prestado imprudentemente no se verían penalizados. Los prestatarios que habían aceptado más deuda de la que eran capaces de devolver, serían recompensados. Los ahorradores prudentes perderían, ya que el valor de sus ahorros caería en poder de compra. Pese a reconocer que los niveles de consumo tenían que reducirse para aumentar los ahorros y rebajar la dependencia de los préstamos, se apuntalaría el gasto para restaurar el crecimiento económico.

No se debatieron la moralidad y la ética a largo plazo de las medidas y sus efectos. Se impusieron las exigencias del corto plazo mientras los políticos invocaban conjuros económicos conocidos como que no hay otra alternativa o cualquier alternativa es peor.

Por desgracia, tres años después, la apuesta heroica del crecimiento y la inflación no parece estar funcionando. Un crecimiento letárgico y unos índices bajos de inflación, sobre todo si no se tienen en cuenta los precios de los alimentos y la energía, prolongan el ajuste y retrasan la recuperación prevista de la prosperidad precrisis.

Estímulos limitados

Ahora, las opciones políticas económicas son limitadas. La política fiscal implica gravar y gastar o pedir prestado y gastar. A medida que los ingresos fiscales caían a resultas de una actividad económica ralentizada, casi todos los gobiernos recurrieron en un principio a los préstamos para financiar sus amplios déficits fiscales. La crisis de la deuda europea subrayó los límites de la capacidad de los gobiernos para pedir prestado y gastar. Los tipos oficiales de interés, rondando el cero en Estados Unidos, la zona euro y Japón, limitan la capacidad para estimular la economía mediante la política monetaria.

Los políticos han recurrido a medidas nada ortodoxas, siguiendo los consejos del escritor inglés de ciencia ficción Arthur C. Clarke, que decía que "los límites de lo posible sólo se definen traspasándolos hacia lo imposible". Un elemento clave de esta estrategia es la facilitación cuantitativa, otra clase de economía vudú. No obstante, la facilitación cuantitativa podría no tener más éxito que las estrategias previas y plantear otros riesgos.

Alquimia cuantitativa

La facilitación cuantitativa suele describirse como la impresión de dinero pero, en realidad, es algo más compleja.

Normalmente, los bancos centrales regulan la cantidad de dinero de una economía cambiando los tipos de interés, o el precio del dinero. Esos cambios de los tipos deben afectar a la demanda del crédito y la oferta de dinero. Cuando los tipos de interés ya están cerca del cero, hacen falta otros medios para aumentar la oferta de dinero en la economía.

Si la economía estuviera basada totalmente en el efectivo, significaría sólo imprimir más dinero. En la Alemania de Weimar, el gobierno se apoderó de las imprentas de los periódicos para imprimir más dinero, dada la demanda de billetes.

En una economía moderna, basada en los créditos, los bancos centrales compran bonos del estado, que se mantienen en la hoja de balance de la entidad. El efectivo pagado por los bonos, por lo general en reservas o depósitos con un tipo de interés bajo o cero en el banco central, puede intercambiarse por los bancos para obtener activos de mayor rendimiento, como préstamos a los clientes. Las compras también aumentan el precio de los bonos del estado, reduciendo los tipos de interés. En teoría, la facilitación cuantitativa reduce el coste de tomar prestado y crea liquidez, aumentando la oferta de dinero y, con un poco de suerte, también estimula la demanda y la inflación.

La facilitación cuantitativa se puede producir de cuatro formas distintas. Puede implicar que el banco central amplíe su hoja de balance, compre bonos del estado, modifique sus criterios de adquirir títulos menos líquidos y más arriesgados, o una combinación. En todas sus formas, la preocupación subyacente es la monetización de la deuda, es decir, que el banco central compre bonos del estado con dinero creado artificialmente para financiar recortes fiscales o gasto del gobierno, provocando una hiperinflación.

Medidas desesperadas

A finales de los años treinta, Japón echó mano de la facilitación cuantitativa a una escala considerable, en un intento de revivir su economía estancada. Con los tipos de interés a cero desde 1999, el Banco de Japón empleó la facilitación cuantitativa (ryoteki kinyu kanwa en japonés) para ofrecer más dinero a los bancos comerciales para préstamos privados. Desde 2007, Estados Unidos, el Reino Unido y la zona euro han recurrido, todos ellos, a estrategias similares.

El Banco de Inglaterra adquirió 175.000 millones de libras en activos a finales de octubre de 2010, principalmente de títulos del estado británico y pequeñas cantidades de deuda de alta calidad del sector privado. En noviembre de 2010, el Comité británico de Política Monetaria (MPC) votó a favor de incrementar el total de compras de activos a 200.000 millones de libras. El Banco Central Europeo (BCE) se ha servido de operaciones de financiación (una forma de facilitación cuantitativa) para inyectar efectivo en las economías de la zona euro. Ha ampliado los activos que pueden usar los bancos como colateral en préstamos denominados en euros del BCE.

La Reserva Federal (Fed) estadounidense ha sido la más agresiva a la hora de emplear la facilitación cuantitativa, lanzando varias series de compras. La escala de la operación del Fed puede calcularse a partir del incremento en tamaño del porfolio. De 700.000/800.000 millones de dólares de notas del Tesoro en 2007, el Fed aumentó el tamaño de su cartera de títulos a 2,1 billones de dólares en junio de 2010. Los pronósticos actuales indican que seguirá incrementándolo hasta llegar a casi 2,5 billones de dólares.

Entre noviembre de 2008 y marzo de 2010, el Fed compró alrededor de 1,25 billones de dólares en deuda bancaria, títulos respaldados por hipotecas (MBS) y notas del Tesoro. Tras un breve descanso, reanudó las compras en agosto de 2010, cuando el crecimiento económico cayó por debajo de las expectativas. En un principio, el Fed se comprometió a reinvertir los reembolsos de su cartera MBS en facilitación cuantitativa, por un valor aproximado de 30.000 millones de dólares al mes. En noviembre de 2010, el Fed anunció más medidas de facilitación cuantitativa, comprometiéndose a comprar 600.000 millones de dólares en títulos del Tesoro antes de finales del segundo trimestre de 2011.

Su presidente, Ben Bernanke, ha intentado en repetidas ocasiones diferenciar entre las medidas del Fed y la facilitación cuantitativa, prefiriendo referirse a ellas como "facilitación crediticia". En defensa de su política, sobre todo en un artículo de opinión publicado en Washington Post, ha asegurado a los críticos que la facilitación cuantitativa no es inusual y encaja perfectamente en la serie de medidas políticas a la disposición de los bancos centrales. Como respuesta, una serie de economistas de renombre publicaron una carta abierta en la que instaban al Fed a reconsiderar y suspender sus planes de compra de activos a gran escala.

Los peligros de estas medidas

Los defensores de la facilitación cuantitativa creen que rebajará los tipos de interés, fomentará el gasto y el crecimiento, y recortará el paro. Sostienen que, además, la facilitación cuantitativa permite a los bancos aumentar los préstamos, reduce los tipos hipotecarios, animando a la refinanciación, e impulsa los precios de los activos, fomentando todavía más el gasto gracias al efecto de una mayor riqueza.

En realidad, sin embargo, sus ventajas podrían ser inaprensibles puesto que, de por sí, unos tipos más bajos y una mayor oferta de dinero podrían no impulsar la actividad económica.

En Estados Unidos, muchos hogares están paralizados por los altos niveles actuales de deuda, bajos precios de la vivienda, perspectivas laborales inciertas y salarios estancados. Por ello, recortan los préstamos, y no al contrario. Para las empresas, la ausencia de demanda y, en algunos casos, el exceso de capacidad hace improbable que los tipos bajos de interés fomenten los préstamos y las inversiones.

En lugar de prestar a los clientes, las reservas creadas por la facilitación cuantitativa han permanecido directamente en las hojas de balance de los bancos o se han reciclado en títulos del estado. Las entidades comerciales estadounidenses disponen de unos volúmenes de efectivo y títulos del estado que superan los préstamos a los clientes. Y eso fue, precisamente, lo que se observó Japón cuando se implantó la facilitación cuantitativa.

Una liquidez mal gestionada

El crecimiento esclerótico de los créditos refleja las restricciones de capital de los bancos en diversos grados, por las pérdidas y también incrementos previstos de los requisitos oficiales de reservas de capital. El sistema financiero frágil y el riesgo de conmociones de financiación implican que los bancos estén gestionando bien la liquidez. Las previsiones económicas inciertas también han vuelto a los bancos más precavidos a la hora de ofrecer crédito a las entidades, aparte de los bancos "demasiado grandes para quebrar".

Los efectos generales sobre la actividad económica real han sido limitados. Hasta la fecha, los programas de facilitación cuantitativa del Fed han reducido los tipos de interés a largo plazo pero el crédito bancario se ha contraído, el mercado inmobiliario sigue débil y la recuperación económica, vacilante. La experiencia coincide con la de Japón, donde un periodo prolongado de facilitación cuantitativa no resultó en la recuperación económica, el crecimiento ni la reducción del paro o la inflación.

Cambio de rumbo del FMI (¿será por qué la crisis le tocó a "uno(s) de los nuestros"?)

En un discurso ante el Parlamento el mes de noviembre (2011), el primer ministro británico, David Cameron, planteó una pregunta retórica: "¿Hay un sólo partido dominante en Europa que piense que la respuesta al problema de la deuda debe ser más gasto y más endeudamiento?"

Cameron trataba de vituperar a los partidos socialdemócratas de Europa, incidiendo en el hecho de que carecen de la facultad de aplicar el tipo de programa que les gustaría.

Pero sorprendentemente (vista la historia reciente) es el FMI quien ha retomado la senda del keynesianismo, ante la huida de la escena de los gobiernos en la actual crisis financiera europea

Es cierto que en múltiples ocasiones en los últimos dos años ha obligado a Europa a emprender medidas de austeridad, pero lo ha hecho a cambio de conceder grandes sumas de dinero a los países en problemas y más forzado de lo que quisiera por sus socios del Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea.

"Ha hecho un montón de enemigos, pero también ha ayudado a evitar una catástrofe", apunta Jarad Vady de The New Republic.

El rol del FMI en las distintas crisis

Ahora bien, no siempre ha sido un abanderado del keynesianismo. Recuerda Joseph Stiglitz, Nobel de Economía, que el FMI, en su concepción original, fue creado para presionar a los países para que aplicaran políticas más expansivas de las que escogerían por sí solos.

En sus primeros años cumplió a rajatabla con su mandato. En la década de los cuarenta trabajó para mantener un alto nivel de empleo y de ingresos reales. Pero 40 años después la globalización financiera liberó a las economías ricas de la necesidad del dinero del FMI. Y el organismo se deslizó desde la flexibilidad keynesiana hacia la ortodoxia de la Escuela de Chicago. Fue la época en que las grandes crisis golpearon América Latina (década de 1980), México de nuevo en 1994-1995, los tigres asiáticos en 1997 y Rusia, Brasil, Argentina y Turquía en los siguientes cinco años.

Jacob Kirkegaard, investigador senior del Instituto Peterson, recuerda: "El FMI creció muy apegado a la idea de la austeridad presupuestaria. No importaba cuál fuera el problema", dice Kirkegaard, porque "el FMI siempre decía lo mismo: recortar el presupuesto".

Pero dos eventos en los años más recientes hicieron volver al FMI a sus orígenes keynesianos: la crisis financiera de 2008 y la llegada de un director nuevo, Dominique Strauss-Kahn. Bajo el liderazgo de Strauss-Kahn, el FMI se convirtió en un baluarte contra el cuidado y la ortodoxia alemana. "Realmente cambió las cosas", apunta Jack Boorman, ex asesor especial del director gerente del FMI desde 2003 a 2007.

Claro que, a ojos del Bundesbank, Strauss-Kahn era un socialista francés en quien no se podía confiar, explica Kinkegaard. Los ánimos se calentaron aún más cuando en febrero de 2010 el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, dijo que los bancos centrales podrían prevenir futuras crisis persiguiendo una tasa de inflación algo más elevada.

Mientras los líderes ortodoxos de Europa abogaron por la austeridad, el FMI luchó para que los países pusieran el pie en el pedal del keynesianismo. En abril de 2010, cuando se aprobó el primer rescate a Grecia, los economistas del Fondo presionaron para conceder al país heleno una ayuda más generosa de la que finalmente se aprobó, pero se encontraron con la resistencia de la Comisión Europea y el BCE.

Según Boorman, el rescate hubiera sido muy diferente si el FMI hubiera estado al mando. Los economistas del Fondo sólo pudieron advertir de que las hipótesis y las previsiones económicas de sus socios -BCE y UE- eran demasiado optimistas.

"Empíricamente se ha demostrado que tenía razón", apunta Kirkegaard. "Lo que dijo que ocurriría en Grecia, ha ocurrido". La austeridad ha hecho más difícil que el país heleno cumpla con los objetivos de déficit. Y eso ha impulsado la credibilidad del fondo.

Cuando llegó el momento de diseñar el rescate a Irlanda y posteriormente el de Portugal, el FMI dispuso de mayor libertad para fijar las condiciones del rescate.

El freno de Alemania y las limitaciones del FMI

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