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Los “nuevos” pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis) (I) (página 5)

Enviado por Ricardo Lomoro


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En la última década, países como Chile, Brasil o México redujeron su desigualdad, mientras que en EEUU ocurrió lo contrario.

Aunque según los analistas las diferencias de ingresos entre ricos y pobres en EEUU comenzaron a ensancharse a finales de los años setenta, muchos señalan que en la última década el proceso se aceleró tras la llegada al gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009) y la reducción de impuestos a los ricos y reducción del gasto en programas sociales adoptadas bajo su mandato.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el 1% más rico del país concentra el 19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el 40% más pobre.

Paridad de compra

¿Supone este crecimiento de la desigualdad que sus clases medias y bajas viven peor que las de los países latinoamericanos que han reducido las diferencias de ingresos?

Desigualdad

El coeficiente Gini es una de las medidas de la desigualdad entre países más usadas. Un valor de 0 expresa igualdad total y un valor de 1 una desigualdad máxima.

Estados Unidos: 0,40 (1997) 0,45 (2007)

Venezuela: 0,49 (1998) 0,41 (2009)

Brasil: 0,6 (1998) 0,56 (2005)

Chile: 0,57 (2000) 0,52 (2009)

Colombia: 0,53 (1996) 0,58 (2009)

Costa Rica: 0,45 (1997) 0,48 (2008)

Guatemala: 0,55 (1998) 0,55 (2007)

Bolivia: 0,57 (1999) 0,58 (2009)

México: 0,53 (1998) 0,48 (2008)

Fuente: CIA World Factbook

Stephen J. Rose, profesor de la Universidad de Georgetown, responde que indudablemente no es así.

"La desigualdad es un dato relativo y otros indicadores como la paridad de poder de compra nos transmiten una idea más fiable del estándar de vida de un país como la paridad de poder de compra", asegura Rose en conversación con BBC Mundo.

"Por ello", continúa Rose, "no se puede cuestionar que un ciudadano estadounidense con ingresos medios o incluso bajos vive mejor que alguien que se sitúe en el mismo lugar de la escala en un país de Latinoamérica".

Aunque el profesor de Harvard Christopher Jencks también tiene reservas respecto a las comparaciones con el coeficiente Gini, él cree que estos datos reflejan una tendencia preocupante.

Jencks le dijo a BBC Mundo que cada vez más el conjunto de EEUU corre el riesgo de parecerse a un Estado como Texas, donde los indicadores sociales son "terribles".

"Un alto número de madres solteras, de divorcios, resultados escolares muy mediocres, abandono escolar…", enumera él como ejemplo, y lo atribuye a la reducción del gasto público en educación y otras inversiones sociales.

Jencks cree que el plan de aumento de impuestos de Obama es una medida que avanza en la dirección correcta, aunque desde el principio los congresistas republicanos ya han anunciado que se opondrán a ella y han criticado al presidente por haber prendido la llama de una guerra de clases.

Obama ya mostró su disposición en 2007, cuando era candidato presidencial, a subir los impuestos a los ricos para acabar con la desigualdad creciente en el país.

"Tenemos los mayores niveles de desigualdad desde la Gran Depresión (años treinta)", dijo Obama en una entrevista al diario The New York Times.

Otros expertos que han comentado los planes de Obama son más escépticos respecto a la posibilidad de que el plan de la Casa Blanca pueda servir para reducir la desigualdad.

Han apuntado que las diferencias entre ricos y pobres están creciendo en todo el mundo y lo seguirán haciendo a causa de la globalización y los adelantos tecnológicos.

Heredarás la pobreza (¿el país de las oportunidades?)

"Cynthia dejó la escuela a mitad de la secundaria porque no podía leer en inglés y empezó a reprobar exámenes, uno tras otro. Ana Gabriela tiene diez años y también abandonó: su madre no pudo ocuparse de llevarla porque tenía que mantener sola a una familia de cinco. A Pedro, sus padres no saben si anotarlo cuando cumpla cuatro porque nadie les ha explicado para qué sirve el preescolar"… La crisis educativa para los latinos en EEUU empieza en preescolar (BBCMundo – 19/9/11)

Los tres son parte del grupo demográfico de mayor crecimiento y el de peor desempeño en el sistema educativo de Estados Unidos: jóvenes latinos, protagonistas involuntarios de una crisis que cobra forma en las aulas pero promete trasladarse a la economía.

Con una población que se expande más rápido que la de los blancos, los hispanos representan el 23% de los estadounidenses menor de 17 años y son más de 12 millones en las escuelas. Pero, según las estadísticas oficiales, tienen tres veces más posibilidades que sus pares blancos de quedarse a mitad de camino, sin conseguir su título de secundaria.

Ningún estado representa mejor que Nuevo México esta brecha educacional: ubicado en la frontera, es el único en el país donde la población hispana es el mayor grupo étnico, y los alumnos latinos superan a los demás por casi el doble. Tiene, también, una tasa de deserción cercana al 50%.

Allí viven Cynthia, Ana Gabriela y Pedro. En el poblado de Cerro Misión, cerca de la ciudad de Albuquerque, no hay casas de cemento y cimientos: sólo viviendas móviles, las "trailas", como las llaman los habitantes hispanos de la zona, una de las más pobres de la región.

Reyna García, llegada desde México hace 6 años, ocupa una de ellas con sus tres niñas.

"Es difícil mandarlas a la escuela, a mí me toca todo sola… Trabajaba limpiando cuartos (de hotel) pero me descansaron desde diciembre hasta acá y es muy difícil encontrar trabajo. Cuando uno tiene hijos de aquí le dan mucha ayuda, pero a mí no", dice la mujer a BBC Mundo.

Ella, como muchos otros, ha elegido quedarse porque "de todos modos es mejor aquí que en mi país". Aunque quedarse implique soportar el calor seco del desierto, sin agua corriente y sin más protección que una cerca de alambre para mantener a raya a los pandilleros del barrio.

Los expertos en educación señalan que la ecuación es tan simple como alarmante: basta sumar la pobreza en que vive una gran parte de las familias latinas -incluso hispanos de segunda y tercera generación- y la falta de integración a través del idioma y otras pautas culturales, para obtener como resultado las altas tasas de deserción escolar.

"Los hispanos tienen muchas dificultades en "navegar" el sistema y lograr que sus chicos se inserten y saquen beneficios. Algunos tienen que desvivirse por llevar comida a la mesa cada día, ¿cómo van a estar pendientes de cosas de la escuela?", señala Mike Ogas, director de un instituto en Los Lunas, muy cerca del Cerro.

Así, las estadísticas: más del 57% de los estudiantes de Nuevo México no alcanzó los niveles establecidos oficialmente para mostrar avances de aprendizaje (medido mediante el "Adequate Yearly Progress", AYP) en los últimos años.

Catalina Trujillo, nacida en Nuevo México de padres mexicanos, lo logró para su hija Juanita. Pero sabe que es una de pocas.

"Me llevó una lucha constante con maestros y directores. Querían ponerla en el aula de educación especial y nosotros sabíamos que ella no tenía que ir allí. Muchas veces estuvo por rendirse, pero nosotros la empujamos", dice.

Jesús García no corrió igual suerte: expulsado de la escuela por presunta participación en una pandilla, a los 18 años no tiene empleo ni título ni miras de conseguirlo.

"Es malo, yo quería terminar pero ahora no tengo muchas oportunidades. Igual tengo muchos amigos que dejaron (la escuela) por estar en pandillas y drogas. Cuando voy a buscar trabajo no me dan, ni en McDonald"s me dan", asegura.

Para paliar la crisis de escolarización, los expertos que trabajan con comunidades hispanas intentan crear conciencia sobre una receta que está al alcance de la mano: el preescolar.

Según el Departamento de Educación estadounidense, las familias latinas son las menos proclives, entre todos los grupos étnicos, a anotar a sus hijos en programas de educación temprana. Así, a la edad de tres años los niños hispanos tienen un 50% más de probabilidades de tener "habilidades de vocabulario expresivas limitadas", en comparación con los no hispanos.

"Muchos padres no quieren que a sus hijos se les enseñe español, creen que van a ser más exitosos si se les enseña en inglés. Por eso creemos en la intervención temprana: para cuidar la transición de una lengua a otra", señala la educadora Teresa Ogas, quien trabaja en un programa de apoyo escolar donde el 75% de los beneficiarios son de origen latino.

El gobierno de Barack Obama, en el documento "Mejorando la educación para la comunidad latina" de abril pasado, reconoció la crisis educativa y dio la voz de alerta: los estudiantes hispanos, dijeron, resultarán clave para alcanzar la meta autoimpuesta de convertirse en el país con el mayor porcentaje de graduados del mundo antes de 2020.

Sin embargo, las administraciones estatales tienen bajo su órbita la implementación de políticas educativas y no todas coinciden en qué camino seguir.

En Nuevo México, el gobierno demócrata que terminó en 2010 había establecido un comité especial para asesorar sobre educación hispana, pero luego, tras la llegada al poder de la republicana Susana Martínez, la estrategia ha cambiado:

"Mi intención es que nos concentremos en el 25% de la clase que muestra peor desempeño, independientemente del grupo racial al que pertenezca. No podemos focalizarnos en los niños hispanos a expensas de los estadounidenses (blancos)", afirmó la gobernadora a BBC Mundo.

Los resultados de las políticas de educación los verá esta generación de alumnos cuando le toque pasar a la vida económicamente activa. Lo que está en juego, alertan muchos, es el futuro económico de un país entero, en el que los hispanos –graduados o no- tendrán cada vez más importancia.

La crisis en cifras (Fuente: Departamento de Educación de EEUU)

Hay 50,5 millones de hispanos en Estados Unidos, según el censo nacional de 2010.

Entre 2000 y 2010 la población latina creció 15,3 millones, la de mayor expansión entre todos los grupos étnicos de Estados Unidos.

La población latina es mucho más joven que la blanca no hispana: hay 17,1 millones de hispanos menores de 17 años, lo que equivale a 23% de la población en ese rango de edad.

Casi 22% de los inscritos en las escuelas públicas estadounidenses es latino: uno de cada cinco alumnos entre preescolar y 12 años.

Sólo la mitad de los estudiantes latinos consigue su diploma en el tiempo estipulado; de aquellos que se gradúan en secundaria, sólo la mitad está preparado para estudios terciarios.

Sólo 13% de los hispanos tiene título universitario y menos de 4% consigue títulos superiores.

En general, los latinos tienen el menor nivel de éxito en la educación de todos los grupos étnicos de EEUU.

Los más pobres de los pobres

"Por primera vez el mayor grupo étnico de niños pobres no es de raza blanca. Los 6,1 millones de niños hispanos que vivieron en la pobreza el año pasado, excedió a cualquier otro grupo étnico, según un análisis de las cifras de la Oficina del Censo por parte del Pew Research Center"… Los latinos se convierten en el grupo étnico con más niños pobres en EEUU (The Wall Street Journal – 29/9/11)

En 2010, 37,3% de los niños pobres eran latinos, 30,5% eran blancos y 26,6% eran negros. Este hito negativo alcanzado por los hispanos se deriva de sus problemas ocasionados por la crisis económica sumado a su alta tasa de natalidad, indicó el informe.

Los niños pobres tienen menos probabilidades de completar la escuela secundaria o ingresar a la universidad. Los latinos representan el 16% de la población estadounidense y representan el 23% de todos los niños del país, según el censo de 2010.

"Cuando hablamos de los niños hispanos, representan cerca de un cuarto de los niños del país actualmente", dijo Mark Lopez, quien escribió el informe de Pew. "Cómo maduren estos niños y cómo les vaya en el colegio y el mercado laboral tendrá implicaciones para el futuro del país en este siglo".

Los datos del censo publicados a principios del mes de septiembre (2011) revelaron que más estadounidenses se encuentran en la pobreza ahora que en cualquier otro año desde 1993, con 22% de los niños estadounidenses pobres. Se considera que un niño vive en la pobreza si él o ella pertenecen a una familia cuyos ingresos están por debajo de la línea federal de pobreza para el tamaño de su familia. En 2010, esa línea para una familia de cuatro se ubicaba en US$ 22.314 al año.

La gran mayoría de niños latinos que viven en la pobreza nacieron en Estados Unidos. Más de dos tercios de ellos, o 4,1 millones tienen padres inmigrantes, según el informe. Los otros 2 millones tienen padres nacidos en EEUU.

En 2006, los 4,2 millones de niños blancos que se encontraban en la pobreza superaron a cualquier otro grupo. En aquel entonces había 4,1 millones de niños latinos pobres y 3,8 millones de niños negros pobres.

En los siguientes años, el declive económico golpeó desproporcionadamente a los hispanos. Muchos estaban empleados en construcción, hotelería y otros sectores afectados. La tasa de desempleo entre los hispanos es de 11% frente a la tasa general de 9,1%, según la Oficina de Estadísticas Laborales

Desde 2007, la tasa de pobreza para los niños latinos subió en 6,4 puntos porcentuales, frente a un incremento de 4,6 puntos porcentuales para los niños negros y 2,3 puntos porcentuales para los blancos.

"Estos son momentos difíciles para las familias latinas, pero ellos usualmente se apoyan entre sí", dijo Jorge-Mario Cabrera, portavoz de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Angeles. "Esta es la primera vez que vemos a tanta gente pidiendo comida, ropa y artículos escolares".

Entre los niños latinos con un padre desempleado, más de cuatro de cada 10 vivían en la pobreza en 2010, indicó el informe.

Joe Rubio, líder de la Fundación Industrial Áreas, la cual trabaja con familias hispanas en Arizona, dijo "el verano fue muy duro para los niños que no tienen acceso a los almuerzos escolares gratuitos. La iglesias y los grupos de ayuda de emergencia están viendo una inagotable demanda por ayuda".

Proporcionalmente, más niños de raza negra, 39%, viven en la pobreza. Esa cifra se compara con una tasa de pobreza de 35% para los niños latinos y 12% para los niños blancos, según el censo.

Tanto los niños pobres latinos como los blancos son menos propensos a pertenecer a familias con una madre soltera, en comparación con las familias negras con porcentajes de 45%, 46% y 77% respectivamente.

La expansión de los latinos desde California y los estados del suroccidente a lugares como Georgia y Carolina del Norte se refleja en las cifras de pobreza. En 2010, 38% de los niños pobres hispanos vivían en el sur, frente a 23% en 1993.

The "nightmare" of the "American dream"

"Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. Todos los factores (educación, sanidad, nutrición, pobreza, salarios…) se deterioran rápidamente en una economía en declive"… EEUU: ¡Bienvenido al tercer mundo! (Negocios.com – 25/11/11)

"Los Estados Unidos se parecen cada vez más similar a un país del tercer mundo. Los datos económicos indican una dura realidad que el debate político general evita. La evidencia sugiere que, sin reformas fundamentales, los EEUU se convertirán en una nación post-industrial y un nuevo país del tercer mundo en 2032". Les suena extraño, veamos lo que argumentan los analistas de Seeking Alpha para afirmar esto: Las características fundamentales que definen a un país del Tercer Mundo son el alto desempleo, la falta de oportunidades económicas, los bajos salarios, la pobreza generalizada, la extrema concentración de la riqueza, la deuda pública insostenible, el control del gobierno por los bancos internacionales y corporaciones multinacionales, débil estado de derecho y las políticas contraproducentes del gobierno.

Todas estas características son evidentes en los EEUU de hoy en día.

Otros factores incluyen la mala salud pública, nutrición y educación, así como la falta de infraestructura. La salud pública y la nutrición en los EEUU, aunque se sitúan por debajo de los estándares europeos, están muy por encima de los de los países del tercer mundo. La educación pública norteamericana ahora se ubica detrás de países más pobres, como Estonia, pero sigue siendo superior a la de los países del tercer mundo. Mientras que infraestructuras en ruinas se pueden ver en ciudades de todo el país, la vasta infraestructura de los Estados Unidos no se puede comparar a un país del tercer mundo. Sin embargo, todos estos factores se deterioran rápidamente en una economía en declive.

El desempleo y la falta de oportunidades económicas

El desempleo es un problema de fondo, estructural a los EEUU, es un desafío fundamental. El mercado laboral de EEUU está en una tendencia descendente de largo plazo debido a la globalización, es decir, la deslocalización de la fabricación, la externalización de puestos de trabajo y la desindustrialización.

La fuerza laboral de EEUU se ha reducido en aproximadamente el 6,5% desde su pico en el año 2000 y ahora sufre un desempleo crónico del 9,1%. A pesar de que la fuerza de trabajo creció en los años 1980 y 1990, y que las familias de doble ingreso se convirtieron en la norma, el tamaño de la fuerza laboral se está reduciendo debido a la falta de oportunidades económicas.

Oficialmente, el desempleo de larga duración es del 16,5% y los desempleados de larga duración (sin trabajo durante 27 semanas o más) son 5,9 millones, el 42,4% de los desempleados. Sin embargo, antes de la administración Clinton, las medidas de desempleo incluían a los trabajadores que ya no son contados como parte de la fuerza laboral. Utilizando los criterios pre-Clinton, el desempleo supera el 22%, sólo el 3% por debajo del peor momento (24,9%) de la Gran Depresión. En países con poblaciones de más de 2 millones de habitantes, Macedonia es el líder mundial con el 33,8% de desempleo, seguido de Armenia con un 28,6%, 27,3% en Argelia y la Franja de Gaza, con el 25,7%.

Para agravar aún más el problema del desempleo, toda una generación de jóvenes estadounidenses se están quedando atrás en términos de oportunidades económicas. Los préstamos para estudiantes excedieron del billón de dólares, mientras que la tasa de participación laboral de jóvenes entre 16 a 29 años que están trabajando o buscando trabajo, cayó a 48,8% en 2011, el nivel más bajo jamás registrado. Falta de oportunidades económicas entre los jóvenes, incluyendo a millones de graduados universitarios desempleados, es una característica de países como Túnez.

El deterioro estructural del mercado laboral de EEUU seguirá produciéndose, ya que los trabajadores estadounidenses se han fusionado en una fuerza laboral global en la que todavía no pueden competir directamente con países como China e India. En China, por ejemplo, el salario bruto, en términos de paridad de poder adquisitivo, es equivalente a aproximadamente $514 por mes, 57% por debajo del umbral de la pobreza en EEUU. De acuerdo con el Instituto de Política Económica, el déficit comercial de EEUU con China por sí solo ha causado una pérdida de 2,8 millones de empleos en EEUU desde 2001.

La caída de los salarios reales y de los ingresos familiares

Los trabajadores son más pobres en términos de poder adquisitivo cuando el costo de la vida aumenta más rápidamente que los salarios. De hecho, si los ingresos del hogar se ajustan por inflación, las familias estadounidenses más pobres han crecido significativamente en los últimos diez años. En 2010, por ejemplo, el ingreso real medio por hogar cayó un 2,3%. Aunque el salario medio ha aumentado de manera constante en términos nominales, la disminución del poder adquisitivo es una realidad para la mayoría de los estadounidenses.

De acuerdo con el famoso economista Milton Friedman, "la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario". En otras palabras, los precios suben cuando la oferta de dinero se incrementa más rápido que la población o la actividad económica sostenible. El crecimiento económico aparente que se crea a través de la expansión del crédito, es decir, mediante el aumento de la oferta de dinero, tiene un efecto estimulante temporal, pero también hace que los precios suban. La oferta de dinero real es una medida exacta de la inflación.

Aunque el IPC es suficiente para ilustrar la disminución de los salarios reales, el IPC no mide el costo de la vida de una manera realista. Según el economista John Williams, la inflación del IPC subestima sistemáticamente.

El ingreso real de los hogares estadounidenses se ha puesto de nuevo a los niveles de 1996, a pesar de que muchos hogares ahora tienen dos ingresos en lugar de uno. Las familias con dos ingresos representaron gran parte del aumento en el ingreso real medio por hogar durante los años 1980 y 1990, pero hoy, dos fuentes de ingresos son apenas algo mejores que un solo ingreso de hace tres décadas.

Mientras los salarios de EEUU y los ingresos familiares sigan cayendo en términos reales, la pobreza y la dependencia de los programas gubernamentales de asistencia seguirán aumentando

La pobreza es cada vez mayor

Según la Oficina del Censo de los EEUU, la tasa de pobreza en los Estados Unidos se elevó a 15,7% en 2011, con 47,8 millones de estadounidenses que viven en la pobreza (1 de 6). La línea oficial de pobreza, determinada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU, es de $22.314 para una familia de cuatro miembros. El número de familias que viven en la pobreza ha aumentado considerablemente desde 2006 y continúa en ascenso.

El Programa de Asistencia Nutricional del Departamento de Agricultura de los EEUU, atendía a 45.8 millones de hogares en mayo de 2011. El programa ahora alimenta 1 de cada 8 estadounidenses y casi 1 de cada 4 niños.

Concentración de la riqueza

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, advirtió que, "en última instancia, estamos interesados en los estándares de vida y en las tendencias de la distribución de la salud, los cuales, más importantes que las ganancias o los ingresos, representan una medida de la capacidad de los hogares para el consumo".

En otras palabras, la concentración de la riqueza socava la base de consumidores de la economía, provocando una disminución del PIB y del paro, lo que reduce los niveles de vida. Obviamente, la riqueza total de la sociedad se reduce cuando la riqueza está muy concentrada, porque hay un menor nivel de actividad económica.

Los datos económicos de varias fuentes, entre ellas la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), muestran que la riqueza y los ingresos en los Estados Unidos se han ido concentrando cada vez más. El 1% de los estadounidenses poseen el 38,2% de los activos del mercado de valores.

Para ese 1% de los estadounidenses, los ingresos del hogar se triplicaron entre 1979 y 2007 y han seguido aumentando, mientras que la riqueza del hogar en los Estados Unidos se ha reducido en 7.7 billones de dólares. El coeficiente de Gini muestra la creciente disparidad en la distribución del ingreso.

En términos del coeficiente de Gini, los Estados Unidos se encuentran ahora en paridad con China y pronto superarán a México, un país todavía en desarrollo. Cabe señalar, por supuesto, que los EEUU siguen siendo un país mucho más rico en general. Si la tendencia actual continúa, sin embargo, los EEUU se asemejarán a un país del 3er mundo, en términos de la disparidad en la distribución del ingreso, en aproximadamente dos décadas, es decir, en 2032

Bienvenido al tercer mundo

Los Estados Unidos se están convirtiendo en un país postindustrial y neotercermundista. En parte como consecuencia del aumento del desempleo y la falta de oportunidades económicas, la caída de los salarios reales y los ingresos familiares, aumento de la pobreza y el aumento de la concentración de la riqueza, y a que el gobierno de EEUU se enfrenta a una crisis fiscal histórico. La influencia dominante de las empresas sobre el gobierno de los EEUU, sobre todo por los grandes bancos, el debilitamiento gubernamental a nivel federal y las políticas destructivas de impuestos están agravando los problemas económicos que enfrenta Estados Unidos.

A menos que se implementen reformas estructurales o se produzca un colapso hiperinflacionista (debido a los problemas fiscales del gobierno de los EEUU), el deterioro de la economía de EEUU continuará y se acelerará. A medida que la economía de EEUU continúa su descenso, la salud pública, nutrición y educación, así como la infraestructura del país, se deterioran visiblemente y el estado tercermundista de los Estados Unidos se hará evidente.

Los niveles de pobreza alcanzan su record en 18 años

"Los bancos van a perder millones de dólares en pagar deuda si la mayor quiebra municipal en la historia de Estados Unidos no cesa. Pero las verdaderas víctimas del colapso financiero son los habitantes del condado Jefferson, en Alabama, que están teniendo que bañarse con agua embotellada y utilizando baños portátiles después de que les hayan cortado la red de suministro. Una situación que vuelve a poner de manifiesto que el "sueño americano" para millones de estadounidenses resulta cada vez más inalcanzable"… Tercer Mundo en Estados Unidos: crece el abismo entre ricos y pobres (El Confidencial – 18/12/11)

Este año (2011) la Oficina del Censo de Estados Unidos ha dado a conocer el número de habitantes pobres que hay en el país: 46,2 millones. Una cifra récord. Las estadísticas que revelan el descalabro son múltiples y uniformemente malas. En términos porcentuales, la tasa de pobreza es la más alta desde 1993: 15,1%. En el año 2000, la cifra era de 11,7%.

Descalabro también en el ingreso anual de los hogares, que cayó en un 2,3%, hasta llegar a los 49 dólares (en EEUU una familia pobre es aquella que posee un salario anual de 22 dólares o menos y, si se trata de una sola persona, igual o menor que 11 dólares), en el número de habitantes sin seguro médico, que ya supera los 50 millones de personas y, en la cifra de niños pobres, que llega ya al 22%. Además, la mayoría de ellos no tienen acceso a la educación superior, por lo que es probable que continúen siendo pobres cuando sean adultos. La lucha contra estos datos, entre otras muchas cosas, es lo que ha llevado al indignado a ser nombrado el personaje del año, según la revista Time. 

edu.red

Si se analizan los niveles de pobreza por ciudades y estados, entre las tres ciudades con una desigualdad social más severa se encuentra Washington, la capital de Estados Unidos, donde el nivel de pobreza asciende al 19%, uno de los más elevados, con uno de cada 5 cinco ciudadanos viviendo por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, la sede de la Casa Blanca ocupa el tercer lugar en la lista de estados que registran una mayor distancia entre ricos y pobres, la primera posición la ocupa Atlanta, capital del estado de Georgia. Le siguen Nueva Orleans, capital del estado de Luisiana, y Nueva York la ciudad "natal" de los "indignados", que luchan contra la injusta distribución de ingresos. 

En lo que respecta a los estados más pobres, casi todos los estados del sur estadounidense se encuentran entre ellos, como se muestra en este "mapa de la pobreza", lo que se debe a su desarrollo agrario, a la gran afluencia de inmigrantes pobres y a los problemas presupuestarios. 

Cifras "esperadas" pero que ponen en evidencia al sistema

Los analistas consideran que más que alarmantes, estas son cifras "esperadas", pues según ellos, la pobreza siempre aumenta en tiempos de recesión, y ésta ha sido la más profunda y extensa desde la Gran Depresión de 1929. Sin embargo, esto no puede servir de excusa para la Administración Obama, que ve como Estados Unidos sufre unos índices de pobreza mayores que en Canadá y algunos países del norte de Europa por dos razones. La primera de ellas es que "desde hace 30 años los salarios reales de los que no tienen un diploma de secundaria han disminuido considerablemente".

En segundo lugar, que las "políticas sociales estadounidenses hacen muy poco por aumentar los salarios de los trabajadores en épocas de bonanza económica o para ayudar a los desempleados durante las recesiones", apunta Sheldon Danziger, director del Centro Nacional de la Pobreza.

Si grave es no tomar medidas para favorecer la calidad de vida de los ciudadanos, no menos significativo es poner en marcha ayudas a sabiendas que la pobreza va continuar su escalada. Esto es lo que hizo Barack Obama, tras acceder a la presidencia, al destinar 20.000 millones de dólares al "Supplemental Nutrition Assistance Program", es decir, el programa de bonos de comida para familias necesitadas. Teniendo en cuenta que la población actual estadounidense es de 313 millones, con una tasa de pobreza del 14,69% -que se eleva al 22% en los menores de 18 años, la más alta en el mundo desarrollado-, con dicha cantidad podrán atenderse a seis millones de personas más de las que ya se benefician del SNAP. Parece que quienes gobiernan la tierra prometida no confían lo suficiente en sus posibilidades.

Un creciente número de ciudadanos cree que hay un conflicto entre ricos y pobres

"Más que las diferencias raciales o un conflicto entre inmigrantes y nativos, la mayor fuente de tensión entre los estadounidenses se desarrolla entre los ricos y los pobres. Esa es una de las principales conclusiones del más reciente informe del Pew Research Center – http://pewresearch.org/pubs/2167/rich-poor-social-conflict-class, un centro de estudios de Estados Unidos que informa sobre las actitudes y tendencias en ese país"… Crece el conflicto de clases en Estados Unidos (BBCMundo – 13/1/12)

Según el centro de investigación, el 66% de los 2.048 encuestados cree que hay conflictos "fuertes" o "muy fuertes" entre clases, lo que representa un aumento del 19% desde 2009.

El 30% cree que hay "conflictos muy fuertes", la mayor proporción desde cuando fue introducida la pregunta por primera vez, en 1987.

Además, "casi todos los principales grupos demográficos ahora sienten que hay más conflicto de clases que hace dos años".

Una de las razones esbozadas por el Pew Research Center para determinar este cambio de percepción es que el mensaje de desigualdad popularizado por el movimiento Occupy causó que el tema pasara del anaquel de los libros especializados a los medios de comunicación y a los foros públicos de debate.

"El movimiento Occupy Wall Street no sólo ocupa Wall Street, sino que el conflicto de clases captura una creciente porción de la conciencia nacional", recoge el informe.

¿Por qué son ricos los ricos?

Según la encuesta de Pew, el 46% de los entrevistados considera que las personas más adineradas deben su fortuna no a su trabajo ni a su ambición, sino a los contactos que tienen o a que nacieron en familias pudientes.

El 43%, por su parte, considera que la riqueza tiene su origen en la educación, la ambición y el trabajo.

Isabel Sawhill, una experta que analiza la pobreza en Estados Unidos, comparte esa postura. En un artículo reciente resaltó que "2011 será recordado como el año en que la idea de la desigualdad en los ingresos migró de los salones universitarios y los centros de pensamiento al parque Zuccotti (en Nueva York) y a las principales calles de Estados Unidos".

Pero no todos creen que el movimiento haya tenido tanta importancia. Uno de ellos es Gary Burtless, experto en distribución de ingresos en Brookings Institution (un centro de pensamiento en Washington).

En diálogo con BBC Mundo, Burtless señala que "la agitación ha sido relativamente modesta en Estados Unidos. Occupy Wall Street es una protesta bastante pequeña contra el régimen político".

Y agrega: "si el tema de clases no convence a un porcentaje decisivo de estadounidenses a que cambien la forma en que votan, entonces es simplemente una conversación de coctel".

El movimiento Occupy Wall Street popularizó el tema de la desigualdad.

Más allá del debate político, lo cierto es que la desigualdad económica es un problema creciente en Estados Unidos.

Otras tendencias del Pew

En su informe presentado a principios de enero (2012), el centro Pew encontró las siguientes tendencias:

• El 61% de los hispanos encuestados cree que hay conflictos de clase "fuertes" o "muy fuertes".

• El 64% de los adultos con ingresos anuales de menos de US$ 20.000 (el menor de la escala) reportó serios conflictos de clase.

• El 67% de quienes ganan US$ 75.000 o más (el mayor de la escala) cree lo mismo.

• Más mujeres que hombres reportaron serios conflictos de clase (71% vs. 60%).

En septiembre del año 2011, por ejemplo, BBC Mundo informó que Estados Unidos había superado en desigualdad a países de América Latina -como Venezuela-, de acuerdo con el coeficiente Gini (una herramienta que mide la desigualdad).

Estados Unidos ya era más desigual que otros países desarrollados (como los europeos), pero había menos diferencias de clase que en América Latina.

Esa última tendencia, sin embargo, empezó a revertirse: mientras países como Chile, Brasil o México redujeron su desigualdad, en Estados Unidos ocurrió lo contrario.

De acuerdo con los datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el 1% más rico del país concentra el 19,4% de los ingresos, el doble que en 1979 y más que el 40% más pobre.

El periodista George Packer, autor de un análisis de este tema en la última edición de 2011 de la revista Foreign Affairs, aporta otra estadística que apoya la creciente brecha: en los años 70, altos ejecutivos en Estados Unidos ganaban 40 veces más que sus empleados con el salario más bajo. En 2007, recibían 400 veces más dinero.

"Como un gas inodoro, la desigualdad invade todos los rincones de Estados Unidos y socava la fuerza de su democracia", concluye Packer.

Las víctimas pagan las pérdidas de los victimarios (cornudos y apaleados)

– La clase media paga los errores de la banca (El Economista – 13/1/12)

(Por Simon Johnson) Lectura recomendada

En un punto, todas las crisis financieras son iguales. Un grupo relativamente pequeño de individuos, normalmente banqueros, encuentra la oportunidad de correr riesgos muy grandes. Durante un tiempo, el sector financiero exhibe beneficios elevados, que justifican los precios al alza de las acciones y las grandes bonificaciones para sus ejecutivos.

Sin embargo, esos beneficios nunca se ajustan como corresponde a lo que se materializará realmente a lo largo de cinco a diez años.

Generalmente, suele haber rendimientos mayores a corto plazo si se corre un mayor riesgo; basta ver el sistema bancario islandés después de 2003. Se autorizó a tres bancos a emprender grandes negocios en el exterior, acumulando un balance general combinado que era diez veces el tamaño del PIB de Islandia, apoyado sobre todo en la financiación a corto plazo.

Los políticos islandeses pensaron que habían encontrado un nuevo camino hacia la prosperidad. Pero en octubre de 2008 descubrieron una verdad eterna: los beneficios gigantescos implican riesgos gigantescos. Los bancos de Islandia se derrumbaron, y hundieron a la economía en una profunda recesión.

El intento islandés de manejar un país como un sofisticado fondo de inversión puede hacernos reír o llorar. Pero la triste verdad es que EEUU y muchos países de la UE hicieron algo similar al permitir o incentivar que algunos segmentos del sector financiero asumieran demasiado riesgo. Y esto se plasmó en préstamos excesivos a Gobiernos, promotores inmobiliarios y hogares.

Alguien debe pagar

Podemos no coincidir respecto a las causas concretas de cualquier crisis. Algunos culpan del reciente ciclo expansión-contracción-rescate en Europa y EEUU a los banqueros por haber cautivado los corazones y mentes de los funcionarios gubernamentales; otros hacen hincapié en la culpabilidad de dichos funcionarios. Más allá de la visión de cada uno, deberíamos coincidir en una cosa: alguien tiene que pagar por el desmadre.

Hay tres potenciales pagadores. Primero, es natural señalar con el dedo a quienes estuvieron en el epicentro del desastre, los que construyeron las grandes instituciones financieras y manejaron mal los riesgos. El problema es que, aunque se pudieran recuperar las ganancias de ese grupo, el hecho es que no cuentan con el suficiente efectivo como para cambiar la situación.

Los profesores de Finanzas Sanjai Bhagat de la Universidad de Colorado en Boulder, y Brian J. Bolton, de la Portland State University, calcularon el año pasado que los máximos responsables ejecutivos de las 14 mayores sociedades financieras estadounidenses recibieron unos 2.500 millones de dólares en efectivo (salario, bonificaciones y opciones de compra de acciones ejercitadas) de 2000 a 2008. Aunque sea una paga sustancial, ésta supone una gota en el océano si se consideran los daños causados en el balance social del país. Según la Oficina Parlamentaria del Presupuesto, el coeficiente deuda/PIB a medio plazo creció un 50%, o sea, aproximadamente unos 7 billones de dólares, debido a la crisis.

Los verdaderos daños económicos son obviamente mucho mayores cuando se tienen en cuenta el crecimiento económico más bajo, la pérdida de empleos y los trastornos en la vida de las personas. Y parte de la deuda más alta será traspasada a las generaciones futuras, con la esperanza de que serán más ricas, o quizá más afortunadas, que nosotros.

De todos modos, los niveles de deuda/PIB en muchos países industrializados ya eran altos, y el aumento repentino de la deuda -en su mayor parte causado por ingresos fiscales perdidos debido a la recesión- nos ha empujado a la zona de los números rojos.

Nunca es suficiente

Necesitamos rebajar nuestro déficit y orientar la deuda por un cauce más sostenible. Pero la triste verdad es que los responsables de la crisis nunca tienen suficiente dinero para satisfacer al resto.

Segundo, se podría gravar a las rentas menos altas. Tal vez parezca una sugerencia escandalosa, pero normalmente quienes se encuentran en el extremo más bajo de la distribución del ingreso y la riqueza son aplastados después de las grandes crisis financieras. No están bien organizados y carecen de influencia política. Sus prestaciones se recortan reduciendo el acceso a la salud, por ejemplo, o despidiendo docentes, lo que afecta la calidad de la educación pública.

El único político al que oí abordar esta cuestión directamente es el ministro de Finanzas de Islandia, Steingrimur Sigfusson. En un contundente discurso durante una conferencia del Fondo Monetario Internacional en Reykiavik el 27 de octubre, Sigfusson dejó bien claro que hará todo lo posible por proteger a la población islandesa de menor renta.

El ministro de Finanzas Sigfusson es geólogo, ex camionero y un político duro. Su partido no está implicado en el fiasco financiero y es posible que se salga con la suya con respecto a sus prioridades políticas. Los otros ministros de Finanzas no tienen, en general, su claridad de pensamiento sobre este asunto.

Demasiado caro

Pero aunque estemos dispuestos a aplastar hasta cierto punto a los pobres, la factura sigue siendo demasiado cara. Grecia no puede llevar su Presupuesto a una posición sostenible simplemente recortando los subsidios a los pobres, razón por la que en las calles se ve a sindicatos del sector público y a gente relativamente acomodada.

El tercer grupo, naturalmente, somos todos los demás. La clase media en EEUU y Europa es grande y, según todos los parámetros, pudiente. La gente podría pagar más impuestos o recibir menos prestaciones del Estado. En el caso de EEUU, no es tan difícil equilibrar el Presupuesto. Con no extender los recortes fiscales de la época de Bush, que vencen a fin de año, se daría un paso muy importante.

¿Cuál es, sin embargo, la legitimidad para tal o cual recorte de los beneficios o un aumento de los impuestos de algún colectivo? Ninguno de nosotros causó la crisis. Y muchos ni siquiera gastamos en exceso durante el auge.

Seamos francos: todos estamos esforzándonos ahora por mantener nuestras prestaciones y nuestros beneficios fiscales. Islandia no tiene más remedio que hacer recortes; la magnitud de su desastre era abrumadora. Grecia camina en la misma dirección. Países como Italia y Francia podrían seguirla pronto. Permitir que los mercados financieros nos inculquen la austeridad no es inteligente. Es una forma muy costosa e ineficiente de hacer ajustes fiscales. Pero a veces es el único modo de salir del atolladero político y obligar a tomar decisiones difíciles, algo de lo que Islandia y Grecia pueden dar testimonio.

(Simon Johnson, ex economista jefe del FMI, profesor en la Sloan School of Management del MIT, miembro del Peterson Institute y columnista de Bloomberg)

¡Bienvenida clase media! (así decía un cartel en una "villa miseria" de Buenos Aires)

"El proyecto de presupuesto para 2013 anunciado este lunes por Barack Obama apunta a que los ricos tributen más, en un claro guiño a la clase media. Esto no puede sorprender ya que es esta franja de la población la que se ha visto más afectada en los últimos años. De hecho, un buen número pasó a engrosar el grupo de 47 millones de estadounidenses que viven bajo la línea de pobreza, según datos oficiales"… Las villas miseria de Estados Unidos, el país más rico del mundo (BBCMundo.com – 14/2/12)

El desempleo en Estados Unidos no llega a los niveles astronómicos de la década de los 30 pero, exceptuando un pico en 1982, no había sido tan alto desde la época de la Depresión. A enero de 2012 hay 13 millones de desempleados; es decir, tres millones más que cuando Obama fue elegido.

Una de las caras más duras de estas cifras es que unas 5.000 personas, según estimaciones, han tenido que irse a vivir a tiendas de campaña que se han desparramado por el país. O porque no tienen trabajo, o porque sus ingresos no alcanzan para pagar un techo, estos ciudadanos han tenido que encontrar una solución -por llamarlo de alguna manera- para sí y sus familias.

El campamento más grande está ubicado en Pinella's Hope, en el estado de Florida, una región mucho más conocida por el colorido de Disney World. Está hecho de prolijas hileras de tiendas desplegadas a lo largo y a lo ancho de una parcela de 52.000 metros cuadrados.

Clase media perdida

Una organización católica es la encargada de organizar el campamento y se ha ocupado poner algunos servicios a disposición de los habitantes. Cosas tan cotidianas como máquinas para lavar la ropa, computadoras o teléfonos.

Muchos de los campamentos están organizados y celebran reuniones para dividir los quehaceres diarios y acordar normas de convivencia comunitarias. Para algunos con pocas perspectivas de encontrar pronto un trabajo, las carpas se han convertido en hogares semipermanentes.

Un buen número de ellos son personas que muy recientemente vivían vidas confortables típicas de la clase media. Ahora apoyan sus cabezas en almohadas manchadas por el moho, al igual que las colchas con las que se cubren. "Literalmente refregábamos nuestra cara sobre el moho al irnos a dormir cada noche", explica al programa Panorama de la BBC Alana Gehringer, una de las residentes de otro campamento, situado en el estado de Michigan.

Este otro reducto de los que se han quedado sin un techo está ubicado al costado de la carretera en el límite de del poblado de Ann Arbor. Son alrededor de 30 carpas armadas en medio del bosque.

Las condiciones de vida no son precisamente higiénicas. No hay baños. La electricidad sólo está disponible en la carpa comunitaria donde los residentes se juntan alrededor de una estufa de madera para calentarse cuando llega el invierno.

El hielo se acumula en los techos de las tiendas y la lluvia, habitualmente, se filtra para caer sobre el rostro de quienes viven dentro.

Este campamento está dirigido por los propios residentes, aunque también cuenta con la ayuda de una ONG. Y organizarse no es fácil, ya que cada vez tienen más demanda de gente que quisiera encontrar refugio allí.

No hay lugar

Reciben llamadas del hospital, de la policía local y del refugio de indigentes del pueblo. Todos quieren saber si pueden enviar gente.

"Ayer a la noche (13/2/12), por ejemplo, recibimos una llamada diciendo que había seis personas para las que no había sitio en el refugio de indigentes y esperaban que pudiésemos ubicarlos. Siempre recibimos llamados a las 9 o 10 de la noche", explica Brian Durance, uno de los organizadores del campamento.

La situación que se vive en estos pueblos de Florida y Michigan se reproduce en muchos otros lugares. Estos campamentos se han desparramado por 55 ciudades de Estados Unidos y representan una cruda realidad económica y social del país.

En la segunda semana de enero (2012), Obama presentó los últimos presupuestos. "Esto no es una lucha de clases. Esto se trata del bienestar de la nación", dijo en su alocución. Desde la oposición lo tildaron de populista por focalizar la presión fiscal sobre los más ricos. Pero él repitió el mismo mensaje que ya había dado en el discurso sobre el estado de la Unión: "queremos que todos tengan una oportunidad justa".

"Es un presupuesto dirigido directamente al corazón de la clase media", explica a BBC Mundo Michael Linden, director de política impositiva y presupuestaria del Centrefor American Progress.

"Se trata de hacer elecciones justas que beneficien no sólo a la gente que le ha ido fantásticamente bien en las últimas décadas, sino también a la clase media", expuso Obama.

Y remató su defensa de los presupuestos con una frase que calza perfecto en esta problemática estadounidense de los que viven en campamentos en las afueras de las ciudades.

Obama mencionó a "aquellos que luchan por entrar en la clase media". En Pinella's Hope, Ann Arbor y otras 55 ciudades de la Unión además de gente que quiere entrar, hay gente que quiere regresar, porque la crisis la ha echado.

Si esto hacen con "nos" (norteamericanos), que no harán con "vos" (latinoamericanos)

"El drama de miles de padres y madres centroamericanos expulsados de EEUU tras ser obligados a separarse de sus niños nacidos en este país y, por tanto, con ciudadanía norteamericana"… Deportadas sin sus hijos (El País – 26/2/12)

Miles de mujeres acorraladas por la miseria y abandonadas por sus parejas han cruzado México y Centroamérica durante el último decenio en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Han arriesgado sus vidas, se han sometido o enfrentado a todo tipo de depredadores (los mareros y sus pandillas, los coyotes que las pasaban de un país al otro por dinero o sexo, los oficiales de inmigración que sacaban su tajada). Después, muchas de ellas han acabado siendo detenidas y repatriadas a la fuerza, tras ser obligadas a dejar en Estados Unidos a sus hijos nacidos en este país porque así lo han decidido los jueces.

Estos miles de mujeres han soportado cuanto había que soportar o escaparon de lo que pudieron escapar para atravesar la frontera y el desierto hasta llenar fábricas y talleres de ciudades del interior de Estados Unidos. Se han convertido así en miembros de una sacrificada legión que alimentaba a sus familias con remesas de dólares extraídos de sus magros salarios.

Pese a que se hicieron invisibles, muchas de estas mujeres cayeron en las redadas de la policía inmigratoria y fueron encarceladas. Algunas, condenadas por delitos federales, cumplieron penas de prisión; otras fueron llevadas a la frontera y terminaron de vuelta en el país del que habían partido, más desposeídas que al comienzo de la travesía.

Al final solo cargaban los traumas y las deudas con los coyotes. Pero eso no era lo peor. La deportación les había sustraído algo más valioso: a sus hijos, nacidos en Estados Unidos y ciudadanos legítimos de ese país. Jueces norteamericanos de varios Estados habían concluido que esas madres latinoamericanas eran malas madres y que los niños estarían mejor con una buena familia norteamericana, se los habían quitado y los habían entregado en adopción.

No eran pocas y, se temía, serían muchas más. Una estimación -"conservadora", según sus autores- del Applied Research Center (ARC), un centro que abogaba por la justicia racial, afirmaba que al menos 5.100 niños vivían en 2011 en hogares sustitutos porque sus padres estaban detenidos o han sido deportados. De acuerdo con sus proyecciones, podría haber otros 15.000 niños en la misma situación en los próximos cinco años. Un estudio nacional conjunto del Urban Institute y el Consejo Nacional de la Raza de 2009 reveló que "por cada dos inmigrantes detenidos, un niño es dejado atrás". Alrededor de cinco millones de niños residentes en Estados Unidos tenían al menos un padre indocumentado, según detalló el Urban Institute.

El poder norteamericano, republicano o demócrata, parecía indiferente a su suerte. Aunque el Gobierno de Barak Obama puso fin a las redadas masivas que se hicieron costumbre durante el mandato de George W. Bush (2000-2008), el número de deportaciones continuaba en aumento. En 2011 hubo un récord de 397.000 inmigrantes deportados y una cifra similar de detenidos. En los primeros seis meses, el Gobierno federal echó a más de 46.000 madres y padres de niños con ciudadanía norteamericana, según el ARC.

Pero no estaban completamente solas. Dos mujeres guatemaltecas, María Luis y Encarnación Bail Romero, se convirtieron en casos emblemáticos, por cuyos derechos peleaba una alianza de activistas y abogados, muy consciente de que estaba en juego la suerte de decenas de miles.

María Luis y Encarnación provenían de distintas regiones del país más peligroso del mundo para las mujeres -695 fueron asesinadas en Guatemala en 2010; otras 646 entre enero y noviembre de 2011- y se asentaron a mil kilómetros de distancia una de otra, en dos Estados igualmente distintos de Estados Unidos. Sus peripecias, sin embargo, resultaron parecidas. Sus historias de penuria, traición, pérdida, lucha y esperanza han sido reconstruidas aquí basándose en los expedientes judiciales de sus casos (que incluyen sus relatos) y a entrevistas con sus abogados, activistas por los derechos de los inmigrantes, académicos, diplomáticos guatemaltecos y otros expertos.

María Luis partió en 1997, embarazada, de Joyabaj, en la región de Quiché, la más devastada por el genocidio contra los indígenas durante la guerra civil guatemalteca (1969-1996). Dejó otros dos hijos al cuidado de su familia y, tras los rigores del viaje clandestino, llegó a Grand Island, en Nebraska, un destino común para otros inmigrantes (en 2010, de 48.520 habitantes, un 26% era de origen latino). Consiguió trabajo en una empresa frigorífica.

En 1998 alumbró a Daniel. Cinco años pasaron. Llegó la noticia de que la madre de María estaba al borde de la muerte en Joyabaj. María dejó a Daniel con un pariente en Nebraska y viajó a Guatemala a ver por última vez a su madre. Regresar a Estados Unidos le llevó un año entero: pagó a un coyote y enfrentó por segunda vez la horrenda travesía por México. Cuando llegó a la frontera con Arizona, estaba embarazada otra vez.

Angélica nació prematura en el desierto de Arizona. Llegó enferma a Grand Island, tres semanas más tarde, en febrero de 2004. Pasó un año entrando y saliendo de hospitales, sin que los médicos dieran con un diagnóstico; luego se sabría que tenía asma. María no entendió ni el diagnóstico ni las instrucciones sobre cómo tratar a Angélica: no sabía leer ni escribir, no hablaba inglés y el español era su segundo idioma después del quiché, un dialecto maya.

En 2005, un vecino la denunció por abuso infantil. Un policía en la puerta es la pesadilla de todo inmigrante irregular. María mintió: dio otro nombre. Pero el policía descubrió la mentira y la arrestó por obstrucción a la justicia. María terminó en prisión. Sus hijos, ciudadanos norteamericanos, quedaron en poder del Departamento de Servicios Humanos y de Salud de Nebraska.

El sistema de justicia familiar de Nebraska le era tan ajeno como el espacio exterior. La corte le asignó un defensor de pobres y ausentes que no hizo mucho. María siguió presa hasta ser deportada a Guatemala en junio de ese mismo año (2005). Como fue deportada, no estuvo presente en las audiencias en las que se trató la situación de sus hijos; y como no estuvo presente, el juez resolvió quitárselos.

"La situación de inmigrante indocumentada es, sin duda, muy riesgosa, y este caso parecería ser un ejemplo", evaluó el juez. Los niños, agregó, nunca habían vivido fuera de Estados Unidos, la cultura guatemalteca les resultaba ajena porque nunca habían estado en Guatemala… Y María no podía darles una buena educación porque ella misma no había pasado de primer grado; además, ya había abandonado a otros dos hijos en Guatemala al emigrar. El juez envió a los niños con una familia que pedía adoptarlos.

María fue deportada y volvió a Joyabaj. De vuelta al comienzo. El juez la dejó hablar con sus hijos por teléfono una vez al mes, pero le negó permiso para conocer el número al que llamarlos. María tenía que esperar que le telefoneara a ella la familia que los tenía en custodia.

En abril de 2009, The New York Times denunció que el Estado estaba quitando sus hijos a María y a otras inmigrantes, centroamericanas. Entonces, la suerte de María comenzó a cambiar. Un poderoso bufete de abogados, DLA Piper, se hizo cargo de su caso. El 26 de junio, la Corte Suprema del Estado de Nebraska permitió a María apelar. Era un triunfo inédito, porque hasta entonces el Estado federal impedía a los deportados volver a ser oídos en un tribunal norteamericano aun cuando en sus casos se apreciaran injusticias flagrantes. En julio de 2009, la corte dictaminó que María debía conservar a sus hijos. Poco más de un año pasó hasta que, en agosto pasado, Daniel y Angélica -para entonces, de 12 y 5 años- volvieron con María. Pero en Joyabaj. El Gobierno estadounidense le negó permiso para quedarse y María volvió adonde había empezado, con dos pequeños ciudadanos norteamericanos a su cargo.

Encarnación Bail Romero emigró en 2006 de Guatemala a Carthage (Misuri), donde ya vivían un hermano y una hermana y de donde ella misma había sido deportada un año antes. Consiguió trabajo en una empresa de pollos congelados. Enviaba a su familia en Guatemala, con los que dejó dos hijos pequeños, el dinero que podía. En octubre de 2006 nació en Carthage su tercer hijo, Carlos.

El 22 de mayo de 2007, agentes del servicio migratorio entraron en la empresa y detuvieron a más de cien indocumentados. Encarnación estaba entre ellos, bajo el nombre y el número de Seguridad Social de otra persona. Fue detenida por suplantación de identidad (según un estatuto federal luego derogado por la Corte Suprema) y enviada a un centro de detención en Nuevo México, a 1.300 kilómetros de distancia.

El defensor que le fue asignado no hablaba español y Encarnación no hablaba inglés. Mediante intérprete, le dio un mal consejo que ella aceptó: declararse culpable y pasar dos años en prisión. Luego se quedó sin representación legal, porque su abogado fue condenado por violencia doméstica.

Carlos, de siete meses, había quedado en casa del hermano de Encarnación. Durante semanas, ella no pudo comunicarse con él o con su hermana. Primero debió averiguar dónde había sido llevada; luego no la dejaban hablar por teléfono; cuando se lo permitieron, la llamada era costosa (tres dólares el minuto) que no podía pagarla, y sus hermanos se negaban a aceptar la conferencia a cobro revertido. Entretanto, Carlos pasaba de una casa a otra. El hermano de Encarnación dijo que no podía cuidarlo y lo entregó a su hermana. Esta, que tenía sus propios hijos y trabajaba largas jornadas, lo dejó con los Velazco, pastores de una iglesia evangelista local, que se ofrecieron a hacer de canguros gratis. El pequeño Carlos comenzó a pasar más tiempo con los Velazco, primero de lunes a jueves y luego también los fines de semana.

Encarnación llevaba cuatro meses presa cuando su hermano fue a buscar a Carlos, pero los Velazco le dijeron que el Estado se lo había quitado. No era cierto: habían resuelto que el bebé estaría mejor con Seth y Melinda Moser, un matrimonio joven que no podía tener hijos. Los Moser iniciaron los trámites para adoptar al chiquillo.

Encarnación, en la cárcel, lo ignoraba todo. Cuando pudo finalmente hablar con su hermana, esta le dijo que Carlos estaba bajo custodia del Estado.

En medio de este trance la visitó Laura Davenport, especialista en desarrollo infantil para el distrito escolar de Carthage. Davenport hablaba español y en el pasado le había ayudado a conseguir una cuna para Carlos -antes dormía con Encarnación en el suelo– y leche, que el Estado daba gratis, pero que Encarnación no podía conseguir porque no se atrevía a registrar formalmente el nacimiento de Carlos. Encarnación pidió a Davenport que la ayudara a recuperar a su hijo. Davenport replicó que debía entregarlo en adopción porque no era una madre conveniente: era pobre y sería enviada a Guatemala, ese país miserable en el que no había futuro para el niño. Con una familia de clase media norteamericana, Carlos tendría todo lo que ella no podía darle. Encarnación insistió en que no podía separarse de su hijo, pero Davenport se negó a ayudarla.

David Dally, el juez que debía decidir sobre Carlos, pensaba como Davenport. En octubre de 2008, durante una audiencia de 106 minutos a la que Encarnación no pudo asistir porque seguía presa y donde nadie habló en su nombre, Dally resolvió que ella no tenía derecho a ser madre porque había "abandonado" a su bebé. "Su estilo de vida, entrando ilegalmente y delinquiendo en este país, no puede proveer estabilidad alguna para un niño", sentenció. "Un niño no puede ser educado de este modo: siempre en escondites o en fuga", agregaba. El juez resolvió que Encarnación no tenía nada para ofrecer: "En el futuro, no podrá proveerle comida, ropa ni un refugio adecuado". En cambio, los Moser, dueños de una pequeña empresa, con más ingresos que gastos, con tiempo para pasar con el niño, recursos para pagarle una babysitter y darle cobertura médica, eran padres ideales.

Al recibir la noticia, Encarnación logró que las autoridades del penal alertaran a la Embajada de Guatemala, donde ya estaban al tanto de la explosión de casos similares. Con la ayuda de la Embajada, de activistas y del reportaje de The New York Times, Encarnación consiguió los mismos abogados que María: Omar Riojas y Christopher Huck, de DLA Piper. En enero de 2011, la Corte Suprema de Misuri dictaminó que el trámite había sido tan flagrantemente injusto que debía concederse a Encarnación un nuevo juicio. Este comenzará el próximo martes, 28 de febrero, y está previsto que las audiencias duren cuatro días. Al final, el tribunal decidirá si Carlos debe o no volver con su madre. Los argumentos de la Corte Suprema hacen pensar que así será, pero el desenlace está aún pendiente.

Encarnación recibió permiso para quedarse en la ciudad de su hijo mientras espera el fallo. Davenport, la asistente que la traicionó, fue despedida por haber mentido -había dicho que iba a ver a la madre presa para ayudarla- y por haber hecho lobby en favor de los Moser. Estos llevan adelante una campaña para conservar al niño, que ya tiene cinco años, se llama a sí mismo Jamison y no tiene recuerdo de otra familia.

Estas historias personales forman parte de una historia colectiva que las excede. Su efecto, afirma Deborah Anker, directora del Programa de Inmigración y Refugiados de la Universidad de Harvard, será "similar al que tuvo la época de la esclavitud en Estados Unidos". "La comunidad afroamericana", añade, "fue dañada gravemente por la ruptura de la unidad familiar cuando los esclavos eran vendidos sin que se tuviera en cuenta su situación familiar. Los efectos reverberaron en el futuro; aún lo hacen en el presente. Las familias están siendo destruidas, y las comunidades, despedazadas".

Morir de éxito: el gran fracaso del capitalismo y de todas las "des…"

"El número de bebés nacidos en Estados Unidos con síntomas de adicción a los opiáceos se triplicó en la década 1999-2009, según un estudio publicado por la revista American Medical Association"… EEUU: se triplica el número de bebés con síntomas de adicción (BBCMundo – 1/5/12)

El informe, que es el primero de su tipo en Estados Unidos y está basado en los registros de más de 4.000 hospitales del país, resalta que uno de cada 1.000 bebés recién nacidos resultó afectado en 2009. Además, el número de mujeres embarazadas que dieron positivo por consumo de opiáceos legales o ilegales se quintuplicó en el mismo periodo.

Para los autores del informe, parte de la culpa está en el abuso de analgésicos vendidos bajo receta médica. Hallaron que en 2009, unos 13.500 bebés nacieron con síndromes de abstinencia, casi uno cada hora.

"El síndrome de abstinencia neonatal está caracterizado por un amplio rango de señales y síntomas", dice el informe. Entre esos síntomas están la creciente irritabilidad, temblores, intolerancia a la alimentación, ataques y dificultades respiratorias. Muchos, incluso, necesitaron un tratamiento con la droga metadona, que sirve de reemplazo a los opiáceos, para ayudarles a recuperarse de la dependencia.

Los síntomas, según los autores, fueron descritos entre el 60% y el 80% de los bebés recién nacidos que fueron expuestos a la heroína o a la metadona en el útero. Eso quiere decir que no todos los bebés nacidos de mujeres que consumieron opiáceos durante el embarazo mostraron los síntomas. Los bebés "parecen estar incómodos, a veces respiran algo más rápido. Se rascan las caras", dice Stephen Patrick, de la Universidad de Michigan y quien trabajó en el informe.

El informe explica que los "recién nacidos con síndrome de abstinencia neonatal sufren hospitalizaciones iniciales más largas y frecuentemente complejas y costosas". Los bebés permanecieron en el hospital durante 16 días en promedio, comparado con los tres días que permanecen los bebés saludables. Como muchos nacieron de madres que tienen derecho a recibir ayuda financiera por sus costos médicos, el estudio dice que esto es una seria carga para los presupuestos de salud.

Los investigadores añaden que muchas mujeres embarazadas estaban tomando legítimamente analgésicos opiáceos bajo receta médica, pero advirtieron que debe hacerse más para encontrar maneras de proteger de drogas muy poderosas a los bebés que todavía no han nacido. Patrick dijo que los hallazgos revelan "que los opiáceos están convirtiéndose en un problema grande en este país".

Un editorial en la revista que acompaña el estudio dice que mientras esos medicamentos opiáceos ofrecen un "control del dolor superior", también han sido "recetados con exageración, desviados y vendidos ilegalmente, lo que crea un nuevo camino para la adicción a los opiáceos y un problema de salud pública para la salud materna e infantil".

En 2011, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) advirtieron que el abuso de analgésicos en Estados Unidos había alcanzado "proporciones epidémicas". Dijo que las sobredosis de analgésicos causan más muertes que la heroína y la cocaína juntas.

Para los niños que sobreviven al síndrome, hay otras drogas muy "entretenidas"

"Los riesgos derivados del empeño institucional por reducir la brecha digital lo más rápidamente posible ha ocasionado una serie de negativos efectos secundarios en los que no se había puesto el foco hasta ahora. Se trata de la elevada exposición de los niños a los aparatos tecnológicos. Los ordenadores acaban absorbiendo a los más pequeños restándoles tiempo para dormir, estudiar o socializarse"… Los pobres (y por eso lo son) pasan mucho tiempo jugando con la consola (El Confidencial – 4/6/12)

Lo más curioso es que estos malos hábitos son más comunes entre los hijos de familias con un bajo nivel socioeconómico, según se desprende de una investigación que ha publicado la Káiser Family Foundation. Si se incluye también la televisión, los niños estadounidenses con menos recursos dedicarían 90 minutos más al día que el resto. En 1999, la diferencia era tan sólo de 16 minutos.

Los hijos de personas sin estudios superiores pasan enfrente a las pantallas una media diaria de once horas y media, según los estadísticas de Kaiser Family Fundation, lo que supone un aumento de más de cuatro horas y media con respecto a los últimos datos de hace una década. Hay que tener en cuenta que la metodología utilizada suman las horas de actividades multitarea, es decir, si se ve la televisión y se navega al mismo tiempo, se duplican los minutos contabilizados.

La base del problema por el consumo excesivo de tecnología es que "a pesar del potencial educativo de los ordenadores, este uso es minúsculo en comparación con el empleo para el entretenimiento", según explica el director del estudio, Vicky Rideout.

Estas conclusiones intentan llamar la atención de las instituciones volcadas en romper la brecha digital, pues se pervierten los objetivos y en lugar de ayudar a las familias con menos recursos para que accedan a internet, se acentúan sus problemas con una mayor tasa de fracaso escolar y rompiendo la capacidad de establecer vínculos relacionales.

Uno de los participantes en el estudio, Marky Cook, de 12 años, perteneciente a una familia de clase baja tiene dos ordenadores portátiles en casa, una Xbox 360, una Nintendo Wii y un smartphone. Todo ello para pasar la mayor parte de su tiempo en Facebook y Youtube, enviar mensajes de texto a sus amigos y jugar a videojuegos. "Los lunes cuando voy a clase estoy muy cansado porque el fin de semana me puedo pasar despierto hasta las siete de la mañana", admite Cook. Como consecuencia directa, sus calificaciones escolares han descendido de manera drástica. Definitivamente, el acceso a la tecnología no es sinónimo de desarrollo ni de igualdad de oportunidades, sentencia Laura Robell, directora de la escuela Elmhurst Community Prep en Oakland.

La reducción de la brecha digital provoca un aumento exponencial de la "brecha del tiempo perdido". Una situación que refleja la incapacidad de los padres menos formados a la hora de controlar y limitar el acceso de los niños a la tecnología, añade Robell.

La necesidad de alfabetizar digitalmente a los padres se convierte en una estrategia crucial para no seguir alimentando las diferencias de clase entre los más pequeños puesto que la tecnología no es neutral y su uso incorrecto deriva en problemas difíciles de corregir en el futuro si no se atajan con premura.

La capacitación tecnológica de los padres es vital. Los expertos incluso recomiendan que no se deje a los menores utilizar redes sociales si no se saben monitorizar para controlar con quién se relacionan y cómo. Además, también aconsejan filtrar ciertas páginas web con contenido violento o pornográfico. Sin embargo, todavía existen muchos padres que ni siquiera han oído hablar de una webcam en su vida.

El patrimonio neto de los hogares estadounidenses disminuyó casi 40% entre 2007 y 2010 a niveles no registrados desde 1992

"El lunes, la Reserva Federal de Estados Unidos publicó un informe que mostró que la media del patrimonio neto de las familias disminuyó a US$ 77.300 en 2010, frente a los US$ 126.400 en 2007, lo que representa una disminución de 38,8%, el mayor descenso desde que comenzó este sondeo en 1989"… El patrimonio neto de las familias de EEUU cae casi 40% entre 2007 y 2010 (The Wall Street Journal – 11/6/12)

El patrimonio neto de los hogares es un indicador de los activos totales, como viviendas, acciones y pensiones, menos las obligaciones totales, como hipotecas y deuda en tarjetas de crédito. El patrimonio neto promedio cayó 14,7% en el período.

Los ingresos y el patrimonio neto de las familias estadounidenses cayeron en concordancia con las turbulencias de la economía del país durante los últimos tres años, según el Sondeo de las Finanzas del Consumidor de la Fed, un panorama detallado de las cuentas de los hogares que se realiza cada tres años.

Los hogares cuyos activos estaban más vinculados con propiedades residenciales registraron la mayor merma en su patrimonio neto medio, que declinó a US$ 75.000 en 2010, frente a los US$ 110.000 de tres años antes.

En 2010, el ingreso medio familiar cayó a US$ 45.800 desde los US$ 49.600 en 2007, lo que representa una caída de 7,7%. El ingreso promedio se contrajo 11,1%, de US$ 88.300 a US$ 78.500.

La clase media sufrió la peor merma en su ingreso. El 10% más acaudalado vio su ingreso neto reducirse 1,4% en tres años, mientras que el de las familias en el segundo y tercer cuartil declinó 12,1% y 7,7% respectivamente. El ingreso medio del cuartil más bajo descendió 3,7%.

En cuanto a sus expectativas para sus ingresos futuros, en 2010 poco más del 35% de las familias dijo no tener claridad sobre sus ingresos el año próximo, frente a 31,4% en 2007.

El 74,9% de las familias tenía algún tipo de deuda en 2010, frente al 77% de tres años antes, mientras que la cantidad de familias cuya deuda asciende a más de 40% de su ingreso casi no varió.

En tanto, la proporción de hogares con balances en las tarjetas de crédito cayó 6,7 puntos porcentuales a 39,4% en 2010. El balance medio descendió 16,1% a US$ 2.600, mientras que el balance promedio disminuyó 7,8% a US$ 7.100.

Pero la cantidad de familias atrasadas 60 días o más en el pago de sus deudas aumentó a 10,8% en 2010, frente a 7,1% en 2007.

En términos generales, la deuda como porcentaje de los activos de los hogares creció a 16,4% en 2010, frente a 14,8% en 2007.

Por último, la proporción de familias que ahorró durante el año precedente descendió de 56,4% en 2007 a 52% en 2010, el nivel más bajo desde 1992.

Los últimos serán los… "últimos" (la Biblia, junto al calefón)

"La educación, salud y posición socioeconómica de los hijos de inmigrantes en Estados Unidos, el grupo de mayor crecimiento en ese país, han aumentado la preocupación sobre cómo será su desempeño cuando se incorporen a la fuerza laboral"… Los hijos de inmigrantes en EEUU se rezagan en educación (The Wall Street Journal – 13/6/12)

Muchos de los padres son hispanos y hablan poco o nada de inglés. Y aunque la historia de EEUU tiene muchos ejemplos de hijos de inmigrantes que han asimilado la cultura, algunos investigadores se preocupan de los prospectos de esta generación. Su desempeño, aseguran, podría socavar la economía estadounidense, afectando aspectos que van desde los servicios médicos para los ancianos hasta los precios de las casas.

"La generación de la posguerra… dependerá cada vez más de los hijos de los inmigrantes para asegurar que la economía sea productiva", asegura Donald Hernández, profesor de sociología de Hunter College, quien escribió un informe sobre los hijos de inmigrantes.

El informe fue financiado por la Fundación para el Desarrollo de la Niñez, un grupo filantrópico estadounidense que patrocina investigaciones sobre el bienestar de la niñez. El estudio analizó cifras oficiales de demografía, educación y salud recolectadas entre 1994 y 2010.

"Necesitamos trabajadores educados debido a que la economía moderna es cada vez más dependiente del conocimiento", dijo Randy Johnson, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EEUU. "Es claro que la gente que no termina la secundaria enfrenta grandes barreras en esta economía y eso no es bueno para el país porque ellos no tienen las habilidades para obtener empleos con buenos salarios".

Johnson dijo que la tasa de desempleo es sustancialmente más alta para aquellos que son menos educados, señalando que es de 13% para aquellos que no tienen un diploma de secundaria y 4% para aquellos con al menos un título universitario.

Muchos de los inmigrantes en mayor desventaja son hispanos, según el estudio, el cual encontró que los hijos de padres asiáticos tuvieron un mejor desempeño en términos educativos.

Marguerite Roza, profesora de la Universidad de Washington especializada en productividad educacional, asegura que mejorar los prospectos de los estudiantes latinos y otros en desventaja en momentos en que los presupuestos son limitados requiere "enfoques innovadores como el uso de tecnologías informáticas a la par con la enseñanza tradicional".

La inmigración proveniente de Latinoamérica y Asia se disparó en la década de los 80. Actualmente, un cuarto de todos los niños en EEUU tienen al menos un padre oriundo de otro país. 90% de esos 18 millones de niños son ciudadanos estadounidenses que comenzarán a llegar a la mayoría de edad el próximo año.

Muchos de los hijos de inmigrantes comienzan su vida con ventajas que los hijos de los estadounidenses no tienen, según el estudio. Cerca de tres cuartos de los niños de inmigrantes vivían con ambos padres en 2010, según el estudio, frente a 70% de los niños de estadounidenses. Al menos uno de los padres tenía un empleo a tiempo completo para casi dos tercios de cada grupo. Los hijos de inmigrantes son menos propensos a tener un bajo peso al nacer y tienen tasas bajas de mortalidad infantil, una ventaja conocida como la "paradoja de los inmigrantes" debido a que va en contra de las expectativas.

No obstante, a medida que crecen, los hijos de inmigrantes se rezagan a medida que los obstáculos causados por nacer en la pobreza se agudizan.

Las generaciones anteriores de inmigrantes llegaron durante la era de manufactura cuando era posible conseguir un avance social al adquirir más habilidades en el trabajo. Ahora, en esta economía de servicios "las escaleras laborales que conectaban a los empleos de bajos salarios con los de altos salarios han desaparecido", dijo Daniel Cornfield, profesor de sociología de la Universidad Vanderbilt, quien estudia inmigración y tendencias laborales. "Uno tiene que acumular mucha educación antes de entrar a la fuerza laboral para avanzar".

Una correlación siniestra: el coeficiente intelectual se vincula a la pobreza (and now?)

"Actualmente, no hay duda de que la inteligencia se hereda: es más probable que los adultos inteligentes tengan hijos inteligentes. Sin embargo, en los años 70, sugerir que el coeficiente intelectual (CI) podía heredarse era una herejía intelectual, que podía castigarse con el equivalente a la hoguera"… La inteligencia se hereda, siempre y cuando la familia no sea pobre (The Wall Street Journal – 1/7/12)

Más que cualquier otra evidencia, fue el estudio de gemelos lo que produjo el cambio. Born together-Reared Apart (algo así como Nacidos juntos, criados por separado), un nuevo libro de Nancy L. Segal sobre el Estudio Minnesota de Gemelos Criados por Separado (Mistra, por sus siglas en inglés), narra la historia del cambio. En 1979, Thomas Bouchard de la Universidad de Minnesota leyó un informe en un periódico sobre gemelos del estado de Ohio, que tras ser separados al nacer habían sido reunidos. Resultó que ambos poseían hábitos misteriosamente similares. Bouchard comenzó a reunir historias clínicas de gemelos criados por separado y a invitarlos a Minneapolis para estudiarlos.

Para 1990, Segal y otros médicos estaban listos para publicar sus resultados en la revista Science. Para entonces habían medido el CI de 48 pares de mellizos o gemelos criados por separado y 40 pares de mellizos o gemelos criados juntos. Los primeros eran 69% similares en CI, comparado con 88% en el caso de los segundos, en ambos casos una semejanza mucho mayor que para cualquier otro par de individuos, incluso hermanos. Otras variables además de la genética, como posesiones materiales en el hogar, tenían poca influencia, y tampoco importaba el grado de contacto social entre los hermanos en cada par asociado con su similitud en CI.

El ensayo atrajo abundantes críticas, y durante años hubo una silenciosa campaña para desacreditar el estudio Mistra al afirmar que se basaba en anécdotas, que subestimaba el contacto entre gemelos, que no tomaba en cuenta una tendencia que tienen los mellizos reunidos a exagerar sus similitudes o asumía muy poca semejanza entre las familias que adoptaron a los gemelos.

Sin embargo, como afirma Segal, los científicos del Mistra fueron meticulosos al abordar estos y otros puntos.

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