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El dilema del 2012: Recortes o crecimiento (¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I (página 2)

Enviado por Ricardo Lomoro


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

– Los temores bancarios ponen nerviosos a los inversionistas en renta fija (The Wall Street Journal – 5/1/12)

– Las decisiones recientes de la Fed son buenas para el dólar (The Wall Street Journal – 5/1/12)

– La (des)Unión Europea: cómo se globalizó la crisis (The Wall Street Journal – 6/1/12)

– El Banco Central Europeo interviene, pero no logra frenar el alza de los rendimientos italianos (The Wall Street Journal – 6/1/12)

Italia representa la mayor amenaza para la eurozona, afirma Fitch (The Wall Street Journal – 10/1/12)

– A pesar de la crisis, los bancos españoles siguen construyendo (The Wall Street Journal – 11/1/12)

– La euro zona probablemente experimentará una recesión corta, calculan los economistas (The Wall Street Journal – 11/1/12)

– S&P aplica la tijera a la calificación de deuda de ocho países de la euro zona (The Wall Street Journal – 13/1/12)

– Las reformas estructurales siguen siendo clave para el futuro del euro (The Wall Street Journal – 13/1/12)

– La libra pierde la carrera contra el dólar, pero no contra el euro (The Wall Street Journal – 13/1/12)

– La tragedia griega no tiene fin (The Wall Street Journal Europe – 13/1/12)

Nota: A principios de verano, cuando Estados Unidos estaba embarrancado en el debate político sobre el techo de gasto público, S&P optó por poner en revisión y, finalmente, rebajar, la calificación de la deuda pública. No sin antes cometer un error aritmético de bulto, según WSJ.

Los vencimientos de deuda estadounidense durante 2012 será seis veces superiores a los de los cuatro grandes emergentes, ChinaIndiaBrasil y Rusia. Casi tres billones de dólares, si sumamos también los intereses a pagar. Sin embargo, estas cuatro economías, imparables en pegar mordiscos a su porcentaje del PIB global, sólo acudirán al mercado para pedir 482.000 millones de dólares.

Sólo Japón afrontará más vencimientos y pagos que EEUU pero el interés será mucho menor. Los bonos nipones a diez años ofrecen intereses menores del 1%, los segundos más bajos del planeta tras Suiza. Los estadounidenses entregaron de media un 2,18% según la agencia Bloomberg. Así que la factura a pagar por Washington podría superar en este 2012 a la japonesa.

Así y todo, EEUU atrajo tres dólares por cada uno colocado en notas y bonos durante 2011.

El pasado 26 de diciembre (2011) se publicaba que Japón y China habían llegado a un acuerdo para prescindir del dólar en sus transacciones comerciales. Pregunta, ¿qué ocurriría si los países con superávits actualmente "pierden el apetito" por la deuda pública estadounidense debido a que ya no tienen tantos dólares? Ocurriría que Estados Unidos tendría que ajustarse y no de forma coyuntural, lo que es una gran contradicción con ser el patrón de divisa mundial y por tanto tener déficits para abastecer al mundo de dólares. Es decir, o bien EEUU se busca unos nuevos amigos o bien el patrón dólar estaría en peligro, con todo lo que ello conlleva para el "modelo económico estadounidense". Es más, debido a que en Europa tenemos a Alemania a la batuta con un fuerte ajuste en proceso, parece que no colaboraremos en una posible solución por lo que este hipotético escenario se vuelve más peligroso.

Por otra parte, el Reino Unido, con un déficit del 10% del PIB en 2010, un 80% del PIB de deuda y un crecimiento del 0,7% en 2011, según Eurostat, conserva la triple A y no está en revisión. Francia, con un déficit del 7%, la misma deuda y un crecimiento del 1,6%, ha sido rebajada.

Del "error aritmético de bulto" en la rebaja de calificación crediticia de los EEUU a la "intocabilidad" de la calificación del Reino Unido (business as usual)…

¿Teoría conspirativa de la historia? ¿Presunción aventurada? ¿Duda razonable?… Ustedes mismos.

Por si les quedara alguna duda sobre la manipulación informativa (con premeditación y alevosía) les agrego esta "perla" obsequiada por los súbditos de Su Graciosa Majestad, pidiéndoles perdón por alterar el orden cronológico (para mantener la relación el discurso). And god save the… City.

– Expertos británicos apuestan sobre seguro a que el euro no cumplirá otros 10 años (Negocios.com – 2/1/12)

Apuestan, con una probabilidad del 99%, a que la moneda común europea no sobrevivirá otros diez años y aseguran que este mismo año podría producirse la salida de al menos uno de los países miembros de la eurozona.

Recién cumplidos los diez primeros años con el euro en circulación, los expertos del Centro de Investigaciones Económicas y Empresariales (CEBR por sus siglas en inglés) apuestan, con una probabilidad del 99%, a que la moneda común europea no sobrevivirá otros diez años y aseguran que este mismo año podría producirse la salida de al menos uno de los países miembros de la eurozona.

"Parece que 2012 será el año en el que comience la ruptura de la zona euro", advierte la institución londinense que, sin embargo, otorga a su propia predicción una fiabilidad del 60%. "No es algo definitivo, sólo le concedemos una probabilidad del 60%, pero nuestra previsión es que al finalizar el año al menos un país miembro abandonará (el euro)", aventuró Douglas McWilliams, consejero delegado del CEBR…

"Ha quedado bastante claro en el último año la virtual incapacidad política para forjar el acuerdo que permitiría la supervivencia del euro", añadió McWilliams en declaraciones recogidas por el diario "The Telegraph".

De este modo, el CEBR alerta de que las probabilidades de desaparición del euro en un periodo de diez años han escalado hasta el 99% y apunta que la crisis puede forzar el rescate de gran parte de los sistemas financieros de Francia y Alemania para compensar su exposición a la deuda soberana y sin descartar la posibilidad de su nacionalización.

Y ahora, la traca final (con música y letra): los vigilantes de los bonos (presuntos implicados)

"Standard & Poor´s ha rebajado la nota a nueve países de la zona euro y ha puesto en perspectiva negativa a todos excepto Alemania y Eslovaquia. El recorte a España es de dos escalones, hasta A, mientras que Francia pierde la máxima calificación crediticia"… S&P baja la calificación de nueve países de la zona euro: España pasa a A y Francia pierde la máxima nota (Expansión – 13/1/12)

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Según explica S&P en su comunicado, la decisión de aplicar una rebaja masiva a la nota a largo plazo de los países de la zona euro se debe principalmente a que las medidas económicas y políticas acordadas por los principales líderes europeos son insuficientes para hacer frente a las tensiones sistémicas a las que se enfrenta Europa. Los acuerdos de la cumbre de la Unión Europea (UE) del 9 de diciembre se basan "en un reconocimiento únicamente parcial del origen de la crisis: que las actuales turbulencias financieras se derivan ante todo de los desequilibrios fiscales en la periferia de la eurozona", señaló la agencia.

"Standard & Poor's Ratings Services le quitó al gobierno francés su preciada calificación de deuda a largo plazo triple A, afirmó el viernes la firma, una medida que marca el largamente esperado golpe a la posición internacional de Francia y saca a la segunda mayor economía de Europa de la cima de la liga financiera de la zona euro"… S&P aplica la tijera a la calificación de deuda de ocho países de la euro zona (The Wall Street Journal – 13/1/12)

En anuncios realizados luego del cierre del mercado de EEUU el viernes, S&P informó de cambios a la calificación para 16 países de la zona euro, que incluyó la rebaja de calificación de Austria a AA+ desde triple A. S&P redujo las calificaciones de Chipre, Italia, Portugal y España en dos escalones y las de Malta, Eslovaquia y Eslovenia en uno.

"En nuestra opinión, las iniciativas de política tomadas por autoridades europeas en las últimas semanas podrían ser insuficientes para enfrentar problemas sistémicos en la zona euro", afirmó S&P en una declaración divulgada luego de las operaciones en Nueva York.

S&P confirmó la calificación a largo plazo de triple A para Alemania, con una perspectiva estable, y reafirmó las calificaciones de crédito a largo plazo para otros seis países. La firma indicó que tiene una perspectiva negativa sobre las calificaciones de 14 países de la zona euro, incluyendo a Francia, Italia y Austria.

La rebaja de calificación de Francia, un pilar del fondo de rescate del bloque monetario para países más débiles, la que tiene el potencial de causar las consecuencias más notorias.

La decisión de S&P de rebajar la calificación de Francia a AA+ ofrece una evidencia de lo mucho que la crisis de deuda soberana de la región ha contagiado a las grandes economías que se encuentran en el núcleo del bloque, arrojando dudas sobre su capacidad de apuntalar a los tambaleantes países de la periferia. También tiene consecuencias directas para el fondo de rescate de la región, cuya propia calificación triple A se deriva de las garantías de sus miembros con calificación triple A.

"El recorte en la calificación no es histórico. Es la profundidad de la crisis de la euro zona lo que es histórico", dijo Dominique Barbet, economista de BNP Paribas.

La decisión de S&P implica que el Fondo Europeo de Estabilización Financiera podría perder su calificación triple A, necesaria para tomar dinero prestado a tasas bajas que es usado para ayudar a los gobiernos del bloque en problemas. Ya que Francia es el segundo mayor contribuyente al fondo, es mucho más probable que la capacidad del fondo sea limitada o que sus costos para tomar prestado suban.

"Standard & Poor's rebajó el lunes de "AAA" a "AA+" la calificación de deuda a largo plazo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera"… S&P rebaja la calificación del fondo de rescate de la euro zona (The Wall Street Journal – 16/1/12)

La medida era esperada luego que la firma decretara una rebaja de las calificaciones de riesgo crediticio de varios miembros de la eurozona.

La rebaja de la calificación de Francia dificulta y encarece la ayuda del FEEF a países en problemas, porque su propia calificación crediticia depende de la de sus constituyentes.

S&P advirtió con anterioridad que una rebaja de la calificación crediticia de cualquier país europeo "AAA" podría costar al FEEF su calificación de primer nivel.

Los semidioses del rating (una dudosa aura de objetividad)

En el origen de la crisis fallaron los políticos, incapaces de tomar medidas contracíclicas en el momento del boom; los bancos centrales, al olvidar su carácter preventivo y no reactivo; los supervisores bancarios con su apuesta suicida por la desregulación; los directivos de los bancos por su ambición y falta de previsión de ciclo; imprudentes ciudadanos que no dudaron en entramparse al calor del crédito barato; y, también, y las empresas de calificación.

Quedó entonces demostrada su flagrante incompetencia, que le llevaba a otorgar la máxima nota a montones de basura; su falta de medios humanos y técnicos para hacer frente a la avalancha de emisiones y emisores que debían puntuar; su proverbial retardo a la hora de valorar los fenómenos que afectaban a la solvencia y liquidez de los calificados, amplificando su eco en el peor de los momentos posible; la paradoja que suponía que sus honorarios los pagaran no los mercados de cotización o los inversores sino los propios, e interesados, sojuzgados; o el poder excesivo que acumulaban, dado el carácter de oligopolio de una industria con poco más de tres actores principales.

Hubo un momento en el que pareció que se impondría una suerte de lucidez colectiva. Alguien tuvo el sueño de que era hora de minimizar su decisiva influencia, pues no en vano su criterio en forma de A, B o C resultaba determinante para que un activo fuera elegible por buena parte de las principales carteras de inversión del mundo mundial, y aumentar su fiabilidad, si de proteger a los compradores de esos títulos se trataba.

Se habló de mayores exigencias en términos de recursos y responsabilidades, de abrir el sector a la competencia, de reconvertirlo en una suerte de agencias semipúblicas, de reemplazarlas por el criterio de un pool de brokers independientes, de cambiar su sistema de remuneración. Poco se hizo.

El resultado es que, cuatro años más tarde, nos encontramos en esta materia como al principio de los tiempos de esta crisis. Los tres grandes, Moody´s, S&P"s y Fitch siguen siendo una suerte de semidioses cuya decisión determina el futuro ya no de una compañía o entidad bancaria sino de todo un país. Pulgar arriba, pulgar abajo; vida, muerte financieramente hablando.

Revestidos de un dudoso aura de objetividad se ha olvidado demasiado pronto sus errores pasados, que tanto dinero hicieron perder a millones de inversores, y se disculpa, de forma interesada por parte de los afectados, que sigan yendo muy por detrás de los acontecimientos con el consiguiente perjuicio para los propietarios de los valores sometidos a su juicio.

De todos modos, para aquellos lectores "políticamente correctos" que hayan llegado hasta aquí (cosa que dudo) y no acepten mis "teorías conspirativas", manteniendo la confianza en las agencias de calificación, tomen nota de la siguiente frase:

"Un proceso de reformas basado únicamente en el pilar de la austeridad fiscal tiene el riesgo de provocar su propio fracaso, generando una caída de la demanda interna asociada a la preocupación creciente de los consumidores por la estabilidad del empleo y la renta disponible, erosionando así los ingresos nacionales". El análisis es de Standard and Poor´s y se inserta en el documento justificativo del hachazo a la solvencia de la Eurozona asestado el viernes (13/1), en concreto, en el capítulo dedicado a España. La agencia que rebaja calificaciones con el argumento de que los países de la Eurozona difícilmente cumplirán los objetivos de déficit, admite que los tijeretazos no son suficientes para sanear las cuentas públicas, especialmente con la economía europea a las puertas de una nueva recesión. Si creen la letra (A), también deben creer la música.

Abatidos por fuego amigo (el brazo tonto de la Unión Europea): metáfora de la estolidez

De Paris a Calcuta. El Parque Temático Europeo se quedará en una Galería de los Horrores Tercermundistas, por voluntad propia. ¿Se puede esperar mayor ignominia?

Más allá de las "meigas" (brujas) que haberlas haylas (batalla de la triple A)… las instituciones y gobiernos europeos sólo pueden celebrar que no exista una agencia que califique su credibilidad y solvencia, porque podrían rozar la triple Z.

Los acontecimientos se cruzan (aleatoriamente) en mi camino… y me ayudan (a veces condicionan) a redactar el informe. Voy juntando "miguitas", aquí y allí… voy "empatando" cables, amarillos, verdes, rojos… y así salen, la mayoría de las veces, mis denuncias, comentarios y reflexiones. Al hilo del vivir, con los ojos muy abiertos, los oídos bien atentos y el corazón caliente… podríamos agregar cierta lógica económica (pero eso, actualmente, no garantiza el "acerto", más bien todo lo contrario).

La lectura de los periódicos "salmón", los informes económicos de los organismos internacionales, los "blogs" de ciertos gurús mediáticos, algunas páginas web especializadas… en fin, un "ejercicio" de 365 días al año, que muchas veces me deja con agujetas y otras (bastantes) con dolor de cabeza. Copiar, pegar, estudiar, archivar…

No siempre me agrada lo que ocurre (y registro). Tal vez debería decir (como pesimista que soy), que la mayoría de las veces me disgusta, me entristece, me alarma… Pero qué se puede esperar de una tarea de economista forense. De corresponsal de guerra… De registrador de fallos y fracasos… De coleccionista de cadáveres… Vivir "empotrado" en el acontecer económico, e intentar, en la medida de lo posible, no morir en el fuego cruzado (desinformación, intoxicación, saturación o nauseas).

También las "fotografías" (a veces), me ayudan a "ilustrar" algún tema. Este es el caso: un accidente naval que coincidió con la redacción del Paper (15/1/12). Son "metáforas", como decía Neruda en "Il postino"… (a veces hasta los nombres los carga el Diablo).

Sonría y diga "abandonen el barco, nos hundimos"

Cuando sólo la tripulación tenía salvavidas. "Las mujeres y los niños primero" y "el comandante es el último en salir del barco" son dos célebres dichos marineros que no se cumplieron en el "Costa Concordia". La tripulación y su comandante salieron los primeros despreocupándose del pasaje. Tanto, que el comandante del crucero "Costa Concordia", Francesco Schettino, fingió en sus conversaciones con la Capitanía de Puertos que continuaba a bordo del buque cuando ya lo había abandonado y cuando apenas había comenzado la evacuación de pasajeros, según se desprende del diálogo que mantuvo la noche del accidente recogido por el diario "Il Corriere della Sera".

Sólo un nombre (tal vez) podría haber superado en sentido metafórico europeo el de "Costa Concordia", y ese podría haber sido: "Europa Sumergente". Con igual final.

Un barco "italiano" (para más inri), que se hunde a 150 metros de la costa, por "imprudencia temeraria" de su Comandante, que además abandona la nave antes que los pasajeros (y a tomar por culo) ¿Se podría pedir una imagen (metáfora) más representativa del ocaso europeo y del fracaso (y cobardía) de sus líderes políticos?

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E la nave va… El absurdo de un naufragio a pie de playa: "Nos decían que no pasaba nada y el barco se estaba hundiendo" (sic) ¿Se fue la luz en Europa? ¿Contra qué chocó la nave europea? ¿Cómo fue?… Hay que "detener" al Capitán antes que huya (homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono del barco)…

Metáfora: La UE se acercó demasiado a los EEUU, hizo una maniobra "inexperta" y el casco de la nave europea chocó contra el gran escollo de la financierización de la economía, la desregulación, la privatización y el librecambio. Una "parábola" sobre el complejo de inferioridad europeo. ¿Consecuencia de la "manía de las chocolatinas" que les daban los soldados americanos a los niños alemanes de la posguerra? Así nos va…

¿Qué diferencia hay entre el "hundimiento" (culposo) del "Costa Concordia" y el "desmoronamiento" (negligente) de la Unión Europea? ¿Qué diferencia hay entre el comportamiento (irresponsable) del Capitán Schettino y el comportamiento (negligente, insensible, indigno, infalible, despótico, clasista) de la Ministra de Exteriores, Jiménez (España) o del Presidente de la Cámara de Diputados, Finí (Italia), (recuerdo otros muchos casos que podrían ilustrar la tesis principal, aún más si cabe, pero que nos desviarían del tema), y como ellos el de tantos líderes políticos nefastos (venales, concupiscentes, prevaricadores), a lo largo y ancho de la alelada Europa?

¿Cuántos abandonan el barco a la deriva con los pasajeros a bordo? ¿Cuántos "transmiten" la catástrofe desde la costa? ¿Cuántos han huido (o huirán) con la "caja"? Si no fuera tan predecible y no se lastimara la vida de miles de ciudadanos, hasta sería divertido.

La impresión creciente (no puede ser, es imposible) que la Unión Europea, quizás, enfrente este lío monumental sin plan (parece demasiado horrible para contemplar, en una situación como la actual, con un continente al borde del abismo, con meses, si no años, para preparar papeles), hace difícil (inasequible) no sucumbir a la desesperanza.

Hasta aquí he intentado "introducir", con todos los matices y correcciones que se deseen apuntar, la crisis económica general y europea en particular que nos toca compartir con casi todas esas naciones otrora llamadas "avanzadas" (o ricas, o desarrolladas). La cuestión que, obligatoriamente, hay que plantear ahora es la de si existe salida o, como hasta la fecha, sólo nos cabe esperar seguir dando vueltas a una noria que, históricamente, ha resultado fatal y aciaga.

La cuestión a discutir y resolver es si como ciudadanos (de los políticos no me fío y de los banqueros menos) vamos a resignarnos a morir ahogados a 150 metros de la orilla, vamos a permitir que la tripulación nos abandone a la deriva o vamos a continuar dando nuestros hijos en adopción porque no podemos mantenerles, ni ofrecerles futuro alguno. En definitiva si vamos a tolerar y transigir que transformen el Primer Mundo (o lo que queda de él), en el Tercer Mundo, sin intentar, a menos, una "primavera" europea o norteamericana.

La propuesta a debatir (sobre la que se amplían antecedentes en los próximos Apartados) es la siguiente: Por encima de todo, se necesita una estrategia de crecimiento amplia que acompañe a la austeridad, la cual permita que los países periféricos europeos enfrenten su crónica falta de competitividad. Eso implica un enfoque más coordinado y consistente de las reformas estructurales. La estrategia de crecimiento es también válida (con sus matices) para la situación de los Estados Unidos. Este es el problema de fondo, que no se resuelve con alquimia financiera.

Parte I: Sección I – Las causas (la crisis mutante), Sección II – Los efectos (la segunda ola del tsunami financiero), Sección III – El "Santo Grial" del superávit primario (fundamentalismo fiscal).

Parte II: Sección IV – Los daños colaterales, Sección V Algo en lo que creer (¿volver a crecer o morir al borde del futuro?)

– Parte I

– Sección I – Las causas (la crisis mutante)

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Secretismo absoluto ("demasiado grandes para caer": cómo premiar el fracaso)

"La banca mundial recibió ayudas por valor de más de la mitad del PIB de EEUU sin el conocimiento del Congreso de EEUU, obteniendo con ellas un beneficio de 13.000 millones de dólares. Este rescate encubierto se organizó mediante préstamos secretos a intereses prácticamente inexistentes. Y mientras, las entidades mintieron públicamente sobre su salud financiera, se dedicaron a crecer y a seguir pagando a sus empleados salarios astronómicos"… La Fed orquestó el rescate secreto de los bancos inyectando 7,7 billones de dólares (El Economista – 27/11/11)

Según recoge la revista Bloomberg Markets, la Fed llegó comprometer 7,77 billones de dólares entre 2007 y 2009, incluyendo garantías además de préstamos, para salvar al sistema financiero mundial.

Aparte de esto estaba el rescate oficial del TARP (Trouble Asset Relief Program), que ascendió a 700.000 millones de dólares.

El día más terrible fue el 5 de diciembre de 2008, cuando la banca necesitó 1,2 billones de dólares. Aquel día, Wall Street cerró con subidas de más del 3% con una fuerte remontada a última hora liderada por el sector financiero, después de caer durante la mayor parte de la sesión. También en esa jornada se nombró a Ken Lewis, consejero delegado de Bank of America, banquero del año: unos días antes, el 26 de noviembre, su banco debía 86.000 millones encubiertos a la Fed y había necesitado préstamos de emergencia para completar la adquisición de Merrill Lynch.

Desde la Fed se asegura que prácticamente todos los préstamos han sido devueltos y no ha habido pérdidas para el contribuyente. Sin embargo, su actuación siembra dudas porque permitió mantener con vida a instituciones quebradas que además aprovecharon ese dinero para crecer más y seguir repartiendo salarios y bonus desorbitados entre sus empleados.

Estas nuevas revelaciones llegan gracias a que Bloomberg LP ganó un juicio contra la Fed y un grupo de grandes bancos estadounidenses, lo que forzó a que se hicieran públicos los detalles de las operaciones entre el banco central y el sector financiero.

La Fed argumentaba que publicar estos datos en su momento crearía un estigma que cerraría el crédito a las entidades que utilizaran al banco como prestamista de último recurso.

La Fed ha realizado préstamos de emergencia a través de la llamada ventanilla de descuentos desde su fundación en 1913, pero a partir de agosto de 2007 creó numerosas herramientas para ayudar al sector financiero, y a finales de 2008 ya había creado 11 facilidades de crédito distintas.

Normalmente, estos préstamos de emergencia son más caros para que los bancos no abusen de este privilegio. Sin embargo, durante la crisis, estos préstamos de la Fed fueron los más baratos del mercado, llegando a un mínimo del 0,01% en diciembre de 2008.

Estos programas de emergencia iban "mano a mano" con el TARP, explica Sherrill Shaffer, profesor de la Universidad de Wyoming y ex economista jefe de la Fed de Nueva York. El TARP ayudó al banco central a aislarse de las pérdidas, mientras que la decisión de la Fed de dar financiación ilimitada a la banca permitió que ésta no se colapsara, protegiendo a su vez el dinero que el Tesoro puso para el TARP.

"Aunque el Tesoro estuviera en los titulares, era la Fed quien realmente estaba orquestándolo", añade Shaffer.

Por ejemplo, Bank of America y Citigroup recibieron oficialmente 45.000 millones de dólares del TARP. Sin embargo, al mismo tiempo estaban recibiendo préstamos regalados de manera secreta por la Fed, llegando tocar picos de cerca de 100.000 millones de dólares a comienzos de 2009 en ambos casos.

El problema es que los congresistas no sabían nada de que se estuviera organizando un rescate que permitió que Morgan Stanley recibiera 107.000 millones de dólares en septiembre de 2008, poco después de la caída de Lehman Brothers. Incluso los miembros del gobierno de George W. Bush que gestionaban el TARP desconocían estas actividades.

Judd Greg, ex senador republicano de New Hampshire y que encabezó las negociaciones sobre el TARP, asegura que "no sabíamos los detalles". Gregg es ahora asesor de Goldman Sachs.

"Teníamos conciencia de que se estaban llevando a cabo esfuerzos de emergencia, pero no sabíamos los detalles", añade Barney Frank, congresista demócrata que presidía el Comité de Servicios Financieros de la Cámara.

Frank fue también uno de los impulsores de la reforma de Wall Street con la que se pretendía acabar con los excesos de la industria financiera. El Congreso debatió esa reforma en 2010 sin el conocimiento completo del nivel de dependencia de la Fed que tenían las entidades financieras, denuncia Bloomberg.

Mientras, las grandes entidades estadounidenses siguieron creciendo y siguieron pagando a sus empleados tanto como en los momentos más álgidos de la burbuja inmobiliaria.

En concreto, los activos de los seis mayores bancos crecieron un 39% entre septiembre de 2006 y septiembre de 2011, hasta alcanzar los 9,5 billones de dólares. Los empleados de estas entidades vieron crecer sus compensaciones un 20% en esos cinco años, siendo el salario media el mismo en 2010 que en 2007, antes de la crisis y los rescates.

Estas ayudas encubiertas de la Fed permitieron, por ejemplo, que Wells Fargo comprara Wachovia, que estaba recibiendo préstamos secretos por valor de 50.000 millones para evitar su colapso. Algo similar se hizo con Bear Stearns, que recibió 30.000 millones para mantenerse a flote y que JP Morgan pudiera finalizar su adquisición.

"Cuando ves los dólares que obtuvieron los bancos es difícil decir que eran instituciones exitosas", asegura Sherrod Brown, senador de Ohio que intentó introducir una ley en 2010 para limitar el tamaño de las entidades. "Esto es un tema que puede unir al Tea Party con Occupy Wall Street. Hay congresistas en ambos partidos que cambiarían sus votos ahora".

Esta propuesta de Ley habría obligado a las seis mayores entidades a reducir su tamaño, pero la banca consiguió salirse con la suya argumentando que sería "castigar el éxito", recuerda Brown. Pero ahora que se sabe la cantidad de dinero que necesitó el sector puede que los senadores y representantes pensaran distinto.

Kauffman concluye: "No estamos en absoluto, preparados para otra crisis financiera".

El "socio europeo" recibió el tsunami sub-prime con la "caja abierta" (para los bancos)

"El sector bancario recibió un total de ayudas públicas de 1,6 billones de euros entre octubre de 2008 y diciembre de 2010 procedente de los países de la Unión Europea (UE), lo que supone un 13 % del Producto Interior Bruto (PIB) europeo, según datos publicados hoy por la Comisión Europea (CE)"… La banca europea recibió 1,6 billones de euros públicos entre 2008 y 2010 (Cinco Días – 1/12/11)

En cambio, el apoyo público a la economía real cayó en 11.700 millones el año 2010, lo que supone un descenso de prácticamente un 50% respecto a 2009. Esta bajada se debe, según el Ejecutivo comunitario, a la poca demanda y a las restricciones presupuestarias aprobadas en la mayoría de países de la UE.

Es por ello que la Comisión propuso hoy extender durante 2012 la duración del marco temporal de ayudas al sector financiero, pero dar por terminado el marco de ayudas a los sectores productivos. El régimen, que se puso en marcha en 2008 tras la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers, vencía a finales de año, pero el Ejecutivo comunitario ha decidido extenderlo "todo el tiempo que lo exijan las condiciones del mercado" por el agravamiento de las turbulencias financieras.

"La condición clave para desconectar la máquina de respiración asistida entre el Estado y el sector financiero es que se solucione la crisis de la deuda soberana", declaró en un comunicado el vicepresidente de la Comisión encargado de Competencia, Joaquín Almunia. "Gracias al control de las ayudas estatales, el apoyo cumplió con los objetivos de proteger la estabilidad económica y financiera sin crear hasta ahora ningún daño irreparable a la competencia en el mercado común", añadió.

El vicepresidente de la CE indicó que anulará las normas actuales de ayuda a la banca "tan pronto como lo permitan las condiciones del mercado", y que asegurará que "la ayuda recibida por los bancos y por la economía real se destina a crear crecimiento y empleo".

De los 1,6 billones entregados al sector bancario, casi 1,2 billones -es decir, el 10% del PIB- se destinó a garantías estatales a la financiación de las entidades y a otras medidas de apoyo a la liquidez, según la CE. Además, las instituciones financieras recibieron algo más de 400.000 millones de euros en medidas de recapitalización y tratamiento de activos para mejorar su solvencia.

El 58% de estas ayudas fue entregado a bancos de tres países: Irlanda (25 %), Reino Unido (18 %) y Alemania (15 %).

Además, los gobiernos europeos pusieron 82.900 millones de euros a disposición temporal de las empresas del sector productivo, aunque en 2009 se utilizaron 21.000 millones y en 2010, 11.700 millones. La ayuda a la industria y a los servicios fue de 61.000 millones de euros, o de un 0,5% del PIB, de los cuales un 85% se destinó a objetivos de interés común.

Los Estados miembros de la UE también garantizaron subsidios de hasta medio millón de euros por empresa, aunque estas medidas temporales fueron abandonadas parcialmente el año pasado y sustituidas por garantías, intereses reducidos, ayuda al capital riesgo o inversiones en medio ambiente.

Las ayudas habituales, esto es, que no se instauraron a raíz de la crisis, permanecieron en 2010 a niveles similares a los de años anteriores, concretamente en 73.800 millones de euros -un 0,3% del PIB de la UE-.

Asimismo, la CE aseguró que en 2010 las administraciones públicas recuperaron un 82% de los 12.000 millones entregados en subsidios considerados ilegales por las autoridades europeas.

Para más inri, gran parte de las ayudas europeas fueron para los bancos del euroescéptico Reino Unido, del paraíso fiscal Irlandés y de la ortodoxa Alemania

"Los bancos de Irlanda, Reino Unido y Alemania, recibieron entre 2008 y 2010 el 58% del total de ayudas que los diferentes Estados de la UE prestaron al sector financiero. En total fueron 1,608 billones de euros, el 13% del PIB, que han proporcionado un poco de bálsamo en medio de una crisis severísima"… Casi el 60% de las ayudas, para bancos de Reino Unido, Irlanda y Alemania (El País – 2/12/11)

En el caso de Irlanda el porcentaje del total fue del 25%; del 18%, para Reino Unido y del 15%, para Alemania. Entre estos países no están los del sur de Europa, que aparecen como más vulnerables.

Estas cifras, proporcionadas el 1 de diciembre (2011) por el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, contrastan con las cantidades destinadas a la economía real. Estas han caído hasta 11.700 millones de euros, un 50% menos que en 2009. La escasa utilización de estas ayudas, más las restricciones fiscales de los Estados para paliar la crisis de deuda, han mermado la capacidad de actuación.

Al final, son vasos comunicantes. "La condición clave para desconectar la máquina de respiración asistida entre el Estado y el sector financiero es que se solucione la crisis de la deuda soberana", afirmó Almunia. Mientras que el sistema de ayudas a la banca se prorroga un año, en el caso de las destinadas a la economía real, la Comisión considera que los mecanismos habituales (capital riesgo, eficiencia energética y pymes) son suficientes.

La mayor parte de esa enorme transfusión a los bancos europeos se produjo a través de medidas para restablecer la liquidez en forma de garantías. En total, 1,199 billones de euros, mientras que las destinadas a elevar la solvencia se situaron en 409.000 millones de euros, a través de la recapitalización de entidades financieras.

Avalancha de liquidez: el BCE "supera" a la Fed (barra libre a los bancos por tres años)

"Mario Draghi pone la alfombra roja de la liquidez a la banca, para facilitar que el crédito fluya. Dará barra libre de 36 meses, con lo que limpia de obstáculos los balances de las entidades durante tres años, y además aceptará más colaterales para dar esa liquidez"… Dragui arregla la liquidez de la banca para los próximos tres años (Cinco Días – 8/12/11)

Avalancha de liquidez para la banca de la mano del Banco Central Europeo (BCE). Mario Draghi ha cumplido las expectativas y ha presentado una batería de medidas para evitar que se produzca un colapso del sistema financiero de la zona euro.

Todas las fórmulas para tratar de evitar que la zona euro se suma en una recesión, todas se centran en apoyar el sistema financiero.

Primera medida, ampliará la barra libre de liquidez a la banca a periodos no vistos hasta el momento. Ha anunciado una subasta con vencimiento en 36 meses que se celebrará el próximo 21 de diciembre (2011) y que sustituye a la de 12 meses anunciada el pasado 6 de octubre (2011) por su antecesor Jean-Claude Trichet. Esta medida permitirá cubrir todos los vencimientos de las entidades financieras durante los próximos tres años.

Segunda medida. El BCE ha ampliado el abanico de los activos que admite como garantía para prestar la liquidez. Ahora admitirá titulizaciones con una nota de A (hasta ahora los aceptaba, pero tenían que tener triple A) y, la gran novedad, créditos hipotecarios y a pequeñas y medianas empresas y además abre la puerta a que otro tipo de créditos pueda ser aceptado siempre que hayan recibido el visto bueno del banco central del país de la entidad financiera; por ejemplo, el Banco de España en el caso de las entidades españolas.

Draghi ha explicado en rueda de prensa posterior que esta medida sobre los colaterales beneficia a las pequeñas y medianas entidades. Y es que estas no cuentan en balance con activos tales como cédulas hipotecarias -al menos, no en la gran cantidad con la que cuentan los grandes bancos- y que precisamente son las entidades de tamaño mediano las que aportan más crédito a la economía real.

Tercera medida. Se rebaja la ratio de reserva de la banca, hasta el 1% desde el 2%, lo que liberará liquidez en el mercado. Draghi ha justificado esta decisión debido a la barra libre de liquidez que ha puesto en marcha el BCE. "No es necesario que el sistema de reservas sea el mismo que bajo circunstancias normales de mercado (…)". La medida entrará en vigor a partir del 18 de enero de 2011.

Cuarta medida. Suprime las operaciones de ajuste, una medida técnica necesaria para facilitar la liquidez de los mercados monetarios, según ha explicado. Las operaciones de ajuste son préstamos o depósitos que el organismo ofrece a las entidades financieras cuando el mercado registra un exceso o defecto de liquidez.

El QE encubierto del BCE: un típico caso de hipocresía europea (cornuda y apaleada)

"Los bancos han acudido con voracidad a la histórica subasta del BCE. Han sido 523 entidades que han solicitado 489.000 millones de liquidez, superando las expectativas previstas. El plazo de los préstamos es de tres años, el más amplio hasta ahora"… Los bancos de la eurozona piden 490.000 millones al BCE (Cinco Días – 21/12/11)

Los bancos han acudido a la llamada de Mario Draghi. Ante el cerrojazo del mercado interbancario y el fundado temor a un colapso del sistema financiero de la zona euro el presidente del BCE sacó a principios de diciembre (2011) la artillería pesada y anunció una extensión de los plazos para los préstamos de liquidez ilimitada a la banca. Dos subastas con vencimiento en 36 meses, algo nunca visto antes.

Han sido 489.000 millones de euros, superando ampliamente el umbral previsto por los analistas. El consenso de analistas de Bloomberg preveía que la puja de las entidades alcance los 293.000 millones de euros. La encuesta de Reuters, por su parte, apunta a 250.000 millones. Otras fuentes del mercado estimaban que cualquier cifra final por debajo de los 400.000 millones de euros sería interpretado como un fracaso.

Se ha cumplido también otra de las previsiones. Que la mayoría de las entidades que acudieron a la última subasta a 12 meses (celebrada en octubre 2011) optaran por un canje de posiciones para alargar el plazo de vencimiento. Del total de 57.000 millones prestados en la última subasta a un año, han sido 45.700 millones los que han cambiado de plazo. El emisor europeo ha informado a los bancos que deberán devolver el efectivo prestado hoy el 29 de enero de 2015.

La crisis de deuda soberana ha aumentado el riesgo de un impago primero de los Estados, pero también de las entidades financieras más saturadas de deuda pública en sus balances. Los bancos no se fían los unos de los otros, obstruyendo así la circulación del crédito. El emisor europeo ha decidido facilitar la aportación de liquidez a las entidades al corto y medio plazo con el objetivo declarado de que abran las puertas del crédito a empresas y familias, y reactivar así la estancada economía real de la zona euro.

Además, en el largo plazo, se amplía el abanico de los activos que admite como garantía para prestar la liquidez. Ahora, aparte de los bonos de titulización con una nota de A servirán también los créditos hipotecarios de pequeñas y medianas empresas. Y también cualquier otro tipo de créditos que hayan recibido el visto bueno del banco central del país de la entidad financiera de turno. Diversos medios han interpretado la fuerte demanda de la subasta de hoy como una oportunidad para las entidades de colocar como colateral en el BCE esos activos de difícil salida.

Otra de las claves hay que buscarla en el ingente volumen de vencimientos que afronta el sector financiero el año 2012. Los bancos de la zona euro asumen unos vencimientos de alrededor de 230.000 millones de euros en el primer trimestre del 2012 según el propio BCE. El volumen total de compromisos que afronta la banca el año 2012 oscila entre los 600.000 millones que prevé el Banco de Inglaterra, y los 700.000 de la Autoridad Bancaria Europea.

Además, pese a las contraindicaciones del emisor europeo, las entidades bancarias están tentadas de hacer negocio con el conocido como carry trade. Con las oleadas de dinero barato que obtienen del BCE (1%) suman posiciones en la últimamente lucrativa deuda pública (la rentabilidad del bono español a 10 años en el mercado secundario supera el 5%). Todos los analistas apuntan a este tipo de operaciones como una de las claves de los buenos resultados del Tesoro en sus últimas tres citas con el mercado.

El BCE ha prestado también hoy 29.740 millones de euros a tres meses y 33.003 millones de dólares a catorce días, en otras dos operaciones paralelas.

Cuentas…

"En la noche del 14 de septiembre de 2008, el cuarto banco de inversión más grande de EEUU quebró. Desde entonces, nada es lo mismo en las finanzas y la economía mundial"… Y con Lehman nació… la gran recesión (El Economista – 13/6/11)

"La cuestión es que tenemos que prepararnos ahora mismo para la quiebra de Lehman Brothers. Y para la de Merrill Lynch. Y para la de AIG. Y para la de Morgan Stanley. Y tal vez para la de Goldman Sachs". Estas palabras corresponden a Jamie Dimon, el consejero delegado de J.P. Morgan. Según el detallado relato de Andrew Ross Sorkin en su obra Malas noticias, las pronunció en la mañana del 13 de septiembre de 2008 en una teleconferencia con varios de los principales directivos de la entidad.

Poco más de 24 horas después, su advertencia comenzó a cumplirse. En la noche del 14 de septiembre, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de EEUU, quebró; Merrill Lynch se salvó en el último momento gracias a que, con la intercesión de las autoridades norteamericanas, fue adquirido por otra entidad, Bank of America; la aseguradora AIG tuvo que ser rescatada, con una primera inyección de 85.000 millones de dólares, por la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos. Y la secuencia se interrumpió en la noche del 18 al 19 de septiembre con una maniobra de urgencia por parte del secretario del Tesoro, Henry Paulson.

Todo ello en menos de una semana. Nunca antes en la historia reciente el universo financiero había estado tan cerca de desintegrarse. "Desde el cierre bancario decretado por Franklin D. Roosevelt no se había producido nada igual", rememora Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thomson-Reuters. Y aquello se produjo en 1933. Esto es, en plena Gran Depresión. Setenta y cinco años después, la caída de Lehman dio paso a otra crisis legendaria: la Gran Recesión.

La herida sigue abierta

Es más, a junio de 2011, 1.000 días después, los efectos de su quiebra y de aquella semana aún perduran. La parálisis general posterior a semejante Armagedón financiero provocó una herida tan profunda en la economía real que ésta todavía no la ha curado. "Los shocks financieros que golpearon la economía mundial en septiembre y octubre (de 2008) fueron los peores desde los años 30 y ayudaron a empujarla hacia la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial", admitió Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal.

En Estados Unidos esa huella resulta evidente en dos terrenos fundamentalmente. Por un lado, el empleo. Antes de la quiebra de Lehman, la tasa de paro se encontraba en el 6,1 por ciento; ahora, y tras haber llegado al 10,1 por ciento en octubre de 2009, permanece en torno al 9 por ciento. Y por otro, el sector residencial. Las ventas de viviendas nuevas siguen sin remontar el vuelo y continúan por debajo de las 400.000 al mes -en tasas anualizadas-, cuando su media histórica asciende a 690.000. También se encuentran por debajo de su promedio histórico las ventas de casas de segunda mano.

Pero el estruendo de la caída de Lehman Brothers se oyó en todo el mundo. Y también su efecto destructor, que se propagó por la economía global. Activó, de hecho, un círculo vicioso cuyo movimiento sigue en curso para configurar una crisis perfecta, camaleónica, que se resiste a dar su brazo a torcer.

"El colapso de (Lehman) causó que los mercados interbancarios dejaran de funcionar", afirmó igualmente Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE). Sin el crédito fluyendo entre los bancos por la desconfianza con la que unos miraban a otros, los problemas se trasladaron inmediatamente a la economía real. La recesión se agravó, el paro creció, el consumo se detuvo… y todo ello intensificó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en países como Estados Unidos, Irlanda o España, algo que, a su vez, agravaba todos los problemas anteriores.

Para paliar esos impactos, los Estados dieron un paso al frente. Rescataron bancos, con la consiguiente polémica de socializar las pérdidas cuando antes no se hizo lo mismo con los beneficios, y desempolvaron las recetas del economista británico John Maynard Keynes para intentar estimular la demanda con mayor gasto público. Pero el multiplicador keynesiano, por el que cada nuevo euro introducido en la economía genera más crecimiento, no tuvo el alcance esperado. En parte por la ausencia de confianza; y en parte, también, porque los países no disponían de demasiado margen de actuación. Ni siquiera los Estados pueden estirar el brazo más que la manga. No pueden gastar de forma ilimitada, y los déficits públicos comenzaron a aumentar. Los problemas de pagos del sector privado se trasladaron a la deuda soberana, hasta el punto de que varios países de la zona euro, como Grecia, Irlanda y Portugal, han tenido que recibir dinero porque, de lo contrario, no hubieran podido afrontar sus respectivos compromisos financieros.

Incógnitas abiertas

La cuestión es: ¿acaso no se pudieron predecir estas consecuencias? Y en ese caso, ¿por qué no se evitó la quiebra? Nadie mejor que Bernanke para responder. "Pensaba que si Lehman quebraba las consecuencias para la economía de EEUU serían catastróficas", confesó en septiembre de 2010 ante la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (CICF) convocada por el Congreso estadounidense. Entonces, ¿por qué no se impidió? "Con gran tristeza tuve que admitir que no había otra opción. Simplemente no había manera de salvar a la entidad", reconoció.

Y eso que tanto Richard Dick Fuld, el presidente y consejero delegado de Lehman, como las autoridades norteamericanas, con el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y Bernanke a la cabeza, estuvieron buscando soluciones durante medio año. En concreto, desde que tejieron la compra-rescate de Bear Stearns por parte de J.P. Morgan en marzo de 2008 para evitar la quiebra del primero. En ese mismo momento, Paulson y Bernanke asumieron que podía haber más. Y sabían que el siguiente en la lista era Lehman. También lo sospechaba el mercado. Es más, desde el cierre de 2007 hasta el viernes 12 de septiembre, la cotización del banco se hundió un 94 por ciento, hasta los 3,65 dólares.

En los meses posteriores al salvamento de Bear Stearns, Lehman intentó, por todos los medios y alentado por Paulson, conseguir capital para reforzar su balance. Contactó con uno de los grandes entre los grandes, Warren Buffett, pero el oráculo de Omaha, fiel a su tradicional estilo de inversión, rehusó la invitación de poner dinero en el banco. Exploraron el terreno asiático, concretamente en Corea del Sur, pero las conversaciones tampoco fructificaron.

Mientras, en público, Fuld y su equipo se empeñaban en negar la realidad. Pero su nerviosismo se traslucía en las sucesivas guerras que fue abriendo. Contra el Wall Street Journal por sus informaciones, contra el gestor de hedge funds -fondos de inversión alternativa- David Einhorn, por dudar de la situación financiera de la entidad… Sin embargo, la suerte, mala en esta ocasión, estaba echada. El banco, perdido por la ambición de Fuld y su mano derecha, Joe Gregory, había ido demasiado lejos en sus posiciones inmobiliarias, cegado por el afán de ser más que Goldman Sachs. Y conforme el sector residencial se desinfló y los activos respaldados por hipotecas comenzaron a perder valor y a quedarse incluso sin mercado, por la imposibilidad de fijar un precio, el declive de Lehman resultó imparable.

El epitafio comenzó a escribirse en la noche del domingo 14 de septiembre. "Bueno, supongo que esto es un adiós", reconoció el propio Fuld, según detalla Ross Sorkin, en la última reunión de urgencia del consejo de Lehman, una vez que el Tesoro le confirmó que no quedaba otra salida que la quiebra.

¿Habrá más en el futuro?

A junio de 2011, mil días después, otra de las incógnitas reside en si se han aprendido las lecciones. Por el momento, los reguladores y las autoridades políticas y monetarias han diagnosticado que la banca necesita un nuevo armazón legal, definido en las normas de Basilea III, que refuerza los requisitos de capital exigidos a las entidades. Otra de las lecciones supuestamente aprendidas -y anotadas- la expuso Bernanke ante la CICF. "Como vimos en 2008 y en 2009, las firmas demasiado grandes para caer pueden llegar a ser un gran riesgo para el conjunto de la estabilidad financiera. Si la crisis tiene una única lección, es que el problema del demasiado grande para caer debe ser resuelto". ¿Bastara con eso? Puede que no. "Las lecciones están aprendidas y… olvidadas. Hasta la siguiente ocasión", sentencia lapidariamente Juan Ignacio Crespo.

El origen de la crisis

"En el decenio anterior a la crisis la economía mundial experimentó, si bien con algunos sobresaltos, una etapa de elevado crecimiento, baja inflación, expansión del comercio internacional, y avances en países emergentes, que formó parte de un periodo tan excepcional que se conoce como The Great Moderation. No obstante, había algunas tendencias preocupantes: i) un elevado crecimiento de los precios de los activos inmobiliarios en muchos países, ii) los desequilibrios globales que se manifestaban en los elevados y crecientes déficit de la balanza por cuenta corriente (especialmente, pero no solo, en Estados Unidos), iii) una fuerte expansión del crédito y del apalancamiento financiero y iv) la proliferación de expectativas excesivamente optimistas, incluso en países, como España, con un raquítico crecimiento de la productividad"… Sobre la crisis, los bancos, el gobierno y todo eso… (Fedea – 11/6/11)

A la expansión del crédito contribuyeron la laxitud de las entidades financieras a la hora de conceder préstamos, una regulación y supervisión financiera poco solvente basada en una evaluación de riesgos muy poco fiable y la relajación monetaria de los bancos centrales que mantuvieron unos tipos de interés excesivamente bajos durante mucho tiempo provocando un exceso de liquidez. En este contexto, familias y empresas se endeudaron por encima de sus posibilidades sobre la base de las expectativas excesivamente optimistas. Algunos gobiernos también se dejaron llevar por el optimismo, no quisieron reconocer el carácter excepcional e insostenible de aquella situación y se olvidaron de identificar y de resolver las debilidades estructurales, que, como en el caso de la economía española, eran bastante evidentes.

En otras palabras, aquello era como una fiesta desmadrada, que organizan unos, otros abren la puerta para que entre todo el mundo, otros traen más bebidas y drogas de nuevo diseño, los que pueden avisar a la policía no ponen demasiado entusiasmo y, además, la policía parece despistada y dedicada a otros menesteres. (En esas situaciones, aunque aparezca algún "cenizo" que advierta de que la resaca puede ser monumental, sus advertencias no suelen ser tenidas en cuenta).

Con esta interpretación, en el origen de la crisis hay muchas responsabilidades compartidas y es difícil señalar a un culpable o atribuir sus causas exclusivamente a "una conspiración del poder financiero internacional apoyada por gobiernos corruptos y justificada por economistas vendidos al capital". Si hubo una expansión desmedida del crédito, tuvieron que concurrir tanto factores de demanda como de oferta. Al fin y al cabo, hacen falta dos para bailar el tango.

Las tres fases de la crisis

La crisis se está desarrollando en tres fases. La primera se extiende desde julio de 2007 a septiembre de 2008, cuando se produce el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y la quiebra de las hipotecas subprime, lo que acabó afectando a las entidades financieras más involucradas en el negocio de "originar para distribuir", es decir, constituir hipotecas para venderlas. Los bancos españoles, menos expuestos a los activos "tóxicos" estadounidenses, no sufrieron entonces pérdidas considerables, pero vieron cerrada la principal fuente de financiación con la que sostenían la expansión del crédito en España, el trasvase de ahorro de otros países europeos hacia nuestro país.

La segunda fase comienza el 15 de septiembre de 2008. La quiebra de Lehman Brothers provocó un pánico financiero en los mercados mayoristas de financiación y le dio un carácter sistémico a la crisis, provocando una caída del comercio internacional y de la actividad industrial mundial sin precedentes, que hizo que incluso países en los que no se produjo la "fiesta crediticia" sufrieran una intensa recesión. En los países "festivos", además, el aumento del coste de la financiación y la disminución del consumo y de la inversión provocada por la caída de la riqueza, tras la disminución de los precios de la vivienda y de los activos financieros, intensificó el desplome de la demanda interna. Es entonces cuando, para evitar el colapso de la economía mundial, gobiernos y bancos centrales recurrieron, respectivamente, a políticas fiscales expansivas y a la ampliación, cuantitativa y cualitativa, de medidas extraordinarias de provisión de liquidez que se habían introducido en la primera fase de la crisis.

Estas medidas fueron, en principio, eficaces y a mediados de 2009 comenzó una recuperación económica, al tiempo que la situación en los mercados financieros tendía hacia la normalización. Pero algunos gobiernos siguieron sin reconocer que, aunque la recesión se manifestó con un desplome de la demanda, la crisis tenía su origen en causas estructurales y que añadir deuda pública a la privada no era la solución definitiva.

La tercera fase de la crisis se inicia en abril de 2010. El detonante fue el reconocimiento de que la situación de las finanzas públicas en Grecia era mucho más precaria de lo que se tenía constancia oficialmente. Las mechas de transmisión fueron la elevada interconexión financiera entre los países de la zona del euro y los problemas de gobernanza de la Unión Monetaria Europea. Así, lo que en principio era una grave imprudencia fiscal de un país periférico, se acabó convirtiendo en una crisis de deuda soberana en la zona del euro. Junto con Grecia, Irlanda, que alcanzó un déficit público superior al 30% del PIB en 2010 como resultado de la decisión de su gobierno de garantizar todas las pérdidas bancarias, y Portugal, que no había disfrutado de crecimiento económico durante mucho tiempo y también había acumulado necesidades de financiación elevadas, tuvieron que recurrir a la ayuda financiera internacional.

A mediados de 2011, siguen sin resolverse los problemas de gobernanza de la UEM y existe un riesgo considerable de contagio a más países con elevadas necesidades de financiación. En esta situación es difícil que los gobiernos de los países más afectados puedan obtener recursos financieros para mantener políticas fiscales expansivas.

Cumplidos cuatro años desde el inicio de la crisis. En lo fundamental, los problemas que la causaron siguen sin resolverse. Para hacer frente a los retos planteados, las instituciones internacionales económicas y financieras han comenzado una intensa labor interventora, creando nuevos comités, grupos de trabajo, organismos, etc.. Sin embargo, no se ha avanzado de forma decisiva en la eliminación de las deficiencias de regulación y supervisión financiera. Los nuevos organismos creados para ello (por ejemplo, el European Systemic Risk Board) no tienen un marco operativo preciso. Dedicados a un objetivo tan difuso como la regulación macroprudencial, no está claro si tienen muchos instrumentos pero no objetivos definidos, o si para los objetivos que pretenden alcanzar no disponen de los instrumentos adecuados. Por lo demás, los mayores requisitos de capital impuestos a las entidades financieras y las nuevas normas de Basilea III, diseñadas para eliminar riesgos futuros, aumentarán el coste de la financiación bancaria. Como dicen en México, "soplar y sorber, no puede junto ser".

En cuanto a la resolución de la crisis de deuda soberana en la zona del euro, la estrategia que se está siguiendo es tratar de ayudar a países intervenidos a devolver una deuda que con casi toda certeza no podrán devolver, con el objetivo de comprar algo de tiempo para que, mientras tanto, los demás países sospechosos ajusten sus cuentas públicas, recuperen algo de crecimiento y no resulten totalmente contagiados. El problema es que los actuales gobernantes de alguno de estos países, y los que parece probable que lo sean en el futuro, no demuestran haber entendido cuál es su papel para que esta película no tenga un final aterrador.

Los "unos" (¿demasiado grandes para caer?) y los "otros" (¿demasiado grandes para ser rescatados?)

"Esta crisis nos ha dado la oportunidad de conocer vocabulario muy interesante sobre las finanzas y la economía, uno de esos términos es "too big to fail". Se refiere como todos ya saben a esas empresas que son demasiado grandes para caer si tienen problemas, y que por tanto con toda probabilidad serán rescatadas o apoyadas con fondos públicos si la situación lo requiere. Si bien la definición ha tenido mucho éxito, amenaza con tener mucho más en el futuro ya que se está mostrando como un elemento clave en la nueva regulación financiera"… ¿Hemos perdido la batalla con los "too big to fail"? (El Confidencial – 6/6/11)

Al inversor Carl Icahn se le une ahora Mark Mobius alertando de que ve problemas en el horizonte porque estamos cayendo en los mismos errores que en el pasado. Icahn hace hincapié en la asunción de riesgos y en su localización y control, Mobius se le une con su temor sobre la complejidad de los derivados, todo parece girar en torno al mismo sitio. No son los únicos claro, pero sí los más recientes e importantes. Y es que, ¿ha cambiado algo para que lo que hemos visto no se repita? Parece que no.

Como podrán imaginar todo esto tiene mucho que ver con los "too big to fail", y es que son estas grandes entidades quienes gestionan más riesgos, de forma más compleja y quienes amenazan más seriamente el futuro de la economía moderna si llegasen a caer. Por ello me gustaría presentarles un reciente trabajo del FMI sobre este particular, "The Too-Important-to-Fail Conundrum: Impossible to Ignore and Difficult to Resolve", que trata de analizar esta cuestión.

El informe comienza con una idea lapidaria que mucha gente corroborará, el problema de las entidades financieras demasiado grandes para caer no solo no se ha solucionado con la crisis sino que éstas han salido reforzadas de ella, tienen ahora una posición mucho más beneficiosa por los competidores que se han quedado por el camino, son incluso más complejas y no han frenado su tendencia al riesgo. Golpe fuerte y certero.

¿Cómo hemos llegado aquí? Pues verán, porque "too big to fail" no es un concepto etéreo, es una realidad que se refleja en el día a día y que provoca que poco a poco el poder se vaya concentrando más. Tanto prestamistas como agencias de rating ven más seguras este tipo de entidades porque si hay problemas reciben ayuda, por dicho motivo el mercado no tiene en cuenta el riesgo real lo que se traduce en un mejor y más barato acceso a los fondos por parte de las empresas y a su vez en una mayor expansión. El círculo sigue, porque motivado por esto los accionistas exigen más retornos, los managers cobran por el corto plazo y todo el mundo bendice una mayor asunción de riesgo. Por si fuese poco la crisis ha demostrado no se equivocaban aquellos que veían facilidades por parte de los gobiernos ante las dificultades. ¿Moral hazard? ¿What?

Los datos revelan que los fondos más baratos (gráfico 1) y la concentración de activos tras la crisis a favor de los "bancos sistémicos" (gráfico 2) son reales. Por si fuera poco gracias a las dificultades financieras estas entidades disfrutan aún de mayor facilidad para captar fondos con respecto a la competencia, con lo que los incentivos para ser un "too big to fail" más complejo, con más riesgo y más peligroso aumentan, ya que ¡así seguirán recibiendo la recompensa que han recibo hasta ahora! Viendo lo que estamos viendo, ¿qué incentivos tienen los "bancos sistémicos" para no arriesgar al máximo y provocar otra crisis por las subprime o por cualquier otra causa por ejemplo los derivados? ¿Será esto a lo que se refieren Icahn y Mobius?

edu.red

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Este problema es aún mayor cuanto más interconectado está el mundo y más globalización financiera existe, algo que los reguladores y supervisores no han tenido en cuenta, por lo que dejando las cosas como están no sólo no irán bien sino que nos arriesgamos a que vayan peor. ¿Qué soluciones existen para evitarlo? El FMI propone varias.

Se remarca que si bien la fortaleza del balance es importante, lo es aún mucho más localizar los riesgos, tratar de penalizarlos en la medida de lo posible y entender por qué se asumen yendo a la raíz de la cuestión. Para ello es imprescindible una supervisión y regulación competente, estricta y con medios, que establezcan las medidas correctas y garanticen la trasparencia y los requerimientos necesarios a cumplir por las entidades financieras prestando especial atención a los vehículos "off balance sheet" y mercados OTC.

El capital es un arma de doble vertiente, debe ser suficiente para garantizar la solvencia como es lógico, pero también debe tener muy en cuenta los riesgos, incrementando la cantidad necesaria en forma de penalización. Además se deben obstaculizar los comportamientos "pro-cíclicos" en donde los requerimientos anteriores podrían ser una opción, o bien estableciendo "tasas" para compensar las caídas.

Importante: la liquidez. Debe controlarse para reducir el apalancamiento, la dependencia de financiación mayorista a corto plazo y sobre todo el "maturity mismatch". O lo que es lo mismo, evitar técnicas muy agresivas como endeudarse excesivamente a corto plazo financiando a su vez un período demasiado largo.

También muy importante: "resolution regimes". ¿Qué es esto? Una opción entre el bailout y la quiebra, ni tan costoso como lo primero ni tan dañino como lo segundo. Se trata de establecer unas condiciones claras para considerar que una entidad financiera está en problemas, tomando el control y actuando antes de que se extienda al resto del sistema y aprovechando que la "enfermedad" aún está germinando y hay margen de maniobra. Este tipo de planes ya se están estableciendo en muchos países y seguramente estamos solo ante el principio.

No se descarta una nueva "Glass-Steagall" ni consideran descabellada la "Volcker Rule" de escindir las mesas de "propietary trading". Y en última instancia, si con lo anterior no se consiguen los objetivos buscados se menciona incluso la limitación del tamaño, del crecimiento, la venta de activos o la división de bancos. Puede parecer radical, pero supongo que el FMI cree que si no actuamos lo que hemos visto hasta hoy será simplemente el principio, solo hay que ver lo que está pasando actualmente con la "reedición" de comportamientos pasados.

Claro que todo ello no es fácil de implementar de forma certera y el propio organismo internacional admite que harán falta muchos años. Si funcionase y en el futuro crecer y tener beneficios fuese mucho más complicado tendríamos un fuerte incentivo para arriesgar lo máximo posible actualmente y "aprovechar mientras se pueda". Claro que si hasta el día de hoy las cosas no han cambiado, ¿lo harán en el futuro? Soros en el artículo "Time to Fix the Euro" criticaba las fallas estructurales de la Eurozona, pero también advertía que sería necesario un ente supranacional bancario porque a nivel nacional un "too big to fail" es inmanejable. Es posible que por lo difícil que es controlar las transacciones "cross-border" y sus riesgos caminemos hacia ahí pero, ¿y cuando sean "too big to fail" dentro de la Eurozona u otros entes mayores? O manejamos los riesgos o ellos nos manejarán a nosotros, en ese caso habremos perdido la batalla.

No comment (I): lecturas recomendadas (el que quiera entender que entienda)

– Diez razones por las que EEUU está condenado a repetir la crisis de 2008 (The Wall Street Journal – 25/7/11)

(Por Brett Arends – MarketWatch)

Boston.- La última crisis financiera no terminó, pero ya podríamos empezar a prepararnos para la próxima.

Lamento ser pesimista, pero está a la vista.

¿Por qué? Aquí tiene diez razones.

1. De la última crisis, estamos aprendiendo las lecciones equivocadas. La burbuja inmobiliaria, ¿en realidad fue causada por Fannie Mae, Freddie Mac, la Ley de Reinversión en la Comunidad, Barney Frank, Bill Clinton, los "liberales", y así sucesivamente? Eso es lo que ahora alega un creciente ejército de personas. Sólo hay un problema. Si es así, ¿cómo es entonces que también hubo una gigantesca burbuja inmobiliaria en España? ¿Y qué decir acerca de las enormes burbujas inmobiliarias en Irlanda, el Reino Unido y Australia? ¿Todo lo provocó Barney Frank? ¿Y las burbujas por toda Europa del Este y otras regiones? Me reiría, pero decenas de millones de personas son engañadas por este artificio que es promovido con el propósito de cubrir a los verdaderos culpables para que puedan escapar. Y está funcionando.

2. Nadie fue castigado. Ejecutivos como Dick Fuld, de Lehman Brothers, y Angelo Mozilo, de Countrywide, junto con muchos otros, se llevaron cientos de millones de dólares en efectivo antes de que el barco se estrellara contra las rocas. Prestamistas depredadores y deshonestos prestamistas hipotecarios hicieron millones de dólares en ganancias ilícitas. Sin embargo, no están en la cárcel. Ni siquiera son sometidos a un proceso penal. Salieron impunes. Como regla general, cuanto peor se haya comportado uno entre 2000 y 2008, mejor ha sido tratado. Y por eso volverán a hacerlo. Está garantizado.

3. Los incentivos siguen siendo deshonestos. La gente ajena al mundo de las finanzas -desde respetados analistas políticos como George Will hasta la gente común- todavía no puede entenderlo. Las reglas de Wall Street no son las mismas que en el resto de la sociedad. El tipo que maneja un banco en Wall Street no está expuesto la misma ecuación de "riesgo/recompensa" que, digamos, un tipo que maneja una tintorería. Tomemos todas nuestras imágenes mentales de la empresa de libre mercado estadounidense y pongámoslas a un lado. Esto es totalmente diferente. Para la gente de Wall Street, si sale cara, ganan, y si sale ceca, vuelven a tirar. Gracias a las acciones restringidas, las opciones, el juego de las bonificaciones, la titularización, estructuras de comisiones, transacciones con información privilegiada, ser "demasiado grande para quebrar" y la responsabilidad limitada, se les paga para comportarse de forma imprudente y pierden poco -o nada- si las cosas salen mal.

4. Los árbitros son corruptos. Se supone que tenemos un sistema de libre empresa amparado en la ley. Con un único problema: los jugadores pueden sobornar a los árbitros. Imaginemos que eso ocurriera en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés). Los bancos y otros sectores colman de enormes cantidades de dinero al Congreso, los presidentes y todo el establishment de ayudantes, asesores y parásitos de Washington. Lo hacen a través de contribuciones de campaña. Lo hacen a través de US$ 500.000 en honorarios por conferencias y privilegios en una mesa de directorio a la hora del retiro. Y lo hacen gastando fortunas en grupos de lobby así uno sabe que si se portan bien cuando están en el gobierno, también pueden obtener un trabajo de US$ 500.000 al año como cabildero al jubilarse. ¿Qué tan grandes son los sobornos? El sector financiero gastó US$ 474 millones sólo en lobby el año pasado, según el Center for Responsive Politics (una organización independiente y sin fines de lucro con sede en Washington DC).

5. Las acciones se han disparado otra vez. El índice de Standard & Poor's 500 se duplicó desde los mínimos de marzo de 2009. ¿No es una buena noticia? Bueno, sí, hasta cierto punto. Porque es cierto que en gran parte se debe al deterioro del dólar (cuando el dólar baja, Wall Street sube, y viceversa). Y nos olvidamos de que hubo enormes alzas en Wall Street en el marco de los mercados bajistas de las décadas de 1930 y 1970, al igual que en Japón en la de 1990. Sin embargo, el auge del mercado, dirigido en especial hacia las acciones más riesgosas y de peor calidad, aumenta los riesgos. Deja a los inversionistas menor margen para las sorpresas positivas y mucho más lugar a la decepción. Y las acciones no son baratas. La rentabilidad por dividendo en el S&P es sólo de 2%. De acuerdo con una medición de largo plazo -"la teoría de la q de Tobin", que compara los precios de las acciones con el costo de reposición de activos de la empresa- las acciones están ahora cerca de 70% por encima del promedio de las valoraciones. Además, en EEUU tenemos el envejecimiento de la población del "baby boom" de posguerra, que todavía tienen muchas acciones y que van a venderlas a medida que se acerquen a la jubilación.

6. La bomba de tiempo de los derivados es más grande que nunca, y en cuenta regresiva. Justo antes del colapso de Lehman, en lo que ahora llamamos el punto más alto de la última burbuja, las empresas de Wall Street llevaban riesgosos derivados financieros en sus libros, por un valor astronómico de US$ 183 billones (millones de millones). Eso representaba 13 veces el tamaño de la economía de Estados Unidos. Si suena una locura, lo era. Desde entonces, hemos tenido cuatro años de pánico, una presunta reforma y el retorno a la sobriedad financiera. Ahora bien, ¿a cuánto asciende cifra ahora? Unos US$ 248 billones. En serio. Ah, los buenos tiempos.

7. El antiguo régimen está al mando. Me tengo que reír cada vez que escucho a los republicanos despotricar porque Obama es "liberal" o "socialista" o comunista. ¿Están bromeando? Obama es un Bush. Un poco más parecido al más viejo que al más joven. Pero veamos quiénes siguen manejando la economía: Bernanke. Geithner. Summers. Goldman Sachs. J.P. Morgan Chase. Hemos tenido al mismo establishment a cargo desde al menos 1987, cuando Paul Volcker se retiró como presidente de la Reserva Federal. ¿Cambio? ¿Qué "cambio"? (E incluso lo poco que teníamos era demasiado para Wall Street, que en 2010 se compró un Congreso nuevo y más obediente).

8. Ben Bernanke no entiende su trabajo. El presidente de la Reserva Federal hizo una asombrosa admisión en su primera conferencia de prensa. Citó el auge del índice Russell 2000 de acciones riesgosas con pequeña capitalización como una señal de que el "relajamiento cuantitativo" había funcionado. La Reserva Federal tiene por ley un doble mandato: bajar la inflación y bajar el desempleo. Ahora, al parecer, tiene una tercera obligación: impulsar la cotización de las acciones de Wall Street. Esto es una locura. Se termina bien, me sorprenderé.

9. Estamos apalancando como locos. ¿Busca de una "burbuja crediticia"? Ya estamos en ella. Todo el mundo sabe acerca de la disparatada deuda federal, y del riesgo de que el Congreso no eleve el techo de la deuda. Pero eso es sólo una parte de la historia. Las corporaciones de EEUU han tomado prestado US$ 513.000 millones en el primer trimestre. Están pidiendo el doble de préstamos que a fines del año pasado, cuando la deuda corporativa ya estaba en alza. Los ahorristas, desesperados por obtener ingresos, van a comprar casi cualquier tipo de bono. No sorprende que los rendimientos de los bonos de alto rendimiento se hayan derrumbado. Basta de hablar acerca de que hay "efectivo en los balances". Las corporaciones estadounidenses no financieras en general están profundamente endeudadas, en el orden de los US$ 7,3 billones. Eso es un nivel récord, y un aumento de 24% en los últimos cinco años. Y cuando se suman deudas de los hogares, la deuda pública y las deudas del sector financiero, el nivel de deuda alcanza al menos los US$ 50 billones. Más apalancamiento implica más riesgo. Es algo que está en la primera página de los manuales de economía.

10. Las sobras de la economía real en el tanque. La segunda ronda de relajamiento cuantitativo no ha conseguido nada notable a excepción de bajar el tipo de cambio. El desempleo es mucho, mucho más alto que lo que dicen las cifras oficiales (por ejemplo, incluso la letra chica del Departamento de Trabajo de EEUU admite que uno de cada cuatro hombres de mediana edad carece de empleo a tiempo completo, lo que es asombroso). Nuestro déficit de cuenta corriente es de US$ 120.000 millones al año (y no se ha registrado superávit desde 1990). Los precios inmobiliarios están en caída, sin recuperarse. Los salarios reales están estancados. Sí, la productividad aumenta. Pero eso, irónicamente, también ayuda a reducir el empleo.

Seguro que sabe lo que dijo George Santayana (filósofo español-estadounidense) sobre las personas que olvidan el pasado. Pero somos incluso aún más tontos. Estamos condenados a repetir el pasado no porque lo hayamos olvidado, sino porque nunca hemos aprendido las lecciones.

– El gran robo bancario (Project Syndicate – 2/9/11)

(Por Nassim Nicholas Taleb and Mark Spitznagel)

Nueva York.- Para la economía americana -y para muchas otras economías desarrolladas-, el elefante en la habitación es la cantidad de dinero entregado a los banqueros en los cinco últimos años. En los Estados Unidos, la suma asciende a la asombrosa cifra de 2,2 billones de dólares en el caso de los bancos registrados en la Comisión del Mercado de Valores de los EEUU. Si la extrapolamos al próximo decenio, la cifra se acercaría a los cinco billones de dólares, una cantidad muchísimo mayor que lo que el Gobierno del Presidente Barak Obama y sus oponentes republicanos parecen dispuestos a reducir de los próximos déficits gubernamentales.

Esos cinco billones de dólares no son dinero invertido en la construcción de carreteras, escuelas y otros proyectos a largo plazo, sino que se transfieren directamente de la economía americana a las cuentas personales de ejecutivos y empleados de bancos. Semejantes transferencias representan para todos los demás el impuesto más artero que imaginarse pueda. Parece de lo más inicuo que los banqueros, después de haber contribuido a causar los problemas económicos y financieros actuales, sean la única clase que no está padeciendo sus consecuencias… y en muchos casos se está beneficiando, en realidad.

Los megabancos principales resultan desconcertantes en muchos sentidos. (Ya) no es un secreto que han funcionado hasta ahora como grandes y complejos planes de remuneración, que han ocultado las probabilidades de acontecimientos imprevistos que representan poco riesgo, pero tienen grandes repercusiones, y se han beneficiado del parapeto gratuito de las garantías públicas implícitas. Se ve claramente que a un apalancamiento excesivo y no a sus aptitudes es a lo que se deben sus beneficios resultantes, que después recaen desproporcionadamente en los empleados, y sus pérdidas, a veces en gran escala, que recaen sobre los accionistas y los contribuyentes.

Dicho de otro modo, los bancos corren riesgos, reciben los beneficios y después transfieren las pérdidas a los accionistas, los contribuyentes e incluso los jubilados. Para rescatar el sistema bancario, la Reserva Federal, por ejemplo, bajó los tipos de interés hasta unos niveles artificialmente bajos; como se ha sabido recientemente, también ha concedido préstamos secretos de 1,2 billones de dólares a los bancos. El efecto principal hasta ahora ha sido el de ayudar a los banqueros a conseguir primas (en lugar de atraer a prestatarios) ocultando los riesgos.

Los contribuyentes acaban pagando dichos riesgos, como también los jubilados y otros que dependen de los réditos de sus ahorros. Además, las políticas de bajos tipos de interés transfieren el riesgo de la inflación a todos los ahorradores y a las generaciones futuras. Así, pues, tal vez el mayor insulto a los contribuyentes es el de que el año pasado la remuneración de los banqueros volviera a alcanzar el nivel del período anterior a la crisis.

Naturalmente, antes de que los gobiernos los rescataran, los bancos nunca habían repartido dividendos en su historia, suponiendo que sus activos estuvieran ajustados al valor del mercado. Tampoco es de esperar que lo hagan a largo plazo, pues su modelo de negocio sigue siendo idéntico al que era antes, con modificaciones sólo cosméticas en relación con los riesgos inherentes a las transacciones.

De modo que los datos están claros, pero, como contribuyentes individuales, estamos indefensos, porque, dadas las medidas concertadas de los grupos de presión o –peor aún– de las autoridades económicas, no controlamos los resultados. Nuestras subvenciones para los directores y ejecutivos de los bancos son completamente involuntarias.

Pero la perplejidad resultante representa un elefante aún mayor. ¿Por qué un gerente de inversiones compra los valores de bancos que pagan porciones muy grandes de sus ganancias a sus empleados?

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