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Goldman Sachs: El “vampiro” de la crisis (página 5)

Enviado por Ricardo Lomoro


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El gobernador del Banco de Inglaterra dijo que no se comprendía muy bien por qué el apoyo de los contribuyentes no se limitaba a la banca minorista. "Quienquiera que propusiera dar garantías a los pequeños ahorradores y a otros acreedores y dijera que ese apoyo podría utilizarse para financiar actividades especulativas y de alto riesgo, sería considerado fuera de este mundo. Pero así es como estamos ahora", dijo.

Según King, habría que obligar a los bancos a separar sus actividades minoristas – la gestión de los ahorros y la oferta de préstamos a familias y negocios-, que habría que seguir protegiendo, de las prácticas especulativas y de alto riesgo, que no deberían gozar de la protección del Gobierno.

"El titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo el viernes que está a favor de un "enfoque más sutil" para lidiar con las grandes firmas financieras, sin llegar a dividirlas en partes". Bernanke exhorta al Congreso a tomar medidas sobre la reforma financiera (The Wall Street Journal – 23/10/09)

"Creo que se necesita realizar muchos debates" sobre qué hacer con firmas grandes y complejas cuya caída podría ocasionar una tensión financiera significativa", señaló Bernanke.

Sin embargo, advirtió en contra del deseo de simplemente dividir estas grandes firmas. "Podemos enfrentar este tema de una forma que no destruya el valor económico de firmas grandes y complejas con múltiples funciones a través de otros mecanismos" como requerimientos apropiados de capital y mayores estándares de capital para firmas sistémicamente importantes.

"Si eliminamos los incentivos artificiales para el tamaño y la complejidad, si retiramos los incentivos para ser demasiado grande para caer", dijo Bernanke, "los verdaderos beneficios y costos económicos serán considerados por las firmas" y esto llevará a las firmas a adoptar por sí mismas el tamaño apropiado.

Sin embargo, el titular del banco central afirmó también que las autoridades bancarias no dudarán en impedir a los bancos involucrarse en actividades para las que no parezca estar preparados.

Bernanke realizó los comentarios durante una conferencia organizada en Chatham, Massachusetts, por la Fed de Boston. La conferencia busca explorar las razones de la crisis financiera de los últimos dos años y lo que se puede hacer para impedir que vuelva a ocurrir en el futuro.

"No podemos perder de vista la necesidad de reorientar nuestro planteamiento de supervisión y fortalecer nuestro marco regulatorio y legal para ayudar a impedir una repetición de los acontecimientos de los últimos dos años", dijo Bernanke.

"Las autoridades reguladoras y los supervisores pueden hacer mucho, pero una reforma financiera exhaustiva requiere la actuación del Congreso", señaló el titular del banco central.

"Se necesita acción legislativa para crear nuevos mecanismos para la supervisión del sistema financiero en su totalidad", agregó.

Una gran parte de lo señalado por el funcionario es una reiteración de sus opiniones sobre lo que necesita hacerse a medida que avanza el proceso de reforma financiera.

"La Reserva Federal se plantea llevar a cabo análisis "más frecuentes, más amplios y más exhaustivos" de los balances de entidades de EEUU tras el "éxito" de los que aplicó a los 19 mayores bancos para evitar futuros riesgos, dijo este viernes su presidente, Ben Bernanke". La Reserva Federal hará más "test de estrés" a la banca de EEUU (Libertad Digital – 23/10/09)

La Reserva Federal (Fed) dio a conocer en mayo los resultados de dos meses y medio de análisis exhaustivos de los balances de los mayores bancos estadounidenses, un proceso que se acuñó como "prueba de resistencia".

La autoridad monetaria concluyó entonces que 10 de esos 19 bancos necesitaban en conjunto casi 75.000 millones de dólares adicionales para reforzar su capital.

Bernanke dijo en un discurso en Chatham (Massachusetts) el 22 de octubre, que ante el "éxito" de esa iniciativa la Fed planea ampliar los análisis para detectar riesgos generales y específicos, así como problemas relacionados con la gestión de las instituciones.

"Son necesarias medidas adicionales para asegurar que todas las entidades bancarias tienen el capital adecuado", afirmó el responsable del banco central estadounidense.

Recordó que el Financial Stability Board, un organismo de supervisión internacional integrado por altos cargos de instituciones de distintos países, solicitó estudios de "estándares de capital significativamente mayores".

Subrayó, además, que el G20, que agrupa a los principales países desarrollados y en desarrollo, se ha comprometido a "desarrollar reglas para mejorar la cantidad y calidad del capital bancario".

Durante su discurso, Bernanke pidió también celeridad al Congreso de Estados Unidos para aprobar una reforma de las regulaciones financieras.

Tanto la Casa Blanca como el Congreso analizan posibles reformas que impidan una nueva crisis como la actual, que hizo que la economía estadounidense se adentrase en la peor recesión desde los años 30 del pasado siglo.

Bernanke volvió a expresar su apoyo a la creación de un consejo para supervisar posibles riesgos en el sistema financiero.

"Quien contamina, paga. EE UU tradujo ayer ese principio al mundo financiero: la entidad que tenga que quebrar, que quiebre. El Ejecutivo estadounidense ha dado el primer paso para establecer el mecanismo que dará más poder a los reguladores para intervenir y desmantelar de forma controlada grandes instituciones financieras que representen un riesgo para el sistema y la economía. Se trata de evitar otro caos como el que provocó Lehman Brothers, y proteger al contribuyente del masivo coste de estas intervenciones. Porque la nueva oleada regulatoria deja más novedades: EEUU obligará a la gran banca a asumir el coste de los rescates financieros". EE UU obligará a la banca a asumir el coste de los rescates financieros (El País – 29/10/09 – Por Sandro Pozzi / Nueva York)

Es el comienzo del fin del concepto de "demasiado grande para caer". Un principio que según el presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, crea una red de seguridad artificial que lleva a las grandes firmas financieras a embarcarse en mayores riesgos de los que pueden asumir, porque saben que el Tío Sam saldrá al rescate, como pasó con Citigroup, Bank of America o AIG.

El borrador pactado por la Administración de Barack Obama y el presidente del comité financiero de la Cámara de Representantes, Barney Frank, dará poderes a los organismos reguladores para supervisar e intervenir los conglomerados que están en situación inestable. Obama dijo que ese punto de la reforma es "crucial" para evitar que las firmas financieras asuman riesgos excesivos, y apostó por un sistema en el que los bancos dejen de creer que el Gobierno "les protegerá de las consecuencias de sus errores".

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, señaló ante la élite de Wall Street que la reforma no es un capricho: "Es una guerra de necesidad". Geithner testificará hoy ante la Cámara de Representantes para defender la iniciativa, con la intención de que se vote la próxima semana. Éstos son los pilares de la iniciativa:

– Más poderes. El consejo de reguladores, integrado por el Tesoro, la Fed, el Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC) y otras agencias, podrá decidir si fuerza una reestructuración de las entidades en riesgo, hasta el punto de poder echarles el cerrojo. Además, estará facultado para imponer cambios en el equipo de gestión, obligar a reforzar el capital, limitar los bonus, bloquear operaciones y forzar alianzas.

– Precedentes. Ese cambio de filosofía se apoya en la bancarrota de General Motors y Chrysler, que sirvió a la Casa Blanca para demostrar que grandes compañías con ramificaciones por toda la economía pueden ser reestructuradas sin grandes sobresaltos. Y replica el modelo de intervención que ya sigue la FDIC.

– Quién paga la factura. El problema de estas operaciones está en su elevado impacto financiero. Para reducir el agujero en el bolsillo del contribuyente, las entidades con más de 10.000 millones de dólares en activos se harán cargo de las pérdidas que se deriven del rescate de un competidor. "Es la industria la que debe pagar por sus errores, no el contribuyente". En la práctica, sin embargo, será el Gobierno el que haga el primer desembolso. Y después, el Tesoro acudirá a la industria para hacer cuentas. Así, se abandona la idea inicial de crear un fondo en el que los grandes bancos hagan aportaciones.

Plan de contingencia. Unas 120 entidades estarán sometidas a las condiciones de la nueva legislación, que les obligará a disponer de planes en los que identifiquen cómo podrían ser desmanteladas en caso de ser declaradas insolventes, por la vía de la venta de activos o por otros medios. La Fed podrá además establecer límites para evitar una concentración excesiva del riesgo en una firma.

– La última palabra. Hay un problema. La iniciativa se restan poderes a la Fed, al impedirle actuar en solitario en casos de emergencia, por lo que no podrá inventar salidas como con Bearn Stearns. Cualquier acción debe pasar en última instancia por el Tesoro, y eso introduce un componente político que puede amenazar a la independencia de la Fed. En cualquier caso, la Fed y el Tesoro han ido de la mano en esta crisis.

Luz verde inicial de la banca. La respuesta de la industria a la reforma llegó de la mano de Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan Chase, la entidad que ha salido más reforzada de la crisis. Dimon y otros banqueros son favorables a que haya un mecanismo para lidiar con grandes entidades en crisis, y apoya la idea del regulador de riesgos sistémicos. Se trata, dijo, de recuperar la confianza perdida en el sistema. Sin embargo, advirtió de que un exceso de regulación puede mermar la capacidad del sector para ayudar al crecimiento económico. Aunque sacar el paquete en un solo bloque es complicado. La Casa Blanca y el Congreso están pactando las partes más urgentes. Entre ellas se encuentra la posibilidad de someter a los hedge funds a mayor control, y la creación de una agencia de protección del consumidor.

– Melancólico final (good for nothing)

Los acontecimientos relatados anteriormente son una prueba contundente de lo que ocurre cuando a ciertos agentes económicos se les permite lo que no se pueden permitir (y no es un juego de palabras). A los especuladores se les permite hacer mayores negocios de los que se pueden permitir (tirar con pólvora del Rey o el dinero de todos). Llegar a la luna en globo… Good for nothing. Para reír o no parar de llorar.

Lo que no se puede consentir es que encima alguien pretenda vender el desastre como un éxito, como es el caso del presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein cuando sostiene que "los banqueros hacen el trabajo de Dios" (sic); un personaje que a su incuria añade una falta de escrúpulos monumental.

Lo que no se puede tolerar es que a la humillación el señor presidente ejecutivo de Goldman Sachs añada la burla.

"Estamos observando el final de una Era en dos áreas muy específicas: primero, la desregulación descontrolada de los mercados financieros globales; segundo, el compromiso inconsciente de recursos humanos y financieros a la titulización ha alcanzado su apogeo y se contraerá continuamente en el futuro". Estas palabras proceden de un banquero de Wall Street entrevistado en… ¡1987!, unas pocas semanas después del lunes negro. Su escaso poder predictivo nos hace plantear dudas sobre las, a veces, indocumentadas profecías que hoy en día se plantean sobre el futuro financiero.

En palabras de un ilustrado banquero, experto en solvencia bancaria:

"Por este comportamiento, las infinitas crisis bancarias que históricamente han acaecido en el mundo nunca se han solucionado del todo. El patrón de comportamiento es el siguiente: banca asume riesgos y termina quebrando cuando el ciclo se da la vuelta; pide ayuda a Estado que acude al rescate para evitar males mayores en la economía; el Estado le pide a futuro a la banca mayor prudencia y endurece algo el control y la regulación, pero sin excesiva rigidez; una vez solucionada la crisis, el mensaje para la banca ha sido que si todo va bien gana mucho dinero y cuando se tuerzan las cosas, el Estado le rescatará, por lo que el incentivo de la misma está orientado hacia la máxima toma de riesgos (riesgo moral creciente); unos años después, la crisis vuelve a llegar, y el Estado vuelve a rescatar a la banca, con la diferencia de que esta vez el riesgo tomado fue mayor y por ello el dinero puesto por el contribuyente para rescatarla también; el riesgo moral vuelve a crecer de modo que a lo largo de la historia, se observa que donde ha habido crisis bancarias, éstas han sido cada vez mayores con el paso del tiempo y el Estado ha tenido que aportar una proporción creciente del PIB para rescatar a la banca. Es simplemente un tema de riesgo moral, la banca actúa con racionalidad económica (si sube gano, si baja pierden accionistas, acreedores y contribuyentes), los políticos y reguladores, con racionalidad de comportamiento."

En 1987 los profetas acusaron (verazmente) de la crisis al trading automatizado y a la venta automática de futuros por parte de modelos una vez que saltaban límites máximos de riesgo. Cuando todas las máquinas vendieron a la vez estos futuros se produjo el famoso lunes negro. Sin embargo, hoy en día ambas técnicas no es que estén popularizadas en la gestión; son universales. En 1987 muchas voces pidieron la separación entre banca comercial y banca de inversión, una nueva regulación de Glass Steagall, pero sin embargo lo que quedaba de esta norma fue abolido en 1999 debido a su dificultad de implementación.

Hace falta más de un crash para cambiar el mundo.

Para el final, les reitero algo de lo escrito en el año 2004. Una vez más recurro al Maestro Adam Smith como fuente de inspiración, reflexión y debate. Pleno de melancolía, vuelvo sobre mis viejas y queridas causas perdidas o la amargura de la victoria…

En mi Paper: El día que Smith "lloró" (Economía de intoxicación), publicado el 24/5/04, decía:

"De nada le sirve al orgulloso e insensible terrateniente contemplar sus vastos campos y, sin pensar en las necesidades de sus semejantes, consumir imaginariamente el solo toda la cosecha que puedan rendir.

Nunca como en su caso fue tan cierto el proverbio según el cual los ojos son más grandes que el estómago. La capacidad de su estómago no guarda proporción alguna con la inmensidad de sus deseos y no recibirá más que el del más modesto de los campesinos. Se verá obligado a distribuír el resto entre aquellos que preparan lo poco que él mismo consume, entre los que mantienen el palacio donde ese poco es consumido, entre los que le proveen y arreglan los diferentes oropeles empleados en la organización de la pompa.

Todos ellos conseguirán así por su lujo y capricho una fracción de las cosas necesarias para la vida que en vano habrían esperado obtener de su humanidad o su justicia"

(Adam Smith – "La teoría de los sentimientos morales" – 1759)

"Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de los otros, y hacen que la felicidad de estos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla". Así comienza "La teoría de los sentimientos morales" de Adam Smith, el primer libro del escocés, aparecido en 1759 como inicio de su proyecto intelectual, que continuaría en 1776 con "Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones", el libro que le ha granjeado mayor fama por su justificación teórica del capitalismo moderno.

El que hoy es visto como padre de la economía liberal en su tiempo era un filósofo moral, y esa cátedra ocupó en la Universidad de Glasgow. Smith formaba parte de la escuela de los sentimentalistas escoceses, para los que los sentimientos podrían ser la guía moral de la vida. Esa escuela, como recuerda Carlos Rodríguez Braun, editor del libro, pretendía lograr en las ciencias sociales lo que Newton había logrado en las naturales: una teoría general que pudiera explicar todos los fenómenos. Así, para Smith, la psicología humana no estaba gobernada por el azar: los sentimientos humanos no son arbitrarios, sino que estamos "irresistiblemente sentenciados" a tener los sentimientos que tenemos, por lo que pueden ser nuestra guía moral.

Y por eso "La teoría de los sentimientos morales" arranca recordando que las personas no son meramente egoístas, sino que, por diversos motivos, se interesan por la fortuna de los demás. De no ser así, el mundo sería un infierno: sentimos lástima y compasión ante el sufrimiento ajeno. Pero Smith prefiere hablar de "simpatía". La simpatía, dice, denota "nuestra compañía en el sufrimiento ante cualquier pasión". La simpatía no emerge de observar la felicidad o el sufrimiento de los otros, sino de la circunstancia que los causa. Nos ponemos en su lugar e imaginamos, imperfectamente, lo que sienten los otros en esa situación. De ahí, recuerda, viene el pavor a la muerte, "el gran veneno de la felicidad humana pero el gran freno ante la injusticia humana, que aflige y mortifica al individuo pero protege a la sociedad". Por simpatía nos interesamos por la suerte del otro y aprobamos o no sus acciones, las valoramos como correctas o incorrectas, mirando la proporción que guardan con la causa que las origina. Pero esa simpatía que sentimos hacia los demás, la buscamos en ellos también. El ser humano no es autosuficiente, necesita del amor del otro: "La parte fundamental de la felicidad humana estriba en la conciencia de ser querido". "Los principales objetivos de la ambición y la emulación son merecer, conseguir y disfrutar del respeto y la admiración de los demás", bien sea a través del saber, o de la acumulación de riquezas. La riqueza, dice, "es una superchería que despierta y mantiene en continuo movimiento la laboriosidad de los humanos". Así, el interés propio promueve el progreso social. Los ricos, aún egoístas, al satisfacer sus caprichos alimentan a los obreros con su gasto.

Pero no se trata de que Smith crea en el egoísmo. Lo reprueba, y trata de conciliar los intereses individuales con los colectivos: el egoísmo, afirma, no es lo mismo que el amor propio, que puede ser un motivo virtuoso para actuar. Ese amor que busca el propio bien, ya que uno es quien mejor sabe cuidarse, pero que no quiere lesionar a los demás, queda limitado de caer en el egoísmo por la mirada de los otros que se crea dentro de nosotros mismos. La simpatía nos da un sentido de la corrección y la justicia que nos lleva a respetar los intereses ajenos aunque nadie nos obligue. Y este tipo de justicia, que no lesiona al prójimo, no por las reglas jurídicas sino por la simpatía, es en la que cree Smith y fundamenta la sociedad liberal. Como escribe, "en la carrera hacia la riqueza, los honores y las promociones, el hombre podrá correr con todas sus fuerzas, tensando cada nervio y cada músculo para dejar atrás a todos los rivales. Pero si empuja o derriba a alguno, la indulgencia de los espectadores se esfuma. Se trata de una violación del juego limpio, que no podrán aceptar"

(Parte de un artículo aparecido en Lavanguardia.es, titulado: "La simpatía de Adam Smith", el 2/5/04, con la firma de Juan Barranco)

Tal vez, con esto sólo, alcanzaría para explicar porque Smith "lloró" al constatar el "incumplimiento" de su teoría, sino, y también -como se verá luego-, la "falsificación" de sus pensamientos.

Falta, infracción, desobediencia, inobservancia, engaño, olvido, quebrantamiento, contravención, elusión…

Adulteración, fraude, deformación, desfiguración, desvirtuación, tergiversación, mentira, embuste…

Al cielo del establishment no vamos todos. Aunque el ilusionario liberal sostenga que la globalización económica uniforma, los resultados alcanzados demuestran que sólo unifica.

Al margen de la globalización están el ser humano, el medio ambiente, la democracia, la cultura, la verdad.

Una economía entrenada para matar, actúa como si fuéramos los últimos.

El mito global sólo nos empuja a la era de la melancolía.

El modelo de la codicia se balancea entre la ira y la avaricia, mientras la aldea global es sólo una esperanza ingenua.

Los "cínicos" modelos económicos nos establecen en una confortable irrealidad. En esas "fábulas" económicas nos dicen que dejando "obrar" al mercado se aplican más efectivamente los recursos, se incrementan los beneficios, y se distribuyen mejor las riquezas. Un mercado sin ley, abandonado a su capricho especulativo y superior a toda normativa nacional o internacional.

Nada se dice de la generación de inestabilidad, de las crisis internacionales y de las desigualdades crecientes. Nada se dice sobre la distancia creciente entre espacio económico y control político.

Los "puristas" del librecambio nos aplastan con el "rodillo" económico y nos imponen un "darwinismo" económico cainita y fatal.

La liberalización, la financierización, la desregulación y la privatización castigan a la sociedad, avasallan la dignidad humana, amenazan el hábitat, debilitan progresivamente la autoridad gubernamental, y provocan el crepúsculo de la piedad.

Esta economía de casino, este dinero que se ha vuelto loco, en el que la gran mayoría somos jugadores involuntarios incluyen en su "modelo" más volatilidad, más incertidumbre, y más inquietud.

El mercado no puede calibrar el futuro porque es corto de vista por naturaleza. No sólo en razón de que su mirada se extiende hacia horizontes necesariamente cortos, sino porque carece de aptitudes y de la lógica para incorporar problemas distintos a los de su propia naturaleza y para moderar sus excesos.

Los países occidentales mantienen Estados poderosos con un alto nivel de proteccionismo. Casi cualquier componente dinámico de sus economías, incluída la (ex) famosa Nueva Economía, viene del sector estatal (Internet… MIT… Pentágono…). Mire donde se mire hay un enorme sector estatal que obliga al público a asumir los riesgos y a pagar el costo y que, si funciona, se lo entrega al poder privado. Esa es la razón fundamental para entender porque el Primer y el Tercer mundo se han distanciado tanto.

¿Puede la competencia gobernar el planeta? ¿Es la competencia el mejor instrumento para enfrentarse a escala mundial a los cada vez más grandes problemas ambientales, demográficos, económicos y sociales?

En nombre de la flexibilización y la competitividad se somete al hombre al drama individual de la pérdida de trabajo, de la precariedad, de la baja de salarios y al drama cotidiano de la pérdida del estado del bienestar.

La globalización aumenta el temor a un posible conflicto mundial entre el decreciente número de los "poseedores", "los ricos", o "los dominadores", y la creciente masa de "los desposeídos", "los miserables" y "los marginados".

Resulta chocante la divergencia entre el fuerte proceso de globalización económica en el plano de las finanzas y la empresa, y el carácter explosivo de la mayoría de los problemas sociales, económicos, medioambientales, y políticos, que conocen los países y regiones del mundo.

¿Qué tan lejos puede llegar la desigualdad antes que el sistema se derrumbe?

"El autor de los juicios y propuestas que siguen fue el escocés Adam Smith. Las citas pertenecen a "La riqueza de las naciones": la Biblia liberal, publicada en 1776.

Salvo los muy versados en literatura política y económica, muy pocos podrían imaginar esos juicios y propuestas en boca de Smith.

Un enemigo del liberalismo, por lo común, oye el nombre de Smith y ya no escucha. Supone que Smith fue un promotor de la injusticia social. No quiere, por lo tanto, perder tiempo en conocer sus opiniones.

Un liberal, de esos que nunca han leído a Smith, lo invoca a menudo. Supone que Smith era un defensor incondicional del mercado. No lo lee porque cree conocer (y compartir) todo cuanto escribió.

Uno y otro, el enemigo del liberalismo y el liberal- se sorprenderán al saber que, a juicio de Smith, hay que limitar las grandes ganancias, atacar al latifundio, alejar a los empresarios del gobierno, proteger a las industrias estratégicas y condicionar la liberación del comercio exterior.

Esos son, por cierto, aspectos parciales del pensamiento de Smith. No hay duda que "La riqueza de las naciones" es un libro consagrado a predicar la libertad económica y recomendar la mínima interferencia del Estado. Sin embargo, Smith no fue un dogmático. Ni un burdo materialista. Tampoco un simplificador.

Cualquiera que haya leído aquel libro (y su otra obra maestra, "Teoría de los sentimientos morales") sabe que Smith nada tiene que ver con la caricatura que, hoy, unos atacan y otros veneran.

En todo caso, el propósito de este ejercicio no es iniciar una discusión sobre Smith. Tampoco sobre la degradación a que fue sometido -como Maquiavelo, como Marx– por obra de frívolos y necios, fueran ellos enemigos o seguidores.

El propósito es demostrar que, si hacemos abstracción de nuestro juicio (o prejuicio) sobre sus autores, descubriremos virtudes (y riesgos) de ideas que hoy nos negamos a examinar"…

Así comenzaba Rodolfo Terragno, en su libro, "Proyecto 95", un apartado sobre "Los círculos viciosos y como romperlos".

Partiendo de ese enfoque, el presente trabajo intenta (veremos si lo logra) someter ciertos principios económicos a la prueba de la realidad. Discutir a quienes, en nombre del pragmatismo, defienden la incoherencia, las contradicciones y, en general, la ausencia de un sistema de valores.

El pragmatismo no es la negación del pensamiento o la ética. No se trata de "matar los principios", tal vez -en todo caso- hacer del pragmatismo una "teoría de la verdad". Un método para identificar la veracidad de cada principio: analizar –antes que su bondad en abstracto- los efectos que produce en la práctica.

Comenzamos citando algunos párrafos significativos del libro "Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones", publicado por Adam Smith en 1776:

– Durante un período de progreso -o sea mientras la sociedad avanza hacia ulteriores incrementos de riqueza- más bien que en el otro en que la sociedad alcanzó el máximo de las asequibles, es cuando la situación del obrero pobre -es decir, de la gran masa de la población– se revela como más feliz y confortable. Por el contrario la situación de ese obrero es dura en el estado estacionario y miserable en el decadente. El progresivo es, en realidad, un estado feliz y lisonjero para todas las clases de la sociedad: el estacionario, triste y el decadente melancólico.

– Los principales inconvenientes de la sociedad económica en que vivimos son su incapacidad para procurar la ocupación plena y su arbitraria y desigual distribución de riqueza y de ingresos.

– El empleo más conveniente para cualquier capital de una nación es aquel que mantiene dentro del país a que pertenece mayor cantidad de trabajo productivo, y que más aumenta el producto de la tierra y del trabajo del país.

El hombre ha de vivir de su trabajo y los salarios han de ser, por lo menos, lo suficientemente elevados para mantenerlo… (a él y a su familia)…

La demanda de quienes viven de su salario no se puede aumentar sino en proporción al incremento de los capitales que se destinan al pago de dichas remuneraciones.

En consecuencia, la demanda de mano de obra asalariada aumenta necesariamente con el incremento del ingreso y del capital de las naciones y no puede aumentar sino en ese caso.

– Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables.

– Los pobres para conseguir el alimento, se afanan por satisfacer esos caprichos de los ricos, y en el afán de garantizarles tales satisfacciones, rivalizan en la baratura y perfección de su labor.

– Los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas, en algunos respectos, no sólo son diferentes, sino por completo opuestos al bien público.

– Todo para mí y nada para los demás: tal parece haber sido, en todas las edades, la máxima vil del poderoso.

– La subsistencia del trabajador, o el precio real del trabajo, cambia mucho según las diversas circunstancias: es más abundante en la sociedad progresiva que en otra estacionaria, y en ésta que en un pueblo decadente.

– Los beneficios elevados tienden a aumentar mucho más el precio de la obra que los salarios altos. En el aumento del precio de las mercancías el alza de los salarios opera del mismo modo que el interés simple en el acumulado de las deudas, mientras la elevación del beneficio actúa como el interés simple.

– Parece, pues, que la proporción entre capital y renta es la que regula en todas partes la relación que existe entre ociosidad e industria. Donde predomina el capital, prevalece la actividad económica; donde prevalece la renta, predomina la ociosidad. Los capitales aumentan con la sobriedad y la parsimonia, y disminuyen con la prodigalidad y la disipación.

– Cuando el hombre goza seguro los frutos de su trabajo, se esfuerza naturalmente en mejorar su condición y adquirir, no sólo lo necesario, sino las comodidades y refinamientos de la vida.

– Los comerciantes ingleses se quejan frecuentemente del alto precio de los salarios del trabajo en su país, suponiendo que ese elevado precio es la causa de que no puedan venderse sus manufacturas tan baratas como las venden otras naciones en países extranjeros; pero guardan silencio acerca de los elevados beneficios que arrojan sus capitales. Se quejan de las extraordinarias ganancias ajenas, pero rodean de silencio las propias. En muchos casos los elevados beneficios del capital británico pueden contribuír tanto a encarecer el precio de las mercancías, como el precio exorbitante de los salarios y aún mucho más.

– La recompensa liberal del trabajo, al facilitar a los trabajadores una mejor manera de atender a sus hijos, subdividiendo a la crianza, de un mayor número, de ellos, tiende de una manera natural a extender y ampliar aquellos límites… (se refiere a la riqueza de un país).

– El monopolio hace que sean menos abundantes de lo que serían, de no existir, todas las fuentes originarias de renta: los salarios del trabajo, la renta de la tierra y los beneficios del capital. Al fomentar el interés de cierta clase de personas, perjudica los intereses de todos los demás habitantes del país y de todos los ciudadanos de otras naciones.

– En los diferentes empleos de capital la tasa ordinaria del beneficio varía según la certeza o la incertidumbre de la ganancia…Rara vez se acumulan grandes fortunas, ni aún en las ciudades populosas en un determinado ramo de la industria conocido y admirado de una manera regular, como no sea a fuerza de una larga y laboriosa vida de frugalidad y de atención. A veces se hacen fortunas rápidas en estos lugares en lo que se llama negocios de especulación. Mas el comerciante de esta condición no ejerce una actividad determinada, regular y estable. Si el patrono es recatado y sobrio, los operarios que emplea, naturalmente lo serán también; pero si el dueño es gastador y pródigo, el criado, que norma su conducta por el modelo del amo, no podrá menos que seguir el ejemplo de él.

– Fundar un gran imperio con el único fin de crear un pueblo inmenso de clientes parece, a primera vista, un ideal sólo adecuado a una nación de tenderos.

– Nunca resultaría la atención del gobierno tan innecesaria como cuando se empeñase en velar sobre el aumento y la disminución de la cantidad de moneda del país.

– En definitiva, no se desea el dinero por el dinero mismo, sino por lo que con él se puede comprar.

– El capital que se emplea en el comercio interior de cualquier país dará regularmente más estímulo y sustento al trabajo productivo de la nación, aumentando también el valor del producto anual de la nación, mucho más que otro igual empleado en el comercio extranjero con artículos para el consumo doméstico, y el capital empleado en este ultimo traerá ambos respectos más ventajas que otro de igual cuantía empleado en el comercio de tránsito.

– El beneficio principal del comercio exterior no radica en la importación de oro y plata, sino en la traslación del producto excedente para el cual no existe demanda, trayendo en cambio hasta el propio país artículos para los cuales esa demanda existe.

– Cuando un país extranjero nos puede ofrecer una mercancía en condiciones más baratas que nosotros podemos hacerla, será mejor comprarla que producirla, dando por ella parte del producto de nuestra propia actividad económica, y dejando a esta emplearse en aquellos ramos en que saque ventaja al extranjero…Pero hay dos casos principales en los cuales puede ser ventajoso, por regla general, establecer algún gravamen sobre los géneros extranjeros para fomentar la industria de un país. El primero, cuando cierto ramo de la industria es necesario para la defensa del territorio. El segundo se presenta cuando en el interior del reino existe algún impuesto sobre los productos indígenas (manufactura doméstica).

– Un comercio que se fuerza con primas y monopolios puede ser, y es por lo común, perjudicial para el país que lo establece.

– Ningún país se ha arruinado por una balanza mercantil desfavorable y los que negocian en su comercio con la mayor libertad han sido los que más se han enriquecido con el comercio exterior. La prosperidad y la decadencia depende de la balanza o equilibrio entre producción y consumo, que es muy diferente de la balanza mercantil, y puede estar constantemente a favor de una nación aunque su balanza comercial sea desfavorable.

– Si una manufactura se considera necesaria para la defensa de la sociedad, no es arbitrio prudente dejar que dependa de los extranjeros, y si no pudiera sostenerse de otro modo como empresa del país, no sería contrario a la razón el establecimiento de un gravamen sobre todas las demás manufacturas, para sostenerla.

– La riqueza de una nación vecina, aunque suele ser peligrosa en la guerra y en la política, es ciertamente ventajosa para el comercio. Si todas las naciones siguiesen el sistema liberal de una libre importación y exportación, los distintos estados en que está dividido un gran continente se asemejarían a las diversas provincias de un imperio.

– Una libertad ilimitada en materia de exportación de granos puede ser muy peligroso, pero nunca lo es tanto en los grandes estados como en los pequeños, porque siendo en los primeros mucho mayores las cosechas, raras veces el abasto puede verse afectado de una manera apreciable por algunas cantidades de grano que puedan ser exportadas.

– Los tratados de comercio son ventajosos para la nación favorecida, pero desventajosos para el país que favorece.

– Perjudicar los intereses de cierta clase particular de ciudadanos con el sólo objeto de fomentar los de otra, es una norma contraria a la justicia y a la equidad, que todo gobierno debe tener en cuenta.

– El consumo es la finalidad exclusiva de la producción, y únicamente se deberá fomentar el interés de los productores cuando ello coadyuve a promover el del consumidor.

– No es difícil averiguar quiénes han sido los inventores de todo el sistema mercantil. No fueron los consumidores, cuyos intereses se olvidaron por completo, sino los productores, cuyos intereses se favorecieron con tanta diligencia. Y entre estos, nuestros comerciantes y manufactureros han sido los principales artífices de ese invento.

– La elevación del cambio extranjero produce los mismos efectos que el establecimiento de un impuesto y, al elevar el precio de los géneros extranjeros, disminuye su consumo.

– Un cambio favorable con un país particular, no prueba la existencia de una balanza favorable con dicho país.

– El alza en la denominación de la moneda ha sido un expediente muy frecuente y común para disfrazar la bancarrota del estado con el nombre de un pretendido pago.

– La bancarrota es siempre el resultado final de una gran acumulación de deudas. La elevación de la moneda ha sido el método usual para disfrazar la bancarrota, aunque tal expediente tiene consecuencias peores que en la bancarrota abierta.

– El interés del comerciante consiste siempre en ampliar el mercado y restringir la competencia. Toda proposición de una ley nueva o de un reglamento de comercio, que proceda de esta clase de personas, deberá analizarse siempre con la mayor desconfianza y nunca deberá adoptarse como no sea después de un largo y minucioso examen, llevado a cabo con la atención más escrupulosa a la par de desconfiada.

– La economía política, considerada como uno de los ramos de la ciencia del legislador o del estadista, se propone dos objetivos distintos: el primero, suministrar al pueblo un abundante ingreso o subsistencia, o, hablando con más propiedad, habilitar a sus individuos y ponerlos en condiciones de lograr por sí mismos las cosas; el segundo proveer al estado o república de rentas suficientes para los servicios públicos. Procura realizar pues ambos fines, o sea enriquecer al soberano y al pueblo.

– El gobernante que intentase dirigir a los particulares respecto de la forma de emplear sus respectivos capitales, tomaría a su cargo una empresa imposible, y se arrogaría una autoridad que no puede confiarse ni a una persona, ni a un senado o consejo, y nunca sería más peligroso ese empeño que en manos de una persona lo suficientemente presuntuosa e insensata como para considerarse capaz de realizar tal cometido.

– El gobierno civil, en cuanto instituído para asegurar la propiedad, se estableció para defender al rico del pobre, o a quienes tienen alguna propiedad contra los que no tienen ninguna.

– Cuando el poder judicial y el ejecutivo se mantienen unidos, es casi imposible que la justicia no se sacrifique con frecuencia a eso que vulgarmente se llamó política. Las personas encargadas de los grandes intereses del estado, aún cuando no estén corrompidas, imaginan, a veces que es necesario sacrificar los derechos de los particulares a aquellos otros de que se acaba de hacer mención.

– Nunca se hallan mejor administrados los servicios públicos que cuando la recompensa sigue al desempeño efectivo y se halla ajustada a la diligencia empleada en el cumplimiento.

– Obras públicas e instituciones públicas que facilitan el comercio de la sociedad -carreteras, puentes, puertos, etc.-, no es necesario que se costeen con cargo a las rentas de la nación, sino atendido mediante impuestos de tránsito y otros gravámenes particulares. Su costo, grandeza y magnificencia han de guardar proporción con lo que el comercio esté en condiciones de pagar; por lo tanto, deberían construirse con arreglo a las necesidades.

La educación de las clases bajas requiere acaso más atención del estado que la de las personas de jerarquía y fortuna, cuyos padres pueden atender a sus intereses y dedican sus vidas a diversas ocupaciones, principalmente intelectuales, a diferencia de lo que ocurre con los hijos de los pobres.

– Un pueblo instruído será siempre más ordenado y decente que uno ignorante y estúpido.

– No existen caracteres más incompatibles que el del Soberano y el del comerciante. La naturaleza inestable y perecedera del capital y del crédito hace que sea un medio poco seguro para cimentar sobre él los principales ingresos de aquella renta segura, permanente y estable sobre la cual descansa la dignidad y permanencia del gobierno.

– Hemos de tener siempre presente que los impuestos deben recaer sobre los artículos de lujo, y no sobre los gastos necesarios de las capas inferiores del pueblo.

– El comercio y la manufactura sólo pueden florecer en un estado en que exista cierto grado de confianza en la justicia del gobierno.

– No existe ni ha existido país alguno de consideración en el mundo que pueda o haya podido subsistir sin haberse empleado en una u otra clase de manufactura.

– En el sistema de leyes que se ha establecido para la administración de nuestras colonias de América y de las Indias Occidentales, el interés del consumidor nacional se ha sacrificado al del productor…Se ha creado un gran imperio con el exclusivo objeto de hacer surgir una nación de clientes, que tienen la obligación de adquirir en las tiendas de nuestros diversos productores todas las mercancías que estos les pueden proporcionar.

– Cuando se establecen derechos de importación para estimular las actividades económicas del país, debe preverse por cuánto tiempo y hasta qué grado se otorgará tal protección y de qué modo deberá ser restablecida la libertad de importación, una vez logrados los objetivos de su restricción. Pero una vez impuesto un arancel, se plantea un caso discutible cuando ciertas manufacturas particulares han tomado tal incremento (como consecuencia de las prohibiciones y derechos establecidos) que el número de obreros ocupados en esas fábricas asciende a una cifra importante. La razón exige que entonces la libertad de comercio sea gradualmente restablecida, pero con mucha reserva y circunspección. Si se suprimieran de golpe impuestos y prohibiciones, podría ocurrir que invadiesen el mercado tal cantidad de géneros extranjeros de aquella especie, más baratos que los nacionales, que muchos miles de gentes se vieran privadas de sus ganancias y de su modo de subsistir.

– Conviene meditar hasta que punto habrá de continuar importándose libremente un género extranjero cuando algunas de las naciones extranjeras restringen con derechos elevados la entrada de muchas de nuestras manufacturas. En este caso, un ánimo vindicativo recomienda naturalmente que se establezcan medidas de retorsión, y se impongan iguales derechos y prohibiciones sobre la importación de algunas o todas sus mercancías…

Grupos económicos muy reducidos (¿menos de 500 familias en el mundo?, ¿menos de 500 empresas en el mundo?) tienen el mayor poder jamás alcanzado. Y no asumen ningún tipo de responsabilidad económica, social y ecológica, que vaya más allá de la optimización de sus propios intereses.

Dice Paul Krugman (De vuelta a la economía de la Gran Depresión – 1999): "Por primera vez desde 1917, vivimos en un mundo en que los derechos de propiedad y los mercados libres se ven como principios fundamentales, no como expedientes mezquinos, donde los aspectos desagradables del sistema de mercado, la desigualdad, el desempleo, la injusticia, se aceptan como parte de la vida. Como en la era victoriana el capitalismo está seguro, no sólo debido a sus éxitos que han sido muy reales, sino porque nadie tiene una alternativa verosímil"…

La otra cara de la moneda son las enormes masas de población -incluso en los llamados "países ricos"- alienadas, desasistidas, desesperanzadas, desidealizadas, despolitizadas, sumergidas (o en vías de serlo), analfabetizadas, ilotizadas, para llegar en las naciones pobres del mundo al hambre, la miseria, las plagas, éxodos y luchas tribales.

Se ha roto la esperanza de progreso económico. El proceso de globalización, competitividad y rentabilidad -especulativa- de corto plazo ha quebrado la secuencia lógica de la evolución capitalista. Hoy crecen los beneficios empresariales pero no se transfieren a los trabajadores. Las mejoras de productividad han concluído en menores remuneraciones y empleo, aunque en mayores dividendos y honorarios de directores.

El dinero se mueve, pero sólo para producir más dinero y no bienes.

La economía de especulación ha reemplazado a la de producción. El juego se ha reducido a unos pocos, ya no se necesita el mercado masivo, y tampoco demasiadas manufacturas. Estamos viviendo una economía "virtual", sin fábricas, sin bienes, y sin trabajadores.

La economía financiera global deja al margen -excluye, ignora, anula, o se libera de toda responsabilidad- al hombre, al medioambiente, a la democracia, a la cultura, y a la verdad.

Por todo eso "lloró" Adam Smith…

Pero de todos los "excluídos", los "olvidados" y los "ignorados" por la globalización, de todo lo dejado "al margen" de la globalización, lo que más repugnó sus "sentimientos morales", fue la negación de la "verdad".

Término magno, inabarcable, inalcanzable. No obstante ello, los fundamentalistas del mercado la tienen, la proclaman, nos la imponen. Los "bastardos de Voltaire" (como los llama Ralston Saul) han dispuesto "el fin de la historia", han "establecido" el pensamiento único, o en el límite, han "negado" el intelecto, al llevar todo análisis, todo debate, toda duda, al pensamiento "cero" (digno de Bu$h, por otra parte).

De eso se trata, de no pensar, de asumir la "verdad" neoliberal como un hecho natural, absoluto, incontrastable, definitivo, e irreversible.

El libre mercado, la globalización, la desregulación, la financierización, la privatización, la despolitización, el fin de los estados-nación, son hechos naturales. Nada se puede hacer. Además, nada se "debe" hacer -¡por si acaso!-.

Esa "verdad absoluta" tiene sus lemas, sus fetiches, sus dogmas.

Dudo si llamarlas:

Mentiras Unidas o

Estados Unidos

Tal vez, mejor:

Mentiras Unidos (Tras la hipocresía y la ceguera, ¿complicidad?)

Puede ser una buena síntesis…Así, todos quedaran contentos…

Veamos algunos de ellos:

  • La eliminación de aranceles beneficia a la economía

  • La flexibilización laboral crea empleos

  • El crecimiento económico sigue creando puestos de trabajo

  • Primero hay que ganar y luego repartir

  • Las empresas multinacionales respetan la sanidad de los productos

  • Las empresas multinacionales respetan el medio ambiente

  • Las empresas multinacionales respetan al trabajador

  • La droga se combate en el lugar de producción

  • El tráfico de armas se combate en el lugar de consumo

  • Hay inseguridad porque cada uno no tiene un arma

  • No quedan competidores ideológicos a la democracia liberal (el fin de la historia)

  • Hay que aumentar la oferta y no la demanda (economía de la oferta)

  • El déficit público "siempre" es desfavorable a la economía nacional

  • Se debe dar prioridad a la reducción de la inflación por sobre el empleo o el crecimiento de la economía

  • Los déficit comerciales no son una señal de debilidad sino de fortaleza económica, de un funcionamiento correcto de los mercados

  • La balanza de pagos siempre se equilibra

  • La recesión no se puede combatir imprimiendo dinero

  • Las industrias de la información cambiarán drásticamente el aspecto y carácter de la economía

  • La apertura de los mercados financieros no torna más vulnerable a la economía

  • Una política monetaria y fiscal restrictiva, junto con una moneda sobrevalorada no produce recesiones

  • Las probabilidades de una Gran Recesión…son casi nulas

  • El ciclo es una realidad virtual (y el desempleo es siempre voluntario)

  • Si un desempleado no trabaja, es porque "prefiere el ocio"

  • Un país debe especializarse en las producciones para las cuales está dotado en factores de producción

  • La movilidad de las mercancías debe compensar la relativa inmovilidad de los factores

  • Si el estado baja los impuestos, aumentarán los ingresos

  • La pobreza es menos un estado de rentas que un estado del espíritu; la asistencia pública destruye a la mayoría de los que la reciben

  • La devaluación es la muerte fulminante del capitalismo

  • La inflación es siempre un fenómeno monetario

  • Lo que descompone todos los mecanismos económicos es la inflación

  • La "sanción del mercado" reemplaza (ventajosamente) el juicio de Dios; fuera del mercado no hay salvación

  • Entre los mercados, la bolsa es la que da informaciones más confiables; ¿cómo saber cuáles son las industrias que presentan las mejores posibilidades de futuro?, no hay más que una manera de saberlo: mirar la bolsa

  • Se anuncia en un mundo donde los desocupados se cuentan por decenas de millones, "el fin del trabajo" (el mal no sería accidental y el fracaso de las políticas de lucha contra el desempleo, inevitable)

  • Las empresas públicas y las administraciones deben someterse a los imperativos de la eficacia (cero-estado)

  • El aumento de los niveles comerciales traerá de nuevo el desarrollo

  • Vencer la inflación es la condición esencial para reavivar el desarrollo

  • La clave está en recortes en el gobierno

  • La salvación vendrá del aumento de los intercambios comerciales

  • Las ideologías actuales que giran alrededor del determinismo económico. Usan los argumentos de los expertos para presentar toda forma de injusticia como algo inevitable

  • La economía global es inevitable

  • La economía global producirá bienes a precios más bajos

  • Resistirse a la economía global es negar al Tercer Mundo su oportunidad

  • La economía global es el futuro

  • Qué causa valiosa podría haber sido perseguida y conquistada detrás de una pancarta que proclamara "defenderemos el consenso"? (Margaret Thatcher)

  • Si nuestra única oportunidad es la de ser iguales, no es una oportunidad (Margaret Thatcher)

  • No hay tal cosa como "la sociedad" (Margaret Thatcher)

  • Si usted ahorra para su pensión en un calcetín, probablemente nacionalizarán los calcetines (Margaret Thatcher)

  • Los pecadores de Wall Street deben ser "castigados prontamente" (Alan Greenspan – 16/4/04)

  • Es necesario tener cuidado al reformular las reglas y las prácticas que ya no son suficientes para afrontar la reciente ola de escándalos en Wall Street… los legisladores deben evitar provocar daños "colaterales" (Alan Greenspan – 16/4/04)

  • Algunas prácticas y reglas han perdido su utilidad y requieren ser actualizadas. Pero al hacerlo debemos ser cuidadosos y no erosionar el paradigma que ha gobernado voluntaria y efectivamente las operaciones (Alan Greenspan – 16/4/04)

(Dejo para otra oportunidad -aunque no me olvido- de la exuberancia irracional de los mercados, del aterrizaje suave de la economía, de la regadera monetaria (que fluya el dinero, ya veremos luego como se recoge), de los trece recortes de las tasas de interés, que situó en el mínimo 1%, de los déficit gemelos, de la deuda total de los consumidores que se situó al final del 2003 en el 113% de la renta disponible, de la inflación "no" importa (aunque ahora, sí), de la transformación de EEUU en la nación más endeudada (ha acumulado 3 billones de dólares de obligaciones en el exterior y si se mantiene el ritmo actual la carga de la deuda externa se duplicará en siete años)…en fin, obras y milagros de Greenspan que de Tancredo viró a Tartufo, y ahí continúa… Pero no deseo que las lágrimas de Smith, se tornen suicidio. Será cuestión de darle al Prozac, Don Adam y que Dios… ¡nos pille confesados! O sea)

El listado anterior -tentativo, preliminar, incompleto- es todo, menos "verdades absolutas". Una ciencia tan "incierta" como la economía, donde los pronósticos son "casi" -por ser generoso- siempre desacertados, donde los "gurús" sólo saben explicar "el pasado", donde los "efectos colaterales" son "casi" -por ser bien pensado- no deseados, como se puede hablar -o siquiera insinuar- de pensamiento "único" o peor aún de pensamiento "cero" (la negación de todo pensamiento).

He buscado insistentemente algún pensamiento económico -original- de Ronald Reagan y de George W. Bu$h, para incluir en la lista de Mentiras Unidos, y no los he encontrado. ¿Será por lo del "pensamiento cero"?… ¿Será porque los primeros mandatarios de EEUU sólo están para… "ejecutar"? ¿O que con sus respectivas guerras, ya tenían/tienen demasiado?

Les prometo continuar intentándolo…

Más de cinco años después de haber escrito el citado Paper, continúo creyendo que lo mejor es "volver a origen", salvo que el nuevo paradigma sea que en la economía lo único que no importa son aquellos que en última instancia la sostienen.

Lo vivido en los años recientes se podría definir como un "socialismo para ricos y capitalismo para pobres"; un colapso de las finanzas públicas sin que el esfuerzo encuentre su reflejo en "Main Street" (la ciudadanía).

En las siguientes páginas les presento tres Anexos con una selección de artículos de la Hemeroteca reciente, que sugiero leer con especial atención. Se subrayan los párrafos más significativos. Se resaltan en rojo los párrafos "imperdibles". A verlas venir…

Anexo I – El huevo de la serpiente (anticipando la próxima crisis)

– Tribuna: Laboratorio de ideas Paul A, Samuelson- Tormentas pasadas y lo que podría venir a continuación (El País – 30/8/09)

La última noticia que nos llega desde la Reserva Federal es que nuestra economía en general ya ha dejado de caer o lo hará muy pronto y, en cambio, se estabilizará. ¿Qué no significa esto? No dice nada de la rapidez con la que Estados Unidos volverá al nivel en que estaba en 2008 antes del desastre de la recesión.

De hecho, la Reserva y la mayoría de los pronósticos económicos temen que la recuperación prevista sea débil y que no haga mucho para reducir el desempleo entre los estadounidenses de a pie. Y también podría implicar que el futuro gasto del consumidor y en inversión seguirá siendo anémico.

Eso significaría que a escala mundial podría no repetirse la odisea de siempre en la que la locomotora estadounidense acude al rescate de las economías deprimidas. Hubo una vez, cuando Estados Unidos producía casi la mitad de la producción mundial total, en que era apropiado centrarse principalmente en el papel de Estados Unidos con respecto al resto del mundo. Pero hace ya mucho que aquello se acabó para siempre.

La Unión Europea prácticamente iguala la parte proporcional estadounidense de la producción mundial. Y, naturalmente, China e India son nuevos centros neurálgicos a tener en cuenta.

El PIB total de China en función de la paridad del poder adquisitivo supera ya el de Japón. Si la tasa de crecimiento en porcentaje total de China sigue creciendo el doble de rápido, pronto llegará el momento en que el PIB total de China esté a la par con el de Estados Unidos. Cuando eso ocurra, el nivel de vida chino per cápita todavía será aproximadamente una cuarta parte del de Estados Unidos y posiblemente sólo un tercio del nivel de bienestar per cápita de Japón.

La falta de previsibilidad exacta en la historia económica es lo que la hace tan fascinante para los expertos en macroeconomía como yo. Aquí tienen un ejemplo drástico. Tanto a Alemania como a Francia les ha ido mejor durante la actual crisis que al resto de la Unión Europea. ¿Quién iba a esperar eso de dos sociedades cuya fuerza laboral trabaja tan pocos días por año y que han tenido que lidiar con sindicatos poderosos?

Cuando el rendimiento económico es relativamente bueno en Alemania y en Francia, la fortaleza del euro se ve presionada al alza. Por desgracia, eso hace sufrir a Italia, a España y a los países bálticos. Uno podría sentirse impulsado a pensar que las locomotoras francesa y alemana tirarían del resto de la Unión Europea. Pero las estadísticas nos dicen que lo que ha puesto fin a las recesiones en esos países ha sido la reducción de las importaciones francesas y alemanas. La econometría es un arte verdaderamente complejo.

Permítanme adivinar cómo serán 2010 y 2011 a escala mundial y en Estados Unidos. Primero, y quizá con igualdad de probabilidades, las recuperaciones en Estados Unidos y en el extranjero podrían ser fuertes, como solían ser normalmente y en particular al final de la estanflación de la década de 1970. Un resultado tan positivo justificaría el poco ortodoxo gasto de los bancos centrales y los ministerios de Hacienda para estimular la economía en contra del viejo consejo de no interferir del presidente Hoover entre 1929 y 1933, un consejo resucitado recientemente por expertos libertarios como el fallecido Milton Friedman.

Sí, la antigua independencia del banco central, que propugnaba el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke antes de la crisis mundial, se ha visto permanentemente debilitada por los últimos y necesarios planes de rescate. Los tiempos cambian y, por fuerza, nosotros tenemos que cambiar con ellos.

Pero pensemos ahora en la posibilidad de un estancamiento durante el cual persiste una depresión crónica. Un buen ejemplo es la Década Perdida de Japón después de que su sector inmobiliario y el mercado de valores pasaran simultáneamente de burbujas al alza a burbujas a la baja. El equipo económico de Obama no consentiría una perspectiva tan poco halagüeña. Una vez más habría que recurrir a nuevos fondos de rescate.

¿Están estos actos de desesperación libres de futuras presiones inflacionistas? Por supuesto que no. En algún momento, los precios de la energía podrían repuntar. Entre 2010 y 2015, China y otros países con activos en dólares reciclados perderán confianza en el dólar como divisa de reserva.

China -y Japón, y otros por el estilo- harían bien en abandonar los bonos del Tesoro estadounidense con tipos de interés más bajos y pasarse a carteras mundiales diversificadas. Eso induciría una depreciación considerable del dólar. Y semejante huida del dólar provocaría una subida de los índices de precios de consumo y de producción estadounidenses.

¿Cuál puede ser el veredicto final de un jurado informado de votantes y autoridades del Gobierno? El realismo me obliga a indicar que no hay desenlaces seguros. Ahora, como siempre, es inevitable que tengamos que hacer concesiones. Como ciudadano patriótico, me siento agradecido por el hecho de que los trágicos errores cometidos entre 1929 y 1933 se hayan evitado en estos tiempos terribles de verdadera angustia.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services)

– Bienes raíces comerciales: ¿la segunda crisis inmobiliaria de EE.UU.? (The Wall Street Journal – 6/9/09)

(Por Lingling Wei y Peter Grant)

La Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos luchan por impedir que los bienes raíces comerciales le asesten un golpe devastador a la economía de ese país justo en el momento en que trata de levantarse de la lona.

Sus esfuerzos, no obstante, podrían ser obstaculizados por un alza en los embargos de propiedades comerciales con créditos hipotecarios que fueron empaquetados y vendidos por Wall Street como instrumentos de renta fija.

Ahora, la recesión está poniendo a prueba valores respaldados por hipotecas comerciales del orden de los US$700.000 millones.

El sector de bienes raíces comerciales experimenta dos tipos de dolores que, según la calificadora de crédito Realpoint LLC, elevaron su tasa de morosidad a 3,14% en julio, seis veces el nivel de julio del año pasado.

Un problema deriva sencillamente de la falta de estándares más estrictos. En la era del dinero fácil, Wall Street les prestaba dinero a los propietarios con la creencia implícita de que las tasas de ocupación y arriendos de los edificios de oficina, hoteles, negocios y otras propiedades comerciales seguirían subiendo. El resultado es que un creciente número de propiedades no están generando el efectivo suficiente para pagar el principal o los intereses de los préstamos.

El segundo problema que aqueja a la industria proviene de la incapacidad de los dueños para refinanciar los valores de bienes raíces comerciales respaldados por hipotecas. Se estima que hacia fines de 2012 vencerán préstamos por unos US$153.000 millones. Los analistas de Deutsche Bank calculan que cerca de US$100.00 millones serán difíciles de refinanciar. Aunque estas propiedades cuentan con un flujo de caja suficiente para pagar interés y principal, sus valores han caído tanto que los dueños no podrán extender las actuales hipotecas o reemplazarlas con nueva deuda.

Eso significa que habrá pérdidas no sólo para los dueños, sino para los inversionistas que compraron estos valores respaldados por hipotecas comerciales, incluyendo fondos de cobertura, fondos de pensiones y otros inversionistas institucionales. Eso exacerbaría la recesión que atraviesa EE.UU.

Un típico valor respaldado por hipotecas comerciales contiene hipotecas de un diverso grupo de propiedades, a menudo menos de 100, con préstamos que van desde US$2 millones a más de US$100 millones. Una empresa, habitualmente un banco importante como Wachovia o Wells Fargo, se encarga de cobrar los pagos mensuales de los deudores y entregarles el dinero a los inversionistas institucionales que compran los valores.

Un aumento significativo de los embargos de propiedades comerciales podría deprimir los valores aún más puesto que más activos saldrían al mercado a precios de liquidación. Esto ejercería presión para que los bancos realicen rebajas contables de estos préstamos.

"Lo que está ocurriendo en el mercado de valores respaldados por hipotecas comerciales es el preludio de lo que puede pasar en los libros de los bancos", advierte Frank Innaurato, director ejecutivo de Realpoint.

– Tercera ronda subprime en EEUU: llega el "crack" del mercado no residencial (Libertad Digital – 3/10/09)

El mercado inmobiliario no residencial sigue cayendo a plomo en EEUU. Los inversores Wilbur L. Ross y George Soros coinciden en que su colapso tendrá "consecuencias terroríficas" sobre el sector financiero, que acumula casi 3,5 billones en créditos al sector.

(Por Manuel Llamas)

La agencia de calificación de riesgos Moody´s señalaba la pasada semana que la mayoría de los mercados de bienes raíces comerciales (Commercial Real Estate, en inglés) en Estados Unidos siguen siendo débiles y probablemente no se recuperen pronto.

En concreto, según la agencia, el precio de las propiedades comerciales -locales, oficinas, suelo industrial, etc.- ya ha caído casi un 41% desde su valor máximo, en octubre de 2007. Por otro lado, el último informe de Real Capital Analytics Inc. señala que la compraventa de este tipo de inmuebles ha descendido hasta su nivel más bajo de las dos últimas décadas, cuando la primera potencia mundial se enfrentó a su última crisis financiera (save and loans) a principios de los años 90.

El informe de Moody's sobre los bienes raíces comerciales en Estados Unidos mostró que los cinco mercados más afectados por la crisis incluyen a Indianapolis, Detroit, Phoenix, Cleveland y Atlanta. Entre los cinco mejores mercados estadounidenses para este segmento inmobiliario se encuentran Honolulu, Pittsburgh, Las Vegas, Newark y San Francisco.

Los prestigiosos inversores Wilbur L. Ross y George Soros advirtieron el pasado viernes acerca de los riesgos que puede conllevar el desplome de este sector. En concreto, Ross indicó que EEUU sufre el inicio de un "gran crack en el mercado de bienes raíces".

"Todos los componentes del sector inmobiliario avanzan en la dirección equivocada simultáneamente", según Ross. "Las tasas de ocupación están bajando. Las rentas de alquiler caen y la tasa de capitalización -el retorno que exigen los inversores para comprar una propiedad- está subiendo".

En una entrevista concedida a la cadena estadounidense CNBC, Ross indicó que debido a la quiebra del sector inmobiliario no residencial es posible que cierren hasta 1.000 bancos en Estados Unidos en los próximos meses. En lo que va de año ya han quebrado 115 entidades financieras.

edu.red

"Creo que muchos bancos regionales cerrarán, tal y como hicieron en la crisis de los savings and loans en los años 90". Aunque esto también ofrece oportunidades para los inversores: "Habrá oportunidades, pero necesitamos ayuda federal con ellas, porque lo que estamos buscando principalmente son fuentes estables de depósitos, no carteras de créditos".

Por su parte, el conocido inversor George Soros advirtió de que EEUU se enfrenta a una nuevo "baño de sangre" como resultado del elevado apalancamiento del sector inmobiliario en centros comerciales, oficinas y locales.

De este modo, el sector financiero de la primera potencia mundial se enfrenta a una nueva ronda de crédito subprime (deuda basura), tras el estallido de las hipotecas a personas de bajos ingresos y la creciente morosidad que registra desde hace meses el crédito hipotecario de calidad (prime y Alt-A).

Según los datos oficiales del Fondo de Garantía de Depósitos de EEUU (FDIC), la banca acumula casi 3,5 billones de dólares en créditos concedidos al sector inmobiliario no residencial. Los cerca de 8.000 bancos que asegura el FDIC acumulan un total de 13,3 billones de dólares en activos. Los 100 bancos más grandes del país concentran la mayor parte del crédito (unos 10 billones de dólares).

edu.red

Sin embargo, cientos de entidades pequeñas y medianas han concedido extensas líneas de crédito al sector inmobiliario no residencial. Es, precisamente, en este sector bancario donde los analistas citados temen una nueva oleada de quiebras financieras en los próximos meses, a la vista del desplome de precios que han experimentado este tipo de propiedades.

Los reguladores financieros han advertido de que la banca de EEUU se enfrenta a cuantiosas pérdidas debido al deterioro de este tipo de activos inmobiliarios. No obstante, las autoridades estiman que en los próximos años vencerán créditos por valor de 500.000 millones de dólares al año que están concentrados en este sector.

Jon Greenlee, director asociado de la División de Supervisión Bancaria de la Reserva Federal, señaló que a finales del segundo trimestre de 2009 casi el 9% de este tipo de créditos había entrado en situación de morosidad.

Un dato preocupante si se tiene en cuenta que este tipo de créditos inmobiliarios cuenta, por lo general, con una estructura diferente al de las hipotecas residenciales. Muchos de ellos requieren un pago mensual relativamente bajo. El hecho de que el 9% de los prestatarios comerciales no puedan ni siquiera hacer frente a este tipo de cuotas refleja claramente el grave problema por el que atraviesa el sector en EEUU.

De hecho, las últimas quiebras bancarias producidas en EEUU -9 bancos intervenidos el pasado viernes por el FDIC- se deben a la morosidad del sector inmobiliario no residencial (CRE, en inglés). Así, de las 9 entidades cerradas, al menos tres, todas ubicadas en California, fueron víctimas del colapso de CRE: Pacific National Bank, California National Bank y San Diego National Bank.

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– Meriwether, fundador del LTCM, se prepara para lanzar otro hedge fund (El Economista – 22/10/09)

Parece que John Meriwether, el gestor alternativo creador del LTCM, el mayor hedge cuantitativo del mundo, cuya casi quiebra puso en jaque al sistema financiero estadounidense, no escarmienta. Y es que aunque hace tres meses tuvo que liquidar su segunda gestora de fondos libres, JWM Partners, ya está en trámites para poner en marcha otra.

Meriwether fundó JWM poco después de 1998, año en el que el LTCM vivió una serie de episodios catastróficos que llevaron a su rescate.

El pasado julio, se vio obligado a echar el cierre en su segunda firma, después de que la presión de la crisis financiera hiciera caer casi un 50% el valor de sus activos y recibiera peticiones de reembolso masivas de sus clientes.

La nueva aventura hedge de Meriwether se llamará JM Advisors Management y, al igual que sus predecesoras, tendrá sede en Greenwich, Connecticut, informó Financial Times. Según fuentes conocedoras del proceso, se lanzará en algún momento de 2010.

Repite estrategia

Al parecer, la nueva gestora usará la misma estrategia que LTCM y JWM: el arbitraje de valor relativo, una estrategia de inversión cuantitativa utilizada sobre todo en mercados de renta fija, que el mismo Meriwether creó cuando estaba al frente de la división de renta fija de la mítica y desaparecida firma Salomon Brothers.

El arbitraje de valor relativo busca aprovechar pequeñas diferencias entre dos activos idénticos, apostando a que éstas desaparecerán en un determinado período de tiempo.

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