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Los “nuevos” pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis) (I) (página 6)

Enviado por Ricardo Lomoro


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Hoy, un tercio de un siglo después de que comenzara el estudio y cuando otras investigaciones de gemelos reunidos llegaron a la misma conclusión, las cifras son sorprendentes. Los gemelos idénticos criados por separado son más similares en CI (74%) que los gemelos no idénticos criados juntos (60%) y mucho más que pares de padres e hijos (42%); medio hermanos (31%); hermanos adoptivos (29%-34%); gemelos virtuales, o niños de edad similar pero sin relación familiar que fueron criados juntos (28%); pares de padres e hijos adoptivos (19%), y primos (15%). Nada más que los genes puede explicar esta jerarquía.

Pero, como aceptan tanto Bouchard y Segal, la alta incidencia en la inteligencia heredada se aplica principalmente a familias no pobres. Críe a un niño hambriento o enfermo y el ambiente sí afecta el CI.

ObamaAid: ilógico, insostenible… e imperdonable (50% dependientes de la sopa boba)

"En EEUU, la dependencia de los ciudadanos respecto al Gobierno va en aumento, y actualmente más de la mitad de la población depende de las ayudas federales para sobrevivir. Mientras la administración Obama rebaja los requisitos para poder acceder a estos subsidios, cada vez más estadounidenses afirman preferirlo así"… Insostenible: Más de la mitad de los estadounidenses dependen de los subsidios (Negocios.com – 23/8/12)

Desde 2009 se han reducido los requisitos para acceder a MedicAid -el programa de seguro médico estatal-, cartillas de alimentos, subsidios de desempleo, exención del pago del IRPF… Según relata RT en su web, 165 del total de 308 millones de estadounidenses dependen del estado de algún modo. De ellos, 107 se benefician de la asistencia social federal, 46 millones están afiliados a MedicAid y 22 millones son funcionarios.

Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, el número de ciudadanos que recibe prestaciones ha aumentado en 10 millones, hasta alcanzar los 107 dependientes, según un informe realizado por el Comité Presupuestario del Senado. El aumento de norteamericanos que, durante ese periodo, comenzaron a beneficiarse de las cartillas de alimentos ha ascendido en más de 14 millones.

"Con el plan Obama, no tendrás que trabajar y no tendrás que entrenarte para un trabajo: simplemente te enviarán un cheque de subsidio", comenzaba un anuncio televisivo anti-Obama lanzado recientemente.

Y parece que cada vez más estadounidenses lo prefieren así. En 2011, un informe de Globescan mostró que el número de ciudadanos que defienden una economía de libre mercado descendió a 59% desde el 74% del año anterior, cayendo por debajo de China y Brasil. Cuando Globescan realizó por primera vez esta encuesta, hace 10 años, el 80% de los estadounidenses estaban a favor de una economía de libre mercado. Una constante es que las personas con menores rentas anuales son más propensas a estar en contra de una economía de libre mercado.

El Índice Anual de Dependencia del Gobierno, publicado en Febrero, descubrió que desde 2008, la dependencia de los estadounidenses respecto a su gobierno ha crecido un 23%. El Gobierno estadounidense batió su propio record el año pasado, gastando el máximo en asistencia estatal en la historia de la nación.

En la actualidad, The Heritage Foundation calcula que los estadounidenses que dependen de la asistencia federal perciben de media, 32.784 dólares anualmente, mientras que el salario anual promedio de un trabajador se tasa en 26.364 dólares.

"Esperamos que el Gobierno cuide de nosotros desde la cuna a la tumba", decía un análisis en el blog Economic Collapse.

En 2010, más del 70% del presupuesto del Gobierno de EEUU se invirtió en programas de dependencia. En 1962, solo se empleaba el 28,3% para ese fin.

Sin embargo, el coste de esos programas recae en quienes no se benefician de ellos. Las mitad de los hogares de EEUU no paga el IRPF, y a la vez, esas familias son las que tienen mayores probabilidades de acceder a los subsidios y las cartillas de alimento.

Así, la dependencia crece y el número de trabajadores que pagan impuestos para financiarla disminuye, dando lugar a una situación insostenible.

Canción triste de Main Street (del "Yes, we can" al "Yes, we can… have a bad job")

"La capacidad de la economía de Estados Unidos de crear buenos trabajos está decayendo mientras hay más empleados ocupando trabajos malos, concluye un estudio del Centro de Investigación sobre Economía y Políticas (CEPR, por sus siglas en inglés), una organización de análisis internacional con sede en Washington DC."… Crece el número de trabajos "malos" en EEUU (BBCMundo – 12/9/12)

El informe aclara que la situación no se debe a la actual recesión económica sino a una tendencia que se ha ido acentuando desde hace tres décadas y que los últimos años de crisis económica solo han añadido a las dificultades.

Según los investigadores, la restructuración del mercado laboral en EEUU, la reducción del salario, la privatización, los acuerdos de libre comercio y un sistema migratorio "disfuncional" son algunos de los factores que contribuyen al fenómeno.

No obstante, la pérdida de poder de negociación del trabajador y los bajos índices de afiliación sindical se resaltan como elementos singulares que generan trabajos malos. Entre los grupos más afectados están los latinos, los negros y las mujeres.

Muchas razones se pueden dar para definir un mal trabajo. Se pueden incluir condiciones peligrosas o difíciles en el lugar de trabajo, largas horas laborales, descansos cortos, pocas o ningunas vacaciones pagadas y el desconocimiento de días de enfermedad.

Sin embargo, los investigadores del CEPR decidieron concentrarse en tres criterios: salario, seguro de salud y plan de retiro por ser los que mejor reflejan las características de un empleo y sobre los que se han logrado recopilar los mejores datos a lo largo de los años.

Un salario de US$ 37.000 al año es considerado como el límite de lo que sería un trabajo malo, dijo a BBC Mundo Janelle Jones, coautora del informe del CEPR. "Ha habido un leve aumento que rebasó un poco ese umbral de ingresos, pero el número de empleados que no tienen seguro de salud ni un plan de jubilación va en aumento", expresó. "Esos últimos dos son los que más se ajustan al criterio de un mal trabajo".

Jones reconoce que la promulgación del Acta de Salud Asequible promovida por el presidente Barack Obama podría tener un impacto positivo pues la ley instará a los empleadores a proveer un seguro. A pesar de esto, señala la investigadora, lo que continuará sin mejorar serán las pensiones. "Un plan de jubilación es algo que el empleador solía proveer, era su responsabilidad. Pero los buenos planes de retiro con mayor cobertura es algo que ha estado desapareciendo", indicó. "La disminución de los beneficios y las prestaciones sociales es algo que impacta la calidad del trabajo y debe haber una discusión de cómo mejorar esto", afirmó. "Uno de cada cuatro trabajadores está en un empleo malo".

Aunque Estados Unidos se ha visto afectado por la crisis económica desatada a partir de 2007, la eventual recesión no es directamente responsable de la situación, dice el estudio. "Esta es una tendencia que hemos visto en los últimos 30 años. Lo que sucedió entre 2007 y 2010 es una continuación de lo que ha estado sucediendo todo este tiempo", manifestó Janelle Jones.

Y el impacto ha sido para los trabajadores en todos los niveles de capacitación y educación académica. Trabajadores con apenas un título de bachillerato o aquellos con algunos años de educación superior tiene muchas más probabilidades de encontrarse en un puesto malo en la actualidad que en 1979. Inclusive los que obtienen una licenciatura universitaria también ven sus perspectivas limitadas.

Otros estudios paralelos del centro de investigación que analizan la creación de trabajos buenos en ese período son igualmente deprimentes. De acuerdo al CEPR, la incapacidad de la economía para generar buenos empleos tiene varios elementos.

Uno tiene que ver con el salario mínimo y con una reducción en el reajuste para reflejar la inflación. También las políticas de liberalización y la privatización de empresas que permiten la imposición de nuevas condiciones laborales.

También apuntan un dedo acusador a los tratados de libre comercio con otros países que, según ellos, están diseñados para satisfacer los intereses corporativos y no los de los empleados.

Por encima de todo, resalta Jonelle Jones, está la creciente impotencia del empleado y falta de sindicalismo. "Ha habido una pérdida dramática en el poder de negociación del trabajador y de los sindicatos. La afiliación en estas organizaciones también está cayendo". Con un alto desempleo, promediando 8,1%, el mercado laboral no le da muchas opciones al trabajador. Hay cuatro desempleados disputándose un trabajo, asegura.

Desde el punto de vista de los sindicatos, en las últimas décadas, el trabajador estadounidense ha perdido la tradición y la confianza de la capacidad colectiva de que gozó durante casi 40 años después de la Segunda Guerra Mundial. Trabajadores, especialmente del sector privado, tenían gran poder negociador porque su afiliación sindical era más del 20%.

Damon Silvers, asesor especial del AFL-CIO, el mayor sindicato de EEUU, explicó a la BBC que la economía actual está caracterizada por leyes sindicales débiles, reglas de comercio diseñadas para crear una caída libre de los sueldos mundiales y políticas monetarias para limitar sueldos. "Eso ha garantizado que los trabajadores no hayan podido participar de la riqueza que ellos han generado en los últimos años", manifestó.

"Los sindicatos han tratado de negociar durante estos años recientes y ha habido grandes victorias como es el caso del seguro de salud", aseguró Silvers, "pero el poder económico y político de los empleadores en los últimos años ha sido simplemente superior al de los trabajadores".

El líder sindicalista señala al gobierno, que antes había entrado a nivelar el campo de juego, de haber inclinado la balanza en favor de los empleadores en este último período. "Mucho ha sido sutil, no han tenido que enviar a la guardia nacional a disolver huelgas. Las medidas tienen más que ver con aumentar los intereses, aplicar sistemas impositivos que permiten a los ricos a acumular más dinero e influir en elecciones".

"La pérdida del poder económico de la clase trabajadora en los últimos 30 años y sus consecuencias políticas son muy corrosivas para una democracia saludable", concluyó el representante del AFL-CIO.

Janelle Jones, coautora del informe del CEPR se lamenta que la tendencia continúa y no ha habido políticas que combatan la situación. Para mejorar las condiciones, recomienda, en primer lugar, un aumento del salario mínimo. "Si ese sube, tendrá repercusiones a nivel de distribución de ingresos y participación de la riqueza generada".

En segundo lugar, continuó, tiene que haber más afiliación y presencia sindical como garantía de mejores sueldos y prestaciones sociales.

Advierte que entre más empleos de trabajadores sin sindicato se pierdan a trabajos del sector privado, la calidad de los trabajos seguirá bajando, en detrimento de los beneficios de salud y pensiones de todos.

¿Externalidad positiva?: la crisis vuelve a reunir bajo un mismo techo a toda la familia

"Es Estados Unidos se denomina generación sandwich a aquellos trabajadores entre los 40 y 59 años de edad que viven bajo el mismo techo con, por lo menos, un padre anciano y un hijo mayor de 18 años, brindándoles apoyo económico y cuidado físico y emocional"… La generación sandwich se multiplica en EEUU (BBCMundo – 9/2/13)

Un reciente estudio encontró que este grupo demográfico, que acarrea con esa doble carga, ha crecido debido a la falta de recuperación económica del país que limita las posibilidades de empleo de los jóvenes profesionales y a la longevidad de los ancianos.

La situación compromete el bienestar de estos trabajadores así como sus propios planes de jubilación, mientras que trabajadores sociales alertan que ni la sociedad ni el gobierno estadounidense han encarado el creciente fenómeno ni tomado las medidas necesarias para paliar sus consecuencias.

El Centro de Investigación Pew reveló en febrero de 2013 que cada vez hay más padres aportando significativamente al sustento económico de sus hijos adultos a la vez que se encargan de las necesidades de sus padres en proceso de decrepitud.

Hay dos tipos de personas en la generación sandwich. Un grupo son aquellos adultos entre 40 y 59 años que tienen un padre de más de 65 viviendo con ellos, al tiempo que crían sus hijos menores. El otro grupo es el que asume la responsabilidad del cuidado de los padres y sostiene a sus hijos adultos mientras cursan la universidad o están desempleados.

Según los datos del Pew, mientras el primer grupo se ha mantenido estable, el segundo ha crecido de 20% a 27% de las personas de mediana edad, desde 2005. Una de las principales razones es la crisis económica global de 2008, de la cual Estados Unidos no ha logrado recuperarse.

"Los hijos adultos no pueden encontrar empleo y tiene que vivir en casa de sus padres. Ellos, a su vez, están tratando de ahorrar para su propia jubilación, sienten que ya han apoyado a sus hijos y quieren que vuelen por sí solos pero no pueden abandonarlos", dijo Lynn Feinberg, especialista en cuidado familiar de la Asociación de Personas Jubiladas de EEUU (AARP, por sus siglas en inglés).

La otra causal son los padres ancianos que están viviendo muchos más años con malestares de salud crónicos múltiples que requieren atención constante y compleja en casa.

Para cualquier persona que esté cuidando de un familiar o amigo cercano, los efectos financieros, emocionales y físicos son enormes. Pero para aquellos de la generación sándwich -adultos de mediana edad- las implicaciones financieras apenas se están empezando a ver, señaló Lynn Feinberg.

"Algunos tienen que retirar dinero de sus fondos de pensión, lo cual es una pésima idea, para pagar por los gastos de salud de los viejos", expresó Feinberg. "Al mismo tiempo, estos adultos enfrentan situaciones inciertas con su propio trabajo porque ya están llegando al final de sus vidas laborales".

En algunas instancias los adultos "sándwich" se ven obligados a dejar sus empleos porque el cuidado de sus padres requiere tanta atención y deben olvidarse de sus planes de retiro.

La experta del AARP indicó que la situación se hace peor porque las instituciones públicas en EEUU no tienen los mecanismos para asistir a estas familias. No hay programas de cuidado ni cobertura de salud de largo plazo para los ancianos.

"La familia es la que asume la responsabilidad porque aquí no tenemos un sistema que se haga cargo, a no ser que uno esté bajo la raya de la pobreza y pueda solicitar asistencia social como medicare".

Aunque la dinámica de cada familia es diferente, Feinberg reconoce que puede haber ventajas de vivir en hogares con múltiples generaciones. Por una parte, los jóvenes pueden asistir en el cuidado de los ancianos. Estos, a su vez, colaboran en la educación y la transmisión cultural y emocional de la familia, algo que se ha perdido en la familia nuclear moderna.

En el año 2012, la BBC visitó el hogar de la familia De Anda, de origen mexicano, que vive en Sioux City, Iowa. Fue parte de un reportaje en video sobre el crecimiento de 30%, en la última década, de hogares multigeneracionales.

Marta De Anda trajo a su madre, Helena Olivares, desde México a vivir con su esposo y tres hijos. La señora Olivares ayuda en los quehaceres de la casa, cocinando, limpiando y cuidando a los nietos. Estos se nutren de sus historias y del contacto con la abuela. En las comunidades hispanas es tradicional tener tres generaciones bajo el mismo techo.

"Lo más importante de la familia es ayudarse mutuamente y el buscar estar unidos", comentó Gustavo De Anda, esposo de Marta.

De acuerdo a un sondeo de la AARP, en 2009, 49% de las familias hispanas en Estados Unidos viven en esta situación. Aunque puede parecer más una costumbre entre latinos, ellos no están exentos de las presiones económicas y emocionales que se irán acumulando a medida que la familia envejece.

"Es un asunto que tenemos que abordar como nación", advirtió Lynn Feinberg. "Cada vez vemos más personas de la fuerza laboral haciendo malabares en su trabajo, cuidando de sus padres de edad avanzada y, ahora, también brindando asistencia financiera a sus hijos adultos".

Así paga el Nobel de la Paz a su mejor "héroe" de guerra (Yes, we can)

"El Navy SEAL que acabó con la vida del líder de Al Qaeda dice en su primera y única entrevista sentirse abandonado por el Gobierno de Estados Unidos"… El hombre que mató a Bin Laden está en el paro y sin seguro médico (El País – 12/2/13)

Los Navy SEAL -el elitista grupo de la armada encargado de operaciones especiales- viven bajo un grueso manto de secretismo. Sus identidades son anónimas y en caso de violar ese acuerdo pueden pagar con la cárcel. A los 23 hombres que la noche del 1 de mayo de 2011 volaron al interior de Pakistán para dar caza y captura al "más infame terrorista de nuestro tiempo" -en palabras del jefe de la CIA, Leon Panetta- se les ordenó que al día siguiente olvidaran lo sucedido e hicieran como que no había pasado nada.

De esos 23 Navy SEAL, uno de ellos descerrajó tres tiros en la frente al líder de Al Qaeda, al enemigo público número uno de EEUU. Pero su identidad es secreta y por seguridad lo mejor sería que accediera a un programa de protección de testigos. El único problema es que tal programa no existe en el Departamento de Defensa.

Tan anónimo es el hombre que mató a Bin Laden que puede que su próximo trabajo sea conducir un camión de reparto de cerveza en Milwaukee. Eso es lo que le ofreció el Ejército cuando decidió dejar atrás 16 años de pertenencia a la Marina, compuestos por 12 despliegues en el exterior y más de 30 enemigos abatidos.

Por primera vez, el hombre que acabó con la vida de Bin Laden ha contado su historia y lo ha hecho a lo largo de un año a Phil, exdirector del San Francisco Chronicle y actual presidente del Centro para el Periodismo de Investigación. La entrevista exclusiva de 26 folios de extensión será portada en el próximo número de marzo de la revista Esquire.

El titular de la entrevista resume los 26 folios: "El hombre que mató a Osama Bin Laden… está fastidiado". A falta de identidad que poder revelar, Bronstein ha dotado a ese hombre de un apodo. Le llama El Tirador (The Shooter). Ambos hombres establecieron una relación muy cercana -"y muchos tragos de whisky escocés"- en el transcurso de su convivencia para el reportaje, que revela que El Tirador carece de seguro médico y pensión tras abandonar las Fuerzas Armadas el año pasado.

"El seguro de salud para mí y para mi familia concluyó en septiembre de 2012", explica en la historia de Esquire. "Pregunté si había algún tipo de transición entre el seguro que cubre a los militares y el que debo tener en la vida civil y me dijeron que no". "Estás fuera del servicio, tu cobertura se ha acabado. Gracias por tus 16 años de servicio", agrega el SEAL. "Ahora que te jodan", añade él.

A diferencia de Matt Bissonnette, otro NAVY SEAL cuya identidad quedó revelada tras contar en un libro la misión que acabó con la vida de Bin Laden, El Tirador ha mantenido el código de silencio que se exige y se espera de ellos. En este relato se obtienen, sin embargo, nuevos detalles de aquella noche. "Le disparé dos veces en la frente. ¡Bap, Bap! La segunda según estaba cayendo. Se encogió en el suelo frente a su cama y le disparé otra vez ¡Bap! En el mismo sitio", se lee en el reportaje. "Estaba muerto. No se movía. Tenía la lengua fuera. Le miré mientras daba sus últimos respiros, tan solo un suspiro reflejo".

El Tirador dice entonces que mientras veía cómo agonizaba no sabía si aquello era lo mejor o lo peor que le había hecho en su vida. "Esto es real y este es él". El fin de semana anterior a su despliegue para la misión, El Tirador se compró unas caras gafas de sol (350 dólares) y asegura que se sintió culpable porque compró regalos para sus hijos -de quien se despidió pensando que no los volvería a ver- mucho menos caros. "Pero pensó que lo mejor era morir con estilo", apunta Bronstein.

Bronstein expone en su reportaje que un hombre que tiene el cuerpo lleno de cicatrices por haber servido a su país, que sufre de artritis, tendinitis y tiene las vértebras dislocadas debería recibir algo a cambio, más que una oferta para repartir cerveza. "Nadie que lucha por este país debería de tener que luchar por un trabajo", dijo Barack Obama en su pasado discurso del Día de los Veteranos. "No tendría que luchar por tener un techo sobre su cabeza o los cuidados que se han ganado al volver a casa".

En opinión del director del Centro para el Periodismo de Investigación no es un problema de fondos. "El Gobierno de Estados Unidos puso precio a la cabeza de Bin Laden y ofreció 25 millones de dólares que nadie ha cobrado".

¿Cómo "cotizará" en Wall Street que en EEUU haya 17 millones de niños con hambre?

"Según las últimas estadísticas, casi 17 millones de niños en EEUU no siempre tienen acceso a suficiente comida saludable"… Ser niño y pobre en EEUU (BBCMundo – 15/3/13)

La comida está siempre en los pensamientos de Kaylie Haywood, una niña estadounidense de 10 años y de su hermano Tyler, de 12. En un banco de alimentos organizado por entidades de caridad en la ciudad de Stockton, en Iowa, Estados Unidos, los hermanos debaten con su madre acerca de los 15 productos que pueden llevarse. No les queda mucho dinero para gastos extras. Por eso, la elección es importante: ya han metido en su cesta salsa de manzana y probablemente hagan lo mismo con los espaguetis enlatados, las albóndigas y los raviolis.

Pero cuando Kaylie pide carne molida, se rechaza su propuesta ya que la habitación de motel en la que vive no tiene nevera. Así que cuando quieren mantener un producto fresco lo meten en un lavadero con hielo. Tampoco tienen un lugar para cocinar. No es la primera vez que la familia está en dificultades para conseguir comida. "No hacemos tres comidas al día: desayuno, comida y cena", lamenta Kaylie. "Cuando tengo hambre, me siento triste y decaída".

Kaylie y Tyler viven con su madre Barbara, que trabajaba en una fábrica. Tras perder su empleo, comenzó a recibir una subvención del gobierno y cupones que podía intercambiar por comida, lo que hace un total de US$ 1.480 al mes. Pero ya no se podían permitir vivir en su casa, ya que tenían que pagar US$ 1.326 mensuales, lo que les dejaría muy poco para comida y gasolina.

Kaylie ayudaba a aumentar los ingresos familiares recogiendo latas en los alrededores de su antigua casa, en un camino que está al lado de la vía del tren. Por cada lata le daban entre dos y cinco centavos. Su hermano Tyler también ayudó: "Por cortar el césped de algunas casas me daban US$ 10. Me gastaba seis en combustible y el resto se lo daba a mi madre para que comprara comida", explica.

En lugar de comprar en el centro comercial, la ropa de Kaylie es de la tienda de la organización benéfica Salvation Army donde, para su vergüenza, las camisetas de US$ 0,60 están permitidas pero las que cuestan US$ 2 son "demasiado". A uno de sus dos perros, Nala, le tuvieron que llevar a la perrera para reducir aún más los gastos.

El alquiler de la habitación de motel en la que viven cuesta en torno a los US$ 700 mensuales, pero tratar de equilibrar los gastos supone sacrificios. Tyler dice que hay días buenos y malos: "A veces, cuando tenemos cereales no tenemos leche y los tenemos que comer así, secos; otras veces, tenemos leche pero no cereales". "En ocasiones, cuando hay un programa de cocina en la televisión, me da más hambre. Quiero meterme en la pantalla y comer la comida", señala.

Uno de cada cinco niños

Se cree que unos 47 millones de estadounidenses dependen de bancos de comida.

La familia de Kaylie y Tyler está entre los 47 millones de estadounidenses que se cree que dependen de bancos de comida. Eso significa que uno de cada cinco niños recibe ayuda alimentaria. En el área donde viven los hermanos, un proveedor, el banco de comida River Bend, ha visto como el número de necesitados ha crecido abruptamente en los últimos tiempos.

"Ha cambiado dramáticamente desde que empezó la recesión. El número de gente que viene ha crecido entre un 30% y un 40%", asegura Caren Laughlin que ha trabajado en bancos de comida en los últimos 30 años. "Eso no se debe sólo a que la gente ha perdido sus trabajos. Es también porque los empleos que les están sustituyendo están peor pagados. No da para alimentar a la familia", explica.

Pese a que la habitación de motel de Kaylie, Tyler y Barbara está lejos de las casas de sus amigos y es muy pequeña para tres, la mudanza ha hecho su vida más fácil en algunos aspectos. El padre de los niños no está y aunque la abuela vive cerca y ayuda en lo que puede, la madre tiene muchas dificultades. "Nunca lo he visto tan mal. Conseguir trabajo es muy difícil", asegura Barbara. La mujer está haciendo cursos para ser peluquera pero no tiene muchas esperanzas en el futuro. "He ido al médico… por depresión. Me recetó antidepresivos y Xanax para los ataques de pánico. Ni siquiera sé si podré encontrar un trabajo cuando acabe los cursos, ni si la situación mejorará", lamenta.

En febrero (2013), el presidente Barack Obama, aseguró en el discurso del Estado de la Unión que subiría el salario mínimo a US$ 9 la hora. "Esa medida incrementaría los ingresos de millones de familias trabajadoras. Podría significar la diferencia entre depender de la caridad para la comida e ir a una tienda a comprar su comida; entre pagar un alquiler o sufrir un desahucio; entre no llegar a fin de mes o salir adelante", afirmó el presidente entonces.

Pero familias como la de Barbara, en la que los padres perdieron sus trabajos y los hijos pasan hambre, siguen preocupando a los bancos de comida.

Según Laughlin, muchas personas no saben dónde buscar ayuda y a otras les da vergüenza pedirla. "Mucha de la gente que viene nunca imaginó que acabaría en esta situación", señala.

Estos problemas se reflejan en todo EEUU, según la organización no gubernamental Feeding America (Alimentando a América) que gestiona 200 bancos de comida y ayuda a 37 millones de personas cada año, entre las que están 14 millones de niños. Según la organización, cerca de 17 millones de niños estadounidenses viven en hogares donde no se puede asegurar el consumo de comida saludable.

Para algunas familias, la comida barata y fácil de preparar puede significar algunas elecciones poco saludables como la pizza, que incrementa la probabilidad de obesidad y problemas de salud en el futuro.

En algunas zonas, las escuelas participan en un programa denominado "mochila" por el que se reparten paquetes de comida a los niños más vulnerables los viernes para que tengan qué comer el fin de semana. "Los niños se concentran mejor así", explica Laughlin. "Si estás preocupado por lo que vas a comer cuando llegues a casa, vas a estar pensando en eso y no en lo que está en la pizarra".

Por la mente de Kaylie también pasan los estudios. Y es que, últimamente, la niña de 12 años no está yendo al colegio ante el destino incierto de la familia. En los últimos tiempos, su familia dejó un motel y se fue un breve periodo a una casa. Apenas podían pagar el alquiler y tuvieron que mudarse de nuevo cuando la abuela no pudo seguir ayudándoles. Desde entonces, se han quedado en tres moteles más, lo que impide que Kaylie se inscriba a un colegio. Ahora las esperanzas de Barbara están en conseguir un trailer para establecerse mientras que, para Kaylie, volver a la escuela es vital. "Realmente quiero ir a la escuela. Si no tienes educación, no tienes dinero, ni consigues un buen trabajo y acabas durmiendo donde tu mamá". "Te acaban echando de tu casa por no poder pagar la renta y terminas sin casa y sin comida".

Niños que pasan hambre en EEUU

•16,7 millones de niños viven en hogares con "inseguridad alimentaria".

•Los estados más afectados son el Distrito de Columbia, Oregón, Arizona, Nuevo México y Florida.

•Los hogares encabezados por madres solteras son más vulnerables al hambre infantil.

Fuente: Feeding America

Con Wall Street en niveles previos a la crisis, las familias solo recuperan el 45% de su riqueza (Main Street en lista de espera)

"Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de EE UU (Fed), lamentaba hace una semana que el repunte en Wall Street no sea un reflejo plenamente certero de que las cosas también van mejor en Main Street, la economía real. La Reserva Federal pone una nueva cifra la brecha. Mientras el índice Dow Jones o el S&P 500 han subido más de un 125% tras la recesión, las familias han recuperado solo el 45% de la riqueza perdida durante las crisis"… Los hogares estadounidenses siguen a la mitad del túnel (El País – 31/5/13

Es decir, los hogares no han recorrido aún ni la mitad del túnel, de acuerdo con un informe técnico de la Fed de S. Louis, que cifra en 16 billones de dólares la riqueza perdida tras el colapso del mercado financiero y el inmobiliario. Eso, en esencia, significa que el consumidor no puede ejercer aún todo el poder de compra necesario para que la economía se expanda con más vigor.

El indicador de PIB del primer trimestre (2013) lo refleja en gran medida. EEUU creció al inicio del año a una tasa anualizada del 2,4%, por debajo de su potencial. El consumo privado alimenta dos terceras partes del crecimiento. Sin embargo, el análisis sí señala que buena parte de la riqueza recuperada desde la primavera de 2009 se atribuye a la buena marcha de Wall Street.

Eso no quiere decir que todos los hogares en EEUU se estén beneficiando por igual del récord tras récord que marchan las índices bursátiles: es cosa de las familias más ricas, mientras que los jóvenes y las comunidades negras e hispanas siguen sufriendo. Por eso, señalan los relatores, "no se justifica" decir que el daño de la crisis y de la recesión esté plenamente reparado.

El estudio es técnicamente mucho más completo que los realizados en el pasado, porque junto a la evolución de los ingresos y el paro se tiene en cuenta el valor de los ahorros, de la vivienda, de las acciones así como el nivel de endeudamiento de los hogares estadounidenses. La cifra que da ahora la Fed, además, está ajustada a la inflación y al crecimiento de la población.

De hecho, el informe contradice a otro publicado hace solo dos meses por la Reserva Federal en el que calculaba que los hogares recuperaron el 91% de lo perdido entre el tercer trimestre de 2007 y los primeros tres meses de 2009. La cifra de 14,7 billones que volvió al balanza de los hogares no luce tanto en las tablas cuando se tienen en cuenta muchos más elementos para el cálculo.

El análisis, por tanto, pone en cuestión el impacto de la estrategia de la Reserva Federal en la economía real. Bernanke defendió la semana pasada ante el Congreso el curso de su política. Citó, por ejemplo, el hecho de que el sector inmobiliario tocara fondo hace un año y que ahora esté contribuyendo al crecimiento. Pero los precios siguen un 28% por debajo del pico de hace siete años.

Ben Bernanke, aunque es cauto y prefiere mantener esta línea de acción dos o tres reuniones más, si cree que se está cerca de un punto en el que las cosas irán claramente a mejor. Lo que está por ver aún, como señalan los analistas, es si este optimismo es también percibido por los hogares y potencian más el gasto, en lugar de pensárselo dos veces antes de realizar grandes compras.

De hecho, la Reserva Federal dice ahora que espera que el gasto personal siga siendo modesto porque la gran mayoría de los 115 millones de hogares que integran la economía de EE UU prefieren en este momento ahorrar y reducir deuda. Esto, como señala el análisis, afecta además a la movilidad laboral y a las oportunidades para completar la educación superior.

Los últimos datos refleja esta contención. El gasto de los estadounidenses cayó un 0,2% en abril (2013), tras subir un tímido 0,1% en marzo. Es el primer descenso mensual desde mayo de 2012. Los ingresos a su vez están estancados, tras subir un 0,3% en marzo. La tasa de ahorro, entre tanto, se mantuvo en el 2,5% aunque sigue cerca del mínimo en cinco años.

La remuneración por hora trabajada cae un 3,4% en el primer trimestre de 2013

"El desempleo no es único problema que arrastra la economía de EEUU, que cuatro años después de tocar fondo sigue avanzando con gran dificultad. Los trabajadores están viendo además como el dinero que les llega al bolsillo no es suficiente. La remuneración por hora trabajada cayó un 3,8% en el primer trimestre, en lugar de subir un 1,2% como se dijo en la estimación de hace un mes, lo que supone un descenso récord"… Los salarios en Estados Unidos sufren la mayor caída desde 1947 (El País – 5/6/13)

Este descenso de la remuneración es el mayor que se observa en las estadísticas del Departamento de Empleo, desde que en EEUU se empezó a recopilar este dato en 1947. Si se ajusta a la inflación, el golpe fue incluso mayor, del 5,2%. El mayor recorte en las remuneraciones se produjo en el sector manufacturero, del 8,1% o del 9,4% si se tiene en cuenta la evolución de los precios al consumo.

Como resultado, el coste laboral por empleado se redujo un 4,3%. Las cifras forman parte del indicador de productividad, que subió un 0,5% en el arranque del año, dos décimas menos de lo anticipado. La productividad en la industria manufacturera fue del 3,5% durante el primer trimestre. Por otro lado se supo que el sector privado creó 135.000 empleos en mayo (2013).

La caída en las remuneraciones coincide en el tiempo con el fin de los beneficios fiscales a los asalariados y se produce después de que la remuneración subiera un 9,9% en el cuarto trimestre de 2012. Si se lo que se toma como referencia es la media anual, los sueldos y los beneficios que se ofrecen a los empleados subieron un 2% pero queda en un 1,1% cuando se tiene en cuenta la inflación.

Mantener los subsidios agrarios y suprimir los cupones para alimentos (Partido Republicano: "que se jodan los pobres")

– Los juegos del hambre, EEUU (El País – 21/7/13) Lectura recomendada

(Por Paul Krugman)

Algo terrible le ha pasado al alma del Partido Republicano. Hemos ido más allá de una mala doctrina económica. Hemos ido incluso más allá del egoísmo y los intereses creados. A estas alturas, hablamos de una mentalidad que se regodea infligiendo más sufrimiento a los que ya están destrozados.

La causa de estos comentarios es, como tal vez habrán imaginado, el monstruoso proyecto de ley agraria que la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada.

Durante décadas, los proyectos de ley agraria han tenido dos componentes principales. Uno de ellos ofrece subvenciones a los agricultores; el otro ofrece ayuda alimentaria a los estadounidenses con problemas económicos, principalmente en forma de cupones para alimentos (ahora conocidos oficialmente como Programa de Asistencia Alimentaria Complementaria, o SNAP, por sus siglas en inglés).

Hace mucho tiempo, cuando las subvenciones ayudaban a muchos agricultores pobres, se podía defender todo el paquete como una forma de apoyar a los necesitados. Con el paso de los años, sin embargo, los dos componentes corrieron diferente suerte. Los subsidios agrarios se convirtieron en un programa lleno de fraudes que beneficia principalmente a las corporaciones y a los individuos con dinero. Mientras que los cupones para comida se convirtieron en una parte esencial de la red de seguridad social.

Así que los republicanos de la Cámara han votado a favor de mantener los subsidios agrarios -en una escala más alta que la propuesta tanto por el Senado como por la Casa Blanca-, mientras que los cupones para alimentos se suprimen del proyecto de ley.

Para apreciar plenamente lo que acaba de aprobarse presten atención a la retórica que los conservadores suelen usar para justificar la eliminación de los programas de Seguridad Social. Dice algo así: "Ustedes son libres de ayudar a los pobres a título personal. Pero el Gobierno no tiene derecho a robar el dinero a los ciudadanos" -frecuentemente, en este punto añaden las palabras "a punta de pistola"- "y obligarlos a dárselo a los pobres".

Sin embargo, por lo visto, es perfectamente correcto robar el dinero a los ciudadanos a punta de pistola y obligarles a dárselo a las empresas agrícolas y a los ricos.

Ahora bien, algunos enemigos de los cupones para alimentos no citan la filosofía libertaria; en vez de eso, citan la Biblia. El representante por Tennessee Stephen Fincher, por ejemplo, citaba el Nuevo Testamento: "Aquel que no esté dispuesto a trabajar no comerá". Y cómo no, resulta que Fincher ha recibido personalmente millones de dólares en subvenciones agrarias.

Dado este impresionante doble rasero -no creo que la palabra "hipocresía" le haga justicia-, parece casi delusorio hablar de hechos y cifras. Pero supongo que debemos hacerlo. De modo que aquí están: el uso de cupones para alimentos ha aumentado, en efecto, durante los últimos años, y el porcentaje de la población que los recibe ha pasado del 8,7% en 2007 al 15,2%, según los datos más recientes. Sin embargo, no hay ningún misterio en esto. El SNAP se supone que ayuda a las familias con problemas económicos, y últimamente muchas familias los han padecido.

De hecho, el uso del SNAP tiende a seguir la trayectoria de las medidas generales contra el desempleo, como el U6, que tienen en cuenta a los subempleados y a los trabajadores que temporalmente han dejado de buscar trabajo activamente. Y el U6 se ha multiplicado por más de dos durante la crisis, desde, aproximadamente, el 8% antes de la Gran Recesión hasta el 17% a principios de 2010. Es cierto que el paro, en general, ha bajado ligeramente desde entonces, mientras que las cifras de los cupones para comida han seguido aumentando; pero suele pasar algún tiempo antes de que se sienta el efecto, y probablemente también sea cierto que algunas familias se hayan visto obligadas a usar los cupones para alimentos por los drásticos recortes en los subsidios por desempleo.

¿Y qué hay de la teoría, habitual en los círculos de derechas, de que es justo al contrario; que si tenemos tanto paro es por unos programas gubernamentales que, a efectos prácticos, pagan a la gente por no trabajar? (¡los comedores de beneficencia causaron la Gran Depresión!). La primera respuesta que a uno se le ocurre es que tienen que estar de broma. ¿De verdad creen que los estadounidenses llevan una vida de ocio con 134 dólares al mes, el subsidio medio del SNAP?

Aun así, finjamos que nos lo tomamos en serio. Si hay poco trabajo porque las ayudas gubernamentales inducen a la gente a quedarse en casa, si reducimos la mano de obra, debería funcionar la ley de la oferta y la demanda: al retirar a todos esos trabajadores, escasearía la mano de obra y subirían los salarios, especialmente los de los trabajadores peor pagados, que tienen más probabilidades de recibir ayuda. En realidad, claro está, los sueldos están estancados o bajando; y esto se cumple especialmente en los grupos que más se benefician de los cupones para alimentos.

Entonces, ¿qué está pasando aquí? ¿Es solo racismo? No cabe duda de que a los antiguos bulos racistas -como la imagen de Ronald Reagan del "muchachote fornido" usando los cupones de comida para comprar una chuleta- todavía se les da cierto pábulo. Pero hoy en día, casi la mitad de los receptores de cupones para alimentos son blancos no hispanos; en Tennessee, la tierra de Fincher, el que citaba a la Biblia, la cifra es del 63%. Así que no tiene nada que ver con la raza.

¿De qué se trata, entonces? Por alguna razón, uno de los dos grandes partidos de nuestro país se ha infectado de una mezquindad casi patológica, de desprecio por los que el presentador de la CNBC Rick Santelli, en la famosa perorata que señaló el nacimiento del Tea Party, llamaba "perdedores". Si uno es estadounidense y pasa por una mala racha, estas personas no quieren ayudarle; quieren darle otra patada más. No acabo de entenderlo del todo, pero es terrible contemplarlo.

(Paul Krugman, premio Nobel de 2008, es profesor de Economía de Princeton. © 2013 New York Times Service)

La batalla de la Colina de la Hamburguesa

"Los trabajadores de comida rápida de McDonald's y otras grandes empresas de comida rápida están en huelga para lograr un aumento de sus salarios. Según los grupos de protesta, los empleados están buscando un salario de 15 dólares por hora, casi el doble del salario mínimo"… ¿Cuánto costará un Big Mac si McDonald's accede a duplicar el sueldo de sus empleados? (El Economista – 30/7/13)

Si McDonald's accediese a duplicar los salarios de todos los empleados, incluyendo el de su consejero delegado, Don Thompson, un Big Mac costaría sólo 68 centavos más, al pasar de los 3,99 dólares actuales a los 4,67 dólares, según informa Caroline Fairchild en el Huffington Post.

Las opciones del archiconocido menú "Dólar" costarían 17 centavos más, de acuerdo con The Huffington Post. Fairchild cita así a un investigador de la Universidad de Kansas, que ha calculado los precios para ver lo que sucedería si McDonald's duplicase el sueldo de todos los empleados y luego pasase dicho coste en su totalidad a los consumidores.

Sólo el 17 por ciento de los ingresos de McDonald se dirige a sueldos y prestaciones para sus empleados, según el informe. Esto significa que la compañía podría aumentar los salarios sin pasar ese coste a los consumidores, y simplemente generar un beneficio menor a sus inversores.

El CEO de McDonald's, Don Thompson, dijo a Bloomberg TV en la tercera semana de julio (2013) que la empresa es un "empleador por encima del salario mínimo". McDonald's paga un salario medio de 7,81 dólares la hora, de acuerdo a Glassdoor. Esto lo sitúa justo por encima de la media mínima nacional de 7,50 dólares.

"Valemos más"… "Valemos más"… Valemos más"… (salario de sobrevivencia)

"María del Carmen Camacho tiene diez años trabajando para un McDonalds en el centro de Chicago y aunque en ese tiempo le han duplicado lo que gana por hora, al final de un buen mes dice que no logra ganar más de US$ 1.000, muy por debajo del nivel oficial de pobreza"… Las penurias de ganar el sueldo mínimo en EEUU (BBCMundo – 2/8/13)

Su compañera, Sonia Acuña, trabaja no en una sino en dos tiendas diferentes de la misma cadena de comida rápida también en Chicago y gracias a que hace jornadas de hasta 13 horas logra unos US$ 1.800 con los que debe pagar alquiler y cuentas de ella y sus cuatro hijos.

Acuña, de 41 años, y Camacho, de 50, son dos de los cientos de trabajadores de la industria de comida rápida y del comercio que han estado manifestándose en varias partes de Estados Unidos esta semana exigiendo un aumento del salario mínimo hasta los US$15 por hora y mejoras en las condiciones laborales.

Ambas ganan US$ 8.40 por hora, suelen trabajar 7 horas diarias, sin beneficios médicos ni de seguridad social. Además dependen de los vaivenes del negocio, cuyos gerentes pueden recortarles drásticamente y sin aviso las horas de trabajo en caso de que las ventas bajen.

Estas dos mujeres mexicanas forman parte del 20% de la fuerza laboral estadounidense (unos 21 millones de personas) que devenga salario mínimo.

BBC Mundo habló con ellas mientras participaban en una manifestación de trabajadores de unas 70 firmas de comida rápida y tiendas por departamentos en la llamada "Milla Maravillosa" de Chicago, la emblemática avenida comercial de esa ciudad.

El perfil de los trabajadores de cadenas de comida rápida suele ser el de jóvenes estudiantes que trabajan para ayudar a sufragarse estudios o personas sin grandes responsabilidades familiares, pero Camacho y Acuña aseguran que en sus lugares de trabajo esa no es la situación.

"Los estudiantes no duran mucho, porque es duro el trabajo y no pagan mucho y los que nos quedamos somos los que tenemos obligaciones familiares", dijo Acuña a BBC Mundo.

Las experiencias que comparten ambas mexicanas hablan de grandes dificultades para mantener a sus familias.

"Casi no me queda nada de dinero (a fin de mes), lo gasto todo en los estudios de mis hijos, pero vale la pena estar haciendo este esfuerzo para ellos tengan una mejor vida que yo", expresa Acuña, quien además dice enviar hasta unos US$ 300 a sus padres en México.

Camacho asegura que "si no tuviera el apoyo de dos mis hijos, que me ayudan con las cuentas, viviría debajo de un puente, porque con esta miseria que nos pagan no nos alcanzaría para vivir".

Ninguna de los dos mujeres tiene ni seguros médicos, ni beneficios en sus empresas, tampoco tienen cuentas bancarias, tarjetas de crédito o de tiendas.

Además, viven en Chicago, una ciudad con alto costo de vida, como Detroit o Nueva York, donde también se realizaron protestas. St Louis, Michigan, Kansas City, Milwaukee fueron otras ciudades que tomaron parte en las manifestaciones.

Datos del Instituto de Política Económica de Washington indican que cerca del 25% de los trabajadores que ganan salario mínimo son de origen hispano.

Ni Camacho, ni Acuña creen que su condición de latinas tenga que ver con las limitaciones salariales ni condiciones laborales que padecen.

"Es que simplemente no quieren pagar más, aquí entran gueros (rubios) y les pagan lo mismo", afirmó Camacho, quien además asegura que el "maltrato de la gerencia es generalizado".

Otra particularidad de estos empleos de horario flexible es que no garantiza a los empleados horas mínimas ni fijas de trabajo y por tanto tampoco ingresos mínimos. Un empleado puede llegar al trabajo y el gerente decirle que se vaya a su casa antes de completar el turno, según la necesidad que haya ese día de mano de obra. Por ejemplo, si un día de lluvia disuade a la clientela de acudir al establecimiento, el gerente puede ajustar costos eliminando turnos de trabajo.

Eso permite a las compañías controlar los costos de operación y de paso muchas veces mantenerse debajo del mínimo de turnos a partir del que deben darle beneficios a los empleados de acuerdo con las leyes.

Pero la flexibilidad suele ser unilateral porque estos trabajadores siempre están "de guardia" por si el negocio requiriera más manos en caso de un aumento circunstancial en las ventas, lo que les impide buscar ocupaciones alternas con las cuales podrían equilibrar sus ingresos. Un problema que los huelguistas afirman que se podría solucionar llevando el salario mínimo al mágico número 15.

Desde 2009, el sueldo mínimo federal está en US$ 7.25, aunque varía según sea el estado. Actualmente el Congreso considera un proyecto de ley que recoge la propuesta del presidente Barack Obama de subirlo hasta US$ 9.

Organizaciones liberales como el Instituto de Política Económica, afirman que un sueldo hasta US$ 10.10 aumentaría el Producto Interno Bruto en US$ 33.000 millones y crearía hasta 284.000 nuevos puestos de trabajo por el crecimiento en la demanda de bienes y servicios.

En la acera contraria, el conservador Instituto para Políticas de Empleo advierte que por cada 10% que aumente el sueldo mínimo los puestos para jóvenes se reducirían hasta en 9%, básicamente porque los empleadores recortarán horas de trabajo para ahorrar costos.

Además se suele hablar de la automatización y mecanización a la que recurrirían las empresas para sustituir servidores humanos por máquinas a la hora de atender a los clientes.

Pero los sindicatos aseguran que no se puede automatizar todas las labores que hacen los seres humanos.

Intermezzo: para que no se olvide lo inolvidable

Clase media americana: del sueño a la pesadilla (documento original)

– 36 Facts Which Prove The American Dream Is Turning Into A Nightmare For The Middle Class (Business Insider – 4/5/11)

(Michael Snyder, The American Dream)

The U.S. middle class is being shredded, ripped apart and systematically wiped out. If you doubt this, just check out the statistics.

The American Dream is being transformed into an absolute nightmare.

Once upon a time, the rest of the world knew that most Americans were able to live a middle class lifestyle. Most American families had nice homes, most American families had a car or two, most American families had nice clothes, most American families had an overabundance of food and most American families could even look forward to sending their children to college if that is what the kids wanted to do. There was an implicit promise that this was the way that it was always going to be.

Most of us grew up believing that if we worked really hard in school and that if we stayed out of trouble and that if we did everything that "the system" told us to do that there would be a place for us in the middle class too. Well, it turns out that "the system" is breaking down. There aren't enough good jobs for all of us anymore. In fact, there aren't very many crappy jobs either. Millions are out of work, millions have lost their homes and nearly all of the long-term economic trends just keep getting worse and worse. So is there any hope for the U.S. middle class?

No, there is not.

Unless fundamental changes are made economically, financially and politically, the long-term trends that are destroying the U.S. middle class will continue to do so.

The number of good jobs has been declining for a long time. The good jobs that have been lost are being replaced by a smaller number of low paying "service jobs".

Meanwhile, the cost of everything is going up. It is getting really hard for American families to be able to afford to put food on the table and to put gas in the tank. Health care costs are absolutely outrageous and college tuition is now out of reach for millions of American families.

Every single month more American families fall out of the middle class. Today there are 18 million more Americans on food stamps than there were just four years ago. More than one out of every five U.S. children is living in poverty. Things are getting really, really bad out there.

(Read more: http://www.businessinsider.com/american-dream-middle-class-2011-5#ixzz1LSS0Qizg)

36 Statistics Which Prove That The American Dream Is Turning Into An Absolute Nightmare For The Middle Class

The U.S. middle class is being shredded, ripped apart and systematically wiped out. If you doubt this, just check out the statistics below. The American Dream is being transformed into an absolute nightmare. Once upon a time, the rest of the world knew that most Americans were able to live a middle class lifestyle. Most American families had nice homes, most American families had a car or two, most American families had nice clothes, most American families had an overabundance of food and most American families could even look forward to sending their children to college if that is what the kids wanted to do. There was an implicit promise that this was the way that it was always going to be. Most of us grew up believing that if we worked really hard in school and that if we stayed out of trouble and that if we did everything that "the system" told us to do that there would be a place for us in the middle class too. Well, it turns out that "the system" is breaking down. There aren't enough good jobs for all of us anymore. In fact, there aren't very many crappy jobs either. Millions are out of work, millions have lost their homes and nearly all of the long-term economic trends just keep getting worse and worse. So is there any hope for the U.S. middle class?

No, there is not.

Unless fundamental changes are made economically, financially and politically, the long-term trends that are destroying the U.S. middle class will continue to do so.

The number of good jobs has been declining for a long time. The good jobs that have been lost are being replaced by a smaller number of low paying "service jobs".

Meanwhile, the cost of everything is going up. It is getting really hard for American families to be able to afford to put food on the table and to put gas in the tank. Health care costs are absolutely outrageous and college tuition is now out of reach for millions of American families.

Every single month more American families fall out of the middle class. Today there are 18 million more Americans on food stamps than there were just four years ago. More than one out of every five U.S. children is living in poverty. Things are getting really, really bad out there.

The following are 36 statistics which prove that the American Dream is turning into an absolute nightmare for the middle class….

#1 The competition for decent jobs in America has gotten absolutely insane. There have been reports of people actually getting down on their knees and begging for jobs. Many Americans are starting to wonder if they will ever get a decent job again. According to the U.S. Bureau of Labor Statistics, the average duration of unemployment in the United States is now an all-time record 39 weeks….

edu.red

#2 According to the Wall Street Journal, there are 5.5 million Americans that are unemployed and yet are not receiving unemployment benefits.

#3 The number of "low income jobs" in the U.S. has risen steadily over the past 30 years and they now account for 41 percent of all jobs in the United States.

#4 Only 66.8% of American men had a job last year. That was the lowest level that has ever been recorded in all of U.S. history.

#5 Once upon a time, anyone could get hired at McDonald's. But today McDonald's turns away a higher percentage of applicants than Harvard does. Approximately 7 percent of all those that apply to get into Harvard are accepted. At a recent "National Hiring Day" held by McDonald's only about 6.2 percent of the one million Americans that applied for a job were hired.

#6 There are now about 7.25 million fewer jobs in America than when the recession began back in 2007.

#7 The United States has lost an average of about 50,000 manufacturing jobs per month since China joined the World Trade Organization in 2001.

#8 A New York post analysis has found that the rate of inflation in New York City has been about 14 percent over the past year.

#9 The average price of a gallon of gasoline in the United States is now up to $ 3.91 a gallon.

#10 Over the past 12 months the average price of gasoline in the United States has gone up by about 30%.

#11 Spending on energy now accounts for more than 6 percent of all consumer spending. Every time this has happened since 1970 we have also had a recession that followed.

#12 The average American driver will spend somewhere around $ 750 more for gasoline in 2011. Unfortunately, it seems likely that the price of oil is going to go up even higher. Already the price of oil is closing in on the all-time record….

edu.red

#13 In the United States, over 20 percent of all children are living in poverty. In the UK and in France that figure is well under 10 percent.

#14 According to the U.S. Census, the number of children living in poverty has gone up by about 2 million in just the past 2 years.

#15 The wealthiest 1% of all Americans now own more than a third of all the wealth in the United States.

#16 The poorest 50% collectively own just 2.5% of all the wealth in the United States.

#17 The wealthiest 1% of all Americans own over 50% of all the stocks and bonds.

#18 According to a new report from the AFL-CIO, the average CEO made 343 times more money than the average American did last year.

#19 In 1980, government transfer payments accounted for just 11.7% of all income. Today, government transfer payments account for 18.4% of all income.

#20 U.S. households are now receiving more income from the U.S. government than they are paying to the government in taxes.

#21 59 percent of all Americans now receive money from the federal government in one form or another.

#22 The average cost of tuition, room and board at America's public universities is now $16,000 a year. For America's private universities, that figure is, $ 37,000 a year.

#23 The cost of college tuition in the United States has gone up by over 900 percent since 1978.

#24 Approximately two-thirds of all college students graduate with student loan debt.

#25 17 million college graduates are doing jobs that do not even require a college degree.

#26 According to the Bureau of Economic Analysis, health care costs accounted for just 9.5% of all personal consumption back in 1980. Today they account for approximately 16.3%.

#27 One study found that approximately 41 percent of working age Americans either have medical bill problems or are currently paying off medical debt.

#28 Back in 1965, only one out of every 50 Americans was on Medicaid. Today, one out of every 6 Americans is on Medicaid.

#29 Total credit card debt in the United States is now more than 8 times larger than it was just 30 years ago.

#30 During the first three months of this year, less new homes were sold in the U.S. than in any three month period ever recorded.

#31 Now home sales in the United States are now down 80% from the peak in July 2005.

#32 U.S. home prices have now declined 32% from the peak of the housing bubble.

#33 For most middle class families, the family home is the number one financial asset. Unfortunately, U.S. home values have declined an astounding 6.3 trillion dollars since the housing crisis first began.

#34 According to a recent census report, 13% of all homes in the United States are currently sitting empty.

#35 The housing crisis just seems to keep on getting worse. 31 percent of the homeowners that responded to a recent Rasmussen Reports survey indicated that they are "underwater" on their mortgages.

#36 Unfortunately, it looks like millions more middle class Americans could soon be in danger of losing their homes. According to the Mortgage Bankers Association, at least 8 million Americans are at least one month behind on their mortgage payments at this point.

El 46,5% de los norteamericanos vive al límite de sus posibilidades financieras

"Sólo el 24,9% de los norteamericanos podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días, según un estudio publicado por el National Bureau of Economic Research. Annamaria Lusardi de la George Washington School of Business, Daniel J. Schneider de Princeton University y Peter Tufano de la Harvard Business School preguntaron: "¿Cuánto confía usted en que podría conseguir 2.000 dólares si surgiese una necesidad inesperada durante el mes que viene?" Un 24,9% afirmó estar seguro de que podría, un 25,1% dijo que probablemente podría, un 22,2% dijo que probablemente no y un 27,9% que seguro que no"… Casi la mitad de los estadounidenses vive al día (Libertad Digital – 26/5/11)

Los investigadores puntualizan que preguntaron específicamente "si podrían conseguir" los fondos en vez de peguntar si disponían de esa cantidad en forma de ahorros, "pues los individuos puede que no recurran sólo a los ahorros para enfrentarse a los imprevistos".

La conclusión del estudio es clara: "La capacidad de los americanos para enfrentarse a imprevistos es sorprendentemente limitada", ya que "si consideramos a los que responden que están seguros o que probablemente no podrían hacer frente con un imprevisto financiero ordinario de esta magnitud, encontramos que casi la mitad de los americanos son financieramente frágiles".

edu.red

La cifra de 2.000 dólares "refleja el orden de magnitud del coste de una reparación de coche inesperada, un copago grande en gasto médico, gastos legales o una reparación del hogar", según los autores, es decir, gastos no previstos pero que pueden darse perfectamente en la vida de cualquier ciudadano común.

Los resultados concuerdan con otros estudios anteriores. A la pregunta de si habían "guardado fondos de emergencia para cubrir gastos durante tres meses, en caso de enfermedad, pérdida del trabajo, problemas económicos u otras emergencias" sólo el 49% dijo que sí.

Cabe tener en cuenta que el estudio se ha realizado sobre datos correspondientes al año 2009 y que, desde entonces, Estados Unidos ha experimentado cierta mejora. Pero no hay motivos para suponer que esta leve mejora haya sido suficiente para variar significativamente esta preocupante fragilidad.

La clase media en apuros

Posiblemente, uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es que una parte importante de la clase media norteamericana también se considera frágil. Según los autores, "resulta algo increíble que casi una cuarta parte de los hogares que ingresan entre 100.000 y 150.000 dólares afirmen no ser capaces de conseguir 2.000 dólares en un mes, pero este hecho puede resultar menos chocante cuando uno considera los costes de vida en las zonas urbanas, costes de vivienda y cuidado infantil, el sustancioso servicio de la deuda y otros factores".

edu.red

Los investigadores preguntaron, a continuación, cómo conseguirían los fondos, ofreciendo 14 opciones agrupadas en 6 categorías:

•Ahorros: (1) retirar ahorros, (2) liquidar o vender inversiones, (3) liquidar inversiones de jubilación aunque suponga pagar una penalización, (4) tomar presta contra mis ahorros de jubilación en mi lugar de trabajo.

•Familia o amigos: (5) tomar prestado o pedir ayuda a mi familia, (6) tomar prestado o pedir ayuda a mis amigos (no miembros de mi familia).

•Crédito típico: (7) usar tarjetas de créditos, (8) abrir o usar una línea de crédito o hacer una segunda hipoteca, (9) pedir un préstamo.

•Crédito alternativo: (10) conseguir que me adelanten la paga, (11) empeñar un activo que poseo.

•Trabajar más: (12) trabajar horas extras, conseguir un segundo empleo o que lo haga un miembro de mi hogar.

•Vender posesiones: (13) vender cosas que poseo, excepto mi hogar, (14) vender mi hogar.

Un 18,6% del total contestó que para conseguir el dinero tendría que empeñar o vender algo, o bien recurrir a algún préstamo. "Añadido al 27,9% que considera que seguro que no podría hacer frente a la emergencia, esto sugiere que aproximadamente un 46,5% de los encuestados están viviendo muy cerca del borde financiero".

Comparativa de ocho países

Los investigadores dirigieron la misma pregunta a ciudadanos de otros países. En el Reino Unido los resultados fueron muy similares. En Canadá los que respondieron que seguro que podrían fueron un 44,3%. En Holanda, un 57,7%, el mejor resultado de los ocho países del estudio.

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Es interesante observar que los que más confían en poder hacer frente al gasto inesperado son también los que más recurrirían para ello al ahorro. Destacan en este sentido los holandeses que no son sólo los que más recurrirían al ahorro sino que, además, disponiendo de 6 respuestas alternativas entre las que elegir son el único país que considera también "otros" métodos. No acaban ahí las particularidades de los holandeses, pues son también los que menos recurrirían a trabajar más o vender posesiones para conseguir los 2.000 dólares.

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(Y con esta "sencilla ceremonia" de recuerdo -para que nos borren la memoria-, estamos preparados para pasar el tributo a la "vieja" Europa (Parte II) donde la situación económica es peor aún, y la caída social tiene una mayor aceleración, si cabe)

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

 

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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