Política, ¿cuestión de ética? Función de la ética en la política boliviana (página 2)
Enviado por marvin
Para quienes son abanderados del realismo o el pragmatismo político, la ética y la política son dos realidades totalmente distintas e irreconciliables. Estos son los discípulos de Maquiavelo, para quien la política es totalmente autónoma. Ella es la norma de sí misma. La pretensión de una ciencia política regida únicamente por leyes estrictamente técnicas, que configuran las proposiciones del realismo político se encuentran muy presentes en los actuales gobiernos de América Latina de tendencia socialista.
2.3.2.- EL EVASIONISMO RELIGIOSO
Para ciertos grupos religiosos puritanos, la política "es el reino del mal"[41], lo antagónico del bien. Es la presencia viviente de Satanás en el mundo. La política está ligada para ellos, a su propia suerte y nada se debe hacer para salvarla. Lo único posible y correcto es el evadirse de ella para no contaminarse. Esta posición aunque no es ajena a grupos católicos, está muy presente en las sectas religiosas[42]La política es autónoma y no se puede reducir la ética a la política y la política a la ética. Esto no tenemos que tomarla como último grito al cielo, ya que lo dicho no tiene que ser óbice para que puedan relacionarse y constituir así una entidad nueva, una política moralizada. Reconocer la autonomía del comportamiento y del saber político, no supone negar su referencia al universo de la ética. La política debe estar encuadrada dentro del universo de valores que rigen la vida humana. Si el poder político se justifica por la obtención de un bien para la colectividad, la realización de ese bien común, debe tender, tanto a la moral como la política. "la función de la ética está en problematizar la política"[43]. Las dos posiciones que hemos visto, son los dos extremos del quehacer político y ético, parecen irreconciliables.
2.4.- TENSIONES ENTRE ÉTICA Y POLÍTICA
Si hablamos de la política en cuanto ciencia podemos afirmar que esta estudia dos realidades, por una parte el comportamiento político y las estructuras políticas por otra parte. El primero es psicológico y el segundo sociológico. Esta ciencia tiene como precedente más lejano en Aristóteles que al contrario reflexionó, no sobre la idea del Estado perfecto, sino sobre las constituciones reales de los distintos pueblos.
"Toda teoría es ya una toma de posesión"[44] y no es una mera teoría, ya que conlleva una praxis, y toda teoría surge como respuesta a las demandas, problemas, adelantos de la sociedad. En este tránsito, Aranguren relaciona los juicios políticos con los juicios éticos; en esta relación encontramos a la ciencia de la política como algo fundamental, porque conlleva la organización de la sociedad, del medio en que nos movemos y vivimos. El medio en que nos movemos, interactuamos es parte de la casa grande que cobija a todos, el cual es el Estado, "el Estado se convierte, cada vez más, […] en Estado ético, no simplemente de derecho, como el liberal, sino, de justicia"[45] y es precisamente esta justicia que hay en el Estado, lo que posibilita al estado en tanto ético para buscar la equidad aunque no en sentido estricto. Pero hay un problema, en cómo construir un Estado de justicia, partiendo de la realidad política de las estructuras e instituciones políticas; en cómo se puede pasar de la política a la ética o de la ética a la política, cómo se puede moralizar la política que en nuestros días vemos con mucha tristeza que las acciones políticas concretamente, se han ido apartando de aquello que nosotros pregonamos, las cuestiones éticas y morales. Aquí encontramos precisamente lo que hemos titulado en esta parte, esta tensión entre la actitud política y la actitud ética, nos muestra que no se pueden identificar inmediatamente ambos planos a ambos actitudes, que no se puede pasar tan fácilmente desde la ética a la política y desde la política a la ética; por tanto, consecuentemente, el Estado de justicia, como institucionalización de la moral, conlleva cierto olvido de lo personal.
La moral no se puede eliminar y la conciencia como "un huésped enojoso que levanta la voz para ahogar la fiesta, […]. Sería cómodo para el político poderse instalar de una vez para siempre, más allá del bien y del mal, en la paz de quien ha eliminado toda posibilidad de conflicto moral, todo sentido trágico o al menos, dramático de la existencia"[46]. Para los burgueses meterse en política, sería como perder su reservada moralidad, ya que para ellos solo en la vida privada puede darse una limpieza moral; y afirman, que el Estado debe suprimirse o reducirse al mínimo por malo o por conllevar al mal.
2.5.- VIVENCIA TRÁGICA DE LA ÉTICA EN LA POLÍTICA
Esto es otra forma de plantear esta tensión entre ética y política. La vivencia trágica no renuncia ni a la ética ni a la política, afirma más bien ambas a la vez para que se dé una actitud que sea eficaz desde el punto de vista político y al mismo tiempo justa desde la perspectiva ética. Esta síntesis buscada es vivida de forma trágica como posibilidad imposible. Este modelo está representado por teólogos y filósofos y no por políticos, burgueses o activistas sindicalistas o sociólogos. La auténtica moral es la lucha constante y consecuente por la moral. Caer y volverse a levantar; "la relación entre ética y política, en cuanto constitutivamente problemática, sólo puede ser vivida, de un modo genuino, trágico y dramáticamente"[47].
Las dos líneas o vías de moralización del Estado a partir de los ciudadanos abiertos por esta ilustración, representados por Montesquiu y Rousseau. La moralización del Estado, de la política, de la sociedad, desde la moral individual, desde la propia virtud, es insuficiente, es ineficaz en una sociedad de masas en la que reinan presiones políticas de todo tipo desde las clases y los partidos. Aunque las virtudes capitales de la ética son la libertad, la igualdad y la justicia. El objeto primordial es ya no moralizar el Estado desde el individuo, sino tenemos que "pretender moralizar al Estado desde la propia sociedad, desde las mismas clases sociales"[48]. La moralización del Estado tiene que partir desde la misma colectividad y ya no desde los individuos, aunque no rechazamos que tiene que partir desde los individuos.
Lo que se quiere es una eticidad pura, que desde la pureza de la ética, trascender a los ámbitos de los estratos públicos y privados que rigen los destinos de una sociedad. Si buscamos una moral personal y social, esto nos tiene que llevar a que el estado de desecho sin dejar de ser lo que es, tendrá que constituirse en Estado de justicia, y esto con el fin de hacer posible el acceso de todos los ciudadanos al BIEN COMÚN material, a la democracia real, a la paz social, a la equidad y a la libertad, y que tendrá que organizar la producción, la democracia y la libertad. El estado moralizado y revestido de ética, sin duda "tendrá que atender el BC para que se sitúe por encima de las ganancias individuales o de las grandes sociedades y por encima de Estado AUTORITARIO entendido como poder y dominación"[49]. De igual forma en un Estado de justicia es indispensable la atención a los sistemas sociales de previsión y a la promoción de una democracia política compatible con un poder ejecutivo eficaz, organización democrática que esté sustentada por una auténtica educación política y por una socialización de la enseñanza y de los medios de comunicación de masas justamente para que les sea accesible a todos los ciudadanos y a todos los grupos.
TERCERA PARTE
Función de la Ética en la política boliviana
"La insaciable necesidad de la ética en la política boliviana" "El fin supremo de la ética en la política es el bien común"
3.1.- BOLIVIA Y EL SIGLO XXI
El siglo XXI en la historia nacional y el quehacer político, no es más que la consecuencia arrastrada desde 1825, cuando comienza la era Republicana de nuestro país. Aunque en sentido figurado en Bolivia hay un relativo domino del indigenismo, pero a este indigenismo le hace falta preparación y al respecto Franz Tamayo en su pedagogía con clara inclinación al indigenismo, decía que el problema no pasa por la escolarización de los indígenas, sino en permitirles a que reconstruyan su vida. Supuestamente los inteligentes son los de corbata, los peritos que miran por encima del hombro a los indígenas y al respecto Tamayo dice que los que "deben ser formalmente reeducados son las élites que impiden ese proceso"[50], esa emancipación mental de los indígenas. Bolivia se ha caracterizado por ser un país de lucha-sufriente; Piñeiro señala: "quieran los antiguos y los nuevos dioses que esta nación encuentre sus propias fórmulas de conciliación de legítimos intereses: cuando Bolivia sufre, a América le duele su corazón"[51]. El valor de la vida como única verdad, única realidad, único bien, única belleza y todo esto y mucho más, es la vida, vida que es don de Dios y que se la debemos a Él y a Él tendremos que rendirle cuentas en el más allá.
3.2.- POLÍTICA BOLIVIANA
En algún momento nos habíamos planteado que la política boliviana lo veríamos desde Maquiavelo y desde Hobbes y en sentido, nos adentramos en esa cuestión. Queremos mencionar muy resumidamente y ayudados por Francovich el planteamiento de Nicolás Maquiavelo: tal vez antes de ver el pensamiento de este autor, conviene mencionar que una vez comenzada la guerra de la independencia, "surgió entre los hombres que la sostenían la mentalidad característica de las épocas de subversión; épocas en que los principios morales se rompen; épocas maquiavélicas por excelencia en las cuales el asesinato, el robo, la mentira, se permiten y hasta se aplauden porque conducen al triunfo de una causa; épocas en que la violencia y la astucia dominan en la humana existencia"[52], y esto es lo que estamos viendo en Bolivia. Si queremos resumir el pensamiento filosófico de Maquiavelo, tendríamos que ir a los discursos sobre las décadas, de título Livio: "siempre que se trate de tomar una resolución de la que depende el bien del Estado no debe nadie detenerse ante razones de justicia o injusticia, de humanidad o crueldad, de honor o de deshonor; omitirá todo esto y escogerá lo que pueda salvar al Estado y la libertad"[53].
Cumpliendo con nuestro propósito, queremos ver el pensamiento filosófico de Hobbes quien con su Leviatán editado en 1651 y tan ardorosamente discutido, llevó a los acontecimientos filosóficos, a la moral y a la política los métodos de las ciencias naturales y provocó escándalo con sus afirmación de que el "hombre es el lobo para el hombre"[54], que el derecho es la ley del más fuerte y que el Estado es el supremo señor de los hombres"[55]. Está bien claro, que los que nos gobiernan hoy, tienen estas actitudes en su accionar político y por ello podríamos decir que la política está concebido como los concebían Maquiavelo y Hobbes. Nuestros gobernantes y no quiero generalizar, están actuando maquiavélicamente y hobbsianamente. Pero hacemos mención a Rousseau, no hubo y no habrá (espero equivocarme en mi afirmación) un estado como lo concibió en su naturalidad, donde los hombres simplemente vivían en armonía y sin hacerse daño, pero cuando ya concibe el Estado en cuanto sociedad, creo que también podemos comparar a ello lo que sucede en nuestro país, donde se ha llegado a institucionalizar la desigualdad, la corrupción y que estos están reñidos e interpelados por la moral y la ética, es decir, que los cánones éticos no conciben ni de forma y de fondo estos actos que en política son permitidas y camufladas, pero no admitidas por la política como tal, por ser esta una ciencia noble que tiene un único fin que es la de buscar el bonun comune de la sociedad.
Si queremos un país dócil y progresista, nuestros gobernantes tendrían que tomar en cuenta estos aspectos a decir de Francovich: primero, que el primer deber de los que dirigen los destinos del país es formar ciudadanos útiles a la nación; segundo, esto sólo es posible con el concurso de los patriotas honrados y que difundan las luces del progreso, cuidando de la educación de la juventud; tercero, que para formar una nación dócil y obediente a las leyes es forzoso ilustrarla, en todo lo que alcance su capacidad, arreglando cuanto sea conveniente a la instrucción pública[56]Si tomamos en cuenta estos paradigmas trascendentales, es posible marcar diferencias, convertirse en una autoridad popular con apoya arrasador. En este sentido, citamos textualmente el discurso pronunciado por el ex presidente de la república General Manuel Isidoro Belzu en una plaza de La Paz, el presidente más popular que tuvo Bolivia (1849 – 1855):
"Una turba insensata de aristócratas ha venido a ser árbitro de vuestras riquezas y de vuestros destinos; os explotan sin cesar y no lo echáis de ver; os trasquilan día y noche y no lo sentís; monstruosas fortunas se acumulan con vuestro sudor y sangre y no lo advertís. Se reparten las tierras, los honores, los empleos, las dignidades, dejándoos tan sólo la miseria, la ignominia, el trabajo, y guardáis silencio. ¿Hasta cuándo dormiréis así? Despertad de una vez; ha sonado ya la hora en que debéis pedir a la aristocracia sus títulos y a la propiedad privada sus fundamentos. ¿No sois iguales a los demás bolivianos? ¿Esta igualdad no es el forzoso resultado de la igualdad del género humano? ¿Por qué sólo a ellos se les suministra las condiciones de desarrollo material, intelectual y moral y no a vosotros? La propiedad privada es la fuente principal de la mayor parte de los delitos y crímenes, en Bolivia es la causa de la lucha permanente entre los bolivianos, es el principio del actual egoísmo dominante, de aquel egoísmo eternamente condenado por la moral universal. No más propiedad, no más propietarios, no más herencias. ¡Abajo los aristócratas! La tierra para todos; basta la explotación del hombre"[57].
Este discurso del entonces presidente, creo que no ha cambiado mucho, ya que vemos en el país, aristócratas que se dignifican y se hacen poderosos económicamente, a costa de los más pobres. Esto lo digo sin el afán de meter a la misma bolsa a todos los llamados aristócratas, neoliberales u oligarcas del país. Creemos firmemente que no ha cambiado el panorama, ya que como en aquel tiempo, las grandes transnacionales son los que ponen las bases y frenan nuestro desarrollo y alguna medida el gobierno ha fomentado y sigue fomentando esta realidad, ya que nos has hecho creer que hay nacionalizaciones de nuestros recursos naturales como el petróleo, pero en el fondo no se ha dado eso, sino un recontrato de los contratos con las transnacionales.
Siempre en este afán, quiero hacer mención a partir de la concepción de la religión y el papel que desempeña en la sociedad y por ende en el quehacer político a Roberto de Lammenais (abate), quien sostenía que la "religión era el fundamentos de la libertad y de la igualdad entre los hombres y que el cristianismo debería ser la fuente de la verdadera democracia"[58], "pensaba que los dolores de la humanidad obedecían a que ésta se había desviado del camino trazado por Dios y que por tanto nacían del mismo hombre […] afirma, sometámonos todos a la voluntad nacional y al imperio de la ley; sostengamos el orden a todo trance y Bolivia ingresará en la vía de su prosperidad y ventura"[59]. En nuestro país un seguidor de este pensador fue Casimiro Corral quien afirma "que el elemento primordial de todo progreso es la instrucción y educación del pueblo, es decir, la discusión de la verdad que da la conciencia de las leyes divinas y capacita al hombre para obrar bien y con plena libertad. La verdad es de todos y para todos como el aire y la luz. La mentira, la calumnia, son elementos efímeros que corroen la democracia. Los sofismas en política han derramado tanta sangre como los errores en la religión, y la prensa libre es la conciencia del pueblo"[60]. Sabemos que la intolerancia crucificó a Cristo porque fue un hombre revolucionario que alteró el orden establecido, rompió los esquemas, pero lo alteró y los rompió con fin hacia el bienestar, al amor, al bien común y en este sentido para Corral las revoluciones son solo verdaderas en tanto movimientos que transforman la fisonomía de los pueblos. Según Lammenais, "Jesucristo operó la revolución más grande y trascendental en el género humano, revelando el mundo de la ley, de la gracia que consagra la unidad de Dios, la fraternidad universal, la igualdad de todos los hombres, la libertad individual y la eficacia de las virtudes sobre la tierra […]"[61]. Por eso, sólo con la libertad en el corazón y la ley en la mano se puede gobernar bien a un pueblo. Bolivia para los bolivianos, Bolivia para el mundo entero. La patria, la nación de los bolivianos y para los bolivianos. Bolivianicemos Bolivia.
3.3.- ÉTICA EN LA POLÍTICA BOLIVIANA
Cuando hablamos de ética nos referimos a esa parte de la filosofía que trata de la valoración moral de los actos humanos, principios y normas morales que regulan las actividades de los individuos: ética profesional, ética de la información y ética política. Por lo tanto, cuando hablamos de ética política nos referimos a esa teoría sobre la práctica de los valores. Hablamos concretamente de la ética del político. Entonces podemos decir que la ética del oficialista es distinta a la ética del opositor. ¿Cuál será entonces el referente axiológico de nuestra ética en los políticos bolivianos en este tiempo? Las actuaciones e interpretaciones en política como norma, han de estar regidas por el comportamiento ético. Por tanto, la auténtica actividad ética en el desempeño de un político en un puesto público se rige por la responsabilidad. Responsabilidad enmarcada dentro de los cánones de la ética que irá a interpelar las conciencias ante actos inmorales y sobre todo de corrupción.
El asunto de la ética y la política nos obliga recordar el viejo debate que ha existido a través de los tiempos de que si la política debe o no someterse a patrones éticos o, en otros términos, si la moral es o no aplicable en el ámbito de la actividad política. En esto consiste el éxito de los políticos hoy. Hoy en día los políticos interpretando de una manera equivocada a Maquiavelo parten de esta lógica y del supuesto que propone "el fin justifica los medios"[62]. Esta lógica tiene bastante vigencia en la realidad política boliviana. Hoy en día el éxito en política se mide cuando logras tomar posesión del poder. Es aquí donde parece que la política pierde su sentido de ser. La política es para Maquiavelo "el arte de conquistar el poder"[63]. Es la búsqueda del bien común.
3.4.- NECESIDAD DE LA ÉTICA EN LA POLÍTICA BOLIVIANA
Muchos políticos que en su turno han gobernado los destinos de nuestra patria, han manejado la política a su antojo y le han definido a su manera para poder justificar las criminalidades que han cometido en nombre de la política. Han hecho perder la esencia misma de la política que como nos decía Aristóteles, es la búsqueda del bien común. Entre tanto que han pasado por la casa de todos está Víctor Paz Estensoro quien definió la política como el arte de lo posible y tratándose de un personaje de la política boliviana esta definición simplista pronto fue adoptada por otros personajes que también requerían de un marco referencial para justificar sus actitudes reñidas con sus propios principios y lo que es peor; muchas veces delincuenciales, la supuesta democracia boliviana nace con nombre y apellido: la sumisión y el engaño. Existe otra frase inventada por Walter Guevara que dice: "En política a veces es necesario tragarse sapos"[64], increíblemente esta frase forma parte del vocabulario de muchos personajes públicos vinculados a la actividad política, la clase dominante no puede hallar un sustento ideológico para justificar sus acciones y al no tenerlos se ven en la necesidad de recurrir a frases y definiciones simplistas y vulgares. Con todo esto lo único que se quería es justificar los actos delincuencias que nada tienen que ver con las cuestiones de la ética y la moral.
Nuestra querida Bolivia tuvo la fortuna de nacer a la vida republicana con un respaldo digno de admirar en cuanto a la dotación de recursos naturales, y una diversidad geográfica que muchos quisieran, tenemos todas las condiciones para ser un país auto sustentable, sin embargo, tuvimos la desgracia de tener una llamada clase política que actúa bajo el influjo de sus intereses mezquinos y carentes de principios ideológicos, por si fuera poco tenemos la desgracia de que estos grupos delincuenciales siempre estuvieron detentando el poder salvo raras excepciones. Ya paso la era del estaño y nuestra patria sigue inmersa en la miseria y la desesperación, pareciera que la benevolencia de la naturaleza para con nuestra patria lejos de ser una ventaja se haya convertido en la fuente de nuestras desgracias, para llegar a esta percepción debemos identificar a los responsables del saqueo sistemático de nuestros recursos naturales; la llamada clase política con su afán mezquino no hace el menor reparo para entregar nuestra riqueza a potencias extranjeras. Es tarea de los verdaderos bolivianos hacer que la historia no se repita con relación al gas.
En este análisis que hacemos de nuestra realidad, vemos que la actividad política ha sufrido una serie de distorsiones producto de las ambiciones de grupos de poder en el que últimamente se mezclan interrelaciones familiares. Solo se busca el asegurarme mi futuro a costa del Estado. Si bien se está rompiendo relaciones bilaterales con EE. UU., se da un sometimiento a nuevos patrones como Venezuela y Cuba. En este sentido queremos marcar línea de aquello que pueda considerarse como un nuevo que hacer político, nuevos horizontes para nuestra actividad política.
3.5.- NUEVOS HORIZONTES EN LA POLÍTICA BOLIVIANA
Vemos que el mundo está avanzando hacia una nueva comprensión de la política y estas concepciones se basa en dos postulados: a) "la política, no se deber reducir a la lucha por el poder y sus relaciones, tácticas y estratégicas, sino que también abarca el campo de las relaciones sociales y culturales; b) la política tampoco debe limitarse a que solamente la ejerzan algunos especialistas sino que es función de todo ciudadano"[65]. Esta nueva articulación de la política, asegura la presencia organizada de los sectores sociales, económicos, culturales, cívicos, promociónales, educativos, etc., con esto no queremos decir que se niega la presencia de los partidos políticos. "El sujeto y los actos principales (protagonistas) de procesos de liberación es el pueblo. Pero este protagonismo no le viene de antemano o en forma espontánea. Se constituye como actor a través de la toma de conciencia y de organización[66]El proyecto histórico del pueblo es el fruto de un proceso de complejidad. No es algo predeterminado, no es algo que hay que descubrir, sino algo que hay construir. "la función de la ética es problematizar la política"[67]
3.6.- ESTADO Y DEMOCACIA
3.6.1.- EL ESTADO
Lo que queremos resaltar es que no es dable en un país democrático el respetar o no respetar las normas, las leyes de ordenamiento jurídico, y la norma madre de todas las leyes y que ella es la Constitución Política del Estado. En este sentido queremos tocar el tema del estado y de la democracia. Si Bolivia está bien en una línea de progreso, ese progreso será nuestro, pero primero es necesario pensar en la patria grande, digna y solidaria, ya que el "progreso es la superación de todas las dependencias, es progreso hacia la libertad perfecta"[68] "si el progreso técnico no se corresponde con un progreso en la formación ética del hombre, con el crecimiento del hombre interior, no es un progreso sino una amenaza para el hombre y para el mundo"[69], por eso el progreso que debemos buscar, tendría que estar dentro de la ética que nos direcciona hacia una técnica que haga el bien y no daño al mismo hombre y la ecología.
Vivimos en un Estado de derecho, de leyes, que rigen el andamiaje de este país. En este sentido, el estado tiene la misión de poner y tener presencia en todos los rincones del territorio, pero también el Estado "cumple la función de unificar la sociedad pero no de borrar y superar sus contradicciones, es decir, el Estado es el que articula y unifica socialmente aquello que pro su propio movimiento y esfuerzo tiende a dispersarse, pero la unificación se realiza en subordinación a un proyecto de dominación"[70], dominación en el sentido de identificación con los objetivos trascendentales que debe tener el país, en cuanto sus acciones se enmarquen en los cánones de la moral y de la ética que lo único que hacen es darle credibilidad, viabilidad, legitimidad y legalidad a las acciones políticas del Estado por medio del gobierno. Por su parte el país goza de una relativa democracia, una democracia representativa más que participativa, por lo tanto, "la democracia representativa (según Zavaleta Mercado) cumplía […] la función de posibilitar un conocimiento que le permitiría al Estado dominar mejor a su sociedad, por conocerla, a la vez que podría dirigirla, es decir, formular un proyecto hegemónico, que consista en la capacidad de articular las pulsiones, demandas, proyecciones, interpuestas desde la sociedad civil, sobre todo aquellos que no son incompatibles con el proyecto de los gobiernos"[71]; creo que lo que hace falta en nuestro país, es un proyecto hegemónico del cual todos sean partícipes en alguna medida, en el cual se vea la identidad nacional y que todos se identifiquen con el proyecto hegemónico y que luchemos por ese objetivo dejando de lado la subjetividad.
Por tanto conviene decir que el Estado es la realidad física del que hacer de la sociedad, el Estado es la presencia del boliviano en todos los bolivianos, es decir, el boliviano del occidente identificado en el boliviano del oriente. El papel del Estado está en el hecho de que tiene que concretizar proyectos de identidad nacional, proyectos que lleven por medio del Estado a la sociedad hacia días mejores, hacia el bien común. Esto es posible en tanto cumplimiento de las normas establecidas, de leyes que le dan a un país orden, es decir, el Estado tiene la misión de cumplir y hacer cumplir las normas establecidas. El Estado debe de velar por una vida digna de los ciudadanos; "una vida digna comienza por una buena alimentación, una vivienda adecuada, una educación acorde con los tiempos, una seguridad social"[72]. Hemos hablado del Estado de derecho, de su normativa jurídica y como madre de esa normativa, su Constitución que es como el Evangelio en la Iglesia.
3.6.2.- LA DEMOCRACIA
Para comenzar este apartado, quiero mencionando a Manent Pierre, quien dice que la "democracia no es sólo la igualdad sino también la libertad"[73] y a decir de Zavaleta Mercado, podríamos definir la democracia en cuatro acepciones: a) como un movimiento general de la época; b) como una representación participativa; c) como un método que nos posibilite el conocimiento del aparato estatal; d) y como una autodeterminación de las masas. Por lo tanto, la democracia no es el simple hecho de matizar y modificar los mecanismos de selección de los gobernantes, o las transiciones de dictaduras militares a estados de derecho con sus sistemas parlamentarios, o la reconstrucción de un orden político en el seno de una misma sociedad civil. La verdadera democracia va más allá, trasciende en las masas sociales, en el respeto a la disensión política-ideológica, al respeto de los derechos de expresión, etc. La democracia es la BOX POPULI, es la BOX DEI. Por lo que acabamos de decir, la democracia es también la diversidad de partidos políticos, de elecciones, de división de poderes, y de libertad de prensa y se piensa que esta es la auténtica democracia. La libertad de prensa es el elemento fundamental dentro de un Estado democrático, ya que vulnerar este derecho inalienable, es simplemente quitar la conciencia del pueblo, ya que la libertad de prensa es la conciencia del pueblo.
La auténtica democracia no es tanto el gobierno para el pueblo, sino el gobierno del pueblo. La dignidad humana es la base de una verdadera democracia y a decir de Manent, "la dignidad humana es la noción moral más alta de la humanidad democrática"[74]. La democracia no se limita simplemente a la emisión de voto y no dudamos de que esto sea el acto esencial y constitutivo del sistema democrático, sin que importe la organización política del pueblo electo, ni la naturaleza real del Estado. En nuestro país la democracia económica es todavía una ilusión: parte del principio de que todos somos iguales ante la ley, cuando en realidad vivimos en un sistema que no solo tolera las tremendas desigualdades, sino que las genera y las impulsa. Se debe tender a una democracia orgánica y popular y que se le debe entender como un sistema de vida en el que estén integradas la economía, la organización política y la ética social. La persona humana considerada como una totalidad y el fin de todo, tanto en el aspecto individual y social.
La democracia nos lleva a reflexionar sobre la situación nacional. Se vive en una democracia relativizada, solo se actúa en su nombre cuando nos conviene y se la pisotea cuando no nos conviene. Bolivia se encuentra en una situación muy crítica si hacemos una lectura desde la realidad. Vemos a una Bolivia enferma en su sistema jurídico, en su estado de derecho, en su democracia, en su desarrollo, en su progreso; parece paradójico lo que acabamos de decir, ya que nos blasonamos que somos un país rico, pero esa riqueza no llega a los bolsillos de los bolivianos. Somos una potencia gasífera, pero hay que hacer largas filas para conseguir una garrafa de gas para nuestras cocinas. Por eso decimos que Bolivia está enferma y padece de una enfermedad incurable. Ya Zavaleta Mercado en su momento lo había dicho, de que "Bolivia es una enfermedad incurable"[75].
La historia nos muestra una Bolivia enferma, "la historia de estos (187) años de Bolivia será por fuerza entonces la historia de un puñado de crisis o aglutinaciones patéticas de la sociedad"[76], por tanto es una mirada desde la duración de una sociedad en sus momentos de ruptura y no en la tranquilidad de su cotidianidad. No es una mera retrospección o una mirada de nuestro pasado, en cuanto a nuestra vida dictatorial y pincelazos comunistas-socialistas y de democracia. Nuestra historia; la historia, no es pasión de anticuados ni pasatiempo de recolectores de fósiles: la historia enseña desde la memoria, porque modela actitudes del presente. No hay forma aunque quisiéramos diseñar el futuro sin retornar y retomar el pasado"[77].
Es necesario democratizar la democracia, es necesario moralizar la democracia, porque "una democracia sin valores, […] se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo"[78] y eso es lo que no queremos para Bolivia. "[…] no puede haber democracia verdadera y estable sin justicia social, sin división real de poderes y sin la vigilancia del estado de derecho"[79]. Claramente vemos reflejado lo que dice Aparecida en nuestro país: "en algunos Estados, ha aumentado la represión, la violación de los derechos humanos, incluso el derecho a la libertad religiosa, la libertad de expresión y la libertad de enseñanza, así como el desprecio a la objeción de la conciencia"[80]; esto en Bolivia lo estamos viviendo, pero de una manera muy visible desde los aparatos estatales, desde el oficialismo y desde la oposición.
3.7.- PARLAMENTO BOLIVIANO
El parlamento boliviano en los últimos años ha perdido mucha credibilidad y confiabilidad de parte del ciudadano. El crear hombres dignos y honorables es tarea de la sociedad, y en la medida en que la sociedad ponga la mano de obra calificada, se tendrán hombres calificados con amplia perspectiva ético y moral y la consecuencia será, que la nación sea conducido en la mente y en el corazón de los hombres, pero no solo dignos, sino dignos conscientemente, es decir, "es necesario recuperar la conciencia de la originalidad en nuestro quehacer político nacional"[81]; por eso se dirá que "esa creación de hombres mejores no es principalmente faena política, sino social"[82]. Intervenir demasiado es detener los íntimos progresos de transformación"[83]. ¿Hay intentos de cambio, pero qué cambio y a costa de qué? Diríamos tal vez valiéndonos de Ortega y Gasset, que es necesario eliminar las viejas maniobras políticas, "hay que acabar con la vieja política"[84].
Lo que se quiere es que creamos políticas que nazcan del centro y de la periferia, que recojan las necesidades del pueblo en su conjunto, una política con identidad propia lo cual nos permitirá sacar a flote a nuestro pueblo, a nuestra patria en unión y en busca del mismo ideal que es el bien común. Hemos visto que la "vieja política no es sólo ni siquiera principalmente una serie de abusos-latrocinios, injusticias, ilegalidades cometidos por unos cuantos hombres"[85]; los viejos políticos son la vieja política que representa el retroceso y el estancamiento de nuestros países y de manera especial de nuestro país. Creemos firmemente que es posible hacer de Bolivia una nación con dignidad, con desarrollo, con identidad, con progreso y sobre todo, una nación espléndida y digna de ser imitado. Con valores ético-morales y con un ideal, con proyecto hegemónico que aglutine a todos y esto es posible desde el desprendimiento de nuestros parlamentarios, de nuestros gobernantes, de nuestras autoridades regionales, y del pueblo en general. Han pasado gobiernos y tenemos gobierno, pero ¿qué es gobernar? "gobernar es resolver problemas, es prever, es conocimiento y destreza"[86], eso es gobernar y si nuestros gobernantes se hacen eco de lo que dice Gasset, sería distinta la realidad nacional. Es hora de crear proyectos de nación, y no meras copias de occidente. Es necesario bolivianizar Bolivia para los bolivianos y Bolivia para América. Un proyecto de nación desde la periferia, desde el centro, desde las regiones, desde las provincias, desde las comunidades, con la participación de todos los bolivianos, que recoja y tome en cuenta las necesidades básicas de todos, que tome en cuenta las normas éticas y morales, que tome en cuenta las diversidades, las cultura, las costumbres, las identidades, tomando en cuenta Bolivia y sólo Bolivia y no segundos y terceros, posibilitará una Bolivia próspera, una Bolivia digna, una Bolivia con alto grado de desarrollo industrial, moral, ética, una Bolivia desde los bolivianos para los bolivianos. Lo que buscamos es que el parlamento sea ese portavoz y el instrumento que posibilite ese proyecto de nación y desde un desarmen espiritual, el ejecutivo sea el órgano que haga eco y nos lleve a ríos mejores, a puertos mejores.
Hace un momento decíamos que es necesario crear una política con identidad propia, que nazca desde las entrañas de nuestro país y es por ello necesario decir que no hay receta para ser original; sin embargo hay una muy simple: no imitar, ser fiel a la circunstancia. Una vida que se imita es una vida que se falsifica. Los cambios no vienen en son del vacío, sino que consigo afectan todas las dimensiones de la vida; "esta nueva escala mundial del fenómeno humano trae consecuencias en todos los ámbitos de la vida social, impactando la cultura, la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y también, naturalmente, la religión"[87]. "Vivamos nuestro destino; no imitemos el ajeno"[88]. Hay que ampliar los horizontes de nuestro accionar, para poder llegar a todos los rincones de nuestro país, "hay que pensar en grande"[89], para crear una política moralizada, con cánones éticos que nos marquen el camino hacia el destino por todos esperado, que es el desarrollo y la búsqueda del bien común que trascienda en una felicidad plena. Esto es posibilitada por la ética y la función de la ética en la política boliviana, es precisamente eso, problematizar las acciones políticas que no están enmarcadas dentro de los cánones morales.
3.8.- VIRTUD DEL SERVIDOR PÚBLICO
Es necesario conocer la persona de Jesús que en sí misma es la moralidad llevada a cabo en su plenitud, para poder amar y buscar el bienestar común de todos los ciudadanos. Sentimos muchos de los que habitamos esta tierra, única y diversa con una riqueza incomparable de culturas y zonas geográficas, con prepotencia al ver el odio, el rencor, el afán de dominio, el cálculo político, con el simple propósito de que aquí impongo mis ideales y no con el afán de concertar con el fin de buscar el desarrollo común que nos lleve a la prosperidad. Parece que el poder de la ambición, del revanchismo, nutre el odio de unos por los otros, pero es necesario tomar en cuenta que una gran porción del pueblo boliviano sufre en el silencio las amenazas que imperan el criterio de desmembración de nuestra querida patria: vemos con mucho dolor la situación de una inhuma pobreza en las grandes mayorías nacionales:
"Comprobamos, pues cómo el más devastador y humillante flagelo, es la situación de inhumana pobreza […] expresada en mortalidad infantil, falta de vivienda, problemas de salud, calvarios de hambre, desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, […]"[90] (Puebla 29)
Esto nos conduce a juzgar con un ojo crítico propositito, es decir, "después de constatar la situación de miseria desgarradora, lucha de poder de nuestra sociedad como un hecho injusto y antinatural […]"[91]; en esta situación:
"Vemos a la luz de la fe, como un escándalo […] la creciente brecha entre pobres y ricos. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas […]"[92] (Puebla 28)
Es un dolor desgarrador de los ciudadanos de a pie, y habría que pasarles el dato a los que nos gobiernan, de que la reivindicación está en la virtud de todo servidor público y señalamos tres puntos de capital importancia si queremos llevar los destinos de la patria por buenos puertos que nos devuelvan la esperanza de un más allá fructífero en el campo del desarrollo económico, en la moralización de nuestras acciones políticas que sean el puntal del bien común y por lo tanto la felicidad. Estos tres puntos capitales son:
3.8.1.- EL BIEN COMÚN
Hemos ido insistiendo a lo largo de nuestro trabajo, la capital importancia que tiene la búsqueda del bien común a instancias de la política como medio para lograr el objetivo planteado; podemos mencionar que la "ética del bien común es necesaria, ahora más que nunca, frente a las tendencias mercantilistas e individualistas que caracterizan a la cultura post-moderna en la que vivimos"[93]. El concepto del bien común lo abarca todo y está orientado hacia el bienestar de la comunidad en su totalidad: "Buscar el bien pleno de la colectividad, respetando el dinamismo y las opciones de cada grupo y de cada persona"[94]. La ética del bien común es fruto de la formación social de la persona. Es necesario desarrollar entre nosotros un equilibrio de intereses individuales y comunes, por eso nos dirá Gregorio Iriarte que la "negación del hermano es la negación de uno mismo"[95], es la negación de la patria y negar la patria es como negar a uno mismo y eso no puede ser posible, ya que la patria es la patria y por eso es lo primero, es la identidad más allá de la individualidad.
El bien común afecta la vida de todos, ya que es el conjunto de aquellas condiciones de vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y pacíficamente su propia perfección. Esto nos remite a tener en cuenta en primer lugar "el respeto a la persona en sus derechos y deberes que son fundamentales e inalienables de la persona humana"[96]. En segundo lugar, el bien común exige el bienestar social y el desarrollo, es el resumen de todos los deberes sociales. Ciertamente corresponde a la autoridad decidir, en nombre del bien común, pero debe facilitar a cada uno lo que necesita para llevar una vida verdaderamente humana: alimento, vestido, salud, trabajo, educación, cultura, información adecuada, derecho de fundar una familia, etc. Hoy más que nunca se necesita una economía que humanice y moralice toda la actividad de la sociedad, una política-económica que esté al servicio del hombre y no aquella política-económica en que el hombre es esclavo de sistemas e ideologías. Es un trabajo inmenso que compete a todos los ciudadanos, pero primordialmente el responsable es el gobierno, las autoridades que están en funciones públicas.
3.8.2.- RESPONSABILIDAD PERSONAL
El segundo tema de vital importancia es la responsabilidad[97]personal y ciudadana. La responsabilidad ciudadana es difícil, ya que es muy fácil ser un espectador pasivo, que puede dar mil soluciones, pero no se ha comprometido una sola vez en su vida. Hoy nuestra adolescencia y juventud, esperan de los que nos dirigen actitudes claras de compromiso y de responsabilidad personal, de sacrificio coherente con los valores éticos morales que decimos profesar, llevándonos a mirar a Jesucristo que no vino a ser servido sino a servir. La responsabilidad personal es sencillamente involucrarse en los quehaceres de la patria y no mirar de palco todo lo que sucede; no es ser mero espectador sino es hacer compromiso con la patria y por la patria. La responsabilidad es aquello que hace que ético y lo moral sean posibles en la política, ya que la responsabilidad por ser responsabilidad es una cuestión de moralidad y la moralidad es aquello que hace a la personal en su personalidad. La ética es posible en la política y desde una vivencia trágica, hace que la política por medio de los políticos, reconozcan su importancia impresidible.
3.8.3.- LA PARTICIPACIÓN
El patriotismo tiene que nacer de nuestros corazones, tenemos que moralizar nuestros pensamientos, nuestras ideologías, nuestras acciones políticas para que amemos más y más a Bolivia y a todos los que vivimos en ella. Es por eso que los ciudadanos deben en cuanto sea posible tomar parte activa en la vida pública. Por eso señalamos el tercer punto de vital importancia que es la participación[98]Esta participación tiene que ser de todos en la promoción del bien común que implica como todo deber ético, una conversión, una renovación sin cesar, de los miembros de la sociedad. Es preciso ocuparse del desarrollo de instituciones que mejoren las condiciones de la vida que es el don más preciado que Dios nos ha confiado
En este análisis de nuestra realidad nacional, no podemos dejar de lado lo que se ha venido impulsando desde hace muchos años y con más fuerza, desde 2004, esto es, las autonomías. Autonomías que son parte del quehacer político de nuestra sociedad, impulsado desde las regiones bajas de nuestro país. Estas autonomías según nuestro parecer, tiene que enmarcarse dentro los cánones ético-morales, con el fin de buscar el bien común de los bolivianos.
3.9.- AUTONOMÍAS
Nos interrogamos con mucha razón de ser: ¿Qué es autonomía[99]Etimológicamente: "La autonomía (del griego auto, "uno mismo", y nomos, "norma") es, en términos generales, es la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro. Se opone a heteronomía. Es la capacidad de darse normas así mismo, o sea, es el autogobierno, evidentemente nos estamos refiriendo a la autonomía de los territorios, de los departamentos"[100]; en este sentido, tenemos un ejemplo que tomar y ese ejemplo es la autonomía española que se enmarca de la siguiente manera:
"El consenso es la basa para la transición española, con la disposición de unos y otros a ceder para llegar a algún tipo de acuerdo y, además, ceder también en las cosas importantes, porque si sólo se quiere ceder en lo que se considera poco importante las cosas son difíciles […] la constitución establece el principio de solidaridad interterritorial. Por lo tanto, los territorios ricos tienen que financiar a los territorios pobres vía estado: […]"[101].
Podemos ver con claridad que el ejemplo autonómico de España, es muy interesante en el sentido de que su autonomía está regida por el principio de solidaridad. Sería interesante mirar ese tipo de autonomía para nuestro país, ya que la realidad nos dice que hay departamentos altamente beneficiados por los recursos naturales, es decir, ricos, y hay departamentos muy pobres, entonces lo que se tiene que hacer es implementar el principio de solidaridad en los estatutos autonómicos, para que vía Estado, contribuyan económicamente al desarrollo de las autonomías pobres. En esto tendría que jugar un papel muy importante el Estado, en el afán de velar y concienciar a las autonomías ricas para que depositen un porcentaje de sus ingresos a un fondo común, el cual se destinaría a las autonomías pobres para programas de salud, educación, servicios básicos, etc. Pero ¿cómo comprender estas autonomías que se quieren desde las tierras bajas del país?
3.9.1.- PAUTAS PARA COMPRENDER LAS AUTONOMÍAS
"[…] las autonomías, más allá de las presiones orientales y los miedos occidentales, son una realidad inminente en la futura organización del Estado en Bolivia […], en el fondo, reconocemos que las autonomías no son sino un nuevo reparto del poder político en Bolivia, entre un ámbito nacional y subnacional que en este caso, podría ser del departamento o la región"[102].
En otros términos, tal como plantea Juan Carlos Urenda en su libro las "autonomías", "se trata no sólo de una desconcentración y no de una descentralización, que implica necesariamente la transferencia de competencias; entonces no ha sido suficiente la lucha, ni la ley, ni la descentralización, lo que se pide es autonomía"[103]. Lo que se quiere con las autonomías, es simplemente darle a las regiones competencias legislativas para que pueda ser menos burocrático las acciones que lleven al desarrollo. Las autonomías se han hecho posibles a partir de la crisis de Estado de larga duración de los (1983) años de vida republicana, es precisamente la inexistencia o incapacidad que hemos tenido de lograr conciliar un estado-nación, "[…] tiene que ver también con un estado definitivamente ilegítimo porque ya no es garante del bien común y del ejercicio de los derechos fundamentales"[104]; el estado como tal, ha perdido ese timón de mando que tal vez nunca lo tuvo, el ordenamiento hacia el bien común de la colectividad y esa, creemos que ha sido y es la gota que rebalsó el vaso, el Estado simplemente no ha podido satisfacer las derechos elementales del pueblo.
3.9.2.- UNA OPORTUNIDAD DE DESARROLLO
Tenemos que entender que las autonomías planteadas en su sentido más amplio como aquel que busaca el bien común y se enmarca dentro del canon de solidaridad que es el ordenamiento ético-moral, es muy buena para el país. Autonomías, ¿En qué estamos de acuerdo?:
"En autonomías que signifiquen elección de autoridades por voto directo universal y popular. También estamos de acuerdo en que las competencias autonómicas estén referidas a políticas de desarrollo económico departamental, políticas de educación y salud, infraestructura social, así como también respecto al medio ambiente, turismo y otras competencias […]"[105]
En esa clase de autonomías estamos de acuerdo, que marque el principio de solidaridad interno y externo, es decir, solidaridad entre los pobladores del departamento y los departamentos más ricos con lo más pobres. Si las regiones que impulsan dentro de este marco este hecho histórico dentro del sistema político nacional, apoyamos con convicción, porque sencillamente representa el rescate de los valores que han sido pisoteados, y ellos son, la moral y la ética. Es posible unas autonomías que se enmarquen dentro de los cánones ético-morales, porque serían el abanderamiento del bien común y de la solidaridad. Pero no estamos de acuerdo en autonomías que tienen estas características:
"[…] despiertan susceptibilidad y entre esas susceptibilidades y miedos, se pueden mencionar los siguientes: no estamos de acuerdo en algunas competencias que en la propuesta autonómica y de estatuto planteado por el comité Pro Santa Cruz, particularmente en el campo del desarrollo legislativo, competencias que tiene que ver con el control y desarrollo legislativo de los recursos naturales, sobre todo tierra, hidrocarburos, minería y agua. Las asignaciones de tales facultades de desarrollo legislativo al departamento autonómico y, al mismo tiempo, el reconocimiento de los mismos para el ámbito nacional, resulta ambiguo y confuso"[106].
En las autonomías que simplemente busquen usurpar competencias del ámbito nacional y competencia del ejecutivo y legislativo, no estamos de acuerdo. Creemos aún que el Estado como se lo quiera ver, es el rector primordial de las riquezas naturales o de las fuerzas armadas o de relaciones diplomáticas internacionales, etc. Una autonomía entendida y buscada desde esas condiciones, viola el marco del ordenamiento jurídico de la nación, usurpar competencias y esto es señal de que no quiero compartir lo mío. No queremos autonomías que hagan de las capitales de departamento, otro modo de centralizar el poder político. Ya hemos ido mencionando que la comunidad política, cualquiera que sea su organización, debe estar en función a principios, en este caso, el bien común, la justicia social, la equidad, la solidaridad, reciprocidad, complementariedad, y la sana competitividad. Es un hecho que las autonomías van en Bolivia, pero una vez dados dentro del marco constitucional, con normas claras y competencias definidas y compatibilizado con la norma general del país C. P. E., ¿qué?. Autonomía ya, hemos gritado ¿y ahora qué? Humildemente queremos creer que las autonomías es, mejorar la calidad de vida de todos y no que unos cuantos sigan usufructuando de los privilegios con los cuales han vivido eternamente. Pensamos que hay que pensar más en la patria grande que en mi barrio, en mi familia, en mi casa, en mi zona, mi lugar, mis amigos, mi departamento, etc., con esto no queremos decir que hay dejar de pensar en la familia, la casa, el departamento, etc. Es de capital importancia entender las autonomías en clave de solidaridad.
Conclusión
En el recorrido que hemos realizado en el presente trabajo monográfico y tomando en cuenta aquello que nos habíamos planteado como objetivo general que son las concepciones ético-políticos en los diferentes autores que nos han precedido y sobre todo a la luz de la enseñanza de la iglesia, establecer pautas y algunas bases sencillas para una auténtica renovación de la actividad política en nuestro país con el afán de moralizar y revestir de ética las acciones políticas, queremos sintetizar brevemente el camino recorrido.
En el análisis que hemos realizado de los diferentes autores de la historia de la filosofía en la primera parte, hemos podido notar claramente que hay diferencias sobre la concepción política, esto, dependiendo de la época en que se han desenvuelto los autores que hemos tocado. Así por ejemplo:
Aristóteles la política es la búsqueda del bien de los ciudadanos y tiene el objetivo final la consecución de la felicidad.
Santo Tomás nos ha dicho que la política es un saber filosófico práctico, un saber moral.
Maquiavelo concibe la política como el arte de gobernar, saber gobernar, poner atención a las circunstancias que se me presentan, pero sobre todo, como aquel fin que justifica los medios.
Rousseau implícitamente afirma que la política es el reino de la institucionalización de la desigualdad y por ello es necesario los pactos en el Estado.
Hobbes por su parte, ve que la política es la lucha de todos contra todos y por ello dirá que el hombre es el lobo del hombre y el único fin en política, es el aumento de poder.
En la segunda parte hemos visto tomando en cuenta a Adela Cortina, que la ética y la política son como dos realidades irreconciliables, pero que en el fondo, a pesar de que la ética vive trágicamente en la política, es posible una política con cánones éticos.
Finalmente, en la tercera parte hemos analizado la realidad nacional a partir de la función que tiene la ética en la política boliviana y hemos visto que las acciones políticas de nuestros gobernantes, está lejos de los cánones éticos y por ello no hay la identificación con el bien común de toda la colectividad.
Vemos que las acciones políticas del oficialismo, están plenamente identificados con las concepciones políticas de Maquiavelo y Hobbes. Porque se ve claramente que para conseguir los fines no importan los medios para este gobierno (el fin justifica los medios Maquiavelo) y también vemos que se está dando una guerra sin cuartel, patentizado en la persecución de aquellos que disienten con el pensamiento del gobierno; en este sentido vemos la triste realidad de que el gobierno se ha convertido en el lobo de los que no piensan como él.
Por tanto concluimos que las acciones políticas gubernamentales, son maquiavélicas y hobbnianas. No han entendido el concepto profundo del quehacer político, no se busca en último término, el bien común de la sociedad. Vemos claramente que los cánones ético-morales, les perjudican y hacen caso omiso, porque simplemente tienen el deseo insaciable de perpetuarse en el poder. En este sentido tiene razón de ser lo que hemos dicho que la función de la ética está en problematizar las acciones políticas. Como la ética es un problema para el gobierno, entonces se apartan de ello y hacen un manejo amoral e inmoral de la política. Como para ellos no existe ni moral ni ética, entonces todo está permitido, todo está justificado.
Como hemos dicho anteriormente, para este gobierno el fin justifica los medios; para lograr sus objetivos vemos que resucita muertos, clonan a personas, suplanta identidades, etc., esto no lo digo simplemente por decir, sino es lo que nos ha ido mostrando el gobierno implícita o explícitamente. Aquí no hay respeto a la libertad de expresión y por ende a la libertad de prensa y pensamos que este es lo peor, ya que eliminar la libertad de prensa, es eliminar la conciencia del pueblo. No estoy defendiendo a los que dicientes por disentir, a los que se oponen por oponerse, a los que critican o criticones, sino sobre todo a aquellos que lo hacen para hacer crecer al país.
A partir de esto podríamos decir que la función de la ética en la política boliviana, es necesario y esto con el afán de sacarnos el egoísmo, del solo hecho de pensar en mi partido, en mi sector y no así en toda la colectividad. Por ello la ética juega un papel muy importante dentro del quehacer político, pero no podemos esperar que llueva en pleno invierno; se requiere un desarme espiritual, una toma de conciencia, etc. Por tanto, podríamos afirmar que se presentan muchas opciones para lograr el ansiado progreso de nuestro país y uno de ellos es el planteamiento autonómico para Bolivia. Las autonomías en este sentido se nos presentan como una oportunidad de desarrollo, de menos burocracia; se nos presenta como un compartir el poder, de auto-legislarse y sobre todo dentro del marco de la solidaridad. Queremos tomar partido por una autonomía que tenga como principio la solidaridad, ya que ello buscará el bien común a partir de la región, de toda la colectividad boliviana. En nociones filosóficas de lo que nos incumbe, las autonomías al margen de ser departamentales o municipales, tienen que tener la misión y la función y a la vez a la visión objetual de entenderse en clave de solidaridad, es decir, autonomías en clave de solidaridad y opción por los más desfavorecidos.
A partir de esto planteamos como alternativas de conciencia la conminación de que no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti; no gobiernes a los demás como no quieres que te gobiernen a ti; no enseñes a tus alumnos como no quieres que te enseñen a ti; no hagas la guerra a otros como no quieres que te hagan a ti; no mientan a los demás como no quieres que te engañen a ti. Todo esto nos lleva a reconocer en la educación, la búsqueda de la verdad, por tanto, no se educa a los pueblos privándolos de la claridad y la transparencia, de la moral y la ética, de los consejos evangélicos que nos conducen por una vida recta y llena de moralidad. Decir paz y fomentar la guerra, decir justicia y propiciar la arbitrariedad, decir democracia y actuar antidemocráticamente, es condicionar y dominar, es someter y no liberar y la educación es por sobre todas las cosas liberadora desde la libertad y en la libertad.
En este sentido planteamos el diálogo como un instrumento de concertación. El propósito del diálogo no es complacer al público, ni generar títulos periodísticos espectaculares, ni obtener prestigio personal. En definitiva proponemos que se tiene que dar una cambio trascendental de la conciencia; para cambiar Bolivia, hay que transformar la conciencia de los que nos dirigen, y esta transformación sólo podrá darse si cada uno de nosotros adoptamos ciertas obligaciones. Hay que decirles a los políticos que sus acciones carecen de sentido si se alejan de los cánones éticos. Los políticos deben saber que la política carece de sentido si no va acompañada de la responsabilidad y la moral o la ética, esto es, si no va acompañada de un anclaje ético del cual no puede haber alejamiento deliberado.
Hemos visto que las acciones políticas de nuestros gobernantes tienen ausencia de los cánones ético-morales. Por ello, la imperiosa necesidad de la ética en la política nacional, se patentiza y cobra vital importancia en el sentido de que no se deje de lado las propuestas moralizadas en campañas proselitistas, ya que una vez llegados al poder, se olvidan de aquellas propuestas y dejan de lado la ética, la moral y a partir de ello, todo está permitido y no importan los medios para llegar a aquellos objetivos que se plantean. Por último, insinuamos que si queremos el bien común de la sociedad, no hay otro camino que revestir de ética las acciones políticas, las conciencias de los políticos y de alguna manera, también de la ciudadanía, ya que si logramos esto, estaremos por buen camino hacia el desarrollo, hacia la vida digna, donde se respete los derechos humanos sin privilegiar a nadie.
La función de la ética está en problematizar las acciones políticas.
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Anexos
ANEXO Nº 1
http://encuestas.ya.com/SPoll/$M=results$P=37867
Actualidad. Nº de votos: 90 POLÍTICA: ¿Qué es lo que más te preocupa de la política de nuestro Gobierno? |
ESQUEMA
El terrorismo: 22% |
El nacionalismo: 31% |
La migración: 7% |
La violencia de género: 10% |
Otros: 30% |
ANEXO Nº 2
ANTECEDENTES: POLÍTICA
La política como una actividad que comporta una actitud reflexiva, es la tarea de todos los ciudadanos, independientemente de nuestro accionar político o social dentro de una sociedad, por eso, se trata de la actividad del político y también la de todo miento de la sociedad en la medida en que interviene o trata de intervenir en los procesos que permiten llagar a decisiones respecto a la forma de gobierno, los planes gubernamentales, las condiciones dentro de las cuales se ejerce la libertad universal y el cumplimiento de la justicia[107]Por ello brevemente queremos mencionar alguno de los antecedentes primordial de la política. Antecedentes que están sobre todo en aquellos grandes pensadores que ya no han precedido y que han dejado memoriales obras acerca de la política. Como antecedentes estamos tomando solo lo que vamos a analizar en el presente trabajo.
La Política y las dos Éticas a Nicómaco de Aristóteles
Régimen de los Principios de Santo Tomás
El Príncipe de Maquiavelo
El Leviatán de Tomás Hobbes
El Contrato Social de Rousseau
ANEXO Nº 3
ANTECEDENTES: ÉTICA
Son numerosos los sistemas éticos elaborados a lo largo de la historia[108]Cuando uno estudia ética en un manual o en determinado autor, estudia una ética, es decir, una determinada teoría de la moralidad. Cada una de las teorías encierra una verdad, y el hecho de que no poseamos la verdad total, no significa que no podemos acerarnos más o menos a la verdad. Cada sistema trabaja en eso, en tratar de acercarse a la verdad. Cada sistema responde a una actitud moral. Lo que pretendemos no es el conocimiento teórico de estas que ya está por demás, sino conocer mejor a través de ellas las actitudes que luchan por imponerse unas sobre otras en nuestro interior y en el seno de nuestra sociedad.
Ética de las virtudes: máxima aspiración, la felicidad. Origen en los griegos como Sócrates, Platón, Aristóteles.
Epicureismo, máxima aspiración, el placer corporal sin límites. Epicuro.
Estoicismo, máxima aspiración, vivir conforme a la naturaleza.
Neoplatonismo, máxima aspiración, la perfección del alma, la contemplación de las ideas.
Kantismo, máxima aspiración, el deber por amor al deber.
Utilitarismo, máxima aspiración, buscar la felicidad rechazando el dolor y buscando el placer. Bueno lo que produce placer y malo lo que produce dolor. Bentham.
Ética del superhombre, su máxima aspiración, la búsqueda del poder y la grandeza, para lo cual se implementa el maquiavelismo político de que l fin justifica los medios, Nietzsehe.
Ética marxista, máxima aspiración, la búsqueda del hombre nuevo, totalmente libre que será fruto de la sociedad comunista. Es una moral revolucionaria.
Ética cristiana, su máxima aspiración, la implementación de la tabla mosaica. El reconocimiento de que todos los hombres somos hermanos, hijos de un Dios que es misericordia y amor.
A partir de los expuesto, podríamos decir que la política goza de una autonomía en cuanto a la ética, es decir, la política no tiene que dar cuentas a nadie menos a la moral ni a la ética, esto diríamos siendo extremistas en nuestro pensamiento por un lado y por otro lado, podríamos decir lo mismo a cerca de la ética que es independiente y no tiene nada que ver en los asuntos políticos. Pero lo dicho no es la afirmación última que podamos tener a cerca de estas dos cuestiones presentes en la vida de los pueblos y por ende de las personas. Cuando la política se la aleja de los cánones éticos, pierde su legitimidad por sobre todas las cosas y cuando la ética se inmiscuye en la actividad política, cumple la función de problematizarla a la política, y por eso se dice que la función de la ética es "problematizar la política".
ANEXO Nº 4
POLÍTICA COMO CIENCIA Y COMO PRAXIS
La vigencia de la democracia y la renovación y perfeccionamiento de la vida política de un país, está ligada a la existencia y al dinamismo de los partidos políticos. Ninguna democracia moderna puede prescindir de los partidos políticos, de la actividad partidista, sin embargo vemos en los últimos tiempos, que los partidos políticos han perdido credibilidad de la opinión pública, en relación a los partidos y a la clase política en general. Lo más grave es que la vida política se ha ido alejando de los valores éticos. Un mal entendido "pragmatismo" ha llevado a muchos políticos y partidos, a prescindir de toda normatividad moral. La política es el conjunto de conocimientos y de prácticas para el gobierno de los pueblos, por tanto implica "ciencia, práctica y arte"[109].
POLÍTICA EN CUANTO CIENCIA
En este campo vemos que la ciencia nos da los conocimientos sobre los aspectos del estado. En general se considera que la política en cuanto ciencia, forma parte de las denominadas ciencias sociales, como la antropología, la historia, la sociología y su relación con estas admite dos perspectivas. Algunos admiten que la política en cuanto ciencia, ocupa un lugar preponderante por las cuestiones individuales y colectivas, que estudian la manifestación de una creencia personal como actividad profesional y como ejercicio de autoridad. Y el punto de vista opuesto es que la política en cuanto ciencia, está al servicio de las demás ciencias sociales porque depende de sus conceptos, métodos y análisis. Los precursores de la ciencia política se ocupaban de la forma de alcanzar y mantener objetivos ideales. Hoy en día, la mayor parte de las investigaciones de la política en cuanto ciencia tiene que ver con temas concretos, como las relaciones entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial en el ámbito nacional; las relaciones internacionales entre estados en el marco internacional; las campañas electorales y las elecciones; las regulaciones administrativas; los impuestos; la política comparada; y las acciones e influencias de los grupos involucrados en las finanzas, el trabajo, la agricultura, la religión, la cultura o los medios de comunicación.
ANEXO Nº 5
EL ALMA DE NUESTRA POLÍTICA
Aquí es necesario hacer una mirada a la intimidad de la casa de todos los bolivianos, en cuyos pasillos se ha escrito la historia del país. En tiempos de crisis, no muchos suelen decirse representados por los hombres del congreso nacional. Pero en su momento, por ellos se ha sufragado. Sin duda son el reflejo de la voluntad, el eje de las decisiones de la vida política de todos los bolivianos. Por ello, los pasillos, los ambientes resultan desde hace más de un siglo, testigos de las dispares y encontradas paciones humanas.
Al parecer fue una cuestión de destino. A fines del XVI sobre el área que ocupa este legislativo funcionaba un místico recinto religioso: el LORETO. De ese tiempo subiste la actual estructura un medieval pasadizo subterráneo que se comunica con viejos templos y edificios peceños.
En medio de las paradojas de la vida, la apacible vida conventual fue subsumida y relegada por la fiebre del poder que se concentraba en la plaza central. Los pasadizos sirvieron a revolucionarios fugitivos y el entorno a ejecuciones. Ya en los albores de la república los monjes dieron paso a la guardia del Loreto. Con el transcurso del tiempo, se convirtió en escenario de tragedia. Sobre esos cimientos, en 18, tras el final de la guerra federal y el cambio de sede de gobierno, empezó a levantarse la actual estructura. Siete años más tarde cientos de hombres y mujeres empezaron a inscribirse sobre estos pasillos con palabras y hechos, su imagen en la historia. Muchos más, ilustres olvidados, solo lo transitaron, se fueron tal vez recompensados o castigados en el ejercicio de otros afanes más discretos. Todo, héroes, mártires y villanos. Parlamentarios vitoreados como aquellos que emergieron en 1956 tras el primer gobierno de la primera revolución nacional. Parlamentarios fugitivos desesperados, acorralados por las multitudes, como los del congreso del año 2005. Días ejemplares; las cámaras y la memoria de los parlamentarios de lujo, con verbo valeroso y elocuente, como Franz Tamayo, Fausto Reynaga, Walter Guevara o Marcelo Quiroga Santa Cruz; o parlamentarios sinvergüenzas como aquellos que acordaron fijarse una dieta vitalicia en 2001 o los célebres y tontos levantémonos. Decisiones ejemplares que frenaron catástrofes sociales o enseñaron dignidad, como aquella jornada de noviembre de 1979 cuando decenas de congresistas no obedecieron al militar que les apuntaba. Decisiones vergonzosas que precipitaron tragedias y llenaron de uniformados la cúpula y la terraza, allí desde donde se puede vigilar el área estratégica de La Paz, tantos suplantaciones, grescas y pactos reservados.
Las frases: Allí el salón Abel Iturralde, las diplomáticas sonrisas en charlas con personalidades históricas, como Fidel Castro, Jimmy Carter, presidentes y hasta nobles de variadas coronas. También la visita de angustiados mediadores decididos a frenar un baño de sangre. Y por supuesto, los tensos diálogos de astutos operadores políticos. Las horas y más horas de negociaciones, presidentes, ministros, prefectos enfrascados en dar soluciones desde sus intransigencias a los problemas capitales del país. Las convocatorias a diálogos infructuosos, el amague, las sonrisas inauténticas, las fotos despreciativas, etc. Todo ello y la obra de un universo de fantasmas entre gradas y umbrales marcan este escenario, el escenario del alma de nuestra política[110]
ANEXO Nº 6
TRIUNFA EL POLÍTICO QUE ES LLAMADO A GOBERNAR
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