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El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I (página 8)

Enviado por Ricardo Lomoro


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No obstante, esta resurrección de Keynes, aunque duró más de tres días, terminó pronto y a principios de 2010 los organismos internacionales y muchos Gobiernos se convirtieron a la austeridad fiscal. Con lamentos nostálgicos, algunos piensan que este cambio de orientación de la política fiscal ha sido prematuro, critican que se haya abandonado el objetivo del "empleo" por el de la "consolidación fiscal" y abogan por mantener e, incluso, ampliar los programas de estímulo fiscal puestos en funcionamiento en 2008-2009, señalando que los recortes fiscales no conseguirán estabilizar y reducir la deuda pública. No comprenden que es un error plantear la discusión sobre política macroeconómica alrededor de una dicotomía falsa ("empleo" frente a "consolidación fiscal") y que, en las condiciones actuales, en muchos de estos países, no hay alternativa a la austeridad fiscal. Javier Andrés ya ha explicado por qué aquí. Pero no está de más repetirlo en un tono admonitorio, que Javier, por su natural carácter bondadoso, prefiere evitar.

La falsa ilusión de la austeridad fiscal

Paul Krugman es uno de los exponentes más cualificados de la posición contraria a la austeridad fiscal. Sostiene Paul que la austeridad fiscal es contractiva porque subidas de impuestos y reducciones del gasto público producen una mayor disminución de la demanda agregada, ya que familias y empresas también reducen su consumo e inversión ante el aumento de la tasa de desempleo y, en consecuencia, la tasa de crecimiento del PIB se reduce y la tasa de endeudamiento público (la ratio deuda pública/PIB) no disminuye sino que aumenta. Así, con los recortes de gasto y subidas de impuestos no se consigue el objetivo perseguido de mejorar la posición fiscal de estas economías.

Su argumento tiene un cierto respaldo empírico. Un estudio reciente del departamento de investigación del FMI muestra que los efectos de un ajuste fiscal en el corto plazo (unos cinco años, digamos) dependen de muchos condicionantes, tales como el nivel de endeudamiento, la orientación de la política monetaria, la situación de la economía internacional y las expectativas de crecimiento futuro. Solo en circunstancias muy excepcionales, cuando el ajuste fiscal se combina con reformas estructurales que recuperen la confianza del sector privado y las expectativas de crecimiento, la situación económica internacional es boyante, no hay restricciones de crédito y la política monetaria ayuda con bajadas del tipo de interés y depreciaciones del tipo de cambio, cabe esperar que un ajuste fiscal tenga efectos expansivos.

En la situación actual, en nuestro país, los "mitigadores monetarios del dolor" no están disponibles, lo que significa que para aminorar los efectos contractivos del ajuste fiscal hay que complementar dicho ajuste con medidas a favor del crecimiento de la productividad. Es por ello, por lo que, como se ha insistido muchas veces en este blog, las reformas estructurales adquieren una importancia aún más capital, sobre todo cuando algunas de dichas reformas se justifican también por razones de equidad.

La infantil confianza en los estímulos públicos

El mundo es complejo, ni lineal, ni simétrico. Ni más es mejor, ni lo contrario tiene efectos opuestos. Aún cuando la austeridad fiscal fuera contractiva, no tiene por qué ocurrir que los estímulos fiscales puedan, siempre, impulsar una recuperación económica.

En primer lugar, tras un impulso fiscal, para que consumidores y empresas pudieran aumentar su consumo e inversión, respectivamente, sería necesario que su situación patrimonial estuviera saneada y que hubiera más crédito a tipos de interés más bajos, lo que no ocurrirá en el horizonte inmediato, ni siquiera con una profunda reestructuración del sistema financiero. En segundo lugar, para que un aumento del gasto público no se perciba como un lastre aún mayor en términos de impuestos futuros, familias y empresas deberían anticipar un crecimiento económico más elevado y menos incierto. Finalmente, para que buena parte de dichos estímulos no se conviertan en aumentos de las importaciones y en un mayor déficit exterior, sería necesario que los estímulos fiscales fueran coordinados internacionalmente (como bien aprendieron los socialistas franceses en 1982), que no hubiera problemas de competitividad y que los tipos de cambio y de interés coadyuvarán, con una depreciación, en el primer caso, y una reducción, en el segundo.

En definitiva, pocos países están en condiciones actualmente de seguir esta estrategia, y entre ellos no están muchos países europeos, ni siquiera Estados Unidos, próximo a alcanzar su techo de endeudamiento público y bloqueado por un Presidente que propone recortes ridículos de gastos (video explicativo aquí) y un poder legislativo que no acepta subidas de impuestos, que allí son una necesidad urgente.

Cuando Churchill se quejaba de que Keynes destacaba entre los economistas porque parecía tener más de una opinión sobre cuestiones económicas concretas, éste se justificaba diciendo que cuando cambiaban los datos, él cambiaba de opinión. Si alguien tiene línea directa con el más allá, podría averiguar si Keynes ha vuelto a cambiar de opinión sobre la magnitud de los multiplicadores fiscales, a la vista de la situación actual de las economías avanzadas. Mientras tanto, si alguien se encuentra con su profeta más renombrado en la Tierra, Paul Krugman, no debería perder la ocasión de tratar de que explicara cómo es posible basar la recuperación económica en aumentos del gasto público, cuando hablamos de países que están metidos hasta el cuello en una crisis de deuda soberana, con tasas de endeudamiento público superiores al 60% del PIB, con familias y empresas también excesivamente endeudadas, con tipos de interés al alza, con la deuda denominada en moneda extranjera (o lo que es lo mismo, sin control de la política monetaria), con problemas de competitividad, e inmersos en un proceso galopante de envejecimiento de la población, que implicará aumentos del gasto en el futuro y una disminución de la población entre la que repartir la carga de la deuda. (Yo lo he intentado con otros economistas keynesianos que citan a Krugman y suscriben punto por punto sus argumentos, pero, o bien eluden la pregunta, repitiendo ad nauseam que la austeridad fiscal es contractiva, o bien son incapaces de articular una respuesta coherente. Si alguien consigue una, por favor, que la comunique).

(Agosto 2011) Estados Unidos intenta evitar la suspensión de pagos

"El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció hoy que los líderes del Congreso y la Casa Blanca han llegado a un acuerdo para elevar el techo de la deuda y evitar así que el país entre en suspensión de pagos el 2 de agosto. El plan, que debe ser votado en ambas cámaras del Congreso, fue considerado por la Casa Blanc "un triunfo para la economía y la disciplina presupuestaria", y no está desprovisto de elementos polémicos, como el primer gran recorte al presupuesto de Defensa desde los años 90"… Los principales puntos del plan de EEUU para atajar la crisis de deuda (Gaceta.es – 1/8/11)

El presidente autoriza al Congreso a elevar el techo de la deuda por un valor mínimo de 2,1 billones de dólares. Habrá recortes presupuestarios en Defensa y una reforma fiscal.

Los elementos principales del plan:

Elevación del techo de la deuda: el presidente autoriza al Congreso a elevar el techo de la deuda por un valor mínimo de 2,1 billones de dólares. Esto garantiza que el límite no deberá alzarse de nuevo hasta 2013, para evitar nuevas luchas bipartidistas en el tramo final de la campaña electoral y no perjudicar la recuperación económica.

Reducción del déficit en al menos 2,5 billones de dólares durante los próximos 10 años. El acuerdo impone inmediatamente un recorte del déficit por valor de 1 billón de dólares, basado en varios ejes. El primero de ellos el ahorro de más de 900.000 millones de dólares a lo largo de una década en gastos domésticos no imprescindibles. Esto reducirá el gasto doméstico anual al nivel más bajo desde la presidencia de Dwight Eisenhower (1953-1961). Le sigue un recorte de 350.000 millones de dólares al presupuesto base de Defensa, que supone el primer golpe a las arcas del Pentágono desde los años 90 y que se implementará de acuerdo con una revisión de las misiones de Estados Unidos. Además, habrá un nuevo comité bipartidista en el Congreso se encargará de presentar antes de noviembre un plan que reduzca el déficit en 1,5 billones adicionales.

El Congreso deberá votarlos antes del 23 de diciembre de 2011. El acuerdo incluye un mecanismo para asegurar que antes de 2013 se consiga al menos una reducción del déficit de 1,2 billones de dólares.

Esa cláusula contempla un recorte dividido entre programas civiles y de defensa y no afectará a la Seguridad Social. Asimismo, incentiva las negociaciones en el comité bipartidista para encontrar nuevos medios para reducir el gasto y actualizar el plan. De no tomar ninguna acción, el mecanismo agregará automáticamente otros 500.000 millones en recortes al presupuesto de Defensa, y recortará programas de infraestructura y educación, entre otros.

El mecanismo entra en vigor el 1 de enero de 2013, el mismo día que caducan los recortes de impuestos a los altos ingresos que aprobó George W. Bush y que Obama extendió el pasado diciembre. En caso de que el presidente considere que el plan no es equilibrado, decidirá no extender esos recortes de impuestos y sumará así alrededor de 1 billones de dólares a la reducción del déficit, según la Casa Blanca.

La reforma fiscal. En la segunda fase de la reducción del déficit, el comité bipartidista considerará poner en marcha una reforma fiscal para poder aumentar los impuestos, algo que rechazan los republicanos, al tiempo que considera cambios a programas sociales, a lo que se oponen los demócratas. Evitar así que el país entre en suspensión de pagos el 2 de agosto (2011).

No comment (VII): lecturas recomendadas (el que quiera entender que entienda)

– Nos morimos por encima de nuestras posibilidades (Libertad Digital – 26/9/11)

(Por Ignacio Moncada)

Oscar Wilde vivió entregado al dispendio como modo de vida. Y cuando llegó la factura de su última botella de champán, postrado en París por la enfermedad y la insolvencia, acertó a decir: "Dios mío, me muero por encima de mis posibilidades".

El otro día escuché una curiosa anécdota. Cuentan que Oscar Wilde, cuando estaba en su lecho de muerte, pidió una botella del mejor champán francés. El polémico escritor irlandés, pese a que llegó a ganar mucho dinero durante su vida, siempre estaba arruinado. Vivió entregado al derroche en lujos y placeres, al dispendio como modo de vida. Y cuando llegó la factura de su última botella de champán, postrado en París por la enfermedad y la insolvencia, acertó a decir: "Dios mío, me muero por encima de mis posibilidades".

Pocas frases pueden resumir mejor el estado actual de las economías occidentales. Y es que, como le sucedió a Oscar Wilde, economías como la española han estado viviendo muchos años por encima de sus posibilidades. El mantenimiento de tipos de interés artificialmente bajos durante los años de la burbuja generaron la falsa señal económica de que los recursos no tenían coste. Los bancos centrales iniciaron una alocada carrera de inyección de dinero que fue a parar, por supuesto, a manos de quienes los controlan: los políticos. Y éstos creyeron que podían gastar cuanto quisieran. Eran tiempos en los que un alcalde creía que podía cambiar todas las infraestructuras de una ciudad en una legislatura, tiempos en los que toda subvención o pago político caía en una balsa presupuestaria que nadie controlaba, pues sobraba el dinero. Sin embargo esa sensación era irreal. Pese a que la manipulación de la moneda alteraba el coste inmediato de los recursos, a medio plazo se puso de manifiesto que éstos no eran gratis. De alguna manera había que pagarlos. Por ese motivo entramos en la crisis. Había miles de empresas e inversiones que no eran sostenibles con los costes reales, y millones de trabajadores tenían sus puestos de trabajo en actividades que quedaron abocadas a la quiebra.

Todas las crisis económicas siguen patrones muy similares. Pueden cambiar los sectores más afectados, pero todas se deben, en esencia, a que la estructura productiva se ha distorsionado respecto a las necesidades reales de los consumidores. Salir de una crisis supone reconocer que los despilfarros de la burbuja no sólo eran insostenibles y hay que corregirlos, sino que además debemos dinero. Y aquí vuelve ese "efecto Oscar Wilde" del gobernante actual, que consiste en creer que podemos seguir permitiéndonos el nivel de despilfarro de tiempos de la burbuja. Los keynesianos, yendo más allá, incluso afirman que el problema se soluciona… ¡gastando más! De esa manera, muchos estados europeos, entre ellos España, siguen desafiando al precipicio de la bancarrota negándose a recortar drásticamente el gasto público. Mientras países como España ya no podrían afrontar sus pagos si no fuera por las inyecciones del BCE y la garantía de Alemania, sus políticos siguen gastando como si el dinero siguiera siendo gratis. Y es que, como le sucedió Oscar Wilde, nos morimos por encima de nuestras posibilidades.

(Ignacio Moncada es ingeniero industrial por ICAI y trabaja como analista financiero de inversiones en Nueva York)

– Contra los estabilizadores automáticos (Libertad Digital – 14/10/11)

(Por Juan Ramón Rallo)

El problema de fondo de los estabilizadores automáticos es el de pensar que un agente que copa el 40% o el 50% de toda la economía podrá aislarse y no sufrir los achaques de la gestación y el pinchazo de una burbuja que impregna a toda esa economía.

Uno de los logros de los que se encuentran más orgullosos todos los keynesianos es de haber instaurado un sistema de "estabilizadores automáticos" que actúen como contrapeso contra los movimientos cíclicos de la economía. Dentro de esta categoría se incluyen los impuestos vinculados a la actividad económica, especialmente cuando son progresivos (IRPF y en menor medida Sociedades o IVA) y los subsidios de desempleo. Así las cosas, cuando la economía va bien, los ingresos fiscales aumentan y el gasto en prestaciones de paro se reduce, y cuando la economía va mal, los ingresos fiscales se hunden y el gasto asistencial aumenta. En definitiva, en tiempos de bonanza, el Estado amasa un superávit presupuestario y enfría al sector privado retirándole "poder adquisitivo", mientras que en tiempos de depresión el Estado incurre en déficit para recalentar al sector privado cobrándole menos tributos y otorgándole más subsidios de desempleo. Desde el punto de vista del gasto el asunto es muy sencillo: sube el gasto privado, el Estado lo rebaja; cae el gasto privado, el Estado lo incrementa. Asunto terminado: como el Estado contribuye a estabilizar la demanda merced a estos instrumentos no discrecionales, también contribuye a estabilizar la economía. Son, pues, estabilizadores automáticos. Sencillo, ¿no? No tanto, pues el marco keynesiano es lo que tiene: que es falso.

Empecemos por los felices tiempos de bonanza. Si nos encontramos en la cresta de un ciclo económico causado por la excesiva expansión crediticia de los bancos, es verdad que la economía privada tiende a recalentarse y a inmovilizar los recursos en una dirección que más adelante se nos revelará como errónea, de modo que a priori podría parecer una buena idea que el Estado les arrebatara parte de esos recursos para prevenir su despilfarro. Sin embargo, es un poco ingenuo pensar que mientras el sector privado se encontrará sumergido en un clima burbujístico, nuestros gobernantes serán capaces de mantener la cabeza fría y, en lugar de utilizar esos ingresos tributarios extraordinarios para iniciar nuevos programas de gasto que dilapiden el capital tanto o más que en el sector privado, los destinarán íntegramente a incrementar su ahorro, minorando su endeudamiento anterior. Los políticos son personas que, como todas, pueden caer bajo el influjo de la orgía crediticia, consolidando una estructura de gastos que, para más inri, puede extenderse en el largo plazo y que luego puede resultar mucho más complicada de adelgazar y reajustar que en el caso del sector privado.

Por el contrario, en el foso de la depresión, la economía privada debe reajustarse creando nuevos modelos de negocio que permitan amortizar la acumulación de deuda privada pasada y satisfacer las necesidades más urgentes de los consumidores. Si en esos momentos el Estado comienza a endeudarse masivamente para impedir que decaigan las demandas de quienes han dejado de producir riqueza y deben proceder a reajustarse, no sólo se ralentiza el proceso de recomposición del sector privado, sino que se ceba el endeudamiento público, añadiendo todavía más pasivos a una sociedad que necesita minorar el monto de sus obligaciones totales. En otras palabras, el inconveniente de los estabilizadores automáticos durante la depresión es el mismo que el de todo programa estatal para incrementar el gasto en esa coyuntura, pero con un agravante: obran de oficio, sin necesidad de que nadie los ponga en marcha como si de un Plan E se tratara, lo cual los vuelve bastante más rígidos e inflexibles ante la nueva situación económica. Ni siquiera aquellos políticos que se dan cuenta de que la explosión del endeudamiento público no contribuye a superar la crisis sino sólo a enquistarla y agravarla, tienen margen para volverse austeros; lo deseen o no, las cuentas se les descuadran por defecto y en unos volúmenes elevadísimos.

El problema de fondo de los estabilizadores automáticos es el de pensar que un agente que copa el 40% o el 50% de toda la economía como el Estado podrá aislarse, primero, y no sufrir los achaques, después, de la gestación y ulterior pinchazo de una burbuja crediticia que impregna a la práctica totalidad de esa economía. La Administración será igualmente víctima de la euforia irracional, primero, y del deterioro de su crédito, después. No puede estabilizar la economía porque forma parte muy sustancial de esa economía (y menos de manera automática… como si el gasto por el gasto sirviera para descubrir cuáles son los nuevos modelos de negocio que necesitamos), de modo que si aquélla entra en crisis, él también lo hará por necesidad, y si aquélla se sobredimensiona, éste se verá impelido a hacer lo propio. Con una diferencia fundamental: el sector privado, gracias al mecanismo de los precios y al instituto de las quiebras empresariales, es mucho más ágil que el sector público tanto a la hora de detectar los errores cometidos como a la hora de corregirlos.

La solución última a dinámicas crediticias distorsionadoras no vendrá de la planificación ingenieril de expansiones o contracciones automáticas del gasto (público o privado), especialmente cuando esa planificación tiene su fundamento en una teoría económica deficiente como la keynesiana. Si queremos evitar de verdad los auges expansivos artificiales y salir lo antes posible de las depresiones, basta con que nos concentremos en que, en su origen, el crédito no se expanda desligándose del ahorro real y que, en su destino, las malas inversiones puedan reajustarse lo antes posible sin el sostenimiento artificial del crédito estatal. Los estabilizadores automáticos son más bien desestabilizadores automáticos.

(Juan Ramón Rallo es doctor en Economía y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos y en el centro de estudios Isead)

– 1.000 días de la presidencia Obama (Libertad Digital – 23/10/11)

(Por Mike Brownfield – Fundación Heritage)

Lo que hemos visto de la administración Obama es más gobierno, más regulación y cantidades abrumadoras de gasto gubernamental con la esperanza de que eso estimulase la economía. El problema es que no ha funcionado y las cifras lo demuestran.

El lunes 17 se cumplieron 1.000 días de la presidencia de Barack Obama y, desafortunadamente para Estados Unidos, esos días se han visto marcados por profundos déficits, pérdida de empleos, prolongado desempleo y un gobierno más grande. Mientras tanto, muchos de aquellos encargados de estar al frente del gobierno federal prácticamente han abdicado de sus responsabilidades.

La deuda nacional está en $ 14.9 billones, de los cuales, se han añadido $4.2 billones desde que Obama juró su cargo. Catorce millones de americanos están desempleados, eso es el 9.1% de la fuerza laboral. El índice de desempleo ha estado por encima del 9% durante 840 de los 1.000 días y el trabajador desempleado promedio ha estado sin trabajo por más de nueve meses. Todo sea dicho, 2.2 millones de empleos se perdieron durante el mandato Obama a pesar de las aseveraciones de la Casa Blanca de que el estímulo de $ 787,000 millones del presidente crearía 3.3 millones de empleos netos para 2010.

Desafortunadamente, en vez de llevar a Estados Unidos hacia la cordura fiscal y una economía más sólida, el presidente está llevando al país en la dirección opuesta. La pasada semana, su última propuesta para "estimular" la economía con otros $ 447,000 de gasto no logró la aprobación del Senado, pero en vez de admitir que más impuestos y gasto no es lo que Estados Unidos quiere o necesita, Obama está redoblando esfuerzos. Hoy, el presidente está preparando otro viaje en autobús por el país para vender una versión diferente del mismo plan, esta vez, dividida en trozos con impuestos y gastos todavía lo suficientemente grandes como para asfixiar un caballo. Es el mismo plan, solo que con envoltorio distinto. El excongresista Ernest Istook explica los peligros:

Incluso se pueden utilizar versiones fraccionadas del plan de $ 447,000 millones de Obama para colarles lo peor del plan. Esto es así porque es casi imposible conseguir que la Cámara y el Senado promulguen versiones idénticas de la propuesta de ley, lo que requerirá una conferencia de las cámaras para "resolver las diferencias", lo que a veces resulta en tener que añadir detalles desagradables.

Aunque es una buena noticia que el Senado haya rechazado el plan de empleo del presidente, las malas noticias son que el Senado ha fracasado totalmente en poner a Estados Unidos de vuelta por el camino de la salud fiscal. El senador Jeff Sessions (R-AL) y el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, Paul Ryan (R-WI), señalan que han pasado 900 días sin que los demócratas del Senado hayan adoptado un presupuesto formal y lo denominan "una desgracia nacional".

Como exige la ley, los republicanos de la Cámara de Representantes presentaron un presupuesto en comité, lo pusieron a votación y lo aprobaron, esta primavera. Era un plan sincero, detallado, concreto, que pondría nuestro presupuesto de camino al equilibrio y a nuestra economía de camino a la prosperidad. Pero los demócratas del Senado, durante este tiempo de crisis nacional, ni siquiera presentaron un plan presupuestario, en abierto desafío a la ley y al público que sirven.

Lo que hemos visto de la administración Obama es más gobierno, más regulación y cantidades abrumadoras de gasto gubernamental con la esperanza de que eso estimulase la economía. El problema es que no ha funcionado y las cifras lo demuestran. Obama prometió que su estímulo de $ 787,000 millones salvaría o crearía 3.5 millones de empleos para finales de 2010. No fue así y, dado que se perdieron empleos, se quedó corto de su objetivo en 7.3 millones de trabajos. Su plan de atención médica, más conocido como Obamacare, no redujo los costos de los cuidados de salud como prometió y es de hecho responsable de costos crecientes en 2011. Además de eso, la ley forzará a salir del pleno empleo a muchos trabajadores no cualificados debido al encarecimiento de su mano de obra.

Y estos son sólo los grandes elementos. En los últimos 1.000 días, Estados Unidos ha visto el aumento de las regulaciones, una ley ómnibus de 9.000 páginas, un rescate financiero de los sindicatos gubernamentales, una ley de reforma de Wall Street que hará más daño que bien, un tratado de armas nucleares que va en detrimento de nuestra defensa antimisiles, la negativa a aumentar la producción nacional de energía, la extralimitación federal en la educación, el menoscabo del Estado de Derecho y un oscuro nubarrón sobre el futuro de nuestras fuerzas militares debido al fracaso en garantizar un adecuado gasto de defensa.

En el Wall Street Journal de ayer, James Freeman escribe acerca de una entrevista con el milmillonario Mortimer Zuckerman -demócrata, magnate inmobiliario y propietario del diario New York Daily News-. "Entre los ejecutivos que apoyaron a Barack Obama en 2008, (dice (Zuckerman), hay una grandísima, enorme ansiedad sobre el liderazgo político del país". Zuckerman informa de que entre los demócratas, "la sensación es que las políticas de este gobierno han fracasado". Dado el historial de la administración Obama de los últimos 1.000 días, podrían estar en lo cierto. El gobierno aún más grande de hoy en día no ha puesto a Estados Unidos en el rumbo a una mejor fiscalidad, no ha creado empleos y no ha construido una economía más fuerte.

Hay un camino mejor y se llama Para Salvar el Sueño Americano, es el plan de Heritage que marca el rumbo para arreglar la deuda, reducir el gasto y restaurar la prosperidad. Rediseña los programas de derechos a beneficios, garantiza la asistencia para aquellos que la necesitan y preserva el sueño americano para las generaciones futuras. Si el Congreso y el presidente quieren que la nación avance, cree nuevos empleos y anime a las empresas para que crezcan e inviertan, entonces acumular más deuda, aumentar los impuestos e incrementar el gasto no son la respuesta, no importa cuánto desee el presidente Obama que así sea.

Manos tijeras: el Plan de "recortes" de Ron Paul (R) (¿anticipando la era post Obama?)

"Este mes, el congresista por Tejas y candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Ron Paul presentó en Las Vegas un plan de choque para equilibrar el presupuesto federal en tres años. El ambicioso programa contempla, entre otras medidas, la reducción del gasto público en un billón de dólares durante el primer año, así como el fin de las guerras en Afganistán e Irak, la eliminación de la ayuda externa y de cinco departamentos y varias agencias federales. Ron Paul propone combinar estos recortes de gasto con rebajas en varios impuestos, perseverando en los ideales liberales que lleva más de treinta años defendiendo elocuentemente"… Ron Paul desvela cómo recortar 1 billón de dólares de gasto público en un año (Libertad Digital – 30/10/11)

Sus compañeros republicanos suelen criticarle por su rechazo al intervencionismo militar. Paul, veterano de la Fuerza Aérea y de la Guardia Nacional Aérea, replica que el Partido Republicano se caracterizó siempre por su aversión a las guerras y que son los demás candidatos los que han traicionado al partido. En este sentido, llama mucho la atención que el único candidato republicano en posicionarse siempre contra las guerras sea el que más donaciones recibe de los soldados en esta campaña, como sucedió ya en 2008. Durante este tercer trimestre, igual que en el anterior, ha conseguido más donaciones de militares que todos los demás republicanos juntos.

Ron Paul, doctorado en medicina en 1961, ha ejercido la ginecología y tocología en su consulta privada rebajando precios e, incluso, trabajando gratis y negándose siempre a aceptar los pagos de los sistemas públicos del Medicaid y Medicare. Desde entonces, ha asistido a más de 4.000 partos, muchos de ellos mientras compaginaba su profesión con la de congresista.

Junto a la obstetricia y le ginecología, otra de las pasiones de Paul es la Escuela Austríaca de economía. En Washington es conocido como Dr. No porque siempre vota en contra de aumentar el gasto público, los impuestos o cualquier otro tipo de intervencionismo. Cada año devuelve, aproximadamente, 50.000 dólares del dinero que se asigna a su oficina del Congreso.

En las múltiples encuestas que se realizan, Paul está quedando entre los cuatro primeros puestos en las filas republicanas. Sin embargo, los grandes medios de comunicación le ignoran completamente. La ley del silencio contra Ron Paul ha llegado a ser tan descarada que un famoso presentador nada afín a los republicanos como Jon Stewart denunció el boicot.

El Plan para restaurar América

Propone reducir el gasto público en un billón de dólares el primer año y continuar con más reformas en todos los frentes hasta alcanzar el equilibrio presupuestario (próximo al 10% del PIB) nada menos que en tres años, antes de agotar la primera legislatura.

La plantilla de empleados federales debería reducirse en un 10% y la paga del presidente se recortaría hasta los 39.336 dólares, un nivel que según el candidato tejano es "aproximadamente igual a la renta personal mediana del trabajador americano". Defendió esta propuesta explicando que él ya lleva muchos años renunciando a los privilegios económicos propios de los congresistas: "Cuando fui al Congreso por primera vez, en los años setenta, elegí no participar en el fondo de pensiones (de los congresistas) porque creí que era abusivo e injusto con el contribuyente".

"Nos deshacemos de cinco departamentos, eso para empezar", concretamente, Energía, Vivienda y Desarrollo Urbano, Comercio, Interior y Educación, además de varias agencias, entre ellas la Administración de Seguridad de Transportes (TSA). En cuanto a las demás agencias públicas y departamentos se congela el gasto, pero no a los niveles actuales, sino a los de 2006, que coincide con la última vez que los republicanos tuvieron el control pleno del presupuesto federal. Así se conseguiría, en un trienio, alcanzar el equilibrio fiscal. "Aprenderemos a vivir con mucho menos Gobierno", afirmó en la presentación del plan.

Los recortes serían del 30% para la Agencia de Protección del Medioambiente (EPA), que en 2010 dispuso de un presupuesto de 10.486 millones de dólares; la reducción sería del 40% para la Administración de Alimentos y Drogas (FDA), cuyo presupuesto en 2008 fue de 2.300 millones; la ayuda externa, que en 2009 ascendió a 47.700 millones, se eliminaría por completo.

edu.red

En cuanto a la Seguridad Social, el plan "honra nuestra promesa a nuestros mayores y veteranos, mientras permite que los jóvenes trabajadores (menores de 25 años) opten por salirse". De esta forma, se sientan las bases para que paulatinamente el Seguridad Social pase a ser un sistema voluntario. Paul comentó que había expuesto la idea a "audiencias en las que había muchas personas de más de 25 años y todo lo que hacían era decir ¿y qué tal si me incluyes a mí?", pero "en los campus no puedo recordar a nadie acercándose a mí para decirme eh, no quiero hacer eso, ¡sálvame! Quiero pagar la Seguridad Social porque sé que es un buen negocio, quiero jubilarme por la Seguridad Social. ¡Nunca!".

Otro importante recorte es el de Defensa. Según Paul, "sólo para mantener la guerra en Afganistán, sólo en Afganistán, son 12 millones de dólares por hora". Paul propone acabar con ésa y con la de Iraq. Es consciente de que no sólo en este asunto sino en los recortes de gastos, en general, nadie va tan lejos. "Los otros candidatos no han ofrecido esto, no creo que piensen que es muy importante, creen que pueden hacer arreglillos en los bordes, pero yo creo que el pueblo americano está listo para el pensamiento honesto y las reformas honestas. Y no es demasiado difícil para mí hacer esto porque yo tengo creencias personales; afortunadamente, mis creencias personales coinciden con lo que dice la Constitución".

Su plan contempla que algunas de las tareas que el Gobierno federal dejaría de ejercer podrían pasar a ser responsabilidad de los diversos estados, de tal forma que "todo lo que no se menciona explícitamente en la Constitución debería poder ser eliminado", en referencia a la Décima Enmienda de la Constitución, según la cual "los poderes no delegados a los Estados Unidos por la Constitución, ni prohibidos por ella a los Estados, quedan reservados o a los Estados o al pueblo, respectivamente".

Paul reduciría el impuesto de Sociedades a un máximo del 15%, eliminando la imposición sobre las ganancias de capital, los dividendos y la repatriación de capitales. Todos los recortes de impuestos establecidos en la era Bush se perpetuarían. Al igual que sus rivales republicanos, revocaría la reforma sanitaria de Obama, así como la regulación financiera Dodd-Frank del año pasado y la ley Sarbanes-Oxley de 2002, que aumenta el control contable sobre las empresas. "No necesitamos más regulaciones. Necesitamos más regulaciones sobre el Gobierno, eso es lo que realmente necesitamos".

Su plan no incluye eliminar la Reserva Federal, como piden muchos seguidores de Paul, pero sí realizar una auditoría completa "para que sepamos qué hacen con todo ese dinero que crean de la nada", propuesta que Paul lleva tiempo promoviendo. De hecho, recientemente en un artículo en el Wall Street Journal acusó a la Reserva Federal de ser la culpable de la crisis financiera.

Sin embargo, el plan sí "sienta las bases para la verdadera reforma y dejar obsoleta a la Reserva Federal mediante la legalización del dinero constitucional, divisas en competencia que facilitarían la transición". "Nosotros honramos el principio bíblico del dinero honesto", concepto sobre el que ha escrito extensamente Gary North:

1. El envilecimiento monetario es malo: "Tu plata se ha tornado en escorias, tu vino está mezclado con agua" (Isaías 1:22).

2. El endeudamiento múltiple, que es la base de la reserva fraccionaria de la banca, no debe permitirse: "Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol" (Éxodo 22:26).

3. Y no deben alterarse los pesos y las medidas: "Tendréis balanzas justas, pesas justas, un efa justo (22 litros) y un hin justo (3,7 litros). Yo soy el SEÑOR vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto" (Levítico 19:36).

edu.red

– El nuevo modelo (Negocios.com – 8/12/11)

(Por Santiago Niño Becerra) Lectura recomendada

Una crisis sistémica se produce cuando el modelo que se ha estado utilizando se agota. Entonces se manifiesta la crisis. Mientras suceden cosas más o menos horribles se va diseñando un nuevo modelo que, paulatinamente se va implantando. Cuando se ha logrado estabilizar la situación el modelo ya está implementado, y a la vez: la completa implantación del modelo estabiliza la situación. Llegados a este punto la crisis puede darse por concluida. Como ya comentamos cuando empezó a hablarse del tema, esto que se ha dado en llamar "Gobierno Económico Europeo" es parte del nuevo modelo.

No, no ha habido un error: conscientemente lo repito: para que lo lean con calma, para que lo repasen, para que no quede ni una brizna de duda. (Hay un par de añadidos al final).

Recordemos. Una crisis sistémica se produce cuando el modelo que se ha estado utilizando se agota. Entonces se manifiesta la crisis. Mientras suceden cosas más o menos horribles se va diseñando un nuevo modelo que, paulatinamente se va implantando. Cuando se ha logrado estabilizar la situación el modelo ya está implementado, y a la vez: la completa implantación del modelo estabiliza la situación. Llegados a este punto la crisis puede darse por concluida. Como ya comentamos cuando empezó a hablarse del tema, esto que se ha dado en llamar "Gobierno Económico Europeo" es parte del nuevo modelo.

Lo que ha sido brillante ha sido como se ha montado en invento. ¡El euro está en peligro!. ¡Salvemos al euro porque, sino, Europa se romperá!. Pienso que el euro jamás ha estado en peligro por la sencilla razón de que a nadie le interesa de que el euro capote, y mucho menos que Europa se rompa: que levante la mano el país que ha perdido con el euro más de lo que ha ganado.

Claro que no era muy lógico que en una zona monetaria conviviese tantas políticas fiscales como miembros, pero es que se montó así porque así tenía que ser para posibilitar que entonces se hiciese negocio: ¿se imaginan en 1999 a un juez dando palos a quienes sobrepasasen un déficit previamente fijado?, no, ¿verdad?, porque entonces los negocios debían hacerse cada uno por su lado a fin de aprovechar las posibilidades -las oportunidades, se decía- que en cada miembro se presentasen, y posibilitando que así fuese.

Cuando en Maastricht se vio que sólo cumplían los países del Área del Marco llegó M. Valéry Marie René Giscard d"Estaing y dijo aquello de que "lo importante era estar en la senda de que se cumpliese", y fue la solución para que todo el mundo entrase… porque era conveniente que todo el mundo entrase. Luego, cuando en el 2003 Alemania y Francia incumplieron el límite del déficit preguntaron si había algún problema y todo el mundo se calló. Pero entonces era entonces y ahora es ahora, y ahora lo que toca es "marchar francamente, y yo el primero, por la senda constitucional" (¿Recuerdan quién dijo eso?).

Ahora lo que toca es fijar, determinar, regular, fiscalizar, prefijar, imponer, y sancionar a quienes no cumplan. Es lógico: antes se supusieron cosas que ahora se sabe que no son, o se quiso creer que eran, tanto da, como que la capacidad de endeudamiento era infinita o como que el precio de la vivienda iba a continuar aumentando indefinidamente: son dos de las caras de la misma moneda.

Ahora lo que toca es administrar lo escaso, ponerse todos de acuerdo por las buenas o por las malas, mejor por las buenas, pero dejando claro que quienes no quieran estar les esperan "las tinieblas exteriores". La excepción es The UK. En The UK hay quienes quieren un referéndum porque no quieren estar debido a que ese Gobierno Económico Europeo reduce, socaba, la soberanía y la independencia porque, de momento, iguala y le quita movilidad a quien ya la tiene: "Inglaterra no tiene aliados, Inglaterra tiene intereses", ¿recuerdan?. Si ese referéndum llegase a hacerse, si yo fuese británico, votaría "No" a la pregunta si quería el nuevo acuerdo. Es la excepción a la regla: no conviene que The UK se incorpore, ya, al pacto (¿sabían que the pound ya tiene asignada letra en los billetes en euros?), y las reglas que el pacto supone The UK las incorporará a su manera: y será bueno que así sea: para algunos, para algunos.

Las reglas. Fijar el 3% de déficit: hoy, mañana el cero. Control jurídico de los Tribunales Constitucionales: se constitucionaliza el déficit: la nueva versión del régimen imperante en las Edades Medias: entonces de teocratizaba todo, ahora, como eso ya no vende debido a que la división de poderes es más útil se le da un barniz constitucional. Control del supertribunal de Luxemburgo, de momento sin poder de veto a los presupuestos nacionales, de momento, luego vendrán las "sugerencias previas", las "orientaciones normativas", "las directrices ex ante": "sería conveniente que cuando elaborase su presupuesto tuviese en cuenta……..". Todos juntos, todos juntos: quien hace algo mal perjudica al conjunto, por eso tiene que ser reconducido al conjunto, y quien no quiera… "el llanto y el rechinar de dientes".

El fundamento es lógico: los recursos son escasos, luego deben administrarse de forma eficiente: eso es lo que dice la razón, pero el corazón va a tener que elegir cosas, va a tener que tomar decisiones feas. Por eso la directiva de ese Gobierno Económico Europeo va a estar formada por los Jefes de Estado y de Gobierno: para darle una cierta legitimidad democrática a fin de lavar la cara a lo sucedido en Italia: el Gobierno ha sido elegido por un señor que fue elegido por otro señor que no fue elegido directamente por el pueblo; por eso se arrumba a la Comisión, cuando lo lógico era que ese Gobierno lo formase la Comisión y sus expertos. Las formas siguen siendo importantes, de momento.

Por eso a "los mercados" se les ha dejado muy claro que no van a haber más impagos como los habidos con Grecia: para eso va a servir el Gobierno Económico Europeo: para asegurar al auténtico poder económico que se van a cumplir las reglas: que no se va a gastar más de lo que se genere tras haber sido fijado el beneficio a obtener: para asegurar que ese beneficio puede ser pagado: si no hay impago no será necesario rescatar a nadie y no hará falta distraer recursos para ello. (Ya: hará falta la quita final: casi nadie puede pagar la totalidad de lo que debe, pero eso es algo que ya se verá mañana).

Y, bueno, queda la población. A las ciudadanías se les ha tenido que vender la necesidad de todos estos cambios. Con el miedo, claro: el miedo motiva: "si no se hace tal y cual será el fin del euro y vendrá el diluvio", pero con el miedo sólo se consigue gente sumisa, no convencidos, para ello la población está teniendo que hacer suya la idea: asumir el cáncer, sí. Hasta Mayo del 2010 el milagro era posible; hasta Agosto de este año que se acaba existían posibilidades porque se fomentaban las ambigüedades; a partir de Agosto esas mismas gentes ya dicen que "las cosas están muy mal" y que "esto va para largo", hasta los hay que afirman que "tenemos para diez años"; y lo reafirman: "ya lo decía yo" (cuando ayer decían lo contrario). Sí, los mismos que hace un año afirmaban que era cuestión de seis meses, los mismos que confiaban en los que decían que era cuestión de seis meses.

La población: será más pobre porque es quien tiene que pagar los ajustes. Pero asumirá lo que viene: porque no hay alternativa, ya, pero porque ya ha dejado de contar para otra cosa: hasta hace cuatro días se hablaba de crecimiento: había que crecer, era necesario crecer; ya no se habla del tema porque se sabe que sólo es posible crecer muy selectivamente, porque ya no es necesario crecer más, sólo recortar: aquello que no es necesario para crecer lo necesario. Eso es la crisis, y el nuevo modelo. Triste, ya.

Y, bueno, en el ínterin, hasta que se dicte lo que hay que hacer, el BCE podrá mantener la barra abierta a fin de que no haya tensiones extra, y como ya ha quedado clarísimo que es independiente, pues lo que decida hacer bien decidido estará.

¿Se preguntaban cómo sería el nuevo modelo?, pues ya lo están viendo. Bastante diferente, ¿no?.

(Me lo han pasado. En The UK, un informe recomienda al gobierno que controle a los pacientes que están recibiendo quimioterapia para, en determinados casos, obligarles a volver al trabajo y ahorrarse pagar la baja laboral. En The Guardian de hace dos días: aquí. ¿Dónde se halla el límite?).

(Y, ligando con lo de antes: "los miniempleos": mini trabajos teóricos: Alemania 2003, con minisalarios: aparcar a personas no necesarias o que no acepten lo que se les pide que hagan. Si en Alemania fueron 400 euros, aquí ¿cuánto serán?, ¿315? De eso hablamos aquí: reproduje un mail que me remitió un lector: personas subempleadas y por días pegadas al teléfono esperando una llamada para ir a recoger hojas a un parque durante dos días, y vuelta al teléfono. ¡Pero así bajarán las tasas de desempleo!. Será un subsidio de desempleo sin estarlo efectivamente. ¡Por favor!).

(Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull)

El "cuento moralista" de los austeros alemanes ("Das mädchen" Angie y los cinco sabios)

(Medicina medieval. Hay que sangrar al paciente para que se cure. Que los gastadores paguen por sus excesos con dolor y sacrificio. La "ley seca" de la Unión Europea)

(Febrero de 2011) Merkel lanza su "Pacto de Competitividad" para los E.U. de Europa

"Angela Merkel ha dejado claro este jueves, durante su visita a Madrid con motivo de la Cumbre Bilateral Hispano-Germana, que su objetivo no es sólo solucionar la situación actual, en la que la estabilidad del euro peligra como consecuencia del comportamiento de algunos de los países del área (Grecia, Irlanda, Portugal, España…). La finalidad de la canciller alemana es salir de esta crisis con un conjunto de normas completamente renovado que impidan la repetición de las turbulencias de los últimos meses"… Merkel avanza en Madrid su plan para crear los 'Estados Unidos de Europa' (Libertad Digital – 4/2/11)

Su diagnóstico es claro: tiene que haber una armonización entre los países de la eurozona en muchos más aspectos que el déficit o la deuda pública. De esta manera, se evitará que haya una Europa a dos velocidades que impida el normal desarrollo del euro. ¿Cómo? Mediante la creación de un súper-estado europeo.

Para Merkel, la economía alemana es ya inseparable de la moneda única y no puede estar al albur de los caprichos o la irresponsabilidad de los gobernantes de los países del sur de Europa. Por eso, tiene que controlar a estos últimos y piensa aprovechar la actual coyuntura, con muchos de sus socios pasándolo muy mal para imponerles una medicina que quizás no quieran probar.

El contenido del "Pacto"

Merkel ha apuntado hacia tres objetivos a la hora de hablar del contenido de la nueva asociación, para la que espera no necesitar un nuevo tratado comunitario:

1. Armonización fiscal: es el más polémico de todos, puesto que obligaría a los estados miembros de la eurozona a amoldar su legislación fiscal respecto a las empresas a los gustos alemanes. Merkel no exigiría un tipo único para todos, pero sí un "rango" en el que todos deberían mantenerse.

De esta manera, se eliminaría la competencia fiscal entre estados. Irlanda, con su 12,5% en el Impuesto de Sociedades, está en la mente de todos cuando se habla de estos temas. Aunque desde la isla se defiende que ha sido precisamente este nivel impositivo una de las claves del espectacular crecimiento de su economía en el último cuarto de siglo.

2. Igualación de pensiones y salarios: Merkel quiere que las normas sobre la jubilación de los europeos sean homogéneas en todos los países. En su opinión, de esta manera se evitarían injusticias como que los alemanes tengan que rescatar Grecia, cuando los helenos se jubilan hasta cinco años antes que ellos. Su idea es que la edad de retiro se fije en los 70 años, con un cálculo para la pensión de toda la vida laboral. Esto implicaría una reducción aún más fuerte que tras la reforma que prepara el Gobierno español.

El Plan alemán también incluye disposiciones para mantener los salarios más o menos equiparados entre los 17 socios. Esto parece bastante más complicado de conseguir, dadas las actuales diferencias en rentas per cápita, precios o nivel de vida, y tampoco han trascendido los detalles de cómo se llevaría a cabo.

3. Sanciones a los incumplidores: nada de todo lo dicho hasta ahora tendría sentido sin un sistema de control y sanción a los países que no cumplan con las normas comunes. Por eso, Merkel quiere imponer una especie de pre-aprobación comunitaria sobre los presupuestos de cada país. Es decir, que las instituciones europeas (es decir, Berlín y París) tendrían la posibilidad de meter mano en los presupuestos de aquellos gobiernos que fuesen a desmandarse.

También querría implantar un sistema estadístico homogéneo para todos los gobiernos, para que las alarmas salten en el momento en que cualquiera de ellos sobrepase una de sus líneas rojas. Además, las multas a los países díscolos sí se aplicarían, no como ha sucedido hasta ahora con el Pacto de Estabilidad del euro.

No comment (VIII): lecturas recomendadas (el que quiera entender que entienda)

– Gracias a la crisis, que nos ha enseñado tanto (Libertad Digital – 5/10/11)

(Por GEES)

Este ominoso periodo de socialismo o gasto público desbocado, nos ha enseñado las bien fáciles lecciones de la crisis. Basta con constatar lo que ha hecho el socialismo y hacer, decididamente, lo contrario.

Podría parecer otra cosa, pero a lo que se dedican los responsables europeos últimamente es a calcular las quitas de la quiebra de Grecia y cuándo hacerla efectiva.

Francia se oponía a que sus bancos, que dentro del euro poseen más deuda griega, perdieran más del 21% decidido en julio. Ayer, su ministro de Hacienda dijo que quizá deberían asumir más. Fuentes alemanas y comunitarias vienen dejando caer la cifra del 50%. De ahí las dificultades de ciertos bancos como Dexia. Estamos en pleno proceso de amortiguar el golpe. La conciliación de la posición alemana con la francesa se espera de una reunión el domingo entre Merkel y Sarkozy.

Grecia dijo que tenía liquidez hasta octubre, pero también era mentira, y sus socios, cada vez más irritados, le han obligado a admitir que puede aguantar más. Entretanto han pospuesto la reunión del 13 de octubre para liberar un tramo de 8.000 millones pendiente todavía del primer rescate de mayo de 2010.

Por su parte la ampliación y modificación del fondo de rescate, alentados por incesantes rumores, eran desmentidos. Primero Trichet afirmó que el BCE no prestaría al fondo y luego Eslovaquia, un miembro del euro que ha pasado por dos cambios de moneda, retrasó para el 25 de octubre la votación sobre sus condiciones.

Primera lección. La izquierda no sólo española, sino el socialismo cuyas medidas han reinado últimamente están muy deprimidos, señal de que algo bueno está sucediendo. Esto: se está empezando a constatar que la presunta solución de arrojar dinero del contribuyente a los problemas los hace más graves. No hay que tomar pues en serio las literalmente increíbles propuestas recientes desde esos desesperados sectores, de rebajar tipos o incrementar inflación, que tanto la UE como la OCDE sitúan por encima del 3%. Que hayamos tenido que caer tan bajo para desechar las irracionales y empobrecedoras medidas keynesianas es triste, pero lo es menos si efectivamente lo hacemos.

La otra lección del momento es que durante más de un año, desde el primer rescate griego, no se ha hecho nada nuevo salvo discutir en círculo sobre las mismas ideas. Desde los rescates expresos –operados mediante el fondo europeo– hasta los encubiertos mediante la compra de bonos por el BCE, como los sufridos por España e Italia -cuya diferencia, como reconoció el ministro italiano Tremonti, es que en España se espera un cambio pronto-. Y lo único que ha funcionado ha sido recortar con tino como están haciendo Portugal y, sobre todo -sin agravar impuestos-, Irlanda, que ya crece más que España.

Como Sieyès durante la Revolución, hemos vivido. O sea, nuestra maltrecha cabeza sigue sobre nuestros hombros. Así que este ominoso periodo de socialismo o gasto público desbocado, nos ha enseñado las bien fáciles lecciones de la crisis. Basta con constatar lo que ha hecho el socialismo y hacer, decididamente, lo contrario.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

– Volver al Euro (Libertad Digital – 12/10/11)

(Por GEES)

Ahora que estos keynesianos de todos los partidos están perdiendo batallas por doquier es fundamental que su derrota sea total, para que nunca más vuelvan a alterar los fundamentos del bienestar.

El problema no es el euro, sino la tendencia impuesta por ciertas elites a la opinión pública de que hay atajos artificiales y públicos para el crecimiento económico. Ahora que estos keynesianos de todos los partidos están perdiendo batallas por doquier es fundamental que su derrota sea total, para que nunca más vuelvan a alterar los fundamentos del bienestar.

Salvar a Grecia pasará por la recapitalización, pública o no, de los bancos privados que pierdan en sus inversiones de deuda griega. Nada más normal, ni distinto a lo que debió hacerse en origen. Pero la receta de los poderes dominantes, que no son tanto los políticos como aquellos que, en una reversión al Antiguo Régimen, forman opiniones públicas dependientes, apropiándose del pensamiento no apto para los pobres y mortales contribuyentes, fue una orgía de gasto público financiado con deuda y artilugios financieros de dudosa eficacia cortoplacista.

Esta historia empieza mucho tiempo ha cuando en 1971 Estados Unidos, y el mundo detrás, abandonó el patrón oro permitiendo crear dinero sin respaldo de riqueza real. Abriéronse las puertas a la expansión crediticia y al recurso inmoderado a la deuda pública. Los políticos podían dar rienda suelta al crecimiento nominal contentando a todos. Al crearse el euro se intentó impedir que los bancos centrales rescataran a los países irresponsables, que con adecuados incentivos son todos, de sus políticas demagógicas. Tipos de interés bajos, abstrusas políticas de liquidez ilimitada, y estímulos públicos no contribuirían ni al pleno empleo ni al crecimiento. En cambio, una política monetaria independiente debía proporcionar moneda estable, sin devaluaciones ni expansiones crediticias infundadas. Esto no eran defectos del euro, eran su objetivo. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento, núcleo del tratado de Maastricht, nunca fue cumplido plenamente pero, meramente acercándose a sus compromisos, Europa pudo crecer y desarrollarse como la segunda zona más próspera del mundo.

Lo que se prepara –que los acreedores asuman sus pérdidas– es una manera, la única, de volver a los principios fundadores. Evita el rescate perpetuo y obliga al cumplimiento de las obligaciones jurídicas. La unión fiscal no implicaría una Europa más ortodoxa sino una Europa griega, como resultaba evidente desde el principio dada su defensa por la izquierda desaprensiva, y una costosa salida del euro haría cundir el ejemplo provocando otras.

La salvación detrás de la que correr es la capacidad europea de someterse a una disciplina racional regulada en Derecho que promueve crecimiento y estabilidad, y no el conjuro al vudú financiero de la "libertad" monetaria o la "economía dirigida por la política", modelos garantistas de miseria, eso sí, controlada por poderes públicos. Hay que someterse a una moneda seria, ya sea de papel, y dejar de escuchar a sirenas y brujos antediluvianos comprometidos con poderes con vocación de absolutistas. Por ventura, el dramático y evidente fracaso de las políticas que fomentaron podría devolver Europa a sí misma. Que así sea.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

– La misión cumplida de Merkel (Libertad Digital – 27/10/11)

(Por GEES)

Ninguna decisión burocrática puede resolver el problema: la losa de la deuda pública que carga a las generaciones futuras con la factura de las presentes en un ejemplo de egoísmo sin precedentes.

El debate subyacente a la cumbre del Euro y crisis deudora occidental es ¿quién es el motor de la economía, el estado o el sector privado?

Merkel ha vencido contra los obsesos en simpatizar con la posición de deudor y la voluntad de convertir a Alemania en prestador de último recurso permanente. Hasta este verano la quiebra de Grecia era intolerable, impensable requerir pérdidas a inversores privados y la unión fiscal, o constante dependencia crediticia de Alemania, proclamada solución universal.

La suspensión de pagos es hoy punto de partida indiscutible, los bancos asumirán quitas de más del 50% y no habrá unión fiscal.

Es curioso que, desbrozando el conjunto de inanidades publicadas por medios oficialistas durante la crisis, en el GEES fuésemos descubriendo por dónde se encauzaba la solución llevándoles, sencillamente, la contraria.

Predijimos la quiebra griega el 25 de mayo cuando no se quería oír hablar de ella porque, según se chantajeaba a Merkel, lo pondría todo patas arriba ("Esto implica lo que (…) se llama una suave reestructuración de la deuda en la forma de un retraso en sus pagos") y el 8 de junio ("el resto de los acreedores han caído en la cuenta de que más vale anotarse las pérdidas de la restructuración griega cuanto antes porque esperar no mejora las expectativas").

Predijimos la recapitalización consecuencia de esta: "si no es factible la unión fiscal, ni la solución inflacionista (…) no es imposible que se llegue por la fuerza de lo inevitable a la solución ortodoxa: reestructurar la deuda… recapitalizando acaso los bancos afectados".

Y la imposibilidad de la unión fiscal no prevista en los tratados más allá del uso del fondo de estabilidad como seguro y agencia de colocación de deuda: "por mucho que entusiasme a la elite (…), apoyada por una prensa activista, se enfrenta con un pequeño inconveniente. Es ilegal, es despótica y es económicamente infructuosa".

Y explicamos que solo volviendo al euro more Maastricht, obligando al cumplimiento de los criterios de convergencia, se podría acometer el futuro: "Una política monetaria independiente debía proporcionar moneda estable, sin devaluaciones ni expansiones crediticias infundadas. Esto no eran defectos del euro, eran su objetivo".

Pero ninguna decisión burocrática puede resolver el problema: la losa de la deuda pública que carga a las generaciones futuras con la factura de las presentes en un ejemplo de egoísmo sin precedentes. No es relevante que acertáramos, sino que lo hiciéramos contradiciendo a los medios dominantes encargados de confundir para promover una opción ideológica letal, el socialismo, heredero democrático del comunismo que merece el mismo final. El camino está señalado por las costumbres financieras germánicas, falta recorrerlo revitalizando el sector privado mediante austeridad pública e incentivación de la actividad. Que los contendientes en las primarias republicanas americanas estén compitiendo por la más ingeniosa propuesta de tipo impositivo único y reducciones de cargas muestra el horizonte. Enterrar el consenso socialdemócrata, y su divinización del estado, permitiría mirarlo con esperanza. Merkel ha tenido valor. Que sigan otros.

(GEES, Grupo de Estudios Estratégicos)

La Europa de Merkel: queda prohibido traspasar el déficit estructural del 0,5%

"El comunicado conjunto de los jefes de Estado de la zona euro consagra la prohibición de que los países no puedan traspasar el umbral del 0,5% de déficit estructural y advierte que habrá "consecuencias automáticas" para aquellos que superen el 3% de déficit presupuestario. Los líderes apoyan introducir la regla de oro sobre equilibrio presupuestario en las constituciones y crear un mecanismo de corrección automática para casos de desviación"… El déficit estructural no podrá superar el 0,5% (Cinco Días – 9/12/11)

La primera parte de la cumbre de jefes de Estado de la zona euro de diciembre de 2011 se ha cerrado con mal sabor de boca. Sin embargo, algunas cuestiones sí han quedado acordadas para los 23 países que han suscrito el comunicado conjunto: los 17 países del euro y otros seis no miembros (Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía).

En primer lugar, alcanzaron un pacto que consagra la necesidad de que los déficits no superen el 0,5%. Aquellos países en esta situación deberán remitir a la Comisión y al Consejo Europeo un programa detallado con reformas estructurales que permitan una corrección "duradera y efectiva". Además, se prevén "consecuencias automáticas", "pasos y sanciones" cuando un país traspase el umbral del 3% de déficit, a no ser que se oponga una mayoría cualificada de los Estados miembros. Además, los países cuya deuda supere el 60% del déficit deberán comprometerse a cumplir la regla del 1/20 (es decir, reducir esta cantidad en un 5% cada año durante un periodo de tres), una regla que resultará particularmente gravosa para países muy endeudados como Italia.

En el comunicado conjunto, evidentemente, tampoco faltan las buenas palabras acerca de la necesidad de ir avanzando hacia una política económica común para asegurarse de que todas las "grandes reformas de la política económica que planeen países de la zona euro se discutirán y coordinarán en la zona euro". Habrá cumbres de jefes de Estado de la zona euro al menos dos veces al año.

Respecto del polémico punto de la participación del sector privado, los jefes de Estado de la zona euro se adherirán "estrictamente" a los principios y prácticas del FMI. Es decir, se abandona de forma "clara y definitiva" la participación privada en las eventuales reestructuraciones de la deuda soberana y afirman que el caso griego fue "único y excepcional".

– La nueva dictadura europea (Libertad Digital – 12/12/11)

(Por Manuel Llamas) Lectura recomendada

El funcionamiento del Fondo de Rescate Europeo Permanente podrá influir de forma sustancial en los presupuestos nacionales de los países miembros, con la consiguiente cesión implícita de soberanía.

De las diversas medidas acordadas durante la Cumbre Europea del pasado viernes, destacan sobremanera dos que han sido poco difundidas. Por un lado, la imposibilidad de volver a aplicar quitas soberanas como las aprobadas recientemente en el caso de Grecia. En este sentido, los líderes europeos han enfatizado que la suspensión de pagos aplicada a Atenas es "excepcional" y "única" -es decir, no volverá a pasar-, en un intento a la desesperada por tratar de tranquilizar a los inversores. Sin embargo, un anuncio de estas características, aparte de resultar poco creíble para el mercado, implica que Bruselas mantiene la firme convicción de extender su estrategia de rescates soberanos y bancarios cueste lo que cueste, con el consiguiente perjuicio para el contribuyente europeo, al tiempo que supone la rendición de Alemania a la hora de tratar de imponer su plan inicial de quiebra ordenada de países y bancos.

Asimismo, otro de los puntos destacados de la Cumbre radica en adelantar la puesta en marcha del Fondo de rescate europeo permanente (ESM por sus siglas en inglés) a 2012 cuando, inicialmente, se concebía para 2013. Y es, precisamente, esta decisión la que cobra especial relevancia dentro del citado plan de rescates indiscriminados. No en vano, ¿conocen realmente los europeos qué implica este mecanismo? Para empezar, el citado Fondo cuenta con un Tratado propio, aprobado el pasado julio, cuyas claves son las siguientes:

Artículo 8: capital social autorizado de 700.000 millones de euros.

Artículo 9: los miembros del ESM, de forma irrevocable e incondicional, se comprometen a abonar el capital que les corresponda en siete días.

Artículo 10: la junta de gobernadores del ESM tendrá autoridad para modificar el capital autorizado inicialmente y, por tanto, cambiar el artículo 8.

Artículo 27: el ESM goza de inmunidad judicial y, además, las leyes de ningún otro gobierno o parlamento se pueden aplicar sobre la organización y funcionamiento del propio Fondo, gozando así de un estatus jurídico específico y extraordinario.

Artículo 30: los gobernadores, consejeros, directores y personal del ESM serán inmunes a todo procedimiento judicial.

Así pues, el citado documento supone una profunda reforma encubierta de la zona euro y de la UE, ya que su funcionamiento podrá influir de forma sustancial en los presupuestos nacionales de los países miembros, con la consiguiente cesión implícita de soberanía. Y ello, a través de un particular cuerpo de burócratas no electo que, como gestores del ESM, gozarán de inmunidad judicial, sin necesidad de rendir cuentas ni ante los tribunales ni ante los electores.

El vídeo explicativo sobre las claves del citado Fondo, disponible también en español, ha alcanzado una gran difusión en países como Alemania y Holanda en las últimas semanas. No es de extrañar que entre los contribuyentes del norte de Europa arraigue con fuerza un creciente sentimiento antieuropeísta a la vista de cómo actúa el Gobierno de la UE: rescates indiscriminados, inmunidad judicial, cesión de soberanía presupuestaria… ¿Es ésta la nueva Europa que pretende imponer Bruselas? ¿Un ente difuso y opaco con plena capacidad para decidir el rescate de países o bancos sin necesidad de consultar previamente a los contribuyentes y sin ningún tipo de supervisión ni control?… ¿Será éste el germen de la nueva dictadura europea? Habrá que esperar a su configuración definitiva, pero sus actuales términos arrojan muchas más sombras que luces.

La opción inflacionaria (máxima "socialización" de las pérdidas)

– Bernanke nos exporta su inflación (Libertad Digital – 4/3/11) Lectura recomendada

(Por Juan Ramón Rallo)

Frenar la caída ha significado frenar el reajuste, de modo que hemos terminado estrellándonos contra el mismo cuello de botella que ya estranguló el crecimiento mundial en 2008.

Los hay que han visto en la advertencia de Trichet de que tal vez subirá los tipos de interés en abril un soberano despropósito. "La economía española renqueante y Trichet encareciéndonos el coste de la deuda; ¿por qué no aprenderá de su cuate, el inflacionista Bernanke?". Aseguran que ante una inflación de costes como la que vivimos -los precios suben porque el petróleo y otras materias primas se encarecen-, aumentar los tipos de interés no servirá de nada. Al cabo, restringir el acceso al endeudamiento encareciéndolo sólo sería de utilidad si la inflación fuera consecuencia de que ese endeudamiento creciera (recalentando entonces la demanda), pero hoy nadie está obteniendo nuevos créditos a pesar de estar los tipos de interés al 1%, ¿a qué viene subirlos aun más?

Reconozco que, como en 2008, Trichet tiene poco margen de maniobra combatiendo una inflación que, en gran medida, le viene de fuera. Si acaso, el único freno al encarecimiento del petróleo vendrá vía revalorización del euro frente al dólar: si este se aprecia aun más, el barril nos costará menos. Algo que, sin embargo, puede convertirse en una alegría pasajera si los mayores tipos de interés abocan al impago a países como España y Portugal y, por tanto, la cotización del euro se hunde.

Podría parecer entonces que los monetaristas-inflacionistas están en lo cierto y que Trichet está combatiendo moscas a cañonazos. El problema es que Trichet, dentro de sus parcas posibilidades, está apuntando hacia la dirección adecuada: la subida de tipos de interés. Quien está obrando de mala manera y está conduciendo a la economía mundial a una situación límite no es Trichet, sino Bernanke. Suya, y de su política monetaria extraordinariamente expansiva, es la responsabilidad de que las materias primas estén subiendo y de que, por tanto, se esté extendiendo una inflación a escala internacional.

El proceso es el siguiente: al bajar los tipos de interés y monetizar casi todo aquello que fuera monetizable, Bernanke no sólo ha permitido financiar el derrochador y billonario déficit de Obama, sino que además ha permitido, por un lado, que la economía de Estados Unidos no se reconvirtiera en la dirección de ahorrar o producir más materias primas y, por otro, que China y el resto de países que le venden mercancías sigan hiperdesarrollándose a costa del endeudamiento de los estadounidenses (que no otra cosa significa que Estados Unidos mantenga un déficit exterior merced a las laxas facilidades internas de endeudamiento).

Desde la crisis de 2008, el dogma monetarista ha consistido en afirmar que, a diferencia de lo que sosteníamos los austriacos, las economías mundiales no necesitaban reajustarse a gran escala. Todo se trataba de un problema de expectativas que habían llevado a los agentes a atesorar masivamente dinero y a que las economías operaran por debajo de su potencial. La respuesta, pues, debía ser incrementar la cantidad de dinero por parte de los bancos centrales para que la gente siguiera gastando como antes, permitiendo una rápida recolocación de los recursos ociosos.

Mas hete aquí que cuando lo han hecho, la economía mundial efectivamente se ha estabilizado y ha comenzado a remontar el vuelo, pero… se ha topado de bruces con la realidad de unas estructuras productivas que para funcionar necesitan consumir más materias primas de las que ahora estamos capacitados para producir. Es decir, hemos vuelto a mediados de 2008, antes del estallido de la crisis, pero con un volumen de deuda pública infinitamente mayor.

Cualquier persona que sostenga la disparatada teoría de que el problema que padecemos es esencialmente monetario y no real, debería plantearse estas tres simples preguntas:

1. ¿Alguien creía que podíamos recuperarnos manteniendo casi intacta la estructura productiva de 2007-comienzos de 2008 sin que el precio de las materias primas se disparara?

2. ¿Alguien cree que esa estructura productiva de 2007 es viable con los elevadísimos precios actuales de las materias primas?

3. Si ambas respuestas son negativas, entonces ¿no estamos ante una crisis real que hay que corregir por el lado de la oferta? ¿A qué viene cebar sin ton ni son la demanda como si el problema estuviera ahí?

En definitiva, la respuesta monetarista ha sido una calamidad. Frenar la caída ha significado frenar el reajuste, de modo que hemos terminado estrellándonos contra el mismo cuello de botella que ya estranguló el crecimiento mundial en 2008. Bernanke jamás debería haber acomodado tanto como lo hizo las necesidades de unos deudores que o debían reducir su consumo de materias primas o incrementar su producción de las mismas, y que gracias a la expansión crediticia del Helicóptero Ben han podido no hacer ni lo uno ni lo otro.

Nuestras iras deberían dirigirse, pues, no contra Trichet, quien tímidamente está haciendo lo correcto, sino contra Bernanke y los monetaristas, quienes desde un comienzo no comprendieron de qué iba esta película y, tras el fracaso de los planes de estímulo keynesiano que ellos mismos ayudaron a sufragar, tomaron el relevo a la hora de estrecharnos, aún más, la soga alrededor del cuello.

El programa oculto de la Fed: la "solución final" de la crisis

"La palabra que tal vez mejor reflejaba la actitud de la Reserva Federal de Estados Unidos respecto a la inflación antes de los disturbios en Medio Oriente y la crisis en Japón era: relájense"… La Fed vuelve a barajar el naipe inflacionario (The Wall Street Journal – 26/3/11)

Con tanta gente sin empleo y tantas fábricas, oficinas y centros comerciales vacíos, pocas personas pueden obtener grandes incrementos salariales y pocas compañías pueden subir los precios.

De acuerdo, en el primer trimestre del año 2011, los precios de los alimentos han subido, pero nada que esté a nuestro alcance va a hacer que el sol brille o que las lluvias caigan en el momento adecuado para que crezca la producción agrícola. Los precios de las materias primas están subiendo, pero eso se debe a la alta demanda de los mercados emergentes. Sí, estamos inyectando miles de millones de dólares en los mercados financieros, pero vamos a retirar ese dinero antes de que genere presiones inflacionarias. Y, por favor, no nos culpen por la inflación en China, India o el Reino Unido. Combatir la inflación allí es un trabajo que le corresponde a las políticas fiscales, monetarias y cambiarias de esos países, no a nosotros.

Entonces, mientras la gente crea que la Fed no va a dejar que la inflación trepe mucho, y actué conforme a eso, no lo hará.

Luego ocurrió lo de Túnez, lo de Egipto y lo de Libia. El petróleo Brent de referencia pasó de US$ 90 por barril en diciembre a US$ 115.

Después golpeó el terremoto de Japón. Eso está tensando las cadenas de suministro y deprimiendo la demanda de los consumidores y las empresas japoneses.

¿Entonces, cuál es la palabra que mejor describe la inflación a finales de marzo (2011)? La respuesta no es obvia. Los vientos económicos soplan en dos direcciones al mismo tiempo. La demanda ha sido golpeada. Aunque acaba de ser superada por China, la economía de Japón es equivalente a las del Reino Unido y Francia combinadas. Consumirá un poco menos por un tiempo, lo mismo que las empresas y consumidores de otras partes, muchos de los cuales serán un poco más cautelosos que antes.

El alza en los precios, por otra parte, golpea el bolsillo. Cada moneda extra que se gasta para llenar el tanque no se destina a otra compra. Por cada diez dólares que sube el precio del barril, los economistas calculan que el crecimiento de EEUU se reduce en 0,2%. Mientras más débil la demanda, menos probable es que la inflación despegue. Habitualmente.

Pero la oferta también importa. Los precios del petróleo han subido, no debido a la robusta demanda global sino a la ansiedad imperante sobre el flujo de crudo desde Medio Oriente. Las fábricas cerradas, la escasez de autopartes fabricadas en Japón y de los chips para computadoras limitan la oferta. Cuanto menor sea la oferta, más presión habrá para que suban los precios. Habitualmente.

La Fed ha aprendido con el tiempo que no es sensato apresurarse a subir las tasas de interés cuando los precios del petróleo reflejan un shock de la oferta. Eso intensifica el dolor y no reduce los precios del petróleo rápidamente. En la medida que los consumidores y las empresas vean cualquier alza del petróleo como temporal, la inflación no infectará la economía.

"El desenlace más probable es que el reciente aumento en los precios de los commodities llevará, como mucho, a un aumento temporal y relativamente modesto en los precios al consumidor en Estados Unidos", dijo el presidente de la Fed, Ben Bernanke, en el Congreso el 1 de marzo (2011).

Sin embargo, ¿qué podría salir mal?

Primero, la Fed aún no ha tenido que optar entre combatir la inflación y combatir el desempleo, sus dos tareas, y ha mantenido abierto el grifo del crédito. Espera de que el crecimiento se acelere y que el desempleo caiga antes de que aparezca una amenaza inflacionaria. Pero las corrientes cruzadas del mes de marzo (2011) podrían producir un escenario menos agradable: menos crecimiento y más inflación, acompañados de un desempleo aún alto.

Segundo, durante la crisis financiera Bernanke consideró tan baja la inflación que vio una amenaza deflacionaria. Se propuso acelerar la inflación y tuvo éxito. Como la política monetaria funciona con un cierto rezago, la Fed tiene que restringir el crédito antes que la inflación llegue a su meta de 2%. "Tenemos que estar por delante de lo que vaya a pasar", dijo el 22 de marzo Richard Fischer de la Reserva Federal de Dallas.

Pero si la inflación sorprende, la Fed no está en una buena posición para moverse rápido: planea seguir inyectando fondos en la economía mediante la compra de valores públicos hasta junio y ha prometido mantener las tasas de interés bajas "durante un período extendido".

La monetización de la deuda: una estrategia que favorece a la banca y perjudica al ciudadano

"La inflación sube impulsada por la política ultraexpansiva de la banca central. Esto favorece a la gran banca y perjudica a la clase media"… Los bancos centrales alimentan la inflación mundial (Libertad Digital – 12/4/11)

Uno de los argumentos actuales de mayor peso para justificar la intervención del gobierno en la economía es la cuestión de la desigualdad. Se dice que una economía de mercado por sí sola generaría niveles de desigualdad en renta indeseables según las preferencias de la sociedad. Para evitar esto, el sector público arbitra un conjunto de medidas, tanto a través de impuestos progresivos como de "gasto social", destinadas a reducir esa desigualdad, redistribuyendo deliberadamente la renta de aquellos más pudientes a aquellos con menos recursos.

Sin embargo, este argumento da por sentado que es el mercado el que genera la desigualdad extrema, y que tiene que venir el estado a resolver estos problemas. Pero, ¿qué pasa si las políticas gubernamentales e intervencionistas generan una mayor desigualdad de rentas, y lo que puede ser peor, crea privilegiados a expensas del resto?

Pensemos en la inflación y sus efectos más sutiles, que van más allá de las consecuencias económicas que acarrea la subida sostenida en los índices de precios, y que muchas veces son olvidados por los medios.

No hace falta irse a los economistas más oscuros para advertir de estos efectos. De hecho, el economista británico John Maynard Keynes no lo pudo expresar más claramente cuando caracterizó al proceso inflacionario como una confiscación arbitraria de la riqueza, beneficiando a algunos y perjudicando a otros, donde entre los más perjudicados se encontraban las clases medias, pero también los "proletarios".

Como sostiene el economista George Reisman, a través de la inflación (que definimos en forma resumida como el aumento en la cantidad de dinero a través del sistema bancario capitaneado por el banco central) se puede producir un aumento notable y artificial de las desigualdades de renta -donde el estrato más rico de la población parece incrementar dramáticamente su riqueza en relación al resto y los beneficios corporativos se incrementan a ritmos superiores al de los salarios-, fenómeno que tan ampliamente es relacionado al "capitalismo feroz" y el laissez-faire.

Y es que, el proceso por el cual se inyecta el dinero en la economía es gradual, es decir, unas personas, empresas o sectores reciben el dinero fresco en primer lugar, mientras que los demás lo recibirán, también gradualmente, en un periodo posterior. Así, los más beneficiados por la inflación son quienes reciben el dinero primero, ya que son ellos quienes, al demandar bienes o servicios o comprar activos financieros, empujan los precios hacia arriba, traspasando ese mayor coste a quienes reciban el dinero más tarde, ya que se verán perjudicados por el alza de precios (pérdida de poder adquisitivo).

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